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clase_24 TEORIA GRAL D LOS SISTEMAS CRISIS Y CAMBIO

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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
Clase 24 
 
TEORÍA GENERAL DE LOS SISTEMAS. 
CONCEPCIÓN DE CRISIS Y CAMBIO. 
 
La teoría general de los sistemas (TGS) reunió, inicialmente, un conjunto de 
principios de orden matemático y cibernético que trata de explicar el campo de las ciencias 
en términos organizativos. Esta teoría fue desarrollada a partir de los aportes del biólogo 
Ludwig Von Bertalanffy a mediados del siglo XX, quien observaba el alto nivel de 
especialización de las ciencias y la utilización que hacían del método analítico: se hace foco 
en una parte componente con la esperanza de explicar la totalidad, prescindiendo de ésta. 
Lo que señala Von Bertalanffy es que en distintos campos disciplinares aparecen preguntas 
isomórficas y, a partir de allí, se propone la construcción de un enfoque que explique las 
formas de organización de cada campo y no la naturaleza de los mismos, es decir, no el 
contenido ni sus componentes. Este corrimiento implicó una mirada no analítica de la 
realidad. 
Para ello, el autor recurre a las matemáticas y de allí toma los conceptos de 
relación y función, entre otros, de manera que se posibilite el entendimiento de la lógica de 
organización de cada campo sin pretender explicar la totalidad ni la complejidad de los 
mismos. 
Esta teoría ha sido ampliamente divulgada y en la actualidad es aplicada al 
conocimiento de muchas otras realidades, tanto naturales como económicas, 
medioambientales, sociales, pedagógicas, psicológicas o tecnológicas, habiéndose 
convertido en el modelo predominante en los estudios de familia. Así es como el objeto de 
estudio en el modelo sistémico no queda sólo reducido al individuo sino que acentúa los 
vínculos e interacciones en distintos niveles (privilegiándose el familiar y el socio-
comunitario). La importancia de la perspectiva sistémica en relación a la asistencia de 
adultos mayores radica en la posibilidad de ampliar la mirada en cuanto al cuidado y la 
calidad de vida de los adultos mayores. En tanto asistentes u acompañantes no basta con 
encausar el cuidado exclusivamente en cuanto al entrenamiento en habilidades para el 
manejo del adulto mayor sino que es sumamente necesario fomentar una relación estable 
entre ambos y la familia o institución –dependiendo de cada caso- y el desarrollo de una 
comunicación asertiva. 
 
TGS: Conceptos básicos 
Uno de los conceptos principales que aporta este enfoque, como tal como el título lo 
anticipa, es el de sistema. Se define como un conjunto de elementos en interacción. Es el 
sistema la unidad que se enfoca desde la propuesta de Von Bertalanffy. Esta propuesta 
representa un gran salto epistemológico que debemos realizar en tanto acostumbramos a 
tomar como unidad al individuo –en nuestro caso particular, el adulto mayor. Existen dos 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
clases de sistemas: los sistemas abiertos comprenden aquellos que producen intercambio 
de materia, energía e información; en los sistemas cerrados no hay tal intercambio. Los 
sistemas cerrados no se dan en la naturaleza sino que son virtuales o artificiales, y son 
predecibles por medio de las leyes de la termodinámica y de la probabilidad. La TGS se 
aboca a la explicación de los sistemas abiertos que no son predecibles por medio de las 
leyes mencionadas. 
Los sistemas abiertos tienen principios y reglas que se cumplen invariablemente: 
1- Totalidad: el sistema funciona como un todo con identidad, con reglas internas 
específicas que se dan según sus elementos y relaciones. Las cualidades del todo 
son diferentes a la suma de las cualidades de las partes componentes. Cuando 
modifico un elemento o una relación entre un elemento y otro, cambian las 
propiedades emergentes. Ej: una suma de hilos no forman una red. 
2- Equifinalidad: es posible partir de distintas condiciones iniciales y arribar al 
mismo lugar. El punto de llegada no está determinado por el punto de partida. 
Por ejemplo: más allá de los elementos componentes de una familia, en general 
el sistema familiar pasa por una serie de estadíos comunes (conformación de una 
pareja, fundación de unidad doméstica diferente a la de origen, hijos, 
institucionalización de los hijos, etc.) 
3- Retroalimentación: tiene que ver con el flujo de la información, materia y 
energía. Es una cualidad según la cual la 
información enviada desde el sistema al ambiente 
vuelve a ingresar al sistema. Implica recursividad, 
circularidad. No hay linealidad causa/efecto porque 
se establece una dinámica de funcionamiento. Ver la 
circularidad en un sistema me permite entender el 
funcionamiento global de éste. No hace falta buscar 
causas. Hay dos tipos de retroalimentación: 
a. Retroalimentación positiva o “a 
tendencia”: implica un aumento de la 
distancia entre la respuesta inicial y la 
segunda respuesta estimulada por la primera 
(ejemplo: situaciones de violencia). 
b. Retroalimentación negativa o “a 
constancia”: no hay distancia entre 
respuestas o tiende a minimizarse. Se trata de 
mantener el flujo constante. 
La disciplina que estudia las retroalimentaciones y el 
control en los sistemas abiertos se denomina cibernética 
(desarrollada por Norbert Wiener). 
¿Ves una mujer vieja o una 
mujer joven? 
La percepción humana 
ejemplifica el principio de 
totalidad. No es posible percibir 
ambas a la vez. 
 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
Homeostasis, crisis y cambio. 
Con la TGS surge la propuesta de estudiar la interacción humana como un sistema, 
dejando de mirar únicamente “dentro” de los individuos para enfocarse en el contexto y en 
el “entre” de los vínculos. La tendencia a la estabilidad o la permanencia y la tendencia al 
cambio son propiedades de los sistemas. Nos referiremos a la primera de estas tendencias 
con el nombre de homeostasis. Ambas son antagónicas sólo en apariencia. Los autores se 
basaron para proponer estos conceptos en el estudio de grupos (permitió explicar la 
persistencia y la autorregulación) y la teoría de los tipos lógicos (para explicar el cambio 
que trasciende al sistema). Para aclarar estos procesos hablaremos de dos tipos de cambio: 
Cambio tipo I: son todos los cambios que se producen para que “nada cambie”, es 
decir, con los ajustes tendientes a la adaptación y a la constancia. Permiten la conservación 
y la continuidad del sistema. Corresponde al concepto de homeostasis. 
Cambio tipo II: incluye cambio en las reglas del sistema, un salto a un nivel lógico 
superior. Corresponde a lo que llamamos anteriormente tendencia al cambio. 
 
Para que se produzca un cambio de tipo II es necesario que se produzca un caos en el 
sistema que implique un reordenamiento, proceso de transición al que denominamos crisis. 
Específicamente en el caso de los adultos mayores, podemos pensar que la crisis puede 
darse por la introducción paulatina de la persona en una nueva etapa de su ciclo vital, como 
lo es la vejez, que trae consigo ciertas vicisitudes e introduce nuevos elementos que 
requieren cambios fuera del repertorio que la persona venía teniendo hasta ese momento. 
Más aún si esos cambios conllevan a la pérdida de autonomía de la persona mayor. La 
crisis, desde la perspectiva sistémica, es un acontecimiento natural, que ofrece la 
oportunidad de cambio y adaptación a un nuevo nivel de desarrollo. El sistema en 
estado de crisis reacciona con cambios no específicos de su estructura, que involucran a 
todos sus miembros, con alteraciones en las reglas de funcionamiento, los roles, las 
fronteras, determinando confusión en las relaciones; todo lo cual hace que la familia del 
geronte aparezca desorganizaday disfuncional en grados variables. Todos los miembros se 
ven involucrados en la renegociación de las interacciones, porque ciertas formas de 
relacionarse que hasta el momento eran válidas ahora dejan de funcionar o ya no son útiles 
como antes. El envejecimiento y la vejez de una persona que no puede realizar sus 
actividades de la vida diaria sin cierto grado de asistencia genera nuevas tareas, desafíos y 
riesgos para el sistema en su totalidad. Como el sistema es un todo organizado e 
interdependiente, el cambio en uno de sus miembros provoca un cambio en los otros. Si hay 
una crisis en un adulto mayor, inevitablemente debe tenerse en cuenta a la familia. 
 
 
 
 
 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
Axiomas de la comunicación 
El salto epistemológico producido por la TGS dio lugar a múltiples investigaciones y 
producciones teóricas, entre las que destacaremos la teoría de la comunicación humana 
de Paul Watzlawick. Dicha teoría pretendió dar cuenta de todos los fenómenos de la 
comunicación humana centrándose en aspectos observables –es decir, no busca la 
coherencia de la comunicación en el discurso sino en la interacción que se produce. 
Propone los 5 axiomas de la comunicación como principios irreductibles que se presentan 
en toda comunicación humana independientemente de las condiciones en la que se 
produzca: 
 
 Es imposible no comunicar. 
Aun cuando intentamos no comunicar nada, todo lo que hacemos transmite un mensaje a 
otras personas. Toda conducta es comunicación y como no existe la “no conducta”, incluso 
el no hacer nada ya está comunicando algo. 
 
 Toda comunicación tiene dos aspectos: uno de contenido y uno de relación. 
Este último marca o define al primero. 
Esto significa que la comunicación tiene dos niveles jerárquicos de organización: por un 
lado lo que se comunica (el contenido) – el “qué”- y por el otro la relación -“cómo”, 
“cuándo”, “dónde” y “a quién”-. Las palabras son sólo una parte de la comunicación, ya 
que otros aspectos definen cómo deberían entenderse (postura, tono de voz, gestos, 
situaciones, etc.). Importa mucho menos lo que decimos que a quién se lo decimos. El 
lenguaje modela las relaciones que se establecen entre los comunicantes. 
 
La relación comunicacional depende de la puntuación que hagan los 
comunicantes de la secuencia de la comunicación. 
La puntuación remite a la ubicación que cada interlocutor hace del punto de partida 
de la interacción en una secuencia de intercambios sucesivos. Si dos personas que se 
comunican ubican diferentes puntuaciones, se observarán conflictos en la comunicación. 
 
Toda comunicación se produce en dos claves: digital y analógica. La clave digital define 
aspectos de contenido y la analógica define los de relación. 
Los aspectos analógicos comprende los componentes no verbales del lenguaje, mientras 
que la parte digital remite al código –arbitrario- que utilizamos para comunicarnos: las 
palabras. Los aspectos digitales permiten una comunicación mucho más precisa. EL 
problema surge cuando se observan divergencias entre ambas claves, generando 
confusiones. 
 
En toda comunicación humana se juegan relaciones de poder y estas pueden adquirir 
dos formas básicas: simetría o complementariedad. 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
En una comunicación simétrica, los interlocutores tienen la misma posición de poder. Así si 
uno ataca al otro, por ejemplo, recibirá probablemente otro insulto a cambio. En una 
relación complementaria, el poder de uno es superior al de otro. No es necesario que la 
diferencia de poder sea real (por ejemplo, puede suceder en una relación sentimental de 
pareja donde se esperaría que los roles sean simétricos). 
 
Palabras finales 
Hemos visto que actualmente el envejecimiento de la población se considera uno de 
los fenómenos demográficos de mayor trascendencia a nivel mundial. Este hecho se asocia 
con un aumento de la incidencia y prevalencia de las enfermedades crónicas y de otras 
situaciones que requieren de cuidados y de asistencia para que gran parte de los adultos 
mayores pueda realizar actividades de su vida cotidiana y mejorar su calidad de vida. 
Ciertas patologías suponen para la familia una situación nueva y estresante, que rompe la 
lógica de los acontecimientos vitales y genera, tanto en la persona que la padece como en el 
resto de familiares, sentimientos de incertidumbre, frustración y miedo. 
Entre otros desafíos, muchos adultos mayores y sus familias deben hacer frente a 
desafíos varios como, entre otros: a) la aceptación y el compromiso de asumir nuevos roles 
y tareas que, a su vez, implican una reorganización de la vida familiar cotidiana, b) la 
responsabilidad de afrontar nuevas situaciones económicas y c) la necesidad de un ajuste 
emocional que ayude a comprender, aceptar y dar sentido a los cambios propios del 
envejecimiento –sea este fisiológico o patológico-. 
La presencia de cuidadores –sean informales (por ejemplo, un familiar a cargo) o 
formales –un asistente contratado y formado para ello- supone cierta transformación de 
rutinas, hábitos y estilos de vida habituales. Ampliando nuestra mirada podremos 
desempeñar nuestras funciones de manera más adecuada al contexto, comprendiendo las 
interacciones y la reciprocidad que se establece entre el adulto mayor y las personas 
significativas en su ambiente inmediato. Así también contribuye al desarrollo de una actitud 
flexible en el asistente ante procesos críticos que se suceden a lo largo de la experiencia de 
cuidado, como son la (re)organización y la toma de decisiones dentro de la unidad familiar. 
 
Hasta el momento, la atención y el apoyo profesional se ha desarrollado 
mayoritariamente atendiendo a las carencias, problemas y dificultades que tiene el adulto 
mayor y su familia, obviando, casi por completo, aquello que ellos saben, quieren y pueden 
hacer. Una mirada más amplia permitiría considerar que las personas, sin importar lo 
importa lo angustiosa o comprometida que pueda ser la situación que estén viviendo, 
poseen recursos que permiten y apoyan el cambio, el crecimiento y el desarrollo positivo. 
Aunque a veces estos puedan quedar oscurecidos por los múltiples desafíos que surgen 
durante todo el proceso. 
 
 
 
 
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