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Búscate un amante - Valerie Yánez

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Búscate	un	amante	
Jorge	Bucay	
	
	
Búscate	un	amante.	Va	en	serio,	búscate	un	amante.	No	importa	que	estés	en	pareja,	
soltero	o	en	modo	 “es	 complicado”.	 Si	quieres	 tener	una	vida	apasionante	–y,	 según	
parece,	solo	vivimos	una	vez–,	lo	mejor	es	que	la	pases	rodeado	de	amantes.	
	
Es	 posible	 que	 tras	 estas	 palabras	 estés	 algo	 sorprendido,	 enfadado	 o	 incluso…	
¡aliviado!	Quizá	estés	pensando,	“¡Pero	cómo	voy	a	ser	 infiel	a	mi	pareja!	 ¡Este	se	ha	
vuelto	loco!”,	o	“¡Sí,	hombre!	Con	lo	que	me	cuesta	estar	bien	con	una	persona…	¡como	
para	 estar	 con	 dos!”	 Si	 te	 ha	 ocurrido	 alguna	 de	 estas	 cosas	 es	 que	 no	 me	 has	
entendido,	y,	en	ese	caso,	lo	más	recomendable	será	que	empecemos	por	el	principio:	
	
Un	amante	no	es	aquella	persona	con	quien	te	das	dos	revolcones	mientras	tu	pareja	
piensa	que	estás	en	el	supermercado	o	tomando	copas	con	los	amigos.	No.	Un	amante	
es	 la	persona	que	 sabe	 amar.	 Lo	otro	quizá	 sea	un	 rollo,	 un	polvo,	 un	 follamigo	o	 –
dicho	finamente	por	la	RAE–	un	amigovio,	pero	en	ningún	caso	(o	no	necesariamente)	
un	verdadero	amante.	Repito:	un	amante	es	aquel	que	sabe	amar.	
	
Así	que	sí.	Búscate	un	amante.	
	
Si	 lo	piensas,	no	parece	tan	descabellado:	 Imagina	que	quieres	formar	una	pareja	de	
baile.	¿No	buscarías	a	alguien	que	supiera	bailar?	Lo	mismo	pasa	fuera	de	la	pista.	Si	
quieres	una	vida	llena	de	amor,	¿no	sería	bueno	que	eligieras	a	personas	que	supieran	
amar?	(o,	que	al	menos,	tuvieran	entre	sus	planes	aprender).	
	
Por	 mucho	 que	 a	 menudo	 apostemos	 por	 los	 valores	 más	resplandecientes,	 tarde	 o	
temprano,	 la	 realidad	 siempre	 termina	 por	 imponerse	 y	 revelarnos	 su	 verdad:	La	
única	capacidad	que	realmente	puede	medir	el	valor	de	una	persona	es	su	capacidad	
de	amar.	Sí,	está	muy	bien	“que	tenga	el	pelito	para	un	lado,	que	sea	gracioso	o	que	sus	
curvas	 acaben	 en	 una	90-copa-C“,	 pero,	 sinceramente,	 ¿Hasta	 cuándo?	 ¿Hasta	 que	
aparezca	quién?	
	
Por	 eso,	si	 quieres	 empezar	 a	 disfrutar	 de	 las	 relaciones,	 deja	 de	 gastar	
en	atrezzos	o	tiritas	 para	 el	 corazón	e	 invierte	 en	gafas	 para	 lo	 esencial.	 Y,	 si	 no,	 al	
menos,	deja	 de	 quejarte:	 “No,	 es	 que	 no	 lo	 sabía…	 “,	 “Es	 que	 cuando	 lo	 conocí	
parecía…”	 ¡Venga	 ya!	¡Los	 amantes	 se	 ven	 a	 la	 legua!	No	 hace	 falta	 un	 máster	 en	
psicología	 ni	 dos	 años	 para	 reconocerlos,	 se	 aprecian	 a	 golpe	 de	 vista:	 les	 brilla	 la	
mirada,	hablan	apasionados,	 se	mezclan	 con	 la	naturaleza	y	siempre	están	haciendo	
algo	interesante.	Están	ahí	y	siempre	estarán.	Y	si	no	los	ves,	probablemente	se	deba	a	
alguna	de	estas	dos	razones:	porque	no	estás	en	el	lugar	adecuado	o	porque	quizá	el	
amante	no	eres	tú.	
Los	 grandes	 amantes	 no	 suelen	 encontrarse	 donde	 habitualmente	 los	 buscamos.	 Los	
grandes	amantes	 suelen	encontrarse	detrás	de	una	cámara	de	 fotos,	de	un	pincel,	una	
guitarra	 o	 unos	 patines…	 Y	 es	 que	 existe	 una	 conexión	 total	 entre	 el	 amor	 y	 la	
giulia
Resaltado
giulia
Resaltado
creatividad:	 quien	 es	 capaz	 de	 hacer	 planes	 a	 solas	 con	 la	 vida,	 es	 capaz	 de	 hacerlos	
contigo.	
Si	buscas	un	amante,	además	de	la	naturaleza,	merodea	el	arte,	pues	los	amantes	son	
siempre	 artistas	 de	 la	 vida.	Da	 igual	 donde	 estén,	 ven	 la	 realidad	 como	 una	
oportunidad	 de	 fusionarse	 y	 bailar	 con	 ella,	 para	 jugar	 y	 transformarla.	 Si	 quieres	
encontrar	a	un	amante,	busca	entre	los	artistas;	si	quieres	ser	un	amante,	empieza	a	
ser	creativo.	
	
No	 hablo	 de	 un	súper	hombre	o	 de	 una	súper	mujer,	o	 no	 de	 la	 manera	 en	 que	 esto	
suele	 entenderse.	 Hablo	 de	una	 persona	 normal	 y	 corriente,	 sin	 pájaros	 en	 la	
cabeza.	Que	si	tiene	la	montaña	delante,	deje	el	móvil	y	mire	la	montaña;	que	si	conoce	
a	 una	 persona,	 se	 interese	 por	 su	 vida;	 que	 si	 visita	 una	 ciudad,	 pregunte	 por	 su	
historia.	 Una	 persona	 que	tenga	 ganas,	 curiosa.	 Que	 no	 desprecie	 el	 regalo	 que	 es	
haber	 nacido	 y	que	 no	 piense	 que	 la	 vida,	 por	 ser	gratis,	 es	 menos	 valiosa.	 En	
definitiva,	 una	 persona	 que	 sepa	 que	 la	 vida	 son	 dos	 cafés	 y	 que,	 al	menos	 uno,	 se	
atreva	a	descubrir	a	qué	sabe.	
Ahora	bien,	debo	advertirte	de	que	no	es	fácil	vivir	con	un	amante,	y	que,	para	hacerlo,	
tendrás	que	renunciar	a	algunas	ideas	a	las	que	quizá	te	hayas	apegado.	La	primera	es	
creer	que	para	estar	juntos	debes	ser	el	centro	de	su	universo.	Esto	jamás	ocurrirá	con	
un	amante.	Un	amante	puede	amarte,	sí,	pero	por	encima	de	ti	está	la	vida	y,	con	ello,	
un	mundo	rebosante	de	pasiones.	
No	pienses	que	un	amante	va	a	ahogarse	si	no	 llegas	o	a	morirse	si	 te	vas.	Tampoco	
esperes	que	te	diga	“Eres	la	única	persona	que	amo”	o	“Desde	que	te	conozco	sé	lo	que	
es	 el	 amor”.	 Es	 cierto	 que	 en	 términos	 románticos	 suena	 muy	 hermoso,	 pero	 en	
términos	vitales	resulta	una	gran	carga.	Y	aunque	esta	concepción	es	la	más	extendida,	
un	amante	sabe	que	también	es	la	más	equivocada:	La	clave	para	poder	amar	a	alguien	
es	amar	a	todo	el	mundo.	A	toda	la	vida.	
‘Nosotros’	no	quiere	decir	solamente	tú	y	yo.	‘Nosotros’	quiere	decir	tú,	yo,	él,	ellos,	el	sol,	
el	mar…	La	unidad,	cuando	es	auténtica,	no	hace	parcelas.	
Otra	cosa	que	deberás	abandonar	es	la	esperanza	de	que	tu	amante	te	sea	siempre	fiel,	
porque	 no	 lo	 será.	 Acéptalo	 cuanto	 antes:	un	 amante	 jamás	 tendrá	 ojos	 solo	 para	
ti.	Simplemente,	 no	 está	 en	 su	 naturaleza.	 Desde	 el	 momento	 en	 que	 comencéis	 te	
pondrá	los	cuernos,	aunque	no	lo	hará	con	otra	persona	o	entre	sábanas,	sino	con	los	
libros,	el	deporte,	la	música,	los	amigos…	y	un	sinfín	de	cosas	que	poco	o	nada	tienen	
que	ver	contigo.	Un	amante	no	necesita	una	cama	para	hacerle	el	amor	a	cada	cosa,	a	
cada	instante.	
	
Recuerda	siempre	esto:	si	no	ama	 la	vida,	no	te	ama.	Puede	querer	poseerte,	huir	de	
sus	fantasmas	o	tratar	de	encontrar	en	ti	lo	que	solo	a	él	o	a	ella	corresponde,	pero	no	
te	ama.	Pues	el	amor	no	es	un	fuego	que	se	enciende	al	encuentro	de	una	persona,	es	
una	actitud	ante	 la	vida,	una	apertura	del	alma	que	o	se	manifiesta	con	todo	o	no	se	
manifiesta	con	nada.	Por	eso,	antes	de	precipitarte,	mira	cómo	cuida	a	los	suyos,	cómo	
trata	 a	 los	 niños,	 a	 las	 flores,	 a	 los	 animales…	 Observa	 cómo	 se	 asombra	 ante	 las	
pequeñas	cosas.	Y	según	haga	con	todo	eso,	así	hará	contigo.	No	falla:	solo	quien	está	
loco	por	la	vida,	puede	enamorarse	con	pureza.	
giulia
Resaltado
giulia
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giulia
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giulia
Resaltado
giulia
Resaltado
giulia
Resaltado
giulia
Resaltado
Y,	lo	más	importante:	a	un	amante	no	vas	a	convencerle	de	que	para	amar	debe	estar	
contigo,	pues	si	hay	algo	que	un	amante	sabe	es	que	una	relación	no	es	un	lugar	para	
encontrar	el	amor,	sino	un	espacio	para	celebrar	juntos	que,	por	separado,	dos	se	han	
enamorado	de	la	vida.	
	
giulia
Resaltado

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