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SEGREGACIÓN Y SEGMENTACIÓN DEL MERCADO LABORAL EN MÉXICO Autoras: Nélida Lamelas Castellanos y Eva Aguayo Lorenzo Facultad C. Económicas y Empresariales, Universidad de Santiago de Compostela. nelida.lamelas@usc.es, eva.aguayo@usc.es Resumen La segregación ocupacional y las diferencias salariales entre hombres y mujeres vienen dados en gran medida por la segmentación del mercado laboral, tanto horizontal como vertical. Por ello, la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral y sus logros en los niveles educativos no van acompañados de una reducción proporcional en la brecha de género existente. En este trabajo presentamos una panorámica del empleo en México, abordando aquellos indicadores que confirman la desigualdad de género. Enfatizamos la necesidad de consolidar un marco adecuado para potenciar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Palabras clave: Segregación, segmentación, mercado laboral, México. Clasificación JEL: J16 Occupational segregation and wage differentials between men and women are given largely by labor market segmentation, both horizontally and vertically. Therefore, the large increase observed in female labor force participation and the achievements in women’s educational levels are not accompanied by a proportional reduction in the gender gap. We present an overview of employment in Mexico, addressing those indicators of the perpetuation of gender inequality. We emphasize the need to consolidate an appropriate framework to promote equal opportunities between women and men. Keywords: Segregation, segmentation, labor market, Mexico. JEL Classification: J16 1. Introducción Una de las características del mercado laboral mexicano en los últimos años es el incremento de la población total ocupada, con una trayectoria en líneas generales, ascendente. El análisis por género de este indicador revela similitud en los 2 recorridos pero permite apreciar también una gran brecha entre hombres y mujeres, que se mantiene en el tiempo, a pesar del considerable aumento de la participación de la mujer en el ámbito laboral respecto a décadas anteriores. El siguiente gráfico, correspondiente al período 1998-2008, muestra que pese al aumento de la población empleada femenina en este último año, su nivel continúa muy por debajo del nivel que ostentan los hombres, lo que resulta especialmente significativo si se tiene en cuenta que como destaca INMUJERES (2005: 31) México ocupa el onceavo lugar entre las economías del mundo. Gráfico 1. Población ocupada según género. 1998-2008. (en miles) 10.000 12.000 14.000 16.000 18.000 20.000 22.000 24.000 26.000 28.000 30.000 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 Hombres Mujeres Fuente: Elaboración propia según datos de ILO. Laborsta. El análisis de la inequidad laboral entre mujeres y hombres requiere de un marco más amplio del que impone un simple indicador de participación. Esta importante brecha, debe ser analizada además en términos de condiciones laborales e ingresos. Es por ello que, abordamos la denominada segregación laboral por género, considerando como tal a la forma en que los hombres y mujeres se distribuyen entre las diversas ocupaciones y sectores económicos. Se pone de manifiesto la discriminación a la mujer en aspectos como la diferencia de salarios, las restricciones en la trayectoria profesional y, en definitiva, el desigual reparto de oportunidades. Las mujeres constituyen un grupo vulnerable en un mercado de trabajo segmentado y aunque aumenta su participación, ganan menos y avanzan más lentamente en su promoción. Para entender la persistencia de la brecha salarial de género debemos tener en cuenta la influencia de los diferentes segmentos existentes en el mercado laboral, que explican su concentración en ocupaciones con menor proyección laboral a pesar de los logros que han obtenido en materia de educación. En el presente trabajo, nos referimos a diferentes enfoques teóricos que argumentan las causas de la segregación y segmentación ocupacional por género, y presentamos una panorámica de la evolución de varios indicadores en el caso mexicano, que explican la perpetuidad de las condiciones que las determinan. 2. Enfoques teóricos y segregación ocupacional por género en México 3 La teoría neoclásica del capital humano considera un mercado de trabajo único en el que las diferencias de ingresos dependen de los niveles de capital humano, por lo que la segregación laboral de género estaría en gran parte explicada, por un menor capital humano femenino y su dedicación a actividades, que en gran medida requieren una menor inversión en capital humano, y se encuentran asociadas a su papel en el seno de la familia. Los avances alcanzados por las mujeres tanto en educación como en su incorporación al mercado laboral en los últimos años, como señalan Martínez y Acevedo (2004) o Cuevas et al (2006) para el caso mexicano, no han ido acompañados de una reestructuración de sus remuneraciones ni del tipo de ocupación que se les asigna. Por ello, éstos entre otros autores, cuestionan los postulados básicos de la teoría neoclásica, que no da respuesta a la discriminación salarial y segregación ocupacional persistente. A pesar de que la escolaridad es una de las variables con mayor incidencia en la participación laboral de las mujeres y que, según datos recogidos por la Encuesta Nacional de Empleo, INMUJERES (2005: 32), las mujeres con estudios superiores alcanzaron las tasas más altas de participación en el empleo con un 61,3%; aún persiste, en este alto nivel educativo, una considerable brecha respecto a la tasa de participación masculina que fue del 81,5%. La fuente anteriormente citada destaca además, que el porcentaje del ingreso medio femenino (IMF) respecto al masculino (IMM), según años de estudio, es desfavorable a las mujeres para todos los niveles de escolarización. Los cálculos efectuados en INMUJERES (2005: 45), muestran que entre 0 a 9 años de escolarización, esta relación no sobrepasaba el 75%, mientras que entre los 12-15 años de estudio, superaba ligeramente el 80%, para luego volver a descender a niveles inferiores al 78% a partir de los 16 años de instrucción. Frente a la teoría neoclásica del capital humano, la teoría de la segmentación laboral considera la existencia de una división del mercado laboral en segmentos, que explica la segregación ocupacional y las diferencias salariales. Este enfoque presenta una visión alternativa, donde se argumenta la existencia de segmentos que remuneran de forma diferente al capital humano. De esta manera, la educación explica sólo una parte de las diferencias de ingresos y se reconoce la existencia de barreras entre los distintos grupos que reflejan aspectos no competitivos del mercado de trabajo. Investigaciones pioneras como la de Doeringer y Piore (1971) identifican un mercado de carácter dual: un mercado primario más estable y mejor remunerado para los hombres y uno secundario más inestable y peor pagado para las mujeres. En este sentido, Janssen (2005) demuestra la validez de los fundamentos de la teoría de la segmentación laboral (SML) dada la concentración de las mujeres en empleos con menores salarios y en segmentos con menor proyección socioeconómica en el mercado laboral mexicano. La inversión en capital humano no garantiza la progresión laboral, entrando en juego otros aspectos que imponen barreras a la movilidad entre los distintos segmentos, así como la entrada en los mismos. 4 La teoría de la segmentación permite considerar distintos factores determinantes de la fragmentación del mercado laboral y la desigualdad de oportunidades, señalando que la estructura dual del mercado de trabajo se debe a procesos sociales y no a los meramente económicos. Saraví (1997), en su análisis de la segregación de la mujer en el mercado laboralen México, destaca la incidencia en esta problemática de aspectos sociales como la desigual asignación de los miembros de la unidad doméstica al ingresar en mercado laboral y de las tareas domésticas. Dentro de la teoría de la segmentación del mercado de trabajo, se plantea una corriente institucional que no centra su análisis en las fuerzas del mercado sino en la existencia de barreras institucionales, normas y reglamentos que controlan la determinación de salarios, la asignación de trabajos o la definición de tareas. Finalmente, entre las teorías que analizan la segregación laboral de la mujer, debemos mencionar a las teorías denominadas feministas o socio-sexuales, que apuntan a factores no económicos, como los estereotipos del papel subordinado que la sociedad asigna a la mujer, como determinantes de su situación. Tomando como base los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), un estudio realizado por INMUJERES (2008: 8-9) destaca los resultados de una regresión que valora la incidencia de un conjunto de factores sobre el ingreso. El coeficiente de la variable sexo indica que las mujeres tienden a ganar hasta un 14% menos que los hombres, una vez que se ha controlado el efecto de las otras variables sobre el ingreso: misma edad, estado conyugal, posición en la estructura de parentesco, localidad de residencia y mismo sector económico y posición ocupacional. Resulta innegable que la conjugación de múltiples factores socioculturales conspira contra un mayor y mejor desempeño femenino en el ámbito laboral. Por sólo citar un ejemplo, es significativo que más de un 90% de mujeres dentro de la población económicamente activa realiza quehaceres del hogar, adicionales a las labores extra-domésticas, mientras que aproximadamente sólo un 47% de los hombres la realizan. La atención al hogar, tarea tradicionalmente asignada a las mujeres, constituye en muchos casos una sobrecarga de trabajo que dificulta o hace disminuir la participación laboral, fundamentalmente en las mujeres casadas o unidas. De hecho, son diversos los elementos que inciden en la segmentación laboral en perjuicio de la mujer. Nos referiremos a continuación a varios indicadores que la expresan. 3. Participación femenina en el mercado laboral mex icano: distribución y segmentación Un importante indicador que expresa con claridad la inequidad en el aspecto laboral es la tasa de participación económica. El siguiente gráfico ilustra las diferencias entre la tasa de participación económica masculina y femenina en l970 y 2008, dónde se observa que para el primer año estudiado la brecha de género era mucho más amplia y con un comportamiento desigual en los tramos de edades comprendidos entre los 20-29 años y los 50-59 años, ya que en el caso de los hombres se mantenía en ascenso, mientras que descendía en el caso de las 5 mujeres. En 2008, el recorrido del indicador para los dos sexos adopta una forma muy similar, y aunque la brecha de género tiende a decrecer ligeramente, se mantiene en el tiempo. Gráfico 2.Tasa de participación económica según sexo. 1970 y 2008 0 20 40 60 80 100 14-19 20-29 30-39 40-49 50-59 60 y más 1970 2008 Mujeres Hombres Fuente: Elaboración a partir datos INEGI (2009) Por su parte, el análisis del Índice de feminización de la población ocupada por sector de actividad económica destaca aquellos sectores dónde la fuerza laboral femenina ha sido tradicionalmente mayoritaria y aquéllos donde es mínima su participación. Los sectores: hogares privados con servicios domésticos, servicios sociales y de salud, enseñanza, hoteles y restaurantes y comercio son los que cuentan con los más altos índices de feminización; mientras que la construcción, agricultura y ganadería, la pesca, transportes, almacenamientos y comunicaciones son los de menores índices. Si además comparamos el status en el que los hombres y mujeres se encuentran adscritos al ámbito laboral, comprobamos que en 1998 la cantidad de empleadores masculinos ascendía a 1398,4 miles de personas, frente a sólo 235,0 miles de empleadoras, sextuplicando prácticamente las cifras de los hombres a las de las mujeres. En 2008 se mantenía esta marcada superioridad con 1766,3 miles empleadores hombres, algo más de 4 veces las cifras femeninas de 402,7 miles de empleadoras. En cuanto a los trabajadores por cuenta propia también se manifiesta la superioridad masculina, aunque en menor magnitud. En 1998, las cifras de los hombres algo más que duplican a las de las mujeres en esa misma condición, mientras que en 2008 multiplicaban por 1,6 las cifras femeninas. Tabla 1. Índice de feminización de la población ocupada por sector de actividad económica. 1998 y 2008 (en porcentaje). Índice de feminización % 1998 2008 6 Total 50,54 60,09 A Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 16,40 13,22 B Pesca 2,30 7,19 C Explotación de minas y canteras 8,65 12,88 D Industrias manufactureras 55,42 62,49 E Suministro de electricidad, gas y agua 17,74 18,44 F Construcción 3,33 3,38 G Comercio, reparación de vehículos, y otros 59,42 81,90 H Hoteles y restaurantes 124,62 140,93 I Transporte, almacenamiento y comunicaciones 10,09 11,73 J Intermediación financiera 79,68 93,93 K Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler 49,20 58,84 L Administración pública y defensa; planes de seguridad social 41,91 56,61 M Enseñanza 140,87 153,68 N Servicios sociales y de salud 193,75 204,55 O Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales 52,50 75,49 P Hogares privados con servicio doméstico 856,92 1124,74 Fuente: Elaboración propia según datos de ILO. Laborsta Nota: El índice de feminización es una proporción que se calcula como el número absoluto de mujeres entre el número absoluto de hombres multiplicado por 100. El siguiente gráfico presenta una selección de sectores, donde destacan claramente las diferencias de participación según género. Gráfico 3.Población ocupada por rama de actividad según sexo.2008 (en porcentaje) 96,7 92,3 88,4 63,9 62,8 49,1 46,7 3,3 7,7 36,1 37,2 50,9 53,3 11,6 0% 20% 40% 60% 80% 100% Construcción Transporte, comunicaciones, correo y almacenamiento Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca Gobierno y organismos internacionales Industria extractiva, manufacturera y de la electricidad Comercio Servicios Hombres Mujeres Fuente: Elaboración propia en base a INEGI (2009) Así, en el mercado laboral se perfila una segmentación del empleo por sectores, donde su mayor número corresponde a ramas en las que predomina la ocupación masculina. Sin embargo, este problema no es la única expresión de la posición relegada de las mujeres en el terreno laboral. 7 En la mayoría de los sectores, incluso en aquéllos que pueden ser considerados tradicionalmente como áreas de supremacía femenina, o donde su presencia se ha incrementado considerablemente en los últimos años, los ingresos de las mujeres asociados al trabajo, resultan inferiores a los que perciben los hombres. Las estadísticas consultadas del indicador ganancias por mes del personal asalariado (de espectro más amplio que el rubro de sueldos y salarios), según datos de la encuesta de la fuerza de trabajo, indican que en sectores tales como hogares privados con servicio doméstico, enseñanza, y servicios sociales y de salud, las ganancias medias femeninas (GMF) se encuentran bastante alejadas de las ganancias medias masculinas (GMM) por el mismo concepto. La tabla 2 recoge tales diferencias por sectores. Para su cálculo hemos seguido la misma metodología utilizada en INMUJERES (2005: 43) para trabajar con el indicador sueldos y salarios. Tabla 2. Relación de Ganancias medias mensuales femeninas respecto de las masculinas. Asalariados por sector de actividad económica. 1998 y 2008. (GMF/GMM) % 1998 2008 Total 84,11 82,60A Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 95,93 93,84 B Pesca 132,32 82,26 C Explotación de minas y canteras 114,41 99,51 D Industrias manufactureras 70,56 71,83 E Suministro de electricidad, gas y agua 102,52 93,20 F Construcción 147,64 140,77 G Comercio, reparación de vehículos y otros 80,25 81,37 H Hoteles y restaurantes 67,17 73,15 I Transporte, almacenamiento y comunicaciones 112,48 101,53 J Intermediación financiera 60,54 83,88 K Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler 83,73 80,08 L Administración pública y defensa; planes de seguridad social 93,90 86,97 M Enseñanza 81,31 83,09 N Servicios sociales y de salud 67,43 70,24 O Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales 72,61 76,70 P Hogares privados con servicio doméstico 70,90 64,19 Fuente: Elaboración propia según datos de ILO. Laborsta. Nota: Las ganancias incluyen: salarios y sueldos directos, remuneración por períodos de tiempo no trabajados como vacaciones y festivos (con exclusión de la indemnización por despido y terminación del contrato de trabajo), primas y gratificaciones, subsidios de vivienda y asignaciones familiares pagadas por el empleador directamente al trabajador. 4. Segregación laboral de la mujer en México La segregación laboral se refiere a la tendencia a que las mujeres ocupen puestos diferentes a los hombres, poniendo de manifiesto las desigualdades observadas 8 entre hombres y mujeres en el empleo. En su comparación internacional, Anker (1998) concluye que, a pesar de las grandes diferencias económicas culturales y sociales, la segregación ocupacional es un fenómeno común a los países analizados, siendo más importante en América Latina y el Caribe o en África del Norte. En la literatura empírica se han elaborado diferentes índices de segregación. En este trabajo utilizamos el propuesto por Karmel y MacLachlan (1988), siguiendo a autores como Rendón (2003), dado que resuelve muchos de los problemas que presentan otros índices de segregación como el permitir analizar las variaciones del índice a lo largo del tiempo. El índice de Karmel y Maclachlan (KM), que indica la proporción de trabajadores sobre el empleo total que tienen que cambiar de ocupación para que la distribución de la fuerza de trabajo de la mujer sea igual a la del hombre, manteniendo la estructura ocupacional constante. Este índice toma valores entre 0-0.5 y se define como: ( )[ ]∑ +−= iii mhamT 1 KM Donde: T= Empleo total a= Proporción del empleo femenino dentro del empleo total. M M m ii = = proporción de mujeres en la ocupación i. H H h ii = =proporción de hombres en la ocupación i. Entre 1998 y 2008 dicho índice se mantuvo, pasando de un valor de 0.173 en 1998 a un valor de 0.184 en 2008, lo que refleja que las diferencias entre las ocupaciones que desempeñaron los hombres y las mujeres se mantienen estables. Por lo tanto, se perpetúan los esquemas de participación en las ocupaciones típicamente masculinas y femeninas. Así, para alcanzar actualmente la equidad en la distribución de las ocupaciones entre hombres y mujeres, es necesario un cambio de 18.4% en la población ocupada entre las diversas tareas realizadas. INEGI (2009). Por sector de actividad, se observa una mayor segregación en el de la minería, construcción, electricidad, gas y agua (36 de cada 100 mujeres tendrían que reubicarse en las ocupaciones que desempeñan). En las actividades de transporte y comunicaciones (32 de cada 100 mujeres), y en el sector servicios personales (31 de cada 100 mujeres); al contrario que en el sector comercio (5 de cada 100) y en el de las actividades agropecuarias (3 de cada 100), donde existen los índices más reducidos, indicando que en estos sectores es muy baja la segregación ocupacional. 9 Gráfico 4. Índice de segregación ocupacional por sector de actividad. 2008. 0.027 0.047 0.049 0.116 0.127 0.311 0.318 0.364 0.000 0.050 0.100 0.150 0.200 0.250 0.300 0.350 0.400 Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca Comercio Industria manufacturera Servicios sociales Servicios al productor Servicios personales Transporte, comunicaciones, correo y almacenamiento Minería, construcción, electricidad, gas y agua Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2008. Segundo trimestre. Base de datos. Nota: El índice de segregación ocupacional mide el grado de asimetría entre las ocupaciones que desempeñan los hombres y las mujeres. 5. Conclusiones En México, se manifiesta con fuerza la inequidad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral. Éstas constituyen un grupo vulnerable en un mercado de trabajo segmentado y aunque de forma general aumentan su participación, avanzan más lentamente en su promoción, a pesar de los logros obtenidos en la ampliación de sus años de estudio. La revisión bibliográfica realizada nos permite identificar diferentes enfoques teóricos de esta problemática. Destacamos, entre ellos, la validez de la teoría de la segmentación para el estudio de una realidad caracterizada por un mercado de trabajo dual. Un análisis de la segmentación según género en la ocupación sectorial, indica que sectores como servicios domésticos, servicios sociales y de salud, enseñanza, hoteles y restaurantes y comercio, cuentan con los más altos índices de feminización del empleo. Sin embargo, en la mayoría de los sectores, incluso en los cuentan con una mayor presencia femenina, los ingresos de las mujeres, resultan inferiores a los que perciben los hombres. Asociada a este mercado de trabajo segmentado, constatamos la existencia de una fuerte segregación laboral. Los cálculos realizados utilizando el índice de Karmel y 10 Maclachlan, indican que entre 1998 y 2008 su valor osciló entre 0.173 y de 0.184, por lo que las diferencias entre las ocupaciones que desempeñaron los hombres y las mujeres se mantienen estables. Una comprensión más amplia de la inequidad laboral requiere tener en cuenta la perpetuación de ciertos patrones socioculturales que inciden en la discriminación de la mujer, imponiéndoles una situación de segmentación y segregación. Bibliografía Anker, R (1998): Gender and Jobs. Sex segregation of occupations in the world. International Labour Office, Ginebra. Ariza, Marina (2006): “Mercados de trabajo urbanos y desigualdad de género en México a principios del siglo XXI”, en La situación del trabajo en México, 2006, Enrique de la Garza y Carlos Salas (coord.), Universidad Autónoma Metropolitana-Instituto de Estudios del Trabajo/Centro Americano para la Solidaridad Sindical Internacional-AFL–CIO/Plaza y Valdés, pp. 377-411. Calónico, S. y Ñopo, H. (2008): “Gender Segregation in the Workplace and Wage Gaps: Evidence from Urban Mexico. 1994-2004”. Working Paper, 636. Banco Interamericano de Desarrollo. Cuevas, R. C; Simón, D. N. y Flores, B. E. (2006): “La teoría de la inversión del capital humano de mujeres mexicanas con estudios superiores no explica su segregación laboral”. Ponencia. X Jornada de Economía Crítica. Barcelona. Doeringer, P. y Piore, M. (1971): “Internal Labour Markets and Manpower Analisis”Lexington Books. Publicado en español en: Toharia, L. (1983) “El Mercado de trabajo: teorías y aplicaciones” Alianza Universidad pp. 341-368. García, O. y De Oliveira,B. (2001): Cambios socioeconómicos y división del trabajo en las familias mexicanas. ILO. Laborsta. Estadísticas on-line. INEGI (2008): Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. INEGI (2009): Mujeres y hombres en México. 2009. INMUJERES (2005): Las metas del milenio y la igualdad de género. El caso de México. Serie Mujer y desarrollo nº 67, julio de 2005. CEPAL. Santiago de Chile. INMUJERES (2008): Desigualdad de género en el trabajo. Disponible en www.inmujeres.gob.mx 11 Janssen, E. (2005): “Concentración y segmentación de los mercados laborales enel México urbano. Un análisis por género”. Papeles de población, octubre- diciembre, número 046. México. pp. 45-78 Karmel, T. y MacLachlan, M. (1988): “Occupational Sex Segregation-Increasing or Decreasing?” The Economic Record, September, pp 187-195. Martínez, I. y Acevedo, G. (2004): “La brecha salarial en México con enfoque de género: capital humano, discriminación y selección muestral”. Ciencia UANL. Vol VII, 1. Monterrey. México. Pp. 66-71 Rendón, T. (2003): “Empleo, segregación y salarios por género”. En: E. de la Garza, y C. Salas (Eds.), La situación del trabajo en México. México. Plaza y Valdés- IET. Rendón, T. y Salas, C. (1987): “Evolución del empleo en México: 1895-1970” Estudios Demográficos y Urbanos, 2(2). pp. 189-230. Rendón, T. y Salas, C. (2000): “Segregación ocupacional por sexo: medición y evaluación empírica”. Ponencia VI Reunión de Investigación Demográfica en México. Sociedad Mexicana de Demografía. México. Saraví, G. (1997): “Participación de la mujer en el mercado de trabajo en México”. Documento de trabajo. Fundación Friedrich Ebert. Sollova, V. y Baca, N. (1999): “Enfoques teóricos-metodológicos sobre el trabajo femenino”. Papeles de Población, 20. pp. 69-88.
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