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GESTIÓN PÚBLICA
La gestión pública proviene de la palabra latina gestio-onem, por lo que el gestor es un procesador, un hacedor de acciones. En español, el vocablo gestión ha sido usado generalmente como sinónimo de administración. "La voz gestión pública se encuentra precedido de otros conceptos que le dan su origen: el public managementy (la gerencia pública). Incluso, para algunos estudiosos se puede usar indistintamente la palabra Gerencia Pública y Gestión Pública." 
Se ha llegado al extremo de quienes sostienen que es más deseable el uso del término gerencia, debido a que es más flexible y ágil que el de administración. 
Para Ospina (1993), la administración pública connota una orientación tradicional centrada en la aplicación de funciones administrativas genéricas con cierto grado de pasividad y orientado a la situación en ese momento. Esta concepción de la administración como disciplina aplicada y basada en la utilización mecanicista de conceptos administrativos tradicionales, es una de las percepciones más comunes que se presentan para atacarla, aunque habría que decir que no se presentan los argumentos concretos para su detrimento. Mientras la gestión pública connota una orientación más agresiva, orientada a la acción y a la solución creativa de los problemas de la administración dentro de un contexto de innovación y con la ayuda de instrumentos racionales. Según Ospina (1993) ésta es una concepción más integral, basada en la aplicación de conocimientos y técnicas modernas, apoyadas por ejercicios de reflexión sistemática de la práctica profesional en el contexto del trabajo.
La gestión supone la aceptación de la responsabilidad de dirigir un sistema cuando no es posible el control, y cuando los procesos ecológicos espontáneos producen resultados poco satisfactorios. Es un proceso de adaptación que avanza por experimentación, aprendizaje e innovación en un entorno cambiante. No es la promulgación de un programa preconcebido ni la aplicación de normas. La gestión es un concepto que puede aplicarse en el gobierno con mayor amplitud que el control, precisamente porque las políticas requieren una cooperación intensa y prolongada entre muchas organizaciones. Por eso mismo es difícil, ya que requiere una acción común en presencia de intereses organizados diferentes y quizá opuestos.
Si la gestión en general consiste en saber hacer algo por intermedio de las personas; la gestión pública consiste en saber hacer algo por intermedio de otras organizaciones. La gestión pública suele implicar el entendimiento de la compleja y delicada tarea de aceptar la responsabilidad de dirigir una red interinstitucional. La coordinación entre organizaciones que son formalmente autónomas, pero funcionalmente interdependientes es una de las claves para conseguir la eficacia en la gestión pública.
La Gestión Pública es el campo de estudio que representa una "orientación" de un mismo objeto de estudio: la Administración Pública. No es una ciencia debido a que no tiene objeto de estudio propio o que le sea exclusivo, por lo tanto, tiene un incipiente desarrollo en su campo de estudio. No obstante, es un conjunto de investigaciones basadas en estudios de casos y con predominancia empírica, aplicable e institucional. 
La gestión pública es la parte más dinámica de la administración pública, que se define como el conjunto de actividades, acciones, tareas y diligencias que se realizan para alcanzar los fines del interés público, tanto al interior de la operación de una organización pública, como en el exterior mediante la interrelación con otras organizaciones gubernamentales.
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y GESTIÓN PÚBLICA
Existe una polémica, por una parte, entre los que sostienen a la Administración Pública como campo de estudio, disciplina de enseñanza y ámbito de ejercicio profesional. Por otro lado, aquellos que quisieran actualmente referirse a la gestión pública como un paradigma que resuelve los problemas de los gobiernos y que tiene un carácter más dinámico y flexible, por lo que se sostiene que es mejor referirse a la gestión pública (Ospina. 1993). Frente al paradigma del rnanagernent en su versión de gestión pública, se encuentran argumentos que ubican adecuadamente su relación con la Administración Pública.
Un primer asunto es que se cuestiona que la voz administración pública se considera inadecuada y ambigua. La ciencia de la administración pública ha sido reducida de ciencia social a un paradigma singular, que tiende a ser descalificado a favor de una denominación que tradicionalmente era parte de su definición y alcance de estudio: public management, en inglés. Debe quedar claro, que el management es una orientación de un objeto de estudio mayor y del cual comparte su origen: la Administración Pública. Otro problema lo constituye la irrupción de ese paradigma autodenominado New Public Management (Nueva Gestión Pública), que es una reminiscencia añeja que incorpora las técnicas privadas a la administración pública, pero ahora se realiza mediante la vía de la economía neoclásica.
Este desconcierto, por el cual la Ciencia de la Administración Pública es reducida a un mero paradigma, provoca serios problemas de traducción al español con perjuicio para la construcción conceptual y la irrupción acrítica de modelos de privatización impulsados por el neoliberalismo y que constituye un obstáculo para el desarrollo de nuestra disciplina. Un principio de solución es el redescubrimiento de la voz Administración Pública, reivindicando su utilidad conceptual, sin menosprecio alguno del uso fructuoso que puedan ofrecer nuevos o renovados paradigmas.
LOS MODELOS DE GESTIÓN PUBLICA
Definición
Modelo de gestión es una particular combinación de elementos que una organización utiliza para obtener resultados destinados al logro de objetivos. Tales elementos son: 
a) tecnologías centrales y de gestión que, 
b) transforman recursos disponibles en productos materiales y/o simbólicos para satisfacer fines, 
c) alineando el sistema social a todo lo anterior.
Importancia
El primer beneficio consiste en que la empresa lleva a cabo un análisis profundo de lo que realmente desea obtener y cómo. En segundo lugar, dirige los recursos de la empresa a la obtención de los resultados deseados y, en tercer lugar, permite detectar todo aquello que supone un despilfarro para la empresa y eliminarlo. Es decir, ayuda a las empresas a centrarse en la creación de valor en su núcleo de negocio.
Modelos de la gestión pública
· Modelo de gestión burocrático.
· Modelo de gestión innovativo
· Modelo de gestión participativo. 
· Modelo de gestión de anarquía organizada.
EL MODELO BUROCRÁTICO
El modelo de administración burocrática o weberiano, fue el paradigma inspirador de todo movimiento internacional de reforma administrativa de los años 50 y 60. La racionalidad legal gerencial burocrática, que ya había presidido la construcción histórica de los estados liberales del derecho, fue también el modelo que inspiro, tras la segunda guerra mundial, tanto la construcción institucional de los Estados en desarrollo como la de los grandes servicios nacionales del bienestar, característicos del Estado Social. 
Weber concebía la burocracia como “…la forma de organización a través de la cual opera el sistema de dominación política nacional o legal. El tipo de sistema que da sentido a la burocracia se contrapone a los sistemas de dominación carismática y tradicional, que no son racionales porque no se basan en la obediencia a la norma legal”. La denominación legal o racional del modelo weberiano, articulada a través de la burocracia se basaba en:
La definición del interés público desde la perspectiva fundamentalmente “administrativista” esto implicaba reclutar, desarrollar y conservar expertos en el campo de la administración, la ingeniería y el trabajo social. 
El logro de resultados en función de las especialidades de los expertos y bajo una fuerte orientación de inversión pública. 
La legitimación de la selección de los expertos y funcionariosno electos en un Estado administrativo. 
La aplicación de sus conocimientos y normas profesionales a los problemas existentes en sus campos de especialización. 
El modelo burocrático buscaba la eficiencia, entendía a ella como su paradigma. En esa concepción para lograr eficiencia se despersonaliza la gestión, las personas tienen como fundamento el cumplimiento de lo que la institucionalidad formal les define. Los funcionarios cumplen estrictamente lo establecido por el contenido del cargo y ejecutan lo que las normas establecen sin discusión alguna. En todo caso, la gestión de los servidores públicos debía guiarse por la obligación y no por la misión. De esta forma, el modelo Weberiano efectuaba la distinción entre un experto y un tomador de decisiones. El experto (científico) ejecutaba lo que el tomador de decisiones (político) establecía en función de su lectura de la realidad. Separaba, consiguientemente, la administración de la política. 
Weber, hace una clara distinción entre el político y el administrador. El primero que vive de y para la política con una clara racionalidad hacia la consecución y uso del poder y los instrumentos que el Estado le permite en cuanto al ejerció de la función pública. Una de las bases de la burocracia establece que el mérito y la rigurosidad académica permite la eficiencia del Estado cuando un cuerpo de funcionarios especialistas apoyan las decisiones, incluso políticas, bajo severos estándares de conocimientos.
El paradigma de organización burocrática sobre el que se sustentaron, en general, las administraciones públicas ha inducido al desarrollo de un tipo de gestión cuya realidad ha sido el de servir a la administración misma, centrada en los intereses inmediatos y en las expectativas de sus funcionarios y directivos. La legitimidad y legalidad de sus actos han dependido del grado de sometimiento a los procedimientos consagrados en el ordenamiento jurídico, independientemente de su eficacia material, de su efectividad y, consecuentemente, de la responsabilidad pública involucrada.
MODELO DE GESTIÓN INNOVATIVO
Este modelo de gestión toma como fundamento las creencias del campo paradigmático individualista. Estas creencias, aplicadas al desarrollo de modelos de gestión pública, tienen implicancias en al menos dos sentidos: 
a) visión sobre el rol del Estado; 
b) visión sobre la eficiencia y eficacia de las organizaciones públicas. 
En cuanto al rol del Estado, se considera que el Estado debe generar las condiciones para el pleno desarrollo de las libertades individuales, asegurar las reglas de la sana competencia, desregular la actividad privada para garantizar la mayor potencialidad que las fuerzas empresariales del mercado pueden producir, aplicar la ley para que todo lo anterior pueda cumplirse.
La clave para la solución de los problemas que enfrenta el Estado es la innovación y la creatividad destinadas a encontrar nuevas soluciones a nuevos (y viejos) problemas, y que dicha innovación es imposible lograrla en un marco restrictivo de reglas y normas que cercenan la capacidad de crear y hacer.
Remitiéndonos a Osborne y Gabler (1994), que fueron pioneros en el desarrollo de esta perspectiva, ellos hablan de “reinventar el gobierno” y proponen dicha reinvención basados en un credo que, en líneas generales, sostiene estos principios:
 • La importancia que en una sociedad tiene el Gobierno; 
• La necesidad de disponer de un Gobierno eficaz y eficiente; 
• Tener en claro que el problema de la ineficiencia de las administraciones públicas no es la gente sino los sistemas que emplea; 
• El problema del Gobierno no es el mayor o menor nivel de gasto o la mayor o menor cantidad de funciones que desempeña, sino el espíritu con el cual encara y resuelve los problemas a los que se enfrenta, cuestión que implica la necesidad de reinventarlo. 
A partir de ese credo y dando un paso más en el proceso de la reinvención, aparecen grandes líneas de reforma, esencialmente: 
• La necesidad de focalizar los roles del Estado en la formulación de estrategias y políticas y no en su ejecución (mejor timonear que remar); 
• Delegar en la comunidad y el sector privado aquello que ellos pueden hacer mejor; 
• Inyectar competitividad en la prestación de los servicios públicos; 
• Generar organizaciones públicas orientadas a objetivos; 
• Impulsar la gestión por resultados; 
• Impulsar la orientación al cliente;
 • Introducir espíritu empresarial en la gestión estatal; 
• Fortalecer las capacidades anticipatorias del Estado a través de la planificación; descentralizar la acción del Gobierno; 
• Promover el trabajo en equipo; 
• Promover la participación; 
• Provocar un cambio a través del mercado. 
Cuando los actores individuales son caracterizados como solo “gobernados por precios e incentivos” se pierde de vista que ello puede ser condición necesaria pero no suficiente para garantizar una participación con impacto en la eficiencia y efectividad de la gestión pública. 
En este sentido, los ciudadanos también necesitan (y fundamentalmente necesitan) instituciones y agentes que actúen de manera confiable e integra sobre la base de principios, reglas, estándares y objetivos conocidos.
MODELO DE GESTIÓN PARTICIPATIVO
Es la consecuencia de un proceso completo de acciones y toma de decisiones, que incluye desde el abordaje, estudio y comprensión de un problema, hasta el diseño y la puesta en práctica de propuestas, liderando por instancias colectivas, de una gran representatividad sustentada en la participación. Este proceso requiere un aprendizaje conjunto y continuo para los grupos sociales, que les permita incidir en el diseño de las políticas públicas y el establecimiento de vínculos institucionales.
Para hacer una caracterización del modelo de gestión participativo, debemos primero recurrir al concepto de governance que contemporáneamente inunda la bibliografía de ciencias políticas y administración pública. Lo mejor en este caso es hacer en primer lugar una breve recorrida histórica que nos muestre la evolución del concepto, para luego tomar de dicha evolución lo que consideramos pertinente a fin de caracterizar el modelo de gestión participativo. 
Así entonces, governance se viene utilizando desde sus orígenes, más o menos como sinónimo de dirección política, entendido esto como un proceso jerárquico en donde el Gobierno/El Estado aplica la ley, garantizando de esta forma un orden social que toda la sociedad acepta y al que se somete. Sin embargo, el término governance ha sido utilizado más recientemente para indicar un nuevo estilo de gobierno, distinto del modelo del control jerárquico y caracterizado por “un mayor grado de cooperación y por la interacción entre el Estado y los actores no estatales al interior de redes decisionales mixtas entre lo público y lo privado”.
Dado que los diversos agentes públicos y/o privados en el interior de tales sectores tienen intereses típicamente diferentes, aparece el problema de cómo encontrar un acuerdo sobre una solución eficaz, sin descargar los costos sobre quienes no están involucrados a la red. 
En particular, el Estado mantiene el derecho de ratificación legal, el derecho de imponer decisiones autoritarias allí donde los actores sociales no lleguen a alguna conclusión, y el derecho de intervenir con una acción legal o ejecutiva en el caso en que un sistema autónomo no satisfaga las expectativas de regulación. Por tanto, el control jerárquico y la autorregulación social no son mutuamente excluyentes. Ellos son principios ordenadores diferentes que a menudo resultan amalgamados, y su combinación y autorregulación “a la sombra de la jerarquía”, puede ser más provechosa que cualquier otra forma.
Su trabajo es aplicar leyes, políticas e instrucciones emanadas de oficiales electos o del régimen político gubernamental en su conjunto, constituyéndose de esta forma como un apéndice del proceso de gobierno.
Todo ello después tendrá luego sus posibilidades de promover una efectiva transformación, en la medida que resulte posible disponer denuevas tecnologías gerenciales que aseguren criterios impersonales, objetivos y universales en la asignación de los recursos, e incluir: reglas universales de participación y criterios objetivos e impersonales en la selección de prioridades; un proceso decisorio que involucre la negociación entre las partes; la superación del despotismo burocrático por un poder compartido; visibilidad de las acciones, mecanismos de exposición y rendición de cuentas; control público sobre los gobernantes. 
MODELO DE GESTIÓN DE ANARQUÍA ORGANIZADA
Especialmente en la descripción del campo paradigmático fatalista, la aparente contradicción entre la concepción tradicional que tenemos de las organizaciones y el modelo de gestión, al que denominaremos Anarquía Organizada, congruente con dicho campo paradigmático.
“Las anarquías organizadas son organizaciones caracterizadas por preferencias problemáticas, tecnologías difusas y participación fluida. Recientes estudios sobre universidades (una forma familiar de anarquía organizada), sugieren que dichas organizaciones pueden ser vistas como una colección de soluciones buscando problemas, temas y problemas buscando situaciones decisorias que permitan ventilarlos, y tomadores de decisiones que están buscando trabajo.” 
En estos modelos de gestión las preferencias que guían todo proceso decisorio son problemáticas, en el sentido que no resulta fácil identificar cuál de estas preferencias hay que poner en juego a la hora de decidir, a la hora de elegir una alternativa de entre varias posibles. 
Si bien los procesos decisorios generalmente son conceptualizados siguiendo una secuencia en donde primero aparecen los problemas, luego las alternativas decisorias que pueden resolverlo, luego la evaluación de cada una de dichas alternativas, para pasar después a la identificación de consecuencias/impactos y, finalmente, la consideración de dichos impactos en términos de objetivos y resultados, para terminar evaluando en qué medida cada alternativa cierra la brecha entre lo que tenemos y lo que queremos, este proceso, para quienes sostienen o estudian los modelos de gestión de anarquía organizada, no describe adecuadamente como suceden las cosas en la realidad.

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