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Introducción por Raquel Gurevich* A partir del conjunto de profundas transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales del mundo contemporáneo ocurrido desde mediados de la década de 1970, se constituyen nuevos temas y objetos de indagación en el campo de las ciencias sociales, al mismo tiempo que se piensan nuevos problemas vinculados no sólo a las teorías del pensamiento social, sino también con la cotidianidad escolar en relación con las ciencias sociales. En esta agenda así configurada, se abre un temario de contenidos geográficos que permiten analizar los territorios y los ambientes del mundo contemporáneo, su particular fisonomía y el modo en que los sujetos desarrollan en ellos sus vidas, sus trabajos y sus relaciones de distinto tipo. Una geografía de este tiempo se ocupará, entonces, de los paisajes de este inicio de siglo, es decir, se posicionará de cara a las nuevas localizaciones, las nuevas tecnologías, las relaciones entre el Estado y la sociedad, las sucesivas transformaciones de la naturaleza original, en un mundo cada vez más interrelacionado y fragmentado. En este punto confluyen los propósitos y el sentido de la enseñanza de la geografía, solidarios en los contenidos que se seleccionan para enseñar y en las intervenciones didácticas que se deciden adoptar. Una agenda renovada de la geografía puede colaborar, dada la amplitud temática, de discursos y experiencias que conlleva, en habilitar la comprensión tanto de tendencias generales del mundo actual como de rasgos específicos de un cierto lugar: una región, una ciudad, un distrito. Precisamente en esos recortes territoriales se amplificarán para su enseñanza las nuevas formas en que se presentan los territorios en la actualidad. Tren de las Nubes. En las geografías del mundo contemporáneo se combinan permanentemente incrustaciones de múltiples escalas de análisis (local, regional, nacional, mundial). En cada lugar del mundo, a partir de esas imbricaciones se generan, a su vez, nuevos lazos sociales entre los actores sociales que participan en los diversos acontecimientos. Estamos planteando una geografía plenamente situada en el campo de las ciencias sociales, no desde una perspectiva retórica ni formal, sino más bien atenta a las tensiones y las polémicas que pueblan la vida y la teoría social. Esta posición connota el abandono de un escenario de postal, de acuerdos y relaciones inmutables, de datos naturalizantes (y no sólo porque se refieran a un hecho natural, como la temperatura media anual en un área determinada), sino y especialmente porque muchas veces esa mirada fija y atemporal se traslada a situaciones propias del mundo de la cultura y la sociedad. Una geografía social, entonces, estaría dispuesta y disponible para tomar los principales temas y problemas referidos a las nuevas configuraciones de las sociedades, los territorios y las culturas en la actualidad. Al mismo tiempo, tendría en la mira enriquecer los saberes y las experiencias del ámbito socio-cultural contemporáneo, a fin de que tanto los estudiantes como los docentes podamos contextualizar más reflexivamente nuestras prácticas cotidianas y específicas. http://virtual.flacso.org.ar/mod/glossary/showentry.php?courseid=1148&eid=26474&displayformat=dictionary Atentos al contexto descripto, centraremos esta clase en la construcción de la siguiente idea: Los paisajes en la actualidad, tanto urbanos como rurales, se hallan transfigurados por las fuerzas de la economía, la cultura y la política. Combinan rasgos étnicos, culturales e ideológicos de las comunidades de origen con los propios de otros grupos sociales y económicos. Esta combinación, a su vez, se halla atravesada por los vectores globales de la tecnología, las transferencias financieras y los flujos de mensajes e información que producen constantemente los medios de comunicación en todo el mundo. Para esto, iremos presentando un conjunto de tópicos articulados, que facilitarán el desmenuzamiento de la idea central y brindarán oportunidades de pensar estrategias para su enseñanza*. 5.1. Le proponemos reflexionar acerca de la relevancia y la pertinencia de la construcción de una agenda geográfica en sintonía con los tiempos contemporáneos. -¿Por qué los conceptos de región, lugar, mundo, frontera, Estado merecen ser resignificados y ofrecidos para su enseñanza en situación, en contexto, en problemas propios de nuestro tiempo? -A partir de su experiencia y sus saberes como docente y como ciudadano/a, ¿qué contenidos o temas seleccionaría para analizar la Argentina hoy, desde el punto de vista territorial y ambiental? ¿Cuáles de esos contenidos seleccionados calificaría usted como clásicos y cuáles como nuevos? ¿Qué relaciones pueden establecerse entre ellos? -En el caso que el nombre del contenido fuera el mismo, pero su significado haya cambiado acorde con las transformaciones de la sociedad, detalle en qué consiste ese nuevo sentido del contenido. Tramas complejas de elementos Los territorios contemporáneos condensan conjuntos muy variados de elementos y factores de distinta índole (de origen natural, social, político, económico, cultural, jurídico, tecnológico, étnico, religioso, entre otros). Precisamente la complejidad es un rasgo distintivo de las sociedades y los territorios en tiempos globales, pues se hallan constituidos e intervienen en ellos una multiplicidad de componentes entramados entre sí, heterogéneos y simultáneos. ¿Cómo no incluir, entonces, además de las referencias naturales estratégicas de cada uno de los territorios que se estén estudiando, los nuevos materiales (componentes electrónicos y ópticos, nuevas cerámicas, fibras y vidrios, etc.); los constantes procesos de modificación biotecnológica de plantas y animales; los flujos de bienes, servicios, personas, información y comunicación? http://virtual.flacso.org.ar/mod/glossary/showentry.php?courseid=1148&eid=26546&displayformat=dictionary La complejidad alude a la cantidad y la diversidad de elementos en juego, a la dinámica de funcionamiento, a la velocidad de los cambios y transformaciones, y a las nuevas relaciones globales que marcan la producción de lo cotidiano. En términos generales, podrían señalarse tres procesos concomitantes que, de modos diferenciales, barnizan toda la superficie terrestre: ● la aceleración de las formas de circulación de personas, ideas, objetos, mensajes; ● el alto grado de especialización productiva que caracteriza a cada parcela del globo; ● los cambios en las localizaciones tradicionales de los distintos fenómenos y procesos de la vida social (Santos, 1994). Estas tendencias no se desarrollan en forma homogénea y su expresión resulta puntual, fragmentada, segmentada. Por eso podemos hablar de un proceso marcado por profundos contrastes y desigualdades. Así como la globalización económica y técnica se expresa en distintos planos de la vida social, su contracara, la fragmentación, también se manifiesta en los planos social, económico, político, territorial, tecnológico y cultural. Entre las tendencias de homogenización se hallan las ligadas a las pautas de consumo y al efecto de los medios masivos de comunicación, que generan en todo el mundo consumidores y usuarios de objetos idénticos y de información común. Entre las tendencias de fraccionamiento, se ubican las prácticas de disgregación, de desintegración, de exclusión, ya sea de trabajadores, de consumidores, de ciudadanos (García Canclini, 1999). De este modo, vemos que ya no es posible asociar un territorio a una identidad única y esencial, pues el atravesamiento por elementos y fuerzas múltiples es permanente. Una personalidad trascendente y autocontenida ya no es asimilable de modo exclusivo a un lugar, pues cada lugar aloja un conjunto de rasgos e identidades múltiples en juego, que se halla tensionado permanentemente por los vectores de la homogeneización y la fragmentación globales de la producción y del consumo. Estas afirmaciones no niegan la especificidad de lo local, lo regional, lo nacional,sino que quieren destacar las relaciones, la impronta y la mixtura de elementos materiales y simbólicos presentes en cada sitio del globo como nunca antes había acontecido en la historia de la humanidad*. Una propuesta de enseñanza que combine esta complejidad de elementos permite acercarse más cómodamente a la noción de construcción del territorio, de fabricación del territorio, cada vez menos como un escenario dado, como un dato a priori, y cada vez más como un producto, un resultado, una construcción histórica. 5.2. A partir de las ideas hasta aquí esbozadas, revise críticamente la lista de datos, informaciones y contenidos que habitualmente se despliegan en las clases de geografía. ¿Cumplen el atributo de la complejidad, es decir, permiten representar, registrar o elaborar aproximaciones a la variedad y la diferencia de elementos presentes en un lugar, una región? ¿Domina el entrecruzamiento de cuestiones, la presentación de temas o problemas complejos o en general la enseñanza se reduce a una dimensión de la realidad? ¿Cuáles son las dimensiones más frecuentes en las http://virtual.flacso.org.ar/mod/glossary/showentry.php?courseid=1148&eid=26543&displayformat=dictionary clases de geografía? ¿Los alumnos formulan preguntas o comentarios que abran los temas? ¿Los relacionan con otros que conocen? ¿Qué respuestas ofrecemos en general cuando se procura ir más allá del contenido estrictamente previsto? ¿Cómo podemos aprovechar pedagógicamente estas vinculaciones si, desde el vamos, en las tareas de planificación incorporamos la complejidad y las problematizaciones e interrogantes que se derivan de ella? Territorios modelados por actores sociales Los territorios contemporáneos son modelados por un conjunto de actores sociales que realizan acciones a su vez relacionadas entre sí. Nos referimos a las acciones de los Estados nacionales, las empresas de distinto origen y la sociedad civil, en tensión con las lógicas propias de la cultura y la economía globales. Cada vez más, en términos generales, puede afirmarse que las decisiones de los Estados nacionales y las racionalidades del capitalismo industrial ceden lugar frente a los actores globales ligados a las compañías transnacionales y a las formas imperantes de la división del trabajo en la actualidad. En el modelado geográfico a escala mundial se conjugan tres elementos básicos que definen un modelo de desarrollo: ● las formas de organizar el trabajo (industrial, de servicios, agrario); ● la estructura económica dominante de las distintas sociedades; ● el modo de regulación o de institucionalización de esas sociedades, es decir, el conjunto de normas y reglas que las rigen (Leborgne y Lipietz, 1994). A cada uno de estos elementos se asocian diferentes actores sociales, políticos, económicos, jurídicos, culturales, productivos. De allí que la construcción y el uso de los territorios sean compartidos por un conglomerado de actores particulares e institucionales que movilizan ideas, capitales, bienes, servicios, proyectos y recursos de todo tipo*. En la actualidad, los modelados territoriales a lo largo del mundo responden, en gran medida, al conjunto de decisiones que toman los actores estatales y de mercado, atendiendo a los llamados “factores de atracción locacional”. Es decir, a la presencia de tecnologías, mano de obra calificada, dotación de infraestructura, disponibilidad de fuentes de energía, sistemas de transporte y comunicaciones, sitios seguros o más estables desde el punto de vista político o institucional (Borja, 1997). La distribución de estos elementos es altamente desigual a escala del mundo, por eso, los actores sociales decisivos a la hora de fabricar territorios refuerzan los patrones locacionales preexistentes. Se instala y refuerza una dinámica acumulativa que tiende a la concentración de capital, mano de obra y recursos diversos. Esta recurrencia se conoce con el nombre de “fertilidad territorial” (De Mattos, 1997) y se asocia cada vez más con la presencia de los elementos construidos sobre el globo terrestre y se distancia de los determinismos naturales, que otrora representaban prácticamente en su totalidad las denominadas “ventajas comparativas de un área”. Resulta interesante contrastar esta perspectiva de análisis, en la que es central el protagonismo de los actores sociales produciendo espacio, con aquellas geografías http://virtual.flacso.org.ar/mod/glossary/showentry.php?courseid=1148&eid=26547&displayformat=dictionary anónimas, naturalizantes, sin sujeto; en estas geografías, muchas veces, "el sujeto" eran incluso los propios elementos naturales (los ríos, las rocas, etc), como si su apropiación, su uso o su transformación fuesen realizados casi fantasmáticamente. Por el contrario, en esta presentación deseamos enfatizar que son los actores sociales, económicos, culturales y políticos quienes transforman y construyen los territorios. 5.3. Deténgase a pensar en su experiencia como alumno/a en la escuela o en instancias superiores de formación. Cuando se eligía una zona o una región del mundo para describirla o referirse a ella de algún modo, ¿qué lugar ocupaban los actores sociales en esa presentación? Si eran contemplados, ¿cómo se los caracterizaba: como habitantes o población agregada; como un dato formando parte de una estadística; como personas anónimas; como sujetos activos, que viven sus vidas y las testimonian; como constructores y transformadores del territorio que habitan? ¿En qué medida considera usted que las formas de ausencia o naturalización de la sociedad respondían a enfoques de la disciplina que no situaban a la geografía, o lo hacían sólo declarativamente, en el campo de las ciencias sociales? ¿Visualiza cambios o indicios de transformación en las prácticas escolares hoy vigentes? ¿A qué cree que se deben? El mundo y el trabajo en fragmentos El mundo y los territorios actuales están hechos de fragmentos, de segmentos, cuya totalidad no se expresa meramente en la suma de las partes que los componen, sino en una dinámica a la vez articuladora y disgregadora de esos conjuntos de zonas y lugares. Muchos de estos fragmentos de territorios se encuentran estrechamente unidos entre sí, a través de redes, materiales e inmateriales, que los hacen compartir el tiempo del mundo. Otros, en cambio, se hallan sin ningún entramado, conformando bolsones de aislamiento, de pobreza, de olvido y marginación. Las desigualdades son cada vez más profundas en el nivel de las posibilidades de vida y de trabajo de las personas en todo el mundo, y la brecha en la distribución y el consumo de bienes y servicios de todo tipo según sea la condición como trabajadores, como consumidores o ciudadanos que las personas tengan, se perfila en progresivo aumento. Esta fragmentación que venimos describiendo no niega la línea envolvente y prácticamente única en términos técnico-operativos dominante en la actualidad, sino que la acompaña de modo complementario: un mundo globalizado y fragmentado a la vez (Santos, 1996; García Canclini, 1999). Para el estudio de los territorios, este rasgo es de suma importancia, en tanto desdibuja por completo las pinturas homogéneas y ordenadas que prescribían las geografías sistemáticas, continentales, regionales o nacionales. También invalida la alusión a rasgos homogéneos de las regiones del planeta y la asignación mecánica de papeles con personalidad propia o autónoma a determinados lugares, ya sea que se refieran, aun con sus diferencias, al mundo denominado “desarrollado” o al mundo “en desarrollo”, a los países del norte o a los del sur. Pareciera, entonces, que cada vez más debemos desarrollar una geografía escolar que invite a trabajar con situaciones de enseñanza que vinculen procesos generales -de encuadre, de contexto- a aquellas fracciones territoriales más pequeñas, más acotadas de la vida social y territorial cotidiana. Situarnos en esos fragmentos, en esos retazos de territorio, puede resultar una buena práctica para trabajar en el aula, pues en ellos se conjugay se expresa la relación entre los rasgos singulares y específicos de un lugar y los determinados por las lógicas de los procesos globales contemporáneos. En cuanto a la dimensión del trabajo a escala global, diremos también que las formas de organización del trabajo y la producción se diseminan de modo fragmentado por todo el globo, compartiendo patrones técnicos, tipos de insumos y unidades operativas (Hobsbawm, 1998). Estos fragmentos de trabajo comparten, con independencia de su localización particular, un modelo de solidaridad técnica que remite a la utilización de las nuevas tecnologías, a usos empresarios comunes en territorios diversos y a un alto grado de selectividad y especialización de los lugares en los que se instalan. En la actualidad, la composición técnica de los lugares es uno de los indicadores más significativos de cada uno de ellos. Cómo no distinguir, por cierto, el valor diferencial entre un lugar que dispone de servicios aéreos, teleinformáticos y satelitales de otro que no dispone de ellos. La dotación de servicios de alto valor agregado está en la base de los mosaicos productivos actuales y en la diversidad de los perfiles sociales y tecnológicos que distinguen a un lugar de otro. El desarrollo científico-técnico es condición para las especializaciones productivas, en tanto permite la dispersión territorial de las industrias, de los servicios, de los mercados financieros. La simultaneidad de las acciones, el ahorro en los costos de producción y la instalación de patrones comunes de producción y consumo funcionan a modo de metástasis en la producción, al mismo tiempo que asistimos cotidianamente al desmantelamiento de determinados rubros de infraestructura, de economías regionales, de sectores productivos enteros. De hecho, las grandes fábricas de producción en masa que dieron vida a regiones enteras del globo a mediados del siglo pasado cedieron su protagonismo a nuevos paisajes productivos, a dispersiones fragmentadas de complejos industriales asociados a cadenas de la economía trasnacional y a localizaciones específicas de pequeñas y medianas empresas. Nuevas formas de manejos de los recursos naturales, de modalidades de operación off shore de neto corte extractivo o exportador imperan en todo el mundo (Hobsbawm, 1998). El patrón hegemónico desde el punto de vista tecnológico y científico sólo es compartido por las economías más dinámicas, por los sectores más capitalizados, por los rubros más modernizados, no por todos. De allí que la segmentación del proceso de trabajo tenga profundas implicancias en las condiciones de vida de los trabajadores y habitantes de un lugar o una región particular. La tendencia a la segmentación que estamos caracterizando va de la mano de un proceso concentrador y de integración funcional a lo largo del mundo. Diremos, entonces, que la espacialidad capitalista contemporánea es una espacialidad concentradora, urbanizadora a la vez que fragmentadora y segregadora. 5.4. A partir de lo presentado hasta aquí, ¿qué relaciones puede establecer entre las ideas de fragmentación del trabajo y la noción de fertilidad territorial antes desarrollada? ¿Qué elementos concretos identificables en un mapa de nuestro país o de América latina, por ejemplo, pueden sugerirse para ilustrar esa relación? ¿Cómo puede vincularse la fragmentación del trabajo con los marcos regulatorios nacionales y los grados desiguales de concentración del capital en el territorio? ¿En qué medida la cartografía refleja esta vinculación? ¿Qué correlato pedagógico tiene incorporar estos tópicos en las clases de ciencias sociales? Las relaciones entre la sociedad y la naturaleza A lo largo del tiempo, la base natural del planeta fue modificándose por la acumulación de grandes conjuntos de construcciones e inversiones de todo tipo, que se fueron construyendo sobre la superficie terrestre. En cada momento histórico las sociedades valorizan determinados elementos naturales, ciertos materiales y formas de energía, distintos de los utilizados en otras épocas, de acuerdo con su grado de desarrollo económico y tecnológico. A partir de este proceso, los elementos y las funciones de la naturaleza se convierten en recursos. Este concepto de recurso natural nos parece clave para la articulación del mundo de la naturaleza y del mundo de la sociedad, a la vez que permite distinguir entre las perspectivas naturalizantes de la naturaleza y las que la abordan desde una dimensión histórica y social. La naturaleza, desde una perspectiva histórica, es una naturaleza humanizada, modificada y transformada. Esta perspectiva pone en interrelación la dinámica social y la dinámica natural, en un proceso de valorización socio-histórico (Moraes, 1994). En las clases de ciencias sociales, a diferencia de las clases de ciencias naturales, la naturaleza no es captada desde las lógicas físico-naturales per se, sino desde los procesos de apropiación y transformación sociales que van modificando y artificializando progresivamente los elementos naturales del planeta. Cada vez se hallan fijados sobre la superficie terrestre más objetos artificiales -es decir, que contienen oleadas crecientes, en cantidad y calidad, de ciencia, tecnología e información- y menos elementos naturales. Enfocar los procesos de transformación de los medios naturales del planeta habilita el tratamiento de contenidos que aluden directamente a procesos de configuración territorial. Esto es así, básicamente, porque a través del trabajo humano se recrean las condiciones naturales de un lugar o región, y se produce una forma territorial particular. Las distintas actividades productivas dan origen a diferentes formas espaciales que traducen las características de las condiciones económicas, sociales y tecnológicas de la sociedad que las realiza. Por ende, los paisajes muestran las condiciones de las distintas épocas en que las diferentes formas espaciales fueron creadas y recreadas, es decir, permiten observar las huellas históricas de las relaciones entre la sociedad y la naturaleza. Si bien las ciudades pueden pensarse como el grado máximo de artificialización de la naturaleza, actualmente en las áreas rurales también es importante el grado de transformación de los medios naturales originales. Para trabajar contenidos vinculados a estas ideas en un dado lugar o región, podría pensarse en la historia de los recursos naturales valorados; las acciones que los fueron transformando; los actores sociales, políticos y económicos que dinamizaron el proceso de transformación de los medios naturales; los modelados en el territorio; las permanencias y los cambios que pueden reconocerse en el lugar. Se trata, por lo tanto, de reconstruir las acumulaciones de valor en el territorio, producidas a partir de la apropiación y modificación de la naturaleza según los distintos grados de intervención humana*. 5.5. ¿Qué ejemplos puede dar, a partir de sus conocimientos y su experiencia, de los principales cambio s del relieve, los suelos, las aguas, el aire y los bosques ocurridos en los últimos tiempos en el lugar donde usted o sus alumnos viven? ¿Cuáles son los efectos o las consecuencias de esas modificaciones? ¿Son visibles los atributos científico-técnicos en su localidad? ¿Cómo pueden relacionarse estos rasgos de transformación de la naturaleza con el temario de una geografía contemporánea planteado en el primer apartado de esta clase? Lo global, lo local, lo regional Cada escala geográfica corresponde a un recorte conceptual diferente: lo local, lo regional, lo nacional, lo mundial, lo global. Cada uno de estos recortes se asocia con un nivel de acción y de actores sociales, políticos, culturales y económicos distintos, pero que se hallan permanentemente relacionados entre sí. La noción de escala, así definida, tomada como la representación conceptual de un conjunto de procesos y de actores, resulta interesante, porque permite liberarse de una mirada estrictamente geométrica. Una idea básica que intentaremos desarrollar con los alumnos esque, sobre todo en el mundo contemporáneo, resulta prácticamente imposible comprender determinadas configuraciones espaciales si no se apela a racionalidades, actores, recursos, mensajes, decisiones y tecnologías de un orden escalar diferente del de la localización física estricta. Recíprocamente, es importante tener en cuenta que, si bien cada lugar particular sobre la superficie terrestre se encuentra atravesado por lógicas que operan en diferentes escalas (local, regional, nacional, mundial), esto no significa que se pierdan ni se diluyan sus particularidades y especificidades. De hecho, cuanto más se mundializa la cultura y se globaliza la economía, más decisivas se tornan las posibilidades locales, los elementos que cada lugar tiene, sus recursos naturales, su población calificada, su dotación de infraestructura y servicios. Asistimos entonces a una reconceptualización de la idea de lugar, ya que éste es el producto de una particular combinación de atributos naturales y sociales propios del locus originario más los cruces entre lo local y lo global, lo particular y lo general, lo cercano y lo lejano. Estas perspectivas modifican también la noción de región, en tanto la formación de bloques o conjuntos supraestatales con distintos fines comerciales, productivos, sociales o culturales, se ubica para ser explicada entre la escala mundial, planetaria, y la escala regional o nacional, según sea el caso. Por lo tanto, puede hablarse de una nueva espacialidad regional de las relaciones económicas, políticas, comerciales y culturales. Esto implica que las regiones integradas no han abolido ni anulado los respectivos espacios nacionales, sino más bien le han dado un nuevo significado, una nueva dimensión. Por eso sostenemos http://virtual.flacso.org.ar/mod/glossary/showentry.php?courseid=1148&eid=26548&displayformat=dictionary que, desde el punto de vista disciplinar y también pedagógico, es pertinente presentar a los alumnos, desde los primeros años de la escolaridad, conjuntos de narraciones, estudios de caso, testimonios y ejemplos variados de situaciones que articulen múltiples escalas de análisis*. 5.6. ¿Hay alguna clase de este posgrado que no aborde, de uno u otro modo, aspectos referidos a la Nación, a la ciudadanía, a la identidad nacional, al papel del Estado en el contexto del mundo actual? Elabore un texto sobre la enseñanza de las relaciones entre las nociones de Estado nacional y territorio en la actualidad, entrelazando los conceptos presentados en esta clase con los de clases anteriores de este posgrado. Puede retomar esta producción y reelaborarla a partir de los contenidos de las clases subsiguientes.De acuerdo con las políticas y experiencias vividas en América latina durante la última década, le proponemos incluir en sus reflexiones el papel de la dimensión latinoamericana en la conformación de la ciudadanía e identidades de cada uno de nuestros países. Desterritorialización-reterritorialización La denominada desterritorialización del mundo alude a los movimientos mercantiles, tecnológicos, culturales y financieros que venimos describiendo, en tanto han modificado el sentido de las localizaciones fijas y han repetido las características de los modos de organizar el trabajo y la vida cotidiana más allá de las coordenadas de una localización particular. También las noticias y los acontecimientos que se producen y expanden fuera de los límites físicos de un cierto lugar, y los consumos especializados que realizan los distintos grupos sociales se distribuyen por todo el mundo. Ya dijimos que a estas tendencias se suma la porosidad política y económica de los Estados nacionales, pues se han visto conmovidos fuertemente los ordenamientos de base territorial estricta, de filiación geográfica en su sentido más restringido y, por ende, el papel de las soberanías territoriales. Los perpetuos movimientos de personas, mercaderías, ideas, mensajes, informaciones, capital, por todo el mundo, imprimen y marcan el modelado territorial: las empresas transnacionales produciendo bienes y servicios; los inmigrantes, las compañías de producción artística y cultural, el turismo y los canales de los medios masivos de comunicación movilizando símbolos y objetos translocales por todo el planeta. Los territorios, calificados en este sentido como dislocados o fuera de lugar, exigen nuevas lecturas acerca de cómo entender “el adentro y el afuera”, en tanto quedan resignificadas las relaciones internas y externas, las relaciones inter-intra, los unos y los otros (Ortiz, 1996). De hecho, las nuevas relaciones entre lo global, lo nacional y lo subnacional producen transformaciones estructurales, subjetivas e ideológicas, al mismo tiempo que modifican, como ya hemos visto, las vinculaciones entre territorio, identidad y ciudadanía (Grillo, 1999). Otros autores postulan más bien la noción de reterritorialización para capturar el movimiento del mundo de hoy, ya que las localizaciones y las distribuciones geográficas de los objetos y de las relaciones sociales están lejos de independizarse de los rasgos territoriales de base de cada uno de los lugares del globo. Hoy más http://virtual.flacso.org.ar/mod/glossary/showentry.php?courseid=1148&eid=26549&displayformat=dictionary que nunca, señalan, las diferencias hacen a los territorios y sus respectivas participaciones y funciones dependen fuertemente de sus ofertas ambientales, productivas y culturales. En cada porción del planeta, se revelan las posibilidades del mundo y se concretan de modo singular, según las condiciones del lugar de origen. En este sentido, podría hablarse de desterritorialización en el orden global y de reterritorialización en el orden local, considerando ambos órdenes de modo interdependiente y en un estado de integración funcional (Santos, 1996). 5.7. Para retomar el debate "desterritorialización - reterritorialización" en clave didáctica, piense una situación de enseñanza que contemple la perspectiva desterritorializada del mundo y otra que privilegie la visión reterritorializada. Luego, compare ambas propuestas, a fin de detectar aspectos comunes y diferencias; límites y posibilidades de cada de ellas. También podría formular un tema de enseñanza que albergara simultáneamente ambas posiciones, según la escala de análisis que se seleccione: desterritorialización a escala global y reterritorialización a escala local. Conclusión: Una invitación para recomenzar Hablar de territorios contemporáneos es referirse, según hemos sostenido a lo largo de esta clase, a entramados complejos de múltiples elementos sociales y naturales. Esta perspectiva de territorialidad requiere para su comprensión que los estudiantes articulen procesos globales y locales, de homogeneidad y heterogeneidad, de concentración y dispersión, de exclusión e inclusión. De allí que los profesores estemos comprometidos a presentar situaciones de aula en las que puedan desarrollarse ricas descripciones e interpretaciones del mundo mucho más flexibles, más complejas, más móviles que las que eran dominantes hasta hace unos años, al mismo tiempo que exijan afinar permanentemente los instrumentos de indagación para capturar su dinámica. Queda pendiente, entonces, una construcción colectiva de propuestas de enseñanza en geografía que recuperen, enriquezcan y coloreen de modo singular a cada uno de los múltiples lugares en los que cotidianamente desplegamos nuestras vidas. Queda hecha la invitación.
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