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Enfoque de la regionalización natural

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Enfoque de la regionalización natural: específico y general
Sabemos que la región presenta una homogeneidad relativa en relación con una serie de condiciones afines, sean de paisaje o de la población. Cada sitio o unidad de paisaje con respecto a la superficie terrestre es único y, sin embargo, tiene condiciones de propiedades o atributos que se parecen a combinaciones en otros lugares. Por tal motivo las observaciones que se hagan en el paisaje deben llevarse a cabo sobre la base de semejanzas o la combinación única o propia. Así, existen dos clases de sistemas regionales: específico y general. 
En el nivel específico, el paisaje se define por la combinación de características intrínsecas que se apartan de la clasificación general por llevar el sello de distinción particular, debido a su singular morfogénesis y localización, en el sentido de que se delimitan unidades irrepetibles y únicas, como la barrera arrecifal de Australia y la cordillera del Himalaya.
La diferenciación de carácter regional distintiva está basada en los contrastes o en la diferencia individual del paisaje, por traer consigo el sello distintivo y único de la información genética y de desarrollo evolutivo que le imprime la forma primaria de nacimiento o del surgimiento del relieve endógeno, o el de una forma singular de ocurrencia o de emplazamiento del terreno, de un cierto estilo la arquitectura morfo-estructural del relieve, de un arreglo específico en la distribución de facies y secuencias lito-estratigráficas determinadas por la posición de la cuenca geológica. En el conjunto territorial da un determinado arreglo de los componentes naturales.
El enfoque regional general de carácter tipológico (clases o categorías) se basa en los lugares o paisajes que tienen una semejanza de acuerdo con determinado conjunto de características, y en esta categoría considera la posibilidad de unidades repetibles en un espacio determinado. 
Es recomendable trabajar la imagen de los paisajes geomorfológicos a partir de un enfoque tipológico o de clases, de esta forma se evidencian de manera significativa las regularidades y relaciones entre las unidades de paisajes, que son examinadas en vistas en planta esencialmente como polígonos o coberturas, y aspectos vinculados con su contenido y con los procesos que en ellas ocurren.
Por último, solo con objeto de reiterar y subrayar con certeza: “el conocimiento y la comprensión de los paisajes a través de sus características y la interacción entre los componentes (elementos) son la herramienta adecuada en la pla-neación relativa al manejo del capital natural y uso de los recursos naturales”.
Criterios de caracterización del sistema de clasificación taxonómica espacial
Al considerar las unidades territoriales de mayor a menor tamaño se tienen: zona/dominio, continental y la división fisiográfica sub-continental, región, el sistema terrestre de gran paisaje, paisaje o geosistema, unidad natural, faceta y geotopo, que se articulan de manera taxonómica. Esto permite la integración de diversos niveles de conceptualización del espacio y del ambiente, desde la ladera a la gran unidad morfo-continental-bio-climática.
Se parte de los grandes conjuntos del espacio continental, en donde dominan la expresión de homogeneidad espacial de amplios territorios que resultan de la fusión que exhibe la imagen de una parte de la superficie terrestre que contiene una diversidad de espacios no divisibles a la escala de observación planetaria, puesto que la imagen tiene como referencia los rasgos comunes de la combinación de diversos factores y elementos geográficos semejantes que dan lugar a la síntesis de un complejo unificado que es susceptible de individualizar en la medida que se baja en escala numérica.
De esta forma, la jerarquía taxonómica de las unidades de paisaje se realiza a diferentes niveles de escala; usualmente se tienen la global, la continental y la sub-continental; hasta aquí seguimos a Bertrand (1979), quien considera como unidades superiores que corresponden a la zonación latitudinal de escala planetaria o global.
El nivel global planetario corresponde a la “zona/dominio”; se parte de las características principales altamente generalizadas, a este nivel sobresalen las relaciones de magnitud mega de acuerdo con las fajas climáticas zonales de la superficie terrestre.
En el nivel continental se lleva a cabo la diferenciación a través de los distintos biomas o conjuntos de ecosistemas afines. Conviene señalar la liga estrecha entre las zonas de vida de los biomas y los climas (Challenger, 2003). Así, en el clima “A” se sustentan los biomas de selvas tropicales, el “B” con los biomas de los desiertos y estepas, el “C” con los templados y mediterráneos, las coníferas y bosques deciduos, el tipo de “D” con el frío húmedo del bioma boreal y el de paramo (“taiga”) y el tipo “E” frío helado de las tundras y los polares. 
La diferenciación se lleva a cabo a la escala continental con la expresión de las estructuras mayores del sistema fisiográfico y con la referencia de las condiciones megaclimáticas generales y de acuerdo con las fajas climáticas zonales de la superficie terrestre (clima polar, templado, ecuatorial). 
A partir de esta primera unidad global se reconoce a las otras unidades de orden inferior que se encuentran subordinadas a esta y, por lo tanto, se requiere para su reconocimiento de una escala a mayor detalle; es decir, de hacer un levantamiento con una escala numéricamente más pequeña. De esta manera, las unidades en cuestión se subordinan a las más pequeñas en extensión, pero a cambio de ello requieren de estudios a mayor detalle y precisión y así sucesivamente, en la medida que se desciende a las categorías inferiores.
El nivel sub-continental se realiza tomando en cuenta las diferencias altitudinales que existen: las cadenas montañosas, las elevaciones pre-montaña y sierras bajas y las llanuras considerando las características geológicas de las estructuras mayores del relieve. 
El nivel regional medio está formado por el sistema fisiográfico/regional y el sistema terrestre del gran paisaje; corresponden a los niveles en donde los elementos climáticos y el geológico estructural son básicos, y la funcionalidad queda determinada por la combinación dinámica de un proceso conductor dominante (la sedimentación de una cuenca geológica, la movilidad de un desierto arenoso, la abrasión de costas rocosas, un ambiente acumulativo de depósitos de detritos, un ambiente estructural (cuestas, volcánico, de bloques disyuntivos), un ambiente de denudación lineal o mantiforme, ambiente residual, un ambiente de disolución del relieve, un ambiente mixto de transición periglaciar, costero, de piedemonte, ambiente orgánico coralino, de manglar).

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