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Reporte
Fray Alonso de Molina y su obra
La figura y el trabajo de Fray Alonso de Molina ha sido objeto de estudio y análisis por parte de diversos autores a lo largo de los siglos. El primer biógrafo conocido de Molina es Fray Jerónimo de Mendieta, quien escribió una breve reseña de su vida en su obra "Historia Eclesiástica Indiana", en ella, destaca la importancia de Molina como lingüista y su trabajo en la traducción de textos religiosos al náhuatl. Además, menciona su amistad con Fray Bernardino de Sahagún y su labor pastoral en diversos conventos de la Orden Franciscana en Nueva España.
Otro de los primeros biógrafos de Molina fue Joaquín García Icazbalceta, quien elaboró una bibliografía mexicana del siglo XVI en la que puso mucha atención a la descripción de las obras de Molina. En ella, destaca la importancia del "Vocabulario en lengua castellana y mexicana" de Molina, obra que considera fundamental para el estudio de la lengua náhuatl.
El conde de la Viñaza también se interesó por la figura de Molina y afirmó que nació en Escalona, Toledo, aunque reconoció la confusión debida a Nicolás Antonio, quien confundió a los padres Escalona y Molina en una única personalidad.
Antonio de la Rosa Figueroa, encargado del Archivo y Biblioteca de San Francisco de México, en su "Promptuario general", sostiene que Molina era extremeño y que profesó en México en 1528. Este dato acerca de la procedencia de Molina es de gran valor, pues De la Rosa tuvo a su disposición el acervo histórico de la orden.
Además de los primeros biógrafos de Fray Alonso de Molina, existen también biógrafos modernos que han profundizado en su vida y obra. En el documento se mencionan algunos de ellos. Miguel León-Portilla, uno de los más destacados estudiosos de la cultura náhuatl, escribió un "Estudio preliminar" al "Vocabulario en lengua castellana y mexicana" de Molina en 1971, en el que destaca la importancia de esta obra para el estudio de la lengua náhuatl y la cultura indígena. 
Frances Karttunen, lingüista y antropóloga, ha estudiado la obra de Molina y su importancia para la comprensión de la lengua náhuatl. En su libro "An Analytical Dictionary of Nahuatl" (1992), Karttunen destaca la importancia del "Vocabulario" de Molina como una de las fuentes más importantes para el estudio de la lengua náhuatl.
José Luis Suárez Roca, filólogo y lingüista, ha estudiado la obra de Molina y su importancia para la lexicografía mesoamericana. En su libro "La lexicografía mesoamericana" (1992), Suárez Roca destaca la importancia del "Vocabulario" de Molina como un modelo dentro de la naciente lexicografía mesoamericana.
Esther Hernández, filóloga y lingüista, ha estudiado la vida y obra de Molina en profundidad. En su trabajo "Vida y obra de Fray Alonso de Molina" (1996), Hernández se interesa por dilucidar el lugar de nacimiento de Molina y repasa con cuidado los datos existentes. Además, destaca la importancia del "Vocabulario" de Molina y sus novedades léxicas introducidas.
Francisco Fernández del Castillo destaca la importancia de Molina como trabajador infatigable, amigo de Fray Bernardino de Sahagún, y su fama de ser un varón de mucho provecho. Además, destaca que Molina logró imprimir casi todo lo que escribió y describe detalladamente sus obras, centrándose en el análisis del "Vocabulario" de 1571, objeto de su estudio preliminar, enfatizando su finalidad, contenido, método y rasgos lingüísticos innovadores.
Se mencionan varias teorías sobre el lugar de nacimiento de Fray Alonso de Molina, pero se destaca la afirmación de Antonio de la Rosa Figueroa, además, se menciona que en el "Fichero de emigrantes" del libro "Arte de la lengua mexicana y castellana" se registran varios nombres de personas con el apellido Molina que emigraron desde Extremadura a América en el siglo XVI. Entre ellos se encuentran varios Alonso de Molina, uno de ellos natural de la puebla de Alcocer, que se embarcó en 1531 para México y era franciscano, lo que coincide con la información proporcionada por De la Rosa.
Por otro lado, se destaca que el apellido Molina era bastante común en la Extremadura del siglo XVI, y se perfilan dos núcleos de apellidos Molina: uno en la Baja Extremadura –Fuente de Cantos, Jerez de los Caballeros y Valencia de las Torres, hoy provincia de Badajoz–; otro en la Extremadura Media –Guadalupe, provincia de Cáceres, y Puebla de Alcocer– provincia de Badajoz.
Fray Alonso se unió a la Orden Franciscana en México en 1528, cuando tenía alrededor de 26 años. Su formación, según se indica, había respondido a las circunstancias más que a una carrera eclesiástica. Vivió largos periodos en el convento de Santiago y estuvo ligado al Colegio de Santa Cruz, lugar en el que conoció al texcocano Hernando de Ribas, quien colaboró con él en sus vocabularios. Además, se menciona que en el Colegio de Santa Cruz, se formó como humanista de dos tradiciones culturales y de intérprete de la Orden llegó a ser intérprete del diálogo intercultural que se logró en el Colegio.
En cuanto a su preparación humanística, Molina se adentró en el humanismo de la mano de varios franciscanos, entre ellos fray Juan de Gaona, formado en París, y fray Francisco Bustamante y fray Diego Valadés, quienes le enseñaron la filosofía aristotélico-tomista y las nuevas corrientes renacentistas concernientes al estudio de la lengua latina y también de la hebraica, según se desprende de las alusiones al hebreo contenidas en su "Arte de la lengua mexicana y castellana".
Molina fue un filólogo, lexicógrafo y gramático gracias a esa formación, fue así que escribió su "Vocabulario en lengua mexicana y castellana", que se considera el primer diccionario del Nuevo Mundo, así mismo, logró dar forma a los tres puntales de la evangelización: doctrinas, vocabularios y gramáticas, "la trilogía catequística".
Se interesó por la lengua y cultura de los indígenas y trabajó para preservarlas, fue un innovador en la lexicografía mesoamericana, introduciendo nuevos términos y neologismos en sus obras.
En cuanto a su gramática, trazó sobre el papel el tejido que él escuchó hablando con los nahuas, y que su obra contribuyó a la creación de un diálogo intercultural entre los pueblos indígenas y los españoles, además, fue un precursor de la idea del bilingüismo y la interculturalidad.
Referencias· Hernández de León-Portilla, A. (ed). (2014). Fray Alonso de Molina. Arte de la lengua mexicana y castellana. México, UNAM, pp. 167-184.

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