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Act.04. Lectura crítica.
Alicia de los Ángeles Zamudio Sánchez.
Bioanálisis – Xalapa.
En un primer análisis, se sabe que la autora Leticia Cufré Marchetto es una reconocida investigadora que nos aporta un texto muy rico en conceptos y referencias. En esta ocasión trata de la muerte a nivel cultural en occidente, abordando un tema que por naturaleza el ser humano evita dialogar en su cotidianidad.
Utiliza una gran gama de palabras que resultan gratificantes y originales de ver como las usa a su beneficio, llegando a mostrar un enfoque único y con gratas referencias que hacen mas amena la lectura, casi poética me atrevería a decir. Pero que a nivel general podría resultar un problema, puesto que en México la mayoría de personas no cuentan con un amplio vocabulario, por lo que una persona sin escolaridad no podría entender el texto en su totalidad, teniendo que recurrir a un diccionario para ello, o simplemente lo dejarían de leer. 
Nos proporciona información de una manera bastante interesante, lo que nos deja claro que realizó una amplia labor de investigación, con una excelente redacción que resulta objetiva y le deja al lector reflexiones profundas sobre el tema central y de la que se obtienen diversas visiones culturales y regionales; la mexicana, por ejemplo, con nuestro famoso día de muertos el cual siempre está cargado de alegorías y tradiciones regionales, que entre vistosas fiestas y las humorísticas “calaveras” hacen de este solemne suceso de la vida un evento festivo y de una impresionante identidad nacional, en contraste de otras culturas donde es un tema tabú.
Hablar de la muerte es intentar abarcar un mundo casi infinito de posibilidades. Su complejidad hace que su estudio pueda adoptar muy distintas perspectivas y, aunque morir es siempre un proceso individual, es también un acontecimiento que afecta a aquellos que se relacionan con quien muere. De allí que las actitudes y comportamientos que las personas adoptan ante la muerte sean el resultado de características y circunstancias individuales.
En el texto, la autora comparte fragmentos de poemas, tratando obviamente el tema de la muerte, compaginando a la perfección con la redacción que usa en su artículo, denotando emociones y sentimientos que parece querer transmitir al lector con la ayuda de esos poemas, lo que logra totalmente. Así es como aborda todo un tema complejo, llenándolo del sentimiento exacto y con palabras que te dejan a tu propio juicio examinar, complementando correctamente con lo que es el tema a tratar: la muerte siendo un fenómeno tan complejo, ambiguo y desconocido que escapa una y otra vez a los intentos de aprenderlo teóricamente. 
Del recorrido que hemos realizado a través del conocimiento disponible, surge con claridad que la percepción de la muerte varía según se trate de la muerte en un sentido abstracto, en conciencia de finitud; de la edad; de la etapa de la vida en la cual se halla el sujeto. De allí que nos preguntemos: ¿cuál es el lugar que ocupa la muerte a lo largo de la vida? ¿Cuáles son las muertes que más impactan en los individuos a lo largo de la existencia? 
Al final nos cierra su ensayo con una reflexión personal en torno a la tristeza de lo trágico que en realidad resulta el afrontar la muerte, la cual es muy fácil ver como algo natural e inevitable, pero que al final siempre va a tocar a los vivos. Y en como en palabras de la autora “nadie tiene el derecho de pedirme que olvide”, demuestra su nata capacidad de ver aún la belleza en toda una oscuridad, cautivándome una vez más por su capacidad de redacción para transmitir, pues nos concluye con sentimiento hacia las muertes injustas que no se pudieron evitar.
Y aunque me resulta imposible no pensar que la muerte es así, injusta, ella nos muestra una redención “la muerte siempre eliminó al mal”, mostrando uno de los lados beneficiosos de la muerte, el fin del mal, pero también objetando como a los buenos se les ubicó en el lugar de ellos. 
Con eso y analizando un poco, se muestra como trata a la muerte como algo personificado o algún ente que busca a las personas, demostrando una vez más, como cada persona tiene su propia percepción sobre lo que es la muerte. Y aunque lo trata con cierto sentido artístico, se puede observar con una de sus últimas frases “no me resigno a ello, ni sé qué hacer con eso”, demostrando su miedo hacia lo inevitable, a la penumbra inexplicable, para algo a lo que nadie está listo, dejando así un poco de ella en aquellas palabras, en aquel escrito que, sin duda, debió fascinar a más de uno.