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•Introducción a la economía •Evolución de los sistemas económicos •Las grandes corrientes del pensamiento económico •El crecimiento económico •Economía y derecho •Conceptos económicos básicos •La contabilidad ECONOMÍAECONOMÍA Portadillas. Autod. 2/1/01 11:16 Página 22 La ciencia económica Se suele imputar a la teoría económi- ca el hecho de ser una ciencia poco desarrollada y que no se sujeta a le- yes inmutables, como sucede en cam- bio con las matemáticas y las que es- tudian la naturaleza. En general, la ciencia económica se apoya en méto- dos inductivos, a partir de los cuales establece diagnósticos, tendencias y posibilidades, pero nunca certezas. Desde el punto de vista sociopolítico, se la ha denostado por haber fracasa- do en el objetivo de elevar las condi- ciones de vida, suprimiendo las crisis económicas, la miseria y el hambre. Sin embargo, la ciencia económica fue precisamente la que impulsó los cambios y mejoras que los antiguos economistas, a partir de la escuela clásica, introdujeron en las relaciones económicas y en las técnicas de pro- ducción. Se trata de una ciencia teórica que, como tal, se abstiene de formular nor- mas de conducta. Por otra parte, y aunque se refiera a los medios idó- neos para alcanzar objetivos prede- terminados, no es ciertamente una teoría que indique los fines a perse- guir. En definitiva, lejos de funda- mentarse en las actitudes preconcebi- das de un supuesto objetivismo, opta por constantes rectificaciones en fun- ción de la evolución de los hechos. La actividad económica tiene como meta la explotación de los recursos disponibles como un medio para sa- tisfacer las necesidades materiales e intelectuales del hombre. Esta finali- dad debe alcanzarse mediante una utilización racional y ponderada de los medios escasos, en función de los objetivos y de acuerdo con un orden de prioridades. Para situar el problema económico en su adecuada dimensión deben te- nerse presentes dos coordenadas bá- sicas: 1. La multiplicidad de los fines, que obliga a establecer una jerarquización u orden de prioridades para satisfa- cer las necesidades. 2. La escasez de los recursos, que impone la necesidad de considerar al- ternativas en el uso de unos medios que son limitados. A partir de estas premisas es posi- ble definir la economía como la cien- cia que estudia el comportamiento humano en el sentido de una rela- ción entre los fines y los medios, que son escasos y aplicables a usos di- versos. En una definición ya clásica, el eco- nomista británico sir Lionel Robbins (1898-1984) define la economía como la ciencia que estudia la conducta hu- mana en cuanto a relaciones entre fi- nes y medios escasos, susceptibles de usos alternativos. En este contexto, Robbins distinguió tres ramas: teoría INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA Representación pictórica del siglo XV, que ilustra el auge comercial registrado durante el Renacimiento. Fotografías de cabecera: grabado del siglo XVIII que representa el edificio del Banco de Inglaterra (izq.) y sede de la Bolsa de Valores de Toronto, Canadá (der.). 01. Introducción (131-133•3) 2/3/01 19:25 Página 131 económica, historia económica y eco- nomía descriptiva. La evolución de la ciencia económica El pensamiento económico engloba el conjunto de las aportaciones realiza- das, fundamentalmente por econo- mistas y filósofos, en el campo de la investigación científica. Como resul- tado de la observación y el análisis del comportamiento de los fenómenos de contenido económico y de interés so- cial han podido establecerse diagnós- ticos y emitir sugerencias con respec- to a la resolución de las disfunciones y los desequilibrios socioeconómicos. Con el transcurso de los siglos, la interpretación de los asuntos econó- micos pasó de ser una cuestión me- ramente intuitiva (no se debe olvidar que la economía es la más joven de las ciencias) a convertirse en una ma- nifestación científica. Este esfuerzo por encontrar respuestas satisfacto- rias llevó a los estudiosos a plantear- se otras cuestiones, además de las consideraciones sobre la ética, la bon- dad y la justicia. En definitiva, estas cuestiones regían el destino y la evo- lución de la humanidad, y produje- ron conceptos como la propiedad, el trabajo, el capital, el interés, la renta, la oferta, la demanda, el precio y un largo etcétera. El concepto de economía política Como se ha indicado al definir la ciencia económica, ésta no tiene un objeto de conocimiento determinado con exactitud. Al afectar a cuestiones esenciales de la vida humana en so- ciedad, no todos los economistas es- tán de acuerdo sobre la forma de abor- darlas. Tampoco existe una coinci- dencia respecto al camino que debe seguirse para conocerlas. Precisa- mente, las diferentes corrientes del pensamiento económico han surgido debido a esta diferente sensibilidad a la hora de abordar los problemas so- ciales, que pueden analizarse desde la perspectiva de la ciencia econó- mica. La economía política se ocupa de un cierto tipo de actividad social, en- caminada a satisfacer las necesidades de los individuos y a procurar el uso de los recursos necesarios para ello. Di- cha actividad se define convencional- mente como actividad económica. Los problemas surgidos en el de- sarrollo de ésta, es decir, los proble- mas económicos, deben resolverse calculando los costes y beneficios que conllevan las decisiones adoptadas y situándolos en su contexto social y político. La actividad económica de una so- ciedad se realiza a través de las rela- ciones que establecen los hombres en- tre sí y con la naturaleza. Estas relacio- nes económicas, que constituyen el ob- jetivo de la economía política y confi- guran una determinada estructura económica, son las siguientes: Relaciones de propiedad. Expresan los derechos de apropiación de los in- dividuos sobre los bienes y recursos económicos bajo el imperio de un sis- tema legal. Relaciones de producción. Reflejan el uso de los recursos y de la técnica utilizada por los productores para ob- tener los bienes y servicios. Relaciones de distribución. Deter- minan el reparto de los resultados del trabajo. Esta distribución se ma- nifiesta de distintas formas: a través de las empresas, por la proporción entre salarios (trabajadores) y bene- ficio empresarial (capital), y a través del estado, según las prioridades de- finidas en su política fiscal y presu- puestaria. Relaciones de consumo. Establecen los vínculos entre los agentes y los re- sultados de la producción como obje- tos susceptibles de satisfacer necesi- dades. Las relaciones descritas pue- den sintetizarse de esta manera: – Relaciones de transformación social: las de producción y consumo. – Relaciones de organización social: las de propiedad y distribución. El objeto de la economía política es, por consiguiente, el conocimiento de los comportamientos sociales deriva- dos de la necesidad y la escasez que se deducen de las diversas formas de pro- ducción de los bienes y servicios que las satisfacen, de su distribución entre los distintos colectivos sociales y de la organización social de su disfrute. Los métodos de análisis económico La elección oportuna y eficaz de los recursos a emplear, cualitativa y cuantitativamente, es una preocu- pación fundamental de los gobier- nos y responsabilidad de la ciencia económica. Esta elección, acertada o no, influirá en el conjunto donde actúa. 132 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________ Los elementos esenciales sobre los que se ha apoyado el pensamiento económi- co en su evolución son los siguientes: 1. La ciencia económica se autodefine como teórica, subjetiva e inductiva y no aspira a convertirse en ciencia exacta, sino a interpretar la realidad social bajo métodos racionales. 2. Paralelamente al desarrollo de la sociedad se produce una doble evolu- ción, constituida por la transformación de las estructuras socioeconómicas y por la modificación de la forma con que la propia sociedad analizala eficacia de la organización. 3. Conforme ha avanzado, la ciencia económica se ha hecho más permeable y sensible a la influencia del componente social, de sus necesidades y ambiciones, aportando conceptos y doctrinas que han influido en otras ciencias sociales. 4. La ciencia económica, a partir de situaciones que apenas se han modificado a lo largo del tiempo, como pueden ser la escasez y la distribución, trata de de- sarrollar técnicas para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. Fundamentos del pensamiento económico 01. Introducción (131-133•3) 2/3/01 19:25 Página 132 El análisis económico se ocupa de investigar la naturaleza de las canti- dades económicas, las relaciones que existen entre ellas y las fuerzas que las determinan. El mismo consiste en un cuerpo de principios generales y en una disciplina lógica, que pueden aplicarse a la interpretación de todos los problemas económicos presentes y pasados. El método experimental. Consiste en producir ciertos acontecimien- tos en un medio ambiente muy sim- plificado. Es evidente que este méto- do, tan fructífero en las ciencias na- turales, tiene una aplicación muy limitada en las ciencias sociales. En estas circunstancias, el economista se ve obligado a emplear otros méto- dos de obtención de conocimientos. El método estadístico. Observa gru- pos de individuos en diversas épocas y circunstancias, registrando las dife- rencias en esas circunstancias y en el comportamiento que las produce. Es importante comprender que la infor- mación estadística sólo puede sumi- nistrar proposiciones cuya verdad es más o menos probable, pero nunca ab- solutamente cierta. El método de la experimentación in- telectual. El problema esencial del análisis económico consiste en estu- diar la naturaleza y las relaciones de las diversas magnitudes económicas (precios, salarios, renta, etc.). Sin em- bargo, el mundo real de las cantidades y las relaciones económicas es increí- blemente complicado. En estas condi- ciones, lo que se hace es configurar sis- temas económicos más sencillos que la realidad, denominados modelos, pero más fáciles de analizar. Una vez formuladas las relaciones implícitas en estos sistemas simplificados, se in- troducen hipótesis cada vez más com- plejas y se consigue finalmente una aproximación a la realidad. El método de simulación. El de- sarrollo tecnológico de las compu- tadoras electrónicas ha permitido ampliar considerablemente la aplica- ción del método de experimentación intelectual, también llamado de si- mulación. En una computadora pue- den introducirse sistemas de relacio- nes de gran cantidad de variables. Así, llegan a simularse sistemas que consideran la complejidad de los mo- delos económicos de la realidad, y se pueden observar sus propiedades. En su evolución, el análisis eco- nómico ha utilizado el aporte de los avances de las otras ciencias que han colaborado a su actual estado de de- sarrollo. En cuanto a las ciencias so- ciales se refiere, éstas son principal- mente la historia, la antropología y la sociología, así como determina- das corrientes filosóficas. Las ciencias exactas y tecnológicas en las que se apoya son la economía, las matemá- ticas, la estadística y la informática avanzada. ______________________________________________________________________________________ Introducción a la economía 133 _ Preguntas de repaso 1. ¿De qué cuestiones se ocupa la economía? Enumerar al me- nos seis conceptos producidos por la ciencia económica. 2. ¿Cómo se define la economía? 3. ¿Cuáles son las relaciones que establecen los hombres en su actividad económica? Portada de la edición francesa de 1809 de Essay on Population, obra del economista británico Thomas Malthus, donde expuso su teoría del desarrollo económico. 01. Introducción (131-133•3) 2/3/01 19:25 Página 133 a historia económica describe los esfuerzos que el hombre ha realizado en el transcurso de los si- glos para satisfacer sus necesidades materiales. Tiene como objetivo ana- lizar los cambios experimentados por las circunstancias económicas en el curso del tiempo y su relación cau- sal con los restantes cambios históri- cos, con especial incidencia en los so- ciopolíticos. La naturaleza del esfuerzo que el hombre realiza depende fundamen- talmente de tres factores: el medio fí- sico, el medio social y la tecnología. El poder de modificar el medio físi- co, descubriendo nuevas utilidades, ha aumentado en la medida que la huma- nidad se ha aproximado a los tiempos modernos, caracterizados por el pre- dominio tecnológico, a la vez que de- jaba atrás las precarias condiciones de las sociedades antiguas y el medievo. El desarrollo de la técnica y la economía Las actividades económicas de una época o un país también están limi- tadas por el desarrollo de la técnica. Durante miles de años, la evolución del saber técnico fue singularmente lenta, sobre todo comparándola con los adelantos que han tenido lugar en los dos últimos siglos. Sin embar- go, si el saber, la técnica y los me- dios de producción se han desarro- llado rápidamente durante los si- glos XIX y XX, ello se debe en gran parte a la progresiva acumulación de conocimientos adquiridos por el hombre en el transcurso de su his- toria. Para sobrevivir, el hombre necesita de sus congéneres. Desde el princi- pio, el ser humano ha vivido en co- munidad; consecuentemente, se ha beneficiado, al tiempo que se sometía a determinadas normas que constitu- yen una red de relaciones sociales y económicas. El desarrollo de la divi- sión del trabajo contribuyó notable- mente a que esta red se constituyera de una forma compacta. Con la especialización continua de algunos individuos para satisfacer necesidades sociales y la de algunas regiones en la fabricación de ciertos productos, el intercambio de las mer- cancías se extendió, dando lugar al nacimiento de una clase comerciante cuya función consistía en poner en contacto a los productores con los consumidores. Toda organización conlleva un es- fuerzo combinado de recursos natu- rales, capital, trabajo y espíritu de empresa. La división de la propiedad de estos medios de producción sus- cita la problemática de la distribu- ción de la riqueza surgida del esfuer- zo común. En realidad, la cuestión siempre ha consistido en la fijación L EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS ECONÓMICOS Aunque la tecnología ha revolucionado permanentemente las actividades económicas desde antiguo, determinadas áreas como la industria maderera mantienen aún ciertos componentes artesanales incluso en nuestros días. Fotografías de cabecera: grabado del siglo XVIII que representa el edificio del Banco de Inglaterra (izq.) y sede de la Bolsa de Valores de Toronto, Canadá (der.). 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 134 del precio a pagar por quien detenta la propiedad de los medios, cual- quiera que sea el nombre que se le dé a éste: salario, interés, etc. Es un he- cho comprobado que el comprador siempre intenta que este precio sea el más bajo posible, al contrario que el vendedor, que intenta precisamen- te lo contrario. Durante muchos siglos, la costum- bre contribuyó en gran medida a la estabilidad de los precios, pero desde finales de la edad media algunos de ellos adquirieron gran movilidad. En los mercados modernos, su evolución ha sido rápida y generalizada. Detrás de los que directamente perciben la remuneración de los factores de pro- ducción (empresarios y trabajadores) se encuentra toda la población. En la época moderna, y a raíz del desarrollo del mundo empresarial que controla la labor de numerosos trabajadores, se han acentuado los conflictos que tienen que ver con la distribución de la riqueza, lo que no significa que los conflictos de intere- ses entre las clases fueran ajenos a las sociedades antiguas (esclavistas) o al feudalismo (siervos), donde también se dieron manifestaciones violentas contra el orden establecido. El nacimiento de la disciplina económica A mediados del siglo XIX se consoli- dó la historia económica comouna nueva disciplina autónoma, aunque ligada a la historia general y a la eco- nomía. Max Weber (1864-1920), so- ciólogo y filósofo alemán, estableció que “la historia económica represen- ta más bien una subestructura, sin cuyo conocimiento no puede imagi- narse, ciertamente, una investigación fecunda de cualquiera de los grandes sectores de la cultura”. De ahí que en la actualidad se acepte abiertamen- te la influencia decisiva que los acon- tecimientos económicos ejercen so- bre el desarrollo político y social de la sociedad. Los estudiosos de la historia econó- mica han incorporado la evolución de la economía en las grandes divisiones de la historia general: las edades an- tigua, media, moderna y contempo- ránea. Ello no significa atribuirle un desarrollo lineal y sincrónico, pero tiene la utilidad de contribuir a conec- tar el análisis económico teórico y la historia económica. De esta manera, los expertos en el estudio del creci- miento económico de los países en vías de desarrollo requieren que las investigaciones históricas estén sóli- damente engarzadas con la historia económica. En ese sentido, un intento muy in- teresante ha sido el de Walt Whitman Rostow (1916), economista e historia- dor norteamericano, que en su libro Las etapas del crecimiento económico se refiere a los procesos de evolución de las naciones, desde la sociedad tradi- cional a la madurez, pasando por las fases intermedias de precondiciones para el “despegue”. Para Rostow, todas las sociedades han pasado o pasarán por cinco fases. Estas etapas, en las que es posible cla- sificar a las sociedades por sus di- mensiones económicas, son las si- guientes: a) La sociedad tradicional, caracte- rizada por una escasa división del trabajo y baja productividad, lo que conlleva una serie muy limitada de funciones de producción y un mer- cado poco desarrollado. Su principal actividad es la agrícola o ganadera, que origina una estructura social muy jerarquizada. Los nexos fami- liares y de clan forman la trama de la organización social, y el poder polí- tico local, en manos de los terrate- nientes, tiene gran influencia en el poder central. b) De la sociedad tradicional se pasó a las condiciones previas para el desarrollo, que empezaron a darse en Europa a mediados del siglo XVII y co- mienzos del XVIII. Los adelantos cien- tíficos influyeron en el desarrollo de la técnica, produciendo una expan- sión de determinados sectores, como la formación bruta de capital fijo (in- versión en activos productivos), el incremento de la productividad en agricultura y el desarrollo de la acti- vidad exportadora. A su vez, el de- sarrollo de estos sectores provocó cambios profundos de carácter social y político, propiciando el surgimien- to de la burguesía, formada por in- dustriales, banqueros y comerciantes. Además, la irrupción del nacionalis- mo constituyó el motor para el de- sarrollo de algunos países, como Ale- mania, Rusia y Japón. c) La clave de la tercera etapa, fase del despegue, fue la expansión acele- ______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 135 Etapas del desarrollo económico Sociedad tradicional Condiciones previas al desarrollo Fase del despegue Progreso sostenido Sociedad de consumo – escasa división del trabajo – baja productividad – actividad agrícola y ganadera – adelantos científicos y desarrollo de la técnica – formación bruta de capital fijo – incremento en la productividad – mayor actividad exportadora – transformación estructural progresiva – expansión acelerada de varios sectores (industria textil, minera, naviera, etc.) – desarrollo tecnológico en todas las actividades – aparición de la masa laboral – especialización en el trabajo – masificación del consumo – incremento de la intervención estatal en la vida económica (estado del bienestar) 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 135 rada de varios sectores económicos (industria textil, ferrocarril, minera, naviera, etc.). El período de despegue es el momento en que la actividad económica productiva alcanza un ni- vel crítico, que propicia los cambios que conducen a una transformación estructural progresiva. Todo ello, siempre que exista o aparezca con ra- pidez un sistema político e institucio- nal soportado por una estructura so- cial cohesionada, que aproveche los estímulos de expansión económica y confiera al crecimiento un carácter de continuidad. En estas condiciones, el autor sitúa el despegue de Gran Bre- taña (1783-1802), Francia (1830-1860), Estados Unidos (1843-1860), Alema- nia (1850-1873), Japón (1878-1900) y Rusia (1890-1914). d) Tras el impulso inicial, durante el camino hacia la cuarta fase, la de la madurez, se produce un largo inter- valo de progreso sostenido a medida que la economía en crecimiento pug- na por hacer extensivo el desarrollo tecnológico a todas las actividades y sectores económicos. Como resulta- do de las grandes aglomeraciones in- dustriales aparece la masa laboral y se produce una gran especialización en el trabajo. Los empresarios, ante- riormente arriesgados y de talante aventurero, se ven obligados progre- sivamente a ceder puestos a profesio- nales que han cursado estudios en las universidades. e) Finalmente, en la era de la masi- ficación del consumo, las necesidades fundamentales (alimentación, vesti- do, etc.) están cubiertas y la población va adquiriendo artículos de consumo duradero (automóviles, electrodo- mésticos, etc.). Es el momento en el que aparece el denominado estado del bienestar, con un aumento de la inter- vención estatal en la vida económica. Las sociedades antiguas Introducirse en la historia económica de las sociedades, de los pueblos y de las naciones obliga a revisar, a través de la historia, el trabajo que el hom- bre ha hecho para dominar su medio, explotar los diversos recursos de los que dispone y multiplicar sus bienes. Cuando se hace referencia a la activi- dad económica de los pueblos anti- guos es conveniente aclarar que se está tratando el conjunto de los actos realizados por el hombre para satis- facer sus necesidades primarias de subsistencia, es decir, a la producción y el intercambio de bienes y servicios, sin que se consideren los grados de especialización propios de etapas más modernas y evolucionadas. Las civilizaciones mesopotámicas y las de Egipto y Fenicia, las primeras de la antigüedad, aparecieron en los pueblos ribereños del mar Mediterrá- neo hacia el año 3000 a.C. A éstas de- ben añadirse las civilizaciones que también desarrollaron culturas con economías avanzadas en el lejano Oriente, sobre todo en China e India. Mesopotamia. En el tercer mile- nio a.C., el pueblo sumerio se estable- ció en la región mesopotámica, y de- sarrolló rápidamente una avanzada civilización, creando pequeñas ciuda- des bajo el mandato de reyes-sacer- dotes (sátrapas), donde se formaron diferentes clases sociales constituidas por sacerdotes, soldados, comercian- tes y esclavos, cada una con diferen- tes funciones sociales y su correspon- diente estatus económico. La actividad económica de Meso- potamia tuvo su base en la agricultu- ra y la industria de transformación de metales nobles, como el oro, la plata y el cobre, lo que originó su expan- sión más allá de sus fronteras, con la apertura de rutas comerciales con sus vecinos, Persia y Siria, llegando hasta Egipto, Asia Menor y la India. En tiempos de Hammurabi (hacia 1700 a.C.), sexto rey de la primera di- nastía semita, se promulgó el famoso código que lleva su nombre. Este va- lioso documento, probablemente la aportación más importante de Babilo- nia a la civilización, constituyó la base para la evolución del derecho poste- rior. El código de Hammurabi, cuya concepción del derecho no fue supe- rada hasta mediados del siglo VII a.C., introduce a la organización social del imperio babilónico, revelando con claridad la situación de la propie- dad, la industria y el comercio, así como su desarrollo técnico, a través de la regulación dela contabilidad mercantil, el crédito y el sistema mo- netario. Así, los primitivos habitantes de Mesopotamia tuvieron una in- fluencia fundamental en la creación de nuestros usos modernos y docu- mentos mercantiles. Egipto. El legado de los antiguos egipcios a la cultura y a la civiliza- ción modernas adquiere especial re- lieve gracias a la perfeccionada téc- nica agrícola que éstos poseían y al importante desarrollo que también expresaron en los oficios y las artes. A través del río Nilo y surcando el mar Mediterráneo se instauró un co- mercio marítimo que llegaba hasta las costas de Fenicia, donde los barcos de los faraones atracaban cargados de trigo para obtener a cambio lingotes de oro. Otros ejemplos de la perma- nente actividad comercial de Egipto 136 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________ La figura del rey-sacerdote desempeñó un importante papel dentro de la organización de las pequeñas ciudades que conformaban el imperio mesopotámico. En la imagen, Estatuilla de rey-sacerdote (Museo del Louvre, París). 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 136 fueron las importaciones de madera, perfumes, especias y tintas proceden- tes de Arabia y la India. Políticamente, el pueblo egipcio es- taba constituido por un estado oligár- quico fuertemente jerarquizado, do- minado por una monarquía de dere- cho divino, donde el faraón era un dios. En el orden social existía una clara desigualdad centrada en los deberes de los esclavos y los derechos de los eclesiásticos y funcionarios como je- rarquías privilegiadas. Estos últimos eran los encargados del fuerte control centralizado de la vida económica so- bre bases burocráticas. La llegada del nuevo Imperio (1700-1300 a.C.) trajo consigo la época más próspera de la historia de Egipto, intensificándose el comercio y un sistema de trabajo agrupado en torno a las familias, lo que generó una nueva clase social y el desarrollo de una gran actividad tanto en tiendas como en talleres y obradores. Esta nueva clase artesanal, clasificada en gremios por los escri- bas de la dinastía de los Ramsés, se di- ferenciaba de la plebe por una serie de derechos. Fenicia. El pueblo fenicio se estable- ció en el tercer milenio a.C. en el país de Canaán, en una estrecha franja de tierra situada entre el mar y el desier- to de Siria que, debido a su rocosa oro- grafía, no era apta para el cultivo, lo que determinó su vocación marinera. Así, la gran habilidad para surcar los mares hizo de Fenicia un pueblo emi- nentemente mercantil, lo que convir- tió a sus habitantes en los mejores co- merciantes e intermediarios de su época. Los fenicios fundaron las ciu- dades de Tiro, Biblos y Sidón, así como numerosos puertos, factorías y establecimientos mercantiles en toda su amplia zona de influencia, integra- da sobre todo por los países ribereños del Mediterráneo y sus islas. También destacables fueron sus exploraciones e incursiones en el mar del Norte y sus establecimientos orientales en el Tur- questán, Ceilán e Indochina. Se pue- de, pues, afirmar que los fenicios abrieron el comercio entre Oriente y Occidente y las primeras rutas maríti- mas que se conocen. Sus artes industriales provenían del valle del Nilo, y las decorativas, de los valles del Éufrates y Tigris, en Mesopotamia. Descollaban sus traba- jos de orfebrería y textiles, y domina- ron también el tratamiento de la púr- pura, tan apreciada en su época. Fenicia fue sin duda la potencia comercial e industrial de su época; sin embargo, al no contar con una organización política y militar apre- ciable, no pudo hacer frente a los embates conquistadores de otros pueblos, como los asirios, los egip- cios, los helenos y, por último, a la dominación romana, que convirtió a Fenicia en provincia de su imperio en el año 64 a.C. India. Los estudios antropológicos han demostrado la existencia de una civilización urbana hindú muy evolu- cionada en el valle del Indo, que data del año 2500 a.C. Convertida en cen- tro comercial, con ramificaciones que llegaron hasta Persia, Egipto y Meso- potamia, alcanzó un importante lugar en el tráfico de metal, alfarería y teji- dos de algodón. Esta civilización, originaria de lo que hoy es la India, desarrolló avan- zadas formas sociales, económicas y culturales, a pesar de la fuerte des- igualdad asentada en el sistema de castas imperante, que establecía con rigor las clases de los sacerdotes (brahmanes), guerreros, comercian- tes y los servidores (sudras), encarga- dos de atender humildemente a las otras tres castas, ocupándose también del campo y la artesanía. La expresión jurídica de este siste- ma de castas quedó establecida en el código de Manú, donde se compila- ron las leyes religiosas, morales y sociales en las que los aspectos eco- nómicos se reglamentaban según la categoría de los individuos. Ello mo- tivaba la existencia de una minoría privilegiada y opulenta frente a una mayoría paupérrima, situación que aún prevalece entre los hindúes. China. El chino fue un pueblo ade- lantado a su época gracias a una civi- lización que se remonta al segundo milenio a.C., pero cuya implantación definitiva se produjo a partir del si- glo VI a.C. bajo la filosofía de Confu- cio (551-478 a.C.). Durante este perío- do se desarrolló una administración pública que introdujo profundas re- formas en la agricultura, el comercio y las finanzas. La organización social correspondía a un mundo agrícola y patriarcal, donde la principal rique- za, la tierra –utilizada principalmen- te para el cultivo del trigo y del arroz–, estaba distribuida entre dos clases de propietarios. La gran mayo- ría explotaba minifundios, y un redu- cido número, que detentaba grandes extensiones cultivadas por arrenda- tarios, constituía el cuerpo de funcio- ______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 137 Las perfeccionadas técnicas agrícolas que poseyeron los egipcios contribuyeron en gran medida al importante desarrollo económico que alcanzó esta civilización. En la imagen, pintura mural de la época de la XIX dinastía. 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 137 narios bajo la dirección de los manda- rines y la suprema autoridad del em- perador. La organización social se funda- mentaba en la integración del indivi- duo en una comunidad jerarquizada y estática, con una conducta basada en el altruismo y el respeto a los ma- yores, principios de la tradicional cor- tesía de la civilización china. Muchos de los conocimientos prac- ticados en Occidente tienen su origen en este laborioso pueblo, cuyo gobier- no, ya en aquellos tiempos, respetaba la propiedad civil y la libre explota- ción del campo y de los recursos mi- nerales. La economía en Grecia y Roma Grecia. En la primera civilización griega, localizada en la ciudad de Mi- cenas, a finales del tercer milenio a.C. ya se conocían la vida urbana, el co- mercio y la escritura, pero fue a partir del siglo VIII a.C., al término del apogeo de Micenas, cuando los griegos se expandieron por el Medi- terráneo en todas las direcciones, gracias a que estaban dotados de una poderosa marina construida por las ciudades-estado indepen- dientes de Corinto, Mile- to, Rodas y Siracusa, entre otras. La conse- cuencia de este dominio de las rutas marítimas fue la pérdida por parte de los feni- cios de la hegemonía marítima co- mercial entre los pueblos de Oriente y Grecia. Gracias a esta expansión, los helenos aumentaron considerable- mente el área geográfica sobre la que ejercieron su actividad comercial, que antes se limitaba a su península de origen y a las islas próximas. Este he- cho marcó el inicio de un movimien- to colonizador a lo largo de todo el li- toral mediterráneo, cuyo fruto fue el establecimiento de dependencias co- merciales que produjeron un auge económico sin precedentes. La evolución económica de máxima actividad durante los siglos V a.C. y los dos primeros tercios del IV a.C. dotóa la sociedad griega de un sistema eco- nómico donde la alta diversificación en la división del trabajo, la propiedad privada de la tierra, el uso de la mone- da y los mercados marítimos refleja- ban lo avanzado de su organización. Estas circunstancias favorecieron la creación de una alta burguesía que, a pesar de no disponer de una uni- dad geográfica de tipo imperial, impuso a los pueblos colonizados su lengua, arte y literatura y, en definiti- va, su civilización. El apogeo de la civilización griega coincide con la edad de oro ateniense, es decir, con el gobierno democrático de Pericles. Éste extendió los derechos de ciudadanía a estratos de la pobla- ción hasta entonces inhabilitada y acometió importantes proyectos de obras públicas, como la reconstruc- ción de la Acrópolis, y artísticas, como el Partenón. En el 428 a.C. murió Peri- cles y se inició la guerra del Pelopone- so entre Esparta y Atenas, lo que su- puso para esta última la pérdida del dominio marítimo necesario para pro- veerse de las materias primas y, por consiguiente, el ocaso. Finalmente, las desavenencias internas y las revueltas sociales acabaron con Atenas, cuna de la civilización occidental. Roma. Mientras que alrededor del Mediterráneo oriental y en las regio- nes de Asia más próximas a aquél se desarrolló un amplio movimiento económico que integraban Grecia y los países del antiguo Oriente, Occi- dente, durante muchos milenios bár- baro y aislado, comenzaba a recibir las influencias de las civilizaciones orientales. Así, a medida que el pode- río político de Roma se fue acrecen- tando, contribuyó a fundar la unidad del mundo mediterráneo en el terre- no económico. La historia de Roma se suele clasi- ficar, según su forma de gobierno, en las siguientes etapas: – La monarquía, del 753 al 509 a.C. – La república, del 509 al 31 a.C. – El imperio romano, del 31 a.C. al 476 d.C. – El imperio bizantino, del año 476 al 1453. Una vez conquistada la penínsu- la itálica, Roma dejó de tener riva- les en Occidente cuando venció a Cartago durante las guerras púnicas. Su poder y autori- dad se hicieron entonces in- discutibles y, finalmente, con la conquista de Gre- cia y Oriente, dio origen a un inmenso imperio. Durante el tiem- po en que prevale- 138 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________ La expansión de Roma supuso la construcción en los territorios conquistados de obras de infraestructura como carreteras, acueductos, etc. En la imagen, acueducto sobre el río Gard, en el sur de Francia. El gobierno de Pericles, período de máximo esplendor de la civilización griega, emprendió la reconstrucción de la Acrópolis ateniense. 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:28 Página 138 ció la hegemonía de Roma, la econo- mía de la edad antigua entró en su úl- tima fase de desarrollo. En esa época, los esfuerzos de los períodos anterio- res, dispersos y aislados, se conjuga- ron y de un extremo a otro del mundo antiguo, en torno al mar Mediterrá- neo, convergieron las fuerzas econó- micas y se hicieron más eficaces. Fue el emperador Augusto quien, después de las guerras civiles, introdu- jo profundas transformaciones en el ordenamiento jurídico tradicional, me- joró la estructura administrativa y po- lítica del imperio, unificó Oriente y Oc- cidente, pacificó el Mediterráneo y confirmó su dominio sobre la penínsu- la ibérica, las Galias y las zonas del Da- nubio y Judea. En el plano estrictamen- te económico, fortaleció las finanzas del estado mediante la aplicación de nuevos impuestos, reorganizó el co- mercio, impulsó la construcción de carreteras, favoreció la agricultura y, en general, intentó proporcionar prospe- ridad a los ciudadanos y modificar las costumbres, dando un nuevo sentido a la moral. En definitiva, creó un nue- vo equilibrio en las relaciones de la me- trópoli con las provincias bajo el domi- nio del estado. Configuró así el primer esquema de unidad internacional inte- grada por la mayor diversidad de pue- blos que conoce la historia, bajo una misma ley fundamentada en la ciuda- danía romana, lo que Cicerón había de- finido como “una asociación de indivi- duos unidos por la ley”. Con el desarrollo de la artesanía y el comercio, consecuencia del perfec- cionamiento de los instrumentos de trabajo, la riqueza se acumuló en ma- nos de unos pocos, mientras que la mayoría se mantuvo en la esclavitud. En un sistema institucionalizado, en el que no existía el trabajo en común, la propiedad de los instrumentos de producción, y de los propios produc- tores, determinaba la relación impe- rante, en la que el amo era el dueño y señor, con facultad para comprar, vender y disponer, incluso, de la vida de sus siervos. Bajo este sistema, el desarrollo de la agricultura, el comer- cio y la minería en las tierras conquis- tadas debe interpretarse como el tri- buto que pagaban las colonias a la Roma imperial, convertida esencial- mente en un centro de consumo, a di- ferencia de los imperios de civiliza- ciones posteriores –España, Gran Bre- taña, Francia–, en los que la metrópo- li actuaba como centro de recepción de materias primas para su transfor- mación y posterior comercio. El sistema cívico-militar implanta- do por Augusto condujo a un fuerte desarrollo económico y al nacimien- to de una civilización urbana que pre- valeció durante cuatrocientos años. No obstante, al cabo de los siglos –al- rededor del año 300 de nuestra era– se inició la crisis y el resquebraja- miento de un método de explotación de los recursos y de los medios que estaban siendo controlados por un grupo reducido de privilegiados. Por este motivo, Roma conoció también los problemas típicos de toda econo- mía que está orientada al consumo y no a la producción, con las secuelas del desempleo, el encarecimiento de los precios, la disminución del poder adquisitivo, el hundimiento de la mo- neda, la degradación de las institucio- nes y de los valores establecidos y, en definitiva, de corrupción y decaden- cia moral. El resultado de todo ello fue que el imperio romano se desmoronó y Roma pasó a ser una ciudad de pro- vincia, como las que anteriormente había dominado. El poder se trasla- dó entonces a los nuevos centros po- líticos y económicos, situados en Tré- veris, Milán y, sobre todo, Constanti- nopla, fundada por el emperador Constantino. A partir del siglo VI, Constantino- pla, sede del imperio denominado ya bizantino y regido por la estruc- tura administrativa romana, pasó a ser el centro mundial de una activi- dad que incluía aspectos religiosos, culturales, industriales y comercia- les, mientras que en el imperio de Occidente, el otro estado surgido de la antigua Roma, las ciudades de- caían y se despoblaban. Así, Cons- tantinopla se erigió como el empo- rium más importante de la edad media hasta que en 1453 fue con- quistada por los turcos y se convir- tió en la capital del nuevo imperio otomano. De la edad media a la edad moderna La edad media abarca un período de 1.000 años, que se extiende desde la caída del último emperador romano del imperio de Occidente, en el 476 de la era cristiana, hasta la citada con- quista de Constantinopla por los tur- cos en 1453. ______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 139 La impresionante expansión islámica que tuvo lugar durante el siglo VII dejó muestras de su arte y forma de vida en Egipto, antigua provincia del imperio bizantino. En la imagen, la fuente de las abluciones de la mezquita del sultán Hasán, en El Cairo. 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 139 Con el derrumbamiento de la socie- dad urbana, que había supuesto la base de la expansión del bajo imperio romano, se impusieron nuevas for- mas y estructuras económicas, que se consolidaron en torno a la propiedad de la tierra por parte de los señores feudales y de los jerarcas de la iglesia católica. La emigración de la pobla- ción urbana y su asentamiento en las zonas rurales,fruto de la iniciativa de los nobles y poderosos, ocasionó el abandono de las ciudades, con el con- siguiente debilitamiento de su activi- dad productiva y comercial y el hun- dimiento de lo que había sido una economía floreciente. La expansión del Islam No existe en la historia de las civili- zaciones un hecho comparable, por su universalidad y por lo inmediato de sus consecuencias, al de la expan- sión del Islam durante el siglo VII. La fulminante rapidez con que se pro- pagó no es menos sorprendente que la inmensidad de sus conquistas. Desde la muerte de Mahoma, en el año 632, los musulmanes sólo nece- sitaron setenta años para extender- se desde el mar de China al océano Atlántico, derribando el imperio persa y arrebatando sucesivamente al imperio bizantino todas las pro- vincias a las que puso sitio: Siria, Egipto, norte de África y España. Este progreso invasor se detuvo en el año 717 a las puertas de Europa, junto a los muros de Constantino- pla, y en la llanura de Poitiers en el 732. En tres cuartas partes de su exten- sión, las costas mediterráneas, que hasta entonces habían sido el centro de la civilización europea, pasaron a pertenecer al Islam. Durante este dominio, el movi- miento comercial de la región quedó paralizado y los mercados desapare- cieron, con el consiguiente derrumbe económico de las ciudades. En estas circunstancias, la tierra pasó a ser el único medio de riqueza, basándose en su propiedad y explotación toda la existencia social, integrada por pe- queñas comunidades agrícolas aisla- das y autosuficientes. El feudalismo Como consecuencia de todo ello, du- rante el siglo IX se produjo la consoli- dación del sistema económico cono- cido como feudalismo, que se man- tuvo durante cuatro siglos, hasta su definitivo desmoronamiento en el si- glo XIII. El sistema sociopolítico feu- dal consistió en la división de los países en territorios autónomos, de- nominados feudos, que pasaron a pertenecer a los nuevos señores, los nobles y la Iglesia, instalados en cas- tillos y plazas fortificadas en torno a las cuales crecieron las comunidades agrarias. En la estructura feudal, el siervo sustituyó al esclavo y la base de las re- laciones de producción, que se de- sarrollaban en los talleres donde se realizaba la manufactura de las mate- rias primas locales, se apoyaba en la propiedad del señor sobre los medios de producción y sobre los siervos, que estaban bajo su ley. Con el paso del tiempo se estable- cieron comercios y albergues alrede- dor de las grandes fortalezas. Estas construcciones aumentaron con tan- ta rapidez que pronto los pequeños pueblos se convirtieron en grandes villas, germen de la formación del burgo. La principal diferencia que puede establecerse entre el hombre feudal y el de las urbes se basa en que éste dejó de depender del cultivo de la tierra. Las actividades comerciales e industriales, realizadas hasta enton- ces por los agentes y siervos del se- ñor, se erigieron como profesiones in- dependientes y una gran masa huma- na se dedicó a ellas. El renacimiento del comercio reper- cutió pronto sobre la industria, do- tándola de una serie de alicientes de los que hasta entonces había careci- do: abundancia de materias primas, amplitud de mercados y capital nece- sario. El proceso se expandió rápida- mente en cuanto aparecieron los arte- sanos libres, que trabajaban por en- cargo y obtenían sus ingresos por la venta de sus mercancías. Nacieron así los gremios, asociaciones entre los que pertenecían a un mismo oficio o profesión, que protegían al artesano y también al cliente. Al final de la guerra de los cien 140 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________ Representación de un siervo sembrando trigo, en una miniatura francesa del siglo XIV. 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 140 años entre Inglaterra y Francia (1337- 1453), la concepción orgánica jerar- quizada sobre la que se apoyaban los principios del feudalismo entró en crisis, lo que dio lugar al nacimiento de nuevas formas socioculturales que influirían decisivamente en toda Europa. La economía durante el Renacimiento Con la invención de la imprenta de ca- racteres móviles realizada por Guten- berg en 1450, el saber, que hasta ese momento se mantenía en poder de unos pocos, se generalizó. Se agudi- zaron los conflictos entre la nobleza y la monarquía por el control político; el poder de la Iglesia se debilitó a raíz de la reforma luterana y los pueblos germánicos adoptaron el protestantis- mo. En esas circunstancias se produjo el auge de la artesanía y de la econo- mía monetaria, que a su vez dieron impulso al comercio, a la industria y a las obras públicas con mecanismos como el crédito y los impuestos. A partir de la segunda mitad del siglo XV, con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, los europeos entraron en contacto con otras sociedades y culturas, y funda- ron en el nuevo continente diversas comunidades –española, inglesa, portuguesa y francesa– que se con- vertirían en colonias de las metrópo- lis respectivas. En una Europa estimulada por el comercio marítimo y colonial, la afluencia de metales preciosos de América durante los siglos XVI y XVII creó el clima idóneo para la evolución hacia un capitalismo de tipo comer- cial propiciado por el desarrollo del estado y del individuo. Surgieron en- tonces los hombres de negocios, fun- dadores de bancos y de nuevas in- dustrias, al margen de las viejas cor- poraciones gremiales de maestros y artesanos. Como respuesta a las nue- vas necesidades económicas se mul- tiplicaron los inventos en las técnicas marítimas, industriales y agrícolas. Una fiebre creadora lo avasalló todo y el individuo enérgico, inteligente y práctico pudo triunfar gracias a la empresa capitalista. Animado por el pensamiento ilustrado, el nuevo ca- pitalista pronto reclamó la libertad in- dividual con respecto a las corpora- ciones, municipalidades y señoríos, lo que dio origen a un cambio radical frente a las concepciones morales y religiosas de una economía de tipo medieval. Con la creación de las grandes compañías comerciales en forma de sociedades por acciones, el capitalis- mo industrial apareció en Inglaterra durante el siglo XVII, unido a una transformación en los procesos pro- ductivos que precedieron a la gran revolución industrial. De la revolución industrial a la revolución tecnológica Paralelamente al desarrollo del comer- cio se produjo el resurgimiento de la ciencia, al tiempo que las necesidades productivas conducían a una profun- dización en el estudio de la física, la mecánica, la anatomía y la fisiología. Para desarrollar plenamente las in- gentes posibilidades de los descubri- mientos científicos y sus aplicaciones tecnológicas era necesario resolver previamente las dificultades que representaban los últimos reductos del medievo. El despertar de una con- ciencia social dio así origen a las pro- fundas transformaciones que surgie- ron en las estructuras sociales y polí- ticas, cuyas manifestaciones se evidencian en las grandes revolucio- nes experimentadas durante los si- glos XVIII y XIX. La revolución francesa inició una corriente de pensamiento que aparta- ba el tratamiento de los problemas del individuo y de la sociedad del campo de aplicación de las leyes de la natu- raleza, apostando por la primacía de las ciencias sociales en el análisis de los fenómenos humanos. Por otra parte, gracias a la Declara- ción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano por la Asamblea francesa, que tuvo lugar el 4 de agosto de 1790, se constituyó el núcleo de lo que ha- bría de ser el futuro económico y so- cial al proclamar: ______________________________________________________________________________ Evolución de los sistemas económicos 141 Los cambios radicales en los métodos de producción durante el proceso de de- sarrollo tecnológico se materializaron sobre todo en los siguientes sectores: Textil. La aparición de las lanzaderas y los telares automáticosde hilado con- tinuo, así como la tarjeta perforada para reproducción de dibujos, fueron los inventos que más contribuyeron a la revolución en la maquinaria de la indus- tria textil. Siderurgia. Las fundiciones de hierro, con las primeras producciones de ace- ro, el martillo accionado a vapor y la laminación desembocaron en los procesos de producción del hierro forjado y del hierro fundido. Minería. Gracias al empleo del carbón mineral, en sustitución del vegetal, los fuelles de mano en las antiguas fundiciones se sustituyeron por altos hornos. Energía. Con la invención de la máquina de vapor aplicada a un movimiento rotativo continuo se inició la introducción del maquinismo en las fábricas y la era de los grandes aprovechamientos energéticos, así como de los sistemas im- pulsores de fuerza. Transporte. El perfeccionamiento de la máquina de vapor y el aumento de la producción de carbón dieron paso al nacimiento del ferrocarril, que influyó de- cisivamente en las comunicaciones postales y en los transportes terrestres y marítimos. Comunicaciones. En 1876 se produjo el gran descubrimiento en el campo de las comunicaciones, la invención del teléfono por Graham Bell, y en 1895, el na- cimiento de la radio, atribuido a Marconi. Las transformaciones de la revolución tecnológica 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 141 – La libertad individual. – La igualdad civil y económica de los individuos. – La inviolabilidad de las propie- dades. – La resistencia a la opresión. Al término de la revolución, que aseguró en Francia el triunfo político de la burguesía, en Inglaterra, impul- sada por la innovación tecnológica, se inició una transformación industrial sin precedentes. El enriquecimiento de la burguesía El fenómeno de la revolución in- dustrial consiguió desplazar del centro de gravedad del poder econó- mico a la aristocracia terrateniente, al tiempo que inició un acelerado proceso de enriquecimiento en la burguesía, más acentuado en el caso de los industriales que en el capital financiero. A lo largo de todo el proceso de in- dustrialización, un hecho destacó por encima de todos y se extendió incluso hasta la actualidad: el masivo proceso de emigración del campo hacia los centros urbanos, que produjo el aban- dono de pueblos enteros y el consi- guiente empobrecimiento del medio rural. Así, el proletariado, que comen- zó a amontonarse en las grandes ciu- dades, donde las condiciones de vida no guardaban ya ninguna relación con las de sus orígenes campesinos, se constituyó en una nueva clase social, con su propia cultura y comporta- mientos específicos. La revolución industrial fue posi- ble gracias a una profunda modifica- ción de los valores de la civilización. En Europa, debido en gran parte a la influencia del protestantismo, se ha- bía asistido a una total transforma- ción de la concepción que el hombre tenía de su trabajo. Este profundo cambio hizo que se pasara a venerar el progreso material que, junto con el éxito económico, se convirtió en la base de esta transformación. Por otro lado, y según la doctrina materialis- ta, los beneficios procedentes del tra- bajo no debían disiparse en gastos os- tentosos, sino que habían de reinver- tirse para proporcionar más trabajo y progreso material a la sociedad. Esta actitud ante el trabajo dio origen a im- portantes cambios sociales en los paí- ses protestantes cuando la idea de la acumulación de capital caló en la na- ciente burguesía, dotándola de una conciencia de clase fundamentada en el trabajo y el ahorro, frente a las pe- riclitadas concepciones de la aristo- cracia terrateniente. Este movimiento, particularmente activo en Inglaterra, estuvo marcado por una profunda modificación de los métodos de producción, especial- mente durante el período que media entre 1848 y 1866, como consecuen- cia del descubrimiento de la energía provocada por el vapor y de las má- quinas herramientas, y por una polí- tica económica de libre cambio, que fundamentó los nuevos plantea- mientos de actuación industrial, que abrieron a su vez las puertas al capi- talismo. La sociedad de consumo Con el desarrollo industrial aparecie- ron nuevos fenómenos económicos. La industria, sobredimensionada cí- clicamente en razón de sus propios mecanismos de crecimiento y por la absorción de otras de menor dimen- sión, comenzó a enfrentarse periódi- camente a los excedentes de produc- ción derivados de los descensos de la demanda, lo que la situaba en altos ín- dices de infrautilización de su capaci- dad productiva. En general, esta si- tuación se mantenía hasta que se pro- ducía la reactivación de los mercados, en un esquema de repetición periódi- ca. Para defenderse de estas crisis, el capitalismo industrial ha tratado en todo momento de mantener la activi- dad económica en continuo creci- miento, por cuanto supone la única forma de aumentar la producción, el empleo, el consumo y los precios. La sociedad de consumo, que tiene su origen en la imparable revolución tecnológica contemporánea, se ha ca- racterizado durante las últimas déca- das por su alta capacidad de gasto, en lo que muchos han calificado como sociedad del despilfarro. Ésta surgió a partir de la segunda guerra mundial, cuando desde Esta- dos Unidos comenzó a imponerse un nivel de vida que permitió poner a disposición de amplios sectores de la población, la clase media, una gama más variada de productos, integrada por automóviles, televisores y elec- trodomésticos en general. Este tirón de la demanda tuvo como consecuen- cia un mayor rendimiento de las fá- bricas, lo que permitió un alto grado de productividad y bajos costes uni- tarios, proporcionando un incremen- to acelerado en el nivel de vida de la sociedad. Este fenómeno también se produjo después en los países de Europa occidental y Japón. En Lati- noamérica, por otra parte, la mayoría de los países se encuentran en un ni- vel económico que se ha dado en de- nominar “en vías de desarrollo”. Actualmente, el principal proble- ma económico de las sociedades tec- nológicamente avanzadas consiste en que las poblaciones no están dis- puestas a renunciar a las comodida- des que han venido disfrutando has- ta ahora. Sin embargo, después de las sucesivas crisis económicas que han tenido lugar a partir de la déca- da de 1970, estos países se encuen- tran inmersos en una clara disminu- ción del nivel de vida, que la mayor parte de la sociedad se niega a acep- tar, lo que se traduce en situaciones de baja productividad, de creciente tendencia al ocio y de mantenimien- to de elevadas cotas de consumo, lo que conduce a una situación sin apa- rente solución. 142 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________ _ Preguntas de repaso 1. ¿Qué tema trata el economista e historiador norteamericano Walt Whitman Rostow en su obra Las etapas del crecimiento económico? 2. ¿Cuáles fueron las primeras ci- vilizaciones que destacaron por su actividad económica? 3. Describir los factores que con- tribuyeron al surgimiento de la revolución industrial. 02. Evolu.Sis.Econ.(134-142•9) 2/3/01 19:29 Página 142 n repaso sobre los conteni- dos más importantes de las principales ramas del pensamiento económico permite comprobar cuán- to difiere el enfoque de los problemas económicos, el objeto y el resultado de los análisis teóricos a lo largo de la historia, así como hasta qué punto son numerosas las cuestiones relati- vas al bienestar humano pendientes de resolver con criterios rigurosos y de aceptación generalizada. Tanto en la edad antigua como en la edad media, y hasta la revolución in- dustrial, el sistema económico y las instituciones políticas y sociales esta- ban organizados de tal forma que el equilibrio económico quedaba plena- mente asegurado en cada momento de acuerdo a unos sistemas concebidos en el seno de un grupo reducido y cerrado que controlaba una economía de tipo doméstico y autosuficiente. A partir del siglo XVII, con la apari- ción del concepto de economía políti-ca se empezó a considerar que las re- laciones económicas se producen en una sociedad organizada política- mente, por lo que su estudio debe te- ner en consideración las relaciones de poder existentes. Es decir, que el ám- bito económico y las decisiones polí- ticas se condicionan mutuamente. Al no constituir la economía un sis- tema orgánico, los primeros debates económicos tuvieron mayor inten- ción moralizante que profundidad teórica. Había mejor disposición para juzgar el mundo que para analizarlo, de modo que los estudiosos no consi- guieron superar una visión parcial del mismo. Esta situación fue claramente ex- presada por J. M. Keynes: Desde los tiempos más remotos de los que tenemos conocimiento, hasta los inicios del siglo XVIII, salvo escasos períodos, no se produjo ningún cambio en el nivel de vida del hombre medio, que habitaba los centros civilizados de la tierra. Desde luego hubo altibajos (...). Pero ninguna modificación violenta y progresiva. U LAS GRANDES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO Textos de la antigüedad clásica como la Política de Aristóteles se consideran antecedentes de la teoría económica. En la imagen, el filósofo estagirita en un detalle de La escuela de Atenas, de Rafael (Museos Vaticanos). Fotografías de cabecera: grabado del siglo XVIII que representa el edificio del Banco de Inglaterra (izq.) y sede de la Bolsa de Valores de Toronto, Canadá (der.). Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 143 La escuela antigua y la escolástica Etimológicamente, la palabra econo- mía hace referencia a la administra- ción de la casa (oikos, nomos). En la an- tigua Grecia tenía como objetivo el es- tudio de los problemas de la vida cotidiana, como la división del traba- jo, la producción o el intercambio, todo ello orientado principalmente a la formulación de preceptos éticos y reglas prácticas de conducta. Esta limitada función guarda rela- ción con los razonamientos que los griegos hacían acerca de los asuntos económicos; eran cuestiones subor- dinadas a la filosofía, esencialmente política, de la sociedad, que giraban en torno a problemas concretos de la vida humana localizada en la polis (ciudad-estado), única forma posible de vida civilizada. Las obras más destacadas en el campo de la filoso- fía ético-económica fueron La Repú- blica, de Platón, y La Política, de Aris- tóteles. A partir de los clásicos griegos es poco lo que la historia de los períodos posteriores a la época romana ha lega- do sobre nuevas aportaciones al pen- samiento económico. Así, se produjo un vacío de varios siglos hasta la apa- rición, durante el régimen feudal, de la escuela escolástica. A pesar de todo es innegable la influencia que Roma ejercía en de- terminados aspectos económicos, como el desarrollo del comercio en- tre los pueblos sometidos, la unifi- cación de los diferentes sistemas le- gales bajo el conjunto de leyes cons- tituido por el Ius Gentium y el reconocimiento del derecho de pro- piedad, especialmente de la tierra. El pensamiento escolástico nació en el siglo XI y se mantu- vo hasta el XV, con la excep- ción de España, en donde, contrariamente a lo que ocurrió en otros países, experimentó un impor- tante florecimiento en este siglo con motivo de la reforma religiosa y de la situación socio-política derivada del descubri- miento del nuevo mun- do. Esta escuela filosófica culminaría en el siglo XVII con la muerte del jesuita Francisco Suárez, renovador escolástico que reunió las tres líneas tradicionales: el agustinis- mo, el tomismo y el escotismo. El mercantilismo En el siglo XIV, la caída del sistema feu- dal dio paso al nacimiento de los esta- dos-nación, impulsores de los grandes descubrimientos geográficos de los si- glos XV y XVI y de la afluencia a Euro- pa del oro y la plata del nuevo mundo. El sostenimiento de estos grandes es- tados, fuertes y centralizados, necesi- taba un sistema económico que des- cansara en la acumulación de riqueza, representada por los metales precio- sos acuñables en moneda y el dominio del comercio marítimo internacional. La aparición de esta escuela preclá- sica, denominada por Sombart como “la economía política del capitalismo primitivo”, marca el punto en el que se quebró la tradición teórica medie- val, centrada en torno a la idea de jus- ticia en las relaciones entre los indivi- duos, y se inició la sustitución de la economía de subsistencia por la de cambio como medio de lucro para en- riquecer y fortalecer al estado. El mercantilismo fue la política que imperó en Europa en los siglos XVI y XVII, según la cual la prosperidad del estado se lograba fomentando la agri- cultura y la manufactura, a fin de in- crementar las exportaciones y restrin- gir las importaciones, acumulando así los execedentes (metales precio- sos) como signo más relevante de la riqueza. Para instrumentar esta polí- tica se recurría a restringir las impor- taciones (altos aranceles) y a favore- cer las exportaciones (primas). Contrariamente a la idea generali- zada de que los mercantilistas perse- guían un modelo de riqueza que de- bía manifestarse en la acumulación de oro y plata, los tratadistas moder- nos son de la opinión de que los obje- tivos de riqueza no buscaban sólo la acumulación de metales, sino tam- bién las consecuencias beneficiosas derivadas de alcanzar el pleno em- pleo para la población. En el plano político, las figuras más representativas del mercantilismo fueron Oliver Cromwell en Inglate- rra, Jean-Baptiste Colbert en Francia y el marqués de Pombal en Portugal. Los fisiócratas Tras las aportaciones realizadas en las épocas griega y romana, los esco- lásticos y el mercantilismo, fueron los fisiócratas los que con mayor pre- cisión y profundidad contribuyeron a determinar las leyes económicas. Al ser los primeros en considerar al sistema económico como un todo to- maron conciencia del carácter inter- dependiente de todos sus compo- nentes. La importante labor de síntesis de- sarrollada desde el siglo XVII con las aportaciones de William Petty, pre- cursor de esta escuela, incidió a lo lar- go del siglo XVIII en la conformación de la economía política como un con- junto sistematizado de reflexiones científicas. Esta escuela, cuyo origen etimoló- gico procede del griego (fisis, Kratia, gobierno de la naturaleza), represen- 144 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________ Busto de Platón, autor de La República, conservado en el Museo del Louvre, París. Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 144 ta la doctrina económica desarrolla- da por los economistas franceses de la segunda mitad del siglo XVIII. Su finalidad era ofrecer una alter- nativa al mercantilismo, defensor del comercio como base de la creación de riqueza, para lo cual los fisiócratas describieron las características esen- ciales del origen del excedente neto (produit net) y de su distribución, uti- lizando un esquema de la circulación monetaria que dio lugar a la primera teoría global de la economía. Según esta estructura, sólo la agri- cultura, la minería y la pesca creaban riqueza, al ser las encargadas de sumi- nistrar al hombre los medios para su subsistencia y a la industria las mate- rias primas necesarias. Solamente en estas actividades existía trabajo pro- ductivo, ya que eran las únicas capaces de crear riqueza suficiente para com- pensar sus propios costes de explota- ción y generar un excedente. François Quesnay, uno de los princi- pales autores de esta escuela, expuso en su análisis de la circulación mone- taria que cuando se retira dinero dis- minuye la demanda, bajan los precios y los beneficios, y se reduce la activi- dad económica; por consiguiente se debe impulsar la circulación monetaria a través de la inver- sión, limitando la acumulación improductiva de la renta. La escuela clásica La revolución industrial, que tuvo lugar en Inglaterra y en el sur de Escocia durante el últi- mo tercio del siglo XVIII, despla- zó hacia las fábricas de las ciu- dades industrialesa los traba- jadores que hasta entonces producían mercancías en sus pequeños talleres y alimentos y lana en sus granjas. Los capitales que los comerciantes invertían a través de ma- terias primas que se enviaban a las pe- queñas poblaciones rurales para ser convertidas en tejidos o en la compra de pequeñas producciones artesana- les comenzaron a invertirse en magni- tudes mucho mayores en fábricas y maquinaria, así como en pagar los jor- nales de los trabajadores. La figura do- minante en esta transformación ya no era el mercader, cuya actividad era la compra y venta de mercancías, sino el industrial, orientado hacia la produc- ción de las mismas. A lo largo del siglo XVIII y de mane- ra definitiva a partir de la revolución francesa (1789), la aparición de una nueva clase dirigente, responsable di- recta de la producción y distribución y poco creyente en el orden sobrena- tural de las cuestiones sociales, llevó a los filósofos y moralistas a conside- rar que lo económico constituía efec- tivamente una esfera autónoma del orden social. La ilustración, que ha- bía provocado un cambio radical en el pensamiento hacia una concepción de un mundo racionalista, estaba en su apogeo. La economía política comenzaba a ser una ciencia teórica orientada a descubrir las leyes que rigen el de- sarrollo de los hechos económicos en el contexto histórico en que se produce. El auge del industrialismo permitió alcanzar lo que actualmente se cono- ce como economía clásica, una pers- pectiva superadora de los problemas económicos. Al amparo de la cosmo- gonía newtoniana se intentó explicar el orden económico como algo análo- go al universo físico, es decir, someti- do a unas leyes que, aunque fuera del __________________________________________________________________ Las grandes corrientes del pensamiento económico 145 Estatua de Jean-Baptiste Colbert, máximo representante del mercantilismo francés, a las puertas de la Asamblea Nacional de París. Adam Smith, uno de los teóricos del liberalismo económico. Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 145 control de los hombres, podían y de- bían ser conocidas por ellos. El conocimiento económico a largo plazo era la preocupación básica, y la creencia en que los intercambios po- dían llevarse a cabo con beneficios para todos, sin que se produjeran in- tervenciones exógenas, fue el primer y más importante principio de los economistas clásicos. La influencia de la sociología pri- mitiva llevó a reconocer las clases so- ciales y de ahí que la distribución de las rentas y de la riqueza entre las mismas se convirtiera en problema fundamental, cuyas razones debían conocer los economistas. Así, para Adam Smith la economía política era la ciencia que debía anali- zar la naturaleza y el origen de la ri- queza, y para David Ricardo habría de ser el descubrimiento de las leyes que regulan su distribución. Aunque Smith no hubiera visto ni previsto la revolución industrial en su manifestación capitalista más de- purada, advirtió con gran claridad acerca de las contradicciones, la ob- solescencia y, sobre todo, el carácter socialmente restrictivo de las motiva- ciones individuales del viejo orden. Si bien la obra de Smith fue rica en ra- zones en favor del nuevo mundo que entonces emergía, su mayor contribu- ción fue la de intentar destruir el vie- jo mundo, abriendo paso al nuevo. El núcleo principal de su contribu- ción a la historia del pensamiento económico está constituido por tres asuntos fundamentales. El primero de ellos es la noción de las fuerzas que motivan la actividad y el esfuer- zo económicos, es decir, la naturale- za del sistema económico; el segun- do, la forma en que se fijan los pre- cios y cómo distribuir los ingresos en salarios, beneficios y rentas; el tercer asunto es el de las políticas que el es- tado aplica para promover y fomen- tar el progreso económico y la pros- peridad. En sus Principios de economía políti- ca y tributación, cima del pensamiento clásico, David Ricardo engarza en un vasto sistema teórico sus indagacio- nes sobre la población, los recursos naturales, la acumulación de capital y la distribución de los ingresos. Es en esta obra en la que, mediante conti- nuas referencias a la obra de Smith, expone sus divergencias y la estruc- tura de su pensamiento económico, que está fundamentado en los si- guientes conceptos: – La ley de hierro de los salarios. En todos los países, y en todos los tiem- pos, los beneficios dependen de la cantidad de trabajo necesario para obtener los bienes de subsistencia de los trabajadores. – La ley de los rendimientos decre- cientes. Demuestra que la incorpora- ción de trabajadores adicionales no se traduce necesariamente en produc- ciones crecientes en proporción, sino en producciones marginales decre- cientes por cada trabajador. – La determinación de los salarios y los contratos debe dejarse a la justa y libre competencia del mercado, sin que deban ser controlados por la ma- gistratura. Para Thomas Robert Malthus, a par- tir de la revolución industrial se pro- ducen dos fenómenos significativos: el aumento de la población y la miseria de los trabajadores, elementos ambos que constituyen la base de su teoría por cuanto establecen una relación causa- efecto propia de un momento históri- co en el que todo parecía confirmar las conclusiones que formuló en su Ensa- yo sobre el principio de la población y en los Principios de economía política: – El poder de la población para cre- cer es infinitamente superior al de la Tierra para producir alimentos, ya que la población, sin frenos, aumenta en progresión geométrica, mientras que los bienes de subsistencia sólo lo hacen en progresión aritmética. – La riqueza de unos pocos no es equivalente, con respecto a la deman- da efectiva, a la riqueza más mode- rada de muchos. Las técnicas, en continuo avance, han postergado las predicciones de Malthus en cuanto a los alimentos, pero la capacidad de la biosfera para regenerar la creciente degradación medioambiental sí parece limitada. Así pues, el crecimiento cero de la po- blación en el futuro puede deberse más a una cuestión ecológica que ali- mentaria. Apartir de la publicación en 1848 de su principal obra, Principios de econo- mía política, John Stuart Mill fue consi- derado como la máxima autoridad en materia de economía. En esta obra, que constituye todo un cuerpo de doctrina económica, se apartó de la teoría del valor de Adam Smith, y basó el establecimiento de los precios en el cruce de oferta y deman- da, con referencias a la relación real de intercambio, las elasticidades, etc. Los duros años de crisis económi- cas que siguieron a las guerras napo- leónicas situaron a Inglaterra en una difícil coyuntura, ya que la redistri- bución de la riqueza generada por la expansión del libre comercio interna- cional y por la producción industrial no alcanzaba a las clases trabajadoras. Esta situación social influyó notable- mente en el pensamiento de Mill, que gracias a ello entrevió la necesidad de un cambio social que podría alcan- 146 ECONOMÍA __________________________________________________________________________________________________ Adam Smith, padre de la escue- la clásica, desarrolló en profun- didad tres principios básicos de la doctrina clásica en su obra In- vestigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776): – La división del trabajo es la causa principal del bienestar pú- blico, cuyo origen siempre es proporcional a la actividad de la gente. – En la teoría del valor estable- ce que el precio real de todo, lo que realmente le cuesta al hom- bre que quiere adquirir algo, es el esfuerzo y el trabajo necesario para su adquisición. Por consi- guiente, el trabajo es la medida real del valor de cambio de todos los bienes. – La libertad de acción como li- bertad individual de actuación económica, relegando al estado a las funciones de defensa nacio- nal, dotación de infraestructuras e impartir justicia. Adam Smith y los principios de la escuela clásica Economia143-154 10/31/07 3:14 PM Page 146 zarse mediante la implantación de un cooperativismo voluntario que forta- leciera las relaciones entre el capital y el trabajo. Mill puso el broche de oro de la es- cuela clásica. El análisis sistemático de los problemas económicos que se plantearon los economistas de esta escuela permite enumerar sus princi- pales preocupaciones teóricas de la siguiente manera: – Qué recursos movilizar para la producción, el consumo y el inter- cambio. – Qué bienes producir y en qué can- tidades. – Qué técnicas aplicar a los recur- sos para la producción. – Qué valores atribuir a los recur- sos y a los bienes. – Cómo distribuir los bienes entre los individuos y los colectivos sociales. El liberalismo económico La tendencia denominada liberalis- mo económico surgió como conse- cuencia de la evolución de las socie- dades occidentales durante los si- glos XVII y XVIII, en las que comenzó a tomar cuerpo una transformación ra- dical de la economía que intentaba sustituir las sociedades comerciales por sociedades industriales y la con- secuente llegada del capitalismo. Se trataba de dar al sistema de eco- nomía tradicional una alternativa que permitiera la entrada de medidas li- beralizadoras que favorecieran la ex- pansión de los mercados. En definiti- va, un sistema de librecambio que aboliera las barreras aduaneras y fis- cales y facilitara el consumo, único fin de la producción según Adam Smith. Consecuentemente, se propugnó una libre competencia reguladora de producción y de precios en el marco del libre juego de las leyes económi- cas, así como el crecimiento económi- co, según los principios defendidos por Smith, Ricardo, Malthus y Mill, bajo el lema “el trabajo es la única fuente de la que procede la riqueza de las naciones, siempre que no se vea obstaculizada por las leyes”. El principio fundamental sobre el que los economistas clásicos desarro- llaron su escuela se expresa en el lais- sez faire (“dejar hacer”) propugnado por los franceses F. Bastiat y J. B. Say, defensores de la idea de que la inter- vención del estado debe quedar estre- chamente restringida, ya que el siste- ma económico actúa como un meca- nismo que se autorregula de forma automática produciendo, tanto en los individuos como con respecto al inte- rés general, una adecuada armonía de intereses. Con el liberalismo económico nació la economía como ciencia. La base doctrinal de esta escuela no es otra que la apología del individualismo capitalista sostenido por tres pilares: la libertad personal, la propiedad pri- vada y la iniciativa y control indivi- dual de la producción. La crítica a la escuela clásica: el marxismo La corriente principal de las ideas eco- nómicas, según fue desarrollándose a partir de Smith y Ricardo, llegó a ad- quirir un poder considerable, confor- mando la noción aceptada de la vida económica y de la acción pública. Des- de luego, en toda Europa se origina- ron críticas al sistema industrial y hubo quien disintió de las ideas con las que se interpretaba y defendía. En- tre los disidentes se encontraban los que cuestionaban el poder estableci- do, las motivaciones y el comporta- miento humano asociados con la pro- piedad privada y con la prosecución de la riqueza. Estos disidentes toma- ron el nombre de socialistas. En Francia se desencadenó una disidencia liderada por Claude Henri Saint-Simon (1760-1825), Char- les Fourier (1772-1837) y Pierre Proudhon (1809-1865). Poco después, en Alemania Ferdinand Lassalle (1825-1864) y Ludwig Feuerbach (1804- 1872) formularon críticas similares. Sin embargo, todos ellos quedaron re- legados por una personalidad avasa- lladora: la de Karl Marx (1818-1883). Si Smith, Ricardo y Malthus expli- caron la historia de la economía y la noción del orden económico y social, Marx, no contento con ello, analizó la historia del mundo y enunció un mo- vimiento que todavía hoy es fuente de tensión política. Los orígenes del pensamiento de Karl Marx surgen de la concepción dialéctica de la historia en la filosofía de G. W. Friedrich Hegel. Se trata de la creencia de que la vida económica, social y política se desarrolla en un proceso de constante transformación. Tan pronto como una estructura eco- nómica o institución social adquiere preeminencia, por reacción surge otra para enfrentarla. Del conflicto se ori- __________________________________________________________________ Las grandes corrientes del pensamiento económico 147 John Stuart Mill fue uno de los impulsores del desarrollo económico británico producido durante el siglo XIX. Economia 143-154 10/31/07 3:14 PM Page 147 gina una nueva síntesis y un nuevo poder, que luego son desafiados a su vez, y así sucesivamente. El ejemplo más obvio de esta abstracción era la forma en que los capitalistas –los nue- vos industriales– estaban desafiando a las antiguas clases dominantes, los terratenientes. Podía advertirse que la nueva burguesía, que redujo apro- piadamente el poder de la vieja aris- tocracia, dando lugar a una nueva síntesis, se vería, a su vez, desafiada por los trabajadores a su servicio. La escuela clásica había postulado un “equilibrio económico”, según el cual las relaciones básicas entre pa- tronos y trabajadores, y entre la tierra, el capital y el trabajo, nunca se modi- ficaban. Podían producirse cambios en la oferta de mano de obra y de ca- pital, pero sólo para determinar a su vez un nuevo equilibrio. Marx, apo- yándose en Hegel, rechazó el funda- mento en el que se basaba la econo- mía clásica. El equilibrio no era el fin, sino sólo un intervalo de tiempo en un proceso de cambio mucho mayor, que alteraba por entero la relación en- tre capital y trabajo. Ésta es la base de la más importan- te de todas las diferencias en las acti- tudes económicas. Creer en un equi- librio –o concebir el estudio de la eco- nomía como el conocimiento de un sistema fijo y cerrado, a la manera de las ciencias naturales y exactas– sería dirigirse irremediablemente hacia la obsolescencia y la incomprensión. Refiriéndose a Marx como econo- mista e investigador, Joseph Schum- peter, quien desde luego no era mar- xista, dijo que “era un hombre su- mamente docto”. Como sucedería después con Keynes, los debates acerca de lo que Marx quiso decir realmente aumentaron su influencia. Son de destacar cuatro argumentos críticos del pensamiento marxista contra el sistema clásico que atacan con gran precisión al capitalismo de su época, a pesar de haberle dedica- do el mayor de los elogios: “Durante su hegemonía, de apenas cien años, ha creado fuerzas de producción más sólidas y colosales que las de todas las generaciones anteriores juntas.” En su opinión, el primero de los puntos vulnerables del sistema capi- talista era la distribución del poder, que había sido ignorada por los eco- nomistas clásicos. En este sentido, en- fatizó el hecho de que el poder políti- co sirve a los intereses de la alta bur- guesía industrial y financiera, y que el pensamiento económico ortodoxo va de acuerdo con los intereses eco- nómicos dominantes. Paralelamente a la desigualdad en la distribución del poder se produ- ce una distribución sumamente des- igual de la renta, su segundo punto crítico. Esta tesis la tomó de Ricardo, añadiéndole algún refinamiento téc- nico. El trabajador marginal recibe un salario igual a su contribución adicio- nal al ingreso total del negocio. Esta contribución, debido a la acción ine- xorable de la ley de los rendimientos decrecientes, disminuye a medida que aumenta el número de trabajado- res. El salario marginal determina el salario de todos. La noción de que los trabajadores aportan más de lo que cobran llegaría a ejercer una gran in- fluencia en el futuro, ya que esta idea llevaba en sí misma una fuerte capa- cidad reivindicativa. El tercer argumento crítico se refe- ría a las crisis del sistema capitalista, que tampoco aparecían en la tradi- ción clásica; Marx hizo de ellas una característica inherente del capitalis- mo. La tendencia del sistema a la cri- sis y al desempleo
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