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La Psicologia del mexicano en el trabajo 2 Ed- Mauro Rodriguez Patricia Ramirez

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Psicología
dei mexicano
Psicología del mexicano 
en el trabajo
Segunda edición
Mauro Rodríguez Estrada 
Patricia Ramírez Buendía
Me 
Graw
MÉXICO • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA • LISBOA • MADRID • NUEVA YORK 
SAN JUAN • SANTAFÉ DE BOGOTÁ • SANTIAGO • AUCKLAND • LONDRES • MILÁN • MONTREAL 
NUEVA DELHI • SAN FRANCISCO • SINGAPUR • ST. LOUIS • SIDNEY • TORONTO
Editor: Sergio Nájera Franco
Supervisor editorial: Arturo González Yáñez
Supervisor de producción: Juan José García Guzmán
Psicología del mexicano en el trabajo
Segunda edición
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, 
por cualquier medio, sin la autorización escrita del editor.
[gS McGraw-Hill 
 BM Interamericana
DERECHOS RESERVADOS © 2004, respecto a la segunda edición por:
McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S.A. DE C.V.
A Subsidiary of The McGraw-Hill Companies, Inc.
Cedro Núm. 512, Col. Atlampa,
Delegación Cuauhtémoc,
C.P. 06450, México, D.F.
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. Núm. 736
ISBN 13:978-970-10-4281 -6
ISBN 10:970-10-4281-6
(ISBN 970-10-1115-5 Edición anterior)
8901234567 08765432109
Impreso en México Printed in México
Impreso por Edamsa Impresiones S.A.de C.V. Printed By Edamsa Impresiones S.A de C.V.
C o n t e n i d o
Prólogo de Agustín F. L ego rre ta ...............................................................IX
1 CAPACITACIÓN, PRODUCTIVIDAD
Y PSICOLOGÍA N A C IO N A L........................................................ 1
a) La psicología del mexicano, clave para interpretar 
nuestro subdesarrollo ....................................................................... 1
b) La mexicanidad, objeto de estudio filosófico
y psico lógico ........................................................................................ 4
P rácticas..................................................................................................... 6
2 LOS PROCESOS DE ACULTURACIÓN
DEL SER H U M A N O ......................................................................... 7
P rácticas................................................................................................ 11
3 LA SOCIEDAD MEXICANA, SU GÉNESIS
Y SU CULTURA ............................................................................ 13
a) El componente ind ígen a ............................................................. 14
b) El componente hispano ............................................................. 16
c) El choque de las culturas .......................................................... 19
P rácticas................................................................................................ 21
4 LOS TRAUMAS A LO LARGO DE LOS SIGLOS . . . . 23
P rácticas................................................................................................ 31
5 NUESTRA PSICOLOGÍA PROFUNDA ............................. 33
a) La crisis de identidad. A m bivalencias................................... 34
b) Religiosidad, superstición y magia ......................................... 37
c) Actitudes ante el cosmos y ante la v id a ................................. 39
d) Actitudes hacia la sociedad.
La esfera m o ra l.............................................................................. 40
e) El mexicano ante la muerte ..................................................... 41
P rácticas................................................................................................ 42
6 LA DEPENDENCIA A N C E ST R A L ........................................ 45
a) Cuadro gen era l..................................................................................45
b) El fenómeno del paternalism o ................................................ 48
c) Un pueblo m anipulado............................................................... 49
P rácticas................................................................................................ 51
vi C O N T E Ñ I D O
7 LA AUTODEVALUACIÓN DEL M EXICAN O ................ 55
a) Sintom atología.............................................................................. 55
b) La corrupción como autodevaluación ......................... 60
c) El d isim u lo ...................................................................................... 62
P rácticas................................................................................................ 64
8 LA SOCIEDAD MEXICANA A C T U A L ................................67
a) La fa m ilia ........................................................................................ 68
b) La mujer ........................................................................................ 69
c) Los jóvenes...................................................................................... 71
d) Las clases sociales y castas ........................................................ 72
e) El individualism o......................................................................... 75
P rácticas................................................................................................ 77
9 EL TRABAJADOR M EXICAN O ............................................... 79
a) Sus actitudes.................................................................................... 79
b) Sus motivaciones lab o ra les........................................................ 85
c) Diferencias geográficas............................................................... 87
d) La mujer en el trabajo ............................................................... 89
e) La contraparte: los d irectivo s................................................... 91
P rácticas................................................................................................ 94
10 OTRAS CULTURAS, OTRAS CONDUCTAS
LABORALES ................................................................................... 99
P rác ticas .............................................................................................. 104
11 LOS ASPECTOS MÁS POSITIVOS
DE NUESTRA PSICOLO GÍA................................................ 107
a) Valores del mexicano en g en e ra l........................................... 107
b) Aspectos positivos del trabajador mexicano .................... 110
c) Valores de la empresa mexicana ........................................... 111
P rác ticas ............................................................................................. 119
12 DESARROLLO DE ACTITUDES LABORALES
PO SITIV A S...................................................................................... 121
a) Construcción y reconstrucción de la autoestim a 121
b) Educación del mexicano creativo ........................................ 126
P rác tic as............................................................................................. 129
Apéndice I ..................................................................................................... 131
Apéndice I I .................................................................................................. 135
Bibliografía .................................................................................................. 139
"Ningún pueblo del mundo podrá ser nunca verdaderamente creativo si se 
acompleja frente a sus orígenes y pretende desconocer su propia historia."
E. E. Monsanyi y Ma. Calderón, 
Creatividad y cu lturas populares
La escisión profunda de la sociedad mexicana, que expresa la confrontación, 
30 resulta de dos civilizaciones."
Guillermo Bonfil Batalla, 
México profundo
E^p<SÍO€|CI
Probablemente no hay nada más importante en el México de hoy que la 
continua preparación y autocapacitación de los empresarios, administra­
dores, gerentes y estudiantes para enfrentar los grandes retos que el futuro 
del país impone. México es un país en franco proceso de transición hacia 
una nueva etapa de desarrollo, en la cual la competencia internacional, así 
como la necesidad de satisfacer adecuadamenteal mercado interno, obliga­
rá a los diversos participantes en la economía, las finanzas, el gobierno y, 
en general, todas las actividades productivas, a ser más eficientes, más 
innovadores, mejores empresarios. En suma, el México de hoy y mañana 
requerirá de todos un enorme esfuerzo por administrar mejor y más efi­
cientemente los procesos de desarrollo.
La tecnología, la creciente complejidad de los procesos productivos 
y la sofisticación de los servicios que demanda el desarrollo, hacen indis­
pensable mantener una actualización permanente en materia de nuevas 
técnicas y métodos para hacer las cosas y para administrar los procesos.
El libro que tiene el lector en sus manos es un instrumento extraor­
dinariamente útil para este propósito de actualización. Los autores, cate­
dráticos de varias universidades, a través de esta obra, han logrado no sólo 
realizar un útil, accesible y completo compendio del papel estelar de los 
valores en la administración moderna, sino también orientarnos sobre el 
elemento básico y potencialmente más dinámico de la empresa mexicana: 
el mexicano.
Cualquier persona que desee actualizarse y mejorar su desempeño en 
el trabajo, así como el estudiante que está en proceso de aprender el arte 
de la administración, encontrará en esta obra un instrumento de excepcio­
nal valía para iniciarse en los respectivos temas, así como para guiarse para 
una mayor profundización posterior.
X
México es un país ávido de empresarios y administradores compro­
metidos, capaces y preparados. El clima de los negocios es cada vez más 
competitivo y demandará líderes en todos los ramos de la vida productiva. 
Contribuir a la formación de los empresarios líderes del futuro es la tarea 
más urgente que tenemos frente a nosotros. Todos los esfuerzos encami­
nados a este gran objetivo son un enorme paso adelante. Por ello, es enco- 
miable que dos especialistas en estas tareas ofrezcan a un público amplio 
una obra tan útil como ésta.
Agustín F. Legorreta 
En diversas fechas: 
Presidente del Consejo de Administración 
del Banco Nacional de México 
Presidente de la Asociación de Banqueros de México 
Presidente del Consejo Coordinador Empresarial
Presidente de Inverlat 
Presidente del Consejo de Administración de Comermex
C A P Í T U L O 1
Capacitación,
productividad
y psicología
nocional
O B J E T I V O S
1. Reforzar la convicción de que la productividad es tema humano antes 
que tecnológico.
2. Tener conciencia de que las raíces últimas de muchos problemas labo­
rales son históricas y psicológicas; y analizar la mutua interconexión.
3. Conocer a los pioneros del estudio de la mexicanidad y enriquecerse 
con su visión.
La psicología del mexicano, clave para interpretar 
nuestro subdesarrollo
Atendiendo a su posición geográfica y a sus recursos naturales, México es 
un país que podría ser rico y poderoso. Pero de hecho es un país subdesa- 
rrollado, tercermundista. Ni produce lo suficiente, ni administra bien lo 
que tiene, y muchísimos de sus habitantes gimen en la miseria.
2 C A P I T U L O 1
En un célebre estudio de las Naciones Unidas (UNESCO) se enu­
meró el repertorio de los recursos naturales esenciales para el desarrollo 
y la riqueza de los países: 29 en total. En dicho estudio se observa que 
mientras Japón, Singapur y Taiwán cuentan, cada uno, con sólo tres de los 29 
recursos esenciales y son países ricos, México posee los 29 recursos esen­
ciales y es considerado un país pobre.1
Algo está fallando, y muy gravemente. El factor crítico de bienestar 
o atraso no son los mencionados recursos, sino la forma de actuar de la 
población; dinámica y creativa, o bien inhibida y apática.
Los hombres más dinámicos y de más visión (funcionarios del gobier­
no, capitanes de las empresas, educadores, directores de personal, geren­
tes de capacitación...) se preocupan al ver que al paso del tiempo nuestro 
país se rezaga y que nuestro subdesarrollo se acentúa. Los más conscientes 
analizan la situación y se ponen a estudiar:
• ¿Cómo hacer que nuestra gente se desarrolle?
• ¿Cómo administrar mejor?
• ¿Cómo producir más?
• ¿Cómo motivar al personal a ser solidario con la empresa?
• ¿Cómo lograr calidad y excelencia en los productos y servicios?
En algunos medios empresariales y gubernamentales se maneja con 
abundancia la literatura sobre finanzas, sobre administración y sobre pro­
ductividad. Para todos estos temas pululan entre nosotros obras escritas 
en Japón, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra...
Por otra parte, los profesionales que salen de las universidades com­
prueban a poco andar que no les bastan los conocimientos y habilidades 
técnicas; muchos problemas en el desempeño laboral surgen en torno al 
manejo del elemento humano. Y cualquier ejecutivo, gerente, director o jefe 
de departamento va aprendiendo, a veces con tropiezos y fracasos, que la 
productividad, la eficiencia, la calidad son resultado más de la gente que 
de los sistemas y de los recursos técnicos y materiales. Si representamos 
con un triángulo los tres elementos clave de la empresa productiva, la base 
—ancha, sólida, confiable— no puede ser otra que el factor humano.
1. elementos materiales
2. sistemas
3. factor humano
4. la productividad-calidad
1 Cf. Salinas León, Roberto, El Economista, México, 8 de febrero de 1996, p. 8.
CAPACITACIÓN, PRODUCTIVIDAD Y PSICOLOGIA NACIONAL 3
Toda persona que ocupa un puesto directivo, y todo profesionista, 
están abocados a buscar y a encontrar orientación dentro de la esfera 
humana en la que se desenvuelven.
La gente no es igual en los diferentes países. Aunque todos partici­
pamos de la naturaleza humana y de la misma especie Homo sapiens, los 
mexicanos, los alemanes, los japoneses y los canadienses no somos iguales: 
no somos iguales como seres humanos y no somos iguales como traba­
jadores. Las razones están a la vista. Una observación elemental enseña que 
somos producto: 1) de la herencia biológica que nos dieron nuestros 
padres, 2) del medio ambiente y 3) de nuestras reacciones y decisiones.
1. herencia biológica
2. medio ambiente
3. reacciones personales
4. PERSONALIDAD
La herencia biológica, es decir, los 46 cromosomas con sus miles de ge­
nes, determina grupos humanos característicos y diferentes unos de otros. 
Los genes que reciben los esquimales no son iguales a los de los cubanos, 
ni los de éstos a los de los rusos.
Pero el impacto del medio es tal vez aún más evidente. El clima, los 
paisajes, la alimentación, el folklore local, la religión, la estructura fami­
liar, y luego las experiencias de cada sujeto (contactos humanos durante la 
infancia, aprendizajes, enfermedades, accidentes, sustos...) van confor­
mando personalidades muy peculiares; no es de extrañarse, pues, que un 
bebé mexicano sea diferente a un bebé japonés, un mexicano de 40 años 
que ha vivido en México sea aún más diferente, mucho más, que un 
japonés de la misma edad que ha vivido siempre en Japón.
Las raíces últimas de las conductas laborales deben buscarse en la 
psicología e idiosincrasia nacionales. La cultura es una enorme fuerza 
determinante de los comportamientos. La relación que existe entre la cul­
tura mexicana y la personalidad de los mexicanos es muy estrecha. Y si con 
frecuencia el mexicano parece poco trabajador, poco colaborador y poco 
efectivo, quien pretende comprometerlo con la productividad y con la ca­
lidad a base de discursos políticos, de reglamentos, de reestructuraciones 
organizacionales, de cursos administrativos y de talleres de control de cali­
dad, se queda al nivel de los síntomas, sin llegar al fondo del problema. Es
como quien pretende curar un herpes con pomadas, o como quien pinta 
y repinta una pared que se estropea por la humedad que se filtra desde 
afuera.
Los dirigentes con más visión y los capacitadores más sólidos se 
vuelven ahora hacia los pliegues y las entretelas de la idiosincrasia y de la 
identidad nacionales.
Si nuestro reto es comprender al mexicano y orientarlo,necesitamos 
con urgencia conocer la psicología del mexicano; a su vez, esta psicología, 
este modo de ser peculiar, se explica a través de las vicisitudes históricas. 
No se puede construir una psicología del mexicano si se ignora la historia de 
México. Ni tampoco es posible comprender al trabajador mexicano (o al 
mexicano en el trabajo) sin comprender la cultura mexicana en sus aspec­
tos más fundamentales. No olvidemos que el trabajo es una función de la 
personalidad, y que el hombre se proyecta en su oficio o profesión.
Es preciso y urgente organizar conferencias, seminarios y cursos de 
psicología del mexicano; pero no sólo en el ámbito académico, sino tam­
bién, en el contexto empresarial, en eventos diseñados para profesionistas 
y dirigentes de todos los niveles; y también para los obreros. A todos nos 
incumbe la tarea de conocernos mejor. A tales eventos deben acudir, sobre 
todo, quienes ocupan los más elevados niveles jerárquicos y tienen las más 
complejas responsabilidades directivas.
4 _ C A P I T U L O 1_______ _______ _____
| La mexicanidad, objeto de estudio filosófico 
y psicológico
Existe México porque existe lo mexicano. Ahora podemos decir que la 
mexicanidad es una vocación y un estilo de vida. Pero no siempre fue así, 
durante la dominación española hubo muy poco interés en definir lo 
mexicano como tal (en aquel entonces sería en rigor lo novohispano). La 
conciencia nacional se desarrolló a partir de 1821; pero en las primeras 
décadas de la vida independiente otras urgencias y otras prioridades aca­
pararon la atención de los estudiosos y de los pensadores.
Hubo que esperar hasta principios del siglo XX para ver florecer 
investigaciones y reflexiones sobre la esencia de la mexicanidad. Uno de 
los logros más apreciables y duraderos de la Revolución de 1910 fue activar 
el proceso del autoconocimiento nacional; en ella, los mexicanos empe­
zamos a encontrarnos con nosotros mismos, a realizar, como comunidad,
el sabio principio socrático: "conócete a ti mismo". Los pioneros fueron 
José Vasconcelos (1881-1959), Antonio Caso (1883-1946) y Samuel 
Ramos (1897-1959); y algunos otros integrantes del Ateneo de la Juven­
tud, de feliz memoria.
Vasconcelos: Filósofo y educador. Fue secretario de Educación 
Pública, rector de la UNAM, creador del lema universitario "Por mi raza 
hablará el espíritu". Gran creyente de la intelectualidad mexicana frente a 
la anglosajona, ponderó las cualidades y el destino de los latinoamericanos 
("la raza cósmica") e invitó con pasión a los mexicanos a adentrarse con 
profundidad en sus propias raíces y en su proyección futura. En su época 
y a su sombra, creadores de la talla de Diego Rivera y José Clemente 
Orozco demostraron que lo típicamente mexicano puede interesar y con­
mover al mundo.
Caso: Filósofo y sociólogo. Fue rector de la UNAM y embajador de 
México en varios países de América del Sur. Analizó los valores del mexi­
cano, la dinámica de la ideología nacional, y planteó lúcidamente la his­
toria y la cultura mexicanas como problema, es decir, como una red de 
enigmas y paradojas en busca de explicación.
Ramos: Filósofo y educador. Fue director de la Facultad de Filosofía 
y Letras de la UNAM y pionero de discutir públicamente el tema sobre lo 
mexicano. Su obra, por ejemplo, El p erfil del hombre y la cultura en México 
(1934), ha permanecido como un clásico en la materia.
Los tres pioneros fueron, además de investigadores y maestros, 
escritores lúcidos y fecundos.
Más cerca de nosotros tenemos otros estudiosos y otros centros de 
estudios. Pensemos en Octavio Paz, en Santiago Ramírez, en Pablo 
González Casanova, en Carlos Fuentes, en Enrique Krauze, y otros tan­
tos. Por los años de 1950 se formó el grupo llamado "Hiperión". Su 
propósito fue estudiar la filosofía de lo mexicano; entre sus miembros 
hubo personalidades destacadas como José Gaos y Leopoldo Zea. A este 
último se deben El positivismo en México, Ciencia y posibilidad del mexicano, 
El occidente y la conciencia de México, entre otras obras.
______________________________ CAPACITACIÓN, PRODUCTIVIDAD Y PSICOLOGÍA NACIONAL__________________________________ 5
6 C A P Í T U L O 1
c^rácticas
1. Descubra en su propia personalidad tres rasgos y/o conductas en que 
se vea el Influjo característico de la cultura mexicana.
2 . Explique cómo el conocimiento de la psicología nacional abre las puer­
tas a los significados genulnos y profundos de la cultura mexicana o, en 
su caso, de su respectiva cultura.
3. ¿Por qué se dice que el conocimiento de la psicología del mexicano es 
más necesario para los puestos más elevados de las jerarquías?
4„ Investigue en la Enciclopedia de México, o en otros libros, datos más 
amplios sobre las aportaciones de José Vasconcelos, Antonio Caso y 
Samuel Ramos al estudio de la mexicanidad.
5 . Relate una experiencia sobre las dificultades que haya tenido, o bien 
que haya observado, para motivar a los trabajadores mexicanos y para 
conseguir de ellos una colaboración sincera y entusiasta.
6. Elabore con dibujos o mediante la técnica del collage un cartel que ilus­
tre el siguiente postulado: "Para poder modelar el México en que quere­
mos vivir es preciso comprender el México de nuestros padres y el de 
nuestra infancia". Despliegue su creatividad a través de esta forma 
plástica.
T . Formule y exponga su reacción ante este planteamiento, propuesto 
por diversos analistas: "En la alianza económica de Estados Unidos, 
Canadá y México, el papel de México es proveer mano de obra barata, 
poco calificada y manipulable para los grandes capitales de los dos 
países poderosos".
8 . Compare, hasta donde sea posible y con ejemplos concretos, el español 
hablado en México con el de cualquier otro país hispanoparlante.
N ota: Las prácticas que se proponen al final de cada capítulo son ejercicios 
diseñados pensando sobre todo en la situación de grupos de estudio en 
cursos y seminarios. Cuando el libro se utilice como lectura individual, 
tocará a cada lector decidir cuáles de las prácticas puede y quiere 
realizar.
C A P Í T U L O 2
los p r o c e s o s 
de aeuieyraeióii 
del se r frumento
O B J E T I V O S
1. Analizar los procesos a través de los cuales un individuo asimila el 
medio ambiente e internaliza la cultura local, apropiándosela.
2. Aprender el concepto de personalidad social y ver cómo el conocimiento 
profundo de la idiosincrasia mexicana puede motivar a los individuos.
Todos los hombres —los miles de millones que habitamos la Tierra y los 
que han de llegar en los siglos venideros— constituimos una sola especie 
biológica. Nos referimos a ella como "género humano" o "raza humana".
Así las cosas, existe un amplio común denominador que nos asemeja 
a todos. Pero igualmente obvias son las diferencias, muchas de ellas genéti­
cas, antes que culturales: los etíopes, los suecos, los japoneses, los esquima­
les, los indios otomíes, quedan tipificados como tales desde recién nacidos.
Mientras los animales en general sólo tienen que adaptarse a la natu­
raleza, los hombres a lo largo de nuestro desarrollo tenemos el reto de la
8 C A P Í T U L O 2
doble adaptación: a la naturaleza, y también a la cultura, porque cada 
recién nacido se desarrollará en uno o varios medios naturales (físicos) y en 
uno o varios medios culturales (psicológicos y sociales).
Si un bebé es llevado a una aldea en Rusia, y se cría y desarrolla ahí, 
podemos prever que cuando cumpla 25 años tendrá características bien 
diferentes de las que tendría si se hubiera criado y desarrollado, pongamos 
por caso, en la ciudad de México o en Tijuana.
El infante es una madeja de potencialidades; sus 13 mil millones de 
neuronas corticale&_son susceptibles de trillones de combinaciones.
Sabemos que cada experiencia de aprendizaje crea conexiones y vías 
nerviosas que, entre otras cosas, explican el fenómeno de la memoria.
Hablamos de pautas (en inglés dicen patterns)-, los neurofisiólogos las 
llamanengramas. Y todo esto es ya de la cosecha de cada cultura y de cada 
individuo.
En un momento dado la personalidad de un sujeto es la resultante de 
su herencia biológica (HB) y de su historia personal (HP).
1. HB
2. HP
3. personalidad
 ̂ ............
Por supuesto, en la historia personal va incluido el medio ambiente.
Este esquema es aplicable a cualquier individuo de la especie Homo 
sapiens. Pero como en cada cultura existen elementos típicos, podemos afinar 
nuestro esquema para desglosar y hacer justicia a las diferencias naciona­
les y raciales.
1. HB 
S 2. HP
3. cultura local
4. experiencias del sujeto
5. personalidad
A diferencia de los animales, muchos de los cuales pueden pasarse toda 
la vida en el nivel de la natura pura, los hombres tenemos que pasar por al­
guna cultura —inculturarnos— o, mejor dicho, adentrarnos en una cultura.
Aculturarnos o inculturarnos es dejarnos moldear por el medio. Si yo 
hablo español y tú japonés; si yo soy católico y tú sintoísta; si yo como 
chile picoso y tú chile dulce, es porque nuestras respectivas culturas nos 
han llevado a ello.
Notemos que son menos determinantes los aspectos psicológicos 
que los biológicos; por ejemplo, el color de la piel o la complexión de mi 
pelo están en mí más arraigados que mi interés por el fútbol americano o 
mi costumbre de contar chistes o de mascar chicle.
* * *
________________________________ LOS PROCESOS DE ACULTURACIÓN DEL SER HUMANO____________________________________ 9
¿Y cuál es en concreto la influencia del medio? Hemos de responder median­
te un cúmulo de fenómenos muy plural: una constelación complejísima, forma­
da de elementos numerosos y heterogéneos tradiciones, costumbres, normas 
sociales, estilos y modas, ideologías, ritos religiosos, rituales cívicos, etcétera.
Pero sobre todo, valores. Las culturas nacionales enfatizan y cultivan 
valores tales como la elegancia, la ciencia, la honradez, la disciplina, la su­
misión, la agresividad, la conquista, el dominio, la riqueza, el arte, la ética, 
la excelencia deportiva, la productividad, etcétera.
Los valores son los elementos dinámicos que definen una cultura en 
los diferentes campos, como la familia, la escuela, el trabajo, la diversión, 
el gobierno, la religión. Los valores condicionan en los individuos cientos 
de vivencias cada día, que multiplicadas por nuestros años de vida resul­
tan en muchos millones de engramas que modelan el "carácter social", el 
cual es el distintivo de cada comunidad humana. Por supuesto, el primer 
transmisor de la cultura es la familia.
A través de la aculturación nos vamos convirtiendo en hijos de nues­
tro medio ambiente y también en hijos de nuestra historia personal.
Así como el psicólogo clínico realiza una anamnesis, es decir, una 
historia del sujeto que tiene frente a sí, escudriñando las experiencias a 
partir de la infancia, así también el psicólogo social que pretende trazar el 
perfil psicológico de un pueblo —la psicología del mexicano en nuestro 
caso— debe adentrarse en este importantísimo factor de la personalidad 
social que es la historia del país; no una historia meramente cronológica y 
externa, sino una historia psicodinámica, centrada en los hechos humanos.
Parece pensada para el tema de este libro la observación de Marc 
Bloch: "La incomprensión del presente nace, fatalmente, de la ignorancia
10 C A P I T U L O 2
del pasado". Y la de Tod Sloan: "Acostumbrados a ignorar los procesos 
históricos, los psicólogos han desarrollado una pseudociencia ahistórica, 
cuyos conceptos y principios son sólo tangencialmente relevantes para los 
dilemas de nuestra época".1
Cuando se dice que el mexicano es poco trabajador, poco respon­
sable en el trabajo, poco entregado a su empresa, etcétera, tal conocimien­
to se puede manejar de dos manera distintas: como un lamento estéril, una 
queja agria, una condena ciega y vana; o bien, como un reto para analizar 
los resortes ocultos de la situación y para diseñar estrategias que permi­
tirán modificar y superar tales comportamientos.
Este libro —-y este curso— examina los hechos históricos que condicio­
naron el carácter e idiosincrasia del mexicano y explica ciertas resistencias 
suyas al trabajo. Estamos conscientes de que se trata de una tarea ambi­
ciosa, de gran envergadura y de gran trascendencia; además existe un 
agravante que la encarece: si bien es cierto que toda cultura moldea a los 
miembros de una colectividad, existen circunstancias por las cuales la cul­
tura mexicana modela a sus habitantes más de lo que hacen otras culturas. Lo 
mostraremos más adelante, en su momento y en su lugar.
1 " ¿ Una psicología de la m o d e r n i z a c i ó n en In teram erican J o u rn a l o f Psychology, Vol. 24, Núm. 2, 1990, p. 190.
LOS PROCESOS DE ACULTURACIÓN DEL SER HUMANO 11
e^rácticas
1. Enumere algunos renglones en que la cultura influye en la psicología de 
los individuos. Por ejemplo, en los diferentes modos de:
• alimentación infantil.
• alimentación en general.
• vestido y atuendo.
• juegos y deportes.
• trato mutuo de hombres y mujeres.
• doctrinas religiosas y ritos religiosos.
• sistema de gobierno.
Analice las modalidades concretas de estas influencias.
2. Asimismo, identifique en sí mismo algunos rasgos de carácter y algunos 
hábitos bien arraigados y retroyéctelos al ambiente del hogar de su 
infancia. También trace el puente entre unos y otros, es decir, vea 
cómo existen nexos entre el hoy y el remoto ayer,
3. Enumere:
1) Los cinco valores más buscados o más cultivados por los jóvenes de 
hoy en nuestra cultura nacional.
2) Los cinco valores que fueron más significqtivos pora sus padres y 
abuelos.
Asimismo, destaque'las eventuales diferencias entre qmbqs listas y 
trate de documentarlas y explicarlas.
4. Análogamente, y a reserva de aprender datos más exactos en este 
mismo libro o curso, enumere los valores más típicos de los estado­
unidenses y de los mexicanos, y compárelos entre sí. Luego, relacióne­
los con el desempeño laboral de las mayorías en una y otra cultura.
5 . Para tener vivencias sobre cómo dependemos de las influencias del 
medio ambiente, el instructor debe aleccionar a unas cuatro personas 
para que den respuestas falsas en el ejercicio de grupo a las siguientes 
preguntas; haga además que las respondan uno por uno.
• ¿Cuál de estas dos líneas es mayor?
(de hecho trazará en el pizarrón las líneas iguales)
• ¿Cuál es el país más pequeño de Europa?
• ¿Cuál de estos dos objetos pesa más?
1 2 C A P i T ü L O 2
• ¿Qué río es más largo, el Amazonas o el Nilo?
• ¿Cuál ha sido el peor presidente de México?
Lo importante es que salga a relucir cómo a muchas personas les 
resulta difícil expresar opiniones contrarias a las del grupo y cómo ten­
demos a dejarnos moldear y modelar por las opiniones que privan en 
nuestro medio ambiente.
6 . Cite casos personales en los cuales su comportamiento haya variado 
según el contexto social (por ejemplo, una persona no actúa igual en 
una recepción solemne en la embajada de Francia que en un día de 
campo con amigos de la adolescencia).
T . Comente con sus compañeros el siguiente diagrama, aplicándolo al 
propio país.
Herencia biológica Normas y leyes
+ ----------- ► Cultura ► Psicología social
Medio ambiente Conductas laborales
Relacione todos estos factores. Tenga en cuenta la historia 
nacional, las ideologías, las tradiciones, los valores, la idiosincrasia.
Lct so c ie d a d
m e x i c a n a ,
S U y & S ÍS 
y su CUitUfCS
O B J E T I V O S
1. Adentrarse en los procesos sociales y psíquicos que dieron origen a la 
sociedad novohispana, antecesora de la mexicana.
2. Tener conciencia de la disparidad de los dos elementos étnicos básicos 
de nuestra raza, de la violencia de su mutuo choque y de las repercu­
siones de ello en nuestra idiosincrasia.
Los mexicanos del siglo XXI somos, grosso modo, un conglomerado 
de tres ingredientes.
1. El factor indígena, que pese a ser plural, pues estaba integrado por 
unamultiplicidad de tribus, puede caracterizarse por la cultura 
dominante: el autoritarismo teocrático azteca. Este elemento fue 
reprimido a partir de la conquista, y actúa hoy como el incons­
ciente silencioso de nuestra personalidad social.
14 C A P Í T U L O 3
Lo indígena oficialmente se revalora y se recupera desde la 
Revolución de 1910; algunos dirían que sólo oficialmente y a nivel 
de retórica populista, sin una voluntad genuina.
2. El fa ctor hispano-cristiano-, esto es, la sangre y la cultura de los con­
quistadores, con el absolutismo real español y bajo la ideología 
católica tomista, que defendía e imponía la unidad ideológica y la 
uniformidad como supremo valor social y político.
Sin embargo, en la sociedad de la Colonia no se trata de dos 
elementos simples (los indios y los españoles). En la Nueva 
España se mezclaron dos sincretismos híbridos y heterogéneos: el 
catolicismo español del siglo XVI y la cultura azteca de la misma 
época.
3. Recientemente, desde hace cien años, debe considerarse el fa ctor 
anglosajón, cuya cultura capitalista se vuelca sobre nosotros desde 
el vecino país del norte y nos desborda a lo largo de la larguísima 
frontera de tres mil kilómetros.
Para comprender las primeras etapas de nuestra historia (la 
Colonia y el México independiente del siglo XIX) se prescindirá de 
este tercer componente.
d) El componente indígena
Como ya dijimos, englobamos en los aztecas imperialistas a las demás cul­
turas indígenas que se relacionaban con ellos de grado o a la fuerza, pues 
habían sido lo suficientemente poderosos como para imponer su cultura a 
los pueblos circunvecinos.
Estos hombres tenían una cosmovisión cíclica y apocalíptica: la 
dinámica del universo era concebida en forma análoga a la de la naturaleza 
que nace, crece, llega a la plenitud, decae y muere. Así, pensaban que 
había diferentes mundos, una sucesión de soles o mundos, cada uno de los 
cuales acababa en la destrucción total.
Vivían, pues, la creencia de la inestabilidad del cosmos; siempre 
tenían frente a sí la perspectiva de la catástrofe final, la destrucción de to­
do lo existente. Durante los primeros años del siglo XVI se acercaba a su fin 
la época cósmica del Quinto Sol; y muchos pensaban con recelo en el retor­
no de Quetzalcóatl, el dios que había prometido regresar por el Oriente.
En cuanto al hombre, creían que había sido creado para servir a los 
dioses; y como el dios principal Huitzilopochtli (identificado con el Sol) 
perdía ostensiblemente fuerza todos los días (al caer la tarde y al enseño­
rearse del mundo de las sombras de la noche), había que fortalecerlo con la 
fuente de la vida, esto es, mediante sangre humana. De ahí los sacrificios.
Entre otras cosas los aztecas tenían:
• Una sociedad fuertemente jerarquizada, con una cúpula de 
nobles, guerreros y sacerdotes, y con el tlatoani (= dictador) en el 
vértice de ésta.
• En el plano productivo, la agricultura era dependiente del dios de 
la lluvia que a veces se mostraba caprichoso e imprevisible; tam­
bién él estaba hambriento de sangre.
• Una mentalidad poética, simbólica, mística, flexible, escurridiza. 
(En la lengua náhuatl, una misma palabra es susceptible de tener 
muchos sentidos, sobre todo en los mitos.) Sus razonamientos no 
parecen tener concatenación lógica, sino imbricación recíproca de 
todo con todo; estaban más cerca del mundo de los sueños que del 
de los tratados de filosofía o de las ciencias naturales.
• Una mentalidad teológica-paradójica-dramática: el sacrificio 
humano es una alquimia a través de la cual la vida surge de la 
muerte; cada día y cada hora, a lo largo de la eterna lucha del dios 
sol contra los poderes de las tinieblas, capitaneados por la luna, se 
impone la hermana malvada, la reina de la noche.
• Una cultura centrada en la religión ceremonial, la guerra y el 
comercio; con una ciencia impregnada de religión y de magia y, 
por tanto, de escaso desarrollo tecnológico.
• Una actitud fatalista, dependiente, resignada. En la literatura 
náhuatl, sobre todo en su poesía, hay una conciencia muy clara y 
aguda de la precariedad de la existencia humana y de su carácter 
fugaz. Así se escribió de los aztecas: "...la gente común de la tierra 
es la más doméstica del mundo y la más sujeta a sus príncipes y 
caciques... (sic)"1
Empero, era un mundo bien integrado, ordenado y coherente: "...a 
menos de dos centurias de su fundación, México-Tenochtitlán había 
alcanzado una organización social excelente para su época, no sólo en
________________________________ LA SOCIEDAD MEXICANA. SU GÉNESIS Y SU CULTURA __________________________1 5
1 De las Casas, B., Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Colección Metropolitana, México, 1974, p. 51.
16 C A P Í T U L O 3
Anáhuac, sino en el mundo entero; no había un campesino sin tierra, el 
desarrollo urbano fue magnífico y llegó a contar con servicios superiores 
en mucho a sus contemporáneos europeos; las instituciones educativas 
cubrían todas las necesidades para la enseñanza y la educación del pueblo 
y, algo que sorprende, en el siglo XV ya tenía establecida la educación 
obligatoria y no había un solo niño sin escuela; el alcoholismo no existía 
y la delincuencia, si la hubo, fue insignificante."2
"Aquellos idólatras salvajes poseían o habían poseído un sentido cós­
mico y arquitectónico más admirable que el de sus civilizadores cristia­
nos", observa el crítico español Esteban Inciarte.
• Pueblo sometido: además de los sacrificios humanos de extracción 
de corazón, consideremos tanto a las doncellas elegidas para ser 
entregadas a Tláloc como a los desollados en honor del dios Xipe 
Totee, a la rudeza del juego de pelota, a los voladores de Papanda 
—los del peligrosísimo vuelo—, a los correos que jadeantes lleva­
ban desde Veracruz el fresco pescado para deleite del tlatoani... 
Recordemos, pues, cómo con toda la frescura del mundo los 
caciques del sureste regalaron 20 lindas muchachas a Hernán 
Cortés.
• Una cultura represiva y represora. En la ceremonia equivalente al 
bautizo se decía al infante azteca: "habéis venido al lugar de can­
sancio, de trabajos y congojas, donde hace frío y viento..."
Para mencionar a la otra gran cultura, los mayas, anotemos que, al 
igual que los aztecas, eran supersticiosos, pues creían que sus destinos 
estaban gobernados por estrellas misteriosas y planetas enigmáticos. El 
hombre era visto como juguete de la buena o la mala suerte, nunca como 
"arquitecto de su propio destino".
D) El componente hispano
Debe subrayarse una coincidencia casi espectacular: el año de 1492 fue un 
gran final y un gran inicio, el cierre de una gesta de siglos y la apertura de 
una gesta de siglos, esto es, fue el año en que terminó la conquista española
2 García Arroyo, R., México, pueblo d el Sol, Secretaría de Gobernación, México, 1975, p. 6.
contra los moros y también fue el año en que se dio el descubrimiento de 
América e inició la llamada colonización y conquista.
A una cruzada siguió otra cruzada; mejor dicho, a la doble cruzada 
seguirá otra doble cruzada, porque la España del siglo XVI estaba profun­
damente empeñada en la lucha contra la Reforma protestante. Aquí, en 
América, tenemos la cruzada religiosa militar dirigida por Cortés y los 
frailes. Quedó atrás la Reconquista religiosa-militar de la Península, pero 
a ella le siguió la evangelización y conquista de América, que fue de índole 
religiosa-militar, y cuya inspiración fue la Contrarreforma católica romana.
Gomara, capellán de Cortés, expresa la convicción de la misión en el 
prólogo a su Historia gen era l de las Indias: "Comenzaron las conquistas de 
indios acabada la de moros porque siempre guerreasen los españoles contra 
infieles". Si la conquista militar de las Indias lleva el sello de la Recon­
quista, la conquista espiritual lleva el de la Contrarreforma.
Por el constante guerrear de moros y cristianos, los españoles se 
habían hecho duros y sanguinarios. Testimonio deello no son tanto las 
corridas de toros como las innumerables fiestas populares en que los pue­
blos —muchos pueblos— se divierten atormentando con sadismo a infeli­
ces animales.
Los conquistadores fueron, por un lado, soldados audaces y aven­
tureros, gente ruda, ambiciosa y, por otro, frailes misioneros. Estos últi­
mos eran, las más de las veces, gente servicial, pero cerrada en sus dogmas 
y de carácter débil y apocado ante los poderosos de la milicia y el gobierno, 
no ante los indios. Teniendo en cuenta que, como la historia la escribieron 
ellos y no los vencidos, pudieron dar de sus acciones una versión de 
grandeza y de heroísmo. Lo cierto es que, dado el contexto teocrático y 
no laico, la institución eclesiástica fue solidaria de todos los abusos del 
régimen colonial. La Corona española imperó a través de sus dos brazos, 
el civil y el eclesiástico, en estrecha sinergia, desde sus cuarteles generales, 
situados uno al lado del otro: el palacio virreinal y el palacio arzobispal.3
A unos y otros —los de la cruz y los de la espada— los llevaron tan 
lejos de su tierra tres tipos de motivaciones:
• El poder, la aventura, las riquezas y la explotación.
• La convicción de realizar la tarea de civilizar a personas inferiores, 
bárbaras.
3 Un ejemplo entre cien. Aparte de los diezmos, pagaderos a la Iglesia bajo la coerción del poder civil, 25 
por ciento de los tributos cobrados a los pueblos indios eran para la construcción de templos. Zavala, S.,
La encom ienda indiana , Porrúa, México; y Suplem ento docum ental y bibliográfico a la encom ienda indiana , UNAM, 
México.
__________ LA SOCIEDAD MEXICANA, SU GÉNESIS Y SU CULTURA 1 7
18 C A P Í T U L O 3
• El propósito de evangelizar, es decir, de llevar la fe cristiana a 
paganos sumidos en burdas idolatrías.
Los conquistadores, poco escrupulosos, pueden ser simbolizados por 
la figura de Hernán Cortés, el audaz aventurero que decidió, de una vez 
por todas, que el fin justifica los medios y echó mano de una cadena de 
engaños, traiciones y asesinatos para conseguir sus propósitos. Recordemos 
su discurso a Moctezuma II: "...Hemos venido a vuestra ciudad para saber 
de ambas partes quién tiene la culpa de estos daños y desasosiegos pues 
.queremos poner remedio en ello y que viváis en paz y os tratéis como her­
manos y prójimos y hasta saber esto y hacer esta consideración estaremos 
aquí con vosotros como señores y amigos".4
Los españoles eran un pueblo activo, pragmático y realista, cuyas 
creencias religiosas no significaban ni inhibición, ni abandono, ni evasión; 
actuaban con la filosofía pragmática del "ayúdate que Dios te ayudará" y 
del "a Dios rogando y con el mazo dando".
Con ánimo eufemístico se suele presentar a los soldados españoles 
como la figura paterna, recia y dura, y a la Iglesia como la madre suave e 
indulgente. Pero es una verdad a medias, los misioneros, piadosos y bien 
intencionados, "fueron sin quererlo el instrumento definitivo de la domi­
nación... Al desarticular el equilibrio de un sistema de vida coherente, 
estructurado, contribuyeron más profunda y radicalmente que los con­
quistadores a destruir el mundo que quisieron defender".5
La obsesión de acabar con la idolatría fue tan dominante en muchos 
misioneros que sospechaban de todo lo que tenía que ver con la antigua 
civilización avecindada en tierras americanas que los llevó a destruir tanto 
su estructura social como su arte y folklore.
Por otro lado, al regalar Hernán Cortés a sus soldados y amigos las 
tierras quitadas a los indios, los legítimos propietarios, creó, sobre la base 
de la rapiña, la nueva propiedad privada y cortó a los naturales el cordón 
umbilical que los unía a la tierra.
Cabe mencionar un tercer hecho sucedido en ese mismo año de 
1492: la expulsión de los judíos de todos lo reinos de España, decretada 
por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Ello significó, además de 
grandes repercusiones en el campo económico, científico y profesional, la 
imposición de una ortodoxia y de una uniformidad monolítica, reforzada
4 Códice Ramírez, SEP, 1975, p. 95.
5 Historia g en era l de México, El Colegio de México, 1981, Yol. I, pp. 338-339.
LA SOCIEDAD MEXICANA, SU GÉNESIS Y SU CULTURA 19
por la sombra adusta de la Inquisición. Como quien dice, los antípodas de 
ese pluralismo que hoy tanto se preconiza y valoriza.
C j El choque de las culturas
Decir "encuentro" o "conquista" o "evangelización" son eufemismos para 
designar lo que en realidad fue un choque violentísimo y una guerra 
despiadada. El resultado no podía ser otro que un sincretismo, que no fue 
ni funcional ni conformó una buena síntesis de dos culturas, sino cuyo 
resultado fue una mala mezcolanza, como la que se obtiene del agua y el 
aceite o de la sal con el azúcar.
No podían ser más dispares los dos elementos: el mítico, mágico, 
simbólico y místico de la cultura indígena frente al realista, ambicioso, 
pragmático, técnico, aventurero de la cultura europea.
Pero, además de la heterogeneidad, obró el modo en que se dio el 
encuentro: brutal y destructor, sin un ápice de diálogo, de razón y de 
respeto. Los naturales perdieron todo lo antiguo y suyo, y no pudieron 
entender lo nuevo y advenedizo. ¡El vacío existencial más absoluto!, ¡el 
desamparo más desolador! Los europeos católicos llegaban a "las Indias" 
i tomar posesión como dueños. Con la promulgación de la bula Inter 
Coétera (1493), el papa español Alejandro VI había concedido a los reyes 
:e España "las islas y tierra firme descubiertas y por descubrir... para que 
rrocuréis llevar a esos pueblos a la religión cristiana". Y los reyes hispanos 
y en lo suyo también los de Portugal) consideraron el documento papal 
:omo una donación. Como consecuencia al desembarque en tierras ame- 
peanas siguió invariablemente el requerimiento-, ritual que consistía en 
: -antar una gran cruz y tomar posesión de todas aquellas tierras —invo- 
:-.mdo al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo— declarando a los indígenas 
-ubditos de Su Majestad Católica e intimándoles a la rendición, bajo ame- 
^iza de destrucción total y/o esclavitud. Como observa J. W. Draper en 
_ Historia del desarrollo intelectual de Europa, "la política papal en este 
,-rnero de cuestiones reposaba en este principio: que los paganos y los in- 
£tles no poseen legítimamente ni sus tierras ni sus bienes, y que los hijos 
: ± Dios (que a su juicio eran sólo los católicos españoles y portugueses) 
x :zen el derecho de quitárselos".
Con estos antecedentes puede comprenderse que la guerra entre los 
~: _-_en llegados y los dueños tenía que ser de exterminio. Ni las antiguas
20 C A P Í T U L O 3
guerras de asirios contra babilonios, ni de egipcios contra hititas, ni de 
persas contra griegos, ni de romanos contra cartagineses, ni de griegos 
contra romanos, fueron tan brutales y sangrientas. Quinientos años no 
han bastado para reponerse del trauma.
Para los naturales significaba lo mismo "españoles" y "cristianos"; 
ellos no podían distinguir. Pero estos recién llegados eran heraldos de la 
religión del amor y al mismo tiempo sanguinarios y brutales, sádicos y 
traidores. Impusieron la religión del manso y amoroso Jesucristo a tajos 
de espada y retumbos de cañones y fiereza de perros adiestrados para des­
pedazar indios. Baste recordar que fueron mandados quemar vivos al caci­
que de Texcoco en 1539 y al de Yanhuitlán en 1545 por supuesta idolatría.
El fruto visible de la unión fue éste: el mestizo, hijo de la india vio­
lada, chingada, y como tal devaluado, rechazado, despreciado.
Muy duro fue para ese nuevo mexicano el conflicto de identidades y 
de lealtades.
Pero tenía que triunfar el elemento más fuerte; y el indio cristiani­
zado y el mestizo se vieron orillados a buscar en la fe católica un sitio en 
el cosmos.
Y ahora, a la distancia de los siglos, quedan los símbolos de ese 
choque: por un lado, Hernán Cortés y, por el otro, dos personajes indios, 
Cuauhtémoc, luchador heroico,y Juan Diego, sumiso y adaptable.
Los más se dejaron apabullar por el conquistador-vencedor. Aunque 
siempre subsistirán los Cuauhtémoc, listos para enarbolar la bandera de la 
protesta. Ya lo observaba e intuía fray Bernardino de Sahagún, que tan a 
fondo penetró en el alma de los vencidos: "Si ahora se quedasen ellos a sus 
solas... con menos de 50 años no habría rastro de la predicación que se les 
ha hecho".6
6 Cf. Lafaye, J ., Q uetza lcóa tly Guadalupe: la fundación de la conciencia nacional de México, FCE, México, p. 221.
LA SOCIEDAD MEXICANA, SU GÉNESIS Y SU CULTURA 21
^ r áracticas
Examine los siguientes ejemplos sobre el carácter simbólico de la lengua 
náhuatl:
cuauhtli = 1) águila; 2) sol; 3) guerrero que nutre con sangre al sol 
cuauhtinchan = 1) cqsq del águila; 2) templo de los guerreros 
Cuauhtémoc = 1) águila que cae; 2) sol poniente 
chalchíhuatl = 1) agua preciosa; 2) sangre de las víctimas 
quetzal = 1) pájaro fino; 2) cielo; 3) espíritu libre
coatí = 1) serpiente; 2) tierra; 3) materia; 4) esclavitud 
yólotl = 1) corazón; 2) alma; 3) espíritu
Aporte datos y consideraciones sobre la España de 1492 y lo que sig­
nificó para ella:
• El fin de la Reconquistq (moros contra cristianos),
• La expulsión de los judíos,
• El erigirse como campeona de la Contrarreforma (católicos contra 
protestantes) a partir de 1517,
Aporte datos sobre la violencia de la conquista, tanto militar como reli­
giosa. Es decir, distinga los dos tipos de violencia: la física (guerras, inva­
siones, suplicios) y la violencia psíquica o moral (dogmatismo, autori­
tarismo sagrado, amenazas, fiscalización y control social).
Cite hechos del presente que justifiquen la afirmación de que dentro de 
la dinámica nacional el elemento indígena funciona como el incons­
ciente reprimido y silencioso.
Sabiendo que "trauma" es una palabra griega que significa herida, trace 
un paralelo entre:
• Traumas físicos (hospitales de traumatología).
• Traumas psicológicos (un niño se trauma por ver morir a sus padres 
en una balacera).
• Traumas sociales (como los tratados aquí).
Identifique elementos de la cultura anglosajona en: 
o) Nuestro lenguaje.
b) Nuestro estilo de vida.
c) Nuestras celebraciones.
22 C A P I T U L O 3
Asimismo, examine en qué medida pueden éstos considerarse factores 
extraños, advenedizos.
f . Desarrolle este tema: "Al lado de la destructividad chichimeca, los 
aztecas encontraron una constructividad tolteca y pudieron intentar 
una síntesis de estos opuestos. Así se explica que la cultura azteca pre­
sente elementos de violencia que rayaban en la barbarie, y también 
rasgos inconfundibles de fineza y elevación cultural".
S . Conteste por escrito:
• ¿Qué es para ti México?
• ¿Cómo defines la mexicanidad?
Compare sus respuestas con las de otros compañeros del grupo de 
estudio.
9 . Comente y discuta con sus compañeros de grupo de estudio las afir­
maciones de la ilustre humanista Ikram Antaki: "México es un país de las 
estructuras blandas, de las curvas, de los fluidos. Aquí todo es acci­
dente... La historia de occidente se hace de día, la historia de México se 
hace de noche. El Pueblo del sol se encuentra en las tinieblas... Un mundo 
donde los dichos reemplazan a los hechos, el signo suave sustituye a la 
cosa dura... La forma de este pueblo es la máscara pura..."7
7 Cf. Antaki, I., El pueblo que no quería crecer , Océano, México, 1996, p. 21. (Bajo el seudónimo "Polibio de 
Arcadia".)
los traumas
ei La largo
de los siglos
O B J E T I V O S
1. Analizar ciertos hechos históricos que operaron como fuerzas disrupti- 
vas en la sociedad indígena, en la sociedad novohispana y en la 
sociedad emancipada, esto es, en la del México independiente, y que 
siguen repercutiendo en la psicología del mexicano.
2. Sentar las bases para comprender la crisis de identidad que afecta a 
amplios sectores de nuestra población.
En cierto sentido, toda la historia de México ha sido traumática, en parte 
por la abrumadora superioridad técnica de los invasores europeos que 
montaban a caballo, disparaban con arcabuces y cañones y portaban arma­
duras de acero, frente a los indios de a pie (en la América precolombina no 
había caballos), bajos de estatura, semidesnudos, portando flechas y lan­
zas fabricadas con madera y obsidiana, así como escudos de palo y cuero. 
Lo común era que al cabo de las batallas, el saldo fuera de miles y miles
24 C A P Í T U L O 4
—muchos miles— de indios tendidos en charcos de sangre, en tanto que 
del lado español sobraban los dedos de las manos para contar las bajas. La 
experiencia no pudo haber sido más traumática.
Por otra parte, se dio un intenso "lavado de cerebro". Los europeos 
no se contentaron con exterminar en los campos de batalla. Su voluntad 
de destruir la cultura aborigen fue implacable; por más que se disfrazara de 
religiosidad se dio una deculturación forzosa, compulsiva: "La obsesión 
de la idolatría y de la herejía llegó a ser tan dominante en algunos misio­
neros que se les hizo sospechoso todo cuanto tuviera que ver con la civili­
zación del paganismo, como quiera que fuera".1 Todo lo arrasaron.
* * *
Con el propósito de clasificar y sistematizar, vamos a destacar ocho situa­
ciones agudas que podemos considerar como "los ocho traumas", por 
antonomasia, de nuestra historia.
1. La conquista militar
2. La conquista espiritual
3. El mestizaje
4. La secularización
5. La Independencia (sic)
6. La mutilación del territorio nacional
7. La Reforma
8. La Revolución
Al término de la conquista, que se erigió sobre destrucción, saqueo 
y tragedias sin cuento, todo fue alterado, violentado y sometido a un 
implacable proceso de desintegración.
La conquista militar y religiosa "fue un cataclismo que dislocó las 
bases de la relación con los dioses, el cosmos, el acontecer temporal".2 
Como símbolo de afirmación sádica de los europeos podemos tomar la 
habitual edificación de los templos cristianos sobre las ruinas del respec­
tivo cu : lo nuevo y extraño aplastando, desacra]izando y aniquilando lo 
más sagrado de los autóctonos, sus dioses.
1 Ricard, R., La conquista espiritual de México, p. 148.
2 Florescano, E., M em oria mexicana, Jo a qu ín Mortiz, México, 1987, p. 143.
LOS TRAUMAS A LO LARGO DE LOS SIGLOS 25
Los dioses de los vencidos se convirtieron en los demonios de los 
vencedores y, así, la hazaña de los europeos redundó en la destrucción de 
todos los valores de los naturales.
La doble conquista expulsó al indio como protagonista de la histo­
ria; lo borró y lo anuló. Muchos de esos hombres, desconectados del hilo 
de su fuerza vital, desmembrados y desarticulados, siguen existiendo, pero 
como sombras, como fantasmas. De tal modo que el desarraigo causó un 
repliegue y un desgano vital; en adelante, el lenguaje indígena sería el 
silencio.
La secuencia de los acontecimientos garantizaría la total decultura- 
ción, según lo ilustra abundantemente Enrique Florescano: "conquista - 
frailes - persecución de hechiceros - extirpación de la idolatría - 
encomienda - esclavitud".3
Situación particularmente espinosa íue la de la mujer, quien al verse 
forzada a unirse al español traicionaba a su raza y a su cultura. Como re­
sultado, sus hijos crecían a la sombra de la madre y lejos del padre (desde 
entonces la familia mexicana sufre de exceso de madre y de falta de padre).
El mestizo era un auténtico "hijo de su madre", esto es, no era acep­
tado ni en el mundo criollo al que aspiraba ni en el mundo indio que podía 
ofrecerle seguridad y calor.
Sin embargo, cabe notar que ya desde la época precortesiana la mujer 
era poco menos que cosa. Los caciques del sureste, con la mayor natura­
lidad, regalaron veinte doncellas a Cortés y éste tomó para sí a Malinche, 
con quien procrearía a Martín Cortés, el bastardo, y años después sería 
regalada a uno de sus amigos.
En una curiosa tensión que parece nuestro sino y fatalidad, Cortés y 
Cuauhtémoc perpetúan en nosotros su lucha secular.
Observemos quesi durante la Conquista emerge el indio como pro­
tagonista del choque con los europeos, durante la Colonia es la india 
quien toma el papel protagónico.
Traumáticas fueron las pavorosas epidemias que diezmaron a la po­
blación y también lo fueron los trabajos forzados en las minas y en la 
construcción de palacios, templos y, sobre todo, en la construcción de los 
enormes conventos que adornaron los perímetros del territorio nacional 
y que fueron, además, fortaleza y refugio para los españoles y símbolo del 
poderío de cada una de las órdenes evangelizadoras.4
3 Florescano, E., op.cit., p. 151.
4 "Sólo en la provincia de Meztitlán había dos suntuosísimos conventos que jamás dieron albergue a más de 4 
o 5 frailes cada uno." Cf. Ricard, R., La conquista espiritual de México, FCE, México, 1986.
Las tres órdenes (franciscanos, dominicos y agustinos), rivalizaron 
entre sí para fundar pueblos, donde los naturales se mantenían separados 
de los españoles; y los indios les sirvieron de materia prima para un 
proyecto que muchos misioneros habían elaborado ya desde antes de par­
tir rumbo a América: una especie de ciudad celestial en la tierra.
"Para realizar un eficaz control político, un eficiente cobro de tribu­
tos y una mejor evangelización de los indios, el gobierno virreinal tuvo la 
ocurrencia de juntar a los autóctonos en poblaciones de traza europea que 
poco o nada tenían que ver con las actividades de los indígenas".5
Por su parte, Ricard confirma esta idea: "Todos estos pueblos se halla­
ban enteramente en manos de los religiosos aun en asuntos temporales".6
El Renacimiento significaba primero la crítica y luego el colapso de 
la cultura de la Edad Media. Se pensaba en una nueva sociedad, pero aún 
no se encontraba el modelo para la posible reorganización. Tomás Moro 
soñaba y hacía soñar con la utopía... El nuevo mundo le parecía a muchos 
descubridores el verdadero paraíso terrenal, y muchos misioneros cre­
yeron que su misión providencial era instituir en estas tierras vírgenes la 
sociedad paradisíaca que en la Europa sofisticada y corrupta ya no se 
podía realizar.
No podemos extendernos aquí sobre el particular, pero cualquiera 
entiende que, a causa de esta drástica separación y encierro de los indíge­
nas, casi 500 años después aún muchas comunidades no se acaban de inte­
grar a la sociedad nacional y siguen siendo —en el sentido más literal 
posible— "marginados".
Los españoles no supieron colonizar y la única "defensa" que se les ha 
dado es que hubo, en otros lugares, otros conquistadores peores que ellos.
La sociedad del virreinato —sociedad de castas, sociedad desintegrada, 
no era una comunidad sino una yuxtaposición de grupos— dio origen al 
tipo popular cínico, picaro, corrupto, destructor, el llamado pelado, el 
cual se colocaba frente al gachupín, que era sinónimo de privilegio, pro­
teccionismo y monopolio, quien a su vez se oponía al criollo, que era 
sinónimo de libre comercio y de lucha por medrar.
La sociedad colonial era una sociedad piramidal como la que más; 
dogmática, opresiva, ritual, explotadora; donde "las ejecuciones de los 
reos... se hacían con la solemnidad de un oficio religioso".7
5 Basave Fernández del Valle, A., Vocación y estilo de México: los fundam en to s de la mexicanidad, Limusa, México, 
1990, p. 313.
6 Ricard, R., La conquista espiritual de M éxico , FCE, México, 1986, p. 320.
7 Historia g en era l de México, El Colegio de México, tomo I, 1981, p. 449.
26___________________________________________ C A P I T U L O 4___________
No sólo en los rudos inicios del siglo XVI, también en los siglos XVII 
y XVIII, los trabajadores gemían devaluados: eran "mano de obra", en el 
peor sentido de cosificación del hombre. Alejandro von Humboldt habría 
de señalar que en los obrajes —embriones o anticipos de la fábrica— los 
obreros laboraban y malcomían en un ambiente infrahumano, casi como 
animales.
Y en cuanto a los indios, "el repartimiento, a diferencia del cuatequitl 
precolonial, no reconoce ni hace uso de la especialización de trabajo que 
tenían las comunidades. En principio todos hacen lo mismo, o más bien, 
lo que se requiera... En el trabajo obligatorio los indios son sólo fuerza 
mecánica, que se aplica indistintamente a tareas cuyos objetivos los deter­
minan los españoles y cuya razón responde exclusivamente a los intereses 
de aquellos".8
* * *
__________________________ LOS TRAUMAS A LO LARGO DE LOS SIGLOS ___________________ 27
En 1753, por orden real de Carlos III se llevó a cabo la gran secularización 
de las doctrinas, retirando a los misioneros franciscanos, dominicos y 
agustinos el cuidado de los indígenas, y a raíz de esto muchos quedaron 
como huérfanos, en el desamparo. No habían madurado como adultos; no 
podían haberlo hecho ante un paternalismo dogmático y opresivo.
Hacia fines del siglo XVIII toman cuerpo los movimientos proinde­
pendencia; protagonizados por los criollos a favor de sus propios intereses, 
no a favor de los mestizos e indios; pero los primeros hábilmente alboro­
taron a los segundos y a los terceros, y así obtuvieron carne de cañón a 
precio de regalo.
Para cohesionar a una población escindida por mil desigualdades, los 
criollos utilizaron un símbolo religioso-patriótico: la Virgen de Guadalupe.
En su momento Hidalgo llamaría a la "Virgen mexicana" a declarar 
la guerra contra la Virgen española. La Guadalupana, entonces, avanzaría 
luchando y matando a los realistas, mientras que la Virgen de los Reme­
dios aplastaría insurgentes.
Ya en los primeros años de la Colonia se satanizó cualquier conato 
de insurrección contra la corona española. "El demonio, como perdidoso de 
esta tierra, que tenía por suya, ha de poner toda diligencia que pueda para
8 Bonfil Batalla, G., México profundo: una civilización negada, Grijalbo, México, 1990, p. 140.
28 C A P Í T U L O 4
restituirla, si pudiere".9 Si así era como presentaban las cosas al día si­
guiente de la Conquista, ahora, tras tantos años y siglos de "orden esta­
blecido", a fo r tio r i era más fácil desacreditar a los rebeldes.
Mientras tanto, el bajo clero, pobre y sometido, se convirtió en un 
veneno de liberales, y el alto clero, el de los privilegios, enarboló con 
firmeza y dureza la bandera conservadora, empeñado en presentar y en 
hacer presentar en pulpitos y confesionarios a los insurgentes como blas­
femos, herejes, sacrilegos y traidores, y en declarar la fidelidad al rey de 
España como un punto fundamentalísimo de la fe cristiana.
"Para amedrentar a los mexicanos que demostraban tendencias más 
o menos ostensibles a favor de la libertad, se recurrió a las armas que 
sobre las conciencias podía esgrimir todo sacerdote adicto a la domina­
ción española. El confesionario mismo se puso a disposición del poder 
civil para denunciar como reos de traición a la patria a aquellos que come­
tían la debilidad de decir a los sacerdotes que eran adictos a la causa de la 
independencia".10
El desenlace fue como de novela tragicómica: en 1820 al darse en 
España una revolución liberal que restringía los privilegios de la nobleza 
y del clero, la nobleza y el alto clero novohispanos hicieron un viraje de 
180 grados y adoptaron la compasión como la causa de la independencia 
que con tanta saña habían combatido. Encomendaron a un activo realista, 
Agustín de Iturbide, para que encarnara la insurgencia y consumara la 
independencia, y ad hoc a aquellos que tenían la sartén por el mango les 
dieron todas las facilidades.
Iturbide recompensó con ascensos a quienes lo apoyaron en su ful­
minante campaña y en su fácil victoria, y —¡paradoja hiriente!— todos 
cuantos recibieron el grado de general en la nueva república habían sido 
realistas, excepto Guerrero. Así, al cabo de once años (de 1810 a 1821), 
"la independencia se ha consumado; pero sus términos son muy diferentes 
a los que la revolución popular había planteado. La rebelión no propugna 
ninguna transformación importante del antiguo régimen.Ante las inno­
vaciones del liberalismo reivindica ideas conservadoras. Sobre todo se 
trata de defender a la Iglesia de las reformas que amenazan y a las ideas 
católicas de su «contaminación» con los filosofemas liberales. De allí el 
apoyo entusiasta, incondicional, que presta la Iglesia al movimiento; lo 
presenta como una cruzada para salvar a la «santa religión amenazada» y
9 García Icazbalceta, J ., "Cartas de Gerónimo López al Rey en 1541", en D ocumentos I, p. 148.
10 Sosa, F., Los arzobispos de M éxico, Jus, II, México, p. 160.
LOS TRAUMAS A LO LARGO DE LOS SIGLOS 29
a Iturbide como un «nuevo Moisés» enviado por Dios... Desde el punto 
de vista social es claro que el movimiento de Iturbide no tuvo nada en 
común con el de Hidalgo y Morelos".11
¿Paradoja? ¿Ironía? ¿Acertijo? ¿Enigma social?
En cierto modo, los indígenas (tlaxcaltecas) consumaron la conquista y los 
criollos (hijos de españoles) consumaron la mdependencia.
¡El mundo al revés!
¡De veras que somos un país peculiar!
* * *
No obstante, los traumas no habían terminado. Apenas cumplidos 26 años 
de la promulgación de la independencia, en el año de 1847 —cuando 
podríamos decir que México vivía su adolescencia— el país sufrió la bár­
bara mutilación de más de la mitad de su territorio. Mutilación que en la 
psicología del pueblo se ha considerado como una castración; los causan­
tes fueron los vecinos del Norte, los mismos que hoy se muestran tan 
solícitos de nuestro bienestar...
Entre 1854 y 1857 se dio la Reforma, mediante la cual se trató de 
fundar un México moderno negando su pasado, con aspiraciones a una 
nueva y verdadera liberación nacional.
"El mexicano no quiere ser indio ni español. Tampoco quiere 
descender de ellos. Los niega... la Reforma es la gran ruptura con la 
Madre." 12
La Reforma culminó con la elaboración de la Constitución de 
febrero de 1857, condenada a más no poder por la Iglesia, la cual prohibió 
(en marzo de 1857) que se absolviera en confesión a cualquier católico que 
hubiera jurado sobre la Constitución si no presentaba una retractación 
pública. Nuevo trauma para la conciencia religiosa del pueblo, que se vio 
ante la disyuntiva: ¿enemigo de mi religión o enemigo de mi Estado?
Y sigue la aventura de Maximiliano de Habsburgo, que llega con 
todas las bendiciones papales.13 Pero el conflicto de fidelidades se extrema 
hasta el paroxismo.
11 Historia g en era l d e México, El Colegio de México, 1981, p. 639.
12 Paz, O., El laberinto d e la soledad , FCE, México, 1970, p. 79.
13 Historia g en era l de México, tomo II, El Colegio de México, p, 858.
30 _ _ C A P Í T U L O 4
Luego vino el porfiriato con su nuevo feudalismo y con su paz sepul­
cral. Hay orden cívico, pero con deslumbrante riqueza para una aristocra­
cia soberbia y cruel miseria para las muchedumbres de camisa y calzón blan­
co, para los peones acasillados, explotados vilmente en las tiendas de raya.
* * *
La Revolución de 1910 fue un cataclismo que desquició el orden social del 
porfiriato con el señuelo de la justicia, la democracia y la libertad; una 
convulsión popular que habría de costar al país un millón de muertos. No 
obstante los años, ya había emergido de nuevo el statu quo, resultado del 
privilegio y de la injusticia social.
Al transcurrir el siglo XX, México sufrió otra conquista: el neocolo- 
nialismo del poderoso vecino del Norte, que nos ha invadido con su 
diplomacia, sus trasnacionales, sus productos, sus consumistas, sus espec­
táculos, sus modas, su lenguaje, su american way o fli fe , creándonos acti­
tudes ambivalentes: de admiración y de coraje, de envidia y de rechazo.
Sabemos que el coloso imperialista nos domina, nos controla, sabe­
mos que manipula nuestra economía y nuestra política, sabemos que la 
misma gesta nacionalista —que tanto nos enorgullece— de la expropia­
ción petrolera "fue promovida por los norteamericanos para expulsar a sus 
competidores (europeos) de México, provocar una disminución de las 
exportaciones de petróleo y lograr una dependencia tecnológica petrolera 
de México hacia Estados Unidos".14
Al final de la d[ecada de los setenta, y todavía ante la euforia de nuestra 
recién descubierta riqueza petrolera ("tenemos que aprender a administrar 
la abundancia", como advertía el entonces presidente de la República), 
nos esperaba otro trauma: el de las devaluaciones que pulverizaron el peso 
mexicano y el de la inflación galopante con el consiguiente empequeñeci­
miento implacable de los salarios.
Aunado a ello y para rematar la cadena de experiencias traumáticas a 
nivel colectivo, ahora surge el problema del control de la natalidad, exigido 
por la sociedad y reprobado tajantemente por la Iglesia Católica, así como 
el del aborto, reprobado por esa institución y por otros grupos en tanto 
que apoyado por otros mexicanos que lo miran como arena de moderni­
dad y prenda de la necesaria emancipación femenina.
14 Pazos, L., M itos y rea lidades d el petró leo mexicano* Diana, México, 1979, p. 104.
LOS TRAUMAS A LO LARGO DE LOS SIGLOS 31
e^rácticas
f . Escenifiquen con sus compañeros una discusión intensa entre dos o tres 
defensores de la conquista y colonización espqñolo, que ponderen la supe­
rior civilización europea, y dos o tres impugnadores que pongan de relieve 
la brutalidad de los europeos del siglo xvi y las fallas del sistema colonial.
2 » Cite los casos de marginación que han vivido los grupos indígenas y 
explique cómo este fenómeno afecta hasta el presente la dinámica 
social y económica del país.
35. Identifique en la psicología del mexicano moderno algunos rasgos que 
delaten el resentimiento, la envidia, el fatalismo y la represión, herencia 
todos ellos de la sociedad colonial de castas.
4 . Identifique los principales valores y antivalores que se jugaron en: 
o) La Independencia (1810-1821).
b) La Reforma (1854-1857).
c) La Revolución (1910-1920).
También señale cómo vive tales valores y antivalores la población 
en la actualidqd.
5 . Como paralelo ilustrativo explique cómo, o diferencia de lo que sucedió 
en México, la independencia de Estados Unidos no fue una ruptura 
drástica con el pasado.
Asimismo, deduzca cómo México enfrenta la tarea de reconciliarse 
con su propio pasado.
6. Combinando el dibujo con la técnica deí collage, elabore un mural junto 
con sus compañeros que ¡lustre, en ocho cuadros sucesivos, nuestra 
historio traumática:
1. la conquista militar.
2. la conquista espiritual.
3. el mestizaje.
4. la secularización de 1753.
5. la Independencia (s/'c).
6. la mutilación del territorio nacional.
7. la Reforma.
- . -r.'oluctón.
32 C A P Í T U L O 4
Si la tarea parece demasiado larga, elijan uno o dos de estos ocho 
traumas. Al calce pueden poner la frase: "Sólo alcanzaremos la madurez 
cuando podamos soportar la verdad sobre nosotros mismos".
T . Discuta con sus compañeros esta afirmación: "A los criollos del siglo xix, 
a muchos revolucionarios de 1910 y a muchos políticos de la era priís- 
ta, les ha interesado lo indio, no los indios".
L C A P J T U L O 5
Nuestra
p s ic o lo g ía
profunefa
O B J E T I V O S
1. Conocer los condicionamientos profundos que mueven al mexicano a 
interpretar la realidad en formas peculiares, y los resortes psíquicos 
que lo hacen actuar,
2. Conocer el significado genuino y psicodinámico de algunos aspectos 
filosóficos, éticos y religiosos de nuestra idiosincrasia.
Base de las conductas de los individuos y de los grupos son, además de los 
pensamientos conscientes y claros, las emociones, las necesidades, las 
carencias, los conflictos. Siempre que nos encontremos ante conductas 
raras o enigmáticas, podemos buscar la clave en los recovecos del incons­
ciente, con sus mil resortes y sus mil dinamismos oscuros y tortuosos.
d j La crisis de identidad. Ambivalencias
Se entiende por identidad nacional la conciencia de determinados rasgos 
compartidos por la colectividad, y la aceptación de un estilo de vida que 
incluye un peculiar sistema de normasy valores. En una sociedad colo­
nial y de castas como la Nueva España, era imposible e impensable tal 
identidad.
El exponente más genuino de la fusión de las razas europea e indí­
gena, el mestizo, se consideraba hijo de puta o hijo de la chingada, es 
decir, de la mujer abierta, violada, burlada. Cabe mencionar que, en su 
origen, el uso de la palabra mestizo era despectivo.
El niño mestizo recibía el calor, el afecto, la protección y la cultura 
a través del contacto con la madre indígena y, con frecuencia, no conocía 
siquiera a su padre español o criollo. Así, pues, la figura cercana, buena y 
positiva era precisamente la que representaba y encamaba lo devaluado y des­
preciado...
¡Ardua tarea para los hijos la de identificarse con los padres y con la 
cultura familiar! La ambivalencia era demasiado estridente. "La divina 
pareja Cortés y Malinche preside nuestros fastos: gestación, nacimiento, 
bautizo, sexo, muerte. No los aceptamos. Nos dan coraje, vergüenza, 
celos, resentimiento; todo mezclado, todo mestizo. Nos convierten, en las 
palabras de Juan Rulfo, en un rencor vivo".1
Parece que la historia siempre se repite. Así como el mexicano de los 
siglos pasados admiraba y respetaba al conquistador español, ahora admi­
ra y respeta al conquistador yanqui; y en el fondo detesta a ambos.
De igual modo es ambivalente el sentimiento del mexicano hacia la 
mujer; por un lado, la respeta y, por el otro, la rechaza. El mexicano exhibe 
conductas machistas cuando dice:
• "Mi vieja."
• "Vieja el que se raje."
• "Palabra de hombre."
• "Esto es un desmadre."
® "Me importa madre."
• "Me voy a madrear a fulano."
Sin embargo, y por paradójico que parezca, de una fiesta espléndida 
se dice que está o estuvo "a toda madre".
54___________________________________________ C A P Í T U L O S________________________________________J
1 Fuentes, C ., N uevo tiempo mexicano , Aguilar, México, 1994, p. 209.
El mexicano no puede hacer que coexistan en armonía el padre vio­
lento con la madre sumisa a la que adora y odia y, con frecuencia, se evade 
del problema refugiándose en el alcohol.
Además de las ambivalencias, el mexicano experimenta inseguridad, 
temor, masoquismo, búsqueda del anonimato, de disolverse en lo social, 
esto es, de disolverse en el fluctuante e impersonal "nosotros".
"El mexicano siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás; 
lejos también de sí mismo".2
No permite que el mundo exterior penetre en su intimidad; por eso, 
lo peor es rajarse; la peor ofensa que se echa en cara a un mexicano es que 
se rajó o que se quiere rajar porque se abre. Las mujeres, en cambio, han 
sido consideradas seres inferiores precisamente porque al entregarse se 
abren, se rajan.
En las crisis de identidad se toma la forma de disimulo y se adoptan 
máscaras. Ejemplos de ello son:
• El valemadrismo ("me importa madre"): burlarse de sí mismo y 
aparentar que se ríe del fracaso o de la desgracia.
• Los alardes: mostrarse "muy hombre" y desafiar peligros innece­
sarios.
• El lenguaje procaz.
• Los desplantes de superioridad: menosprecio a los indios, a los 
provincianos y a los "nacos".
• La rebeldía contra el patrón, erigida en estilo de vida y de com­
portamiento laboral.
En general, estas poses de dureza son mecanismos psicológicos com­
pensatorios para tapar la debilidad, el desconcierto y la confusión.3
México es país de máscaras. El mexicano es un hombre enmascarado. 
La dolorosa huella que han dejado en él siglos de manipulación, de men­
tira política y de saqueo de las arcas públicas, junto con el hecho de que 
se nos hizo creer que somos incompletos, que somos inferiores, ha provo­
cado que los mexicanos nos escondamos, nos enmascaremos y que disimu­
lemos. El lenguaje, para el pelado, no es un medio de comunicación, sino 
una barrera de artificios para defenderse y poder escabullirse. Cantinflas 
representa al mexicano que da vueltas y vueltas a las cosas hasta marear.
Encontramos a cada paso la mentira institucional. Parece certero un 
desplegado de toda una plana de Excélsior (17 de junio de 1986) firmado
2 Paz, O., op.cit., FCE, 1970, p. 26.
3 Cf. Basave, Fernández del Valle, A., op .cit, p. 153.
_________________________________________NUESTRA PSICOLOGIA PROFUNDA 35
36 C A P Í T U L O 5
por Francisco Villarreal titulado "La mentira": "...Somos un pueblo 
enfermo y la raíz de nuestra enfermedad es la mentira; hemos perdido el 
valor de nuestro lenguaje... vivimos bajo el imperio de la mentira oficial, 
la mentira diaria; la mentira personal de cada uno..."
¿Es posible un pueblo sano en una cultura de la mentira?
¿Es posible una sociedad libre formada por individuos que mienten 
en forma habitual, se estafan unos a otros, no cumplen sus compromisos, 
burlan la ley, solapan a los delincuentes y aceptan vivir como esclavos en 
tanto se les dé comida y pasatiempos?
* * *
Estudios comparativos interculturales del doctor Rogelio Díaz-Guerrero 
presentan dos cuadros interesantes por sus marcados contrastes:
1. El estadounidense: independiente, activo, individualista, firme, 
tenso, autoafirmativo, con alta necesidad de logro.
2. El mexicano: complaciente, obediente, afiliativo, flexible, depen­
diente, inhibido.
O bien, como interpreta Díaz-Guerrero, el gringo es un roble, en 
tanto que el mexicano es un sauce.
Mientras 86 por ciento de los gringos cree y siente que la vida es para 
gozarla, 63 por ciento de los mexicanos dice que es para sobrellevarla.
¡Dos filosofías de la vida! ¡Dos mundos antitéticos!
El constante temor de perder su identidad hace al mexicano de clase 
popular patriotero y agresivo.
De ahí nuestra tradición de hombres armados y nuestra larga serie 
de militares en el poder civil. El primer recurso para resolver los proble­
mas, sobre todo los políticos, han sido las armas. Las guerras, aun las reli­
giosas —como la cristera— han sido por demás crueles e implacables.
¿Será descabellada la conclusión de que somos, como pueblo, un 
caso psiquiátrico? Histéricos que simulamos para ser aceptados; narcisis- 
tas que nos autoidealizamos en la fantasía; esquizoides que no acabamos 
de saber quiénes somos; paranoides que desconfiamos de todo y de todos, 
fanáticos religiosos que persistimos en creernos "el pueblo escogido", ce­
rrando los ojos a nuestras evidentes miserias...
NUESTRA PSICOLOGÍA PROFUNDA 37
Por fortuna existen recursos positivos para buscar y afirmar la iden­
tidad nacional:
• Los símbolos nacionales (bandera, escudo nacional, Virgen de 
Guadalupe, calendario azteca, etcétera), a condición de ser asu­
midos sin fanatismo.
• La común idiosincrasia.
• El folklore (ballet, música popular, antojitos, películas, artesanías 
barrocas, etcétera).
• Las obras de los grandes muralistas.
• El deporte (¿el fútbol?).
b) Religiosidad, superstición y magia
No hablamos tanto de la religión como institución sino de la religiosidad 
como vivencia; no del hecho social (lo exterior) sino del fenómeno psi­
cológico (lo íntimo).
"México no es estrictamente un país católico; es un país sagrado", 
apunta con acierto Carlos Fuentes en Nuevo tiempo mexicano.
Para comprender la religiosidad del mexicano hemos de reconstruir 
su génesis allá en el lejano siglo XVI, en el que se conjugaron varios ele­
mentos heterogéneos.
• Por un lado, el catolicismo español combativo de la Contrarrefor­
ma y de la Reconquista, que también era un catolicismo devoto. 
Este último fue un rasgo importado a España del sur de Francia.
• Por el otro, la conversión masiva, forzada y acelerada, que no 
pudo dar lugar a una síntesis, sino sólo a un sincretismo mal enca­
minado.
• Además, el método usado en las doctrinas y en los pueblos indios 
—con líderes paternalistas y sobreprotectores y, al mismo tiempo, 
implacables contra el más mínimo conato de disidencia o emancipa­
ción—, ese dogmatismo que trató a las masas como menores de edad, 
forma parte de su religiosidad, del modo en que vive la religión.
Todo esto sucedió en una cultura feudal

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