Infancia, motricidad y psique - Fernando Montoya

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El esquema corporal en la infancia
El cuerpo es importante porque en la educación activa, cuando el niño participa no sólo lo hace intelectualmente, también corporalmente. El cuerpo es un instrumento de expresión con el que se puede experimentar.
Las sensaciones recibidas desde el exterior (tacto, visión, etc.) o desde el interior (dolor muscular, funcionamiento de los órganos, etc) nos dan una idea de cómo es nuestro cuerpo. Y cuando todas estas impresiones se unifican surge el esquema corporal, que sería la imagen de nuestro propio cuerpo. 
Los objetos con los que nos relacionamos con cualquiera de nuestros sentidos están referidos a nuestro propio cuerpo, y orientados en el espacio respecto de él, es decir que nuestras relaciones con el exterior parten del punto de vista de nuestro propio cuerpo. Entonces si la imagen que tenemos de nuestro cuerpo es defectuosa, también lo serán las relaciones que hagamos con el mundo que nos rodea. 
Un camino para la integración del esquema corporal es la sensibilidad, es decir lo que captamos con nuestros músculos, articulaciones, etc. Y también lo que sentimos en el interior de nuestro cuerpo, nuestros órganos. También, otro camino para la integración del esquema corporal, es el de desplazamiento, de una parte del cuerpo o de todo el cuerpo. Por ejemplo cuando el niño realiza un movimiento en el espacio y donde se tiene noción de distancias y direcciones. 
En cuanto a las etapas de la estructuración del esquema corporal, tenemos que durante los dos primeros años el niño delimita su propio cuerpo de los objetos. Desde la postura fetal donde no mantiene en tensión ninguna parte del cuerpo, hasta alcanzar a sostener la cabeza, hombros, brazos, manos, y poder gatear, voltear, ponerse en pie y por último andar. Para esto, los primeros movimientos del niño son bilaterales, no diferencian ni aíslan un lado del cuerpo del otro. 
Después, tenemos que hasta los 4 años los elementos motores y cinestésicos prevalecen sobre los visuales y topográficos, o sea lo relacionado al terreno. Después, de los 5 a los 7 años, ocurre la progresiva integración del cuerpo que se dirige a la representación y consciencia del propio cuerpo. Posteriormente, se perfila la toma de conciencia de las distintas partes del cuerpo. El niño puede localizar el desplazamiento de partes de su cuerpo y esto va a llevar a controlarlas.
Al final de estas etapas el niño tiene en primer lugar una estructuración perceptiva, es decir que conoce y percibe su propio cuerpo, que sería la estructuración de su esquema corporal. También, tiene percepción temporal y orientación en el espacio, que sería la estructuración espacio temporal. También, tendrá un ajuste postural. lo que se refiere a factores de flexibilidad de las articulaciones para mantener la postura y guardar el equilibrio. Y por último, el ajuste motor, que hace referencia a la habilidad manual y la coordinación motriz. 
Es importante respetar esta clasificación, puesto que se trata de un orden lógico del conocimiento del cuerpo que deberá ser transmitido al niño. Hay que tener en cuenta el nivel de adquisición conseguido para la planeación de nuevos conocimientos. 
El conocimiento del cuerpo debe de ser vivido pero junto a esto, también debe haber una comunicación verbal, y con estos dos elementos conseguiríamos una imagen mental para la expresión simbólica del cuerpo. 
Y si el niño va a experimentar, es necesario que tenga los medios. Se habla de que es mejor que sea de forma desnuda, aunque esto lógicamente traería problemas. 
Así, el niño vivirá sensaciones con objetos como el agua la arena o la pintura, así como con el espejo para poder observar su cuerpo. También se podrá relacionar con el cuerpo del compañero, con muñecos o con materiales moldeables. Y ya con estos estadios superados, podrá expresar gráficamente el cuerpo.
Por último tenemos la actitud del adulto, que es muy importante si se tiene en consideración que el soporte de todos los conocimientos es el afecto.