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1 PATOLOGÍAS DEL SISTEMA INMUNE Autores: Julia Tau, Alejandro Berra 1. Reacciones de Hipersensibilidad. Son reacciones producidas por un sistema inmunitario anormalmente activo. Hipersensibilidad se define como la respuesta excesiva a un antígeno. Este antígeno puede ser endógeno (autoinmunidad) o exógeno. Con frecuencia, la hipersensibilidad se asocia a la herencia de determinados genes de susceptibilidad. A continuación, se describen las reacciones de hipersensibilidad de acuerdo con la clasificación de Gell y Commbs (Gell y Commbs, 1963): 1.1 Hipersensibilidad de tipo I Las reacciones de hipersensibilidad de tipo I están mediadas por linfocitos Th2, anticuerpos IgE y mastocitos. Son las conocidas normalmente como alergias y anafilaxias, pudiendo ser locales o sistémicas (shock anafiláctico). También se denominan reacciones de hipersensibilidad inmediata. A continuación, se detallan los eventos cronológicamente: 1. Contacto de un antígeno exógeno (alérgeno) en dosis y vías adecuadas para activar linfocitos Th2 que producen: 1. IL-4 capaz de inducir la diferenciación de linfocitos B para estimular el cambio a IgE. 2. IL-5 que induce la proliferación y activación de eosinófilos. 3. IL-13 que potencia la producción de IgE y estimula en las células epiteliales la secreción de moco. 2. Sensibilización del organismo al alérgeno por la unión de IgE (fragmento Fc) con receptores específicos para el Fc de la IgE (FϲϵRI) en la membrana de mastocitos y basófilos. 3. Activación de mastocitos y basófilos por una nueva unión del alérgeno con dos moléculas de IgE que provoca la liberación de diversas clases de mediadores que son responsables de las reacciones inmediatas (pocas horas) y tardías. Los mediadores liberados son: • Mediadores preformados: están contenidos en los gránulos de los mastocitos y son los primeros en liberarse y se pueden dividir en tres categorías: aminas vasoactivas, enzimas y proteoglucanos. La amina de mayor importancia es la histamina que se une a receptores H1 presentes en los vasos sanguíneos de músculo liso, induciendo vasodilatación y aumento de la permeabilidad vascular, siendo la responsable de la hipertermia y el edema en el sitio; a receptores H1 presentes en el músculo liso no-vascular causando contracción (broncoconstricción); y a receptores H2 presentes en las glándulas exocrinas, aumentando la secreción de moco. • Mediadores lipídicos: el ácido araquidónico y el factor activador plaquetario (PAF) que se forman a partir de los fosfolípidos de membrana. Él ácido araquidónico es el precursor de los leucotrienos y las prostaglandinas. Los leucotrienos C4 y D4 son los agentes vasoactivos y espasmógenos más potentes conocidos, varios miles de veces más potentes que la histamina. El leucotrieno B4 es un potente quimioatractante de polimorfonucleares (PMN), eosinófilos y mastocitos. La prostaglandina D2 estimula el broncoespasmo y la secreción de moco. El PAF produce agregación plaquetaria, liberación de histamina, 2 broncoespasmo, aumento de la permeabilidad vascular, vasodilatación y es quimioatractante de PMN y eosinófilos. • Citoquinas y Quimioquinas: se secretan muchas, entres ellas TNF-α, IL-1, IL-4 que favorecen la atracción de leucocitos y amplifican la respuesta Th2. Una quimioquina importante es la eotaxina que atrae eosinófilos que son particularmente importantes en la fase tardía. Las reacciones inmediatas están caracterizadas por edema, secreción de moco y espasmo del músculo liso. En las reacciones tardías los eosinófilos activados secretan leucotrieno C4 y PAF, y activan directamente a los mastocitos para que secreten mediadores. Así las células atraídas amplifican y mantienen la respuesta inflamatoria sin una exposición adicional al alérgeno desencadenante. El término atopia se refiere a la predisposición a presentar reacciones de hipersensibilidad de tipo I localizadas ante diversos alérgenos inhalados o ingeridos. Los pacientes atópicos tienden a tener mayores concentraciones séricas de IgE y linfocitos Th2 productores de IL-4 que la población general. La base de la predisposición genética todavía no está esclarecida. Las reacciones locales son variadas y dependen del punto de entrada del alérgeno. Pueden ser tumefacciones cutáneas localizadas (alergia cutánea y habones), secreción nasal y conjuntival (rinitis y conjuntivitis alérgicas), fiebre del heno, asma bronquial o gastroenteritis alérgica (alergia alimentaria). Muchas de estas reacciones tienen dos etapas bien definidas: una reacción inicial caracterizada por vasodilatación, aumento de la permeabilidad vascular y, dependiendo de la localización, espasmo del músculo liso o secreción glandular. Esta etapa comienza entre los 5 y 30 minutos siguientes a la exposición del alérgeno y tiende a desaparecer a los 60 minutos. La reacción tardía comienza de 2 a 24 horas sin exposición adicional al alérgeno y puede durar varios días. Se caracteriza por infiltrado de eosinófilos, PMN, basófilos, monocitos y linfocitos T CD4+, además de destrucción tisular. Las reacciones sistémicas se caracterizan por shock vascular, edema generalizado y dificultad respiratoria. Puede aparecer en individuos sensibilizados en contexto hospitalario (antisueros, hormonas, enzimas, fármacos) o en el contexto comunitario (alimentos, toxinas de insectos). Dosis muy pequeñas de alérgeno pueden desencadenar una anafilaxia sistémica. A los pocos minutos de la exposición puede producirse prurito, habones y eritema cutáneo, seguido por una llamativa contracción de los bronquíolos y dificultad respiratoria. El edema laríngeo produce ronquera y pone en peligro aún más la respiración. Después se producen vómitos, dolor abdominal, cólico, diarrea y obstrucción laríngea y el paciente puede entrar en estado de shock e incluso morir en el plazo de una hora. 1.2 Hipersensibilidad de tipo II. Las reacciones de hipersensibilidad de tipo II están mediadas por anticuerpos IgM e IgG dirigidos contra antígenos anclados en la superficie celular. La característica más importante de los anticuerpos IgM e IgG es que fijan complemento a través del dominio Fc. Existen tres mecanismos de citotoxicidad dependientes de anticuerpos: 1. Opsonización y fagocitosis. Anticuerpos de tipo IgM e IgG se unen a antígenos en la membrana de la célula diana y activan el complemento, así moléculas de C3b y C4b se depositan sobre la membrana de la misma célula. Tanto los anticuerpos IgM e IgG como las moléculas C3b y C4b pueden unirse a receptores específicos que se encuentran en la membrana de los fagocitos y así comenzar la señalización que finaliza con la fagocitosis, es decir, la destrucción total de la célula opsonizada. Se ha descubierto otro tipo de lisis celular sin fagocitosis que se denomina citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (CCDA). En este mecanismo, las células diana 3 están recubiertas de anticuerpos IgG en baja concentración y son lisadas por diversas células efectoras tras la unión de receptores al fragmento Fc, sin producirse fagocitosis. 2. Inflamación. Los anticuerpos depositados en membrana basal y matriz extracelular activan el complemento y varias señales celulares a través del receptor Fc provocando lesión tisular a causa de la inflamación resultante. Los anticuerpos depositados activan el complemento que genera productos intermediaros como agentes quimiotácticos (C5a) que dirigen la migración de los PMN y monocitos, y anafilotoxinas (C3a y C5a) que aumentan la permeabilidad vascular. La activación de los PMN da lugar a la producción de otras sustancias que lesionan los tejidos como enzimas lisosómicas como ser las proteasas capaces de digerir la membrana basal, el colágeno, la elastina y el cartílago, e especies reactivas del oxígeno. 3. Disfunción celular. En este mecanismo los anticuerpos dirigidos contra determinados receptores de la superficiecelular alteran la función de la célula diana sin producir lesión celular ni inflamación. En la tabla 1 se comentan ejemplos de enfermedades producidas por reacciones de hipersensibilidad de tipo II. 1.3 Hipersensibilidad de tipo III. Las reacciones de hipersensibilidad de tipo III están mediadas por inmunocomplejos (antígeno- anticuerpo). El antígeno puede combinarse con el anticuerpo dentro de la circulación (inmunocomplejos circulantes) o en localizaciones extravasculares en las que los antígenos se “sembraron” previamente (inmunocomplejos in situ). La patología puede ser local o sistémica si los inmunocomplejos circulan y se depositan en varios órganos. En los lugares que se depositen los inmunocomplejos se va a producir inflamación y finalmente daño tisular. Las características fisicoquímicas de los inmunocomplejos (IC) como tamaño, carga y solubilidad determinan si pueden depositarse en un tejido, fijar complemento y/o producir daño tisular. Si los IC son pequeños se eliminarán por la orina y si son de gran tamaño serán captados por los fagocitos. En general, los IC que son de tamaño medio y se forman con un leve exceso de antígenos son los más patogénicos. Los órganos en los que se filtra la sangre a presión elevada para formar otros fluidos, como la orina y el líquido sinovial, son las localizaciones preferentes; por lo tanto, los IC con frecuencia se depositan en los glomérulos y las articulaciones. La lesión inflamatoria resultante se denomina vasculitis si se produce en los vasos sanguíneos, glomerulonefritis si se produce en los glomérulos renales, artritis si se produce en las articulaciones y así sucesivamente. La principal manifestación morfológica de la lesión por IC es la vasculitis necrosante aguda, con necrosis de la pared vascular y una intensa infiltración neutrofílica. El tejido necrótico y los depósitos de IC, complemento y proteínas plasmáticas producen un depósito eosinófilo borroso que oscurece el detalle celular subyacente, aspecto denominado necrosis fibrinoide. 4 Tabla 1. Ejemplos de Enfermedades de Reacciones de Hipersensibilidad de tipo II Enfermedad Antígeno Mecanismo Manifestaciones Anemia hemolítica autoinmunitaria Proteínas de la membrana de los eritrocitos Opsonización y fagocitosis de los eritrocitos Hemólisis, anemia Eritoblastosis fetal Proteínas de la membrana de los eritrocitos fetales Opsonización y fagocitosis de los eritrocitos fetales mediante anticuerpos maternos. Anemia, edema hepatomegalia o esplenomegalia, hidropesía, ictericia del recién nacido Fiebre reumática aguda Proteínas de estreptococos del grupo A Inflamación. Los anticuerpos establecen reacciones cruzadas con antígenos miocárdicos Miocarditis, artritis Síndrome de Goodpasture Dominio no colágeno de la cadena α3 de colágeno IV Inflamación. Los anticuerpos interactúan con el colágeno IV de las membranas basales glomerulares y Nefritis, hemorragia pulmonar Diabetes resistencia a la insulina Receptor insulínico Disfunción celular. El anticuerpo inhibe la unión de la insulina con su receptor Hiperglucemia, cetoacidosis Enfermedad de Graves Receptor de la tirotropina (TSH) Disfunción celular. El anticuerpo estimula la glándula tiroidea al interaccionar con los receptores de TSH Hipertiroidismo 5 En la tabla 2 se comentan ejemplos de enfermedades producidas por reacciones de hipersensibilidad de tipo III. Tabla 2. Ejemplos de Enfermedades de Reacciones de Hipersensibilidad de tipo III Enfermedad Antígeno Mecanismo Manifestaciones Lupus eritematoso sistémico Nucleares Depósito de inmunocomplejos fundamentalmente en glomérulos y pequeños vasos sanguíneos Nefritis, artritis, lesiones cutáneas, otras Poliarteritis/ Panarteritis nodosa Antígenos del virus de la hepatitis B en algunos casos Depósito de inmunocomplejos en las paredes vasculares de arterias de pequeño y mediano calibre Vasculitis sistémica, arteritis, glomerulonefritis, afectación cutánea Glomerulopatía membranosa Desconocido en la mayoría de los casos Depósito de inmunocomplejos in situ subepiteliales. Es una glomerulonefritis primaria Síndrome nefrótico 1.4 Hipersensibilidad de tipo IV. Las reacciones de hipersensibilidad de tipo IV están mediadas por linfocitos T CD4+ y/o CD8+ activados por el antígeno (sensibilizados). También se las denomina reacciones de hipersensibilidad retardada. Después de la exposición repetida a un antígeno, los linfocitos T CD4+ activados previamente reconocen el antígeno que presentan las células presentadoras de antígeno (CPA) y responden al mismo. Los antígenos proteicos se procesan en forma activa en péptidos cortos en fagolisosomas en los macrófagos y a continuación, son presentados sobre la superficie celular junto con las moléculas del complejo principal de histocompatibilidad de clase II (CPH II). Estas últimas son reconocidas por las células TCD4+, que se activan y sintetizan diversas citoquinas. A continuación, estas citoquinas reclutan y activan linfocitos, monocitos, fibroblastos y otras células inflamatorias. Si se elimina el estímulo antigénico, la reacción se resuelve espontáneamente a las 48 horas. Sin embargo, si el estimulo persiste, se produce inflamación crónica y lesión tisular. Con algunos antígenos persistentes, como los bacilos tuberculosos o no degradables como los cuerpos extraños, se produce inflamación granulomatosa. Los linfocitos TCD4+ se diferencian a Th1 o Th17 dependiendo de las citoquinas secretadas por las CPA. Los linfocitos Th1 responderían a microorganismos intracelulares, mientras que los Th17 a bacterias extracelulares y hongos. Tanto los Th1 como los Th17 pueden ser activados por antígenos propios (autoinmunidad). Los linfocitos T CD8+ citotóxicos (LTC) destruyen células diana portadoras de antígenos. Los LTC, sensibilizados vía moléculas del complejo principal de histocompatibilidad de clase I (CPH I), reconocen las células diana y secretan un complejo formado por perforina, granzimas y una proteína 6 llamada serglicina que entra en las células diana mediante endocitosis. En el citoplasma de la célula diana, la perforina facilita la liberación de las granzimas, proteasas que escinden y activan a las caspasas para inducir la apoptosis de la célula diana. Además, los LTC expresan el ligando de Fas en sus membranas, es decir pueden unirse a las moléculas de Fas presentes en las membranas de las células diana y desencadenar la apoptosis. En la tabla 3 se mencionan enfermedades mediadas por reacciones de hipersensibilidad de tipo IV. Además, los LTC participan en reacciones contra virus y contra antígenos tumorales. Los LTC dirigidos contra los antígenos de HLA tienen una participación importante en el rechazo de trasplantes, que se comenta a continuación. Tabla 3. Ejemplos de Enfermedades de Reacciones de Hipersensibilidad de tipo IV Enfermedad Antígeno Mecanismo Manifestaciones Diabetes tipo I Antígeno de las células β pancreáticas Los LTC destruyen las células β pancreáticas Insulitis, diabetes Artritis reumatoide Antígeno artritógeno Los linfocitos T colaboradores CD4+ están mayormente implicados Artritis crónica Esclerosis múltiple Antígenos de la mielina Los T CD4+ Desmielinización del SNC, parálisis Síndrome de Sjögren Ro, La, ANA, FR, entre otros Los T CD4+ están implicados en el cuadro inflamatorio y destrucción de los acinos de las glándulas implicadas Xeroftalmía, xerostomía 2. Rechazo de trasplantes. En el trasplante de órganos se puede producir un proceso de rechazo cuando el sistema inmune del receptor reconoce al injerto como extraño y lo ataca. En este proceso pueden participar tanto los linfocitos T como los B. Las principales diferencias antigénicas entreun donante y un receptor que dan lugar al rechazo de los trasplantes son las diferencias en los alelos HLA, que son los genes que codifican las proteínas del CPH y son muy polimorfos. Reacciones mediadas por linfocitos T El rechazo del injerto mediado por los linfocitos T se denomina rechazo celular y supone la destrucción de las células del injerto por LTC CD8+ y por reacciones de hipersensibilidad retardada desencadenadas por linfocitos cooperadores CD4+. Los linfocitos T del receptor reconocen los antígenos del donante que están presentes en el injerto (aloantígenos) mediante dos vías: directa e indirecta. 7 • En la vía directa los linfocitos T del receptor reconocen los aloantígenos a través de las CPA del donante mediante las moléculas CPH clase I y II. Las células T CD8+ y CD4+ reaccionan frente a los antígenos procesados de los injertos. Los T CD4+ proliferan y secretan citoquinas que induce lesión tisular por una reacción de hipersensibilidad retardada local. Los T CD8+ se diferencian a LTC y destruyen las células del injerto. ¿Por qué los linfocitos T del receptor reconocen los aloantígenos presentados por las CPA del donante? La posible explicación es que las moléculas del CPH alogénico, con sus péptidos unidos, son similares a los complejos CPH propio-antígeno extraño que son reconocidas por los linfocitos T restringidos por el CPH propio. Es decir, el reconocimiento de las moléculas CPH alogénicas sería una reacción cruzada de linfocitos T seleccionados para reconocer CPH propio unido a péptidos extraños. • En la vía indirecta los linfocitos T del receptor reconocen los aloantígenos a través de las CPA propias mediante las moléculas CPH clase II. Los T CD4+ activados lesionan al injerto mediante una reacción de hipersensibilidad retardada local y estimulan a los linfocitos B para que produzcan anticuerpos. De acuerdo con la morfología y el mecanismo las reacciones celulares pueden ser agudas o crónicas. • El rechazo agudo se produce a los pocos días del trasplante o tras la interrupción del tratamiento inmunodepresor. El rechazo agudo celular se caracteriza por un infiltrado intersticial de células mononucleares (macrófagos, células plasmáticas, células T, tanto CD4+ como CD8+). Los LTC lesionan las células epiteliales de los túbulos y las endoteliales de los vasos (endotelitis). Es importante el reconocimiento del rechazo celular porque, si no hay rechazo humoral acompañante los pacientes responden bien al tratamiento inmunodepresor. • El rechazo crónico se produce después de meses o años y se caracteriza por la pérdida progresiva de la función del órgano trasplantado sin datos de rechazo agudo y generalmente a pesar de tratamiento inmunodepresor vigoroso. Actualmente es la forma más común de rechazo y sin embargo es la que menos se comprende. Morfológicamente, las arterias muestran una densa fibrosis de la íntima, lo que probablemente provoca la lesión isquémica del parénquima. A menudo, se encuentran un infiltrado intersticial mononuclear con numerosas células plasmáticas y eosinófilos. Reacciones mediadas por Anticuerpos Este proceso se denomina rechazo humoral y puede adoptar dos formas: hiperagudo o agudo. • El rechazo hiperagudo se produce cuando el receptor ha sido previamente sensibilizado a los antígenos existentes en el injerto (una transfusión de sangre, un embarazo anterior, infecciones por microorganismos con reacciones cruzadas con el sistema HLA). Se manifiesta en un plazo variable entre minutos y 1 ó 2 días, y en el que los anticuerpos circulantes preformados se unen a los antígenos en el lecho vascular del injerto, provocando una lesión mediada por el complemento y de tipo CCDA. El proceso es irreversible y si el órgano se deja in situ varios días, cuando finalmente se extirpa muestra trombosis venosa generalizada y necrosis extensa del parénquima. Con la práctica actual de las pruebas cruzadas, es decir, el estudio del suero del receptor para detectar anticuerpos contra las células del donante, el rechazo hiperagudo ya no es un problema clínico significativo. 8 • El rechazo agudo humoral se produce en individuos no sensibilizados previamente a los aloantígenos. Los anticuerpos formados por el receptor pueden producir lesión por varios mecanismos como citotoxicidad mediada por complemento, inflamación y CCDA. La diana inicial parece ser la vasculatura del injerto. Se puede producir a los pocos días del trasplante en un receptor no tratado o puede ocurrir súbitamente varios meses después del trasplante una vez finalizado el tratamiento inmunodepresor. Se caracteriza por una vasculitis necrotizante con la consiguiente trombosis. También puede producirse una vasculitis subaguda, que causa el engrosamiento de la íntima por fibroblastos proliferantes y acumulación de macrófagos espumosos. El estrechamiento resultante de los vasos puede dar lugar a infartos. 3. Patologías Autoinmunes. La tolerancia inmunológica es el conjunto de mecanismos por los cuales el organismo evita que se desencadenen reacciones de autodestrucción por linfocitos autorreactivos. La tolerancia inmunológica logra especificidad frente a cada antígeno de carácter duradero y se induce en el proceso madurativo de los linfocitos, tolerancia central, pero también en linfocitos ya maduros a nivel periférico, tolerancia periférica. A pesar de los múltiples mecanismos, tanto centrales como periféricos, encargados de inducir y mantener la tolerancia inmunológica, en muchos casos fallan y consecuentemente dan lugar a enfermedades autoinmunes. Existen diversas circunstancias que explican este fenómeno de ruptura de la tolerancia inmunológica. Entre ellas destacan: 1. La imposibilidad de contacto de células inmunocompetentes con autoantígenos que normalmente no son accesibles al sistema inmune, como ocurre en situaciones de daño tisular, por ejemplo, postraumático o inflamatorio. 2. Excesiva activación de linfocitos B anérgicos por linfocitos T autorreactivos. En el caso especifico de las células B, necesitan para su completa activación la ayuda de los linfocitos T, por lo que, aunque existan clones autorreactivos de células B, basta con que no lo sean los clones de linfocitos T que reconocen el mismo antígeno (aunque distintos epítopos), para que éstas se vuelvan anérgicas. Sin embargo, en algunos casos se producen mecanismos de escape de la tolerancia. Esto se debe a que las células B autorreactivas pueden reconocer epítopos de un antígeno que contiene otros epítopos reconocidos por las células T, con lo que al procesar y presentar esos epítopos a las células T éstas se activan y mandan segundas señales a los linfocitos B, suficientemente intensas que hagan que salgan de su estado de reposo y pasen a una nueva situación de autorreactividad. 3. Activación excesiva de linfocitos T o B como consecuencia de infecciones. Por ellos muchas infecciones se consideran elementos causantes o coadyuvantes en etiopatogenia de enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple o la diabetes tipo I. Dentro de este grupo se pueden considerar al menos tres supuestos distintos inductores de enfermedades autoinmunes por infecciones: • Cuando se activa un gran número de clones por superantígenos, generalmente presentes en bacterias. • Al aumentar la cantidad de citoquinas activadoras e incluso de moléculas coestimuladoras por infecciones frecuentes. 9 • Cuando hay similitud estructural de antígenos presentes en patógenos y autoantígenos, mimetismo molecular, lo que haría que la respuesta inmune generada por los patógenos durante una infección, reconozca a antígenos propios y por tanto pueden atacar a antígenos propios. No existen criterios definidos y aceptados internacionalmente que permitan incluir como autoinmune una determinada enfermedad. Sin embargo muchas de las que actualmente se aceptan como autoinmuneslo son por combinar algunos o todos los criterios que se mencionan a continuación: • Presencia de autoanticuerpos en el suero del paciente. • Presencia de autoanticuerpos fijados en las células o estructuras alteradas por el proceso patológico. • Presencia de infiltrados linfocitarios de forma crónica en los tejidos afectados. • Confirmación que los linfocitos T aislados del órgano que sufre el proceso autoinmune, pueden ser activados in vitro por el autoantígeno diana presentado adecuadamente. • Asociación en un mismo paciente de alguna otra enfermedad considerada de base autoinmune. • Mejoría del cuadro clínico con tratamientos inmunodepresores. Las enfermedades autoinmunes se clasifican clásicamente en: sistémicas y específicas de órgano. Entre las primeras se incluyen las que afectan a gran número de órganos y se asocian a menudo a hiperactividad de linfocitos B y a un número amplio y variado de autoanticuerpos. En este grupo se destacan: el lupus eritematoso sistémico, la artritis reumatoide, esclerosis sistémica, dermatomiositis y polimiositis. En las enfermedades autoinmunes específicas de órgano, como la miastenia gravis, el pénfigo o la tiroiditis de Hashimoto, los autoanticuerpos se dirigen específicamente contra un órgano o un tipo celular de un órgano determinado. Existe un grupo de enfermedades autoinmunes difícilmente incluibles en las dos anteriores clasificaciones, por compartir características de ambos grupos, esto es, afectar a un órgano sólo o preferentemente, pero tener autoanticuerpos contra estructuras antigénicas diversas sobre todo nucleares. Entre ellas destacan: la cirrosis biliar primaria, la hepatitis autoinmune y el síndrome de Sjögren. 3.1 Lupus Eritematoso Sistémico. Es una enfermedad autoinmune sistémica crónica que se caracteriza principalmente por lesiones en la piel, las articulaciones, el riñón y las membranas serosas. Es de inicio agudo o insidioso y evoluciona con remisiones y recaídas. El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad bastante frecuente, con una prevalencia que puede ser tan elevada como 1 de cada 2500 en algunas poblaciones. Afecta predominantemente a mujeres con una frecuencia de 1 de cada 700 mujeres en edad fértil y una relación mujeres-hombres de 9:1. Etiología Desconocida. La existencia del elevado número de autoanticuerpos en los pacientes con LES, indicaría que el defecto fundamental es el fallo de los mecanismos encargados de mantener la tolerancia inmunológica. 10 Patogenia Factores tanto genéticos, epigenéticos, inmunes, hormonales como ambientales participan en la patogenia del LES. Existe una predisposición genética. No existe una alteración de un solo gen sino la enfermedad comúnmente combina a un largo número de genes, entre ellos los genes del CPH. El gen Scl-3 que tiene un rol en el control de la apoptosis, acelera el LES, y además activa las células dendríticas, con aumento de la secreción de citoquinas proinflamatorias. Se ha demostrado que el balance del TNF-α y su inhibidor soluble es alterado a favor de este último en lupus activo, esto apoya la idea de que la actividad disminuida del TNF-α es asociada con un incremento en la actividad lúpica. Los niveles séricos de IL-10 se encuentran elevados en pacientes con lupus y se correlacionan con actividad; Los niveles séricos de IFN-α también se encuentran elevados en pacientes lúpicos (Enríquez-Mejía, 2013). La influencia ambiental se relaciona con fumadores, exposición a luz ultravioleta e infección por virus Epstein-Barr. La influencia hormonal, se piensa que los estrógenos hacen que las mujeres tengan una predisposición de 9 a 1 respecto a los hombres. Los factores epigenéticos que regulan la metilación del ADN y modifican las histonas por acetilación y metilación, contribuirían a la expresión de determinados genes involucrados en el aclaramiento de las células apoptóticas. Son muy variadas y complejas las hipótesis propuestas, pero a modo de resumen (Figura 1) se puede decir que el comienzo sería una combinación de factores ambientales que generan apoptosis celular y factores inmunes, como ser una eliminación inadecuada de éstas células apoptóticas que daría lugar a la exposición de antígenos nucleares propios. En este proceso participa el sistema del complemento, a través de la opsonización de las partículas apoptóticas por su factor C3b. Intervienen también otras moléculas secretadas por la propia célula en apoptosis, como la lisofosfatidilcolina, que permite atraer a los fagocitos (señales find-me) y moléculas expuestas en su superficie como la fosfatidilserina oxidada, que son reconocidas por receptores scavenger (carroñeros) en la superficie del fagocito, como CD36 y oxLDL, facilitando su internalización (señales eat-me). En el LES existe tanto un incremento de la apoptosis como un aclaramiento deficiente de células apoptóticas y ambas alteraciones conducen a la acumulación de material necrótico secundario, capaz de desencadenar inflamación, y de fragmentos nucleares modificados que son identificados como señales de peligro por el sistema inmunitario (señales danger), el cual pondrá en marcha la síntesis y la secreción de anticuerpos dirigidos a su neutralización por parte de linfocitos B autorreactivos. Así, se activarían tanto linfocitos T como B frente a autoantígenos y producirían varios tipos de autoanticuerpos patogénicos. Tras la secreción de autoanticuerpos y su unión a los antígenos nucleares se forman los correspondientes inmunocomplejos (IC), fundamentalmente ADN/anti-ADN, con capacidad para depositarse en los tejidos donde, con la participación del sistema del complemento, provocarán lesiones como ocurre típicamente en el glomérulo renal. 11 Figura 1. Visión panorámica de la patogenia del LES. La célula apoptótica expone en su superficie las vesículas apoptóticas conteniendo antígenos nucleares (1); debido a un deficiente aclaramiento de las partículas apoptóticas por el sistema mononuclearfagocítico, aquellas se acumulan (2) y ganan acceso a los linfocitos B autorreactivos, los cuales sintetizan autoanticuerpos (3); los inmunocomplejos formados por esos anticuerpos y sus respectivos antígenos nucleicos (4) tienen capacidad para activar el complemento y conducir a lesiones en los tejidos (5) y también para activar a las CDP (6); las CDP responden con la producción de IFN-α por vías dependientes de TLR7 y TLR9 (7); IFN-α tiene múltiples efectos sobre el sistema inmunitario que favorecen el desarrollo de autoinmunidad, como la diferenciación de linfocitos B a células plasmáticas productoras de anticuerpos (8), la activación de células T (9) y la maduración de las células dendríticas. Todo ello conduce a un círculo reverberante que intensifica y perpetúa el proceso autoinmunitario: las citocinas (10), las moléculas de coestimulación (11) y las vías de señalización intracelular (12). CDP: células dendríticas plasmocitoides; IC: inmunocomplejos; IFN: interferón; LB: linfocito B; MØ: macrófago; TCR: receptor de células T; TLR: toll-like receptor. Adaptado de Sifuentes Giraldo et al, 2012. Morfología La mayor parte de las lesiones viscerales están producidas por inmunocomplejos. En el riñon, los inmunocomplejos se acumulan primero en áreas subendoteliales y mesangiales y luego se depositan en la membrana basal y área subepitelial. Además, los inmunocomplejos pueden depositarse en piel y sistema nervioso central. El depósito de inmunocomplejos lleva a un gran influjo de células inflamatorias y activación de complemento. Clínica La forma de presentación clínica de LES es muy variada, puede iniciar con afección a múltiples órganos o bien a un solo órgano o sistema con anormalidades detectadas por exámenes de laboratorio. 12 La manifestación inicial es usualmente ataque al estado general, caracterizado por fatiga, pérdida de peso y fiebre que generalmenteno es mayor de 38C°. Los pacientes con LES, además de los autoanticuerpos nuclares pueden presentan autoanticuerpos contra epítopes de globulos rojos, leucocitos, linfocitos, plaquetas, fosfolípidos o beta2-glicoproteinas. Para el diagnóstico del LES la Asociación Americana de Reumatología estableció 11 criterios (Tabla 4), de los cuales el paciente debe cumplir con 4 criterios o más en forma seriada o simultánea durante cualquier período de observación para ser diagnosticado con LES. Tabla 4. Criterios para la clasificación del LES (Tan et al, 1982; Hochberg, 1997) Criterio Definición 1. Exantema malar Eritema sobre las eminencias malares que tiende a respetar los pliegues nasolabiales (en forma de alas de mariposa) 2. Exantema discoide Parches eritematosos elevados con descamación queratósica adherida 3. Fotosensibilidad Exantema como consecuencia de una reacción de sensibilidad a la luz solar 4. Úlceras orales Ulceración oral o nasofaríngea 5. Artritis Artritis no erosiva que afecta a dos o más articulaciones 6. Serositis Pleuritis y/o pericarditis 7. Trastorno renal Proteinuria persistente o cilindros celulares 8. Trastorno neurológico Convulsiones y/o psicosis 9. Trastorno hematológico Anemia, Leucopenia, Linfopenia y/o trombocitopenia 10. Trastorno inmunológico Test positivos para autoanticuerpos: anti-doble cadena de ADN, anti-Sm o antifosfolípidos 11. Autoanticuerpos antinucleares Test positivo para autoanticuerpos anti-nucleares (ANA) 13 3.2 Artritis Reumatoide La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica y degenerativa que se caracteriza por provocar inflamación en la membrana sinovial (membrana que alimenta, protege y cubre los cartílagos) de las articulaciones. Además, puede afectar piel, vasos sanguíneos, corazón, pulmones y músculos. Afecta aproximadamente al 1% de la población general. Es 3 a 5 veces más frecuente en mujeres que en hombres. Suele aparecer entre los 40 y 70 años, aunque puede ser a cualquier edad. Etiología Desconocida. Se postula que la exposición a un antígeno artritógeno en un individuo con predisposición genética produciría alteración de la autotolerancia y una reacción inflamatoria crónica. Patogenia La respuesta a ese antígeno artritógeno produce una artritis aguda. El cuadro evoluciona con respuesta autoinmunitaria continua hasta la destrucción de la articulación. Los mediadores inflamatorios activan las células endoteliales en la membrana sinovial y facilitan la unión y migración de los leucocitos. Además, son potentes estimuladores de la replicación osteoclástica. Tanto los inmunocomplejos como las metaloproteinasas destruyen el cartílago articular. Así, la membrana sinovial edematosa, hiperplásica y adherente con abundantes células inflamatorias se adhiere y crece sobre la superficie articular generando un paño que estimula la resorción del hueso adyacente. En la etapa final, el paño destruye el cartílago y erosiona el hueso subcondral de forma prolongada e irreversible. Morfología La AR causa varias alteraciones morfológicas. Las más pronunciadas afectan a las articulaciones. Histológicamente se detecta: infiltración del estroma sinovial por infiltrado inflamatorio perivascular formado principalmente por linfocitos T colaboradores CD4+, células B, células plasmáticas, células dendríticas y macrófagos, aumento de la vascularización con depósitos de hemosiderina superficiales, agregados de fibrina Clínica Alrededor del 80% de los pacientes presentan autoanticuerpos anti-factor reumatoide (FR). La enfermedad comienza de modo lento e insidioso en más de la mitad de los pacientes. Al principio hay malestar general acompañado de dolor osteomuscular y después de varias semanas o meses comienza la afectación articular. La inflamación de la membrana sinovial produce dolor e hinchazón y sensación de rigidez que los pacientes suelen sentir al levantarse o después de inactividad. La enfermedad afecta con más virulencia a unas articulaciones que a otras y hay algunas que nunca se alteran. Así, las más afectadas son las manos (articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales) y los pies, seguidos por las muñecas, codos y rodillas. Es infrecuente que afecte a la región cervical de la columna y habitualmente respeta la región lumbosacra y las caderas. La evolución de la enfermedad puede ser lenta o rápida, la mayor parte del daño aparece entre el cuarto y quinto año. Algunos pacientes tienen períodos de remisión parcial o completa. El resultado final son articulaciones deformadas sin estabilidad y con un arco de movilidad mínimo o nulo. 3.3 Síndrome de Sjögren. El Síndrome de Sjögren (SS) es una enfermedad sistémica crónica autoinmune que se caracteriza por mostrar infiltrado linfocitario en glándulas exocrinas, principalmente glándulas lagrimal y salival, resultando en una disminución de la función secretora. La población comprometida corresponde en un 95% a mujeres entre 42 y 65 años de edad, siendo la relación mujer-hombre de 10:1 e incidencia anual 14 de 4/100.000 en la población general. El SS es una de las tres enfermedades autoinmunes más frecuentes, habiendo recibido menor investigación y atención terapéutica respecto al LES. De acuerdo a la forma de presentación, el SS puede clasificarse en primario (SSp) cuando no se asocia a otras enfermedades autoinmunes o secundario (SSs) cuando se asocia a otras enfermedades autoinmunes tales como AR, LES, fenómeno de Reynaud, esclerodermia y vasculitis. Etiología Desconocida. Se asocia a mutaciones de determinados alelos HLA. Patogenia Se postula que el desencadenante del proceso patológico podría ser una infección viral en las glándulas salivales y/o lagrimales que provocaría muerte celular y por ende liberación de autoantígenos. En individuos con susceptibilidad genética, linfocitos tanto T como B podrían responder a estos autoantígenos propios. Lo que desencadenaría un cuadro de inflamación crónica en dichas glándulas con infiltración linfocítica y fibrosis. Morfología Histológicamente en las glándulas salivales se ve infiltrado linfocítico periductal y perivascular, luego se hace extenso y en las glándulas mayores se pueden ver folículos linfáticos con centros germinales. Las células germinales que revisten los conductos pueden mostrar hiperplasia. Hay atrofia, fibrosis y hialinización de los acinos en etapas avanzadas de la enfermedad. En el ojo, la ausencia de lágrima deseca el epitalio cornal produciendo inflamación, erosión y ulceración. La mucosa oral se puede fisurar y ulcerar. La formación de costras en la nariz puede dar lugar a ulceraciones o incluso perforación del tabique. Clínica Las principales manifestaciones clínicas son xeroftalmía (ojo seco) y xerostomía (boca seca) como consecuencia del compromiso de glándulas exócrinas, así como también sequedad de la piel, mucosa nasal y vaginal. Además, pueden presentan manifestaciones extraglandulares que se subdividen en no viscerales (piel, artralgia, mialgia) y viscerales (pulmón, corazón, riñón, gastrointestinal, endócrina, sistema nervioso central y periférico). El 90% de los pacientes presenta autoanticuerpos anti- ribonucleoproteínas (Ro y La), el 75% anti-FR y entre el 50 y 80% anti-ANA. Los pacientes con SS tienen 40 veces más posibilidad de desarrollar linfoma B respecto a la población general. La asociación de SS con linfoma es del 5%. Los criterios de clasificación diagnóstica de la enfermedad más utilizados en la actualidad son los criterios del grupo de consenso europeo que determinó que para que un paciente sea diagnosticado con SS debe cumplir con 4 de 6 de los siguientes criterios: 1) síntomas oculares: sensación de ojo seco por más de 3 meses; 2) síntomas orales: sensación de boca seca, hinchazón de glándula parótidas y/o dificultad para tragar; 3) signos oculares: test de Schirmery rosa de bengala positivos; 4) hallazgos histológicos en biopsia de glándula salivar menor: presencia de más de un foco de células mononucleares por 4 mm2 de tejido glandular; 5) compromiso objetivo de glándulas salivales: sialografía parotídea o sialometría sin estimulación menor a 10 mm en 15 min y; 6) positividad de autoanticuerpos: Ro o La o ANA o FR. 3.4 Esclerosis Sistémica. La esclerosis sistémica (ES) es una enfermedad autoinmune crónica que se caracteriza por: inflamación crónica, lesión generalizada de vasos sanguíneos pequeños y fibrosis intersticial y perivascular 15 progresiva en la piel y en múltiples órganos. Aunque el término esclerodermia está arraigado en la medicina clínica, es mejor llamar a esta enfermedad esclerosis sistémica porque se caracteriza por una fibrosis excesiva en todo el cuerpo. Tiene un cociente de mujeres-hombres de 3:1, con una incidencia máxima en el grupo de 50 a 60 años. Etiología Desconocida. Las respuestas autoinmunitarias, la lesión vascular y el depósito de colágeno contribuirían a la lesión tisular final. Patogenia Es un trastorno autoinmune en el que se produce lesión vascular y hay una inflamación crónica seguida por un depósito excesivo de matriz extracelular y finalmente fibrosis. La fibrosis en última instancia conduce a la disfunción de los órganos y la muerte. La activación del sistema inmune innato conduce a la movilización de las células linfoides innatas (T CD4+) y la regulación positiva de múltiples genes y de citoquinas pro-fibróticas (principalmente TGF-β y IL-13). Estas citoquinas liberadas localmente activan los fibroblastos residentes a diferenciarse en miofibroblastos (O'Reilly, 2014). También habría una activación inadecuada de la inmunidad humoral debido a que, prácticamente todos los pacientes tienen autoanticuerpos anti-nucleares (ANA). Se han descrito dos ANA muy asociados a la ES: uno dirigido contra la ADN topoisomerasa I (anti-Scl70) y otro es un anticuerpo anticentromérico. No está clara la participación de los ANA en la patogenia de la enfermedad, podrían estimular la fibrosis, pero no hay datos convincentes. Se desconoce la causa de la lesión vascular; podría ser el fenómeno inicial o la consecuencia de la inflamación crónica. También se ha observado aumento de la activación plaquetaria. Ciclos repetidos de lesión endotelial seguidos por agregación plaquetaria dan lugar a la liberación de factores plaquetarios y endoteliales (PDGF, TGF-β) que desencadenan la fibrosis perivascular. La fibrosis progresiva característica de la enfermedad puede ser la culminación de múltiples acciones como las citoquinas pro-fibróticas, la hiperreactividad de los fibroblastos a estas citoquinas y la cicatrización luego de la lesión isquémica producida por las lesiones vasculares. También habría una alteración primaria de la producción del colágeno como consecuencia de un polimorfismo hallado en el gen que codifica al factor de crecimiento del tejido conjuntivo. Morfología La proliferación de la íntima es evidente en todos los pacientes en las arterias digitales. Además es frecuente la dilatación y permeabilidad o destrucción capilar. Los bucles capilares de los lechos ungueales están distorsionados en fases tempranas y posteriormente desaparecen. La atrofia esclerótica difusa de la piel habitualmente comienza en los dedos de las manos y las regiones distales de las extremidades superiores y se extiende en dirección proximal hasta afectar a brazos, hombros, cuello y cara. Histológicamente hay edema e infiltrados perivasculares, además de tumefacción y degeneración de las fibras colágenas que se vuelven eosinófilas. En los capilares y arterias pequeñas puede haber engrosamiento de la lámina basal, lesión de las células endoteliales y oclusión parcial. La fibrosis progresiva de la dermis va a quedar firmemente unida a las estructuras subcutáneas. Hay un marcado aumento del colágeno en la dermis, habitualmente con adelgazamiento de la epidermis, pérdida de las crestas interpapilares, atrofia de los anexos dérmicos y engrosamiento hialino de las paredes de las arteriolas y los capilares de la dermis. Pueden aparecer calcificaciones subcutáneas focales y en ocasiones difusas, especialmente en pacientes con el síndrome CREST. En fases avanzadas, los dedos de las manos tienen aspecto afilado, similar a una garra, con limitación del movimiento de las articulaciones y la cara se convierte en una máscara. La pérdida de la vascularización puede dar lugar a 16 ulceraciones cutáneas y cambios atróficos de las falanges terminales. Además existen alteraciones morfológicas en tubo digestivo, sistema osteomuscular, riñones, pulmones y corazón. Clínica En algunos pacientes, la enfermedad parece estar confinada a la piel durante muchos años, aunque en la mayoría progresa hasta afectación visceral con muerte por insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, insuficiencia pulmonar o mala absorción intestinal. La heterogeneidad clínica de la ES se ha reconocido clasificando la enfermedad en dos categorías principales: la difusa, que se caracteriza por afectación cutánea generalizada al inicio con progresión rápida y afectación visceral temprana; y la limitada, en la que la afectación cutánea con frecuencia está limitada a los dedos de las manos, los antebrazos y la cara, la afectación visceral es tardía por lo que la evolución clínica es relativamente benigna. La combinación del fenómeno de Raynaud, los dedos hinchados y anticuerpos antinucleares positivos son características distintivas que deben alertar al clínico sobre la presencia de ES a estadíos muy tempranos, que puede ser tratada con fármacos vasodilatadores, anti-trombóticos e inmunosupresores (Peltomaa et al, 2013). Algunos pacientes con ES limitada también presentan una combinación de calcinosis, fenómeno de Raynaud, alteración de la motilidad esofágica, esclerodactilia (engrosamiento y tensionamiento de la piel en las manos y en los dedos de las manos) y telangiectasias (dilatación de capilares que causa marcas rojas en la superficie de la piel), denominada síndrome CREST. 3.5 Tiroiditis de Hashimoto La tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves (ver más adelante) son los trastornos autoinmunitarios más frecuentes de la tiroides. La tiroiditis de Hashimoto se caracteriza por un fracaso gradual de la glándula tiroides por destrucción autoinmunitaria de la misma. Es más prevalente entre los 45 y 65 años siendo la relación mujeres-hombres de 10:1 y 20:1. Etiología Desconocida. Tiene un fuerte componente genético asociado a polimorfismos de varios genes involucrados en la regulación inmunológica. Los más prevalentes son el gen llamado antígeno 4 asociado al linfocito T citolítico (CTLA4) y el gen llamado proteína tirosina fosfatasa 22 (PTPN22). Patogenia El CTLA4 es un regulador negativo de las respuestas de los linfocitos T y el PTPN22 se cree que también inhibe la función de los linfocitos T. Los polimorfismos hallados en estos genes alterarían la autotolerancia de los autoantígenos tiroideos. La mayoría de los pacientes presentan autoanticuerpos circulantes contra la tiroglobulina y contra la peroxidasa tiroidea. Estos autoanticuerpos van a llevar a los timocitos a la apoptosis mediante CCDA. Otros dos mecanismos también llevan a los timocitos a la apoptosis, uno es la inflamación mediada por citoquinas y macrófagos y otro es la muerte celular mediada por linfocitos T citotóxicos CD8+. Morfología Microscópicamente se ve un infiltrado mononuclear extenso en el parénquima y centros germinales bastantes desarrollados. Los folículos tiroideos están atrofiados y tapizados en muchas zonas por células epiteliales que se distinguen por la presencia de citoplasma granular eosinófilo y se denominan células de Hürthle. Es una respuesta metaplásica del epitelio cúbico normal al trastorno presente. Además, se ve aumentodel tejido conjuntivo insterticial. Clínica 17 Al comienzo de la tiroiditis de Hashimoto el aumento de tamaño de la glándula tiroides suele ser asimétrico y difuso. El hipotiroidismo aparece de modo gradual. En algunos pacientes, al comienzo de la enfermedad se observa un cuadro de hipertiroidismo transitorio a causa de la rotura de los folículos que llevan a un aumento de T3 y T4 libres y una disminución de TSH. Cuando el hipotiroidismo se establece disminuyen las concentraciones de T3 y T4 libres y se produce un aumento compensador de TSH. Los pacientes tienen mayor riesgo de padecer otras enfermedades autoinmunitarias y linfoma no Hodgkin de células B. 3.6 Enfermedad de Graves La enfermedad de Graves es la causa más frecuente de hipertiroidismo endógeno. Se caracteriza por hipertiroidismo con hiperfunción de la tiroides con aumento de tamaño difuso, oftalmopatía infiltrativa con exoftalmos secundario y dermopatía infiltrativa localizada en algunos pacientes. Su mayor incidencia es entre los 20 y 40 años siendo la relación mujeres-hombres de 10:1. Etiología Desconocida. Tiene un fuerte componente genético asociado a polimorfismos de varios genes involucrados en la regulación inmunológica. Los más prevalentes son el CTLA4, el PTPN22 y el (HLA-DR3). Patogenia Los polimorfismos hallados en CTLA4, PTPN22 y HLA-DR3 alterarían la autotolerancia de los autoantígenos tiroideos. La mayoría de los pacientes presentan autoanticuerpos circulantes contra el receptor de TSH de tres tipos: 1) Ig que al unirse al receptor estimulan la secreción de hormonas tiroideas, ocasionando el hipertiroidismo; 2) Ig que al unirse al receptor estimulan la proliferación del epitelio folicular tiroideo generando una hipertrofia e hiperplasia difusa y 3) Ig que al unirse al receptor inhiben su función, lo que da lugar a episodios de hipotiroidismo en algunos pacientes. La oftalmopatía infiltrativa se debe a: 1) infiltración de células mononucleares en el espacio retrorbitario; 2) edema y tumefacción de los músculos extraoculares; 3) acumulación de componentes de la matriz celular y 4) aumento del número de adipocitos. Morfología La glándula tiroides suele presentar un aumento de tamaño simétrico. A nivel histológico las células epiteliales foliculares son altas y están más concentradas, por lo que se forman papilas pequeñas que se proyectan en la luz folicular invadiendo el coloide. Hay infiltrado linfoplasmocitario con predominio de linfocitos T y numerosos centros germinales. En pacientes con oftalmopatía los tejidos orbitarios están edematosos con infiltración de linfocitos y fibrosis. Los pacientes con dermopatía presentan engrosamiento de la dermis debido a acumulación de glucosaminoglucanos e infiltración de linfocitos. Clínica La evolución clínica en la enfermedad de Graves comprende cambios relacionados con el hipertiroidismo junto con hiperplasia difusa de la tiroides, oftalmopatía y dermopatía. El grado de hipertiroidismo varía en cada paciente. Siempre hay un aumento de tamaño difuso de la tiroides. Si se acompaña de aumento de flujo sanguíneo se puede producir un soplo audible. La hiperactividad simpática confiere una mirada característica con ojos muy abiertos y fijos con retracción de los párpados. La oftalmopatía produce una protusión anormal del globo ocular (exoftalmos) y los 18 músculos extraoculares suelen estar debilitados. La dermopatía infiltrativa es más frecuente en la piel de la cara anterior de la pierna con engrosamiento escamoso y endurecimiento. Los pacientes con enfermedad de Graves tienen mayor riesgo a padecer otras enfermedades autoinmunes. 3.7 Dermatomiositis. Es una miopatía inflamatoria de origen autoinmunitario con trastorno inflamatorio de la piel y el músculo esquelético. Se caracteriza por un exantema cutáneo distintivo que puede acompañar o preceder a las alteraciones musculares. Puede aparecer como miopatía aisalada o ser un componente de la ES. Etiología Desconocida. La lesión tisular parece estar mediada por mecanismos inmunológicos. Patogenia Hay depósitos de anticuerpos y complemento en los pequeños vasos sanguíneos y se asocian con focos de necrosis de miocitos. Los capilares parecen ser las principales dianas. Hay células B y T CD4+ en el músculo con escasez de linfocitos en las áreas de lesión de miofibras. Morfología El exantema cutáneo clásico toma la forma de una coloración lila o en heliotropo de los párpados superiores asociado con edema periorbitario. A menudo se acompaña de una erupción eritematosa escamosa o de parches rojo violáceos sobre los nudillos, los codos y las rodillas (lesiones de Grotton). En la histología se ven los infiltrados inflamatorios localizados predominantemente alrededor de los pequeños vasos sanguíneos y en el tejido conjuntivo perimisial. Son particularmente prominentes los grupos de fibras atróficas en la periferia de los fascículos (atrofia perifascicular). Hay una reducción marcada de los capilares intramusculares que se cree deriva de la lesión endotelial vascular y fibrosis. También pueden observarse fibras musculares necróticas y regeneración de todo el fascículo como en la polimiositis. Clínica La debilidad muscular es de inicio lento, simétrica bilateralmente y a menudo se acompaña de mialgias. Típicamente afecta primero a los músculos proximales. Los movimientos finos controlados por los músculos distales se afectan sólo tardíamente. En un tercio de los individuos afectados aparece disfagia como consecuencia de la afectación de los músculos orofaríngeos y esofágicos. En algunos pacientes hay manifestaciones extramusculares como enfermedad pulmonar intersticial, vasculitis y miocarditis. Los adultos con dermatomiositis tienen un mayor riesgo de desarrollar cánceres viscerales. En los jóvenes, el comienzo de la enfermedad es similar, pero se acompaña más a menudo de dolor abdominal y afectación del tubo digestivo. Pueden aparecer ulceraciones en la mucosa, hemorragia y perforación como resultado de una vasculopatía asociada. La calcinosis, que es infrecuente en los adultos, aparece en un tercio de los jóvenes con dermatomiositis. 3.8 Polimiositis. Es una miopatía inflamatoria de origen autoinmunitario caracterizada por afectación muscular proximal simétrica. Puede aparecer como miopatía aislada o ser un componente de la ES. 19 Etiología Desconocida. La lesión tisular parece estar mediada por mecanismos inmunológicos. Patogenia La polimiositis (PM) parece estar causada por una lesión en los miocitos mediada por células. Se observan células T citotóxicas CD8+ y macrófagos cerca de las fibras musculares dañadas y un aumento en la expresión de las moléculas HLA clase I y clase II en el sarcolema de las fibras normales. En varios pacientes se han detectado autoanticuerpos, del tipo ANA y los dirigidos contra ARN de transferencia sintetasa, éste último parecería más o menos específico. Morfología Las células inflamatorias se encuentran en el endomisio. Los linfocitos T CD8+ y otras células linfoides invaden las fibras musculares sanas. Las fibras tanto necróticas como en regeneración están dispersas por todo el fascículo, sin la atrofia perifascicular que se observa en la dermatomiositis. No existe evidencia de lesión vascular. Clínica Las afectaciones musculares son similares a las que se observan en la dermatomiositis. Difiere de la dermatomiositis en la ausencia de la afectación cutánea y en su prevalencia principalmente en adultos. En algunos pacientes se acompaña de afectación inflamatoria del corazón, los pulmones y los vasos sanguíneos. 3.9 Enfermedad Mixta del Tejido Conjuntivo. La Enfermedad Mixta del Tejido Conjuntivo (EMTC) es una entidad que se caracteriza por la aparición de fenómeno de Raynaud, edema de las manos, sinovitis, acroesclerosis y miositis, junto a la presencia de anticuerpos anti-U1-ribonucleoproteína(U1-RNP). Etiología Desconocida. Es una mezcla de manifestaciones solapadas de otras patologías autoinmunes. Morfología El fenómeno de Raynaud es el síntoma más precoz y persistente. Puede llegar a ser grave, con la aparición de gangrena de las puntas de los dedos o, incluso, pérdida de la mano. Otra manifestación cutánea muy característica es la esclerodactilia, con tumefacción de los dedos (dedos "en salchicha") e hinchazón del dorso de las manos. Pueden aparecer también erosiones dolorosas de las puntas de los dedos (lesiones "en mordedura de rata") y cambios en la piel de la cara similares a la ES. En la histología, la lesión más característica es la proliferación generalizada de la íntima de las arterias de mediano calibre. Ocasionalmente se han encontrado lesiones similares en las arterias de mayor calibre (coronarias, pulmonares, renales y aorta). Esto contrasta con la ES, en la que la proliferación de la íntima se limita a las arterias de pequeño calibre. Clínica 20 Las características clínicas de esta enfermedad son una mezcla de las características clínicas de LES, ES y PM. En algunos pacientes, el cuadro clínico de esta enfermedad evoluciona hacia el desarrollo de ES o de LES, por lo que se ha suscitado un intenso debate sobre la existencia o no de esta enfermedad como entidad nosológica individualizada. Por otra parte, los pacientes con capilares anormales en el lecho ungüeal sufren una enfermedad más activa y extensa y presenta más manifestaciones de ES que aquéllos cuyos capilares son normales. Estos capilares anormales se encuentran en más del 80% de los pacientes con ES y sólo en el 2% de los enfermos con LES. El pronóstico depende de la naturaleza y la gravedad de la afección de los órganos principales. Las complicaciones graves más frecuentes son la hipertensión pulmonar rápidamente progresiva, la miocarditis y la hipertensión renovascular. Afecta sobre todo a las mujeres (80%), generalmente al final de la cuarta década de la vida. El fenotipo HLA-DR4 es frecuente en estos pacientes y se han descrito casos de asociación familiar. 3.10 Espondiloartritis anquilosante. La espondiloartritis anquilosante (EA) es una sinovitis crónica de origen autoinmunitario. Etiología Desconocida. Habría una predisposición genética (HLA-B27). Patogenia Esta enfermedad se caracteriza por el desarrollo óseo en las articulaciones de la columna vertebral por destrucción del cartílago articular que da lugar a la anquilosis (disminución o falta de movilidad de una articulación). En particular afecta a las articulaciones sacroilíacas e interapofisarias (entre las tuberosidades y las apófisis). Aunque el 90% de las personas afectadas son HLA-B27 positivas, se sospecha la contribución de otros genes. Se han detectado asociaciones con el gen ARTS1 que codifica para una peptidasa que degrada antígenos procesados para ser presentados por moléculas HLA I y con el gen IL23R, el receptor de la IL-23. Recientemente, se evidenció que el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) juega un importante papel en el desarrollo de los cambios óseos y que la proteína morfogenética ósea 2 (BMP-2) participa en la regulación de la proliferación ósea y el aumento de su nivel en suero se ha demostrado en pacientes avanzados y se correlacionó con el grado de los cambios radiográficos (Tošovský et al, 2014). Además, se evidenció la contribución de dos quemoquinas, CCL19 y CCL21, en la osificación de fibroblastos en ligamentos humanos (Qin et al, 2014). Morfología Clínica También puede producirse la inflamación de otras articulaciones de los miembros como tobillos, rodillas, muñeca, caderas, etc., teniendo mayor prevalencia en las extremidades inferiores. La mayoría de los casos comienza entre los 15 y 30 años con predominio de los varones: 3-6 por cada mujer. 3.11 Fiebre reumática. La fiebre reumática aguda (FRA) y su secuela crónica, la enfermedad reumática cardíaca (ERC) se han convertido en raras en los países desarrollados, aunque siguen teniendo una alta incidencia y prevalencia en la población pobre de países en vías de desarrollo. 21 La incidencia de FRA en los países desarrollados es menor 5 por cada 100.000 niños. En contraste la incidencia en países en vías de desarrollado excede a los 50 por cada 100.000 niños. Estudios realizados durante la primera mitad del siglo XX establecieron que solo la faringitis causada por estreptococos de grupo A causa FRA. Es necesario repetidas faringitis por estreptococos de grupo A sin tratamiento antibiótico o mal tratadas para que se desarrolle la FRA. El uso racional y sistemático de antibióticos en infecciones por estreptococos grupo A redujo sustancialmente la incidencia tanto de la FRA como de la ERC. Aunque la enfermedad aguda causa una considerable morbilidad y alguna mortalidad, la mayor morbilidad y mortalidad lo presenta la ERC. Ello es debido a la respuesta autoinmune que afecta selectivamente al corazón, produciendo daño en sus válvulas, especialmente en las válvulas mitral y aórtica. La similitud inmunogénica entre epitopes de la proteína M del estreptococo grupo A y la miosina cardíaca es esencial para el desarrollo de ERC en individuos susceptibles. Existe evidencia científica que muestra la reacción cruzada entre tejidos de las válvulas cardiacas y N-acetil glucosamina en los carbohidratos de los estreptococos de grupo A. Los autoanticuerpos dirigidos iniciales contra las válvulas cardíacas gatillan el daño de las válvulas, el cual es producido por linfocitos T y macrófagos. El diagnóstico se rige por criterios de Jones que establecen que se deben cumplir al menos dos criterios mayores o, uno mayor y dos menores, además antecedentes de una infección estreptocócica. Criterios mayores: 1) Miocarditis; 2) Poliartritis migratoria; 3) Corea de Sydenham; 4) Nódulos subcutáneos; 5) Eritema marginado. Criterios menores: 1) Fiebre; 2) Artralgias; 3) Presencia de antecedentes faringo-amigdalares por estreptococo grupo A evidenciadas por cultivo positivo o título de antiestreptolisina O mayor a 160 Unidades Todd; 4) Eritrosedimentación aumentada y/o proteína C reactiva positiva y/o leucocitosis; 5) Anormalidades en el electrocardiograma, como un alargamiento del intervalo PR. 3.12 Vasculitis Las vasculitis son un grupo de enfermedades sistémicas que se caracterizan por presentar inflamación de los vasos sanguíneos, determinando así deterioro u obstrucción al flujo de sangre y daño a la integridad de la pared vascular. Pueden afectar cualquier tipo de vaso del organismo y el compromiso puede ser de uno o varios órganos o sistemas. La clínica de estas enfermedades viene dada por la expresión de la isquemia a los tejidos irrigados por los vasos comprometidos, además de presentar fiebre, baja de peso y compromiso estado general que acompañan frecuentemente a la inflamación sistémica. El diagnóstico de las vasculitis se basa en la combinación de hallazgos clínicos, serológicos, histológicos y angiológicos. Se clasifican según un consenso desarrollado en 1992 (Conferencia de Chapel Hill) que toma en cuenta los siguientes aspectos: • Manifestaciones clínicas e histopatológicas • Tamaño de los vasos comprometidos • Presencia de marcadores serológicos, por ejemplo los anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo (ANCA) • Tejido comprometido demostrado por inmunohistoquímica 22 Los dos mecanismos patogénicos más frecuentes de las vasculitis son la inflamación de origen inmunitario y la invasión directa por patógenos infecciosos. Los mecanismos inmunes involucrados en el desarrollo de las vasculitis se han clasificado en cuatro tipos: 1. Asociado con enfermedades atópicas: las reacciones de hipersensibilidad tipo I son centrales. Hay producción de IgE en respuesta a algún agente ambiental, que se unen a las células plasmáticas a través de su receptor Fc. En las exposicionesposteriores al agente ambiental, la IgE unida induce la degranulación de los mastocitos liberando mediadores que producen reacciones alérgicas. Ejemplos de vasculitis donde los fenómenos atópicos pudieran jugar un papel son el síndrome de Churg Strauss y la Vasculitis urticariforme. 2. Asociada con autoanticuerpos: Las reacciones de hipersensibilidad tipo II involucran la producción de (auto) anticuerpos tipo IgM o IgG. se reconocen anticuerpos antimembrana basal, que pueden causar capilaritis en pulmón y riñón y Anticuerpos anti célula endotelial. En este grupo los anticuerpos más importantes reconocidos son los anticuerpos anti citoplasma de neutrófilos (ANCA) y los anticuerpos anticélulas endoteliales (AECA). Los ANCA son detectados por técnicas de inmunofluorescencia, que reconoce dos patrones: fluorescencia granular citoplasmática (cANCA) o fluorescencia perinuclear (pANCA). También se pueden detectar los antígenos blanco de los ANCA a través de técnica de ELISA, pudiendo reconocer a la proteinasa-3 (PR3) en el caso de los cANCA y a la Mieloperoxidasa (MPO) en el caso del pANCA. Tanto el PR3 como el MPO son proteínas que se almacenan en los gránulos azurofílicos de los polimorfonucleares, y tienen funciones importantes como actividad proteolítica, activación de citokinas, control de crecimiento y diferenciación celular y formación de especies reactivas de oxígeno. Estas proteínas pueden expresarse en la membrana celular, siendo blanco de unión de los ANCA lo que determina la activación celular y subsecuente daño endotelial. Las vasculitis clásicas ANCA (+) son la Vasculitis de Wegener (GW), la Poliangiitis microscópica (MPA) y la vasculitis de Churg Strauss. También se han descrito ANCA, principalmente pANCA en algunas infecciones, reacciones a drogas y tumores. Los AECA se pueden detectar por técnica de ELISA. Constituyen un grupo de autoanticuerpos, cuyo antígeno no está bien definido. Se pueden encontrar en una serie de vasculitis primarias (Kawasaki, Wegener, MPA) o secundarias, y no es claro si juegan un papel patogénico en estas o se trataría de un epifenómeno. 3. Asociada con complejos inmunes: estas se caracterizan por presentar complejos inmunes circulantes y depósito de estos en las paredes de los vasos sanguíneos. Representan una reacción de hipersensibilidad tipo III. Cualquier antígeno que permanezca por un tiempo suficiente en el intravascular es capaz de gatillar la producción de anticuerpos, que unidos al antígeno forman complejos inmunes en la circulación. Los complejos inmunes son el resultado de la unión no covalente del antígeno y su anticuerpo. Sólo en dos entidades se ha identificado el antígeno circulante en los complejos inmunes: antígeno de hepatitis B en la Poliarteritis Nodosa (PAN) y antígeno de la Hepatitis C en algunos pacientes conCrioglobulinemia mixta esencial. Otro ejemplo de estas vasculitis es el Púrpura de Schönlein-Henoch, en la que se identifican complejos inmunes que contienen IgA. 4. Asociada con Hipersensibilidad mediada por linfocitos T: representan una reacción de hipersensibilidad tipo IV. En la pared arterial se encuentra un gran número y proporción de 23 linfocitos T CD4 infiltrantes. También se encuentran macrófagos y células gigantes, con ausencia casi total de neutrófilos y células plasmáticas. Ejemplos de estas vasculitis son la Arteritis de la Temporal y la Arteritis de Takayasu, ambas vasculitis de grandes vasos. 4. Fenómeno de Raynaud El fenómeno de Raynaud es la consecuencia de una vasoconstricción exagerada de las arterias y las arteriolas digitales. Puede constituir una entidad patológica primaria o ser secundario a otras patologías como ser LES, SS, ES o ateroesclerosis. Afecta al 3-5% de la población total y tiene predilección hacia mujeres jóvenes. Consiste en ataques episódicos vasoespásticos con palidez y/o cianosis (coloración amoratada) de los dedos seguidos de hiperemia por reperfusión. En una secuencia de coloración blanca, amoratada y roja, muy característica. Los ataques suelen desencadenarse tras la exposición al frío o a tensión emocional. Suele existir afectación bilateral de los dedos de la mano y también del pie. Pueden llegar a originarse infartos en los pulpejos de los dedos con ulceraciones o gangrena evidente, con riesgo de complicaciones de tipo infeccioso, que pueden incluso afectar al hueso subyacente. Aparece en el 100% de los pacientes con ES limitada y hasta en el 75% de los pacientes con ES difusa. 5. Inmunodeficiencia La inmunodeficiencia se define como el estado de disminución o ausencia de la respuesta inmune del organismo. Las inmunodeficiencias se clasifican en primarias, que casi siempre están determinadas por factores genéticos, y secundarias, que pueden originarse como complicaciones de neoplasias, infecciones, malnutrición o como efectos adversos de inmunosupresión, irradiación o quimioterapia. 5.1 Inmunodeficiencias primarias Las inmunodeficiencias primarias (IDP) representan un amplio grupo de enfermedades, en su gran mayoría hereditarias, cuyas causas han sido bien definidas. Los defectos responsables de la alteración inmunológica pueden comprometer a cualquiera de los componentes que forman el sistema inmune: fagocitos, linfocitos T, linfocitos B, células NK o sistema del complemento. Algunas enfermedades presentan deficiencias en más de un componente del sistema inmune. A continuación, se mencionan algunas enfermedades de IDP: 5.1.1 Agammaglobulinemia ligada a X (Enfermedad de Bruton, XLA) La XLA es una de las formas más frecuentes de IDP. Se caracteriza por la ausencia de maduración de los precursores de los linfocitos B. Etiología La XLA está producida por mutaciones de una tirosina cinasa citoplasmática llamada tirosina cinasa de Bruton (Btk); el gen que la codifica se localiza en el brazo largo del cromosoma X, en Xq21.22. Patogenia Btk está asociada al complejo del receptor de la Ig de los linfocitos pre-B y B y es necesaria para transducir señales desde el receptor. Cuando está mutada Btk, el receptor de los linfocitos pre-B no puede generar las señales necesarias para su maduración. Como consecuencia, se ve ausencia o marcada disminución de linfocitos B en la circulación y por ende, disminución de la concentración sérica de todas las clases de inmunoglobulinas. Los centros germinativos de los ganglios linfáticos, las placas de Peyer, el apéndice y las amígdalas están desarrollados de forma insuficiente. 24 Clínica La XLA se manifiesta en su mayoría en varones por estar ligada al cromosoma X, se han visto casos en mujeres, pero esporádicos. La enfermedad habitualmente se manifiesta a los 6 meses de vida cuando ocurre la depleción de las inmunoglobulinas maternas. Los pacientes cursan con infecciones bacterianas recurrentes y a veces virales. El 35% de los pacientes presentan enfermedades autoinmunes como ser FR y dermatomiositis. Las infecciones crónicas que sufren estos pacientes podrían estar relacionadas con la pérdida de la tolerancia inmunológica. Actualmente, el tratamiento profiláctico con Ig intravenosas permite que la mayoría de los pacientes lleguen a la edad adulta. 5.1.2 Síndrome de DiGeorge El síndrome de DiGeorge es una deficiencia de linfocitos T que se debe a la ausencia de desarrollo de la tercera y cuarta bolsas faríngeas. Etiología El 90% de los pacientes presenta una deleción en un gen que está localizado en el cromosoma 22q11. El 10% es hereditaria. Patogenia Clínica Debido a la ausencia del desarrollo de la tercera y cuarta bolsas faríngeas, los pacientes tienen una pérdida variable de la inmunidad mediada por los linfocitos T (debida a hipoplasia o ausencia del timo), tetania (por ausencia de las glándulas paratiroides) y malformaciones congénitas del corazón y de los grandes vasos. 5.1.3 Inmunodeficiencia combinada grave (IDGG) La IDGG representavarios síndromes diferentes desde el punto de vista genético pero que se caracterizan por defectos en las respuestas inmunes humorales y celulares. Etiología La forma más frecuente (50-60% de los casos) se debe a una mutación de la subunidad γ común de los receptores de citoquinas (γc). Esta mutación está ligada al cromosoma X y se hereda en forma dominante. El resto de los casos de IDGG se hereda de forma autosómica recesiva y son mutaciones de diferentes proteínas involucradas en el desarrollo de los linfocitos T y B. Patogenia La γc es una proteína transmembrama que forma parte de los componentes de transducción de señales de los receptores de IL-2, IL-4, IL-7, IL-9, IL-11, IL-15 e IL-21. Como consecuencia de una transducción de señales defectuosa de todas estas citoquinas, hay una marcada reducción del número de linfocitos T y, aunque los linfocitos B se encuentran en cantidades normales, hay un grave deterioro de la síntesis de anticuerpos por la ausencia de cooperación de los linfocitos T. 25 Morfología Los hallazgos histológicos dependen del defecto subyacente. En la forma más frecuente, mutación de γc el timo es pequeño y no tiene células linfáticas, en su lugar presenta lobulillos de células epiteliales indiferenciadas que recuerdan el timo fetal. Además, el resto de los tejidos linfáticos se encuentran hipoplásicos con marcada depleción de las áreas de los linfocitos T y en algunos casos de los linfocitos B. Clínica Los pacientes con IDGG son muy susceptibles a infecciones recurrentes y graves por una amplia gama de patógenos. Sin un trasplante de médula ósea se produce la muerte en el primer año de vida. 5.1.4 Angioedema hereditario El angioedema hereditario se debe a una deficiencia del inhibidor de C1 del sistema del complemento. Etiología Es un trastorno autosómico dominante. Patogenia Como consecuencia de la deficiencia del inhibidor de C1 se activan en forma no regulada las vías del complemento, de la coagulación y de la calicreína. La activación no regulada de estas vías produce un componente bioactivo, cuya naturaleza exacta se desconoce que lleva al paciente a tener episodios de edema que afecta la piel y las superficies mucosas. Clínica Los pacientes con angioedema hereditario pueden sufrir asfixia potencialmente mortal o náuseas, vómitos o diarreas después de un traumatismo leve o de estrés emocional. Los episodios agudos se pueden tratar con concentrados del inhibidor de C1 a partir de plasma humano. 5.1.5 Síndrome de Wiskott-Aldrich El síndrome de Wiskott-Aldrich es una enfermedad recesiva ligada al X que se caracteriza por trombocitopenia, edema y una marcada vulnerabilidad a infecciones que se lleva a la muerte precoz. Etiología Está producido por mutaciones en el gen que codifica la proteína del síndrome de Wiskott- Aldrich (WASP) que está localizado en Xp11.23. Patogenia La proteína WASP pertenece a una familia de proteínas que unen los receptores de membrana con elementos del citoesqueleto. La proteína WASP participaría en respuestas dependientes del citoesqueleto, como migración celular y transducción de señales, pero no están claras las funciones esenciales de esta proteína en los linfocitos y plaquetas. Morfología 26 El timo es normal morfológicamente al menos en la primera fase de la enfermedad, aunque hay una depleción secundaria y progresiva de linfocitos T en las áreas paracorticales de los ganglios linfáticos. Clínica Los pacientes presentan una pérdida variable de la inmunidad celular. Depleción progresiva de linfocitos T en sangre. No sintetizan anticuerpos contra antígenos polisacarídicos y su respuesta a los antígenos proteicos es escasa. En general, la concentración en suero de IgM es baja, de IgG es normal y de IgA e IgE es elevada. Los pacientes a menudo presentan linfomas no hodgkinianos de linfocitos B. 5.2 Inmunodeficiencias secundarias Las inmunodeficiencias secundarias (IDS) tienen diverso origen y repercusiones clínicas. Pueden estar producidas por una maduración defectuosa de los linfocitos (cuando la médula ósea es lesionada por la radioterapia o la quimioterapia o está afectada por neoplasias o cánceres metastásicos), pérdida de inmunoglobulinas (como en las nefropatías proteinúricas), síntesis inadecuada de inmunoglobulinas (como en la malnutrición) o depleción linfocitaria (por fármacos o infecciones graves). En conjunto, las IDS son más frecuentes que las IDP. La IDS que causa mayor preocupación en la actualidad es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, que se describe a continuación. 5.2.1 Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) El SIDA es una enfermedad producida por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que se caracteriza por una profunda inmunodepresión que da lugar a infecciones oportunistas, neoplasias secundarias y manifestaciones neurológicas. Aunque inicialmente se reconoció en EE UU, el SIDA es un problema a nivel mundial. En el año 2006, el VIH había infectado a 60 millones de personas en el mundo, y cerca de 20 millones de niños y adultos han muerto a causa de esta enfermedad. La transmisión sexual es el modo de infección predominante en todo el mundo. La transmisión de madre a hijo es la principal causa de SIDA pediátrico. Etiología El SIDA se produce por el VIH, un retrovirus humano no transformante que pertenece a la familia de los lentivirus. En pacientes con SIDA se han aislado dos formas genéticamente diferentes pero relacionadas llamadas VIH-1 y VIH-2. Patogenia El VIH infecta principalmente al sistema inmunitario y al sistema nervioso central. Entra en el cuerpo a través de los tejidos mucosos y la sangre, e infecta primero a los linfocitos T CD4+, además de las células dendríticas y los macrófagos. Una vez que el VIH se encuentra dentro de las células que infectó, puede integrarse al genoma de esas células y quedar latente o replicarse hasta producir nuevos virus VIH capaces de infectar más células del anfitrión. Se produce lisis de los linfocitos T CD4+ por efecto citopático del VIH en replicación y por activación de los VIH latentes por las citoquinas pro-inflamatorias liberadas por los macrófagos activados. Como consecuencia, el anfitrión sufre una pérdida de linfocitos T CD4+ y va a tener efectos ondulantes sobre prácticamente todos los demás componentes del sistema inmune. 27 El virus se disemina por todo el cuerpo, el individuo genera respuesta inmunitaria humoral y celular. Estas respuestas controlan en parte la infección y producción viral que se refleja por una disminución en la viremia a 12 semanas aproximadamente luego de la exposición inicial. La cantidad de virus al final de la fase aguda refleja el equilibrio alcanzado entre el virus y la respuesta del anfitrión y es un factor predictivo de la velocidad de disminución de los linfocitos T CD4+ y, por lo tanto, de la progresión de la enfermedad. En la siguiente fase de la enfermedad, fase crónica, los ganglios linfáticos y el bazo son focos de replicación continua del VIH y de destrucción celular. La fase final es la propagación hasta el SIDA que se caracteriza por desorganización de las defensas del anfitrión, aumento considerable de la viremia y enfermedad clínica grave y potencialmente mortal. Sin tratamiento, la mayoría de los pacientes con infección por el VIH progresan hasta SIDA después de una fase crónica que dura entre 7 y 10 años. Las excepciones se ven en pacientes que tienen una progresión rápida y los que no presentan progresión a largo plazo. Estos últimos muestran una respuesta específica vigorosa contra el VIH por parte de los linfocitos T CD4+ y CD8+. Morfología Los cambios anatómicos de los tejidos (con excepción del encéfalo) no son específicos y por ende diagnósticos. En general, las características anatomopatológicas del SIDA incluyen las de las infecciones oportunistas generalizadas, el sarcoma
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