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AH1N1 en 2009

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El ahuehuete de la Noche Triste
La relación entre educación y pandemia, en específico la influenza AH1N1 en México en 2009, dejó en evidencia la relación entre la política y la ciencia y cómo se atraen y se rechazan por ser espacios de ejercicio del poder. Al mismo tiempo, durante una emergencia sanitaria, la ciencia desempeñó un papel clave en la toma de decisiones sobre la salud pública. 
La experiencia de la epidemia resalta la necesidad de establecer una relación saludable entre los políticos y los científicos, ya que las decisiones que toman afectan directamente a la sociedad y a las formas en que se enfrentan estas emergencias. En este sentido, es importante que los políticos tomen en cuenta la opinión de la comunidad científica y se aseguren de que las decisiones que se tomen estén basadas en la ciencia y no en intereses políticos o económicos. 
La ciencia también desempeña un papel importante en la identificación y monitoreo de las enfermedades, en la elaboración de estrategias preventivas y terapéuticas y en la evaluación de su eficacia. Por lo tanto, la ciencia es fundamental para garantizar una respuesta adecuada y efectiva en situaciones de emergencia sanitaria.
Durante la epidemia los medios de comunicación jugaron un papel relevante en la construcción de la imagen de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como “referente intelectual y de certidumbre frente a la desconfianza generada por la epidemia”. La prensa empezó a posicionar la idea de que la UNAM era el principal referente de certidumbre y que proveería respuestas concretas sobre la epidemia, a partir de entrevistas y reportajes. 
La serie "La influenza: las respuestas de la ciencia", transmitida por Radio UNAM y TV UNAM, estableció un punto de referencia sobre el discurso científico y permitió la presentación de posturas desde diferentes disciplinas como la medicina, la química, ciencias sociales, economía, psicología y humanidades.
Durante la transmisión de la serie, se recibieron llamadas del público que preguntaba desde cuestiones complejas sobre la composición del virus hasta consultas básicas de higiene doméstica, lo que evidenció la necesidad de información clara y accesible para la población. Aunque se dieron diferentes espacios para que los académicos universitarios expresaran su opinión, la serie "La influenza: las respuestas de la ciencia" se convirtió en un referente importante, gracias a que fue transmitida por los medios de comunicación de la misma universidad y logró un alcance significativo.
Durante la emergencia sanitaria hubo contradicciones en los discursos de las autoridades debido a que la situación era un tema polémico y delicado que ponía en riesgo la salud de la población y la economía del país: los burócratas mexicanos tenían argumentos distintos a los de la comunidad científica sobre la importancia del problema sanitario, lo cual generó confusiones y desconfianza en la población.
Por un lado, el Secretario de Salud puso en marcha una estrategia nacional y el presidente aludió a la necesidad de quedarse en casa, mientras que por otro lado, insistieron en que la economía no debía pararse, ya que no habría grandes pérdidas humanas y se tenía controlada la situación. Esto evidenció la falta de coordinación entre las autoridades sanitarias y políticas, y la ausencia de una estrategia clara y coherente a nivel nacional.
La falta de información precisa y oportuna generó incertidumbre en la población y en la comunidad científica, lo cual se vio reflejado en las cifras contradictorias que se presentaron durante la emergencia, esto evidenció la ineficacia de las instituciones estatales para informar puntualmente y la falta de precisión científica para medir la situación sanitaria. Todas las contradicciones en los discursos se debieron a la falta de coordinación y estrategia clara, así como a la falta de información precisa y oportuna.
ReferenciasCejudo, D. (2022). Entre políticos y científicos: La influenza A (H1N1) en México, 2019. México. UNAM, pp. 260-269.

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