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Análisis sobre Hamlet

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTIAGO DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIA DE LA EDUCACIÓN
CARRERA DE PSICOLOGÍA CLÍNICA
MATERIA: 
TEORIA Y CLINICA DE LA NEUROSIS
PARALELO:
“A”
TEMA DE TUTORÍA:
NEUROSIS OBSESIVA EN LA PELICULA “HAMLET”
FECHA:
28 DE AGOSTO DEL 2018
El síntoma 
El síntoma obsesivo se caracteriza por las ideas obsesivas, dudas, pensamientos irracionales, temores que cuando se conectan con los actos y los rituales, todo esto es consecuencia de las ideas obsesivas. Según Vitale (2014)” En los síntomas obsesivos se asiste a una lucha continuada contra lo reprimido, que se inclina en perjuicio de las fuerzas represoras; y por otro lado el yo y el superyó tienen una participación considerable en la formación de síntoma”. Es decir, se les dificulta mucho poder demostrar a los demás sus sentimientos por miedo.
Relacionando estos conceptos con la película Hamlet, se puede observar que el síntoma comienza cuando Hamlet es visitado por el fantasma de su padre, el cual le informa que su asesinato es provocado por Claudio, es decir su tío y además tiene una relación con su madre. Entre sus dudas se pueden observar que no sabía si creer si ese fantasma era de verdad el espíritu de su padre, es por eso que necesita descubrir si era verdad todo eso que le contó el fantasma sobre su muerte. Por otro lado, en la procastinación trata de postergar cualquier tipo de actividad, por lo tanto, tampoco sabía si llevar a cabo la venganza, porque no quería ver a su mamá perjudicada en todo eso. Así mismo, tiene ideas de rumiación, ya que estas aparecen una y otra vez, es decir no pueden salir de la mente y se manifiestan en los diálogos de la obra, el cual el retoma el tema de la muerte que Hamlet quería mostrar para ver la reacción de Claudio y así comprobar la información, para eso tuvo que hacer unas modificaciones en los diálogos. También se observa una ambivalencia, es decir sentimientos a una sola persona, estas pueden ser amor y odio, el cual se manifiesta con Ofelia cuando decía amarla, y luego se enoja por las cartas que Ofelia le devuelve y le insiste para que se marche a vivir a un convento, que nadie la va a querer solo un tonto. 
Pantomima obsesiva
Una pantomima es un engaño o fingimiento para ocultar una cosa. Para el obsesivo, el objetivo de una pantomima es mantener su deseo imposible. Se puede decir que las pantomimas empiezan después de que Hamlet habló con el fantasma de su padre. Miller (1991) va a decir que la pantomima obsesiva consiste en que “el obsesivo, con su problema sobre la vida y la muerte, acepta riesgos; acepta riesgos y grandes riesgos, pero al mismo tiempo se pone un poco al costado de la situación donde ocurren” (p.48). Hamlet aceptó vengar la muerte de su padre, pero al mismo tiempo procuraba evitar ese riesgo, procrastinaba. 
Actuaba de una manera peculiar para que los otros pensaran que estaba loco y así ocultar que sabía la verdad sobre la muerte de su padre, pero aun así no decidía pasar al acto. Llegó a dudar de este mandato, que lo llevó a crear una pantomima, haciendo que los cómicos representen hacia su tío algo parecido al asesinato, diciendo “al mínimo temblor, sabré lo que hay que hacer”. Antes de empezar la obra, le dice a Horacio que observe a su tío, si su culpa oculta no se le escapa en cierto pasaje, será un espíritu infernal lo que vieron, mientras tanto se hará el loco. Cuando confirma la verdad, se le presenta la oportunidad para matar al tío, pero se detiene, continúa procrastinando el acto.
Luego de aquella escena del asesinato de Polonio, siguió fingiendo locura y actuaba como si nada hubiese pasado. El Rey lo envía a Inglaterra como castigo, pero con el propósito de que allá lo maten. Hamlet tiene alguna idea de ese plan, y lo confirma cuando revisa las cartas en las maletas de sus compañeros de estudio. Cuando regresa nuevamente a Dinamarca, finge no haberse enterado del verdadero propósito de su tío y no dice nada al respecto. Incluso llega a representarlo en la apuesta que organizó con Laertes. Hasta la última escena fue una pantomima de Hamlet.
Deseo y Goce en el obsesivo
En la neurosis obsesiva el deseo aparece como imposible, pues el sujeto hace de todo para evadirlo. Hamlet se plantea la cuestión de su existencia y la muerte, pues él no sabe cuál es su lugar en el mundo, no tiene muy claro cuál es su deseo, es ambiguo. Él se somete a los mandatos del Otro para de este modo no verse enfrentado a su deseo. En este punto, es necesario retomar el concepto de demanda, pues al igual que el deseo corresponde originalmente al campo del Otro. El obsesivo rebaja el deseo a demanda, lo cual funciona como una “estrategia para reducir los significantes del deseo del Otro a signos que basta ‘saber leer’ para poder otorgar el objeto que el Otro demanda y taponar la emergencia del objeto del deseo en su imposibilidad de ser representado” (Erneta & Sawicke, 1994, p.157). 
Hamlet ubica la demanda del Otro en el lugar del significante del deseo, pues no logra representarlo. El lugar del deseo son mandatos, ordenes, una demanda imperativa. Su tío manifiesta que la intención de Hamlet de volver a Wittenberg es contrario a su deseo y le pide que desista de aquello. Su madre al mismo tiempo le dice que no se vaya y que se quede con ellos; a lo que Hamlet responde “Os obedeceré en todo lo que pueda”. Además, el Otro en el obsesivo es percibido como completo por eso es Otro que ordena. El fantasma de su padre, al quien considera digno, le ordena que tome venganza por él. 
En ese mandato de venganza es en donde se evidencia en Hamlet su duda sobre qué hacer respecto a lo que le ha confesado el fantasma de su padre. No es capaz de pasar al acto, sino que lo procrastina, se cuestiona si en realidad era el espíritu de su padre o un espíritu maligno que quiere aprovecharse para condenarlo. Se crea obstáculos que le hacen imposible vengar la muerte de su padre. Y cuando tiene la oportunidad de matar a su tío Claudio, no lo hace pues considera que no es el momento, en sus pensamientos, si mata a Claudio en ese determinado momento él no iría al infierno, pues debe ser justo en un momento de pecado al igual que su padre fue “sorprendido en la flor de sus pecados”. 
Por otra parte, Ofelia entra en escena en la trama del deseo de Hamlet. Se presenta la ambivalencia en él, respecto a sus sentimientos por ella, esto da a notar la evasión del deseo. El obsesivo “debe mantenerse a una determinada distancia de su deseo para que éste subsista. Cuanto más se acerque a su deseo, más se aleja del objeto” (Vitale, 2014, p. 61-62). En un inicio expresaba amor hacía ella y en otros momentos la alejaba con palabras ofensivas y de manera violenta. Hamlet se ubica entre el quiero y no quiero, la amaba y nunca la amo… sí y no. Se da cuenta de su deseo hacia Ofelia cuando ella está muerta y por lo tanto es ya es imposible estar con ella.
En cuanto al goce, el síntoma del obsesivo es una defensa contra él, pues el obsesivo no quiere saber de él y busca huir, detrás de la culpa hay un goce. Al morir el padre de Hamlet, él se encuentra sin una ley que regule su goce. Esto podría revivir en Hamlet los deseos incestuosos de gozar con la madre, y ubica a Claudio como el sujeto que hizo lo que el no pudo hacer, matar al padre. “El sujeto se entera de su propio goce bajo la forma del goce del Otro” (Zapata, 2013). Hamlet se ve enfrentado al goce del Otro, al goce de la madre que goza pronto y al goce de su tío que goza con la reina y con la corona que ahora le pertenece. 
El Otro 
“El Otro es otro sujeto, con su singularidad inasimilable, y también es el orden simbólico. Este último sentido es el fundamental: el Otro debe en primer lugar ser considerado un lugar, lugar en el cual está constituida la palabra” (Grippo, 2016, p.2).
El Otro en el obsesivo es aquel percibido como cruel, como completo, es quien convierte el deseo en deber, también es percibido como superyoico. 
En la obra de Hamlet identificamos:
El Otro percibido como completo: Se evidencia en varias escenas dondeHamlet se expresa de su padre como perfecto, insustituible, jamás encontrará otro igual. 
“Un rey tan extraordinario que a su lado este es un lamentable y triste sátiro”; “Fue un gran hombre por encima de todo, jamás verán a nadie como él”; “Cuanta nobleza había en este rostro, combinación de perfección en lo que todos los Dioses parecían haber puesto algo”. 
El Otro percibido como Cruel: Lo identificamos cuando el tío de Hamlet, Claudio, manda a matar a su sobrino en el viaje a Inglaterra. Otra escena en la que se evidencia, es cuando envenena la copa de vino del príncipe en el duelo que tiene con el hermano de Ofelia. 
El Otro Imperativo: Observada en la escena que aparece el fantasma, presentado como: “yo soy el alma de tu padre condenada por cierto tiempo a andar errante de noche y a alimentar el fuego durante el día, hasta que estén extinguidos y purgados los torpes crímenes que en vida cometí” esta voz le demanda venganza a Hamlet por la muerte de su padre “¡Si tuviste. alguna vez amor a tu querido padre véngale de su infame asesinato”.
El Otro como Testigo: Después de la aparición del fantasma, Hamlet les pidió a sus amigos que habían presenciado lo sucedido que no comentaran nada con nadie y los hizo jurarlo. También, en la última escena se presencia cuando todos ya están muriendo, Hamlet ruega a su amigo Horacio que cuente la verdadera historia de su tragedia al mundo y señala a Fortinbrás como el soldado más apto para ascender al trono.
El Fantasma en el Obsesivo
Como ya sabemos, el fantasma es eso que se presenta en los bordes, aquello que de cierta forma es de otra textura a la que sujeto viene creando a lo largo de su vida, se logra un acercamiento a él, por medio de la interpretación del analista. Ahora bien, en el caso del obsesivo, su fantasma es sádico, el cual se encuentra presente en toda su dialéctica, probablemente al leer el termino sádico, suponemos que implica un instinto únicamente de destrucción y daño, sin embargo, en el caso del obsesivo tiene cierta variación.
Los fantasmas sádicos del obsesivo, no son una imagen ciega del instinto de destrucción sino algo que el sujeto articula en un escenario donde él mismo, se pone en juego. Cuando el obsesivo nos habla de sus fantasmas, nos hace saber que su vida psíquica está invadida por los mismos. Y se observa allí una organización significante de las relaciones del sujeto con el Otro como tal (Vitale, 2014, p.59).
Entonces el fantasma sádico del obsesivo, supone comportamientos y actitudes groseras hacia el otro, en el caso de la película “Hamlet”, si bien es cierto Hamlet se caracteriza por tratar a la mayoría de personas con dichos comportamientos, sin embargo, son 3 escenas principales en donde se evidencia más aquello, las cuales involucran a su madre (Gertrudis), su amada (Ofelia) y el padre de ella (Polonio). 
Entre las primeras escenas Polonio al enterarse de los amoríos entre Hamlet y su hija, por medio de una carta que le fue enviada a Ofelia de parte de Hamlet. Va en busca de Hamlet y en primera instancia se encuentra con la Reina y el Rey actual (Claudio, tío de Hamlet), les explica la situación y posteriormente se encuentra a solas con Hamlet. Lo saluda amablemente y le pregunta si lo reconoce a lo que Hamlet le contesta desagradablemente: “Perfectamente. Sois el pescadero”- “Pues ya quisierais ser tan honrado como él. Tal como está el mundo, seríais uno entre diez mil.”. “Si el sol concibe gusanos en un perro muerto… ¿tenéis una hija? – “No le permitáis pasearse al sol. Concebir es un placer, pero si la idea de concebir la concibe tu hija, eso es otro cantar.” 
En otra escena, al igual que la anterior, se observa el fantasma sádico en Hamlet, ahora presentado en cómo trata a Ofelia, la mujer que realmente amaba, pero no lo admitía. 
“Pues no deberías haberlo creído. La verdad ya no se encuentra en los hombres, aunque finjan decirla. Nunca te amé…...-¡vete a un convento!” “-Y no pienses que me engañas con tus afeites y acicaladuras. Dios te da un rostro y tú te pones otro. Meneas las caderas provocativamente, adoptas voz de niña 30 y finges ignorancia cuando sabes latín. ¡Vete a…! Pero no quiero repetirlo, que me enfureces más. No se hable más de boda. Los que ya están casados no tienen remedio, pero los demás todavía nos podemos salvar. ¡Vete a un convento! ¡Vete de una vez!” En inclusive al término de dichas frases, la empuja.
Se puede notar como el fantasma sádico de Hamlet lo domina por completo, tanto así que tal como todo obsesivo, huye del compromiso, de los sentimientos que tenia por Ofelia, ya que de cierta forma siente culpa por desear tanto que opta por utilizar un mecanismo de defensa. Ocurre algo similar con su madre, la trata de a misma forma ofensiva. 
“Madre, por el amor de Dios, no trates de sosegar el alma pensando que mi sufrimiento lo causa mi locura en lugar de tu culpa. Eso sólo cubriría con costra la úlcera que tienes en el alma. Pero la fétida corrupción seguiría royendo allá dentro y la infección propagándose sin ser vista. ¡Confiésate al cielo! Arrepiéntete de lo pasado y evita lo que está por venir.” “Arroja la parte infecta y guarda dentro de ti la mitad pura! Adiós, madre. Y no acudas esta noche a la cama de mi tío. Finge virtud, si no puedes ser virtuosa; pues cuando el fingimiento se convierte en costumbre, la costumbre se hace virtud. Buenas noches, madre. Y cuando seas virtuosa y estés bendita de Dios, pediré tu bendición”
El mecanismo psíquico en la obsesión
El obsesivo como elige no elegir ante una representación intolerable para él, las cuales están ligadas con su propia satisfacción, la manera de tratar con estas representaciones es mediante la defensa. Entre estas defensas, una vía que sigue el obsesivo es el aislamiento, en la que separa todo el afecto que estaba ligado a la representación. 
Otro camino que surge como defensa es el reproche, ya que al haber tenido una experiencia satisfactoria, lo representa como un exceso de goce y él se culpa ante esto. Para Hamlet, ante el hecho de que el fantasma de su padre, le haya demandado a él que cobre venganza y este la asume. Se siente culpable ante sostener esta idea y la usa como defensa para sostener su deseo insatisfecho. Una escena que representa este mecanismo es en la escena VI, luego de habérsele ocurrido la idea de la representación de la muerte de su padre en el teatro.
Porque tengo hígado de gallina y me faltan agallas para arrancar estas cadenas que me queman el alma. Si no fuese así, ya habría cebado las aves rapaces de estos lugares con las tripas de ese maldito, traidor, grosero, desvergonzado, lujurioso y desnaturalizado ladrón. Pero ¡qué necio soy! ¡Ah, bravo! Asesinan a mi padre, el cielo y el infierno me espolean para que tome venganza y todo lo que hago es quejarme y lloriquear como una Magdalena, y maldecir mi suerte como un puto. ¡Vergüenza debe darme! (Shakespeare, 1603).
Hamlet se sentía invadido por el reproche, en esta escena se observa la culpa por no poder vengar la muerte de su padre y lo asocia con vergüenza y angustia.
El aislamiento
El aislamiento en el obsesivo opera al haber un fallo en la represión, este mecanismo surge como artificio para evadir a la represión. Es decir, el obsesivo recuerda los pensamientos o representaciones, pero no le da ninguna importancia, ni los relaciona con su síntoma. En otras palabras Hamlet estaba perfectamente al tanto de lo que estaba sucediendo, pero no le daba importancia porque separaba su afecto. “En términos lacanianos el aislamiento consiste en neutralizar el goce separándolo del significante al que va unido. Pero la pulsión no queda neutralizada, sino que permanece en la conciencia desplazada a otro significante con frecuencia anodino” (Castillo, 2012, p.3).
En la película Hamlet, relata el luto hacia su padre, en una escena desprovista de todo afecto. “¡Ah! Es que no hay más remedio que estar alegre. Observa lo alegre que está mi madre, cuando hace apenas dos horas que murió mi padre”. Mientras que Ofelia le dice “Señor, se han cumplido ya. . . dos meses.Hamlet dice “¿Tanto tiempo? Pues al diablo con este luto. A partir de hoy me visto de armiño. ¡Cielos! Hace dos meses que murió ¿y todavía no ha sido olvidado? Entonces aún hay esperanza de que la memoria de un gran hombre siga viva… seis meses después de su sepelio.” Aquí se puede evidenciar, que Hamlet tenía la idea en su conciencia, sin embargo no lo relacionaba con su síntoma.
Otra escena en la que Hamlet aísla el afecto en esta caso hacia su amada, fue en la escena VII, cuando se encuentra con Ofelia, mantienen un conversación en la cual Ofelia lo saluda y el responde cortante y distante hacia ella. 
Pero si decides casarte, sírvate esta predicción de regalo de boda: Aunque seas más fría que el hielo y más blanca que la nieve, no podrás evitar la calumnia. ¡Vete a un convento, te digo! O cásate con un imbécil, porque un listo sabe muy bien que lo convertirás en un monstruo mendaz. ¡Vete a un convento! ¡Y pronto! (Shakespeare, 1603).
La rechaza totalmente desplazando todo sentimiento hacia Ofelia, como la sentía demasiado cerca lo que pretendía era alejarla de él.
Bibliografía
Castrillo, D. (2012). Las Defensas en la Neurosis Obsesiva. Recuperado de https://nucep.com/wp-content/uploads/2012/09/ref_Dolores-Castrillo-_DEFENSAS.pdf
Erneta, L. & Sawicke, O. (1994). El deseo como imposible en el neurótico obsesivo. En Cuarto Encuentro Internacional del Campo Freudiano. Buenos Aires: Manantial. 
Miller, J. (1991). Dos dimensiones clínicas: Síntoma y fantasma. Buenos Aires, Argentina: Manantial. 
Shakespeare, W. (1603). La tragedia de Hamlet. Recuperado de http://aix1.uottawa.ca/~jmruano/hamlet.ruano.trad.pdf 
Vitale, M. (2014). La neurosis obsesiva y su armadura. (Tesina de licenciatura). Universidad del Aconcagua, Mendoza, Argentina. Recuperado de: http://bibliotecadigital.uda.edu.ar/objetos_digitales/588/tesis-3765-la.pdf
Zapata, J. (2013). El goce: eso de lo que hay que saber. En NelMedellin Nueva escuela Lacaniana. Recuperado de http://nel-medellin.org/el-goce-eso-de-lo-que-hay-que-saber/

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