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Reseña Sartori Comparación y Método Comparado

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Reseña del texto: Comparación y Método Comparado, Giovanni Sartori, 1999
Angi Paola Carrascal Rosales
Juan Sebastián Gómez Marriaga
Laura Marcela Barrios Revollo
El texto Comparación y método comparativo de Giovanni Sartori se divide en tres componentes o nodos principales: 1) Por qué comparar, 2) Qué es comparable y 3) Cómo comparar. El texto sirve para dar una mirada hacia el arte de comparar como método dentro del estudio científico específicamente ahondado en el campo de las ciencias sociales, y a su vez pretende dar una especie de guía de cómo y en qué momento el investigador debe aplicar el método comparativo.
Como se mencionó en un comienzo, el texto empieza planteándose la pregunta “¿Por qué comparar?” a lo cual Sartori responde mencionando algunos de los motivos por los cuales comparamos ya sea para situar, para aprender de las experiencias de los otros, para tener términos de parangón (comparativos), para explicar mejor cierto contexto, entre muchos otros. Sin embargo, Sartori enfatiza diciendo que la razón por la cual comparamos es porque: “comparar nos sirve para controlar nuestras generalizaciones”, es decir, comparar sirve para verificar o falsificar si una generalización (una regularidad) corresponde proporcionalmente con los casos a los cuales se aplica. Dicho de otra forma: comparar es confrontar una cosa con otra. Sartori ilustra este concepto mediante un ejemplo usando la clásica teoría de tipología de sistemas de partidos políticos.
Ahora, el texto también muestra el método comparado bajo el lente de otros autores como Zelditch quien habla, cito:
“La comparabilidad postula un universal lógico común a todas las unidades de un universo de comparación dado”. Expresado en modo más estricto, (implícitamente comparado) implica el uso de parámetros (perspectiva y proporciones) recabados de casos comparables, y el empleo de categorías de análisis no idiográficas, es decir, derivadas de alguna teoría general o de algún esquema conceptual (framework) generalizante.” (Zelditch, 1971).
También menciona al sociólogo E. Durkheim (1947) quien escribía: “La sociología comparativa no es una rama de la sociología, es la sociología misma en la medida en que intenta explicar los hechos". De igual manera nombra a H. Lasswell (1968) quien retoma el concepto afirmando que “ el enfoque científico es inevitablemente comparativo”. No mucho menos importante es el planteamiento de G. Almond (1970) quien asevera que: “si la ciencia política es una ciencia, entonces es comparativa en su enfoque”. Los tres autores concuerdan en algo y es que “si nuestro enfoque no es comparativo, entonces por ende no es científico.
En esa misma línea en el texto se promueve la tesis de que “quien no compara no hace ciencia”, dicho de otra manera: al tiempo en que hacemos ciencia comparamos, aún, como lo dice el autor, de manera inconsciente. Lo que respalda en cierto modo a la afirmación de que somos “animales comparantes”.
En tal sentido, viene la segunda parte del texto que surge del planteamiento de la pregunta ¿Qué es comparable? En este apartado se inicia planteando el siguiente dilema ¿son comparables manzanas y peras? Parece una pregunta fácil de responder, pero la cuestión va más de meras suposiciones, y aunque es probable que la mayoría de personas respondiese que “No”, que conlleva a darle el carácter de “incomparable”, lo cierto es que sí son comparables peras y manzanas o piedras y avestruces, por lo menos en cierto punto. Regresando al problema inicial, ¿son o no son comparables peras y manzanas? La respuesta sería 50 y 50. Las manzanas y las peras son comparables respecto a algunas propiedades (las que tienen en común), pero no comparables respecto a otras, es decir, son comparables como frutas, en que ambas son comestibles, en que ambas crecen en los árboles, pero no son comparables por ejemplo en su forma, en su sabor. De lo anterior se puede inferir que el acto de comparar implica asimilar y diferenciar en los límites.
“Si dos entidades son iguales en todo en todas sus características es como si fuesen la misma entidad, y todo termina ahí. A la inversa, si dos entidades son diferentes en todo, entonces es inútil compararlas, y del mismo modo todo concluye aquí. Las comparaciones que sensatamente nos interesan se llevan a cabo entre entidades que poseen atributos en parte compartidos (similares) y en parte no compartidos (y declarados no comparables)”. (Sartori, 1999).
Teniendo en cuenta el texto y cada uno de sus preceptos se llega a la única idea de que el arte de comparar como método científico es controlar, es decir, comparar es el acto de confrontar unas ideas con otras que conduzcan a buscar e interpretar realidades.
Ahora, analizando el texto, nos encontramos con que el autor acertadamente nos da una mirada general de qué es la Política Comparada y la manera como esta debería ser usada para los estudios científicos, se puede ver como una especie de manual, que para aquellos que están empezando a conocer la disciplina obtengan una introducción a la misma, además el lenguaje utilizado es muy entendible al igual que los ejemplos cotidianos que plantean nos permiten entender fácilmente el punto al que quiere llegar el autor. Sin embargo, para alguien que no está relacionado con el campo de la investigación por lo menos desde la perspectiva de la ciencia le puede resultar un tanto complicado entender el lenguaje y la terminología empleada en este. Lo cierto es que no le resta importancia dentro del campo académico de la investigación sobre todo desde el campo de las ciencias políticas y sociales.
 
Bibliografía
Sartori, G. (1999). Comparación y método comparativo. En Sartori G. y Morlino L. (eds) La 
comparación en ciencias sociales, p. 29-47.

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