Logo Studenta

Clase 8 - Ressa Fashion Perú

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

PUCP
LIT 103 2020-1 / Fundamentos de lingüística
Mario Montalbetti
Clase 8
Parte I: Resumen de la reunión ZOOM (27.4)
El tema central ha sido cuál es la relación entre palabras y cosas. ¿Cómo es posible que se dé? ¿Cómo se conectan? Tal vez este ha sido el problema central del lenguaje desde que se pensó en él. 
La relación palabra—cosa es problemática por dos razones:
a) No hay nada en una palabra (sonido) que indique que se conecta con un determinado objeto (no hay nada en el sonido “árbol” que diga que deba conectarse a un árbol y no a un gato); y
b) No hay nada en un objeto que indique que deba ser designado por una determinada palabra (no hay nada en un árbol que diga que deba ser referido por el sonido “árbol”).
Por lo tanto, la conclusión evidente es que debe haber un tercer elemento, una tercera cosa que conecte palabra—cosa.
Platón 1 (Carta VII, pentágono) sostuvo que no sólo había una tercera cosa (la definición), sino una cuarta (el conocimiento) y una quinta (la cosa-misma).
Platón 2 (Leyes, triángulo) simplificó el pentágono anterior y lo convirtió en un triángulo: nombre—definición—cosa.
La necesidad de eliminar conocimiento como integrante de la relación nombre—cosa es importante.
 
	Primero: la definición ≠ el conocimiento.
La definición debería ser la misma para todos; el conocimiento varía de persona en persona.
Segundo: Pero si la definición es lo que aparece a la derecha de un término en un diccionario, entonces la definición ≠ el significado. Y esto, a su vez, por dos razones también:
a) la definición debería ser la misma en todos los hablantes pero no lo es: ¿quién tiene la definición de “árbol”? Y, sin embargo todos tenemos (supuestamente) el significado de árbol.
b) El significado no puede ser pues el conjunto de rasgos que aparecen a la derecha de un término en el diccionario. Si uno tiene el significado de “perro” uno puede no tener los significados de cada uno de los rasgos que supuestamente lo define: animal, doméstico, cuadrúpedo, mamífero,…
Pero aún si Platón simplificó su pentágono en triángulo, no indicó realmente cómo es que se conectan palabra y cosa.
Aristóteles (Sobre la interpretación, triángulo) heredó el triángulo platónico, cambiando los nombres de sus vértices: foné (=palabra)—afección del alma—cosa.
Aquí el término clave es “afección del alma” (alma = mente). Nuestra mente es afectada por el mundo exterior. Las cosas del mundo exterior dejan una huella en nuestras mentes. Nuestras mentes son como una masilla en la que las cosas impregnan sus formas. Así, un árbol deja su huella en la mente. Y, cada una de estas afecciones tiene un nombre (foné). Así es como se conecta el nombre con la cosa.
Dos consecuencias serias del modelo aristotélico:
	1) No hay palabra sin cosa.
La razón es evidente: si nada afecta la mente, no hay nada que corresponda a un nombre. Es indispensable que las cosas dejen sus huellas en la mente para que surjan palabras que identifiquen dichas huellas.
2) La palabra da la esencia de la cosa.
El nombre es una entidad seria. No solamente identifica una afección del alma (para distinguirla de alguna otra) sino que como cada cosa se impregna en la mente de manera diferente. Por lo tanto, no puede haber homonimia. Dos cosas distintas no pueden tener el mismo nombre. Entonces, dar el nombre es dar la cosa, no hay equívocos.
Pero, sin duda, el modelo aristotélico tiene problemas, uno en especial: sucede que HAY nombres de cosas que no existen, “unicornio” por ejemplo.
Lo primero que podemos decir es que palabras como “unicornio” no revelan la naturaleza de las cosas a las que se refieren porque… no refieren a nada! Y, sin embargo, hay “verdades” que pueden decirse de ellas.
[Aprecien el problema. Si la verdad es una correspondencia entre lo que decimos y lo que es (“Juan es cojo” es verdad si y solo si Juan es cojo), entonces ¿cómo es que podemos hablar de verdad si no hay cosa?]
Por ejemplo, uno puede decir “Un unicornio tiene un cuerno en la cabeza”. Y eso, sin duda, parece ser verdad; en particular porque es falso que un unicornio NO tenga un cuerno en la cabeza. Entonces, cuál es la diferencia (de verdad) entre:
	(1) Un unicornio tiene un cuerno en la cabeza
	(2) Un gato tiene dos orejas en la cabeza
¿Es la verdad de (1) una verdad “real” y la verdad de (2) una verdad “ficticia”? Pero ¿qué puede querer decir una “verdad ficticia”?
Una posibilidad de distinguir entre (1) y (2) es la siguiente. Un unicornio es lo que decimos que es. El que un unicornio tenga un cuerno en la cabeza depende de que nosotros digamos que lo tiene. Pero el que un gato tenga dos orejas en la cabeza es independiente de cualquier cosa que nosotros digamos.
Entonces (1) es verdad del “significado” como file de rasgos asociados a un sonido, pero (2) es verdad de la cosa (gato).
Quedan pendientes las siguientes extensiones de lo anterior:
a) un poema no es ficción; una novela sí.
b) la ficción respeta el principio de no contradicción de Aristóteles; el poema no.
c) ¿es posible un modelo de lenguaje en el que todos los nombres se traten como “unicornio”—es decir, sin referencia a una cosa (que puede existir o no) sino a un haz de rasgos (a un file semántico)?
d) poema y metáfora y significado
Parte II
Hemos dicho que el origen del problema de la relación palabra—cosa se encuentra en la necesidad de plantear una “tercera cosa” (el significado) que haga el trabajo de establecer la conexión. Así, el modelo fundamental es el de Aristóteles:
				 significado
		 nombre			 cosa
[He puesto directamente nombre en lugar de “foné” y significado en lugar de “afección del alma” para simplificar y modernizar el problema.]
Y ahora daremos un salto del siglo IV a.C. al siglo XX d.C., de Aristóteles a Ferdinand de Saussure. La idea de Saussure es la siguiente. El significado no sirve para conectar palabras y cosas: el significado sirve para otra cosa, sirve para conectar palabras con otras palabras en un lenguaje. Es decir, lo primero que hace Saussure es “amputar” la cosa del triángulo de Aristóteles. Si se quiere entender qué es un lenguaje—dice Saussure—debemos olvidarnos de sus (posibles) relaciones con las cosas y fijarnos en las relaciones que las palabras sostienen entre sí. Por lo tanto:
				significado
		 nombre			 cosa
A la conexión entre nombre y significado, Saussure la llamó SIGNO (lingüístico). El término técnico que Saussure empleó para “nombre” fue significante. Saussure define entonces un signo lingüístico como la conexión entre un significante y un significado.
				significado
 SIGNO =
	 significante			 cosa
A la reunión de todos los signos de un lenguaje, Saussure la llamó langue (lengua). 
Una langue es un sistema de signos.
Entonces tenemos dos definiciones:
	langue: un sistema de signos
	signo: significante + significado
(y la cosa no aparece por ningún lado). 
Noten la diferencia con Aristóteles:
	Aristóteles: 	No hay signo sin cosa.
	Saussure: 	No hay signo con cosa.
Pero ahora surge un problema para Saussure: ¿cómo saber si dos signos son el mismo o si son diferentes? El problema surge precisamente porque Saussure ha eliminado la cosa de su modelo. En el modelo de Aristóteles dos signos (palabras) son distintas porque corresponden a distintas afecciones del alma (producidas por las cosas). Pero sin cosas, en el modelo saussurreano no hay forma de decidir si dos signos son distintos. Como no hay prohibición contra la homonimia, podría ocurrir que un mismo sonido corresponda a diferentes significados—y como el significado ya no guarda relación con la cosa, no hay forma de decir que son distintos. (El caso inverso también es posible: que dos sonidos distintos correspondan al mismo significado.)
Entonces, Saussure necesita de un criterio de identidad para sus signos. Puesto en términos abstractos, si S y S’ son signos ¿cómo saber si <S = S> o si <S ≠ S’>?
Voy a avanzar rápido ahora, con cargo a repasar todo esto en la próxima clase.
La solución de Saussurees una joya—y constituye el origen de lo que luego se llamó estructuralismo. Lo que dijo Saussure fue lo siguiente:
	Un signo es lo que los otros (signos) no son.
	(Curso de lingüística general, Segunda parte, Cap IV, §2)
Este es el principio rector de todo estructuralismo. 
Recuerden que Saussure definió la langue (lengua) como un sistema de signos. Saussure no empleó el término “estructura” pero es lo mismo que sistema. Pudo haber dicho, “es una estructura de signos”. Y una estructura de signos es un objeto peculiar porque en una estructura cada elemento de la estructura se define por ser lo que los otros elementos no son. La identidad de cada signo NO se da por su relación con las cosas (allá afuera en el mundo) sino por su relación con los otros signos.
Un ejemplo rápido. ¿Qué es “gato”? La respuesta de Saussure NO es: es el término que refiere a determinados objetos en el mundo. Más bien, para Saussure “gato” es “no-perro”. Lo que define a “gato” es “no ser perro” (y, por supuesto, “no ser cocodrilo, cucaracha, caballo,…”: esta extensión es un problema solucionable. Pasémosla por alto por ahora.).
Otro ejemplo: Cuando decimos “yo” a veces nos apuntamos el pecho. Esto es ridículo para Saussure: “yo” no apunta a nada en el mundo que lo defina. En realidad “yo” sólo quiere decir “no-ustedes”.
Hay un anti-esencialismo feroz en todo estructuralismo.
En una estructura los signos se definen entre sí, negativamente: son lo que los otros no son. Entonces, no hay elementos positivos en la lengua. En realidad todos los elementos son negativos: no hay “gato” propiamente sino sólo “no-perro, no-cocodrilo, etc.” A esto es a lo que se le llama un sistema diferencial, porque lo único que importa es la diferencia entre los elementos de un sistema.
Si una lengua es una estructura de signos, entonces, esta es la forma de una lengua:
		 = {-a, -b, -c, -d,…}
donde  (sigma mayúscula griega) es el símbolo para estructura; y donde -a, -b, -c, etc. son los signos.
Los signos no son nada en sí mismo sino son su posición en la estructura. Por “su posición” quiero decir, son el conjunto de relaciones negativas que guardan con los otros signos. Una vez más, en una estructura sólo hay diferencias.
El modelo de Saussure es entonces el siguiente:
				 significado
 
		significante			 cosa
Noten que al triángulo original aristotélico (convertido en mero binomio por amputación de la cosa) le ha crecido un nuevo triángulo por inclusión del término  (estructura).El nuevo triángulo conecta —significante—significado.
El siguiente es un caso ilustrativo un poco más detallado para entender la noción de estructura como sistema diferencial.
En castellano tenemos tres términos básicos para designar una protuberancia de masa sobre el horizonte: “colina”, “cerro”, “montaña”.
Podemos ordenarlos de la siguiente forma:
			colina | cerro | montaña
Entonces, estructuralmente podemos decir lo siguiente: una colina no es una colina por su relación con un cierto objeto en el mundo. Una colina es en realidad {no-cerro, -montaña}. Lo mismo con cerro = {no-colina, no-montaña} y con montaña = {no-colina, no-cerro}. Entonces, en realidad, lo que tenemos son los siguientes tres elementos en la estructura:
	a) {no-cerro, -montaña}
	b) {no-colina, no-montaña} 
	c) {no-colina, no-cerro}
Nosotros, por comodidad, al conjunto (a) lo llamamos “colina”, y al conjunto (b) “cerro”, y al conjunto (c) “montaña”. Pero, en verdad, solo tenemos estos elementos negativos en la estructura.
Fijémonos, a continuación, qué ocurre en una lengua (estructura) como el inglés. En inglés sólo existen dos términos para indicar protuberancias de masas sobre el horizonte: “hill” y “mountain”. Los podemos ordenar así:
			hill | mountain
Y lo mismo que hemos dicho para el castellano lo podemos aplicar al inglés.
Ahora, si comparamos el castellano con el inglés, obtenemos lo siguiente:
			colina | cerro | montaña
			 hill | mountain
En inglés no hay cerros (!). El término “hill” cubre lo que es “colina” en castellano y parte de “cerro”; y lo que es “mountain” cubre parte de “cerro” y “mountain”. [Por supuesto, el inglés tiene formas de ‘producir’ cerros: “big hill” o “small mountain”.] Pero entonces se dan cuenta que la relación con la cosa es innecesaria (y engañosa) porque “colina” y “hill” no se definen por su relación con el mundo sino por su relación con los otros términos de la estructura a la que pertenecen. 
Como les dije, repasaremos todo esto en la próxima clase.
Lectura
F. de Saussure, Curso de lingüística general.
He incluido un par de páginas en dos pdfs (Saussure1 y Saussure2).

Otros materiales