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El problema del amor en el obsesivo - Adriana Santillán

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FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CARRERA: Psicología Clínica
ASIGNATURA: Teoría y clínica del adolescente
TEMA DE ENSAYO:
El problema del amor en el obsesivo 
AUTOR (A):
Adriana Santillán
DOCENTE: Rodolfo Rojas
PARALELO: B
2019
Existen temas complejos de significar como una generalidad, complejos de expresar en su totalidad, complejos de explicar con puntualidad, por el fundamental hecho de estar vinculado a lo subjetivo de cada ser humano. Todos somos complejos, cada uno en su singularidad tiene algo único, distinto e inexplicable en su ser; a cada uno nos moviliza sensaciones muy particulares; a cada uno nos afecta, de menor a mayor grado, situaciones vivenciales en común. Como seres sujetos a lo social, se vuelve inevitable (depende del caso), la creación de vínculos con otros, los cuales van a ocasionar de manera involuntaria el surgimiento de sentimientos y emociones. Gracias al lenguaje se ha podido dar cuenta de ellas y a su vez se ha podido manifestar parcialmente al otro estas cuestiones sentidas con intensidad; no obstante, existen otras que no podrán ser exteriorizadas mediante palabras, pero sí mediante actos. 
El amor es uno de esos sentimientos intensos capaces de movilizar a cualquier persona. A lo largo de la historia humana, ha surgido interrogantes sobre esta cuestión, sobre el saber qué es realmente el amor, o cómo saber si se está amando, las cuales no han podido ser respondidas con exactitud; y todo ello porque todo depende del sujeto en cuestión y su manera de hacer con lo que siente. De acuerdo al psicoanálisis, existen tres tipos de estructuras subjetivas, neurosis, psicosis y perversión, en las cuales los diferentes sujetos van a ubicarse, convirtiéndose en su eje de vida. Con respecto a la neurosis, en esta existen dos modalidades, las cuales son, la histeria y la neurosis obsesiva. El presente ensayo se va a centrar en el problema del amor en el obsesivo, tomando en consideración aspectos generales de la estructura neurótica, la función de los síntomas, características de la neurosis obsesiva, la influencia de la función del padre en la mencionada modalidad y la manera que es ubicada una mujer para el obsesivo. 
Referirse al campo de la neurosis es referirse a una elección por la no elección; es decir, si el sujeto elige no elegir, elige no querer saber nada, entonces se va a ir estructurando como neurótico a nivel clínico. Ante la angustia que podría provocar esta elección, el neurótico tendrá su propio mecanismo para defenderse de ella, la cual es la represión. No obstante, para referirse a lo que fundamenta a la neurosis como tal, es necesario que el sujeto haya pasado por una pérdida, la del objeto a, lo cual permite que se vuelva deseante, que se produzca el deseo. Se conoce que el deseo es siempre deseo del Otro. La pregunta por su deseo, causa angustia en el ser, de ahí a que, como una manera de asimilar la situación o como una manera de hacer con ello, pueda producirse síntomas. El sujeto con el fin de no querer saber nada de la angustia que el deseo del Otro le provoca, puede evitar su encuentro con este, puede preferir no implicarse con el otro.
El síntoma puede tener un carácter armónico y estabilizar de alguna forma al sujeto; sin embargo, también puede ser des armónico y convertirse en irruptivo en su subjetividad. Thompson (2017) refiriéndose a la función del síntoma en la neurosis obsesiva va a argumentar lo siguiente “la neurosis obsesiva es caracterizable como una forma de arreglárselas con el síntoma, que consiste en acomodarse a él” (p.22). Entonces, se puede decir que, el neurótico obsesivo no va a querer saber nada del Otro, siendo así esta su manera de mantener como imposible su deseo; es decir, va preferir formar síntomas, adaptarse y convivir con ellos, que implicarse con el otro; de ahí a que haya un empobrecimiento en los lazos sociales del obsesivo. De esa manera, los vínculos sociales de un neurótico obsesivo van a ser limitados, en el sentido de evitar de forma indirecta involucrarse sentimental con el otro o al menos no con tanta intensidad. Los síntomas van a funcionar como una barrera contra este Otro, desde el punto de vista del obsesivo, caprichoso y gozador. 
Cómo ya se mencionó, el mecanismo propio de la neurosis es la represión, mediante esta se defiende de lo angustiante que puede llegar a ser lo que proviene del Otro o de lo real, aunque cabe recalcar que existen más mecanismos de defensas que puede emplear contra estas irrupciones que llegan a lo consciente. Los sujetos neuróticos obsesivos van a caracterizarse por un mecanismo defensivo determinado, el cual es el aislamiento; que, si bien es cierto, también es empleado por la otra modalidad neurótica, no obstante, caracteriza a la neurosis obsesiva por ser más frecuentemente articulada en las distintas experiencias. Se puede decir que el aislamiento es el mecanismo propio de la neurosis obsesiva. La función defensiva de este mecanismo es aislar el afecto que lleva cargado una idea, pensamiento o imagen; esto supondría un cargo menos en la psiquis, sin embargo, cualquier situación externa o interna podría volver a cargarla, llegando incluso a convertirse en un conflicto intrapsíquico.
Otra cuestión importante que caracteriza a la estructura obsesiva es la posición masculina, la posición de tener, de ahí a que los ideales sean su paradigma a seguir. El padre en un obsesivo es ubicado como un ideal, pero también como un imperativo. El padre tiene un lugar central en la neurosis obsesiva, el sujeto obsesivo siente cierto temor hacia este, porque en su imaginario este padre puede ser capaz de quitarle aquello que tiene, de ahí a que haya un retroceso ante lo femenino (Thompson, 2017, p.15). La angustia a la castración, la amenaza del padre de castrarlo si llega a escoger a su mujer, queda impregnado en la psiquis del obsesivo, provocando una restricción cuando se relaciona con el otro sexo. De manera inconsciente, por obedecer al padre, renuncia más o menos a la mujer y elige el falo, es decir, elige no elegir al otro sexo. Entonces, la función del padre en el obsesivo se vuelve superyoica ante el encuentro con la mujer.
La tendencia del obsesivo es idealizar al otro que se muestre con cierto brillo fálico. Cuando la mujer declina el encuentro amoroso con un hombre, suele ser percibida como difícil, como alguien que se hace desear; mientras que, aquella mujer que accede a encuentros amorosos puede ser calificada como fácil o puta (Thompson, 2017, p. 14). En el primer caso, si en el obsesivo esta mujer es amada, podría ser idealizada, dado a que se muestra con cierto brillo fálico; mientras que, en el segundo caso, si esta mujer es amada, la llega a degradar. En ambos casos, la respuesta del sujeto obsesivo tiene el mismo trasfondo, representa una coartada para el encuentro sexual.
¿Por qué el amor se considera un problema en el obsesivo? En todo neurótico, independientemente de su modalidad, amar a un otro supone un problema, porque implica un encuentro con la falta, con lo angustiante de la no relación sexual y esto resulta aún más complicado en un neurótico obsesivo, porque para amar tendrá que renunciar a su posición masculina, ponerse en falta, histerizarse, elegir; todo lo opuesto a su modalidad. La mujer amada en el obsesivo, lo moviliza a tal punto de producir síntomas, pudiendo surgir pensamientos rumiativos o dudas como recursos para postergar su encuentro con dicha mujer, para procrastinar el encuentro amoroso; además, el significante padre también va a influir en su elección; por obedecerlo, no va a enfrentar a la mujer. El sujeto obsesivo, con el fin de preservar su semblante fálico, llevará a cabo toda una batalla contra el amor, surgirá todo un conflicto intrapsíquico, que solo cesará, parcialmente, cuando finalmente elige amar. 
Amar es dar lo que no se tiene; amar es darse cuenta de la falta; amar es renunciar a una posición. En definitiva, el amor sí supone un problema para el obsesivo por ser considerado una gran amenaza parasu modalidad subjetiva; todo ello debido a una huella impregnada, resultante de una historia inconsciente con su padre simbólico. Sin embargo, resulta paradójico que sea el mismo amor la solución para este problema; solo cuando decida amar, podrá acceder a la mujer amada.
Referencias Bibliográficas
 
Thompson, S. (2017). Introducción: La obsesión más allá del padre. En El obsesivo y la mujer (pp.13-16). Buenos Aires: Letra Viva Editorial.
Thompson, S. (2017). La elección de la neurosis. En El obsesivo y la mujer (pp.17-24). Buenos Aires: Letra Viva Editorial.

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