Logo Studenta

descargable4_m5

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Introducción 
 
Actualmente, el evento cardiovascular es la principal causa de muerte prematura a nivel mundial 
(OMS, 2017). De aquí a 2030, casi 23,6 millones de personas morirán por alguna enfermedad 
cardiovascular, principalmente, por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. Se prevé que 
estas enfermedades sigan siendo la principal causa de muerte. 
 
Organización Mundial de la Salud. Enfermedad Cardiovasculares. 
https://www.who.int/cardiovascular_diseases/about_cvd/es/ 
 
Esta situación constituye un problema de salud pública mundial. Sumado a ello, es importante 
destacar que existe suficiente evidencia científica que ha demostrado que la falta de actividad física 
es un factor del riesgo de enfermedad coronaria. Este riesgo relativo de la inactividad es similar al 
de la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y el tabaquismo, por lo que el sedentarismo se 
asocia a un aumento simultáneo de las enfermedades cardiovasculares (Boraita, 2008). 
 
En este tema revisaremos el rol que cumple el ejercicio en la rehabilitación de un cardiópata y la 
fisiología del ejercicio en el paciente respiratorio. 
 
 
 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
 
 
https://www.who.int/cardiovascular_diseases/about_cvd/es/
http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/cardiovascular-diseases-(cvds)
 
 
Ejercicio en el cardiópata 
 
La práctica regular de ejercicio físico con una intensidad ligera-moderada induce una 
serie de adaptaciones que generan beneficios para la salud. Diversos estudios han 
mostrado una relación inversa entre ejercicio constante y el riesgo de padecer 
enfermedad coronaria, eventos cardiacos y mortalidad. Además, se ha demostrado 
que el ejercicio es capaz de mejorar el perfil lipídico, el control de la glicemia, también 
reduce o previene la hipertensión arterial, obesidad y el estrés. Igualmente, se ha 
evidenciado que el ejercicio mejora la calidad de vida y es capaz de aumentar la longevidad (Boraita, 
2008). 
 
Los estudios epidemiológicos cardiovasculares comenzaron en los años treinta del siglo pasado, 
como consecuencia de los cambios observados en las causas de mortalidad. En los años cincuenta 
se dio inicio a varios estudios de investigación epidemiológica para dilucidar las causas de la 
enfermedad cardiovascular. Posteriormente, con el estudio Framingham Heart Study, los 
investigadores identificaron que el colesterol elevado y la presión arterial alta son factores 
importantes en cuanto a la incidencia de enfermedad cardiovascular. A pesar de todos los estudios 
para controlar la enfermedad cardiovascular, en la actualidad esta sigue siendo la primera causa de 
muerte a nivel mundial (O’Donnell & Elosua, 2008). 
 
Al acuñar la expresión «factor de riesgo», el Framingham Heart Study facilitó un cambio en el 
ejercicio de la medicina. En la actualidad, definimos un factor de riesgo como un elemento o una 
característica medible que tiene una relación causal con un aumento de frecuencia de una 
enfermedad y constituye factor predictivo independiente y significativo del riesgo de contraer una 
enfermedad (O’Donnell et al, 2008). Recientemente, estudios longitudinales de observación, de 
cohortes bien definidas, han contribuido a la identificación de datos biológicos y hábitos de vida 
asociados con mayor riesgo de presentar cardiopatía coronaria y, con menor precisión, de las 
complicaciones de la ateroesclerosis cerebral y periférica. Así, la identificación de los factores de 
riesgo ha permitido la prevención o el retraso de la aparición de accidentes cardiovasculares 
(Balady, Williams, Ades, Bittner, Cosmoss, Foody et al, 2007; Billinger, Arena, Bernhardt, Eng, 
Franklin, 2014). 
 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
 
http://www.who.int/features/qa/27/es/
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Enfermedades crónicas respiratorias 
 
Paralelamente a las enfermedades cardiovasculares, se han estudiado las 
respiratorias crónicas que han adquirido gran relevancia las últimas tres décadas. 
Entre estas, el asma, la fibrosis quística y EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva 
crónica) han recibido grandes aportes de la ciencia; cabe mencionar que esta última 
es la más prevalente en adultos. 
 
Se estima que la prevalencia de EPOC en la población mundial se aproxima al 1%, pero se eleva 
bruscamente a más del 10% en la población mayor de 40 años. En adultos parece situarse entre el 
4% y el 10% en los países donde ha sido rigurosamente medida. Según el estudio PLATINO 
(Proyecto Latinoamericano de Investigación en Obstrucción Pulmonar), la prevalencia de EPOC en 
países latinoamericanos fue de 15,8% para San Pablo, 7,8% para México, 19,7% para Montevideo, 
16,9% para Santiago de Chile y 12,1% para Caracas. Fue mayor en hombres, en mayores de 60 
años y en fumadores (Ramírez & Sansores, 2007). 
 
Es importante señalar que dentro de los factores de riesgo, el tabaco es el más importante para 
desarrollar EPOC; según la OMS (2015), el tabaco cobra casi 6 millones de vidas cada año (por la 
exposición al humo ajeno) y se prevé que esa cifra habrá aumentado a 8 millones en 2030. Es por 
ello que la asesoría de casación tabáquica es tan importante en la población. Hace 30 años se creía 
que los beneficios de la rehabilitación pulmonar no eran reales, ya que no tenían relación con la 
fisiopatología de la enfermedad pulmonar crónica. Sin embargo, en la actualidad hay suficiente 
evidencia de que la condición de enfermedad respiratoria crónica lleva a un deterioro de los órganos 
de un individuo, principalmente la musculatura esquelética, respiratoria y cardiaca. 
 
En épocas recientes, tanto la ATS (American Thoraxic Society) como la ERS (European Respiratory 
Society) han actualizado sus guías: incluyen y demuestran el efecto sistémico de las enfermedades 
crónicas junto con el efecto de la rehabilitación pulmonar en estos pacientes. Los estudios actuales 
han demostrado que estos pacientes, sometidos a rehabilitación pulmonar, presentan una clara 
disminución de la disnea, incremento en la capacidad física de ejercicio, mejora de su calidad de 
vida, menos días de hospitalización y menor uso de los servicios de salud (Vivanco, 2009). Diversos 
indicios apuntan a la existencia de una asociación entre EPOC y la aparición de enfermedades 
cardiovasculares, de tal forma que la primera puede, por sí misma, ser un factor de riesgo para la 
segunda (Villar, Díez y Álvarez-Salab, 2008). 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
https://www.ahajournals.org/doi/pdf/10.1161/STR.0000000000000022
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
 
 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
https://scielo.conicyt.cl/pdf/rmc/v136n8/art15.pdf
http://www.who.int/features/qa/48/es/
http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/128519/Guias_de_Rehabilitacion.pdf?sequence=1&isAllowed=y
 
 
Entrenamiento físico: ajustes cardiorrespiratorios y musculares 
 
El entrenamiento físico de predominio aeróbico provoca una disminución de 
la frecuencia cardiaca de reposo y frente a ejercicio de tipo submáximo, dado 
por un mayor predominio de la actividad parasimpática, junto con un aumento 
en las cavidades cardiacas, aumento del grosor de sus paredes y de la 
perfusión miocárdica. Lo anterior conduce a un aumento en el volumen de 
latido que se traduce en un menor trabajo para el corazón (ACSM, 2014). 
 
Si, por otro lado, analizamos la respuesta muscular esquelética frente a un 
entrenamiento físico de predominio aeróbico, podemos observar un aumento 
en la biogénesis mitocondrial, aumento de lasenzimas oxidativas y 
capilarización que permite una mayor extracción de oxígeno por cada 
volumen de eyección. Así, mejora la actividad metabólica de las fibras tipo 1 
y se favorece la plasticidad muscular de fibras tipo 2 a tipo 1 (ACSM, 2014). 
 
American Heart Association 
 
Valores de Presión Arterial https://www.heart.org/-/media/data-
import/downloadables/4/c/5/whatishighbloodpressure_span-ucm_316246.pdf 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
https://www.heart.org/-/media/data-import/downloadables/4/c/5/whatishighbloodpressure_span-ucm_316246.pdf
https://www.heart.org/-/media/data-import/downloadables/4/c/5/whatishighbloodpressure_span-ucm_316246.pdf
 
 
 
Efectos fisiológicos de la rehabilitación cardiovascular 
 
Recientes meta-análisis indican que el ejercicio en la rehabilitación cardiaca 
mejora el perfil de los factores de riesgo y reduce la mortalidad, considerando 
todas las causas y, específicamente, la cardiovascular. Se ha demostrado que 
el ejercicio de intensidad moderada a vigorosa mejora la capacidad 
cardiorrespiratoria en estos sujetos. La evidencia científica actual certifica 
que, por cada equivalente metabólico (MET=3,5ml/O2/kg/min) que mejore un 
sujeto en su capacidad física, disminuye entre un 8 y un 17 % la mortalidad. 
Alternativamente, el incremento de 1000 kcal/semana en actividad provoca 
una equivalente sobrevida. Para lograr lo recién señalado es necesaria la 
evaluación inicial en este tipo de sujetos, a fin de cuantificar su capacidad 
aeróbica y establecer de manera segura la prescripción de ejercicio (ACSM, 
2014). 
La AHA (American Heart Association) recomienda que ese tipo de pacientes 
realice actividad física aeróbica a una intensidad moderada-intensa: un mínimo de 30 minutos y 5 
días/semana. O bien, aumentar la intensidad del ejercicio (intenso-vigoroso), 20 minutos, 3 
días/semana. Además, se incentiva a que mantengan o aumenten la fuerza muscular, un mínimo 
de 2 días/semana, preferiblemente días alternos (Haskell, Lee & Pate, 2007; Billinger et al, 2014). 
 
 
Efectos fisiológicos de la rehabilitación respiratoria 
 
La rehabilitación respiratoria, según la ATS/ERS, 
corresponde a la intervención multidisciplinaria, 
integrativa, basada en la evidencia, dirigida a los 
pacientes con enfermedades respiratorias crónicas 
sintomática y con disminución de sus actividades de 
la vida diaria. Esta rehabilitación ha sido diseñada 
para reducir los síntomas, mejorar el estado funcional 
de los pacientes y lograr independencia de los 
mismos; además, para aumentar su actividad social 
y, por ende, disminuir los costos en salud. La 
rehabilitación respiratoria no solo debe estar 
enfocada al entrenamiento físico, sino también a la 
educación, nutrición y el apoyo sicológico en estos 
pacientes (Maltais, Decramer, Cassaburi, Barreiro, 
Burelle & Debigaré, 2014; Vivanco, 2009). En la figura 
a continuación se muestran las principales afecciones 
fisiológicas musculares esqueléticas que presentan 
los pacientes con EPOC, y que pueden ser revertidas 
parcialmente con la rehabilitación pulmonar. 
 
 
 
 
Las enfermedades respiratorias no solo modifican la mecánica respiratoria, sino que también 
afectan la musculatura esquelética y respiratoria. De ese modo, provocan una menor tolerancia al 
esfuerzo físico, lo que clínicamente se manifiesta a través de la disnea. El entrenamiento físico de 
predominio aeróbico permite mejorar la capacidad de realizar ejercicio, con lo cual disminuye la 
disnea y mejora la calidad de vida de estos pacientes (Vivanco, 2009). 
 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
 
Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet 
 
Ejercicio físico 
 
Existe una gran variedad de protocolos de entrenamiento físico; sin embargo, los 
más comunes para aumentar la resistencia son los ejercicios en bicicleta estacionaria 
y la caminata. El objetivo es ejercitar a alta intensidad (mayor al 60% VO2max) con 
una duración de unos 30 minutos, con una Escala de Borg entre 12 y 14 (es decir, 
algo intenso/pesado); obviamente, esto de acuerdo a la tolerancia del paciente y la 
progresión individual (Maltais, 2014). 
 
En las últimas décadas, el entrenamiento a intervalos ha adquirido relevancia y es una alternativa 
para este tipo de pacientes con enfermedad pulmonar crónica, pues ellos presentan dificultad para 
alcanzar su intensidad adecuada y/o su duración debido a disnea, fatiga u otros síntomas (Maltais, 
2014). 
 
https://scielo.conicyt.cl/pdf/rcher/v27n2/art01.pdf
http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/167562/Hipertension-arterial-pulmonar.pdf?sequence=1&isAllowed=y
 
 
 
 
Referencias 
 
• American College of Sport Medicine (ACSM) (2014). Guidelines for exercise testing and 
prescription. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins. 
• American Thoracic Society. ATS Statement (2002). Guidelines for the six-minute walk test. Am 
J respir Crit Care Med, 166, 111-117. 
• Balady, G. J.; Williams, M. A.; Ades, P. A.; Bittner, V.; Cosmoss, P.; Foody, J. M. et al (2007). 
Core Components of cardiac rehabilitation/Secondary Prevention Programs: 2007 update. 
Circulation, 115,2675-2682. 
• Billinger, S. A.; Arena, R.; Bernhardt, J.; Eng, J. J.; Franklin, B. A. & Johnson, C. M. (2014). 
AHA/ASA Scientific Statement. Physical Activity and Exercise recommendations for stroke 
survivors. Stroke, 45, 2532-2553. 
• Boraita, A. (2008). Ejercicio, piedra angular de la prevención cardiovascular. Rev Esp Cardiol, 
61(5), 514-528. 
• Haskell, W. L.; Lee, I-M. & Pate, R. R. (2007). Physical Activity and Public Health. Updated 
Recommendation for Adults From the American College of Sports Medicine and the American 
Heart Association. Circulation, 107.185649. 
• Maltais, F.; Decramer, M.; Cassaburi, R.; Barreiro, E.; Burelle, Y. & Debigaré, R. (2014). An 
Official American Thoracic Society/European Respiratory Society Statement: Update on limb 
muscle dysfunction in chronic obstructive pulmonary disease. American Journal of Respiratory 
and Critical Care Medicine, 189,9, e15-62. 
• O’Donnell, C. J. & Elosua, R. (2008). Cardiovascular Risk Factors. Insights From Framingham 
Heart Study. Rev. Española de Cardiología 61(3) pp. 299-310. 
• Organización Mundial de la Salud, OMS (2015). Enfermedades cardiovasculares. Recuperado 
de: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs355/es/ 
• Ramírez, A. & Sansores, R. H. (2007). Consenso Mexicano de EPOC. Panorama 
epidemiológico e impacto económico actual. Neumol Cir Torax; 66 Supl 2:13-16. 
• Villar, F., Díez, J. & Álvarez-Salab, J. L. (2008). EPOC y acontecimientos cardiovasculares. Arch 
Bronconeumol, 44(3):152-159). 
• Vivanco, J. P. (2009). Rehabilitación pulmonar en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. 
Acta Med Per, 26(4). 
 
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs355/es/
 
 
• Von Oetinger, A., Trujillo, L. M., Villanueva, S., & Zagolin, M. (2018). Hipertensión arterial 
pulmonar: el entrenamiento físico como complemento de la terapia farmacológica. Revista 
médica de Chile, 146(5), 627-635. 
 
 
Fuente imágenes: 
• http://sportadictos.com/2015/08/ejercicio-fisico-para-el-corazon 
• http://www.flaticon.com 
• https://pixabay.com 
• Maltais, F. et al (2014). An Official American Thoracic Society/European Respiratory Society 
Statement: Update on limb muscle dysfunction in chronic obstructive pulmonary disease. 
American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, 189,9, e15-62. 
• www.iconarchive.com 
http://sportadictos.com/2015/08/ejercicio-fisico-para-el-corazon
http://www.flaticon.com/
http://www.iconarchive.com/

Continuar navegando