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Introducción a la Economía y su Evolución

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•Introducción a la economía
•Evolución de los sistemas
económicos
•Las grandes corrientes
del pensamiento económico
•El crecimiento económico
•Economía y derecho
•Conceptos económicos básicos
•La contabilidad
ECONOMÍAECONOMÍA
Portadillas. Autod. 2/1/01 11:16 Página 22
La ciencia económica
Se suele imputar a la teoría económi-
ca el hecho de ser una ciencia poco
desarrollada y que no se sujeta a le-
yes inmutables, como sucede en cam-
bio con las matemáticas y las que es-
tudian la naturaleza. En general, la
ciencia económica se apoya en méto-
dos inductivos, a partir de los cuales
establece diagnósticos, tendencias y
posibilidades, pero nunca certezas.
Desde el punto de vista sociopolítico,
se la ha denostado por haber fracasa-
do en el objetivo de elevar las condi-
ciones de vida, suprimiendo las crisis
económicas, la miseria y el hambre.
Sin embargo, la ciencia económica
fue precisamente la que impulsó los
cambios y mejoras que los antiguos
economistas, a partir de la escuela
clásica, introdujeron en las relaciones
económicas y en las técnicas de pro-
ducción.
Se trata de una ciencia teórica que,
como tal, se abstiene de formular nor-
mas de conducta. Por otra parte, y
aunque se refiera a los medios idó-
neos para alcanzar objetivos prede-
terminados, no es ciertamente una
teoría que indique los fines a perse-
guir. En definitiva, lejos de funda-
mentarse en las actitudes preconcebi-
das de un supuesto objetivismo, opta
por constantes rectificaciones en fun-
ción de la evolución de los hechos.
La actividad económica tiene como
meta la explotación de los recursos
disponibles como un medio para sa-
tisfacer las necesidades materiales e
intelectuales del hombre. Esta finali-
dad debe alcanzarse mediante una
utilización racional y ponderada de
los medios escasos, en función de los
objetivos y de acuerdo con un orden
de prioridades.
Para situar el problema económico
en su adecuada dimensión deben te-
nerse presentes dos coordenadas bá-
sicas:
1. La multiplicidad de los fines, que
obliga a establecer una jerarquización
u orden de prioridades para satisfa-
cer las necesidades.
2. La escasez de los recursos, que
impone la necesidad de considerar al-
ternativas en el uso de unos medios
que son limitados.
A partir de estas premisas es posi-
ble definir la economía como la cien-
cia que estudia el comportamiento
humano en el sentido de una rela-
ción entre los fines y los medios, que
son escasos y aplicables a usos di-
versos.
En una definición ya clásica, el eco-
nomista británico sir Lionel Robbins
(1898-1984) define la economía como
la ciencia que estudia la conducta hu-
mana en cuanto a relaciones entre fi-
nes y medios escasos, susceptibles de
usos alternativos. En este contexto,
Robbins distinguió tres ramas: teoría
INTRODUCCIÓN 
A LA ECONOMÍA
Representación pictórica del siglo XV, que ilustra el auge comercial registrado durante el
Renacimiento.
Fotografías de cabecera: grabado del siglo XVIII que representa el edificio del Banco de Inglaterra (izq.) y
sede de la Bolsa de Valores de Toronto, Canadá (der.).
01. Introducción (131-133•3) 2/3/01 19:25 Página 131
económica, historia económica y eco-
nomía descriptiva.
La evolución de la
ciencia económica
El pensamiento económico engloba el
conjunto de las aportaciones realiza-
das, fundamentalmente por econo-
mistas y filósofos, en el campo de la
investigación científica. Como resul-
tado de la observación y el análisis del
comportamiento de los fenómenos de
contenido económico y de interés so-
cial han podido establecerse diagnós-
ticos y emitir sugerencias con respec-
to a la resolución de las disfunciones
y los desequilibrios socioeconómicos.
Con el transcurso de los siglos, la
interpretación de los asuntos econó-
micos pasó de ser una cuestión me-
ramente intuitiva (no se debe olvidar
que la economía es la más joven de
las ciencias) a convertirse en una ma-
nifestación científica. Este esfuerzo
por encontrar respuestas satisfacto-
rias llevó a los estudiosos a plantear-
se otras cuestiones, además de las
consideraciones sobre la ética, la bon-
dad y la justicia. En definitiva, estas
cuestiones regían el destino y la evo-
lución de la humanidad, y produje-
ron conceptos como la propiedad, el
trabajo, el capital, el interés, la renta,
la oferta, la demanda, el precio y un
largo etcétera.
El concepto de
economía política
Como se ha indicado al definir la
ciencia económica, ésta no tiene un
objeto de conocimiento determinado
con exactitud. Al afectar a cuestiones
esenciales de la vida humana en so-
ciedad, no todos los economistas es-
tán de acuerdo sobre la forma de abor-
darlas. Tampoco existe una coinci-
dencia respecto al camino que debe
seguirse para conocerlas. Precisa-
mente, las diferentes corrientes del
pensamiento económico han surgido
debido a esta diferente sensibilidad a
la hora de abordar los problemas so-
ciales, que pueden analizarse desde
la perspectiva de la ciencia econó-
mica.
La economía política se ocupa de
un cierto tipo de actividad social, en-
caminada a satisfacer las necesidades
de los individuos y a procurar el uso de
los recursos necesarios para ello. Di-
cha actividad se define convencional-
mente como actividad económica. 
Los problemas surgidos en el de-
sarrollo de ésta, es decir, los proble-
mas económicos, deben resolverse
calculando los costes y beneficios que
conllevan las decisiones adoptadas
y situándolos en su contexto social y
político.
La actividad económica de una so-
ciedad se realiza a través de las rela-
ciones que establecen los hombres en-
tre sí y con la naturaleza. Estas relacio-
nes económicas, que constituyen el ob-
jetivo de la economía política y confi-
guran una determinada estructura
económica, son las siguientes:
Relaciones de propiedad. Expresan
los derechos de apropiación de los in-
dividuos sobre los bienes y recursos
económicos bajo el imperio de un sis-
tema legal.
Relaciones de producción. Reflejan
el uso de los recursos y de la técnica
utilizada por los productores para ob-
tener los bienes y servicios.
Relaciones de distribución. Deter-
minan el reparto de los resultados
del trabajo. Esta distribución se ma-
nifiesta de distintas formas: a través
de las empresas, por la proporción
entre salarios (trabajadores) y bene-
ficio empresarial (capital), y a través
del estado, según las prioridades de-
finidas en su política fiscal y presu-
puestaria.
Relaciones de consumo. Establecen
los vínculos entre los agentes y los re-
sultados de la producción como obje-
tos susceptibles de satisfacer necesi-
dades. Las relaciones descritas pue-
den sintetizarse de esta manera:
– Relaciones de transformación social:
las de producción y consumo.
– Relaciones de organización social:
las de propiedad y distribución.
El objeto de la economía política es,
por consiguiente, el conocimiento de
los comportamientos sociales deriva-
dos de la necesidad y la escasez que se
deducen de las diversas formas de pro-
ducción de los bienes y servicios que
las satisfacen, de su distribución entre
los distintos colectivos sociales y de la
organización social de su disfrute.
Los métodos de análisis
económico
La elección oportuna y eficaz de los
recursos a emplear, cualitativa y
cuantitativamente, es una preocu-
pación fundamental de los gobier-
nos y responsabilidad de la ciencia
económica. Esta elección, acertada
o no, influirá en el conjunto donde
actúa.
132 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________
Los elementos esenciales sobre los que se ha apoyado el pensamiento económi-
co en su evolución son los siguientes:
1. La ciencia económica se autodefine como teórica, subjetiva e inductiva y
no aspira a convertirse en ciencia exacta, sino a interpretar la realidad social
bajo métodos racionales.
2. Paralelamente al desarrollo de la sociedad se produce una doble evolu-
ción, constituida por la transformación de las estructuras socioeconómicas y
por la modificación de la forma con que la propia sociedad analizala eficacia
de la organización.
3. Conforme ha avanzado, la ciencia económica se ha hecho más permeable y
sensible a la influencia del componente social, de sus necesidades y ambiciones,
aportando conceptos y doctrinas que han influido en otras ciencias sociales.
4. La ciencia económica, a partir de situaciones que apenas se han modificado
a lo largo del tiempo, como pueden ser la escasez y la distribución, trata de de-
sarrollar técnicas para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos.
Fundamentos del pensamiento
económico
01. Introducción (131-133•3) 2/3/01 19:25 Página 132
El análisis económico se ocupa de
investigar la naturaleza de las canti-
dades económicas, las relaciones que
existen entre ellas y las fuerzas que las
determinan. El mismo consiste en un
cuerpo de principios generales y en
una disciplina lógica, que pueden
aplicarse a la interpretación de todos
los problemas económicos presentes
y pasados.
El método experimental. Consiste
en producir ciertos acontecimien-
tos en un medio ambiente muy sim-
plificado. Es evidente que este méto-
do, tan fructífero en las ciencias na-
turales, tiene una aplicación muy
limitada en las ciencias sociales. En
estas circunstancias, el economista
se ve obligado a emplear otros méto-
dos de obtención de conocimientos. 
El método estadístico. Observa gru-
pos de individuos en diversas épocas
y circunstancias, registrando las dife-
rencias en esas circunstancias y en el
comportamiento que las produce. Es
importante comprender que la infor-
mación estadística sólo puede sumi-
nistrar proposiciones cuya verdad es
más o menos probable, pero nunca ab-
solutamente cierta.
El método de la experimentación in-
telectual. El problema esencial del
análisis económico consiste en estu-
diar la naturaleza y las relaciones de
las diversas magnitudes económicas
(precios, salarios, renta, etc.). Sin em-
bargo, el mundo real de las cantidades
y las relaciones económicas es increí-
blemente complicado. En estas condi-
ciones, lo que se hace es configurar sis-
temas económicos más sencillos que
la realidad, denominados modelos,
pero más fáciles de analizar. Una vez
formuladas las relaciones implícitas
en estos sistemas simplificados, se in-
troducen hipótesis cada vez más com-
plejas y se consigue finalmente una
aproximación a la realidad.
El método de simulación. El de-
sarrollo tecnológico de las compu-
tadoras electrónicas ha permitido
ampliar considerablemente la aplica-
ción del método de experimentación
intelectual, también llamado de si-
mulación. En una computadora pue-
den introducirse sistemas de relacio-
nes de gran cantidad de variables.
Así, llegan a simularse sistemas que
consideran la complejidad de los mo-
delos económicos de la realidad, y se
pueden observar sus propiedades.
En su evolución, el análisis eco-
nómico ha utilizado el aporte de los
avances de las otras ciencias que han
colaborado a su actual estado de de-
sarrollo. En cuanto a las ciencias so-
ciales se refiere, éstas son principal-
mente la historia, la antropología y
la sociología, así como determina-
das corrientes filosóficas. Las ciencias
exactas y tecnológicas en las que se
apoya son la economía, las matemá-
ticas, la estadística y la informática
avanzada.
______________________________________________________________________________________ Introducción a la economía 133
_
Preguntas de repaso
1. ¿De qué cuestiones se ocupa la
economía? Enumerar al me-
nos seis conceptos producidos
por la ciencia económica.
2. ¿Cómo se define la economía?
3. ¿Cuáles son las relaciones que
establecen los hombres en su
actividad económica?
Portada de la edición francesa de 1809 de
Essay on Population, obra del economista
británico Thomas Malthus, donde expuso
su teoría del desarrollo económico.
01. Introducción (131-133•3) 2/3/01 19:25 Página 133
a historia económica describe
los esfuerzos que el hombre ha
realizado en el transcurso de los si-
glos para satisfacer sus necesidades
materiales. Tiene como objetivo ana-
lizar los cambios experimentados por
las circunstancias económicas en el
curso del tiempo y su relación cau-
sal con los restantes cambios históri-
cos, con especial incidencia en los so-
ciopolíticos.
La naturaleza del esfuerzo que el
hombre realiza depende fundamen-
talmente de tres factores: el medio fí-
sico, el medio social y la tecnología.
El poder de modificar el medio físi-
co, descubriendo nuevas utilidades, ha
aumentado en la medida que la huma-
nidad se ha aproximado a los tiempos
modernos, caracterizados por el pre-
dominio tecnológico, a la vez que de-
jaba atrás las precarias condiciones de
las sociedades antiguas y el medievo. 
El desarrollo de la
técnica y la economía
Las actividades económicas de una
época o un país también están limi-
tadas por el desarrollo de la técnica.
Durante miles de años, la evolución
del saber técnico fue singularmente
lenta, sobre todo comparándola con
los adelantos que han tenido lugar
en los dos últimos siglos. Sin embar-
go, si el saber, la técnica y los me-
dios de producción se han desarro-
llado rápidamente durante los si-
glos XIX y XX, ello se debe en gran
parte a la progresiva acumulación
de conocimientos adquiridos por el
hombre en el transcurso de su his-
toria.
Para sobrevivir, el hombre necesita
de sus congéneres. Desde el princi-
pio, el ser humano ha vivido en co-
munidad; consecuentemente, se ha
beneficiado, al tiempo que se sometía
a determinadas normas que constitu-
yen una red de relaciones sociales y
económicas. El desarrollo de la divi-
sión del trabajo contribuyó notable-
mente a que esta red se constituyera
de una forma compacta.
Con la especialización continua de
algunos individuos para satisfacer
necesidades sociales y la de algunas
regiones en la fabricación de ciertos
productos, el intercambio de las mer-
cancías se extendió, dando lugar al
nacimiento de una clase comerciante
cuya función consistía en poner en
contacto a los productores con los
consumidores.
Toda organización conlleva un es-
fuerzo combinado de recursos natu-
rales, capital, trabajo y espíritu de
empresa. La división de la propiedad
de estos medios de producción sus-
cita la problemática de la distribu-
ción de la riqueza surgida del esfuer-
zo común. En realidad, la cuestión
siempre ha consistido en la fijación
L
EVOLUCIÓN DE 
LOS SISTEMAS 
ECONÓMICOS
Aunque la tecnología ha revolucionado permanentemente las actividades económicas
desde antiguo, determinadas áreas como la industria maderera mantienen aún ciertos
componentes artesanales incluso en nuestros días.
Fotografías de cabecera: grabado del siglo XVIII que representa el edificio del Banco de Inglaterra (izq.) y
sede de la Bolsa de Valores de Toronto, Canadá (der.).
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 134
del precio a pagar por quien detenta
la propiedad de los medios, cual-
quiera que sea el nombre que se le dé
a éste: salario, interés, etc. Es un he-
cho comprobado que el comprador
siempre intenta que este precio sea el
más bajo posible, al contrario que
el vendedor, que intenta precisamen-
te lo contrario.
Durante muchos siglos, la costum-
bre contribuyó en gran medida a la
estabilidad de los precios, pero desde
finales de la edad media algunos de
ellos adquirieron gran movilidad. En
los mercados modernos, su evolución
ha sido rápida y generalizada. Detrás
de los que directamente perciben la
remuneración de los factores de pro-
ducción (empresarios y trabajadores)
se encuentra toda la población. 
En la época moderna, y a raíz del
desarrollo del mundo empresarial
que controla la labor de numerosos
trabajadores, se han acentuado los
conflictos que tienen que ver con la
distribución de la riqueza, lo que no
significa que los conflictos de intere-
ses entre las clases fueran ajenos a las
sociedades antiguas (esclavistas) o al
feudalismo (siervos), donde también
se dieron manifestaciones violentas
contra el orden establecido.
El nacimiento de la
disciplina económica
A mediados del siglo XIX se consoli-
dó la historia económica comouna
nueva disciplina autónoma, aunque
ligada a la historia general y a la eco-
nomía. Max Weber (1864-1920), so-
ciólogo y filósofo alemán, estableció
que “la historia económica represen-
ta más bien una subestructura, sin
cuyo conocimiento no puede imagi-
narse, ciertamente, una investigación
fecunda de cualquiera de los grandes
sectores de la cultura”. De ahí que en
la actualidad se acepte abiertamen-
te la influencia decisiva que los acon-
tecimientos económicos ejercen so-
bre el desarrollo político y social de
la sociedad.
Los estudiosos de la historia econó-
mica han incorporado la evolución de
la economía en las grandes divisiones
de la historia general: las edades an-
tigua, media, moderna y contempo-
ránea. Ello no significa atribuirle un
desarrollo lineal y sincrónico, pero
tiene la utilidad de contribuir a conec-
tar el análisis económico teórico y la
historia económica. De esta manera,
los expertos en el estudio del creci-
miento económico de los países en
vías de desarrollo requieren que las
investigaciones históricas estén sóli-
damente engarzadas con la historia
económica.
En ese sentido, un intento muy in-
teresante ha sido el de Walt Whitman
Rostow (1916), economista e historia-
dor norteamericano, que en su libro
Las etapas del crecimiento económico se
refiere a los procesos de evolución de
las naciones, desde la sociedad tradi-
cional a la madurez, pasando por las
fases intermedias de precondiciones
para el “despegue”.
Para Rostow, todas las sociedades
han pasado o pasarán por cinco fases.
Estas etapas, en las que es posible cla-
sificar a las sociedades por sus di-
mensiones económicas, son las si-
guientes: 
a) La sociedad tradicional, caracte-
rizada por una escasa división del
trabajo y baja productividad, lo que
conlleva una serie muy limitada de
funciones de producción y un mer-
cado poco desarrollado. Su principal
actividad es la agrícola o ganadera,
que origina una estructura social
muy jerarquizada. Los nexos fami-
liares y de clan forman la trama de la
organización social, y el poder polí-
tico local, en manos de los terrate-
nientes, tiene gran influencia en el
poder central.
b) De la sociedad tradicional se
pasó a las condiciones previas para el
desarrollo, que empezaron a darse en
Europa a mediados del siglo XVII y co-
mienzos del XVIII. Los adelantos cien-
tíficos influyeron en el desarrollo de
la técnica, produciendo una expan-
sión de determinados sectores, como
la formación bruta de capital fijo (in-
versión en activos productivos), el
incremento de la productividad en
agricultura y el desarrollo de la acti-
vidad exportadora. A su vez, el de-
sarrollo de estos sectores provocó
cambios profundos de carácter social
y político, propiciando el surgimien-
to de la burguesía, formada por in-
dustriales, banqueros y comerciantes.
Además, la irrupción del nacionalis-
mo constituyó el motor para el de-
sarrollo de algunos países, como Ale-
mania, Rusia y Japón.
c) La clave de la tercera etapa, fase
del despegue, fue la expansión acele-
______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 135
Etapas del desarrollo económico
Sociedad tradicional
Condiciones previas
al desarrollo
Fase del despegue
Progreso sostenido
Sociedad de consumo
– escasa división del trabajo
– baja productividad
– actividad agrícola y ganadera
– adelantos científicos y desarrollo de la técnica
– formación bruta de capital fijo
– incremento en la productividad
– mayor actividad exportadora
– transformación estructural progresiva
– expansión acelerada de varios sectores (industria
textil, minera, naviera, etc.)
– desarrollo tecnológico en todas las actividades
– aparición de la masa laboral
– especialización en el trabajo
– masificación del consumo
– incremento de la intervención estatal en la vida
económica (estado del bienestar)
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 135
rada de varios sectores económicos
(industria textil, ferrocarril, minera,
naviera, etc.). El período de despegue
es el momento en que la actividad
económica productiva alcanza un ni-
vel crítico, que propicia los cambios
que conducen a una transformación
estructural progresiva. Todo ello,
siempre que exista o aparezca con ra-
pidez un sistema político e institucio-
nal soportado por una estructura so-
cial cohesionada, que aproveche los
estímulos de expansión económica y
confiera al crecimiento un carácter de
continuidad. En estas condiciones, el
autor sitúa el despegue de Gran Bre-
taña (1783-1802), Francia (1830-1860),
Estados Unidos (1843-1860), Alema-
nia (1850-1873), Japón (1878-1900) y
Rusia (1890-1914).
d) Tras el impulso inicial, durante
el camino hacia la cuarta fase, la de la
madurez, se produce un largo inter-
valo de progreso sostenido a medida
que la economía en crecimiento pug-
na por hacer extensivo el desarrollo
tecnológico a todas las actividades y
sectores económicos. Como resulta-
do de las grandes aglomeraciones in-
dustriales aparece la masa laboral y
se produce una gran especialización
en el trabajo. Los empresarios, ante-
riormente arriesgados y de talante
aventurero, se ven obligados progre-
sivamente a ceder puestos a profesio-
nales que han cursado estudios en las
universidades.
e) Finalmente, en la era de la masi-
ficación del consumo, las necesidades
fundamentales (alimentación, vesti-
do, etc.) están cubiertas y la población
va adquiriendo artículos de consumo
duradero (automóviles, electrodo-
mésticos, etc.). Es el momento en el
que aparece el denominado estado del
bienestar, con un aumento de la inter-
vención estatal en la vida económica.
Las sociedades antiguas
Introducirse en la historia económica
de las sociedades, de los pueblos y de
las naciones obliga a revisar, a través
de la historia, el trabajo que el hom-
bre ha hecho para dominar su medio,
explotar los diversos recursos de los
que dispone y multiplicar sus bienes.
Cuando se hace referencia a la activi-
dad económica de los pueblos anti-
guos es conveniente aclarar que se
está tratando el conjunto de los actos
realizados por el hombre para satis-
facer sus necesidades primarias de
subsistencia, es decir, a la producción
y el intercambio de bienes y servicios,
sin que se consideren los grados de
especialización propios de etapas
más modernas y evolucionadas.
Las civilizaciones mesopotámicas
y las de Egipto y Fenicia, las primeras
de la antigüedad, aparecieron en los
pueblos ribereños del mar Mediterrá-
neo hacia el año 3000 a.C. A éstas de-
ben añadirse las civilizaciones que
también desarrollaron culturas con
economías avanzadas en el lejano
Oriente, sobre todo en China e India.
Mesopotamia. En el tercer mile-
nio a.C., el pueblo sumerio se estable-
ció en la región mesopotámica, y de-
sarrolló rápidamente una avanzada
civilización, creando pequeñas ciuda-
des bajo el mandato de reyes-sacer-
dotes (sátrapas), donde se formaron
diferentes clases sociales constituidas
por sacerdotes, soldados, comercian-
tes y esclavos, cada una con diferen-
tes funciones sociales y su correspon-
diente estatus económico.
La actividad económica de Meso-
potamia tuvo su base en la agricultu-
ra y la industria de transformación de
metales nobles, como el oro, la plata
y el cobre, lo que originó su expan-
sión más allá de sus fronteras, con la
apertura de rutas comerciales con sus
vecinos, Persia y Siria, llegando hasta
Egipto, Asia Menor y la India.
En tiempos de Hammurabi (hacia
1700 a.C.), sexto rey de la primera di-
nastía semita, se promulgó el famoso
código que lleva su nombre. Este va-
lioso documento, probablemente la
aportación más importante de Babilo-
nia a la civilización, constituyó la base
para la evolución del derecho poste-
rior. El código de Hammurabi, cuya
concepción del derecho no fue supe-
rada hasta mediados del siglo VII a.C.,
introduce a la organización social
del imperio babilónico, revelando
con claridad la situación de la propie-
dad, la industria y el comercio, así
como su desarrollo técnico, a través
de la regulación dela contabilidad
mercantil, el crédito y el sistema mo-
netario. Así, los primitivos habitantes
de Mesopotamia tuvieron una in-
fluencia fundamental en la creación
de nuestros usos modernos y docu-
mentos mercantiles.
Egipto. El legado de los antiguos
egipcios a la cultura y a la civiliza-
ción modernas adquiere especial re-
lieve gracias a la perfeccionada téc-
nica agrícola que éstos poseían y al
importante desarrollo que también
expresaron en los oficios y las artes.
A través del río Nilo y surcando el
mar Mediterráneo se instauró un co-
mercio marítimo que llegaba hasta las
costas de Fenicia, donde los barcos de
los faraones atracaban cargados de
trigo para obtener a cambio lingotes
de oro. Otros ejemplos de la perma-
nente actividad comercial de Egipto
136 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________
La figura del rey-sacerdote desempeñó un
importante papel dentro de la organización
de las pequeñas ciudades que
conformaban el imperio mesopotámico. 
En la imagen, Estatuilla de rey-sacerdote
(Museo del Louvre, París).
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 136
fueron las importaciones de madera,
perfumes, especias y tintas proceden-
tes de Arabia y la India.
Políticamente, el pueblo egipcio es-
taba constituido por un estado oligár-
quico fuertemente jerarquizado, do-
minado por una monarquía de dere-
cho divino, donde el faraón era un
dios.
En el orden social existía una clara
desigualdad centrada en los deberes
de los esclavos y los derechos de los
eclesiásticos y funcionarios como je-
rarquías privilegiadas. Estos últimos
eran los encargados del fuerte control
centralizado de la vida económica so-
bre bases burocráticas. La llegada del
nuevo Imperio (1700-1300 a.C.) trajo
consigo la época más próspera de la
historia de Egipto, intensificándose el
comercio y un sistema de trabajo
agrupado en torno a las familias, lo
que generó una nueva clase social y
el desarrollo de una gran actividad
tanto en tiendas como en talleres y
obradores. Esta nueva clase artesanal,
clasificada en gremios por los escri-
bas de la dinastía de los Ramsés, se di-
ferenciaba de la plebe por una serie
de derechos.
Fenicia. El pueblo fenicio se estable-
ció en el tercer milenio a.C. en el país
de Canaán, en una estrecha franja de
tierra situada entre el mar y el desier-
to de Siria que, debido a su rocosa oro-
grafía, no era apta para el cultivo, lo
que determinó su vocación marinera.
Así, la gran habilidad para surcar los
mares hizo de Fenicia un pueblo emi-
nentemente mercantil, lo que convir-
tió a sus habitantes en los mejores co-
merciantes e intermediarios de su
época. Los fenicios fundaron las ciu-
dades de Tiro, Biblos y Sidón, así
como numerosos puertos, factorías y
establecimientos mercantiles en toda
su amplia zona de influencia, integra-
da sobre todo por los países ribereños
del Mediterráneo y sus islas. También
destacables fueron sus exploraciones
e incursiones en el mar del Norte y sus
establecimientos orientales en el Tur-
questán, Ceilán e Indochina. Se pue-
de, pues, afirmar que los fenicios
abrieron el comercio entre Oriente y
Occidente y las primeras rutas maríti-
mas que se conocen. 
Sus artes industriales provenían
del valle del Nilo, y las decorativas,
de los valles del Éufrates y Tigris, en
Mesopotamia. Descollaban sus traba-
jos de orfebrería y textiles, y domina-
ron también el tratamiento de la púr-
pura, tan apreciada en su época.
Fenicia fue sin duda la potencia
comercial e industrial de su época;
sin embargo, al no contar con una
organización política y militar apre-
ciable, no pudo hacer frente a los
embates conquistadores de otros
pueblos, como los asirios, los egip-
cios, los helenos y, por último, a la
dominación romana, que convirtió a
Fenicia en provincia de su imperio
en el año 64 a.C. 
India. Los estudios antropológicos
han demostrado la existencia de una
civilización urbana hindú muy evolu-
cionada en el valle del Indo, que data
del año 2500 a.C. Convertida en cen-
tro comercial, con ramificaciones que
llegaron hasta Persia, Egipto y Meso-
potamia, alcanzó un importante lugar
en el tráfico de metal, alfarería y teji-
dos de algodón. 
Esta civilización, originaria de lo
que hoy es la India, desarrolló avan-
zadas formas sociales, económicas y
culturales, a pesar de la fuerte des-
igualdad asentada en el sistema de
castas imperante, que establecía con
rigor las clases de los sacerdotes
(brahmanes), guerreros, comercian-
tes y los servidores (sudras), encarga-
dos de atender humildemente a las
otras tres castas, ocupándose también
del campo y la artesanía. 
La expresión jurídica de este siste-
ma de castas quedó establecida en el
código de Manú, donde se compila-
ron las leyes religiosas, morales y
sociales en las que los aspectos eco-
nómicos se reglamentaban según la
categoría de los individuos. Ello mo-
tivaba la existencia de una minoría
privilegiada y opulenta frente a una
mayoría paupérrima, situación que
aún prevalece entre los hindúes.
China. El chino fue un pueblo ade-
lantado a su época gracias a una civi-
lización que se remonta al segundo
milenio a.C., pero cuya implantación
definitiva se produjo a partir del si-
glo VI a.C. bajo la filosofía de Confu-
cio (551-478 a.C.). Durante este perío-
do se desarrolló una administración
pública que introdujo profundas re-
formas en la agricultura, el comercio
y las finanzas. La organización social
correspondía a un mundo agrícola y
patriarcal, donde la principal rique-
za, la tierra –utilizada principalmen-
te para el cultivo del trigo y del
arroz–, estaba distribuida entre dos
clases de propietarios. La gran mayo-
ría explotaba minifundios, y un redu-
cido número, que detentaba grandes
extensiones cultivadas por arrenda-
tarios, constituía el cuerpo de funcio-
______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 137
Las perfeccionadas técnicas agrícolas que poseyeron los egipcios contribuyeron en gran
medida al importante desarrollo económico que alcanzó esta civilización. En la imagen,
pintura mural de la época de la XIX dinastía.
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 137
narios bajo la dirección de los manda-
rines y la suprema autoridad del em-
perador. 
La organización social se funda-
mentaba en la integración del indivi-
duo en una comunidad jerarquizada
y estática, con una conducta basada
en el altruismo y el respeto a los ma-
yores, principios de la tradicional cor-
tesía de la civilización china.
Muchos de los conocimientos prac-
ticados en Occidente tienen su origen
en este laborioso pueblo, cuyo gobier-
no, ya en aquellos tiempos, respetaba
la propiedad civil y la libre explota-
ción del campo y de los recursos mi-
nerales.
La economía en Grecia y Roma
Grecia. En la primera civilización
griega, localizada en la ciudad de Mi-
cenas, a finales del tercer milenio a.C.
ya se conocían la vida urbana, el co-
mercio y la escritura, pero fue a 
partir del siglo VIII a.C., al término
del apogeo de Micenas, cuando los
griegos se expandieron por el Medi-
terráneo en todas las direcciones,
gracias a que estaban dotados de una
poderosa marina construida por
las ciudades-estado indepen-
dientes de Corinto, Mile-
to, Rodas y Siracusa,
entre otras. La conse-
cuencia de este dominio
de las rutas marítimas
fue la pérdida por parte de los feni-
cios de la hegemonía marítima co-
mercial entre los pueblos de Oriente
y Grecia. Gracias a esta expansión, los
helenos aumentaron considerable-
mente el área geográfica sobre la que
ejercieron su actividad comercial, 
que antes se limitaba a su península de
origen y a las islas próximas. Este he-
cho marcó el inicio de un movimien-
to colonizador a lo largo de todo el li-
toral mediterráneo, cuyo fruto fue el
establecimiento de dependencias co-
merciales que produjeron un auge
económico sin precedentes.
La evolución económica de máxima
actividad durante los siglos V a.C. y los
dos primeros tercios del IV a.C. dotóa
la sociedad griega de un sistema eco-
nómico donde la alta diversificación
en la división del trabajo, la propiedad
privada de la tierra, el uso de la mone-
da y los mercados marítimos refleja-
ban lo avanzado de su organización.
Estas circunstancias favorecieron la
creación de una alta burguesía que, a
pesar de no disponer de una uni-
dad geográfica de
tipo imperial,
impuso a los pueblos colonizados su
lengua, arte y literatura y, en definiti-
va, su civilización.
El apogeo de la civilización griega
coincide con la edad de oro ateniense,
es decir, con el gobierno democrático
de Pericles. Éste extendió los derechos
de ciudadanía a estratos de la pobla-
ción hasta entonces inhabilitada y
acometió importantes proyectos de
obras públicas, como la reconstruc-
ción de la Acrópolis, y artísticas, como
el Partenón. En el 428 a.C. murió Peri-
cles y se inició la guerra del Pelopone-
so entre Esparta y Atenas, lo que su-
puso para esta última la pérdida del
dominio marítimo necesario para pro-
veerse de las materias primas y, por
consiguiente, el ocaso. Finalmente, las
desavenencias internas y las revueltas
sociales acabaron con Atenas, cuna de
la civilización occidental.
Roma. Mientras que alrededor del
Mediterráneo oriental y en las regio-
nes de Asia más próximas a aquél se
desarrolló un amplio movimiento
económico que integraban Grecia y
los países del antiguo Oriente, Occi-
dente, durante muchos milenios bár-
baro y aislado, comenzaba a recibir
las influencias de las civilizaciones
orientales. Así, a medida que el pode-
río político de Roma se fue acrecen-
tando, contribuyó a fundar la unidad
del mundo mediterráneo en el terre-
no económico.
La historia de Roma se suele clasi-
ficar, según su forma de gobierno, en
las siguientes etapas:
– La monarquía, del 753 al 509 a.C.
– La república, del 509 al 31 a.C.
– El imperio romano, del 31 a.C. al
476 d.C.
– El imperio bizantino, del año 476
al 1453.
Una vez conquistada la penínsu-
la itálica, Roma dejó de tener riva-
les en Occidente cuando venció
a Cartago durante las guerras
púnicas. Su poder y autori-
dad se hicieron entonces in-
discutibles y, finalmente,
con la conquista de Gre-
cia y Oriente, dio origen
a un inmenso imperio. 
Durante el tiem-
po en que prevale-
138 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________
La expansión de
Roma supuso la
construcción en los
territorios
conquistados de
obras de
infraestructura como
carreteras,
acueductos, etc. En
la imagen,
acueducto sobre el
río Gard, en el sur
de Francia.
El gobierno de Pericles,
período de máximo
esplendor de la civilización
griega, emprendió la
reconstrucción de la
Acrópolis ateniense.
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 138
ció la hegemonía de Roma, la econo-
mía de la edad antigua entró en su úl-
tima fase de desarrollo. En esa época,
los esfuerzos de los períodos anterio-
res, dispersos y aislados, se conjuga-
ron y de un extremo a otro del mundo
antiguo, en torno al mar Mediterrá-
neo, convergieron las fuerzas econó-
micas y se hicieron más eficaces.
Fue el emperador Augusto quien,
después de las guerras civiles, introdu-
jo profundas transformaciones en el
ordenamiento jurídico tradicional, me-
joró la estructura administrativa y po-
lítica del imperio, unificó Oriente y Oc-
cidente, pacificó el Mediterráneo y
confirmó su dominio sobre la penínsu-
la ibérica, las Galias y las zonas del Da-
nubio y Judea. En el plano estrictamen-
te económico, fortaleció las finanzas
del estado mediante la aplicación de
nuevos impuestos, reorganizó el co-
mercio, impulsó la construcción de
carreteras, favoreció la agricultura y, en
general, intentó proporcionar prospe-
ridad a los ciudadanos y modificar las
costumbres, dando un nuevo sentido
a la moral. En definitiva, creó un nue-
vo equilibrio en las relaciones de la me-
trópoli con las provincias bajo el domi-
nio del estado. Configuró así el primer
esquema de unidad internacional inte-
grada por la mayor diversidad de pue-
blos que conoce la historia, bajo una
misma ley fundamentada en la ciuda-
danía romana, lo que Cicerón había de-
finido como “una asociación de indivi-
duos unidos por la ley”.
Con el desarrollo de la artesanía y
el comercio, consecuencia del perfec-
cionamiento de los instrumentos de
trabajo, la riqueza se acumuló en ma-
nos de unos pocos, mientras que la
mayoría se mantuvo en la esclavitud.
En un sistema institucionalizado, en
el que no existía el trabajo en común,
la propiedad de los instrumentos de
producción, y de los propios produc-
tores, determinaba la relación impe-
rante, en la que el amo era el dueño y
señor, con facultad para comprar,
vender y disponer, incluso, de la vida
de sus siervos. Bajo este sistema, el
desarrollo de la agricultura, el comer-
cio y la minería en las tierras conquis-
tadas debe interpretarse como el tri-
buto que pagaban las colonias a la
Roma imperial, convertida esencial-
mente en un centro de consumo, a di-
ferencia de los imperios de civiliza-
ciones posteriores –España, Gran Bre-
taña, Francia–, en los que la metrópo-
li actuaba como centro de recepción
de materias primas para su transfor-
mación y posterior comercio.
El sistema cívico-militar implanta-
do por Augusto condujo a un fuerte
desarrollo económico y al nacimien-
to de una civilización urbana que pre-
valeció durante cuatrocientos años.
No obstante, al cabo de los siglos –al-
rededor del año 300 de nuestra era–
se inició la crisis y el resquebraja-
miento de un método de explotación
de los recursos y de los medios que
estaban siendo controlados por un
grupo reducido de privilegiados. Por
este motivo, Roma conoció también
los problemas típicos de toda econo-
mía que está orientada al consumo y
no a la producción, con las secuelas
del desempleo, el encarecimiento de
los precios, la disminución del poder
adquisitivo, el hundimiento de la mo-
neda, la degradación de las institucio-
nes y de los valores establecidos y, en
definitiva, de corrupción y decaden-
cia moral.
El resultado de todo ello fue que el
imperio romano se desmoronó y
Roma pasó a ser una ciudad de pro-
vincia, como las que anteriormente
había dominado. El poder se trasla-
dó entonces a los nuevos centros po-
líticos y económicos, situados en Tré-
veris, Milán y, sobre todo, Constanti-
nopla, fundada por el emperador
Constantino.
A partir del siglo VI, Constantino-
pla, sede del imperio denominado
ya bizantino y regido por la estruc-
tura administrativa romana, pasó a
ser el centro mundial de una activi-
dad que incluía aspectos religiosos,
culturales, industriales y comercia-
les, mientras que en el imperio de
Occidente, el otro estado surgido
de la antigua Roma, las ciudades de-
caían y se despoblaban. Así, Cons-
tantinopla se erigió como el empo-
rium más importante de la edad
media hasta que en 1453 fue con-
quistada por los turcos y se convir-
tió en la capital del nuevo imperio
otomano.
De la edad media 
a la edad moderna
La edad media abarca un período de
1.000 años, que se extiende desde la
caída del último emperador romano
del imperio de Occidente, en el 476 de
la era cristiana, hasta la citada con-
quista de Constantinopla por los tur-
cos en 1453.
______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 139
La impresionante
expansión islámica que
tuvo lugar durante el 
siglo VII dejó muestras de
su arte y forma de vida en
Egipto, antigua provincia 
del imperio bizantino. 
En la imagen, la fuente 
de las abluciones de la
mezquita del sultán Hasán,
en El Cairo.
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 139
Con el derrumbamiento de la socie-
dad urbana, que había supuesto la
base de la expansión del bajo imperio
romano, se impusieron nuevas for-
mas y estructuras económicas, que se
consolidaron en torno a la propiedad
de la tierra por parte de los señores
feudales y de los jerarcas de la iglesia
católica. La emigración de la pobla-
ción urbana y su asentamiento en las
zonas rurales,fruto de la iniciativa de
los nobles y poderosos, ocasionó el
abandono de las ciudades, con el con-
siguiente debilitamiento de su activi-
dad productiva y comercial y el hun-
dimiento de lo que había sido una
economía floreciente.
La expansión del Islam
No existe en la historia de las civili-
zaciones un hecho comparable, por
su universalidad y por lo inmediato
de sus consecuencias, al de la expan-
sión del Islam durante el siglo VII. La
fulminante rapidez con que se pro-
pagó no es menos sorprendente que
la inmensidad de sus conquistas.
Desde la muerte de Mahoma, en el
año 632, los musulmanes sólo nece-
sitaron setenta años para extender-
se desde el mar de China al océano
Atlántico, derribando el imperio
persa y arrebatando sucesivamente
al imperio bizantino todas las pro-
vincias a las que puso sitio: Siria,
Egipto, norte de África y España.
Este progreso invasor se detuvo en
el año 717 a las puertas de Europa,
junto a los muros de Constantino-
pla, y en la llanura de Poitiers en
el 732.
En tres cuartas partes de su exten-
sión, las costas mediterráneas, que
hasta entonces habían sido el centro
de la civilización europea, pasaron a
pertenecer al Islam.
Durante este dominio, el movi-
miento comercial de la región quedó
paralizado y los mercados desapare-
cieron, con el consiguiente derrumbe
económico de las ciudades. En estas
circunstancias, la tierra pasó a ser el
único medio de riqueza, basándose
en su propiedad y explotación toda la
existencia social, integrada por pe-
queñas comunidades agrícolas aisla-
das y autosuficientes.
El feudalismo
Como consecuencia de todo ello, du-
rante el siglo IX se produjo la consoli-
dación del sistema económico cono-
cido como feudalismo, que se man-
tuvo durante cuatro siglos, hasta su
definitivo desmoronamiento en el si-
glo XIII. El sistema sociopolítico feu-
dal consistió en la división de los
países en territorios autónomos, de-
nominados feudos, que pasaron a
pertenecer a los nuevos señores, los
nobles y la Iglesia, instalados en cas-
tillos y plazas fortificadas en torno a
las cuales crecieron las comunidades
agrarias. 
En la estructura feudal, el siervo
sustituyó al esclavo y la base de las re-
laciones de producción, que se de-
sarrollaban en los talleres donde se
realizaba la manufactura de las mate-
rias primas locales, se apoyaba en la
propiedad del señor sobre los medios
de producción y sobre los siervos, que
estaban bajo su ley.
Con el paso del tiempo se estable-
cieron comercios y albergues alrede-
dor de las grandes fortalezas. Estas
construcciones aumentaron con tan-
ta rapidez que pronto los pequeños
pueblos se convirtieron en grandes
villas, germen de la formación del
burgo. La principal diferencia que
puede establecerse entre el hombre
feudal y el de las urbes se basa en que
éste dejó de depender del cultivo de
la tierra. Las actividades comerciales
e industriales, realizadas hasta enton-
ces por los agentes y siervos del se-
ñor, se erigieron como profesiones in-
dependientes y una gran masa huma-
na se dedicó a ellas. 
El renacimiento del comercio reper-
cutió pronto sobre la industria, do-
tándola de una serie de alicientes de
los que hasta entonces había careci-
do: abundancia de materias primas,
amplitud de mercados y capital nece-
sario. El proceso se expandió rápida-
mente en cuanto aparecieron los arte-
sanos libres, que trabajaban por en-
cargo y obtenían sus ingresos por la
venta de sus mercancías. Nacieron así
los gremios, asociaciones entre los
que pertenecían a un mismo oficio o
profesión, que protegían al artesano
y también al cliente.
Al final de la guerra de los cien
140 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________
Representación de un
siervo sembrando trigo,
en una miniatura
francesa del siglo XIV.
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 140
años entre Inglaterra y Francia (1337-
1453), la concepción orgánica jerar-
quizada sobre la que se apoyaban los
principios del feudalismo entró en
crisis, lo que dio lugar al nacimiento
de nuevas formas socioculturales
que influirían decisivamente en toda
Europa. 
La economía durante 
el Renacimiento
Con la invención de la imprenta de ca-
racteres móviles realizada por Guten-
berg en 1450, el saber, que hasta ese
momento se mantenía en poder de
unos pocos, se generalizó. Se agudi-
zaron los conflictos entre la nobleza y
la monarquía por el control político;
el poder de la Iglesia se debilitó a raíz
de la reforma luterana y los pueblos
germánicos adoptaron el protestantis-
mo. En esas circunstancias se produjo
el auge de la artesanía y de la econo-
mía monetaria, que a su vez dieron
impulso al comercio, a la industria y
a las obras públicas con mecanismos
como el crédito y los impuestos.
A partir de la segunda mitad del
siglo XV, con el descubrimiento de
América por Cristóbal Colón en 1492,
los europeos entraron en contacto con
otras sociedades y culturas, y funda-
ron en el nuevo continente diversas
comunidades –española, inglesa,
portuguesa y francesa– que se con-
vertirían en colonias de las metrópo-
lis respectivas.
En una Europa estimulada por el
comercio marítimo y colonial, la
afluencia de metales preciosos de
América durante los siglos XVI y XVII
creó el clima idóneo para la evolución
hacia un capitalismo de tipo comer-
cial propiciado por el desarrollo del
estado y del individuo. Surgieron en-
tonces los hombres de negocios, fun-
dadores de bancos y de nuevas in-
dustrias, al margen de las viejas cor-
poraciones gremiales de maestros y
artesanos. Como respuesta a las nue-
vas necesidades económicas se mul-
tiplicaron los inventos en las técnicas
marítimas, industriales y agrícolas.
Una fiebre creadora lo avasalló todo
y el individuo enérgico, inteligente y
práctico pudo triunfar gracias a la
empresa capitalista. Animado por el
pensamiento ilustrado, el nuevo ca-
pitalista pronto reclamó la libertad in-
dividual con respecto a las corpora-
ciones, municipalidades y señoríos,
lo que dio origen a un cambio radical
frente a las concepciones morales y
religiosas de una economía de tipo
medieval.
Con la creación de las grandes
compañías comerciales en forma de
sociedades por acciones, el capitalis-
mo industrial apareció en Inglaterra
durante el siglo XVII, unido a una
transformación en los procesos pro-
ductivos que precedieron a la gran
revolución industrial.
De la revolución
industrial a la
revolución tecnológica
Paralelamente al desarrollo del comer-
cio se produjo el resurgimiento de la
ciencia, al tiempo que las necesidades
productivas conducían a una profun-
dización en el estudio de la física, la
mecánica, la anatomía y la fisiología.
Para desarrollar plenamente las in-
gentes posibilidades de los descubri-
mientos científicos y sus aplicaciones
tecnológicas era necesario resolver
previamente las dificultades que
representaban los últimos reductos
del medievo. El despertar de una con-
ciencia social dio así origen a las pro-
fundas transformaciones que surgie-
ron en las estructuras sociales y polí-
ticas, cuyas manifestaciones se
evidencian en las grandes revolucio-
nes experimentadas durante los si-
glos XVIII y XIX.
La revolución francesa inició una
corriente de pensamiento que aparta-
ba el tratamiento de los problemas del
individuo y de la sociedad del campo
de aplicación de las leyes de la natu-
raleza, apostando por la primacía de
las ciencias sociales en el análisis
de los fenómenos humanos.
Por otra parte, gracias a la Declara-
ción de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano por la Asamblea francesa,
que tuvo lugar el 4 de agosto de 1790,
se constituyó el núcleo de lo que ha-
bría de ser el futuro económico y so-
cial al proclamar:
______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 141
Los cambios radicales en los métodos de producción durante el proceso de de-
sarrollo tecnológico se materializaron sobre todo en los siguientes sectores:
Textil. La aparición de las lanzaderas y los telares automáticosde hilado con-
tinuo, así como la tarjeta perforada para reproducción de dibujos, fueron los
inventos que más contribuyeron a la revolución en la maquinaria de la indus-
tria textil.
Siderurgia. Las fundiciones de hierro, con las primeras producciones de ace-
ro, el martillo accionado a vapor y la laminación desembocaron en los procesos
de producción del hierro forjado y del hierro fundido.
Minería. Gracias al empleo del carbón mineral, en sustitución del vegetal, los
fuelles de mano en las antiguas fundiciones se sustituyeron por altos hornos.
Energía. Con la invención de la máquina de vapor aplicada a un movimiento
rotativo continuo se inició la introducción del maquinismo en las fábricas y la
era de los grandes aprovechamientos energéticos, así como de los sistemas im-
pulsores de fuerza.
Transporte. El perfeccionamiento de la máquina de vapor y el aumento de la
producción de carbón dieron paso al nacimiento del ferrocarril, que influyó de-
cisivamente en las comunicaciones postales y en los transportes terrestres y
marítimos.
Comunicaciones. En 1876 se produjo el gran descubrimiento en el campo de
las comunicaciones, la invención del teléfono por Graham Bell, y en 1895, el na-
cimiento de la radio, atribuido a Marconi.
Las transformaciones 
de la revolución tecnológica
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 141
– La libertad individual.
– La igualdad civil y económica de
los individuos.
– La inviolabilidad de las propie-
dades.
– La resistencia a la opresión.
Al término de la revolución, que
aseguró en Francia el triunfo político
de la burguesía, en Inglaterra, impul-
sada por la innovación tecnológica, se
inició una transformación industrial
sin precedentes.
El enriquecimiento 
de la burguesía
El fenómeno de la revolución in-
dustrial consiguió desplazar del
centro de gravedad del poder econó-
mico a la aristocracia terrateniente,
al tiempo que inició un acelerado
proceso de enriquecimiento en la
burguesía, más acentuado en el caso
de los industriales que en el capital
financiero.
A lo largo de todo el proceso de in-
dustrialización, un hecho destacó por
encima de todos y se extendió incluso
hasta la actualidad: el masivo proceso
de emigración del campo hacia los
centros urbanos, que produjo el aban-
dono de pueblos enteros y el consi-
guiente empobrecimiento del medio
rural. Así, el proletariado, que comen-
zó a amontonarse en las grandes ciu-
dades, donde las condiciones de vida
no guardaban ya ninguna relación
con las de sus orígenes campesinos, se
constituyó en una nueva clase social,
con su propia cultura y comporta-
mientos específicos.
La revolución industrial fue posi-
ble gracias a una profunda modifica-
ción de los valores de la civilización.
En Europa, debido en gran parte a la
influencia del protestantismo, se ha-
bía asistido a una total transforma-
ción de la concepción que el hombre
tenía de su trabajo. Este profundo
cambio hizo que se pasara a venerar
el progreso material que, junto con el
éxito económico, se convirtió en la
base de esta transformación. Por otro
lado, y según la doctrina materialis-
ta, los beneficios procedentes del tra-
bajo no debían disiparse en gastos os-
tentosos, sino que habían de reinver-
tirse para proporcionar más trabajo y
progreso material a la sociedad. Esta
actitud ante el trabajo dio origen a im-
portantes cambios sociales en los paí-
ses protestantes cuando la idea de la
acumulación de capital caló en la na-
ciente burguesía, dotándola de una
conciencia de clase fundamentada en
el trabajo y el ahorro, frente a las pe-
riclitadas concepciones de la aristo-
cracia terrateniente.
Este movimiento, particularmente
activo en Inglaterra, estuvo marcado
por una profunda modificación de
los métodos de producción, especial-
mente durante el período que media
entre 1848 y 1866, como consecuen-
cia del descubrimiento de la energía
provocada por el vapor y de las má-
quinas herramientas, y por una polí-
tica económica de libre cambio, que
fundamentó los nuevos plantea-
mientos de actuación industrial, que
abrieron a su vez las puertas al capi-
talismo.
La sociedad de consumo
Con el desarrollo industrial aparecie-
ron nuevos fenómenos económicos.
La industria, sobredimensionada cí-
clicamente en razón de sus propios
mecanismos de crecimiento y por la
absorción de otras de menor dimen-
sión, comenzó a enfrentarse periódi-
camente a los excedentes de produc-
ción derivados de los descensos de la
demanda, lo que la situaba en altos ín-
dices de infrautilización de su capaci-
dad productiva. En general, esta si-
tuación se mantenía hasta que se pro-
ducía la reactivación de los mercados,
en un esquema de repetición periódi-
ca. Para defenderse de estas crisis, el
capitalismo industrial ha tratado en
todo momento de mantener la activi-
dad económica en continuo creci-
miento, por cuanto supone la única
forma de aumentar la producción, el
empleo, el consumo y los precios.
La sociedad de consumo, que tiene
su origen en la imparable revolución
tecnológica contemporánea, se ha ca-
racterizado durante las últimas déca-
das por su alta capacidad de gasto, en
lo que muchos han calificado como
sociedad del despilfarro. 
Ésta surgió a partir de la segunda
guerra mundial, cuando desde Esta-
dos Unidos comenzó a imponerse un
nivel de vida que permitió poner a
disposición de amplios sectores de la
población, la clase media, una gama
más variada de productos, integrada
por automóviles, televisores y elec-
trodomésticos en general. Este tirón
de la demanda tuvo como consecuen-
cia un mayor rendimiento de las fá-
bricas, lo que permitió un alto grado
de productividad y bajos costes uni-
tarios, proporcionando un incremen-
to acelerado en el nivel de vida de la
sociedad. Este fenómeno también
se produjo después en los países de
Europa occidental y Japón. En Lati-
noamérica, por otra parte, la mayoría
de los países se encuentran en un ni-
vel económico que se ha dado en de-
nominar “en vías de desarrollo”.
Actualmente, el principal proble-
ma económico de las sociedades tec-
nológicamente avanzadas consiste
en que las poblaciones no están dis-
puestas a renunciar a las comodida-
des que han venido disfrutando has-
ta ahora. Sin embargo, después de
las sucesivas crisis económicas que
han tenido lugar a partir de la déca-
da de 1970, estos países se encuen-
tran inmersos en una clara disminu-
ción del nivel de vida, que la mayor
parte de la sociedad se niega a acep-
tar, lo que se traduce en situaciones
de baja productividad, de creciente
tendencia al ocio y de mantenimien-
to de elevadas cotas de consumo, lo
que conduce a una situación sin apa-
rente solución.
142 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________
_
Preguntas de repaso
1. ¿Qué tema trata el economista
e historiador norteamericano
Walt Whitman Rostow en su
obra Las etapas del crecimiento
económico?
2. ¿Cuáles fueron las primeras ci-
vilizaciones que destacaron
por su actividad económica?
3. Describir los factores que con-
tribuyeron al surgimiento de
la revolución industrial.
02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 142
n repaso sobre los conteni-
dos más importantes de las
principales ramas del pensamiento
económico permite comprobar cuán-
to difiere el enfoque de los problemas
económicos, el objeto y el resultado
de los análisis teóricos a lo largo de la
historia, así como hasta qué punto
son numerosas las cuestiones relati-
vas al bienestar humano pendientes
de resolver con criterios rigurosos y de
aceptación generalizada.
Tanto en la edad antigua como en la
edad media, y hasta la revolución in-
dustrial, el sistema económico y las
instituciones políticas y sociales esta-
ban organizados de tal forma que el
equilibrio económico quedaba plena-
mente asegurado en cada momento de
acuerdo a unos sistemas concebidos
en el seno de un grupo reducido y
cerrado que controlaba una economía
de tipo doméstico y autosuficiente.
A partir del siglo XVII, con la apari-
ción del concepto de economía políti-ca se empezó a considerar que las re-
laciones económicas se producen en
una sociedad organizada política-
mente, por lo que su estudio debe te-
ner en consideración las relaciones de
poder existentes. Es decir, que el ám-
bito económico y las decisiones polí-
ticas se condicionan mutuamente.
Al no constituir la economía un sis-
tema orgánico, los primeros debates
económicos tuvieron mayor inten-
ción moralizante que profundidad
teórica. Había mejor disposición para
juzgar el mundo que para analizarlo,
de modo que los estudiosos no consi-
guieron superar una visión parcial
del mismo.
Esta situación fue claramente ex-
presada por J. M. Keynes:
Desde los tiempos más remotos de los
que tenemos conocimiento, hasta 
los inicios del siglo XVIII, salvo
escasos períodos, no se produjo
ningún cambio en el nivel de vida del
hombre medio, que habitaba los
centros civilizados de la tierra. Desde
luego hubo altibajos (...). Pero
ninguna modificación violenta y
progresiva.
U
LAS GRANDES 
CORRIENTES DEL 
PENSAMIENTO 
ECONÓMICO
Textos de la antigüedad clásica como la Política de Aristóteles se consideran antecedentes
de la teoría económica. En la imagen, el filósofo estagirita en un detalle de La escuela de
Atenas, de Rafael (Museos Vaticanos).
Fotografías de cabecera: grabado del siglo XVIII que representa el edificio del Banco de Inglaterra (izq.) y
sede de la Bolsa de Valores de Toronto, Canadá (der.).
Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 143
La escuela antigua 
y la escolástica
Etimológicamente, la palabra econo-
mía hace referencia a la administra-
ción de la casa (oikos, nomos). En la an-
tigua Grecia tenía como objetivo el es-
tudio de los problemas de la vida
cotidiana, como la división del traba-
jo, la producción o el intercambio,
todo ello orientado principalmente a
la formulación de preceptos éticos y
reglas prácticas de conducta.
Esta limitada función guarda rela-
ción con los razonamientos que los
griegos hacían acerca de los asuntos
económicos; eran cuestiones subor-
dinadas a la filosofía, esencialmente
política, de la sociedad, que giraban
en torno a problemas concretos de la
vida humana localizada en la polis
(ciudad-estado), única forma posible
de vida civilizada. Las obras más
destacadas en el campo de la filoso-
fía ético-económica fueron La Repú-
blica, de Platón, y La Política, de Aris-
tóteles.
A partir de los clásicos griegos es
poco lo que la historia de los períodos
posteriores a la época romana ha lega-
do sobre nuevas aportaciones al pen-
samiento económico. Así, se produjo
un vacío de varios siglos hasta la apa-
rición, durante el régimen feudal, de
la escuela escolástica.
A pesar de todo es innegable la 
influencia que Roma ejercía en de-
terminados aspectos económicos,
como el desarrollo del comercio en-
tre los pueblos sometidos, la unifi-
cación de los diferentes sistemas le-
gales bajo el conjunto de leyes cons-
tituido por el Ius Gentium y el
reconocimiento del derecho de pro-
piedad, especialmente de la tierra.
El pensamiento escolástico
nació en el siglo XI y se mantu-
vo hasta el XV, con la excep-
ción de España, en donde,
contrariamente a lo que
ocurrió en otros países,
experimentó un impor-
tante florecimiento en
este siglo con motivo de
la reforma religiosa y de la
situación socio-política
derivada del descubri-
miento del nuevo mun-
do. Esta escuela filosófica
culminaría en el siglo XVII con la
muerte del jesuita Francisco Suárez,
renovador escolástico que reunió las
tres líneas tradicionales: el agustinis-
mo, el tomismo y el escotismo.
El mercantilismo
En el siglo XIV, la caída del sistema feu-
dal dio paso al nacimiento de los esta-
dos-nación, impulsores de los grandes
descubrimientos geográficos de los si-
glos XV y XVI y de la afluencia a Euro-
pa del oro y la plata del nuevo mundo.
El sostenimiento de estos grandes es-
tados, fuertes y centralizados, necesi-
taba un sistema económico que des-
cansara en la acumulación de riqueza,
representada por los metales precio-
sos acuñables en moneda y el dominio
del comercio marítimo internacional.
La aparición de esta escuela preclá-
sica, denominada por Sombart como
“la economía política del capitalismo
primitivo”, marca el punto en el que
se quebró la tradición teórica medie-
val, centrada en torno a la idea de jus-
ticia en las relaciones entre los indivi-
duos, y se inició la sustitución de la
economía de subsistencia por la de
cambio como medio de lucro para en-
riquecer y fortalecer al estado.
El mercantilismo fue la política que
imperó en Europa en los siglos XVI y
XVII, según la cual la prosperidad del
estado se lograba fomentando la agri-
cultura y la manufactura, a fin de in-
crementar las exportaciones y restrin-
gir las importaciones, acumulando
así los execedentes (metales precio-
sos) como signo más relevante de la
riqueza. Para instrumentar esta polí-
tica se recurría a restringir las impor-
taciones (altos aranceles) y a favore-
cer las exportaciones (primas).
Contrariamente a la idea generali-
zada de que los mercantilistas perse-
guían un modelo de riqueza que de-
bía manifestarse en la acumulación
de oro y plata, los tratadistas moder-
nos son de la opinión de que los obje-
tivos de riqueza no buscaban sólo la
acumulación de metales, sino tam-
bién las consecuencias beneficiosas
derivadas de alcanzar el pleno em-
pleo para la población.
En el plano político, las figuras más
representativas del mercantilismo
fueron Oliver Cromwell en Inglate-
rra, Jean-Baptiste Colbert en Francia
y el marqués de Pombal en Portugal.
Los fisiócratas
Tras las aportaciones realizadas en
las épocas griega y romana, los esco-
lásticos y el mercantilismo, fueron
los fisiócratas los que con mayor pre-
cisión y profundidad contribuyeron
a determinar las leyes económicas.
Al ser los primeros en considerar al
sistema económico como un todo to-
maron conciencia del carácter inter-
dependiente de todos sus compo-
nentes.
La importante labor de síntesis de-
sarrollada desde el siglo XVII con las
aportaciones de William Petty, pre-
cursor de esta escuela, incidió a lo lar-
go del siglo XVIII en la conformación
de la economía política como un con-
junto sistematizado de reflexiones
científicas.
Esta escuela, cuyo origen etimoló-
gico procede del griego (fisis, Kratia,
gobierno de la naturaleza), represen-
144 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________
Busto de Platón, autor de La República, conservado en
el Museo del Louvre, París.
Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 144
ta la doctrina económica desarrolla-
da por los economistas franceses de
la segunda mitad del siglo XVIII.
Su finalidad era ofrecer una alter-
nativa al mercantilismo, defensor del
comercio como base de la creación de
riqueza, para lo cual los fisiócratas
describieron las características esen-
ciales del origen del excedente neto
(produit net) y de su distribución, uti-
lizando un esquema de la circulación
monetaria que dio lugar a la primera
teoría global de la economía.
Según esta estructura, sólo la agri-
cultura, la minería y la pesca creaban
riqueza, al ser las encargadas de sumi-
nistrar al hombre los medios para su
subsistencia y a la industria las mate-
rias primas necesarias. Solamente en
estas actividades existía trabajo pro-
ductivo, ya que eran las únicas capaces
de crear riqueza suficiente para com-
pensar sus propios costes de explota-
ción y generar un excedente.
François Quesnay, uno de los princi-
pales autores de esta escuela, expuso
en su análisis de la circulación mone-
taria que cuando se retira dinero dis-
minuye la demanda, bajan los precios
y los beneficios, y se reduce la activi-
dad económica; por consiguiente se
debe impulsar la circulación
monetaria a través de la inver-
sión, limitando la acumulación
improductiva de la renta.
La escuela clásica
La revolución industrial, que
tuvo lugar en Inglaterra y en el
sur de Escocia durante el últi-
mo tercio del siglo XVIII, despla-
zó hacia las fábricas de las ciu-
dades industrialesa los traba-
jadores que hasta entonces
producían mercancías en sus
pequeños talleres y alimentos y lana
en sus granjas. Los capitales que los
comerciantes invertían a través de ma-
terias primas que se enviaban a las pe-
queñas poblaciones rurales para ser
convertidas en tejidos o en la compra
de pequeñas producciones artesana-
les comenzaron a invertirse en magni-
tudes mucho mayores en fábricas y
maquinaria, así como en pagar los jor-
nales de los trabajadores. La figura do-
minante en esta transformación ya no
era el mercader, cuya actividad era la
compra y venta de mercancías, sino el
industrial, orientado hacia la produc-
ción de las mismas.
A lo largo del siglo XVIII y de mane-
ra definitiva a partir de la revolución
francesa (1789), la aparición de una
nueva clase dirigente, responsable di-
recta de la producción y distribución
y poco creyente en el orden sobrena-
tural de las cuestiones sociales, llevó
a los filósofos y moralistas a conside-
rar que lo económico constituía efec-
tivamente una esfera autónoma del
orden social. La ilustración, que ha-
bía provocado un cambio radical en
el pensamiento hacia una concepción
de un mundo racionalista, estaba en
su apogeo. 
La economía política comenzaba
a ser una ciencia teórica orientada a
descubrir las leyes que rigen el de-
sarrollo de los hechos económicos
en el contexto histórico en que se
produce.
El auge del industrialismo permitió
alcanzar lo que actualmente se cono-
ce como economía clásica, una pers-
pectiva superadora de los problemas
económicos. Al amparo de la cosmo-
gonía newtoniana se intentó explicar
el orden económico como algo análo-
go al universo físico, es decir, someti-
do a unas leyes que, aunque fuera del
__________________________________________________________________ Las grandes corrientes del pensamiento económico 145
Estatua de Jean-Baptiste
Colbert, máximo
representante del
mercantilismo francés, a
las puertas de la
Asamblea Nacional de
París.
Adam Smith, uno de los
teóricos del liberalismo
económico.
Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 145
control de los hombres, podían y de-
bían ser conocidas por ellos.
El conocimiento económico a largo
plazo era la preocupación básica, y la
creencia en que los intercambios po-
dían llevarse a cabo con beneficios
para todos, sin que se produjeran in-
tervenciones exógenas, fue el primer
y más importante principio de los
economistas clásicos.
La influencia de la sociología pri-
mitiva llevó a reconocer las clases so-
ciales y de ahí que la distribución de
las rentas y de la riqueza entre las
mismas se convirtiera en problema
fundamental, cuyas razones debían
conocer los economistas.
Así, para Adam Smith la economía
política era la ciencia que debía anali-
zar la naturaleza y el origen de la ri-
queza, y para David Ricardo habría
de ser el descubrimiento de las leyes
que regulan su distribución.
Aunque Smith no hubiera visto ni
previsto la revolución industrial en
su manifestación capitalista más de-
purada, advirtió con gran claridad
acerca de las contradicciones, la ob-
solescencia y, sobre todo, el carácter
socialmente restrictivo de las motiva-
ciones individuales del viejo orden.
Si bien la obra de Smith fue rica en ra-
zones en favor del nuevo mundo que
entonces emergía, su mayor contribu-
ción fue la de intentar destruir el vie-
jo mundo, abriendo paso al nuevo.
El núcleo principal de su contribu-
ción a la historia del pensamiento
económico está constituido por tres
asuntos fundamentales. El primero
de ellos es la noción de las fuerzas
que motivan la actividad y el esfuer-
zo económicos, es decir, la naturale-
za del sistema económico; el segun-
do, la forma en que se fijan los pre-
cios y cómo distribuir los ingresos en
salarios, beneficios y rentas; el tercer
asunto es el de las políticas que el es-
tado aplica para promover y fomen-
tar el progreso económico y la pros-
peridad.
En sus Principios de economía políti-
ca y tributación, cima del pensamiento
clásico, David Ricardo engarza en un
vasto sistema teórico sus indagacio-
nes sobre la población, los recursos
naturales, la acumulación de capital
y la distribución de los ingresos. Es en
esta obra en la que, mediante conti-
nuas referencias a la obra de Smith,
expone sus divergencias y la estruc-
tura de su pensamiento económico,
que está fundamentado en los si-
guientes conceptos:
– La ley de hierro de los salarios. En
todos los países, y en todos los tiem-
pos, los beneficios dependen de la
cantidad de trabajo necesario para
obtener los bienes de subsistencia de
los trabajadores.
– La ley de los rendimientos decre-
cientes. Demuestra que la incorpora-
ción de trabajadores adicionales no se
traduce necesariamente en produc-
ciones crecientes en proporción, sino
en producciones marginales decre-
cientes por cada trabajador.
– La determinación de los salarios
y los contratos debe dejarse a la justa
y libre competencia del mercado, sin
que deban ser controlados por la ma-
gistratura.
Para Thomas Robert Malthus, a par-
tir de la revolución industrial se pro-
ducen dos fenómenos significativos: el
aumento de la población y la miseria
de los trabajadores, elementos ambos
que constituyen la base de su teoría por
cuanto establecen una relación causa-
efecto propia de un momento históri-
co en el que todo parecía confirmar las
conclusiones que formuló en su Ensa-
yo sobre el principio de la población y en
los Principios de economía política:
– El poder de la población para cre-
cer es infinitamente superior al de la
Tierra para producir alimentos, ya
que la población, sin frenos, aumenta
en progresión geométrica, mientras
que los bienes de subsistencia sólo lo
hacen en progresión aritmética. 
– La riqueza de unos pocos no es
equivalente, con respecto a la deman-
da efectiva, a la riqueza más mode-
rada de muchos. 
Las técnicas, en continuo avance,
han postergado las predicciones de
Malthus en cuanto a los alimentos,
pero la capacidad de la biosfera para
regenerar la creciente degradación
medioambiental sí parece limitada.
Así pues, el crecimiento cero de la po-
blación en el futuro puede deberse
más a una cuestión ecológica que ali-
mentaria.
Apartir de la publicación en 1848 de
su principal obra, Principios de econo-
mía política, John Stuart Mill fue consi-
derado como la máxima autoridad en
materia de economía.
En esta obra, que constituye todo
un cuerpo de doctrina económica, se
apartó de la teoría del valor de Adam
Smith, y basó el establecimiento de los
precios en el cruce de oferta y deman-
da, con referencias a la relación real de
intercambio, las elasticidades, etc.
Los duros años de crisis económi-
cas que siguieron a las guerras napo-
leónicas situaron a Inglaterra en una
difícil coyuntura, ya que la redistri-
bución de la riqueza generada por la
expansión del libre comercio interna-
cional y por la producción industrial
no alcanzaba a las clases trabajadoras.
Esta situación social influyó notable-
mente en el pensamiento de Mill, que
gracias a ello entrevió la necesidad de
un cambio social que podría alcan-
146 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________
Adam Smith, padre de la escue-
la clásica, desarrolló en profun-
didad tres principios básicos de
la doctrina clásica en su obra In-
vestigación sobre la naturaleza y
causas de la riqueza de las naciones
(1776): 
– La división del trabajo es la
causa principal del bienestar pú-
blico, cuyo origen siempre es
proporcional a la actividad de la
gente.
– En la teoría del valor estable-
ce que el precio real de todo, lo
que realmente le cuesta al hom-
bre que quiere adquirir algo, es
el esfuerzo y el trabajo necesario
para su adquisición. Por consi-
guiente, el trabajo es la medida
real del valor de cambio de todos
los bienes.
– La libertad de acción como li-
bertad individual de actuación
económica, relegando al estado
a las funciones de defensa nacio-
nal, dotación de infraestructuras
e impartir justicia.
Adam Smith 
y los principios
de la escuela
clásica
Economia143-154 10/31/07 3:14 PM Page 146
zarse mediante la implantación de un
cooperativismo voluntario que forta-
leciera las relaciones entre el capital y
el trabajo.
Mill puso el broche de oro de la es-
cuela clásica. El análisis sistemático
de los problemas económicos que se
plantearon los economistas de esta
escuela permite enumerar sus princi-
pales preocupaciones teóricas de la
siguiente manera:
– Qué recursos movilizar para la
producción, el consumo y el inter-
cambio.
– Qué bienes producir y en qué can-
tidades.
– Qué técnicas aplicar a los recur-
sos para la producción.
– Qué valores atribuir a los recur-
sos y a los bienes.
– Cómo distribuir los bienes entre los
individuos y los colectivos sociales.
El liberalismo
económico
La tendencia denominada liberalis-
mo económico surgió como conse-
cuencia de la evolución de las socie-
dades occidentales durante los si-
glos XVII y XVIII, en las que comenzó a
tomar cuerpo una transformación ra-
dical de la economía que intentaba
sustituir las sociedades comerciales
por sociedades industriales y la con-
secuente llegada del capitalismo.
Se trataba de dar al sistema de eco-
nomía tradicional una alternativa que
permitiera la entrada de medidas li-
beralizadoras que favorecieran la ex-
pansión de los mercados. En definiti-
va, un sistema de librecambio que
aboliera las barreras aduaneras y fis-
cales y facilitara el consumo, único fin
de la producción según Adam Smith.
Consecuentemente, se propugnó
una libre competencia reguladora de
producción y de precios en el marco
del libre juego de las leyes económi-
cas, así como el crecimiento económi-
co, según los principios defendidos
por Smith, Ricardo, Malthus y Mill,
bajo el lema “el trabajo es la única
fuente de la que procede la riqueza de
las naciones, siempre que no se vea
obstaculizada por las leyes”.
El principio fundamental sobre el
que los economistas clásicos desarro-
llaron su escuela se expresa en el lais-
sez faire (“dejar hacer”) propugnado
por los franceses F. Bastiat y J. B. Say,
defensores de la idea de que la inter-
vención del estado debe quedar estre-
chamente restringida, ya que el siste-
ma económico actúa como un meca-
nismo que se autorregula de forma
automática produciendo, tanto en los
individuos como con respecto al inte-
rés general, una adecuada armonía
de intereses.
Con el liberalismo económico nació
la economía como ciencia. La base
doctrinal de esta escuela no es otra
que la apología del individualismo
capitalista sostenido por tres pilares:
la libertad personal, la propiedad pri-
vada y la iniciativa y control indivi-
dual de la producción.
La crítica a la escuela
clásica: el marxismo
La corriente principal de las ideas eco-
nómicas, según fue desarrollándose a
partir de Smith y Ricardo, llegó a ad-
quirir un poder considerable, confor-
mando la noción aceptada de la vida
económica y de la acción pública. Des-
de luego, en toda Europa se origina-
ron críticas al sistema industrial y
hubo quien disintió de las ideas con
las que se interpretaba y defendía. En-
tre los disidentes se encontraban los
que cuestionaban el poder estableci-
do, las motivaciones y el comporta-
miento humano asociados con la pro-
piedad privada y con la prosecución
de la riqueza. Estos disidentes toma-
ron el nombre de socialistas. 
En Francia se desencadenó una
disidencia liderada por Claude
Henri Saint-Simon (1760-1825), Char-
les Fourier (1772-1837) y Pierre
Proudhon (1809-1865). Poco después,
en Alemania Ferdinand Lassalle
(1825-1864) y Ludwig Feuerbach (1804-
1872) formularon críticas similares.
Sin embargo, todos ellos quedaron re-
legados por una personalidad avasa-
lladora: la de Karl Marx (1818-1883).
Si Smith, Ricardo y Malthus expli-
caron la historia de la economía y la
noción del orden económico y social,
Marx, no contento con ello, analizó la
historia del mundo y enunció un mo-
vimiento que todavía hoy es fuente
de tensión política.
Los orígenes del pensamiento de
Karl Marx surgen de la concepción
dialéctica de la historia en la filosofía
de G. W. Friedrich Hegel. Se trata de
la creencia de que la vida económica,
social y política se desarrolla en un
proceso de constante transformación.
Tan pronto como una estructura eco-
nómica o institución social adquiere
preeminencia, por reacción surge otra
para enfrentarla. Del conflicto se ori-
__________________________________________________________________ Las grandes corrientes del pensamiento económico 147
John Stuart Mill fue uno
de los impulsores del
desarrollo económico
británico producido
durante el siglo XIX.
Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 147
gina una nueva síntesis y un nuevo
poder, que luego son desafiados a su
vez, y así sucesivamente. El ejemplo
más obvio de esta abstracción era la
forma en que los capitalistas –los nue-
vos industriales– estaban desafiando
a las antiguas clases dominantes, los
terratenientes. Podía advertirse que
la nueva burguesía, que redujo apro-
piadamente el poder de la vieja aris-
tocracia, dando lugar a una nueva
síntesis, se vería, a su vez, desafiada
por los trabajadores a su servicio.
La escuela clásica había postulado
un “equilibrio económico”, según el
cual las relaciones básicas entre pa-
tronos y trabajadores, y entre la tierra,
el capital y el trabajo, nunca se modi-
ficaban. Podían producirse cambios
en la oferta de mano de obra y de ca-
pital, pero sólo para determinar a su
vez un nuevo equilibrio. Marx, apo-
yándose en Hegel, rechazó el funda-
mento en el que se basaba la econo-
mía clásica. El equilibrio no era el fin,
sino sólo un intervalo de tiempo en
un proceso de cambio mucho mayor,
que alteraba por entero la relación en-
tre capital y trabajo.
Ésta es la base de la más importan-
te de todas las diferencias en las acti-
tudes económicas. Creer en un equi-
librio –o concebir el estudio de la eco-
nomía como el conocimiento de un
sistema fijo y cerrado, a la manera de
las ciencias naturales y exactas– sería
dirigirse irremediablemente hacia la
obsolescencia y la incomprensión.
Refiriéndose a Marx como econo-
mista e investigador, Joseph Schum-
peter, quien desde luego no era mar-
xista, dijo que “era un hombre su-
mamente docto”. Como sucedería
después con Keynes, los debates
acerca de lo que Marx quiso decir
realmente aumentaron su influencia.
Son de destacar cuatro argumentos
críticos del pensamiento marxista
contra el sistema clásico que atacan
con gran precisión al capitalismo de
su época, a pesar de haberle dedica-
do el mayor de los elogios: “Durante
su hegemonía, de apenas cien años,
ha creado fuerzas de producción más
sólidas y colosales que las de todas las
generaciones anteriores juntas.”
En su opinión, el primero de los
puntos vulnerables del sistema capi-
talista era la distribución del poder,
que había sido ignorada por los eco-
nomistas clásicos. En este sentido, en-
fatizó el hecho de que el poder políti-
co sirve a los intereses de la alta bur-
guesía industrial y financiera, y que
el pensamiento económico ortodoxo
va de acuerdo con los intereses eco-
nómicos dominantes.
Paralelamente a la desigualdad en
la distribución del poder se produ-
ce una distribución sumamente des-
igual de la renta, su segundo punto
crítico. Esta tesis la tomó de Ricardo,
añadiéndole algún refinamiento téc-
nico. El trabajador marginal recibe un
salario igual a su contribución adicio-
nal al ingreso total del negocio. Esta
contribución, debido a la acción ine-
xorable de la ley de los rendimientos
decrecientes, disminuye a medida
que aumenta el número de trabajado-
res. El salario marginal determina el
salario de todos. La noción de que los
trabajadores aportan más de lo que
cobran llegaría a ejercer una gran in-
fluencia en el futuro, ya que esta idea
llevaba en sí misma una fuerte capa-
cidad reivindicativa.
El tercer argumento crítico se refe-
ría a las crisis del sistema capitalista,
que tampoco aparecían en la tradi-
ción clásica; Marx hizo de ellas una
característica inherente del capitalis-
mo. La tendencia del sistema a la cri-
sis y al desempleo

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