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INTRODUCCIÓN METODOLOGÍA Los microsatélites son marcadores repetitivos o VNTRs (Variable Number of Tandem Repeats), constituidos por secuencias cortas de 1 a 6 pares de bases nucleotídicas que se repiten en tándem un elevado número de veces (SSRs, Short Sequence Repeats) [1]. Estas secuencias se han encontrado en ADN eucariota y procariota. Se encuentran en regiones codificantes y no codificantes, además, son ampliamente polimórficos en cuanto longitud. Esta característica, además de que son codominantes, los hace regiones adecuadas para usarse como marcadores moleculares a nivel poblacional y analizarse como electromorfos. [2]. Su alto grado de polimorfismo se debe a una alta tasa de mutación, que varia entre 10−2 y 10−5por generación [1], y se atribuye a eventos de deleción e inserción durante la replicación de ADN [2]. Estos eventos son el resultado de dos mecanismos de mutación (deslizamiento en el apareamiento de las hebras de ADN y entrecruzamiento desigual). Esto ocurre en el proceso de replicación del ADN, cuando las hebras se alinean erróneamente por un deslizamiento en el apareamiento, ya que al estar separadas durante la síntesis las hebras pueden llegar a asociarse en una posición distinta. Cuando sucede en la hebra nueva se da un incremento en el número de repeticiones del microsatélite (inserción) y cuando es en la hebra parental se da un hay un decremento (deleción) [2]. Los microsatélites podemos dividirlos en mononucleótidos (repeticiones del mismo nucleótido), dinucleótidos (2 nucleótidos), trinucleóticos (3) y así hasta hexanucleótidos (6 nucletidos) [1]. Además, también están definidos por unidades de repetición (UN) y repeticiones en una unidad concreta en el cromosoma (locus). Estos se consideran familias de microsatélites y son; perfectos, cuando presentan repeticiones en UR sin interrupción y sin repeticiones adyacentes (AAAAAAAAAAA o (𝐴)11); compuestos, cuando presentan dos o más repeticiones de UR ininterrumpidas y estas pueden ser combinaciones de motivos de un número variable de pares de bases ( (𝐴)11(𝑇)9 ); e interrumpidos cuando un nucleótido o más se insertan en alguna parte de la repetición ((𝐴)11G(𝐴)11) [1][2]. RESULTADOS CONCLUSIÓN Electroforesis en geles de agarosa. El análisis de electromorfos o fragmentos en geles de agarosa es relativamente sencillo pero a su vez tiene una baja resolución. Se suele usar para corroborar el éxito de la amplificación o para reconocer las diferencias de tamaño en microsatélites de hexanucleótidos. Los geles de agarosa deben tener una concentración de 2.5 a 3.5%, dependiendo del tamaño de los fragmentos. Los geles de agarosa deben tener una concentración de 2.5 a 3.5%, dependiendo del tamaño de los fragmentos. En cada gel debe destinarse un pozo para un marcador de peso molecular con la resolución necesaria para el tamaño de los electromorfos que se estimarán, generalmente se utiliza un marcador de peso molecular de 100 pb. Los geles pueden ser teñidos con bromuro de etidio (BrEt) o SYBR Green [2]. Se detectó infección natural con T. cruzi en 117 de 559 (21%) ejemplares capturados, con un mayor índice de infección en ejemplares de Cordillera 44% (35/80), seguido por Paraguarí 19% (62/335) y San Pedro 14% (20/144). Métodos Infección natural con T. cruzi: Método PCR empleando como blanco las secuencias repetitivas de ADN nuclear (microsatélites) de T. cruzi, con los cebadores TCZ1 y TCZ2 y ADN kinetoplastídico con cebadores 121 y 122. Los productos amplificados fueron analizados en geles de agarosa al 2%, teñidos con bromuro de etidio y visualizados bajo un transiluminador UV [3]. Resultados En la Figura 1 se puede observar los productos de PCR obtenidos con los cebadores 121-122 [3]. Los microsatélites están presentes en eucariotas y procariotas, y su alto grado de polimorfismo, resultado de una alta tasa de mutación, nos permite diferenciar organismos en niveles de población. Una de las grandes limitantes es que se desconocen los microsatélites de muchas especies y su secuenciación puede llegar a ser dispendiosa. Sin embargo, con los avances tecnológicos se ha logrado optimizar las metodologías, lo cual permite a los investigadores aplicar cada vez mas los microsatélites en diferentes trabajos de investigación. Bibliografía [1] González, E. G. (2003). Microsatélites: sus aplicaciones en la conservación de la biodiversidad. Graellsia, 59(2-3), 377-388. [2] Zane L., L. Bargelloni y T. Patarnello. 2002. Strategies for microsatellite isolation: a review. Molecular Ecology 11: 1-16. [3] Sánchez, Z., Guillén, L., Pineda, D., Paredes, B., & Russomando, G. (2020). Técnicas moleculares integradas a la vigilancia entomológica de vectores de la enfermedad de Chagas. Memorias del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud, 18(1), 76- 83.
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