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2 ¡Volvimos a la carga! El Manchester United nos ha traido muchas satisfacciones: muchos goles, triunfos y trofeos. Entre otras satisfcacciones nos ha dado la oportunidad de conocer gente de varios estados de la republica mexicana y también diversos países de habla hispana y anglosajones. Ha sido toda una aventura crear y administrar nuestro sitio. Alguna vez hicimos una revista online, un blog y sitio web, de igual forma participamos en el programa radial de nuestros hermanos del Rincon del United. Nunca pensamos que reuniríamos una comunidad de Red Devils de la magnitud que es ahora, siempre estaremos agradecidos con todos ustedes. Tras la gran aceptación y recibimiento de nuestra primer traducción de la autobiografía de Sir Alex Ferguson, decidimos volver a enfrascarnos en la traducción, ahora del libro titulado “Leading”, que salió a la venta en 2015. Este trabajo fue realizado sin fines de lucro, esperando que sea una aportación valiosa para todos los diablos rojos de habla hispana asi como también para todos los amantes del futbol. Manchester United México, 2017. 3 INDICE Dedicatoria Introducción 1.- Ser tú mismo 1.1 Escuchar 1.2 Observar 1.3 Leer 2.- Reconociendo el hambre 2.1 Disciplina 2.2 Valorar el trabajo 2.3 Vocación 2.4 Convicción 3.- Ensamblando las piezas 3.1 Organización 3.2 Preparación 3.3 Proyección 4.- Comprometerse 4.1 Trabajo en equipo 4.2 Capitanes 5.- Establecer estándares 5.1 Excelencia 5.2 Inspiración 5.3 Exceso de confianza 6.- Evaluar a las personas 6.1 Búsqueda de empleo 6.2 Redes 6.3 Despidos 7.- Concentración 7.1 Tiempo 7.2 Distracciones 7.3 Fracasos 7.4 Críticas 8.- Poseer el mensaje 8.1 Hablar 8.2 Escribir 8.3 Responder 9.- Liderar, no controlar 9.1 Dueños 9.2 Control 9.3 Delegar 9.4 Toma de decisiones 10.- El punto decisivo 10.1 Compras 10.2 Moderación 10.3 Remuneración 10.4 Negociación 10.5 Agentes 11.- Desarrollo empresarial 11.1 Innovación 11.2 Sobrecarga de datos 11.3 Confidencialidad 12.- Relevancia de los otros 12.1 Rivalidades 12.2 Mercados globales 13.- Transiciones 13.1 Llegadas 13.2 Salidas 13.3 Nuevos retos Epílogo Datos Archivo 4 DEDICATORIA A mi familia Tuve una vida privilegiada, después de crecer en Govan, en Glasgow, en un área de clase social trabajadora, donde mis padres Alex y Lizzie me dieron los cimientos que hasta el día de hoy tengo. Mi hermano Martin siempre ha sido un leal gran amigo, siguiendo el mismo camino que nos inculcaron nuestros padres. Tuve la fortuna de conocer a una chica maravillosa que ha sido mi piedra por casi 50 años. Cathy me dio tres grandiosos hijos, quienes heredaron nuestra ética laboral y son nuestro orgullo. Nuestros tres hijos nos dieron más alegría de la pudimos imaginar, 11 nietos de entre 5 y 21 años. Ha sido un viaje interesante mientras hemos visto su desarrollo a través del tiempo y es increíble ver nuestro rasgo familiar en ellos. Espero que sus futuros estén ligados al mismo éxito que yo he tenido la fortuna de disfrutar. Mucha suerte a todos ellos. Alex Ferguson. Para los equipos ganadores de Sequoia Capital, gracias. Michael Moritz 5 Sir Alex Ferguson en Harvard Business School. 6 INTRODUCCION Cuando dejé la preparatoria Govan a los 16 años para comenzar a ser fabricante de herramientas en el Remington Rand y luego comenzar mi vida en el futbol con el Queens Park, nunca imaginé que 55 años después, estaría al frente del teatro de conferencias en Harvard Business School, hablándole sobre mí a la clase del Master in Business Administration. La primera clase que di fue en Octubre de 2012 estaba atascada de personas. Desde mi posición en la parte delantera de la sala de conferencias pude ver a los estudiantes esperando pacientemente en cada fila de asientos, cada uno con una tarjeta con su nombre, se veían muy estrechos los pasillos. Fue muy intimidante esa escena, pero también fue un homenaje a la fascinación que ejerce el Manchester United. Nuestro club estaba en muy buena compañía porque entre las organizaciones estudiadas durante el curso de marketing estratégico en Creative Industries en la Escuela de Negocios son: Burberry, el minorista de moda; Comcast, el gigante americano operador de televisión por cable; Marvel Enterprise, el estudio de Hollywood detrás de los cómics y franquicias de cine como Spider-Man y Iron Man; y, de todas las cosas, las actividades comerciales de superestrellas de la música como Beyoncé y Lady Gaga. Cuando vi a todos los estudiantes reunidos en una de las salas del Aldrich Hall’s, lo que me llamó la atención fue su naturaleza cosmopolita, edad e inteligencia. Había muchas nacionalidades representadas en la sala casi como tantos libros de cualquier equipo de la Premier League. Los estudiantes estaban extremadamente estudiados, y algunos trabajaban o ya habían trabajado para las compañías más exitosas del mundo. Todos estaban en el punto en que podían esperar los mejores años de sus vidas. No podía dejar de pensar en que los más silenciosos, parecían estar absorbiendo todo, eran las personas que se convertirían en los más exitosos. Estaba en el campus de la Universidad de Harvard en octubre del 2012 gracias a una colisión de circunstancias. El año anterior tuve un 7 acercamiento con Anita Elberse, profesora de la escuela de negocios de Harvard. Tenía curiosidad sobre la forma en que había manejado al United y el éxito que el club había tenido, esto terminó en un caso de estudio de Harvard, Sir Alex Ferguson: Manejando al Manchester United, que fue escrito por Anita, quien pasó varios días siguiéndome en nuestro centro de entrenamiento por las mañanas y entrevistándome por las tardes. En ese tiempo, ella me invitó a ir y hablar a su clase en su campo, en Boston. Estaba intrigado, un poco intimidado pero acepté la invitación. Si retrocedemos, es fácil ver que esta conferencia marcó el comienzo de una fase transitoria en mi carrera. Aunque no lo sabía en ese momento, estábamos a solo semanas de lo que podía ser mi última temporada a cargo en Old Trafford y había muchas cosas en mi cabeza. Habíamos perdido el titulo la temporada anterior por un gol de diferencia con nuestros rivales locales, Manchester City, pero estábamos determinados a volver. Empezamos la temporada fuertemente. Dos días antes de viajar a Boston, vencimos 3-0 en St. James Park al Newcastle United. Fue nuestra quinta victoria en siete juegos y nos dejó en segundo lugar de la Premier League, cuatro puntos debajo del Chelsea. Además tuvimos 100% de efectividad en inicio de nuestra campaña de Champions League, primer equipo de la Premier en lograrlo en el nuevo formato de la Copa Europea. Pero por el momento, mientras estaba de pie frente a la clase en Harvard, puse mis campañas de Premier League y Champions League a un lado y me concentré en compartir algunos de los secretos detrás del reciente éxito del Manchester United. La clase comenzó con la profesora Elberse proporcionando una visión general de los diferentes componentes con los que lidie como director técnico del Manchester United – los jugadores y staff, los fans y la prensa, la directiva y los dueños. Yo continué expresando a los estudiantes mis pensamientos sobre los principales elementos de liderazgo. Luego respondí a sus preguntas, esta fue la parte más agradable del día y seguí pensando en ello por varios días. Los estudiantes tenían mucha curiosidad en cómo me convertí en un líder, qué individuos tuvieron mayor influencia en mi vida, de qué manera lidiaba con los absurdamente talentososy sobre pagados jóvenes, la manera en que el 8 United se mantuvo una sed de excelencia y otra serie más de diversos temas. Es entendible que ellos también quisieran saber sobre los hábitos de hombres como Cristiano Ronaldo y David Beckham. Me tomó un poco de tiempo adaptarme a estar frente a una pizarra en lugar de estar sentado en un banquillo de futbol, pero gradualmente comencé a darme cuenta de que la enseñanza tiene alguna similitudes con la gestión de futbol. Tal vez el elemento más importante de cada actividad es inspirar a un grupo de personas a dar lo mejor de sí mismas. Los mejores maestros son los héroes y heroínas anónimos de cualquier sociedad y ese salón de clases yo no pude pensar más que en Elizabeth Thomson, maestra en la escuela primaria de Broomloan Road, quien me animó a tomarme enserio la escuela y me ayudó a ser admitido en la preparatoria de Govan. He pasado gran parte de mi vida tratando de sacar lo mejor de los jóvenes y en las aulas de Harvard se me presentó otra de esas oportunidades. Mientras los años pasan, he encontrado apetito, apreciación, y mi entusiasmo juvenil ha crecido. La gente joven siempre se las arreglará para producir lo imposible – no importa si es un campo de futbol o si es dentro de una compañía o de otra gran organización. Si yo estuviera dirigiendo una compañía, siempre escucharía lo que piensan los jóvenes más talentosos, porque ellos son las personas que están en contacto con la realidad del día y los prospectos del mañana. Los libros que escribí previamente sobre mi adicción al futbol están llenos de detalles sobre las competencias, juegos y la composición de los equipos con los que jugué y dirigí. El primero, Una luz en el norte: Siete años con el Aberdeen, salió en 1985, dos años después de la victoria en la Recopa Europea. En 1999, después de que el Manchester United ganara el trébol – Premier League, FA Cup y UEFA Champions League publiqué Dirigiendo mi vida, y meses después de mi retiro en 2013, Mi autobiografía fue lanzada. Este libro es diferente, es mi intento de resumir lo que aprendí de mi vida en general y mi tiempo como director técnico, primero en Escocia por 12 años con el East Stirlingshire, St Mirren y Aberdeen y luego al sur de la frontera por 26 años con el Manchester United. También incluí algunos 9 datos interesantes de mí tiempo como técnico y un poco de material que nunca sea visto antes, como manera de ilustrar un poco los temas abordados. Los datos y archivos pueden encontrarse al final del libro. Encontrar que es lo que se necesita para ganar trofeos con una bola redonda difiere de los desafíos que enfrentan diversos líderes de compañías como BP, Marks & Spencer, Vodafone, Toyota o Apple, o las personas que dirigen grandes hospitales, universidades o instituciones benéficas. Sin embargo hay rasgos que aplican para todos los ganadores y organizaciones cuyos líderes inspiran a ganar. Este es mi intento de explicar cómo construir, lideré y gestioné al Manchester United, y el tipo de cosas que me funcionaron. No pretendo decir que sea fácil trasladarlas a otro entorno, pero espero que los lectores puedan encontrar algunas ideas o sugerencias que puedan ser emuladas o modificadas para su propio uso. No soy experto en dirección o gurú de los negocios, tengo un pequeño interés en el circuito de conferencias. Así que no esperes jerga académica o prosa formulada. No me pidas que explique una partida de contabilidad, como contratar 500 personas en seis meses, los desafíos de la gestión matriz, la manera de producir 100,000 Smartphones al día o la mejor manera para el desarrollo de software. No tengo idea, esa experiencia es de otros porque toda mi vida estuvo alrededor del futbol. Este libro contiene lecciones y observaciones sobre como yo persuadí la excelencia dentro y fuera del campo de futbol. A diferencia del gran entrenador de baloncesto John Wooden, cuya “Pirámide del Éxito” lo acompañó durante toda su Carrera desde 1928 hasta 1975, yo nunca empleé una sola página de diagramas o una gran guía que se les daba a los jugadores al inicio de cada temporada y era como un evangelio. Tampoco estoy a favor de las minuciosas instrucciones escritas en tarjetas de 3x5 pulgadas o copias de notas compiladas a través del tiempo. Mi acercamiento al liderazgo y la gestión evolucionó a medida del paso del tiempo. Este es mi intento de resumir lo que he aprendido y que lo he de ir plasmando en papel. Este libro nació después de mi acercamiento con Michael Moritz, presidente de Sequio Capital, la empresa de inversión privada mejor conocida por ayudar a dar forma y organizar compañías como Apple, Cisco Systems, Google, PayPal, YouTube y recientemente, WhatsApp y Airbnb. La primera vez que hablamos sobre colaborar en un libro fue muchísimos años 10 antes de mi retiro, pero ese momento no era el correcto para ninguno de los dos. Afortunadamente, en el último par de años, tuvimos el tiempo para dedicar nuestra energía y poner las letras en el papel. Resulta que Michael, quien ha dirigido Sequoia Capital desde mediados de los 90s hasta 2012, siempre se había preguntado como el Manchester United se había mantenido a un alto nivel de resultados por tantas décadas. Mientras hablábamos, era obvio que el interés de Michael surgió por su deseo de asegurar que Sequoia Capital hiciera lo mismo. Como sabrás, Sequoia Capital ha sido capaz de tener más de lo que podrían desear. Michael ha contribuido con el epílogo del libro, lo que me hace sonrojarme, él explica con más detalle por qué y cómo nuestros caminos se cruzaron. Líder es el resultado de muchas conversaciones entre Michael y yo, que cubren una amplia gama de temas de los cuales no había reflexionado previamente. Las conversaciones me permitieron recoger pensamientos sobre las cuestiones que enfrenta cualquier líder, pero que, debido a la presión de las obligaciones diarias, nunca tuve tiempo de reunir. Espero que algunas te sean útiles. Alex Ferguson, Manchester. Agosto 2015. Jock Stein, seleccionador de Escocia con su asistente Alex Ferguson en 1985. 11 1. SER TU MISMO ESCUCHAR ¿Cómo alguien se convierte en su verdadero yo? Cuando era joven nunca le presté demasiada atención a ese tema, pero como jugador y particularmente como entrenador me volví muy interesado en este tema. Si diriges a personas, te ayuda a tener sentido de quienes son – las circunstancias en las que crecieron, las acciones que sacan lo mejor de ellos y los comentarios que podrían espantarlos. La única manera de descifrar esto es hacerlo con dos actividades infravaloradas: Escuchar y observar. Mucha gente no usa sus ojos y oídos efectivamente. No son muy observadores y fallan en escuchar atentamente. Como resultado, se pierden la mitad de lo que está pasando a su alrededor. Creo que algunos entrenadores hablan bajo el agua y no creo que eso les ayude. Hay una razón por la cual dios nos dio dos oídos, dos ojos y una boca, es para escuchar y observar dos veces más de lo que hablas. Lo mejor de todo es que escuchar no cuesta nada. Dos de los mejores oyentes que he conocido eran entrevistadores de televisión. Antes de su muerte en 2013, David Frost pasó caso cinco décadas entrevistando gente, incluyendo, la más famosa entrevista al ex presidente de los EEUU, Richard Nixon. Conocí a Frost en 2005 cuando ambos invertimos en una propiedad como gestores financieros. Años después cuando dejó la BBC, me entrevistó para Sky Sports. A diferencia de la mayoría de los entrevistadores, David no sentía que debía probar que era más inteligente que su invitado. No movía sus talones, no interrumpía, pero definitivamente no era tan duro como lo demostró en la entrevista de 28 horas y 45 minutos que sostuvo con Richard Nixon en 1977.Esto era por el formato de sus shows. No estaba haciendo un post partido, 90 segundos de entrevista con un productor gritándole al oído y demandando una cita jugosa, no estaba dándole vueltas en la mente, a medias en la entrevista intentando obtener su próximo objetivo. David te miraba a los ojos se desconectaba del mundo y demostraba gran interés. Tenía el tiempo de su lado, 30 o 60 minutos (hoy sería una eternidad en el mundo de los mensajes instantáneos y twitter) para gradualmente hacer sentir a gusto a su invitado. 12 El mayor don de David era su habilidad para hacer que los invitados se relajaran y siempre parecía que eso le permitía extraer más para la entrevista. Es una pequeña maravilla que su sobrenombre fuera “El gran inquisidor”. Charlie Rose, el entrevistador americano, es similar. No conozco a Charlie tan bien como a David, pero hace un par de años fui invitado a su show. Estaba un poco preocupado por aparecer en la televisión americana, lo que no es familiar para mí como lo son los programas británicos de entrevistas. El día antes de entrar en el programa, me invitó una copa en el Harry Cipriani, un restaurante italiano en la quinta avenida en Nueva York. Charlie es un hombre grande y sus manos son del tamaño de los platos, me preguntaba si me iba a colgar en un tornillo. Su línea de apertura fue "Sabes que soy mitad escoces" y después de eso supe que todo saldría bien. Charlie hábilmente me había hecho sentir a gusto y nos dio algo familiar de lo que hablar. Al día siguiente la grabación salió muy bien, Charlie escuchando atentamente como David, aunque sospecho que su productor se preguntaba si tendría que utilizar subtítulos para hacer que mi acento escoces fuera comprensible para los espectadores en Mississippi y Kansas. Nunca he sido presentador de televisión pero siempre he valorado que sepan escuchar. Eso no significa que tenía el habito de llamar a la gente para preguntarles que hacer en una situación particular. En general me gusta resolver las cosas a mi manera. Recuerdo buscar ayuda cuando, en 1984, John Paton me ofreció el trabajo de entrenador en el Glasgow Rangers, quien fue uno de los mayores accionistas del club, era la segunda vez que tenía propuestas del Rangers, por lo que llamé a Scot Symon, quien dirigió el club por 13 años y buscaba su consejo. Tenía mis dudas sobre dirigir al Rangers. Si iba a dejar al Aberdeen no estaba seguro de irme a otro club escoces. Cuando Scot descubrió que yo no había hablado con la máxima autoridad del Rangers, el vicepresidente Willie Waddell, me instó a rechazar la oferta, sentía que era más un tanteo de terreno y probablemente no había sido aprobado por la directiva. Lo hice y nunca me he arrepentido de esa decisión. Muchas personas no tienen el tiempo suficiente para escuchar, especialmente cuando se vuelven exitosas y toda la gente a su alrededor son aduladores y pretenden estar al tanto de cada una de sus palabras. Dan monólogos como si de pronto lo saben todo. Dejando esas megalomanías a un lado, siempre vale la pena escuchar a los demás, es como inscribirse en 13 una educación libre y continua, con la ventaja de que no hay exámenes y siempre puedes descartar los comentarios inservibles. Se me vienen a la mente algunos ejemplos: Hace años alguien me dio un par de cintas que contienen conversaciones con Bill Shankly, el técnico del Liverpool entre 1959 y 1974. Eran recuerdos y no estaban diseñados para su difusión, pero los escuché muchas veces mientras conducía. Contenían todo tipo de anécdotas, pero la verdad ineludible de esas cintas era el grado de completa obsesión con el futbol de Shankly, que debe haber estado en su medula ósea. Incluso si Shankly rayaba en lo extremista, me reforzó la dedicación que se requiere para tener éxito. En otra ocasión, después de un juego contra el Leeds United en 1992, estaba en el baño con los jugadores (lo que era muy inusual para mí) escuchando sus análisis del partido. Steve Bruce y Gary Pallister estaban delirando por Eric Cantona, el delantero francés que el Leeds había fichado del Nimes. Steve Bruce, quien era el capitán, estaba halagando las habilidades de Cantona. De alguna manera, esos comentarios se quedaron en mi cabeza y poco después nos condujo a la compra de Cantona. Incluso cuando fichamos a Eric Cantona, pedí el consejo de gente en la que confiaba. Hablé con Gerard Houllier, el entrenador francés y con el periodista francés, Erik Bielderman, en un intento por entender al jugador que estaba comprando. También hablé con Michel Platini y me dijo "Deberías ficharlo, su carácter esta subestimado, necesita un poco de entendimiento" Todos los consejos me proporcionaron una mejor manera de manejar a Eric, que llegó al United con una reputación (que era injusta) por ser intratable. Se demostró que fue una decisión fundamental para el United en esa temporada y puede decirse que durante toda la década. En los seis juegos que jugamos antes de que arribara de Eric, habíamos anotado cuatro goles, en los seis juegos después de su llegada, anotamos 14. El comentario que nos llevó a Cantona era inusual pero puse en práctica la habilidad de escuchar con atención como los jugadores pueden predecir las probables alineaciones del nuestros oponentes. Siempre fue un juego de adivinanzas hasta que se nos entregaba la ficha técnica y la alineación de nuestros rivales podía tener una gran influencia en nuestra táctica. Durante la semana antes del juego, los jugadores a menudo hablaban con sus amigos de la Liga, particularmente sus ex compañeros, así que a 14 veces obtenían pistas de que jugadores podrían enfrentar en el túnel. Solíamos tener algunas competencias para ver si podíamos adivinar la alineación. No importaba lo mucho que escuchara, nunca pude adivinar totalmente a los 11 que nos enfrentaríamos. A medida que las escuadras se expandían, se volvió más difícil hacerlo. Inevitablemente después de tener la información, la alineación difería de lo que había esperado y los jugadores se burlaban de mí diciendo "Otra vez le atinó, Jefe" Después de que el United fue vencido en Norwich en Noviembre de 2012, tuve que dar la cara en su sala de directores. Chris Hughton estaba demasiado amable, pero la habitación estaba llena de gente celebrando la victoria. No quería mostrar ninguna debilidad, por lo que puse una buena cara y escuché lo que tenía que decir (particularmente sobre los jugadores que estaban alabando). Recuerdo todos sus nombres e hice una nota mental de poner a todos en la mira. En retrospectiva, recuerdo otro pedazo de consejo. En 1983, cuando el Aberdeen (equipo que dirigí entre 1978 y 1986) iba a jugar contra el Real Madrid en la Recopa Europea en Gotemburgo, invité a Jock Stein a acompañarnos. Jock era uno de mis héroes y era el primer entrenador británico en ganar la Copa de Europa en 1967 cuando venció al Milán. Jock me dijo dos cosas que nunca olvidaré. Primero me dijo: "Asegúrate de ser el segundo equipo en entrenar en el campo el día antes del juego porque tus oponentes pensaran que los están mirando mientras trabajan." También me aconsejó llevarle una botella de whisky Macallan al entrenador del Real Madrid, el gran Alfredo Di Stefano. Cuando le di la botella a Di Stefano, estaba realmente sorprendido. Eso le hizo pensar que lo admirábamos (que era un mito y que el pequeño Aberdeen se sentía ya vencido). Estoy contento por haber escuchado a Jock, porque esos dos consejos ayudaron. Más tarde, cuando trabajé con Jock como auxiliar técnico de la selección de Escocia, solía acribillarlo con preguntas sobre tácticas y como hacer frente a los problemas de dirección. Era lo más cercano a un mentor que alguna vez tuve y absorbía casi todo lo que tenía que decir. Jock solía aconsejarme a nunca perder mi temperamento conlos jugadores justo después del partido. Siempre me decía: " Espera hasta el lunes, cuando las cosas se hayan calmado." Era un buen consejo aunque no se adaptaba a mi estilo. No obstante, no es coincidencia que en mi oficina en Wilmslow, la fotografía más grande sea de la pared sea una mía y de Jock, antes del 15 partido entre Gales y Escocia el 10 de septiembre de 1985, la noche en que murió. Hay un último ejemplo que me viene a la mente: Jimmy Sirrel, quien fue entrenador del Notts County e instructor en un curso de coaching al que asistí en 1973 en Lilleshall, uno de los centros nacionales de deporte del Reino Unido, me enseñó una lección crucial. Me dijo que nunca dejara que expiraran todos los contratos de los jugadores en la misma época porque eso les permite confabular contra el entrenador y el club. Nunca había pensando en eso antes de que Jimmy lo mencionara, pero después puse mucha atención en asegurarme de modular los contratos. Apuesto a que los consejos de Jimmy le tomaba menos de un minuto transmitirlos, pero el beneficio de escucharlo me duró para toda la vida. Esto demuestra que el asesoramiento a menudo viene cuando menos lo esperas y que escuchar, no cuesta nada, es una de las cosas más valiosas que puedes hacer. OBSERVAR Observar es otra de las actividades sobrevaloradas y otra vez, no cuesta nada. Para mi hay dos formas de observación: la primera esta en los detalles y la segunda es mirar el panorama. Hasta que dirigí al Aberdeen y contraté a Archie Knox como mi asistente, no apreciaba la diferencia entre observar las pequeñas cosas mientras también tratas de entender el amplio panorama. Brevemente después de su llegada al Aberdeen, Archie me sentó y me preguntó porque lo había contratado. La pregunta me dejó perplejo, hasta que me explicó que él no tenía nada que hacer hasta que yo insistí en que hiciera todo. Era muy insistente y estaba muy motivado por Teddy Scott, el factótum del Aberdeen, quien estaba de acuerdo con él. Archie me dijo que yo no debería estar a cargo de las sesiones de entrenamiento, que en su lugar debería estar al margen observando y supervisando. No estaba seguro de que debía seguir su consejo porque yo pensé que obstaculizaría mi control sobre las sesiones. Pero cuando le dije a Archie que quería reflexionar sobre su consejo, siguió insistiendo. Así que un poco a regañadientes, me postré ante sus deseos y me tomó un poco de tiempo entender que se puede ver más cuando no estás en el meollo de la cuestión, fue la decisión más 16 importante que he hecho sobre la manera en como dirigir y liderar. Cuando estas un poco alejado de la lucha, puedes ver cosas que vienen como sorpresas (es importante permitirte ser sorprendido) si te encuentras en medio de la sesión de entrenamiento con un silbato en tu boca, estas completamente centrado en el balón. Cuando dio un paso atrás y miraba desde el costado, mi visión de campo se amplió y podía absorber toda la sesión, así como ver los estados de ánimo de los jugadores, su energía y hábitos. Esta fue una de las lecciones más valiosas de mi carrera y estoy contento de haberla recibido hace más de 30 años. La observación de Archie la provocó. Como jugador traté de hacer ambas cosas, prestar atención al balón en mis pies mientras que estaba consciente de lo que estaba pasando en otros lugares del campo. Pero realmente no lo había entendido hasta que Archie me mostró un dedo acusador. Estaba en peligro de perderme los detalles. Solo me tomó un par de días para comprender el punto de Archie y desde ese momento siempre estaba en la posición de ser capaz de ver los detalles y ver la imagen completa. Como entrenador siempre tienes que estar viendo las cosas particulares. Podrías estar monitorizando a un jugador en los entrenamientos para ver si se ha recuperado de una lesión en el muslo, evaluar a una promesa que tiene 12 años en la cantera, buscar un prospecto en un juego en algún estadio de Alemania, examinar el comportamiento de un jugador o un entrenador en la mesa del almuerzo. También podría ser la búsqueda de patrones y pistas en un análisis de video, el lenguaje corporal durante una negociación, la longitud del césped. Entonces, los sábados por la tarde o los miércoles por la noche, podría existir la necesidad y mientras más amplia sea la lente, más capaces seremos de captar toda la imagen. Suena simple decir que debes de creer en lo que tus ojos te dicen, pero es muy difícil de hacerlo. Es sorprendente la cantidad de prejuicios e ideas preconcebidas llevamos, y estas influyen en lo que vemos, o, más precisamente, en lo que pensamos que vemos. Si me dijera un cazatalentos que un jugador tiene un buen pie izquierdo, me seria difícil olvidar esa observación cuando fuera a verlo en acción y al hacerlo, seria fácil pasar por alto otra cualidad, o algo más doloroso como seria ignorar un fallo mayor. Sin duda estaba interesado en lo que otras personas tenían que decir, pero 17 siempre quería ver con mis propios ojos sin que mi juicio se viera influido por los otros. He aquí una observación de la que me he beneficiado durante décadas. En 1969, Alemania Occidental estaba entrenando en el Rugby Park en Kilmarnock y le pedí a Karl-Heinz Heddergot, de la federación alemana, si me permitía observar la práctica. Las únicas personas que estaban en el campo eran los jugadores alemanes y staff, pocos jardineros y yo. Observe la práctica por alrededor de una hora y media. La escuadra alemana jugó sin porteros y solo se concentró en la posesión del balón, lo que era inusual en ese periodo cuando los entrenadores se enfatizaban en sesiones de entrenamiento de carreras de larga distancia. Ese encuentro me impresionó demasiado y después de eso empecé a hacer hincapié en la importancia de la posesión. Tan pronto como llegué a ser entrenador del St Mirren, comencé a hacer "cajas", donde poníamos cuatro jugadores contra dos en una cantidad limitada de espacio. Comenzamos con cajas que eran de 25x25 yardas, lo que obligó a los jugadores a trabajar en espacios reducidos y a mejorar sus habilidades con el balón. A medida que mejoraban sus habilidades, reducíamos el tamaño del espacio. Les ayudó en muchos aspectos: conciencia, ángulos, toque de balón y eventualmente llegaron a ser capaces de jugar a un toque. Era una técnica de entrenamiento que usé hasta mi último entrenamiento en el United, el 18 de mayo de 2013. Observar esa práctica por 90 minutos en Kilmarnock en 1969 me proporcionó una lección que usé durante medio siglo. La observación (dimensiona a los demás y mide las situaciones) es una parte esencial de la preparación y en el United, teníamos el habito de observar cuidadosamente a los rivales antes de salir contra ellos en partidos importantes. Esto es aún más importante en la era previa al análisis sofisticado de video, cuando lo mejor que podías hacer era avanzar o retroceder rápidamente en una cinta de video. Un ejemplo de esto fue en la Recopa de 1991 contra el Barcelona. Fue la primera final europea jugada por un equipo inglés después del veto en competencias europeas luego de la tragedia de Heysel en 1985. Asistí a la semifinal de ida del Barcelona contra la Juventus con Steve Archibald, ex jugador del Aberdeen, durante la cual su principal delantero, Hristo Stoichkov, estuvo impresionante y marcó dos goles. En el partido de vuelta en Turín sufrió una lesión en el muslo que lo dejó fuera de la final, he hizo estragos en su formación normal. Durante la 18 final utilizaron a Michael Laudrup como su arma de ataque, yendo hacia al frente desde el medio campo, lo que gracias a que vi al Barcelona previamente, ya habíamos anticipado. Ajustamos nuestras tácticas, categóricamente paramos a Laudrup de hacer sus labores hacia adelante y eventualmente ganamos2-1. Hubo también un montón de veces en que vi a un jugador de reojo que fueron una completa pero agradable sorpresa. En 2003 fui a ver jugar en Francia a un joven Petr Cech. Didier Drogba, de quien no había oído hablar, estaba jugando en el mismo partido. Era dinamita, era fuerte, un delantero explosivo con verdadero instinto de gol, a pesar de que en última instancia se me escapó de las manos. Eso no sucedió con Ji-sung Park. Yo había ido a ver a Michael Essien con el PSV Eindhoven en los cuartos de final de la UCL en 2005 y vimos ese paquete incesante de energía sobre el campo como un cocker spaniel. Era Ji-sung Park. A la semana siguiente envié a mi hermano, Martin, quien era cazatalentos del United, a ver qué le decían sus ojos. Le dijeron lo mismo que a mí y lo fichamos. Ji-sung fue uno de esos raros jugadores que siempre creaban espacios para sí mismo. Fueron momentos muy especiales, siempre disfruté de tropezar con nuevo talento cuando menos lo esperaba. Muy raras veces ves algo tan sorprendente que sientes que llegó de otro mundo (Eric Cantona, en su mejor momento, pudo haberme hecho eso). Esos momentos y jugadores son la recompensa por una vida de cuidadosa observación. Ninguno de ellos cayó de repente en nuestro regazo; fueron el resultado de mantener nuestro radar operando las 24 horas del día. LEER He aprendido mucho por la gran cantidad de libros que he leído en los últimos años. De niño, decepcioné a mis padres por no trabajar lo suficientemente duro en la escuela (en gran parte porque estaba atontado por el futbol), por lo que mi educación formal terminó cuanto tenía 16. Pero siempre me gustó leer. De hecho estaba en una librería de Glasgow el 6 de febrero de 1958 cuando me enteré sobre el accidente aéreo de Múnich. He estado suscrito por muchos años al Daily Express durante la semana, al 19 Scottish Sunday Mail, Sunday Post, Sunday Express e Independiente los fines de semana. También he sido partidario del Racing Post, que me mantiene informado de las carreras de caballos. Pero, más importante, siempre me han gustado los libros. Mi interés por los libros va más allá del futbol. Uno de los entrenadores sobre los que leí, viene de un deporte del cual no sé nada. Fue el gran entrenador de baloncesto de UCLA John Wooden, que llevó a su equipo a ganar diez campeonatos nacionales en 12 temporadas. Era probablemente más fuerte como entrenador insipiracional que como maestro de tácticas, pero no había ningún malentendido sobre quién era el jefe. Él no toleraría ningún capricho o personas que se desviaran de la ruta que trazó. También leí sobre Vince Lombardi, fue un hombre muy conocido en los EEUU durante su tiempo como entrenador de los Green Bay Packers. Estaba obsesionado con el futbol americano de la misma manera que yo lo estaba con el futbol inglés. Me fue fácil identificarme y amo su frase: "No perdimos el juego, solo se nos acabó el tiempo." Me he sumergido en libros sobre gestión y liderazgo pero, quizás porque siempre estuve preocupado por mi propio trabajo, nunca encontré uno que me llegara. Lo mismo ocurre con los libros de deporte y biográficas de jugadores. En su mayor parte, la autobiografía de un jugador del United era una narración, de un ángulo diferente, de algo que ya conocía. Prefería la lectura de libros que tenían poco que ver con mi trabajo diario. De vez en cuando me topé con otros libros de futbol, como la novela de David Peace, "The Damned United", un relato ficticio de los 44 días de Brian Clough como entrenador del Leeds United en 1974, no puedo decir que me pareció fascinante. Sin embargo, prefiero "Farewell but not Goodbye", la autobiografía de Bobby Robson, un hombre a quien yo admiraba enormemente, quien comenzó su vida en una mina de carbón y que, después de estar a un paso de la final de la copa del mundo de 1990 fue despedido, y mostró gran coraje al levantarse e irse a Holanda a dirigir al PSV Eindhoven, después al Porto, Barcelona para luego regresar a su ciudad natal, Newcastle. De las autobiografías de jugadores, la que yo destacaría es "Red" de Gary Neville, que fue publicada en 2011. Es un libro reflexivo y ayuda al lector a comprender la presión sobre los jugadores y su necesidad de tener éxito. No quiero exagerar, pero he encontrado algunas observaciones en los libros sobre historia militar que son relevantes para el fútbol. Cada general 20 tiene que aprender el mejor momento para atacar y cuándo es mejor ser conservador. Curiosamente, este fue reiterado en un curso de entrenamiento al que asistí del Servicio Especial Aéreo (SAS), que explican cómo se montan los ataques de flanquear al enemigo y desviar a uno y otro lado y luego lanzar un asalto mortal a la mitad. Un año, llevamos un par de días durante un descanso en la temporada, a toda la plantilla del United a los campos de entrenamiento del SAS en Herefordshire. Nos dieron una probada de todo - descensos desde helicópteros, el campo de tiro, y simulacros de divisiones en situaciones de rehenes. Les encantó a los jugadores. Una lección que aprendí del SAS fue la eficacia de una formación de batalla, donde las tropas de que atacan por las bandas debilitan a las defensas centrales. Llevé esa lección a la cancha de entrenamiento, donde se trabajó en ello durante la semana antes de un partido de Liverpool. Tenía atacantes en el segundo y primer palo y luego Gary Pallister venía desde justo fuera del centro del área para marcar. De hecho Pallister anotó dos veces usando exactamente la misma estratagema. Podría haber sido una recreación de un plan de batalla, excepto que ninguno de los comentaristas de televisión vio eso. Siempre he estado interesado en la historia americana tanto militar como política y he leído bastante sobre Abraham Lincoln y John F. Kennedy, en especial sobre el valor de tomarse su tiempo antes de tomar decisiones. Encontré el libro de Doris Kearns Goodwin "Equipo de rivales": el genio político de Abraham Lincoln absorbiendo, mientras JFK se acercaba cuidadosamente durante la Crisis de los Misiles de 1962, es tan bien un ejemplo de la toma de decisiones deliberada, como podrás ver. Desde luego, encontré más virtud en la paciencia hacia la toma decisión correcta medida que crecía. En mis primeros días como un director podría ser impetuoso, siempre tenía prisa para hacer las cosas y era mi sello de autoridad en una situación. Hay que tener valor para decir, 'Déjame pensar en ello." Cuando uno es joven desea volar a la luna y quiere regresar rápidamente. Es por lo general el entusiasmo lo que provoca esto. A medida que se envejece se modera su entusiasmo con la experiencia. Soy consciente de que nos vamos formando por un montón de otras fuerzas más allá de simplemente observar, escuchar y leer. Todos somos víctimas accidentales del ADN de nuestros padres; somos moldeados por la suerte del sorteo, las circunstancias en las que crecimos y la educación que recibimos. Pero todos tenemos dos juegos de herramientas muy poderosos 21 que controlamos por completo: nuestros ojos y nuestros oídos. Ver a los demás, escuchar sus consejos y leer acerca de las personas, son tres de las mejores cosas que he hecho. David Beckham, joven jugador de las reservas del Manchester United, febrero de 1992. 22 2. RECONOCIENDO EL HAMBRE DISCIPLINA Me inculcaron la disciplina desde una edad temprana, mi padre era un verdadero disciplinado. Trabajó en construcción naval, era un negocio duro y cruel. Él no hablaba mucho, podía ser terco y era hombre de pocas palabras pero era muy inteligente. Era autodidacta, dejó la escuela a los 14 años pero leía todo el tiempo. Quería que mi hermano y yo nos entrenáramos en una embarcación y se negaba a dejarme ser futbolistaprofesional hasta después de haber terminado mi aprendizaje como fabricante de herramientas. Nos inculcó la disciplina desde pequeños, en días de escuela siempre me levantaba a las 6am. Salía de casa a las 6:45am porque le gustaba estar en el patio cuando las puertas se abrían. Quizás por eso, unas décadas después como entrenador, tenía ese hábito de llegar al trabajo antes de que llegara el lechero. Después de que me comenzaron a pagar en el futbol, solía salir los sábados por la noche y eso no le gustaba a mi padre, pensaba que estaba viviendo la vida muy bien. Me pasé seis meses sin hablar con él. Los dos éramos demasiado parecidos. Cuando tenía 14 empecé a jugar para el Drumchapel Amateurs, que era el más grande equipo amateur escoces. Estaba dirigido por Douglas Smith, un hombre relativamente rico cuya familia tenía un patio de desagüe con buques. Tenía un acuerdo con Reid Tea Rooms en el centro de Glasgow para que los chicos comieran gratis. Dirigió cinco equipos, sub18, sub17, sub16, sub15 y sub14. Cada fin de semana nos llevaba a su finca en Dunbartonshire, a las afueras de Glasgow, caminábamos en su pocilga y luego nos hacía jugar en equipos de cinco en su campo. Se tensaba cuando uno de los equipos perdía y empezaba a sudar y a enojarse. Tenía gran sentido de la disciplina y un profundo deseo de ganar. La disciplina fue un problema desde el primer día en el St Mirren, el cual dirigí entre 1974 y 1978. Cuando llegué, un periódico local, el Paisley Daily Express, mandó a un fotógrafo a tomar fotos del equipo con el nuevo entrenador. La mañana siguiente vi la fotografía con Ian Reid, jugador que era el capitán del equipo, estaba detrás de mí, con sus dedos estaba haciendo unas orejas de conejo. Después de que perdimos el primer juego con el 23 Cowdenbeath, llamé a Reid a mi oficina en la mañana del lunes. Me dijo que era solo una broma y le dije: "Ese no es el tipo de broma que me gusta" John Mowat era bueno, un joven jugador que comenzó a protestar cuando le daba instrucciones durante un juego. Los puse a ambos en mi libro negro. Había otro jugador que me dijo que no podía asistir al entrenamiento porque él y su novia tenían boletos para un concierto pop. Le pregunté si había un concierto cada noche del año. Cuando dijo que no era el caso, yo le respondí: "Si quieres ir al concierto, está bien, pero no vuelvas aquí." Solo quería dejar en claro a todos los jugadores que yo no era alguien con quien jugar. Entendieron el mensaje. Cuando me convertí en entrenador, uno de mis deberes era inculcar la disciplina. En el St Mirren, el equipo estaba compuesto de jugadores de medio tiempo, no obstante, todos viajábamos en el mismo autobús a los partidos como visitantes. Un jugador decidió manejar solo hasta East Fife un sábado. Lo regañé antes del juego por tener los pies hinchados para ponerse sus zapatos y le dije que no sería parte del equipo ese día. Después me di cuenta que no tenía un remplazo y por eso la disciplina se fue por la ventana. Cuando llegué al Aberdeen, que era un lugar más tranquilo que Glasgow, me di cuenta que iba a necesitar inyectarles un poco de ferocidad y disciplina al equipo. No escatimé, era agresivo y exigente y sospecho que no todos disfrutaban eso, pero hice que mis jugadores se convirtieran en hombres y que aumentaran sus perfiles. En Aberdeen había tres jugadores que, en mi opinión, eran una molestia. No tomaban en serio el entrenamiento, así que los hacia entrenador otra vez por las tardes y los envié a las reservas y los mandé a jugar a lugares congelantes como Peterhead los martes y miércoles por la noche. Eventualmente, me deshice de ellos. La disciplina también se infundía, hace décadas, por el hecho de que los equipos rara vez parecían cambiar. Es difícil de creer (especialmente cuando ves los siete suplentes sentados durante los partidos de Premier League) que los sustitutos se permitieron a mediados de los 60s. Cuando yo era un muchacho un equipo rara vez cambiaba en toda la temporada e incluso ahora puedo nombrar el equipo de Raith Rovers de los 50s. También había un gran elemento de necesidad económica sobre tener el mismo equipo para asegurarte de obtener la prima. 24 De vez en cuando, en mi juventud, yo era demasiado disciplinado e hice cosas que lamenté. Por ejemplo, después de que el Aberdeen regresó de Suecia, con la Recopa de Europa de 1983, tuvimos un desfile en nuestro estadio, Pittodrie, que estaba lleno hasta el tope. Todos los fans querían ver a los jugadores levantando el trofeo alrededor del campo y Mark McGhee, delantero centro, estaba ansioso por mostrarles el trofeo. Sin embargo, pensé que había estado celebrando demasiado y lo regañé y le prohibí llevar el trofeo. Entonces llegó su madre al vestuario y, por supuesto, que me hizo sentir mal. A la mañana siguiente me llamó por teléfono y me disculpé con McGhee y le pedí que me acompañara hasta el puerto, donde él y le mostró el trofeo a los aficionados que habían viajado en barco de vuelta de Gotemburgo. Yo no tenía ganas de repetir incidentes como ese. El tema de la disciplina me ha acompañado a lo largo de toda mi carrera. En las conversaciones que tuve con Martin Edwards antes de aceptar la oferta del Manchester United para unirme a ellos en noviembre de 1986, me señaló la costumbre que tenían algunos de los jugadores por beber demasiado. Mencionó que una de las razones por las que el United se había interesado en mí era porque me había construido una reputación como un director que era conocido por mantener la disciplina y no tolerar el mal comportamiento. Cuando llegué al United había una actitud de flojera hacia un montón de cosas, incluyendo la ropa que los jugadores llevaban al viajar para los juegos de visita. Ellos solían llevar los chándales de cualquier empresa de ropa que los patrocinaba - Reebok, Puma, Adidas. Era un desastre real. Insistí inmediatamente que viajaran en traje, la chaqueta del club y corbata. Cuando Fabien Barthez se unió a nosotros en 2000 proveniente de Mónaco, tuvo que adaptarse a nuestro régimen de ropa, se cambiaba de ropa en el autobús en camino a los juegos. Después del juego le regresaba su chaqueta, pantalón, camisa y corbata a Albert Morgan, nuestro utilero, que se hacía cargo de ellos hasta que Fabien estaba obligado a aparecer de nuevo como representante de nuestro club. Eric Cantona violó el código de vestimenta en una ocasión cuando había una gran recepción civil en el pasillo para el equipo y parecía que llevaba una chaqueta que tenía largos flecos y una imagen de un jefe indio americano en la parte posterior. Al día siguiente me juró- y le creí - que había pensado que iba a ser una ocasión informal, que es la forma en que lo habrían tomado en Francia. 25 Los jugadores dan al entrenador de un montón de oportunidades para mostrar el látigo, por lo que es mejor escoger y elegir los momentos. No tienes que aplicar castigos muy a menudo a todo el mundo para transmitir el mensaje. Por ejemplo, nunca pensé que fuera útil sancionar a los jugadores si llegaban tarde al entrenamiento. Alrededor de Manchester, especialmente en el invierno, las carreteras se obstruyen rápidamente si hay un accidente o mantenimiento de obras. Los jugadores a veces se atascan y llegar tarde. Si hubiera sucedido una o dos veces no me importaba. Sin embargo, si alguien llegaba tarde repetidamente, sugería que saliera de su casa diez minutos antes y recordarle que, el llegar tarde, era defraudar a sus compañeros. Ningún jugador del equipo quiere hacer eso. Sólo recuerdo que multé una vez a un jugador por llegar tarde al campo de entrenamiento y fue el portero, Mark Bosnich, que llegó varias veces tarde. No tenía miedo de meterme en lo que algunos de los jugadores podrían haber considerado su territorio privado- peinados y joyas. Nunca entendí porque los jugadores querían tener el pelo largo cuando dedican tanto esfuerzo a tratar estar en forma y ser los más rápidos. Cualquier cosa, incluso utilizaban algunos mechones adicionales de cabello, simplemente no me parece sensato. Tuve mi primer problema en este tema con un jugador, cuando Karel Poborský llegó a Manchester desde Slavia Praga en 1996, parecía como que iba a jugar por Led Zeppelin en lugar de jugar para el United. Me las arreglé para convencerlo de recortar su cabello, pero, aun así, siempre estuvo demasiado largo para mi gusto. Hubo otros jugadores que usaban collares con cruces que parecían más pesados que las que llevan los peregrinos hasta la Vía Dolorosa en Jerusalén. Prohibí todo eso. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer en cuanto a los tatuajes, ya que era difícil, incluso para mí, argumentando que añaden peso. Eric Cantona comenzó una locura particular, cuando llegó una mañana con la cabeza de un jefe indio americano sobre su pecho izquierdo. Eric era venerado por sus compañeros de equipo y otros jugadores siguieron el ejemplo. Siempre me llamó la atención el hecho de que Cristiano Ronaldo nunca optó por desfigurar su cuerpo. Eso dice mucho de su auto-disciplina. Los líderes también pueden dictar diferentes frases. Sin experiencia, o inseguros, los líderes a menudo están tentados a hacer cualquier infracción. Eso está bien excepto, una vez que te agarras a la persona, todo se te puede ir entre las manos. Empecé a comprender gradualmente la sabiduría detrás 26 de la frase: "Que el castigo se ajuste al crimen' y, como juez, jurado y verdugo, tenía un montón de frases a mi disposición. Algo simple pero mortal era el silencio, y yo lo utilizó a menudo. No se requiere de ninguna humillación pública o reprimenda, porque a todo el mundo le gusta ser reconocido, el receptor de mi silencio sabía que estaba en la leñera. Repartí un montón de multas a los jugadores como una forma de tratar de mantenerlos enfocados en el equipo. Por lo general, las repartía después de tarjetas amarillas o más tarjetas rojas recibidas por comportamiento estúpido, como muestra a la disidencia hacia el árbitro o una entrada salvaje o un comportamiento inadecuado fuera de la cancha. Estos números crecieron más en consecuencia de los pagos que se dispararon en la Premier League, pero la naturaleza de las multas - una semana o dos de salarios - se mantuvo constante. Después de una fiesta de Navidad desastrosa en 2007, multé al primer equipo y a las reservas con los salarios de una semana. Para los jóvenes que esperaban entrar al equipo, podría hacer que perdieran la cabeza simplemente negándome a dejarlos viajar con el primer equipo. Para los miembros de la escuadra había un par de maneras que utilizaba para cobrar el precio de las infracciones. Una era la de dejar a un jugador fuera del equipo, pero el más grave era que se sentaran en las gradas vestidos con ropa informal. Esto era el equivalente a un futbolista en linchamiento público. Nadie es inmune a esto. Por último, hubo penas más severas desde una suspensión hasta una transferencia. Se podría pensar que lo segundo era lo más difícil, pero esa no era la forma en que lo veía. Una vez que habíamos decidido que un jugador seria transferido, se debía a que ya no encajaba en lo que necesitábamos en el United o, en algunos casos, como Cristiano Ronaldo, que estábamos honrando las promesas. Desde mi punto de vista, la suspensión era lejos la más dolorosa porque la pena era asumida tanto por el jugador como por el club. Eso ocurrió en enero de 1995 cuando Eric Cantona fue suspendido por los últimos cuatro meses de la temporada por el United y otros cuatro meses por la FA. A ningún jugador le gustaba ser excluido del primer equipo, y ese sentido de decepción sólo crece con la edad y empiezan a luchar por el hecho de que sus mejores días como jugador ya pasaron. Sin embargo, nunca dejé que el sentimiento interfiera con mis selección del equipo y era algo particularmente cierto para los partidos importantes. En 1994 dejé fuera del 27 equipo a Bryan Robson de cara a la final de la FA Cup. Bryan estaba al final de su distinguida estancia de 13 años en el United y yo había subestimado lo importante que era para él para tener una mancha al ganar su cuarta medalla de FA Cup. En retrospectiva, lo habría dejado jugar y tal vez habría jugado la última parte del juego. A pesar de que, mis jugadores lo sabían muy bien, yo tenía una tendencia a estallar, mi temperamento por lo general no tiene un efecto destructivo. Ese no era el caso para los jugadores que abandonaron su autocontrol y autodisciplina en el campo. Si tenían una cadena de tarjetas amarillas o, peor aún, una tarjeta roja como resultado de alguna calentura, podría tener consecuencias amargas para el equipo. No sólo teníamos que jugar con diez hombres, también perdíamos los servicios del jugador, mientras estaba suspendido. Peter Schmeichel, Paul Ince, Bryan Robson, Roy Keane, Mark Hughes y Eric Cantona todos podrían iniciar una pelea. Eso no ayudaba a nuestra causa ni un poco, y no era ningún secreto mi disgusto cuando alguno era expulsado del campo por algún acto de locura. Hay algunas personas que parecen ser inmunes a la disciplina. Juan Sebastián Verón, el centrocampista argentino, era así. Por mucho que lo intenté, no pude conseguir que encajara en nuestro sistema. Era un jugador fantástico con una enorme capacidad, pero no era más que un comodín. Si jugaba el centro del campo terminaría como volante. Si le colocaba por derecha, terminaba por izquierda. Simplemente no tenía la autodisciplina necesaria y así lo terminamos cediendo al cabo de dos años y 82 apariciones. No se puede construir un equipo con espíritus libres. También hay algunos jugadores que siguen instrucciones al pie de la letra. Ji-sung Park, nuestro centrocampista de Corea del Sur, era uno de esos. Si le daba una instrucción era como un perro con un hueso, él simplemente no lo soltaba. Cuando nos enfrentamos el AC Milán en la Liga de Campeones en 2010, le pregunté a Ji-Sung Park si podía marcar a Andrea Pirlo, su centrocampista y su fuerza creativa. Pirlo era quien orquestaba al Milán, pero Ji-sung efectivamente lo sofocó. Puse la disciplina por encima de todo y puede ser que nos haya costado varios títulos. Si tuviera que repetir las cosas, me gustaría hacer exactamente lo mismo, porque una vez que haces le dices adiós a la disciplina, le dices adiós al éxito y preparas el terreno para la anarquía. Poco después de Navidad en 2011, descubrí que tres jugadores del United habían 28 salido fuera de la ciudad en el Boxing Day y venían muy desgastados para el entrenamiento de la mañana siguiente. Así que les ordené tener entrenamiento adicional, y fueron apartados del equipo que alineó para el siguiente partido contra el Blackburn Rovers. Ya teníamos un gran número de lesiones, y aunque esta decisión nos debilitó aún más, me pareció que era lo correcto. Perdimos el partido en Blackburn 3-2, que nos costó unos preciosos tres puntos, y, finalmente, perdimos la Liga con el Manchester City por diferencia de goles. Muchos años antes, en 1995, nuestra decisión de suspender Eric Cantona para el resto de la temporada, después de su pelea con un fanático y su expulsión del campo en Crystal Palace, nos costó tanto la Liga y la Copa FA. En el momento en que se suspendió Eric (una suspensión que, posteriormente, se hizo aún más grave por la FA) estábamos a un punto de la parte superior de la tabla y, si hubiera jugado el resto de la temporada, estoy seguro de que habríamos ganado por cerca de diez puntos, en lugar de ser superados por un punto por el Blackburn Rovers. A la larga, los principios son más importantes que la conveniencia. Si puedes montarun equipo de 11 jugadores con talento que puedan concentrarse intensamente durante las sesiones de entrenamiento, cuidar su dieta, dormir lo suficiente y llegar a tiempo, entonces estas casi a medio camino de ganar un trofeo. Siempre es sorprendente cuántos clubes son incapaces de hacer esto. Antes de que le ganáramos a Liverpool por 1-0 en la final de la Copa 1996, sentí que íbamos a ganar el juego por la forma en que nuestros oponentes aparecieron en el terreno de juego para su inspección previa al partido. Todo el equipo de Liverpool, con la excepción del entrenador y su asistente, apareció en trajes blancos suministrados por un diseñador de moda. Para mí fue una señal de una ruptura de la disciplina y demostró que el equipo se distrajo con un espectáculo frívolo. Se lo comenté a mi utilero, Norman Davies, y el pronóstico resultó ser correcto cuando Eric Cantona anotó a un par de minutos antes del pitido final. Un ejemplo diferente ocurrió años antes, cuando en septiembre de 1985 Aberdeen venció a Rangers por 3-0 en Ibrox Park después de que dos de nuestros oponentes fueron expulsados del campo durante la primera mitad. Rangers trataban de intimidar y, con la multitud volviéndose loca, perdieron el control de sus sentidos. Era el caos completo y tuvimos que obstaculizar los vestuarios por seguridad durante la segunda mitad, mientras que la policía despejó el 29 terreno de juego de aficionados merodeadores. Este fue uno de esos casos clásicos donde nuestros oponentes se destruyeron a sí mismos. Siempre sentí que nuestros triunfos eran una expresión de la aplicación coherente de la disciplina. Puede sorprender a algunos, saber que gran parte del éxito se debe a que no se dejen arrastrar o tratar de hacer lo imposible y tomar demasiados riesgos. Tenía la costumbre de sentarme en enero y mirando los partidos del resto de la temporada para ambos, United y nuestros principales oponentes, y hacia cuentas de los puntos que pensé que cada club obtendría. Nunca fui demasiado lejos y el ejercicio me ayudó a descubrir lo importante que era oprimir los resultados 1-0 poco agradables. Durante este tipo de juegos, nos concentraríamos en el mantenimiento de un centro del campo compacto y no ceder nada. Un juego en particular que sigue en mi mente: marzo del 2007 fuimos a Middlesbrough, cuando tuvimos al delantero sueco, Henrik Larsson, durante un período de tres meses, cedido por el Helsingborgs. Yo no podría haber pedido más de él cuando, bajo una presión real, abandonó su posición de ataque y cayó de nuevo en el centro del campo sólo para ayudar a terminar. Cuando Henrik apareció en el vestuario al final del juego, todos los jugadores y el cuerpo técnico se puso de pie y espontáneamente rompieron en un aplauso para el inmenso esfuerzo que había hecho en un papel desacostumbrado. Al final de la temporada solicitamos una medalla extra de la Premier League para Henrik, a pesar de que no había jugado los diez partidos que en el momento se requería para obtener el premio. VALORAR EL TRABAJO Mis padres siempre trabajaron. Mi padre trabajaba en los astilleros de Glasgow mientras que mi madre trabajaba, primero en una fábrica de alambre y luego en una fábrica que hacia piezas para aviones. A menudo mi padre trabajaba 60 horas a la semana y era una dura, fría, y peligrosa existencia. Glasgow esta aproximadamente a la misma latitud que Moscú, por lo que cuando los vientos de invierno arrastrados por el rio Clyde, los astilleros eran lugares brutales. Él tomaría generalmente dos semanas de vacaciones al año. En 1955 trabajó 64 horas a la semana por un salario de £ 30 7 - 15 chelines, o alrededor de £ 189 en dinero de hoy. Después de que murió de cáncer en 1979, mi madre limpiaba casas. La devoción de mis padres al trabajo probablemente se acentúa por el hecho de que no había una red de seguridad social. Las normas de seguridad eran de horror, los beneficios para la salud eran insignificantes, y la industria de los abogados se especializaba en la fabricación de afirmaciones ridículas que no existían. Nunca supe de un momento en que mis padres no estuvieran trabajando. En vacaciones de verano solíamos tomar un autobús a Saltcoats, donde todo lo que mi hermano y yo hicimos era jugar al fútbol o ajedrez. Dado que mis padres trabajaban sus dedos hasta los huesos, de alguna manera simplemente absorbí la idea de que la única manera en que podía mejorar mi vida era trabajar muy duro. Está en mi médula. Yo era incapaz de flojear y siempre me han irritado las personas que malgastan sus talentos naturales porque no estaban preparados para ponerse las pilas. Hay una gran cantidad de satisfacción al saber que estás haciendo lo mejor posible, y hay aún más cuando empieza a dar sus frutos. Supongo que eso explica por qué he jugado en el día en que me casé y en el día que nació mi primer hijo. Sólo me he perdió tres juegos de los1.500 con el United, el primero por estar Glasgow con mi hermano después de la muerte de su esposa en 1998, la boda de mi hijo mayor en Sudáfrica en 2000 y finalmente cuando fuimos a ver a David de Gea en 2010. En St Mirren y Aberdeen solía ver tantos partidos a la semana como fuese posible. Yo solía hacer esto con Archie Knox, era mi asistente. Los padres de Archie eran agricultores y se crío en una granja en Dundee. Por lo que siempre había trabajado horas de los agricultores y compartía mi clase de ética por el trabajo. Los dos viajábamos a los juegos juntos y, si íbamos a Glasgow, Archie conducía allí y me volvería a dormir, y en el camino de vuelta me gustaba conducir y Archie volvía roncando. La ida y vuelta podría tomar seis horas. Cada vez que éramos tentados a saltarnos un juego y tener la noche libre, siempre nos decíamos el uno al otro, 'Si nos perdemos un partido en Glasgow, nos perderemos dos.' En la mayoría de los clubes de fútbol, los técnicos trabajan mucho más duro de lo que la gente se imagina. Dentro de la Premier League hay una presión implacable, y fuera de la Premier League no hay suficiente dinero para que los DTs empleen gran personal. Eso era cierto, cuando yo estaba empezando. En St Mirren tuve un equipo de cuatro personas, que incluía el 31 asistente de dirección, un entrenador del equipo filial, el fisio y un utilero a tiempo parcial. En Aberdeen Teddy Scott era el utilero, el entrenador de las reservas y el engrasador general de todas las ruedas chirriantes. También planchaba toda la ropa y los kits. De vez en cuando se dormía sobre la mesa de billar, ya que se había perdido el último autobús. Incluso en el United, cuando empecé, sólo tenía una plantilla de ocho. Algunas veces en Aberdeen todo el personal, los aprendices e incluso el presidente se despertaba a las seis en punto de la mañana para ir y limpiar la nieve del suelo. En marzo de 1980 comenzamos nuestra carrera hacia mi primer campeonato de la Liga en un día en que habíamos limpiado siete u ocho pulgadas de nieve fuera de la cancha. Le ganamos 1-0 a Morton. Fue el único juego que se jugó ese día en Escocia. Todos los altos directivos, Carlo Ancelotti, José Mourinho y Arsène Wenger tienen una ética de trabajo formidable. Pero los héroes anónimos que siempre admiré, más del tipo de técnicos que nunca se dieron por vencidos, a pesar de que la vida y la suerte no les había dado uno de los mejores equipos. En Escocia, a cualquier maldito lugar al que iban, siempre estaba detrás de Alex Smith y Jim McLean, incluso en noches cuando la lluvia era terrible y que habría sido mucho mejor estar sentado frente a la televisión. Alex dirigió a clubes norte de la frontera durante casi 40 años, y Jim fue el técnico del Dundee United durante 22 temporadas. Lennie Lawrence y John Rudge son dos hombres cuyos nombres probablemente la gente que no sabe de futbol ni siquieralos conoce, pero Lennie es una de las pocas personas que ha logrado más de 1.000 juegos de clubes como el Charlton Athletic, Bradford City, Luton Town y Grimsby Town, mientras que John dirigió a Port Vale durante 16 temporadas antes de pasar otros 14 años más o menos como el director de fútbol en el Stoke City. Ninguno de los dos se rindió. El fútbol los consumió. Seguido los veíamos viendo a nuestro equipo de reserva de jugar frente a un puñado de aficionados. La perseverancia incansable de estos hombres estaba acompañada por algunos jugadores sobre el terreno de juego. Tres de los cuales he desarrollado una gran admiración: Tony Adams, del Arsenal, Gianfranco Zola cuando jugaba en el Chelsea y Jamie Carragher del Liverpool. Siempre pensé que Adams era un jugador del United con la camisa equivocada. El alcohol ha arruinado las vidas y carreras de muchos futbolistas, y en el United el triste legado de George Best siempre ocupará un lugar preponderante en 32 nuestra memoria colectiva, la valiente confrontación de Tony con sus demonios al final de la década de 1990 fue, en sí mismo, extraordinaria. Pero fue lo que hizo en el campo que capturó mi atención. Lo que le faltaba de talento y ritmo, era más que compensado con actitud. Él era un jugador promedio que se transformó en un líder destacado a través de trabajo duro y la aplicación. Siempre tuvo una actitud ganadora, y fue generosamente pagado con la fe que Arsène Wenger tenía en él. Creo que Zola era un ejemplo fantástico de la mano de obra. Él siempre nos dio problemas, simplemente nunca se rindió. A pesar de que es un hombre pequeño, podría más que salirse con la suya con defensores que eran ocho o diez pulgadas más altos y más fuertes. Estaba lleno de astucia, extraordinariamente creativo y completamente implacable. Su visión del juego encajaba con la mía. Jamie Carragher entrenó con el United de joven. Cuando estaba con nosotros era un centrocampista y uno corriente, un jugador promedio. Después fichó por el Liverpool, que de alguna manera lo transformó en el corazón y el alma del equipo y su fuerza de control. En mi última temporada entró como sustituto en un partido que controlamos y le dije al oído: "Sólo una pequeña cosita, deje de patear a nuestros chicos." Él respondió: "Voy a patear cada uno de ellos. ' he pasado algún tiempo con él desde que me retiré y me ha impresionado. No me sorprendería que se convirtiera en director técnico del Liverpool en algún momento en el futuro, pero primero tiene que decidir si quiere dejar el estudio de televisión y volver a un papel más desafiante en el fútbol. En el United hemos sido bendecidos con muchos jugadores que tienen este tipo de actitud ganadora. Cuando el ganar se convierte en una forma de vida, los verdaderos ganadores son implacables. Por cursi que parezca, los mejores futbolistas estaban compitiendo contra sí mismos para llegar a ser los mejores. No fue casualidad que jugadores como Ronaldo, Beckham, los hermanos Neville, Cantona, Scholes, Giggs y Rooney, todos tenían que ser arrastrados fuera del campo de entrenamiento. Todos ellos tenían un deseo incorporado por sobresalir y mejorar. Gary Neville, por ejemplo, se trabajó más duro porque sabía que él no poseía el talento natural de algunos de sus compañeros de equipo. Nunca solía preocuparse de lo que haría el viernes por la noche, ya que, sin duda, en sus años más jóvenes, que siempre estaría en la cama a 09:30pm. David Beckham también fue extraordinario. Cuando llegó a nosotros vivía puliéndose, no sólo entrenaba 33 por las mañanas y tardes, también aparecía en la noche para entrenar con los colegiales. Cuando, al comienzo de la temporada, enviamos a los jugadores que en Inglaterra se llama la "prueba bleep ', para tener una idea de su nivel de condición física aeróbica, Beckham siempre estuvo fuera de las escalas. Lo mismo ocurrió con Ronaldo. Tenía el deseo de convertirse en el mejor jugador del mundo y estaba decidido a hacerlo. También pagó una enorme atención a la nutrición, que es anterior a su traslado a Inglaterra. En estos días es religioso acerca de tomar baños de hielo después de cada partido para que pueda seguir desempeñando al nivel que exige de sí mismo. Él no toca el alcohol, y se mantiene a sí mismo en unos tres kilogramos por debajo de su peso natural porque, ahora de a sus treinta, ha encontrado que esto ayuda a mantener su ritmo. En un mundo perfecto, habría llenado todos los equipos de la ficha técnica con 11 hombres que tuvieran la misma determinación que talento. Pero la vida no es así, y si tuviera que elegir entre alguien que tenía un gran talento, pero no tenía tanta hambre y deseo, y el otro jugador que estaba bien, pero tenía una gran determinación y control, siempre preferiría este último. El primero puede funcionar bien durante un breve período, pero nunca tienen la capacidad de resistencia que le da una gran estabilidad y consistencia del club. La ética de trabajo que acabo de describir de un puñado de directivos y jugadores es cierto de los mejores atletas en cualquier deporte. Tienen un formidable apetito para el trabajo y extraordinaria autodisciplina. Mira A. P. McCoy, el jinete que ganó más de 4.000 carreras y que, a lo largo de su carrera, se rompió cada costilla y otros huesos. Su peso natural es de unos 75 kg, pero por cerca de 25 años se ha mantenido a sí mismo en alrededor de 63 kg. Cuando anunció su retiro, su esposa dijo que finalmente tendría que aprender a cocinar las patatas. Novak Djokovic, el tenista que es un amigo del ex defensa del United, Nemanja Vidic, tiene una intensidad similar. Sólo se puede admirar cuando te enteras de su rutina de ejercicios y su régimen dietético. Los mejores futbolistas del mundo son tan disciplinados, a pesar de que siempre que ves la fotografía ocasional de ellos tomando el sol en Dubai o en un club nocturno con una joven puede sugerir lo contrario. Tienen que trabajar sin descanso, no sólo porque es lo que se requiere para llegar a la cima, sino porque siempre hay alguien con ganas de tomar su lugar en el equipo. También explica por qué casi todos los jugadores de fútbol tienen raíces de la clase trabajadora. 34 Es comprensible que los padres de clase media quieren asegurarse de que sus hijos vayan a la universidad o que adquirieran habilidades que significa el fútbol nunca se le pone tanta atención en los hogares. En todo el mundo, el fútbol atrae a los niños para los cuales la educación es poco probable y que no tienen más remedio que trabajar muy duro para adquirir y mejorar sus habilidades futbolísticas como el camino hacia una vida mejor. Hoy en día la frase "clase trabajadora" no tiene las mismas connotaciones que tenía hace décadas, pero la mayoría de los jugadores de United vienen de lo que hoy en día se llaman 'hogares de menores ingresos'. No quiero sonar como un viejo chapado a la antigua, pero el aumento general en el nivel de vida significa que los jugadores de hoy crecieron con agua caliente, televisión, teléfonos, computadoras, aerolíneas y automoviles de bajo coste y, el entorno físico que es mucho más cómodo que aquellos en los que crecí. Yo he tenido durante mucho tiempo una debilidad por la gente de un fondo de la clase obrera, porque creo que los prepara para la dureza de la vida. Para casi todos los jugadores británicos que jugaron para mí, el fútbol era su boleto para salir de las circunstancias miserables. Ryan Giggs tuvo un comienzo difícil. Nació en Cardiff, su madre tenía sólo 17 años y, debido a su abuelo paterno era de Sierra Leona, Ryan tuvo que lidiar con las burlas raciales de niño. Como un niño pequeño se le desarraigó de Gales cuando su padre, Danny Wilson, dejó el rugby amateur para convertirse en un jugador profesional de la liga de rugby en el norte de Inglaterra. Su padreabandonó el hogar familiar, y Ryan fue criado por su madre, Lynne Giggs, en Salford, donde desarrolló su toque futbolístico. Lynne tenía dos trabajos-como camarera y auxiliar de enfermería, aunque como madre soltera no tenía dinero suficiente para ser capaz de permitirse el lujo de comprar las mejores botas de Ryan; pero ella le inculcó la capacidad para el trabajo duro. Ella es una verdadera santa, y Ryan rindió homenaje perpetuo a ella cuando él cambió su apellido a Giggs. David Beckham vino de una pequeña casa en el este de Londres y su padre trabajaba como ingeniero de calefacción. Paul Scholes se crió en una casa de protección en Langley y Nicky Butt procedía de Gorton-ambos lugares en los que no verá en un Bentley estacionado en la calle. Wayne Rooney viene de un barrio duro en Liverpool y pensó seriamente a convertirse en un boxeador profesional. Danny Welbeck y Wes Brown ambos crecieron en Longsight, un barrio de Manchester conocido por la violencia 35 de bandas. El padre de Bryan Robson era un conductor de camión. Rio Ferdinand creció en Peckham, una de las zonas más pobres de Londres. La lista es interminable. Con los años me hice mejor en juzgar la influencia de los antecedentes sobre un jugador británico, porque nos gustaba conocer los antecedentes familiares y las escuelas a las que asistieron a los chicos. Fue más difícil de juzgar ese tipo de matices, y el carácter de un jugador, cuando comenzamos el reclutamiento de Sudamérica o Europa del Este. Hasta alrededor de mediados de la década de 1990, los jóvenes también comprendían su lugar en el orden jerárquico en el club. Serían responsables de quitar el barro de las botas, la limpieza de los vestuarios y recogiendo las camisas que los jugadores dejaban caer en el campo de entrenamiento. Los muchachos entendían que el vestuario del primer equipo estaba estrictamente fuera de los límites. Ese tipo de rituales probablemente sólo hacían anhelar el éxito aún más. En mi última década como un manager, me encontré a menudo los rasgos que había encontrado previamente en los jugadores británicos visibles en los niños que habían crecido en el extranjero. Cristiano Ronaldo ciertamente sabía lo que era luchar. Se crió en un pueblo de Madeira, en una familia que tenía muy poco dinero y fue criado por su madre. Tim Howard, que hizo 77 apariciones en la portería del United, lo crió una madre soltera en Nueva Jersey que había emigrado a los Estados Unidos de Hungría, y que tenía dos trabajos porque el padre de Tim la abandonó. Los gemelos Da Silva fueron otro caso. Habían crecido en Petrópolis en Brasil, y tenía una ética de trabajo impresionante. Rafael salía hasta nuestras sesiones de entrenamiento en los días más fríos Manchester con una camisa y unos pantalones cortos de manga corta, mientras que todos los demás, incluido yo, estaba envuelto en capas. Al final de una temporada le dije a ambos que se aseguraran de descansar durante el verano, y descubrí que su padre construyó una cancha de tamaño completo en su ciudad de origen para que pudieran jugar todos los días con sus amigos. La mayoría de los jugadores extranjeros también hicieron del fútbol su billete para el futuro. Lo mejor es que tiene una capacidad profundamente arraigada para la industria, e intuitivamente comprender que si se puede conectar el talento y el trabajo, se puede lograr mucho. Yo venía de una época en que mi padre hizo mis juguetes de Navidad, y sospecho que algunos de los jugadores extranjeros se identifican con eso. Muchos de los 36 jugadores que firmamos vinieron de circunstancias igual de sombrías, tal vez más sombrío, que sus compañeros de equipo británico, Adnan Januzaj, que se firmó a los 16 años de edad en marzo de 2011, nacido en Bélgica, después de que sus padres huyeron de la brutalidad de la antigua Yugoslavia. El ecuatoriano Antonio Valencia viene de un fondo muy pobre, al igual que el brasileño, Anderson. Andrei Kanchelskis, que jugó para nosotros en la década de 1990, creció en la Unión Soviética. Carlos Tévez venia del barrio desolado y plagado de drogas, 'Fuerte Apache', en Buenos Aires. Quinton Fortune fue criado en un municipio de segregación racial en Sudáfrica. Por desgracia, hay ejemplos de jugadores que tienen antecedentes similares a Giggs o Cristiano Ronaldo, que, a pesar del enorme talento natural, simplemente no son emocionalmente o mentalmente lo suficientemente fuertes como para superar las heridas de su infancia y sus demonios internos. Ravel Morrison podría ser el caso más triste. Poseía tanto talento natural como cualquier joven, pero siempre se mantuvo en problemas. Fue muy doloroso venderlo al West Ham en 2012, ya que podría haber sido un jugador fantástico. Sin embargo, durante un período de años, los problemas fuera de la cancha fueron en aumento y no tuvimos otra opción que cortar el cordón. Ha habido poca evidencia de que Ravel ha madurado y su contrato fue cancelado por el West Ham en 2015. Tengo una creencia perdurable sobre las virtudes de aprovechar el hambre y la energía que se pueden encontrar en personas que han tenido educaciones difíciles. Cada vez que teníamos un revés en el United y todos necesitamos un poco de impulso, que siempre terminábamos en conversaciones antes de un partido recordando a los jugadores que todos ellos provenían de la clase trabajadora, donde la gente no tenía mucho. Les diría que es casi seguro que sus abuelos o alguien en su familia solían ser de la clase trabajadora y trabajaron duro todos los días para sobrevivir mientras que todo lo que tenían que hacer era un trabajo duro durante 90 minutos por lo que me pagan mucho dinero. En retrospectiva, la frase "clase trabajadora" no podría haber significado mucho para algunos, especialmente los jugadores extranjeros, pero creo que todos sabían las personas que habían pasado por tiempos difíciles. Todos nos sentimos nosotros mismos extraños en algunos aspectos, y las personas que se sienten como extraños deben hacer una de dos cosas: si siente rechazado, carga un chip en su hombro y se queja de que la vida es injusta, o que utilice esa sensación de 37 aislamiento para empujarse sí mismo y trabajar como troyano. Siempre solía decirles a los jugadores, "En el momento en que no se trabaja más duro que el otro equipo, dejamos de ser el Manchester United". VOCACION Durante años he tratado de entender por qué algunas personas poseen una mayor vocación que otros. No estoy seguro de que estoy más cerca de resolver ese acertijo hoy de lo que estaba hace 30 años, pero yo aprendo cómo aprovechar ese poder y como ya he dicho, sé que si tuviera que elegir la vocación o el talento como el más potente combustible, sería la primera. Para mí, la vocación es una combinación de una voluntad de trabajar duro, fortaleza emocional, un enorme poder de concentración y la negativa a admitir la derrota. En United, hubo muchos jugadores que personificaban la vocación requerida para alcanzar el éxito. A la vanguardia eran de la talla de Bryan Robson, Roy Keane, Steve Bruce, Mark Hughes, Brian McClair y Patrice Evra. La vocación del jugador puede tener un enorme efecto en un equipo - la vocación ganadora es como una poción mágica que puede transmitirse de una persona a otra. Bryan Robson era un extranjero al peligro. Él vino de Chester-le-Street, County Durham, una zona de minas de carbón en el norte de Inglaterra, y le entraba a situaciones que otros evitarían. Que dio lugar a que pasara gran tiempo en la lista de lesionados, pero también le hizo un líder de un valor incalculable. A pesar de dislocarse el hombro varias veces durante su carrera, llevaba a cabo regularmente en un régimen diario de mil flexiones. Yo solía mostrar a los jugadores una fotografía de Robson defendiendo un tiro de esquina. Tenía los ojos casi
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