Poema naturaleza

Vista previa del material en texto

En lo más profundo del bosque encantado, 
donde los susurros del viento son sagrados, 
se alza majestuosa la madre Naturaleza, 
con su esencia pura y su grandeza. 
 
Sus bosques frondosos nos invitan a entrar, 
donde los árboles altos nos dan su amparo sin cesar. 
El canto de los pájaros llena el aire, 
mientras las flores danzan con gracia y donaire. 
 
Los ríos serpenteantes nos guían en su fluir, 
mostrándonos la vida que en ellos habita sin fin. 
Las aguas cristalinas reflejan el cielo azul, 
y nos regalan un espectáculo lleno de luz. 
 
Las montañas majestuosas tocan el cielo, 
testigos silenciosos de los secretos que guardan en su velo. 
Sus cumbres nevadas nos hablan de la eternidad, 
y nos enseñan la fuerza y la serenidad. 
 
En cada rincón de la naturaleza encontramos vida, 
desde el más diminuto insecto hasta la criatura más fiera. 
Todo tiene su lugar en este inmenso lienzo, 
donde cada ser contribuye con su propio acento. 
 
La naturaleza nos habla en su silencio, 
nos susurra secretos que trascienden el tiempo. 
Nos enseña la humildad y el equilibrio, 
y nos invita a cuidar este tesoro preciado. 
 
En sus vastos paisajes encontramos refugio, 
un lugar donde podemos ser libres y sin ruido. 
La naturaleza nos muestra su poder y su amor, 
y nos inspira a protegerla con fervor. 
 
Así que abracemos a la madre Naturaleza, 
cuidémosla y defendámosla con nobleza. 
Pues en su esencia encontramos la vida misma, 
y en su protección encontraremos nuestra dicha.