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PARASITOLOGIA-RESUMEN (17)

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PATOLOGÍAS DEL SISTEMA INMUNE 
Autores: Julia Tau, Alejandro Berra 
 
1. Reacciones de Hipersensibilidad. 
Son reacciones producidas por un sistema inmunitario anormalmente activo. Hipersensibilidad se 
define como la respuesta excesiva a un antígeno. Este antígeno puede ser endógeno (autoinmunidad) o 
exógeno. Con frecuencia, la hipersensibilidad se asocia a la herencia de determinados genes de 
susceptibilidad. A continuación, se describen las reacciones de hipersensibilidad de acuerdo con la 
clasificación de Gell y Commbs (Gell y Commbs, 1963): 
1.1 Hipersensibilidad de tipo I 
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo I están mediadas por linfocitos Th2, anticuerpos IgE y 
mastocitos. Son las conocidas normalmente como alergias y anafilaxias, pudiendo ser locales o 
sistémicas (shock anafiláctico). También se denominan reacciones de hipersensibilidad inmediata. A 
continuación, se detallan los eventos cronológicamente: 
1. Contacto de un antígeno exógeno (alérgeno) en dosis y vías adecuadas para activar linfocitos Th2 
que producen: 
1. IL-4 capaz de inducir la diferenciación de linfocitos B para estimular el cambio a IgE. 
2. IL-5 que induce la proliferación y activación de eosinófilos. 
3. IL-13 que potencia la producción de IgE y estimula en las células epiteliales la secreción 
de moco. 
2. Sensibilización del organismo al alérgeno por la unión de IgE (fragmento Fc) con receptores 
específicos para el Fc de la IgE (FϲϵRI) en la membrana de mastocitos y basófilos. 
3. Activación de mastocitos y basófilos por una nueva unión del alérgeno con dos moléculas de IgE 
que provoca la liberación de diversas clases de mediadores que son responsables de las 
reacciones inmediatas (pocas horas) y tardías. Los mediadores liberados son: 
• Mediadores preformados: están contenidos en los gránulos de los mastocitos y son los 
primeros en liberarse y se pueden dividir en tres categorías: aminas vasoactivas, enzimas 
y proteoglucanos. La amina de mayor importancia es la histamina que se une a receptores 
H1 presentes en los vasos sanguíneos de músculo liso, induciendo vasodilatación y 
aumento de la permeabilidad vascular, siendo la responsable de la hipertermia y el edema 
en el sitio; a receptores H1 presentes en el músculo liso no-vascular causando contracción 
(broncoconstricción); y a receptores H2 presentes en las glándulas exocrinas, aumentando 
la secreción de moco. 
• Mediadores lipídicos: el ácido araquidónico y el factor activador plaquetario (PAF) que se 
forman a partir de los fosfolípidos de membrana. Él ácido araquidónico es el precursor de 
los leucotrienos y las prostaglandinas. Los leucotrienos C4 y D4 son los agentes 
vasoactivos y espasmógenos más potentes conocidos, varios miles de veces más potentes 
que la histamina. El leucotrieno B4 es un potente quimioatractante de polimorfonucleares 
(PMN), eosinófilos y mastocitos. La prostaglandina D2 estimula el broncoespasmo y la 
secreción de moco. El PAF produce agregación plaquetaria, liberación de histamina, 
2 
broncoespasmo, aumento de la permeabilidad vascular, vasodilatación y es 
quimioatractante de PMN y eosinófilos. 
• Citoquinas y Quimioquinas: se secretan muchas, entres ellas TNF-α, IL-1, IL-4 que 
favorecen la atracción de leucocitos y amplifican la respuesta Th2. Una quimioquina 
importante es la eotaxina que atrae eosinófilos que son particularmente importantes en la 
fase tardía. 
Las reacciones inmediatas están caracterizadas por edema, secreción de moco y espasmo del 
músculo liso. En las reacciones tardías los eosinófilos activados secretan leucotrieno C4 y PAF, y activan 
directamente a los mastocitos para que secreten mediadores. Así las células atraídas amplifican y 
mantienen la respuesta inflamatoria sin una exposición adicional al alérgeno desencadenante. 
El término atopia se refiere a la predisposición a presentar reacciones de hipersensibilidad de tipo I 
localizadas ante diversos alérgenos inhalados o ingeridos. Los pacientes atópicos tienden a tener 
mayores concentraciones séricas de IgE y linfocitos Th2 productores de IL-4 que la población general. 
La base de la predisposición genética todavía no está esclarecida. Las reacciones locales son variadas y 
dependen del punto de entrada del alérgeno. Pueden ser tumefacciones cutáneas localizadas (alergia 
cutánea y habones), secreción nasal y conjuntival (rinitis y conjuntivitis alérgicas), fiebre del heno, asma 
bronquial o gastroenteritis alérgica (alergia alimentaria). Muchas de estas reacciones tienen dos etapas 
bien definidas: una reacción inicial caracterizada por vasodilatación, aumento de la permeabilidad 
vascular y, dependiendo de la localización, espasmo del músculo liso o secreción glandular. Esta etapa 
comienza entre los 5 y 30 minutos siguientes a la exposición del alérgeno y tiende a desaparecer a los 60 
minutos. La reacción tardía comienza de 2 a 24 horas sin exposición adicional al alérgeno y puede durar 
varios días. Se caracteriza por infiltrado de eosinófilos, PMN, basófilos, monocitos y linfocitos T CD4+, 
además de destrucción tisular. 
Las reacciones sistémicas se caracterizan por shock vascular, edema generalizado y dificultad 
respiratoria. Puede aparecer en individuos sensibilizados en contexto hospitalario (antisueros, hormonas, 
enzimas, fármacos) o en el contexto comunitario (alimentos, toxinas de insectos). Dosis muy pequeñas 
de alérgeno pueden desencadenar una anafilaxia sistémica. A los pocos minutos de la exposición puede 
producirse prurito, habones y eritema cutáneo, seguido por una llamativa contracción de los bronquíolos 
y dificultad respiratoria. El edema laríngeo produce ronquera y pone en peligro aún más la respiración. 
Después se producen vómitos, dolor abdominal, cólico, diarrea y obstrucción laríngea y el paciente 
puede entrar en estado de shock e incluso morir en el plazo de una hora. 
 
1.2 Hipersensibilidad de tipo II. 
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo II están mediadas por anticuerpos IgM e IgG dirigidos 
contra antígenos anclados en la superficie celular. La característica más importante de los anticuerpos 
IgM e IgG es que fijan complemento a través del dominio Fc. Existen tres mecanismos de citotoxicidad 
dependientes de anticuerpos: 
1. Opsonización y fagocitosis. Anticuerpos de tipo IgM e IgG se unen a antígenos en la membrana 
de la célula diana y activan el complemento, así moléculas de C3b y C4b se depositan sobre la 
membrana de la misma célula. Tanto los anticuerpos IgM e IgG como las moléculas C3b y C4b 
pueden unirse a receptores específicos que se encuentran en la membrana de los fagocitos y así 
comenzar la señalización que finaliza con la fagocitosis, es decir, la destrucción total de la célula 
opsonizada. Se ha descubierto otro tipo de lisis celular sin fagocitosis que se denomina 
citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (CCDA). En este mecanismo, las células diana 
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están recubiertas de anticuerpos IgG en baja concentración y son lisadas por diversas células 
efectoras tras la unión de receptores al fragmento Fc, sin producirse fagocitosis. 
2. Inflamación. Los anticuerpos depositados en membrana basal y matriz extracelular activan el 
complemento y varias señales celulares a través del receptor Fc provocando lesión tisular a causa 
de la inflamación resultante. Los anticuerpos depositados activan el complemento que genera 
productos intermediaros como agentes quimiotácticos (C5a) que dirigen la migración de los 
PMN y monocitos, y anafilotoxinas (C3a y C5a) que aumentan la permeabilidad vascular. La 
activación de los PMN da lugar a la producción de otras sustancias que lesionan los tejidos como 
enzimas lisosómicas como ser las proteasas capaces de digerir la membrana basal, el colágeno, la 
elastina y el cartílago, e especies reactivas del oxígeno. 
3. Disfunción celular. En este mecanismo los anticuerpos dirigidos contra determinados receptores 
de la superficiecelular alteran la función de la célula diana sin producir lesión celular ni 
inflamación. 
En la tabla 1 se comentan ejemplos de enfermedades producidas por reacciones de hipersensibilidad 
de tipo II. 
1.3 Hipersensibilidad de tipo III. 
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo III están mediadas por inmunocomplejos (antígeno-
anticuerpo). El antígeno puede combinarse con el anticuerpo dentro de la circulación (inmunocomplejos 
circulantes) o en localizaciones extravasculares en las que los antígenos se “sembraron” previamente 
(inmunocomplejos in situ). La patología puede ser local o sistémica si los inmunocomplejos circulan y 
se depositan en varios órganos. En los lugares que se depositen los inmunocomplejos se va a producir 
inflamación y finalmente daño tisular. 
Las características fisicoquímicas de los inmunocomplejos (IC) como tamaño, carga y solubilidad 
determinan si pueden depositarse en un tejido, fijar complemento y/o producir daño tisular. Si los IC son 
pequeños se eliminarán por la orina y si son de gran tamaño serán captados por los fagocitos. En general, 
los IC que son de tamaño medio y se forman con un leve exceso de antígenos son los más patogénicos. 
Los órganos en los que se filtra la sangre a presión elevada para formar otros fluidos, como la orina y el 
líquido sinovial, son las localizaciones preferentes; por lo tanto, los IC con frecuencia se depositan en los 
glomérulos y las articulaciones. La lesión inflamatoria resultante se denomina vasculitis si se produce en 
los vasos sanguíneos, glomerulonefritis si se produce en los glomérulos renales, artritis si se produce en 
las articulaciones y así sucesivamente. 
La principal manifestación morfológica de la lesión por IC es la vasculitis necrosante aguda, con 
necrosis de la pared vascular y una intensa infiltración neutrofílica. El tejido necrótico y los depósitos de 
IC, complemento y proteínas plasmáticas producen un depósito eosinófilo borroso que oscurece el 
detalle celular subyacente, aspecto denominado necrosis fibrinoide. 
 
 
 
 
 
4 
 
Tabla 1. Ejemplos de Enfermedades de Reacciones de Hipersensibilidad de tipo II 
Enfermedad Antígeno Mecanismo Manifestaciones 
Anemia hemolítica 
autoinmunitaria 
Proteínas de la 
membrana de 
los eritrocitos 
Opsonización y fagocitosis de los 
eritrocitos 
Hemólisis, anemia 
Eritoblastosis fetal 
Proteínas de la 
membrana de 
los eritrocitos 
fetales 
Opsonización y fagocitosis de los 
eritrocitos fetales mediante anticuerpos 
maternos. 
Anemia, edema 
hepatomegalia o 
esplenomegalia, 
hidropesía, ictericia 
del recién nacido 
Fiebre reumática 
aguda 
Proteínas de 
estreptococos 
del grupo A 
Inflamación. Los anticuerpos establecen 
reacciones cruzadas con antígenos 
miocárdicos 
Miocarditis, artritis 
Síndrome de 
Goodpasture 
Dominio no 
colágeno de la 
cadena α3 de 
colágeno IV 
Inflamación. Los anticuerpos interactúan 
con el colágeno IV de las membranas 
basales glomerulares y 
Nefritis, hemorragia 
pulmonar 
Diabetes resistencia 
a la insulina 
Receptor 
insulínico 
Disfunción celular. El anticuerpo inhibe la 
unión de la insulina con su receptor 
Hiperglucemia, 
cetoacidosis 
Enfermedad de 
Graves 
Receptor de la 
tirotropina 
(TSH) 
Disfunción celular. El anticuerpo estimula 
la glándula tiroidea al interaccionar con 
los receptores de TSH 
Hipertiroidismo 
 
 
 
 
 
5 
En la tabla 2 se comentan ejemplos de enfermedades producidas por reacciones de hipersensibilidad 
de tipo III. 
Tabla 2. Ejemplos de Enfermedades de Reacciones de Hipersensibilidad de tipo III 
Enfermedad Antígeno Mecanismo Manifestaciones 
Lupus eritematoso 
sistémico 
Nucleares 
Depósito de inmunocomplejos 
fundamentalmente en glomérulos y 
pequeños vasos sanguíneos 
Nefritis, artritis, 
lesiones cutáneas, 
otras 
Poliarteritis/ 
Panarteritis nodosa 
Antígenos del 
virus de la 
hepatitis B en 
algunos casos 
Depósito de inmunocomplejos en las 
paredes vasculares de arterias de pequeño 
y mediano calibre 
Vasculitis sistémica, 
arteritis, 
glomerulonefritis, 
afectación cutánea 
Glomerulopatía 
membranosa 
Desconocido 
en la mayoría 
de los casos 
Depósito de inmunocomplejos in situ 
subepiteliales. Es una glomerulonefritis 
primaria 
Síndrome nefrótico 
 
1.4 Hipersensibilidad de tipo IV. 
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo IV están mediadas por linfocitos T CD4+ y/o CD8+ 
activados por el antígeno (sensibilizados). También se las denomina reacciones de hipersensibilidad 
retardada. 
Después de la exposición repetida a un antígeno, los linfocitos T CD4+ activados previamente 
reconocen el antígeno que presentan las células presentadoras de antígeno (CPA) y responden al mismo. 
Los antígenos proteicos se procesan en forma activa en péptidos cortos en fagolisosomas en los 
macrófagos y a continuación, son presentados sobre la superficie celular junto con las moléculas del 
complejo principal de histocompatibilidad de clase II (CPH II). Estas últimas son reconocidas por las 
células TCD4+, que se activan y sintetizan diversas citoquinas. A continuación, estas citoquinas reclutan 
y activan linfocitos, monocitos, fibroblastos y otras células inflamatorias. Si se elimina el estímulo 
antigénico, la reacción se resuelve espontáneamente a las 48 horas. Sin embargo, si el estimulo persiste, 
se produce inflamación crónica y lesión tisular. Con algunos antígenos persistentes, como los bacilos 
tuberculosos o no degradables como los cuerpos extraños, se produce inflamación granulomatosa. 
Los linfocitos TCD4+ se diferencian a Th1 o Th17 dependiendo de las citoquinas secretadas por las 
CPA. Los linfocitos Th1 responderían a microorganismos intracelulares, mientras que los Th17 a 
bacterias extracelulares y hongos. Tanto los Th1 como los Th17 pueden ser activados por antígenos 
propios (autoinmunidad). 
Los linfocitos T CD8+ citotóxicos (LTC) destruyen células diana portadoras de antígenos. Los LTC, 
sensibilizados vía moléculas del complejo principal de histocompatibilidad de clase I (CPH I), 
reconocen las células diana y secretan un complejo formado por perforina, granzimas y una proteína 
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llamada serglicina que entra en las células diana mediante endocitosis. En el citoplasma de la célula 
diana, la perforina facilita la liberación de las granzimas, proteasas que escinden y activan a las caspasas 
para inducir la apoptosis de la célula diana. Además, los LTC expresan el ligando de Fas en sus 
membranas, es decir pueden unirse a las moléculas de Fas presentes en las membranas de las células 
diana y desencadenar la apoptosis. 
En la tabla 3 se mencionan enfermedades mediadas por reacciones de hipersensibilidad de tipo IV. 
Además, los LTC participan en reacciones contra virus y contra antígenos tumorales. Los LTC dirigidos 
contra los antígenos de HLA tienen una participación importante en el rechazo de trasplantes, que se 
comenta a continuación. 
Tabla 3. Ejemplos de Enfermedades de Reacciones de Hipersensibilidad de tipo IV 
Enfermedad Antígeno Mecanismo Manifestaciones 
Diabetes tipo I 
Antígeno de las células β 
pancreáticas 
Los LTC destruyen las células 
β pancreáticas 
Insulitis, diabetes 
Artritis reumatoide 
Antígeno artritógeno Los linfocitos T colaboradores 
CD4+ están mayormente 
implicados 
Artritis crónica 
Esclerosis múltiple 
Antígenos de la mielina Los T CD4+ Desmielinización del SNC, 
parálisis 
Síndrome de 
Sjögren 
Ro, La, ANA, FR, entre 
otros 
Los T CD4+ están implicados 
en el cuadro inflamatorio y 
destrucción de los acinos de las 
glándulas implicadas 
Xeroftalmía, xerostomía 
 
2. Rechazo de trasplantes. 
En el trasplante de órganos se puede producir un proceso de rechazo cuando el sistema inmune del 
receptor reconoce al injerto como extraño y lo ataca. En este proceso pueden participar tanto los 
linfocitos T como los B. Las principales diferencias antigénicas entreun donante y un receptor que dan 
lugar al rechazo de los trasplantes son las diferencias en los alelos HLA, que son los genes que codifican 
las proteínas del CPH y son muy polimorfos. 
Reacciones mediadas por linfocitos T 
El rechazo del injerto mediado por los linfocitos T se denomina rechazo celular y supone la 
destrucción de las células del injerto por LTC CD8+ y por reacciones de hipersensibilidad retardada 
desencadenadas por linfocitos cooperadores CD4+. Los linfocitos T del receptor reconocen los 
antígenos del donante que están presentes en el injerto (aloantígenos) mediante dos vías: directa e 
indirecta. 
7 
• En la vía directa los linfocitos T del receptor reconocen los aloantígenos a través de las CPA 
del donante mediante las moléculas CPH clase I y II. Las células T CD8+ y CD4+ 
reaccionan frente a los antígenos procesados de los injertos. Los T CD4+ proliferan y 
secretan citoquinas que induce lesión tisular por una reacción de hipersensibilidad retardada 
local. Los T CD8+ se diferencian a LTC y destruyen las células del injerto. ¿Por qué los 
linfocitos T del receptor reconocen los aloantígenos presentados por las CPA del donante? 
La posible explicación es que las moléculas del CPH alogénico, con sus péptidos unidos, son 
similares a los complejos CPH propio-antígeno extraño que son reconocidas por los 
linfocitos T restringidos por el CPH propio. Es decir, el reconocimiento de las moléculas 
CPH alogénicas sería una reacción cruzada de linfocitos T seleccionados para reconocer 
CPH propio unido a péptidos extraños. 
• En la vía indirecta los linfocitos T del receptor reconocen los aloantígenos a través de las 
CPA propias mediante las moléculas CPH clase II. Los T CD4+ activados lesionan al injerto 
mediante una reacción de hipersensibilidad retardada local y estimulan a los linfocitos B 
para que produzcan anticuerpos. 
De acuerdo con la morfología y el mecanismo las reacciones celulares pueden ser agudas o 
crónicas. 
• El rechazo agudo se produce a los pocos días del trasplante o tras la interrupción del 
tratamiento inmunodepresor. El rechazo agudo celular se caracteriza por un infiltrado 
intersticial de células mononucleares (macrófagos, células plasmáticas, células T, tanto 
CD4+ como CD8+). Los LTC lesionan las células epiteliales de los túbulos y las 
endoteliales de los vasos (endotelitis). Es importante el reconocimiento del rechazo celular 
porque, si no hay rechazo humoral acompañante los pacientes responden bien al tratamiento 
inmunodepresor. 
• El rechazo crónico se produce después de meses o años y se caracteriza por la pérdida 
progresiva de la función del órgano trasplantado sin datos de rechazo agudo y generalmente 
a pesar de tratamiento inmunodepresor vigoroso. Actualmente es la forma más común de 
rechazo y sin embargo es la que menos se comprende. Morfológicamente, las arterias 
muestran una densa fibrosis de la íntima, lo que probablemente provoca la lesión isquémica 
del parénquima. A menudo, se encuentran un infiltrado intersticial mononuclear con 
numerosas células plasmáticas y eosinófilos. 
 
Reacciones mediadas por Anticuerpos 
Este proceso se denomina rechazo humoral y puede adoptar dos formas: hiperagudo o agudo. 
• El rechazo hiperagudo se produce cuando el receptor ha sido previamente sensibilizado a los 
antígenos existentes en el injerto (una transfusión de sangre, un embarazo anterior, infecciones 
por microorganismos con reacciones cruzadas con el sistema HLA). Se manifiesta en un plazo 
variable entre minutos y 1 ó 2 días, y en el que los anticuerpos circulantes preformados se unen a 
los antígenos en el lecho vascular del injerto, provocando una lesión mediada por el 
complemento y de tipo CCDA. El proceso es irreversible y si el órgano se deja in situ varios 
días, cuando finalmente se extirpa muestra trombosis venosa generalizada y necrosis extensa del 
parénquima. Con la práctica actual de las pruebas cruzadas, es decir, el estudio del suero del 
receptor para detectar anticuerpos contra las células del donante, el rechazo hiperagudo ya no es 
un problema clínico significativo. 
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• El rechazo agudo humoral se produce en individuos no sensibilizados previamente a los 
aloantígenos. Los anticuerpos formados por el receptor pueden producir lesión por varios 
mecanismos como citotoxicidad mediada por complemento, inflamación y CCDA. La diana 
inicial parece ser la vasculatura del injerto. Se puede producir a los pocos días del trasplante en 
un receptor no tratado o puede ocurrir súbitamente varios meses después del trasplante una vez 
finalizado el tratamiento inmunodepresor. Se caracteriza por una vasculitis necrotizante con la 
consiguiente trombosis. También puede producirse una vasculitis subaguda, que causa el 
engrosamiento de la íntima por fibroblastos proliferantes y acumulación de macrófagos 
espumosos. El estrechamiento resultante de los vasos puede dar lugar a infartos. 
 
3. Patologías Autoinmunes. 
La tolerancia inmunológica es el conjunto de mecanismos por los cuales el organismo evita que 
se desencadenen reacciones de autodestrucción por linfocitos autorreactivos. La tolerancia inmunológica 
logra especificidad frente a cada antígeno de carácter duradero y se induce en el proceso madurativo de 
los linfocitos, tolerancia central, pero también en linfocitos ya maduros a nivel periférico, tolerancia 
periférica. 
A pesar de los múltiples mecanismos, tanto centrales como periféricos, encargados de inducir y 
mantener la tolerancia inmunológica, en muchos casos fallan y consecuentemente dan lugar a 
enfermedades autoinmunes. Existen diversas circunstancias que explican este fenómeno de ruptura de la 
tolerancia inmunológica. Entre ellas destacan: 
 1. La imposibilidad de contacto de células inmunocompetentes con autoantígenos que normalmente 
no son accesibles al sistema inmune, como ocurre en situaciones de daño tisular, por ejemplo, 
postraumático o inflamatorio. 
 2. Excesiva activación de linfocitos B anérgicos por linfocitos T autorreactivos. En el caso 
especifico de las células B, necesitan para su completa activación la ayuda de los linfocitos T, por lo 
que, aunque existan clones autorreactivos de células B, basta con que no lo sean los clones de linfocitos 
T que reconocen el mismo antígeno (aunque distintos epítopos), para que éstas se vuelvan anérgicas. Sin 
embargo, en algunos casos se producen mecanismos de escape de la tolerancia. Esto se debe a que las 
células B autorreactivas pueden reconocer epítopos de un antígeno que contiene otros epítopos 
reconocidos por las células T, con lo que al procesar y presentar esos epítopos a las células T éstas se 
activan y mandan segundas señales a los linfocitos B, suficientemente intensas que hagan que salgan de 
su estado de reposo y pasen a una nueva situación de autorreactividad. 
 3. Activación excesiva de linfocitos T o B como consecuencia de infecciones. Por ellos muchas 
infecciones se consideran elementos causantes o coadyuvantes en etiopatogenia de enfermedades 
autoinmunes, como la esclerosis múltiple o la diabetes tipo I. Dentro de este grupo se pueden considerar 
al menos tres supuestos distintos inductores de enfermedades autoinmunes por infecciones: 
• Cuando se activa un gran número de clones por superantígenos, generalmente presentes en 
bacterias. 
• Al aumentar la cantidad de citoquinas activadoras e incluso de moléculas coestimuladoras por 
infecciones frecuentes. 
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• Cuando hay similitud estructural de antígenos presentes en patógenos y autoantígenos, 
mimetismo molecular, lo que haría que la respuesta inmune generada por los patógenos durante 
una infección, reconozca a antígenos propios y por tanto pueden atacar a antígenos propios. 
No existen criterios definidos y aceptados internacionalmente que permitan incluir como autoinmune 
una determinada enfermedad. Sin embargo muchas de las que actualmente se aceptan como 
autoinmuneslo son por combinar algunos o todos los criterios que se mencionan a continuación: 
• Presencia de autoanticuerpos en el suero del paciente. 
• Presencia de autoanticuerpos fijados en las células o estructuras alteradas por el proceso 
patológico. 
• Presencia de infiltrados linfocitarios de forma crónica en los tejidos afectados. 
• Confirmación que los linfocitos T aislados del órgano que sufre el proceso autoinmune, pueden 
ser activados in vitro por el autoantígeno diana presentado adecuadamente. 
• Asociación en un mismo paciente de alguna otra enfermedad considerada de base autoinmune. 
• Mejoría del cuadro clínico con tratamientos inmunodepresores. 
Las enfermedades autoinmunes se clasifican clásicamente en: sistémicas y específicas de órgano. 
Entre las primeras se incluyen las que afectan a gran número de órganos y se asocian a menudo a 
hiperactividad de linfocitos B y a un número amplio y variado de autoanticuerpos. En este grupo se 
destacan: el lupus eritematoso sistémico, la artritis reumatoide, esclerosis sistémica, dermatomiositis y 
polimiositis. 
En las enfermedades autoinmunes específicas de órgano, como la miastenia gravis, el pénfigo o la 
tiroiditis de Hashimoto, los autoanticuerpos se dirigen específicamente contra un órgano o un tipo 
celular de un órgano determinado. 
Existe un grupo de enfermedades autoinmunes difícilmente incluibles en las dos anteriores 
clasificaciones, por compartir características de ambos grupos, esto es, afectar a un órgano sólo o 
preferentemente, pero tener autoanticuerpos contra estructuras antigénicas diversas sobre todo nucleares. 
Entre ellas destacan: la cirrosis biliar primaria, la hepatitis autoinmune y el síndrome de Sjögren. 
 
3.1 Lupus Eritematoso Sistémico. 
Es una enfermedad autoinmune sistémica crónica que se caracteriza principalmente por lesiones en 
la piel, las articulaciones, el riñón y las membranas serosas. Es de inicio agudo o insidioso y evoluciona 
con remisiones y recaídas. El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad bastante frecuente, 
con una prevalencia que puede ser tan elevada como 1 de cada 2500 en algunas poblaciones. Afecta 
predominantemente a mujeres con una frecuencia de 1 de cada 700 mujeres en edad fértil y una relación 
mujeres-hombres de 9:1. 
 Etiología 
Desconocida. La existencia del elevado número de autoanticuerpos en los pacientes con LES, 
indicaría que el defecto fundamental es el fallo de los mecanismos encargados de mantener la tolerancia 
inmunológica. 
10 
Patogenia 
Factores tanto genéticos, epigenéticos, inmunes, hormonales como ambientales participan en la 
patogenia del LES. Existe una predisposición genética. No existe una alteración de un solo gen sino la 
enfermedad comúnmente combina a un largo número de genes, entre ellos los genes del CPH. El gen 
Scl-3 que tiene un rol en el control de la apoptosis, acelera el LES, y además activa las células 
dendríticas, con aumento de la secreción de citoquinas proinflamatorias. Se ha demostrado que el 
balance del TNF-α y su inhibidor soluble es alterado a favor de este último en lupus activo, esto apoya la 
idea de que la actividad disminuida del TNF-α es asociada con un incremento en la actividad lúpica. Los 
niveles séricos de IL-10 se encuentran elevados en pacientes con lupus y se correlacionan con actividad; 
Los niveles séricos de IFN-α también se encuentran elevados en pacientes lúpicos (Enríquez-Mejía, 
2013). La influencia ambiental se relaciona con fumadores, exposición a luz ultravioleta e infección por 
virus Epstein-Barr. La influencia hormonal, se piensa que los estrógenos hacen que las mujeres tengan 
una predisposición de 9 a 1 respecto a los hombres. Los factores epigenéticos que regulan la metilación 
del ADN y modifican las histonas por acetilación y metilación, contribuirían a la expresión de 
determinados genes involucrados en el aclaramiento de las células apoptóticas. 
Son muy variadas y complejas las hipótesis propuestas, pero a modo de resumen (Figura 1) se puede 
decir que el comienzo sería una combinación de factores ambientales que generan apoptosis celular y 
factores inmunes, como ser una eliminación inadecuada de éstas células apoptóticas que daría lugar a la 
exposición de antígenos nucleares propios. En este proceso participa el sistema del complemento, a 
través de la opsonización de las partículas apoptóticas por su factor C3b. Intervienen también otras 
moléculas secretadas por la propia célula en apoptosis, como la lisofosfatidilcolina, que permite atraer a 
los fagocitos (señales find-me) y moléculas expuestas en su superficie como la fosfatidilserina oxidada, 
que son reconocidas por receptores scavenger (carroñeros) en la superficie del fagocito, como CD36 y 
oxLDL, facilitando su internalización (señales eat-me). En el LES existe tanto un incremento de la 
apoptosis como un aclaramiento deficiente de células apoptóticas y ambas alteraciones conducen a la 
acumulación de material necrótico secundario, capaz de desencadenar inflamación, y de fragmentos 
nucleares modificados que son identificados como señales de peligro por el sistema inmunitario (señales 
danger), el cual pondrá en marcha la síntesis y la secreción de anticuerpos dirigidos a su neutralización 
por parte de linfocitos B autorreactivos. Así, se activarían tanto linfocitos T como B frente a 
autoantígenos y producirían varios tipos de autoanticuerpos patogénicos. Tras la secreción de 
autoanticuerpos y su unión a los antígenos nucleares se forman los correspondientes inmunocomplejos 
(IC), fundamentalmente ADN/anti-ADN, con capacidad para depositarse en los tejidos donde, con la 
participación del sistema del complemento, provocarán lesiones como ocurre típicamente en el 
glomérulo renal. 
 
 
11 
 
Figura 1. Visión panorámica de la patogenia del LES. La célula apoptótica expone en su superficie 
las vesículas apoptóticas conteniendo antígenos nucleares (1); debido a un deficiente aclaramiento de las 
partículas apoptóticas por el sistema mononuclearfagocítico, aquellas se acumulan (2) y ganan acceso a 
los linfocitos B autorreactivos, los cuales sintetizan autoanticuerpos (3); los inmunocomplejos formados 
por esos anticuerpos y sus respectivos antígenos nucleicos (4) tienen capacidad para activar el 
complemento y conducir a lesiones en los tejidos (5) y también para activar a las CDP (6); las CDP 
responden con la producción de IFN-α por vías dependientes de TLR7 y TLR9 (7); IFN-α tiene 
múltiples efectos sobre el sistema inmunitario que favorecen el desarrollo de autoinmunidad, como la 
diferenciación de linfocitos B a células plasmáticas productoras de anticuerpos (8), la activación de 
células T (9) y la maduración de las células dendríticas. Todo ello conduce a un círculo reverberante que 
intensifica y perpetúa el proceso autoinmunitario: las citocinas (10), las moléculas de coestimulación 
(11) y las vías de señalización intracelular (12). CDP: células dendríticas plasmocitoides; IC: 
inmunocomplejos; IFN: interferón; LB: linfocito B; MØ: macrófago; TCR: receptor de células T; TLR: 
toll-like receptor. Adaptado de Sifuentes Giraldo et al, 2012. 
 
 Morfología 
La mayor parte de las lesiones viscerales están producidas por inmunocomplejos. En el riñon, los 
inmunocomplejos se acumulan primero en áreas subendoteliales y mesangiales y luego se depositan en 
la membrana basal y área subepitelial. Además, los inmunocomplejos pueden depositarse en piel y 
sistema nervioso central. El depósito de inmunocomplejos lleva a un gran influjo de células 
inflamatorias y activación de complemento. 
Clínica 
La forma de presentación clínica de LES es muy variada, puede iniciar con afección a múltiples 
órganos o bien a un solo órgano o sistema con anormalidades detectadas por exámenes de laboratorio. 
12 
La manifestación inicial es usualmente ataque al estado general, caracterizado por fatiga, pérdida de 
peso y fiebre que generalmenteno es mayor de 38C°. Los pacientes con LES, además de los 
autoanticuerpos nuclares pueden presentan autoanticuerpos contra epítopes de globulos rojos, leucocitos, 
linfocitos, plaquetas, fosfolípidos o beta2-glicoproteinas. Para el diagnóstico del LES la Asociación 
Americana de Reumatología estableció 11 criterios (Tabla 4), de los cuales el paciente debe cumplir con 
4 criterios o más en forma seriada o simultánea durante cualquier período de observación para ser 
diagnosticado con LES. 
Tabla 4. Criterios para la clasificación del LES (Tan et al, 1982; Hochberg, 1997) 
Criterio Definición 
1. Exantema malar 
Eritema sobre las eminencias malares que tiende a respetar 
los pliegues nasolabiales (en forma de alas de mariposa) 
2. Exantema discoide 
Parches eritematosos elevados con descamación queratósica 
adherida 
3. Fotosensibilidad 
Exantema como consecuencia de una reacción de 
sensibilidad a la luz solar 
4. Úlceras orales Ulceración oral o nasofaríngea 
5. Artritis Artritis no erosiva que afecta a dos o más articulaciones 
6. Serositis Pleuritis y/o pericarditis 
7. Trastorno renal Proteinuria persistente o cilindros celulares 
8. Trastorno neurológico Convulsiones y/o psicosis 
9. Trastorno hematológico Anemia, Leucopenia, Linfopenia y/o trombocitopenia 
10. Trastorno inmunológico 
Test positivos para autoanticuerpos: anti-doble cadena de 
ADN, anti-Sm o antifosfolípidos 
11. Autoanticuerpos antinucleares Test positivo para autoanticuerpos anti-nucleares (ANA) 
 
 
 
 
13 
3.2 Artritis Reumatoide 
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica y degenerativa que se caracteriza por 
provocar inflamación en la membrana sinovial (membrana que alimenta, protege y cubre los cartílagos) 
de las articulaciones. Además, puede afectar piel, vasos sanguíneos, corazón, pulmones y músculos. 
Afecta aproximadamente al 1% de la población general. Es 3 a 5 veces más frecuente en mujeres que en 
hombres. Suele aparecer entre los 40 y 70 años, aunque puede ser a cualquier edad. 
Etiología 
Desconocida. Se postula que la exposición a un antígeno artritógeno en un individuo con predisposición 
genética produciría alteración de la autotolerancia y una reacción inflamatoria crónica. 
 Patogenia 
La respuesta a ese antígeno artritógeno produce una artritis aguda. El cuadro evoluciona con respuesta 
autoinmunitaria continua hasta la destrucción de la articulación. Los mediadores inflamatorios activan 
las células endoteliales en la membrana sinovial y facilitan la unión y migración de los leucocitos. 
Además, son potentes estimuladores de la replicación osteoclástica. Tanto los inmunocomplejos como 
las metaloproteinasas destruyen el cartílago articular. Así, la membrana sinovial edematosa, hiperplásica 
y adherente con abundantes células inflamatorias se adhiere y crece sobre la superficie articular 
generando un paño que estimula la resorción del hueso adyacente. En la etapa final, el paño destruye el 
cartílago y erosiona el hueso subcondral de forma prolongada e irreversible. 
 Morfología 
La AR causa varias alteraciones morfológicas. Las más pronunciadas afectan a las articulaciones. 
Histológicamente se detecta: infiltración del estroma sinovial por infiltrado inflamatorio perivascular 
formado principalmente por linfocitos T colaboradores CD4+, células B, células plasmáticas, células 
dendríticas y macrófagos, aumento de la vascularización con depósitos de hemosiderina superficiales, 
agregados de fibrina 
 Clínica 
Alrededor del 80% de los pacientes presentan autoanticuerpos anti-factor reumatoide (FR). La 
enfermedad comienza de modo lento e insidioso en más de la mitad de los pacientes. Al principio hay 
malestar general acompañado de dolor osteomuscular y después de varias semanas o meses comienza la 
afectación articular. La inflamación de la membrana sinovial produce dolor e hinchazón y sensación de 
rigidez que los pacientes suelen sentir al levantarse o después de inactividad. La enfermedad afecta con 
más virulencia a unas articulaciones que a otras y hay algunas que nunca se alteran. Así, las más 
afectadas son las manos (articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales) y los pies, 
seguidos por las muñecas, codos y rodillas. Es infrecuente que afecte a la región cervical de la columna 
y habitualmente respeta la región lumbosacra y las caderas. La evolución de la enfermedad puede ser 
lenta o rápida, la mayor parte del daño aparece entre el cuarto y quinto año. Algunos pacientes tienen 
períodos de remisión parcial o completa. El resultado final son articulaciones deformadas sin estabilidad 
y con un arco de movilidad mínimo o nulo. 
3.3 Síndrome de Sjögren. 
El Síndrome de Sjögren (SS) es una enfermedad sistémica crónica autoinmune que se caracteriza por 
mostrar infiltrado linfocitario en glándulas exocrinas, principalmente glándulas lagrimal y salival, 
resultando en una disminución de la función secretora. La población comprometida corresponde en un 
95% a mujeres entre 42 y 65 años de edad, siendo la relación mujer-hombre de 10:1 e incidencia anual 
14 
de 4/100.000 en la población general. El SS es una de las tres enfermedades autoinmunes más 
frecuentes, habiendo recibido menor investigación y atención terapéutica respecto al LES. De acuerdo a 
la forma de presentación, el SS puede clasificarse en primario (SSp) cuando no se asocia a otras 
enfermedades autoinmunes o secundario (SSs) cuando se asocia a otras enfermedades autoinmunes tales 
como AR, LES, fenómeno de Reynaud, esclerodermia y vasculitis. 
 Etiología 
Desconocida. Se asocia a mutaciones de determinados alelos HLA. 
Patogenia 
Se postula que el desencadenante del proceso patológico podría ser una infección viral en las glándulas 
salivales y/o lagrimales que provocaría muerte celular y por ende liberación de autoantígenos. En 
individuos con susceptibilidad genética, linfocitos tanto T como B podrían responder a estos 
autoantígenos propios. Lo que desencadenaría un cuadro de inflamación crónica en dichas glándulas con 
infiltración linfocítica y fibrosis. 
Morfología 
Histológicamente en las glándulas salivales se ve infiltrado linfocítico periductal y perivascular, luego se 
hace extenso y en las glándulas mayores se pueden ver folículos linfáticos con centros germinales. Las 
células germinales que revisten los conductos pueden mostrar hiperplasia. Hay atrofia, fibrosis y 
hialinización de los acinos en etapas avanzadas de la enfermedad. En el ojo, la ausencia de lágrima 
deseca el epitalio cornal produciendo inflamación, erosión y ulceración. La mucosa oral se puede fisurar 
y ulcerar. La formación de costras en la nariz puede dar lugar a ulceraciones o incluso perforación del 
tabique. 
Clínica 
Las principales manifestaciones clínicas son xeroftalmía (ojo seco) y xerostomía (boca seca) como 
consecuencia del compromiso de glándulas exócrinas, así como también sequedad de la piel, mucosa 
nasal y vaginal. Además, pueden presentan manifestaciones extraglandulares que se subdividen en no 
viscerales (piel, artralgia, mialgia) y viscerales (pulmón, corazón, riñón, gastrointestinal, endócrina, 
sistema nervioso central y periférico). El 90% de los pacientes presenta autoanticuerpos anti-
ribonucleoproteínas (Ro y La), el 75% anti-FR y entre el 50 y 80% anti-ANA. Los pacientes con SS 
tienen 40 veces más posibilidad de desarrollar linfoma B respecto a la población general. La asociación 
de SS con linfoma es del 5%. Los criterios de clasificación diagnóstica de la enfermedad más utilizados 
en la actualidad son los criterios del grupo de consenso europeo que determinó que para que un paciente 
sea diagnosticado con SS debe cumplir con 4 de 6 de los siguientes criterios: 1) síntomas oculares: 
sensación de ojo seco por más de 3 meses; 2) síntomas orales: sensación de boca seca, hinchazón de 
glándula parótidas y/o dificultad para tragar; 3) signos oculares: test de Schirmery rosa de bengala 
positivos; 4) hallazgos histológicos en biopsia de glándula salivar menor: presencia de más de un foco de 
células mononucleares por 4 mm2 de tejido glandular; 5) compromiso objetivo de glándulas salivales: 
sialografía parotídea o sialometría sin estimulación menor a 10 mm en 15 min y; 6) positividad de 
autoanticuerpos: Ro o La o ANA o FR. 
 
3.4 Esclerosis Sistémica. 
La esclerosis sistémica (ES) es una enfermedad autoinmune crónica que se caracteriza por: inflamación 
crónica, lesión generalizada de vasos sanguíneos pequeños y fibrosis intersticial y perivascular 
15 
progresiva en la piel y en múltiples órganos. Aunque el término esclerodermia está arraigado en la 
medicina clínica, es mejor llamar a esta enfermedad esclerosis sistémica porque se caracteriza por una 
fibrosis excesiva en todo el cuerpo. Tiene un cociente de mujeres-hombres de 3:1, con una incidencia 
máxima en el grupo de 50 a 60 años. 
Etiología 
Desconocida. Las respuestas autoinmunitarias, la lesión vascular y el depósito de colágeno contribuirían 
a la lesión tisular final. 
Patogenia 
Es un trastorno autoinmune en el que se produce lesión vascular y hay una inflamación crónica seguida 
por un depósito excesivo de matriz extracelular y finalmente fibrosis. La fibrosis en última instancia 
conduce a la disfunción de los órganos y la muerte. La activación del sistema inmune innato conduce a 
la movilización de las células linfoides innatas (T CD4+) y la regulación positiva de múltiples genes y 
de citoquinas pro-fibróticas (principalmente TGF-β y IL-13). Estas citoquinas liberadas localmente 
activan los fibroblastos residentes a diferenciarse en miofibroblastos (O'Reilly, 2014). También habría 
una activación inadecuada de la inmunidad humoral debido a que, prácticamente todos los pacientes 
tienen autoanticuerpos anti-nucleares (ANA). Se han descrito dos ANA muy asociados a la ES: uno 
dirigido contra la ADN topoisomerasa I (anti-Scl70) y otro es un anticuerpo anticentromérico. No está 
clara la participación de los ANA en la patogenia de la enfermedad, podrían estimular la fibrosis, pero 
no hay datos convincentes. 
Se desconoce la causa de la lesión vascular; podría ser el fenómeno inicial o la consecuencia de la 
inflamación crónica. También se ha observado aumento de la activación plaquetaria. Ciclos repetidos de 
lesión endotelial seguidos por agregación plaquetaria dan lugar a la liberación de factores plaquetarios y 
endoteliales (PDGF, TGF-β) que desencadenan la fibrosis perivascular. 
La fibrosis progresiva característica de la enfermedad puede ser la culminación de múltiples acciones 
como las citoquinas pro-fibróticas, la hiperreactividad de los fibroblastos a estas citoquinas y la 
cicatrización luego de la lesión isquémica producida por las lesiones vasculares. También habría una 
alteración primaria de la producción del colágeno como consecuencia de un polimorfismo hallado en el 
gen que codifica al factor de crecimiento del tejido conjuntivo. 
Morfología 
La proliferación de la íntima es evidente en todos los pacientes en las arterias digitales. Además es 
frecuente la dilatación y permeabilidad o destrucción capilar. Los bucles capilares de los lechos 
ungueales están distorsionados en fases tempranas y posteriormente desaparecen. La atrofia esclerótica 
difusa de la piel habitualmente comienza en los dedos de las manos y las regiones distales de las 
extremidades superiores y se extiende en dirección proximal hasta afectar a brazos, hombros, cuello y 
cara. Histológicamente hay edema e infiltrados perivasculares, además de tumefacción y degeneración 
de las fibras colágenas que se vuelven eosinófilas. En los capilares y arterias pequeñas puede haber 
engrosamiento de la lámina basal, lesión de las células endoteliales y oclusión parcial. La fibrosis 
progresiva de la dermis va a quedar firmemente unida a las estructuras subcutáneas. Hay un marcado 
aumento del colágeno en la dermis, habitualmente con adelgazamiento de la epidermis, pérdida de las 
crestas interpapilares, atrofia de los anexos dérmicos y engrosamiento hialino de las paredes de las 
arteriolas y los capilares de la dermis. Pueden aparecer calcificaciones subcutáneas focales y en 
ocasiones difusas, especialmente en pacientes con el síndrome CREST. En fases avanzadas, los dedos de 
las manos tienen aspecto afilado, similar a una garra, con limitación del movimiento de las 
articulaciones y la cara se convierte en una máscara. La pérdida de la vascularización puede dar lugar a 
16 
ulceraciones cutáneas y cambios atróficos de las falanges terminales. Además existen alteraciones 
morfológicas en tubo digestivo, sistema osteomuscular, riñones, pulmones y corazón. 
Clínica 
En algunos pacientes, la enfermedad parece estar confinada a la piel durante muchos años, aunque en la 
mayoría progresa hasta afectación visceral con muerte por insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, 
insuficiencia pulmonar o mala absorción intestinal. La heterogeneidad clínica de la ES se ha reconocido 
clasificando la enfermedad en dos categorías principales: la difusa, que se caracteriza por afectación 
cutánea generalizada al inicio con progresión rápida y afectación visceral temprana; y la limitada, en la 
que la afectación cutánea con frecuencia está limitada a los dedos de las manos, los antebrazos y la cara, 
la afectación visceral es tardía por lo que la evolución clínica es relativamente benigna. La combinación 
del fenómeno de Raynaud, los dedos hinchados y anticuerpos antinucleares positivos son características 
distintivas que deben alertar al clínico sobre la presencia de ES a estadíos muy tempranos, que puede ser 
tratada con fármacos vasodilatadores, anti-trombóticos e inmunosupresores (Peltomaa et al, 2013). 
Algunos pacientes con ES limitada también presentan una combinación de calcinosis, fenómeno de 
Raynaud, alteración de la motilidad esofágica, esclerodactilia (engrosamiento y tensionamiento de la piel 
en las manos y en los dedos de las manos) y telangiectasias (dilatación de capilares que causa marcas 
rojas en la superficie de la piel), denominada síndrome CREST. 
3.5 Tiroiditis de Hashimoto 
La tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves (ver más adelante) son los trastornos 
autoinmunitarios más frecuentes de la tiroides. La tiroiditis de Hashimoto se caracteriza por un 
fracaso gradual de la glándula tiroides por destrucción autoinmunitaria de la misma. Es más 
prevalente entre los 45 y 65 años siendo la relación mujeres-hombres de 10:1 y 20:1. 
Etiología 
Desconocida. Tiene un fuerte componente genético asociado a polimorfismos de varios genes 
involucrados en la regulación inmunológica. Los más prevalentes son el gen llamado antígeno 4 
asociado al linfocito T citolítico (CTLA4) y el gen llamado proteína tirosina fosfatasa 22 (PTPN22). 
Patogenia 
El CTLA4 es un regulador negativo de las respuestas de los linfocitos T y el PTPN22 se cree que 
también inhibe la función de los linfocitos T. Los polimorfismos hallados en estos genes alterarían la 
autotolerancia de los autoantígenos tiroideos. La mayoría de los pacientes presentan autoanticuerpos 
circulantes contra la tiroglobulina y contra la peroxidasa tiroidea. Estos autoanticuerpos van a llevar 
a los timocitos a la apoptosis mediante CCDA. Otros dos mecanismos también llevan a los timocitos 
a la apoptosis, uno es la inflamación mediada por citoquinas y macrófagos y otro es la muerte celular 
mediada por linfocitos T citotóxicos CD8+. 
Morfología 
Microscópicamente se ve un infiltrado mononuclear extenso en el parénquima y centros germinales 
bastantes desarrollados. Los folículos tiroideos están atrofiados y tapizados en muchas zonas por 
células epiteliales que se distinguen por la presencia de citoplasma granular eosinófilo y se 
denominan células de Hürthle. Es una respuesta metaplásica del epitelio cúbico normal al trastorno 
presente. Además, se ve aumentodel tejido conjuntivo insterticial. 
Clínica 
17 
Al comienzo de la tiroiditis de Hashimoto el aumento de tamaño de la glándula tiroides suele ser 
asimétrico y difuso. El hipotiroidismo aparece de modo gradual. En algunos pacientes, al comienzo 
de la enfermedad se observa un cuadro de hipertiroidismo transitorio a causa de la rotura de los 
folículos que llevan a un aumento de T3 y T4 libres y una disminución de TSH. Cuando el 
hipotiroidismo se establece disminuyen las concentraciones de T3 y T4 libres y se produce un 
aumento compensador de TSH. Los pacientes tienen mayor riesgo de padecer otras enfermedades 
autoinmunitarias y linfoma no Hodgkin de células B. 
 
3.6 Enfermedad de Graves 
La enfermedad de Graves es la causa más frecuente de hipertiroidismo endógeno. Se caracteriza por 
hipertiroidismo con hiperfunción de la tiroides con aumento de tamaño difuso, oftalmopatía 
infiltrativa con exoftalmos secundario y dermopatía infiltrativa localizada en algunos pacientes. Su 
mayor incidencia es entre los 20 y 40 años siendo la relación mujeres-hombres de 10:1. 
Etiología 
Desconocida. Tiene un fuerte componente genético asociado a polimorfismos de varios genes 
involucrados en la regulación inmunológica. Los más prevalentes son el CTLA4, el PTPN22 y el 
(HLA-DR3). 
Patogenia 
Los polimorfismos hallados en CTLA4, PTPN22 y HLA-DR3 alterarían la autotolerancia de los 
autoantígenos tiroideos. La mayoría de los pacientes presentan autoanticuerpos circulantes contra el 
receptor de TSH de tres tipos: 1) Ig que al unirse al receptor estimulan la secreción de hormonas 
tiroideas, ocasionando el hipertiroidismo; 2) Ig que al unirse al receptor estimulan la proliferación 
del epitelio folicular tiroideo generando una hipertrofia e hiperplasia difusa y 3) Ig que al unirse al 
receptor inhiben su función, lo que da lugar a episodios de hipotiroidismo en algunos pacientes. La 
oftalmopatía infiltrativa se debe a: 1) infiltración de células mononucleares en el espacio 
retrorbitario; 2) edema y tumefacción de los músculos extraoculares; 3) acumulación de 
componentes de la matriz celular y 4) aumento del número de adipocitos. 
Morfología 
La glándula tiroides suele presentar un aumento de tamaño simétrico. A nivel histológico las células 
epiteliales foliculares son altas y están más concentradas, por lo que se forman papilas pequeñas que 
se proyectan en la luz folicular invadiendo el coloide. Hay infiltrado linfoplasmocitario con 
predominio de linfocitos T y numerosos centros germinales. En pacientes con oftalmopatía los 
tejidos orbitarios están edematosos con infiltración de linfocitos y fibrosis. Los pacientes con 
dermopatía presentan engrosamiento de la dermis debido a acumulación de glucosaminoglucanos e 
infiltración de linfocitos. 
Clínica 
La evolución clínica en la enfermedad de Graves comprende cambios relacionados con el 
hipertiroidismo junto con hiperplasia difusa de la tiroides, oftalmopatía y dermopatía. El grado de 
hipertiroidismo varía en cada paciente. Siempre hay un aumento de tamaño difuso de la tiroides. Si 
se acompaña de aumento de flujo sanguíneo se puede producir un soplo audible. La hiperactividad 
simpática confiere una mirada característica con ojos muy abiertos y fijos con retracción de los 
párpados. La oftalmopatía produce una protusión anormal del globo ocular (exoftalmos) y los 
18 
músculos extraoculares suelen estar debilitados. La dermopatía infiltrativa es más frecuente en la 
piel de la cara anterior de la pierna con engrosamiento escamoso y endurecimiento. Los pacientes 
con enfermedad de Graves tienen mayor riesgo a padecer otras enfermedades autoinmunes. 
 
3.7 Dermatomiositis. 
Es una miopatía inflamatoria de origen autoinmunitario con trastorno inflamatorio de la piel y el 
músculo esquelético. Se caracteriza por un exantema cutáneo distintivo que puede acompañar o 
preceder a las alteraciones musculares. Puede aparecer como miopatía aisalada o ser un componente 
de la ES. 
Etiología 
Desconocida. La lesión tisular parece estar mediada por mecanismos inmunológicos. 
Patogenia 
Hay depósitos de anticuerpos y complemento en los pequeños vasos sanguíneos y se asocian con 
focos de necrosis de miocitos. Los capilares parecen ser las principales dianas. Hay células B y T 
CD4+ en el músculo con escasez de linfocitos en las áreas de lesión de miofibras. 
Morfología 
El exantema cutáneo clásico toma la forma de una coloración lila o en heliotropo de los párpados 
superiores asociado con edema periorbitario. A menudo se acompaña de una erupción eritematosa 
escamosa o de parches rojo violáceos sobre los nudillos, los codos y las rodillas (lesiones de 
Grotton). En la histología se ven los infiltrados inflamatorios localizados predominantemente 
alrededor de los pequeños vasos sanguíneos y en el tejido conjuntivo perimisial. Son particularmente 
prominentes los grupos de fibras atróficas en la periferia de los fascículos (atrofia perifascicular). 
Hay una reducción marcada de los capilares intramusculares que se cree deriva de la lesión 
endotelial vascular y fibrosis. También pueden observarse fibras musculares necróticas y 
regeneración de todo el fascículo como en la polimiositis. 
Clínica 
La debilidad muscular es de inicio lento, simétrica bilateralmente y a menudo se acompaña de 
mialgias. Típicamente afecta primero a los músculos proximales. Los movimientos finos controlados 
por los músculos distales se afectan sólo tardíamente. En un tercio de los individuos afectados 
aparece disfagia como consecuencia de la afectación de los músculos orofaríngeos y esofágicos. En 
algunos pacientes hay manifestaciones extramusculares como enfermedad pulmonar intersticial, 
vasculitis y miocarditis. Los adultos con dermatomiositis tienen un mayor riesgo de desarrollar 
cánceres viscerales. En los jóvenes, el comienzo de la enfermedad es similar, pero se acompaña más 
a menudo de dolor abdominal y afectación del tubo digestivo. Pueden aparecer ulceraciones en la 
mucosa, hemorragia y perforación como resultado de una vasculopatía asociada. La calcinosis, que 
es infrecuente en los adultos, aparece en un tercio de los jóvenes con dermatomiositis. 
 
3.8 Polimiositis. 
Es una miopatía inflamatoria de origen autoinmunitario caracterizada por afectación muscular 
proximal simétrica. Puede aparecer como miopatía aislada o ser un componente de la ES. 
19 
Etiología 
Desconocida. La lesión tisular parece estar mediada por mecanismos inmunológicos. 
 
Patogenia 
La polimiositis (PM) parece estar causada por una lesión en los miocitos mediada por células. Se 
observan células T citotóxicas CD8+ y macrófagos cerca de las fibras musculares dañadas y un 
aumento en la expresión de las moléculas HLA clase I y clase II en el sarcolema de las fibras 
normales. En varios pacientes se han detectado autoanticuerpos, del tipo ANA y los dirigidos contra 
ARN de transferencia sintetasa, éste último parecería más o menos específico. 
Morfología 
Las células inflamatorias se encuentran en el endomisio. Los linfocitos T CD8+ y otras células 
linfoides invaden las fibras musculares sanas. Las fibras tanto necróticas como en regeneración están 
dispersas por todo el fascículo, sin la atrofia perifascicular que se observa en la dermatomiositis. No 
existe evidencia de lesión vascular. 
Clínica 
Las afectaciones musculares son similares a las que se observan en la dermatomiositis. Difiere de la 
dermatomiositis en la ausencia de la afectación cutánea y en su prevalencia principalmente en 
adultos. En algunos pacientes se acompaña de afectación inflamatoria del corazón, los pulmones y 
los vasos sanguíneos. 
 
3.9 Enfermedad Mixta del Tejido Conjuntivo. 
La Enfermedad Mixta del Tejido Conjuntivo (EMTC) es una entidad que se caracteriza por la 
aparición de fenómeno de Raynaud, edema de las manos, sinovitis, acroesclerosis y miositis, junto a 
la presencia de anticuerpos anti-U1-ribonucleoproteína(U1-RNP). 
Etiología 
Desconocida. Es una mezcla de manifestaciones solapadas de otras patologías autoinmunes. 
Morfología 
El fenómeno de Raynaud es el síntoma más precoz y persistente. Puede llegar a ser grave, con la 
aparición de gangrena de las puntas de los dedos o, incluso, pérdida de la mano. Otra manifestación 
cutánea muy característica es la esclerodactilia, con tumefacción de los dedos (dedos "en salchicha") 
e hinchazón del dorso de las manos. Pueden aparecer también erosiones dolorosas de las puntas de 
los dedos (lesiones "en mordedura de rata") y cambios en la piel de la cara similares a la ES. En la 
histología, la lesión más característica es la proliferación generalizada de la íntima de las arterias de 
mediano calibre. Ocasionalmente se han encontrado lesiones similares en las arterias de mayor 
calibre (coronarias, pulmonares, renales y aorta). Esto contrasta con la ES, en la que la proliferación 
de la íntima se limita a las arterias de pequeño calibre. 
Clínica 
20 
Las características clínicas de esta enfermedad son una mezcla de las características clínicas de LES, 
ES y PM. En algunos pacientes, el cuadro clínico de esta enfermedad evoluciona hacia el desarrollo 
de ES o de LES, por lo que se ha suscitado un intenso debate sobre la existencia o no de esta 
enfermedad como entidad nosológica individualizada. Por otra parte, los pacientes con capilares 
anormales en el lecho ungüeal sufren una enfermedad más activa y extensa y presenta más 
manifestaciones de ES que aquéllos cuyos capilares son normales. Estos capilares anormales se 
encuentran en más del 80% de los pacientes con ES y sólo en el 2% de los enfermos con LES. El 
pronóstico depende de la naturaleza y la gravedad de la afección de los órganos principales. Las 
complicaciones graves más frecuentes son la hipertensión pulmonar rápidamente progresiva, la 
miocarditis y la hipertensión renovascular. Afecta sobre todo a las mujeres (80%), generalmente al 
final de la cuarta década de la vida. El fenotipo HLA-DR4 es frecuente en estos pacientes y se han 
descrito casos de asociación familiar. 
3.10 Espondiloartritis anquilosante. 
La espondiloartritis anquilosante (EA) es una sinovitis crónica de origen autoinmunitario. 
Etiología 
Desconocida. Habría una predisposición genética (HLA-B27). 
Patogenia 
Esta enfermedad se caracteriza por el desarrollo óseo en las articulaciones de la columna vertebral 
por destrucción del cartílago articular que da lugar a la anquilosis (disminución o falta de movilidad 
de una articulación). En particular afecta a las articulaciones sacroilíacas e interapofisarias (entre las 
tuberosidades y las apófisis). Aunque el 90% de las personas afectadas son HLA-B27 positivas, se 
sospecha la contribución de otros genes. Se han detectado asociaciones con el gen ARTS1 que 
codifica para una peptidasa que degrada antígenos procesados para ser presentados por moléculas 
HLA I y con el gen IL23R, el receptor de la IL-23. Recientemente, se evidenció que el factor de 
crecimiento endotelial vascular (VEGF) juega un importante papel en el desarrollo de los cambios 
óseos y que la proteína morfogenética ósea 2 (BMP-2) participa en la regulación de la proliferación 
ósea y el aumento de su nivel en suero se ha demostrado en pacientes avanzados y se correlacionó 
con el grado de los cambios radiográficos (Tošovský et al, 2014). Además, se evidenció la 
contribución de dos quemoquinas, CCL19 y CCL21, en la osificación de fibroblastos en ligamentos 
humanos (Qin et al, 2014). 
Morfología 
Clínica 
También puede producirse la inflamación de otras articulaciones de los miembros como tobillos, 
rodillas, muñeca, caderas, etc., teniendo mayor prevalencia en las extremidades inferiores. La 
mayoría de los casos comienza entre los 15 y 30 años con predominio de los varones: 3-6 por cada 
mujer. 
 
3.11 Fiebre reumática. 
La fiebre reumática aguda (FRA) y su secuela crónica, la enfermedad reumática cardíaca (ERC) se 
han convertido en raras en los países desarrollados, aunque siguen teniendo una alta incidencia y 
prevalencia en la población pobre de países en vías de desarrollo. 
21 
La incidencia de FRA en los países desarrollados es menor 5 por cada 100.000 niños. En contraste la 
incidencia en países en vías de desarrollado excede a los 50 por cada 100.000 niños. 
Estudios realizados durante la primera mitad del siglo XX establecieron que solo la faringitis 
causada por estreptococos de grupo A causa FRA. Es necesario repetidas faringitis por estreptococos 
de grupo A sin tratamiento antibiótico o mal tratadas para que se desarrolle la FRA. 
El uso racional y sistemático de antibióticos en infecciones por estreptococos grupo A redujo 
sustancialmente la incidencia tanto de la FRA como de la ERC. 
Aunque la enfermedad aguda causa una considerable morbilidad y alguna mortalidad, la mayor 
morbilidad y mortalidad lo presenta la ERC. Ello es debido a la respuesta autoinmune que afecta 
selectivamente al corazón, produciendo daño en sus válvulas, especialmente en las válvulas mitral y 
aórtica. 
La similitud inmunogénica entre epitopes de la proteína M del estreptococo grupo A y la miosina 
cardíaca es esencial para el desarrollo de ERC en individuos susceptibles. Existe evidencia científica 
que muestra la reacción cruzada entre tejidos de las válvulas cardiacas y N-acetil glucosamina en los 
carbohidratos de los estreptococos de grupo A. 
Los autoanticuerpos dirigidos iniciales contra las válvulas cardíacas gatillan el daño de las válvulas, 
el cual es producido por linfocitos T y macrófagos. 
El diagnóstico se rige por criterios de Jones que establecen que se deben cumplir al menos dos 
criterios mayores o, uno mayor y dos menores, además antecedentes de una infección estreptocócica. 
Criterios mayores: 1) Miocarditis; 2) Poliartritis migratoria; 3) Corea de Sydenham; 4) Nódulos 
subcutáneos; 5) Eritema marginado. 
Criterios menores: 1) Fiebre; 2) Artralgias; 3) Presencia de antecedentes faringo-amigdalares por 
estreptococo grupo A evidenciadas por cultivo positivo o título de antiestreptolisina O mayor a 160 
Unidades Todd; 4) Eritrosedimentación aumentada y/o proteína C reactiva positiva y/o leucocitosis; 
5) Anormalidades en el electrocardiograma, como un alargamiento del intervalo PR. 
 
3.12 Vasculitis 
Las vasculitis son un grupo de enfermedades sistémicas que se caracterizan por presentar inflamación de 
los vasos sanguíneos, determinando así deterioro u obstrucción al flujo de sangre y daño a la integridad 
de la pared vascular. Pueden afectar cualquier tipo de vaso del organismo y el compromiso puede ser de 
uno o varios órganos o sistemas. La clínica de estas enfermedades viene dada por la expresión de la 
isquemia a los tejidos irrigados por los vasos comprometidos, además de presentar fiebre, baja de peso y 
compromiso estado general que acompañan frecuentemente a la inflamación sistémica. El diagnóstico de 
las vasculitis se basa en la combinación de hallazgos clínicos, serológicos, histológicos y angiológicos. 
Se clasifican según un consenso desarrollado en 1992 (Conferencia de Chapel Hill) que toma en cuenta 
los siguientes aspectos: 
• Manifestaciones clínicas e histopatológicas 
• Tamaño de los vasos comprometidos 
• Presencia de marcadores serológicos, por ejemplo los anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo 
(ANCA) 
• Tejido comprometido demostrado por inmunohistoquímica 
22 
Los dos mecanismos patogénicos más frecuentes de las vasculitis son la inflamación de origen 
inmunitario y la invasión directa por patógenos infecciosos. Los mecanismos inmunes involucrados en el 
desarrollo de las vasculitis se han clasificado en cuatro tipos: 
1. Asociado con enfermedades atópicas: las reacciones de hipersensibilidad tipo I son centrales. Hay 
producción de IgE en respuesta a algún agente ambiental, que se unen a las células plasmáticas a través 
de su receptor Fc. En las exposicionesposteriores al agente ambiental, la IgE unida induce la 
degranulación de los mastocitos liberando mediadores que producen reacciones alérgicas. Ejemplos de 
vasculitis donde los fenómenos atópicos pudieran jugar un papel son el síndrome de Churg Strauss y 
la Vasculitis urticariforme. 
2. Asociada con autoanticuerpos: Las reacciones de hipersensibilidad tipo II involucran la 
producción de (auto) anticuerpos tipo IgM o IgG. se reconocen anticuerpos antimembrana basal, 
que pueden causar capilaritis en pulmón y riñón y Anticuerpos anti célula endotelial. En este 
grupo los anticuerpos más importantes reconocidos son los anticuerpos anti citoplasma de 
neutrófilos (ANCA) y los anticuerpos anticélulas endoteliales (AECA). Los ANCA son 
detectados por técnicas de inmunofluorescencia, que reconoce dos patrones: fluorescencia 
granular citoplasmática (cANCA) o fluorescencia perinuclear (pANCA). También se pueden 
detectar los antígenos blanco de los ANCA a través de técnica de ELISA, pudiendo reconocer a 
la proteinasa-3 (PR3) en el caso de los cANCA y a la Mieloperoxidasa (MPO) en el caso del 
pANCA. Tanto el PR3 como el MPO son proteínas que se almacenan en los gránulos 
azurofílicos de los polimorfonucleares, y tienen funciones importantes como actividad 
proteolítica, activación de citokinas, control de crecimiento y diferenciación celular y formación 
de especies reactivas de oxígeno. Estas proteínas pueden expresarse en la membrana celular, 
siendo blanco de unión de los ANCA lo que determina la activación celular y subsecuente daño 
endotelial. Las vasculitis clásicas ANCA (+) son la Vasculitis de Wegener (GW), la Poliangiitis 
microscópica (MPA) y la vasculitis de Churg Strauss. También se han descrito ANCA, 
principalmente pANCA en algunas infecciones, reacciones a drogas y tumores. Los AECA se 
pueden detectar por técnica de ELISA. Constituyen un grupo de autoanticuerpos, cuyo antígeno 
no está bien definido. Se pueden encontrar en una serie de vasculitis primarias (Kawasaki, 
Wegener, MPA) o secundarias, y no es claro si juegan un papel patogénico en estas o se trataría 
de un epifenómeno. 
 
3. Asociada con complejos inmunes: estas se caracterizan por presentar complejos inmunes 
circulantes y depósito de estos en las paredes de los vasos sanguíneos. Representan una reacción 
de hipersensibilidad tipo III. Cualquier antígeno que permanezca por un tiempo suficiente en el 
intravascular es capaz de gatillar la producción de anticuerpos, que unidos al antígeno forman 
complejos inmunes en la circulación. Los complejos inmunes son el resultado de la unión no 
covalente del antígeno y su anticuerpo. Sólo en dos entidades se ha identificado el antígeno 
circulante en los complejos inmunes: antígeno de hepatitis B en la Poliarteritis Nodosa (PAN) y 
antígeno de la Hepatitis C en algunos pacientes conCrioglobulinemia mixta esencial. Otro 
ejemplo de estas vasculitis es el Púrpura de Schönlein-Henoch, en la que se identifican 
complejos inmunes que contienen IgA. 
 
4. Asociada con Hipersensibilidad mediada por linfocitos T: representan una reacción de 
hipersensibilidad tipo IV. En la pared arterial se encuentra un gran número y proporción de 
23 
linfocitos T CD4 infiltrantes. También se encuentran macrófagos y células gigantes, con 
ausencia casi total de neutrófilos y células plasmáticas. Ejemplos de estas vasculitis son 
la Arteritis de la Temporal y la Arteritis de Takayasu, ambas vasculitis de grandes vasos. 
 
4. Fenómeno de Raynaud 
El fenómeno de Raynaud es la consecuencia de una vasoconstricción exagerada de las arterias y las 
arteriolas digitales. Puede constituir una entidad patológica primaria o ser secundario a otras patologías 
como ser LES, SS, ES o ateroesclerosis. Afecta al 3-5% de la población total y tiene predilección hacia 
mujeres jóvenes. Consiste en ataques episódicos vasoespásticos con palidez y/o cianosis (coloración 
amoratada) de los dedos seguidos de hiperemia por reperfusión. En una secuencia de coloración blanca, 
amoratada y roja, muy característica. Los ataques suelen desencadenarse tras la exposición al frío o a 
tensión emocional. Suele existir afectación bilateral de los dedos de la mano y también del pie. Pueden 
llegar a originarse infartos en los pulpejos de los dedos con ulceraciones o gangrena evidente, con riesgo 
de complicaciones de tipo infeccioso, que pueden incluso afectar al hueso subyacente. Aparece en el 
100% de los pacientes con ES limitada y hasta en el 75% de los pacientes con ES difusa. 
5. Inmunodeficiencia 
La inmunodeficiencia se define como el estado de disminución o ausencia de la respuesta inmune del 
organismo. Las inmunodeficiencias se clasifican en primarias, que casi siempre están determinadas por 
factores genéticos, y secundarias, que pueden originarse como complicaciones de neoplasias, infecciones, 
malnutrición o como efectos adversos de inmunosupresión, irradiación o quimioterapia. 
5.1 Inmunodeficiencias primarias 
Las inmunodeficiencias primarias (IDP) representan un amplio grupo de enfermedades, en su gran 
mayoría hereditarias, cuyas causas han sido bien definidas. Los defectos responsables de la alteración 
inmunológica pueden comprometer a cualquiera de los componentes que forman el sistema inmune: 
fagocitos, linfocitos T, linfocitos B, células NK o sistema del complemento. Algunas enfermedades 
presentan deficiencias en más de un componente del sistema inmune. A continuación, se mencionan 
algunas enfermedades de IDP: 
5.1.1 Agammaglobulinemia ligada a X (Enfermedad de Bruton, XLA) 
La XLA es una de las formas más frecuentes de IDP. Se caracteriza por la ausencia de maduración 
de los precursores de los linfocitos B. 
Etiología 
La XLA está producida por mutaciones de una tirosina cinasa citoplasmática llamada tirosina cinasa 
de Bruton (Btk); el gen que la codifica se localiza en el brazo largo del cromosoma X, en Xq21.22. 
Patogenia 
Btk está asociada al complejo del receptor de la Ig de los linfocitos pre-B y B y es necesaria para 
transducir señales desde el receptor. Cuando está mutada Btk, el receptor de los linfocitos pre-B no 
puede generar las señales necesarias para su maduración. Como consecuencia, se ve ausencia o 
marcada disminución de linfocitos B en la circulación y por ende, disminución de la concentración 
sérica de todas las clases de inmunoglobulinas. Los centros germinativos de los ganglios linfáticos, 
las placas de Peyer, el apéndice y las amígdalas están desarrollados de forma insuficiente. 
24 
Clínica 
La XLA se manifiesta en su mayoría en varones por estar ligada al cromosoma X, se han visto 
casos en mujeres, pero esporádicos. La enfermedad habitualmente se manifiesta a los 6 meses de 
vida cuando ocurre la depleción de las inmunoglobulinas maternas. Los pacientes cursan con 
infecciones bacterianas recurrentes y a veces virales. El 35% de los pacientes presentan 
enfermedades autoinmunes como ser FR y dermatomiositis. Las infecciones crónicas que sufren 
estos pacientes podrían estar relacionadas con la pérdida de la tolerancia inmunológica. 
Actualmente, el tratamiento profiláctico con Ig intravenosas permite que la mayoría de los pacientes 
lleguen a la edad adulta. 
 
5.1.2 Síndrome de DiGeorge 
El síndrome de DiGeorge es una deficiencia de linfocitos T que se debe a la ausencia de 
desarrollo de la tercera y cuarta bolsas faríngeas. 
Etiología 
El 90% de los pacientes presenta una deleción en un gen que está localizado en el cromosoma 
22q11. El 10% es hereditaria. 
Patogenia 
Clínica 
Debido a la ausencia del desarrollo de la tercera y cuarta bolsas faríngeas, los pacientes tienen 
una pérdida variable de la inmunidad mediada por los linfocitos T (debida a hipoplasia o ausencia 
del timo), tetania (por ausencia de las glándulas paratiroides) y malformaciones congénitas del 
corazón y de los grandes vasos. 
 
 
5.1.3 Inmunodeficiencia combinada grave (IDGG) 
La IDGG representavarios síndromes diferentes desde el punto de vista genético pero que se 
caracterizan por defectos en las respuestas inmunes humorales y celulares. 
Etiología 
La forma más frecuente (50-60% de los casos) se debe a una mutación de la subunidad γ 
común de los receptores de citoquinas (γc). Esta mutación está ligada al cromosoma X y se hereda 
en forma dominante. El resto de los casos de IDGG se hereda de forma autosómica recesiva y son 
mutaciones de diferentes proteínas involucradas en el desarrollo de los linfocitos T y B. 
Patogenia 
La γc es una proteína transmembrama que forma parte de los componentes de transducción de 
señales de los receptores de IL-2, IL-4, IL-7, IL-9, IL-11, IL-15 e IL-21. Como consecuencia de una 
transducción de señales defectuosa de todas estas citoquinas, hay una marcada reducción del número 
de linfocitos T y, aunque los linfocitos B se encuentran en cantidades normales, hay un grave 
deterioro de la síntesis de anticuerpos por la ausencia de cooperación de los linfocitos T. 
25 
Morfología 
Los hallazgos histológicos dependen del defecto subyacente. En la forma más frecuente, 
mutación de γc el timo es pequeño y no tiene células linfáticas, en su lugar presenta lobulillos de 
células epiteliales indiferenciadas que recuerdan el timo fetal. Además, el resto de los tejidos 
linfáticos se encuentran hipoplásicos con marcada depleción de las áreas de los linfocitos T y en 
algunos casos de los linfocitos B. 
Clínica 
Los pacientes con IDGG son muy susceptibles a infecciones recurrentes y graves por una amplia 
gama de patógenos. Sin un trasplante de médula ósea se produce la muerte en el primer año de vida. 
 
5.1.4 Angioedema hereditario 
El angioedema hereditario se debe a una deficiencia del inhibidor de C1 del sistema del 
complemento. 
Etiología 
Es un trastorno autosómico dominante. 
Patogenia 
Como consecuencia de la deficiencia del inhibidor de C1 se activan en forma no regulada las vías 
del complemento, de la coagulación y de la calicreína. La activación no regulada de estas vías 
produce un componente bioactivo, cuya naturaleza exacta se desconoce que lleva al paciente a tener 
episodios de edema que afecta la piel y las superficies mucosas. 
Clínica 
Los pacientes con angioedema hereditario pueden sufrir asfixia potencialmente mortal o náuseas, 
vómitos o diarreas después de un traumatismo leve o de estrés emocional. Los episodios agudos se 
pueden tratar con concentrados del inhibidor de C1 a partir de plasma humano. 
5.1.5 Síndrome de Wiskott-Aldrich 
El síndrome de Wiskott-Aldrich es una enfermedad recesiva ligada al X que se caracteriza por 
trombocitopenia, edema y una marcada vulnerabilidad a infecciones que se lleva a la muerte precoz. 
Etiología 
Está producido por mutaciones en el gen que codifica la proteína del síndrome de Wiskott-
Aldrich (WASP) que está localizado en Xp11.23. 
Patogenia 
La proteína WASP pertenece a una familia de proteínas que unen los receptores de membrana 
con elementos del citoesqueleto. La proteína WASP participaría en respuestas dependientes del 
citoesqueleto, como migración celular y transducción de señales, pero no están claras las funciones 
esenciales de esta proteína en los linfocitos y plaquetas. 
Morfología 
26 
El timo es normal morfológicamente al menos en la primera fase de la enfermedad, aunque hay 
una depleción secundaria y progresiva de linfocitos T en las áreas paracorticales de los ganglios 
linfáticos. 
Clínica 
Los pacientes presentan una pérdida variable de la inmunidad celular. Depleción progresiva de 
linfocitos T en sangre. No sintetizan anticuerpos contra antígenos polisacarídicos y su respuesta a los 
antígenos proteicos es escasa. En general, la concentración en suero de IgM es baja, de IgG es 
normal y de IgA e IgE es elevada. Los pacientes a menudo presentan linfomas no hodgkinianos de 
linfocitos B. 
 
5.2 Inmunodeficiencias secundarias 
Las inmunodeficiencias secundarias (IDS) tienen diverso origen y repercusiones clínicas. Pueden 
estar producidas por una maduración defectuosa de los linfocitos (cuando la médula ósea es lesionada 
por la radioterapia o la quimioterapia o está afectada por neoplasias o cánceres metastásicos), pérdida de 
inmunoglobulinas (como en las nefropatías proteinúricas), síntesis inadecuada de inmunoglobulinas 
(como en la malnutrición) o depleción linfocitaria (por fármacos o infecciones graves). En conjunto, las 
IDS son más frecuentes que las IDP. La IDS que causa mayor preocupación en la actualidad es el 
síndrome de inmunodeficiencia adquirida, que se describe a continuación. 
5.2.1 Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) 
El SIDA es una enfermedad producida por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que se 
caracteriza por una profunda inmunodepresión que da lugar a infecciones oportunistas, neoplasias 
secundarias y manifestaciones neurológicas. Aunque inicialmente se reconoció en EE UU, el SIDA 
es un problema a nivel mundial. En el año 2006, el VIH había infectado a 60 millones de personas 
en el mundo, y cerca de 20 millones de niños y adultos han muerto a causa de esta enfermedad. La 
transmisión sexual es el modo de infección predominante en todo el mundo. La transmisión de 
madre a hijo es la principal causa de SIDA pediátrico. 
Etiología 
El SIDA se produce por el VIH, un retrovirus humano no transformante que pertenece a la 
familia de los lentivirus. En pacientes con SIDA se han aislado dos formas genéticamente diferentes 
pero relacionadas llamadas VIH-1 y VIH-2. 
Patogenia 
El VIH infecta principalmente al sistema inmunitario y al sistema nervioso central. Entra en el 
cuerpo a través de los tejidos mucosos y la sangre, e infecta primero a los linfocitos T CD4+, además 
de las células dendríticas y los macrófagos. Una vez que el VIH se encuentra dentro de las células 
que infectó, puede integrarse al genoma de esas células y quedar latente o replicarse hasta producir 
nuevos virus VIH capaces de infectar más células del anfitrión. Se produce lisis de los linfocitos T 
CD4+ por efecto citopático del VIH en replicación y por activación de los VIH latentes por las 
citoquinas pro-inflamatorias liberadas por los macrófagos activados. Como consecuencia, el 
anfitrión sufre una pérdida de linfocitos T CD4+ y va a tener efectos ondulantes sobre prácticamente 
todos los demás componentes del sistema inmune. 
27 
El virus se disemina por todo el cuerpo, el individuo genera respuesta inmunitaria humoral y 
celular. Estas respuestas controlan en parte la infección y producción viral que se refleja por una 
disminución en la viremia a 12 semanas aproximadamente luego de la exposición inicial. La 
cantidad de virus al final de la fase aguda refleja el equilibrio alcanzado entre el virus y la respuesta 
del anfitrión y es un factor predictivo de la velocidad de disminución de los linfocitos T CD4+ y, por 
lo tanto, de la progresión de la enfermedad. En la siguiente fase de la enfermedad, fase crónica, los 
ganglios linfáticos y el bazo son focos de replicación continua del VIH y de destrucción celular. La 
fase final es la propagación hasta el SIDA que se caracteriza por desorganización de las defensas del 
anfitrión, aumento considerable de la viremia y enfermedad clínica grave y potencialmente mortal. 
Sin tratamiento, la mayoría de los pacientes con infección por el VIH progresan hasta SIDA 
después de una fase crónica que dura entre 7 y 10 años. Las excepciones se ven en pacientes que 
tienen una progresión rápida y los que no presentan progresión a largo plazo. Estos últimos muestran 
una respuesta específica vigorosa contra el VIH por parte de los linfocitos T CD4+ y CD8+. 
Morfología 
Los cambios anatómicos de los tejidos (con excepción del encéfalo) no son específicos y por ende 
diagnósticos. En general, las características anatomopatológicas del SIDA incluyen las de las 
infecciones oportunistas generalizadas, el sarcoma

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