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Agricultura de Conservação no Cultivo de Trigo sob Riego

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“Latinoamérica unida protegiendo sus suelos” 
XIX CONGRESO LATINOAMERICANO DE LA CIENCIA DEL SUELO 
XXIII CONGRESO ARGENTINO DE LA CIENCIA DEL SUELO 
 
Mar del Plata, Argentina – 16 al 20 de abril de 2012 
contribuciones@congresodesuelos.org.ar
 
 
AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN EN LA PRODUCCIÓN DE TRIGO 
BAJO RIEGO 
Herrera, J.M.1,* 
1 Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT); Programa Global de Agricultura de 
Conservación 
*Autor de contacto: j.m.herrera@cgiar.org; km 45 Carretera Mex-Ver, CP56130, Edo. de México, México; +52 (55) 
58042004 ext 2146 
 
RESUMEN 
Las prácticas agronómicas conocidas como Agricultura de Conservación (AC) tienen como 
objetivo promover una alternativa sustentable para sustituir las prácticas tradicionales que incluyen 
la labranza del suelo. Las ventajas en cuanto a la reducción de costos y al uso más eficiente del 
agua permitieron que sistemas bajo AC fueran ampliamente adoptados en regiones donde se 
cultiva trigo bajo secano. Sin embargo, la adopción de AC no es común, aún hoy, en sistemas 
bajo riego. El objetivo del presente trabajo es realizar una síntesis de los resultados obtenidos por 
el Centro Internacional de Maíz y Trigo (CIMMYT) en ensayos realizados en el valle del Yaqui 
(México) sobre producción de trigo en AC bajo riego y establecidos por lo menos 5 años antes de 
la toma de datos. 
A través de una revisión literaria se analizaron los resultados obtenidos para rendimiento, 
eficiencia en el uso del nitrógeno y parámetros físicos, químicos y biológicos del suelo, en 
ensayos. Los resultados de los trabajos publicados indican que no existen razones para 
determinar que los principios de AC no sean adecuados para implementarse en zonas donde se 
utiliza riego por inundación. En general hay mejoras en los atributos de suelo estudiados en 
sistemas AC comparados con las prácticas tradicionales. Asimismo, trabajos complementarios 
permitieron identificar el nivel óptimo de recursos para implementar prácticas de AC en camas 
permanentes con riego por surcos y demostrar que el rendimiento de trigo es igual o mayor que 
con las prácticas tradicionales. 
PALABRAS CLAVE 
Labranza; Riego; Manejo Agronómico
INTRODUCCIÓN 
La sustentabilidad es un concepto que se refiere a la capacidad de una sociedad de apoyar en su 
medio ambiente el mejoramiento continuo de la calidad de vida de sus miembros, no solamente en 
el corto plazo sino también en el largo plazo. Esta capacidad depende del uso adecuado de los 
recursos naturales. Las prácticas agronómicas conocidas con el nombre de Agricultura de 
Conservación (AC) tienen como objetivo promover una alternativa sustentable para sustituir las 
prácticas tradicionales que incluyen la labranza del suelo y conducen a su degradación. 
Las prácticas de AC tienen tres principios agronómicos: la mínima perturbación del suelo, la 
retención de niveles racionales de rastrojos, y el uso de rotaciones agrícolas adecuadas (Hobbs et 
al., 2008). Las ventajas en cuanto a la reducción de costos y al uso más eficiente del agua 
permitieron que sistemas de AC fueran ampliamente adoptados desde hace más de treinta años 
en países con grandes superficies de trigo bajo secano como Argentina, Australia, Brasil, Canadá 
y Uruguay. En contraposición, hace tan solo diez años la adopción de estas prácticas no era 
común para la producción de cereales con sistemas de riego. 
La mayor parte del trigo, en los países en vías de desarrollo, es producido por sistemas que 
reciben riego en alguna medida (Hobbs et al., 2008).Teniendo en cuenta las ventajas que la AC 
había demostrado en sistemas bajo secano y su potencial para aumentar la sustentabilidad de los 
sistemas agrícolas, el Centro Internacional de Maíz y Trigo (CIMMYT) junto con organismos 
mexicanos como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias 
(INIFAP) iniciaron una serie de proyectos de investigación para adaptar los principios de la AC a la 
producción de trigo con sistemas de riego. 
El objetivo de la presente comunicación es realizar una síntesis de los resultados obtenidos por el 
CIMMYT en ensayos sobre la implementación de los principios de la agricultura de conservación 
en sistemas con riego en el noroeste de México. 
MATERIALES Y MÉTODOS 
Para el presente estudio se consideraron nueve publicaciones indexadas en Web of Science que 
se realizaron sobre ensayos en el centro experimental Norman E. Borlaug (27° N; 38 msnm) en el 
valle de Yaqui, estado de Sonora, México. El tipo de suelo es según World Reference Base 
System Haplic Vertisol (Calcaric, Chromic), bajo en materia orgánica (<1%) y ligeramente alcalino 
(pH 7.7). La temperatura media anual es de 24.9 °C (1981–2000) y la precipitación media anual es 
384 mm (1981–2000). La precipitación es ampliamente superada por la evapotranspiración media 
potencial que es de 2235 mm estimada según Penman-Monteith para el mismo período. 
Trigo para panificación (Triticum aestivum L.) y para pasta y sémola (Triticum durum Desf.) son 
producidos en sistemas con aplicación de riego y alto nivel de insumos. De la superficie utilizada 
para cultivar trigo, el 85% se cultiva con trigo para pasta con un rendimiento medio de 5.7 t ha-1. 
Los sistemas de riego utilizados en la zona son dos: riego por inundación y riego por surcos. El 
primero era el sistema más utilizado hace veinte años pero fue reemplazado paulatinamente por el 
segundo. El riego por surcos está asociado al sistema conocido como “camas”; franjas de tierra de 
70 a 80 cm de ancho separadas por surcos de 25 cm de ancho y 15 a 20 cm de profundidad. Por 
los surcos se aplica el agua de riego. Las investigaciones iniciadas por INIFAP permitieron 
identificar las características óptimas de las camas en cuanto a su ancho, condiciones de 
preparación, número de hileras del cultivo a sembrar y necesidades de nivelación para hacer un 
uso eficiente del agua de riego. Una ventaja adicional que se identificó fue la reducción en la 
compactación mediante el control de la circulación de maquinaria en el terreno y en la actualidad 
es el sistema utilizado en aproximadamente 90% de la superficie. Se siembran dos hileras de trigo 
en la superficie de las camas. Si bien la práctica de quemar el rastrojo está actualmente en pleno 
proceso de abandono, es considerada la práctica tradicional de manejo de los mismos. Cuando se 
utilizan camas sin labranza, sólo reformadas para mantener sus características, las “camas” se 
conocen como “camas permanentes” y cuando se hace labranza previa a la formación de las 
mismas se conocen como “camas convencionales” y requieren en promedio seis pasadas de 
maquinaria. En las camas permanentes con retención de rastrojo es donde se realiza AC con 
riego. El agua de riego proviene de presas ubicadas en montañas aledañas. El trigo se siembra 
como cultivo de invierno, de finales de noviembre a principios de diciembre, y se cosecha en 
mayo. El cultivo antecesor es generalmente maíz cultivado para la producción de forraje. Mayores 
detalles sobre los tratamientos, el manejo agronómico realizado y los métodos utilizados para 
medir los parámetros reportados en cada experimento pueden ser encontrados en los trabajos 
específicamente citados. 
RESULTADOS Y DISCUSIÓN 
Los resultados que se obtuvieron sobre parámetros físicos, químicos y biológicos del suelo 
permitieron verificar, para la producción de trigo en camas permanentes con retención de 
rastrojos, efectos similares a los obtenidos para sistemas de AC en plano. Limon-Ortega (2006) 
demostró que el índice de dispersión de suelo fue menor en camas permanentes que en camas 
con labranza convencional, mostrando que los agregados en las camas permanentes eran de 
mayor tamaño y más estables. También demostró la influencia del manejo de rastrojos en dichos 
parámetros. Los agregados de suelo en camas sin labranza, donde los rastrojos fueron 
quemados, presentaron un alto grado de fraccionamiento. El mayor grado de dispersión fue para 
lafracción de 1-2 mm. Mediciones sobre estructura e infiltración directa de agua en camas 
permanentes con retención de rastrojos mostraron consistentemente valores más altos en 
comparación a camas convencionales (Verhulst et al., 2011a; Verhulst et al., 2011b). También se 
encontraron diferencias en parámetros químicos: las camas permanentes presentaron mayor 
concentración de K (+60%) y menor concentración de Na (-69 a -36%) en los primeros 5 cm del 
perfil. 
Dados los altos niveles de producción de biomasa, un tema fundamental a determinar fue el 
manejo óptimo del rastrojo. Altas cantidades de rastrojo dificultan, no sólo la siembra, sino la 
aplicación del riego. En ambientes de alto rendimiento potencial los rendimientos de trigo fueron 
mayores en camas permanentes con retención de rastrojos que con quema y si bien en ambientes 
de bajo rendimiento potencial se obtuvieron mayores rendimientos con quema que sin ella (Limon-
Ortega et al., 2000a). A pesar de los mayores rendimientos se comprobó a través de parámetros 
edáficos que la quema no es una práctica sustentable en el largo plazo. La eliminación de la 
quema supone además un ahorro importante de tiempo en una época en la que el tiempo medio 
entre la cosecha del maíz y la siembra del trigo es de aproximadamente 30 días. 
El hecho de retener los rastrojos en las camas también determinó la necesidad de modificar el 
manejo de la fertilización nitrogenada ya que se encontraron interacciones significativas entre 
sistema de cultivo y dosis de nitrógeno (N) en el efecto de estos dos factores sobre el rendimiento 
de trigo (Limon-Ortega et al., 2000a). La respuesta, evaluada también sobre el rendimiento, a 
tratamientos con diferentes momentos de aplicación (pre-siembra y primer nudo) y dosis (0, 150 
and 300 kg N ha-1) de urea, mostró dosis óptimas de fertilización superiores a 150 kg N ha-1. Con 
esta dosis se obtuvieron rendimientos promedio de 5.55 Mg ha-1 en camas permanentes con 
retención de rastrojos y fueron mayores con la aplicación distribuida que con la aplicación 
concentrada en una sola aplicación. La eficiencia en el uso de N, definida como el rendimiento por 
unidad de N aplicada, resultó un 3% mayor como consecuencia de la aplicación dividida y el 
mismo manejo también aumentó la absorción total de N en un 10% (Limon-Ortega et al., 2000b). 
La mayor eficiencia en el uso del N y la mayor absorción total de N entre todos los tratamientos se 
obtuvieron siempre en camas permanentes con retención de rastrojos. También se consideraron 
distintas fuentes nitrogenadas (urea, estiércol proveniente de la producción apícola y una mezcla 
del mismo estiércol y urea). La fertilización con urea o la mezcla de urea y estiércol resultó en 
mayores rendimientos y una mayor eficiencia en el uso del N que la aplicación únicamente de 
estiércol (Limon-Ortega et al., 2008). Los incrementos como consecuencia del tratamiento anterior 
resultaron mayores cuando el trigo, al que se le aplicó el fertilizante, se cultivó en una rotación con 
la leguminosa forrajera sesbania (Sesbania spp.) que cuando se cultivó en una rotación con maíz. 
Ambas rotaciones mostraron un aumento en el contenido de materia orgánica en comparación al 
monocultivo de trigo. Esto fue evaluado durante 3 años a partir del cuarto año de utilizar el mismo 
manejo (Limon-Ortega et al., 2009). Las diferencias en la dinámica del carbono (C) y N entre 
camas convencionales y camas permanentes fueron demostradas por diferencias en la cantidad 
de C y N en la biomasa microbiana que fue mayor en las camas permanentes con retención de 
rastrojos (Limon-Ortega et al., 2006). El contenido de C orgánico y N total en camas permanentes 
fueron 15% (con retención parcial de rastrojos) y 17% (con retención total de rastrojos) mayores 
que en camas convencionales. La tasa de mineralización de N fue significativamente mayor (25%) 
en camas permanentes con retención parcial de rastrojos que en camas convencionales con 
incorporación de rastrojos. Por otro lado fue mayor también la cantidad de dióxido de carbono 
producido en las camas permanentes que en las camas convencionales, independientemente del 
manejo del rastrojo (Govaerts et al., 2006). Los estudios a campo sobre emisiones de gases con 
efecto invernadero fueron complementados con estudios de laboratorio utilizando suelo de las 
mismas parcelas. Estos estudios mostraron que si bien la diferencia en la emisión de dióxido de 
carbono fue de un 20% cuando se quemaron los rastrojos de las camas permanentes respecto de 
cuando se los retuvieron, las emisiones de N2 se incrementaron 4 veces asociado a una mayor 
tasa de mineralización de N (Montoya-Gonzalez et al., 2009). 
Uno de los pocos parámetros donde se encontraron desventajas en las camas permanentes con 
retención de rastrojos fue en la tasa de crecimiento en los estadíos tempranos del cultivo que fue 
menor en camas permanentes (Verhulst et al., 2011a). Esta desventaja sugirió como líneas 
actuales de investigación sobre camas permanentes con retención de rastrojos, el desarrollo de 
variedades de trigo específicamente adaptadas a las mismas, y el aumento del vigor inicial del 
trigo mediante el uso de productos para tratar semillas y de sembradoras que aumentan el 
contacto entre la semilla y el suelo. 
CONCLUSIÓN 
Los resultados sobre parámetros físicos, químicos y biológicos del suelo indican que el uso de 
camas permanentes con retención de rastrojos aumenta respecto a prácticas tradicionales, 
atributos edáficos asociados a una mayor sustentabilidad en zonas donde actualmente se practica 
el riego por inundación. Trabajos complementarios permitieron identificar el nivel óptimo de 
recursos para implementar prácticas de AC en camas permanentes con riego por surcos y 
demostrar que el rendimiento de trigo es igual o mayor que con las prácticas tradicionales. 
AGRADECIMIENTOS 
A los estudiantes de la Universidad Autónoma de Chapingo, el Instituto Tecnológico de Sonora y 
el Instituto Tecnológico del Valle del Yaqui y a los agricultores del valle del Yaqui. 
BIBLIOGRAFÍA 
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