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2008 © 2022. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Síndrome del intestino irritable Alexander C. Ford y Nicholas J. Talley 122 ÍNDICE DEL CAPÍTULO DEFINICIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2008 CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2008 Anamnesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2008 Exploración física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2009 EPIDEMIOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2009 Prevalencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2009 Género y raza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2010 Subgrupos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2010 Incidencia del SII y desaparición de los síntomas . . . . . . . . 2011 Impacto sobre la calidad de vida y los costes . . . . . . . . . . . 2011 Demanda de asistencia sanitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2011 Exceso de cirugía abdominal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2011 FACTORES DE RIESGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2011 FISIOPATOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2011 Alteración de la motilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2011 Hipersensibilidad visceral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2013 Manejo del gas y de la acomodación abdominal . . . . . . . . . 2013 Inflamación mucosa de bajo grado, activación inmunitaria y alteración de la permeabilidad intestinal . . . . . . . . . . . 2013 Metabolismo anormal de la 5-hidroxitriptamina . . . . . . . . . 2014 Intolerancia alimentaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2014 Microflora intestinal anormal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2014 Metabolismo anormal de los ácidos biliares . . . . . . . . . . . . 2015 Factores psicológicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2015 Desregulación del SNC . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2015 Factores genéticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2015 DIAGNÓSTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2015 TRATAMIENTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2016 Educación y apoyo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2016 Dieta y estilo de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2017 Medicación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2018 Tratamientos psicológicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2019 Tratamientos alternativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2020 PRONÓSTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2020 El SII es una entidad patológica importante por su elevada preva- lencia, su morbilidad sustancial y sus enormes costes1. El 7-16% de los adultos estadounidenses refiere síntomas compatibles con SII2 y el 50% consulta a un especialista en aparato digestivo3. En estas consultas, más de un tercio presenta trastornos GI funcionales, siendo el SII el diagnóstico más frecuente4. Dado que un porcentaje sustancial de las consultas de aparato digestivo está compuesto de pacientes con SII u otros cuadros GI funcionales, es esencial que los médicos adquieran experiencia en el diagnóstico y el tratamiento de estos trastornos. El diagnóstico del SII se basa en una anamnesis y una exploración física detalladas, con el mínimo de pruebas diagnós- ticas5. Cada vez hay más indicios de que al menos un subgrupo de pacientes con SII tiene una base GI orgánica en el tubo digestivo6. No obstante, solamente se dispone de terapias dirigidas a síntomas y no tratamientos modificadores de la enfermedad. La prueba fundamental para la terapia actual procede fundamentalmente de metaanálisis bien desarrollados de terapias más antiguas y de ensayos controlados aleatorizados (ECA) a gran escala con fármacos novedosos. En este capítulo se revisan los conocimientos actuales de la epidemiología y la fisiopatología del SII con la finalidad de establecer una base racional para su diagnóstico y tratamiento. DEFINICIONES El SII se caracteriza por la presencia de dolor abdominal asociado a alteraciones en el hábito de defecación7. Suele acompañarse de meteo- rismo, si bien no se considera un síntoma esencial para el diagnós- tico7. Los síntomas individuales no son lo suficientemente sensibles ni específicos por sí solos para establecer el diagnóstico de SII8. Manning y cols. fueron los primeros en mencionar la existencia de seis síntomas frecuentes en los pacientes con SII, documentados posteriormente (cuadro 122.1), aunque solamente cuatro de ellos son estadísticamente significativos (distensión abdominal, alivio del dolor abdominal después de una deposición, deposiciones más sueltas al inicio del dolor abdominal y deposiciones más frecuen- tes al inicio del dolor abdominal)9. El sistema de clasificación de Kruis, basado en la presencia y la duración de los síntomas, en los hallazgos negativos en la exploración física y en la normalidad de las pruebas de laboratorio tiene una utilidad diagnóstica modesta (v. cuadro 122.1)10. Los criterios de Roma (I, II, III y IV) se crearon para intentar mejorar la utilidad diagnóstica de los criterios de Manning y Kruis, una vez alcanzado un consenso formal, con la finalidad de establecer estándares para los estudios clínicos (v. cuadro 122.1). La última serie, o criterios de Roma IV7, tiene utilidad práctica y puede aplicarse para establecer un diagnóstico clínico positivo de SII5. La sensibilidad y la especificidad de la serie previa, los criterios de Roma III, eran del 69 y del 80%, respectivamente11. Aunque no hay datos relativos a una validación adecuada para los criterios de Roma IV, los criterios principales se parecen mucho a los criterios de Roma III12, con la salvedad de que en los criterios de Roma IV se han eliminado las moles- tias abdominales de la definición del SII, así como el reconocimiento sobre la posibilidad de que el dolor abdominal se agrave o mejore con la defecación7. La especificidad de los criterios de Roma III puede mejorarse aún más incorporando otros aspectos de la historia clínica y un panel limitado de pruebas13. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS Anamnesis Dolor abdominal El SII no debe diagnosticarse en ausencia de dolor abdominal7. El dolor en este síndrome puede empeorar o aliviarse con la defecación y su inicio se asocia a un aumento o a una disminución de la frecuencia de las deposiciones, o a deposiciones más blandas o más duras. El dolor suele localizarse mal, se manifiesta con altibajos, puede empeo- rar al comer y en ocasiones aparece en cualquier parte del abdomen, si bien suele localizarse normalmente en el hemiabdomen inferior. Es frecuente que empeore con incidentes vitales o ante situaciones difíciles en la vida del paciente. Un dolor abdominal continuo o sin relacióncon la defecación, o cuando se induce por la menstruación, la micción o la actividad física, es poco probable que se explique por un SII. Estreñimiento y diarrea Los pacientes con SII experimentan estreñimiento, diarrea, o una mezcla de ambos7. Esto ha conducido al intento de clasificación en función del síntoma predominante: SII con estreñimiento (SII-E), con diarrea (SII-D) o con un patrón de deposición mixto (SII-M). Sin embargo, estos síntomas suelen ser variables e intermitentes14, Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 122 Síndrome del intestino irritable 2009 122 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . y los pacientes pueden pasar de un patrón de deposiciones a otro (v. sección «Subgrupos»). Es característica la consistencia irregular de las deposiciones (deposiciones con formas anormales). Los términos «estreñimiento» y «diarrea» pueden reflejar una amplia variedad de síntomas experimentados por pacientes diferentes, de manera que habrá que explorar su significado cuando cualquier individuo utilice alguno de estos términos. La forma de las deposi- ciones puede medirse objetivamente, o bien subjetivamente por parte del paciente o del médico; la escala de heces de Bristol (fig. 122.1) se emplea actualmente de forma rutinaria en los ensayos clínicos, y los cambios en las formas de las heces (en los extremos de la escala) guardan una correlación aproximada con el tiempo de tránsito colónico (valor de r de 0,07)15. Meteorismo y distensión visible El 60% o más de los pacientes con SII refiere sensación de meteoris- mo16, pero suelen tener dificultades para localizarlo. Puede ser uno de sus síntomas más molestos, y en particular en aquellos con SII-E17. La distensión abdominal visible es un síntoma característico de SII, particularmente en mujeres, pero es mucho menos frecuente que el meteorismo18. La distensión puede medirse objetivamente, a diferen- cia del meteorismo, que es subjetivo19. El grado de distensión suele empeorar al final del día19. La acomodación anormal del diafragma, la contracción de los músculos intercostales y la relajación de la mus- culatura de la pared abdominal parecen estar implicadas como parte de una respuesta refleja involuntaria (fig. 122.2)20,21. Tanto el meteorismo como la distensión guardan relación con los síntomas somatomorfos que mencionan los pacientes con SII22. La biorretroalimentación orientada a la respiración representa una terapia útil en un subgrupo de pacientes21,23. Síntomas no colónicos Otras características clínicas pueden apoyar el diagnóstico de SII, pero por sí solos no son diagnósticos. La probabilidad de que las personas con SII refieran molestia o dolor epigástrico (dispepsia) es ocho veces mayor que en aquellas sin este síndrome24. Los síntomas compatibles con ERGE también pueden aparecer con más frecuencia en pacientes con SII, con una probabilidad cuatro veces mayor que en las personas que no tienen SII25. Los pacientes con SII también padecen con frecuencia otros síntomas, como cefaleas, dolores arti- culares, trastornos del sueño, fatiga crónica, mareos, palpitaciones y dispareunia22, y si se incorporan a los criterios de Roma III, pueden mejorar su especificidad13. Cronicidad Para que el diagnóstico de SII sea claro, los síntomas deben estar presentes un mínimo de 6 meses7; el SII puede acompañarse de otros trastornos crónicos. Por ejemplo, este síndrome está presente hasta en un tercio de los pacientes con enfermedad celiaca, incluso después de la instauración de una dieta sin gluten26. Hasta un 40% de los pacientes con EII puede referir también síntomas de SII27. Este hecho no parece reflejar una inflamación oculta en el momento que se informa de los síntomas28,29, ni conduce a desenlaces adversos reflejando la evolución de la actividad de una enfermedad durante un seguimiento a largo plazo, pero se asocia a un aumento de la utilización de los recursos asistenciales y a un declive de la salud psicológica30. Varios cuadros diferentes pueden ocasionar síntomas intestinales tran- sitorios en personas sanas, así como en pacientes con un SII previo, como el embarazo, las transgresiones dietéticas, las intoxicaciones alimentarias, la diarrea del viajero, el reposo en cama, la pérdida de peso y un estrés agudo (diarrea nerviosa); estos síntomas deben dis- tinguirse de la sintomatología crónica recurrente del SII. Exploración física La exploración física en los pacientes con SII suele ser normal, si bien puede apreciarse dolor a la palpación profunda sobre el colon8. Hay que descartar un dolor de la pared abdominal en los pacientes con un dolor abdominal localizado. La contracción de la pared abdominal acompañada de la flexión de la barbilla contra el pecho o sentándose parcialmente mitiga la sensibilidad dolorosa causada por un proceso intraabdominal. Cuando la tensión creada sobre los músculos de la pared abdominal aumenta el dolor a la palpación, hay que buscar una zona de palpación dolorosa en la pared abdominal a punta de dedo (prueba de Carnett); la identificación de dicho punto permite tratar la zona dolorosa mediante una inyección de lidocaína y triamcinolona31. Hay que plantear la probabilidad de un cáncer de ovario en cualquier mujer de mediana edad o de edad avanzada con síntomas de tipo SII de inicio reciente, y en particular si presenta distensión abdominal32. Para descartar una masa pélvica fija e irregular es preciso realizar una exploración pélvica. EPIDEMIOLOGÍA El SII es un trastorno frecuente que afecta a 1 de cada 10 personas en todo el mundo2. Los estudios epidemiológicos han definido la prevalencia del SII e identificado posibles factores de riesgo. Prevalencia Las estimaciones sobre la prevalencia del SII varían en todo el mun- do entre el 1-45%2. Sin embargo, la prevalencia está notablemente CUADRO 122 .1 Criterios de Manning, Kruis y de Roma IV para el SII CRITERIOS DE MANNING* Deposiciones más frecuentes al inicio del dolor abdominal. Distensión abdominal. Heces más sueltas al inicio del dolor abdominal. Mejoría del dolor con la deposición. Moco por el recto. Sensación de evacuación incompleta. CRITERIOS DE KRUIS Historia del paciente Dolor abdominal. Flatulencia. Heces con forma de «bolitas» o moco. Irregularidad de las deposiciones. Mezcla de diarrea y estreñimiento. Síntomas durante más de 2 años. Valoración del médico† Antecedentes de sangre en las heces. Hallazgos físicos anormales. Hemoglobina (mujeres <12 g/dl; varones <14 g/dl). Leucocitosis (>10.000 cm3). Velocidad de sedimentación globular >20 mm/2 h. CRITERIOS DE ROMA IV‡ Dolor abdominal recurrente al menos 1 día/semana en los últimos 3 meses asociado a 2 o más de los siguientes: Asociado a la defecación. Asociado a un cambio en la frecuencia de las deposiciones. Asociado a un cambio en la forma (aspecto) de las deposiciones. *Punto de corte para el diagnóstico: 3 o más de los 6 síntomas enumerados. †Se descarta SII si cualquiera de los hallazgos físicos o de los parámetros analíticos valorados por el médico es anormal. ‡Criterios cumplidos durante los 3 meses previos, con inicio de los síntomas al menos 6 meses antes del diagnóstico. Criterios de Roma III de Longstreth GF, Thompson WG, Chey WD, et al. Functional bowel disorders. In: Drossman DA, editor. Criterios de Roma IV de Mearin F, Lacy BE, Chang L, et al. Gastroenterology 2016;150:1393-1407. Usado con autorización de la Rome Foundation. Criterios de Kruis adaptados de Kruis W, Thieme C, Weinzierl M, et al. A diagnostic score for the irritable bowel syndrome. Its value in the exclusion of organic disease. Gastroenterology 1984; 87:1-7. Criterios de Manning adaptados de ManningAP, Thompson WG, Heaton KW, et al. Towards positive diagnosis of the irritable bowel. BMJ 1978; 2:653-4. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE X Intestino delgado y grueso2010 influenciada por la definición aplicada. Por ejemplo, en un estudio transversal en China, la prevalencia de SII aplicando los criterios de Roma III era del 12%, pero disminuía al 6% cuando se aplicaban los criterios de Roma IV33. Las personas menores de 50 años muestran una prevalencia de SII más alta2. En general, parece que el SII es infre- cuente en personas de edad avanzada, pero los estudios de población señalan que, de hecho, el SII aumenta con la edad. En un estudio realizado únicamente en personas de 65 años o más, la prevalencia de síntomas compatibles con SII era mayor en personas de 85 años o más que en el grupo de 65-74 años y en el grupo de 75-84 años; la prevalencia también es más alta en las personas de 75-84 años que en las de 65-74 años34. Obviamente, la enfermedad orgánica tiene una mayor prevalencia en los adultos de edad avanzada y puede justificar parte de los síntomas de tipo SII referidos, aunque parece que el SII en los adultos de edad avanzada suele diagnosticarse menos, o bien se confunde su diagnóstico, por ejemplo, con el de una enfermedad diverticular35. Género y raza Las tasas de prevalencia para SII específicas por género son más altas en las mujeres que en los varones, con un cociente de probabilidades de 1,67 en un metaanálisis del 2012; no obstante, esta diferencia de prevalencia por género no se aprecia en el Sudeste Asiático, Sudamérica o África36. En EE. UU., el número de mujeres con SII es mayor que el de varones, lo cual se explica en parte porque estas acuden más al médico. Por el contrario, los datos de Asia señalan que el número de varones que demandan tratamiento por SII es más alto37. De los pacientes con SII, los varones tienen más probabilidades de mencionar diarrea, mientras que las quejas de estreñimiento son más frecuentes en las mujeres36. Las mujeres muestran una mayor sensibilidad rectal, un tránsito colónico más lento y un menor número de deposiciones que los varones, lo cual puede explicar por qué ciertos síntomas, como los esfuerzos defecatorios y la evacuación de heces duras, parecen ser más frecuentes en las mujeres38,39. En general, la prevalencia del SII parece ser similar en personas de raza blanca y negra; algunos datos han sugerido que puede ser menor en personas de origen hispano que en personas de raza blanca no hispana en EE. UU.40,41. Subgrupos Los criterios de Roma IV emplean la forma de las deposiciones para subdividir El SII (v. fig. 122.1). Los datos de un metaanáli- sis de estudios comunitarios sugieren que el 22% padece SII-E, el 23% SII-D y el 24% SII-M, mientras que el resto no se puede clasifi- car, SII-inclasificable (SII-I)2. Sin embargo, la estabilidad de estos subgrupos con el paso del tiempo es inexistente42, lo que quizás limita su utilidad. En un estudio que emplea una técnica estadística llama- da análisis de clase latente para clasificar a los pacientes con un SII basado en la presencia de síntomas GI no colónicos y su estado de ánimo, se observan seis grupos distintos43. Estos subgrupos consisten en estreñimiento leve, diarrea leve, o síntomas GI mixtos leves sin indicios de comorbilidad psicológica o de síntomas somatoformes, y estreñimiento más intenso, diarrea más intensa o síntomas GI mixtos más intensos, con indicios de comorbilidad psicológica o de síntomas somatoformes. Los autores plantean la posibilidad de que estos sub- grupos novedosos pueden ayudar a dirigir el tratamiento, de modo que aquellos con una conducta somatoforme y comorbilidad psicológica reciban terapias orientadas a nivel central, y aquellos con síntomas GI Fig. 122.1 Escala de heces de Bristol y clasificación de los subtipos de SII. D, diarrea; E, estreñimiento; I, inclasificable; M, mixto. (Adaptado de Mearin F, Lacy BE, Chang L, et al. Bowel disorders. Gastroenterology 2016; 150:1393-407.) Fig. 122.2 Imagen abdominal que muestra la presencia de meteorismo en un paciente con SII. Obsérvese que, durante el meteorismo, hay una mayor protrusión de la pared abdominal anterior, con descenso dia- fragmático y solo un pequeño aumento del contenido de gas comparado con el estado basal. (Adaptado de Accarino A, Perez F, Azpiroz F, et al. Abdominal distention results from caudo-ventral redistribution of contents. Gastroenterology 2009; 136:1544-51.) Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 122 Síndrome del intestino irritable 2011 122 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . reciban solamente tratamientos para el estreñimiento o la diarrea. Sin embargo, la validez de estos subgrupos necesita ser replicada por otros autores, aparte de confirmarse su estabilidad durante el seguimiento. Incidencia del SII y desaparición de los síntomas La incidencia del SII está poco informada. La incidencia a los 3 meses en un estudio longitudinal realizado en Suecia era del 0,2%44. Una revisión de registros médicos de una muestra aleatoria de residentes en el condado de Olmsted, Minnesota, menciona que la incidencia de un diagnóstico clínico de SII en dicho condado es del 0,2% por año, pero esta cifra probablemente refleja el extremo inferior de la tasa de incidencia, ya que las personas con síntomas de SII que no solicitan consulta no pueden incluirse en este cálculo45. En otro estu- dio realizado en casi 4.000 personas de una muestra de población de Reino Unido, la incidencia era del 1,5% por año durante un perio- do de seguimiento de 10 años46. A lo largo de un seguimiento de 12 años, el 9% de las personas de la comunidad sin síntomas de base desarrolló SII47. En un estudio de seguimiento en el condado de Olmsted, el 38% de las personas que cumplían la definición de SII al inicio no cum- plían los criterios 12-20 meses más tarde48; es decir, desaparecían sus síntomas. No obstante, la prevalencia real del SII no varía de un año a otro, ya que la desaparición de síntomas en algunas personas con un SII de base se equilibra con la aparición de otras que desarrollan un SII nuevo. Entre las personas de esta comunidad cuyo SII se resuelve, los síntomas evolucionan para reflejar otro trastorno GI funcional hasta en un 50% de los casos49-51; así pues, el SII suele ser un trastorno crónico, aunque con síntomas fluctuantes. Impacto sobre la calidad de vida y los costes Una revisión sistemática llega a la conclusión de la existencia de pruebas convincentes de una reducción de la calidad de vida (CdV) asociada a la salud en los pacientes con SII de moderado a grave52, y otros autores han demostrado que su magnitud es similar a la de los pacientes con enfermedades orgánicas crónicas53. Los pacientes con SII están dispuestos a aceptar un riesgo de muerte súbita del 1% derivado de la medicación por una probabilidad de curación de los síntomas del 99%54. Más que el SII cause un deterioro de la CdV, una explicación alternativa para esta asociación es lo contrario; es decir, una CdV deficiente predispone a un riesgo más alto de SII, y hay algunas pruebas que avalan este argumento46. No obstante, la presencia de un deterioro de la CdV indica que el SII merece una atención y una intervención terapéutica serias. El SII se asocia a costes sustanciales derivados de los días de baja laboral, pérdida de productividad, exceso de visitasal médico, prue- bas diagnósticas y consumo de medicación55. El SII era el undécimo diagnóstico más frecuentemente diagnosticado por los médicos en pacientes ambulatorios en EE. UU. en 2010 y probablemente esté infravalorado, ya que el dolor abdominal, el estreñimiento y la diarrea se consideraban aparte, representando el primero, el cuarto y el noveno diagnóstico más frecuente, respectivamente56. Un estudio de costes de enfermedad en EE. UU. calculó en casi 1.000 millones de dólares los gastos anuales directos atribuibles al SII y en otros 50 millones de dólares los gastos indirectos1. Demanda de asistencia sanitaria Es importante comprender los motivos por los que un paciente solicita asistencia sanitaria para poder planificar las estrategias tera- péuticas apropiadas. Las consultas médicas por SII en EE. UU. en 2009 superaban la cifra de 1,5 millones57. La tasa de demanda asis- tencial puede estar influenciada en parte por el acceso. Las tasas de consultas en EE. UU. oscilan entre el 25-46%, pero hasta un 40% de los pacientes carecen de un acceso fácil a la asistencia sanitaria en este país; en Australia, donde el acceso a la asistencia sanitaria es esencialmente universal, las tasas de consulta alcanzan el 73%58. Sigue sin comprenderse del todo qué es lo que impulsa a una persona a solicitar asistencia sanitaria, pero están implicadas la gravedad y la cronicidad de los síntomas, la ansiedad sobre las causas subyacentes, la conducta aprendida de una enfermedad anormal y las comorbilidades psicológicas59-63. No obstante, otros factores desconocidos también pueden ser importantes, ya que no explican por completo las tasas de demanda asistencial sanitaria. Exceso de cirugía abdominal Los pacientes con SII corren un riesgo más alto de someterse a un mayor número de intervenciones quirúrgicas. En un gran estudio de una organización de mantenimiento de la salud, el SII se asociaba de forma independiente a tasas significativamente más altas de colecis- tectomía, apendicectomía e histerectomía64. La explicación completa para estos hallazgos es incierta, pero presumiblemente parte de este exceso quirúrgico refleja una atribución errónea de los síntomas del SII a hallazgos orgánicos circunstanciales, como cálculos biliares o miomas uterinos. También es posible que el SII predisponga a un mayor número de ciertas enfermedades que conducen a la realización de una cirugía. Por ejemplo, el estreñimiento se asocia a un riesgo más alto de cálculos biliares65, y la menorragia y la endometriosis se asocian a SII22,66. Algunos cirujanos siguen pensando que los pacientes con síntomas de tipo SII responden favorablemente a una cirugía intraabdominal, aunque en un estudio, los pacientes con SII sometidos a una colecistectomía por cálculos biliares mostraban menos mejoría de la CdV que aquellos sin SII67. FACTORES DE RIESGO El factor de riesgo mejor aceptado para desarrollar un SII es la gas- troenteritis infecciosa, ya que en un metaanálisis de estudios observa- cionales se menciona que el 10% de los individuos con dicha infección desarrolla este síndrome; el riesgo más elevado ocurre después de una infección protozoaria, seguido de las gastroenteritis bacterianas y víricas68. El riesgo es más alto en el género femenino, personas con problemas psicológicos previos, como ansiedad, depresión o hipocon- dría y con rasgos clínicos que apuntan a una infección más virulenta, como la duración de la infección (fig. 122.3)69-71. El seguimiento longitudinal de cohortes infectadas sugiere que los síntomas pueden cronificarse en un porcentaje sustancial de personas; más del 40% de los infectados por un protozoo refieren todavía síntomas de tipo SII a los 10 años72, mientras que el 15% de los infectados por una bacteria cumplen criterios para un SII a los 8 años73. Otros factores de riesgo para desarrollar un SII son los un elevado nivel socioeconómico durante la infancia74, la antibioterapia previa75, la intolerancia alimentaria76, los síntomas somáticos extraintestinales76 y una CdV deficiente46. El SII se acumula en determinadas familias77, y algunos factores perinatales, como una edad materna joven, las cesáreas y el peso bajo al nacer, también se asocian de manera independiente a un SII78. FISIOPATOLOGÍA Aunque tradicionalmente no hay una anomalía estructural, anatómica o fisiológica conocida que explique los síntomas que experimentan los pacientes con SII, se está rebatiendo la naturaleza funcional de este síndrome, y la idea de que el SII no tiene una explicación orgánica de base está desfasada. Se ha implicado la contribución de diferentes mecanismos patógenos, como alteración de la moti- lidad; hipersensibilidad visceral; manejo anormal de los gases y de la acomodación abdominal; un grado leve de inflamación mucosa, activación inmunitaria y alteración de la permeabilidad intestinal; un metabolismo anormal de la 5-hidroxitriptamina (5-HT); intolerancias alimentarias; anomalías de la flora intestinal; anomalías del metabolis- mo de los ácidos biliares; factores psicológicos; desregulación del SNC, y factores genéticos (fig. 122.4). Parece razonable postular la necesidad de que haya varias anomalías o múltiples elementos para que se manifieste un SII. Alteración de la motilidad La diarrea del SII puede deberse a múltiples mecanismos colóni- cos, como un aumento de la propagación de contracciones de gran amplitud, un aumento del reflejo gastrocólico o bien hipersensibilidad rectal79,80. El estreñimiento puede ser secundario a un aumento de las contracciones segmentarias (no propulsivas), a una disminución de la propagación de contracciones de gran amplitud o a una hiposensibi- Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE X Intestino delgado y grueso2012 Fig. 122.4 Factores potenciales que determinan la manifestación de síntomas de SII. AB, ácido biliar; 5-HT, 5-hidroxitriptamina. (Adaptado de Holtmann GJ, Ford AC, Talley NJ. Pathophysiology of irritable bowel syndrome. Lancet Gastroenterol Hepatol 2016; 1:133-46.) Fig. 122.3 SII postinfección: resumen de los factores de riesgo establecidos. CE, célula enterocromafín; RR, riesgo relativo. (Adapta- do de Spiller R, Lam C. An update on post- infectious irritable bowel syndrome: Role of genetics, immune activation, serotonin and altered microbiome. J Neurogastroenterol Motil 2012; 18:258-68.) Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 122 Síndrome del intestino irritable 2013 122 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . lidad rectal81,82. El tránsito por el colon y el intestino delgado parece estar retrasado en el SII-E y acelerado en el SII-D81. Los pacientes con SII muestran una mayor estimulación motora del intestino delgado que pacientes control tras la infusión de CCK, comidas grasas o dis- tensión ileal83. También se ha mencionado la presencia de disfun- ción autónoma: disfunción adrenérgica simpática con la diarrea y disfunción vagal con el estreñimiento84. Sin embargo, estas anomalías no siempre pueden reproducirse, no se pueden usar para facilitar el diagnóstico y varían de un paciente a otro. Parte de esta variabilidad puede rela- cionarse con el patrón de deposiciones predominante experimentado por el paciente, pero como no sigue un curso estable a lo largo del seguimiento, lo más probable es que estos trastornos cambien con el tiempo. Hipersensibilidad visceral La distensión del recto con unglobo induce dolor con volúmenes más bajos en pacientes con SII85 y puede ser un biomarcador86. Aunque esta hipersensibilidad visceral no es un hallazgo universal en los pacientes con SII, afecta al 60% (fig. 122.5)86 y podría explicar el hecho de que los pacientes con SII probablemente sean más conscientes que los pacientes control de la presencia de gas o de contracciones intes- tinales tras las comidas o con el estrés. La distensión repetida del colon sigmoide puede inducir hiperalgesia rectal en los pacientes con SII independientemente de la sensibilidad rectal basal87, lo cual sugiere una sensibilización anormal dentro del asta dorsal de la médula o a niveles más altos en el SNC. Los presuntos neurotransmisores de relevancia para la hipersen- sibilidad visceral son la 5-HT, la neurocinina y el péptido asociado al gen de la calcitonina88. El receptor de potencial transitorio vaini- lloide 1 parece estar aumentado en el rectosigma de los pacientes con SII y puede ser uno de los mediadores del dolor visceral89. Parece que las proteasas de serina actúan como moléculas de señalización a través de la activación de receptores activados por proteinasas. Los extractos de mucosa colónica de pacientes con SII (pero no los controles) sensibilizaron a los nervios murinos en el cultivo, y la sensibilización se bloqueó con un inhibidor de la serina proteasa90. Además, en los pacientes con SII-D se han observado aumentos significativos de serina proteasas en las heces91, las cuales podrían dañar posiblemente las uniones estrechas y aumentar la permeabi- lidad intestinal a través de la activación del receptor activado por proteinasa. Su origen es incierto, pero puede proceder de mastocitos o de la microflora colónica. Es posible que la inflamación sea res- ponsable de la sensibilización en un subgrupo de pacientes con SII, como se comenta más adelante; sin embargo, las cifras de células inmunitarias mucosas no se asociaron a hipersensibilidad visceral en un estudio92. Manejo del gas y de la acomodación abdominal La monitorización ambulatoria del perímetro abdominal ha revelado que el abdomen se hincha normalmente durante el día, alcanza su máximo durante la tarde-noche, pero disminuye al tumbarse; este fenómeno, cuya causa es incierta, suele estar exagerado en el SII19. La retención de gas tras su infusión en el intestino delgado es mayor en los pacientes con SII que en los controles sanos93 y se asocia a una disfunción sensitiva concomitante. Asimismo, la infusión de gas intes- tinal a los pacientes con SII induce más dolor que en los controles cuando se les pide que supriman voluntariamente la salida de gas94. Los pacientes con SII, a diferencia de lo que sucede con los con- troles sanos, durante la infusión de gas suprimen involuntariamente la contracción de su musculatura abdominal95 y muestran una con- tracción diafragmática paradójica, lo que sugiere la implicación de una acomodación abdominal anormal en la distensión (v. fig. 122.2)96. Inflamación mucosa de bajo grado, activación inmunitaria y alteración de la permeabilidad intestinal El intestino normal muestra de forma crónica un estado de inflama- ción controlada de bajo grado, como resultado de la interacción entre microorganismos entéricos comensales y el sistema inmunitario del huésped. Se han publicado numerosos estudios, resumidos en una revisión sistemática previa97, que demuestran una inflamación mucosa de bajo grado en algunas personas con SII. También se demuestra en la mucosa GI de las personas con SII una elevación de citocinas proinflamatorias y de los recuentos de mastocitos98,99, estos últimos muy cercanos a las fibras nerviosas entéricas100 (fig. 122.6). También hay una activación del sistema inmunitario, con elevación de las concentraciones de citocinas en la mucosa colónica y activación de linfocitos B en la sangre de algunos pacientes con SII101. La causa de estas alteraciones en la función inmunitaria es incierta, pero algunos pacientes con SII muestran un aumento de la permeabilidad intestinal y una reducción de la integridad de la barrera epitelial102-104. En el íleon terminal de los pacientes con SII se aprecia un aumento de la concentración de hendiduras epiteliales, si se compara con pacientes que se someten a una colonoscopia rutinaria, durante la endomicros- copia láser confocal105; en otro estudio se observan estas hendiduras epiteliales y un ensanchamiento de los espacios intervellositarios en los 5 minutos siguientes a la exposición del duodeno a antígenos alimentarios106. Fig. 122.5 Distribución de los umbrales del dolor rectal (presión de distensión [mmHg] que induce dolor) para cada uno de los individuos de los grupos siguien- tes: controles asintomáticos, pacientes con SII, pacientes con estreñimiento funcional, pacientes con dispepsia fun- cional y un grupo misceláneo definido en la clave. Las columnas y los cuadros negros representan la mediana ± 25% de los umbrales del dolor y los intercuartiles. A un valor de 40 mmHg, la sensibilidad del barostato rectal para separar a los pacientes de los individuos normales y de los pacientes sin SII era del 95%, con una especificidad del 71,8%. (Tomado de Bouin M, Plourde V, Boivin M, et al. Rectal distention testing in patients with irritable bowel syndrome: sensitivity, specificity, and predictive values of pain sensory thresholds. Gastroenterology 2002; 122:1771-7.) Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE X Intestino delgado y grueso2014 Metabolismo anormal de la 5-hidroxitriptamina Más del 95% de la 5-HT se localiza en las células enterocromafines del intestino y se libera tras un golpe o un aumento de la presión, como sucede tras una comida. Una vez liberada, la 5-HT forma parte de la motilidad GI, puede activar a neuronas aferentes primarias intrínsecas y extrínsecas e influye sobre la transmisión de información hacia el SNC. La recaptación de 5-HT por los enterocitos se lleva a cabo a través del transportador de la serotonina (SERT) y, una vez en el interior de la célula, se degrada a ácido 5-hidroxiindolacético, limitando su acción. Los datos sugieren que los pacientes con SII-D pueden tener una menor recaptación de la 5-HT, mientras que los pacientes con SII-E presentan una alteración de la liberación de 5-HT107. La captación de la 5-HT por las plaquetas en los pacientes con SII-D puede estar disminuida, y los niveles de ARNm del SERT en la mucosa duodenal son más bajos108. Sin embargo, no parece que el metabolismo de la 5-HT esté relacionado con los síntomas GI o con el estado de ánimo109. Hay pocos estudios en los que se haya examinado la relación entre el metabolismo de la 5-HT y la activación inmunitaria, la inflamación de la mucosa o la función de barrera intestinal. En uno de ellos, las biopsias colónicas de individuos con SII muestran cifras altas de células enterocromafines positivas para la 5-HT en comparación con los controles sanos110, y esta cifra es mayor en el SII-D que en el SII-E. En otro estudio se aprecia una elevación del gen del interferón γ (IFN-γ), de su factor de transcripción y de la expresión proteica del IFN-γ en la mucosa colónica de pacientes con SII, independiente- mente del patrón de deposiciones predominante, y la expresión del SERT disminuye por el IFN-γ111. Finalmente, la administración oral de 5-hidroxitriptófano conduce a un aumento de los valores de ácido 5-hidroxiindolacético en pacientes con SII y también dis- minuye la expresión de la proteína ocludina en las uniones estrechas, comparado con los controles sanos112. Las implicaciones clínicas de estos hallazgos son inciertas. Intolerancia alimentaria Muchos pacientes con SII atribuyen sus síntomas a ciertos alimen-tos113, aunque este fenómeno no suele reproducirse en pruebas a doble ciego114. Además, un cambio de la dieta puede alterar rápida- mente la microflora115. Esta combinación de factores puede tener relevancia en la génesis de los síntomas del SII. Los síntomas del SII pueden confundirse con los de la intolerancia a la lactosa; sin embargo, a menos que un paciente con intolerancia a la lactosa consuma regularmente cantidades sustanciales de este disacárido, dicha intolerancia es incapaz de explicar los síntomas del SII116. Hace más de 20 años se publicó que niveles altos de fibra insoluble agravaban los síntomas en pacientes con SII117, y en los últimos años se ha observado un resurgir del interés de la dieta en el SII, centrada principalmente en los hidratos de carbono. La malabsorción de fructosa y sorbitol puede contribuir a los síntomas del SII en algunos pacientes. En un ensayo de reexposición a doble ciego, 25 pacientes con SII que respondieron a la retirada de fructosa se sometieron a la reintroducción de fructosa o de fructanos; prácticamente el 80% desarrolló síntomas, frente a una cifra inferior al 15% cuando se administró glucosa118. Este monosacárido, y otros oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables (FODMAP, fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols), presentes en concentraciones altas en algunas frutas (p. ej., manzanas, cerezas, repollo, melocotones), ejercen efectos fermenta- tivos y osmóticos. Los estudios de RM confirman que los FODMAP distienden el intestino delgado al aumentar el contenido de agua en su interior119. Un porcentaje de pacientes con SII sin marcadores genéticos, serológicos o mucosos de enfermedad celiaca mejora su sintomato- logía después de retirar el gluten de la dieta y a menudo se etiquetan como pacientes con sensibilidad al gluten de origen no celiaco. Sin embargo, los estudios de RM demuestran pocas diferencias del pan, con o sin gluten, sobre el contenido de agua del intestino delgado en personas sanas120, de manera que cabe la posibilidad de que el gluten induzca síntomas en personas con SII por otras vías. En un ensayo controlado en el que se distribuyeron aleatoriamente a 45 pa- cientes con SII-D para recibir una dieta sin gluten o una dieta normal, la permeabilidad de la mucosa del intestino delgado era mayor en los que recibían una dieta normal con gluten121. Además, los niveles de ARNm que codifican proteínas de las uniones estre- chas, como la zona occludens 1, la claudina 1 y la ocludina, estaban notablemente disminuidos en las biopsias mucosas de pacientes alimentados con gluten, lo que sugiere que el gluten puede alterar la función de barrera epitelial. Microflora intestinal anormal La existencia de SII después de infecciones ha impulsado el estudio del papel potencial de las alteraciones de la microflora intestinal como una posible etiología de este cuadro. En un estudio, la microflora fecal de los pacientes con SII después de una infección difiere nota- blemente de la de pacientes con SII y de los controles sanos, con una menor diversidad tanto de la microflora de la mucosa como la de las heces122. En otro estudio hay una clara separación entre los pacientes con SII después de una infección y los controles sanos basada en el grado de disbiosis microbiana123. Otros investigadores mencionan alteraciones de la microflora intestinal, incluso en personas con SII sin una infección entérica previa124,125. Otro mecanismo propuesto como explicación de la sintomatología en algunos individuos con SII, y en particular el meteorismo, es el SBID (v. cap. 105). En un estudio se demuestra una prevalencia de un supuesto SBID de casi un 80% al usar la prueba de aliento de hidrógeno para lactulosa126, aunque estos resultados no han podido ser replicados por otros autores127. En otro estudio con aspiración directa y cultivo de secreciones yeyunales, que constituye la estrategia de referencia para el diagnóstico de SBID, no se apreció un aumento de la prevalencia en SII comparado con los controles sanos128. Un metaanálisis demuestra que las tasas de SBID estudiadas con numerosas pruebas diferentes, como la prueba de aliento para lactulosa positiva como marcador sustitutivo de un SBID, no difieren entre los pacientes con SII y los controles129. Aparte, la elevación anormal del hidrógeno observada durante la prueba del aliento en un subgrupo de pacientes con SII puede deberse a un tránsito orocecal acelerado130. No obs- tante, la teoría de que el SBID puede ser responsable de los síntomas en el SII ha impulsado a realizar ECA de antibióticos no absorbibles, como la rifaximina131,132. La infección crónica puede ser una causa infrecuente de síntomas de SII en algunos casos, si bien aún está por establecer su verdadera contribución. La espiroquetosis colónica (con Brachyspira aalborgi y Brachyspira pilosicoli) se ha asociado a SII-D y eosinofilia colónica133 y debe examinarse cuidadosamente en las biopsias colónicas134. Otras infecciones tienen una relevancia incierta, pero en un metaanálisis, la infección por Blastocystis prácticamente duplicaba las probabilidades de SII135. Fig. 122.6 Muestra de biopsia de la mucosa rectal de un paciente con SII-D. Obsérvese que los mastocitos (reacción de esterasa de cloro- acetato) están muy cerca de los nervios (inmunotinción S100). (Imagen por cortesía de los Dres. Suresh Ladva y Marjorie Walker, Newcastle, NSW, Australia.) Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 122 Síndrome del intestino irritable 2015 122 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . Metabolismo anormal de los ácidos biliares Las encuestas transversales demuestran que algunos pacientes que cumplen criterios para SII-D presentan signos de diarrea idiopática por ácidos biliares después de una gammagrafía de retención con ácido 23-seleno-25-homotaurocólico (SeHCAT)136. Los niveles fecales totales de ácidos biliares son más altos en los pacientes con SII-D y más bajos en los que padecen SII-E, si se comparan con los controles sanos137,138. Sin embargo, sigue sin saberse si representa una causa de SII o si es una consecuencia de este síndrome, y quizás el tránsito rápi- do asociado al SII puede conducir a un agotamiento de ácidos biliares. Factores psicológicos Los pacientes con SII son más propensos a referir un mayor número de incidentes estresantes diarios y durante toda la vida que aquellos con patologías crónicas o que los controles sanos y pueden ser más susceptibles a alteraciones funcionales GI por estrés139. El estrés en voluntarios sanos modifica las respuestas de la secreción intestinal y de la permeabilidad140. Por tanto, un estrés mantenido puede tener relevancia en el inicio y la persistencia del SII. Los pacientes con este síndrome suelen referir con más frecuencia antecedentes de abusos sexuales, físicos o emocionales que los que no lo padecen141. No se ha demostrado que los abusos alteren la sensación rectal142, pero pueden modular las respuestas centrales al dolor143. Algunos cuadros psiquiá- tricos, como la depresión, la ansiedad y la somatización, coexisten a menudo con el SII144,145. Los sesgos de la consulta pueden explicar la mayor tasa de comorbilidades psicológicas y psiquiátricas observadas en pacientes con SII comparados con los controles146, pero otros datos sugieren que esta asociación es real147,148. Estas observaciones han conducido a que algunos autores consi- deren al SII como un trastorno cerebro-intestino, de manera que el cerebro induce los síntomas GI y no colónicos observados en los que lo sufren (v. fig. 122.4). Sus mecanismos se comentan más adelante.Sin embargo, las comorbilidades psicológicas apreciadas en el SII, en lugar de ser un problema primario, pueden aparecer secundariamente a la disfunción intestinal. Hay pruebas que sugieren que, en cerca del 50% de las personas con trastornos psicológicos, primero surgen los síntomas GI y más tarde aparece un trastorno nuevo del estado de ánimo149,150, lo cual sugiere un trastorno intestino-cerebro en un sub- grupo de estos pacientes. Las pruebas que lo avalan implican a la infla- mación intestinal, la repuesta de las citocinas151 y la microflora intes- tinal152 como desencadenantes de las alteraciones intestino-cerebro. La activación del sistema inmunitario del intestino, con elevación de los valores de TNF-α, se ha relacionado con la ansiedad y la depresión151, mientras que el bloqueo del TNF-α puede antagonizar estos cambios cerebrales153, lo que sugiere que los trastornos del estado de ánimo en el SII pueden deberse a una inflamación intestinal en algunos casos. Desregulación del SNC Como ya se ha comentado, las personas que experimentan incidentes vitales adversos a edades tempranas154, como traumatismos o abusos, tienen más probabilidades de desarrollar SII, y los trastornos del esta- do de ánimo son más frecuentes en los que padecen este síndrome (v. fig. 122.4)144,145. Esto ha impulsado la idea de que el SII sea un trastorno del intestino desencadenado por anomalías cerebrales. Los investigadores han demostrado una reducción de la retroalimentación inhibidora sobre la red de activación emocional155, lo cual tiene impor- tancia para el control autónomo de la función GI y para una mayor actividad después de estímulos viscerales156. Algunas personas mues- tran un procesamiento central aberrante de la información sensitiva157. La magnitud de dichos cambios se correlaciona con la duración y la gravedad de los síntomas158,159, lo que sugiere cambios cerebrales estructurales en respuesta a dichos estímulos. También hay una mayor implicación de regiones del cerebro dedicadas a las respuestas de atención y de conducta ante la llegada y la anticipación de dichos estímulos160-162 y una mayor consciencia o atención hacia ellos, con una actividad menor en áreas corticales que deben inhibir o regular a la baja dicha respuesta156. En otro estudio en el que se reclutó a pacientes con SII con niveles de ansiedad y depresión comparables a los de los controles sanos, los niveles de actividad de la corteza prefrontal dorsolateral estaban alterados durante las tareas de selección de comportamiento en los afectados por un SII. Esto sugiere que, incluso cuando no hay indicios de ansiedad o depresión, los pacientes con SII presentan una disfunción del SNC que puede volverles más vulnerables a factores estresan- tes163. Finalmente, los incidentes adversos a edades tempranas pueden modelar la conectividad del estado de reposo del adulto en la red de relevancia/control ejecutivo, una red cerebral que se ha implicado en la fisiopatología de la amplificación del dolor central164. Factores genéticos La evidencia limitada, pero creciente, apunta al menos a un pequeño componente hereditario del SII. Este síndrome se agrupa en familias77, y los parientes de una persona con SII tienen casi el triple de posibi- lidades de referir síntomas compatibles con SII que los parientes de su cónyuge165. No está claro si es el resultado de una susceptibilidad genética, de un entorno infantil compartido o de una conducta de enfermedad aprendida, aunque estudios en gemelos demuestran que hay una mayor concordancia del SII en gemelos monocigóticos que en dicigóticos166,167. Se han realizado estudios de varios genes candidatos168-171, pero los resultados son contradictorios y aún se debate su relevancia clínica. La mayoría de los estudios de asociación de genoma completo en el SII han sido relativamente pequeños y el más grande solamente estaba compuesto por 5.500 personas172, y un metaanálisis no pudo aclarar el papel de la mayoría de estos genes173. Una mutación del canal de Na+ Na(v)1.5 codificado por el SCN5A, el cual se asocia a un síndrome de QT prolongado congénito, parece ser una posible excepción a esto. En un estudio piloto en el SII174, se detectó en un paciente una mutación con cambio de sentido del SCN5A que daba lugar a un canal no funcional, sin identificarse en el ADN de 1.500 controles sanos. Un estudio de asociación de genoma completo demuestra que esta mutación está presente en 1 de cada 50 personas con SII175, y particularmente en aquellos con SII-E. Esta es la primera mutación en relacionarse directamente con el SII, demostrando que determinados genes pueden ser responsables directos de los síntomas en algunos individuos. DIAGNÓSTICO En los pacientes que presentan síntomas de tipo SII y que refieren también características de alarma (o «señales de alerta») está jus- tificado un estudio inmediato. Entre las características de alarma des- tacan los episodios de sangrado GI o de pérdida de peso inexplicada, vómitos inexplicados, disfagia progresiva, EII, enfermedad celiaca, datos de anemia, antecedentes familiares de neoplasias malignas y síntomas nuevos de aparición a edades avanzadas (cuadro 122.2). Sin embargo, las características de alarma tradicionales tienen poca utilidad diagnóstica176, y a menudo las mencionan los pacientes con SII177. Su incorporación a los criterios de Roma III aumenta la especificidad por encima del 95%, si bien mantienen un valor predictivo positivo modesto11. Los síntomas nocturnos también son frecuentes en el SII, y en otro estudio que los combinaba con los criterios de Roma III no se apreciaba una mejoría en la capacidad para discriminar el SII de una enfermedad orgánica13. No obstante, la mayoría de los médicos estudia a fondo a los pacientes que se despiertan en mitad de la noche por dolor o a aquellos con diarrea nocturna. Aunque no se necesita una colonoscopia negativa para diagnosticar un SII, cualquier paciente de 50 años o más debe someterse a una colonoscopia, en caso de que no se la haya realizado previamente, para descartar otras enfermedades, y en particular, un cáncer de colon y una colitis microscópica178. Aunque las personas de edad avanzada pueden desarrollar SII34, el riesgo de enfermedad orgánica aumenta con la edad. Las revisiones sistemáticas y los ECA han evaluado el rendimiento de las pruebas diagnósticas en el SII179,180. Los resultados sugieren que los pacientes con SII no tienen más riesgo que los controles sin SII para desarrollar la mayoría de las enfermedades orgánicas. En un ECA que compara una estrategia de diagnóstico positivo para el SII con un panel estandarizado de pruebas, como serología, análisis de heces y sigmoidoscopia flexible, no se identifican casos de enfermedad celiaca, EII o cáncer colorrectal, y no se aprecian diferencias en la CdV, los síntomas o la satisfacción del paciente entre las dos ramas del estudio; los costes también son más altos en aquellos asignados aleatoriamente a investigación180. Por tanto, las pruebas estandarizadas rutinarias son Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE X Intestino delgado y grueso2016 caras y tienen el riesgo de reforzar una conducta enfermiza anormal. También existe el riesgo de desvelar hallazgos que son irrelevantes para el diagnóstico, pero que pueden impulsar a la realización de pruebas más caras y de mayor riesgo. La elevación de la proteína C reactiva, aunque es inespecífica, puede indicar la presencia de una enfermedad de Crohn no diagnos- ticada, aunque solamente en una minoría de casos. En un metaanálisis se aprecia una probabilidad de EII del 1% o menos en personas con síntomas sugestivos de SII cuando el valor de la proteína C reactivaes de 0,5 mg/dl o inferior, o con un valor de calprotectina fecal de 40 µg/g o menor181. El examen del intestino delgado, bien radiológicamente o a través de una cápsula endoscópica, tiene un rendimiento bajo en el contexto de los síntomas típicos del SII sin características de alarma182. La prueba de hidrógeno espirado para identificar una intolerancia a la lactosa o un SBID no puede justificarse sistemáticamente por los motivos esgrimidos anteriormente116,129,130. La malabsorción de sales biliares, detectada mediante gammagrafía SeHCAT, se ha propuesto como explicación de los síntomas de SII-D en algunos pacientes, aunque hasta hace relativamente poco tiempo, muchos de los estudios sobre esta suposición eran retrospectivos136. Sin embargo, un estudio prospectivo del 2015 de 108 pacientes con criterios de Roma III confir- mó que casi el 25% presentaba una retención de SeHCAT anormal183. La colonoscopia con muestras de biopsia debe plantearse en los casos de diarrea persistente, ya que una colitis microscópica puede imitar los síntomas del SII-D184, aunque el rendimiento de la biopsia colónica es solamente del 1,5% en una encuesta transversal178. Otros factores predictivos potentes de colitis microscópica en pacientes con diarrea en otro estudio son la presencia simultánea de una enfermedad auto- inmunitaria, una edad superior a 50 años y la introducción reciente de un fármaco nuevo185. En los pacientes con SII y estreñimiento crónico se debe considerar la defecación obstructiva (disinergia del suelo pélvico), ya que este cuadro responde a una terapia de biorretroalimentación186. Las directrices para el manejo de la enfermedad celiaca recomien- dan el cribado de las personas con síntomas de tipo SII mediante prue- bas serológicas187. Un metaanálisis demostró que la prevalencia de la enfermedad celiaca confirmada mediante biopsia es significativamente más alta en todos los subtipos de SII, comparado con los controles sin SII188. Sin embargo, no hay un incremento de la prevalencia entre los estudios procedentes de EE. UU., y en un estudio poblacional a gran escala en el condado de Olmsted, la prevalencia de SII entre la población con una serología celiaca positiva fue menor que entre los individuos con serología negativa189. Por tanto, actualmente sigue sin estar clara la utilidad del cribado para la enfermedad celiaca en pacientes con SII en EE. UU. Las pruebas objetivas para identificar positivamente el SII están investigándose activamente mediante la utilización de compuestos séri- cos (p. ej., anticuerpos frente a productos bacterianos)190 o compuestos orgánicos volátiles en las heces o el aliento191,192, aunque aún no se ha establecido su utilidad diagnóstica. Se ha mencionado una firma microbiana distinta entre los pacientes con síntomas de SII graves193, pero se precisa su confirmación por otros autores. En resumen, el diagnóstico del SII puede establecerse mediante la anamnesis (prestando una atención particular a la presencia o ausencia de criterios de Roma) en ausencia de cualquiera de las señales de alarma. En este contexto, el paciente que responde a una tanda de tratamiento empírico para SII no necesita someterse a más pruebas diagnósticas, aparte de la serología celiaca (fig. 122.7). En los que no responden, hay que ampliar el estudio en función de los síntomas predominantes. TRATAMIENTO Educación y apoyo El SII suele ser un trastorno de por vida, y la clave para proporcionar la mejor asistencia clínica radica en establecer una relación estrecha entre el médico y el paciente194. Los pacientes con SII suelen percibir que sus médicos tienen una opinión sumamente negativa del tras- torno y esta percepción les impide prestar la mejor asistencia195,196. Fig. 122.7 Algoritmo diagnóstico para pacientes con un posible SII. CRP, proteína C reactiva. (Adaptado de Ford AC, Lacy BE, Talley NJ. Irritable bowel syndrome. N Eng J Med 2017; 376:2566-78.) CUADRO 122 .2 Signos de alarma a favor de una enfermedad orgánica sobre un SII HISTORIA CLÍNICA Antecedentes de viajes a lugares endémicos para enfermedades parasitarias. Antecedentes familiares de cáncer de colon, EII o enfermedad celiaca. Diarrea crónica. Disfagia progresiva. Fiebre. Inicio después de los 50 años. Pérdida de peso. Sangre en las heces. Síntomas de inicio reciente. Síntomas nocturnos (despiertan al paciente del sueño). Vómitos recurrentes. EXPLORACIÓN FÍSICA Artritis (activa). Dermatitis herpetiforme o pioderma gangrenoso. Masa abdominal. Sangre evidente o masa en el examen rectal. Signos de anemia. Signos de disfunción tiroidea. Signos de malabsorción intestinal. Signos de obstrucción intestinal. Adaptado de Olden KW. Diagnosis of irritable bowel syndrome. Gastroenterology 2002; 122:1701-14. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 122 Síndrome del intestino irritable 2017 122 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . Una buena relación entre el médico y el paciente se ha asociado a una menor utilización de los servicios médicos197. Es importante descubrir por qué el paciente ha decidido acudir a su médico en ese momento concreto. Los motivos pueden ser varia- dos: nuevos factores de estrés vital, factores agravantes en la dieta o cambios de medicación, un mayor temor a padecer una enfermedad seria y el desarrollo de una comorbilidad psiquiátrica tratable. Para poder tranquilizar de forma óptima a los pacientes, el paso inicial más importante es educarles y luego tranquilizarles de forma activa. Los pacientes normalmente quieren comprender por qué han aparecido sus síntomas; también desean confirmar que sus síntomas son reales. Las clases educativas específicas parecen ser intervenciones terapéuticas útiles198, y sus beneficios están avalados en ECA199. Una estrategia asistencial escalonada en función de la gravedad de los síntomas presentes supone una guía de utilidad para las terapias que se vayan a considerar (tabla 122.1). Dieta y estilo de vida El estándar asistencial para el SII ha sido normalmente una dieta rica en fibra. Los datos de un metaanálisis de varios ECA señalan que la fibra soluble, como la ispágula (muciloide hidrófilo de psyllium; cás- cara de ispágula), proporciona beneficios globales, con un número de pacientes que es necesario tratar (NNT) de 7 (tabla 122.2), pero la fibra insoluble no es mejor que el placebo200. El NNT se utiliza para valorar la eficacia de una intervención asistencial y es el número de pacientes que es necesario tratar para lograr un desenlace beneficioso adicional. La fibra no es útil para el dolor, pero puede ser beneficiosa para el estreñimiento y a veces puede endurecer las heces sueltas. Los suplementos de fibra deben instaurarse a dosis bajas, con incrementos muy lentos para intentar disminuir el meteorismo, el gas y el dolor que normalmente empeoran con su administración. Si el objetivo se fija en un suplemento de 10-15 gramos de fibra en total, la cantidad se debe incrementar en 3 gramos cada 1-2 semanas; por ejemplo, una cucharada de la mayoría de los suplementos de fibra en polvo contiene aproximadamente 6 gramos de fibra; por tanto, se recomienda alcanzar la dosis completa en 2-4 semanas. En general, los ensayos con otras terapias dietéticas se han visto obstaculizados por el tamaño pequeño de las muestras, los diseños cruzados y la imposibilidad de que los participantes no supieran la terapia administrada; se necesitan ECA de mayor calidad sobre las intervenciones actualmente disponibles201. No obstante, las dietas de exclusión pueden resultar útiles en algunos casos. El reconocimiento de que los FODMAP empeoran los síntomas en algunos pacientes con SII porsu fermentación y sus efectos osmóticos118 ha conducido a la utilización de dietas bajas en FODMAP como maniobra terapéutica (v. tabla 122.2). En un ECA cruzado en el que se compara una dieta baja en FODMAP con una dieta australiana local normal202, se aprecia una reducción global significativa de los síntomas, del meteorismo y de las puntuaciones del dolor con la dieta baja en FODMAP. Aunque en los ECA con dietas bajas en FODMAP frente a consejos dietéticos con- vencionales (p. ej., comidas regulares en pequeñas cantidades y evitar la fibra insoluble, alimentos grasos y cafeína) no se aprecian diferencias significativas entre los dos grupos de tratamiento en cuanto a la res- puesta de los síntomas203,204, en un ensayo mejora significativamente el dolor abdominal, el meteorismo, la frecuencia y la consistencia de las deposiciones, así como la urgencia de defecación con una dieta pobre en FODMAP al compararla con una dieta basada en las directrices modificadas del National Institute for Health and Care Excellence204. Hay algunos aspectos sin resolver al usar a largo plazo dietas pobres en FODMAP, entre los que destacan el efecto sobre los síntomas tras la reintroducción de alimentos con FODMAP, los cuales son reco- mendables, así como las consecuencias de los efectos potencialmente perjudiciales sobre la microflora de una restricción continuada de los TABLA 122.1 Secuencia de tratamiento sugerida para el SII Síntoma predominante Primer paso Segundo paso Meteorismo Ajustar la dieta Tratar el estreñimiento Probiótico (p. ej., con Bifidobacteria infantis) Antibiótico no absorbible (p. ej., rifaximina) ATC, ISRS Estreñimiento Suplementos de fibra (p. ej., ispágula) Polietilenglicol Lubiprostona, linaclotida, plecanatida Diarrea Loperamida Antagonista de la 5-HT3 (p. ej., alosetrón, ondansetrón) Dolor abdominal Antiespasmódico, aceite de menta ATC, ISRS, pregabalina Psicoterapia 5-HT, 5-hidroxitriptamina; ATC, antidepresivo tricíclico; ISRS, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina. TABLA 122.2 Eficacia de tratamientos no farmacológicos seleccionados para el SII Tratamiento no farmacológico Número de personas que es necesario tratar Efectos adversos Comentarios Hipnoterapia 4 No se han descrito EA en los ECA publicados Varios estudios controlados en diferentes contextos y poblaciones apoyan su eficacia a largo plazo Terapia cognitivo-conductual 3 No se han descrito EA en los ECA publicados Puede prestarse eficazmente mediante internet Fibra soluble 7 74% (cualquier EA individual) No se han publicado EA serios/de riesgo vital Dieta baja en FODMAP 4-5 No se han descrito EA Solamente estudios pequeños, algunos de diseño cruzado; no están claros los beneficios sobre el consejo dietético estándar Ejercicio 6-7 No se han descrito EA Solamente un ECA; los resultados solamente son estadísticamente significativos para prevenir un incremento importante de los síntomas Probióticos 7 Tasa de EA similar a la del placebo Sigue sin estar clara la magnitud de los beneficios y las especies y las dosis más eficaces EA, efectos adversos; ECA, estudios controlados aleatorizados; FODMAP, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables. Adaptado de Halland M, Talley NJ. New treatments for IBS. Nat Rev Gastroenterol Hepatol 2012; 10:13-23. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE X Intestino delgado y grueso2018 FODMAP205. Este último punto parece ser reversible en un ECA al administrar simultáneamente probióticos206. La intolerancia al gluten también puede estar implicada, y en un ECA realizado en pacientes con SII sin enfermedad celiaca confirmada se demuestra que una dieta sin gluten logra un control adecuado de los síntomas en el 68% de los casos, frente al 40% en los pacientes aleatorizados para recibir placebo (p <0,001)207. Se ha demostrado que una dieta con gluten aumenta la permeabilidad del intestino delgado, especialmente en pacientes con SII y diarrea con positividad para el HLA-DQ2/8121, lo cual puede permitir que las bacterias de la luz intestinal activen una respuesta inmunitaria en la mucosa GI. Como el trigo contiene concentraciones altas de fructano, un polisacárido, parte de la explicación sobre el beneficio de la dieta sin gluten en pacientes con SII podría ser una reducción en la ingesta de FOD- MAP. En un estudio en el que se compara una estrategia combinada mediante una dieta pobre en FODMAP y sin gluten con una dieta exclusivamente pobre en FODMAP, no se aprecian beneficios aditivos de la dieta sin gluten208. La actividad física puede mejorar el tránsito GI209, por lo que se debe fomentar. Se ha demostrado que el ejercicio mejora los síntomas en el SII. Los participantes de un estudio asignados para aumentar el ejercicio físico mostraron mejorías significativas en las puntuaciones globales de la intensidad de los síntomas al compararlas con sus pun- tuaciones de base, mientras que los que se mantienen en su nivel de actividad tienen más probabilidades de experimentar un empeoramien- to de los síntomas (v. tabla 122.2)210. Las mejorías se mantuvieron a lo largo de una mediana de seguimiento de 5 años211. Medicación Fármacos anticolinérgicos y antiespasmódicos Un metaanálisis de ECA llega a la conclusión de que los antiespasmódi- cos son superiores al placebo para el tratamiento del SII (tabla 122.3), con un NNT de 5212. En conjunto, mejoran el dolor abdominal y la sintomatología global en los análisis acumulados; sin embargo, la cali- dad de la mayoría de los ensayos es baja, con resultados heterogéneos y sin posibilidad de excluir los sesgos de las publicaciones. Además, en EE. UU. solamente se dispone de antiespasmódicos anticolinérgicos. Entre los antiespasmódicos no anticolinérgicos con aparente eficacia están el otilonio y ciertos antagonistas de los canales de calcio selectivos (p. ej., pinaverio)213. El aceite de menta también es eficaz para la sintomatología glo- bal y el dolor abdominal, y suele tolerarse bien; el NNT es de 3 (v. tabla 122.3)212. En EE. UU. existe una formulación nueva diseñada para liberarse de forma sostenida en el intestino delgado214. La dosis habitual del aceite de menta es de 180-200 mg, 3 veces al día, 30 minutos antes de las comidas; entre sus efectos adversos destacan pirosis, quemazón perianal y nefritis intersticial en raras ocasiones. Laxantes La eficacia de esta clase de fármacos para el SII-E es incierta. En un ECA realizado en pacientes con SII-E, el polietilenglicol, un laxante osmótico, aumenta notablemente la frecuencia de las deposiciones, aunque sin diferencias en la respuesta en cuanto a efectos sobre el dolor abdominal215. Los laxantes estimulantes probablemente son más seguros de lo que se cree, aunque a menudo inducen calambres o molestias abdominales y no existen ECA de laxantes estimulantes en pacientes con SII. Secretagogos La lubiprostona actúa sobre los canales de cloruro intestinal, mien- tras que la linaclotida y la plecanatida actúan sobre los receptores de la guanilato ciclasa, estimulando de este modo la secreción de líquido intestinal (v. tabla 122.3). La FDA ha aprobado una dosis menor de lubiprostona en mujeres con SII-E (8 µg cada 12 horas) que la usada para el estreñimiento crónico (24 µg cada 12 horas); sin embargo, el beneficio global sobre el placebo en el SII-E es modesto216. La lina- clotida se ha estudiado a una dosis de 290 µg en una sola dosis diaria en dos ensayos de fase III a gran escala en pacientes con SII-E, con un NNT de 7 u 8 comparado con el placebo217,218. La plecanatida se ha usado en dos ECA a gran escala a una dosis de 3 o 6 mg al día, con un NNT entre 8 y 14219. Tanto la linaclotida como la plecanatida están aprobadaspor la FDA para el SII-E. TABLA 122.3 Eficacia de tratamientos farmacológicos seleccionados para el SII Tratamiento farmacológico Número de personas que es necesario tratar Número aproximado de personas que es necesario tratar para desarrollar efectos perjudiciales o EA Comentarios SII-E Activadores del canal del cloruro (lubiprostona) 13 N/A Hasta un 25% de casos refiere náuseas; sin EA serios Los datos a largo plazo refieren menos náuseas que previamente Agonistas de la guanilato ciclasa (linaclotida y plecanatida) 7-14 20 La diarrea es el EA más frecuente y aparece en cerca del 5% Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina 4 N/A Ninguno SII-D Rifaximina 11 8.971 Ninguno Antagonistas del receptor de la 5-HT3 (p. ej., alosetrón, ondansetrón) 8 19 Casos raros publicados de colitis isquémica con alosetrón; su administración está restringida actualmente a mujeres después de una evaluación del riesgo y una estrategia de mitigación Agonistas del receptor opioide (p. ej., eluxadolina, loperamida) 7-15 N/A Casos raros publicados de disfunción del esfínter de Oddi y de pancreatitis con eluxadolina; no se debe usar en pacientes colecistectomizados ni en aquellos con dependencia alcohólica Antidepresivos tricíclicos 4 9 Los EA más frecuentes son sequedad de boca y somnolencia Antiespasmódicos 5 17-18 Los EA más frecuentes son sequedad de boca, mareos y visión borrosa No se ha establecido la eficacia de los anticolinérgicos Aceite de menta 3 N/A La tasa de EA es comparable a la del placebo EA, efectos adversos; N/A, no aplicable. Adaptado de Halland M, Talley NJ. New treatments for IBS. Nat Rev Gastroenterol Hepatol 2012; 10:13-23. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 122 Síndrome del intestino irritable 2019 122 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . Fármacos que actúan sobre los receptores opioides Los receptores opioides están distribuidos a lo largo de todo el aparato GI, y los fármacos que actúan sobre ellos modulan la percepción del dolor y alteran el tránsito intestinal (v. tabla 122.3). En un ECA de SII-D se ha demostrado la eficacia de la loperamida, un agonista del receptor opioide µ, pero no mejora el dolor abdominal ni el meteoris- mo212. Es más efectiva cuando se administra de forma profiláctica, en lugar de hacerlo cuando ha ocurrido la diarrea; las dosis de loperamida oscilan entre 2-16 mg/día y parece que las dosis altas son seguras. La eluxadolina es un fármaco novedoso que actúa sobre los receptores opioides δ, k y µ. En dos ensayos recientes de fase III, una dosis de 75 o de 100 mg cada 12 horas es más eficaz que el placebo en el SII-D, con tasas de respuesta del 25% en análisis acumulados, frente al 17% con placebo (p <0,001) y un NNT entre 7 y 15220; sin embargo, no se aprecian beneficios sobre el dolor abdominal. Aunque es un fárma- co aprobado por la FDA para el SII-D, se han mencionado casos de pan- creatitis y de espasmo del esfínter de Oddi, y los pacientes sometidos previamente a una colecistectomía tienen un riesgo más alto. Por tanto, la eluxadolina no se recomienda en pacientes con dependencia alcohólica o con patologías pancreático-biliares previas. Antagonistas del receptor de la 5-HT El alosetrón es un antagonista de la 5-HT3 con eficacia demostrada en mujeres con SII-D grave. El NNT es de 8 (v. tabla 122.3)212. El fármaco se retiró del mercado estadounidense por sus efectos adversos, como colitis isquémica y estreñimiento grave. Posteriormente se rein- trodujo con un estudio de evaluación del riesgo y una estrategia de mitigación en «mujeres con SII-D grave invalidante». La dosis inicial usada de 0,5 mg cada 12 horas es menor que la empleada (1 mg cada 12 horas) en los ensayos fundamentales y genera una menor incidencia de efectos secundarios. El ramosetrón y el ondansetrón son antagonistas de la 5-HT3 usados para tratar las náuseas o los vómitos durante casi 30 años, con perfiles de seguridad bien establecidos. Las tasas de res- puesta en los ECA de ramosetrón fueron del 47-51%, frente al 27-32% con placebo (p <0,001)221,222, y está aprobado para el SII-D, tanto en mujeres como en varones en Japón. El ondansetrón se ha estudiado en un ECA transversal para el SII-D y mejora significativamente la frecuencia, la consistencia y la urgencia de las deposiciones, pero no el dolor abdominal223. Antidepresivos En un metaanálisis de ECA, parece que los antidepresivos tricíclicos (ATC) son eficaces en el SII, tanto para la sintomatología global como para el dolor abdominal, con un NNT de 4 (v. tabla 122.3)224. Al usar un ATC en el SII se recomienda empezar por una dosis baja (p. ej., 10-25 mg de desipramina o nortriptilina) y aumentarla en 10-25 mg semanalmente, fijando como objetivo una dosis inicial de 50 mg. Muchos pacientes no necesitan una dosis completa del anti- depresivo, a menos que coexista una depresión. Los ATC suelen causar estreñimiento y, por tanto, pueden ser más beneficiosos en el SII-D, aunque solamente hay un ensayo en el que se haya comprobado esta hipótesis225. Los efectos secundarios son más frecuentes con los ATC que con el placebo, con un NNT para causar lesiones de 9224. Los más frecuentes son mareos y sequedad de boca. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) no ocasionan un aumento significativo de efectos secundarios en el SII comparado con el placebo, y un metaanálisis de ECA menciona un beneficio global de los ISRS, con un NNT de 4 (v. tabla 122.3)224. Sin embargo, los resultados interindividuales son contradictorios, y en un ensayo realizado en pacientes con SII sin depresión no se aprecia ningún beneficio226. Es posible que los ISRS puedan ser más benefi- ciosos en el SII-E, ya que aceleran el tránsito del intestino delgado, pero de nuevo, solamente se ha estudiado para el SII-E en un ensayo227. No se han realizado ECA sobre los inhibidores de la recaptación de la serotonina y la noradrenalina, si bien hay ciertos indicios de beneficios en series de casos a pequeña escala228. Antibióticos La rifaximina, un antibiótico no absorbible, es mejor que el placebo en pacientes sin estreñimiento con SII en dos amplios ensayos tera- péuticos a corto plazo, tanto para la sintomatología global como para el meteorismo132; no obstante, el efecto terapéutico es modesto, con un NNT de 11 (v. tabla 122.3). La dosis usada es de 550 mg cada 8 horas durante 14 días. Aparentemente, los beneficios perduran hasta 10 semanas tras su administración. El tratamiento de la recurrencia de los síntomas con hasta dos ciclos de rifaximina también era más eficaz que el placebo en un ECA posterior229, y actualmente es un fármaco aprobado para el tratamiento del SII-D. Probióticos Se ha sugerido la relevancia de la alteración de la microflora colónica en la patogenia del SII, lo que ha impulsado un gran interés por el uso de probióticos para intentar modificar de forma natural las comunidades de microorganismos comensales. En un metaanálisis se menciona que el NNT con probióticos es de 7230, si bien hay una heterogeneidad considerable entre los estudios, con cepas y especies diferentes, de modo que resulta difícil asegurar cuál de ellos puede aportar algún beneficio concreto, si es que lo tienen (v. tabla 122.2). Fármacos que actúan sobre los receptores del dolor En un ensayo con una dosis de pregabalina de 225 mg cada 12 horas en el SII no se mencionan diferencias en el alivio adecuado de los síntomas a las 12 semanas cuando se compara con placebo (46% frente al 35%, p = 0,35), pero las puntuaciones del dolor disminuyen signifi- cativamente (28,5 frente al 42,2, p = 0,008); parece que la pregabalina
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