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India bombardea territorio paquistaní en respuesta a atentado

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India bombardea territorio paquistaní en respuesta por el atentado que mató a 44 militares hace dos semanas
El Ejército indio asegura que su objetivo eran campos de entrenamiento de un grupo terrorista
La actual escalada empezó el 14 de febrero, cuando un terrorista suicida proveniente de Pakistán mató a 44 militares en Jammu Cachemira, la parte de la región administrada por India. El Gobierno de Nueva Delhi acusa a Islamabad de no querer controlar, e incluso directamente de apoyar, a los terroristas que realizan ataques a través de la frontera. India respondió con un bombardeo aéreo contra lo que identificó como “campos de entrenamiento” del grupo terrorista. La última vez que se produjeron ataques aéreos entre las dos potencias fue en 1971, cuando se enfrentaron en un conflicto abierto. Un piloto indio fue abatido, aunque Pakistán finalmente lo entregó a su país, en un intento por rebajar la tensión en una situación que comenzaba a estar fuera de control.
La tensión militar entre India y Pakistán, dos potencias nucleares y grandes rivales históricos, ha escalado este martes a niveles de hace cuatro décadas. El Gobierno indio ha reconocido que cazas de su fuerza aérea penetraron en el país vecino para bombardear campos de entrenamiento del grupo Jaish-e-Mohammad (JeM), que ha asumido la autoría del atentado que el 14 de febrero mató a 44 soldados indios en Cachemira. Es la primera incursión aérea en territorio paquistaní desde la guerra de 1971.
Desde Nueva Delhi e Islamabad han llegado informaciones contradictorias sobre el ataque, que tuvo lugar en Balakot, una localidad al norte de Islamabad, en torno a las 03.30 hora local (23.30 horas del lunes en la España peninsular). Mientras el Gobierno indio ha indicado que en la incursión han participado 12 cazas Mirage 2000 que han abatido a “un número importante de terroristas” —en algunos medios se hablaba de hasta 300—, las autoridades paquistaníes quitaron importancia a la operación.
Islamabad, que ha informado en primer lugar del ataque, ha asegurado que los daños causados han sido mínimos, que la acción ha ocurrido en una zona despoblada y que no ha alcanzado ningún objetivo. “Tras enfrentar la respuesta oportuna y efectiva de la fuerza aérea de Pakistán, los aviones indios liberaron la carga a toda prisa mientras escapaban. No hay víctimas ni daños”, ha asegurado en un tuit el portavoz del ejército paquistaní, el general Asif Ghafoor. Testigos citados por la agencia Reuters desde Balakot apoyaban esta versión.
La incógnita reside ahora en qué pasos dará Pakistán. Aunque este martes se reservó la posibilidad de tomar represalias, no ha mencionado ninguna acción concreta. “Es vuestro turno. Esperad y prepararos para nuestra sorpresa”, ha amenazado el general Ghafoor. “Pakistán se reserva el derecho a una respuesta razonable y a su defensa propia”, ha dicho en un comunicado el ministro de Exteriores, Shah Mehmood Qureshi, antes de reunirse con el primer ministro, Imran Khan.
Independientemente del alcance del ataque indio, este supone un empeoramiento de las tensas relaciones que existen entre India y Pakistán desde el fin del colonialismo británico en 1947. Los dos países se han enfrentado en tres grandes guerras, varios conflictos más pequeños y multitud de escaramuzas a lo largo de los 2.900 kilómetros de frontera que los separa. El ataque de este martes es el primero desde el último conflicto armado, en 1971. Desde ese año, además, India nunca se había adentrado en territorio paquistaní más allá de la llamada línea de control, la frontera de facto que divide ambos países en la región de Cachemira desde el alto el fuego de 1972. A raíz de otro ataque terrorista en 2016, el Ejército indio bombardeó el territorio sobre la línea de control, en una de las operaciones que Nueva Delhi denominó “acciones quirúrgicas”. Pakistán, a diferencia de lo ocurrido esta vez, negó entonces que esos ataques se hubieran producido. Hace unos días el primer ministro paquistaní instó a Modi a “darle una oportunidad a la paz”, asegurando que “mantendría su palabra” y “actuaría inmediatamente” si proporcionaba “datos de inteligencia fiables” sobre la presencia del JeM en Pakistán. Ciudadanos paquistaníes se han manifestado este martes contra el ataque indio en ciudades como Lahore, Hyderabad o Islamabad.
Elecciones en mayo
En Nueva Delhi, miles de ciudadanos han mostrado este martes su apoyo a la acción del Ejército indio. El bombardeo fue aplaudido por dirigentes de todo el espectro político en India, donde ya ha empezado la campaña de las elecciones de mayo, en las que el actual primer ministro, Narendra Modi, pretende mantenerse en el poder. “El Gobierno tomará todas las medidas necesarias para luchar contra la amenaza del terrorismo”, ha afirmado poco después del ataque el ministro de Exteriores indio, Vijay Gokhale. El político también ha aseverado que la operación se había lanzado ante las sospechas recibidas por parte de “fuentes de inteligencia contrastadas de que el grupo estaba planeando más ataques suicidas en India”.
Pakistán insiste en que no da cobijo a JeM, un grupo contrario a la presencia de India en Cachemira que forjó estrechos lazos con Al Qaeda y que está considerado una organización terrorista por diversos países y organismos desde 2011. En diciembre de ese año, integrantes de JeM, junto con miembros del grupo paquistaní Lashkar-e-Taiba, lanzaron un ataque contra el Parlamento indio que a punto estuvo de provocar una cuarta guerra entre India y Pakistán.
China, país aliado de Pakistán, ha pedido a los dos Gobiernos enfrentados moderación en sus respuestas a esta crisis. “Esperamos que India y Pakistán puedan contenerse y tomar los pasos necesarios para estabilizar la situación en la región y mejorar las relaciones bilaterales”, ha indicado un portavoz del Ministerio de Exteriores chino. La Unión Europea también ha llamado al diálogo entre Nueva Delhi e Islamabad. “Es esencial que todos ejerzan la máxima moderación y eviten una mayor escalada de tensiones”, ha asegurado una portavoz comunitaria.
Las elecciones generales en India arrancan con la exaltación del patriotismo hindú
El primer ministro Narendra Modi recupera popularidad tras la última crisis militar con Pakistán
Las elecciones generales en India, que comenzarán el 11 de abril y que durarán un mes, suceden en un momento de exaltación patriótica tras el último bombardeo en territorio pakistaní por parte del Gobierno indio. Esta escalada militar entre las dos potencias nucleares, que no se había dado en cuatro décadas, ha beneficiado al primer ministro Narendra Modi justo cuando arranca la campaña electoral.
Las fuerzas aéreas del país hindú bombardearon a finales de febrero varios campos de entrenamiento del grupo terrorista Jais-e-Mohammad (JeM), que asumió la autoría del atentado que semanas antes mató a 44 soldados indios en Cachemira. Estas maniobras militares han frenado la caída de la popularidad del líder del partido nacionalista y conservador hindú Bharatiya Janata Party (BJP), mermada en el último año por la ralentización económica y la subida del desempleo. El BJP utiliza este conflicto armado como aval para retener la mayoría en el nuevo parlamento. 
Alrededor de 900 millones de electores podrán ejercer su derecho al voto en unos comicios que durarán un mes, hasta el 19 de mayo, y cuyos resultados se conocerán el 23 de ese mes. La extensión y demografía de India (con 1.300 millones de habitantes), hacen que las elecciones en la democracia más grande del planeta tengan lugar durante seis semanas y en siete fases. A los 84 millones de nuevos electores con respecto a 2014 hay que sumar las dificultades impuestas por una ley que exige que todo votante disponga de una mesa electoral a una distancia de no más de dos kilómetros. La ley también obliga a que todos los colegios sean custodiados por la policía federal para asegurar la validez de los escrutinios, ante la sospecha de negligencias por parte de fuerzas del orden locales.
Irrupción de las 'fake news'
La ComisiónElectoral Nacional ha advertido de que el Ejecutivo no podrá anunciar nuevas políticas ni hacer campaña con dinero público. También exigió a los partidos que no utilicen al Ejército como propaganda electoral. Tras el incidente militar con Pakistán, varios miembros del Ejecutivo echaron en cara a la oposición su presunta falta de patriotismo: “La nación coincide en que la amenaza del terrorismo debe ser eliminada. Quiero preguntaros: ¿no creéis lo que dicen nuestras fuerzas armadas?”, dijo el propio Modi hace poco más de una semana en un acto de precampaña.
Tras el bombardeo indio, Pakistán respondía con otro ataque y con la detención del piloto indio Abhinandan Varthaman, que al final fue devuelto 24 horas más tarde en un “gesto de paz” que enfrió la escalada militar en el sur de Asia. 
El conflicto entre Pakistán e India puso de relieve la falta de veracidad en la versión oficial de este último y la ausencia de profesionalidad de los varios centenares cadenas de televisión y radio del país. En este sentido, la Comisión Electoral nombró a expertos para controlar redes sociales como Facebook, o la local ShareChat, para prevenir la difusión de noticias falsas que manipulen a los votantes. Mientras, otros analistas critican el alineamiento patente entre el Gobierno y muchos de los medios tradicionales de cara a las elecciones.
Un Gobierno en horas bajas
Esta crisis se ha convertido en la tormenta perfecta para el Gobierno de Modi, amenazado por la ralentización económica y por las acusaciones de estar ocultando los datos de un desempleo que se prevé histórico. El líder nacionalista hindú se enfrenta también al enfado de los agricultores y ganaderos del país, furiosos por la caída de los precios de los productos básicos y por su estricta normativa para la protección de las vacas, consideradas sagradas en la cultura hindú.
Pero el poderío militar mostrado ante Pakistán renueva la popularidad del primer ministro después del desastre electoral de las elecciones regionales de diciembre, en las que su partido perdió el poder en tres Estados cruciales; donde se hizo con la victoria el histórico y principal opositor, el Partido del Congreso.
En las zonas rurales de India, donde vive el 70% de la población, el impacto que ha tenido el conflicto con el país vecino ha sido mucho mayor. Un ejemplo es el Estado de Uttar Pradesh (UP), el más grande y superpoblado, que envía el mayor número de legisladores al parlamento. Allí, el BJP podría hacerse con 41 de los 80 escaños, según la cadena de televisión india TV-CNX. Aunque el resultado está muy por debajo de los 73 que cosechó en las generales de 2014, son 12 más de los que predecía la encuesta realizada por el mismo grupo y en la misma región antes de que se produjese el enfrentamiento aéreo de finales de febrero.

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