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ENFERMEDADES HEMORRAGÍPARAS Trastornos congénitos de la coagulación Constituyen cuadros clínicos con una baja incidencia. Con excepción de las deficiencias de determinadas proteínas de la fase de contacto (factor XII, precalicreína y cininógenos de alto y bajo peso molecular), cuyas deficiencias no tienen expresividad clínica, en las restantes situaciones la hemorragia de localización articular y muscular es la manifestación clínica más relevante. La enfermedad de von Willebrand es una excepción, puesto que su expresión ocurre preferentemente en las mucosas. HEMOFILIA Es un trastorno congénito de la coagulación, caracterizado por la disminución cuantitativa o cualitativa de la actividad procoagulante de factores. Clasificación Hemofilia A → déficit del factor VIII (la más frecuente). Hemofilia B o enfermedad de Christmas → coagulopatía congénita secundaria a una anomalía cuantitativa o cualitativa del factor IX. Hemofilia C → déficit del factor XI (poco frecuente). La Incidencia de la HA es de 1 cada 5.000-10.000 varones, la de la HB es de 1 cada 30.000 aproximadamente. Hemofilia A y B Herencia El tipo de herencia es recesiva ligada al cromosoma X, el gen del F VIII y del F IX se encuentra en el brazo largo del cromosoma X. Se podría decir entonces que las mujeres son portadoras (muy poco % de ellas expresa la patología) y los varones son los que padecen la enfermedad. En la hemofilia A la inversión de la secuencia de ADN que se encuentra en el intrón 22 del gen del FVIII constituye la anomalía molecular más frecuente en pacientes con hemofilia A grave; es responsable de la enfermedad en el 45% de los casos. Aproximadamente el 50% de hemofílicos con afección grave y la práctica totalidad de hemofílicos con diátesis hemorrágica moderada o leve presentan mutaciones puntuales. La hemofilia B es heterogénea en cuanto a su origen. Las deleciones parciales o completas del gen representan el principal defecto molecular responsable de esta condición. La existencia de mutaciones puntuales es responsable de las formas variantes de enfermedad (alteraciones funcionales). Fisiopatología Las manifestaciones hemorrágicas se deben a la generación insuficiente de la trombina, por afectación de la vía intrínseca de la coagulación. Cuadro Clínico La hemofilia A y B son clínicamente indistinguibles. La presentación principal es la hemorragia que puede afectar a las articulaciones, los músculos, el sistema genitourinario y el SNC y, esporádicamente, a las mucosas. La frecuencia y la intensidad de las manifestaciones hemorrágicas guardan relación con las concentraciones de factor VIII circulante: Cuando las [ ] son indetectables (menos de 1%), la hemofilia se clasifica como grave o severa. Concentraciones entre 1-5% definen la forma moderada y Cifras entre el 6-30% corresponden a la forma leve. Las formas severas afectan al 50-60% de los pacientes con HA y al 20-45% de los pacientes con HB. Forma Grave: Durante el primer año de vida el 80% de los pacientes presenta equimosis o hematomas (después de punciones venosas y procedimientos o manipulaciones quirúrgicas, incluso cuando se desprende el cordón umbilical se produce sangrado). Durante el período de la dentición, las hemorragias gingivales son frecuentes y también aparecen ante lesiones traumáticas en la lengua y la cavidad bucal. Las equimosis y los hematomas se incrementan entre el primer y el tercer año de vida, cuando se inicia la deambulación. En este período aparecen las primeras hemartrosis y hemorragias musculares (localizaciones superficiales o profundas, cuando se originan cerca de las vía respiratoria pueden provocar asfixia). Puede existir una disociación marcada entre la intensidad de la agresión y sus consecuencias. Es característico el hematoma de la cara palmar del antebrazo, que puede ser responsable del síndrome de Volkmann (contractura isquémica de la mano). El cuadro clínico del hematoma del psoas puede llegar a confundirse con el de una apendicitis aguda. En los casos de hematomas internos abdominales, la ecografía, la TC o la RM tienen gran valor diagnóstico. Las hemorragias de mayor frecuencia e importancia son las articulares (HEMARTROSIS). Ésta representa el 80% de los episodios hemorrágicos, se acompañan de los signos clásicos de la inflamación y generalmente el dolor es el síntoma inicial. Las articulaciones más afectadas en orden de frecuencia son: Rodillas, codos, tobillos, hombros, caderas y muñecas (grandes articulaciones). El tratamiento adecuado y rápido de la hemorragia articular es fundamental para evitar lesiones degenerativas residuales (artropatía hemofílica). Las hemartrosis de repetición inducen una degeneración articular que se manifiesta por hiperplasia sinovial y destrucción del cartílago articular. Las lesiones producen graves secuelas funcionales, por lo que es muy importante la instauración de un tratamiento profiláctico, o inmediato tras una hemartrosis, así como un adecuado tratamiento rehabilitador y ortopédico. (Deformidad producida por hemartrosis de repetición) Algunos pacientes hemofílicos presentan quistes óseos y seudotumores hemofílicos. Los quistes óseos corresponden a reservorios encapsulados de sangre con capacidad de incrementar su tamaño. El crecimiento de estos hematomas encapsulados puede afectar la integridad ósea, causar su progresiva destrucción y, en ocasiones, generar nueva osteogénesis. En la mayoría de los casos la cirugía es el único tratamiento efectivo. En determinadas ocasiones los seudotumores son difíciles de diferenciar de auténticas neoplasias óseas. La hematuria es una manifestación frecuente en el paciente con hemofilia grave, aunque en la mayoría de las ocasiones es microscópica. Si es muy intensa, pueden generarse coágulos en los uréteres y provocar cólicos nefríticos. Las hemorragias más graves en los hemofílicos son las del SNC, que por lo general están asociadas a traumatismos previos. Su prevalencia en los pacientes con hemofilia grave es del 2,5%-8%. La mayoría de las hemorragias del SNC se produce antes de los 20 años de edad. La tercera parte son subaracnoideas, mientras que en el 26% de los casos son subdurales. Ante la aparición repentina de cefalea intensa en un paciente hemofílico siempre debe considerarse esta posibilidad. En caso de sospecha clínica fundada se debe iniciar cuanto antes tratamiento con preparados de factor VIII. Formas moderadas: Los síntomas aparecen tardíamente, la hemartrosis son menos frecuentes y tienen relación con traumatismos más severos. Formas leves: La hemartrosis es menos frecuente. Los episodios hemorrágicos pueden observarse luego de extracciones dentarias o intervenciones quirúrgicas (por eso se dice que los pacientes con EvW se comportan como un hemofílicos). Diagnóstico REALIZAR UN INTERROGATORIO DETALLADO. Puede sospecharse por una historia hemorrágica familiar de presentación exclusiva en varones, por la existencia de una respuesta exagerada a pequeños traumatismos o manipulaciones quirúrgicas o por el hallazgo, en pruebas de hemostasia sistemáticas: de una prolongación del TTPA (por afectación de la vía intrínseca), acompañado de tiempos de hemorragia y protrombina normales. El recuento de plaquetas es normal. El diagnóstico definitivo se establece con el dosaje de los factores de coagulación, esto nos permite comprobar el descenso o la ausencia de la actividad del factor correspondiente. El estudio de genética molecular hace posible la detección de portadoras de la enfermedad, así como un correcto diagnóstico prenatal. Diagnóstico diferencial Mediante la dosificación de los factores de la coagulación. En ocasiones, los individuos en los que se detecta un descenso de factor VIII no tienen antecedentes familiares hemorrágicos, al corresponder a hemofilias de novo o por no disponer de información clínico-biológica familiaradecuada. En estos casos es necesario establecer un rápido diagnóstico diferencial que debe incluir la enfermedad de von Willebrand o la existencia de un inhibidor adquirido frente al factor VIII. Numerosas entidades pueden producir inhibidores, entre las que destacan el posparto, las conectivopatías, los síndromes linfoproliferativos y las neoplasias. La disminución adquirida del factor IX se acompaña de un defecto de los restantes factores dependientes de la vitamina K. Tratamiento A demanda: hasta la década 80 no se hacía profilaxis, recién se trataba cuando aparecía el sangrado. Profilaxis: Es el principal tratamiento en la actualidad, consiste en administrar el factor que está disminuido o ausente: concentrados comerciales de Factor VIII o IX → Dosis: 20 y 50 UI /Kg. Si no hay disponibilidad de concentrados (elevado costo) se puede recurrir a los crioprecipitados. Continuo: 1) Antes del año. 2) Entre los 2 y 4 años, después de algún episodio de sangrado. Intermitente: en adulto. El tratamiento de elección en la hemofilia grave es la utilización de preparados de factor VIII o IX. El tratamiento de los episodios hemorrágicos debe iniciarse con la mayor prontitud posible: en caso de duda se debe tratar, ya que una dosis temprana de factor VIII puede acortar considerablemente el tratamiento y limitar la lesión residual. Para establecer la dosis necesaria para un episodio hemorrágico en un hemofílico grave deben tenerse en cuenta al menos 2 parámetros: el peso del paciente y la dosis de factor VIII que se desea alcanzar. Es fundamental un buen trabajo rehabilitador de las articulaciones afectadas, así como un reforzamiento muscular articular, para una correcta profilaxis y tratamiento de las complicaciones hemorrágicas. El tratamiento de elección de las formas moderadas y leves de la hemofilia A es el derivado sintético de la hormona antidiurética o vasopresina (DDAVP o DESMOPRESINA), dado que no ocasiona efectos secundarios relevantes y evita el riesgo inherente al uso de derivados sanguíneos. Cuando se administra en dosis de 0,3 mg/kg i.v. o s.c., o en dosis mayores por vía intranasal, ha resultado efectivo en la profilaxis y el tratamiento de las complicaciones hemorrágicas. Su acción terapéutica se debe al aumento inmediato que induce en la concentración del factor VIII. En las formas graves de hemofilia el DDAVP no ejerce efecto terapéutico alguno. Los antifibrinolíticos se usan de forma tradicional y con buen resultado en la profilaxis y el tratamiento de ciertas complicaciones hemorrágicas, especialmente en extracciones dentarias y gingivorragias. La dosis recomendada para el ácido tranexámico es de 0,25 mg/kg, 3 o 4 veces al día. La dosis de EACA en el adulto es de 4 g, 4-6 veces al día. El uso de antifibrinolíticos en hemofílicos con hematuria está contraindicado. Complicaciones del tratamiento Infecciones: Aunque los nuevos preparados de factor VIII no tienen riesgo infectivo para los virus de la hepatitis, en todo hemofílico que aún no ha recibido tratamiento está indicada la vacunación para las hepatitis A y B. Todos los concentrados de FVIII sometidos a inactivación viral han desterrado definitivamente el peligro de contagio del HIV. Aún persisten algunos problemas sin resolver, especialmente de virus no encapsulados como el parvovirus B19. Inhibidores: El 20%-30% de los hemofílicos tratados desarrolla un inhibidor contra el FVIII, lo que guarda relación con el tipo de lesión genética. Las mutaciones puntuales y pequeñas deleciones dan lugar a una baja incidencia de inhibidores. Por el contrario, la inversión del intrón 22, las deleciones extensas y las mutaciones puntuales que ocasionan un codón de parada son responsables de una alta incidencia de inhibidores, clasificados en dos tipos: inhibidores de baja o alta respuesta. Los primeros son aquellos que, pese a estímulos antigénicos repetidos (transfusiones de factor VIII), no exceden un título de 15-20 unidades Bethesda (UB). Los de alta respuesta sobrepasan las 100 UB. La detección de un inhibidor circulante puede complicar notablemente el tratamiento. Los diferentes protocolos que persiguen facilitar inmunotolerancia se basan en la administración prolongada de FVIII junto con fármacos inmunodepresores. Con ello se consiguen reducciones notables o la desaparición de los títulos altos de inhibidor. Para los episodios hemorrágicos en enfermos con tasa alta de inhibidor se utilizan preparados de complejo protrombínico activado o factor VIIa recombinante. ENFERMEDAD DE VON WILLEBRAND Coagulopatía congénita más frecuente (1%). Comprende un grupo heterogéneo de diátesis hemorrágicas en cuanto a transmisión genética, manifestaciones clínicas, expresión biológica y mecanismos patogénicos de instauración. El denominador común de todas las formas de expresión de esta enfermedad es un trastorno cualitativo o cuantitativo (déficit) del vWF circulante. El vWF (se sintetiza en células endoteliales y megacariocitos) forma parte de un grupo de moléculas de adherencia que desempeña un papel crucial en la interacción de las plaquetas con el subendotelio vascular. Además de ejercer esta función, actúa como proteína transportadora y protectora del factor VIII plasmático (si ↓ el vWF también ↓ el factor VIII, diagnóstico diferencial con hemofilia A), lo que impide su aclaramiento rápido. El vWF adopta una estructura multimérica cuando circula en el plasma, y en su subunidad básica se han caracterizado lugares de unión específicos para las glucoproteínas de membrana plaquetaria Ib, IIb/IIIa, el colágeno, la heparina y el factor VIII. Clasificación o Fenotipos Distingue entre: Deficiencias cuantitativas parciales (tipo 1) +++++++++++ Cualitativas (tipo 2): Los defectos cualitativos engloban 4 subcategorías: El tipo 2A corresponde a defectos moleculares del vWF, con pérdida parcial o total de su funcionalidad, y el estudio de la estructura multimérica del vWF plasmático muestra ausencia de las formas de alto peso molecular. El tipo 2B se caracteriza porque el vWF plasmático presenta una mayor afinidad de la proteína normal para ligarse a la glucoproteína Ib de la membrana plaquetaria. El tipo 2M engloba las variantes funcionales previamente descritas, donde existe una pérdida de la funcionalidad del vWF plasmático, pero la distribución multimérica de la proteína es normal. Finalmente, en el tipo 2N existe un defecto del vWF que le impide formar un complejo estable con el FVIII; la estructura multimérica del vWF es normal (es el más severo, el paciente se comporta como hemofílico). Cuantitativas totales (tipo 3) de vWF plasmático. Prevalencia y genética El tipo 1 es el más frecuente (75% de los casos), mientras que el 19% de los pacientes tiene formas variantes del tipo 2. En el tipo 1, así como en gran parte de las variantes del tipo 2, el patrón de herencia es autosómico dominante, de penetrancia incompleta y con expresión fenotípica altamente variable, incluso en miembros de una misma familia. El tipo 3 y alguna forma del tipo 2 tienen un patrón de herencia autosómico recesivo. Los individuos afectados pueden ser tanto homocigotos como dobles heterocigotos. Los heterocigotos suelen estar asintomáticos. Como alteración molecular responsable de algunos casos de la enfermedad se han identificado diferentes anomalías en el gen que codifica la síntesis del vWF, localizado en el cromosoma 12. En individuos con el tipo 3 se han encontrado grandes deleciones del gen en el locus 12p12. Estos enfermos presentan inhibidores contra el vWF. Por el contrario, los pacientes que no desarrollan inhibidores no tienen grandes deleciones. Cuadro clínico A diferencia de la hemofilia, las manifestaciones hemorrágicas más importantes de la EvW son las mucocutáneas, mientras que las hemartrosis o las hemorragias musculares sólo se observan en el tipo 3 de la enfermedad, donde tampocose detecta factor VIII. Las epistaxis, gingivorragias (generalmente consultan por derivación del odontólogo) y metrorragias son las complicaciones más frecuentes. Pueden presentarse hemorragias gastrointestinales en el 10% de los enfermos, manifestación que en ocasiones se asocia a la presencia de malformaciones vasculares, angiodisplasias o telangiectasias hereditarias. En el tipo 1 el riesgo hemorrágico guarda relación generalmente con las tasas de vWF circulante, aunque en numerosas ocasiones la intensidad de las hemorragias varía notablemente incluso entre individuos de la misma familia. En el tipo 2, pese a la existencia de concentraciones elevadas de vWF circulante, al existir una anomalía cualitativa de la molécula pueden registrarse complicaciones hemorrágicas graves. La variante 2N puede confundirse con facilidad con la hemofilia A. Diagnóstico MUY IMPORTANTE EL INTERROGATORIO: ¿Cuándo comenzó el sangrado, fue espontáneo o posterior a un traumatismo, es la primera vez? Medicación (principalmente preguntar por AAS) ¿El sangrado se detiene espontáneamente o es continuo? ¿Tuvo sangrado relacionado con extracciones dentarias, cirugías? Antecedente de enfermedad clínica: hepatopatía, alteraciones renales, cáncer. ¿Algún familiar tiene antecedentes de sangrado? Triada Diagnóstica: Tiempo de sangría prolongado. Recuento de plaquetas normal. F VIII disminuido. Puede sospecharse el diagnóstico en enfermos con antecedentes de hemorragias en mucosas e historia familiar positiva que afecta a ambos sexos. El tiempo de hemorragia suele estar alargado, pero al no ser una prueba consistente, ha sido sustituida por el estudio con el PFA-100. El TTPA puede ser normal o prolongado, según las tasas circulantes de factor VIII. Esta proteína está ausente en el tipo 3, reducida de forma variable en el tipo 1 y 2N y normal en algunas de las otras formas del tipo 2. Para establecer el diagnóstico correcto es muy importante el estudio cuantitativo y funcional del vWF circulante, que en el tipo 1 se haya reducido, en el tipo 3 está ausente y en las variantes del tipo 2 puede presentar valores normales, aunque con actividad funcional alterada. En determinadas situaciones, como el embarazo o el postoperatorio inmediato, el diagnóstico del tipo 1 de la enfermedad puede ser complejo, ya que es posible que el vWF esté aumentado al comportarse como reactante de fase aguda. La determinación funcional del vWF circulante se realiza mediante la investigación de la aglutinación de plasma rico en plaquetas del enfermo con ristocetina (RIPA). La intensidad de aglutinación plaquetaria guarda relación con la presencia de vWF plasmático, excepto en determinadas formas variantes del tipo 2. Dado que en determinadas trombocitopatías y en el cuadro conocido como seudo von Willebrand, en el cual el defecto congénito reside en la membrana plaquetaria (en la glucoproteína Ib, en consecuencia las plaquetas no pueden unirse al vWF → cursa con hemorragias moderadas), pueden aparecer defectos de aglutinación frente a la ristocetina, es conveniente dosificar el factor plasmático responsable de la aglutinación, conocido como cofactor de la ristocetina. Es aconsejable intentar clasificar a cada enfermo dentro de los diferentes subtipos de la enfermedad de von Willebrand. Su interés radica no sólo en establecer un diagnóstico, pronóstico y consejo genético correctos, sino que también puede ser un factor de consideración importante en la elección del tratamiento. El estudio de la composición multimérica del vWF plasmático facilita la clasificación en subtipos. La prolongación del tiempo de hemorragia puede presentarse en determinadas trombocitopatías. En estos casos, el estudio de la actividad coagulante del factor VIII y los estudios de agregación plaquetaria pueden resolver las dudas diagnósticas. El síndrome de Bernard-Soulier cursa con prolongación del tiempo de hemorragia y nula aglutinación a la ristocetina, pero estos datos coexisten con valores normales de factor VIII y de cofactor de la ristocetina. Dificultades diagnósticas Fluctuación de los niveles de vWF en el mismo paciente. Fluctuación de los niveles de vWF en la misma familia. Fluctuación por estados fisiológicos (grupo sanguíneo, embarazo). Fluctuación por estados patológicos (se comporta como un reactante de fase aguda). Fluctuación por drogas (estrógenos, corticoides). Es hormonodependiente. Diagnóstico Diferencial Enfermedad de Von Willebrand adquirida (ej: por cáncer). Trombocitopatías hereditarias (campo de la hematología pediátrica) o adquiridas. Hemofilia. Tratamiento La elección del tratamiento depende de la tipificación diagnóstica que se haya realizado: En el tipo 1 clásico de la enfermedad, el tratamiento de elección es la desmopresina*, con la que se consigue corregir la anomalía de la hemostasia primaria y elevar considerablemente los valores de FVIII. En el tipo 3 la desmopresina no es efectiva, por lo que se recomienda la administración de concentrados ricos en vWF o crioprecipitados. El empleo de fármacos antifibrinolíticos puede ser un recurso terapéutico útil como profilaxis y tratamiento de hemorragias de la cavidad bucal e incluso de las menorragias. En ocasiones, en el control de estas últimas el empleo de estrógenos o anticonceptivos orales puede ser beneficioso. El 10% de los pacientes con enfermedad de von Willebrand de tipo 3 que han recibido politransfusión desarrolla anticuerpos precipitantes contra el vWF. La aparición de los inhibidores dificulta enormemente el tratamiento. *Desmopresina Análogo sintético de vasopresina. Con mayor efecto antidiurético que la hormona antidiurética. Vida media corta: 55 minutos. Mecanismo de acción: Liberación de vWF de sitios de depósito en células endoteliales. Movilización del FVIII (del hepatocito). Efectos colaterales: Se producen al momento de la infusión (ésta se realiza unos 20 min antes de que el paciente se someta a algún tratamiento donde puede sangrar, así en ese momento se tienen niveles hemostáticos adecuados del vWF) Vasodilatación cutánea (flushing facial). Cefalea leve y transitoria. Retención hídrica con hiponatremia (por eso siempre debo tomarle la TA al paciente). Efectos Adversos (muy poco frecuentes): IAM en paciente añoso (1988). ACV en paciente con insuficiencia renal crónica (1988). TEP en diabetes insípida. Vías de administración: Endovenosa: 0.3µg/kg en 50 ml de solución fisiológica a pasar en 20 minutos. Subcutánea: 0.3µg/kg 60 minutos antes. Intranasal: 300-500µg. Desmopresina y Taquifilaxia En infusiones cada 24 horas la respuesta del factor VIII a la 2°dosis es 30% menor (porque en la primera dosis se libera el F VIII en forma masiva). No hacer infusiones con intervalos menores a 12 horas ya que si bien se pierde el efecto hemostático persiste el efecto antidiurético. Desmopresina y respuesta según tipo de von Willebrand Tipo 1 →Normalización, según el valor basal. Tipo 3 → Sin respuesta. Tipo 2ª → No corrige la anomalía multimérica. Tipo 2B → Corrige transitoriamente la anomalía multimérica. Puede corregir el tiempo de sangría. Produce trombocitopenia. Tipo 2M → Suele no alcanzar nivel hemostático. Tipo 2N → Respuesta impredecible. TRASTORNOS ADQUIRIDOS DE LA COAGULACIÓN Pueden deberse a un defecto de síntesis de los factores formadores de fibrina, a un exceso de su consumo o hiperdestrucción de los mismos, así como a la presencia de anticoagulantes circulantes frente a alguno de los componentes que intervienen en la formación de fibrina. Síndrome de von Willebrand o enfermedad de von Willebrand adquirida Se asocia a múltiples situaciones, como síndromes linfo y mieloproliferativos, disproteinemias, gammapatías monoclonales y mieloma múltiple. La etiopatogenia es muy heterogénea y difieresegún las diferentes enfermedades asociadas. La clínica hemorrágica es similar a la descrita en la enfermedad congénita. Frecuentemente, la alteración del vWF se asemeja a la EvW de tipo 2A, con disminución de los multímeros de alto peso molecular. El tratamiento es el de la enfermedad subyacente. Pueden utilizarse con éxito desigual los recursos terapéuticos de la forma congénita. Coagulación intravascular diseminada (CID) Es un síndrome adquirido caracterizado por activación intravascular de la coagulación sin localización específica, por múltiples causas posibles. No es una entidad por sí misma, sino que ocurre siempre como complicación de una enfermedad subyacente (cuadro 209-5). Trombosis y hemorragia pueden acontecer en diferentes lugares y con intensidades variables. El espectro trombótico va desde los signos de laboratorio de hipercoagulabilidad sin significación clínica hasta un extenso depósito intravascular de fibrina que bloquea la circulación en los vasos de calibre pequeño y mediano, y se manifiesta por isquemia tisular. La intensidad de la hemorragia va desde una pérdida sanguínea leve en los lugares de lesión hasta la hemorragia masiva con compromiso vital. En el curso de la CID, como fenómeno secundario, el sistema fibrinolítico se activa concomitantemente con la coagulación intravascular, y muchas veces es insuficiente para contrarrestar la formación de fibrina intravascular. Etiopatogenia Dada la diversidad de situaciones que pueden dar lugar a CID, se han implicado diferentes y distintos mecanismos etiopatogénicos responsables del mismo (cuadro 209-5). Diagnóstico Diagnóstico clínico: Debe demostrarse la presencia de alguna de las condiciones clínicas que se pueden asociar a esta complicación. Puede dominar el cuadro clínico trombótico o el hemorrágico, o aparecer ambos simultáneamente (síndrome trombohemorrágico), lo que no facilita la elección clínica del tratamiento apropiado. La forma de presentación más común consiste en hemorragias cutáneas (petequias, equimosis) y en los tejidos lesionados por intervenciones quirúrgicas o por una enfermedad subyacente. Diagnóstico biológico: No existe una única prueba de laboratorio que permita establecer o descartar el diagnóstico de CID de manera específica. No obstante, una combinación de pruebas analíticas (preferiblemente seriadas) permite establecer el diagnóstico en la mayoría de los pacientes con un aceptable grado de certeza. En la práctica el diagnóstico se basa en los siguientes datos: 1) enfermedad subyacente asociada con CID; 2) trombocitopenia inferior a 100 × 109/L o rápido descenso del recuento plaquetario; 3) alargamiento del TP y TTPA; 4) presencia de productos de degradación de la fibrina: dímero D, y 5) descenso de AT y proteína C. Son opcionales la concentración de fibrinógeno, ya que su descenso tiene una especificidad inferior al 30%, y la presencia de esquistocitos en sangre circulante que no son exclusivas de la CID, dado que pueden aparecer en cualquier microangiopatía. Otras pruebas de interés en laboratorios más especializados son la determinación de fibrina soluble, los complejos trombina- AT y el fragmento 1 + 2 de la protrombina. Se distingue una forma de CID franca o descompensada, con alteración de todas las pruebas convencionales (tiempo de protrombina, fibrinógeno, PDF y plaquetas) y otra latente, larvada o compensada, cuando uno o dos de los parámetros anteriores son normales. Estas distintas formas se basan en los mecanismos de compensación del hígado (síntesis de fibrinógeno) y de la médula ósea (producción de plaquetas). Diagnóstico diferencial Debe realizarse con otras coagulopatías adquiridas, fundamentalmente hepatopatías (de curso clínico más crónico), púrpura trombótica trombocitopénica (normalidad de las pruebas de cribado y del dímero D) e hiperfibrinólisis primaria (recuento plaquetario y AT en límites normales y ausencia de esquistocitos). Tratamiento Dada su gran heterogeneidad no es de extrañar que no existan guías clínicas basadas en la evidencia científica o protocolos concretos de su tratamiento, sino más bien recomendaciones en diferentes aspectos. Tratamiento etiológico (DE PRIMERA LÍNEA) Es fundamental, pero puede no ser suficiente, ya que una vez instaurada produce una respuesta inflamatoria sistémica, que puede progresar; es preciso el tratamiento de apoyo con el fin de reducir su morbimortalidad. La trombocitopenia intensa y los valores bajos de los factores de la coagulación por sí solos no deben ser la base del tratamiento sustitutivo, el cual constituye un acercamiento terapéutico racional en pacientes con hemorragia activa, o en aquellos que vayan a ser sometidos a procedimientos invasivos, o en el postoperatorio precoz. La realización periódica de las pruebas básicas de coagulación ayuda en la monitorización del tratamiento sustitutivo y de la evolución de la CID. Tratamiento sustitutivo Plasma fresco congelado inactivado y concentrados de factores de la coagulación: No existe evidencia científica de la eficacia del plasma utilizado de forma profiláctica. Se precisan grandes volúmenes (10-15 mL/kg) de plasma para corregir el defecto de la coagulación. Los CCP evitan este obstáculo, aunque carecen de factores esenciales como el factor V. Además, contienen factores activos que pueden potenciar la activación de la hemostasia, por lo que deben emplearse con precaución. Los defectos específicos, como la hipofibrinogenemia, son susceptibles de tratamiento con concentrados de fibrinógeno. Concentrados de plaquetas: Se recomiendan en pacientes con CID, trombocitopenia grave y hemorragia activa, así como en situaciones de riesgo hemorrágico. En general se administran a pacientes con hemorragia y recuentos plaquetarios menores de 50 × 109/L. En pacientes sin diátesis hemorrágica se recomienda su administración si la cifra de plaquetas es inferior a 10-20 × 109/L. Concentrados de hematíes: Pretende mantener una adecuada oxigenación tisular; se indican cuando hay marcado descenso de la Hb debido bien a hemorragia o a angiohemólisis graves. Tratamiento anticoagulante El empleo de las heparinas en la CID es aún motivo de controversia. No se ha logrado demostrar su efecto beneficioso en ensayos clínicos controlados. Se considera contraindicada en pacientes con hemorragia activa o con lesión del sistema nervioso central. Están indicadas a dosis terapéuticas ante tromboembolia confirmada, isquemia de partes acras y en la púrpura fulminans. En algunas de estas situaciones puede ser beneficiosa la tromboprofilaxis con HBPM. En el cáncer y en la enfermedad tromboembólica venosa se recomienda tratamiento a largo plazo con HBPM a dosis terapéuticas. Fármacos antifibrinolíticos (ácidos tranexámico y ɛ-aminocaproico) Rara vez se recomiendan en la CID. La fibrinólisis es necesaria para eliminar los trombos de la microcirculación, y por ello su empleo puede consolidar la CID para fomentar una trombosis diseminada. Pueden estar indicados en la hemorragia crítica con evidencia de hiperfibrinólisis en las pruebas de laboratorio y que no responda a otros tratamientos. Inhibidores fisiológicos de la coagulación Proteína C La proteína C (PC) puede disminuir en la CID, propiciando la enfermedad tromboembólica. La PC activada (PCa) recombinante (drotrecogina, Drot AA), a dosis de 24 mg/kg de peso y hora, ha demostrado su efecto beneficioso. Ejerce una marcada acción antiinflamatoria importante en la sepsis.
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