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Taxonomía regional

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Taxonomía regional
La región fisiográfica es una parte de la superficie terrestre constituida por mosaicos o conjuntos de unidades genéticas de relieve con relaciones de parentesco de tipo geológico, de relieves generales que permiten reconocer las grandes estructuras, como por ejemplo: ejes orográficos, cuencas sedimentarias con condiciones climáticas, fisiográficas, bióticas (y socioeconómicas) generales relativamente homogéneas. Correspondiente a las divisiones menores sub-continentales, su distinción se fundamenta en la organización espacial derivada de un gradiente topográfico escalonado de disposición más o menos continua de umbrales topográficos y depresiones de cuencas sedimentarias. Al contar con una herencia genética semejante, el territorio en cuestión tiene una historia geológica similar, un desarrollo evolutivo con una condición morfoclimática de pisos altitudinales y de zonación climática en franjas latitudinales en planicies (región andina, región llanera, región amazónica, Los Apalaches, las Sierras Madres, la Sierra Maestra, el Desierto de Sonora). Generalmente contiene una serie de asociaciones de paisajes distribuida en racimo, ligados por el eje o hilo conductor de la conectividad impartida del desarrollo evolutivo (clúster).
El Gran paisaje (asociación de paisajes eslabonados) se representa por la expresión de un territorio unificado por un conjunto de mecanismos morfogenéticos que se asocian o se combinan funcionalmente para formar procesos similares, constantes en el tiempo y que cambian en su conjunto de forma regular y cíclica. Existe así un haz de relaciones basado en la inseparabilidad espacial en cuanto a la génesis y expresión del relieve, la litología, clima, drenaje, están todos ligados por la combinación de conexiones o articulaciones entre los paisajes. 
Exhibe un relieve que se liga través del entrelazado de eslabones (encadenado o catena). Es el arreglo fisiográfico que presenta una agrupación y orden de paisajes geomorfológicos con una disposición y orientación común, los cuales forman una secuencia de estilos repetitivos de paisaje, incluidos en la estructura de un sistema morfotectónico e hidrográfico semejante, debido a que el sistema terrestre tiene una génesis semejante. Ejemplos de esto son el sistema de cuestas de Burgos, los humedales de los petenes, el campo volcánico del Pinacate, la sucesión de derrames de lava de la Sierra Chichinautzin, la planicie deltaica del Balsas, la rampa de piedemonte de Buenavista, entre otros. 
Las unidades de los niveles inferiores se identifican con el paisaje (geosistema), que queda dividido en unidades naturales de mayor detalle o geofacies, las cuales, a su vez, se subdividen localmente en lugares o sitios puntuales, conocidos en la literatura como “biotopo/geotopo”, que no son sino la porción más homogénea y de menores dimensiones.
El paisaje se distingue por los elementos de un esquema coherente de formas del relieve, tipo de suelos, formas de vegetación y condiciones climáticas-hidrológicas y de la ocupación humana. Es la unidad dinámica del conjunto paisajístico en un mismo espacio y tiempo presente, de lapso corto, que puede en un momento dado estabilizarse por la ocupación humana. Existe un acoplamiento directo y unificado entre el relieve, el clima y los suelos en una relación funcional de mecanismos morfogenéticos. Para su análisis se establece fundamentalmente la proyección del ecosistema en el paisaje. Sochava (1977) sostiene que la importancia del geosistema estriba en que se dirige hacia la protección ambiental, al desarrollo económico a través de las medidas para la adecuada utilización del suelo y la recuperación de los espacios geográficos degradados.
Las unidades naturales o geofacies son las unidades menores e internas del paisaje que sobresalen por algún atributo de la morfología y en la modalidad de los procesos dinámicos. Constituyen el área interna de mayor homogeneidad, en donde se establece la interrelación propia del medio físico y la del medio biológico. La vegetación es el elemento clave de análisis, ya que refleja las condiciones del agua/humedad, el de los suelos, que reflejan las propiedades ecológicas del medio, y son la guía para individualizar las unidades naturales o geofacies. 
A nivel local, la faceta o sitio se identifica a escalas semi-detalladas y detalladas y considera aspectos específicos del relieve, del clima y microclima, el papel de la disposición del nivel freático y de la asociación de suelos, de la cobertura vegetal y del uso del suelo con relación de liga vertical dominante.
El último nivel de la escala de Bertrand (1979) corresponde al “geotopo/biotopo”, que equivale a la unidad paisajística local a mayor detalle. En los geotopos o biotopos las condiciones naturales pueden ser muy diferentes al del geosistema o al de las unidades naturales en el que se encuentran. Estas son unidades individuales particulares que pueden constituir el refugio de una biocenosis original, remanente o endémica, como es el caso, por ejemplo, de las pozas de Cuatro Ciénegas en Coahuila, el cráter del volcán Chichón en Chiapas, y el núcleo de un petén o un oasis.

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