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Pozo- Despertar en la adolescencia

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Desde el psicoanálisis, la adolescencia es una etapa de despertar, lo cual hace referencia al despertar de las pulsiones sexuales que durante la latencia permanecían a modo de soñar, es decir adormecidas. La obra de Frank Wedekind, “Despertar de primavera”, es un acertado ejemplo de lo que la teoría psicoanalítica intenta explicar sobre la adolescencia. En la obra mencionada se evidencia este despertar de las pulsiones sexuales, lo cual se abordará en el presente ensayo. Pero no solo aquello, sino que a partir del análisis del Despertar de Primavera de Mario Elkin Ramirez, se podrá comprender la relación entre sentido y goce, como a su vez las diferentes respuestas del adolescente en relación al despertar de lo real. 
En primer lugar, hay que contextualizar la obra a ser analizada. El autor de la obra, Frank Wedekind, fue un dramaturgo alemán quien en sus tiempos fue censurado por el contenido de sus obras que chocaban con la moral de la época. Wedekind no solo ha explorado el carácter sexual de la adolescencia en la obra a ser analizada, sino también en otra obra denominada El mundo joven. En 1891, Despertar de primavera fue escrita, y el contenido trata temas respecto al encuentro con el otro sexo, incluyendo el amor, la sexualidad y culmina de una manera trágica, con el suicido de uno de los personajes. Los adolescentes en la obra tienen entre 14-15 años y están en una etapa en donde los cambios en su cuerpo surgidos desde la pubertad invaden su mundo, provocando fenómenos que ellos no logran comprender. 
Dado a que son varios los temas sobre la adolescencia tratados en la obra, se empezara con el de los cambios en el cuerpo y su relación con el interés en el Otro sexo. Al inicio de la obra se logra observar este tema de los cambios en el cuerpo, Wendla, quien está por cumplir catorce años, reclama a su madre porqué le hizo un vestido tan largo, y continúa explicando a su madre, que no debe preocuparse tanto por el frio al mostrar sus piernas pues no es tan grave. Aquí se evidencia que los cambios durante la pubertad ponen en cuestión la madurez sexual no solo en el cuerpo sino también a nivel psíquicos, pues esto se refleja en el interés de las adolescentes de que su cuerpo sea admirado por el Otro sexo. Involucra también una curiosidad sobre los efectos que podría ocasionar en los chicos al hacer visibles los cambios ocurridos en esta etapa. 
 Esta curiosidad también va de la mano con el despertar de las pulsiones sexuales, las cuales no solamente implica excitaciones a nivel de las zonas erógenas, sino también el encuentro con el Otro sexo en todos los planos, emocional, sexual y social. La pulsión escópica a través mirada también constituye el elemento fundamental que caracteriza los encuentros y el saber primario sobre el Otro sexo. Mirar y ser mirado es parte de la lógica de hacerse objeto de interés para el Otro, esto es la mirada sexualizada del Otro. Mirar también es una forma de saber todo lo referente al cuerpo del Otro sexo y a los efectos que lo revelado puede suscitar. 
En relación, al cuerpo, también se evidencia que en la adolescencia, chicos y chicas se enfrentan a lo real de su cuerpo que emerge ahora como algo nuevo, algo cuyos recursos simbólicos aún no pueden significar, sino es dentro de todo el proceso de subjetivación que se da, y con más contingencias, durante la adolescencia. Lo real de cuerpo puede provocar angustia en el adolescente, angustia tal que hará todo lo posible para ignorar o volver a adormecer aquellas pulsiones. En la obra, se introducen otros personajes que ponen de manifiesto esto que se esta hablando. Mauricio y Melchor, conversan sobre el pudor y los sueños relacionados a lo sexual que han tenido, los cuales en ocasiones han sido terribles para ellos; en especial para Mauricio. Él lo expresa de la siguiente manera: “¡Una angustia mortal! ¡Me creí perdido! Me pareció que un mal interno me consumía. Pero al fin, poco a poco me calmé, al ponerme a escribir los recuerdos de mi vida” (Wedekind, 1910 p.8). En aquellas líneas se observa como Mauricio pretende dirigir la pulsión hacía otra salida vía la sublimación. Asimismo, él intenta hacer del estudio una manera de calmar el despertar sexual por el que está pasando. 
En otra de las escenas entre Wendla y Melchor se pone de manifiesto un despertar, pero esta vez, de pulsiones agresivas. Cuando Wendla le cuenta un sueño en donde ella es golpeada, tal como le pasa a su amiga Marta, ella expresa su deseo de saber cómo se siente ser golpeada. Le pide a Melchor que le pegue y en ese momento él se enfrenta a lo real, aquel acto es inadmisible para él. Pero luego, al ceder al sueño masoquista de Wendla la pulsión agresiva encuentra su salida y se manifiesta de la forma más agresiva posible, mucho más de lo que ambos se imaginaban. Ambos quedan sin palabras. Sobre esto, Ramírez (2014) explica que, teniendo en cuenta que el sentido se anuda al goce fálico, en el caso de la crueldad y el masoquismo, ya no se trata del goce fálico regido por la ley, sino que el sentido y el goce se desanudan (p.19). 
Por otro lado, Despertar en primavera, muestra como la censura de una sociedad moralista deja a los adolescentes sin recursos ni respuestas para enfrentarse al surgimiento de las cuestiones sexuales para las cuales ellos aún no están preparados y no tienen información al respecto. Tal es el caso de Wendla, quien, interesada por saber el origen de los bebés, interpela a su madre preguntándole como ocurre, mientras su madre continuaba diciéndole que los bebé son traídos por la cigüeña. Como era de esperarse Wendla ya no puede creer esa historia e insiste para que su madre le cuente como ocurre, y qué se hace para tener un niño. La respuesta de la madre, que se encontraba bastante nerviosa, fue que para tener un niño era necesario que la mujer quiera mucho al amor, quererlo tanto como no es posible querer a la edad de Wendla (Wedekind, 1910, p.34). Más adelante Wendla, queda embarazada y le reclama a su madre no haberle dicho la verdad respecto al origen de los bebés, ya que ella nunca imagino quedar embarazada si es que no amaba al hombre con el que estaba.
En relación a este no-saber sobre lo sexual, en otra escena Mauricio se encuentra con una chica, Ilse, ella lo invita a su casa, pero él vacila en aceptar. Ya luego cuando Ilse se marcha, luego Mauricio arrepentido va a buscarla per ella ya no quiere mantener su propuesta. Tras el encuentro fallido de Mauricio con una chica, él toma la trágica decisión de quitarse la vida. Aquí se observa como lo imposible de anudar al sentido, tiene como desenlace un pasaje al acto. Él suicidio de Mauricio involucra varias cosas, no solamente el hecho de haber “fracasado” académicamente, sino que sus padres no supieron sostener a su hijo dentro de un espacio que le ofreciera los recursos simbólicos que él necesitaba para hacer frente a la angustia, todo lo contrario, al igual que a Wendla, censuraban toda información respecto a la sexualidad. También se podría considerar el suicidio de Mauricio, no como sus profesores y padres creían, el resultado del fracaso escolar sino como el resultado de un fracaso en su encuentro con el Otro sexo. El no-saber y el no-hay al que se enfrentan los adolescentes en la obra, conllevará a ese trágico desenlace en donde la muerte de Wendla y el suicidio de Mauricio tienen lugar como consecuencia de este encuentro con lo real sin oportunidad de ser simbolizado. 
Para concluir está breve exposición de los aspectos más relevantes para la clínica del adolescente en Despertar en primavera, se puede finalizar con la idea central de que el despertar en la adolescencia trae consigo una angustia frente a este no saber, un no saber referente al acto sexual, un no saber-hacer con el otro sexo, ni con las excitaciones propias de la edad y un no saber frente al goce que se presenta desanudado del goce fálicoy se muestra como puro real. Despertar también implica un franqueamiento de la barrera de la represión que le da lugar a las pulsiones, en donde si no son bien comprendidas, o más bien anudadas a un sentido, puede desembocar en conductas de riesgo para los adolescentes. 
Bibliografía
Ramírez, M. (2014). Despertar de la adolescencia. Freud y Lacan, lectores de Wedekind. Buenos Aires: Grama Ediciones.
Wedekind, F. (1910). 	Despertar de primavera. Madrid: Bibioteca Nueva

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