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Decimoséptima Edición INFECTOLOGIA CLÍNICA K u m a t i - G u t i é r r e i Onofre Muñoz Hernández José Ignacio Santos Preciado Fortino Solórzano Santos Ma. Guadalupe Miranda Novales MENDEZEDITORES INFECTOLOQÍA CLÍNICA KUMATE-QUTIÉRREZ Decimoséptima edición 2013 M én d ez E d it o r e s Francisco M éndez O teo - Francisco M éndez Cervantes México, D.F Infectología Clínica Kumate-Gutiérrez Copyright© por los Dres. Jesús Kumate, Gonzalo Gutiérrez, Onofre Muñoz, Ignacio Santos, Fortino Solórzano y Guadalupe Miranda. Méndez Editores, S.A. de C.V. Arquitectura No.33, Col. Copilco-Universidad, Deleg. Coyoacán, C.P. 04360, México, D.F. Tels.: 5658-9267, 5658-7187. Fax: 5658-7355 Todos los derechos reservados conforme a la ley. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema alguno de tarjetas perforadas o transmitida por otro medio—electrónico, mecánico, fotoco- piador, registrador, etc.—sin permiso previo por escrito de los autores y de Méndez Editores, S.A. de C.V. All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or retrans- mitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording or otherwise, w it- hout the prior permission in w riting from the authors and the Publisher Méndez Editores, S.A. de C.V. Edición preparada por: Calli diseño ISBN: 968-5328-77-3 IMPRESO EN MÉXICO / PRINTED IN MEXICO Primera edición, 1973 Segunda edición, 1974 Tercera edición, 1975 Cuarta edición, 1976 Quinta edición, 1977 Sexta edición, 1978 Reimpresión, 1979 Séptima edición, 1980 Octava edición, 1981 Reimpresión, 1982 Novena edición, 1983 Décima edición, 1984 Decimoprimera edición, 1985 Reimpresión, 1986 Reimpresión, 1987 Reimpresión, 1988 Reimpresión, 1989 Decimosegunda edición, 1990 Reimpresión, 1991 Decimotercera edición, 1992 Decimocuarta edición, 1994 Decimoquinta edición, 1998 Decimosexta edición, 2001 Decimoséptima edición, 2008 Reimpresión. 2009 Reimpresión, 2012 Reimpresión, 2013 EDITORES SENIOR Jesús Kumate Pediatra Infectólogo; Investigador Nacional Emérito SNI; Miembro del Colegio Nacional; Presidente Fundación IMSS Gonzalo Gutiérrez Pediatra Infectólogo; Salubrista; Hospital Infantil de México “Federico Gómez” EDITORES Onofre Muñoz Pediatra Infectólogo; Director de Investigación Hospital Infantil de México "Federico Gómez"; Profesor del Programa de Maestría y Doctorado de Ciencias Médicas, Facultad de Medicina, UNAM; Miembro Titular de la Academia Nacional de Medicina Investigador Nacional, SNI-CONACYT José Ignacio Santos Preciado Pediatra Infectólogo; Director General del Hospital Infantil de México "Federico Gómez"; Profesor del Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Médicas, Facultad de Medicina, UNAM; Miembro Titular de la Academia Nacional de Medicina, Investigador Nacional, SNI-CONACYT Fortino Solórzano Santos Pediatra Infectólogo; Director Médico, Hospital de Pediatría, CMN Siglo XXI, IMSS; Tutor del Programa de Maestría y Doctorado de Ciencias Médicas, Facultad de Medicina, UNAM; Profesor Titular de Infectología, UNAM-IMSS; Investigador Nacional, SNI-CONACYT Ma. Guadalupe Miranda Novales Pediatra Infectóloga; Investigadora Titular "A", Unidad de Investigación en Epidemiología Hospitalaria, Hospital de Pediatría, CMN Siglo XXL IMSS; Tutor del Programa de Maestría y Doctorado de Ciencias Médicas, Facultad de Medicina, UNAM; Investigador Nacional, SNI-CONACYT COAUTORES D. en C. Celia Alpuche Aranda Pediatra-lnfectóloga, Instituto Nacional de Referencia Epidemiológica, CENAVECE, Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, Secretaría de Salud; Miembro Numerario de la Academia Nacional de Medicina, Investigador Nacional, SNI-CONACYT M. en C. Antonio Arbo Sosa Pediatra Infectólogo; Jefe del Departamento de Pediatría, Jefe del Departamento de Investigación y Docencia; Instituto de Medicina Tropical; Profesor Titular de Pediatría, Universidad de Asunción, Paraguay M. en C. Roberto Cedillo Rivera Pediatra-lnfectólogo; Jefe de la Unidad de Investigación Médica en Epidemiología Clínica, Hospital de Gineco-Pediatría "Dr. Carlos Urzai", IMSS; Profesor de Posgrado, Facultad de Medicina, UNAM; Investigador Nacional, SNI-CONACYT Dra. Rita Delia Díaz Ramos Pediatra Infectóloga; Jefa de área de Epidemiología Hospitalaria, Coordinación de UMAEs, IMSS Dr. Humberto Díaz Ponce Pediatra Infectólogo; Jefe de la División de Pediatría Médica, UMAE, Hospital de Pediatría CMN SXXI, IMSS; Profesor de Postgrado UNAM M. en C. Héctor Guiscafré Gallardo Pediatra Infectólogo; Investigador Titular "D", IMSS; Miembro Numerario de la Academia Nacional de Medicina, Profesor de la Maestría en Ciencias de la Salud área de Epidemiología, UNAM; Investigador Nacional, SNI-CONACYT CENAVECE: Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades CIBO.'Centro de Investigaciones Biomédicas de Occidente CMN: Centro Médico Nacional CONACYT: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología M. en C. Ernesto Krug Llamas Epidemiólogo Gerontólogo Social; Profesor del Curso de Especialización en Epidemiología, Coordinación de Programas Integrados de Salud, Unidad de Salud Pública, IMsfe M. en C. Noris Marlene del S. Pavía Ruz Pediatra-lnfectóloga; Profesor Titular "A", Departamento de Medicina Experimental, Clínica para niños con VIH/SIDA Facultad de Medicina, UNAM M. en C. Gerardo Perdigón Villaseñor Pediatra Maestro en Salud Pública; Coordinador Médico Asistencial, Hospital Infantil de México "Federico Gómez" M. en C. Eduardo Rodríguez Noriega Internista Infectólogo; Jefe de Infectología del Hospital Civil de Guadalajara "Fray Antonio Alcalde"; Profesor Investigador Titular "C", Centro Universitario Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara; Miembro Academia Nacional de Medicina; Dr. Javier Torres López Doctor en Ciencias; Jefe de la División de Investigación Biomédica, Coordinación de Investigación en Salud, IMSS; Investigador Nacional, SNI-CONACYT IMSS: Instituto Mexicano del Seguro Social SNI: Sistema Nacional de Investigadores UABC:üniversidad Autónoma de Baja California UMAE:Unidad Médica de Alta Especialidad UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México COLABORADORES Dra. Julia Dolores Estrada Guzmán Infectóloga; Facultad de Medicina, UABC, Mexicali, Baja California Dr. Eric Moisés Flores Ruiz Pediatra Infectólogo; Maestro en Ciencias Médicas; Jefe del Departamento de Infectología de la UMAE, Hospital de Pediatría, CMN, SXXI Dr. Carlos Ernesto Franco Paredes Investigador en Ciencias Médicas “F”, Dirección General Hospital Infantil de México "Federico Gómez"; Investigador Nacional, SNI-CONACYT Dra. Gloria Huerta García Pediatra Infectóloga; Maestra en Ciencias Médicas; Adscrita al Departamento de Infectología de la UMAE, Hospital de Pediatría, CMN SXXI Dr. Eduardo Liausas Magaña Jefe de Servicio del Departamento de Infectología, Hospital Pediátrico de Sinaloa “Dr. Rigoberto Aguilar Pico”, Culiacán, Sinaloa Dr. Gerardo Martínez Aguilar Infectólogo Pediatra; Investigador Asociado "D", Unidad de Investigación Biomédica, IMSS, Durango; Investigador Nacional, SNI-CONACYT Dr. Jorge Méndez Galván Médico Especialista en Enfermedades Transmitidas por Vectores, Dirección de Investigación, Hospital Infantil de México "Federico Gómez" Dra. Rayo Morfín Otero Directora, Instituto de Patología Infecciosa y Experimental, Centro Universitario Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara; Profesor Investigador Titular "C^ Centro Universitario Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara. Infectóloga, Hospital Civil de Guadalajara, "Fray Antonio Alcalde". Investigador Nacional SNI-CONACYT Dra. Margarita Nava Frías Jefa de Departamento de Infectología, Hospital Infantil de México "Federico Gómez" Dr. en C. Oscar Alberto NewtonSánchez Facultad de Medicina, Universidad de Colima; Servicio de Pediatría, Hospital Regional Universitario, Secretaría de Salud, Colima, Colima Dr. Leoncio Peregrino Bejarano Pediatra Infectólogo Adscrito al Departamento de Infectología de la UMAE, Hospital de Pediatría, CMN, SXXI Dr. Luis Fernando Pérez González Profesor Investigador, Departamento de Pediatría, Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de San Luis Potosí; Jefe del Servicio de Infectología Pediátrica, Hospital Centra! “Dr. Ignacio Morones Prieto”, San Luis Potosí, San Luis Potosí Dr. Victor Manuel Pérez Pico Médico Adscrito del Departamento de Infectología, Hospital Pediátrico de Sinaloa “Dr. Rigoberto Aguilar Pico”, Culiacán, Sinaloa M. en C. Carmen Gorety Soria Rodríguez Pediatra Infectóloga; Profesor Ordinario de Carrera de Tiempo Completo Titular Nivel "A", Facultad de Medicina Mexicali, UABC, Mexicali, Baja California D. en C. Alberto Villaseñor Sierra Pediatra Infectólogo; Investigador Asociado “D”, CIBO, IMSS, Guadalajara, Jalisco; Investigador Nacional, SNI-CONACYT Dr. José Guillermo Vázquez Rosales Pediatra Infectólogo; Maestro en Ciencias Médicas; Investigador Asociado "C", IMSS; Investigador Nacional, SNI-CONACYT; Profesor de Infectología, UNAM. M. en C. Rosa María Wong Chew Pediatra Infectóloga; Profesor Asociado "C" Unidad de Medicina Experimental, Facultad de Medicina, UNAM Al Maestro Federico Gómez Director Fundador del Hospital Infantil de México (1943) y del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional del IMSS (1963) PRÓLOGO La 17a edición del “Manual de Infectología Clínica” aparece en 2008 bajo el título de "Infectología Clínica Kumate-Gutiérrez", cuando surgió la primera edición en 1973 otras eran las condiciones y las expectativas de M éxico y del mundo en m ateria de las enfermedades infectocontagiosas. Se respiraban aires de gran optimismo, el Cirujano General de Norteamérica William G. Stewart había declarado ante la Cámara de Diputados en 1967: “...llegó el tiempo de cerrar el libro de las enfermedades i n f e c c i o s a s se creía que la cantera de antibióticos era inagotable, aparecían nuevas vacunas y las pandemias de cólera, tifo, peste, difteria, tos ferina, sífilis se consideraban eventos desafortunados del pasado. La Organización Mundial de Salud fundada en 1948 había emprendido campañas globales contra el paludismo y la viruela, así como esfuerzos regionales contra la frambesia, y promovía vigorosamente la cobertura de vacunas en la primera infancia. El México de 1973 era menos optimista, la Campaña N acional de E rrad icación del Paludism o no había conseguido lo programado en 1955. Se cursaba el fin de un brote epidémico de fiebre tifoidea por S. typhi resistente al cloramfenicol en el altiplano central con más de 100,000 enfermos precedido por la aparición de Shigella dysenteriae después de varias décadas de ausencia. En ese año fallecieron A l,112 niños menores de 5 años por diarreas y 54,033 por neumonías e influenza. En el lapso 1973-2007 en la situación epidemiológica de México y del mundo hubo cambios substanciales, nuestro país culminó la transición epidemiológica i. e.: la patología crónico degenera tiva desp lazó a las enferm edades infecciosas de las primeras causas de muerte. En conjunto las enfermedades transmisibles, como por ciento de la mortalidad, pasaron de 57.3% en 1970 a 11.5% en el año 2006. En 1973 ocurrieron 71,916 defunciones por neumonías/ influenza (tasa 141.1) y 58,321 por diarreas (tasa 107.0); en 2006 las cifras fueron 14,055 (tasa 14.3) y 3,914 (tasa 5.7) respectivamente. Lo acontecido durante el susodicho lapso en la morbilidad de etiología infecciosa fue de gran trascendencia, v gr.: 1. Se mantuvo la eliminación de la viruela desde 1951, y después de la erradicación mundial en 1977, hasta la fecha. 2. El último caso de poliomielitis paralizante se registró en octubre de 1990. 3. No hay difteria desde agosto de 1991. 4. Los 17,212 casos de tos ferina en 1973 pasaron a 588 (síndrome coqueluchoide, inclusive) en el 2007. 5. El tétanos con 595 casos en 1973 descendió a 39, (tétanos neonatal 0) en 2007. 6. El sarampión con 1,971 defunciones de 1973 evolucionó a 28 enfermos sin fallecimientos en 2007. 7. El paludismo cambió de 23,176 casos en 1973 a 2,514 en 2007. 8. No se informó de rabia humana en el año 2007. 9. En el 2007 cursa una epidemia con 40,569 casos de dengue y 7,897 cuadros hemorrágicos, el dengue no figuró en las estadísticas vitales en 1973. Los factores determinantes de la transición epidemiológica durante 1973-2000, fueron los avances en: I . La mejor condición nutricional de los niños por subsidios a maíz, leche y aceite, la administración de megadosis de vitamina A, amén de programas como Niños en Solidaridad y Progresa, IM SS-Oportunidades y los desayunos escolares. II. El abastecimiento de agua potable de 61% pasó a 88%. III. La extensión del drenaje del 41.5% a 75%. IV. La reducción de los pisos de tierra en las habitaciones de 41.1%) a menos de 10%. V. La disminución del analfabetismo de 25.0% a 8.0% VI. La electrificación de 98% conseguida en el 2000. A nivel asistencial destacaron: a) La mayor atención al primer nivel de atención en el medio rural por el sistema IMSS Coplamar, IMSS Solidaridad e IMSS Oportunidades. b) La in troducción/generalización de las sales para hidratación oral en el manejo de las diarreas. c) La extensión de la cobertura vacunal, del Programa Ampliado de Inmunizaciones de la OMS (sarampión, poliomielitis, difteria, tos ferina tétanos y tuberculosis) a las que se agregaron las de Haemophilus influenzae “b”, hepatitis viral B y la adición de parotiditis y rubéola a la vacuna del sarampión. d) Las campañas nacionales contra las enferm edades transm itidas por vector: paludism o, oncocercosis, geohelmintiasis, leishmaniosis y Chagas. e) La disponibilidad gratuita de medicamentos claves en el tra tam ien to /p revenc ión de: lepra (dapsona, rifampicina, clofazimina), oncocercosis (ivermectina) y cisticercosis (praziquantel, albendazol). f) Se dispone de vacunas de rotavirus atenuados, de papilomavirus con serotipos 6,11,16,18, de varicela zoster, de hepatitis viral A, pentavalente con DPT, Salk y Hib. g) El descubrim iento de la etio logía m icrobiana en patología otrora considerada no microbiana, algunos ejemplos: carcinoma hepático y HVB, úlcera péptica y H elicobacter pv lori, enferm edades de W hipple y Tropheryma whippleli, sarcoma de Kaposi y VH8, linfoma de Burkitt y VH5 (mononucleosis infecciosa), clamidias en estenosis coronaria y aneurismas de la aorta y la varicela zoster en la esclerosis múltiple. Motivo de optimismo es la certeza de contar a mediano plazo con vacunas contra, los citomegalovirus, un BCG mejorado y probablemente las primeras vacunas contra el VIH. A más largo plazo se avizoran las vacunas contra el paludismo, el herpes simple y varias micosis. La transición epidemiológica se vio interrumpida por brotes epidémicos de enfermedades infecciosas nuevas, emergentes o reemergentes, casi siempre graves: amibiasis invasora con/sin absceso hepático entre 1970-1985, brotes de poliomielitis paralizante hasta 1990, aparición del SIDA en 1983, sarampión 1989 1991, dengue hemorrágico desde 1992 y cepas microbianas resistentes a uno o múltiples antibióticos en todos los años. En el 2005 la pandemia de SARS contenida en el año siguiente a su aparición en China mediante cuarentena, vigilancia epidemiológica, descubrimiento del virus y desarrollo de una vacuna. En años subsecuentes hay evidencias de murciélagos frugívoros como transmisores. La aparición de una mutante del virus de la Influenza A H.N,, de gran virulencia a las aves y en los casos humanos hasta ahora aislados es una amenaza latente. Las dos enfermedades infectocontagiosas responsables de la mayor morbilidad y mortalidad en México: las infecciones agudas del árbolrespiratorio (IAAR) y las gastroenteritis agudas (GEA) han pasado del primer y segundo lugar al 9o y al 17° respectivamente en el 2006; siguen siendo la Ia y 2a como causas de morbilidad con 25 y 5 millones de casos anualmente, una subestimación de por lo menos la mitad. En la declinación de la mortalidad por enfermedades infecciosas la comparación 1973 y 2006 es ilustrativa de la aportación de las IAAR y de las GEA. Total IAAR GEA 1973 76,916 58,321 2006 Diferencia 14,055 62.861 3,941 54,380 Disminución % 81.7 93.2 La contribución mayoritaria fue en los menores de 1 y 5 años. 1973 2006 Diferencia Disminución % 1 año 1-4 años IAAR 40,790 1,734 39,056 95.7 GEA 31,514 932 30,602 97.0 IAAR 10,802 467 10,355 95.7 GEA 13,241 433 12,808 96.7 En lactantes el decremento en la mortalidad por IAAR fue responsable del 62.1% de la menor letalidad y del 56.2% en los GEA. En los preescolares la contribución fue de 16.4 y 23.2% para IAAR y GEA. Si bien en las encuestas de prevalencia de GEA el número de episodios de GEA ha disminuido de 5 6 a 2, en las IAAR el número se mantiene en 6 al año de donde el mote de “mocosos” a los menores de 5 años. Un problema adicional ha sido la menor competencia inmunológica originada en inmunodeficiencias primarias antes mortales en los primeros 2 años de la vida, los efectos inmunosupresores de coticoesteroides, quimioterápicos y radioterapia con el surgimiento de cuadros clínicos por microbios oportunistas. El siglo XXI planteará problemas de muy diversa índole depend ien tes de: la m ayor esperanza de vida y su consiguiente inmunodepresión, la aparición de microbios nuevos resultado de la globalización epidemiológica por la desaparición de barreras geográficas por el comercio, la industrialización de alimentos, el turismo y por la tecnología diagnóstica para encontrar microbios viables pero no cultivables. Se agregarán las dificultades de la resistencia antim icrobiana de num erosos patógenos sin muchas esperanzas de nuevas familias de antibióticos que no aparecieron en los últimos 30 años del siglo XX. Los romanos abrían las puertas del templo de Jano y volteaban el basto bifronte del dios en tiempo de guerra y lo cerraban al concertarse la paz. Durante el siglo XXI la guerra contra las enfermedades infecciosas mantendrá abiertas las salas de enfermos infectantes, de los laboratorios diagnósticos, de los institutos de investigación y en activo al personal responsable de la salud pública. La apertura del templo de Jano será permanente, hace cerca de 3,000 años en el libro de Job se lee: “La vida del hombre en la tierra es m ilicia” y en años recientes el profesor R. Krause declaraba en el senado norteamericano a la pregunta de cuál era el futuro de la posible pandemia de influenza: “Sólo podemos estar seguros de tres cosas: vamos a morir, seguiremos pagando impuestos y seguirá habiendo epidemias Dr. Jesús Kumate M éxico, junio 2008 INTRODUCCIÓN La importancia de las enfermedades infecciosas en nuestro país es de primera magnitud, a pesar de que han dejado de ocupar los primeros lugares entre las causas de muerte, donde ahora aparecen las enfermedades del corazón, los tumores malignos, la diabetes y los accidentes. Sin embargo aún en el año de 2003. entre las 20 primeras causas de muerte figuraban defunciones por neumonías, diarreas, SIDA y tuberculosis, cifra reveladora del enorme daño que a la salud ocasionan, aun en la época actual, de transición epidemiológica. El SIDA constituye uno de los más serios problemas sanitarios y sociales; el cólera se extiende por varios países del continente americano y cada año aparecen o se difunden nuevas enfermedades infecciosas. El paludismo bajo control en México es una carga muy importante en Centro y Sudamérica, hay programas a 20 años para desarrollar una vacuna efectiva precisam ente 100 años después del descubrimiento del vector por Ross en la India. El empleo de métodos diagnósticos novedosos con base en la Biología Molecular ha mejorado no sólo la sensibilidad y especificidad, sino que ha permitido reconocer microbios otrora ignorados, v gr.: los priones en las encefalitis espongiformes, los hantavirus de fiebres hemorrágicas, el parvovirus B19 en el eritema infeccioso, el virus de la hepatitis G, el virus del herpes simple 1 en la parálisis facial; el Campvlobacter jejuni en el síndrome de Guillain Barré o el Coronavirus urbani en el síndrome de insuficiencia respiratoria aguda (SARS). D esde 1994 se han presen tado ep idem ias en tres continentes por alimentos contaminados con Escherichia coli 0.157 B: 7, se ha calificado a un estreptococo toxigénico como bacteria carnívora y se teme, a mediano plazo, la extensión a las Américas de V. cholerae 0139 y una pandemia de influenza tan grave como la de 1918-1919. Lo anterior, aunado a la necesidad de conocer y difundir los numerosos y permanentes avances en el conocimiento, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades infecciosas, nos han impulsado a publicar esta nueva edición del Manual de Infectología, la decimoséptima desde 1973, año en que apareció la primera, alentados por la favorable acogida otorgada las ediciones anteriores. Esta nueva edición continúa teniendo como base además del conocimiento universal del tema, la experiencia y las características de las enfermedades infecciosas en nuestro medio. Existen excelentes tratados de tales enfermedades en lenguas extranjeras o traducidos al español, que cubren el cam po en form a au to rizada , pero son fru to de observaciones en países cuyos problem as infecciosos difieren fundamentalmente de los nuestros. La experiencia de dos hospitales de niños, el Hospital Infantil de México “Federico Gómez” y el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional del Seguro Social, se agregan ahora las correspondientes del Hospital Civil de Guadalajara, del Hospital Universitario de Monterrey y del Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” los que nos brindaron la oportunidad de revisar los criterios de trabajo en los cap ítu los correspondien tes a las enferm edades más frecuentes en nuestro medio y en particular, el conocimiento de las características epidem iológicas que matizan la patología infecciosa en nuestro país. Para ello fue necesario agregar otros y revisar o actualizar todos los anteriores. Nuevos antimicrobianos y cambios en sus indicaciones por la emergencia de cepas multirresistentes o de efectos adversos, están a la orden del día en prácticamente todas las enfermedades infecciosas. Los inhibidores de proteinasas en el VIH, el m ejor control del CMV, quinolonas, antiparasitarios, antimicóticos y vacunas novedosas son algunas de las aportaciones ocurridas en los últimos años. Una consecuencia de éste proceso es que el libro ha ido creciendo, en número de páginas y en número de capítulos, todavía dentro de los límites de lo que puede considerarse un manual, útil para el estudiante y de fácil consulta para el médico general y el pediatra. En todos los capítulos se ha seguido el modelo descriptivo convencional adoptado en las ediciones anteriores. Sin em bargo siem pre que fue posib le , el apartado correspondiente a la prevención fue tratado con mayor amplitud que los otros, convencidos de que la solución de las enfermedades, y en especial de, las infecciones, no radica en el tratamiento, sino en su prevención, basada tanto en las campañas sanitarias y de vacunación, como en la educación de la población y sobre todo en la mejoría de las cond ic iones socioeconóm icas que perm itan una alimentación suficiente, una habitación satisfactoria y condiciones de convivencia social dignas. La transición epidemiológica se refleja en la “nueva” patología infecciosa, le:, las infecciones de los ancianos, de los trasplantados, las micosis de los inmunodeprimidos, rabdovirosis de los habitantes en suburbios arbolados, de alimentos industrializados contaminadosy las causadas por microbios oportunistas. Desde la duodécima edición se han incorporado otros cinco autores y varios colaboradores pertenecientes a las nuevas generaciones de pediatras e infectólogos. Con esto, los dos primeros autores iniciaron “el cambio de estafeta” a fin de dar nuevo impulso a este manual y de permitir su continuidad a través de las generaciones que les siguen. En esta decimoséptima edición se hizo una profunda revisión y actualización de todos los capítulos y de hecho algunos se escribieron nuevamente, pero además se mejoró el diseño editorial, y en esta tarea la participación de la diseñadora industrial Caridad Miriam Sánchez Alvarado, fue importante, le expresamos nuestro agradecimiento. En decimocuarta edición, se decidió cambiar el título por el de Manual de Infectología Clínica que describe mejor su propósito y su contenido. A partir de esta decimoséptima edición el título será Infectología Clínica Kumate-Gutiérrez. Dr. Gonzalo Gutiérrez Junio, 2008 CONTENIDO SECCIÓN A: PRINCIPIOS GENERALES I. RELACIÓN HUÉSPED-PARÁSITO 1. Origen y evolución de las enfermedades infecciosas..................................................................... 3 2. Microbiota norm al............................................................................................................................. 13 3. Mecanismos patogénicos................................................................................................................... 23 4. Mecanismos defensivos..................................................................................................................... 33 5. Inmunodefíciencias e infecciones...................................................................................................... 47 6. Nutrición, infección e inmunidad...................................................................................................... 51 7. Síndrome febril.................................................................................................................................... 63 8. El laboratorio en el diagnóstico de enfermedades infecciosas..................................................... 71 SECCIÓN B: INFECCIONES DE ÓRGANOS Y SISTEMAS i II. APARATO RESPIRATORIO 9. Infecciones de las vías respiratorias superiores............................................................................... 83 10. Otitis m edia......................................................................................................................................... 91 11. Bronquitis aguda y crónica............................................................................................................... 97 12. Neumonías.......................................................................................................................................... 103 13. Tos ferina ............................................................................................................................................ 111 14. Difteria.................................................................................................................................................119 15. Tuberculosis e infecciones por micobacterias atípicas.................................................................. 131 16. Infecciones respiratorias nuevas emergentes y reemergentes...................................................... 149 III. APARATO DIGESTIVO 17. Enfermedad diarreica......................................................................................................................... 161 18. Heücobacter pylori............................................................................................................................ 175 19. Cólera...................................................................................................................................................185 20. Fiebre tifoidea.....................................................................................................................................197 21. Amibiasis......................................................................................................................... .................... 209 22. Parasitosis intestinales........................................................................................................................ 223 23. Hepatitis v ira l......................................................................................................................................233 24. Sepsis abdominal.................................................................................................................................265 IV. SISTEMA NERVIOSO 25. Meningoencefalitis bacteriana........................................................................................................... 273 26. Meningitis, encefalitis y meningoencefalitis v ira l...........................................................................285 27. Tétanos.................................................................................................................................................293 28. Poliomielitis......................................................................................................................................... 305 29. Síndrome de Guillain B arré..............................................................................................................317 30. Rabia......................................................................................................................................................325 31. Encefalitis espongiformes transmisibles. Enfermedad por priones.............................................. 337 V. APARATO GENITOURINARIO 32. Infecciones de vías urinarias............................................................................................................. 345 33. Enfermedades de transmisión sexual............................................................................................... 353 VI. APARATO CARDIOVASCULAR 34. Endocarditis infecciosa......................................................................................................................391 35. Miocarditis y pericarditis...................................................................................................................399 Vil. ENFERMEDAD FEBRIL EXANTEMÁTICA 36. Rubéola................................................................................................................................................407 37. Sarampión........................................................................................................................................... 413 3 8. Varicela zoster.....................................................................................................................................421 39. Otras enfermedades exantemáticas...................................................................................................433 VIII. INFECCIONES DE LA PIEL Y TEJIDOS BLANDOS 40. Enfermedad de Hansen......................................................................................................................445 41. Infecciones de piel y tejidos blandos............................................................................................... 455 42. Micosis superficiales.......................................................................................................................... 469 43. Ectoparasitosis....................................................................................................................................475 IX. INFECCIONES OCULARES 44. Infecciones oculares........................................................................................................................... 487 X. INFECCIONES OSTEOARTICULARES 45. Artritis piógena y artritis reactiva.....................................................................................................49546. Osteomielitis....................................................................................................................................... 503 SECCIÓN C: INFECCIONES POR MICROORGANISMOS ESPECÍFICOS XI. INFECCIONES BACTERIANAS 47. Infecciones estreptocócicas.............................................................................................................. 511 48. Infecciones por estafilococos........................................................................................................... 519 49. Brucelosis............................................................................................................................................ 535 50. Infecciones por anaerobios............................................................................................................... 543 XII. INFECCIONES POR RICKETTSIAS 51. Rickettsiosis........................................................................................................................................557 XIII. INFECCIONES POR TREPONEMAS 52. Borreliosis........................................................................................................................................... 567 53. Leptospirosis....................................................................................................................................... 577 XIV. INFECCIONES VIRALES 54. Influenza.............................................................................................................................................. 583 55. Dengue................................................................................................................................................ 591 56. Infección por citomegalovirus.......................................................................................................... 603 57. Infecciones por herpes virus humanos 1 y 2 ................................................................................... 609 58. Mononucleosis infecciosa..................................................................................................................617 59. Parotiditis............................................................................................................................................ 625 XV. SÍNDROME DE INMUNODEFICIENCIA ADQUIRIDA 60. Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida........................................................................................633 XVI. ENFERMEDADES MICÓTICAS 61. Aspergilosis......................................................................................................................................... 655 62. Candidiasis.......................................................................................................................................... 661 63. Coccidioidomicosis............................................................................................................................ 667 64. Histoplasmosis....................................................................................................................................673 65. Mucormicosis...................................................................................................................................... 681 XVII. INFECCIONES PARASITARIAS 66. Cisticercosis........................................................................................................................................ 689 67. Leishmaniosis......................................................................................................................................697 68. Oncocercosis.......................................................................................................................................709 69. Paludismo............................................................................................................................................ 717 70. Toxoplasmosis..................................................................................................................................... 731 71. Trypanosomosis americana (Enfermedad de Chagas)................................................................... 745 72. Trichinellosis.......................................................................................................................................751 XVIII. INFECCIONES DIVERSAS 73. Fiebres virales hemorrágicas............................................................................................................. 757 74. Infecciones en el adulto m ayor........................................................................................................771 75. Infecciones de la cavidad bu ca l........................................................................................................777 76. Infecciones en ginecoobstetricia.......................................................................................................783 77. Infecciones intrahospitalarias............................................................................................................ 789 78. Infecciones oportunistas....................................................................................................................797 79. Infecciones en el paciente trasplantado........................................................................................... 815 80. Infecciones perinatales.......................................................................................................................831 81. Infecciones del sitio quirúrgico y asociadas a prótesis.................................................................. 843 82. Sepsis...................................................................................................................................................863 XIX. INFECCIONES NUEVAS, EMERGENTES Y REEMERGENTES 83. Infecciones nuevas, emergentes y reemergentes............................................................................883 SECCIÓN D: AGENTES TERAPÉUTICOS XX. ANTIMICROBIANOS DE USO COMÚN: CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES 84. Antimicrobianos de uso común: características principales..........................................................899 SECCIÓN E: PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS XXI. INMUNOPROFILAXIS Y QUIMIOPROFILAXIS 85. Inmunizaciones y vacunas..................................................................................................................917 índice alfabético ÍNDICE ALFABÉTICO 931 SECCIÓN A PRINCIPIOS GENERALES I. RELACIÓN HUÉSPED- PARÁSITO Capítulo 1 ORIGEN Y EVOLUCION DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS Los microbios, en particular las bacterias, fueron las primeras formas de vida y han poblado la tierra desde hace más de 3.8 miles de millones de años. Habida cuenta de la actividad catalítica del ARN una posible primera forma de vida pudo ser un viroide, un ARN con cientos de bases, circular, con replicación autónoma. Cómo apareció otra expresión vital capaz de presentarle capacidad biosintética de proteínas por ahora es incierto. Desde entonces se han extendido a todos los hábitats del planeta, la evolución los ha transformado de procariotes auxotróficas a prototróficas, primero quimiosintéticas y fotosintéticas, luego eucariotes hace 1.5 miles de millones de años. A lo largo de la evolución que han generado la flora y fauna actuales, el universo microbiano ha estado presente en todos los nichos ecológicos, lo mismo en los casquetes polares que en las fuentes de agua termales y aún en los géysers, en las profundidades marinas, en los pantanos y en los altiplanos superiores a los 5,000 metros. La evolución en casi 4 mil millones de años ha resultado en una versatilidad metabólica tan grande que las bacterias pueden ser anaerobias estrictas, anaerobias facultativas, m icroaerofílicas y aerobias. Las hay quimiosintéticas, fotosintéticas, auxotróficas y auxotróficas nutricionalmente fastidiosas. Lacapacidad de adaptación prácticam ente ilimitada permite que los microbios existan en vida libre, que ocupen un ambiente sin relación metabólica (inquilinismo), que en ocasiones u tilicen fuentes energéticas del huésped (com ensalism o y sap ro fitism o ), sean socios en la transducción energética con provecho mutuo (simbiontes) o las variantes de la dependencia energética total que adoptan las formas de infecciones asintomáticas, latentes, clínicas, con cursos endémicos, hiperendém icos, epidémicos y pandémicos. El género Homo aparece hace casi 3 millones de años, la especie habilis después de un Australopithecus boisei bipedal, la evolución se asoció a un cambio del hábitat arbóreo y terráqueo restringido, al casi ilim itado del bipedalismo que cambió la dieta vegetariana a la omnívora, condicionante del carácter cazador-recolector de nuestros primeros ancestros. La organización de los homínidos, nómadas por necesidad, consistió en bandas restringidas en número que aún después del descubrimiento del fuego hace 100,000 años por el Homo erectus de Beijing no eran mayores de 50 miembros. En esos tiempos y ante aquellas condiciones las enfermedades infecciosas fueron las de sus primates antecesores, por ejemplo: infecciones con periodos de latencia prolongados y capacidad de transmisión muy elevada. Las posibilidades viables son el herpes sim ple, la varicela-zoster, las treponematosis y la hepatitis B. En su mayoría fueron asintom áticas o benignas perm anecían latentes y con tendencia en algunas a manifestar recurrencias. Los cambios ambientales en los periodos glaciales, la aparición del Homo sapiens y la colonización de Australia, Polinesia y las Américas, no modificaron substancialmente la naturaleza de las enfermedades infecciosas de los hombres, hasta el neolítico posterior a 10,000 años a.C. La condición 4 INFECTOLOGÍA CLÍNICA KUMATE-GUTIÉRREZ de los amerindios en la periferia de la cuenca amazónica a principios de la década de los años sesenta permitió conocer cuáles fueron las infecciones padecidas por nuestros antecesores durante el Pleistoceno desde hace 700,000 años hasta la invención de la agricultura y la domesticación de los animales. Black, en 1975, encontró comunidades de amerindios am azónicos, sin contacto previo con hom bres contemporáneos, aislados por lo menos 200 kilómetros del poblado más cercano, sin conocimiento de la agricultura y el pastoreo. En su sangre se encontraron anticuerpos contra Herpesvirus simplex, virus de Epstein-Barr, Treponema pallidum , citomegalovirus y hepatitis B. Con la domesticación de los animales hace 12 ó 13 mil años se acrecentaron y aparecieron las zoonosis: con los perros, vinieron la rabia y probablemente el sarampión; los gatos trajeron la toxoplasmosis; los caballos el muermo y tal vez los rinovirus; las cabras las brucelosis; los cerdos las teniosis, algunas salmonelosis y la influenza; los bovinos la tuberculosis, las teniosis y posiblemente la difteria; del búfalo de agua se conjetura el origen de la lepra, y de los pericos la ornitosis. El cuadro 1-1 especifica algunas diferencias por el tipo de infecciones en el hombre. La agricultura y el consiguiente almacenamiento de alimentos atrajeron roedores de toda índole, vectores, a través de sus parásitos (pulgas), de enfermedades infecciosas como el tifo murino y la peste. Algunas salmonelosis, las fiebres recurrentes por borrelias y la leptospirosis son otras zoonosis de origen murino. En tanto que los asentamientos humanos fueron rurales como resultado de la agricultura de temporal y el pastoreo, la población de los ranchos y villorrios no podía ser mayor de 600 a 800 habitantes. El desarrollo sistemas de irrigación en los valles del Indo, Mesopotamia y Egipto dio origen a las ciudades. Con el desarrollo urbano y el incremento en la densidad poblacional se hicieron evidentes las infecciones agudas de las vías respiratorias y las enfermedades transmisibles por el aire. El catarro común, las faringoamigdalitis, las laringitis y bronquitis, las neum onías y bronconeum onías, la parotiditis, la viruela, el sarampión, la tuberculosis pulmonar, la difteria y la tos ferina aumentaron las tasas de morbilidad. La división del trabajo resultado de una organización social más compleja, creó grupos especializados con riesgos mayores para ciertas infecciones, v. gr.: los soldados, los artistas y las prostitutas para las enfermedades de transmisión sexual, los mineros para la tuberculosis (vía silicosis), los m atarifes y los carn iceros para las b rucelosis y la toxoplasmosis, los curtidores para el ántrax y la fiebre Q. Las infecciones de la piel, remate obligado del hacinamiento y 1a promiscuidad, se hicieron más manifiestas al aumentar la magnitud poblacional; la sama, el impétigo. las micosis cutáneas, la erisipela y las dermatitis de origen microbiano fueron cargas adicionales al advenimiento del urbanismo. Los canales de riégo fueron factores decisivos en la aparición de la esquistosomiasis en Egipto y en China y los embalses de agua propiciaron el desarrollo del paludismo y en parte la fasc io losis . El pasto reo favoreció las trypanosom osis africanas, el quiste h idatíd ico y las cisticercosis. La acumulación de basura y la carencia o las deficiencias en el drenaje, un problema frecuente de las ciudades, resultó fuente constante de brotes epidém icos por m icrobios enteropatógenos. Al extenderse la colonización humana, ya fuera por conquista, comercio, exploración o proselitismo religioso, los visitantes y los visitados experimentaron los efectos de las floras microbianas indígenas y alienígenas. Los viajeros al Oriente Medio eran víctimas frecuentes de leishmaniosis, dracunculosis y paludismo. Los cruzados padecieron d isen te rías y peste; los exploradores de Africa fueron víctimas de esquistosomiasis, fiebre amarilla y la filariosis; a su vez los viajeros, casi siempre europeos, introdujeron enfermedades exantemáticas. El descubrimiento de América resultó en un intercambio desfavorable para los pobladores originales; a cambio de recibir el impacto devastador del sarampión, la viruela, el tifo, la lepra y la fiebre amarilla, en la dirección opuesta queda la dudosa exportación de la sífilis. La fragmentación del supercontinente Pangea iniciada hace 200 millones de años al ritmo de pocos centímetros por año separó a Eurasia Africa (Gondwana) de lo que sería América. La deriva continental se llevó a los huéspedes, parásitos y m icrobios ex isten tes para p rosegu ir una evolución independiente. Las leishm aniosis y las trypanosom osis africanas y americanas actuales derivan de ancestros comunes; la variante sudamericana de la leishmaniosis denominada uta por los incas está representada en la cerámica precolombina y la enfermedad de Chagas tiene un origen previo a la colonización humana del continente; hay tripanosomas indistinguibles del parásito humano T. cruzi en por lo menos siete órdenes animales. En vetas de arenas bituminosas de Colorado se han encontrado especímenes de especies del género Glossina, vectores de la trypanosomosis africana. Es posible que haya existido la enfermedad animal al ocurrir la deriva continental y que no hubiera las condiciones ambientales para su continuidad. La búsqueda de parásitos in testina les en m om ias prehistóricas en Europa ha revelado la presencia de Ascaris siempre asociado con especies de Trichuris\ en América precolombina se han identificado especies de Enterobius, Trichuris y Ancylostoma. pero nunca Ascaris', se postula que Ascaris se adaptó al hombre después de los periodos glaciales durante los cuales se colonizó América a través del puente de Bering. El descubrimiento de la Polinesia y Australia en el siglo XVIII tuvo consecuencias morbosas en todo semejantes a lo acontecido en el siglo XVI. En nuestros días al integrarse a la civilización grupos amerindios aislados, el sarampión hace estragosy la aplicación de vacunas atenuadas produce reacciones adversas en m ayor proporción que en las poblaciones urbanas. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS 5 El dengue se hace presente a principios del siglo XVIII y tal parece que el vector Aedes aegypti infectado por flavivirus africano hace la travesía marina y se establece en todo el litoral atlántico de las Américas para extenderse después a todo el continente. El vector asiático A albopictus llegó por el Pacífico como resultado del comercio de Japón a EE.UU. y Brasil. Si bien las enfermedades infecciosas, aún en la forma epidémica, nunca han amenazado la continuidad de la existencia humana, existe registro histórico de los episodios cuyas consecuencias demográficas fueron en extremo fimestas. En 1348 se inició en Europa, procedente de Crimea, una epidemia de peste que se calcula causó la muerte de 25% a 30% de la población. La Muerte Negra asoló a todos los países europeos y, amén de modificar la genética de la población (supervivencia de los resistentes), modificó el modo y concepción de la vida en el occidente. Entre 1521 y el término del siglo XVI, la población indígena de la Nueva España fue real y literalmente diezmada por epidemias; de 16 millones a la caída de Tenochtitlan quedaban sólo 1.5 millones al inicio del siglo XVII. Un evento similar en reversa y su consecuencia genética, ha sido documentado recientemente; a mediados del siglo pasado un grupo de emigrantes holandeses llegó al actual Surinam; en pocos años casi la mitad habían fallecido por enfermedades infecciosas, fundamentalmente tifoidea. Dado que se conocían las comunidades de origen, fue posible comparar los haplotipos HLA de los descendientes, tanto en los colonos como de los europeos actuales encontrándose d ife renc ias en la clase de los an tígenos de histocompatibilidad, evidencia de selección por la presión microbiana ambiental. El crecimiento de las grandes urbes iniciado con la Revolución Industrial en Inglaterra a fines del siglo XVIII y continuada en los otros países europeos en el XIX trajo apare jada cond ic iones insa lubres de v iv ienda con hacinam iento , ventilación inadecuada, alim entación insuficiente y drenaje ausente. Los resultados no se hicieron esperar: tasa elevadísimas de mortalidad infantil (300 por mil nacidos v ivos) por en ferm edades in fecciosas, tuberculosis rampante, epidemias mortíferas de cólera (la primera pandemia en 1818) y las secuelas de disentería. Las guerras con la cauda obligada de movimientos humanos, carencias de alimentos, disrupción de servicios sanitarios, dificultades casi insuperables en la higiene personal han favorecido la aparición de enfermedades asociadas desde siempre a los conflictos bélicos. Las más conspicuas: rickettsiosis, según Zinsser el tifo definía, hasta la Primera Guerra Mundial, a los vencedores y vencidos, la hepatitis A (ictericia de las guerras), el tétanos, las diarreas, disenterías, las enfermedades de transmisión sexual, amén de la patología regional. Hasta la guerra ruso japonesa en 1904-1905 había más muertos por enfermedad que por heridas; en 1864 el médico jefe del Cuerpo Expedicionario Francés escribió: “ ...en M éxico se muere de fiebre am arilla en Veracruz, de disentería en Orizaba, de tifo en la .capital y de paludismo en la tierra caliente...” aunque nos dejaron, vía un batallón sudanés acantonado en Chiapas, el problema oncocercoso. En la segunda mitad del siglo XIX se conjuntan y contemplan la Revolución Sanitaria Inglesa de Chadwick y después por Simón para impulsar la limpieza y la promoción del sanitario sello de agua, la Sociomedicina representada por Virchow y la implantación de la Seguridad Social en Alemania, la teoría microbiana, la anestesia y la antisepsia, trajeron consigo mejorías en el saneamiento ambiental, condiciones de vida más favorables y servicios médicos más racionales y apropiados. Casi todas las enfermedades infecciosas declinaron tanto en morbilidad como en letalidad. Las enfermedades venéreas, las septicemias y las neumonías eran la excepción con tasas de ataque y de letalidad elevadísimas. La patogenicidad microbiana varía desde un cuadro agudo y grave resultante en inmovilidad/hospitalización/muerte del afectado con supervivencia microbiana limitada o generar enfermedad benigna, asinlomático o latente no letales que facilitan el contagio a otros susceptibles. El número de susceptibles infectados por un enfermo va desde 4 en la viruela, ~7 en la poliomielitis a > 15 en el sarampión, explicación de por qué se erradicó la viruela, estam os en posibilidad de elim inar la po liom ielitis paralizante o tratamos de controlar al sarampión. Con el advenimiento de las vacunas efectivas contra la rabia, la disponibilidad de sueros antidiftérico, antitetánico y antirrábico, y el desarrollo de agentes quimioterápicos, el inicio del siglo XX prometía el control de las enfermedades infecciosas. Sin embargo, a fines de 1918 una pandemia de influenza: la gripe española, produjo 40 millones de fallecimientos, más muertes que la Primera Guerra Mundial sin que se conociera el agente causal y en los años veintes hizo su aparición la encefalitis letárgica de Ecónomo que desapareció sin dejar rastro de su causa. A pesar de tales contratiempos, el desarrollo de los toxoides, de agentes quimioterápicos antiparasitarios, las vacunas antipertussis y de la fiebre amarilla y en especial de las sulfonamidas (“sulfamilagros” para algunos clínicos viejos), la década de los años treinta cierra con optimismo renovado respecto al dominio de las infecciones. Las décadas de los años cuarenta y cincuenta confirman y extienden el optim ism o precedente: la penicilina, la estreptomicina, el cloramfenicol, las tetraciclinas y otra legión de antibióticos, así como el desarrollo de vacunas con virus atenuados o inactivados, hacen pensar no sólo en el control, sino en la erradicación de varias enfermedades infecciosas. Se piensa al término de los años cincuentas que la viruela, la poliomielitis y el paludismo podrán eliminarse. Las especialidades de Infecto logía , V enerología e Inm unología se abandonan por ofrecer un porvenir académico y muy escasa aplicación práctica; el Journal ofIm m unology se transforma durante un año en Journal o f ImmunoIog\’, Chemotherapy and Virai Diseases, temeroso de ofrecer material con escaso auditorio. CUADRO 1-1. Las infecciones del hombre: antroponosis, zoonosis y accidentes. 6 INFECTOLOGÍA CLÍNICA KUMATE-GUTIÉRREZ Grupo Contagiosidad Morbilidad Mortalidad Formassubciínicas Formas crónicas Portadores Reservorios animales Específicas del hombre (1) + + + / + + + + + + + + 0 + + + + + 0 + + + + 0 Zoonosis (II) + + + + + + + + + + + + + + + + 0 + + + + + Accidentes biológicos (III) 0 + + + + + + + 0 0 0 0 + (I) Virales: poliomielitis, hepatitis, rubéola, sarampión, variceía-zoster, parotiditis, mononucleosis, etc. Bacterianas: infecciones piógenas, tuberculosis, fiebre tifoidea, difteria, tifos, etc. (II) Virales: fiebre amarilla, encefalitis, influenza, fiebres hemorrágicas, rabie. Bacterianas: brucelosis, peste, tularemia, toxoplasmosis, ornitosis, muermo. (III) Tétanos, botulismo, gangrena gaseosa, ántrax, rabia. Desde mediados de siglo ocurren eventos preocupantes, la penicilina en pocos años se inutiliza ante los estafilococos, el bacilo tuberculoso se toma resistente a la estreptomicina, las tetraciclinas son inactivas frente a los neumococos y a principios de los sesentas se descubre resistencia de dos vectores del paludismo al DDT y de los plasmodios a la cloroquina. Se mantienen las tendencias que por una parte crean la resistencia de los microbios patógenos a los antibióticos y quimioterápicos, y por otra, la industria farmacéutica produce nuevos agentes antim icrobianos por exploración, por semisíntesis o por síntesis de novo. Sim ultáneam ente o como resultado de los recursos antimicrobianos eficaces,la prolongación de la esperanza de vida, la aparición de las inmunodeficiencias primarias y secundarias aunada a los estados de menor resistencia consecutivos a cirugía mayor, cancerosos postradio/ quimioterapia o sobrevivientes de politraumatismos otrora mortales, se toma cada vez más evidente e importante la participación de la flora “oportunista” que en otros tiempos y en individuos no debilitados, no pasarían de ser simples comensales o saprofitos. Las gang renas por c lo s tr id ia en d iab é tico s , las bronconeum onías por Pneumocystis jirovecii en niños prematuros, leucémicos y enfermos con SIDA, las sepsis por gramnegativos en pacientes radiados, las neumonías y bronconeumonías de los ancianos, las infecciones de los sometidos a corticoterapia prolongada, las neumonías de los traqueostomizados o las sepsis de cirróticos, asplénicos o de lactantes esp lenectom izados, son ejem plos de trastornos sin posibilidad de prevención y menos de evolución favorable. LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS Y AVANCES MÉDICOS LOS Los avances en la atención médica han pagado un precio casi siem pre de índole infecciosa; el in ternam iento hospitalario con frecuencia en condiciones de hacinamiento y contacto muy cercano con otros enfermos, propician infecciones por especies de Pseudomonas o la “podredumbre de hospital” y las endemias-epidemias de fiebre puerperal entre las parturientas que dieron origen a los trabajos seminales de Semmelweiss en el Hospital General de Viena a mediados del siglo pasado. Aún en nuestros días a las infecciones nosocomiales son un problem a p rio rita rio que prolonga las estancias intrahospitalarias, que aumenta el gasto en antibióticos y que ocasiona com plicaciones, agrava la evo lución del padecimiento motivo del internamiento y en no pocas ocasiones produce la muerte de los pacientes. Desde principios del siglo hasta la fecha, las transfusiones de sangre o de sus derivados han sido fuente ocasional, pero significativa, de infecciones varias: sífilis, salmonelosis, brucelosis, enferm edad de Chagas, hepatitis B y C, citomegalovirosis V más recientemente VIH. La práctica de VDRL, reacciones febriles, de HB Ags o de anticuerpos VIH son necesidades rutinarias mínimas, condicionadas por el uso de sangre o sus fracciones. Las vacunas de microbios vivos atenuados como el BCG, las vacunas Sabin (poliomielitis), sarampión, parotiditis, rubéola, varicela y de la fiebre amarilla pueden ocasionar diseminación microbiana en individuos inmunocomprometidos en forma primaria o secundaria. Resulta excepcional que la vacuna esté contaminada o mal inactivada con la consiguiente patología; un toxoide tetánico insuficientemente destoxificado puede producir tétanos vacunal. Las venoclisis y la colocación de catéteres endovenosos se asocian en proporciones de 1% ó más a flebitis local, bacterem ias, sepsis y en ocasiones trom bosis. La alimentación parenteral se complica en no raras ocasiones con candidemias. Las prótesis valvulares del corazón, las derivaciones ventrículo-peritoneales del líquido cefalorraquídeo y los m arcapasos son blanco de im plantación de bacterias circulantes en la sangre que en condiciones normales hubieran sido depuradas por el sistem a de fagocitos tisulares. Las precauciones para su colocación y la profilaxis antimicrobiana se extreman en todos los casos de prótesis internas. Algunas prácticas médicas y quirúrgicas necesarias o recomendables se pueden complicar con infecciones graves y con frecuencia mortales. Los lentes de contacto pueden ____ m uiu*.... .........lliilllimmiHHiu ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS propiciar queratitis por A cantam oeba castellani. El trasplante de córnea ha producido encefalitis rábica en por lo menos cuatro casos; los donadores murieron con un cuadro neurológico no diagnosticado como rabia. La córnea trasplantada ha sido también fuente de un síndrome de Creutzfeldt-Jakob; esta virosis lenta se ha atribuido en algunos casos a la inyección de hormona de crecimiento obtenida de hipófisis procedentes de individuos en los que no se diagnosticó en vida la enfermedad. Los dispositivos intrauterinos en boga creciente entre los métodos anticonceptivos eficaces, pueden asociarse a micosis uterinas o de anexos y facilitar la diseminación de los gonococos a las trompas. Los estilo s de la v ida m oderna han p ropiciado enfermedades infecciosas que no se hubieran presentado de no mediar el confort o las facilidades de la civilización actual. La industrialización de los alimentos ha propiciado que de cuando en cuando cárnicos, lacticinios, condimentos o jugos resulten contaminados con bacterias muy diversas. El uso de antibióticos en los alimentos “balanceados” para engorda de animales ha producido cuadros de salmonelosis por microbios multirresistentes a los antibióticos. Con el propósito de aumentar el rendimiento de carne por engorda en las vacas, los ganaderos ingleses agregaron a la pastura extractos de hueso y visceras de ovejas algunas de las cuales eran portadoras de scrapie, una encefalitis producida por priones, dando origen a la enfermedad de las “vacas locas”. El consumo de carne bovina en la fase subclínica llegó a infectar lentamente a más de 100 humanos en una variante clínica de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. El aire acondicionado producido en torres de enfriamiento fue el mecanismo causante de la neumonía de los legionarios: Leg ionella p n eu m oph ila , una bac te ria a típ ica con requerimientos nutricionales mínimos, proliferó en el agua del sistema y fue esparcida en aerosol en las habitaciones de los asistentes a la reunión de la Legión Americana (veteranos de guerra) en donde la edad madura o avanzada y el alcohol consumido liberalmente se combinaron para producir cuadros graves de neumonía. Los norteamericanos de clase media superior prefieren vivir en suburbios que están en áreas rurales boscosas a veces hasta 80 km. de la ciudad; en tales condiciones entran en contacto con la fauna silvestre y sus ectoparásitos a través de los animales domésticos. La babesiosis y la enfermedad de Lyme se adquieren de las garrapatas infectadas con Babesia bigemina y Borrelia burgdorferii de bovinos, venados o ratones. La drogad icc ión por vía endovenosa es causa de endocarditis tricuspídea, de hepatitis B, de infección por VIH y de té tanos por el uso de agujas y je rin g as contaminadas. Tales infecciones o la localización de la endocarditis en las cavidades del hemicardio derecho, no se hubieran presentado sin la vía parenteral. Globalización y patología geográfica El poblamiento de la tierra a partir de Africa se extiende a Eurasia, después Polinesia y Australia 50,000 años, después a las Américas 30,000 años. El comercio, la migración pacífica o v io len ta en busca de “espacio v ita l” , las exploraciones, las guerras de conquista y la propagación de credos religiosos impusieron movimientos poblacionales de gran magnitud. El estudio de las enfermedades infectocontagiosas dejó nombres del origen geográfico de su descubrimiento la brucelosis fue la fiebre de Malta, la coccidioidomicosis fiebre del valle de San Fernando, el tifo manchado se conoció como fiebre de las montañas rocallosas, persisten denominaciones como: encefalitis del Oeste delNilo, encefalitis venezolana, de San Luis, de Nipah, fiebre hemorrágica de Corea entre otras. La goblalización conducente al libre tránsito de personas, bienes y servicios ha repartido microbios patógenos a todo el mundo. Diariamente un millón de personas viajan por vía aérea, la peregrinación anual a la Meca moviliza dos millones de fieles y en México las peregrinaciones a santuarios católicos supera anualmente 8 millones. La patología geográfica quedaría limitada por la ausencia de vectores intermediarios, v.g; las esquistosomiasis en América están localizadas en los países al oriente de los Andes debido a la ausencia decaracoles hospedantes en la región occidental. El cáncer de vías biliares seguirá endémico en los países que atraviesa el Mekong por la existencia exclusiva en esa área del parásito Opostorchis viverrini. Envoi. Predicción e ignorancia La predicción siempre ha sido un ejercicio proclive a fracasos e inexactitudes que tratándose de las enferm edades infecciosas son más acentuados. Algunos ejemplos: • La Campaña Mundial de Erradicación del Paludismo se transfo rm ó en con tro l que en algunos países m odestam ente tra ta de ev itar defunciones. Se ha pasado, como dice Martínez Palomo: “de la euforia al desencanto”. • En las enfermedades venéreas, sífilis y gonococcias a pesar de contar con antimicrobianos eficaces, inocuos, de aplicación simple y baratos, ambas infecciones estuvieron a la alza hasta principios de los años noventas y aunque declinantes se tienen todavía tasas muy elevadas, lejos de un control epidemiológico siquiera modesto. • Las pandemias de influenza son poco predecibles a pesar del conocimiento de la variación y deriva antigénicas de los antígenos H y N de los virus de la influenza A. La gravedad prev ista , anunciada y pro teg ida por la vacunación de 50 millones de norteamericanos en 1978, no materializó. • Las ep idem ias del dengue con m an ifestac iones hemorrágicas no han sido previstas nunca, los casos de 8 ¡NFECTOLOGÍA CLÍNICA KUMATE-GUTIÉRREZ Cuba en 1981 y de Venezuela en 1989 fueron rayos en cielo despejado. • La aparición del SIDA en 1981 fue totalmente inesperada y a pesar de los conocimientos acumulados no es posible determinar razonablemente su curso. Se va desde las predicciones catastrofistas hasta la negación de su existencia como entidad causada por los retrovirus VIH, pasando por todas las posturas intermedias. • No tenemos explicación de por qué desapareció la lepra de Europa muchísimo antes que se dispusiera de la dapsona (el primer antimicrobiano eficaz). • Las pandemias de cólera, la primera en 1817 y la séptima con inicio en 1970 ha afectado a 90 países, no ha cesado, ignoramos cuando desaparecerá y no tenemos idea del inicio de la siguiente. El origen de V cholerae en las aguas estuarinas del Ganges se ha eliminado al constatar vibrios toxigénicos en el litoral del Golfo de México y en la Bahía de Chesapeake. Cowell ha encontrado formas viables de V cholerae en aguas estuarios donde la temperatura la salinidad y el desarrollo de zooplancton pueden mantener el bacilo del cólera durante años en fase latente pero factible de crecimiento si cambian las condiciones ambientales; es una explicación de la aparición del brote de cólera en Perú en 1991 con propagación muy rápida en amplias zonas litorales. 8 No hay explicación del por qué venturosamente no ocurren casos de fiebre amarilla en el subcontinente índico a pesar de la existencia de especies de Aedes y de viajeros de zonas endémicas. La exigencia de vacuna antiamarílica vigente es reciente. • No tenemos la menor idea del porqué en algunas bacterias toxigénicas hasta 10% de sus proteínas son toxinas de las que no conocemos función alguna. El que algunas de esas bacterias estén infectadas por virus en fase lisogénica se presta a especular que se trata de bacterias enfermas que se comportan atípicamente. Habida cuenta de la situación actual y las tendencias históricas, es posible concluir: I. La ecumenicidad de las enfermedades infecciosas: N. gonorrhoeae penicilino-resistentes de origen filipino y senegalés se extendieron prácticamente a todo el mundo. Los plasmodios resistentes a la cloroquina de Vietnam pasaron a EE.UU. Los VIH africanos infectaron a todo el mundo “occidental”, es de preverse que la Perestroika pague ese precio. Los epidemiólogos están expectantes respecto a si la actitud numantina de Cuba la salvará de la extensión del SIDA II. Continuarán apareciendo enferm edades infecciosas “nuevas” y en otras consideradas no microbianas se reconocerá origen microbiano, v. gr.: la úlcera péptica y Helicobacter pylori, el carcinoma hepático y el virus B de la hepatitis, el linfoma de Burkitt y el virus de Epstein- Barr, las leucemiás por los HTL-VI y 2. La etiología m icrobiana de la aterosclerosis y de los trastornos mentales está en el tapete de la discusión. III.La actividad humana, su inextinguible curiosidad y la adquisición de nuevos conocimientos, abrirá nuevamente áreas de trabajo, impondrá nuevas condiciones de vida y nos perm itirá ver más lejos que las generaciones precedentes; sin embargo, nunca se llegará a la última Thule. IV. Las modificaciones ambientales hasta mediados del siglo pasado transcurrieron a un ritmo parsimonioso de muchos siglos. A partir de la Revolución Industrial el consumo energético se aceleró enormemente, la urbanización concentró en grandes ciudades a inmigrantes de áreas rurales para vivir en habitaciones hacinadas y malas condiciones higiénicas. Consecuencia obligada fueron endemias y epidemias de enfermedades infectocontagiosas, las de transmisión sexual entre muchas otras. La gran plasticidad del genoma microbiano, en particular el de los virus ARN, originó y mantiene vigente su enorme e inagotable diversidad. Los mecanismos operantes se identifican como: M utaciones: el cam bio de una base m odifica un aminoácido del triplete codificante y el nuevo microbio puede alterar una función ligada a virulencia, metabolismo, resistencia antibiótica o adaptación ambiental. Los virus atenuados de una vacuna puede tornarse virulentos. La aparición del VIH se traza a mutaciones de los SIV en Africa. Los virus con ARN son cientos de miles o millones de veces más mutables que los virus con ADN. Recombinaciones: el genoma microbiano puede adquirir o donar segmentos de su ácido nucleico a otros microbios o del huésped eucariote. La operación de transformación, a través del ADN aislado, puede cambiar el serotipo de microbios “prom iscuos” como los neumococos. En la transducción opera la modificación mediante un virus. La adquisición de genes de eucariotes responsables de capacidades enzimáticas nuevas se ha encontrado en el bacilo diftérico, el vibrión del cólera y el virus del herpes simple entre muchos. Rearreglos: en los virus con genoma segmentado como los de la influenza A pueden combinar tramos con uno o varios genes procedentes de virus originarios de especies diferentes, v. gr.: aves, equinos, porcinos y humanos, responsables de las epidemias y pandemias de influenza. Hibridación: el virus de la encefalitis equina del oeste resulta de la fusión del virus de la encefalitis equina del este y del virus Sindbis. En el laboratorio se han creado virus que abren posibilidades al bioterrorismo y a la guerra biológica. Cambios antropogénicos: son con mucho la causa más frecuente de las “nuevas” expresiones clínicas en las enferm edades infectocontagiosas. Las m odificaciones am bientales ya sean caminos, presas, desforestación, colonización de áreas vírgenes, pesticidas o introducción de animales extraños a la fauna indígena ponen en contacto a los recién llegados con la flora microbiana residente dándose la impresión de nuevas enfermedades que lo son ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS 9 para los visitantes-emigrantes que aportan sus microbios a los residentes autóctonos. El estilo de vida, los nuevos cu ltivos, los hábitos alimentarios y la explotación novedosa de los recursos naturales se conjuntan para la aparición de patología novedosa causada por microbios existentes en el nuevo hábitat para los alienígenas. Las enfermedades infecciosas pueden ser controladas, eliminadas, erradicadas o extinguidas de manera natural o artificial: Control: las infecciones tienden naturalm ente a su atenuación: las epidemias de peste en el siglo XIV, la de sífilis en el XVI, las de tuberculosis en el XIX y las pandemias de cólera desde 1817 han declinado en morbilidad y en letalidad debido a la supervivencia de los huéspedesmejor dotados por sus HLA para controlar la agresión m icrob iana y tanto por las m edidas h ig ién ico- medicamentosas como por las adaptaciones de su genoma en los agentes causales. Eliminación: ocurre cuando se extingue la transmisión del microbio en una zona y en un tiempo definidos, v. gr.: la rabia humana en Australia desde 1867, hasta 1999 cuando se registró un caso por transmisión de murciélago. El cólera desapareció de América Latina desde finales del siglo XIX hasta 1991. No hay circulación de poliovirus salvajes en las Américas desde 1991. Erradicación: se declara cuando no se presentan casos en todo el orbe, no hay reservarios animales, no ocurren formas subclínicas ni hay portadores crónicos. Hasta ahora la única enfermedad erradicada es la viruela natural en 1977, dos casos por contagio en un laboratorio de investigación en 1978. Existen dos depósitos del virus en Estados Unidos y Rusia. Extinción: cuando después de la erradicación se destruyen los cultivos ex isten tes en laboratorios con fines de investigación o archivo para la posteridad. Los depósitos del virus de la viruela se planeó destruirlos en junio de 2002. Dado que se conocen las consecuencias nucleotídicas de varias cepas virales, es posible preservar la biodiversidad a base de su clonación. Una variante es la desaparición natural o espontánea, como en la encefalitis letárgica de Ecónomo presente en los años veintes del presente siglo y que no ha vuelto a presentarse hace más de 70 años. Se desconocen las causas, pero puede postu larse si fue un virus con ARN que un evento hipermutable dominante resultara en un error de catástrofe con la consiguiente eliminación de sus capacidades de adaptación y la pérdida de su identidad. La mejor esperanza, no predicción, es que el hombre, en especial los m édicos, aprenderán a convivir con los microbios tal como se ha logrado con las fermentaciones, la minería, la agricultura, la biotecnología y los antibióticos. Una actitud de convivencia vigilante, de estudio permanente sobre eluniverso microbiano, del sentido, si lo hay, de sus mecanismos patogénicos y de cómo acrecentar nuestra capacidad defensiva-inmunitaria. Ya lo escribieron Job: “Vita hominis super térra militia est” y el autor del génesis, el hombre fue creado '‘ut operaretur” Las relaciones entre microbios, hospederos y el ambiente definen y matizan la índole y el espectro de las enfermedades infecciosas (figura 1-1). Las interacciones son de gran dinamismo con horizontes cronológicos muy diferentes en los tres determinantes, v. gr.: el tiempo de duplicación microbiana varía entre minutos y semanas, en la especie humana puede ser de 20-40 años, y los cambios climáticos de la tierra llegan a ser de milenios. La naturaleza procariótica de los microbios los hace particularmente proclives a mutaciones, recombinaciones y rearreglos genéticos conducentes a una enorme variabilidad que los hace adaptables a cualquier hábitat, a resistir la acción de antimicrobianos, anticuerpos o desinfectantes. El crecimiento del cerebro condujo al H. sapiens desde 15.000 años al pastoreo, hace 10,000 años a la agricultura y desde luego a la creación de poblados cercanos a mil habitantes que al introducir la irrigación controlada aparecieron las unidades que cuando alcanzaron la masa crítica de 250,000 habitantes se mantuvo la transmisión continuada de enfermedades como el sarampión. Las emigraciones, el vestido, las nuevas tecnologías para conservar los alimentos, las variantes en las herramientas, incluso las anuas posibilitaron la colonización de todas las regiones del mundo. Los humanos se pusieron en contacto con ambientes novedosos del africano original. Las nuevas ecologías con clima, humedad, fauna, flora, y vectores diferentes, la naturaleza de los suelos, los cultivos de granos, la ganadería escogida y el dominio de los metales, definieron las civilizaciones históricas. De tales interacciones resulta la geografía m édica o pato logía regional. El comportamiento humano expresado en costumbres, hábitos, creencias re lig io sas y c rea tiv idad com pletaron los ingredientes responsables del espectro clínico de las infecciones. La altitud, superior a 2,000 metros limita drásticamente la transmisión del dengue, los caracoles específicos definen si habrá o no esquistosomiasis, la existencia de Anopheles transmisores eficientes de P. falciparum para la ocurrencia del paludismo maligno. Que la existencia de vectores no es suficiente para la aparición de oncocercosis, leishmaniasis o Chagas lo demuestran su ausencia en áreas con abundancia de los parásitos y sus vectores. Nuestra especie acelera la evolución al modificar el ambiente mediante presas, tala de bosques, uso de pesticidas, antibióticos en cantidades de 40,000 toneladas anuales, explosión demográfica, calentamiento y la globalización epidemiológica. Los hospedantes de microbios patógenos exhiben gran variabilidad biológica manifiesta en el extraordinario polimorfismo de los sistemas de histocompatibilidad, la maduración de los mecanismos defensivos, la respuesta, inflamatoria inespecífica y su modificación por citocinas, las dicotomías coordinadas de las inmunidades humoral y 10 INFECTOLOGÍA CLÍNICA KUMATE-GUTIÉRREZ atenuación secular mutación: VIH, vacunas hibridación: EEE*+Sindbis=EEO** rearreglos: influenza A erradicación: viruela desaparición: encefalitis Economo COEVOLUCION sobrevivencia de los aptos despoblamiento de América SXVI África: tumba del hombre blanco intercambio de infecciones: viruela, sarampión, dengue, sífilis globalización epidemiológica aumento de la esperanza de vida mimetismo antigénico latencia, esporas transformación, transducción auxotrofismo, toxinogénesis viroide, virusoide, RNA, DNA virus antibiosis GEOGRAFÍA MÉDICA Paludismo, Chagas oncocercosis, leishmaniosis esquistosomiasis cisticercosis, hidatidosis bartonelosis, borreliosis pinto, frambesia dengue, fiebre amarilla encefalitis equinas * encefalitis equina del este ** encefalitis equina del oeste INFECCION ENFERMEDAD latente, emergente, reemergente, crónica, recurrente, epidemia, endemia, pandemia, RECUPERACIÓN, MALFORMACIONES CONGÉNITAS, DISCAPACIDAD, MUERTE genética, receptores, edad, nutrición, lactancia, inmunocompetencia, vacunas, guarderías, estilo de vida, trabajo, religión, viajes, guerras, ^irogadicción, asistencia médica Humedad, temperatura-vectores- altitud-latitud-pH, potencial redox, radiaciones-contaminación, antimicrobianos efecto invernadero-hoyo de ozono, ^caminos-agricultura-deforestación,j minería, presas-a'esastres, lEI Niño, La Niña, colonización- infraestructura sanitaria ADAPTACIÓN pigmentos melánicos hiperglobulia de las alturas habitat hábitos higiénicos vestido socioeconomía exposición a los microbios protección de los vectores uso y abuso de antibióticos pesticidas ^MBIENfc FIGURA 1-1. Origen y evolución de las enfermedades. Esquema conceptual. celular, así como las respuestas linfocitarias auxiliares Th, y Th, se suman a los estados de inm unodeficiencias primarias, amén de los tratamientos inmunosupresores para integrar un espectro muy amplio de manifestaciones clínicas con evolución y resolución muy disímbolas. Un factor modulante del espectro clínico de las infecciones es la antigüedad de la relación huésped microbio; las enfermedades propias del hombre las antroponosis como el herpes simple, la varicela-zoster, las citomegalovirosis, la mononucleosis infecciosa, la hepatitis B y la poliomielitis han acompañado a nuestra especie muy probablemente desde hace 3 millones de años. Se cuenta con vacunas y la letalidad es baja La domesticación de los animales propició el contagio de infecciones extrañas al hombre, las zoonosis. El contacto permanente por el aprovechamiento de sus servicios, sus productos o su consumo alimentario introdujeron más de 150 enfermedades desde hace quince mil
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