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Reporte
Campañas de salud
Durante la década de los años veinte del siglo pasado, en México se llevaron a cabo diversas campañas de salud pública para combatir enfermedades como la difteria y la escarlatina.
La difteria es una enfermedad infecciosa aguda que se caracteriza por la formación de una membrana en la garganta del paciente, lo cual le dificulta la respiración y puede provocar la muerte. 
También existe una modalidad que ataca la piel, manifestándose por lesiones dolorosas, hinchadas y rojizas; causada por una bacteria llamada Corynebacterium diphtheriae y se transmite a través del contacto con las secreciones nasales o faríngeas de personas infectadas.
La escarlatina o fiebre escarlatina es una enfermedad infecciosa aguda que se caracteriza por una erupción que aparece en el cuello y pecho y que se puede extender por el resto del cuerpo, fiebre alta, vómito, descamación de la piel, lengua inflamada, escalofríos, dolor de cabeza y malestar general, es causada por una bacteria llamada Streptococcus pyogenes y se transmite a través del contacto con las secreciones nasales o faríngeas de personas infectadas.
Se generaron campañas de salud, las cuales incluyeron la aplicación de pruebas para establecer el grado de inmunidad natural hacia estas enfermedades, así como las inmunizaciones correspondientes. Sin embargo, estas medidas no fueron bien recibidas por todos los sectores de la población.
Las pruebas para establecer el grado de inmunidad natural hacia la difteria y la escarlatina generaron una gran controversia entre los padres de familia. El Diario Oficial publicó un decreto en diciembre de 1926, establecía la aplicación obligatoria de las pruebas para detectar la inmunidad o falta de inmunidad de los infantes a la difteria (prueba de Schick) y la escarlatina (prueba de Dick), y las vacunas correspondientes (inyección de mezcla de toxina-antitoxina diftérica, o bien, toxina escarlatinosa). 
Este decreto fue implementado por el gobierno de Plutarco Elías Calles sin el previo consentimiento de los padres, lo que provocó un enfrentamiento entre los padres de familia y las autoridades. Muchos se negaron a permitir que sus hijos fueran sometidos a estas pruebas, además, algunos padres temían que fueran discriminados en las escuelas si no pasaban las pruebas.
La situación de descontento escaló, así fue como se produjeron manifestaciones y protestas por parte de los padres de familia en contra de estas medidas, por ejemplo, en un mitin celebrado en 1922, se congregaron cientos de padres de familia, representantes de las autoridades educativas y de salud, así como a los representantes e integrantes de las diversas sociedades de padres de familia de las escuelas de la capital. 
La prensa informó que el cine estaba completamente lleno y que muchos padres tuvieron que esperar en la calle el resultado de la junta. Durante el mitin, las autoridades trataron de convencer a los padres de familia para que aceptaran las reacciones inofensivas, pero los padres no aceptaron los argumentos y el mitin concluyó sin acuerdo alguno.
Ante esta situación, las autoridades de salud llevaron a cabo diversas estrategias para persuadir a los padres de familia sobre la importancia de estas pruebas y las inmunizaciones correspondientes. Se realizaron campañas masivas de educación y propaganda sobre los beneficios que derivarían de estas medidas, así como una política de persuasión y preparación educativa dirigida a las clases populares.
Referencias· Agostini, C. (2012). Historia de un escándalo. Campañas y resistencia contra la difteria y la escarlatina en la ciudad de México, 1926-1927. México, UNAM, pp. 287-312.

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