Logo Studenta

2022 - Fernandez, P L Sistemas de Producción de granos - Matias Arredondo

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

3
43
Sistemas de producción agrícola
Patricia L. Fernández
1. Introducción
La Argentina posee una excelente posición en lo que respecta a su gran competitividad en la 
producción de alimentos, obteniendo una gran variedad de productos en diferentes regiones del país. 
Las distintas regiones difieren por clima y suelo, y determinan las áreas agroclimáticas aptas para el 
desarrollo de los diferentes sistemas productivos. La región pampeana es la más relevante desde el 
punto de vista productivo, ya que cerca del 80% de los granos se obtienen de dicha región. La misma 
se caracteriza por tener un clima templado con temperaturas que promedian anualmente los 15 ºC 
en el sur y 18 ºC en el norte y precipitaciones que decrecen de nordeste a suroeste (1100 a 600 mm).
La agricultura argentina se caracterizada por ser principalmente extensiva y en secano, es decir, 
sin riego. El trigo, maíz, soja y girasol son los cuatro cultivos anuales que representan alrededor del 
90% de la producción total de granos. Por ello, la Argentina es considerada un país de exportaciones 
primarias, donde el 75% de lo exportado por las 31 cadenas agroalimentarias son “commodities”. 
Dentro del sector agrícola, a escala mundial, la Argentina es el décimo productor y el quinto expor-
tador mundial de trigo, el sexto productor y el segundo exportador mundial de maíz, el tercer pro-
ductor mundial de aceite y harinas de soja, y el primer exportador de aceite y harinas de girasol y soja 
(PNUD, 2011).
2. Cultivos y rotaciones
Los sistemas de producción agrícola tienen por objetivo la cosecha de granos. La cantidad de gra-
nos cosechados se relaciona positivamente con la biomasa generada por el cultivo. Esto se debe a que 
la acumulación de biomasa está asociada a la capacidad del cultivo de captar recursos y traslocarlos a 
los granos. La cantidad de producto cosechado por unidad de superficie es el rendimiento, que es lo 
que se busca maximizar interviniendo en el ambiente en el cual crece el cultivo de interés, y tomando 
decisiones de manejo sobre el mismo (fertilización, control de adversidades, etc.). Las interacciones 
que existen entre el cultivo y los individuos de otras especies se denominan interespecíficas, mientras 
que las que ocurren entre individuos de la misma especie se llaman intraespecíficas son numerosas. 
Algunas de estas interacciones ejercen mucho control sobre el cultivo y su rendimiento, y otras muy 
poco. En un sistema de producción agrícola se necesita tomar decisiones para optimizar estas interac-
ciones. Las cuestiones que son clave para el éxito de un cultivo son la selección del material genético, 
la fecha de siembra, la densidad de plantas, la condición del suelo, la fertilización, el control de plagas 
y la eficiencia de cosecha. 
Las decisiones de manejo se van tomando a lo largo del ciclo agrícola, el cual consta de varias 
etapas (Figura 3.1). Comenzando por el barbecho, que es el período comprendido entre la cosecha de 
un cultivo y la siembra del próximo. Luego continúa la siembra del cultivo de interés, su germinación 
y emergencia y el crecimiento y desarrollo del mismo. El cultivo cumple diferentes estadios desde la 
Sistemas de producción agrícola
44
3
emergencia hasta su madurez, las cuales se denomi-
nan etapas fenológicas y generalmente se subdividen 
en etapa vegetativa y reproductiva. Finalmente, se 
realiza la cosecha, que para los cultivos extensivos es 
totalmente mecanizada (Figura 3.1).
Durante el barbecho puede realizarse algún cultivo que no tiene objetivo económico-comercial, 
sino contribuir al control de la erosión del suelo, la acumulación y la retención de materia orgánica 
(MO) y del nitrógeno (N) para la posterior liberación durante el período de cultivo siguiente y el con-
trol de las malezas (al reducir el establecimiento). Estos cultivos se denominan cultivos de cobertura y 
abono verde. Es importante, sin embargo, hacer un manejo cuidadoso respecto del contenido de agua 
en el suelo para la siembra del próximo cultivo de interés productivo.
Cuando el barbecho se realiza sin ningún cultivo, el objetivo es acumular agua y nitrógeno dis-
ponible para el cultivo subsiguiente. El control de malezas se puede realizar en forma mecánica o 
química (i.e. con herbicidas). Cuando el control es mecánico, el laboreo del suelo favorece el proceso 
de mineralización del N orgánico y se liberan formas disponibles como nitratos (NO3
-). 
En condiciones agroclimáticas favorables se pueden realizar dos cultivos agrícolas en un mismo 
año. Por ejemplo, en la región pampeana es usual encontrar una sucesión de cultivos como trigo/soja 
de segunda-maíz (Figura 3.2) o trigo/soja de segunda-soja de primera. En estos casos, el cultivo de 
trigo y soja de segunda se realizarían en el primer año y el cultivo de maíz o el de soja de primera se 
Figura 
3.2. Ciclos 
agrícolas: 
durante 
el primer 
año se 
realiza 
trigo y 
soja de 
segunda 
(2°), 
mientras 
el cultivo 
de maíz se 
realiza en 
el segundo 
año. 
Figura 3.1. Ciclo agrícola: siembra del cultivo, 
emergencia del cultivo, crecimiento y desarrollo del 
cultivo, cosecha de granos, barbecho y siembra del 
cultivo siguiente.
Sistemas de producción agrícola
45
3
realizarían en el segundo año. La posibilidad de realizar dos cultivos en un año se debe principalmente 
a la adopción de la siembra directa, debido a que presenta una ventaja relacionada a la conservación 
del agua en el suelo y a la oportunidad de siembra. 
Los cultivos de trigo, maíz, soja y girasol tienen períodos de ocupación durante el año diferentes 
de acuerdo con la ecofisiología del cultivo y a las condiciones climáticas de la región (precipitaciones, 
temperatura, período libre de heladas). Por ello, existen momentos óptimos para el desarrollo del cul-
tivo para las latitudes dentro de las que se encuentra la región pampeana (Figura 3.3). 
Figura 3.3. Meses ocupados por los cultivos de trigo, maíz, soja y girasol en la región pampeana. Barras negras: 
período de ocupación; barras rayadas: posibles meses de ocupación de acuerdo con decisiones de manejo; barras 
blancas: período de barbecho. Fuente: http://www.siia.gov.ar/index.php/series-por-tema/agricultura.
La época del año que ocupa cada cultivo es importante para poder diseñar las rotaciones y 
determinar los tiempos de ocupación de los suelos. La presencia de cultivos en el campo es im-
portante, ya que conlleva numerosos beneficios en la estructura del suelo a través de la presencia 
de raíces generando bioporos, en el ciclado de nutrientes, y en la incorporación carbono orgáni-
co al suelo. El tiempo de ocupación de los suelos se refleja mediante un coeficiente denominado 
índice de intensificación de la secuencia, en el que se relaciona el número de meses ocupados 
por los cultivos en el año con el número total de meses del año (Caviglia et al., 2010; Sasal et 
al., 2010). Por ejemplo, el monocultivo de soja ocupa cinco meses aproximadamente y el doble 
cultivo trigo/soja de segunda ocupa cinco meses del cultivo de trigo y cuatro meses del cultivo 
de soja de segunda, sumando nueve meses en el año, de modo que el índice de intensificación de 
la secuencia es de 0,42 y 0,75, respectivamente. 
3. Sistemas de labranza
Las labranzas son formas de manejo del suelo y pueden clasificarse de acuerdo con la intensidad o can-
tidad de labores para la preparación de la cama de siembra. La labranza con mayor número de pasadas de 
implementos es la labranza convencional (LC), con menor cantidad de labores están la labranza reducida 
o labranza mínima, y cuando sólo se produce un pequeño laboreo en la línea de siembra durante la ope-
ración de siembra es lo que se denomina labranza cero o siembra directa (SD). Los sistemas de labranzas 
son diversos, pero su objetivo es generar las condiciones adecuadas de suelo para colocar la semilla, que 
germine y pueda emerger, y propiciar un ambiente adecuado para el crecimiento y anclaje de las raíces.
La LC es una práctica que incluye una sucesión de pasadasde diferentes implementos con el fin de 
romper agregados y refinar el suelo. Este laboreo incorpora los residuos de cosecha, dejando el suelo 
http://www.siia.gov.ar/index.php/series-por-tema/agricultura
Sistemas de producción agrícola
46
3
descubierto. El laboreo es una herramienta para el manejo del suelo y tiene un efecto importante sobre 
la fertilidad y el control de malezas. En la labranza primaria se pasa algún tipo de arado para roturar 
el suelo y, en la labranza secundaria, se pasan implementos más livianos con el objetivo de refinar y 
nivelar el suelo. Un ejemplo de sucesión de pasadas podría ser: arado de reja-vertedera → rastra de 
discos → rastra de dientes → rolos. 
La labranza mínima o labranza reducida implica remover y aflojar el suelo sin rebatirlo, para con-
servar su estructura y evitar procesos de compactación. En la labranza mínima se reduce el número 
de laboreos en comparación con los sistemas convencionales de labranza. Dependiendo de los im-
plementos utilizados y el número de pasadas puede ser clasificada como un sistema conservacionista 
o no conservacionista de acuerdo con la cobertura de rastrojos (residuos de cosecha), que queda al 
momento de la siembra. Esta labranza puede resultar más económica que la labranza convencional, 
ya que se realizan menos pasajes de maquinaria y operaciones de nivelación. La labranza conservacio-
nista es todo sistema de manejo del suelo que deja al menos un 30% del rastrojo del cultivo anterior 
sobre la superficie del suelo. Al mantener el residuo de cosecha en superficie se crea una cobertura, 
que disminuye la tasa de evaporación agua del suelo, aislando el suelo de temperaturas extremas y lo 
protege de factores externos que pueden afectar su condición física, como las lluvias intensas.
La siembra directa (SD) o labranza cero (del inglés, “zero tillage”) o no labranza (del inglés “no 
tillage”) son sistemas en los que el suelo no se laborea antes de la siembra. Las ventajas incluyen: (i) 
el menor tránsito de maquinaria; (ii) menores costos de preparación del suelo; (iii) menores tiempos 
operativos para la siembra; (iv) suelo cubierto con rastrojo. En este sistema, las dobles cuchillas cortan 
los rastrojos y el suelo para la colocación de la semilla directamente en el surco. El suelo puede ser 
laboreado y el cultivo sembrado en una sola operación. Fue implementada con el objetivo de prevenir 
procesos de erosión hídrica y eólica, y de mejorar la condición física de suelos degradados con larga 
historia de uso agrícola. Deja al suelo cubierto con rastrojos, ya que sólo la sembradora corta el suelo 
en torno a la línea de siembra durante dicha operación. Con el objetivo de poder cortar el residuo 
de cosecha y poder depositar la semilla en la línea de siembra, las sembradoras utilizadas en la SD se 
tornaron más pesadas. Esto pudo llevar a situaciones de mayor compactación del suelo. Por ello, se 
desarrollaron diferentes estrategias relacionadas a la presión y al ancho de los neumáticos utilizados 
en estos equipos.
El barbecho en la LC es mecánico, ya que durante el mismo se pasan diferentes implementos traccio-
nados por un tractor con el objetivo de controlar las malezas que consumen el agua y los nutrientes, favo-
reciendo el proceso de mineralización. En los sistemas bajo SD, el barbecho se denomina químico debido 
a la ausencia de pasaje de implementos y a que el control de malezas se realiza mediante la aplicación de 
herbicidas (Cuadro 3.1). Cuando se comparan los barbechos químico y mecánico, se puede señalar una 
Sistemas de producción agrícola
47
3
reducción en la aplicación de herbicidas en el barbecho mecánico respecto del barbecho químico. Sin 
embargo, el barbecho mecánico presenta un claro incremento en el consumo de combustible. 
En SD la presencia de rastrojo en la superficie genera reducciones de temperatura del suelo, de-
bido a la mayor reflectancia de los mismos comparada con la del suelo desnudo en LC. Esto lleva a 
menores tasas de mineralización de la MO del suelo. La tasa de descomposición de los residuos que 
quedan en superficie también es menor que cuando se los incorpora en el suelo (menor contacto con 
el suelo). Por lo tanto, se libera una menor cantidad de nitrógeno durante el barbecho, y así hay menor 
cantidad del nutriente disponible a la siembra del cultivo siguiente. Esto conduce a incrementos en las 
dosis de fertilizantes nitrogenados de las que se aplican en sistemas bajo LC. 
Cuadro 3.1. Comparación entre labranza convencional y siembra directa en el uso de maquinarias e insumos para 
cada una de las etapas de los ciclos agrícolas. 
Labranza convencional Siembra directa
Barbecho Pasaje de maquinaria: arado de reja vertedera, rastra de disco, etc.
Pasaje de pulverizadora: aplicación de 
herbicida
Siembra del cultivo Aplicación de fertilizantes Aplicación de agroquímicos (*)
Emergencia del cultivo Pasaje de maquinaria (superficial)Aplicación de agroquímicos (*) Aplicación de agroquímicos (*)
Crecimiento y desarrollo del 
cultivo Aplicación de agroquímicos (*) Aplicación de agroquímicos (*)
Cosecha del cultivo Pasaje de maquinaria: cosechadora Pasaje de maquinaria: cosechadora
(*) Agroquímico: fertilizantes y plaguicidas (herbicidas, insecticidas, bactericidas, fungicidas, etc.).
4. Agroquímicos
Los agroquímicos son productos químicos utilizados para mejorar la calidad y la cantidad de los 
bienes de la actividad agropecuaria y su conservación. Entre ellos se encuentran los fertilizantes, her-
bicidas, insecticidas, fungicidas, etc.
4.1. Fertilizantes
Se considera fertilizante a todo producto que incorporado al suelo o aplicado a los vegetales o sus 
partes tiene la capacidad de suministrar en forma directa o indirecta sustancias requeridas por aque-
llos para su nutrición, estimular su crecimiento, aumentar su productividad o mejorar la calidad de la 
producción (Ley 20.466/73, Art. 3). 
Los fertilizantes pueden clasificarse según la naturaleza de la fuente (orgánico, inorgánico y bioló-
gico) y el nutriente principal (nitrogenados, fosforados, potásicos, etc.). Los fertilizantes de naturaleza 
orgánica son, en general, denominados abonos, y se los clasifica de acuerdo con su origen. Los fertili-
zantes inorgánicos en su mayoría son de síntesis industrial, y se incluyen compuestos y elementos de 
origen mineral. Los fertilizantes biológicos hacen referencia a los organismos que suministran directa 
o indirectamente nutrientes a las plantas o ejercen una acción beneficiosa para su desarrollo. 
Sistemas de producción agrícola
48
3
El consumo de fertilizantes a escala mundial ha tenido un crecimiento sostenido desde 1960. Sin 
embargo, en los países desarrollados el consumo histórico respecto de los países en desarrollo fue 
muy diferente (Figura 3.4). Los países desarrollados presentaron un crecimiento de consumo cons-
tante entre 1960 y 1980, desacelerando esta tendencia debido a problemas de contaminación por las 
altas dosis de fertilizantes aplicadas. En la actualidad, en los países en desarrollo el consumo sigue en 
aumento. El incremento a lo largo de estos últimos 20 años responde a un modelo de crecimiento en 
el rendimiento de los cultivos debido al mejoramiento genético de la semilla y, por lo tanto, el incre-
mento de requerimientos para sostener dicho crecimiento.
Figura 3.4. Evolución del consumo de nutrientes en países desarrollados y países en desarrollo entre los años 1960 y 
2008. Adaptado de Álvarez et al. (2012).
En la Argentina, hasta la década de los 90, la agricultura se realizó prácticamente sin la utiliza-
ción de fertilizantes. Esta situación se atribuye a la alta fertilidad natural de los suelos de la región 
pampeana y a las rotaciones agrícolas con pasturas destinadas a la actividad ganadera, en las cuales se 
utilizaron especies leguminosas. La decisión de aplicar fertilizantes depende de la relación de precios 
insumo/producto, el conocimiento alcanzado para la tecnología de aplicación (fuente, dosis, momen-
to, ubicación)(Cuadro 3.2) y la situación climática.
Cuadro 3.2. Conceptos e implicancias de la tecnología de aplicación de fertilizantes
Fuente Dosis Momento Ubicación
Fertilizante 
utilizado
Cantidad de 
fertilizante 
En relación con el ciclo del cultivo: 
- Pre-siembra
- Siembra
- En determinada etapa fenológica
- Línea de siembra
- Voleo
- En banda
Sistemas de producción agrícola
49
3
El nitrógeno y el fósforo son aplicados a los cereales y oleaginosas, mientras que los fertilizantes 
potásicos son utilizados en mayor medida en la producción de cultivos frutales y hortícolas. En la 
Argentina, las fuentes de fertilizantes nitrogenados más usados en los cultivos extensivos son la urea, 
el UAN. Otra fuente de nitrógeno son algunos fertilizantes fosforados (e.g. fosfato diamónico, PDA). 
La Argentina cuenta con dos plantas de producción de urea, en Bahía Blanca y en Campana, mientras 
que el fósforo se importa, ya que en el país los yacimientos de roca fosfórica son de baja ley.
La principal salida de nutrientes de los agroecosistemas es a través de la exportación por cosecha y 
la entrada en estos sistemas es por los fertilizantes. En la Argentina la relación aplicación/remoción de 
N y P en grano para los cuatro cultivos principales (trigo, maíz, soja y girasol) ha mejorado a lo largo 
del tiempo. Sin embargo, la reposición no se realiza en igual magnitud que la extracción. Estos balan-
ces negativos conducen a un proceso de deterioro en la fertilidad de los suelos (Figura 3.5) (García y 
González Sanjuan, 2010; Cruzate y Casas, 2012). 
Figura 3.5. Evolución de la relación aplicación/extracción de N, P, S y K para soja, trigo, maíz y girasol en la 
Argentina entre 1993 y 2011. Fuente: García y González Sanjuan (2010) y Cruzate y Casas (2012).
Es importante considerar que no siempre el balance neutro o positivo es una práctica que deba 
realizarse. Por ejemplo, en el caso del potasio (K) nuestros suelos de la zona núcleo son ricos en este 
nutriente, además de que el índice de cosecha de K (kg K en grano kg-1 K en biomasa aérea) es bajo, 
por lo que aún no es necesario fertilizar con este nutriente a los cultivos extensivos.
La respuesta del cultivo al agregado de fertilizantes depende, entre otros factores, del nivel de 
nutrientes presentes en el suelo. Por lo tanto, es fundamental realizar un buen muestreo y un correcto 
diagnóstico previo a la siembra para decidir la fertilización. La dosis de fertilizante que se aplicará 
dependerá del modelo correspondiente a la zona. 
Por otro lado, existen microorganismos que facilitan o aumentan la disponibilidad de nutrientes 
que son aprovechados para mejorar las condiciones de los cultivos. En general, se trata de bacterias, 
con las cuales se elaboran productos biológicos que son aplicados al suelo o a la semilla. Ejemplo de 
ello es Bradyrhyzobium japonicum que fija nitrógeno atmosférico y que se asocia simbióticamente con 
la planta de soja. Estas relaciones de simbiosis son más o menos específicas. 
Sistemas de producción agrícola
50
3
4.2. Plaguicidas 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al plaguicida como una sustancia o mezcla de 
sustancias pensadas para prevenir, controlar, repeler o mitigar la acción de una plaga (Cuadro 3.3). 
Estas plagas pueden ser: insectos, ácaros, nematodos, moluscos, roedores, hongos, bacterias, malezas 
y otras formas de vida animal o vegetal perjudiciales a la salud pública, a la agricultura, al sector pe-
cuario, a sus productos y a otras materias primas alimenticias. Se incluye en este ítem a los defoliantes, 
desecantes y las sustancias reguladoras del crecimiento vegetal o fitorreguladores. La acción de estos 
agentes se ejerce durante todas las etapas de la producción: simiente, cultivo, y también durante el 
transporte y almacenaje de los productos obtenidos. 
Cuadro 3.3. Nombre técnico de los plaguicidas más comunes, efecto y plagas sobre las que actúan.
Nombre técnico Efecto y plagas sobre las que actúa
Insecticidas Control de insectos y otros artrópodos
Acaricidas Control de ácaros, arañuelas
Nematicidas Control de nematodos
Fungicidas Control de hongos
Molusquicidas Control de caracoles y babosas
Rodenticidas Control de ratones y control de otros roedores
Antibióticos o Bactericidas Control de bacterias
Herbicidas Control de malezas
Alguicidas Control de algas en lagos, canales, tanques de agua y otros sitios.
Defoliantes Provocan la caída de hojas, para facilitar la cosecha
Desecantes Promueven el secado de tejidos vivos
Atractivos Atraen diferentes tipos de plagas animales
Repelentes Repelen diferentes tipos de plagas animales
Feromonas Alteran el comportamiento de diferentes plagas animales
Reguladores de crecimiento Alteran el desarrollo de las plagas animales
En la Figura 3.6 se presentan los plaguicidas de relevancia y su volumen de comercialización 
durante el 2011. 
Figura 3.6. Representatividad 
(%) del volumen de las distintas 
categorías de plaguicidas de 
relevancia comercial en la 
Argentina en 2011. Fuente: 
elaboración propia a partir de 
la información de la Cámara de 
Sanidad Agropecuaria (CASAFE, 
2011).
Sistemas de producción agrícola
51
3
Los herbicidas son los plaguicidas con mayor volumen de venta. Los herbicidas, se pueden clasifi-
car de acuerdo con su selectividad y modo de acción. Los herbicidas selectivos controlan un determi-
nado tipo de maleza, por ejemplo, el 2,4-D controla malezas de hoja ancha. Los no selectivos controlan 
todo tipo de malezas, e inclusive las plantas de interés agronómico, por lo que se aplican previo a la 
siembra. Los herbicidas más utilizados en la Argentina son el glifosato, 2,4-D, atrazina y acetoclor. El 
glifosato es un herbicida de amplio espectro, cuya comercialización aumentó debido a la aparición en 
1996 del evento transgénico en el cultivo de soja (soja RR), con la incorporación de genes de Agrobac-
terium tornando a la planta resistente a este principio activo. Por lo tanto, el glifosato es un herbicida 
no selectivo que actúa sobre toda la vegetación, excepto sobre los cultivos transgénicos resistentes al 
glifosato. El modo de acción puede ser por contacto o sistémicos (absorción). Por ejemplo, el glifosato 
es sistémico, ya que opera ingresando en el sistema de las plantas por las hojas. 
Los insecticidas son productos que se utilizan para controlar o eliminar insectos. Los principios 
activos fueron cambiando con el tiempo en la búsqueda del menor daño colateral. Actúan de distintas 
maneras sobre los organismos, a partir de ello se los puede clasificar de acuerdo con la manera que in-
tervienen en el vegetal (sistémico o de contacto) o en relación con la plaga (ingestión, contacto, inhala-
ción, cebo tóxico). Otra manera de controlar los insectos que afectan al cultivo es mediante el control 
biológico. Un ejemplo de ello es el empleo de una especie que permite reducir la población de otra que 
es perjudicial para el cultivo. Así, hay arañas y parásitos depredadores de las chinches que causan daño 
en el cultivo de soja. También el gusano blanco, que afecta significativamente al cultivo de maíz, tiene 
como enemigos naturales a ciertos hongos, avispas parásitas y larvas de moscas predadoras. Además, 
existen otras formas de control biológico que serán abordadas con detalle en el Capítulo 12. 
Las plantas pueden sufrir alteraciones por la acción de hongos, bacterias y virus. La presencia de 
los mismos puede conllevar a una enfermedad que se puede reconocer mediante síntomas y signos. 
Los síntomas la manifestación del ataque de un patógeno por parte de la planta y, el signo, es la expre-
sión visible del patógeno. La forma de control de las enfermedades con productos químicos debe ser la 
última opción. Existen otras formas de manejo que permiten una estrategia de control de las mismas, 
como las rotaciones, eliminación de otras plantas que funcionan como hospedantes, cambios en la 
fecha de siembra y en la densidad del cultivo, uso de variedades tolerantes o resistentes. 
Por otro lado, es importanteque en el manipuleo de plaguicidas se reconozcan de manera sencilla 
sus características y los peligros que éstos pueden presentar. Para ello, los envases de los productos se 
identifican con bandas de colores (roja, amarilla, verde y azul) para indicar los grados de toxicidad 
que presentan para las personas. En el marbete se indica, además, los períodos de carencia, es decir, el 
tiempo que debe transcurrir entre la aplicación del producto y el consumo del vegetal.
5. Producción de cultivos
Los cultivos que participan de la producción agrícola en la Argentina variaron a lo largo del tiem-
po y la superficie destinada a cada uno de ellos cambió en magnitud e incidencia en los agroecosiste-
mas en cada momento. En consecuencia, la expansión agrícola fue acompañada de un cambio en la 
importancia relativa de los distintos cultivos. Se destaca, principalmente, el crecimiento del área sem-
brada con soja, un cultivo muy poco relevante durante la década de los 70, y que hoy ocupa el 52,3% 
del área bajo cultivo (SIIA, 2013).
Sistemas de producción agrícola
52
3
En particular, en términos de producción de granos, los cultivos de trigo, maíz, soja y girasol han au-
mentado durante los últimos 30 años y contribuyeron de manera significativa al producto bruto interno 
argentino (Figura 3.7). Dentro de los factores que contribuyeron al aumento de la producción de granos 
en la Argentina a partir de mediados de los 90, no debe dejar de mencionarse la mejora genética, el incre-
mento de la superficie bajo producción y el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías de manejo. 
El mejoramiento genético fue tanto de manera tradicional (selección, cruzamiento y reproducción) como 
también debido a la aparición de cultivos transgénicos. El aumento de la superficie destinada a la produc-
ción de granos se debe a varias causas, entre las que se encuentran la mayor rentabilidad de la actividad 
agrícola respecto de otras actividades posibles, la oportunidad de realizar doble cultivo trigo/soja de segun-
da, la aparición de nuevas tecnologías como la siembra directa y la aplicación de fertilizantes y el aumento 
de precipitaciones en el oeste de la región pampeana. Consecuencia de este proceso fue el desplazamiento 
del ganado bovino a regiones con suelos menos productivos y el corrimiento de la frontera agrícola. 
Figura 3.7. Producción de granos de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Fuente: elaboración propia a partir de 
SIIA (2013). 
Los cuatro cultivos principales que se destacan en la producción de la Argentina encuentran una 
buena zona agroclimáticas en la región pampeana (Figura 3.8). Esta región produce el 87, 93, 88 y 88% 
de los cultivos de girasol, trigo, maíz y soja, respectivamente en relación con la producción total del país. 
Figura 3.8. Producción de granos 
promedio del quinquenio 2007-2008 
a 2011-2012 de las provincias de 
la región pampeana (Buenos Aires, 
Córdoba, Santa Fe, La Pampa y 
Entre Ríos) y el resto del país para 
los cuatro cultivos más importantes 
de la Argentina (trigo, maíz, soja, 
girasol). Fuente: elaboración propia 
a partir de SIIA (2013). 
Sistemas de producción agrícola
53
3
6. Características de los cultivos de mayor difusión
Los cultivos más importantes en la región pampeana son el trigo, maíz, soja y girasol. Se los puede 
clasificar de distintas maneras, por ejemplo, de acuerdo con la época del año en la que se desarrollan 
(verano, invierno), o ser clasificados como cereales (trigo, maíz) y oleaginosas (soja, girasol). A me-
dida que el cultivo crece y se desarrolla cumple diferentes estadios fenológicos, los cuales están com-
prendidos dentro de la etapa de germinación-emergencia, la etapa vegetativa, la etapa reproductiva, 
llenado de granos y madurez fisiológica. Cada cultivo tiene un período crítico para la definición del 
rendimiento, en la que se debe evitar cualquier tipo de estrés a las plantas.
En la operación de cosecha, la cosechadora separa los granos del resto de la planta. El remanente 
de la planta se llama residuo de cosecha o rastrojo, y la cantidad de residuos depende de la relación 
residuos/granos (Cuadro 3.4). De acuerdo con el sistema de labranza, el rastrojo puede ser incorpo-
rado al suelo o dejado en la superficie. Los residuos de cosecha se descomponen y en parte pasan a 
constituir MO. Luego, mediante el proceso de mineralización, el nitrógeno de la MO pasa a la solución 
del suelo y queda disponible para la planta. De tal modo, una parte del carbono (C) de los residuos 
pasa a la MO lábil del suelo y otra llega a la atmósfera en forma de dióxido de carbono (CO2) por la 
respiración de los microorganismos.
Cuadro 3.4. Relación residuos/granos (granos con 0 ó 14% de humedad) y porcentaje de raíces, para los cultivos de 
trigo, maíz y soja. Fuente: Álvarez y Steinbach (2012).
Trigo Maíz Soja
Relación residuos/granos 0% 1,9 1 1,33
Relación residuos/granos 14% 1,63 0,86 1,13
Raíces (% del residuo del cultivo) 20 20 20
Los cultivos requieren de una determinada cantidad de nutrientes para producir una tonelada de 
grano (Cuadro 3.5). Del total de nutrientes de la solución del suelo que son absorbidos por el cultivo 
se exporta del agroecosistema una determinada proporción según el cultivo. Esta proporción se de-
nomina Índice de cosecha -IC- y es particular para cada nutriente, cultivo y ambiente (Cuadro 3.5). 
Cuadro 3.5. Requerimiento de los nutrientes, índice de cosecha (IC) de nutrientes para los cultivos de trigo, maíz, 
soja y girasol. Fuente: Álvarez y Steinbach (2012) y Gutiérrez Boem (2012a; b).
Requerimiento (kg nutriente t-1 grano) Trigo Maíz Soja Girasol
 N 30-35 20-25 70-80 45-50
 P 5 4 8 5
 K 19 19 39 29
 S 3,2 4 6 5
IC de nutriente (nutriente grano / nutriente parte aérea)
 N 0,70 0,75 0,75 0,60
 P 0,80 0,76 0,88 0,80
 K 0,21 0,21 0,48 0,21
 S 0,35 0,45 0,55 0,38
Sistemas de producción agrícola
54
3
La utilización de la información presente en los Cuadros 3.4 y 3.5 permite estimar el residuo orgá-
nico que queda como sustrato para los microorganismos, la cantidad necesaria de algunos nutrientes 
para poder producir una tonelada de grano y la cantidad de nutrientes que salen del agroecosistema. 
Suponiendo un rendimiento del cultivo de maíz de 10 t ha-1 (0% de humedad), la cantidad de rastrojo 
remanente en el suelo son 8,6 t ha-1, si consideramos las raíces el valor asciende a 10,3 t ha-1. El residuo 
comienza a ser degradado por los microorganismos que emiten una parte del carbono del mismo a 
la atmósfera en forma de CO2 (proceso de descomposición) y otra parte pasa a estar en los tejidos 
microbianos y más tarde en la MO del suelo (proceso de humificación) (ver Anexo). Por otro lado, 
para poder alcanzar un rendimiento de 10 t ha-1 de granos de maíz se requiere agua, energía solar, 
nutrientes y control de plagas. ¿Cuántos nutrientes se requieren para alcanzar ese rendimiento en el 
cultivo de maíz? De N se requiere entre 200 y 250 kg ha-1, de P 40 kg ha-1; y 190 y 40 kg ha-1 de K y S, 
respectivamente. Solamente una proporción del total de nutrientes absorbidos sale del sistema, en este 
caso se iría con el grano entre 150 a 188 kg N ha-1, 30 kg P ha-1, 40 kg K ha-1 y 18 kg S ha-1. 
6.1. Cultivos de invierno
6.1.2. Trigo
El trigo es un cereal que constituye una de las bases de la alimentación de la población. Este cereal 
contribuye en la dieta con hidratos de carbono y aporta proteínas, que están en una proporción de 70-
80% y 8-18% en el grano, respectivamente (Passarella y Savin, 2003). Mediante el mejoramiento gené-
tico, en particular el efectuado en los años 70 de la mano de Norman Borlaug (“Revolución Verde”), se 
redujo la altura de este cultivo, evitando de esta manera su vuelco e incrementando la producción de 
grano. Las variedades modernas de trigo que se utilizan son de las especies Triticum aestivum L. (trigo 
blando o pan) y T. durum L. (trigo duro, candeal o fideo). 
Los trigos sembrados en la Argentina son losllamados “trigos primavera”, y corresponden a aque-
llos que no necesitan de un período de vernalización (horas de frío) para florecer, es decir, temperatu-
ras por debajo de ciertos valores umbrales durante un determinado número de horas. Existen varie-
dades de trigo de ciclo corto o de ciclo largo. La elección del ciclo está determinada por la región en 
la que se va a sembrar y por las adversidades climáticas (sequía, helada, golpe de calor). Las fechas de 
siembra se adaptan de acuerdo con las características anteriormente mencionadas, con el objetivo de 
obtener un buen rendimiento e intentando no transitar condiciones climáticas que afecten al período 
crítico que corresponde al momento en el que se define el rendimiento. Cuando se presenta alguna 
falla durante la siembra, el trigo puede compensar la falta de plantas mediante el macollaje. Los maco-
llos son vástagos secundarios brotan del vástago principal, que son capaces de desarrollar espigas que 
permiten compensar, en algunos casos, mermas en el rendimiento. Es decir que, ante cambios en la 
densidad de plantas logradas, cambia el número de macollos fértiles por planta, lo que determina que 
en un amplio rango de densidades el número de vástagos fértiles por unidad de superficie permanezca 
relativamente constante. 
Las malezas que con más frecuencia afectan a este cultivo pertenecen a la familia de las gramíneas, 
como el sorgo de Alepo (Sorghum halepense (L.)), el raigrás (Lolium multiflorum L.), la avena guacha 
(Avena fatua L.); aunque también existen plantas latifoliadas que pueden afectar al cultivo, como el 
nabo (Brassica campestres L.), la quinoa (Chenopodium album L.), la mostacilla (Rapistrum rugosum 
Sistemas de producción agrícola
55
3
L.), el cardo negro (Cirsum vulgare (Savi) Ten.), el capiquí (Stellaria media (L.)), la sanguinaria (Po-
lygonum aviculare L.). Las malezas de la misma familia que el trigo limitan la utilización de herbicidas 
debido a que puede afectar a las plantas de interés. 
Las plagas con más relevancia, que tienen como principal fuente de alimentación al cultivo de 
trigo, poseen diferentes estrategias de ataque de acuerdo con el aparato bucal que posean. En general, 
son tipo masticadores como la tucura, los gorgojos y las orugas. Las chinches y los pulgones también 
atacan al trigo, pero estos poseen un aparato bucal tipo succionador. En particular, el pulgón verde 
(Schizaphis graminum) es vector de un virus que afecta a la planta. 
Por otra parte, entre las enfermedades que disminuyen el rendimiento de manera más relevante 
se pueden encontrar a las manchas foliares y fusariosis (organismos necrotróficos), las royas, los car-
bones y los oídios (biotróficos). 
6.2. Cultivos de verano
6.2.1. Maíz
El maíz (Zea mays L.) pertenece a la familia de las Poáceas y es originario de América, pero se cul-
tiva actualmente en casi todos los países del mundo. La composición química del grano es de 67-74% 
de hidratos de carbono, 3-11% de aceite y 8-12% de proteínas (Passarella y Savin, 2003). La dureza del 
endosperma es una de las características genéticas que determina la elección del material a sembrar. 
Esta dureza está determinada por la relación entre el endosperma córneo o vítreo y el harinoso. Así 
surgen los maíces harinosos, dentados, semidentados y duros, en orden creciente de dureza del endos-
perma. A diferencia del trigo, el maíz tiene una menor capacidad de compensar mermas en el número 
de plantas, ya que los macollos son estériles.
Las malezas de la familia de las gramíneas que aparecen frecuentemente son el pasto cuaresma 
(Digitaria sanguinalis (L.) Scop.), el sorgo de Alepo (Sorghum halepense) y el gramón (Cynodon dac-
tylon (L.) Pers.); y, entre las malezas latifoliadas las que causan perjuicios considerables, se encuentran 
el yuyo colorado (Amaranthus spp.), el chamico (Datura ferox L.), la quinoa (Chenopodium album) y la 
malva (Anoda cristata (L.) Schltdl.). La resistencia o tolerancia de algunos maíces al grupo de las imi-
dazolinonas es una característica que surgió como producto de su evolución natural, también existen 
maíces resistentes al herbicida glifosato. 
Las plagas son un factor de pérdidas importantes en el cultivo de maíz, por lo general, se trata de 
insectos con aparato bucal masticador. Entre los más relevantes se encuentran los gusanos blancos (es-
tado larval de Diloboderus abderus) que tienen entre sus enemigos naturales a los hongos, las avispas 
parásitas y las larvas de moscas predadoras. También existen orugas que afectan al cultivo en diferen-
tes momentos (semillas durante la germinación, plantas jóvenes y espigas). En particular, existe una 
plaga denominada barrenador del tallo (larvas del Diatraea saccharalis) que se tornó muy importante 
por los daños que genera y la dificultad que atañe su control. Para controlarla se desarrolló un híbrido 
transgénico llamado Bt, basado en la incorporación de una serie de genes del Bacillus turingiensis.
Entre las enfermedades se destaca una enfermedad virósica, el mal de Río IV, cuyo vector es una 
chicharrita (Delphacodes kuscheli); pero también se encuentran la podredumbre del tallo y la raíz cau-
sada por un complejo de hongos necrotróficos, la roya, el tizón y el carbón.
Sistemas de producción agrícola
56
3
6.2.2. Soja
La soja (Glycine max L.) es una planta proveniente de Asia, oleaginosa de la familia de las Fabáceas 
(ex Leguminosas). Del procesamiento de la soja se obtiene aceite (13-24% del peso de grano seco) y 
proteínas (37-50% del peso de grano seco) (Passarella y Savin, 2003). El aceite está formado en un 50% 
por ácido linoleico (poliinsaturado) y en un 25% por ácido oleico (monoinsaturado); las proteínas son 
de alto valor biológico.
En 1962 se realizó la primera exportación de soja con destino a Alemania. Recién en la dé-
cada del 80 comenzó la expansión del cultivo de soja en la Argentina. A partir de la aparición 
de cultivares transgénicos RR, en 1996, se extendió su cultivo y aumentó su rendimiento. Por 
medio de transgénesis, a partir de genes de la bacteria del suelo Agrobacterium, se obtuvieron 
plantas resistentes al glifosato. Además, debido a la forma de floración escalonada de la planta 
y su plasticidad se pudo extender el cultivo a zonas que antes resultaban limitantes por agua y 
económicamente no viables. 
De los cuatro cultivos principales de la región pampeana, el cultivo de soja es el que requiere 
mayor cantidad de nitrógeno para producir una tonelada de grano (Cuadro 3.5). La planta de soja 
puede fijar nitrógeno atmosférico debido a la asociación simbiótica con la bacteria Bradyrhizobium 
japonicum. En la región pampeana se estima que aproximadamente la mitad del nitrógeno requerido 
proviene de la fijación simbiótica y, el nitrógeno restante se absorbe desde la solución del suelo como 
nitrógeno mineral, el cual proviene del proceso de mineralización. 
Las malezas que afectan el rendimiento del cultivo de soja pertenecen a la familia de las gramí-
neas, ciperáceas y algunas latifoliadas. En particular, se puede mencionar a una maleza que tiene 
mayor incidencia en años secos, como la rama negra (Conyza bonariensis L.), y es difícil de controlar, 
distintas amarantáceas ( e.g. Amaranthus hybridus L.), y especies perennes como el sorgo de Alepo 
(S. halepense) y el gramón (C. dactylon). El manejo de las malezas en este cultivo difiere si se trata de 
una variedad transgénica o no. Cuando la variedad no es transgénica es necesario integrar el control 
cultural y el uso de productos químicos. La variedad transgénica permite el uso de glifosato inclusive 
en post-emergencia del cultivo. 
Las principales plagas que afectan el rendimiento del cultivo de soja son las orugas cortadoras 
(Agrotis malefida, Porosagrotis gypaetina, Agrotis ipsilon) y defoliadoras (Anticarsia gemmatalis, 
Rachiplusia nu, Spodoptera frugiperda), los barrenadores (Epinotia aporema) y las chinches (Ne-
zara viridula). 
Entre los agentes patógenos, los que cobran mayor importancia porlas numerosas enfermeda-
des que causan al cultivo de soja son los hongos. Los hongos ocasionan podredumbre húmeda del 
tallo (Sclerotinia sclerotiorum), podredumbre de la raíz y de la base del tallo (Phytophthora sojae). 
Los hongos necrotróficos (Fusarium solani) causan lo que se denomina, vulgarmente, muerte súbita. 
Numerosos hongos atacan desde el período de floración en adelante, denominando a las afecciones 
causadas como “enfermedades de fin de ciclo”. Los agentes que producen estas enfermedades son Sep-
toria glycines, Phomopsis sojae, Cercospora kikuchii, Colletorichum spp., Cercospora sojina, etc. En los 
últimos años, entre las enfermedades que atacan al cultivo de soja, tomó relevancia la mancha ojo de 
rana cuyo patógeno es la C. sojina.
Sistemas de producción agrícola
57
3
6.2.3. Girasol
Los granos del cultivo de girasol (Helianthus annuus L.) están conformados por 23-27% de hi-
dratos de carbono, 9-20% de proteínas y 42-55% de aceite (Passarella y Savin, 2003), por lo que son 
utilizados principalmente para la obtención de este último, para consumo humano. El aceite de girasol 
es de alta calidad dado por la composición de ácidos grasos presentes. Mientras los genotipos tradicio-
nales de girasol poseen 20% de oleico, 70% de linoleico y 10% de ácidos grasos saturados, los medios 
oleicos poseen entre 60-65% de oleico, 25-30 de linoleico y entre 8-11%; y los de alto oleico poseen 
cerca del 80% de ácido oleico (Passarella y Savin, 2003). Las harinas que se obtienen como subproduc-
tos de la obtención de aceites son comercializadas. 
Las malezas que más afectan el rendimiento del cultivo de girasol son los de hoja ancha, como el 
nabo (Brassica campestres) o la quínoa (Chenopodium album), entre otras. Las principales plagas en el 
cultivo de girasol son las orugas cortadoras (A. malefida, P. gypaetina) y defoliadoras (R. nu), las chin-
ches (Nezara sp.) y los gorgojos. Entre los agentes patógenos se puede resaltar las enfermedades causa-
das por hongos: hoja abigarrada (Verticilium dahliae), roya negra (Puccinia helianthi), podredumbre 
basal del tallo (Macrophonia phaeseolina, Sclerotinium baticola), podredumbre blanda del capítulo (S. 
sclerotorium).
7. Sistemas de producción que incluyen a la agricultura
En lo relacionado a la adopción de diferentes tecnologías, la agricultura en la Argentina tuvo con-
siderables cambios desde la década del 80 (Figura 3.9). Por ejemplo, la adhesión de los productores a l 
uso de herbicidas y organismos genéticamente modificados (OGM) aumentó casi a 100% desde 1980 
hasta 2010 (Figura 3.9). Otras tecnologías tuvieron una tasa de incremento menor, como el uso de 
fertilizantes, y más tardía, como el uso de silo bolsa y la agricultura de precisión. 
 
Figura 3.9. Adopción de los agricultores de las diferentes tecnologías. Adaptado de INTA y Ministerio de 
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (MAGyP, 2011). 
Sistemas de producción agrícola
58
3
A mediados de la década del 90, el mejoramiento genético de los cultivos tiene un hito en su histo-
ria con la aparición del primer evento transgénico con el cultivo de soja, el cual fue adoptado de forma 
masiva. Esto trajo aparejado la adopción de herbicidas, en particular del glifosato. La implementación 
de los fertilizantes es reciente en términos mundiales y muestran un crecimiento sostenido hasta la 
actualidad. 
Nuevas tecnologías continúan apareciendo y cada una de ellas presenta su complejidad, para lo 
cual se requiere tiempo de estudio y aprendizaje para hacer un uso adecuado y eficiente de las mismas. 
Este es el caso de la agricultura de precisión que es una herramienta que permite utilizar los insumos 
agrícolas (i.e. fertilizantes, herbicidas) de una manera más eficiente (ver Capítulo 17). 
Los sistemas que han ganado superficie desde fines de la década de los 90, son los sistemas agrí-
colas con rotación de cultivos o con monocultivos. Estos sistemas de producción agrícola se destacan 
por el uso generalizado de sistemas bajo SD. 
Dentro de la producción agrícola, las rotaciones pueden incluir la implantación de pasturas que 
son utilizadas para la producción ganadera. En general, el manejo que se realiza es de cuatro años de 
pasturas y 4-6 años de agricultura. Estas rotaciones presentan la ventaja de cortar ciclos de plagas, 
diversificar la producción, además de mejorar la fertilidad tanto física como química del suelo. La 
mejora física se debe a la acumulación de MO debido a la permanencia de un cultivo perenne como 
la pastura, contribuyendo a la mejora estructural y la estabilidad de un sistema poroso funcional. Por 
otro lado, las pasturas consociadas al incluir en su composición especies leguminosas mediante la 
asociación simbiótica pueden fijar el nitrógeno atmosférico el cual mediante descomposición resulta 
en una ganancia neta del nutriente en el agroecosistema. 
Sin embargo, hay otras alternativas productivas como los sistemas agroforestales, la intersiem-
bra y la producción orgánica. Los sistemas agroforestales combinan especies arbóreas con especies 
arbustivas o herbáceas, generalmente cultivadas. Este término es muy amplio pues incluye desde la 
simple presencia de algunos árboles (e.g. frutales) en combinación con cultivos de vegetales o cereales, 
hasta sistemas complejos con múltiples especies en varios estratos. Los sistemas agroforestales están 
orientados a obtener una mejor producción mediante la asociación de especies vegetales (árboles con 
cultivos agrícolas), tratando que la productividad sea permanente y sostenible a través del tiempo de 
todos los recursos que conforman el sistema (ver Capítulo 4).
La intersiembra se define como el crecimiento de dos o más especies de cultivos. Es más frecuente 
en sistemas con especies arbóreas, sin embargo, existen líneas de investigación que buscan optimizar 
la realización de esta práctica con dos cultivos anuales. Este diseño de siembra permite un uso de los 
recursos sea más eficiente y que exista una reducción en la incidencia de plagas (malezas, insectos, 
enfermedades), mejorando el rendimiento de cada cultivo intersembrado, respecto de los sembrados 
separadamente (Caviglia et al., 2004; Coll et al., 2012). El uso más eficiente de los recursos en la inter-
siembra de cultivos puede deberse a que el uso de un mismo recurso por parte de los componentes es 
diferente en cantidad y calidad en un mismo momento, de esta manera no habría una competencia 
por los mismos. 
La agricultura orgánica es un sistema que fomenta el empleo de prácticas de gestión más que el 
uso de insumos externos al establecimiento, con el doble objetivo de, por un lado, cerrar el ciclo de 
nutrientes y, por otro, garantizar que los insumos también sean orgánicos. En países en los que la agri-
Sistemas de producción agrícola
59
3
cultura orgánica se encuentra más difundida es frecuente la compra de insumos de tipo biológicos 
o compost. En la Argentina este sistema ocupa apenas el 5% (2,95 M ha de 60 M ha) de la superficie 
total de la región pampeana (SENASA, 2012). Las prácticas de gestión adecuadas a estos sistemas 
se consiguen empleando métodos culturales, biológicos o mecánicos, en contraposición con el uso 
de materiales sintéticos, para cumplir cada función específica dentro del sistema. La agricultura 
orgánica es una práctica que está normada en la Argentina por el Servicio Nacional de Sanidad y 
Calidad Agroalimentaria (SENASA). Para producir de forma orgánica certificada se debe cumplir 
con los requisitos de la legislación, en la cual se brindan normas que rigen la producción. La auto-
ridad de aplicación de la ley es el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de 
la Nación, a través del SENASA. A su vez, es el SENASA el que delega el proceso de certificación a 
empresas certificadoras privadas. 
Bibliografía
Álvarez, R. y Steinbach, H. S. (2012). Balance de carbono en agrosistemas. En: Álvarez, R., Rubio, G., Álvarez, 
C. R. y Lavado, R. S. (Eds.). Fertilidad de suelos, caracterizacióny manejo en la Región Pampeana. (pp. 203-
216). Buenos Aires, Argentina: Editorial Facultad de Agronomía.
Álvarez, R. y Steinbach, H. S. (2012). Ciclado de nitrógeno en agrosistemas. En: Álvarez, R., Rubio, G., Álvarez, 
C. R. y Lavado, R. S. (Eds.). Fertilidad de suelos, caracterización y manejo en la Región Pampeana. (pp. 259-
300). Buenos Aires, Argentina: Editorial Facultad de Agronomía.
Álvarez, R. y Steinbach, H. S. y Álvarez, C. R. (2012). El rol de los fertilizantes en la agricultura. En: Álvarez, 
R., Prystupa, P., Rodríguez, M. B. y Álvarez, C. R. (Eds.). Fertilización de cultivos y pasturas, diagnóstico y 
recomendación en la Región Pampeana. (pp. 51-64). Buenos Aires, Argentina: Editorial Facultad de Agro-
nomía.
Cámara de Sanidad Agropecuaria (2011). https://www.casafe.org/. Fecha de ingreso 2011. 
Caviglia, O. P., Sadras, V. O. y Andrade, F. H. (2004). Intensification of agriculture in the south-eastern Pampas 
I: capture and efficiency in the use of water and radiation in double-cropped wheat-soybean. Field Crops 
Res., 87: 117-129.
Caviglia, O. P., Sadras, V. O. y Andrade, F. H. (2010). Sustainable intensification of agriculture in the Argenti-
nean Pampas: capture and use efficiency of environmental resources. Am. J. Plant Sci. Biotec., 3: 1-8.
Clarín. (2004). El gran libro de la Siembra Directa Clarín. 1a ed. (pp. 284). Buenos Aires, Argentina: AGEA.
Coll, L., Cerrudo, A., Rizzalli, R., Monzón, J. P. y Andrade, F. H. (2012). Capture and use of water and radiation 
in summer intercrops in the south-east Pampas of Argentina. Field Crops Res., 134: 105-113.
Cruzate, G. A. y Casas, R. (2009). Extracción de Nutrientes en la Agricultura Argentina. Informaciones Agro-
nómicas del Cono Sur. IPNI, 44: 21-26.
Cruzate, G. A. y Casas, R. (2012). Extracción y balance de nutrientes en los suelos agrícolas de la Argentina. 
Informaciones Agronómicas de Hispanoamérica. IPNI, 6: 7-14.
García, F. O. y González Sanjuan, M. F. (2010). Balances de nutrientes en Argentina ¿Cómo estamos? ¿Cómo 
mejoramos? Informaciones Agronómicas, 48: 1-5. Recuperado de: http://lacs.ipni.net/ipniweb/region/
lacs.nsf/0/3559AD2FF88E4400852579680015C582/$FILE/F%20Garcia-Reunion%20Agronegocios%20
FAUBA%2028%20Sept%202010%20%5BCompatibility%20Mode%5D.pdf
Gutiérrez Boem, F. H. (2012). Fertilización del cultivo de soja. En: Álvarez, R., Prystupa, P., Rodríguez, M. B. y 
Álvarez, C. R. (Eds.). Fertilización de cultivos y pasturas, diagnóstico y recomendación en la Región Pampea-
na. (pp. 227-250). Buenos Aires, Argentina: Editorial Facultad de Agronomía.
Gutiérrez Boem, F. H. (2012). Fertilización del cultivo de girasol. En: Álvarez, R., Prystupa, P., Rodríguez, M. B. 
y Álvarez, C. R. (Eds.). Fertilización de cultivos y pasturas, diagnóstico y recomendación en la Región Pam-
peana. (pp. 251-261). Buenos Aires, Argentina: Editorial Facultad de Agronomía.
https://www.casafe.org/
http://lacs.ipni.net/ipniweb/region/lacs.nsf/0/3559AD2FF88E4400852579680015C582/$FILE/F%20Garcia-Reunion%20Agronegocios%20FAUBA%2028%20Sept%202010%20%5BCompatibility%20Mode%5D.pdf
http://lacs.ipni.net/ipniweb/region/lacs.nsf/0/3559AD2FF88E4400852579680015C582/$FILE/F%20Garcia-Reunion%20Agronegocios%20FAUBA%2028%20Sept%202010%20%5BCompatibility%20Mode%5D.pdf
http://lacs.ipni.net/ipniweb/region/lacs.nsf/0/3559AD2FF88E4400852579680015C582/$FILE/F%20Garcia-Reunion%20Agronegocios%20FAUBA%2028%20Sept%202010%20%5BCompatibility%20Mode%5D.pdf
http://lacs.ipni.net/ipniweb/region/lacs.nsf/0/3559AD2FF88E4400852579680015C582/$FILE/F%20Garcia-Reunion%20Agronegocios%20FAUBA%2028%20Sept%202010%20%5BCompatibility%20Mode%5D.pdf
Sistemas de producción agrícola
60
3
INTA (2011). Actualización Técnica Nº 64. 
Passarella, V. S. y Savin, R. (2003). Características físico-químicas de los granos y usos principales. En: Satorre, 
E. M., Benech Arnold, R. L., Slafer, G. A., de la Fuente, E. B., Miralles, D. J., Otegui, M. E. y Savin, R. (Eds.). 
Producción de granos, bases funcionales para su manejo. (pp. 11-23). Buenos Aires, Argentina: Editorial 
Facultad de Agronomía.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD. (2011). Caracterización de la producción agrícola 
en Argentina frente al cambio climático. Informe. 
Sasal, M. C., Castiglioni, M. G. y Wilson, M. G. (2010). Effect of crop sequences on soil properties and runoff 
on natural rainfall erosion plots under no tillage. Soil Till. Res., 108: 24-29.
Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria-SENASA. (2012). Situación de la Producción Orgáni-
ca en la Argentina durante el año 2010. Recuperado de: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/5-
12informe_estadstico_2010.pdf
Sistemas de información agropecuaria (2013). https://datos.magyp.gob.ar/. Fecha de ingreso 2013.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/5-12informe_estadstico_2010.pdf
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/5-12informe_estadstico_2010.pdf
https://datos.magyp.gob.ar/
	Botón 62: 
	Página 54: 
	Página 55: 
	Página 56: 
	Página 57: 
	Página 58: 
	Página 59: 
	Página 60: 
	Página 61: 
	Página 62: 
	Página 63: 
	Página 64: 
	Página 65: 
	Página 66: 
	Página 67: 
	Página 68: 
	Página 69: 
	Página 70: 
	Botón 56: 
	Página 54: 
	Página 55: 
	Página 56: 
	Página 57: 
	Página 58: 
	Página 59: 
	Página 60: 
	Página 61: 
	Página 62: 
	Página 63: 
	Página 64: 
	Página 65: 
	Página 66: 
	Página 67: 
	Página 68: 
	Página 69: 
	Página 70: 
	Botón 57: 
	Página 54: 
	Página 55: 
	Página 56: 
	Página 57: 
	Página 58: 
	Página 59: 
	Página 60: 
	Página 61: 
	Página 62: 
	Página 63: 
	Página 64: 
	Página 65: 
	Página 66: 
	Página 67: 
	Página 68: 
	Página 69: 
	Página 70: 
	Botón 58: 
	Página 53: 
	Botón 59: 
	Página 53: 
	Botón 61: 
	Página 53:

Continuar navegando