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Gótico flamígero: una variante del estilo gótico. El gótico flamígero, también conocido como gótico radiante, es una variante del estilo gótico que se desarrolló en las regiones de Flandes y el norte de Francia durante los siglos XIV y XV. Se caracteriza por su énfasis en la verticalidad, la riqueza ornamental y la utilización de tracería flamígera, que consiste en formas curvas y flamantes en la decoración de las ventanas y los elementos arquitectónicos. A continuación, se investigan las principales características del gótico flamígero: 1. Tracería flamígera: La tracería flamígera es una de las características más distintivas del gótico flamígero. Se caracteriza por la presencia de formas curvas y flameantes, como llamas o estilizaciones de plantas, en la decoración de las ventanas, los doseletes, los doseles y otros elementos arquitectónicos. Esta tracería crea un efecto de ligereza y movimiento, acentuando la verticalidad de los edificios. 2. Ventanas de gran tamaño: El gótico flamígero se caracteriza por el uso de ventanas de gran tamaño, que permiten la entrada de una abundante cantidad de luz en el interior de los edificios. Estas ventanas suelen estar divididas en compartimentos más pequeños mediante tracería flamígera, creando una apariencia delicada y ornamentada. 3. Arbotantes y contrafuertes decorados: El gótico flamígero utiliza arbotantes y contrafuertes decorados de manera elaborada. Estos elementos estructurales no solo cumplen la función de soportar el peso de las paredes y las bóvedas, sino que también se convierten en elementos decorativos, con pináculos, crochets y detalles ornamentales. 4. Nichos y estatuas: El gótico flamígero es conocido por la presencia de numerosos nichos y estatuas en la arquitectura. Estos nichos albergan estatuas de santos, ángeles y figuras religiosas, que se integran en la decoración arquitectónica de las fachadas y las paredes interiores. 5. Bóvedas de crucería complicadas: El gótico flamígero se caracteriza por la complejidad de sus bóvedas de crucería. Las bóvedas se diseñan con una variedad de patrones y formas geométricas, creando un efecto de intrincado entrelazado. Estas bóvedas proporcionan una estructura fuerte y a la vez permiten la entrada de luz a través de sus tracerías flamígeras. El gótico flamígero dejó un legado significativo en la arquitectura de Flandes y el norte de Francia. Ejemplos destacados de este estilo incluyen la Catedral de Notre-Dame en Estrasburgo, la Iglesia de San Martín en Colonia, y la Catedral de San Rombaldo en Malinas. El gótico flamígero representa una etapa de refinamiento y elaboración dentro del desarrollo del estilo gótico, con su enfoque en la ornamentación, la luz y la elegancia estructural.
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