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anticuarios y preservación

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“Anticuarios y preservación”
La preservación de los bienes culturales implica la selección de qué patrimonio mostrar, se vuelve necesario elegir los bienes concretos que se van a recuperar, considerando diversos aspectos como el grado de conservación, el interés histórico, artístico o científico, la ubicación geográfica y la disponibilidad de recursos humanos e infraestructuras para una presentación adecuada. Al seleccionar los bienes para mostrar, se busca que estos sean representativos y relevantes para el turismo cultural.
Esta idea de preservar es el último eslabón de un proceso que incluye la investigación y la conservación, para ello es importante realizar un proceso previo de investigación para conocer en profundidad el bien cultural y su contexto histórico, artístico o científico. Esto permitirá una mejor comprensión y valoración por parte de los visitantes.
Se destaca la importancia de la exposición in situ, es decir, presentar los bienes culturales en su ubicación original, esto contribuye a mejorar la comprensión de los mismos, ya que permite a los visitantes experimentar el entorno en el que se desarrollaron.
Para lograr una presentación efectiva, se utilizan diversos recursos pedagógicos, incluyen paneles explicativos, reconstrucciones virtuales y talleres. Su objetivo no solo es fomentar la comprensión de los bienes, sino también sensibilizar a los visitantes.
Durante la Antigüedad y la Edad Media, la relación entre la religión y el patrimonio fue muy estrecha. En la antigua Grecia, el Tesoro en Gracia estaba compuesto por funciones que se asemejarían a la definición actual de patrimonio. En este Tesoro se guardaban elementos y bienes materiales, así como reliquias que habían sido acumulados por la polis, los sacerdotes del templo eran los encargados de conservar y proteger este patrimonio, lo que dotaba de una conciencia colectiva a dichos bienes.
Esta tradición de relacionar la religión con el patrimonio se mantuvo durante la Edad Media, especialmente con la llegada del cristianismo, un ejemplo de esto es San Benito de Nursia, quien derribaba ídolos paganos y convertía esos espacios en templos cristianos, se produjo así una transformación de la cultura clásica hacia la cultura cristiana.
En esta época, la Iglesia católica y los fieles comenzaron a generar un patrimonio muy rico, aunque su disfrute solo era eclesiástico, lo que conformaba el patrimonio eclesiástico eran principalmente las reliquias y los relicarios, eran objetos de gran importancia debido a lo que las rodeaba, es decir, su valor religioso y sagrado.
La reforma postrentina, especialmente en la reunión de Trento en 1563, tuvo un impacto en el patrimonio. En esta reunión se defendió la conservación de las reliquias y el culto a los santos, lo que llevó a que las reliquias se conservaran más allá de los ámbitos eclesiásticos. Esto tuvo un impacto en las pequeñas iglesias de toda España, generando un concepto de patrimonio similar al que se desarrollaría en el siglo XIX.
Durante la Edad Media, la relación entre la monarquía y el patrimonio fue muy similar a la relación entre la religión y el patrimonio, las monarquías occidentales surgidas tras la desaparición del Imperio Romano en la parte occidental, sentían la necesidad de vincularse a la Iglesia y realizar donaciones para fortalecer su relación con ellas, estas eran consideradas como tesoros y ejemplos de ello son los elementos que los reyes visigodos donaban a diferentes iglesias, conocidos como el Tesoro de Guarrazar.
Los reyes castellanos establecieron medidas para la conservación, Alfonso X, por ejemplo, transmitió en algunos textos primitivas leyes de conservación basadas en postulados medievales, que destacaban el interés de la corona por los bienes.
Durante el Renacimiento y el humanismo, se produjeron cambios significativos en relación con el concepto de patrimonio, para el siglo XVI, los monarcas comenzaron a desear adquirir un patrimonio propio e individualizado, este cambio de mentalidad es reflejo de las nuevas corrientes culturales del humanismo renacentista.
Uno de los ejemplos más destacados de esta nueva concepción del patrimonio es Felipe II y su proyecto en El Escorial, convirtió su residencia en una especie de colección privada, donde reunió su propio tesoro monárquico. Con esta iniciativa, mostraba su interés por adquirir y conservar bienes patrimoniales de gran valor histórico y cultural.
Durante este período, el papel del anticuario experimentó vaivenes políticos y un importante desarrollo cultural porque buscaba que sus objetos tuvieran "autenticidad" como objeto histórico y la imposibilidad de la restauración, ambos conceptos se volvieron fundamentales para la conservación del patrimonio, ya que se buscaba mantener la integridad y el valor histórico de los monumentos y objetos antiguos.
Es hasta el siglo XX cuando se generan conceptos que ayuden a homogeneizar el mundo patrimonial y su estudio, es así que el término 'monumento histórico' que se estableció como un mecanismo para la protección y declaración de bienes inmuebles con valor histórico y cultural.
Referencias
Patrimonio histórico-artístico y Cultural. (2005). Madrid, Universidad Complutense. Pp. 3-65. Recuperado de https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000126065_spa.locale=es.

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