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de una feminidad que no sea infalible - Diame Sosa (1)

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De una feminidad que no sea infalible
¿QUE DICEN LAS NEUROSIS SOBRE LO FEMENINO? Mascarada y posición de objeto
“En el caso de la obsesión, la inquietud acerca de la feminidad se resuelve a través de un parteniere idealizado o degradado” (Freud, degradación del objeto).
Mujer como otro absoluto: no sabe que quiere, como se rige, ni como goza, ya que tiene el falo como apoyo. A diferencia del hombre que se rige por la lógica fálica que depende de la erección y eyaculación como satisfacción. La mujer no se rige solo por lo fálico como si lo está como el hombre, por lo tanto se encuentra como diferencia, es decir, en alteridad con la lógica fálica. Es por eso que el hombre la intenta abordar entre los polos de “degradada” o “idealizada”, pero esto no quiere decir que ella se ubique en estos lugares, es decir, ella inconsciente se ubica en un lugar diferente. “La exterioridad inalienable de ese objeto ideal que es la mujer pura”.
“La histeria se introduce en la cuestión de lo femenino de un modo intrínseco, a través de la suposición de deseo y de un saber sobre el goce en la otra mujer” (el deseo histérico siempre tiene a otra mujer en el escenario “le miraste a ella”), esa otra mujer a la que se le supone un saber, es con quien se mide la histérica. A aquella otra mujer a la que se le supone un saber sobre ese goce del sobre la misma. 
La posición de la mujer en la pregunta ¿Qué quiere una mujer? Es una posición histérica, en cambio la mujer que ya sabe lo que quiere, se ubica en una posición femenina.
La frigidez: (Lacan) “supone toda la estructura inconsciente que determina la neurosis”. Ésta no dependerá de la voluntad de la que sufra, ni tampoco es trabajo de la sexología. “Esta posición se conmueve por una coordenada que actué sobre su particularidad defensiva, es decir, solo el análisis mediante la transferencia”
La frigidez se encuentra en una relacion específica, neurótica, con el goce, al punto de que va más allá de los tipos clínicos para nombrar una actitud estructural respecto al deseo. El deseo no es una cuestión yoica, la frigidez no es propia de la histeria (sino que tambien puede ser por parte de una neurosis, psicosis y perversiones). Tiene que ver con la relación de la mujer con su deseo y con su cuerpo (el deseo no va de la mano con la voluntad conciente).
La neurosis obsesiva, ¿femenina?
No importará qué desea sino cómo desea. Va a importar la imposibilidad del deseo, detenida frente a la defensa obsesiva (importará aquella presentación del deseo ante esa defensa), o en la histeria la defensa será ante “la insatisfacción misma que es la satisfacción del deseo” (deseo de deseo, deseo de falta). La defensa obsesiva del deseo hará que no se posibilite el acto, imposibilitando el circuito de su ejecución (por la duda o el temor del qué pasará, la no elección en la neurosis obsesiva, como síntoma de la duda como irresolución).
· La posición neurótica por excelencia consiste en retroceder ante el deseo, defenderse de su ejecución, o en producir deseos insatisfechos (desde la falta) a través de condiciones precisas. En el caso de la histeria a través de la privación y en el caso de la obsesión a través de la condición imposible.
¿De qué manera la obsesión se encuentra referida a lo femenino, y cuál es la particularidad que tiene la obsesión en las mujeres? (Lacan) Caso clínico:
Una mujer de 50 años, con buena salud, madre de 2 hijos. Viene con una serie de fenómenos obsesivos en común (obsesión de haber contraído sífilis), ve en ello no sé qué interdicto que pesa sobre el matrimonio de sus hijos.
El punto crucial de la observación se encuentra en el reproche que la mujer realiza a su analista, dado que por asistir a entrevistas no puede comprarse zapatos. La mujer dice “cuando voy bien vestida, cuando llevo zapatos bonitos, los hombres me desean y he aquí a otros que van a quedarse con las ganas. Me alegra imaginarme que puedan sufrir por ello”.
Lacan plantea en esta cuestión el deseo de ser el falo del otro. Ella supone una mascarada femenina con sus zapatos, y ella es “lo que le falta a los otros”. Se trata de la lógica fálica.
· Lógica fálica: tener el falo o ser el falo. La mujer de los zapatos, ser lo que al otro le falta. Hace de su feminidad, una máscara, de su objeto, un deseo, el deseo del otro. 
(Lacan) “La razón de su agresividad con respecto a su marido en cuanto hombre es que considera que él es el falo, y en cuanto tal, es su rival”.
Volviendo al caso, desde el análisis; el problema de la mujer no viene desde la obsesión de que le sacarán a su hijo por su matrimonio con otra mujer (Bouvet). Sino que hay una confrontación obsesiva con el Otro, hay una disputa narcisista con su marido, una agresividad con él, compitiendo, por quien tiene el falo y quien es el falo, ya que el marido causa su deseo. Esto a la mujer, no se le presenta a nivel conciente, sino que es procesado a nivel inconsciente; a la mujer lo que se le impone ante lo que implica su deseo como mujer, es la defensa obsesiva de tener sífilis que le “va a pasar algo”; ella no puede tener sexo con su marido porque “le va a contagiar”, de que ella “está enferma”.
El deseo que esta por detrás de esta defensa obsesiva: quien es el falo, quien lo tiene, lo que genera en el otro a partir del deseo. Se podría decir que se habla de una “disputa narcisista” ya que ninguno de los dos admite que le falta algo y que eso lo debe buscar en el otro.
· La obsesión neurótica de la mujer, es la manifestación de la defensa obsesiva, que se relaciona con el deseo de la lógica fálica, y lo que se genera en el otro ese deseo.
Lacan busca localizar de qué modo su competencia con su marido se realiza con su propia Imagen especular desdoblada, ella está compitiendo con ella misma.
· “La imagen especular doblada”: compite con ella misma, porque es lo que ella suponer lo que el otro hace desear en su marido (que capaz el marido no le da importancia), pero es ella misma la que supone eso. Como es algo que no lo sabe de manera conciente, aparecen las obsesiones, las ideas que se le imponen, de que se va a contagiar, de que sus zapatos causa el deseo en los hombres, etc.
(Supone en el otro, que es causar el deseo, suponiéndole al marido la cuestión fálica, es ella misma la que proyecta eso en Otro, en su marido, es una competencia con ella misma), por más que ubique al Otro en su fantasía, en lo que le pasa, etc. 
· La mujer se ubica (ella sola) en el deseo de otros hombres que “deseen estar con ella por sus zapatos” para justificar su falta en el deseo del Otro, su marido. Posicionándose como el falo que le falta al otro.
El deseo de generar algo en otros, es deseo histérico por excelencia, pero a este deseo se le impone la defensa obsesiva, que por lo tanto hace de esto, la neurosis obsesiva. El deseo de todas las neurosis es el deseo histérico, deseo de falta, deseo de deseo, solo que hay defensas que cambian.
La mujer que existe para la histérica.
La histeria tambien tiene su versión de lo femenino. Caso clínico:
Mujer de 25 años que en una ocasión de asistir con su novio a una despedida de solteros de una pareja de amigos, noto, a partir del chiste de una amiga, que aquel estaba mirando a una bailarina. De regreso a casa, se desato una violenta escena de celos de su parte, y que solo se detuvo cuando su novio le dijo “es ridículo que vos, que sos mi mujer, te compares con cualquier minita”.
El reproche se formuló en el momento de que la mujer estaba abocada a un proyecto de realización personal, y por esto le prestaba menor atención a su pareja. Detrás de los celos, se encontraba “la culpa”, como reproche por lo que “no daba” como mujer.
Esta referencia sanciona la diferencia entre la herida narcisista y la división subjetiva, en la medida en que sentirse “dejada de lado” (su acusación al novio) era una forma de evitar la pregunta por su acto.
Es decir, en vez de que ella se pregunte por lo que ella “no daba” a su novio por estar ocupada por otras cosas, abajo están los celos.
· Respuesta de los celos: (Freud) generalmente o la mayoríade las veces, tiene que ver con el autorreproche. La angustia de la mujer es el sentir culpa porque ella no le da al hombre lo que le daba antes, abocada ahora en un nuevo proyecto. Solo que la pregunta ésta no aparece, sino que se oculta atrás de los celos.
· La mujer se compara con otra mujer, con la cual compite. Esto hace que la mujer se encuentre del lado de la otra mujer (suposición histérica, de que el deseo del hombre se encuentra dirigido a la otra mujer). 
Caso clínico.
Mujer que relata sentirse acosada por la idea de que su marido la engaña. El comienzo de estos pensamientos fue en un viaje a la playa en que, cuando él iba a sacarle una fotografía, le pareció ver que el marido miraba a otra mujer. Desde entonces, todo el tiempo se pregunta en qué piensa él cuando está con ella en la intimidad, y no puede evitar sentir rechazo cada vez que la reclama sexualmente. Por ejemplo, si está en la cocina luego de que el regresa de la calle, y pretende abordarla, ella pone distancia, demandando un signo de amor que le demuestre que se trata de una condición de deseo y no algo que juega meramente en el campo del goce.
Ella busca que el la ubique como su mujer y que de ahí pase algo del lado del goce. Ella estaba gozando en ese momento de rechazar al marido y no tener sexo con él, algo que estaba complicando a la pareja. Gozando la denegación de tener relaciones sexuales (defensa falica: asco ante el deseo del Otro).
Caso clínico. Esclarece la pregnancia entre la prueba de amor y el carácter absoluto de la suposición del ser femenino.
Una muchacha que se presenta por el anuncio de haber terminado la relacion con su novio, porque “el hacia la suya”. Ella respondía desde una pretencion excesiva. En definitiva esta nueva versión de una “puesta a prueba del parteniere” apuntaba a la expectativa de un “héroe” que estuviese a la altura de su temor de amar, es decir, facilitar una entrega que pudiese no estar asegurada. 
Las fantasías de infidelidad, eran el correlato de esta vacilación subjetiva. La mujer tenía grandes pretensiones de amor, y a la vez suponía que su novio la engañaba y por eso el novio nunca estaba a la altura de las altas expectativas que tenía la mujer.
Una consideración acerca de la relacion de la histérica con la madre (otra versión de lo femenino): (un caso) mujer que durante meses sostuvo una queja sufrida respecto de la vida de su madre, cuya devoción religiosa le había acarreado un descuido de sus propios intereses. 
Esta queja se sostenía por el reproche de la transmisión imposible de un ser femenino que derivo en las asociaciones hacia aquello que servía a los fines de sustituir una versión de “La mujer” que la histérica hacia existir con su síntoma: compulsión por la comida y cierta satisfacción con la que encontraba tranquilidad cuando se sentía nerviosa; al sentirse colmada, descansaba y lograba una conformidad infantil que asociativamente condujo al recuerdo de un chupeteo temprano, y en la adolescencia, al descubrimiento de ese otro objeto oral del deseo que fueron los libros.
Demanda a la madre quedando en segundo lugar ella, por las actividades religiosas de su madre, pero por decisión de la madre por algo que le gusta y porque era reconocida en su parroquia. Esto hizo a su recuerdo temprano del chupeteo y el desplazamiento que tuvo eso hacia algo para ella, corriendo la cuestión de la maternidad, en la adolescencia, los libros.
¿Qué enseña la histérica acerca de la feminidad?
Discurso de la histérica: a partir de la queja sobre otro. En posición de reclamarle al otro lo que no le da, lo que ella quiere, y lo que no tiene. La histérica amplifica el desconocimiento yoico a partir del cual se proyecta en el reproche, imputa al Otro aquello que bien podría corresponderle. 
“la rectificación subjetiva no se corresponde con una llamada al orden de “hacerse cargo”, sino con la determinación de la posición en que la histérica divide entre víctima y cómplice” se trata de algo yoico, no tiene que ver con “hacerse cargo” en el sentido de que el yo sienta culpa, ya que la función del deseo no viene del yo, por lo tanto no se le puede otorgar responsabilidad al mismo. La función del deseo (inconsciente) se manifiesta en el yo ya que el yo lo padece.
“El analista se dirige a la pregunta por el sexo, o por la posición sexuada, por la relacion con el Otro sexo que, tanto para el hombre como para la mujer, es… la mujer”.
· Sobre la “alteridad de la mujer”: Para la misma mujer, a nivel inconsciente, el otro sexo no es el hombre. Ella se enmascara del falo para el otro. La feminidad no se conoce ni para ella misma ya que la feminidad va más allá del falo.
Lo interesante en la perspectiva analítica es el recurso necesario de la “histerización”: histerización ya que cuando alguien viene al tratamiento hay que hacer que se queje de algo para poder correrlo de esa queja, diciendo algo que lo conmueva. Entonces hacer que la histerización introduzca la pregunta por lo femenino en el ser mismo de la obsesión. 
· Lacan utiliza este caso para ubicar el carácter del “ego sintónico” del síntoma: La defensa obsesiva, es ego-sintónica ya que no le causa preguntas al yo, a la persona le resulta lo común, no le parece extraño sino que es lo normal. (Se volverá ego-histónico cuando si cause preguntas al yo).
El obsesivo se la pasa pensando si hace o no hace (disimetría entre el fantasma-fantasía inconsciente reprimida en Freud- y el acto) teniendo como efecto defensivo el cálculo constante e imposible del “momento oportuno”, mientras que la histérica, su actitud se formula con los términos de la denuncia del tiempo del Otro (por exceso u omisión) pensará en que si es muy temprano o es muy tarde como justificación a que “no es el momento” de lo que le salió mal (es decir, luego de lo que hizo).
El objeto del deseo fálico y la tentación femenina.
La coquetería: juego de tentar y ocultar, tentar y sustraerse, de presencia y ausencia. En Lacan “Dar lo que no se tiene” el amor es algo propiamente femenino, en la medida en que se da la falta y el recurso de la mujer para suprimir esa carencia, con la identificación del falo (de lo que le falta al Otro) a través de la mascarada. 
El amor feminiza tanto al hombre como a la mujer ya que amar implica tener en cuenta a la falta (castración). El amor parte de la falta, de la castración. Ante esa falta la mujer se va a enmascarar ante el deseo del otro, lo que quiere decir que detrás de la mascarada, es la falta que esta detrás, lo que no está. Esto es feminizarse (el qué hacer con la falta).
· El amor da cuenta de falta.
Condición de amor del hombre: la mujer como objeto que causa el deseo en el fantasma. Cuando un hombre desea a la mujer, la ubica en el lugar de la fantasía, donde se ubica su deseo. En el fantasma la mujer está en el lugar de objeto que causa el deseo para el hombre.
· Observaciones del Seminario 10 de Lacan: distinción entre una falta reductible al significante y sustituible a la castración (-p) y la función del agujero como causa que denota la acción estructural de lo simbólico en el viviente (castración primordial. Agujero que proviene de aquella satisfacción “plena”)
· El Otro: como la falta reductible del significante. El lenguaje.
El amor es una forma de defensa de la angustia a través del deseo. Nos defendemos de la angustia ubicando a la persona en aquellos huecos de falta del deseo.
Una cosa es cuando el significante no se significa en si mismo, y otra cosa es la mortificación ya que el cuerpo se mortifica o adquiere sus límites por efectos del significante (efecto del significante sobre la cosa). 
· La falta estructural irreductible es el agujero del inconsciente, el límite de lo analizable, la falta que inaugura la lógica del deseo. Hiancia (objeto-falta) fantasmática: agujero de la fantasía. 
(Freud: el hombre debe degradar a la mujer) cuando la degrada, la ubica inconscientemente como aquel objeto que causa el deseo. El otro con mayúscula 🡪 el lenguaje. Lo único que se conoce del Otro es el objeto.
La mujer y su vínculo con el deseo:la relacion de la mujer al falo tiene otras posibilidades, tiene un acceso más allá del falo (más allá del significante y del goce del órgano), ya que no depende de un cuerpo biológico. En el hombre está más fijado a la castración, que se juega en menos.
· En consecuencia, el –q (menos “pi”-castración), está en el centro del deseo del hombre. El ansia de si va a poder seducir, si tendrá éxito en esto o no. A diferencia de la dimensión femenina que va mucho más allá de eso. El orgasmo tanto femenino como el masculino tiene más que ver con el goce fálico.
El hombre: condicionado por la falta. El falo como la limitación que le impone al hombre su relacion con el deseo.
Desear al Otro nunca es más que desear “a”, que aíza al Otro. El Otro como el lenguaje (alteridad), el inconsciente (discurso del Otro). Si uno tiene un lapsus, es hablado por el Otro. Lo único a lo que tenemos acceso al Otro, es al objeto a. Estamos castrados por el lenguaje, pero no tenemos acceso al otro aunque hagamos uso del lenguaje. Podemos acceder al otro en tanto otro del amor por el objeto a, como causante del deseo. El amor ingresa por la vía del objeto del fantasma. El otro puede ser un ideal, la idea de Dios, pero todo pasa por la vía del objeto a-
No hay forma de percibir al otro por medio de la fantasía (el deseo). Lo único que podemos conocer del otro es el objeto que nos causa algo.
Goce fálico: (inconsciente) hay algo que cruza un cierto límite. El deseo no tiene que ver necesariamente con el goce, ya que deseo y goce van por vías distintas. No hay deseo sin prohibición, siempre debe haber un “no” para que haya deseo. En la vía del goce, el deseo se encuentra por otro lado del “no”. El goce se dirige a su satisfacción (si para satisfacer al viviente tiene que matarlo, lo va a hacer-por el cruce de la barrera, lo que lleva a la compulsión de la repetición- del lado del goce, hablamos de lo que va más allá del principio del placer y de la alteración del aparato).
· El goce: solidario a “satisfacción pulsional”. Desde una lectura freudiana, se podría decir que esta mas al lado del Ello.
Avatares del deseo femenino: en ella la presencia del objeto está por añadidura, ya que esta presencia no está vinculada a la falta del objeto. El hombre toda la vida estará del lado del “menos” y de la “castración” (desde ese desenvolvimiento de la castración edípica). Mientras que la mujer, al no faltarle nada, sigue siendo el objeto que el otro desea.
El complejo de castración se encuentra en el núcleo del deseo del hombre, con su angustia del “no tener”; mientras que a la mujer le interesa más la relacion con el deseo independientemente o en una relacion más laxa con el objeto. La mujer no está totalmente constatada por la posición femenina, tiene muchas posibilidades de causar deseo, por lo tanto “el falo” no se encuentra con un obstáculo para su deseo, ya que lo puede evadir.
· Mujer: es el deseo del otro lo que le interesa. Desea a través de causar el deseo.
El hombre tiene un fantasma masculino, de que el sadismo contra la mujer, algo del orden del dolor para encontrar el placer, como algo que la puede satisfacer, y eso es la causa de la angustia en el hombre del tener la potencia, del orden de lo fálico. 
Para la mujer, el deseo del Otro es un medio para que su goce tenga un objeto. Desea causarle deseo al hombre (velar lo que no hay). El hombre desea la mujer en el lugar del objeto que le causa deseo (dejar ver su deseo a través de lo que hay).
· Es a través de fantasmas masculinos que suele expresarse la interpretación de que a una mujer le faltaría algo. 
Fantasmas femeninos: este tipo de fantasmas suelen determinar la especificidad perversa de diversas relaciones amorosas en las mujeres. Causar el deseo del lado de lo prohibido por ejemplo, es causa del deseo dentro de fantasmaticas femeninas histéricas. 
La castración de la mujer según lacan es “la no toda fálica”.
Conceptos a tener en cuenta:
Falo: lógica del tener o del ser. 
El objeto a.
Objeto de la simbolización, del lenguaje. No entra el significante, no se puede simbolizar. El objeto a es lo que causa el deseo. En el caso de la mujer hacia el deseo del hombre, la mujer se reviste de este objeto a para ser causa del deseo del hombre. El objeto a puede ser resuelta en la mujer al tener sus hijos por ejemplo.
A; a-a’; Objeto a: (no son lo mismo)
A: Otro con mayúscula. El Lenguaje. La Alteridad radical, la diferencia. El otro sexo (en el hombre🡪la mujer, y para la mujer🡪ella misma)
a-a’: (a y a prima) yo a yo (relación de amistad, de pareja, etc.). El otro semejante, relación especular, espejo.
Objeto a: no ingresa en la simbolización, no se lo puede decir, no ingresa en lo imaginario, no se puede ubicar en ningún objeto. Objeto del orden de lo real, por la división subjetiva (hay un campo del objeto y un campo del lenguaje, y el objeto surge del objeto del lenguaje, es por ello que se divide y se pierde, por el impacto del lenguaje sobre el cuerpo.). El objeto a es una nada lógica que opera, el agujero del inconsciente, genera, causa el deseo.

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