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CA PÍ TU LO29 Constantes vitales O B JETIVO S DEL A P R E N D IZA JE A l fina liza r el capítu lo , us ted será capaz de: 1 . D escrib ir los fa c to re s que in fluyen en las co n s ta n te s v ita les y m ed irlas con exac titud . 2 . Iden tifica r las variac iones no rm a les de la te m pera tu ra corpora l, el pu lso, la resp iración y la p res ión a rteria l q ue ocurren en los lac tan tes y los ancianos. 3 . Verbalizar las e tapas usadas en: a. Valoración de la te m p e ra tu ra corpora l. b. Valoración de un pu lso perifé rico . c. Valoración de l pu lso apical y el pu lso apical-radial. d. Valoración de las resp iraciones. e. Valoración de la p res ión arteria l. f. Valoración de la ox igenación sanguínea m ed ian te pu ls ioxi- m etría . 4 . D escrib ir los cu idados de en fe rm ería adecuados para las a lte raciones de las co ns tan tes v ita les. 5 . Iden tifica r nueve lugares u tilizados para va lorar el pu lso y expo ner las razones para su uso. 6 . E num erar las caracte rís ticas qu e deben inc lu irse cuando se valoran los pu lsos. 7 . D escrib ir los m e can ism os de la resp irac ión y de su con tro l. 8 . R econoce r cuándo es adecuado de le g a r la m e d ic ió n de las co ns tan tes v ita les en el personal aux ilia r de clínica. 9 . M o s tra r una d ocum en tac ión apropiada y com u n ica r las cons ta n te s v ita les. A fe b ril, 537 A g o ta m ie n to po r ca lo r, 537 A pnea, 557 A rritm ia , 548 A rte rioesc le ros is , 561 Bradicard ia , 548 Bradipnea, 557 Calidad resp ira to ria , 557 C arácter resp ira to rio , 557 C onducción, 536 Constantes v ita les, 535 Convección, 536 D éfic it de pu lso, 553 D istens ib ilidad , 545 E qu ilib rio ca ló rico , 535 E sfigm om anóm etro , 562 E spiración, 555 E vaporación, 536 E xhalación, 555 Febril, 537 Fiebre, 537 Fiebre en agujas, 537 Fiebre constante, 537 Fiebre in te rm iten te , 537 Fiebre recid ivan te , 537 Fiebre rem iten te , 537 Gasto cardíaco, 545 Golpe de ca lor, 537 H em atócrito , 561 Hiato auscu lta to rio , 563 H iperp irex ia , 537 H ipertens ión , 561 H iperte rm ia , 537 H iperven tilac ión , 557 H ipo tens ión , 561 H ipo tens ión ortostá tica , 561 H ipo term ia , 538 H ipoven tilac ión , 557 Inhalación, 555 Insp iración, 555 M etabo lism o basal (MB), 536 Pérdida insens ib le de agua, 536 Pérdida insens ib le de ca lor, 536 Pirexia, 537 Presión a rte ria l, 560 Presión d iastó lica , 560 Presión del pu lso, 560 Presión sis tó lica , 560 Puls ioxím etro , 567 Pulso, 545 Pulso ap ica l, 546 Pulso ap ica l-rad ia l, 553 Pulso perifé rico , 546 Punto de m áx im o im pu lso (PMI), 546 R adiación, 536 Respiración, 555 R espiración costal (torácica), 555 R espiración d ia fragm ática (abdom ina l), 555 R itm o del pu lso, 548 R itm o resp ira to rio , 557 Saturación de oxígeno (S a02), 567 S on idos de K o ro tko ff, 563 Taqu icard ia , 548 Taqu ipnea, 557 Tem pera tu ra centra l, 535 Tem pera tu ra corpo ra l, 535 Tem pera tu ra superfic ia l, 535 V entilac ión , 555 V o lum en corrien te , 557 V o lum en del pu lso, 548 CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 3 5 CUADRO 29-1 Momentos en que deben valorarse las constantes vitales ■ Al ingreso en una institución de salud para obtener los datos básicos ■ Cuando cambia el estado de salud del paciente o este refiere síntomas como dolor precordial o sensación de calor o desmayo ■ Antes y después de una intervención quirúrgica o un procedi miento invasor ■ Antes y/o después de la administración de una medicación que pueda afectar a los aparatos respiratorio o cardiovascular; por ejemplo, antes de administrar un preparado digitálico ■ Antes y después de cualquier in tervención de enfermería que pueda afectar a las constantes vitales (p. ej., ambulación en un paciente que ha permanecido en reposo en cama) Las constantes vitales tradicionales son la tem peratura corporal, el pulso, las respiraciones y la presión arterial. Recientem ente, muchos organism os, entre ellos la Veterans Adm inistration, Am erican Pain Society y la Jo in t Commission han designado al dolor com o una quinta constante vital a valorar. L a valoración del dolor se estudia en el capí tulo 46 o o . L a saturación de oxígeno tam bién suele medirse al m ismo tiem po que las constantes vitales tradicionales. Estas constantes, que deben ser consideradas com o un conjunto, se miden para controlar las funciones del organism o ya que reflejan cam bios de dichas funciones que de otra form a podrían pasar inadvertidos. La vigilancia de las cons tantes vitales de un paciente no debe ser un procedim iento autom ático o rutinario, sino que debe ser una valoración com pleta y científica. Las constantes vitales deben evaluarse en relación con el estado de salud previo y actual del paciente, con los resultados de sus constantes vitales corrientes (si se conocen) y con los estándares norm ales aceptados. El m om ento y la frecuencia con que deben valorarse las constantes vitales de un paciente concreto son sobre todo ju icios de enferm ería y dependen del estado de salud de aquel. A lgunos organism os tienen políticas sobre la form a de tom ar las constantes vitales de los pacien tes, y los m édicos pueden ordenar que se determ ine específicam ente una de ellas (p. ej., «presión arterial cada 2 horas»). S in em bargo, las m ediciones de las constantes vitales deben ser consideradas com o un m ínim o y el personal de enferm ería puede m edir las constantes vitales con m ayor frecuencia si así lo requiere el estado de salud del paciente. E n el cuadro 29-1 se recogen ejem plos de los m om entos en que deben valorarse las constantes vitales. A m enudo son personas distintas al personal de enferm ería las que tom an las constantes vitales del paciente. Sin em bargo, el personal de enferm ería debe recordar que, antes de delegar esta tarea en un com po nente del auxiliar de enferm ería (AE), debe haber valorado a cada paciente de forma individual y determinado que permanece médicamen te estable o en una situación crónica, que no está delicado y que la m edi ción de las constantes vitales puede considerarse com o rutinaria en ese paciente. En estas circunstancias, el A E puede medir, registrar e infor m ar de las constantes vitales, pero la valoración real, la interpretación de las medidas, corresponde al profesional de enferm ería homologado. Temperatura corporal L a temperatura corporal refleja el equilibrio entre la producción y la pérdida de ca lor del organism o, y se m ide en unidades de calor llam a das grados. Existen dos clases de tem peratura corporal: la tem peratura central y la superficial. La temperatura central es la que tienen los tejidos profundos del cuerpo, tales com o los de las cavidades torácica y abdom inal, y perm anece relativam ente constante. L a tem peratura Trabajo duro, emoción | A lgunos adultos normales M uchos niños activos Límites normales habituales Al principio de la mañana C lima frío 1 0 4 - -4 0 1 0 2 - -3 9 1 0 0 - -3 8 9 8 - -3 7 9 6 - -3 6 > Ejercicio intenso Emoción, ejercicio moderado ^ A lgunos adultos normales Muchos niños activos > Límites normales habituales I Al princip io de la mañana | C lima frío F ig u ra 2 9 -1 ■ Límites estimados de la temperatura corporal en perso nas normales. Tomado de Fever and the Regulation of Body Temperature, by E. F. DuBois, 1948, Springfie ld, IL: Charles C. Thomas. Reproducido con autorización. central norm al del cuerpo corresponde en realidad a un intervalo de tem peraturas (figura 29-1 ■ ). La temperatura superficial es de la de la piel, e l tejido subcutáneo y la grasa, que, al contrario que la central, se eleva y desciende en respuesta al entorno. El cuerpo produce calor de form a continua com o producto final del m etabolismo. Cuando la cantidad de calor producido por el organism o iguala a la cantidad de calor que pierde, la persona se encuentra en equilibrio calórico (figura 29-2 ■). P ro d u cc ió n d e ca lo r P érd id a d e ca lo r • Metabolismo basal • Radiación • Actividad muscular • Conducción/ (temblor) convección • Tiroxina y adrenalina • Evaporación (efectos estimulantes (vaporización) sobre el metabolismo) • Efectos de la temperatura sobre las células F ig u ra 2 9 -2 ■ Mientras se mantenga un equilibrio adecuado entre pro ducción y pérdida de calor, la temperatura corporal permanece constante. Los factores que contribuyen a la producción de calor (y portanto a elevar la temperatura) se muestran en el lado izquierdo de la balanza, y los que contribuyen a la pérdida de calor (y por tanto a disminuir la temperatura) en el lado derecho. Tomado de Human Anatomy and Physiology, 8th ed. (p. 950), by E.N. M arieb and K. Hoehn, 2010, San Francisco: Pearson Benjamin Cummings. 5 3 6 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud Entre los distintos factores que influyen en la producción de calor p or el organism o, los cinco m ás im portantes son los siguientes: 1. M etabolism o basal. El m etabolism o basal (MB) es la velocidad con la que el organism o utiliza la energía necesaria para mantener sus actividades esenciales, por ejem plo la respiración. Los índices m etabólicos dism inuyen con la edad. En general, cuanto m ás joven es la persona, m ayor es su MB. 2. A ctiv idad m uscu lar. L a actividad m uscular, incluido el tem blor, aum enta el m etabolism o basal. 3. Secreción de tiroxina. El aumento de secreción de tiroxina incremen ta la velocidad del metabolismo celular en todo el organismo. Este efecto, denominado termogenia química, da lugar a la producción de calor en el cuerpo a través del aumento del metabolismo celular. 4. Adrenalina , noradrenalina y estim ulación simpática!respuesta a l estrés. Estas hormonas producen un aum ento inmediato de la velo cidad del m etabolism o celular en muchos tejidos del organismo. La adrenalina y la noradrenalina influyen de forma directa en las célu las hepáticas y musculares, aumentando el m etabolism o celular. 5. F iebre . L a fiebre aum enta la velocidad del m etabolism o celular y , po r tanto, increm enta la tem peratura del cuerpo. El cuerpo pierde ca lor por radiación, conducción, convección y vaporización. La radiación es la transferencia de calor desde la super ficie de un objeto hasta la superficie de otro sin que exista contacto entre ellos, y se produce sobre todo en form a de rayos infrarrojos. La conducción es el paso de calor desde una m olécula a otra de m enor tem peratura. L a transferencia conductiva no puede hacerse sin contac to entre las m oléculas y en condiciones norm ales solo es responsable de una pérdida de calor mínim a, salvo, por ejem plo, cuando se sum er ge el cuerpo en agua fría. L a cantidad de ca lor transferido depende de la diferencia de tem peratura y de la cantidad y duración del contacto. L a convección es la dispersión del calor por las corrientes de aire. La cantidad de aire adyacente al cuerpo que se calienta suele ser pequeña. Este aire caliente se eleva y se cam bia por otro m ás frío, por lo que las personas siempre están perdiendo una pequeña cantidad por convección. La evaporación es la vaporización continua de la hum edad del apa rato respiratorio, de las mucosas de la boca y de la piel. Esta pérdida de agua, continua e inadvertida, se llam a pérdida insensible de agua y la pérdida de calor que la acom paña es la pérdida insensible de calor. L a pérdida insensible de calor representa alrededor de 10% de la pérdi da calórica basal. Cuando la tem peratura corporal aum enta, tam bién lo hace el porcentaje de pérdida de calor debido a la vaporización. Regulación de la temperatura corporal El sistem a que regula la tem peratura corporal consta de tres partes principales: sensores en la periferia y en el centro, un sistem a de inte gración en el hipotálam o y un sistem a efector que ajusta la producción y la pérdida de calor. La m ayoría de los sensores o receptores senso riales se encuentran en la piel, que posee m ás receptores para el frío que para el calor. Por tanto, los sensores cutáneos detectan el frío con m ayor eficiencia que el calor. Cuando la piel de todo el cuerpo se enfría, se ponen en m archa tres procesos fisiológicos cuya m isión es aum entar la tem peratura corporal: 1. Tem blor, que aum enta la producción de calor. 2. Inhibición de la sudoración para dism inuir la pérdida de calor. 3. V asoconstricción, que tam bién reduce la pérdida de calor. El sistem a de integración hipotalám ico es el centro que controla la tem peratura central. C uando este sistem a detecta calor, envía señales cuyo objeto es dism inuir la tem peratura, es decir, reducir la produc ción de calor y aum entar su pérdida. P o r el contrario, cuando se esti m ulan los sensores de frío, el sistem a de integración envía señales para aum entar la producción de calor y reducir su pérdida. Las señales de los receptores sensibles al frío del hipotálam o acti van a efectores, tales com o la vasoconstricción, el tem blor y la libera ción de adrenalina, que aum entan el m etabolism o celular y , por tanto, la producción de calor. C uando se estim ulan los receptores hipotalá- m icos sensibles al calor, el sistem a efecto r envía señales para que se in icie la sudoración y la vasodilatación periférica. A dem ás, cuan do se estim ula este sistem a, la persona lleva a cabo los ajustes cons cientes adecuados, por ejem plo ponerse ropa adicional en respuesta al frío o conectar un ventilador en respuesta al calor. Factores que influyen en la temperatura corporal El personal de enferm ería debe saber cuáles son los factores que pueden afectar a la tem peratura corporal de un paciente para poder reconocer las variaciones norm ales de la tem peratura y com prender el significado de las mediciones que se desvían de la normalidad. Entre los factores que influyen en la tem peratura corporal se encuentran los siguientes. 1. E dad. E l lactante es m uy sensible a la tem peratura del entorno, po r lo que debe ser protegido de los cam bios extrem os. La tem peratura de los niños varía m ás que la de los adultos hasta la pubertad. M uchas personas de edad avanzada, sobre todo los mayores de 75 años, tienen riesgo de h ipoterm ia (tem peratura inferior a 36 °C) debido a distintas razones, entre ellas una d ieta inadecuada, la pérdida de la grasa subcutánea, la fa lta de activi dad y la dism inución de la eficacia de la term orregulación. Los ancianos tam bién son m uy sensibles a las tem peraturas am bienta les extrem as com o consecuencia de la dism inución de los contro les de la term orregulación. 2. Variaciones d iurnas (ritm o circadiano). En condiciones norm a les, las tem peraturas corporales cam bian durante el día, con varia ciones de incluso 1 °C entre las prim eras horas de la m añana y el final de la tarde. El punto de m ayor tem peratura corporal suele alcanzarse entre las 16 y las 18 horas y el m enor durante el sueño entre las 4 y las 6 de la m adrugada (figura 29-3 ■ ). La tem pera tura de los adultos ancianos aum enta menos que la de una persona joven (G omolin, L ester y Pollack, 2007). 3. E jercic io . U n trabajo duro o un ejercicio ex tenuante pueden aum entar la tem peratura corporal incluso desde 38,3 hasta 40 °C, medidos en el recto. 4. H orm onas. Las m ujeres experim entan m ás fluctuaciones horm o nales que los hom bres. E n la mujer, la secreción de progesterona 4 AM 8 AM 12 Mediodía 4 PM 8 PM 12 Medianoche 4 AM Tiem po (horas) F ig u ra 2 9 -3 ■ Límites de la temperatura oral durante las 24 horas en un adulto joven sano. CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 3 7 en el m om ento de la ovulación eleva la tem peratura corporal de 0,3 a 0,6 °C po r encim a dela tem peratura basal. 5. Estrés. L a estim ulación del sistem a nervioso simpático aum enta la producción de adrenalina y noradrenalina, increm entando la acti vidad m etabólica y la producción de calor. E l personal de enfer m ería debe tener en cuenta que un paciente estresado o nervioso puede tener una tem peratura corporal elevada po r esta razón. 6. E n torno . Las tem peraturas am bientales extrem as pueden influir sobre los sistemas de regulación de la tem peratura de las perso nas. Si la tem peratura se m ide en una habitación m uy caliente y la tem peratura corporal no puede m odificarse por convección, conducción o radiación, se elevará. De la m ism a form a, si el paciente ha estado al aire libre en un clim a frío sin ropa adecuada, o si tiene un cuadro m édico que le im pide controlar la tem peratu ra del am biente (p. ej., tiene una alteración del estado m ental o no puede vestirse sin ayuda), la tem peratura corporal puede ser baja. Alteraciones de la temperatura corporal Se considera que el intervalo norm al de tem peratura para los adultos está com prendido entre 36 y 37,5 °C. Las alteraciones fundam entales de la tem peratura corporal son dos: la pirex ia y la hipoterm ia. Pirexia L a tem peratura corporal superior al lím ite norm al recibe el nom bre de pirexia, hipertermia o (en térm inos profanos) fiebre. U na fiebre muy alta, por ejem plo de 41 °C, se denom ina hiperpirexia (figura 29-4 ■). E l paciente que tiene fiebre se dice que está febril, m ientras que el que no la tiene está afebril. Existen cuatro tipos frecuentes de fiebre, interm itente, remitente, recidivante y continua. Durante una fiebre intermitente, la temperatura central alterna a intervalos regulares entre períodos de fiebre y períodos de tem peratura norm al o inferior a la normal. U n ejemplo de este tipo de fiebre es la del paludismo. Durante una fiebre remitente, com o la que aparece en un resfriado o en la gripe, la tem peratura fluctúa ampliamen te a lo largo de un período de 24 horas (más de 2 °C), pero mantenién dose siempre por encim a de la normal. En la fiebre recidivante se inter calan períodos febriles cortos de algunos días con otros de temperatura norm al de 1 o 2 días. En la fiebre constante las fluctuaciones de la tem peratura corporal son mínimas, y esta se m antiene siempre por enci m a de lo norm al. L a tem peratura que se eleva con rapidez desde la norm alidad al estado de fiebre y vuelve de nuevo a valores normales en algunas horas recibe el nom bre de fiebre en agujas. Las infecciones bacterianas de la sangre producen a m enudo fiebre en agujas. E n algunas situaciones, una tem peratura elevada no es una fiebre verdadera. Dos ejem plos de ello son el agotam iento por calor y el golpe de calor. El agotam iento por calor es el resultado de un calor excesivo con deshidratación y los signos con los que se m anifiesta son palidez, m areos, náuseas, vóm itos, desvanecim ientos y un aum ento m oderado de la tem peratura (38,3-38,9 °C). Las personas que experi m entan un golpe de calor suelen haber estado haciendo ejercicio en un clim a cá lido y presentan piel ca lien te y enrojecida, a m enudo sin sudor. Su tem peratura es de 41,1 °C o superior y pueden delirar, perder la conciencia o sufrir convulsiones. Los signos clínicos de la fiebre varían según el com ienzo, la evolu ción y la fase de dism inución en que se encuentra (v. «M anifestaciones clínicas»). Estos signos aparecen com o consecuencia de los cam bios en el punto de ajuste del m ecanism o de control de la tem peratura regu lado por el hipotálam o. En condiciones norm ales, cuando la tem pera tu ra central sube, aum enta la velocidad de pérd ida de calor, lo que hace que la tem peratura vuelva a caer hacia el valor del punto de ajus- 107,6 = E 42 Muerte 105,8 E E 41 Hiperpirexia 104 E E 40 102,2 : E 39 Pirexia 100,4 E E 38 i z 98,6 : 37 Límites Mediai z normales 96,8 = = 36 95 : z 35 ---------- r --- Hipotermia 93,2 E 34 Muerte F ig u ra 2 9 -4 ■ Términos utilizados para describ irlas alteraciones de la temperatura corporal (mediciones orales) y límites en las escalas Fahren heit y Celsius (centígrados). COMIENZO (FASE DE FRÍO 0 ESCALOFRÍO) ■ Aum ento de la frecuencia cardíaca ■ Aum ento de la frecuencia y la profundidad respiratorias ■ Temblor ■ Piel pálida y fría ■ Quejas de sensación de frío ■ Lechos ungueales cianóticos ■ Piel con aspecto de «carne de gallina» ■ Cese de la sudoración EVOLUCIÓN (FASE DE MESETA) ■ Ausencia de escalofríos ■ Piel con sensación de calor ■ Fotosensibilidad ■ Ojos de aspecto vidrioso ■ Aum ento de las frecuencias cardíaca y respiratoria ■ Aum ento de la sed ■ Deshidratación leve o moderada ■ Somnolencia, inquietud, delirio o convulsiones ■ Lesiones herpéticas en la boca ■ Pérdida del apetito (si la fiebre se prolonga) ■ Malestar, debilidad y dolores musculares DEFERVESCENCIA (CAÍDA DE LA FIEBRE/FASE DE RUBOR) ■ Piel de aspecto enrojecido y que se nota caliente ■ Sudoración ■ Disminución del tem blor ■ Posible deshidratación 5 3 8 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud te. Por el contrario, cuando la tem peratura central desciende, la velo cidad de producción de calor aum enta y la tem peratura se eleva acer cándose al punto de ajuste. S in em bargo, en la fiebre, el punto de ajuste del term ostato hipota- lám ico cam bia de form a brusca desde su nivel norm al a uno superior (p. ej., a 39,5 °C) debido a los efectos de la destrucción de tejido, de las sustancias pirógenas o de la deshidratación sobre el hipotálam o. A unque el punto de ajuste cam bia con rapidez, la tem peratura central del cuerpo (es decir, la tem peratura de la sangre) tarda varias horas en a lcanzar este nuevo punto de ajuste, y en ese in tervalo se ponen en m archa las respuestas habituales de producción de calor que produ cen la elevación de la tem peratura corporal, com o son el escalofrío, la sensación de frío, la p iel fría, debido a la vasoconstricción y el tem blor. Es la fase conocida com o escalofrío. Cuando la tem peratura central alcanza el nuevo punto de ajuste, la persona no siente ni frío ni calor y el escalofrío desaparece (fase de meseta). Según la magnitud de elevación de la temperatura, durante la evolución de la fiebre pueden aparecer otros signos. Las temperaturas m uy altas, de 41 o 42 °C, alteran las células de todo el cuerpo, sobre todo las cerebrales, cuya destrucción es irreversible. L a m agnitud de los daños del hígado, los riñones y otros órganos tam bién puede ser sufi ciente para alterar su función y, en últim o término, provocar la muerte. Cuando se elim ina de form a brusca la causa de la elevación de la tem peratura, el punto de ajuste del term ostato hipotalám ico baja tam bién con rapidez a un valor inferior, quizá incluso por debajo del valor norm al original. En este caso, el hipotálam o intenta reducir la tem pe ratura, y pone en m archa las respuestas habituales de pérdida de calor que dism inuyen la tem peratura corporal, com o son una sudoración excesiva y una piel caliente y enrojecida debido a la vasodilatación. Es la fase de rubor. Las intervenciones de enferm ería en un paciente con fiebre tienen por objeto apoyar los procesos fisiológicos norm ales del organism o, proporcionar bienestar y evitar las complicaciones. D uran te la evolución de la fiebre, el personal de enferm ería debe controlar estrecham ente las constantes vitales del paciente. Las medidas de enferm ería durante la fase de escalofrío tienen por objeto disminuir la pérdida del calor del paciente. En ese momento, los procesos fisiológicos del organismo intentan elevar la temperatura cen tral hasta el nuevo punto de ajuste de la temperatura. En las fases de rubor CUADRO 29-2 Intervenciones de enfermería en los pacientes con fiebre ■ Monitorización de las constantes vitales ■ Valoración del color y temperatura de la piel ■ Control de las indicacionesde infección o deshidratación en los inform es de recuento leucocitario, valor del hematócrito y otras pruebas analíticas pertinentes ■ Retirada del exceso de mantas cuando el paciente tiene calor, y provisión de calor adicional cuando tiene frío ■ Provisión de nutrición y líquidos adecuados (p. ej., 2.500 a 3.000 mi al día) para cubrir las demandas metabólicas aumenta das y prevenir la deshidratación ■ Medición de los aportes y pérdidas de líquidos ■ Reducción de la actividad física para lim itar la producción de calor, sobre todo en la fase de rubor ■ Administración de antipiréticos (fármacos que reducen la fiebre) con arreglo a las prescripciones ■ Provisión de higiene oral para m antener húmeda la mucosa ■ Provisión de un baño tib io con esponja para aumentar la pérdida de calor por conducción ■ Provisión de ropa y sábanas secas o de crisis, los procesos corporales intentan reducir la temperatura central a la normal o baja del punto de ajuste. En ese momento, las medidas que ha de adoptar el personal de enfermería deben ir encaminadas a aumentar la pérdida de calor y disminuir su producción. Las intervenciones de enfermería en un paciente con fiebre se muestran en el cuadro 29-2. Hipotermia L a h ip o te rm ia es una tem peratura corporal central por debajo del lím i te inferior de la norm al. Existen tres m ecanism os fisiológicos de hipo termia: a) pérdida excesiva de calor; b) producción de calor insuficien te para contrarrestar su pérdida, y c) alteración de la term orregulación hipotalám ica. Los signos clínicos de h ipoterm ia se recogen en el recuadro «M anifestaciones clínicas». La hipotermia puede ser inducida o accidental. La primera es un des censo deliberado de la temperatura corporal para disminuir las necesida des de oxígeno de los tejidos del cuerpo, com o sucede en determinados tipos de cirugía. L a hipoterm ia accidental puede producirse a causa de: a) la exposición a un ambiente frío; b) la inmersión en agua fría, o c) la falta de ropa, protección o calefacción adecuadas. En los ancianos el problem a puede com plicarse por la disminución del índice metabólico y el uso de m edicam entos sedantes. Si un frío helador altera la piel y los tejidos subyacentes, se produce una congelación. Las congelaciones más frecuentes son las de las manos, los pies, la nariz y las orejas. El tratam iento de la hipoterm ia consiste en re tirar al paciente del lugar frío y recalentar su cuerpo. C uando la h ipoterm ia es leve, el cuerpo se recalien ta con m antas norm ales, pero si la hipoterm ia es grave, hay que recurrir a una m anta de h iperterm ia (una m anta con control electrónico que puede proporcionar una tem peratura concreta) y a la adm inistración de líquidos intravenosos calientes. La ropa moja da, que aum enta la pérdida de calor debido a la gran conductividad del agua, debe sustituirse po r ropa seca. Las intervenciones de enferm ería en los pacientes con hipoterm ia se recogen en el cuadro 29-3. S S Í caT I Hipotermia Disminución de la temperatura, el pulso y las respiraciones Temblor intenso (al principio) Sensación de frío y escalofrío Piel pálida, fría, cérea Congelación (nariz, dedos de manos y pies con decoloración y con ampollas) Hipotensión Disminución de la diuresis Falta de coordinación muscular Desorientación Somnolencia que progresa hacia el coma CUADRO 29-3 Intervenciones de enfermería en los pacientes con hipotermia ■ Provisión de un ambiente caliente ■ Provisión de ropa ■ Aplicación de mantas calientes ■ Mantenim iento de los miembros pegados al cuerpo ■ Cobertura del cuero cabelludo del paciente con un gorro o tur bante ■ Aporte de líquidos orales o venosos calentados ■ Aplicación de almohadillas calefactoras j CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 3 9 DENTIFICACION DE DIAGNOSTICOS, RESULTADOS E INTERVENCIONES DE ENFERMERIA P ac ien tes con desequ ilib rio e la tem peratura corporal DIAGNOSTICO DE ENFERMERÍA/ DEFINICIÓN MUESTRA DE RESULTADOS DESEADOS*/ DEFINICIÓN MUESTRA DE INDICADORES DE LA NOC* INTERVENCIONES SELECCIONADAS*/ DEFINICIÓN MUESTRA DE ACTIVIDADES DE LA NIC (V. TAMBIÉN CUADROS 29-2 Y 29-3) Riesgo de desequilibrio Hidratación [0602]/ ■ Mucosas húmedas Regulación de la ■ Controlar la temperatura de la tem peratura/ Agua suficiente en los ■ Diuresis temperatura [3900]/ cada 2 horas, cuando esté Riesgo de imposibilidad compartimentos Recuperación y/o indicado de m antener la intracelular y mantenim iento de la ■ Fomentar una ingesta temperatura corporal extracelular del temperatura corporal adecuada de líquidos y dentro de los lím ites organismo dentro de los lím ites nutrientes normales normales Hipertermia/Temperatura Termorregulación ■ Confort térm ico Tratamiento de la ■ Controlar los aportes y las corporal elevada por [08001/Equilibrio referido fiebre [3740]/ pérdidas encima del lím ite normal entre la producción de ■ Escalofríos con el Tratamiento de un ■ Aplicar bolsas de hielo calor, la ganancia frío paciente con cubiertas con una toalla en de calor y la ■ Sudoración con el hiperpirexia causada la ingle y axila pérdida de calor calor po r factores no ambientales ■ Cubrir al paciente con una sola sábana, según resulte apropiado *EI n ° NOC de los resultados deseados y e l n ° NIC de las intervenciones de enfermería se encuentran entre corchetes tras el resultado o la intervención correspondiente. Los resultados, los indicadores, las intervenciones y las actividades seleccionadas son solo un ejemplo de los sugeridos en la NOC y la NIC y deben ser individualizados para cada paciente. ’ La escala de medición de estos indicadores varía entre «Gravemente comprometido» y «No comprometido». Véase Apéndice B en la página w eb de recursos del estudiante. Para ejem plos de aplicación del proceso de enferm ería a pacientes con alteraciones de la tem peratura, véase «Identificación de diagnós ticos, resultados e intervenciones de enferm ería». Valoración de la temperatura corporal Los sitios donde se mide con m ayor frecuencia la tem peratura corporal son la boca, el recto, la axila, el tímpano y la piel sobre la arteria tem po ral. Cada uno de estos lugares tienen sus ventajas e inconvenientes (tabla 29-1). La tem peratura corporal puede m edirse en la boca. Si un paciente ha tom ado alim entos o líquidos calientes o fríos o ha fum ado, hay que esperar 30 m inutos antes de tom ar la tem peratura en la boca para ase gurarse de que no está alterada por la tem peratura del alim ento, la bebida o el hum o caliente. Las lecturas de la tem peratura rectal se consideran muy exactas. La tom a de tem peratura rectal está contraindicada en los pacientes som e tidos a cirugía rectal, que tienen diarrea o enferm edades del recto, que están inm unodeprim idos, que tienen trastornos de la coagulación o hem orroides im portantes. L a axila suele ser el lugar preferido para la m edición de la tem pe ra tura en los recién nacidos debido a su accesibilidad y seguridad. La tem peratura axilar es m enor que la rectal. A lgunos clínicos recom ien dan volver a com probar una tem peratura axilar elevada con la tom a en otro punto para confirm ar el grado de elevación. El personal de enfer TABLA 29-1 Ventajas e inconvenientes de los lugares donde se toma la temperatura corporal LUGAR VENTAJAS INCONVENIENTES Oral Accesibilidad y comodidad El term óm etro puede romperse si se muerde. Inexacto si el paciente acaba de tom ar alimentos o líquidos calientes o fríos o si ha fumado. Puede producir lesiones bucales tras la cirugía oral. Rectal Medición fiable Molesto y más desagradable para el paciente; difícil en los pacientes que no pueden ponerse de lado. Puede producir lesiones rectales. La presencia de heces puede dificultar la colocación del term óm etro. Axilar Seguridad y ausencia de invasión Para obtener una medición exacta hay que dejar el term óm etro en el lugar un largo rato. Tímpano Fácil accesibilidad;refleja la temperatura central. Gran rapidez. Puede ser incómodo y hay riesgo de lesionar el tímpano si la sonda se introduce demasiado. Las mediciones repetidas pueden variar. Las mediciones derecha e izquierda pueden ser distintas. La presencia de cerumen puede afectar a la lectura. Arteria Seguridad y ausencia de invasión; Requiere un equipo electrónico que puede ser caro o no estar disponible. Si el paciente temporal gran rapidez. tiene sudor en la frente hay que variar la técnica. 5 4 0 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud m ería debe com probar el protocolo de la institución cuando tom a la tem peratura a recién nacidos, lactantes y niños. Los pacientes adultos en los que el m étodo axilar de valoración de la tem peratura es adecua do son aquellos en los que los dem ás lugares están contraindicados. La mem brana timpánica, o el tejido adyacente del conducto auditi vo, es un lugar frecuente para determ inar la tem peratura central del organism o. Sin em bargo, las m edidas de tem peratura tim pánica han demostrado cierta im precisión (Lawson e t al., 2007). Si el detector está suelto dentro del conducto auditivo, la tem peratura puede ser inferior al valor real. L a correlación entre tem peratura tim pánica y rectal puede m ejorarse m ediante el uso experto y un equipo de calidad (Sm itz y Smitz, 2009). Los term óm etros timpánicos electrónicos se utilizan de form a general tanto en pacientes am bulantes com o ingresados. La temperatura puede medirse también en la frente usando un termó m etro químico o uno de arteria temporal. Las mediciones de la tempera tura frontal son muy útiles en lactantes y niños cuando no se necesita una medición más invasora. La temperatura de la arteria temporal ha mostrado una buena correlación con la temperatura central (Lawson et al., 2007). Tipos de termómetros T radicionalm ente, la tem peratura corporal se m edía con term óm etros de m ercurio y vidrio. Estos term óm etros pueden ser peligrosos debido a la exposición al m ercurio, tóxico para el ser hum ano, y al vidrio en el caso de que el term óm etro se rom pa. En 1998, la U.S. Environm en ta l Protection A gency y la A m erican H ospital Association llegaron al acuerdo de elim inar el m ercurio del am biente de salud. Los hospitales dejaron de usar term óm etros de vidrio y m ercurio, y varias ciudades prohibieron su fabricación y venta. E n algunos casos, el plástico ha sustituido al vidrio y productos quím icos m ás seguros han sustituido al m ercurio en versiones m odernas de este tipo de term óm etros. Sin em bargo, el personal de enferm ería sigue encontrándose aún con ellos. A unque la cantidad de m ercurio que hay en un term óm etro (o en un tubo de luz fluorescente) es m ínima, si se rom pe, su lim pieza im plica varias «cosas que hay que hacer y que no hay que hacer». E l m ercurio libre se vaporiza con lentitud y pasa al aire, donde sus vapores son tóxicos. H ay que m antener a los niños y a los anim ales de com pañía fuera de la zona afectada. H ay que ponerse guantes, separar las gotas de m ercurio de la ropa, la piel y los productos desechables con un pañuelo de papel y colocarlas de inm ediato en una bolsa de plástico que hay que elim inar. Si el vertido se produce sobre un material poro so del que no puede elim inarse (p. ej., una alfom bra), puede ser nece sario ponerse en contacto con un experto en la elim inación del m ercu rio. Si se encuentra sobre una superficie dura, se usa una tarjeta rígida doblada para reunir con cuidado las gotas y verterlas en un envase de boca ancha. Para buscar todas las gotas se utiliza una luz de destello ya que el mercurio la refleja. Todo el material usado en la lim pieza hay que elim inarlo en una bolsa de plástico que se sella con cinta adhesiva. A continuación hay que ducharse o lavarse bien y m antener el área bien ventilada durante varios días. N o debe usarse ningún tipo de aspi rador ni escoba ya que dispersan el m ercurio y pueden contaminarse. E l m ercurio no debe tirarse por el inodoro o en el lavabo, y los m ate riales contaminados no deben lavarse ni reutilizarse. ALERTA DE SEGURIDAD Siempre que el profesional de enfermería se encuentre con un termó metro de vidrio y mercurio debe recomendar su sustitución inmediata por otro menos peligroso, y su eliminación mediante un método seguro. Los term óm etros electrónicos pueden dar lecturas en tan solo 2 a 60 segundos dependiendo del m odelo. E l equipo consiste en una base electrónica, una sonda y una funda para la sonda, que suele ser des- A F ig u ra 2 9 -5 ■ T erm ó m e tro s e lec tró n ic o s . A . M o d e lo in s titu c io n a l, con la sonda y la fu n d a p ara la sonda. B. T e rm ó m e tro e le c tró n ic o d o m éstico de una p ieza . echable (figura 29-5 ■ ). A lgunos m odelos institucionales tienen un circuito distinto y sondas para m ediciones oral y rectal. Dos tipos de term óm etros orales son los de tem peratura basal y los de hipoterm ia. E l term óm etro de tem peratura basal está calibrado a intervalo de 0,17 °C y se utiliza en los controles de fertilidad, ya que indica la elevación de la tem peratura asociada a la ovulación. Los ter m óm etros de hipoterm ia tienen un límite inferior m ás bajo que el de los term óm etros habituales, m idiendo tem peraturas situadas entre 27,2 y 42 ,2 °C. Tam bién existen term óm etros quím icos desechables para m edir la tem peratura corporal. E n estos term óm etros se utilizan m anchas o barras de cristal líquido que se aplican sobre la frente y que cam bian de co lor para indicar la tem peratura. A lgunos son de un solo uso y otros pueden reutilizarse varias veces. El que se m uestra en la figu ra 29-6 ■ tiene pequeñas m anchas quím icas en uno de los extremos. CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 4 1 .0 .17 .4 .6 .8 96 ooooo 97 ooooo 98 Q O O Q 0 99 OOOOO F ig u ra 2 9 -6 ■ Termómetros de manchas químicas. A. Axilar (obsérve se la notación «Ax» en el tubo). B. Rectal (con cubierta de plástico). C. Oral. D. Ampliación que muestra una lectura de 99,2 °F (37,3 °C). Para leer la tem peratura, el profesional de enferm ería anota la lectura m ás alta de las manchas que hayan cam biado de color. Estos term óm e tros pueden ser útiles en su uso oral, rectal y axilar. Para obtener una indicación general de la tem peratura de la superfi cie corporal tam bién puede utilizarse una cin ta adhesiva sensible a la tem peratura. L a cin ta contiene cristal líquido que cam bia de color según la tem peratura. Cuando se aplica sobre la piel, en general en la frente o el abdom en, los núm eros que indican la tem peratura en la cin ta responden cambiando de color (figura 29-7 ■ ). El área de piel donde se coloca debe estar seca. Cuando transcurre el tiempo especificado por el fabricante (p. ej., 15 segundos), aparece un co lor en la cinta. Este m étodo es m uy útil sobre todo en el hogar y para lactantes en los que hay que m onitorizar la temperatura. Los term óm etros in fra rro jo s registran el calor corporal en form a de energía infrarroja em itida por una fuente de calor, que en el caso del conducto auditivo es el tím pano (figura 29-8 ■ ). E l term óm etro infrarrojo no entra en contacto con el tímpano. F ig u ra 2 9 -8 ■ Termómetro a infrarrojos (timpánico) usado para medir la temperatura en el tímpano. L os te rm óm etros de la a r te r ia te m p o ra l m iden la tem peratura usando un dispositivo de exploración de rayos infrarrojos que com para la tem peratura en la arteria tem poral de la fren te con la de la habitac ión y ca lcu la el equilibrio calórico dando un valor aproxim a do de la tem peratura central de la sangre en la arteria pulm onar. La sonda se co loca en la parte m edia de la fren te y se desp laza en senti d o lateral a la línea de im plantación del pelo. S i el pacien te tiene sudor en la frente, se toca con la sondatam bién detrás de la oreja para que el term óm etro pueda com pensar el enfriam iento de la eva poración (figura 29-9 ■ ). F ig u ra 2 9 -9 ■ Termómetro de la arteria temporal. F ig u ra 2 9 -7 ■ Cinta adhesiva cutánea sensible a la temperatura. Copyright © Exergen Corporation. Reservados todos los derechos. C © L A ss es si ng B od yT em pe ra tu re : Sk ill C he ck lis t | 5 4 2 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud Escalas de tem peratura A veces, e l profesional de enferm ería debe convertir una lectura de tem peratura corporal de C elsius (centígrados) a Fahrenheit, o a la inversa. A unque la conversión puede hacerse con distintas fórmulas, la m ás utilizada es la que se describe a continuación. Para convertir g rados Fahrenheit en Celsius se resta 32 de la lectura en grados Fah renheit y el resultado se m ultiplica por la fracción 5/9; es decir: C = (tem peratura en grados Fahrenheit - 32) X 5/9 Por ejem plo, cuando la lectura en Fahrenheit es de 100: C = (100 - 32) X 5/9 = (68) X 5/9 = 37,8 Para convertir grados C elsius en Fahrenheit, se m ultiplica la lectu ra en grados Celsius po r la fracción 9/5 y a continuación se añaden 32: F = (tem peratura en grados Celsius x 9/5) + 32 Por ejem plo, si la lectura en grados Celsius es de 40: F = (40 X 9/5) + 32 = (72 + 32) = 104 La técnica 29-1 explica cóm o m edir la tem peratura corporal. V aloración de la tem peratura corporal OBJETIVOS ■ Conocer los valores iniciales para comparar con las evaluaciones posteriores ■ Identificar si la temperatura corporal se encuentra dentro de los límites normales ■ Determinar los cambios en la temperatura central en respuesta a tratamientos específicos (p. ej., medicación antipirética, tratamien to inmunodepresor, intervenciones invasoras) VALORACIÓN V alorar ■ Los signos clínicos de fiebre ■ Los signos clínicos de hipotermia Vigilar a los pacientes con riesgo de desequilibrio de la temperatura corporal (p. ej., pacientes con riesgo o con diagnóstico de infección; pacientes que han estado expuestos a temperaturas extremas) El lugar y métodos más adecuados para la medición Los factores que pueden alterar la temperatura corporal PLANIFICACION Delegación Las m ediciones rutinarias de la temperatura del paciente pue den delegarse en el auxiliar de enfermería (AE) o pueden ser realizadas por un familiar o cuidador en un ambiente no hospi talario. El profesional de enfermería debe explicar el tipo de termóm etro adecuado y el lugar que debe usarse para asegu rarse de que la persona conoce cuándo debe informar de una temperatura anormal y cóm o registrar la observación. La inter pretación de una temperatura anormal y la determinación de las respuestas adecuadas las hace el profesional de enfermería. Equipo ■ Termómetro ■ Funda o cobertura del termómetro ■ Lubricante hidrosoluble para la temperatura rectal ■ Guantes limpios para la temperatura rectal ■ Toalla para la temperatura axilar ■ Pañuelos de papel/limpiadores APLICACION Preparación Se comprueba el buen funcionamiento de todos los equipos. Realización 1. Antes de realizar el procedimiento hay que presentarse uno mis mo y comprobar la identidad del paciente siguiendo el protocolo de la institución. Se informa al paciente de lo que se va a hacer, por qué es necesario hacerlo y cómo puede cooperar. Se le expli ca cóm o se usarán los resultados en la planificación de los cuida dos o tratamientos posteriores. 2. Se efectúa la higiene de las manos y se siguen los procedimien tos adecuados para el control de la infección. Si se toma la tem peratura rectal se ponen los guantes. 3. Se proporciona intimidad al paciente. 4. Se coloca al paciente en la posición adecuada (p. ej., en posición lateral o de Sims para insertar el termómetro rectal). 5. Se coloca el termómetro (cuadro 29-4). ° Se aplica una funda o sonda protectora si e s necesario. ° Se lubrica el termómetro rectal. 6. Se espera el tiempo necesario. Los termómetros electrónicos y timpánicos avisan con una luz o un sonido cuando se ha comple tado la lectura. En el caso de los termómetros químicos de parche o de cinta hay que consultar las instrucciones del envase para saber el tiempo de espera. ALERTA CLINICA Hay que asegurarse de que se anota la temperatura medida con un termómetro electrónico antes de volver a colocar la sonda en la unidad de carga. En muchos modelos, al volver a colocar la sonda se borra la temperatura de la pantalla. 7. Se retira el termómetro y se elimina la cobertura o el limpiador con un pañuelo de papel si e s necesario. Si se aplican guantes limpios, se retirarán y se desecharán. Se efectúa la higiene de las manos. 8. Se lee la temperatura y se anota en la hoja de trabajo. Si la tem peratura es claramente demasiado alta, demasiado baja o no con cuerda con el estado del paciente, se comprueba de nuevo con un termómetro que se sepa que funciona perfectamente. CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 4 3 Valoración de la tem peratura corporal (cont.) 9. Se lava el term óm etro si es necesario, y se devuelve al lugar don de se guarda. 10. Se registra la temperatura en la gráfica del paciente. O La tem pe ratura rectal puede identificarse con una R al lado del valor o en la EVALUACIÓN ■ Se compara la medición de la temperatura con la que figura en los datos iniciales, con los lím ites normales para la edad del paciente y con las temperaturas previas de este. Se analiza considerando el m om ento del día, todos los posibles factores adicionales que pue dan influ ir y las demás constantes vitales. ■ Se efectúa el seguim iento adecuado, por e jem plo notificación al principal responsable de los cuidados, si una tem peratura se encuentra fuera de un intervalo específico o no responde a las marca correspondiente en una gráfica con círculos. La tem peratu ra axilar puede identificarse con «AX» o marcando una X en la gráfica. intervenciones, com o adm inistración de la medicación o altera ción del entorno del paciente. Esto incluye la inform ación al paciente de cóm o reducir o elevar la tem peratura m ediante accio nes tales com o el aum ento de la ingesta de líquidos, la tos y la respiración profunda, la colocación de compresas frías o la retirada de la cobertura excesiva. Algunas intervenciones para hipotermia son ingestión de líquidos calientes y uso de mantas calientes o eléctricas. O Registro gráfico de las constantes vitales. TÉCN ICA 29-1 5 4 4 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud Consideraciones según la edad Temperatura CUADRO 29-4 C o lo c a c ió n d e l te rm ó m e tro LACTANTES ■ La temperatura corporal de los recién nacidos es extraordinariamente lábil y deben mantenerse calientes y secos para evitar la hipotermia. ■ Si se usa la localización axilar, es necesario sostener el brazo del lactante contra su pecho (figura 29-10 ■). ■ La vía axilar puede no ser tan exacta como otras vías para detectar la fiebre en los niños. ■ La vía timpánica es rápida y cómoda. Se coloca al lactante en decú bito supino y se estabiliza la cabeza. Se tira del pabellón auditivo directamente hacia atrás y algo hacia abajo. Recuerde que se debe tirar del pabellón auditivo hacia arriba en niños de más de 3 años y adultos, pero en niños de menos de 3 años se tirará de él hacia abajo. La punta de la sonda se dirige hacia delante y se introduce lo suficiente para sellar el conducto auditivo. La punta no toca el tím pano. ■ En los niños con infecciones óticas activas o con tubos de drenaje en el tímpano no debe utilizarse la vía timpánica. Boca La ampolla se coloca a uno de los lados del frenillo. O T ím pano En el adulto se tira de la oreja ligeramente hacia arriba y atrás. O Se dirige la sonda algo hacia delante, en dirección al tímpano. Se introduce la sonda lentamente con un m ovim iento cir cular hasta que queda ajustada. F ig u ra 29-10 ■ Colocación del termómetroaxilar en un niño. La vía timpánica puede ser más exacta para m edir la temperatura en los lactantes febriles. Cuando se usa un term óm etro de arteria temporal solo hay que tocar la frente o detrás de la oreja. La vía rectal es menos deseable en los lactantes. 0 Colocación de la ampolla del termómetro en el centro de la axila. © Colocación de un termómetro de la arteria temporal. Copyright © Exergen Corporation. Reservados todos los derechos. O Colocación del termómetro oral. En los adultos se tira del pabellón auditivo hacia arriba y hacia atrás al introducir el termómetro timpánico. 0 Introducción del termómetro rectal. A rte ria Se peina el pelo hacia atrás si cubre el área de la arteria te m p o ra l temporal. Con la sonda colocada en el centro de la frente se aprieta el botón rojo, y se mantiene apretado. Se desliza lenta mente la sonda en la línea media a través de la frente hacia la línea del pelo, no hacia abajo en dirección a la cara. Se separa la sonda de la frente y se toca en el cuello inmediatamente por detrás del lóbulo de la oreja. Se deja de apretar el botón. O A xila Se pasa la mano por la axila y, si está m uy húmeda, se seca. Se coloca la ampolla en el centro de la axila. © Recto Se utilizan guantes limpios. Se pide al paciente que haga una respiración profunda y lenta durante la introducción. © Si hay resistencia, nunca debe forzarse el term óm etro. Se introducen 3,5 cm (en el adulto). CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 4 5 Consideraciones según la edad Temperatura ( c o n t . ) NINOS ■ Las localizaciones preferidas son la timpánica y la de la arteria tem poral. ■ Para la vía timpánica se mantiene al niño en el regazo de un adulto con la cabeza sujeta suavemente contra el adulto, como apoyo. En los niños mayores de 3 años se tira del pabellón auditivo directa mente hacia atrás y hacia arriba (figura 29-11 ■). ■ En los niños con infecciones activas de los oídos o con tubos de drenaje en el tímpano debe evitarse la vía timpánica. ■ La vía oral puede utilizarse en los niños mayores de 3 años, pero se recomienda emplear term óm etros electrónicos irrompibles. F ig u ra 2 9 -1 1 ■ C o lo ca c ió n de un te rm ó m e tro tim p á n ic o . En un niño m a yo r de 3 años se tira del pa bellón aud itivo h ac ia a trás y h ac ia a rrib a y en un m e n o r de 3 años h a c ia a trá s y hac ia aba jo . ■ Para tom ar la temperatura rectal se coloca al niño en decúbito pro no sobre el regazo o en decúbito lateral con las rodillas flexionadas. El term óm etro se introduce 2,5 cm en el recto. ANCIANOS ■ La temperatura de los ancianos tiende a ser inferior a la de los adultos de mediana edad. ■ Los cambios en la temperatura ambiente y en la interna influyen mucho en la temperatura de los ancianos. Sus procesos de termorre- gulación no son tan eficientes como los de las personas más jóvenes y el riesgo de que desarrollen hipotermia o hipertermia es mayor. ■ Los ancianos pueden acumular cantidades im portantes de ceru men en el oído que interfieren con las lecturas de los term óm etros timpánicos. ■ La probabilidad de que haya hemorroides es mayor en los ancianos. Antes de tom ar la temperatura rectal hay que inspeccionar el ano. ■ La temperatura de los ancianos puede no ser una indicación válida de la gravedad de la enfermedad. Pueden tener una neumonía o una infección urinaria y mostrar solo una ligera elevación de la tem peratura. Sin embargo, pueden presentar otros síntomas com o son confusión o inquietud, por lo que es necesario un seguim iento para determ inar si existe un proceso subyacente. Aspectos de la asistencia domiciliaria Temperatura Se enseña al paciente a usar y leer con exactitud el tipo de term ó m etro que use. Hay que examinar el tipo de term óm etro que utiliza el paciente en su casa para comprobar su seguridad y funcionamien to . Se facilita la sustitución de los term óm etros de mercurio por otros tipos. En la página 540 se encuentran las instrucciones sobre la form a de eliminar los restos de un term óm etro de mercurio roto. Se observa al paciente o a su cuidador m ientras tom a y lee la tem peratura. Hay que insistir en la importancia de la información sobre el lugar y el tipo de term óm etro utilizados, y del valor de usar siem pre los mismos. Se enseñan los métodos para m antener limpio el term óm etro, por ejemplo lavándolo con agua y jabón y evitando la contaminación cruzada. Hay que asegurarse de que el paciente dispone de lubricante hidro- soluble si utiliza un term óm etro rectal. Se instruye al paciente o a su familia para que comuniquen al pro fesional de la salud si la temperatura es de 38,5 °C o superior. Cuando se hacen visitas domiciliarias, hay que llevar un term óm e tro para el caso de que los pacientes no tengan uno propio que funcione. Se comprueba que el paciente sabe cóm o registrar la temperatura. Si está indicado, se le proporciona un gráfico para el registro. Se tratan las modificaciones de control ambiental que deben adop tarse durante la enfermedad o en condiciones climáticas extremas (p. ej., calefacción, aire acondicionado, ropa de vestir y de cama adecuadas). Pueden usarse term óm etros chupete (figura 29-12 ■ ) en casa para niños de menos de 2 años. Es preciso seguir estrictam ente las instrucciones del fabricante, ya que tal vez haya que añadir alguna décima de grado para valorar la temperatura rectal (Braun, 2006). F ig u ra 2 9 -1 2 ■ Un te rm ó m e tro c h u p ete . Pulso El pulso es una onda de sangre creada por la contracción del ventrícu lo izquierdo del corazón. En general, la onda del pulso representa el gasto del volum en sistólico o la cantidad de sangre que en tra en las arterias con cada contracción ventricu lar. L a d is ten s ib ilid ad de las arterias es su capacidad para contraerse y expandirse. C uando las arterias de un paciente pierden su distensibilidad, com o sucede en el envejecim iento, se necesita una m ayor presión para bom bear la sangre hacia las arterias. El g asto card íaco es el volum en de sangre que el corazón bom bea a las arterias y equivale al volum en sistólico (V S) m ultiplicado por la frecuencia cardíaca (FC) por m inuto. Por ejem plo, 65 ml X 70 latidos 5 4 6 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud p or m inuto = 4,55 litros por minuto. El corazón de un adulto en reposo bom bea unos 5 litros de sangre cada minuto. En una persona sana, el pu lso es un reflejo del latido card íaco; es decir, la frecuencia del pu lso es la m ism a que la de las con trac ciones ventricu lares del corazón . S in em bargo , en algunos tipos de enferm edad card iovascular, las frecuencias del latido card íaco y del pu lso pueden ser distin tas. P o r ejem plo , el co razón de un pacien te puede produc ir ondas de pulso m uy déb iles o pequeñas que no sean detec tab les en un pulso p eriférico a le jado del co razón . E n estos casos, el p rofesional de enferm ería debe valo ra r el latido card íaco y e l pu lso periférico . U n p u ls o p e rifé r ic o es e l s ituado le jos del co razón , p o r ejem plo , en el p ie o la m uñeca. P o r el con trario , el p ulso ap ica l es el pu lso central, es decir, localizado en e l vértice del co razó n , lu g ar conoc ido tam bién com o p u n to d e m á x im o im p u lso (P M I). Factores que influyen en el pulso L a frecuencia del pulso se expresa en latidos por minuto (latidos/min). La frecuencia del pulso varía dependiendo de varios factores que el pro fesional de enferm ería debe considerar cuando valora el pulso de un paciente. ■ E dad. L a frecuencia del pulso dism inuye de manera gradual a medi da que avanza la edad. En la tabla 29-2 se m uestran las variaciones específicas de las frecuencias del pulso desde el nacim iento a la vida adulta. ■ Sexo . T ras la pubertad, la frecuencia m edia del pulso m asculino es algo m ás baja que ladel femenino. ■ E jercic io . La frecuencia del pulso aum enta norm alm ente con la actividad. El ritm o de aum ento en un deportista profesional suele ser m enor que en una persona m edia debido a m ayor tam año, m ayor potencia y m ayor eficiencia de su corazón. ■ F iebre . L a frecuencia del pulso aum enta: a) en respuesta a la dism i nución de la presión arterial consecuencia de la vasodilatación peri férica asociada a la elevación de la tem peratura corporal, y b) a consecuencia del aum ento del índice metabólico. ■ M edicam en tos. A lgunos m edicam entos dism inuyen la frecuencia del pulso y otros la aum entan. Así, los cardiotónicos (p. ej., los digi- tálicos) dism inuyen la frecuencia cardíaca, m ientras que la adrena lina la aumenta. ■ H ipovolem ia/deshidratación . La pérdida de sangre a partir del sis tem a vascular aum enta la frecuencia del pulso. E n el adulto, la pér dida de volum en circulatorio determ ina un ajuste de la frecuencia cardíaca para aum entar la presión arterial m ientras que el organis m o com pensa la pérdida del volum en sanguíneo. ■ E strés. En respuesta al estrés, la estim ulación del sistem a nervioso simpático aum enta la actividad global del corazón. E l estrés aum en ta la frecuencia y la fuerza del latido cardíaco. E l m iedo y la ansie dad, así com o la percepción de un dolor intenso, estim ulan el siste m a simpático. ■ P osición . Cuando una persona está sentada o en pie, la sangre suele acum ularse en los vasos de los lugares declive del sistem a venoso. Esta acum ulación produce una dism inución transitoria del retom o de sangre venosa al corazón con reducción de la presión arterial y aum ento de la frecuencia cardíaca. ■ Patología . A lgunas enferm edades, com o ciertas alteraciones del corazón o las que dificultan la oxigenación, pueden alterar el pulso cardíaco en reposo. Localizaciones del pulso El pulso puede tom arse en nueve lugares (figura 29-13 ■). 1. Tem poral, donde la arteria tem poral pasa sobre el hueso temporal de la cabeza. Este punto se encuentra po r encim a (superior) y lateral (separado de la línea m edia) al ojo. TABLA 29-2 Variaciones de la frecuencia del pulso y la respiración con la edad FRECUENCIA FRECUENCIA M ED IA EDAD Recién nacido 1 año 5-8 años 10 años Adolescente Adulto Anciano M E D IA DE PULSO (Y LÍM ITES) 130 (80-180) 120 (80-140) 100 (75-120) 70 (50-90) 75 (50-90) 80 (60-100) 70 (60-100) DE RESPIRACIONES (Y LÍM ITES) 35 (30-60) 30 (20-40) 20(15-25) 19 (15-25) 18(15-20) 16 (12-2 0 ) 16(15-20) Temporal Apical Femoral F ig u ra 2 9 -1 3 ■ N u e v e lu g a re s p a ra to m a r el pulso. 2. C aro tídeo , en la zona lateral del cue llo donde la arte ria ca ró ti da d iscu rre en tre la tráq u e a y e l m úscu lo esternocle idom as- toideo. ALERTA DE SEGURIDAD No deben presionarse las dos carótidas al m ismo tiem po ya que pue de producirse una caída refleja de la presión arterial o de la frecuencia del pulso. 3. A pical, en e l vértice del corazón . E n un adulto este punto se encuentra situado en el lado izquierdo del tórax, unos 8 cm a la izquierda del esternón y en el qu in to espacio intercostal (área entre las costillas). E n los ancianos, el vértice puede encontrarse más a la izquierda si se dan condiciones que hayan conducido a un aum ento de su tam año. A ntes de los 4 años de edad, el vértice está a la izquierda de la línea m edioclavicular (LM C ) y entre los 4 y 6 años en la LM C (figura 29-14 ■ ). E n un niño de 7 a 9 años, el pulso apical se encuentra en el cuarto o quinto espacio inter costal. 4. B raquial, en la cara interna del m úsculo bíceps en el brazo o en situación m edial en el espacio antecubital. 5. Radial, en el punto en que la arteria radial corre a lo largo del radio, en el lado del pulgar de la parte interna de la muñeca. 6. Fem oral, donde la arteria fem oral pasa a lo largo del ligam ento inguinal. 7. Poplíteo, en el punto en que la arteria poplítea pasa po r detrás de la rodilla. 8. T ibial posterior, sobre la superficie m edial del tobillo, donde la arteria tibial posterior pasa po r detrás del m aléolo medial. 9. Pedio, donde la arteria pedia dorsal pasa sobre los huesos del pie, en una línea im aginaria trazada desde la m itad del tobillo hasta el espacio entre el p rim er y segundo dedos del pie. El punto radial es el m ás utilizado en el adulto. Es fácil de encontrar en la m ayoría de las personas y m uy accesible. A lgunas de las razones que apoyan el uso de cada uno de estos lugares se recogen en la tab la 29-3. F ig u ra 29 -1 4 ■ Localización del pulso apical en un niño menor de 4 años, en un niño de 4 a 6 años y en un adulto. CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 4 7 TABLA 29-3 Razones para tomar el pulso en un lugar específico LUGAR RAZONES PARA USARLO Radial Acceso fácil Temporal Se utiliza cuando el pulso radial no es accesible Carotídeo Se utiliza durante la parada cardíaca o el shock en el adulto Se utiliza para comprobar la circulación cerebral Apical Se utiliza de forma sistemática en los lactantes y niños menores de 3 años Se utiliza para comprobar discrepancias con el pulso radial Se utiliza en combinación con algunos medicamentos Braquial Se utiliza para m edir la presión arterial Se utiliza durante la parada cardíaca en lactantes Femoral Se utiliza en casos de parada cardíaca/shock Se utiliza para comprobar la circulación en una pierna Poplíteo Se utiliza para comprobar la circulación en la parte inferior de la pierna Tibial posterior Se utiliza para comprobar la circulación en el pie Pedio dorsal Se utiliza para comprobar la circulación en el pie Para ejem plos de la aplicación del proceso de enferm ería a pacien tes con alteraciones del pulso, véase «Identificación de diagnósticos, resultados e intervenciones de enferm ería». Valoración del pulso El pulso se valora habitualm ente m ediante palpación (sensación) o auscultación (audición). Para palpar todos los pulsos, excepto el vérti ce del corazón, se utilizan los pulpejos de los tres dedos centrales. Cuando los pulsos son difíciles de valorar se recurre al estetoscopio de ultrasonidos D oppler (EUD; figura 29-15 ■ ). E l com ponente cefálico del EU D tiene unos auriculares sim ilares a los del estetoscopio nor m al, pero posee un largo cordón unido a una unidad de audio con control de volum en y un transductor de ultrasonidos. El EU D detecta los m ovim ientos de los eritrocitos sanguíneos a través de un vaso san guíneo. Al contrario que el estetoscopio convencional, excluye los ruidos am bientales. L a palpación norm al del pulso se efectúa ap licando una presión m oderada con los tres dedos m edios de la m ano. Los pulpejos de los dedos son las zonas m ás sensib les para d etectar e l pulso. S i la p re sión es excesiva se puede ob lite rar el pu lso , m ientras que si no es suficien te es posib le que no pueda detectarse. A ntes de que el profe sional de enferm ería valo re el pu lso en reposo , e l pacien te debe adop tar u n a postu ra cóm oda. A dem ás, debe ten er en cuen ta lo siguiente. ■ C ualquier m ediación que pueda afectar a la frecuencia cardíaca. ■ Si el paciente ha tenido una actividad física significativa. E n ese caso, hay que esperar 10 a 15 m inutos hasta que haya descansado y el pulso haya bajado a su frecuencia habitual. I 5 4 8 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud IDENTIFICACIÓN DE DIAGNÓSTICOS, RESULTADOS E INTERVENCIONES DE ENFERMERÍA P ac ien tes con perfusión tisu la r p e rifé rica in eficaz MUESTRA DE RESULTADOS MUESTRA DE INTERVENCIONES MUESTRA DE DIAGNOSTICO DE DESEADOS*/ INDICADORES SELECCIONADAS*/ ACTIVIDADES ENFERMERIA/OE/7/1//C/0/V DEFINICION DE LA N0Ct DEFINICION DE LA NIC Perfusión tisular periférica ineficaz/fíeducción de la circulación sanguínea en la periferia que podría poner en riesgo la salud Perfusión tisular: periférica[04071/ Adecuación del flujo sanguíneo a través de los vasos de pequeño calibre de las extrem idades para m antener la función de los tejidos ■ Relleno capilar en los dedos ■ Intensidad del pulso pedio Vigilancia de las constantes vitales [6680]/Obtención y análisis de los datos cardiovasculares, respiratorios y de la temperatura corporal para determ inar y prevenir las complicaciones ■ Controlar la presencia y calidad de los pulsos ■ Comprobar simultáneamente los pulsos apical y radial y observar las diferencias ■ Vigilar el ritm o y la frecuencia cardíacos *EI n.° NOC de los resultados deseados y el n.° NIC de las intervenciones de enfermería se encuentran entre corchetes tras el resultado o la intervención correspondiente. Los resultados, los indicadores, las intervenciones y las actividades seleccionadas son solo un ejemplo de los sugeridos en la NOC y la NIC y deben ser individualizados para cada paciente. 'La escala de medición de estos indicadores varfa entre «Desviación intensa del rango normal» y «Sin desviación del rango normal». Véase Apéndice B en la página web de recursos del estudiante. F ig u ra 29-15 ■ Estetoscopio de ultrasonidos Doppler (EUD). ■ T odos lo s da to s basa les sob re la frecu e n cia ca rd íac a norm al del pac ien te. P o r ejem plo , un dep o rtis ta en bu en a fo rm a fís ica puede tener una frecuencia ca rd íaca en reposo in ferio r a 60 lati- dos/m in. ■ Si el paciente debe adoptar alguna posición concreta (p. ej., senta do). E n algunos casos, la frecuencia cam bia según la posición debi do a las m odificaciones del volum en del flujo sanguíneo y a la acti vidad del sistem a nervioso vegetativo. C uando valora el pu lso , el profesional de enferm ería recoge los datos siguientes: frecuencia, ritm o, volum en, elasticidad de la pared arterial y presencia o ausencia de igualdad bilateral. U na frecuencia de pulso excesivam ente ráp ida (p. ej., m ás de 100 latidos/m in en un adul to) se denom ina ta q u icard ia , mientras que una frecuencia en el adulto inferior a 60 latidos/m in se conoce com o b rad icard ia . Si un paciente tienen taquicardia o bradicardia debe valorarse el pulso apical. El r itm o del pulso es el patrón de los latidos y los intervalos entre ellos. En un pulso norm al, los intervalos entre los latidos son iguales. El pulso con ritm o irregular se denom ina a rr itm ia y puede consistir en latidos aleatorios e irregulares o en un patrón dom inante de latidos irregulares (que se docum enta com o «regularm ente irregular»). C uan do se detecta una arritm ia hay que valorar el pulso apical. Para definir con m ayor precisión la arritm ia es necesario realizar un electrocardio gram a (ECG). El vo lu m en de l pulso, tam bién llam ado fuerza o am plitud del pul so, se refiere a la fuerza de la sangre en cada latido. E n general, el volum en del pulso es el m ism o en cada latido. Puede oscilar entre un pulso ausente y uno saltón. E l pulso norm al puede notarse com o una presión m oderada sobre los dedos y puede obliterarse si se aplica m ayor presión. U n volum en sanguíneo pleno o potente, que solo pue de obliterarse con dificultad, se llam a pulso lleno o saltón. El pulso fácil de obliterar con la presión de los dedos se denom ina débil o fili forme. La elasticidad de la pared arterial refleja su capacidad de expan sión o sus deform idades. U na arteria sana y norm al se palpa recta, lisa, blanda y plegable. Las arterias de los ancianos suelen ser poco elásti cas y se notan retorcidas (tortuosas) e irregulares a la palpación. Cuando se valora un pulso periférico para determ inar el grado de adecuación del flujo sanguíneo a una zona concreta del cuerpo (perfu sión), es necesario valorar tam bién el pulso correspondiente en el otro lado del cuerpo. E sta segunda valoración proporciona datos que per m iten com parar los pulsos. P o r ejem plo, al evaluar el flujo sanguíneo del pie derecho se tom a el pulso pedio dorsal de ese lado y a continua ción el pulso pedio dorsal del lado izquierdo. Si los pulsos derecho e izquierdo son iguales en volum en y elasticidad, existe una igualdad bilateral entre los pulsos pedios derecho e izquierdo del paciente. C uando se valora la perfusión y la igualdad no es necesario contar la frecuencia del pulso. La detección de un pulso periférico im plica que tam bién existen los pulsos m ás proxim ales a esa localización. P o r ejem plo, si no puede encontrarse el pulso pedio dorsal, el m ás distal de la extrem idad infe rior, se palpa a continuación el pulso tibial posterior. Si tam poco se encuentra, hay que valorar el pulso poplíteo. Si este se encuentra, ya no es necesario valorar el pulso femoral porque es necesario que esté presente para que pueda existir un pulso m ás distal. La técnica 29-2 contiene las directrices para la valoración de un pulso periférico. Valoración del pulso periférico CAPITULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 4 9 OBJETIVOS ■ Conocer los valores iniciales para comparar con las evaluaciones posteriores ■ Identificar si la frecuencia del pulso se encuentra dentro de los lími tes normales ■ Determinar el volumen del pulso y si el ritmo del pulso es regular ■ Determinar la igualdad de los pulsos periféricos correspondientes a ambos lados del cuerpo Vigilar y valorar los cambios en el estado de salud del paciente Controlar a los pacientes con riesgo de alteraciones del pulso (p. ej., los que tienen antecedentes de cardiopatía o han sufrido arritmias cardíacas, hemorragias, dolor agudo, han recibido grandes volúme nes de líquido en perfusión o tienen fiebre) Valorar la perfusión sanguínea de las extremidades VALORACION Valorar ■ Los signos clínicos de alteraciones cardiovasculares tales como dis nea (respiraciones dificultosas), fatiga, palidez, cianosis (coloración azulada de la piel y mucosas), palpitaciones, síncope (desvaneci mientos) o alteración de la perfusión tisular periférica (manifestada por alteración del color de la piel y temperatura fría) Los factores que pueden alterar la frecuencia del pulso (p. ej., esta do emocional y grado de actividad) Cuál es el lugar más adecuado para la medición según el objetivo que se persiga PLANIFICACION Equipo ■ Reloj con segundero o indicador ■ Si se usa un EUD: sonda transductor, cabezal de estetoscopio, gel de transmisión y pañuelos de papel/limpiador Delegación La medición de los pulsos radial y apical del paciente puede delegarse en el AE o puede ser realizada por un familiar o cui dador en am bientes no hospitalarios. Los informes sobre fre cuencias o ritmos anorm ales del pulso requieren una nueva reevaluación por el profesional de enfermería, quien determina tam bién la acción adecuada si confirma la anomalía. En g en e ral, estas técnicas no se delegan en el AE debido a la habilidad que se requiere para localizar e interpretar los pulsos periféri cos distintos del radial y el braquial y para el uso de los apara to s de ultrasonidos Doppler. APLICACIÓN Preparación Si se usa un EUD, se comprueba que el equipo funciona bien. Realización 1. Antes de realizar el procedimiento hay que presentarse uno mis mo y comprobar la identidad del paciente siguiendo el protocolo de la institución. Se informa al paciente de lo que se va a hacer, por qué es necesario hacerlo y cómo puede cooperar. Se le expli ca cóm o se usarán los resultados en la planificación de los cuida dos o tratamientos posteriores. 2. Se efectúa la higiene de las manos y se siguen los procedimien tos adecuados para el control de la infección. 3. Se proporciona intimidad al paciente. 4. Se selecciona el punto donde tomar el pulso. Habitualmente se toma el pulso radial, a menos que no pueda exponerse o que se vaya a valorar la circulación de otra zona del cuerpo. 5. Se ayuda al paciente a adoptar una posición cómoda en reposo. Cuando se valora el pulso radial, con la palma haciaabajo, el brazo del paciente puede descansar a lo largo del cuerpo o el antebra zo puede colocarse en un ángulo de 90° atravesado sobre el pecho. Si el paciente puede sentarse, el antebrazo puede colocar se sobre el muslo, con la palma de la mano hacia abajo o hacia dentro. (Continúa) Assessing a P eripheral Pulse: Skill C hecklisT] TE CN IC A 29 -2 5 5 0 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud V aloración del pulso periférico (cont.) V I O C. Carotídeo O D. Femoral O E. Poplíteo O G. Pedio 6. Se palpa y se cuenta el pulso. Para ello se coloca la punta de dos o tres dedos medios suavemente y se presiona sobre el punto del pulso. O Fundam ento: El uso del pulgar está contraindicado por que e l pulgar de l profesional de enfermería tiene un pulso que puede confundirse con e l del paciente. • Se cuenta durante 15 segundos y se multiplica por 4. El pulso se informa en latidos por m inuto en la hoja de trabajo. Si es la pri mera vez que se toma el pulso del paciente, cuando se obtienen los datos iniciales, o si es irregular, se cuenta durante 1 minuto completo. Si se encuentra un pulso irregular, hay que tom ar tam bién el pulso apical. O F. Tibial 7. Se valora el ritm o y el volumen del pulso. El ritm o se valora observando el patrón de los intervalos entre los latidos, que en un pulso normal son siempre iguales. Si se trata de la primera valoración se hace durante 1 minuto. 0 Se valora el volumen del pulso. Un pulso normal se siente con una presión moderada e igual en cada latido. El pulso lleno es fuerte; un pulso que se oblitera con facilidad es débil. Se anotan el ritm o y el volumen en la hoja de trabajo. 8. Se registra la frecuencia, el ritm o y el vo lum en del pulso y las acciones de enferm ería en la historia del paciente (v. figura O en técnica 29-1). También se registran en las notas de la enfer mería los datos pertinentes relacionados, ta les com o la varia ción en la frecuencia del pulso en com paración con la normal para el paciente y las alteraciones del color y la tem peratura de la piel. Variación: uso de l EUD ■ Si se usa, se conecta el cabezal del estetoscopio en una de las dos salidas situadas cerca del control del volumen. Las unidades EUD pueden tener dos salidas para que una segunda persona pueda oír las señales. ■ Se aplica el gel de transm isión en la sonda en el extrem o estre cho del estuche de p lástico del transduc to r o en la piel del paciente. F u n dam en to : Los haces de u ltrasonidos no se trans m iten b ien p o r e l aire. El g e l e lim ina e l a ire en la superfic ie de contacto favoreciendo la transm isión óptim a de las ondas ultra sónicas. ■ Se presiona el botón de encendido. CAPÍTULO 29 / C o n s ta n te s v ita le s 5 5 1 Valoración del pulso periférico (cont.) 0 Uso de un estetoscopio (Doppler) para valorar el pulso tibial posterior. EVALUACIÓN ■ Se compara la frecuencia del pulso con los datos iniciales o con los lím ites normales para la edad del paciente. ■ Se relaciona la frecuencia y el volumen del pulso con el resto de las constantes vitales y el ritm o y el volumen del pulso con los datos iniciales y el estado de salud del paciente. ■ Se presiona ligeramente la sonda sobre la piel en el pulgar donde se va a tom ar el pulso para que permanezca en contacto con la piel. O F u n d a m e n to : Una presión demasiado fuerte puede interrum pir e l flujo de sangre y obliterar la señal. ■ Si es necesario se ajusta el volumen. Hay que distinguir los sonidos arteriales de los venosos. El sonido (señal) arterial es claramente pulsátil y posee una calidad de bombeo. El sonido venoso es inter m itente y varía con las respiraciones. Los sonidos arteriales y los venosos se oyen al m ism o tem po a través del EUD ya que las arte rias y venas principales se encuentran juntas en todo el cuerpo. Si los sonidos arteriales no se oyen con facilidad, hay que recolocar la sonda. Si no se puede oír ningún pulso, se moverá la sonda a varias posiciones diferentes en la m isma zona antes de determinar que no hay pulso. ■ Una vez valorado el pulso, se limpia el gel de la sonda para evi ta r dañar su superficie y se limpia el transductor con una solución acuosa. F u n d a m e n t o : El alcohol y los desin fectantes pueden dañar la superficie de l transductor. Se limpia e l ge l de l paciente. ■ Si se toman los pulsos periféricos, se evalúan la igualdad, la frecuencia y el volumen en los lugares correspondientes de ambas extremidades. ■ Se efectúa el seguim iento adecuado, por ejem plo notificando los resultados al principal responsable de la asistencia o administrando la medicación. Valoración del pulso apical L a valoración del pulso apical está indicada en los pacientes con pulso periférico irregular o indetectable, y en los que tienen enferm edades cardiovasculares, pulmonares o renales conocidas. Se suele valorar antes de adm inistrar los fárm acos que afectan a la frecuencia cardíaca. La localización apical se usa tam bién para valorar el pulso de los recién nacidos, los lactantes y los niños de hasta 2 o 3 años. En la técnica 29-3 se presentan las directrices para la valoración del pulso apical. Valoración del pulso apical OBJETIVOS ■ Obtener la frecuencia cardíaca en los recién nacidos, los lactantes y los niños menores de 2 o 3 años, o en un adulto con pulso perifé rico irregular ■ Conocer los valores para comparar con las evaluaciones posterio res VALORACIÓN V a lo ra r ■ Los signos clásicos de alteraciones cardiovasculares com o disnea (dificultad respiratoria), fatiga/debilidad, palidez, cianosis (coloración azulada de la piel y las membranas mucosas), palpitaciones, sínco pe (desfallecimiento) o deterioro de la perfusión de los tejidos peri féricos, evidenciado por decoloración cutánea y baja temperatura PLANIFICACIÓN ■ Determinar si la frecuencia cardíaca se encuentra dentro de los lími tes normales y el ritm o es regular ■ Vigilar a los pacientes con enfermedades cardíacas, pulmonares o renales y a los que reciben medicación para mejorar la función del corazón ■ Los factores que pueden alterar la frecuencia del pulso (p. ej., el estado emocional, el grado de actividad y los medicamentos que influyen sobre la frecuencia cardíaca como la digoxina, los betablo- queantes o los antagonistas del calcio) E q u ip o ■ Reloj con segundero o indicador ■ Estetoscopio ■ Limpiadores con antiséptico ■ Si se usa un EUD: sonda transductor, cabezal del estetoscopio, gel de transmisión y pañuelos de papel/limpiador Delegación D e b id o a l g r a d o d e té c n ic a y c o n o c im ie n to s n e c e s a r io s , n o se s u e le d e le g a r e n e l A E la v a lo ra c ió n d e lo s p u ls o s a p ic a le s . (Continúa) As se ss in g an A pi ca l Pu ls e: S ki ll C he ck lii t] 5 5 2 UNIDAD 7 / V a lo ra c ió n de la sa lud V aloración del pulso apical (cont.) APLICACION Preparación Si se usa un EUD, se comprueba que el equipo funciona bien. Realización 1. Antes de realizar el procedim iento hay que presentarse uno mis m o y comprobar la identidad del paciente siguiendo el protocolo de la institución. Se informa al paciente de lo que se va a hacer, por qué es necesario hacerlo y cóm o puede cooperar. Se le expli ca cóm o se usarán los resultados en la planificación de los cuida dos o tratam ientos posteriores. 2. Se efectúa la higiene de las manos y se siguen los procedimien tos adecuados para el control de la infección. 3. Se proporciona intim idad al paciente. 4. Se coloca al paciente de form a adecuada en una posición supina cómoda o sentado. Se descubre la zona del tórax correspondien te al vértice del corazón. 5. Se localiza el impulso apical, que es el punto sobre el vértice del corazón donde se oye con mayor claridad el pulso apical. • Se palpa el ángulo de Louis (ángulo entre el manubrio o extre mo superior del esternón y el cuerpo de dicho
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