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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
LICENCIATURA EN LENGUAJE Y PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL
Análisis de la imagen contemporánea
Discriminación en el trabajo, reto o realidad para la mujer.
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Nombre: Cristopher Gelacio Camacho Castaño.
No. Matrícula: 1581755.
Grupo: 504. 	
Discriminación en el trabajo, reto o realidad para la mujer.
Pieza:
Discurso:
El 25 de noviembre se celebra el Día mundial por la erradicación de la violencia contra la mujer. Son muchas, desgraciadamente, las asignaturas pendientes para que la mitad del género humano deje de estar en situación de vulnerabilidad frente a la otra mitad. Muchas de esas cuestiones por abordar se dan en el ámbito del trabajo, donde las mujeres, además de seguir ganando menos y teniendo menos posibilidades de ascenso lo que para muchos significa una violencia estructural, siguen sufriendo comentarios y actitudes sexistas por parte de sus compañeros varones. El acoso laboral por razón de sexo y el acoso sexual estarían en lo más alto de una escala que admite muchos grados intermedios de violencia.
“Las empresas son un reflejo de la sociedad patriarcal. Menosprecian a las mujeres y eso se ve reflejado en la discriminación que sufren, tanto en salario como en acceso o la promoción. Este desprecio hacia las mujeres es una conducta machista que tiene consecuencias graves en la vida de las mujeres”, explica la socióloga, activista y consultora de género Ángeles Briñón.
Esta conducta machista en el trabajo se traduce en que “contratar a mujeres para puestos que han sido considerados tradicionalmente ‘de mujeres’ es una forma extendida de machismo”. “Por ejemplo, se contrata a una mujer como secretaria y se espera de ella, de forma más o menos explícita, que cumpla tareas más allá de las profesionales, por ejemplo, servir el café o realizar tareas personales para el jefe”.
Según un estudio publicado en la revista Psychology of Women Quarterly, la mayor parte de las prácticas machistas dentro del ámbito laboral pueden englobarse dentro de lo que se ha dado en llamar ‘micromachismos’, lo cual no quiere decir que sean menos perniciosos para las mujeres que otras prácticas descritas directamente y sin prefijos como machistas. Dentro de esta ‘violencia de baja intensidad’, que cala como una lluvia fina pero constante, entra el uso continuado de lenguaje machista, ignorar o devaluar a las mujeres en reuniones o la justificación de la ausencia de mujeres en puestos directivos.
El mencionado trabajo señala que estas prácticas resultan tan perjudiciales para el bienestar de las mujeres en el trabajo como otras formas aparentemente más graves de maltrato laboral. Según los autores, “las organizaciones deben tener tolerancia cero y actuar de misma manera que lo hacen con acoso sexual” para evitar que estas conductas se perpetúen y formar a los trabajadores “sobre el carácter nocivo de este tipo de actitudes”. Es la única manera, explican, de acabar con el “clima organizacional sexista”, que no solo afecta a las mujeres, sino a todas las personas que trabajan en ella.
Acoso sexual en el trabajo
Uno de los estudios más completos al respecto lo llevó a cabo el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en 2006 y estaba centrado, sobre todo, en el acoso sexual en el trabajo. Ese análisis destacaba que un 23,7% de las mujeres en España afirmaban sentirse violentadas en el trabajo por chistes de contenido sexual, calificados por los autores como ‘acoso leve’. Sin embargo, este informe también reflejaba que, dentro de la categoría de ‘acoso grave’, más de un 4% de las mujeres referían haber sufrido comentarios, preguntas e insinuaciones sobre su vida sexual en su puesto de trabajo.
Más allá del acoso laboral, este estudio detectaba una alta prevalencia de otros tipos de violencia. Las mujeres que participaron en este estudio mostraron una alta percepción de inestabilidad e inseguridad laboral (el 52,3% de las mujeres entrevistadas con contrato temporal consideran que su puesto es poco o nada seguro), además, el 18,6% de las mujeres entrevistadas declaró sentirse discriminada en su trabajo por el hecho de serlo.
La consultora de género Ángeles Briñón explica que estos problemas son más frecuentes y más difíciles de abordar en las pequeñas empresas. “El acoso sexual y el acoso por razón de sexo se dan de forma diferente en función del tamaño de la empresa y las consecuencias son diferentes”, explica. “Mientras en una multinacional puede encontrar apoyo, en una pyme es más complicado, dada la cercanía entre la dirección y el personal”.
Según detalla esta socióloga y activista, “cada vez hay más empresas, en general multinacionales, que se están tomando en serio la igualdad de género y este es el mejor camino para erradicar las actitudes machistas. Medidas claras y concretas cuando se produce acoso o discriminación es la mejor manera de eliminar el machismo en el entorno laboral”.
Referencias artísticas:
 
Marco teórico:
· Estudio:
http://www.navarra.es/NR/rdonlyres/D91FE499-4898-4EDD-AA09-213A8AF122EA/153594/MTASEstudioAcosoSexual.pdf
· Tesis:
https://www.tdx.cat/handle/10803/134054#page=1

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