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Familia y rehabilitación neuropsicológica

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Familia y rehabilitación neuropsicológica
https://neuro-class.com/rol-de-familia-en-un-dano-cerebral-adquirido/
¿Como la familia puede ayudar en la rehabilitación? (pregunta inicial).
En los procesos de rehabilitación, las personas con discapacidad (alguna lesión que afecte o trastorno) no solo necesitan recibir apoyo de especialistas del área de la salud mental, sino también de su familia y del cuidador.
La familia cumple un papel fundamental en la rehabilitación. Un paciente con un grupo familiar dispuesto a apoyarlo y acompañarlo tiene gran parte del proceso ganado. La familia es un apoyo indiscutible en las partes emocional y física. Cuando un paciente tiene dificultades en el entorno familiar, sus procesos y sus resultados son mucho más lentos; además, la persona tiene mayor riesgo de sufrir depresión y de sentirse triste.
La participación familiar es obligada. Las posibilidades de tratamiento incluyen: sesiones regulares (por lo general una a la semana) con el neuropsicólogo tratante que incluyen terapia individual (es decir, una familia sola) y conjunta/marital (esto es, con el paciente/cónyuge presente), observaciones de diversas terapias a través de la programación de los Días de los Familiares, participación activa y establecimiento de objetivos en visitas a casa diseñadas para maximizar la autoeficacia de los pacientes en el hogar, y asistencia semanal al Grupo de Familiares. 
Se ha desarrollado un esquema de tres planos 
-nivel 1 se refiere al cuidador primario.
-nivel 2 al segundo círculo de personas de apoyo.
-nivel 3 a las fuentes exteriores fundamentales de apoyo de la comunidad.
Hay que tener en cuenta algunos datos como los pertinentes para el círculo familiar, como su historia, psicodinámica, cultura, ambiente, contexto social, personalidad, motivaciones, cogniciones, emociones, conducta, valores, aspiraciones y espiritualidad.
Al abordar las necesidades de rehabilitación neuropsicológica, el terapeuta debe conocer los estratos culturales como la cultura de origen del paciente o la familia.
(Es tarea del psicoterapeuta evaluar primero y luego, cuando sea posible, reducir las áreas de disfunción y capitalizar las fortalezas, de tal modo que aumente la operatividad de la familia, sobre todo mientras las relaciones no saludables, la mala comunicación y la falta de apoyo afecten de forma negativa la funcionalidad del ser amado.)
Las “conductas difíciles” de los pacientes son en particular incómodas y demandantes (como el enojo, las conductas sociales inadecuadas, la perseverancia, las acciones peligrosas, el nerviosismo, explosiones verbales, impaciencia, interrupciones e iniciativa reducida), también los factores que exacerban figuran los ambientes desconocidos y los deterioros cognitivos/conductuales (como memoria, mala anticipación, impulsividad, egocentrismo, menor velocidad de procesamiento, aplanamiento emocional y rigidez). El sufrimiento emocional de la familia se manifiesta como agotamiento, depresión, aflicción, ansiedad, aislamiento social y desesperanza.
(Entender los desencadenantes, también ligados a las “reacciones catastróficas” (RC) potenciales y las “intervenciones antecedentes”, pueden reducir la conducta disruptiva y la emocionalidad del ser amado, sobre todo una vez que regresan al hogar y la comunidad.)
La aflicción y la pérdida son inherentes en la adaptación a los efectos de la lesión cerebral, y se componen de un curso sinuoso y prolongado de recuperación y déficits. (Las expresiones externas de aflicción incluyen enojo, culpar o sentir ira contra las personas que causaron la lesión; testigos de que la red de amigos y la familia parecen abandonar al ser amado y al cuidador; y las fallas del sistema médico.)
los tipos de aflicción, incluidas la aflicción instrumental (p. ej., solución de problemas, acción orientada) y la intuitiva (p. ej., expresión afectiva). Otros conceptos clave son “pesar crónico” (es decir, siempre está presente, se generaliza y se relaciona con un continuo “vivir la pérdida” y con dejar pasar oportunidades para el futuro) “pérdida ambigua” (esto es, crónica, amorfa y abierta con sentimientos ambivalentes correlacionados con la supervivencia, pero con alteraciones medulares en el ser amado; un fenómeno “presente, pero ausente”), así como “reacciones episódicas de pérdida” y “espirales de pérdida” (desesperación recatalizada, remordimientos o culpa, que emergen de forma periódica debido a recordatorios del mundo real de la disparidad entre la realidad posterior a la lesión y las posibilidades anteriores a ella). 
La realidad es que la aflicción y la pérdida son un proceso fluido y duradero, en el que el duelo (o la reconstitución) representa la búsqueda correctiva de una “nueva normalidad” en el contexto de una “tristeza persistente”.
Promover la aceptación, las distracciones y la restructuración cognitiva reduce la depresión y las reacciones de aflicción en los integrantes de la familia. En cambio, una desconexión con forma de negación y evitación prolongadas alimenta la depresión y la aflicción.
Practicar la TAC tiene la capacidad de mejorar la sustancia emocional de la familia o la red de cuidadores y de optimizar la funcionalidad del ser amado. A través de la psicología positiva se facilita la aceptación de las circunstancias difíciles de la vida al restructurar las perspectivas y enfocarse en las emociones positivas y las fortalezas del carácter.
Problemas Psicosociales orgánicos.
· Pérdida de las habilidades interpersonales.
· Problemas conductuales como desinhibición, agresividad, irritabilidad y enojo.
· Agnosia o falta de conciencia del déficit.
 Alteraciones estructurales familiares. 
Se pueden presentar cuando hay patrones rígidos de funcionamiento en que las reacciones de emergencia en la fase de la crisis se mantienen en el tiempo, aunque dicha crisis se haya superado. Son los casos en los que se continúan los cuidados excesivos al paciente, hay sobreprotección y el manejo se hace extenuante; o cuando la jerarquía y los roles de los integrantes del grupo familiar se modifican para reasumir las funciones de las que antes se encargaba el enfermo. Es común ver que los cuidadores que se dedican de lleno al manejo del paciente dejan a un lado sus proyectos de vida y, simultáneamente, van creando lazos especiales con él, en ocasiones despertando sentimientos de celos en los demás familiares. También ocurre que, por diversas razones originadas por la situación de tener un familiar enfermo, la familia deja de visitar a sus amigos y, por lo tanto, también éstos dejan de hacerlo. Todo lo anterior puede conducir a un aislamiento social que tiene como efecto secundario la disminución de los apoyos externos y la sensación de abandono o soledad.
Una intervención adecuada con las familias de personas con daño cerebral debe incluir:
· Un análisis de la historia familiar previa.
· Conocimiento de las características premorbidas del paciente.
· Detección en la familia de aquellas señales que puedan ameritar intervención (expresiones de ansiedad o miedo).
· Intervención en el momento de la crisis.
· Intervención en la fase crónica.
· Intervención en la fase terminal.
El papel imprescindible de los familiares en el proceso de recuperación
Durante la rehabilitación neurológica, los pacientes viven un proceso largo y complicado en el que el factor psicológico es de vital importancia para su recuperación.
En muchas ocasiones, la aceptación de la nueva realidad de un paciente resulta igual o más compleja para los miembros de la familia.
Ante etapas de mayor desánimo, es imprescindible ofrecer apoyo por parte de nuestro equipo de especialistas para afrontar las adversidades. Además, no solo es importante que los miembros de la familia reciban apoyo moral sino también que se les mantenga informados.
Deben recibir nuevos conocimientos sobre circunstancias y hábitos que deben incorporar a sus vidas al convertirse en los cuidadores principales. 
El papel del tutor clínico es decisivo porque sigue el caso desde el principio siendo su trabajo clavepara dar a conocer a los familiares de todos los cambios y situaciones.
Con esta ayuda, se mantiene un contacto constante con los familiares, que adoptan un papel clave en la rehabilitación neurológica, para contribuir.
La familia al encontrarse en una situación desconocida como lo es un daño neurológico congénito o adquirido pasa por un momento de crisis que genera tensión en el sistema familiar, llegando a experimentar momentos de duelo que involucran la negación, el shock, tristeza, enojo y terminando con la aceptación. Es por ello que se recomienda a la familia acercarse a un especialista para que los orienten en la situación específica en la que se encuentra el familiar en cuestión y los posibles tratamientos que hay.
https://www.youtube.com/watch?v=YfKbaZ8tzx4
¿Qué es familia?
La familia cumple un papel fundamental en la rehabilitación: “Un paciente con un grupo familiar dispuesto a apoyarlo y acompañarlo tiene gran parte del proceso ganado. La familia es un apoyo indiscutible en las partes emocional y física. Cuando un paciente tiene dificultades en el entorno familiar, sus procesos y sus resultados son mucho más lentos; además, la persona tiene mayor riesgo de sufrir depresión y de sentirse triste”. Sin importar el grado de discapacidad o de dependencia, las personas requieren el acompañamiento de un cuidador. “El cuidador es el pilar fundamental del tratamiento: ayuda en los desplazamientos, supervisa qué debe hacerse en casa, prepararse para los cuidados que vienen, apoya los ejercicios en casa que permiten fortalecer el trabajo de las terapias, organiza los tiempos en la casa, las salidas y el tiempo libre”.
¿Qué pasa con la familia?
Respuestas de la familia tras el daño cerebral.
-Shock.
-esperanza.
-Realidad.
-Aceptación.
-Ajuste.
Importancia de la Familia en la Rehabilitación Neuropsicológica. 
La familia es uno de los pilares básicos de la rehabilitación, ya que sin ella el equipo está incompleto, pues actúan como una extensión del sistema de salud, y a menudo, son los que brindan la atención, el apoyo y el seguimiento a largo plazo del paciente. Como resultado, de acuerdo con Rojas (2019), se convierten en una parte esencial para mejorar verdaderamente las dificultades que presenta el ser querido.
Trabajar solo con el paciente durante el proceso de recuperación puede dificultar que los miembros de la familia acepten la situación y también puede dificultar que el paciente regrese al entorno circundante (Moyano, 2016). Por ello, de acuerdo con Moyano (2016), no solo se debe prestar atención al paciente, sino también considerar las condiciones sociales, familiares y económicas previas al evento para adecuar el proceso de tratamiento a las necesidades de cada caso concreto y poder mirarlo siempre desde un enfoque interdisciplinario, temprano e intensivo.
¿Cómo Ayudar a la Familia?
· Psicoeducación: proporciona a las familias conocimientos y estrategias generales para conocer y comprender qué está pasando, qué va a pasar con el paciente y cuáles son las formas de hacer que este proceso sea lo más llevadero posible.
· Terapia Familiar o Terapia de Pareja: resolución de disfunciones para restablecer la unidad de la familia o de la pareja, para anticipar y evitar problemas en aquellos casos en los que los cambios generen tensiones de difícil resolución entre los familiares, o para facilitar el proceso de duelo cuando la familia se atasca en una fase de aceptación. 
· Terapia de Individual: ayuda a la persona a adaptarse y afrontar mejor el duelo, no obstante, generalmente, está reservado para los familiares que tienen mayores dificultades para superar la pérdida.
· Grupos de Apoyo: las mejores formas de afrontar la situación de los familiares es encontrar un grupo de apoyo.
¿Cuándo es importante la familia?
Fase 1: consiste en el tratamiento agudo y la atención en un hospital.
Fase 2: rehabilitación en un hospital.
Fase 3: la rehabilitación fuera de un hospital, que puede ser tanto hospitalaria como ambulatoria según la necesidad del paciente.
Fase 4: rehabilitación adicional o capacitación de mantenimiento, si corresponde. 
· Posible
· interesante

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