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Ceguera en México

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Reporte
“Educación especial y ciencias médicas frente a la
ceguera en la ciudad de México, 1870-1928”
El autor de este documento, Christian Jullian, presenta una investigación de la educación, la ciencia y su relación con la ceguera en la ciudad de México. El ensayo se divide en tres partes: la primera examina los rasgos y características que se relacionaban con los ciegos, la segunda estudia las innovaciones en las ciencias médicas y la educación especial, y la tercera establece las condiciones en las que funcionaba la Escuela Nacional de Ciegos. 
Se describe cómo los ciegos eran descritos por un buen número de autores mexicanos como el peor de los males que un individuo podía padecer en vida. Se establecía que el ciego era un eterno incapacitado que se aprovechaba de la piedad y de la compasión de las personas, abusando frecuentemente de ellas. 
Sumado a lo anterior, existió una asociación entre ceguera, ignorancia, pobreza y mendicidad que se mantenía al margen de los avances en las ciencias médicas y de la creación de escuelas especiales para educar e instruir a los ciegos. En este sentido, se puede decir que los ciegos eran representados como personas incapaces y dependientes que requerían ayuda constante.
Durante el periodo estudiado, las dos causas más importantes de la ceguera en México eran la oftalmía purulenta y la oftalmía simpática. La oftalmía purulenta era una enfermedad infecciosa que se transmitía de madre a hijo durante el parto, y que podía causar ceguera si no se trataba adecuadamente. Se usaban diferentes remedios caseros como infusiones de hierbas o aplicaciones de ungüentos para tratar la infección, sin embargo, estos tratamientos no siempre eran efectivos y en muchos casos la enfermedad avanzaba hasta causar ceguera irreversible. 
Por otro lado, la oftalmía simpática era una enfermedad inflamatoria que afectaba a ambos ojos y que podía ser causada por una lesión o cirugía en uno de los ojos. Además de estas dos enfermedades, existían otras causas de ceguera como las lesiones oculares, las enfermedades degenerativas como el glaucoma y la retinopatía diabética, entre otras.
En este caso se utilizaban diferentes técnicas quirúrgicas para tratar la inflamación ocular, pero nuevamente estos tratamientos no siempre eran efectivos y en algunos casos podían empeorar la situación del paciente. También se utilizaban otros tratamientos generales como sangrías, purgas y baños termales que se creían beneficiosos para la salud ocular. 
Existían algunas medidas para prevenir la ceguera. En el caso de la oftalmía purulenta, se recomendaba la aplicación de nitrato de plata en los ojos del recién nacido para prevenir la infección. Además, se promovía la higiene y el cuidado adecuado de los ojos para evitar infecciones y lesiones que pudieran causar ceguera. 
En el caso de la oftalmía simpática, se recomendaba la extirpación del ojo herido durante los primeros 14 días después de la lesión para evitar que la inflamación se propagara al otro ojo. Además, también se promovía el cuidado adecuado de las lesiones oculares para evitar complicaciones posteriores.
Las ciencias médicas y la creciente especialización de la profesión médica hicieron posibles importantes innovaciones en los estudios abocados a determinar las causas de la ceguera y los tratamientos para enfrentarla, así como algunas medidas para prevenirla. 
En el mismo sentido, la invención de diferentes tipos de oftalmoscopios durante la segunda mitad del siglo XIX en Europa, y la llegada de algunos a México, incidieron en la fundación del Instituto Oftalmológico Valdivieso en 1876, el primer hospital mexicano dedicado a la atención de personas con problemas de vista. Por lo tanto, tanto las instituciones educativas como las médicas jugaron un papel importante en el desarrollo de atención a personas con discapacidad visual en este periodo.
La creación de la Escuela Nacional de Ciegos en 1874 fue un proyecto estatal que buscaba educar e instruir a los ciegos para que pudieran valerse por sí mismos y no depender económicamente de otros. Sin embargo, esta escuela también reforzó la idea de que los ciegos eran incapaces y necesitaban ayuda constante. 
Existieron otras escuelas especiales para ciegos como la Escuela de Ciegos y Sordomudos de Guadalajara y la Escuela de Ciegos y Débiles Visuales de Monterrey. Estas escuelas ofrecían educación especializada en braille, música, artesanías y otras habilidades que permitían a los ciegos desarrollarse en diferentes áreas. Sin embargo, como se menciona en el mismo documento, estos proyectos educativos no tuvieron el éxito esperado debido a que muchos alumnos abandonaban sus estudios o no lograban insertarse en el mercado laboral después de graduarse.
Muchos alumnos abandonaron sus estudios en las escuelas para ciegos debido a varios factores, uno de los principales factores fue la falta de recursos económicos para continuar con su educación, ya que muchos de ellos provenían de familias pobres y no podían costear los gastos escolares, en otros casos fue por falta de apoyo emocional y psicológico por parte de sus familias y la sociedad en general, lo que les hacía sentirse desmotivados e incapaces. 
El documento se basa en una variedad de fuentes, incluyendo reseñas, reglamentos y obras literarias, por ejemplo, literatura sobre la ceguera y su percepción, reglamentos de las escuelas, registros de concursos y ganadores, instrucciones dedicadas a las parteras, así como textos penales.
Referencias· Christian, J. (2005). Educación especial y ciencias médicas frente a la ceguera en la ciudad de México, 1870-1928. México, UNAM, pp. 43-70

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