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1154 © 2022. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Bioquímica y pruebas de función hepáticas Daniel S. Pratt 73 ÍNDICE DEL CAPÍTULO BILIRRUBINA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1154 Metabolismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1154 Medición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1154 Abordaje del paciente con concentraciones elevadas . . . . . 1155 AMINOTRANSFERASAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1156 Abordaje del paciente con concentraciones elevadas . . . . . 1156 FOSFATASA ALCALINA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1157 γ-glutamil transpeptidasa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1158 5′-nucleotidasa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1159 Abordaje del paciente con concentraciones elevadas . . . . . 1159 PRUEBAS DE LA FUNCIÓN HEPÁTICA DE SÍNTESIS . . . . . . . 1159 Albúmina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1159 Tiempo de protrombina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1161 PRUEBAS PARA DETECTAR FIBROSIS HEPÁTICA . . . . . . . . 1161 PRUEBAS DE FUNCIÓN HEPÁTICA CUANTITATIVAS . . . . . . . 1161 Eliminación de verde de indocianina . . . . . . . . . . . . . . . . . 1162 Capacidad de eliminación de galactosa . . . . . . . . . . . . . . . 1162 Aclaramiento de cafeína . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1162 Formación de metabolitos de lidocaína . . . . . . . . . . . . . . . 1162 Prueba de aminopirina en el aire espirado . . . . . . . . . . . . . 1162 ÁCIDOS BILIARES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1162 APLICACIONES ESPECÍFICAS DE LAS PRUEBAS BIOQUÍMICAS HEPÁTICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1162 LHIF . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1162 Establecimiento de riesgo quirúrgico y asignación de órganos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1163 Cuando se solicita e interpreta adecuadamente, la bioquímica hepática sérica, también denominada «pruebas de función hepática» o «perfil bioquímico hepático», es útil para evaluar y tratar a los pacientes que tienen trastornos hepáticos. Es preferible usar el término pruebas bioquímicas hepáticas a pruebas de función hepática, porque las pruebas más utilizadas, las aminotransferasas y la fosfatasa alcalina, no miden una función conocida del hígado. Estas pruebas permiten identifi- car una hepatopatía, distinguir entre tipos de trastornos hepáticos, evaluar la gravedad y la progresión de la disfunción hepática, y supervisar la respuesta al tratamiento. Sin embargo, es importante comprender sus puntos débiles. No existe ninguna prueba que pueda evaluar con precisión la capacidad funcional total del hígado. Las pruebas bioquímicas miden solo algunas de las miles de funciones bioquími- cas realizadas por el hígado. Además, consideradas individualmente, estas pruebas carecen de sensibilidad y especificidad para detectar una lesión hepática; para evaluar el hígado es necesario usar una batería de pruebas. La batería habitual de pruebas que es más útil para evaluar la hepatopatía incluye bilirrubina total y directa, albúmina, tiempo de protrombina y enzimas séricas: ALT, AST, fosfatasa alcalina (ALP) y, en ocasiones, GGTP y 5’-nucleotidasa (5’-NT). La interpretación de estos resultados, junto con una detallada anamnesis y exploración física, puede hacer pensar en el tipo específico de lesión hepática, permitiendo una evaluación dirigida, la valoración del riesgo de los procedimientos quirúrgicos y el establecimiento de un pronóstico. Otras pruebas más especializadas incluyen pruebas cuantitativas de la función hepática, y el número de opciones para evaluar el grado de fibrosis hepática está en aumento. BILIRRUBINA (v . cap . 21) Metabolismo La bilirrubina es un producto de degradación del grupo hemo (ferro- protoporfirina IX). Cada día se producen alrededor de 4 mg/kg de peso corporal de bilirrubina. Casi el 80% procede de la degradación de la hemoglobina en los eritrocitos senescentes y de las células eri- troides destruidas prematuramente en la médula ósea, y el resto se produce a partir del ciclo metabólico de las hemoproteínas, como la mioglobina y los citocromos distribuidos por todo el cuerpo1. Los pasos iniciales del metabolismo de la bilirrubina se producen en célu- las reticuloendoteliales, predominantemente en el bazo. El hemo se convierte en biliverdina por la enzima microsómica hemooxigenasa y, a continuación, la biliverdina se convierte en bilirrubina por la enzima citosólica biliverdina reductasa. La bilirrubina formada en las células reticuloendoteliales es soluble en lípidos y prácticamente insoluble en agua. A fin de ser transportada en la sangre, la bilirrubina no conjugada tiene que solubilizarse. El proceso se inicia por la unión reversible y no covalente a la albúmi- na, que tiene sitios tanto de alta afinidad como de menor afinidad para unión a la bilirrubina no conjugada. El complejo bilirrubina no conjugada-albúmina pasa fácilmente a través de las fenestraciones del endotelio que recubren los sinusoides hepáticos en el espacio de Disse, donde la bilirrubina se disocia de la albúmina y es captada por los hepatocitos a través de un proceso facilitado mediado por proteínas, posiblemente por una proteína de transporte de aniones orgánicos específica del hígado. Después de entrar en el hepatocito, la bilirrubina no conjugada se une en el citosol a una serie de proteínas, incluidas las proteínas de la superfamilia glutatión S-transferasa2. Estas proteínas sirven para reducir la salida de bilirrubina hacia el suero y presentarla para su conjugación. La enzima bilirrubina uridina difosfato glucuronil transferasa (B-UGT), que se encuentra en el retículo endoplas- mático, solubiliza la bilirrubina al conjugarla con ácido glucurónico para producir monoglucurónido y diglucurónido de bilirrubina3. Ahora hidrófila, la bilirrubina difunde hacia la membrana canalicular para su excreción en los canalículos biliares. La bilirrubina conju- gada se transporta a través de la membrana canalicular mediante la proteína 2 asociada a la resistencia a múltiples fármacos (MRP2) a través de un proceso dependiente de ATP4. Este es el único paso dependiente de energía del metabolismo de la bilirrubina y explica por qué incluso los pacientes con IHA tienen hiperbilirrubinemia predominantemente conjugada. Una vez en la bilis, la bilirrubina conjugada sigue su camino hasta llegar al íleon distal y colon, donde las bacterias que contienen β-glucuronidasa hidrolizan la bilirrubina conjugada a bilirrubina no conjugada, que se reduce aún más por las bacterias para formar urobilinógeno incoloro5. El urobilinógeno se excreta sin metabolizar, se oxida y se excreta como urobilina (que tiene un color naranja) o se absorbe pasivamente por el intestino hacia el sistema venoso portal. El hígado vuelve a excretar la mayoría del urobilinógeno absorbido. Un pequeño porcentaje se filtra a través del glomérulo renal y se excreta en la orina. La bilirrubina no conjugada nunca se encuentra en la orina, porque en el suero está ligada a la albúmina y no se filtra en el glomérulo. La presencia de bilirrubina en la orina indica hiperbilirrubinemiaconjugada y enfermedad hepatobiliar. Medición Los términos bilirrubina directa e indirecta, que corresponden aproxima- damente a la bilirrubina conjugada y no conjugada, respectivamente, proceden de la reacción original de van den Bergh6. La bilirrubina sérica se sigue midiendo en laboratorios clínicos mediante alguna modificación de este método7. En este método analítico, la bilirrubina Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 73 Bioquímica y pruebas de función hepáticas 1155 73 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . se expone al ácido sulfanílico diazotado. La fracción de bilirrubina conjugada reacciona rápidamente, o «directamente» con el reactivo diazo sin la necesidad de un acelerante, y así permite la medición de la fracción de bilirrubina conjugada mediante el análisis fotométrico en unos 30 a 60 s. La bilirrubina total se mide de 30 a 60 min después de la adición de un acelerante, como alcohol o cafeína. La fracción no conjugada, o indirecta, se determina a continuación restando el componente directo de la bilirrubina total. Se han desarrollado métodos más modernos y exactos para medir la bilirrubina, como la cromatografía líquida de alta resolución, pero su uso no está generalizado porque son más difíciles de realizar y no añaden información adicional más allá de la proporcionada por el método diazo en la mayoría de las situaciones clínicas. Estos métodos más modernos permiten identificar la bilirrubina δ, una bilirrubina conjugada estrechamente ligada a la albúmina a través de enlaces covalentes. La bilirrubina δ se encuentra en casos de elevación grave y prolongada de bilirrubina sérica conjugada, y debido a la fuerza de la unión covalente, la bilirrubina δ tiene la semivida de la albúmina, de 14 a 21 días, lo que supera con creces la semivida sérica habitual de la bilirrubina, de 4 h. La identificación de la bilirrubina δ explica por qué la disminución de la bilirrubina sérica en algunos pacientes con ictericia prolongada parece estar retrasada con respecto a la recu- peración clínica, y por qué algunos pacientes con hiperbilirrubinemia conjugada no tienen bilirrubinuria. Utilizando el método diazo, los valores normales de la bili- rrubina sérica total varían entre 1,0 y 1,5 mg/dl, y el 95% de la población normal está comprendido entre 0,2 y 0,9 mg/dl8. Los valores normales para el componente indirecto varían entre 0,8 y 1,2 mg/dl. Sin embargo, el método diazo tiende a sobreestimar la cantidad de bilirrubina conjugada, en particular dentro del intervalo normal. Como resultado, los intervalos «normales» de la bilirrubina conjugada se han ido deslizando hacia arriba a través del tiempo. En general, si la fracción de reacción directa es inferior al 15% del total, la bilirrubina puede considerarse totalmente indirecta. El límite superior de la normalidad descrito con mayor frecuencia para la bilirrubina conjugada es de 0,3 mg/dl. La presencia de incluso un ligero aumento de la bilirrubina conjugada en el suero debería plantear la posibilidad de una lesión hepática. La medición y el fraccionamiento de la bilirrubina sérica en pacientes con ictericia no permiten distinguir entre la ictericia parenquimatosa (hepatocelular) y la obstructiva (colestásica). La magnitud y duración de la hiperbilirrubinemia no se han evaluado críticamente como marcadores pronósticos. En general, cuanto mayor sea la bilirrubina sérica en pacientes con hepatitis vírica, mayor será el daño hepatocelular y más prolongado será el curso de la enfermedad, aunque los pacientes pueden fallecer por la IHA con una elevación solo leve de la bilirrubina sérica. La concentración de bilirrubina sérica total se correlaciona con una mala evolución de la hepatitis alcohólica y es un componente esencial de la puntuación MELD, la cual se utiliza para calcular la supervivencia de los pacientes con hepatopatía terminal (v. más adelante y cap. 97). Las concen- traciones de bilirrubina sérica antes del tratamiento y durante este se asocian al pronóstico en los pacientes con CBP9. Abordaje del paciente con concentraciones elevadas La hiperbilirrubinemia puede ser el resultado de la sobreproducción de bilirrubina a través de una degradación excesiva de hemoglobi- na, de trastornos de la absorción, conjugación o excreción hepato- celular de bilirrubina, o de la regurgitación de la bilirrubina no conjugada y conjugada desde los hepatocitos o los conductos biliares dañados. La presencia de ictericia escleral indica una bilirrubina sérica total de al menos 3,0 mg/dl, pero no permite distinguir entre hiperbilirrubinemia conjugada y no conjugada. La orina de color té o cola indica la presencia de bilirrubinuria y, por tanto, de hiperbili- rrubinemia conjugada. La evaluación del paciente con elevación aislada de bilirrubina sérica es bastante diferente a la de un paciente con bilirrubina ele- vada asociada a enzimas hepáticas elevadas. Esto último sugiere un proceso hepatocelular o colestásico, como se comenta más adelante. El primer paso para evaluar a un paciente con elevación aislada de bilirrubina sérica es fraccionar esta para determinar si es conjugada o no conjugada (fig. 73.1). Si menos del 15% del total está conjuga- da, se puede estar seguro de que prácticamente toda la bilirrubina sérica es no conjugada. La sobreproducción de bilirrubina como consecuencia de una degradación excesiva de hemoglobina puede ocurrir en varios trastornos hereditarios o adquiridos (tabla 73.1). Debe revisarse el historial de medicamentos del paciente, en busca de los que puedan deteriorar la captación hepatocelular de la bili- rrubina. Si no se identifica ninguna causa, es probable que estemos ante la presencia de una deficiencia enzimática genética que da lugar al deterioro de la conjugación de la bilirrubina, la más frecuente de las cuales es el síndrome de Gilbert. Como se comentó en el capítulo 21, el síndrome de Gilbert es frecuente, con una frecuencia descrita del 6 al 12% (v. tabla 21.2). Una mutación en el elemento TATAA de la región 5′ del promotor del gen de la B-UGT se traduce en la reducción de la actividad de la enzima a aproximadamente un tercio de lo normal. La ligera elevación de la bilirrubinemia indirecta sérica que se observa en el síndrome de Gilbert generalmente no tiene ninguna consecuencia clínica. Este curso clínico benigno contrasta con el de otras afeccio- nes mucho menos frecuentes, como el síndrome de Crigler-Najjar de tipos I y II (v. tabla 21.2). Las mutaciones de estas afecciones dan lugar a una reducción significativa de la actividad de la B-UGT, a menos del 10% en el síndrome de Crigler-Najjar de tipo II y a la completa ausencia de actividad enzimática en el Crigler-Najjar de tipo I, lo que lleva a elevaciones mucho mayores de la bilirrubina sérica no conjugada que conllevan un mayor riesgo de ictericia nuclear. Cuando la hiperbilirrubinemia aislada se asocia a una fracción conjugada mayor del 15%, normalmente mayor del 50%, el diagnós- tico es de síndrome de Dubin-Johnson, muy poco frecuente, o de síndrome de Rotor, menos frecuente aún (v. fig. 73.1 y tablas 21.2 y 64.5). El defecto en el síndrome de Dubin-Johnson se localiza en el gen que codifica la MRP2. En un estudio de 2012 se ha identificado el defecto del síndrome de Rotor y se ha indicado que se debe a carencias coexistentes de los transportadores polipeptídicos de aniones orgánicos OATP1B1 y OATP1B3 (v. cap. 64)10. En los síndromes de Dubin y Rotor, la excreción de bilirrubina conjugada a través de la membrana canalicular biliar está reducida, y da lugar al aumento de la bilirrubina Fig. 73.1 Evaluación de la elevación aislada de la bilirrubinasérica. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE IX Hígado1156 conjugada en el suero. Ninguno de estos síndromes se asocia a evo- lución clínica adversa. Otros trastornos genéticos del transporte de ácidos biliares que pueden asociarse a hiperbilirrubinemia se comentan en los capítulos 64 y 77. AMINOTRANSFERASAS Las aminotransferasas séricas (también llamadas transaminasas), los más sensibles de los marcadores de lesión hepatocelular aguda, se han usado para identificar una hepatopatía desde la década de 195011. La ALT sérica (denominada anteriormente transaminasa glutámico pirúvica sérica, o SGPT) y la AST (anteriormente transaminasa glutámico oxalacética sérica, o SGOT) catalizan la transferencia de los grupos α-amino de la alanina y del ácido L-aspártico, res- pectivamente, al grupo α-ceto del ácido cetoglutárico. La AST, que se encuentra en el citosol y en las mitocondrias, está ampliamente distribuida en todo el cuerpo: se encuentra, en orden decreciente de concentración, en el hígado, el músculo cardiaco, el músculo esque- lético, el riñón, el cerebro, el páncreas, el pulmón, los leucocitos y los eritrocitos. La ALT, una enzima citosólica, también se encuentra en muchos órganos, pero su mayor concentración se encuentra, con gran diferencia, en el hígado y, por tanto, es un indicador más específico de la lesión hepática que la AST. El incremento de las aminotransferasas séricas refleja el daño de tejidos ricos en estas enzimas o cambios en la permeabilidad de las membranas celulares que permiten la fuga de ALT y AST hacia el suero. Para que se liberen aminotransferasas no es necesario que haya necrosis de los hepatocitos, y el grado de elevación de las enzimas en el suero no guarda correlación con el grado de la lesión hepática12. Las aminotransferasas no tienen ninguna función en el suero y actúan como otras proteínas séricas. Están distribuidas en el plasma y en el líquido intersticial, y su semivida se mide en días. La actividad de la ALT y la AST en cualquier momento refleja la velocidad relativa con la que entran y salen de la circulación. Probablemente, se eliminan en células del sistema reticuloendotelial, más rápidamente la AST que la ALT. Los valores normales de las aminotransferasas en el suero varían ampliamente entre los laboratorios, aunque los valores aceptados en general son iguales o inferiores a 30 U/l en los hombres y 19 U/l en las mujeres. La variación del intervalo normal entre laborato- rios es el resultado de cuestiones técnicas, y no existen patrones de referencia para establecer los límites superiores de la normalidad para ambas enzimas. Por tanto, cada laboratorio de referencia es responsable de identificar una población de referencia definida local- mente o de aplicar un intervalo normal establecido por primera vez en la década de 195011. El intervalo normal se define como la media de la población de referencia más dos desviaciones estándar, es decir, aproximadamente el 95% de una población distribuida uniformemente entrará dentro de este intervalo «normal». Algunos investigadores han recomendado revisar los valores normales de las aminotransferasas, con ajustes según el sexo y el IMC, mientras que otros han expresado su preocupación sobre los posibles costes y los dudosos beneficios de tales cambios13-17. En un análisis longitudinal se observó que los valores séricos de la ALT disminuyen con la edad e independientemente del sexo, del consumo de alcohol, del índice de masa corporal, de la presencia de diabetes mellitus o de los valores de triglicéridos séricos, así como de otros factores conocidos que influyen en su concentración. En consecuencia, se propuso que los médicos debían tener en cuenta la edad del paciente, especialmente en los adultos mayores, al interpretar el valor de esta enzima18. Un valor de aminotransferasa sérica por debajo del límite inferior de la normalidad carece de importancia clínica. Se ha descrito en pacientes con enfermedad renal crónica en hemodiálisis, y se cree que se debe en parte a la carencia de vitamina B6. Abordaje del paciente con concentraciones elevadas Los valores de aminotransferasas séricas suelen estar elevados en todas las formas de lesión hepática. Los valores de hasta 300 U/l son inespecí- ficos. En determinadas circunstancias, el grado y el patrón de elevación de las aminotransferasas, evaluados en el contexto de las características, síntomas y hallazgos de la exploración física de cada paciente, pueden sugerir diagnósticos concretos y orientar la evaluación posterior (cua- dro 73.1). El diagnóstico diferencial de una elevación importante de aminotransferasas (>1.000 U/l) incluye la hepatitis vírica (A a E), la lesión hepática inducida por tóxicos, la LHIF, la hepatitis isquémica y, con menor frecuencia, la hepatitis autoinmunitaria, el síndrome de Budd-Chiari agudo, la IHA causada por enfermedad de Wilson y la obstrucción aguda de la vía biliar. La relación entre AST y ALT en el suero es útil en circunstancias concretas, aunque quizás sea más importante para reconocer la hepa- topatía asociada al alcohol. Si el nivel de AST es inferior a 300 U/l, una proporción entre AST y ALT mayor de 2 hace pensar en una hepa- topatía asociada al alcohol, y la sospecha es mucho más firme cuando la proporción es mayor de 319. Esa proporción es el resultado de una deficiencia de 5’-fosfato de piridoxal en pacientes con hepatopatía aso- ciada al alcohol: la síntesis de ALT en el hígado requiere más fosfato de piridoxal que la de AST20. Cuando un paciente con hepatopatía crónica asociada al alcohol sufre una lesión hepática añadida, especialmente hepatotoxicidad por paracetamol, las transaminasas pueden estar muy elevadas, pero el cociente AST/ALT se mantiene. En los trastornos musculares también puede verse elevación de AST y ALT. El grado de elevación es típicamente menor de 300 U/l, pero, en casos aislados, como en la rabdomiolisis, se pueden alcanzar los valores que se observan normalmente en pacientes con enfermedad hepatocelular aguda. En los casos de lesión muscular aguda, el cociente AST/ALT podrá ser inicialmente superior a 3:1, pero la proporción disminuye rápidamente hasta 1:1 debido a la menor semivida sérica de la AST21. La relación se acerca a 1:1 en caso de enfermedades musculares crónicas. Aunque el cociente AST/ALT es menor de 1 en pacientes con hepatitis vírica crónica y la ENA, varios investigadores han observado TABLA 73.1 Causas y mecanismos de la hiperbilirrubinemia aislada en adultos Causa Mecanismo Hiperbilirrubinemia indirecta Trastornos hemolíticos Sobreproducción de bilirrubina Hereditarios Defectos enzimáticos de los eritrocitos (es decir, defectos de la enzima glucosa-6-fosfato deshidrogenasa) Drepanocitosis Esferocitosis y eliptocitosis Adquiridos De mecanismo inmunitario Fármacos y tóxicos Hemoglobinuria paroxística nocturna Hiperesplenismo Traumatismo: lesión macro- o microvascular Eritropoyesis ineficaz Sobreproducción de bilirrubina Carencia de cobalamina Carencia de folato Carencia grave de hierro Talasemia Fármacos: rifampicina, probenecid Deterioro de la captación hepatocelular de bilirrubina Afecciones hereditarias Deterioro de la conjugación de bilirrubina Síndrome de Crigler-Najjar de tipos I y II Síndrome de Gilbert Otros Hematoma y transfusión masiva de sangre Sobreproducción de bilirrubina Hiperbilirrubinemia directa Afecciones hereditarias Síndrome de Dubin-Johnson Síndrome de Rotor Deterioro de la excreción de bilirrubina conjugada Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente.No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 73 Bioquímica y pruebas de función hepáticas 1157 73 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . que, a medida que se desarrolla la cirrosis, el cociente aumenta y puede llegar a ser mayor de 1. Los estudios han demostrado que un cociente AST/ALT mayor de 1 tiene una alta especificidad (94-100%), pero una sensibilidad relativamente baja (44-75%), como indicador de cirrosis en pacientes con hepatitis C crónica22. El aumento del cociente AST/ ALT con desarrollo de cirrosis se considera el resultado del deterioro funcional del flujo sanguíneo hepático, con la consiguiente disminución de la captación de AST en los sinusoides hepáticos23. La mayoría de los pacientes evaluados por elevación de amino- transferasas séricas están asintomáticos y tienen elevaciones leves (≤5 veces) identificadas durante un cribado rutinario. El primer paso para evaluar los valores moderadamente elevados de aminotrans- ferasas séricas es repetir la prueba para confirmar la persistencia de los resultados. Si las aminotransferasas permanecen elevadas, se sigue el proceso indicado en la figura 73.2. El siguiente paso es obtener una anamnesis detallada centrada en la identificación de todos los medicamentos de los pacientes, incluidos los medicamentos de venta sin receta (OTC), productos de medicina complementaria o alternativa (MCA) y sustancias de abuso. En ocasiones, correlacionar en el tiempo el uso de medicamentos con las anomalías de laboratorio revela un culpable concreto. Prácticamente cualquier medicamento, incluidos los medicamentos OTC, los productos de MCA y las sustancias de abuso, puede elevar los valores de las aminotransferasas séricas. Los fármacos relativamente más frecuentes son los AINE, antibióticos, inhibidores de la hidroximetilglutaril coenzima A reductasa (estatinas), anticonvul- sionantes y antituberculosos (v. cap. 88). La asociación entre el uso de un medicamento y las elevaciones de las enzimas hepáticas se establece fácilmente suspendiendo el medicamento y observando el retorno de la enzima a la normalidad. La reintroducción del medicamento sos- pechoso seguida de un nuevo aumento de las aminotransferasas séricas es confirmatoria, pero a menudo no se realiza. También deben excluirse las enfermedades musculares, valorando las concentraciones séricas de creatina cinasa y aldolasa. El siguiente paso de la evaluación consiste en descartar las causas más frecuentes y tratables de hepatopatía, como la hepatitis crónica B y C, la hemocromatosis, la hepatitis autoinmunitaria, la enfermedad de Wilson y la ENA. Aunque normalmente se considera que la hepatitis autoinmunitaria es una enfermedad de mujeres jóvenes y de mediana edad, también se ve en hombres, y se ha descrito en todos los grupos étnicos (v. cap. 90). El inicio clínico de la enfermedad de Wilson suele situarse entre los 3 y los 55 años de edad. El diagnóstico se debe tener en cuenta inicialmente en todos los pacientes de 40 años o menos y en los mayores de 40 años de edad con elevaciones de aminotransferasas que persisten después de excluir otras causas (v. cap. 76). La ENA es la causa más frecuente de elevaciones de aminotransferasas séricas en EE. UU. (v. cap. 87), pero no hay pruebas de laboratorio específicas para su detección. Si las pruebas habituales para las causas más frecuentes no proporcionan un diagnóstico, deben buscarse las causas menos frecuentes de hepatopatía, como la deficiencia de α1-antitripsina y las causas extrahepáticas de elevación persistente de las enzimas hepáticas, como la enfermedad tiroidea y la enfermedad celiaca. En un metaanálisis de 11 estudios se ha demostrado que la enfermedad celiaca no diagnosticada es una causa potencial de valores elevados de aminotransferasas séricas sin otra explicación en el 3 al 4% de los casos (y, por tanto, una explicación más frecuente que la enferme- dad de Wilson)24. Si la prueba para estos trastornos es negativa, la decisión de realizar una biopsia hepática se determina por el grado de elevación de las aminotransferasas, sabiendo que en la mayoría de los casos es poco probable que los resultados de la biopsia influyan sobre el tratamiento. FOSFATASA ALCALINA El término fosfatasa alcalina se aplica a un grupo de isoenzimas dis- tribuidas ampliamente por todo el cuerpo25. Las isoenzimas de mayor importancia clínica en adultos se encuentran en el hígado y los huesos, debido a que estos órganos son las principales fuentes de ALP en suero. Otras isoenzimas se originan en la placenta, el intes- tino delgado y los riñones. En el hígado, la ALP se encuentra en la membrana canalicular de los hepatocitos y su función precisa aún está por definir. La ALP tiene una semivida sérica de aproximadamente 7 días, y, aunque se desconocen los lugares de degradación, la desapa- rición de la ALP del suero es independiente de la permeabilidad de la vía biliar o de la capacidad funcional del hígado. La enfermedad hepatobiliar provoca el aumento de la ALP en suero al inducir la síntesis de la enzima y su paso al suero, un proceso mediado por los ácidos biliares26. Se han identificado distintas variaciones fisiológicas individuales de la ALP sérica. Los pacientes con grupos sanguíneos O y B tienen ele- vaciones de la ALP sérica causadas por la liberación de ALP intestinal después de una comida rica en grasas27. Esta observación es la base de la recomendación por parte de algunos autores de que la ALP sérica debe determinarse en ayunas. En la elevación familiar benigna de la ALP sérica se ve un mayor aumento de esta enzima de origen intestinal. Los valores de ALP sérica varían con la edad. Los adolescentes de am- bos sexos tienen valores de ALP que duplican los observados en adultos; los niveles se correlacionan con el crecimiento de los huesos: el aumento CUADRO 73 .1 Causas de niveles elevados de las aminotransferasas séricasa ELEVACIONES LEVES CRÓNICAS DE ALT > AST (<150 U/l O 5 × VALOR NORMAL) Hepáticas Deficiencia de α1-antitripsina. Enfermedad de Wilson. Esteatosis y esteatohepatitis. Hemocromatosis. Hepatitis autoinmunitaria. Hepatitis vírica crónica (B, C y D). Medicamentos y tóxicos. Extrahepáticas Enfermedad celiaca. Hipertiroidismo. ELEVACIONES AGUDAS IMPORTANTES DE ALT > AST (>1.000 U/l O >20-25 × VALOR NORMAL) Hepáticas Enfermedad de Wilson. Fármacos y toxinas. Hepatitis autoinmunitaria. Hepatitis isquémica. Hepatitis vírica aguda. Ligadura de la arteria hepática. Obstrucción aguda del conducto colédoco. Síndrome de Budd-Chiari agudo. ELEVACIONES AGUDAS IMPORTANTES DE AST > ALT (>1.000 U/l O >20-25 × VALOR NORMAL) Hepáticas Medicamentos o tóxicos en un paciente con lesión hepática asociada al alcohol subyacente. Extrahepáticas Rabdomiolisis aguda. ELEVACIONES LEVES CRÓNICAS DE AST > ALT (<150 U/l, <5 × VALOR NORMAL) Hepáticas Cirrosis. Lesión hepática asociada al alcohol (AST:ALT >2:1, AST casi siem- pre <300 U/l). Extrahepáticas Ejercicio extenuante. Hipotiroidismo. Macro-AST. Miopatía. aPrácticamente cualquier problema hepático puede causar una elevación moderada de las aminotransferasas (5-15 × valor normal). Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE IX Hígado1158 en el suero corresponde a la ALP ósea. Aunque la ALP sérica aumenta después de los 30 años de edad, tanto en hombres como en mujeres, el incremento es más pronunciado en estas últimas: una mujer sana de 65 años de edad tiene una ALP sérica un 50% mayor que una mujer sana de 30 años de edad28. La causa de esta diferencia es desconocida. En una persona con elevación aislada de la ALP sérica seutilizan la GGTP sérica o la 5’-NT para distinguir la elevación de origen hepático de la de origen óseo (v. más adelante). Se puede detectar una ALP sérica baja en pacientes con enfermedad de Wilson, especialmente en los que se presentan con IHA y hemolisis, posiblemente debido a la disminución de la actividad de la enzima como consecuencia del desplazamiento del cofactor zinc por cobre (v. cap. 76). γ-glutamil transpeptidasa La GGTP se encuentra en las membranas celulares de una amplia distribución de tejidos, incluidos el hígado (tanto los hepatocitos como los colangiocitos), los riñones, el páncreas, el bazo, el corazón, el cerebro y las vesículas seminales. También está presente en el suero de personas sanas. Los valores séricos no son diferentes entre hombres y mujeres, y no aumentan en el embarazo. Aunque una GGTP sérica elevada tiene una alta sensibilidad para detectar la enfermedad hepatobiliar, su falta de especificidad limita su utilidad clínica. La concentración de GGTP sérica se utiliza principalmente para identificar el origen de una elevación aislada de ALP en el suero. La GGTP no está elevada en la enfermedad ósea (fig. 73.3)29, pero sí en pacientes que toman antiepilépticos, como fenitoína, carbamazepina, ácido valproico y barbitúricos, además de algunos medicamentos utilizados en el tratamiento antirretroviral, como los inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa y el inhibidor de la proteasa abacavir30-32. La GGTP sérica también está elevada en pacientes que consumen alcohol, y algunos expertos han propuesto su uso para identificar el consumo no declarado de esta sustancia (v. cap. 86). La sensibilidad de una GGTP sérica es elevada para el consumo de alcohol del 52 al 94%, pero su baja especificidad limita su utilidad para este propósito33. En un estudio se ha sugerido una asociación entre los niveles séricos elevados de GGTP y el riesgo de CHC34. Se han descrito otros posibles usos de la concentración de GGTP. La GGTP tuvo un valor predictivo negativo del 97,9% (mayor que el de la ALP, la bilirrubina total, la ALT y la AST) para detectar cálculos biliares en pacientes sometidos a colecistectomía laparoscópica35. Un aumento aislado de GGTP se asoció con un riesgo elevado de mortalidad en 560.000 solicitantes de seguro con síndrome metabólico, diabetes mellitus y enfermedad cardiovascular36. Fig. 73.3 Evaluación de la elevación aislada de la concentración de fos- fatasa alcalina. ALP, fosfatasa alcalina; ECA, enzima convertidora de la angiotensina; 5′-NT, 5′-nucleotidasa. Fig. 73.2 Evaluación de la elevación asintomática de las aminotransferasas séricas. AML, anticuerpos contra el músculo liso; ANA, anticuerpos antinucleares; Anti-HBc, anticuerpos contra el antígeno central de la hepatitis B; Anti-HBe, anticuerpo contra el antígeno e de la hepatitis B; Anti-HBs, anticuerpo contra el antígeno de superficie de la hepatitis B; Anti-VHC, anticuerpos contra el VHC; α1-AT, α1-antitripsina; CCHT, capacidad de captación de hierro total; CK, creatina cinasa; EPS, electroforesis de proteínas séricas; HBeAg, antígeno e de la hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de la hepatitis B; HFE, hemocromatosis; LSN, límite superior de la normalidad; MCA, productos de medicina complementaria y alternativa; OTC, venta sin receta; PFT, pruebas de función tiroidea; TGT, transglutaminasa tisular. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 73 Bioquímica y pruebas de función hepáticas 1159 73 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . 5′-nucleotidasa La 5′-NT se asocia a membranas plasmáticas canaliculares y sinusoida- les, pero su función aún está por definir. La 5′-NT también se encuen- tra en el intestino, el cerebro, el corazón, los vasos sanguíneos y el páncreas endocrino. Los valores séricos de 5′-NT no se ven afectados por el sexo o la raza, pero sí por la edad. Sus valores son más bajos en los niños y aumentan gradualmente, alcanzando una meseta aproxima- damente a los 50 años de edad. Igual que la GGTP, la función principal de la 5′-NT sérica es identificar el órgano de origen de una elevación aislada de la ALP sérica (v. fig. 73.3). La concentración de 5′-NT no está aumentada en la enfermedad ósea, y se eleva principalmente en la enfermedad hepatobiliar. Abordaje del paciente con concentraciones elevadas El primer paso para evaluar un paciente con elevación aislada y asintomática de la ALP en el suero es identificar el tejido de origen (v. fig. 73.3). La forma más precisa de hacerlo es a través de su fraccionamiento mediante electroforesis: cada isoenzima de la ALP tiene movilidades electroforéticas diferentes37. Las pruebas utilizadas en el pasado, que implicaban el uso de calor y la desnaturalización con urea de la ALP, no son ni sensibles ni específicas. Un método alternativo aceptable consiste en verificar la GGTP sérica o la 5′-NT en el suero: la elevación de cualquiera de ellas confirma que la ele- vación de la ALP es el resultado de la enfermedad hepatobiliar. Sin embargo, un nivel normal de 5′-NT no descarta la posibilidad de una enfermedad hepatobiliar, ya que no es necesario que la 5′-NT esté elevada, y la posible elevación de la ALP no es siempre paralela en la lesión hepática leve o moderada, convirtiendo a la GGTP en la prueba preferida. El valor principal de la ALP sérica elevada de origen hepático es permitir el reconocimiento de la enfermedad colestásica (es decir, un trastorno asociado con obstrucción del flujo biliar, a menudo con ictericia). En general, una elevación de la ALP sérica sin proporción con el nivel de aminotransferasas sugiere una enfermedad colestásica (v. cap. 21). Aproximadamente en el 75% de los pacientes con coles- tasis crónica, tanto intrahepática como extrahepática, se encuentra una elevación de cuatro veces de la ALP en el suero, mientras que las eleva- ciones menores son inespecíficas y pueden darse en una gran variedad de afecciones. En las figuras 73.3 y 73.4 se representa la evaluación re- comendada de las enzimas hepáticas colestásicas, ya sea la elevación aislada de la ALP (v. fig. 73.3) o una elevación desproporcionada de la ALP en comparación con las aminotransferasas (v. fig. 73.4). El estudio de imágenes del árbol biliar es esencial para evaluar la ALP elevada. La ausencia de dilatación de las vías biliares intra- hepáticas centra la búsqueda en las causas de la colestasis intrahepática (cuadro 73.2), mientras que la dilatación de los conductos debería llevar a evaluar las causas de colestasis extrahepática (cuadro 73.3). Tal como sucede con las transaminasas elevadas, la evaluación de las causas intrahepáticas de elevación de las enzimas hepáticas de coles- tasis comienza con una anamnesis detallada del uso de medicamentos, incluidos los medicamentos OTC, los productos de MCA y el abuso de sustancias, así como la correlación en el tiempo de su utilización con la elevación de las enzimas hepáticas. La retirada del fármaco causante y la normalización de las enzimas hepáticas son suficientes para confirmar el diagnóstico, y la biopsia hepática no suele ser nece- saria. El ritmo de mejoría puede ser lento, y los cambios pueden ser irreversibles si ha habido destrucción de la vía biliar («síndrome del conducto biliar evanescente»). La CBP es una enfermedad autoinmunitaria clásica. La lesión inmunitaria se caracteriza por la destrucción de los conductos biliares intrahepáticos mediada por linfocitos T. Aunque es predominante- mente una enfermedad de mujeres de mediana edad, en torno a los 50 años en el momento del diagnóstico, del 5 al 10% de los pacientes afectados son hombres. El intervalo de edades que se describees de 22 a 93 años. Los AMA se localizan en el suero del 95% de los pacientes, y su presencia establece el diagnóstico cuando se combina con un patrón colestásico de las enzimas hepáticas séricas. La muestra de biopsia del hígado, en la cual se demuestran los hallazgos histológicos caracterís- ticos, es confirmatoria (v. cap. 91). La CEP es una enfermedad con inmunidad alterada caracterizada por inflamación y fibrosis de los conductos biliares intra- o extrahepá- ticos, o de ambos. El trastorno está estrechamente asociado a la EII y se encuentra más comúnmente en varones jóvenes. El diagnóstico se confirma mediante colangiografía, ya sea CPRM o CPRE (v. cap. 68). La hepatopatía granulomatosa puede deberse a varios trastornos (v. cuadro 73.2). Es necesario excluir las causas infecciosas, ya que el tra- tamiento de muchas de las otras causas de hepatopatía granulomatosa es el tratamiento inmunodepresor. La sarcoidosis es la etiología más frecuente. El diagnóstico se basa en las manifestaciones extrahepáticas típicas y, en algunos casos, la elevación de la concentración de la enzima convertidora de la angiotensina. Sin embargo, la afectación hepática pocas veces es la causa para iniciar el tratamiento de la sarcoidosis (v. cap. 37). Las hepatitis víricas, especialmente las causadas por el virus de Epstein-Barr y por CMV, pueden manifestarse con un prominente patrón colestásico de enzimas hepáticas (v. cap. 83). Varias afecciones familiares producen colestasis intrahepática (v. tabla 64.5). Las formas progresivas de estos trastornos se manifiestan en la infancia, mientras que las formas benignas (colestasis intrahepática recurrente benigna de tipos 1 y 2) pueden manifestarse por primera vez en la edad adulta (v. cap. 77). Otras causas intrahepáticas de elevación de enzimas hepá- ticas colestásicas se exponen en el cuadro 73.2. Si los estudios de imágenes muestran la dilatación ductal intra- hepática, la evaluación se centra en el tracto biliar extrahepático para identificar una causa intrínseca o extrínseca de la obstrucción biliar (v. cuadro 73.3). La evaluación incluye a menudo una CPRE para toma de muestras de tejidos y colocación de una endoprótesis (stent) biliar si hay obstrucción (v. cap. 70). La TC permite evaluar un proceso extrínseco, y la toma de muestras de tejidos puede realizarse bajo con- trol con TC o ecográfico. PRUEBAS DE LA FUNCIÓN HEPÁTICA DE SÍNTESIS Albúmina Cuantitativamente la más importante de las proteínas plasmáticas, la albúmina genera el 75% de la presión oncótica coloide en el plasma y se sintetiza exclusivamente en los hepatocitos. El adulto medio produce cerca de 15 g/día y tiene de 300 a 500 g de albúmina distribuidos en los líquidos corporales. El hígado tiene la capacidad para duplicar la tasa de síntesis en caso de una pérdida rápida de albúmina o de la disminución por dilución de la concentración de albúmina sérica38. La semivida de la albúmina es de 14 a 21 días; se degrada en múltiples localizaciones, como la piel, el músculo, el hígado y el riñón, además de filtrarse hacia el intestino. La síntesis de albúmina está regulada por los cambios en el estado nutricional, la presión osmótica, la inflamación sistémica y los niveles hormonales39. Por tanto, el diagnóstico diferencial de hipoalbuminemia sérica, además de la disfunción hepatocelular, incluye la malnutrición, la pérdida excesiva por una enteropatía con pérdida de proteínas o un síndrome nefrótico, problemas inflamatorios sistémicos crónicos y desequilibrios hormonales. Fig. 73.4 Evaluación de las elevaciones de las enzimas hepáticas en la colestasis. ECA, enzima convertidora de la angiotensina. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE IX Hígado1160 La larga semivida de la albúmina en el suero explica su poca fia- bilidad como marcador de la función hepática de síntesis en la lesión hepática aguda. Una albúmina sérica inferior a 3 g/dl en un paciente recién diagnosticado de hepatitis debe hacer pensar en un proceso crónico. La albúmina sérica es un excelente marcador de la función de síntesis hepática en pacientes con hepatopatía crónica y cirrosis, con la excepción de los pacientes con cirrosis y ascitis, quienes pueden tener una producción de albúmina normal o aumentada, pero el volumen de distribución está aumentado y da lugar a un bajo nivel de albúmina sérica. La albúmina no tiene ninguna utilidad como prueba de cribado CUADRO 73 .2 Causas intrahepáticas de elevaciones de las enzimas hepáticas colestásicas en adultos FÁRMACOSa Colestasis aislada Esteroides anabolizantes. Estrógenos. Hepatitis colestásica AINE: sulindaco, piroxicam. Antimicrobianos: amoxicilina-ácido clavulánico, ketoconazol. Azatioprina. Clorpromazina. Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina: captopril y enalapril. Hepatitis granulomatosa Alopurinol. Antibióticos: sulfonamidas. Antiepilépticos: carbamazepina, fenitoína. Fármacos cardiovasculares: hidralazina, procainamida, quinidina. Fenilbutazona. Síndrome de los conductos biliares evanescentes Amoxicilina-ácido clavulánico. Clorpromazina. Dicloxacilina. Flucloxacilina. Macrólidos. CBP CEP HEPATOPATÍA GRANULOMATOSA Infecciones Brucelosis. Esquistosomiasis. Fiebre Q. Hongos: histoplasmosis, coccidioidomicosis. Lepra. Tuberculosis, complejo Mycobacterium avium, bacilo de Calmette- Guérin. Sarcoidosis Hepatitis granulomatosa idiopática Otros Enfermedad de Crohn. Enfermedad de Hodgkin. Exposición a metales pesados: berilio, cobre. HEPATITIS VÍRICA VHA. VHB y VHC, incluida la hepatitis colestásica fibrosante. VHD. VHE. VEB. CMV. DUCTOPENIA IDIOPÁTICA DEL ADULTO AFECCIONES GENÉTICAS Colestasis intrahepática familiar progresiva Tipo 1 (anteriormente, enfermedad de Byler). Tipo 2. Tipo 3. Colestasis intrahepática recurrente benigna Tipo 1. Tipo 2. FIBROSIS QUÍSTICA PROCESOS MALIGNOS CHC Enfermedad metastásica Síndrome paraneoplásico Cáncer de próstata. Cáncer de células renales. Linfoma no hodgkiniano. HEPATOPATÍA INFILTRANTE Amiloidosis Linfoma COLESTASIS INTRAHEPÁTICA DEL EMBARAZO NUTRICIÓN PARENTERAL TOTAL ENFERMEDAD DEL INJERTO CONTRA EL HUÉSPED SEPSIS aClasificados según el patrón histológico. La relación de fármacos mencionados no es exhaustiva. CUADRO 73 .3 Causas extrahepáticas de enzimas hepáticas colestásicas en adultos INTRÍNSECAS Ascariasis. Cáncer ampular. Colangiocarcinoma. Colangiopatía del sida. Colangitis esclerosante primaria. Coledocolitiasis. CMV. Criptosporidiosis. Infecciones. Infecciones parasitarias. Lesión de conductos de mecanismo inmunitario. Microsporidiosis. Pancreatitis autoinmunitaria. Procesos malignos. EXTRÍNSECAS Cáncer de la vesícula biliar. Cáncer de páncreas. Metástasis, incluidas las adenopatías portales metastásicas. Pancreatitis. Procesos malignos. Pseudoquiste pancreático. Síndrome de Mirizzia. aVéanse los capítulos 65 y 66. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 73 Bioquímica y pruebas de función hepáticas 1161 73 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . cuando hay escasa sospecha de enfermedad hepática. En un estudio en el cual se midió la albúmina sérica en 449 pacientes consecutivos, 56 resultados fueron anómalos, de los cuales solo 2 (0,4%) tuvieron importancia clínica40. Tiempo de protrombina La coagulación es el resultado final de una compleja serie de reacciones enzimáticas que implican a los factores de coagulación, todos los cuales se producen enel hígado, excepto el factor VIII, que se produce por las células endoteliales vasculares. El tiempo de protrombina es una medición de la velocidad a la cual la protrombina se convierte en trombina, que refleja la vía extrínseca de la coagulación (v. cap. 94). Los factores que intervienen en la síntesis de protrombina son el II, el V, el VII y el X. El INR se utiliza para expresar el grado de anticoagulación con tratamiento con warfarina u otros dicumarínicos. Este parámetro normaliza la medición del tiempo de protrombina según las caracterís- ticas del reactivo de tromboplastina utilizado en un laboratorio en concreto. La medición inicial se expresa como un índice de sensibilidad internacional (ISI), que luego se utiliza en el cálculo del INR. Como el ISI se ha validado únicamente para pacientes que toman un antagonis- ta de la vitamina K, se han planteado dudas acerca de la validez de utilizar el ISI (INR) en pacientes con hepatopatía crónica41. En dos estudios se ha demostrado que, de hecho, el ISI, según se determina actualmente, no es fiable para calcular el INR en pacientes con cirrosis, y los investigadores han propuesto que las determinaciones específicas del ISI y del INR en pacientes control con hepatopatía puede eliminar la variabilidad entre laboratorios en el cálculo del INR en pacientes con cirrosis42,43. Un tiempo de protrombina prolongado puede deberse a varias dolencias, además de la función hepática de síntesis reducida: defi- ciencia congénita de factores de coagulación, carencia de vitami- na K (la vitamina K es necesaria para el funcionamiento normal de los factores II, VII, IX y X) y CID. La CID se puede identificar midiendo la concentración de factor VIII en el suero; su concen- tración se reduce en la CID y es normal o está aumentada en las hepatopatías. La deficiencia de vitamina K se identifica al demos- trar que la administración intravenosa de vitamina K (p. ej., 10 mg) mejora el tiempo de protrombina; una mejoría del 30% o más del tiempo de protrombina es coherente con la hipovitaminosis K. La vitamina K oral puede no absorberse en el intestino en pacientes con ictericia (v. cap. 94). La medición del tiempo de protrombina en pacientes con hepa- topatía es más útil en casos agudos de hepatopatía. A diferencia de la albúmina sérica, el tiempo de protrombina permite evaluar la función de síntesis hepática actual. El factor VII tiene la semivida sérica más corta (6 h) de todos los factores de coagulación. El tiempo de protrombina tiene valor pronóstico en pacientes con insuficiencia hepática aguda relacionada con paracetamol y con otras sustancias (v. cap. 95), así como con hepatitis alcohólica (v. cap. 86). El INR, junto con la bilirrubina sérica total y la creatinina, forma parte de la puntuación MELD, que se utiliza para asignar órganos de donante para el TH (v. cap. 97). La puntuación MELD predice con exactitud la supervivencia de los pacientes con cirrosis descompensada (v. más adelante). El tiempo de protrombina no es una medida precisa del riesgo de hemorragia en pacientes con cirrosis, porque evalúa únicamente la actividad de factores de coagulación procoagulantes, no los factores anticoagulantes, como la proteína C y la antitrombina, cuya producción también está reducida en la cirrosis. El tiempo de tromboplastina parcial (TTP) evalúa la vía intrínseca de la cascada de la coagulación. El TTP puede estar prolongado en pacientes con cirrosis avanzada, pero esta prolongación es menos sensible que el TP para detectar una coagulopatía. PRUEBAS PARA DETECTAR FIBROSIS HEPÁTICA Aunque la biopsia hepática es el estándar para evaluar la fibrosis hepática, se han desarrollado mediciones no invasivas de la fibro- sis hepática que han sido prometedoras (v. caps. 74 y 80)44. Estas medidas incluyen marcadores bioquímicos séricos únicos que pueden reflejar el nivel de actividad de la fibrogénesis hepática (el ácido hialurónico [o hialuronano] es el mejor hasta la fecha), y hay pruebas que engloban varios parámetros encaminadas a la detección y estadificación del grado de fibrosis hepática (se han descrito más de 20 pruebas de este tipo en la literatura médica). El ácido hialurónico es un glucosaminoglucano producido en células mesenquimatosas y que se encuentra ampliamente distri- buido en el espacio extracelular. Normalmente degradado por las células sinusoidales hepáticas, los valores séricos de ácido hialurónico están elevados en pacientes con cirrosis como consecuencia de la capilarización sinusoidal (v. cap. 92). Una concentración de ácido hialurónico en ayunas mayor de 100 mg/l tuvo una sensibilidad del 83% y una especificidad del 78% para detectar la presencia de cirrosis en pacientes con diversas enfermedades crónicas del hígado45. El ácido hialurónico ha demostrado ser útil para identificar la fibrosis avanzada en pacientes con hepatitis C crónica, hepatitis B crónica, hepatopatía asociada al alcohol y EHNA46. También se ha demos- trado la correlación entre la concentración sérica de ácido hialurónico en el preoperatorio y el desarrollo de disfunción hepática después de la hepatectomía47. FibroTest es el análisis de sangre mejor evaluado entre los análisis multiparámetro. La prueba incorpora la haptoglobina, la bilirrubina, la GGTP, la apolipoproteína A-1 y la α2-macroglobulina, y se ha encon- trado que tiene valores predictivos positivos y negativos altos para el diagnóstico de fibrosis avanzada en pacientes con hepatitis crónica C (v. cap. 80). Un estudio demostró que la sensibilidad de un punto de corte más elevado para el índice tuvo una sensibilidad del 90%, una especificidad del 36%, un valor predictivo positivo del 88% y un valor predictivo negativo del 40% para el diagnóstico de fibrosis en puentes en pacientes con hepatitis crónica C48. La prueba tiene características de rendimiento similares en pacientes con hepatitis B crónica y hepa- topatía asociada al alcohol, y se ha demostrado que predice la fibrosis avanzada en pacientes que toman metotrexato para la psoriasis49. El método más reciente FIBROSpect II (posteriormente FIBROS- pect HCV y FIBROSpect NASH) incorpora el ácido hialurónico, el inhibidor tisular de la metaloproteinasa 1 y la α2-macroglobulina. En un grupo de pacientes con hepatitis crónica C, FIBROSpect II tuvo una sensibilidad del 72% y una especificidad del 74% para identificar la fibrosis avanzada50. La elastografía transitoria controlada por las vibraciones, comer- cializada como FibroScan, así como la elastografía por impulso de radiación de la fuerza acústica, usa ondas de ultrasonidos para medir la rigidez del hígado con un procedimiento no invasivo (v. cap. 74). Una noción clave para el desarrollo de esta técnica fue la teoría de que la fibrosis conduce a un aumento de la rigidez del tejido hepático y que una onda de cizallamiento se propagará más rápidamente a través de material rígido que a través de material elástico51. El transductor del ecógrafo emite una onda de cizallamiento de baja frecuencia (50 Hz), y se mide la cantidad de tiempo que requiere para atravesar una «ventana» de tejido establecida52. La ventana del tejido mide 1 por 4 cm, unas 100 veces el área media de una muestra de biopsia hepática. En un metaanálisis se demostró que la elastografía transito- ria era útil para diferenciar la cirrosis de la ausencia de cirrosis, pero menos precisa para diferenciar entre estadios menos avanzados de fibrosis53. Se ha demostrado que la elastografía transitoria es precisa para identificar la fibrosis avanzada en pacientes con hepatitis crónica C, CBP, hemocromatosis, ENA y hepatitis crónica recurrente tras el TH54-57, y fue aprobada por la FDA en 2013 para su uso en pacientes con hepatopatía. La elastografía por resonancia magnética (ERM) es otra técnica no invasiva que ha sido aprobada por la FDA. La elasticidad de ciza- llamiento del hígado se mide después de transmitir ondas de baja frecuencia (65 Hz) hacia el lóbulo derechodel hígado. En un estudio58, la ERM fue mejor que la elastografía transitoria para estadificar la fibrosis hepática en pacientes con varias enfermedades crónicas del hígado, pero es más costosa. PRUEBAS DE FUNCIÓN HEPÁTICA CUANTITATIVAS Se han desarrollado pruebas de función cuantitativas con la esperanza de evaluar la capacidad excretora o de desintoxicación del hígado más específicamente que la bilirrubina sérica. Aunque estas pruebas condu- cen a mejorar la sensibilidad, su falta de especificidad y su metodología, a menudo compleja, han limitado su aceptación generalizada, excepto en entornos de investigación. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE IX Hígado1162 Eliminación de verde de indocianina El verde de indocianina (ICG) es un colorante no tóxico que se elimi- na exclusivamente por el hígado. El 97% de una dosis administrada (0,5 mg/kg administrados en embolada intravenosa) se excreta sin metabolizar en la bilis. El ICG puede medirse directamente por espec- trofotometría. Los métodos no invasivos (densitometría dicromática del lóbulo de la oreja y sensores ópticos en la yema del dedo) generan datos que parecen correlacionarse bien con los niveles determinados por la toma de muestras de sangre. Los posibles usos del ICG incluyen la evaluación de la disfunción hepática, la medición del flujo sanguíneo he- pático y la predicción de los resultados clínicos en pacientes con hepatopatía. Por desgracia, la medición del ICG ha demostrado ser poco sensible para detectar la disfunción hepática y es imprecisa para medir el flujo sanguíneo en los pacientes con cirrosis debido a la dis- minución de la extracción del ICG por el hígado enfermo. Aunque la medición del ICG parecía ser prometedora para predecir la evolución en ciertas situaciones clínicas, como en los pacientes con quemaduras, no ha sido muy utilizada fuera de los protocolos de investigación59. Capacidad de eliminación de galactosa La capacidad de eliminación de galactosa se ha estudiado como una medida de masa hepática funcional. La galactosa se administra como un único bolo intravenoso (0,5 g/kg), y se recogen muestras de sangre. El aclaramiento plasmático de galactosa es menor en los pacientes con cirrosis y hepatitis crónica en comparación con los controles sanos. En un estudio de 781 pacientes recién diagnosticados de cirrosis y dis- minución de la capacidad de eliminación de galactosa, dicha capacidad fue un factor predictivo potente de mortalidad a corto y largo plazo por cualquier causa o relacionada con cirrosis60. Aclaramiento de cafeína Las pruebas de eliminación de cafeína cuantifican la capacidad fun- cional del hígado al evaluar la actividad del citocromo P450 1A2, la N-acetiltransferasa y la xantina oxidasa. La cafeína se administra oralmente (200-366 mg), y se mide su concentración en la sangre, la orina, la saliva, el aire espirado o el pelo de la cabeza. Los métodos alternativos (en muestras distintas a la sangre) se correlacionan bien con el método de aclaramiento plasmático. El consumo de tabaco incrementa el aclaramiento de cafeína, y las interacciones entre medicamentos pueden afectar a los resultados. El aumento de la edad se correlaciona con la disminución del aclaramiento de cafeína. Se ha demostrado que la eliminación de cafeína en la saliva durante la noche se correlaciona con las mediciones de ICG y de eliminación de galactosa, así como con los resultados de la prueba de aminopirina en el aire espirado (v. más adelante)61. Formación de metabolitos de lidocaína La lidocaína se metaboliza a su principal metabolito, monoetilglicina- xilidida (MEGX), por el citocromo P45062. Se obtienen muestras de suero a los 15, 30 y 60 min después de la administración intravenosa de lidocaína (1 mg/kg). Ni la formación de MEGX ni la eliminación de galactosa fueron mejores que la puntuación de Child-Turcotte- Pugh (v. cap. 92) o la puntuación MELD (v. cap. 97) para predecir el pronóstico en pacientes con cirrosis hepática secundaria a una hepa- titis vírica (v. más adelante)63. Según otros estudios, el descenso de la concentración de MEGX se correlaciona bien con el empeoramiento histológico en pacientes con hepatopatía crónica64. Prueba de aminopirina en el aire espirado La determinación de 15C o 14C aminopirina en el aire espirado (ABT) mide la actividad total de las oxidasas de función mixta en el hígado. Los grupos metilo radiactivos de la aminopirina se desmetilan y se con- vierten finalmente en CO2 marcado, el cual se exhala y se puede medir. Después de una noche de ayuno, se administra una dosis determinada de 15C aminopirina (de 1 a 2 µCi) por vía oral y se toman muestras de aire espirado cada 30 min durante 4 h. Algunos investigadores verifican una sola muestra en 1 o 2 h. Los sujetos sanos excretan un 6,6 ± 1,3% de la dosis administrada en el aire espirado en 2 h. Los pacientes con lesión hepatocelular excretan una cantidad mucho menor. El grado de disminución de la excreción de aminopirina se superpone considerable- mente en pacientes con cualquier tipo de hepatopatía grave, incluidos la cirrosis, la hepatitis crónica, la hepatopatía asociada al alcohol y el CHC65. Aunque los datos respecto a la capacidad de esta prueba para predecir la supervivencia en pacientes con hepatopatía crónica han sido contradictorios, en 2012 un estudio en 50 pacientes demostró que la determinación de aminopirina en la respiración predijo con exactitud el riesgo de progresión de la enfermedad en pacientes con hepatitis crónica por el VHC66. ÁCIDOS BILIARES Los ácidos biliares se sintetizan a partir del colesterol en los hepa- tocitos, se conjugan con glicina o taurina y se segregan en la bilis (v. cap. 64). Después de llegar al intestino delgado, la mayoría de los ácidos biliares se reabsorben activamente. El hígado extrae eficiente- mente los ácidos biliares de la sangre portal. En las personas sanas, todos los ácidos biliares en el suero proceden de la reabsorción de los ácidos biliares en el intestino delgado. El mantenimiento de las concen- traciones séricas normales de ácidos biliares depende del flujo sanguí- neo hepático, la captación hepática, la secreción de ácidos biliares y el tránsito intestinal. Los ácidos biliares séricos son indicadores sensibles, pero inespecíficos, de disfunción hepática, y permiten cuantificar hasta cierto punto la reserva funcional de este órgano. Las concentraciones séricas de ácidos biliares se correlacionan moderadamente bien con los resultados de los ABT en los pacientes con hepatitis crónica67. Por desgracia, la correlación entre los valores séricos de los ácidos biliares y la gravedad histológica de la hepatitis crónica y la hepatopatía asociada al alcohol es baja68. Las concentraciones séricas de ácidos biliares están elevadas en los pacientes con enfermedad colestásica, pero son normales en los pacientes con síndrome de Gilbert y síndrome de Dubin-Johnson, y pueden usarse para establecer esta distinción. Aunque las concentraciones disminuidas de ácidos biliares en el suero son indicadores muy específicos de la disfunción hepática, no son tan sensibles como se esperaba en un principio. APLICACIONES ESPECÍFICAS DE LAS PRUEBAS BIOQUÍMICAS HEPÁTICAS Las pruebas bioquímicas hepáticas se han usado para detectar la LHIF y evaluar su gravedad, valorar el riesgo quirúrgico, identificar candida- tos para el TH y regular la asignación de órganos de donantes. LHIF La mayoría de los fármacos son hepatotóxicos y causan una lesión hepática idiosincrática, definida como una lesión que es impredecible, se produce con los niveles terapéuticos de los medicamentos y es infrecuente (v. cap. 88). La frecuencia estimada de LHIF idiosin- crática para cualquier medicamentoen particular varía de 1 de cada 1.000 a 1 de cada 100.000. Estas reacciones están marcadas por un periodo de latencia variable desde 5 a 90 días, o incluso más69. Otros medicamentos producen una toxicidad dependiente de la dosis. En este caso, las lesiones son predecibles, tienen una alta incidencia y su mecanismo es de sobra conocido. El paracetamol es el ejemplo clásico de fármaco que provoca lesión hepática dependiente de la dosis. La dosis de paracetamol supera los 15 g, casi cuatro veces la dosis diaria recomendada, en el 80% de los casos, pero una dosis de paracetamol dentro del intervalo terapéutico (≤4 g/día) puede ser suficiente para causar daños en el hígado en personas susceptibles, como aquellos que consumen etanol crónicamente. Los criterios del King’s College identifican a los pacientes con un mal pronóstico por la lesión hepática inducida por paracetamol: los que tienen un pH arterial por debajo de 7,3 o un INR por encima de 6,5, una creatinina sérica por encima de 3,4 g/dl y una encefalopatía hepática en estadio 3 o 4 (v. caps. 88 y 95)70. La mayoría de los casos de LHIF son leves y responden con pron- titud a la retirada del agente causante, con resolución completa. La elevación aislada de las aminotransferasas séricas, incluso con valores mayores de tres veces el límite superior del valor normal, se asocia con una evolución favorable. Cuando las elevaciones de aminotrans- ferasas se asocian a ictericia clínica (la llamada ley de Hy, en honor a su descubridor, el Dr. Hyman Zimmerman), el riesgo de mortalidad aumenta hasta el 10% (v. cap. 88)71. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 73 Bioquímica y pruebas de función hepáticas 1163 73 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . Establecimiento de riesgo quirúrgico y asignación de órganos Los pacientes con hepatopatía aguda y crónica tienen un riesgo de morbilidad y mortalidad potencialmente mayor si se someten a cirugía. El riesgo depende de la etiología de la hepatopatía y de su gravedad, así como de la cirugía programada72. Aunque no se recomienda realizar pruebas bioquímicas hepáticas preoperatorias de manera rutinaria en personas sanas, la identificación inesperada de enzimas hepáticas ele- vadas debería dar lugar al aplazamiento de la cirugía hasta que se haya identificado la causa de las anomalías. En un análisis retrospectivo se determinó que los pacientes con hepatitis vírica aguda que se someten a una laparotomía tenían una tasa de mortalidad quirúrgica aproxima- damente del 9,5%72. La cirugía programada tiene que posponerse en pacientes con hepatitis aguda. El riesgo quirúrgico en pacientes con hepatitis crónica se correlaciona con la gravedad de la inflamación histológica del hígado. Solo los casos con inflamación portal y hepa- titis de interfase tienen un riesgo quirúrgico bajo, mientras que los que padecen hepatitis panlobulillar tienen un riesgo aumentado. La etiología de la hepatitis crónica no influye en el resultado. El estudio histológico también es fundamental para evaluar el riesgo quirúrgico en pacientes con hepatopatía asociada al alcohol. Solo la esteatosis hepática se asocia a un riesgo quirúrgico bajo, mientras que la hepatitis alcohólica se asocia a una mortalidad hasta del 55% en pacientes sometidos, por ejemplo, a una cirugía de derivación portosis- témica. En estos pacientes se recomienda un periodo de abstinencia de 3 a 6 meses antes de la cirugía programada. Existen pocos datos sobre el riesgo quirúrgico en pacientes con ENA, pero la tasa de mortalidad parece correlacionarse con la intensidad de la esteatosis en pacientes sometidos a resección hepática. La esteatohepatitis puede conllevar un riesgo mayor que la esteatosis. Se calcula que el 10% de los pacientes con hepatopatía avanzada se someten a cirugía en los últimos 2 años de su vida. La cirrosis se asocia a un riesgo quirúrgico aumentado, especialmente con ciertos tipos de cirugía, incluidas la resección hepática, otras cirugías abdominales y la cirugía cardiotorácica. Los datos que evalúan el riesgo quirúrgico de estos pacientes se obtuvieron de forma retrospectiva, pero respaldan sistemáticamente la utilidad del sistema de puntuación de Child-Tur- cotte-Pugh para predecir la mortalidad perioperatoria. En dos estudios realizados con un intervalo mayor de 10 años entre sí, se examinó la mortalidad después de la cirugía abdominal en pacientes cirróticos y se describieron tasas de mortalidad casi idénticas en los pacientes con cirrosis de clase A, B y C de Child-Pugh: del 10%, del 30 al 31% y del 76 al 82%, respectivamente73,74; sin embargo, posteriormente se han descrito tasas de mortalidad más bajas al aumentar el uso de la cirugía laparoscópica en un centro con experiencia75. En general, la cirugía se puede realizar en pacientes con cirrosis de clase A de Child-Pugh, mientras que se debe optimizar la situación médica de los pacientes con cirrosis de clase B de Child-Pugh antes de la cirugía programada. La tasa de mortalidad en pacientes con cirrosis de clase C de Child-Pugh es excesiva, y la cirugía debe evitarse. La puntuación MELD se creó originalmente para predecir la supervivencia de pacientes con cirrosis e hipertensión portal que se someten a la implantación de una TIPS76. La puntuación se ha validado posteriormente como un factor predictivo preciso de supervivencia en pacientes con hepatopatía avanzada. La puntuación MELD incorpora tres variables objetivas en una fórmula matemática: 9,57 × loge(crea- tinina) + 3,78 × loge(bilirrubina total) + 11,2 × loge(INR) + 6,43. El intervalo en la práctica es de 6 a 40, y se ha demostrado que esta puntuación se correlaciona con la mortalidad en pacientes someti- dos a cirugía distinta del TH, incluidos la resección hepática, otros procedimientos abdominales y la cirugía cardiaca77-79. La aplicación más habitual de la puntuación MELD es determinar la prioridad en la asignación de órganos de donantes para el TH80. El número de muertes entre los pacientes en lista de espera ha disminuido desde que se aplica esta puntuación para dar prioridad a la asignación de órganos (v. cap. 97). En 2016 se añadió el sodio sérico a la ecuación de la puntuación MELD para la asignación de órganos: MELD + 1,32 × (137 − Na) − [0,033 × MELD × (137 − Na)]. Se mostró que esta modificación incrementa la exactitud predictiva para determinar la muerte en la lista de espera de trasplante81. Además, los investigadores mostraron que la aplicación de la puntuación MELD-Na permitiría prevenir el 7% de las muertes en lista de espera82. No se ha estudiado el uso de la puntuación MELD-Na para evaluar el riesgo quirúrgico (en intervenciones distintas al TH). La bibliografía completa está disponible en ExpertConsult .com . Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 05, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://www.expertconsult.com/ 1163.e1 73 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . CAPÍTULO 73 Bioquímica y pruebas de función hepáticas BIBLIOGRAFÍA 1. Lester R, Schmid R. Bilirubin metabolism. N Engl J Med 1964;270: 779-86. 2. Levi A, Gatmaitan Z, Arias I. Two hepatic cytoplasmic protein frac- tions, Y and Z, and their possible role in the hepatic uptake of bilirubin sulfobromophthalein, and other anions. J Clin Invest 1969;48:2156-67. 3. Bosma P, Seppen J, Goldhoorn B, et al. Bilirubin UDP-glucuronos- yltransferase 1 is the only relevantbilirubin glucuronidating isoform in man. J Biol Chem 1994;269:17960-4. 4. Gatmaitan Z, Arias I. ATP-dependent transport systems in the cana- licular membrane of the hepatocyte. Physiol Rev 1995;75:261-75. 5. Poland R, Odell G. Physiologic jaundice: the enterohepatic circulation of bilirubin. N Engl J Med 1971;284:1-6. 6. van den Bergh A, Muller P. Uber eine direkte und eine indirekte Diazoreaktion auf Bilirubin. Biochem Z 1916;77:90. 7. Zieve L, Hill E, Hanson M, et al. 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