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NEUROCIENCIAS III Unidad III 
USAL Posadas Licenciatura en Psicología 
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EPILEPSIA 
 
Concepto, etiología y tratamiento: 
 
Epilepsia etimológicamente proviene del griego y significa sorpresa, ataque o 
caerse sobre sí mismo. Los griegos la consideraban una enfermedad divina o 
sagrada, ya que "sólo Dios podía poseer una persona, sacudirla, hacerla caer, 
dejarla como muerta y después revivirla". Hipócrates y Galeno fueron quienes 
describieron que los ataques provenían del cerebro. Sin embargo, durante 
siglos y aún en nuestros días es una afección que se la asocia a mitos e ideas 
fantasiosas emparentadas con demonios o maleficios. 
 
Las crisis epilépticas producen una alteración momentánea del 
funcionamiento cerebral, debida a la descarga súbita y desproporcionada de 
los impulsos eléctricos que habitualmente utilizan las células del cerebro. Esta 
descarga puede afectar únicamente a una parte del cerebro (crisis parciales o 
focales) o comprometer a todo el cerebro (crisis generalizadas). Los síntomas 
que presente una persona durante una crisis epiléptica dependerán entonces 
de la o las zonas del cerebro que estén siendo afectadas por la descarga. Por 
lo tanto, existen muchos tipos diferentes de crisis epilépticas. 
 
Las epilepsias son afecciones crónicas, de etiología diversa, caracterizadas por 
crisis recurrentes debidas a una descarga excesiva de las neuronas cerebrales, 
asociadas a diversas manifestaciones clínicas y paraclínicas. Esta definición 
dada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) refleja que no se trata de 
una sola enfermedad, sino de un conjunto de enfermedades con 
manifestaciones comunes, Una crisis epiléptica es una crisis cerebral por 
descarga neuronal excesiva. La epilepsia propiamente tal se caracteriza por la 
repetición de estas crisis. Las manifestaciones clínicas de la epilepsia incluyen 
una serie de movimientos, trastornos de conciencia, sensaciones y 
percepciones anormales o una combinación de tales sin tomas. 
 
Las crisis epilépticas son las manifestaciones clínicas (síntomas y signos) de 
la actividad anormal, excesiva y/o hipersincrónica, de las neuronas de la 
corteza cerebral. La epilepsia en un trastorno paroxístico de la función cerebral 
de comienzo súbito, corta duración y recurrente (no necesariamente una 
convulsión), debido a una descarga neuronal excesiva, desordenada, 
sincrónica y rítmica de un grupo o la totalidad de las neuronas cerebrales 
corticales (en el caso de convulsiones generalizadas), que se acompaña en 
algunas ocasiones de movimientos clónicos o hipertonicidad de la musculatura 
esquelética por su contracción súbita en forma localizada o generalizada 
 
Las cifras acerca de la magnitud de la epilepsia son muy variables, pues 
dependen de la metodología de los estudios, del tipo de muestra, de la 
precisión del diagnóstico, etc. No obstante lo anterior, se puede decir que al 
menos el 5 % de las personas han sufrido una crisis epiléptica en su vida. Con 
respecto a la epilepsia propiamente tal, su prevalencia en Europa y Norte 
América es de 5 a 6 por mil habitantes. En la Argentina se estima unos 330.000 
pacientes que la padecen. Puede comenzar a cualquier edad pero, los infantes 
y los mayores de 60 años constituyen los grupos etarios que muestran la mayor 
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cantidad de casos nuevos. En el campo de la Neurología es uno de los 
trastornos más comunes. Pero, las repercusiones no sólo físicas, sino también 
familiares y sociales que impactan en la calidad de vida de estos individuos 
hace que el enfoque deba ser multidisciplinario. 
 
Su etiología es variable, incluyéndose varios factores: 
 
1. Genéticos. La epilepsia de crisis generalizadas tiene un claro 
componente hereditario ya que es 10 veces más común entre padres, 
hermanos e hijos de enfermos siguiendo un patrón de herencia 
poligénica y en la epilepsia mioclónica juvenil se sospecha una 
asociación con el cromosoma 6. En la epilepsia de crisis parciales el 
componente genético es menos importante, pero algunos de los subtipos 
se asocian a alteraciones en el cromosoma 10 (epilepsia del lóbulo 
frontal nocturna). 
2. Obstétricos (anoxia perinatal p.ej.), infecciones del SNC, enfermedades 
virales infantiles, traumatismo craneoencefálico o enfermedad vascular 
cerebral, más frecuentes en la epilepsia de crisis parciales. El 
compromiso del SNC por la presencia de alguno de éstos factores 
permite la activación espontánea y no controlada de grupos neuronales 
que en algunos casos puede involucrar regiones adyacentes. Las 
características de éstas despolarizaciones determinará el tipo de 
manifestación epiléptica en un paciente dado. 
3. Idiopáticas, lo que significa de causa desconocida 
 
El tratamiento se realiza con medicamentos anticonvulsivantes, que tienen 
perfiles diferentes y por ello se utilizan en algunos pero no en todos los tipos de 
crisis. Tales medicamentos anticonvulsivantes pueden ser medidos en sangre 
para establecer si el paciente se encuentra en el rango terapéutico o no, o si 
está cerca al nivel tóxico. Si no se da un control de las crisis con adecuados 
niveles plasmáticos, se sugiere cambiar el anticonvulsivante antes que 
asociarlo. 
 
En la niñez no dar tratamiento con la primera crisis y en adultos es preciso 
confirmar el diagnóstico (con al menos 2 crisis típicas). Debe tenerse en 
cuenta, además, que el paciente debe evitar el consumo de alcohol, el 
trasnochar y los deportes como equitación, ciclismo, natación o actividades 
laborales que puedan poner en peligro su vida y la de los demás. 
 
En embarazadas con epilepsia el riesgo de mortalidad de sus hijos es mucho 
mayor que en embarazadas normales. Aunque los anticonvulsivantes pueden 
reducir significativamente esta mortalidad al controlar las crisis, debe tenerse 
en cuenta que se han asociado a teratogénesis (7% de los embarazos vs. 2 a 
3% de la población general). 
 
 
Tipos de trastorno epiléptico. 
 
El diagnóstico es básicamente clínico, utilizándose el EEG sólo para su 
confirmación (en menores de 16 años el EEG no tiene valor pronóstico). 
 
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Desde un punto de vista clínico semiológico es útil la clasificación que 
diferencia dos grupos básicos: las crisis epilépticas parciales y las crisis 
epilépticas generalizadas. En las primeras, la crisis es producida por una 
descarga localizada en un área de la corteza de uno de los hemisferios 
cerebrales, manifestándose por síntomas que van a depender de la función del 
área afectada. Las crisis parciales simples mantienen la conciencia 
conservada, hecho que no ocurre en las parciales complejas; ambas pueden 
tener generalización secundaria. Las crisis generalizadas se caracterizan por 
un compromiso inicial simultáneo de ambos hemisferios cerebrales. 
 
Las crisis parciales son producidas con cierta frecuencia por un daño 
estructural del cerebro, en relación con cicatrices, tumores, malformaciones 
arteriovenosas o infartos; por lo tanto, requieren de un estudio etiológico más 
urgente que las crisis generalizadas. Estas últimas son habitualmente el 
resultado de una predisposición genética y es menos probable el hallazgo de 
una causa específica susceptible de tratamiento etiológico, siendo considera 
das en este caso “epilepsias idiopáticas". Existen crisis parciales idiopáticas 
propias del niño. 
 
La diferenciación entre los distintos subgrupos de crisis epilépticas permite 
seleccionar el anticonvulsivanteque tiene más probabilidad de controlar el tipo 
de crisis mediante una monoterapia, aspecto fundamental en la terapia actual. 
 
 
A. CRISIS PARCIALES 
 
1. CRISIS PARCIALES SIMPLES 
 
Son crisis localizadas (focales) sin trastorno de conciencia, es decir, se 
conserva la capacidad de responder a estímulos externos o de recordar por 
completo lo ocurrido durante la crisis. El EEG puede presentar alteraciones 
focales, generalizadas o incluso ser enteramente normal. Las crisis parciales 
simples más comunes corresponden a los cuatro tipos siguientes: 
 
1.1. Con síntomas motores 
 
Son crisis tónicas o clónicas limitadas a una parte del hemicuerpo, tal como 
cara, mano, pie u otras áreas del mismo lado; puede abarcar todo el 
hemicuerpo, con o sin marcha jacksoniana. A veces es seguida de parálisis de 
Todd. 
 
1.2. Con síntomas somatosensoriales y sensoriales 
 
Son crisis de sensaciones parestésicas localizadas (hormigueo, picazón, 
entumecimiento, etc.) en el hemicuerpo correspondiente. Existen también crisis 
sensoriales específicas (visuales, auditivas, olfatorias, gustatorias o 
vertiginosas). 
 
 
 
 
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1.3. Con síntomas autonámicos o neurovegetativos. 
 
Son crisis de síntomas digestivos o gastrointestinales (salivación, malestar 
abdominal, vómitos), respiratorios o circulatorios (apnea, palidez, rubor, 
sudoración), vésicoureterales (emisión de orina), etc.; la midriasis es 
probablemente el signo neurovegetativo más común. Rara vez se presentan 
aisladas, acompañando con frecuencia a otras crisis parciales. 
 
1.4. Con síntomas psíquicos 
 
Son crisis con trastornos de las funciones encefálicas superiores. Pueden 
ser las siguientes: 
 
Crisis dismnésicas o distorsión de la memoria. Las más comunes son crisis de 
“ya visto” o “jamás visto”. 
 
Crisis cognitivas tales como estados de ensoñación o sensaciones de 
irrealidad. 
 
Crisis disfásicas tales como palilalia o afasia. 
 
Crisis afectivas tales como sensaciones de extremo placer, displacer, angustia 
o terror diurno no provocado (niños). 
 
Crisis ilusorias tales como macropsias, micropsias o metamorfopsias. 
 
Crisis alucinatorias tales como luces o escenas. Este tipo de crisis debe 
diferenciarse de las alucinaciones hipnagógicas. Son breves y causantes de 
perplejidad en el paciente. 
 
2. CRISIS PARCIALES COMPLEJAS 
 
Son crisis localizadas (focales) que se acompañan con algún grado de 
compromiso de conciencia, de origen temporal en el 85% de los casos y 
compromiso bilateral frecuentemente que suele durar más de 60 segundos y 
rara vez menos de 10 segundos. El trastorno de la conciencia puede ocurrir 
desde el inicio de la crisis o durante su transcurso, asociado o no con 
automatismos. El EEG presenta una descarga unilateral o bilateral, en regiones 
frontal o temporal. 
 
Los automatismos son una actividad motora involuntaria más o menos 
coordinada y adaptativa que recurre durante el estado de alteración de la 
conciencia en el transcurso de, o después de, una crisis epiléptica, y 
usualmente seguida de amnesia del evento, por una descarga que compromete 
varias áreas del sistema límbico. 
 
Hay dos grandes grupos de automatismos: 
 
a) Automatismos perseverativos, es decir, la continuación de la actividad que 
estaba realizando el paciente. 
 
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b) Automatismos nuevos durante el curso de la crisis, frecuentemente 
relacionados con estímulos externos circunstanciales (arreglarse la ropa, 
caminar, repetir silabas o palabras). 
 
3. CRISIS PARCIALES SECUNDARIAMENTE GENERALIZADAS 
 
Son crisis parciales simples o complejas que progresan hacia una crisis 
generalizada de tipo tónico-clónica, tónica o clónica. El EEG se caracteriza 
inicialmente por manifestaciones correspondientes a la crisis parcial y que 
evoluciona a una descarga generalizada. 
 
B. CRISIS GENERALIZADAS 
 
1. AUSENCIAS 
 
Las crisis de ausencia se desarrollan en la infancia (6 a 10 años) y a veces 
desaparecen en la pubertad. Se caracterizan por interrupción de la actividad en 
forma súbita, con mirada fija, mutismo por espacio de 5 a 20 segundos y luego 
reinicio de la actividad previa. Con frecuencia se acompaña de clonías, 
especialmente de párpados, o automatismos de breve duración Son frecuentes 
(10 a 100 episodios por día) y pueden ser desencadenadas con 
hiperventilación o estimulación fótica. Se ha relacionado con un gen 
autosómico dominante. En el EEG se aprecia patrón de espiga-onda lenta de 3 
ciclos / segundo, sincrónico y de alto voltaje. 
 
2. MIOCLONICAS 
 
Contracción muscular, de fracciones de segundos, generalizada o localizada 
a un grupo de músculos, generalmente en los miembros superiores y 
principalmente en las mañanas. El EEG se caracteriza por poliespigas o 
complejo espiga-onda. 
 
3. TONICO-CLONICAS 
 
Compromiso de conciencia de instalación brusca, con contractura muscular 
generalizada inicial (fase tónica), responsable a veces de la mordedura de la 
lengua, del llamado grito epiléptico y de emisión de gases rectales; es seguida 
de movimientos clónicos de cara y extremidades (fase clónica), y con diferentes 
manifestaciones vegetativas tales como cianosis, palidez e incontinencia 
esfinteriana. La duración de la crisis varía de 2-5 minutos. Le sigue un estado 
post ictal, con confusión o sueño posterior. El EEG se caracteriza en la fase 
tónica por descargas de espigas, en la fase clónica por espiga-onda y en el 
estado post ictal por enlentecimiento. 
 
4. TONICAS Y CLONICAS 
 
Están limitadas sólo a la fase respectiva de la crisis tónico-clónica, tanto en 
su componente clínico como electroencefalográfico. 
 
 
 
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5. ATONICAS 
 
Disminución o pérdida del tono postural que puede ser masiva, con caída 
brusca al suelo o limitada a la cabeza, la mandíbula o a una extremidad. Dura 
desde segundos a minutos. El EEG se caracteriza por espigas y ondas de 
frecuencia variable. 
 
 
CLASIFICACION SEMIOLOGICA DE LAS CRISIS EPILEPTICAS 
 
A. CRISIS PARCIALES (crisis de comienzo focal) 
 
1. Crisis parciales simples (sin compromiso de conciencia) 
1.1. Con síntomas motores 
1.2. Con síntomas somatosensoriales y sensoriales 
1.3. Con síntomas autonómicos o neurovegetativos 
1 4. Con síntomas psíquicos 
 
2. Crisis parciales complejas (con compromiso de conciencia) 
2.1. Parciales simples seguidas de compromiso de conciencia, con o sin automatismos 
2.2. Con compromiso de conciencia desde el inicio, con o sin automatismos 
3. Crisis parciales secundariamente generalizadas 
B. CRISIS GENERALIZADAS (bilaterales, simétricas y sin comienzo focal) 
1. Ausencias 
2. Mioclónicas 
3. Tónico-clónicas 
4. Tónicas y Clónicas 
5. Atónicas 
C. NO CLASIFICADAS 
 
Incluye todas las que por información incompleta es imposible clasificar en algunas de las 
categorías descritas. 
 
 
Aspectos psiquiátricos de las epilepsias. 
 
Las manifestaciones psiquiátricas de las epilepsias pueden aparecer durante 
las crisis (ictales),entre las crisis (interictales) o inmediatamente antes o 
después de las crisis (perictales). Las manifestaciones emocionales, 
conductuales o cognitivas son multifactoriales, dependiendo de la localización 
anatómica, del patrón de propagación, de particularidades biológicas y 
socioculturales. 
 
Período ictal: Miedo, ansiedad, depresión, rabia, irritabilidad, placer, déjà vu, 
jamais vu, desrealización, despersonalización, disociación, taquipsiquia, 
pensamiento incoherente, alucinaciones, experiencia mística. 
 
Período interictal: Agresividad, "minuciosidad", desinhibición/euforia 
irritabilidad, paranoia, tristeza, rabia, interés sexual alterado, labilidad 
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emocional, sentimiento de culpa, obsesividad, personalidad viscosa, aumento 
de interés por asuntos religiosos y filosóficos 
 
Las asociaciones entre epilepsia y tipo de psicopatología dependen de la 
ubicación del foco epileptógeno, como lo muestra un estudio realizado en 40 
pacientes con epilepsia focal que fueron evaluados con TEP en el período 
interictal y con diferentes escalas como Inventario de Depresión de Beck (BDI) 
y Inventario de Obsesiones de Leyton (LOI), entre otras. Este estudio mostró 
que los pacientes con un foco en el lado izquierdo, presentaron altos niveles en 
la BDI, asociados con hipoperfusión bifrontal y pacientes con un foco en el lado 
derecho, presentaron altos niveles en la LOI asociados con hiperperfusión 
frontotemporal derecha, caudado y tálamo. 
 
La prevalencia de cuadros psicóticos en epilépticos es de 9.1%, con una 
incidencia anual de 0.3% en 1285 pacientes (la mayoría con epilepsia del 
lóbulo frontal) de un estudio japonés. Los síntomas semejan una esquizofrenia 
de tipo crónico presente en el 4.6% de los pacientes y que va precedida por 
cambios de personalidad; se manifiesta con ilusiones y alucinaciones auditivas 
paranoides (esquizofreniformes). Se diferencia del trastorno psicótico como tal 
en el menor compromiso del afecto, menor incidencia familiar e historia de 
epilepsia por varios años. Generalmente hay compromiso del lóbulo temporal 
dominante. 
 
Las psicosis postictales se caracterizan por episodios psicóticos que se 
presentan después de los primeros 7 días de ocurrida una serie de 
convulsiones y que se acompañan de alteraciones en la TEP (hiperperfusión 
frontal) sin cambios EEG durante los episodios psicóticos. El delirio orgánico 
puede incluso deberse a los mismos anticonvulsivantes que con el uso 
prolongado pueden producir una disminución del ácido fólico y la vitamina B12. 
A mayor dosis de anticonvulsivantes, mayor riesgo de psicosis en epilépticos. 
 
También se pueden presentar trastornos de la conducta (hipercinesia, 
impulsividad, farmacodependencia), trastornos del afecto (depresión, ansiedad) y 
trastornos de aprendizaje. La sintomatología depresiva en pacientes con 
trastornos convulsivos difiere de aquella propia de los pacientes con Trastorno 
depresivo mayor, pues solamente se encontraron alteraciones como bajo nivel de 
energía, afecto triste y pesimismo en más de 30% de 280 pacientes evaluados 
con el Inventario de Depresión de Beck 
 
 
Epilepsia y personalidad. 
 
Las manifestaciones interictales, es decir los síntomas que se presentan 
entre las crisis (ictus) consisten en cambios crónicos de la estructura de 
personalidad como incremento en la agresividad, emocionalidad intensa, 
religiosidad o moralismo extremo, pérdida del humor y del interés sexual 
(excesiva expresión de los afectos e ideas sobreelaboradas). También se han 
descripto cambios en el comportamiento sexual (hiposexualidad), religiosidad 
marcada, viscosidad (pedantería, detallismo, circunstancialidad, hipergrafia...). 
 
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La Epilepsia del Lóbulo Temporal tal vez ha sido la más estudiada desde el 
punto de vista neuropsiquiátrico respecto a la afección de la personalidad. Se 
ha asociado a cambios en: emoción, religiosidad, sexualidad y necesidad de 
mantenerse escribiendo durante períodos muy prolongados (hipergrafia). 
Desde el punto de vista cognoscitivo, las características más frecuentemente 
reportadas son: alteraciones en el procesamiento lingüístico cuando el foco es 
izquierdo, y en las habilidades visuoespaciales cuando es derecho. 
 
 
 
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON 
HIPERACTIVIDAD 
 
 
El “Trastorno por déficit de atención con hiperactividad” (TDAH) se 
caracteriza por síntomas persistentes de desatención y/o hiperactividad o 
impulsividad, más frecuentes o graves que los que presentan normalmente 
niños es la misma etapa del desarrollo. El término "hiperkinesia" se utilizó para 
describir a una clase de niños (posteriormente jóvenes y adultos) que 
presentan un comportamiento especial, diferente de la mayoría, a los que se 
considera "normales". En la actualidad se lo considera como un trastorno de 
conducta, caracterizado básicamente por la imposibilidad de mantener la 
atención en una situación durante un período de tiempo razonablemente 
prolongado. 
 
 
Se destaca en estos niños: 
 
1- Una actividad motriz excesiva (se mueven constantemente y mucho más 
que lo "normal") además, su movimiento no parece justificado por la necesidad 
de hacer algo; parece que "se mueve por moverse" 
2- Una importante dificultad para poner atención a las cosas: lo que ven o 
escuchan. Atienden con interés durante unos períodos de tiempo muy breves, 
insuficientes para analizar las cosas con detenimiento y eficacia. 
3- Una gran impulsividad o falta de reflexividad, que se pone de manifiesto 
cada vez que tienen que responder a una pregunta o tomar una decisión. Lo 
hacen siempre o casi siempre, sin "pararse a pensar antes de actuar" 
4- Suelen abandonar lo que están haciendo sin haberlo terminado. Empiezan 
cosas y no las terminan: juegos, tareas escolares,... 
5- Su falta de atención les dificulta aprender muchas cosas, espontáneamente, 
torpes: rompen cosas sin querer, tropiezan, se golpean. 
 
A la falta de unanimidad en los criterios para definir a un niño hiperactivo, se 
ha unido el hecho de que los cuestionarios y escalas más utilizados en distintos 
países, ponen de manifiesto más frecuentemente niños con problemas de 
comportamiento, que niños con déficit atencional. Debido a esto y a que se 
suele identificar erróneamente a todos los niños que se mueven mucho (en 
realidad niños "hiperkinéticos", pero no necesariamente "hiperactivos") con los 
niños con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), se ha 
venido aceptando un porcentaje de un 3% a un 5% de la población general, 
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como posiblemente afectados por este problema. No obstante, puede 
asegurarse que los estudios fiables de prevalencia del TDAH, todavía no se 
han llevado a cabo a falta de instrumentos adecuados para llevarlos a cabo. 
 
Parece darse con más frecuencia en niños que en niñas, pero en muchos 
casos de consulta por "posible hiperactividad", aparecen niños muy inquietos 
motrizmente, con graves problemas de disciplina, pero sin déficit de atención, 
lo que haría necesario descartar todas estas consultas de "hiperactividad 
falsa". La inteligencia no tiene relación alguna conla hiperactividad; por lo 
tanto, hay niños hiperactivos con una inteligencia normal, baja y alta. 
 
 
El TDAH se pone de manifiesto desde el primer año de vida, aunque resulta 
difícil, cuando no imposible, confirmar tal diagnóstico hasta los 4-5 años de 
edad porque la capacidad atencional (sus destrezas atencionales) se está 
desarrollando y el niño está en un período de exploración y manipulación que 
hace que los criterios de diagnóstico no discriminen entre lo que es un 
comportamiento normal y el que no lo es. Como todos los niños hiperactivos, 
correctamente identificados a partir de los seis años de edad, presentaron su 
conducta problemática desde el primer año de vida, se considera un trastorno 
de base biológica. Aparentemente la hiperactividad no tiene ninguna relación 
con factores ambientales, tales como alimentación o educación inadecuadas. 
 
El núcleo del problema está constituido por una diferencia biológica en este 
grupo de personas, caracterizada por un funcionamiento cerebral anómalo, con 
respecto a la norma de la especie. Si bien las pruebas actuales todavía no 
permiten identificar un mal funcionamiento cerebral asociado al TDAH de una 
manera convincente el déficit en el funcionamiento biológico puede analizarse 
desde diversas perspectivas: 
 
a) Desde una perspectiva bioquímica, el TDAH puede manifestarse como una 
diferencia en el equilibrio de neurotransmisores en determinadas zonas del 
cerebro, sin embargo, esta diferencia no es exclusiva de este trastorno por 
lo cual, no es posible utilizar estos hallazgos como elemento diagnóstico. 
b) Desde una perspectiva bioeléctrica, puede manifestarse como ciertas 
alteraciones en el trazado EEG; sin embargo, como en el caso anterior, 
estas anomalías, cuando se presentan, tampoco constituyen un elemento 
de identificación del TDAH. 
c) Desde una perspectiva neuropsicológica, parece manifestarse un 
rendimiento deficitario en tareas en las que intervengan ciertas áreas del 
lóbulo frontal. Igualmente, estos resultados son inconsistentes para 
constituir elementos diagnósticos relevantes. 
d) Desde una perspectiva comportamental, la manifestación directa del 
trastorno, lo que consideramos, por lo tanto, "núcleo del problema", lo 
constituye una actividad motriz excesiva y un cambio de atención muy 
frecuente. 
 
La evolución espontánea del trastorno es impredictible, ya que el resultado 
evolutivo dependerá de otros importantes factores: su capacidad intelectual, el 
estilo educativo de sus padres y el estilo educativo de sus profesores. Existe el 
riesgo de que tenga problemas graves de conducta social: inadaptación o 
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delincuencia ya asociada al fracaso escolar generalizado y a la falta de apoyo 
familiar. La probabilidad de que el niño fracase escolarmente es muy alta si: 
- Los padres ignoran sus dificultades y le exigen demasiado. 
- Los padres ignoran sus dificultades y le exigen lo mismo que a los demás. 
- Posee una capacidad intelectual baja (CI < 100)

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