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Después del Liberalismo (monografía)

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Monografía
Después del Liberalismo
PARTE I: LA GUERRA FRÍA Y EL TERCER MUNDO: ¿LOS BUENOS TIEMPOS PASADOS?
 
Después de 1990: ¿Es posible reconstruir?
Los rasgos esenciales del periodo comprendido entre 1945 y 1990 (Era de la Hegemonía Estadounidense), pueden resumirse en 4 afirmaciones:
1. Estados Unidos era la potencia hegemónica en un sistema mundial unipolar: su poder se basaba en su abrumadora ventaja en producción y productividad económica – consecuencia de la invariable concentración de su energía nacional, su libertad de realizar gastos militares serios y la enorme destrucción infraestructural/demográfica en Eurasia – y en un sistema de alianzas con Europa Occidental y Japón – países importantes ya industrializados –.
2. Estados Unidos y la URSS mantenían un conflicto sumamente estructurado y cuidadosamente contenido: Mientras en apariencia ambas potencias no podían ser acérrimos enemigos ideológicos; en realidad, en Europa se trazó una línea dividiendo la esfera de influencia de ambas naciones según la posición de sus tropas al final de la Segunda Guerra Mundial. Su acuerdo era muy simple y fue respetado por ambos lados, siendo considerado más bien un secreto a voces.
3. El Tercer Mundo saltó a la palestra al exigir derechos más completos antes de lo que esperaban – y deseaban – Estados Unidos, la URSS y Europa Occidental: Nunca se le preguntó al Tercer Mundo si gustaban o aprobaban las políticas de Estados Unidos y la URSS. De hecho, la posición que les asignaron era todo menos deseable – muy poco terreno en el campo político y aún menos en el económico – y las escasas mejoras de las ofertas se debieron a protestas tercermundistas.
4. Las décadas de 1970 y 1980: Caracterizadas por el estancamiento económico global, la resistencia de Estados Unidos a su inminente declive y la desilusión del Tercer Mundo con su propia estrategia. El crecimiento de sus aliados – Europa Occidental y Japón – alcanzó y comenzó a superar el nivel de Estados Unidos, obligando a estos últimos a acatar una serie de medidas para suavizar el impacto de esas caídas – rendición en Vietnam y aumento de precios en la OPEP –.
A partir de la crisis de la deuda – reconocida en México en 1982 –, se desató una espiral descendente en la economía del Tercer Mundo y los países Soviéticos. Las únicas excepciones fueron los países de reciente industrialización (los NIC) del Sudeste Asiático. El presidente Reagan apeló al keynesianismo militar y a grandes préstamos de sus antiguos aliados y ahora rivales económicos: Europa Occidental y Japón. Sin embargo, a mediados del decenio, era obvio que aquella deuda vencería pronto, al igual que los préstamos al Tercer Mundo en los sesenta.
En esas circunstancias, Mijaíl Gorbachov fue el primero en decidir que no quedaba ningún remiendo por hacer: La URSS era una superpotencia debido, en especial, a su arreglo con Estados Unidos. Si ellos ya no podían desempeñar su rol como potencia hegemónica entonces la Guerra Fría ya no cumplía ninguna función y la URSS corría el riesgo de ser tratada como cualquier otro estado semiperiférico en la economía capitalista mundial.
Gorbachov trató de salvar la posibilidad de que Rusia/URSS siguiera siendo una potencia mundial – o como mínimo un estado semiperiférico fuerte – mediante un triple programa que inicialmente dejó atónito a Estados Unidos:
· La liquidación unilateral de la Guerra Fría – Medida exitosa.
· Descargar a la URSS de su gravoso cuasimperio en Europa Oriental (que de todos modos ya no tenía ninguna importancia) – Medida exitosa.
· Reestructurar el estado soviético para que funcionara eficazmente en la Era Post Hegemónica – Medida fallida.
A pesar de todo, se produjo un cacareo publicitario de victoria que hubiera mantenido a Estados Unidos por otros 5 años si el Tercer Mundo no hubiera volteado las mesas de nuevo; esta vez, en la persona de Sadam Hussein.
 
Paz, estabilidad y legitimación, 1990-2025//2050
Una hegemonía en el sistema mundial significa que hay una potencia en posición geopolítica de imponer una concatenación estable de la distribución social del poder. Esto implica, por supuesto, un periodo de “paz”, que implica principalmente la ausencia de luchas militares – no de todos los choques militares, sino de aquellos entre grandes potencias –.
Históricamente, al término de cada uno de estos periodos hegemónicos, cuando la superpotencia deja de serlo para volver a ser solo otra potencia entre todas las otras, sobreviene un obvio periodo de inestabilidad.
Sin embargo, la economía mundo-capitalista es un sistema que incluye una desigualdad jerárquica de distribución basada en la concentración de ciertos tipos de producción – relativamente monopolizada y, por lo tanto, de baja rentabilidad – en ciertas zonas limitadas, que por eso mismo pasan a ser sedes de la mayor acumulación del capital.
Esa concentración permite el reforzamiento de las estructuras estatales, que a su vez buscan garantizar la supervivencia de sus monopolios correspondientes. Pero, como todos los monopolios son intrínsecamente frágiles, a lo largo de toda la historia del sistema mundial moderna esos centros de concentración han ido reubicándose en forma constante, discontinua y limitada, pero significativa.
En el periodo comprendido hasta 2050, el autor predice una serie de eventos, ninguno de los cuales clasifica o califica como “nuevos”:
1. La capacidad de los Estados para mantener el orden interno probablemente disminuirá. El grao de orden interno siempre es fluctuante; sin embargo, ha venido aumentando en los últimos cuatro o cinco siglos. Podría llamarse a esto el surgimiento del fenómeno de la “estatización”. 
2. El sistema interestatal también viene haciéndose cada vez más estructurado y regulado desde hace varios siglos: De Westafalia al concierto de Naciones Unidas a la ONU. Tácitamente, se suponía que pasaríamos a un gobierno mundial funcional.
3. Si los Estados y el sistema interestatal llegan a ser percibidos en un declive de eficacia, los pueblos se volverán hacia “grupos” – étnicos, religiosos, lingüísticos, de género, preferencias sexuales, “minorías”, etc… – para su protección. La novedad aquí recae en el grado en que estos grupos son vistos como una alternativa a la ciudadanía y a la participación en un Estado que por definición alberga a muchos grupos, aunque lo haga de forma desigual.
4. Se disputarán la capacidad de contención de conflictos bélicos, así como los conflictos por adjudicar autoridad moral y/o militar en tales intervenciones y la soltura de inversión de recursos en ellas. La mayoría de países, sin embargo, solo permanecerá como espectadores, tal como en los más sonados ejemplos modernos.
5. La nueva peste negra: El SIDA y la polémica alrededor suyo desde sus inicios, en especial la posibilidad de volverse el factor desencadenante de un nuevo estado de crisis.
PARTE II: LA CONSTRUCCIÓN Y EL TRIUNFO DE LA IDEOLOGÍA LIBERAL
¿Tres ideologías o una? La pseudo-batalla de la modernidad
Durante el siglo XIX surgieron tres grandes ideologías políticas: el conservadurismo, el liberalismo y el socialismo; estas tres han estado aparentemente en una lucha entre sí. Sin duda la mayoría cree que existen más diferencias entre estas ideologías, pero cuanto más de cerca observamos, ya sean las afirmaciones teóricas o las luchas políticas concretas, más desacuerdo encontramos sobre cuáles son exactamente esas presuntas diferencias esenciales. Para abordar mejor el tema se ha dividido en cinco puntos claves de las cuales se va a tratar de comprender el concepto de modernidad y sus vínculos con el concepto de ideología. 
La era moderna se inició al culminar la Revolución Francesa, ya que esta trajo consecuencias para el sistema mundial, significó la combinación de una realidad social particular y de una particular weltanschauung o visión del mundo, que ha reemplazado incluso enterrado, a otro par que, llamaremos el Ancien Régime o Antiguo Régimen. En este sentido una ideología no es en sí una weltanschauung, sino una respuesta entre otrasal advenimiento de esa nueva visión del mundo que se llamara modernidad.
Una reacción ante la modernidad, hacia el culto a lo nuevo, el persistente rechazo de todo lo que fuera “viejo”, así surgió el conservadurismo que era un rechazo al advenimiento a lo moderno y se propone invertir por completo la situación, o bien limitar los daños y postergar lo más posible los cambios que se avecinaba. Posteriormente surge el Liberalismo, que se definió a sí mismo como lo opuesto al Conservadurismo. Los Liberales siempre se ubican en el centro del terreno político, trataron de propagar sus ideas y de introducir su lógica en todas las instituciones sociales. El Socialismo fue la última de las tres ideologías en ser formulada, a diferencia del Liberalismo sostenía que para lograr el progreso social falta una grana mano amiga, tratando de acelerar el curso de la historia. Estas tres ideologías comenzaron a utilizarse entre los años 1815-1848, se puede observar que cada una de estas posturas se ubica en oposición a algo. 
El siguiente punto para entender es acerca de quién es el “sujeto” o actor político entre estas ideologías. El Liberalismo define como pueblo a la suma de todos los individuos quienes tienen derecho económico, político y culturales. Los conservadores se encontraban a favor de los pequeños grupos tradicionales (familia, iglesia, etc), que pasan a ser para ellos los sujetos que tienen derecho a actuar políticamente, mientras que los socialistas se negaban a dar prioridad al individuo a favor del gran grupo que es la totalidad del pueblo.
¿Qué vínculos pueden tener estas ideologías con el estado? parcialmente ninguno, ya que las tres ideologías estaban en contra de que el estado intervenga en su programa político. Los liberales sostenían que era necesario reducir el papel estatal al mínimo posible. Los conservadores sostenían que el estado se vuelve tiránico cuando cuestionaban el papel de los grupos intermedios. Los socialistas sufren una gran contradicción frente a este punto.
Se puede observar que estas tres ideologías van a resumirse solo en dos, ya que el socialismo llegaría a tener muchas similitudes con el liberalismo. Existieron varias alianzas como los liberales socialistas, liberales conservadores y socialistas conservadores.
Ir más allá de la ideología dominante, es decir, del liberalismo; cuya ideología hegemónica es el de la economía-mundo capitalista, cuyo proyecto político efectivo ya ha sido cumplido y está en proceso de derrumbarse bajo el impacto de la crisis estructural de la economía-mundo. Se está entrando en un periodo de transición que puede prolongarse por más de 50 años. No se puede predecir qué visión o sistema surgirán, no se puede predecir qué ideologías nacerán, o cuántas serán estas. 
El liberalismo y la legitimación de los Estado-Nación: Una interpretación histórica
La Revolución Francesa marca la entrada del liberalismo al escenario político del mundo como opción ideológica significativa. La caída del comunismo marca su salida. Es preciso ubicar al Liberalismo en su contexto histórico, y este contexto se sitúa en los años 1783-1989. 
El Liberalismo como ideología, se entiende como un plan de acción política practicó y a corto plazo que se propone analizar a grandes cantidades de personas. Antes de la Revolución la visión del mundo capitalista era la normalidad de la estabilidad política, pero cuando se transformó esa mentalidad, el pueblo había pasado a ser el soberano. Fue precisamente porque esa visión del mundo fue aceptada tan rápido por lo que surgieron las ideologías. Eran los planes de acción política que había que seguir a la luz de la normalidad del cambio político y la correlativa creencia en la soberanía popular.
El Liberalismo buscaba un cambio en la estructura social, mientras que el Conservadurismo se opone a ella: el cambio “normal” debería ser lo más lento posible, y solo debe ser estimulado cuando se justifique como necesario para impedir una ruptura mayor del orden social, es así que después de 1848 surgió el socialismo como una ideología distinta al Liberalismo, totalmente opuesta a él. Entonces el sistema mundial entró en un periodo trimordial que todos conocemos. La gran diferencia entre liberales y socialistas era ideológica, los liberales pensaban que el curso del mejoramiento social era, se basaba por un lado en una evaluación racional de los problemas existentes hechas por los especialistas. 
El plan de los socialistas era alimentado por el escepticismo sobre si los reformistas podrían hacer cambios mediante una buena voluntad inteligente y en buena medida solos, sostenían que “el proceso no conduciría al progreso sin considerable presión popular”. Lo que ocurrió desde 1848 hasta 1914 fue algo curioso, primero los practicantes de las tres ideologías pasaron de una posición teórica antiestatal a una que en la práctica intentaba fortalecer y reforzar las estructuras estatales de varias maneras, segundo la estrategia liberal fue aplicada en la práctica por los esfuerzos aunados de conservadores y socialistas. En la práctica las tres ideologías trabajaron en favor de ese aumento real del poder del estado, de su eficacia en la toma de decisiones y de su intervención ubicua que ha sido la trayectoria histórica del sistema moderno.
Un último tema liberal fue llevado a la práctica por sus rivales. Los liberales fueron los primeros que intentaron realizar la soberanía popular por las vías de la construcción de un espíritu nacional. La nación no fue una categoría comunal del conservadurismo tradicional, y los socialistas afectaban un internacionalismo antinacionalista. En teoría, solo los liberales veían a la nación como la suma apropiada de voluntades individuales. Sin embargo, cuando llegó el siglo XIX fueron los conservadores que alcanzaron las banderas del patriotismo. 
Fueron los socialistas, los que primero y más efectivamente integraron a las zonas “adyacentes” a sus respectivos estados-naciones. Cuando el siglo XIX terminó, el liberalismo había llegado a ser la forma aceptada en Europa. Pero los partidos liberales se iban muriendo. Los países del centro de la economía- mundo capitalista iban en una dirección ideológica de hecho: de un lado liberales-conservadores y liberales- socialistas. 
Perdida buena parte de su función política como agrupación política autónoma de los países del centro, el liberalismo renovó su papel como expresión de un plan para tratar con las clases populares de los países situados fuera del centro, lo que hoy llamamos el sur.
Wilson y Roosevelt tomaron las dos propuestas principales de los liberales de mediados del siglo XIX, el sufragio universal y el estado de bienestar, y las adaptaron al ámbito mundial.
En conclusión, la historia del sistema mundial había sido la historia del triunfo de la ideología liberal y que los movimientos antisistémicos de la historia había pasado a ser lo que yo llamo “liberal-socialista”. 
La revolución mundial de 1948 puso en movimiento un proceso histórico que condujo al triunfo del liberalismo como ideología y a la integración de las clases trabajadoras, les organizó el consenso ideológico, y los 20 años siguientes presenciaron el desmoronamiento de la credibilidad del liberalismo, cuya culminación fue la caída de los comunismos en 1989, es decir, hemos entrado en una nueva era.
El concepto de Desarrollo Nacional, 1917-1989: Elegía y Réquiem 
Después del siglo XVI los pensadores discuten acerca de cómo aumentar la riqueza del reino, y los gobiernos han buscado cómo mantener y acrecentar esa riqueza, comenzando por los mercantilistas, ellos pensaban que la acumulación de metales preciosos y el comercio exterior les generaría riqueza. En 1776 Adam Smith aseguraba que la mejor manera de acrecentar la riqueza era maximizar la capacidad de los empresarios individuales. Para ese entonces el tema ideológico de la economía-mundo capitalista era que todos los estados podían alcanzar un nivel mayor de ingreso nacional.
El wilsonismo se basaba en premisas liberales clásicas. Lainnovación de Wilson fue sostener que esos preceptos se aplicaban no solo a los individuos dentro del estado sino también a los estados nacionales o a los pueblos en el campo internacional. El principio de autodeterminación fue pieza central de esta doctrina, no era otra cosa que el principio de libertad individual trasladado a nivel interestatal. El principio al cual se refería Wilson era la autodeterminación de las zonas periféricas y semiperiféricas del sistema mundial.
 
En un lado opuesto, Lenin perseguía objetos similares bajo diferentes principios como del internacionalismo proletario y el antiimperialismo. La revolución rusa denuncia al imperio ruso en teoría, defendiendo la misma autodeterminación de las naciones o los pueblos que la doctrina de Wilson defendía. Después de un tiempo ambas ideologías se volvieron rivales, no solo tenían el tema de la autodeterminación de las naciones, sino que creían que tenían importancia inmediata para la vida política de las zonas periféricas, es decir, ambas doctrinas estaban en favor de lo que más tarde se llamaría “descolonización”. Lo único que los diferenciaba era el camino para llegar a estos principios, ya que el wilsonismo buscaba hacerlo apegada a la constitución mientras que el leninismo pretendía arrancar por la fuerza.
Todos los países colonizados buscaban liberarse para abrirse paso a la prosperidad, mediante un proceso que consta de dos partes. La primera (descolonización) de extracción wilsoniana y la segunda (desarrollo económico) leninista.
PARTE III: LOS DILEMAS HISTÓRICOS DE LOS LIBERALES
¿El fin de cuál modernidad?
Existe una complicación al hablar de modernidad porque no se llega a saber claramente a qué se refiere al hablar de ese término. Para comenzar definiéndola citamos lo que dice el Oxford English Dictionary (OED): “Moderno hay que entenderlo de una forma historiográfica, en el sentido de que se utiliza para referirse a todo aquello que es contrapuesto a lo antiguo y medieval, a todo lo que es posterior a la Edad Media.”
Otra acepción que tiene moderno es que es perteneciente u originario en la época o periodo en curso.
Pero si nos ponemos a pensar, entonces nos preguntamos ¿qué es lo posmoderno?
Acaso este término es un simple oxímoron, una categoría que no tiene sentido.
Pues, nos concentraremos más en lo moderno.
En el siglo XX, moderno tenía dos connotaciones diferentes pero que en fondo estaban históricamente entrelazadas:
· Moderno en un sentido positivista que significa una tecnología más avanzada, solo se fijaba en lo material; lo que hoy es moderno mañana será anticuado.
· Modernidad de la liberación; que no era tanto material sino más bien, ideológica; ser moderno significaba ser antimaterial y todo lo que traía consigo la época medieval, como la invasión y dominación de colonias en América, África y Asia. Esta forma de modernidad era la del presunto triunfo de la libertad humana contra las fuerzas opresoras. Se decía que era una modernidad duradera y no pasajera como la positiva.
Immanuel Wallerstein considera que tanto la modernidad positiva y la de la liberación están unidas históricamente, y divide la edad moderna en tres subetapas:
· En el primero considera que solo una parte del planeta era parte de lo que él llama economía-mundo capitalista (Europa y las Américas). Estas regiones del mundo cumplían las características de una economía-mundo capitalista: una sola y central división del trabajo; estructuras políticas y los estados estaban unidas dentro de un sistema interestatal; y, los que perseguían la incesante acumulación de capital se impusieron sobre los que no la querían a mediano plazo. 
· La segunda subetapa corresponde a la época entre los años de 1789 a 1968, etapa de las revoluciones como la francesa o como la de los años 1830 y 1848; también le corresponde a los años de las guerras mundiales y una parte de la guerra fría.
· La última subetapa va posterior al año 1968, que incluye el fin de la guerra fría y la aparente tranquilidad mundial.
Todo esto es visto de forma general, ahora se pasará a revisar históricamente cómo se desarrolló esta edad moderna.
Wallerstein afirma que la geocultura en el siglo XX no estaba muy desarrollada. Un punto de quiebre para su evolución fue la Revolución Francesa de 1789, el cual no solo significó la separación del Antiguo Régimen francés y una elevación de la clase burguesa de ese entonces; sino que también se vio reflejado una separación de lo que era la modernidad positiva o de la tecnología y la modernidad de la liberación. Por una parte, esta revolución estimuló las luchas de liberación en varios países, como la descolonización de América, o provocó surgimientos de ideologías nacionalistas en Europa.
Por otra parte, los defensores de la modernidad de la tecnología estaban asustados por la fuerza de los seguidores de la modernidad de la liberación.
Cuando en 1815 Napoleón Bonaparte fue derrotado en Francia hubo una Restauración, el cual buscaba garantizar el statu quo. Pero esto no se llegó a dar porque entre los años 1815 y 1848 se elaboró una geocultura diseñada para impulsar la modernidad de la tecnología y a la vez de la liberación.
Esto resultó gracias a la creación de la ideología del Liberalismo, y su aceptación como ideología emblemática de la economía-mundo capitalista.
Dos ideas llegaron a ser ampliamente aceptadas; la primera era que el cambio político era un acontecimiento normal y no excepcional; la segunda, la soberanía residía en el pueblo.
Esos dos conceptos no le gustaron a la Santa Alianza, que era un tratado firmado por los monarcas de Austria, Rusia y Prusia en 1815, quienes buscaban detener las ideas liberales. Así también surgieron otras ideologías:
· Conservadurismo, que era generalmente de posición centroderechista o derechista. Favorecían las tradiciones y estaban adversos a los cambios políticos, sociales y económicos radicales.
· Liberalismo, que había surgido en respuesta al conservadurismo. Esta doctrina defendía la libertad del individuo y decía que la participación del Estado debería de ser mínima en la vida social y económica del país.
· Socialismo; que propugnaba que la propiedad y la administración de los medios de producción deberían ser por parte de las clases trabajadoras.
Las dos guerras mundiales significaron una gran expresión de estas ideologías: sobre todo en la segunda, el socialismo y el liberalismo tuvieron que unirse forzosamente para eliminar con el conservadurismo, la ultraderecha de los partidos fascistas en Europa. 
Luego de la Segunda Guerra Mundial, el conservadurismo se vio relegado, ya no tenía gran influencia; claro que no desapareció, incluso se habla de un neoconservadurismo, que se expresa con los partidos nacionalistas.
Las tensiones se vivieron entre las ideologías Liberal y Socialista o Comunista, con sus representantes EEUU y la URSS respectivamente en la Guerra Fría.
Aproximadamente, según Wallerstein, de 1945 hasta 1968 se vio una lucha latente; pero, después de 1968, los ideólogos de la modernidad de la liberación cobraron mayor importancia que los de la tecnología, por estar cercanos a la doctrina liberal; es por eso que poco a poco se fue superando esa idea de la modernidad como algo material solamente y no como un conjunto de ideas de superación de todo lo anterior.
Se propone que lo posmodernismo es más un término de superación de la modernidad de la tecnología; es decir, tiene influencias de la modernidad de la liberación. Se plante un nuevo orden social.
Las insuperables contradicciones del liberalismo: Los derechos humanos y los derechos de los pueblos en la geocultura del sistema mundial moderno
Un debate que se ha dado durante los últimos 3 siglos quizá con más intensidad es la de los Derechos Humanos. La Asamblea Nacional francesa adoptó el 26 de agosto de 1789 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el cual es la base de los derechoshumanos actuales establecidas por la ONU el 10 de diciembre de 1948.
Sin embargo, no fue hasta el 14 de diciembre de 1960 que las Naciones Unidas adoptaron la Declaración de Independencia de los Países y Pueblos Coloniales; el cual significó una expresión emblemática de derechos de los “pueblos”.
En 1945, las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial no admitían la ilegalidad del colonialismo; fue solo en 1960 cuando la ONU reafirmó su “fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y el valor de la persona humana, en igualdad de derechos de todos los hombres y las mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, proclamó solemnemente la necesidad de poner fin en forma rápida e incondicional al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones”.
El autor analiza los derechos no como una condición natural del hombre; sino, como elementos claves de la ideología liberal y en cómo esta llegó a ser la geocultura del sistema mundial moderno en los siglos XIX y XX.
Todos los sistemas mundiales tienen geoculturas, pero toma la palabra “cultura” desde un punto de vista de un antropólogo como conjunto de reglas y valores básicos que consciente o subconscientemente gobiernan las recompensas dentro del sistema y crean un conjunto de ilusiones tendientes a persuadir a los miembros de que acepten la legitimidad del sistema.
Las geoculturas surgen en determinado momento, en el sistema mundial moderno el autor sostiene que apareció después de la Revolución Francesa de 1789 y empezó a perder su aceptabilidad con la revolución mundial de 1968.
La Revolución Francesa modificó la geocultura al establecer dos principios nuevos: la normalidad del cambio político y la soberanía del pueblo.
Las tres ideologías que resaltaron en la época moderno han sido tres estratégias políticas para enfrentar las creencias populares que han dominado nuestro mundo moderno desde 1789.
La ideología Liberal fue la que resultó “vencedora” en algún sentido, esta entró en el debate de los derechos humanos y sus preguntas de ¿qué son los derechos humanos?, ¿quiénes lo deberían ejercer?, ¿quién debería dictar esos derechos?
Obviamente resultaría fácil responder que los derechos son innatos para “todos” la humanidad; así también lo afirmaba los liberales, pero no. En el siglo XX y también el XIX se vieron marcados por el racismo y sexismo que estuvieron enmascarados por los liberales, quienes lógicamente nunca lo admitirían.
Entonces, lo que se supone que propugnaban los liberales con la libertad del hombre no lo cumplían porque eso les significaba perder poder, y nadie le gusta perder poder.
¿Geocultura del desarrollo o la transformación de nuestra geocultura?
Desarrollo es un término utilizado frecuentemente en el campo de las ciencias sociales y en la política pública quizá desde el decenio de 1950.
Otro término es Cultura, pero, ¿qué entendemos por cultura?; esta palabra tiene varios campos de opinión, ya sea los social, lo económico e incluso lo legal.
Estos dos tienen claramente una connotación histórica, ya que no existe un desarrollo de un día para otro, o la cultura no está variando cada hora; son dos cosas abstractas que merecen un proceso histórico, económico y social.
En el siglo XX hubo una notable expansión de la economía-mundo capitalista en casi todas las regiones del mundo, o por lo menos con los que contaban con lo que Wallerstein llama un sistema mundial.
Si bien la mayoría de países estaban en el sistema, no a todos les resultó por igual el “desarrollo” explosivo de las últimas 6 décadas; cada vez más se fue acrecentando las diferencias sociales, económicas y culturales de los países desarrollados y los no desarrollados; o los industriales y los agrícolas.
Las tres ideologías ya antes mencionadas tenían en común en algún grado la idea de desarrollo económico en todos los países pertenecientes al sistema mundial y que poseían una geocultura prominente; claro que cada una utilizaba diferentes métodos.
Muchos teóricos, incluso liberales, del tema afirman que “cultura” representa una “tradición”, o sea, un término que se antepone a todo lo moderno.
En las últimas 2 décadas se ha estado hablando de un desarrollo sostenible, mayormente la Unesco lo utiliza para referirse a un desarrollo en términos cualitativos de forma moderada, “racional” es la mejor palabra.
Un problema cuando hablamos de cultura es a qué cultura nos estamos refiriendo. Esta palabra tiene dos usos opuestos:
· Indica cosas comunes a dos o más individuos.
· Pero también se refiere cosas que no son comunes a dos o más individuos concretos.
Es decir, la cultura es lo que une a las personas, pero también es lo que nos separa.
Por ejemplo, la cultura china, la cultura coreana o la británica; pero cada uno tiene diferentes culturas; las culturas chinas, las culturas coreanas o las culturas británicas.
Estados Unidos y el mundo: Hoy, ayer y mañana
La historia de EE. UU. ha estado inmersa en varias “bendiciones” pero también “castigos”; bendiciones en el sentido de que ha visto florecer tanto su economía como la expansión de su liberalismo a nivel mundial; ha conseguido en una etapa de la historia moderna la hegemonía mundial. Castigos porque eso le trajo consigo varios rechazos y repudios del resto del mundo, sobre todo del llamado “tercer mundo”.
El autor separa su historia moderna en tres partes: hoy, ayer y mañana. Hoy sería la etapa de 1945 hasta 1990; ayer Wallerstein lo coloca en el año 1791 hasta 1945; y mañana es posterior a la revolución mundial de 1968.
Hoy
El periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, la llamada Guerra Fría entre las potencias mundiales EEUU y la URSS, fue de gran prosperidad para EE. UU, se convirtió en la potencia hegemónica del sistema mundial.
El mundo, principalmente en la zona Euroasia había salido de una devastadora guerra mundial; no solo se perdieron vidas, sino que los medios de producción estaban escasos; fue eso lo que aprovechó Estados Unidos para convertirse en un centro de ayuda por medio del Plan Marshall para reconstruir la economía de Europa Occidental.
Por otra parte, el que le podía hacer un obstáculo político era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, quien tenía “la otra mitad del mundo”, la Europa oriental.
Estas dos potencias tuvieron varios conflictos indirectos, la situación era tensa; pero, al final, historiográficamente se puede decir que EE. UU. se impuso sobre la URSS; sobre todo después de la revolución mundial de 1968.
Pero esa victoria era aparente, porque en realidad el mundo no pasó a ser de bilateral a unilateral como lo quería EEUU, sino que fueron surgiendo nuevas potencias que podrían competir con EEUU e incluso superarlo, por ejemplo, China. El mundo se iba convirtiendo cada vez más en un mundo multilateral.
Ayer
El autor plantea que esta gloriosa historia comenzó en el año 1791 con dos acontecimientos:
La adopción de la Carta de Derechos o Bill of Rights y la admisión de la República de Vermont en la Unión.
Las tensiones entre los colonos y los británicos durante las décadas de 1760 y 1770 condujeron a la Guerra de Independencia, que se extendió desde 1775 hasta 1781. El 14 de junio de 1775, el Congreso Continental, reunido en Filadelfia, estableció un Ejército Continental bajo el mando de George Washington. Proclamando que “todos los hombres nacen iguales” y dotados de “ciertos derechos inalienables”, el Congreso aprobó la Declaración de Independencia, redactada en gran parte por Thomas Jefferson, el 4 de julio de 1776.
Mañana
Un nuevo Orden Social se está desarrollando, donde ya no son solamente dos doctrinas opuestas y enemigas; el mundo está cambiando, ahora son varios países desarrollados que compiten económicamente y no militarmente para imponer su doctrina.
El desafío que le espera a EE. UU. es muy grande, buscar nuevos métodos para seguir siendo competitivo sin hacer “lo que siempre ha hecho”.
PARTE IV: ¿LA MUERTE DEL SOCIALISMO, O EL CAPITALISMO EN PELIGRO DE MUERTE?
La revolución como estrategia y las tácticas de transformación
Ladisyuntiva entre reforma o revolución de fines del siglo XIX y comienzos del XX, el cambio que mejora y que por consiguiente es pro sistémico, contrapuesto al cambio transformador que es anti sistémico, y el cambio ineficaz contrapuesto al eficaz.
¿Cuándo ocurrió la revolución francesa: con el ataque de la bastilla o con la efectiva llegada al poder de los jacobinos? Hay que tener en cuenta que las revoluciones se inician antes de la toma del poder estatal.
Vivimos en un sistema mundial capitalista que es profundamente desigualitario y opresivo el debate está en “Reforma o Revolución”. En retrospectiva es asombroso observar cuán similares entre sí eran las respuestas que daba cada una de las partes. La autoeducación colectiva superará la ignorancia; la autoorganización colectiva derrotará el miedo y la apatía.
Se suponía que” revolución” era actividad de un partido, su lucha por alcanzar el poder estatal, su papel como portaestandarte de los trabajadores en la lucha entre el capital y el trabajo. Observamos partidos de la vieja izquierda, a menudo con otro nombre cambiado, luchando por su supervivencia electoral con base en programas centristas eclécticos que no parecen inspirar sentimientos muy fuertes, herederos de un vago anhelo de justicia social.
Cuando el sistema mundial se derrumbe debemos tener una alternativa colectiva. Solo entonces tendremos oportunidad de triunfar en la lucha contra los que quieren cambiarlo todo para que nada cambie.
El marxismo después de la caída de los comunismos
El marxismo es un conjunto de teorías, análisis y fórmulas para la acción política, sin duda inspirados en el razonamiento de Marx, de este pensamiento surgieron dos partido el Socialdemócrata alemán y el partido Bolchevique que después se convertiría en el partido comunista de la URSS.
La versión dominante (el marxismo de los partidos) ha sido totalmente refutado por la caída del socialismo realmente existente; Lo que hasta ahora no ha muerto es el Marxismo como crítica de la modernidad y de su manifestación histórica. Lo que ha muerto es el Marxismo – Leninismo como estrategia reformista. Lo que hasta ahora no ha muerto es el ímpetu anti sistémico – popular y marxista en su lenguaje- que inspira a fuerzas sociales reales. El marxismo dominante fue creado no por estudiosos de Marx sino por marxistas militantes.
Si los acontecimientos de 1989-1991 conmovieron al mundo y especialmente a los marxistas – leninistas, fue porque desmintieron el concepto de una transformación histórica irreversible. El partido afirmaba que la lucha de clases era primordial y que los demás conflictos eran una desviación de la tarea central.
La idea central era que para pasar del capitalismo al comunismo era necesario pasar por una fase llamada dictadura del proletariado, es decir entregar el poder total y exclusivamente a la clase trabajadora. Pero los dirigentes una vez en el poder se “aburguesaron” y pasaron a constituir la célebre nomenklatura, lo que originó que un trabajador bajo este régimen tenía menos posibilidades de hacer un reclamo que en un régimen no socialista.
El pensamiento de Marx contiene cuatro ideas clave:
· Lucha de clases: Propuso que las clases tienen intereses distintos e incluso antagónicos, pero aclarando que Marx no llamo a lucha de clases, sino que observo que ya se estaba tomando parte en una lucha y a menudo sin darse cuenta los protagonistas. Lo observado es que las personas buscan mejorar su situación material y en consecuencia luchas contra los que las explotan o se aprovechan de sus dificultades. Esta afirmación es fuerte y difícil de negar.
· Polarización: Quiere decir que lo0s pobres se van haciendo más pobres y los ricos más ricos, en la parte social se van volviendo más burgueses o proletarios.
· Ideología: Marx era materialista. Creía que las ideas no salen de la nada ni son simplemente el producto de las cavilaciones de los intelectuales, por eso es necesario pensar en función de las bases sociales y de nuestras ideas y de nuestros pensadores.
· Enajenación: Vista como la encarnación de los males de civilización capitalista, la propiedad es su principal encarnación y destruye la integridad de la persona humana.
El colapso del liberalismo
El año 1989 es llamado fin de los llamados comunistas. Los 1990-1991 son los límites temporales inmediatos de la llamada guerra del Golfo Pérsico.
En 1789-1989 era el triunfo y predominio de la ideología liberal; en ese caso 1989, el año de la caída de los comunismos, marcaria en realidad el fracaso del liberalismo como ideología.
Analizaremos el nivel político, en la modernidad significa la aceptación de la “normalidad” del cambio, contrapuesto a su “anormalidad”, su carácter transitorio. La cuestión pasó a ser que hacer con la “normalidad”, puesto que quienes están próximos a dejar el poder están renuentes a cederlo. Revisaremos las ideologías del mundo moderno:
· Conservadurismo o política de la cautela y la prudencia: Visión de que el cambio debe ser demorado todo lo posible y su alcance limitado todo lo posible.
· Liberalismo o la política de la reforma racional constante: surgió como respuesta al conservadurismo significa la ruptura del antiguo régimen “ilegítimos”, propugnaba alcanzar la perfección del mundo moderno por la vía de la ulterior “reforma” de sus instituciones.
· Socialismo o política de la transformación acelerada: rechaza las presunciones individualistas de la ideología liberal e insistía de que la armonía social no se produciría con solo liberar a los individuos de las constricciones de la costumbre. Hacía falta el desarrollo histórico una gran batalla social, una “revolución”.
Estas ideologías ya estaban construidas en 1848, pero nunca ha habido una versión definitiva, ha habido confusión acerca de las líneas divisorias entre una y otra. A veces llamadas políticas de derecha, centro e izquierda.
La gran “reforma” que hacía falta para que se mantuviera el sistema capitalista, era la integración de las clases trabajadores al sistema político mediante el sufragio y la transferencia de una parte de la plusvalía global a las clases trabajadoras, pero de tal manera que la mayor parte quedará en manos de los estratos dominantes y el sistema de acumulación continuará funcionando.
Las zonas geográficas que requerían con urgencia esa integración: Gran Bretaña, y Francia sobre todo, pero también los Estados Unidos, y otros estados de Europa occidental, esa transformación se llevó a cabo sin pausa entre 1848 y 1914 y que para el comienzo de la primera guerra mundial se podría decir que la ideología liberal había alcanzado su objetivo de dejar las cosas así.
Los políticos conservadores se convirtieron “conservadores ilustrados”, Disraeli, Bismarck e incluso Napoleón III son buenos ejemplos de lo que podríamos llamar “conservadurismo liberal”.
Los socialistas ejercieron presión “popular” para obtenerlo que querían los liberales, la domesticación de las clases trabajadoras, se podrían llamar” liberal – social”
En 1914 la mayor parte del trabajo político estaba repartidos entre “liberal conservadores” y los” liberal socialistas “en el proceso los partidos puramente liberales comenzaron a desaparecer.
Se podría decir que detrás de la máscara de conflicto ideológico en realidad estaba el consenso ideológico, la primera guerra mundial no rompió ese consenso, más bien lo extendió. Woodrow Wilson entró en la guerra con el objetivo de llamar a la “autodeterminación de las naciones.” Hay que tener en cuenta que en ese tiempo se estaban desintegrando tres grandes imperios el ruso, el austrohúngaro, y el Otomano. Después de la segunda guerra mundial, la autodeterminación de los pueblos se extendería a todas las zonas coloniales que quedaban, en África, Asia, Oceanía, y el Caribe.
El liberalismo Wilsoniano establecía el sufragio universal, estado de bienestar, redistribución de una parte de la plusvalía y el siguiente paso sería el “desarrollo económico-nacional”, programas propuestos por D. Roosevelt, Harry Truman y sus sucesores despuésde la segunda guerra mundial.
En 1917 era el año de la revolución Rusa, el Wilsonismo recién acababa de nacer cuando se enfrentó a un gran adversario ideológico, el Leninismo de Lenin y los Bolcheviques aparecieron en la escena política protestando esencialmente contar la transformación de la ideología socialista en lo que he llamado el liberal-socialismo. Se sabe que en este año los rusos esperaban que la revolución socialista se diera en Alemania lo cual no ocurrió. Motivo por el cual construyeron el Socialismo en un solo país. La demanda primordial era la integración política del estado soviético como una gran potencia en el sistema mundial y su desarrollo económico por la vía de la industrialización rápida.
La segunda revolución mundial de 1968 lanzó una protesta desde la izquierda contar el consenso y adoptó el surgimiento de varios temas anarquistas, pero también y quizás sobre todo, del maoísmo.
Después de la ruptura contra el consenso liberal mundial, la ideología conservadora también se renovó y se volvió nuevamente agresiva en el lugar de defensiva. Dando lugar al neoconservadurismo, pero a veces se la llamaba neoliberalismo reflejando que su programa apuntaba principalmente a eliminar cualquier constricción de mercado, y por consiguiente a dar marcha atrás en la redistribución del estado de bienestar, primera regresión significativa de ese tipo en un siglo.
Podemos decir que las políticas del liberalismo- domesticación de las clases trabajadoras del mundo por la vía del sufragio o la soberanía y el estado de bienestar o desarrollo nacional – había llegado a su límite.
En 1968 y 1989 se presenció el desmoronamiento gradual de lo que quedaba del consenso liberal. A la derecha, los conservadores trataban más de destruir el centro liberal y la erosión aún mayor de la izquierda con los regímenes liberal – socialista. La culminación de ese proceso fue lo que se llama la caída del comunismo. En esta era la fuerza es la llegando a ser la única arma efectiva de las fuerzas dominantes. Las fuerzas anti sistémicas del mundo habían venido persiguiendo sin saber, el objetivo ideológico liberal de homogeneizar la integración al sistema.
Cuando por fin se vio que las promesas no se cumplían se produjo primero una insurrección fundamental (1968) y después la ira y la desilusión (1989), la cuales proyectaba más en dirección de los liberales conservadores, que en los liberales de pura cepa.
Saddam Hussein aprendió la lección y decidió que la única manera de modificar la jerarquía del poder del mundo era mediante la construcción de grandes potencias militares en el sur. Se vio a sí mismo como el Bismack de un eventual estado panárabe. Cabe resaltar que el es una creación de las capas dominantes del mundo, los cuales lo apoyaron y fortalecieron en contra de la amenaza que significaba para ellos el Sha Jomeini. Y cuando Saddam Hussein trató de apoderarse de una porción demasiado grande del botín, esas fuerzas se volvieron en su contra, y los sucesores de Jomeini aprovecharon encantados la oportunidad de volver a unirse a la jauría dominante. Las nuevas propuestas se basan en viejos agrupamientos estrechos sino más bien en el derecho de los más fuertes a guardarse su botín y protegerlo dentro de sus fortalezas. Lo que las fuerzas antisistema deben hacer es concentrarse en la expansión de grupos sociales reales de todo tipo a todo nivel de la comunidad, y su agrupamiento en los niveles más altos en formas no unificada. La batalla por la transformación solo se puede librar en muchos frentes al mismo tiempo.
El arma básica consiste en tomar la vieja ideología liberal y exigir su cumplimiento universal por ejemplo, frente a la migración ilegal masiva del sur hacia el norte ¿no sería lo correcto cumplir los principios de libertad de mercado : fronteras abiertas para todo aquel que desee entrar?, con este tipo de demandas los ideólogos liberales tendrían que desistir en sus hipocresías sobre los derechos humanos y admitir que en realidad no se referían la libertad de emigración porque no quieren la libertad de inmigración.
Las agonías del liberalismo ¿Qué esperar del progreso?
En medida en que hoy ya no existe una fe generalizada en el reformismo racional por la vía de la acción estatal, el liberalismo ha perdido su principal defensa político- cultural contra las clases peligrosas. La urbanización del mundo y el aumento de la educación y las comunicaciones han generado en todo el mundo un grado de conciencia política que a la vez facilita la movilización política y dificulta disimular el grado de desigualdad socio- económica y el papel de los gobiernos en su mantenimiento.
Los estados no pueden seguir aumentando los subsidios a las empresas privadas y a la vez continuar expandiendo sus compromisos con el bienestar de la ciudadanía. Una cosa o la otra va a tener que ceder mucho. Con una ciudadanía más consciente, esta lucha esencialmente de clases promete ser monumental. Lo que fue diferente en el capitalismo es que su mismo éxito como creador de producción material parecía eliminar cualquier justificación de las desigualdades, ya sea que se manifestaron en forma material, político o social. Y las desigualdades parecían peores porque separaban no ya un grupo minúsculo del resto, sino hasta un quinto o un sétimo de la población mundial de todos los demás. Necesitamos que se aplique por igual los derechos humanos ya sea a los ciudadanos y los extranjeros. 
Por último, será una lucha intelectual en la búsqueda de metodologías más sofisticadas y holísticas, en el intento de deshacernos de toda la retórica piadosa y falaz sobre la neutralidad valorativa del pensamiento científico.
CONCLUSIONES
Vivimos en un nuevo mundo, donde ya no se ve solo quién se impone militarmente. Las doctrinas Liberales, Conservadores o Sociales ya quedaron en el pasado, el paradigma ha cambiado, ahora se valora más la competitividad; los países desarrollados buscan eso, el desarrollo de la cultura, y un desarrollo sostenible de la misma. Poniéndolo en nuestro país que es lo que nos incumbe, se debía buscar una nueva modernización, ya no ser exportadores de materias primas, sino buscar producir, producir para ser competitivos en los que nosotros como grupo llamamos “nuevo orden mundial-económico social”.
BIBLIOGRAFÍA
Wallerstein, Inmanuel (2001): Después del Liberalismo – Siglo XXI Editores
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