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Hipertensión arterial en la atención primaria de salud Hipertensión.indd IHipertensión.indd I 14/09/2009 15:29:1614/09/2009 15:29:16 www.rinconmedico.org Hipertensión arterial en la atención primaria de salud Dr. C. Jorge P. Alfonzo Guerra Profesor Titular y Consultante de la Facultad de Ciencias Médicas Girón del Instituto de Ciencias Médicas de La Habana Especialista de II Grado en Nefrología La Habana, 2009 Hipertensión.indd IIIHipertensión.indd III 14/09/2009 15:29:3314/09/2009 15:29:33 Edición, realización y emplane: Ing. José Quesada Pantoja Diseño: Ac. Luciano Ortelio Sánchez Núñez Corrección: Mayra Renté Reyes Fotos: Héctor Sanabria Orta Jorge P. Alfonzo Guerra y coautores, 2009 Sobre la presente edición: Editorial Ciencias Médicas, 2009 ISBN: 978-959-212-530-8 Editorial Ciencias Médicas Calle 23 No. 202 entre N y O, Edifi cio Soto Vedado, La Habana, Cuba, CP 10400 Teléfono: 832 5338 / 838 3375 E-mail: ecimed@infomed.sld.cu Catalogación Editorial Ciencias Médicas Alfonzo Guerra, Jorge P. Hipertensión arterial en la atención primaria de salud / Jorge P. Alfonzo Guerra et al.—La Habana: Editorial Ciencias Médicas, 2009. 304 p. : il., tab. WG 340 1. Hipertensión 2. Atención Primaria de Salud I. Pérez Caballero, Manuel Delfín II. Hernández Cueto, Mario de J. III. García Barreto, David Hipertensión.indd IVHipertensión.indd IV 14/09/2009 15:29:3414/09/2009 15:29:34 A la memoria del profesor Ignacio Macías Castro. A los médicos y enfermeras del Sistema Nacional de Atención Primaria de nuestro Sistema de Salud y a los hipertensos actuales y futuros que serán los benefi ciarios directos de estas recomendaciones. Hipertensión.indd VHipertensión.indd V 14/09/2009 15:29:3414/09/2009 15:29:34 Agradecimientos A los profesores y miembros de la Comisión Nacional Técnica Asesora del Programa de Hipertensión Arterial, que en función de expertos, me acompañan en este proyecto. A los compañeros Reynaldo de la Noval García, Emilio M. Zayas Somoza, Alfredo Dueñas Herrera, David García Barreto, Mario de J. Hernández Cueto y Delfín Pérez Caballero que tuvieron la amabilidad de revisar el manuscrito inicial y brindar justas críticas y sugerencias que permitieron corregir defectos, omisiones y errores de todo tipo para lograr un texto más coherente con nuestros propósitos. Agradecimiento especial para el doctor David García Barreto mi más férreo crítico, que me proporcionó parte de sus amplios cono- cimientos y experiencias para ser empleados en este libro, parte de los cuales se plasman en capítulos propios y otros, en particular los de tratamiento. A los coautores Delfín Pérez Caballero y Mario de J. Hernández Cueto que compartieron muchas horas en escribir, revisar y modifi car varios de los capítulos. A todos los que directa o indirectamente colaboraron en la edición de este libro sobre todo al editor José Quesada Pantoja por las muchas horas de trabajo en la confección del texto fi nal para que este fuera más comprensible y presentable. Hipertensión.indd VIIHipertensión.indd VII 14/09/2009 15:29:3414/09/2009 15:29:34 Autor principal JORGE P. ALFONZO GUERRA Doctor en Medicina de la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana (1963). Servicio Médico Social en la provincia de Camagüey (1963-1966). Residencia en Medicina Interna en el Hospital General Universitario Joaquín Albarrán (1966-1968). En 1966 integra el grupo fundador del Instituto de Nefrología donde ocupa el cargo de Subdirector Docente desde 1968 hasta el 2003. Doctor en Ciencias Médicas. Profesor Titular y Consultante de la Facultad de Ciencias Médicas Girón del Instituto de Ciencias Médicas de La Habana. In- vestigador Titular y de Mérito del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Especialista de I Grado en Medicina Interna y de II Grado en Ne- frología. Assistance Etranger de la Faculté Necker Enfants Malades de París, Francia. Professor of Medicine, Faculty of Medicine Black Lion University Hospital, Addis Abeba, Etiopía. Autor y colaborador de ocho libros de la especialidad de nefrología y ciencias afi nes; ha publicado más de 200 trabajos en revistas nacionales y de otros países. Presidente de la Sociedad Cubana de Nefrología y miembro de numerosas socie- dades médicas nacionales y extranjeras. Miembro de Honor de la International Society of Nephrology y de su Comité para el Desarrollo Global de la Nefrología en América Latina. Fue Vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Ne- frología e Hipertensión y Secretario-Tesorero de la Sociedad Latinoamericana de Trasplante de Órganos y Tejidos. Ha tenido múltiples responsabilidades administrativas y de asesoría en el Minis- terio de Salud Pública: Secretario del Grupo Nacional de Nefrología, Miembro de la Comisión Nacional Técnica Asesora del Programa de Hipertensión Arterial, Hipertensión.indd IXHipertensión.indd IX 14/09/2009 15:29:3414/09/2009 15:29:34 Presidente de la Comisión Asesora del Rector para el Desarrollo de la Nefro- logía del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, Presidente de la Comisión Nacional de Acreditación de Áreas Docentes, Representante en el Consejo de Ayuda Mutua Económica para el Trasplante Renal. También labora en las áreas básicas de interés e investigación: trasplante renal, docencia de posgrado, computación aplicada a la medicina, hipertensión arterial y factores de riesgo de enfermedades crónicas no trasmisibles. Ha impartido, recibido y organizado cursos de posgrado en Cuba y en el extranjero. Le han otorgado varios premios en los Concursos Nacionales del Ministerio de Salud Pública, de la Academia de Ciencias de Cuba y en los Forum de Ciencia y Técnica. Es además tutor de 34 tesis de especialistas y de grado científi co. Ha participado como autor principal y colaborador en más de 25 investigaciones en las temáticas de hipertensión, trasplante, docencia, epidemiología y clínica nefrológica. Hipertensión.indd XHipertensión.indd X 14/09/2009 15:29:3414/09/2009 15:29:34 Coautores MANUEL DELFÍN PÉREZ CABALLERO Doctor en Ciencias Médicas. Especialista de II Grado en Medicina Interna. Profesor Titular de Medicina Interna del Hospital Universitario Clínico Qui- rúrgico Hermanos Ameijeiras. Profesor Consultante del Instituto Superior de Ciencisa Médicas de La Habana. Presidente de la Comisión Nacional Técnica Asesora del Programa de Hipertensión Arterial. Secretario del Consejo Editor de la Revista Cubana de Medicina Interna. Miembro de la Sociedad Latinoame- ricana de Medicina Interna. Miembro Fundador de la Sociedad Interamericana de Medicina Interna. Profesor de Medicina Interna en la Universidad de Adén, República de Yemen. Ha publicado más de 30 trabajos en revistas nacionales y extranjeras. MARIO DE J. HERNÁNDEZ CUETO Especialista de I Grado en Cirugía. Especialista de I Grado en Administración de Salud. Editor principal de la página de hipertensión arterial del Centro de Información de Ciencias Médicas del Ministerio de Salud Pública. Coautor de los formularios Nacionales de Medicamentos del 2003 y 2006 y del folleto Hipertensión arterial. Guía para la prevención, diagnóstico y tratamiento. Miembro de la Comisión Nacional Técnica Asesora del Programa de Hiper- tensión Arterial. DAVID GARCÍA BARRETO Doctor en Ciencias. Especialista de II Grado en Cardiología. Profesor Titular y Consultante de Cardiología del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascu- lar. Investigador Titular y de Mérito del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Fue profesor e investigador del Departamento de Farmacología Hipertensión.indd XIHipertensión.indd XI 14/09/2009 15:29:3414/09/2009 15:29:34 de la Universidad Autónoma de México y del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez. Maestría en Cardiología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Becario de Farmacología de la Organización Mundial de la Salud en Santiagode Chile y de Cardiología Nuclear en Alemania. Editor de la Revista Cubana de Cardiología. Miembro del Consejo Editorial de la Revista Latina de Cardiología y de la Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas. Ha publi- cado más de 120 artículos en revistas cubanas y en el extranjero. Es, además, autor y coautor de cuatro libros de la cardiología y farmacología. Hipertensión.indd XIIHipertensión.indd XII 14/09/2009 15:29:3414/09/2009 15:29:34 Contenido Capítulo 1. Introducción / 1 Jorge P. Alfonzo Guerra Capítulo 2. Historia de la hipertensión / 7 David García Barreto Datos históricos acerca del aparato circulatorio / 7 Reconocimiento y medida de la presión arterial / 9 Nacimiento del esfi gmomanómetro / 11 Hipertensión y procesos patológicos / 12 Esfi gmomanómetros / 12 Tratamiento de la hipertensión arterial / 16 Capítulo 3. Defi niciones / 21 Jorge P. Alfonzo Guerra Presión arterial / 21 Variación de las cifras de presión arterial / 22 Hipertensión arterial / 24 Variaciones en el tiempo de las cifras límites aceptadas de hipertensión / 24 Presión arterial normal en niños y adolescentes / 25 Capítulo 4. Clasifi cación, síntomas e historia natural de la hipertensión / 29 Jorge P. Alfonzo Guerra Clasifi cación / 29 Hipertensión esencial o primaria, secundaria e iatrogénica / 29 Estados Unidos y Europa / 30 Guía cubana Hipertensión arterial. Guía para la prevención, diagnóstico y tratamiento / 31 Otras nomenclaturas / 31 Hipertensión.indd XIIIHipertensión.indd XIII 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Hipertensión sistólica / 31 Hipertensión diastólica / 31 Hipertensión sisto-diastólica / 32 Hipertensión sistólica aislada / 32 Presión de pulso / 32 Prehipertensión / 32 Hipertensión de bata blanca / 32 Hipertensión refractaria o resistente / 32 Hipertensión acelerada o maligna / 32 Hipertensión controlada / 33 Hipotensión ortostática o postural / 33 Hipertensión arterial primaria o de causa desconocida / 33 Hipertensión arterial secundaria / 33 Hipertenso aislado nocturno (dipper invertido o riser) / 33 Normotenso verdadero / 34 Síntomas / 34 Historia natural / 35 Capítulo 5. Medición de la presión arterial / 37 Jorge P. Alfonzo Guerra Medición de la presión arterial / 38 Equipos de medición / 38 Técnica para medir la presión arterial / 40 Bases de la técnica / 41 Automedida de la presión arterial / 45 Indicaciones y contraindicaciones / 45 Ventajas y desventajas / 46 Monitoreo ambulatorio de la presión arterial / 47 Indicaciones y contraindicaciones / 48 Ventajas y desventajas / 49 Técnica de medida / 51 Ventajas e inconvenientes / 52 Interpretación de los resultados del monitoreo ambulatorio de la presión arterial / 53 Análisis de los cambios de la presión arterial, las cargas, del ciclo circadiano y la frecuencia cardiaca / 53 Análisis de los cambios de la presión arterial / 53 Análisis de las cargas / 54 Análisis del ciclo circadiano / 54 Análisis de la frecuencia cardiaca / 55 Valores del monitoreo ambulatorio de la presión arterial y las cifras en consulta / 55 Hipertensión.indd XIVHipertensión.indd XIV 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Algoritmo para la automedida y el monitoreo ambulatorio de la presión arterial / 55 Monitoreo ambulatorio de la presión arterial en niños / 57 Capítulo 6. Riesgo de ser hipertenso / 59 Jorge P. Alfonzo Guerra Técnica de la prueba de frío / 60 Prueba isométrica o del peso sostenido / 60 Técnica de la prueba de peso sostenido / 61 Criterios de positividad de la prueba / 62 Necesidad de medirse la presión arterial. Probabilidad de ser hipertenso / 63 Capítulo 7. Evaluación clínica del paciente hipertenso / 65 Jorge P. Alfonzo Guerra Objetivos de la evaluación / 65 Historia clínica / 66 Objetivos / 66 Síntomas sugestivos de posible existencia de una causa secundaria de hipertensión / 67 Esquema de la anamnesis a practicar / 67 El examen físico / 68 Procedimientos diagnósticos / 69 Exámenes de laboratorio / 69 Estudios de imágenes / 72 Despistaje del síndrome metabólico / 73 Prevalencia / 74 Defi niciones del síndrome metabólico / 75 OMS (1998) / 76 ATP III del Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol de Estados Unidos (2001) / 76 Grupo Europeo para el Estudio de la Resistencia a la Insulina / 76 Federación Internacional de la Diabetes / 77 Clasifi cación cubana para niños y adolescentes / 77 Remisión del hipertenso o solicitud de una consulta especializada / 78 Capítulo 8. Fisiopatología de la hipertensión arterial / 81 David García Barreto Predisposición genética de la hipertensión / 81 Evidencia en animales experimentales / 82 Evidencia en humanos / 82 Presión arterial media / 83 Presión pulsátil y rigidez aórtica / 85 Hipertensión.indd XVHipertensión.indd XV 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Cambios en la presión arterial / 88 Modulación por barorreceptores / 90 Refl ejos auriculares que activan a los riñones / 90 Estrés y presión arterial / 91 Modulación renal de la presión / 93 Control del fl uido extracelular. Hormona antidiurética o vasopresina / 95 La sed en el control de la osmolaridad y la concentración de sodio / 97 Aldosterona / 98 Reducción del número de glomérulos / 99 Sistema renina-angiotensina / 100 Sensibilidad al sodio / 102 Modulación vascular. El endotelio / 103 Obesidad / 105 Tumores suprarrenales. Los incidentalomas / 108 Capítulo 9. Estratifi cación y valoración del riesgo cardiovascular de la hipertensión / 109 Jorge P. Alfonzo Guerra Concepto y tipos de factores / 109 Riesgo añadido o adicional o riesgo cardiovascular global o total / 111 Factores que infl uyen en el pronóstico del paciente hipertenso / 112 Factores de riesgo cardiovascular / 113 Hipertensión arterial como factor de riesgo de enfermedad cardiovascular / 115 Efecto del control de la presión arterial sobre los niveles de riesgo y las variaciones de la enfermedad / 117 Presión arterial de mayor riesgo / 120 Presión de pulso. Causas de la rigidez aórtica / 122 Reducir o controlar la presión arterial disminuye el riesgo de complicaciones vasculares / 122 Conveniencia de “normalizar” la presión arterial / 124 Hipotensión ortostática o postural / 126 Causas / 127 Diagnóstico / 127 Tratamiento / 128 Capítulo 10. Daño en órganos relacionados con la hipertensión arterial. Factores de riesgo modifi cables / 129 Jorge P. Alfonzo Guerra Daño en órgano / 129 Presencia de lesión en órganos diana / 130 Daño en órgano establecido / 130 Hipertensión.indd XVIHipertensión.indd XVI 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Lesiones en el fondo de ojo / 131 Hipertrofi a del ventrículo izquierdo / 131 Lesiones de aterosclerosis / 131 Daño renal / 132 Disfunción endotelial / 132 Estratifi cación de riesgo cardiovascular en hipertensos / 132 Factores de riesgos no modifi cables / 132 Factores de riesgos modifi cables / 134 Diabetes mellitus / 134 Dislipidemia / 135 Tabaquismo / 137 Obesidad / 138 Sedentarismo / 138 Capítulo 11. Guías y normas terapéuticas. Metas terapéuticas y seguimiento de los pacientes hipertensos / 141 Jorge P. Alfonzo Guerra Guías y normas terapéuticas / 141 Metas terapéuticas y seguimiento de los pacientes hipertensos / 143 Inicio del tratamiento con medicamentos antihipertensivos / 145 Capítulo 12. Generalidades del tratamiento de la hipertensión arterial / 147 Jorge P. Alfonzo Guerra ¿A quién y cuándo tratar? / 148 Inicio del tratamiento / 149 ¿Cómo tratar a los prehipertensos? / 149 Vigilancia de la hipertensión arterial / 149 Periodicidad de la vigilancia de la hipertensión arterial / 150 Mantener el tratamiento ¿hasta cuándo? / 151 Remisión del paciente a un especialista / 152 Capítulo 13. Modifi cación del estilo de vida, medidas generales o tratamiento no farmacológico / 153 Jorge P. Alfonzo Guerra Aceptación de la enfermedad por parte del paciente / 154 Análisis de las difi cultades de los médicos y enfermeras para desarrollar la educación del paciente hipertenso / 155 Recomendaciones generales para el cambio de estilo devida / 155 Control del peso corporal: sobrepeso y obesidad / 155 Índice de masa corporal o índice de Quetelet / 157 Circunferencia de la cintura / 158 Índice nariz-ombligo / 160 Hipertensión.indd XVIIHipertensión.indd XVII 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Modifi caciones dietéticas / 161 Benefi cios de la reducción de peso en el hipertenso / 161 Incremento de la actividad física / 162 Ejercicios que se pueden realizar / 164 La caminata / 164 Calistenia / 165 Relación sexual e hipertensión / 165 Benefi cios del ejercicio físico sistemático / 165 Reducción del consumo de sal / 166 Benefi cios de la reducción moderada de sodio / 167 Alimentos con alto contenido en sodio / 168 Alimentos que contienen poco o nada de sodio / 169 Suplemento de potasio / 169 Suplemento de calcio y magnesio / 170 Evitar o disminuir la ingestión de alcohol / 170 Eliminar la adicción o el hábito de fumar / 171 Capítulo 14. Tratamiento farmacológico / 177 Jorge P. Alfonzo Guerra, David García Barreto, Delfín Pérez Caballero y Mario de J. Hernández Cueto Ensayos clínicos controlados / 177 Principios generales del tratamiento farmacológico / 180 Prescripción del tratamiento farmacológico ¿quién y cuándo? / 181 Indicación de acuerdo con la causa / 182 Contraindicaciones / 182 Medicamentos de inicio / 183 Resistencia al tratamiento / 183 Elección de un segundo o tercer medicamento / 190 Interacciones con otros medicamentos y aspectos farmacocinéticos de interés / 191 Tolerancia y síndrome de supresión / 191 Clasifi cación de los fármacos antihipertensivos / 194 Cumplimiento del tratamiento. Falta de adherencia al tratamiento / 198 Incumplimiento del tratamiento. ¿Cómo lograr no olvidar tomar los medicamentos? / 198 La automedicación, ¿es conveniente? / 199 Capítulo 15. Principales fármacos antihipertensivos / 201 Jorge P. Alfonzo Guerra, David García Barreto, Delfín Pérez Caballero y Mario de J. Hernández Cueto Diuréticos / 201 Mecanismo de acción / 201 Hipertensión.indd XVIIIHipertensión.indd XVIII 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Efectividad de los diuréticos como monoterapia / 202 Efectos secundarios / 202 Diuréticos más utilizados / 203 Bloqueadores de los canales del calcio / 204 Mecanismos de acción / 205 Efectividad de los bloqueadores de los canales del calcio en el tratamiento de la hipertensión arterial / 206 Efectos adversos de los bloqueadores de los canales del calcio / 206 Betabloqueadores / 207 Mecanismo de acción / 207 Efectividad de los betabloqueadores en el tratamiento de la hipertensión arterial / 208 Betabloqueadores más usados / 209 Efectos secundarios de los betabloqueadores y sus limitaciones / 209 Medicamentos que interfi eren con el sistema renina-angiotensina / 210 Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina / 210 Característica farmacológica / 211 Mecanismo de acción / 211 Efectos adversos / 214 Drogas que interactúan / 215 Bloqueadores de los receptores de la angiotensina II / 215 Antiadrenérgicos / 216 Metildopa y clonidina / 216 Reserpina / 217 Hidralacina y minoxidil / 217 Nuevas clases de antihipertensivos / 218 Antagónicos de la endotelina / 218 Inhibidores de la renina / 218 Inhibidores de la vasopeptidasa / 219 Terapia génica / 219 Tranquilizantes y ansiolíticos para tratar la hipertensión / 219 Tratamiento de la hipertensión arterial / 220 Capítulo 16. La hipertensión asociada a otras afecciones. Comorbilidad del hipertenso / 221 Delfín Pérez Caballero y Jorge P. Alfonzo Guerra Diabetes mellitus / 221 Tratamiento / 224 Enfermedades del corazón / 227 Cardiopatía isquémica / 228 Hipertrofi a ventricular izquierda / 229 Insufi ciencia cardiaca / 230 Hipertensión.indd XIXHipertensión.indd XIX 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Enfermedad renal crónica / 231 Enfermedad cerebrovascular / 235 Obesidad y sobrepeso / 237 Dislipidemias / 240 Capítulo 17. Hipertensión en grupos especiales / 243 Delfín Pérez Caballero y Jorge P. Alfonzo Guerra Hipertensión en niños y adolescentes / 243 Cuidados al medir la presión arterial / 244 Criterios para el diagnóstico de hipertensión arterial / 244 Evaluación clínica de la hipertensión arterial / 245 Conducta terapéutica en la hipertensión arterial / 246 Hipertensión en la raza negra / 247 Tratamiento / 249 Hipertensión en mujeres / 249 Hipertensión secundaria / 250 Tratamiento / 251 Hipertensión y embarazo / 252 Tratamiento de la hipertensión crónica / 253 Hipertensión en la tercera edad / 254 Tratamiento / 257 Hipertensión arterial y diabetes mellitus / 258 Tratamiento / 258 Hipertensión arterial y enfermedad renal crónica / 259 Tratamiento / 259 Hipertensión arterial y dislipidemias / 260 Tratamiento / 260 Recomendaciones para reducir el colesterol / 261 Drogas de elección que reducen el colesterol / 262 Hipertensión perioperatoria / 262 Tratamiento / 263 Crisis hipertensivas / 265 Urgencias hipertensivas / 265 Emergencia hipertensiva / 266 Capítulo 18. Hipertensión arterial secundaria / 269 Jorge P. Alfonzo Guerra y Delfín Pérez Caballero Hipertensión vasculorrenal / 269 Prevalencia y causas / 269 Síntomas y signos clínicos / 270 Estudios para el diagnóstico / 271 Tratamiento / 272 Hipertensión.indd XXHipertensión.indd XX 14/09/2009 15:29:3514/09/2009 15:29:35 Aldosteronismo primario / 274 Diagnóstico / 275 Tratamiento / 276 Tumores productores de catecolaminas. Feocromocitoma / 277 Presentación clínica / 277 Diagnóstico / 278 Tratamiento / 278 Coartación de la aorta / 280 Manifestaciones clínicas / 280 Tratamiento / 281 Glosario / 283 Bibliografía / 297 Hipertensión.indd XXIHipertensión.indd XXI 14/09/2009 15:29:3614/09/2009 15:29:36 1 Capítulo 1 Introducción Jorge P. Alfonzo Guerra Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de morbilidad y mortalidad en los adultos de los países industrializados y con más desarrollo económico, aunque también existe en muchos de los países en vías de desarrollo. Las enfermedades cardiovasculares se presentan en diversas formas clínicas y resultan uno de los factores predisponentes más importantes de aparición temprana, cuya gravedad afecta directamente la morbilidad y mortalidad de los pacientes. La hipertensión arterial es la más común de las afecciones de la salud de los individuos adultos en las poblaciones en todo el mundo. En el 2002 se reportó que a nivel mundial aproximadamente el 26,4 % de las personas padecían de hipertensión arterial y se espera que se incremente hasta el 29,2 % para el 2025. Ella representa por sí misma una enfermedad y también un importante factor de riesgo para otras enfermedades crónicas no trasmisibles que causan daño vascular: hipertrofi a ventricular izquierda, infarto del miocardio, insufi ciencia cardiaca, diabetes mellitus, enfermedad cerebrovascular, enfermedad renal cróni- ca y sobrepeso-obesidad, con las cuales comparte un basamento fi siopatológico común, expresado en cambios funcionales y morfológicos del endotelio vascular (disfunción endotelial) y conducen a un fi n común: la aterosclerosis. Para llegar a los conocimientos actuales acerca de la hipertensión arterial hubo que esperar varios siglos y vencer no pocas incomprensiones y falsas ideas de las funciones del aparato circulatorio. Inicialmente el corazón se con- sideró como “órgano príncipe”, “imagen de los sentimientos y las emociones”, “centro conservador de la vida cósmica” o simplemente “el emblema del amor sagrado”, este último concepto, muy arraigado en nuestros días. No es rara la expresión: “Te amo con todo mi corazón”. Podemos preguntarnos, por qué no “te amo con todos mis riñones” y que, además, tenemos dos. En realidad el corazón no es más que una víscera muscular hueca cuya función es bombear sangre al resto del organismo. Hipertensión.indd Sec1:1Hipertensión.indd Sec1:1 14/09/2009 15:29:3614/09/2009 15:29:36 2 No fue hasta el siglo XVII en que Stephen Hales registróla presión que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias (presión arterial) y venas, en un experimento clásico realizado en un caballo viejo. Otros grandes hitos en la historia fueron la creación del primer esfi gmomanómetro por Escisión Riva Rocci (1863-1937), el registro de las primeras cifras de presión arterial por Allbutt (1816-1890) en Inglaterra, denominada hiperpiesia y la combinación del método auscultatorio del estetoscopio de Laennec con el esfi gmomanómetro de Riva Rocci por Nikolai Korotkoff (1874-1920) fue el comienzo de la medición de las dos presiones: sistólica y diastólica. La defi nición de hipertensión arterial es convencional, es decir, fue establecida por acuerdo de expertos basados en estudios clinicopatológicos que demostraron que mientras más elevada es la presión arterial, se presentan mayores compli- caciones y aumenta la mortalidad por enfermedades de origen vascular. Las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares son en la actualidad las principales causas de muerte en el mundo y, según la predicción de la OMS, para el 2030 se mantendrán ocupando la primera y segunda posición sobre el resto de las causas; ellas han desplazado a las enfermedades infecciosas como principal causa de muerte en casi todos los países. La relación entre presión arterial y riesgo de eventos relacionados con las enfer- medades cardiovasculares es continua, consistente e independiente de otros factores de riesgo. La OMS estima que el 50 % de las muertes por enfermedad cardiaca isquémica y el 75 % de los ictus (enfermedades cerebrovasculares) se deben a la elevación de la presión arterial. Laxes y colaboradores en el 2006 publicaron que aproximadamente 7,1 millones de muertes por año son consecuencia de la hiper- tensión arterial por un mal manejo en el control de las cifras de presión arterial. El vertiginoso aumento de los pacientes con hipertensión arterial se debe al envejecimiento de la población, pues se han reducido los fallecimientos por causas infecciosas, mejor control del resto de las enfermedades crónicas no trasmisibles como la diabetes mellitus y, probablemente, por el incremento del sobrepeso y la obesidad, que muestran las poblaciones de nuestro planeta. La población cubana no está ajena a este fenómeno, pues se muestra una tenden- cia al envejecimiento y al incremento de la esperanza de vida (tablas1.1 y 1.2). La hipertensión arterial puede ser la manifestación de una enfermedad o condición clínica específi ca permanente o un episodio transitorio por una cau- sa conocida, por ejemplo: episodio febril o infeccioso. En el 90-95 % de los hipertensos no se logra identifi car una causa o enfermedad responsable, por lo que se le conoce como hipertensión esencial o primaria. Los casos en que puede encontrarse una causa determinada se clasifi can como hipertensión secundaria, que representa en los adultos del 5-10 % de los casos (la hipertensión por causas renales es la más frecuentes) y algo superior en niños y adolescentes. Hipertensión.indd Sec1:2Hipertensión.indd Sec1:2 14/09/2009 15:29:3614/09/2009 15:29:36 3 Tabla 1.1. Población igual o mayor a 60 años Población total 11 239 128 (5 626 874 hombres y 5 612 254 mujeres) 60-69 años 966,625 (8,60 %) 70-79 años 558,839 (4,97 %) 80 o más años 297,605 (2,64 %) Población igual o mayor de 60 años 1 823,069 (16,2 %) Fuente: Dirección Nacional de Estadísticas, Ministerio de Salud Pública, 2007. Tabla 1.2. Esperanza de vida (años) en la población cubana en cuatro periodos Periodo Ambos sexos Hombres Mujeres 1952-1954 62,29 60,22 64,11 1969-1971 70,04 68,55 71,85 2001-2003 77,00 75,13 78,97 2005-2007 77,97 76,00 80,02 Fuente: Dirección Nacional de Estadísticas, Ministerio de Salud Pública, 2008. Se calcula que existen cerca de 1 000 millones de hipertensos (presión aterial mayor o igual a140/90 mmHg) y se espera que esta cifra aumente en más de 500 millones de personas para el 2015. Esta enfermedad afecta aproximada- mente al 30 % de los adultos, por lo que conjuntamente con la obesidad han sido catalogadas por la OMS como pandemias del siglo XXI. En Cuba, a fi nales del 2004, estaban dispensarizadas como hipertensas 2 135 496 personas (23,9 % de la población adulta mayor de 15 años), con un subregistro aproximado del 10 % de individuos hipertensos sin diagnosticar. La prevalencia de pacientes hipertensos dispensarizados por el Sistema de Atención Primaria en el 2006 fue de 2 211 780 (24,3 % de la población adulta mayor de 15 años o 196 hipertensos por millón de población) con presión ar- terial mayor o igual a 140/90 mmHg. Más de 2 millones de cubanos padecen esta enfermedad actualmente; Ciudad de La Habana resultó ser una de las provincias con mayor tasa de prevalencia con 202,6 hipertensos por millón de población (tabla 1.3). La hipertensión arterial en niños y adolescentes no es un problema clínico raro, aunque es menos frecuente que en los adultos no por ello deja de constituir una situación de primerísima importancia cuando aparece en esas tempranas edades de la vida, pues su evolución puede ser fatal en el curso de los años, su prevalencia varía con la edad: 5-7 % en niños y cifras superiores al 10 % en adolescentes. Hipertensión.indd Sec1:3Hipertensión.indd Sec1:3 14/09/2009 15:29:3614/09/2009 15:29:36 4 Tabla 1.3. Detección de hipertensos en población de 15 años y más Años Número de dispensarizados Porcentaje de población 1997 862 303 10,0 1998 1 085 595 12,5 1999 1 427 829 16,5 2000 1 740 303 20,0 2001 1 894 796 21,7 2002 1 997 236 22,4 2003 2 099 327 23,5 2004 2 135 496 23,9 2005 2 181 337 24,0 2006 2 211 780 24,3 Fuente: Dirección Nacional de Estadísticas, Ministerio de Salud Pública, 2008. En los últimos años existe una marcada tendencia a considerar categorías médicas pronósticas y terapéuticas de hipertensión arterial e incluso la presión arterial en los no hipertensos (prehipertensos con presión arterial sistólica de 120-139 mmHg y presión arterial diastólica de 80-89 mmHg), valorando el riesgo absoluto de enfermedad cardiovascular en función de la severidad de las cifras de presión; presencia de otros factores de riesgo concomitantes como la diabetes, la enfermedad renal crónica, el hábito de fumar, las alteraciones de las grasas de la sangre y la obesidad, y la presencia o ausencia de daño en órgano diana. Esta tendencia pudiera cambiar el paradigma de defi nición y tratamiento de la hipertensión arterial en relación o en función al trinomio: cifras de presión arterial, factores de riesgo y daño en órganos diana. El incremento en las cifras de presión arterial de solo 3-4 mmHg podría cata- logarse sin signifi cación clínica, sin embargo, extensos estudios poblacionales muestran, sin lugar a dudas, la importancia pronóstica de estos pequeños cam- bios. Un adecuado control de la presión arterial es directamente proporcional a la reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, disminuyen la incidencia de infarto cerebral en el 35-40 %, la cardiopatía isquémica en el 20-25 % y la insufi ciencia cardiaca en más del 50 %. Lo contrario también es cierto, ejemplo de ello es un reciente estudio de me- taanálisis que incluyó más de 1 millón de personas, y sugiere que un aumento de la presión diastólica de 3-4 mmHg aumenta en el 20 % la mortalidad por enfermedad cerebrovascular y en el 12 % por enfermedad isquémica cardiaca en pacientes diabéticos, obesos o con alteraciones de los lípidos sanguíneos. Hipertensión.indd Sec1:4Hipertensión.indd Sec1:4 14/09/2009 15:29:3614/09/2009 15:29:36 5 La buena noticia es que la hipertensión en unión con el sobrepeso-obesidad son las causas más comunes y potencialmente reversibles y factibles de control, entre todos los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares. Hay múltiples evidencias que muestran, sin error posible, que la disminución de las cifras de presión arterial reduce el riesgo de morbilidady mortalidad cardiovascular. La modifi cación del estilo de vida para el tratamiento de la hipertensión arterial es conocida también como medidas generales o tratamiento sin medi- camentos o no farmacológico, su propósito fundamental es la reducción de la presión arterial y prevenir o retardar el riesgo de morbilidad o mortalidad por enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y renal, entre otras. Las intervenciones sobre estilos de vida encabezan la guía cubana Hiper- tensión arterial. Guía para la prevensión diagnóstico y tratamiento, como indicaciones primordiales para la prevención de la hipertensión y a la vez como acciones a tener en cuenta en todo paciente con esta enfermedad ya diagnosticado y tratado, por lo que toda persona con hipertensión o con riesgo de padecerla, debe mejorar sus hábitos de vida, independientemente de que esté recibiendo medicamentos antihipertensivos. Muchos de los medicamentos para el control de la hipertensión o de los factores de riesgo cardiovascular solo actúan parcialmente si se mantienen ciertos hábitos capaces por sí mismos de favorecer el desarrollo de la hipertensión. La modifi cación de estilos de vida reduce la presión arterial, aumenta la efi cacia de los fármacos antihipertensivos y disminuye el riesgo cardiovascular. Las opciones terapéuticas medicamentosas para el control de la hipertensión son seguras, efectivas, económicas y asequibles a todos los niveles, pero a pesar de ello su control efectivo y mantenido solo se ha logrado en menos del 30 % del total de los pacientes tratados en casi la totalidad de los países que tienen programas para estos efectos, con campañas y estrategias de pesquisaje y tra- tamiento poblacionales que sistemáticamente vienen realizando. No es raro que desde hace algunos años la Liga Mundial de Hipertensión esté realizando un llamamiento mundial a toda la población, como un grito de atención ante el peligro de la hipertensión como factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y renales, en el Día Mundial de la Hipertensión que se celebra todos los años en el mes de mayo, en nuestro país esta celebración la dirige el Viceministerio de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública y la Comisión Nacional Técnica Asesora del Programa de Hipertensión Arterial. Este libro está dirigido, en primer lugar, a los médicos de atención primaria, a las enfermeras que trabajan muy estrechamente con ellos, a especialistas y licenciados que de una u otra forma tienen entre sus responsabilidades atender a los pacientes hipertensos. No pretendemos que sea un tratado exhaustivo Hipertensión.indd Sec1:5Hipertensión.indd Sec1:5 14/09/2009 15:29:3614/09/2009 15:29:36 6 del tema, de seguro tendrá debilidades y fortalezas, aunque será de utilidad para todos aquellos que lo lean. El lenguaje directo, claro con que se escribió, permite que la población general y en particular los hipertensos o los que están en riesgo de serlo puedan apropiarse de conocimientos básicos de gran utili- dad para tener un control adecuado de su presión arterial y tener más y mejor calidad de vida. Al fi nal, podría hacerse la siguiente pregunta: ¿Soy hipertenso? Mídase la presión arterial para conocerlo. Hipertensión.indd Sec1:6Hipertensión.indd Sec1:6 14/09/2009 15:29:3714/09/2009 15:29:37 7 Capítulo 2 Historia de la hipertensión David García Barreto La historia de la presión arterial comienza cuando alguien abandona el con- cepto del corazón como centro de las emociones y lo concibe como una bomba impelente de sangre. Para llegar al concepto de hipertensión fue necesario que se tomara conciencia de que la presión arterial es una variable, como la respiración, la frecuencia car- diaca o la temperatura, que algunas personas tienen la presión más elevada que otras y que mientras más elevada mayor es el riesgo de enfermar o morir. Para que esto se supiera hubo que inventar un aparato para medirla. A partir de ahí surgieron nuevos problemas o incógnitas, algunas resueltas, otras, en su mayoría, aún no lo están, de manera que, como sucede con la historia. hay que narrarla por etapas y dejar el futuro y gran parte del presente para los que vienen. Datos históricos acerca del aparato circulatorio La observación científi ca de que existe un líquido que llamamos sangre y que este circula por arterias se debe a Galeno en el siglo II. Este médico griego, que vivió en Roma, afi rmó que la sangre se formaba en el hígado y pasaba al ventrículo derecho del corazón tras la diástole; el aire de los pulmones llegaba al ventrículo izquierdo por la vena pulmonar, durante la sístole la sangre pasaba por comunicaciones interventriculares al ventrículo izquierdo que la enviaba a los pulmones por la arteria pulmonar, en el ventrículo izquierdo se formaba “el espíritu vital” por la unión de la sangre y el aire, irrigaba, por medio de las arterias, todo el cuerpo. Este concepto y el de los cuatro humores: el sanguí- neo, el fl emoso, el biliar amarillo y el biliar negro, infl uenciaron la ciencia de la época y la de la naciente Edad Media. Si bien actualmente muchos de los conceptos galénicos suenan primitivos, él fue quien introdujo el concepto de sangre, circulación arterial, oxigenación pulmonar y bombeo cardiaco. Hipertensión.indd Sec1:7Hipertensión.indd Sec1:7 14/09/2009 15:29:3714/09/2009 15:29:37 8 En el siglo XIII la medicina árabe seguía desarrollándose, Ibn an-Nanfi s, describió la circulación pulmonar negando el concepto de la comunicación entre los dos ventrículos. En el siglo XVI Andreas Vesalio (1514-1564), profesor de anatomía en Lovaina a la edad de 18 años, médico de Carlos I y de Felipe II de España, tal vez infl uenciado por las ideas árabes sobre la circulación que llegaban a la Península Ibérica, rebatió a Galeno y publicó en 1543 De Corporis Humani Fabrica, un libro detalladamente ilustrado que corregía muchos de los errores de Galeno sin explicaciones textuales. Excepto la omisión de los capilares que unen las arterias y las venas, el concepto anatómico que tardó casi un siglo en reconocerse, se ajusta a la mayor realidad. El abogado y teólogo español Miguel Servet (1511-1553) que había sido discípulo de Vesalio, publicó un libro de teología en el que escribió: “La unión entre las cavidades del corazón no se establece a través del tabique central del corazón, sino que un camino maravilloso conduce la sangre que corre, dando un largo rodeo desde la derecha del corazón hasta el pulmón, donde es sometida a su acción y se hace roja en el momento de la dilatación (diástole), llegando a la cavidad del corazón”. Esta corroboración de Vesalio y otras ideas expues- tas en dos libros, le valieron la persecución implacable de Calvino que logró encarcelarlo y quemarlo en la hoguera junto a todos sus escritos. No obstante, estas ideas prendieron y Realdo Colombo (1505-1559) y Andrea Cisalpino (1529-1603) en Padua, corroboraron lo que decía Servet. El punto culminante de la investigación de la anatomía circulatoria lo hizo William Harvey (1578-1657), quien estudió en Cambridge y de allí se trasladó a Padua, que era el centro del conocimiento anatómico del renacimiento. Al regresar a Londres publicó el libro Exercitatio Anatomica de Motu Cordes et Sanguinis in Animalibus, que es en la actualidad un dechado de claridad y precisión. Harvey no solo estableció conceptos claros de anatomía sino tam- bién hizo estudios de función. Así comprobó que el corazón actuaba como una bomba que se contrae en sístole y que la sangre, desde el ventrículo derecho, llega a los pulmones por la arteria pulmonar, mientras que, también en sístole, el ventrículo izquierdo la envía a través de la aorta al resto del organismo. Introdujo el concepto de que las aurículas no son reservorios pasivos y se contraen en fase con los ventrículos. Confi rmó la ausencia de agujeros entre los ventrículos y que la sangre circula siguiendo un circuito cerrado. Solo le faltómencionar los capilares que no fueron descritos hasta que se descubrió el microscopio, aunque aceptó que había una forma de comunicación entre arterias y venas. Marcelo Malpighi (1628-1694), graduado en la Universidad de Bolonia y catedrático de la Universidad de Pisa, valiéndose del microscopio descubrió los capilares que unían las arterias pulmonares con las venas, los alvéolos pul- Hipertensión.indd Sec1:8Hipertensión.indd Sec1:8 14/09/2009 15:29:3714/09/2009 15:29:37 9 monares y estudió la piel y el hígado, en lo que atañe a la hipertensión, descrita mucho después, descubrió la unidad funcional del riñón: el glomérulo, que lleva su nombre y que en la actualidad se reconoce como punto de inicio de la hipertensión en muchos casos. Malpighi fue el primero en descubrir los glóbulos rojos de la sangre y planteó que eran los que le daban su color. Hizo estudios sobre la digestión, la nutrición y las glándulas de secreción interna en animales de experimentación, especialmente en ranas que, por ser anfi bios no necesitaban mucha oxigenación ni temperatura. Estudió también el desarrollo del gusano de seda importado de China por Marco Polo y sentó las primeras bases para la teoría celular de los seres vivos. Reconocimiento y medida de la presión arterial El reconocimiento y medida de la presión arterial lo inicia el reverendo Stephen Hales (1677-1761), un vicario graduado de Cambridge, que además de teología estudió ciencias, especialmente botánica y química. Hales se pasó muchos años tratando de medir la presión hasta que después de ligar la arteria crural de un caballo viejo, le introdujo en esta arteria un tubo de cobre en forma de pipa, en el otro extremo colocó un tubo de cristal vertical de 9 pies de largo y 1/6 de pulgada de diámetro, desató la ligadura dejando pasar la sangre que según él subió 8 pies y 3 pulgadas. De acuerdo con el diámetro del tubo y a la altura de la columna, se puede calcular que el caballo tendría unos 190 mmHg de presión sistólica, que es semejante a la que se encuentra con manómetros más actualizados en un caballo que forcejea. Con el mismo método el vicario Hayes midió la presión venosa en la yugular del caballo obteniendo una elevación de la sangre de 12 pulgadas en reposo y de 52 pulgadas en excitación. Además, calculó el gasto cardiaco (volumen de sangre que expulsa el ventrículo en 1 min) así como la velocidad y la resistencia al fl ujo de sangre en los vasos. También hizo moldes del ventrículo izquierdo del corazón con el método de Leonardo da Vinci de inyectar cera en las cavidades de cadáveres para medir la capacidad de estos ventrículos de acuerdo con el volumen de los moldes. Planteó que la frecuencia del pulso era más rápida en animales pequeños que en los grandes y que la presión arterial era proporcional al tamaño del animal. No solo hizo experimentos en animales: estudió el movimiento de la savia de las plantas, entre ellos la velocidad y cantidad de vapor de agua que estas emiten, la presión y la dirección en que corre y muchas otras. A partir de estos conocimientos diseñó y construyó un ventilador con un órgano pequeño modifi cado que podía renovar el aire en barcos, graneros, prisiones y otros lugares de hacinamiento. Escribió varios libros, en el segundo de ellos publicado en 1733 Hipertensión.indd Sec1:9Hipertensión.indd Sec1:9 14/09/2009 15:29:3714/09/2009 15:29:37 10 y llamado Haemastics que puede traducirse como Hemostática, se constan sus trabajos sobre la mecánica de la circulación y describe en detalle el método que empleó para medir la presión arterial. A principios del siglo XIX, Jean Marie Poiseuille (1799-1869), conocido por sus estudios del fl ujo de fl uidos introdujo la unidad de medida de presión arterial en milímetros de mercurio (mmHg), también concibió el empleo de un tubo corto con mercurio en vez del tubo largo de Hales y la conexión con la arteria se hacía con una cánula rellena de carbonato de potasio para evitar la coagulación. Karl Ludwig (1816-1895), considerado el padre de la fi siología renal moderna, se rodeo de un grupo de investigadores en el Instituto de Fisiología de Leipzig, entre ellos, Otto Frank (1865-1944) creador del modelo Windkessel así como de leyes de la contracción cardiaca y de la hemodinámica cardiovascular. Ludwig ideó un manómetro de mercurio en forma de U que adaptó a un quimógrafo o cilindro rotante recubierto por un papel ahumado en el que grabó las oscila- ciones de la presión arterial (fi gura 2.1). En el Instituto se estudió por primera vez el corazón aislado de rana, que sirvió de base para determinar la infl uencia de la presión de llenado en la amplitud de contracción, se descubrió la ley del todo o nada del corazón, el periodo refractario de las fi bras, la infl uencia del metabolismo oxidativo en la contracción cardiaca y la transmisión nerviosa parasimpática por la acetilcolina descubierta por Otto Loewi. Figura 2.1 Quimógrafo de Ludwig con esfigmomanómetro constituido por un tubo de vidrio en forma de U lleno de mercurio. Hipertensión.indd Sec1:10Hipertensión.indd Sec1:10 14/09/2009 15:29:3714/09/2009 15:29:37 11 En su tesis de graduación, Ludwig enunció el principio de ultrafi ltración glomerular, así como la diferencia entre la presión hidrostática y la oncótica de la sangre en los capilares pulmonares. Por el Instituto también pasaron Luigi Luciani, Ivan Petrovitsch Pavlov, Sydney, Ringer y muchos otros creadores científi cos que abarcaron un gran número de campos. El problema fundamental fue la invasividad de los registros con todos los aparatos descubiertos hasta ese momento, era necesario introducir una cánula o tubo en la arteria, lo que lo hacía de escasa utilidad para medidas seriadas en el humano. Nacimiento del esfi gmomanómetro Karl von Vierordt (1818-1884) planteó en 1855 que se podía calcular la presión necesaria para obstruir desde el exterior una arteria. Un año antes había creado el esfi gmógrafo que trasmitía el movimiento del pulso desde una palanca muy larga hasta un quimógrafo con papel ahumado. Si bien no tuvo éxito con su equipo, logró dejar la idea del registro no invasivo calculando la presión necesaria para obliterar la arteria, que fue la base de todos los aparatos que hoy empleamos para medir la presión arterial. Vierordt ideó un método exacto para contar glóbulos rojos y también inventó el hemotacómetro que medía la velocidad de la sangre. Usando como medio de registro el quimógrafo de Ludwig en Francia, Etienne Jules Marey (1830-1904), inventor de la cámara de cine, registró el pulso y la presión sistólica con un ingenioso aparato basado en un tamborcito o cilindro hueco cubierto en un extremo por una delgada membrana de hule. El pequeño tambor tenía una entrada por la cual pasaba aire o líquido a presión y hacía oscilar la membrana. El equipo recibió el nombre de esfi gmómetro de Marey y fue empleado durante años por los investigadores de su época. Valiéndose de la observación clínica detallada y del hallazgo del microscopio, Richard Bright (1789-1858) describió una enfermedad renal crónica: la pielo- nefritis crónica, enfermedad que lleva su nombre, capaz de causar hipertrofi a cardiaca. En las décadas de los 60 y 70 del siglo XIX empleando el esfi gmómetro de Marey, Ludwig Traube (1818-1856) y antes que él William Senhouse Kirkes (1822-1864), describieron la relación entre el riñón, el corazón y la apoplejía, esta última la atribuyeron a la ruptura de pequeños vasos cerebrales. Kirkes se hacía las siguientes preguntas: “¿Qué relación guardan las enfermedades del riñón, del corazón y de las arterias entre sí? ¿Qué comparten que causan la apoplejía?”. Y se respondía: “… Creo que la afección de los riñones es la causa primaria, ellas tienen entre sus más frecuentes y permanentes acompañantes a la hipertrofi a Hipertensión.indd Sec1:11Hipertensión.indd Sec1:11 14/09/2009 15:29:3814/09/2009 15:29:38 12 del ventrículoizquierdo … de las varias explicaciones de este hecho patológico, la más probable quizás, es aquella que se refi ere a la sangre alterada en su consti- tución … la manera de moverse con menos facilidad por los capilares sistémicos y por tanto requerir una mayor presión y, consecutivamente, un incremento del crecimiento del ventrículo izquierdo para efectuar su transmisión”. Unos años después, Akhbar Mahomed (1849-1884) y Clifford Allbutt (1816-1890) en In- glaterra le llamaron a esa “mayor presión” mencionada por Kirkes: hiperpiesia. Finalmente en 1889, Huchard introdujo el término hipertensión. Hipertensión y procesos patológicos Todos estos investigadores clínicos llegan al concepto de hipertensión como manifestación de un proceso patológico primario defi nido, es decir, la hiper- tensión es el resultado de una enfermedad, generalmente renal, que causa el trastorno vascular, cardiaco y como resultado una apoplejía. Este concepto se mantuvo hasta la década de los 30 del siglo XX. Con el tiempo la facilidad de registrar la presión arterial elevada y a que en la mayoría de los hipertensos es muy difícil encontrar la causa que eleva las cifras de presión, ocasionó que se creara el concepto de hipertensión esencial, idiopática o primaria. En 1989 Tiegersted y Bergman inyectaron un extracto de riñón en animales experimentales, encontrando que se elevaba la presión arterial. En 1934 Harry Goldblatt, un norteamericano graduado en la Universidad de McGill en Montreal, reportó el primer experimento para provocar hipertensión en un animal experimen- tal. Este investigador, mediante una pinza de plata de su propio diseño, provocaba una estenosis a voluntad desde el exterior en una arteria renal (la arteria que sale de la aorta y lleva la sangre a los riñones del animal). Con esta maniobra la presión arterial se elevaba momentáneamente, pero si extirpaba el riñón sin estenosis o provocaba una estenosis de ambas arterias renales, el aumento de presión era duradero, demostrando así que había una sustancia que se liberaba por los riñones como consecuencia de la isquemia y que era la causante de la hipertensión. Estos experimentos en animales, precedidos por los hechos en corazones aislados de rana en el Instituto de Fisiología de Leipzig, fueron las principales investigaciones de la hipertensión experimental hasta ese momento. Esfi gmomanómetros El médico austriaco Samuel Siegfried Karl Ritter von Basch (1837-1905) nacido en Praga, pero que estudió y vivió en Austria, diseñó el primer esfi gmo- manómetro de mercurio para la medida no invasiva de la presión arterial. Hipertensión.indd Sec1:12Hipertensión.indd Sec1:12 14/09/2009 15:29:3814/09/2009 15:29:38 13 Diseñó tres modelos de esfi gmomanómetros, aunque el más útil fue el que tenía una columna de mercurio y consistía en una bolsa de agua conectada a un manómetro, el manómetro servía para medir la presión necesaria para obliterar el pulso arterial. La palpación del pulso radial permitía establecer cuándo dejaba de pasar la sangre y así se medía por palpación del pulso la presión sistólica. Los médicos de la época consideraron inefi ciente e inexacto el aparato de von Basch y su uso no trascendió, pero sin dudas fue el precursor inmediato del que diseñó Riva Rocci en Italia en 1896 y que, en defi nitiva, sigue siendo el más exacto de los esfi gmomanómetros externos. A von Basch también se le atribuye haber ideado un esfi gmomanómetro de resorte que fue el precursor del actual equipo aneroide (fi gura 2.2). Figura 2.2 Esfi gmomanómetro de resorte de von Basch. Escipione Riva Rocci (1863-1937) fue un internista, patólogo y pediatra italiano que trabajó durante 10 años como asistente de Carlo Forlanini en la Universidad de Turín. Forlanini había ideado el neumotórax artifi cial para tratar la tuberculosis pulmonar. De Turín continuó con su maestro a Padua. Su con- tribución fundamental fue el esfi gmomanómetro de mercurio que salió a la luz en 1896 (fi gura 2.3) muy parecido al que actualmente se emplea (fi gura 2.4). Tenía un brazalete elástico que se colocaba alrededor del brazo y una pera de goma que servía para infl arlo y comprimir la arteria humeral y un manómetro de cristal lleno de mercurio para medir la presión del manguito. Cuando dejaba Hipertensión.indd Sec1:13Hipertensión.indd Sec1:13 14/09/2009 15:29:3814/09/2009 15:29:38 14 de palparse el pulso radial, la presión de la columna correspondía a la presión arterial sistólica. La gran diferencia con el esfi gmomanómetro actual es que este tiene una pequeña válvula que deja pasar más o menos aire, permitiendo así medir cuando gradualmente se desinfl a y se descomprime la arteria. Figura 2.3 Esfi gmomanómetro de Riva Rocci (1896). Figura 2.4 Esfi gmomanómetro de mercurio para registro externo, en la actualidad. Hipertensión.indd Sec1:14Hipertensión.indd Sec1:14 14/09/2009 15:29:3814/09/2009 15:29:38 15 A pesar de su exactitud, pequeño tamaño y fácil manejo, el esfi gmomanó- metro de Riva Rocci tal vez no hubiera trascendido si en una visita a Padua el neurocirujano norteamericano Harvey Cushing no lo hubiera visto y se lo hubiera llevado a Estados Unidos desde donde el aparato llegó a todas las consultas médicas del mundo, por supuesto, con la válvula. En 1897, poco después de la introducción de la técnica de Riva Rocci, Hill y Barnard en Inglaterra describieron un aparato que medía por oscilometría la presión arterial diastólica, pero no tuvo mayor trascendencia hasta que pasaron algunas décadas. La medida auscultatoria se debió al cirujano militar ruso Nikolai Korotkoff (1874-1920) que tuvo la idea de aplicar la campana de un estetoscopio a la arteria humeral en el pliegue del codo y escuchar cuando aparecía el primer ruido que correspondía a la presión sistólica. Cinco cambios de tono después (ruidos de Korotkoff), cuando desaparecía el último sonido, se medía lo que más tarde Fineberg denominó presión diastólica. Este método, ideado mientras servía en la guerra Ruso-Japonesa (1904-1905), demostró ser más preciso que el método palpatorio. Además, estableció un nuevo valor de medida de la presión, la presión arterial diastólica. El esfi gmomanómetro de mercurio, a pesar de su exactitud, ha cedido el lugar al aneroide, que depende de pequeños fuelles y palancas, es más pequeño, aunque tiene el inconveniente de perder, con el uso continuado, su calibración (fi gura 2.5). El mercurio se ha convertido en un metal defi citario, caro y tóxico por lo que, pro- bablemente, los esfi gmomanómetros que lo tienen sirvan para la experimentación, para la calibración y para ocupar uno que otro estante en algún museo. Figura 2.5 Esfi gmomanómetro aneroide actual. Hipertensión.indd Sec1:15Hipertensión.indd Sec1:15 14/09/2009 15:29:3814/09/2009 15:29:38 16 El esfi gmomanómetro de mercurio permitió las medidas múltiples y seriadas y así se llegó a los grandes estudios epidemiológicos que han venido a establecer los riesgos de la hipertensión. El desarrollo de aparatos digitales diseñados para la automedida en situaciones hogareñas, llamó la atención sobre cifras de presión arterial sistemáticamente menores en este medio, en contraste con los obtenidos en la consulta médica y así puso de manifi esto la hipertensión de “bata blanca”. Mancia y colaboradores en sendos estudios publicados en 1983 y 1987 confi rmaron el fenómeno de bata blanca, en un grupo de pacientes con registros intrarteriales continuos a los que un médico les registraba la presión en el brazo contrario por medios externos. El solo hecho de que el médico se acercara y comenzara la preparación, elevaba la presión intrarterial y esta elevación se mantenía hasta después de que este terminaba y se retiraba. En otro experimento, las cifras eran menores cuando las registraba una enfermera. Pickering y colaboradores sorprendieron a muchos en un artículo publicado en 1988 en el que demostraban que alrededorde la cuarta parte de los pacientes diagnosticados como hipertensos no lo eran, sino que se trataba de “hipertensos de bata blanca”. En 1962 Hinman y colaboradores describieron el primer sistema portátil para medir de manera intermitente la presión arterial en condiciones habituales de vida. Este aparato consistía en un registrador operado por baterías que transpor- taba el paciente, un manguito que infl aba el propio paciente y un micrófono que se adhería sobre la arteria humeral en el pliegue del codo. La presión arterial así registrada se grababa en cinta magnética y era descodifi cada y analizada en una computadora por un operador al fi nal de un periodo largo de registro. Este primer monitoreo ambulatorio de la presión arterial evolucionó hasta programar- se para que infl ara y registrara automáticamente, fuera más pequeño y tuviera mecanismos de detección y registro más sensibles. Así se ha podido estudiar la presión arterial durante el sueño, el fenómeno de bata blanca, la variabilidad circadiana (la que ocurre en 24 h continuas), la “marea hipertensiva matutina” o el aumento de las cifras durante las primeras horas de la mañana, la cobertura que otorga un determinado tratamiento en 24 h y los episodios de hipotensión que pueden acarrear isquemia cerebral y miocárdica. Tratamiento de la hipertensión arterial Una vez logrado el diagnóstico y el conocimiento de la magnitud del pro- blema faltaba el tratamiento. A mediados del siglo XX todavía se trataba a base de dietas sin sodio, ¡sin nada de sodio! La adherencia al tratamiento en estos casos era muy baja y los resultados en general eran malos. Una idea de lo que Hipertensión.indd Sec1:16Hipertensión.indd Sec1:16 14/09/2009 15:29:3914/09/2009 15:29:39 17 signifi caba la falta de tratamiento es la muerte del presidente de Estados Uni- dos durante la segunda guerra mundial, Franklin D. Roosevelt era hipertenso documentado desde 1937 en que se le encontró cifras de 162 mmHg de presión arterial sistólica y de 98 mmHg de presión arterial diastólica; en 1941, la pre- sión subió a 188/105 mmHg. En 1945, mientras posaba para un retrato tuvo un fuerte dolor de cabeza y poco después perdió el conocimiento, en ese momento la presión sistólica era superior a 300 mmHg, mientras que la diastólica era de 190 mmHg, unas horas más tarde falleció. Hoy día es raro ver este desenlace, aún en ciudadanos comunes y corrientes. El primer medicamento antihipertensivo probado con éxito en occidente a mediados del siglo XX fue la reserpina, un compuesto conocido como sedante en los Vedas, libros sagrados de la India, escritos en el siglo VIII a.C. En la década de los 30 del siglo XX una investigación de productos naturales promovida por el gobierno hindú, encontró que la reserpina, extraída de la raíz de la Rawolfi a serpentina, un arbusto trepador, disminuía la presión arterial, lo que pasó inad- vertido hasta 20 años después, en que fue ensayada en Estados Unidos. Casi al mismo tiempo aparecieron los diuréticos que tenían la propiedad de reducir el volumen circulante de sangre y, consecutivamente, disminuir la presión arterial elevada, que permitió ser un poco más tolerante con la restric- ción de sal en la dieta. Después, sucesivamente, fueron desarrollándose los betabloqueadores adrenérgicos, los bloqueadores de calcio, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, los bloqueadores de la angioten- sina II y más recientemente los primeros bloqueadores de la renina. Los tres últimos grupos de estos medicamentos antihipertensivos han sido el resultado de investigaciones que ayudan a comprender una de las principales causas de hipertensión arterial. Los experimentos de Tiegersted y Bergman en 1898 y los de Goldblatt en 1930 hacían pensar en la liberación de una sustancia que incrementaba la presión arterial. En 1940 Braun Menéndez y colaboradores en Argentina y Page y Helmer en Estados Unidos, aislaron una sustancia del riñón a la que el primer grupo llamó hipertensina y el segundo angiotonina. La renina (nombre que prevaleció) se unía con un sustrato en la sangre que se llamó angiotensinógeno para formar angiotensina I, un decapéptido que bajo la acción de una enzima convertidora de angiotensina perdía dos aminoácidos y se convertía en angiotensina II, esta última interactuaba con dos receptores principales, el primero, AT1, para causar un efecto presor marcado y además para estimular la liberación de una hormo- na de origen suprarrenal: la aldosterona, que retenía agua y sodio, además de depositar fi brina y provocar fi brosis en arterias y en el corazón. La unión con el receptor AT2 se oponía al efecto del AT1 y causaba vasodilatación. La enzima convertidora de angiotensina no solo facilitaba la conversión de angiotensina, sino que también favorecía la destrucción de una hormona: la bradiquinina, Hipertensión.indd Sec1:17Hipertensión.indd Sec1:17 14/09/2009 15:29:3914/09/2009 15:29:39 18 que provocaba vasodilatación y disminución de la presión arterial. A Braun Menéndez, así como a Page y a Helmer se le otorgó, unos años más tarde a su descubrimiento, el premio Nobel de Medicina de manera compartida. Mientras tanto, Hector Ferreira, un investigador brasileño de la Universidad de Riverao Preto, estudiaba los efectos de fracciones del veneno de una serpiente (Bothrops jararaca) y descubrió que era capaz de inhibir la degradación de bra- diquinina fomentando su acción vasodilatadora con caída de la presión arterial. Después de muchos ensayos se llegó al primer compuesto capaz de inhibir la enzima convertidora de angiotensina el tepotride, pero solo actuaba por vía endovenosa y era muy mal tolerado, por lo que se continuó investigando hasta que un argentino, Miguel Ondetti, que trabajaba para la industria farmacéutica, obtuvo el primer inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina útil por vía oral: el captopril. Después vino el enalapril, el lisinopril y muchos otros, con mayor duración de acción. Unos años después se encontró que el veneno de otra serpiente, una cobra del desierto de Sinaí, era capaz de bloquear la interacción de la angiotensina II con el receptor AT1 y, al igual que había sucedido con los inhibidores de la en- zima convertidora de angiotensina se llegó a un compuesto útil por vía oral: el losartan, primer bloqueador de la angiotensina II, al que siguió el valsartan, el candesartan y otros. En 1953 Furchgott y Bhadrakom comenzaron a estudiar tiras de aorta aisladas provenientes de animales experimentales pequeños. Esta preparación consistía en cortar en espiral la arteria en líquido nutriente adecuado y bien oxigenado y sostenerla en un baño, fi ja en un extremo y atada a un transductor fuerza- desplazamiento en el otro. Se podía provocar una contracción de la tira arterial por medio de cualquier sustancia vasoconstrictora, como la noradrenalina, en presencia o no de un determinado agente a ensayar. Así se observó que la acetilcolina, mediador de la acción parasimpática, causaba relajación, pero si se le raspaba la cara interna a la tira, desaparecía el efecto de relajación y en ocasiones ocurría una contracción paradójica. La cara interna de los vasos y de los órganos huecos tiene una capa de células lisas llamada endotelio que constituye la barrera entre la sangre y el vaso. El endotelio es al órgano más grande del cuerpo humano, mide alrededor de 70 m2, que equivale a una cancha de baloncesto. El endotelio no solo actúa como barrera entre la sangre y el vaso, sino que es capaz de sintetizar y liberar un buen número de hormonas vasoactivas que relajan (causan vasodilatación) o contraen (causan vasoconstricción) las tiras arteriales. Una de estas sustancias fue denominada por Furchgott factor relajante endotelial y posteriormente se descubrió por Ignarro, Murad y Moncada, trabajando independientemente, que este factor relajante era el óxido nítrico, primera hormona gaseosa que atravesaba con facilidad todas lasmembranas y era capaz de relajar o causar vasodilata- Hipertensión.indd Sec1:18Hipertensión.indd Sec1:18 14/09/2009 15:29:3914/09/2009 15:29:39 19 ción marcada con disminución de la presión arterial. La duración de la acción del óxido nítrico es efímera, no pasa de segundos, pero numerosas sustancias como la acetilcolina o la bradiquinina actúan liberando óxido nítrico en forma más o menos estable o duradera. En 1998 a Furchgott, Ignarro y Murad le fue otorgado el premio Nobel de Fisiología y Medicina por estos estudios. Otra historia, que de cierta manera guarda relación con la hipertensión, es la de la simple aspirina. Aunque popularmente se usaban los cocimientos de plan- tas para bajar la fi ebre y quitar el dolor desde tiempos inmemoriales, un vicario llamado Edgard Stone escribió una relación de las propiedades antipiréticas de la corteza del sauce a mediados del siglo XVIII. En 1829, Leroux aisló el principio activo del árbol y lo llamó salicina y basándose en los estudios de Gerhart en 1853, Hoffman, que trabajaba para los laboratorios Bayer, logró sintetizar el ácido acetil salicílico a fi nes del siglo XIX, en 1899 Dreser le nombró aspirina. Desde hace más de un siglo la aspirina ha sido el recurso más barato y popular de quitar dolores y de bajar la fi ebre. Lo que pocos saben es que este medica- mento inhibe de manera irreversible la formación de un potente vasoconstrictor y provocador de trombos culpable de muchos infartos cardiacos y cerebrales llamado tromboxano A2 (TXA2). En la actualidad la aspirina se emplea como preventivo primario o secundario del infarto del miocardio. El TXA2 se forma en las plaquetas que son unos elementos en forma de pequeñas monedas que circulan en la sangre y, en ciertas condiciones, se ape- lotonan para formar trombos. La aspirina interfi ere con la síntesis de TXA2 y hasta que pasan 4-7 días en que se forman nuevas plaquetas no vuelve a haber TXA2. Por otra parte, el endotelio vascular sintetiza prostaciclina (PGI2), des- cubierta por Salvador Moncada y colaboradores en 1976 mientras investigaba en el laboratorio de Vane en Inglaterra. La PGI2 pertenece a una familia de compuestos de estructura química se- mejante llamados prostaglandinas que venían estudiándose desde 1930 en que Kurzrok y Lieb, ginecólogos norteamericanos, habían encontrado que las tiras de útero aislado se relajaban en contacto con semen humano. El semen humano y algunos otros órganos sintetizan prostaglandinas. La PGI2 que se libera en el endotelio vascular, al contrario del TXA2 causa vasodilatación, disminuye la presión arterial e impide la agregación de las plaquetas que forman trombos. La aspirina también inhibe la formación de PGI2, pero lo hace de manera transitoria, de modo que esta última recupera su acción con relativa rapidez. A propósito, Salvador Moncada, un destacado científi co latinoamericano que no solo descubrió la PGI2 sino que también participó en el descubrimiento del óxido nítrico o factor relajante del endotelio que desempeña un importante papel en el control de la presión arterial. Muchos otros descubrimientos se han dado, o están por darse, para saber cada vez más sobre la hipertensión. Un buen número de dudas aún no han sido Hipertensión.indd Sec1:19Hipertensión.indd Sec1:19 14/09/2009 15:29:3914/09/2009 15:29:39 20 dilucidadas, entre ellas están las causas por las que la presión arterial sube ex- cesivamente en casi la tercera parte de la población adulta mundial. Tampoco el trastorno genético o poligenético que favorece o genera la hipertensión o el tratamiento que cure a tiempo y no solo que baje las cifras. Solo aquellos que como afi rmaba Szent Gyorgyi: “... en lo que todo el mundo ve, pero piensan lo que nadie piensa” serán capaces de abrir nuevos caminos. Hipertensión.indd Sec1:20Hipertensión.indd Sec1:20 14/09/2009 15:29:3914/09/2009 15:29:39 21 Capítulo 3 Defi niciones Jorge P. Alfonzo Guerra Presión arterial La presión arterial se defi ne como la fuerza por unidad de área ejercida por la sangre sobre la pared de las arterias. La presión arterial depende del gasto cardiaco (cantidad de sangre bombeada o expulsada por el corazón en una unidad de tiempo, aproximadamente 5,0 l/min (70 ml/75 latidos/min) y la resistencia vascular periférica (resistencia que oponen las arterias de pequeño calibre y las arteriolas al paso de la sangre) o poscarga. El gasto cardiaco depende de tres factores: 1. Retorno venoso: cantidad de sangre que regresa al corazón (precarga). 2. Fuerza de contracción: fuerza que ejerce el músculo cardiaco para expulsar la sangre. 3. Frecuencia: cantidad de contracciones del corazón en un periodo de tiempo. A su vez, la resistencia vascular periférica depende de: La longitud y radio de las arterias de pequeño calibre y las arteriolas. La viscosidad de la sangre. Las leyes reológicas. El diámetro y longitud de las arterias varía de acuerdo con su cercanía y la altura respecto al corazón. Las pequeñas arteriolas son de resistencia (resisten- cia que le oponen los vasos arteriales de mediano y pequeño calibre al paso de la sangre) mientras que la aorta y sus ramas son arterias de de conductancia (resistencia que oponen la aorta y sus ramas al paso de la sangre, diferente a la resistencia vascular periférica). La presión arterial es una variable continua, como lo es el peso o la estatura; es decir, que puede adquirir cualquier valor dentro de un intervalo numérico. Para fi nes prácticos, la presión arterial se expresa mediante dos cifras: presión Hipertensión.indd Sec1:21Hipertensión.indd Sec1:21 14/09/2009 15:29:4014/09/2009 15:29:40 22 sistólica o máxima (se tiene en cuenta la primera aparición de los ruidos o pri- mer ruido de Korotkoff) y la presión diastólica o mínima (se tiene en cuenta la desaparición de los ruidos o quinto ruido de Korotkoff). La diferencia entre ambas se le llama presión arterial media. La presión arterial media se calcula sobre la base de: 3 2PADPASPAM o 3 PADPASPADPAM Donde: PAM: presión arterial media. PAS: presión arterial sistólica. PAD: presión arterial diastólica. La presión arterial sistólica es la ejercida sobre las paredes cuando el co- razón (el ventrículo izquierdo) se contrae para bombear la sangre hacia fuera; es consecuencia directa de la fuerza de contracción del ventrículo izquierdo, la velocidad de expulsión del volumen latido, distensibilidad de las paredes aórticas y de la presión de retorno; se corresponde al momento de la sístole o contracción. La presión arterial diastólica se corresponde con el momento de la diástole o relajación del corazón que se ejerce cuando se relaja ese músculo, depende de la efi cacia de la válvula aórtica, la resistencia vascular periférica y el gasto cardiaco. Durante este intervalo se vuelven a llenar de sangre las cavidades del corazón y las arterias coronarias que nutren al músculo cardiaco. La presión arterial sistólica oscila en las personas normotensas de 100-139 mmHg y la presión arterial diastólica de 60-89 mmHg, aunque por lo general se considera que la presión sanguínea normal es 120/80 mmHg. Variación de las cifras de presión arterial Dentro de parámetros normales, la presión arterial presenta durante el día variaciones por causas intrínsecas relacionadas con las fl uctuaciones de los mecanismos propios de ajuste de presión de cada persona y por causas extrín- secas relacionadas con factores externos, por lo que la actividad diaria, patrón reposo-actividad y la no relación día-noche es la que explica estas oscilaciones, incluido el ritmo circadiano, lo que la situación en que se encuentra la persona al momento de la medida de la presión arterial puede modifi car de forma im- portante su resultado. La presión arterial puede aumentar transitoriamente en ciertas circunstan- cias como frente a emociones intensas, el estrés físico, episodios febriles, la digestión, el fumar, y en otras situaciones,por el contrario, descender con la sedación y el reposo. Hipertensión.indd Sec1:22Hipertensión.indd Sec1:22 14/09/2009 15:29:4014/09/2009 15:29:40 23 La presión sistólica aumenta gradual y permanentemente con la edad para ambos sexos, mientras que la presión diastólica solo lo hace hasta cerca de los 50 años para descender después, justo en el momento en que crece el riesgo de desarrollar alguna enfermedad cardiovascular. De ese modo, a partir de los 50 años se vuelve más común la hipertensión sistólica, mientras que disminuye, hasta cifras inferiores a 90 mmHg, la presión diastólica, por lo que se le llama a esta condición hipertensión sistólica aislada. Otro factor a considerar es que una gran cantidad de personas al momento de medirle la presión experimentan una elevación transitoria, situación conocida como reacción de alerta o fenómeno de bata blanca. Esta reacción es incons- ciente y depende, en parte, del tipo de persona que efectúa la medición (mayor ante un médico que ante una enfermera o un familiar), el lugar (mayor en el la consulta médica que en el hogar) y el momento de su realización (mayor en un preoperatorio o en el cuerpo de guardia que en el hogar o centro de trabajo). La reacción de alerta es difícil de evitar, pero puede ser atenuada en muchas ocasiones con una técnica correcta y mediciones reiteradas: Dentro de una misma visita (tres mediciones seguidas y calculando el prome- dio). Hacer tres registros en días y horarios diferentes. Hacer una o más mediciones en días y horas diferentes durante varias semanas. Cuando estas condiciones se cumplen, las presiones registradas resultan comparables a las obtenidas por otras técnicas menos afectadas por la reacción de alerta como automedida en domicilio y el monitoreo ambulatorio de la pre- sión arterial. Aún así, se reporta de 20-25 % de hipertensión solo detectada en la consulta a pesar de estar normotenso fuera de la misma, condición conocida como hipertensión de bata blanca. Estas variaciones de la presión arterial han sido señaladas desde hace mucho tiempo por Hales y otros investigadores, así como las variaciones entre las mediciones en el consultorio y las medidas en su domicilio con los registros ambulatorios de presión. En el transcurso de las 24 h del día, la presión arterial varía en forma oscilato- ria o circadiana (fi gura 3.1). Al despertar y en las primeras horas de la mañana, las cifras comienzan a subir hasta alcanzar sus cifras más elevadas (“el cenit”). Se mantienen en una meseta hasta alrededor de las 12:00-1:00 p.m. y descienden ligeramente, pero manteniendo una meseta, durante el resto del día. A partir de las 7:00 o 8:00 p.m. comienzan nuevamente a descender para alcanzar la mayor reducción durante el sueño de la madrugada (“el nadir”, sueño profundo alrededor de las 3:00 a.m.). En las horas del sueño descienden alrededor del 10-20 %. Cuando se cumple esta última condición se considera a la persona, hipertensa o no, como dipper y si no se cumple, se defi ne como no dipper. Hipertensión.indd Sec1:23Hipertensión.indd Sec1:23 14/09/2009 15:29:4014/09/2009 15:29:40 24 Figura 3.1 Gráfi co con las oscilaciones de la presión arterial sistólica y diastólica en las 24 h en un sujeto normotenso y en un paciente hipertenso. Hipertensión arterial La defi nición de hipertensión arterial es convencional, es decir, es estable- cida por acuerdo de expertos basados en estudios clinicopatológicos que de- muestran que mientras más elevada es la presión arterial se presentan mayores complicaciones y aumenta la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales crónicas, entre otras morbilidades. La hipertensión arterial sistémica es una enfermedad crónica con alta pre- valencia que es, al mismo tiempo, una enfermedad y un factor de riesgo para otras enfermedades crónicas no trasmisibles, manteniendo su potencialidad de daño en órganos diana a cualquier edad, etnia y sexo. Variaciones en el tiempo de las cifras límites aceptadas de hipertensión Hasta la década de los 60: mayor de 100 + la edad en años (mmHg). Década de los 70: mayor e igual a 160/95 mmHg. Hipertensión.indd Sec1:24Hipertensión.indd Sec1:24 14/09/2009 15:29:4014/09/2009 15:29:40 25 Década de los 80: cifras según grupos de edad. Década de los 90: mayor e igual a 140/90 mmHg, en 1997, de 27 Sociedades Científi cas Nacionales de Hipertensión Arterial, 14 seguían este criterio, pero 13 todavía aceptaban el de mayor e igual a 160/95 mmHg. Recomendaciones más recientes: Séptimo Reporte de la Comisión Nacional Conjunta de Estados Unidos de América (JNC-7), y de la OMS, dan como cifra de corte valores mayores e iguales a 140/90 mmHg. En los últimos años ha existido una marcada tendencia a considerar catego- rías médicas pronósticas y terapéuticas de hipertensión arterial y de la presión arterial en los no hipertensos (prehipertensos con presión arterial sistólica de 120-139 mmHg y presión arterial diastólica de 80-89 mmHg), valorando el riesgo absoluto de enfermedad cardiovascular en función de la: Severidad de las cifras de presión. Presencia de otros factores de riesgo concomitantes como la diabetes, la enfermedad renal crónica, el hábito de fumar, las alteraciones de las grasas de la sangre, la obesidad, entre otros factores. Presencia o ausencia de daño en órganos diana. Esta tendencia podría cambiar el paradigma de defi nición y tratamiento de la hipertensión arterial en relación o en función al trinomio: cifras de presión arterial, factores de riesgo y daño en órganos diana. La OMS y los criterios de la JNC-7, defi nen la hipertensión arterial en adultos de 18 años o más y en reposo, como la presión arterial sistólica mayor e igual de 140 mmHg, y la presión arterial diastólica menor de 90 mmHg o ambas cifras. En general la tendencia es que con la edad se eleve la presión arterial, en especial la presión arterial sistólica, pero esto no se puede evitar ni es benefi cioso. Presión arterial normal en niños y adolescentes La presión arterial aumenta gradualmente con la edad por lo que no pueden aplicarse los límites aceptados para los adultos en menores de 15 años. Estudios realizados en varios miles de niños han considerado que tienen presión arterial alta para su edad los que están en el 95 percentil o sobre este (tablas 3.1 y 3.2). Hay que recordar que es necesario tener los manguitos del esfi gmomanómetro con tamaños apropiados según la edad: Niños de 9-14 años: 10 cm. Niños de 8-5 años: 6 cm. Niños de 4-3 años: 4 cm. Niños de 2 años o menos: 2,5 cm. Hipertensión.indd Sec1:25Hipertensión.indd Sec1:25 14/09/2009 15:29:4014/09/2009 15:29:40 26 Tabla 3.1. Valores percentilares de acuerdo con edad, sexo y talla Nivel de presión arterial para niños por edad y percentiles de talla Edad Percentil de presión arterial Presión arterial sistólica (mmHg) Presión arterial diastólica (mmHg) Percentil de talla Percentil de talla 5th 10th 25th 50th 75th 90th 95th 5th 10th 25th 50th 75th 90th 95th 1 50th 80 81 83 85 87 88 89 34 35 36 37 38 39 39 90th 94 95 97 99 100 102 103 49 50 51 52 53 53 54 95th 98 99 101 103 104 106 106 54 54 55 56 57 58 58 99th 105 106 108 110 112 113 114 61 62 63 64 65 66 66 2 50th 84 85 87 88 90 92 92 39 40 41 42 43 44 44 90th 97 99 100 102 104 105 106 54 55 56 57 58 58 59 95th 101 102 104 106 108 109 110 59 59 60 61 62 63 63 99th 109 110 111 113 115 117 117 66 67 68 69 70 71 71 3 50th 86 87 89 91 93 94 95 44 44 45 46 47 48 48 90th l00 101 103 105 107 108 109 59 59 60 61 62 63 63 95th 104 105 107 109 110 112 113 63 63 64 65 66 67 67 99th 111 112 114 116 118 119 120 71 71 72 73 74 75 75 4 50th 88 89 91 93 95 96 97 47 48 49 50 51 51 52 90th 102 103 105 107 109 110 111 62 63 64 65 66 66 67 95th 106 107 109 111 112 114 115 66 67 68 69 70 71 71 99th 113 114 116 118 120 121 122 74 75 76 77 78 78 79 5 50th 90 91 93 95 96 98 98 50 51 52 53 54 55 55 90th 104
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