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PUCP
LIT 103 2020-1 / Fundamentos de lingüística
Mario Montalbetti
Clase 21
La idea de que se puede operar (intervenir) en las estructuras argumentales y modificarlas, por ejemplo, mediante procedimientos morfológicos (como sufijación) es particularmente interesante. Veremos más adelante cómo la aplicación de estas operaciones en textos poéticos es uno de los generadores de “poeticidad”. Hemos destacado tres tales operaciones:
	a) aumento de una valencia
	b) reducción de una valencia
	c) herencia de una valencia
A continuación haremos un estudio de caso para entender mejor todo esto: las llamadas oraciones reflexivas. Es decir, queremos saber cómo analizar oraciones como (1), una típica reflexiva.
	1)	Juan se lavó
La interpretación tradicional es que en (1) la acción del agente (Juan) recae sobre sí mismo, es decir, (1) = Juan lava a Juan. ¿Cómo explicar esto? Una posibilidad es la siguiente. Supongamos que la estructura argumental de (1) es
	2)	lavar2 (Juan, se)
			 | |
			 Ag T
Es decir, se satisface el rol temático de Tema. Pero es claro que (2) no es suficiente: en ningún lugar de (2) se dice que Juan = se—y ese es el punto central de la interpretación reflexiva. Entonces, (2) deja sin explicar cómo es que el agente realiza una acción que recae en él mismo. Lo único que (2) dice es que Juan lava a se. Debemos añadir, por lo tanto, la siguiente estipulación: el análisis de (1) es (2) + “ah, y además Juan es se”. No parece muy elegante.
Pero, podríamos solucionar esto de otra forma. Digamos que la estructura de lavar es (3),
	(3)	lavar2 ( ___ , ___ )
			 | |
			 Ag T
y que se es una operación sobre (3). ¿Qué operación? Supongamos que lo que se hace es, precisamente, indicar que Ag = T. De la siguiente manera:
	(4)	lavar2 ( ___ , ___ )	 =>	 lavar-se2 ( _____ )
			 | |			 |
			 Ag T			 Ag = T
Noten que, en realidad, se hace dos cosas:
	a. mantiene la valencia de 2 de lavar: lavar sigue asignando dos roles temáticos (Agente y Tema). Esto es crucial para que Juan realice una acción sobre sí mismo.
	b. identifica al Ag con el T, dice que son el mismo—y, por lo tanto, una sola FN puede satisfacer la posición abierta.
La reflexiva sería el caso extraño en el que un predicado (lavar, por ejemplo) asigna dos roles temáticos a una sola FN (Juan). El resultado es, en principio, el deseado: el Ag realiza una acción sobre sí mismo como T.
Pero hay un problema con este análisis, y es la oración siguiente:
	(5)	Juan se lavó las manos
Ahora, si aplicamos el análisis propuesto en (4), obtenemos,
	(6)	lavar2 (Juan, las manos)	=>	 lavar-se2 ( ____ )
			 | |				 |
			 Ag	 T			 Ag = T
Pero ahora tenemos varios problemas. La parte (b) de la solución (4) suponía que se necesitaba una sola FN para satisfacer el predicado lavar-se. Pero tenemos dos: Juan y las manos. Y peor aún, lo que (4) termina diciendo es que Juan = las manos, que obviamente no queremos como resultado.
Aquí hay dos salidas: 
o abandonamos (4) como análisis de las reflexivas,
o decimos que (5) no es una reflexiva. 
Voy a suponer que es mejor abandonar (4) y buscar otra solución para las reflexivas en lugar de decir que (5) no es una reflexiva.
Necesitamos más datos. A continuación algunas oraciones que son relevantes para llegar a una solución.
	(7)	Juan se lavó la bicicleta
	(8)	Juan lavó sus manos
	(9)	Juan se lavó sus manos
Algunas observaciones: el se de (7) no es un se-reflexivo. La interpretación de (7) debe ser otra. Por ejemplo, hay un se que he denominado “se-proeza”, como cuando decimos,
	(10)	Juan se leyó la novela en una noche
que solemos interpretar como “(increíble / admirable / mangia!) la leyó en una noche”. Tal vez el se de (7) pueda ser un se-proeza en este sentido. Tal vez haya otra interpretación, pero me parece claro que no se trata de un se-reflexivo.
La oración (8), sin se, es interesante. De hecho, el contraste que debemos examinar es el que existe entre (8) y (9) que repito a continuación;
	(8)	Juan lavó sus manos 	
	(9)	Juan se lavó sus manos
Creo que (8) puede interpretarse ya sea como que Juan lavó sus propias manos o como que Juan lavó las manos de un tercero (como cuando decimos, Juan encontró a María y lavó sus manos). Pero (9) es MUY extraña. Si forzamos una interpretación reflexiva, interpretamos lo siguiente: Juan lavó sus propias manos para beneficio de Juan. Pero aquí, la noción de “para beneficio de Juan” la da el se y la reflexividad surge de asumir que sus es “de Juan”. En otras palabras, este se parecería no ser reflexivo sino benefactivo. Si el se es considerado reflexivo, (9) parece un exceso de posesión, como cuando decimos Su casa del maestro.
Entiendo que este pequeño análisis de (8-9) es un poco sutil. Les pido que piensen la diferencia entre (8) y (9). Comparen, por ejemplo, ese par con el siguiente triplete:
	(1o)	Juan levantó su mano
	(11)	Juan levantó la mano
	(12)	Juan se levantó su mano
		 
Piensen bien qué significa cada oración y, si pueden, busquen ejemplos similares. 
Noten, igualmente, que (7) no es una reflexiva. ¿En qué caso podría serlo? No sé si han visto (o escuchado hablar de) una película de Tim Burton llamada Edward Scissorhands (creo que traducida como “El joven manos de tijera”). En ella Edward tiene manos que son tijeras. Bueno, uno podría decir,
	(13)	Edward se lavó las tijeras
e interpretarla como una reflexiva. Pero, si cambian Edward por sus nombres,
	(14)	(Mario) se lavó las tijeras
es imposible interpretar (14) como una reflexiva. Y eso conecta con la idea de que (7) no es una reflexiva.
Me detengo por ahora acá.
Quiero que piensen en todos estos problemas y que traten de encontrar una solución en términos de estructuras argumentales. Piensen en qué hace el se-reflexivo, cómo opera en la estructuras argumentales y cómo debe interpretarse.

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