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microbiologia (10)

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-04-
Linfocitos T
	Los timocitos generados en la médula ósea llegan al timo mediante dos mecanismos: dependiente de vascularización, que ocurre en el embrión y es guiado por un gradiente de CCL19/CCL21; e independiente de vascularización, por expresión de P-selectina en el epitelio tímico, y PSGL-1 en el timocito.
El TCR se genera durante la ontogenia, mediante recombinación somática. Las porciones variables (amino terminal) de las cadenas ⍺ (light, L) y ꞵ (heavy, H) son las que interaccionan con el MHC. La porción variable de la cadena ꞵ es la primera en reorganizarse. Se constituye por la combinación de tres fragmentos génicos que se denominan DH, VH y JH. En las células que no son linfocitos T, estos fragmentos se encuentran separados, es decir, en configuración germinal. Estos rearreglos son llevados a cabo por las recombinasas RAG1 y RAG2.
	La recombinación sólo ocurre entre fragmentos génicos que se encuentran en el mismo cromosoma, y está guiada por secuencias de ADN no codificante denominadas secuencias señales de recombinación (SSR). Primero, se asocian los fragmentos DH y JH y luego el VH se asocia a un D-J ya reordenado. Este proceso es llevado a cabo por las recombinasas RAG, y el material genético que se encuentra entre los fragmentos recombinados se pierde. 
	Este proceso ocurre en uno de los cromosomas primero, a fin de que se exprese una cadena H de sólo uno de los alelos del genoma. Este proceso se denomina exclusión alélica genómica. Las recombinasas primero intentan un reordenamiento de la cadena H en uno de los cromosomas, y en caso de que no lo consiga, intenta reordenar esa misma cadena en el alelo del otro cromosoma.
	La cadena ꞵ sale a la membrana acompañada de una cadena ⍺ sustituta, formando un pre-TCR, que le permite a la célula proliferar con un arreglo V-D-J que funciona. Además, se transducen señales que inducen el up-regulation de CD4 y CD8. Luego, se realizan los rearreglos de la cadena L, que se constituye por los fragmentos VL y JL. La cadena L sufre exclusión alélica fenotípica, ambos cromosomas se transcriben pero solo uno se expresa. Una vez que se transcribe, sale a la superficie celular, un TCR completo, junto con las moléculas coestimuladoras CD4 y CD8, y CD3, que transduce la señal del TCR al interior de la célula.
	Entonces, la generación de diversidad del TCR se da por: 1. La existencia de varios segmentos V-D-J para la cadena beta y V-J para la cadena alfa; 2. La asociación de ambas cadenas y; 3. por la unión imperfecta de los segmentos.
Ontogenia T
	La ontogenia es el desarrollo de las células inmunes desde el estadío de células madre hematopoyéticas hasta el estadío final de linfocitos T. Durante la ontogenia T, los timocitos se denominan según los correceptores que expresan:
· CD4- y CD8-: dobles negativos, en la corteza;
· CD4+ y CD8+: dobles positivos, en la corteza;
· CD4+ y CD8-, o CD4- y CD8+: simples positivos, en la médula.
	Los timocitos tienen un estadío inicial, doble negativo, de alta proliferación, en el que se encuentran ubicados en el área cortical. Se define el linaje T (T⍺ꞵ o T𝛾𝛿), la mayoría de los circulantes son T⍺ꞵ (se define la formación del TCR, explicada arriba).
SELECCIÓN TÍMICA
	La selección tímica (o inducción de tolerancia central T) es el proceso que define la especificidad del TCR que se generó. Ocurre sobre timocitos doble positivos con su TCR recién salido del horno. 
En un primer momento, las células del epitelio tímico cortical muestran las MHC que expresa el individuo. El epitelio tímico cortical puede procesar péptidos por vía endógena mediante timoproteosomas, y por vía exógena, con catepsina L, de manera que generan más péptidos para presentar en su superficie. Solo sobreviven los timocitos capaces de interaccionar con las MHC (los que mueren lo hacen mediante el proceso de muerte por abandono, porque no reciben señales), y este proceso define si el timocito será CD4 o CD8 (dependiendo de a qué MHC se une). Es el mecanismo de selección positiva.
El timocito que sobrevivió a la primera ronda de los Juegos del Hambre comienza a expresar CCR7, que les permite dirigirse a la médula tímica por las quimiocinas CCL19 y CCL21. Aquí, las células del epitelio tímico medular y las células dendríticas tímicas muestran numerosas proteínas tejido-específicas, porque expresan el factor de transcripción AIRE (autoimmune regulator), que les permite expresar genes que se expresan en otros tejidos.
Los timocitos que reciban señales muy intensas a través de sus TCR, señales autorreactivas, mueren por el proceso de selección negativa. Es decir, si reconoce péptidos propios a través de las MHC expresadas en el epitelio tímico medular, los macrófagos y en células dendríticas, mueren por apoptosis.
Los timocitos que, habiendo sido seleccionados positivamente, sobreviven a la selección negativa, emigran del timo victoriosos como linfocitos T maduros vírgenes, y se les regala una casa. Salen a sangre por la expresión del receptor S1P1, que les permite dirigirse hacia los endotelios que expresan S1P.
Activación de los linfocitos T vírgenes
	Las células dendríticas inmaduras se activan por PAMPs, DAMPs y citoquinas proinflamatorias, que inducen la expresión de CCR7 e incrementa su capacidad de procesamiento. La célula dendrítica migra hasta los OLS e incrementa la expresión de moléculas CMH y coestimuladoras. Ingresan al ganglio linfático por los vasos linfáticos aferentes, y se quedan en las áreas T, donde activan a los linfocitos T.
	Las células dendríticas expresan ICAM-1 e ICAM-2, que se unen a la molécula LFA-1 del linfocito T, lo cual media una adhesión inespecífica. El reconocimiento del péptido antigénico por el TCR incrementa la afinidad de la LFA-1 por ICAM-1 e ICAM-2. Las moléculas correceptoras CD4 y CD8 estabilizan la unión del TCR con el péptido reconocido. Además, las moléculas CD4 y CD8 se distribuyen en un círculo alrededor de la molécula de CMH, mientras que las moléculas de adhesión definen un círculo periférico, formando así los complejos supramoleculares de activación centrales (c-SMAC) y periféricos (p-SMAC), respectivamente.
	Para activarse, los linfocitos T requieren dos señales: 1. el reconocimiento del CMH a través del TCR, y 2. el reconocimiento de las moléculas coestimuladoras expresadas por la célula dendrítica (CD80 y CD86), por la molécula CD28 del linfocito T.
	Una vez que se reciben las dos señales, se estabiliza el mensajero para IL-2, que ahora comienza a ser producida y secretada. Además, empieza a expresar con alta afinidad el receptor para IL-2 (los linfocitos T vírgenes lo expresan pero con baja afinidad). Se da entonces una señal autocrina, favoreciendo su proliferación. Se produce una expansión clonal de los linfocitos T. Además, la activación de CD28 también estimula la síntesis de la proteína antiapoptótica Bcl-VL, promoviendo su supervivencia.
	Debido a su activación, el linfocito T empieza a expresar CD40L, que puede interactuar con el CD40 de la célula dendrítica. La activación de la CD40 incrementa la actividad estimulatoria de la célula dendrítica, que comienza a expresar más moléculas coestimuladoras (CD80 y CD86).
	Los linfocitos CD8 vírgenes requieren más moléculas coestimuladoras para poder activarse que los CD4. Por eso, muchas veces es necesario que una célula dendrítica haya interaccionado con un linfocito CD4 para que pueda activar al CD8.
	Los linfocitos que reciban la señal 1 pero no la señal 2 se anergizan. Pierden la capacidad de volver a activarse, y mueren tempranamente por apoptosis.
	Las células dendríticas “imprimen” en los linfocitos T efectores un perfil de asentamiento característico. Las células dendríticas derivadas de la mucosa intestinal liberan ácido retinóico, que causa que los linfocitos T expresen CCR9 y ⍺-4ꞵ7, moléculas de adhesión que le permiten el acceso a la mucosa del intestino delgado (CCL25 y MadCAM-1).
	Los linfocitos CD8+ activados comienzan a proliferar y se convierten en linfocitos T citotóxicos. Todo el proceso tarda alrededor de 5 días. Sintetizanperforinas y granzimas, que les confieren su capacidad citotóxica. Los linfocitos interactúan de forma lábil con todas las células, mediante su LCA-1 y el ICAM-1 de las células blanco. La interacción se estabiliza cuando el linfocito reconoce el complejo péptido MHC específico, y, como es un linfocito T efector, solamente con la señal 1 se activa y comienza su acción.
	Hay dos mecanismos citotóxicos, iguales a los de la célula NK: No secretorio (Fas-FasL), y secretorio (granzima y perforina). También tienen actividad proinflamatoria por la síntesis de IFN-gamma.
Linfocitos T CD4
	Al momento de producirse el reconocimiento del antígeno en los OLS, se determina el perfil que las células CD4 toman, según el ambiente de citoquinas:
· Th1: Si hay presente IL-12, INF𝛾 o IL-18, el linfocito T CD4 se diferencia en un perfil Th1. Las células Th1 se dedican a la producción de INF𝛾 e IL-2, y participan en la inmunidad frente a patógenos intracelulares, inmunidad antiviral y autoinmunidad.
· TFH: Si sensa la presencia de IL-21, y existe una alta afinidad del TCR por su ligando, se diferencia en un perfil TFH, que produce IL-21 y participa en la colaboración T-B y la respuesta humoral.
· Th2: Si se sensa IL-4, se diferencia en un perfil TH2, que secreta IL-4, IL-5, IL-9 e IL-13, y participa en la inmunidad frente a parásitos helmintos y enfermedades alérgicas.
· TH17: Si hay presencia de IL-1, IL-6 o TGF-ꞵ, se diferencia en un perfil TH17. Produce citoquinas IL-17A, IL-17F e IL-22, y participa en la inmunidad frente a infecciones bacterianas y fúngicas y en la autoinmunidad.
· T Reg1: Si hay IL-10, se favorece la diferenciación en un perfil regulatorio (T Reg1), que secreta IL-10 y regula la respuesta inmune.
· TH3: Si hay TGF-ꞵ, se diferencia en un perfil regulatorio (TH3), que secreta TGF-ꞵ.
	Las citoquinas producidas por un tipo de linfocito T efector inhibe la diferenciación de los linfocitos T CD4 hacia otros perfiles. IL-4 inhibe la diferenciación hacia un perfil Th1 o Th17; o el INF𝛾 producido por las Th1 inhibe la diferenciación hacia Th17 o Th2; y el TGF-ꞵ producido por las TH3 inhibe la diferenciación hacia Th1 o Th2.
CÉLULAS TH1
	Se diferencian por IL-12, INF-𝛾, e IL-18. Las células TH1 median la inmunidad frente a microorganismos intravesiculares y virus, y la autoinmunidad. La diferenciación de estas células requiere de los factores de transcripción T-bet y STAT4, que están involucrados en la expresión del receptor para IL-12, y la producción de IFN gamma e IL-2. Además, suprimen la expresión del factor de transcripción GATA 3 que diferenciaría a la célula en un perfil TH2.
	La principal función es la de mediar una reacción inflamatoria, y activar a los macrófagos en un perfil M1. La IL-2 producida por las células TH1 promueve la expansión clonal T, mientras que el IFN-𝛾 promueve la diferenciación del macrófago en un perfil proinflamatorio. También, ambos factores inducen la activación de las células NK y TCD8, y el desarrollo de memoria de las TCD8. El IFN-𝛾 también inhibe la diferenciación de células T CD4 en un perfil Th2, Th17 o en células Treg inducibles.
	Las células Th1 expresan los receptores CCR5 y CXCR3, que reconocen quimiocinas inflamatorias producidas por el tejido afectado. No expresan CCR7 ni L-selectina, por lo que no regresan a los vasos linfáticos.
	Los granulomas se forman cuando un patógeno no logra erradicarse. En respuesta a una micobacteria, los linfocitos TH1 específicos activan a los macrófagos, que intentan destruir a los patógenos en su interior, y al no poder eliminarlos, se busca controlarlos.
CÉLULAS TH2
	Se diferencian por la presencia de IL-4. La IL-4 induce la expresión del factor de transcripción STAT6, que a su vez induce la expresión del factor GATA3, el encargado de la diferenciación en un perfil Th2. Las células TH2 cumplen la función de inmunidad frente a parásitos extracelulares (helmintos) y al desarrollo de los procesos alérgicos y del asma. 
	Las células Th2 producen IL-2 IL-4, IL-5, IL-9, IL-10, IL-13, IL-21 e IL-25. La IL-4 promueve el cambio de isotipo hacia anticuerpos IgE en el linfocito B, además de activar el peristaltismo, aumentar la producción de moco, y la degranulación de los mastocitos. IL-5 e IL-9 están involucrados en el reclutamiento de eosinófilos y mastocitos, respectivamente. IL-13 actúa sobre el epitelio, favoreciendo la reparación. Il-4 e IL-13 inducen la generación de los macrófagos M2, además de participar en la remodelación de la vía aérea y la hiperactividad bronquial. TSLP, IL-25 e IL-33 amplían el perfil.
CÉLULAS TH17
	Se diferencian por presencia de IL-1, IL-6 y TGF-ꞵ. La función de las células TH17 es la inmunidad frente a ciertas bacterias extracelulares y hongos, autoinmunidad, y el mantenimiento de la homeostasis de la mucosa gastrointestinal. 
	Secretan IL-17A (B, C, D, E, y F). IL-17A e IL-17F tienen capacidad proinflamatoria. Activan el factor de transcripción NF-kꞵ, estimulando la producción de citoquinas y quimiocinas inflamatorias, mucinas, péptidos antimicrobianos y metaloproteasas, que promueven la infiltración del tejido afectado por las células desde la circulación.
	También secretan IL-22, que actúa sobre los queratinocitos, las células epiteliales y los fibroblastos, pero no sobre las células inmunes, estimulando la proliferación epitelial y la síntesis de moco en mucosas. El efecto es el mismo que IL-17A, pero a través de la activación de STAT3. Las IL-21 e IL-23 amplían el perfil Th17
CÉLULAS TFH
	Los linfocitos T Helper Foliculares se diferencian por la presencia de IL-21. Activan a los linfocitos B que expresan el complejo péptido-MHC específico, para que puedan diferenciarse a células productoras de anticuerpos. Expresan CXCR5, el receptor de la quimiocina CXCL13, producida por las células foliculares dendríticas. No expresan CCR7. Esto hace que las células Tfh se localicen en los folículos. Secretan IL-21.
Células T regulatorias
	Los linfocitos T regulatorios son las encargadas de silenciar células autorreactivas. Regulan la actividad de clones T autorreactivos en la periferia, y limitan el daño colateral de tejidos, asociado a respuestas inflamatorias intensas. Pueden ser T regulatorias naturales o inducibles. Los naturales son aquellos que reciben señales particulares en el timo, y emigran para ejercer su función regulatoria. Expresan CD4, FOXP3 y CD25 (el receptor de alta afinidad de la IL-2). Las inducibles se inducen en los OLS por diferentes circunstancias. Pueden ser las TR1, que producen altos niveles de IL-10, TH3, que secretan TGF-beta, o pueden adquirir la expresión de FOXP3 en la periferia.
Las células T regulatorias expresan el factor de transcripción FOXP3, que codifica para el receptor CTLA-4 y el receptor CD25. Para su formación, en la ontogenia T, los timocitos CD4+ deben recibir interacciones de alta afinidad entre el TCR y el CMH de las células estromales tímicas, pero menor al umbral para que se de la selección negativa. Esto hace que comiencen a expresar altos niveles de FOXP3 y CD25, marcadores fenotípicos de las células Treg. Las células Treg activadas producen una respuesta proliferativa, e incrementan la expresión de FOXP3, que mantiene la sobrevida de las Treg. 
	La interacción de CTLA-4 con las moléculas CD80 y CD86 (expresadas por células dendríticas), disminuye la expresión de CD80 y CD86, e induce la síntesis de la enzima IDO, agotando el triptófano intracelular. También realizan mecanismos supresores mediados por granzimas y perforinas. Como expresan CD25, consumen IL-2, lo que inhibe la proliferación de linfocitos T efectores. También producen citoquinas inhibitorias: TGF-beta e IL-10.
	Los linfocitos Th3 son células T reg caracterizadas por la producción de TGF-beta. Además, expresan el receptor de IL-2, como las células T reg naturales.
	Los linfocitos Tr1 dependen de la IL-10 para su diferenciación. Expresan CD152 en su superficie.
Las células T regulatorias inducen una supresión antígeno específica y supresor bystander. Para ejercer su efecto supresor, lasTregs deben ser activadas a través de su TCR en forma específica, pero, luego de ser activadas, su efecto supresor puede ejercerse sobre T efectoras con especificidades diferentes.
Linfocitos T de memoria
	Cuando comienza la infección, se induce la respuesta inmune innata. A partir de cierta concentración de antígeno, se induce la respuesta adaptativa, que continúa hasta eliminar al patógeno. Lo que queda son los linfocitos T de memoria, que aseguran que la respuesta sea más rápida y efectiva ante un segundo encuentro con el patógeno.
	Las células T de memoria pueden activarse y proliferar, en respuesta a la estimulación por el antígeno, presentado por CPA profesionales (para CD4), y para CPA profesionales y no profesionales (para CD8). También se pueden activar en respuesta a la estimulación por citoquinas (IL-18, IL-21), e interferones de tipo I; y en respuesta a citoquinas homeostáticas (IL-7 e IL-15) provistas por células estromales.
	Hay dos poblaciones de células de memoria T:
· Células T de memoria centrales (TMC): Expresan CCR7 y L-Selectina. Recirculan, e ingresan a los ganglios a través de vasos linfáticos aferentes, salen por vasos linfáticos eferentes, y por el conducto torácico acceden a la circulación de nuevo.
· Células T de memoria efectores (cTME): Expresan menos CCR7 y L-Selectina, y tienen receptores de homing que le permiten ingresar a distintos tejidos periféricos. Pueden formar poblaciones estables en ciertos tejidos y pasar a denominarse células T de memoria efectoras residentes (rTME), que expresan moléculas de adhesión que determinan su persistencia en el tejido.
Ante una re-infección, las primeras en responder son las rTME. Se activan simultáneamente las células dendríticas, al detectar los PAMPs. Luego, son reclutadas al sitio las cTME de la circulación.
	Altas dosis de antígeno en un periodo corto de tiempo, junto a una co-estimulación adecuada por parte de las células dendríticas, y la presencia de citoquinas inflamatorias/PAMPs generan una memoria T óptima.
Fuentes: videos de la cátedra, Geffner caps 7, 9, 12, 13
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Inmunoglobulinas
	Las inmunoglobulinas son los receptores de los linfocitos B. Están formadas por dos cadenas pesadas (cadenas H), unidas entre sí, y dos cadenas livianas (cadenas L), unidas a las cadenas H por puentes disulfuro. La región variable es la amino terminal. Dentro de ellas existen porciones hipervariables CDR1, CDR2 y CDR3 de las cadenas livianas y pesadas, que constituyen el paratope de la inmunoglobulina (se une a los epítopes).
	Las cadenas polipeptídicas se unen entre sí por puentes disulfuro, y hay regiones bisagra en la cadena H, que le confieren movilidad a la inmunoglobulina cuando contacta con el antígeno. Existen cinco isotipos de inmunoglobulinas: IgG, IgD, IgE, IgM e IgA. La que forma el BCR es siempre monomérica.
	Para formar inmunoglobulinas diferentes, se utiliza el mecanismo de recombinación somática, que ocurre en la médula ósea durante la ontogenia. El ADN germinal codifica para la cadena liviana con los genes V-J, y para la cadena pesada con los genes V-D-J. Cada uno de los linfocitos B recombinan V-D-J al azar. Además, se aumenta la diversidad, porque la unión entre los fragmentos no es perfecta, por lo que se agregan o se quitan nucleótidos.
	La IgM se expresa como dímero si es expresada en membrana, o como pentámero si es secretada. Puede ser producida como anticuerpo natural (polirreactividad), o como consecuencia de la exposición a antígenos. La IgM no puede extravasarse, a menos que haya un aumento de la permeabilidad vascular (proceso inflamatorio). Activa la vía clásica del sistema del complemento con mucha afinidad.
	Los anticuerpos naturales se secretan sin exposición previa al microorganismo, y generalmente son del tipo IgG. Son anticuerpos de baja afinidad y polirreactivos, y están dirigidos contra epítopes antigénicos repetitivos (LPS, polisacáridos comunes a muchos patógenos, proteínas virales, etc.).
	La IgG es la inmunoglobulina de mayor concentración plasmática, y se encuentra siempre en forma monomérica. Puede extravasarse, y existen cuatro clases de IgG: IgG1, IgG2, IgG3 e IgG4. Estos anticuerpos se producen en las respuestas secundarias, una vez que los linfocitos B hayan pasado por el centro germinal. Neutralizan toxinas y microorganismos. Todas las subclases de IgG menos la IgG4 pueden activar la vía clásica del complemento. Media fagocitosis, CCDA, y liberación de mediadores inflamatorios. Es la única que atraviesa la placenta.
	IgA está presente en circulación (monomérica), en las secreciones mucosas (dimérica), saliva y lágrimas. Neutraliza toxinas y microorganismos, y cumple un rol central en la protección de las mucosas. Los IgA secretorios (IgAs), al inhibir la adhesión de microorganismos al epitelio, facilitan su expulsión mediante fuerzas mecánicas. Además, los fagocitos tienen receptores para el fragmento Fc de la IgA. IgA atraviesa el epitelio uniéndose poli-Ig, que se expresa en la superficie basolateral del epitelio. Una vez unido, es vesiculizada y se libera en la superficie apical.
	IgD se presenta en forma de monómero. Se expresa junto con la IgM en la superficie de los linfocitos B maduros y virgenes, y actúa como receptor antigénico. No se conoce su función como anticuerpo secretado. “No sirve para nada” -Mi ayudante.
	IgE tiene una estructura monomérica. No activa el complemento, sino que induce la degranulación de los mastocitos. En primer lugar, interactúa con alta afinidad con los receptores Fc de la IgE de tipo I, y luego, los receptores se entrecruzan, permitiendo que si, el anticuerpo vuelve a ingresar en el organismo, sea reconocido por las IgE de la membrana de los mastocitos y provoca la secreción de mediadores. 
	Además, IgE media mecanismos citotóxicos (CCDA) contra parásitos. Interaccionan con los receptores para la Fc de la IgE de tipo III, expresados en eosinófilos, monocitos y plaquetas, que al liberarse, liberan agentes citotóxicos.
	En toda respuesta humoral se forman complejos inmunes, que son depurados a través del sistema mononuclear fagocítico, compuesto por los macrófagos del hígado y el bazo. Los complejos de mayor tamaño son depurados a través de los receptores para el fragmento Fc y receptores CR1, CR3 y CR4. Cuando son de pequeño tamaño, deben ser transportados por los eritrocitos. Los complejos inmunes pequeños activan al complemento, y los eritrocitos se unen por su receptor CR1 (se une a C3b), y los van a transportar hacia el sistema mononuclear fagocítico.
Ontogenia B
	En el primer estadío de diferenciación, el estadío pro-B, se produce el reordenamiento de la cadena H de las Ig, que se lleva a cabo en dos etapas: primero, se asocian los fragmentos D-J, y luego se les une el fragmento V. La asociación D-J se produce en ambos cromosomas, pero la unión del fragmento V se intenta primero en un cromosoma, y en caso de no ser exitoso, se intenta reordenar el segundo cromosoma. Este es el fenómeno de exclusión alélica, y garantiza que sólo se exprese la cadena H de uno de los dos alelos.
	La ausencia de reordenamientos exitosos conduce a la apoptosis. Un reordenamiento exitoso permite la expresión en la membrana de una cadena H asociada con dos proteínas que constituyen una cadena liviana sustituta (Ls). 
	El segundo estadio es el pre-B. La cadena H reordenada, junto con la cadena Ls, se asocia con el heterodímero Ig⍺Igꞵ, para formar el pre-BCR. Si la cadena H no logra asociarse con la cadena Ls, se induce la apoptosis. Si se expresa el pre-BCR en forma adecuada pero tiene algún defecto en la transducción de la señal, también se mueren. Las células estromales de la médula ósea expresan moléculas que interactúan con el pre-BCR, y conducen a la supresión de la síntesis de las recombinasas (RAG-1 y RAG-2).
	A continuación, los linfocitos pre-B realizan varios ciclos de proliferación, y luego vuelven a expresar las recombinasas, lo que les permite el reordenamiento de la cadena L. La recombinasa primero intenta un realiza exclusión alélica para formar la cadenaLχ, pero, si no consigue un reordenamiento exitoso, realiza exclusión alélica para la cadena Lλ. El 65% de los BCR tienen cadena Lχ y el 35% tiene cadena Lλ. Si ninguno es viable, el linfocito muere por apoptosis.
	El siguiente estadío es el B inmaduro. La cadena L se sintetiza y se combina con la cadena H, conformando la IgM, que expresada en la membrana con el heterodímero Ig⍺Igꞵ, constituye el BCR de clase IgM. 
INDUCCIÓN DE TOLERANCIA CENTRAL
	Los linfocitos B inmaduros que no reciben ninguna señal a través de sus BCR (interactúan con las células estromales de la médula ósea) emigran de la médula ósea. La ausencia de señales a través del BCR disminuye la expresión de las proteínas RAG, y por lo tanto, la recombinación. Si los linfocitos reciben señales en la médula ósea a través de su BCR, de baja intensidad, se induce la anergia clonal. Son linfocitos autorreactivos que salen de la médula ósea pero no se activan en la periferia, y mueren. Si la señal que recibe el BCR es de alta intensidad, se induce la apoptosis en la médula ósea.
	Para evitar la anergia o la apoptosis, se reemplaza el fragmento VH, o se varía la cadena L por un mecanismo denominado edición del BCR. Si luego de modificar su Ig, continúa recibiendo señales a través de su BCR, se induce su anergia o apoptosis.
	Los linfocitos B inmaduros que reciben señales a través de su BCR mantienen la expresión de las recombinasas, que pueden reconocer las SSR que flanquean los fragmentos V y J, que no fueron reordenados antes. Los nuevos reordenamientos de la cadena L se transcriben y traducen, reemplazando la cadena L anterior. Si el nuevo BCR no es autorreactivo, el linfocito logra evitar su muerte o anergia, y migra al bazo.
	También pueden modificar los BCR modificando el fragmento V de la cadena pesada, que se recombinan con los fragmentos DJ ya reordenados.
Maduración periférica de los linfocitos B
	Solo los linfocitos B que sobrevivan a la inducción de tolerancia central pueden migrar hacia el bazo. Estos linfocitos van a recibir el nombre de linfocitos B transicionales (BTr). Los BTr de tipo 1 se ubican en circulación y en la vaina linfoide periarteriolar (PALS) del bazo. En este estadío, pueden sufrir un proceso de selección negativa si reciben señales a través de su BCR, por reconocer moléculas propias en el bazo. Los supervivientes dan lugar a los linfocitos BTr de tipo 2, que se ubican en los folículos esplénicos. 
	La presencia de la citoquina BAFF es necesaria para la transición de los linfocitos BTr1 al BTr2 y B maduro. Una vez que los linfocitos alcanzan su madurez, expresan BCR de tipos IgM e IgD. Los linfocitos B maduros ingresan a los ganglios linfáticos por sangre, y egresan por las vías linfáticas eferentes.
	El BCR se va a encontrar asociado entonces con un complejo formado por las moléculas CD19, CD81 y CD21, que integran el correceptor del linfocito B. El receptor 2 para el complemento (CR2 o CD21) forma un complejo con CD19 y CD81, los correceptores del BCR. CD21 une el complemento C3b, que disminuye la cantidad de antígeno necesario para activar a los linfocitos B.
Activación de los linfocitos B2
	Los linfocitos B2 o foliculares constituyen más del 95% de los linfocitos presentes en sangre, y reconocen un epítopo de un patógeno a través de la Ig de superficie (BCR), lo cual produce la primera señal de activación. Este antígeno puede estar presentado por macrófagos subcapsulares. El antígeno unido a la inmunoglobulina es endocitado, y sus proteínas son procesadas por la vía exógena, por lo que los péptidos se unen al CMH de clase II, que es reconocido por linfocitos T CD4, en particular por los linfocitos T Fh (follicular helper). El reconocimiento induce en el Tfh la expresión CD40L en su membrana, que es el ligando del receptor CD40 en la superficie del linfocito B. Otras moléculas que participan son ICOS-ICOSL. Además. Los Tfh secretan citoquinas IL-21, para las que el linfocito B tiene receptores.
	Estos factores constituyen la segunda señal de activación, y producen la activación de los linfocitos B, que comienzan a producir anticuerpos específicos contra el epítopo reconocido, y a su proliferación (expansión clonal) y diferenciación en centroblastos o plasmoblastos.
El BCR puede reconocer haptenos, moléculas que no inducen la respuesta de anticuerpos. Para que se genere una respuesta antigénica contra haptenos, deben estar conjugados a una proteína transportadora, que puede ser reconocida por los linfocitos Tfh, y producen la segunda señal de activación.
Los polisacáridos de alto peso molecular actúan como inmunógenos (como los determinantes del grupo sanguíneo). Pueden activar a los linfocitos B pero no a los linfocitos T. Los lípidos y los ácidos nucleicos suelen presentar una baja inmunogenicidad, salvo que se asocien con proteínas.
	Los linfocitos T CD4 vírgenes pueden reconocer a los CMH II de las células dendríticas convencionales, lo que induce su proliferación y diferenciación en linfocitos Tfh. Cuando se induce esta diferenciación, disminuye la expresión de CCR7 y se induce la expresión de CXCR5, que reconoce la quimiocina CXCL13, expresada por las células foliculares dendríticas en el folículo donde se encuentran los linfocitos B. Las células foliculares dendríticas no son CPA porque no procesan el antígeno.
	Cuando los linfocitos B2 reciben la primera señal de activación, dejan de expresar CXCR5, y comienzan a expresar más CCR7, lo que causa que migren hacia la zona paracortical del ganglio. El encuentro entre el linfocito Tfh y el linfocito B se da entonces en el borde del folículo primario.
	Los linfocitos B pueden entonces diferenciarse en plasmoblastos, que migran a la médula del ganglio linfático, y se diferencian en plasmocitos, que secretan anticuerpos del tipo IgM. Pueden también proliferar para formar el folículo secundario, con un centro germinal. Estos linfocitos se denominan centroblastos.
	En los centroblastos ocurre el proceso de hipermutación somática. Los genes de las porciones variables de las cadenas H y L sufren una tasa de mutaciones muy alta, mediante una enzima denominada B-cell-specific activation-induced cytidine deaminase (AID). Si las modificaciones generan un codón de stop o se altera el plegado de la Ig, el linfocito B muere al no expresar BCR. Si se modifica el paratope, y tiene más afinidad por el antígeno, los linfocitos son seleccionados y sobreviven.
Los centroblastos que logran sobrevivir se transforman en centrocitos, migran a la zona clara del centro germinal. Los centrocitos tienen que contactar con el antígeno a través de su BCR con alta afinidad, arrancarlo de la superficie de las células dendríticas, endocitarlo, procesarlo y presentarlo al linfocito Tfh específico, por lo que se da una segunda instancia de colaboración T-B. La unión del CD40L del Tfh con el CD40 del linfocito B aumenta la expresión de moléculas antiapoptóticas de la familia Bcl-2 (Bcl-xL). 
En la zona germinal también ocurre el cambio de isotipo de la inmunoglobulina. Esto involucra solamente a los genes que codifican para la cadena pesada. La porción VDJ se une a otro exón de cadena pesada, con la ayuda de la enzima AID. Esto permite la formación de IgG, IgA e IgE- La porción de ADN anterior se pierde, por lo que no se puede volver a producir IgM, pero sí puede cambiar de isotipo a exones que se encuentren hacia el extremo 3’ de la cadena pesada. 
	Luego de esto, los centrocitos se van a poder diferenciar en linfocitos B de memoria o en plasmoblastos.
CÉLULAS B DE MEMORIA
	Las células B de memoria se encuentran en circulación y en tejidos linfáticos secundarios. Expresan niveles muy altos de CMH II, y sus BCR (de alta afinidad) pueden ser IgM, IgG, IgA e IgE. Circulan y se encuentran en los tejidos linfáticos secundarios. El factor de transcripción que las caracteriza es Pax-5. 
	Se encuentran en circulación y en OLS, expresan CD27, y la mayoría se encuentran en estado de reposo. La re-exposición al antígeno induce su rápida expansión clonal.
	Al re-exponerse al antígeno, median unarápida y potente expansión clonal, que genera un número de linfocitos 10 veces mayor respecto a la respuesta primaria. Pueden o no generar un nuevo centro germinal, y dan origen a plasmocitos de vida media corta y de vida media larga. Predomina IgG, IgA e IgE. También se pueden activar por RPP (Toll) o por citoquinas. Si la activación es mediante antígenos, se requiere una nueva colaboración T-B.
	La memoria humoral se mantiene en el tiempo por generación de plasmocitos a partir de células B de memoria, activadas por el antígeno de forma periódica; por estimulación de RRP o citoquinas; o por supervivencia sostenida de plasmocitos en microambientes particulares (nichos de supervivencia de la médula ósea).
PLASMOCITOS
Los plasmocitos, en cambio, no van a tener CMH en la membrana, y van a secretar los anticuerpos a la circulación. Se encuentran en los OLS y en la médula ósea, y se caracterizan por el factor de transcripción Blimp-1 y XBP-1.
Los plasmocitos pueden dar lugar a plasmocitos de vida larga (meses o años). Los plasmocitos de vida media corta se encuentran en la médula de los ganglios linfáticos, o en la pulpa roja del bazo, y secretan anticuerpos por algunos días o semanas. Para los plasmocitos de vida media larga, cada plasmoblasto que llega a la médula ósea desplaza a una célula plasmática ya establecida, en contacto con las células estromales, o muere. Las células estromales producen CXCL12, que atrae a los plasmoblastos (expresan CXCR4), y es un factor de supervivencia para los plasmocitos. Los plasmocitos de vida media larga dejan de expresar BCR, correceptores y el heterodímero ⍺ꞵ.
A lo largo de las inmunizaciones se ven cambios en los anticuerpos específicos. Al principio los anticuerpos son de isotipo IgM, y luego cambian hacia otros isotipos. Además, aumenta la concentración sérica de los anticuerpos, y aumenta la afinidad por los anticuerpos (IgG > IgM).
Linfocitos B1 y BZM
	Los linfocitos B1 se localizan mayoritariamente en la cavidad peritoneal y pleural. Secretan IgM, IgA y en menor medida IgG. Pueden producir anticuerpos naturales sin exposición a antígenos, y pueden activarse sin colaboración de las células T CD4. Son anticuerpos polirreactivos y de baja afinidad. Protegen contra bacterias capsuladas. Los linfocitos B1 son generados en el hígado fetal, aunque también pueden generarse a partir de linfocitos B2 por estímulo de citoquinas. 
Los linfocitos B de la zona marginal del bazo (BZM) tampoco necesitan la colaboración T. Se sintetizan en la médula ósea, y se encuentran en la zona marginal del bazo (duh). Secretan IgM y en menor medida IgG. Requieren del complemento para activarse.
	Si bien no requieren de células Tfh, requieren una segunda señal de activación que está dada por ligando de los receptores TOLL y/o receptores para citoquinas. Ambas son inmaduras en menores de 2 años.
Linfocitos B reguladores
	Los linfocitos B reguladores tienen la capacidad de secretar citoquinas. Inhiben la actividad de células dendríticas mieloides (convencionales), monocitos, linfocitos T citotóxicos, células TH1, TH17 Y Tfh a través de la secreción de IL-10, TGF-ꞵ e IL-35. 
	Además, promueven la actividad de células T regulatorias a través de la secreción de IL-10 e IL-35.
Respuesta secundaria
	En la respuesta secundaria, algunos linfocitos B de memoria pueden volver a formar centros germinales secundarios, luego de interactuar con los linfocitos Tfh. El centro germinal secundario genera nuevos linfocitos B de memoria, con inmunoglobulinas de mayor afinidad por el anticuerpo. Puede o no haber cambio de isotipo de Ig. Los linfocitos B de memoria pueden diferenciarse a plasmocitos sin volver a formar un centro germinal, al interactuar con los linfocitos Tfh.
	Además de la estimulación de su BCR, los linfocitos B de memoria pueden activarse por estimulación de RRP o por citoquinas (estimulación bystander). Los linfocitos B vírgenes no poseen TLRs, pero los de memoria expresan TLR2, TLR6, TLR7, TLR9, TLR10 y receptores de citoquinas.
	La memoria humoral (nivel de anticuerpos en suero) se mantiene en el tiempo por la generación de plasmocitos a partir de células B de memoria, activadas por el antígeno en forma periódica, por estimulación de RRP o citoquinas, o por la supervivencia sostenida de los plasmocitos en microambientes particulares.
Fuentes: videos de la cátedra, Geffner caps 7, 10. 
-06-
Regulación del sistema inmune innato
Existen inhibidores del sistema complemento solubles, como:
· C1 INH, que disocia a C1r y C1s de C1q;
· C4BP, que une a C4b y bloquea la formación de la convertasa de C3 clásica; 
· Factor H, que une C3b, bloqueando la formación de la convertasa de C3 alterna. Se une al ácido siálico (que se encuentra en células propias); 
· Factor I, que inactiva a C3b y C4b, necesita como cofactor a CR1, MCP, C4BP o factor H.
· Inactivador de anafilotoxinas, que escinde residuos de C3a y C5a, generando fragmentos con menor actividad.
Los inhibidores asociados a membrana son:
· CR1, que se une a C3b y C4b e inhibe la formación de las convertasas de C3, además de acelerar la disociación de las convertasas;
· DAF, que se une a C4b y C3b depositado sobre células propias, inhibiendo la interacción de C4b con C2 y de C3b con el factor B.
· MCP, que se une a C4b y C3b depositado sobre células propias y las vuelve susceptibles de inactivación por factor I;
· CD59, que inhibe el ensamblaje del CAM.
	Los neutrófilos del tejido inflamado sufren apoptosis. La membrana citoplasmática permanece intacta (el contenido celular no es liberado), y las células apoptóticas son reconocidas (a través de fosfatidilserina) y fagocitadas por macrófagos. Los macrófagos, al fagocitar células apoptóticas, adquieren un perfil antiinflamatorio (alterno).
	Los macrófagos tienen un tercer perfil además del M1 y M2, el patrón reparador tisular (M2b), encargado de la cicatrización. Se induce por la presencia de IL-4, IL-13 e IL-10, células apoptóticas, helmintos, células tumorales, PG E2 y glucocorticoides. Producen IL-10, TGF-beta y componentes de la MEC.
Control de la respuesta adaptativa
	Al activarse, las células T expresan moléculas capaces de modular su expansión clonal, su diferenciación en diferentes perfiles, producción de citoquinas y/o sobrevida. La expresión de los siguientes receptores está inducida por la activación de las células T:
· CTLA-4 une a los ligandos CD80/CD86. Tiene una señal inhibitoria. La interacción CD80/CD86 con CD28 constituye la segunda señal de activación para el linfocito T naive, que conduce a la expresión de CTLA-4. CTLA-4 suprime la activación T por mostrar mayor afinidad por CD80/CD86, por lo que desplaza a CD28; y además transduce una señal inhibitoria al interior del linfocito.
· PD-1 une a PD-1L presente en CPA. Tiene una señal inhibitoria. PD-1 inhibe la señalización por el TCR y por CD28. Inhibe la proliferación y la producción de citoquinas, además de disminuir la sobrevida.
· FasL se une al receptor Fas, e induce la apoptosis de la célula.
	
	Hay ciertas células dendríticas que no sufren la maduración, sino que migran a los ganglios en forma inmadura. Son las células dendríticas tolerogénicas, que no son presentadoras de antígenos y pueden silenciar la respuesta inmune adaptativa. Para convertirse en tolerogénicas, las células dendríticas convencionales disminuyen la expresión de moléculas coestimuladoras (CD40, CD80/CD86) y de citoquinas proinflamatorias (IL-6, IL-12, TNF-alpha); y aumentan la expresión de PD-L1 y 2, FasL, y citoquinas antiinflamatorias (IL-10, TGF-beta). 
Al interactuar con linfocitos T, producen estos mismos up & down regulation, para generar células T regulatorias, inducir apoptosis de linfocitos autorreactivos, e inhibir la respuesta efectora de los linfocitos T (a través de PD-L1 y 2). Inducen la expresión de la enzima IDO (indolamina 2,3-dioxigenasa), que degrada triptofano, y produce toxinas que afectan a los linfocitos.
La diferenciación de las células tolerogénicas se induce por IL-10, TGF-beta, TSLP, por distintas drogas (glucocorticoides,etc.), por moléculas orgánicas como vitamina D3 o VIP, y por otros factores.
	
Tolerancia central y periférica T
	Los mecanismos de inducción de tolerancia ocurren a nivel central y periférico. Si falla, hay una ruptura de la tolerancia, y se da un caso de autoinmunidad. En la ontogenia T, los clones sufren un proceso de selección positivo y negativo en el timo. Los timocitos doble positivos se ubican en la zona cortical, donde el epitelio tímico presenta un gran abanico de péptidos a través de CMH de clase I y II. Los timocitos deben primero reconocer al CMH del individuo a través de sus TCR, en la selección positiva; y deben recibir señales de intensidad adecuada, si es muy intensa sufren apoptosis.
Según el modelo de la avidez, la intensidad de la señal depende de la afinidad del receptor y de la densidad de moléculas involucradas en la interacción. Si no reconoce las moléculas de MHC, la avidez es nula (muerte por abandono). Si hay una gran afinidad por el receptor y con una alta densidad de moléculas, la señal es de muy alta avidez (muerte por apoptosis). Entonces, emigran linfocitos autorrestrictos y autotolerantes.
Los antígenos propios en la médula del timo expresan el factor de transcripción AIR (AutoImmune Regulator), que les permite expresar proteínas propias de otros tejidos en el timo. Además, las células dendríticas llegan cargadas de péptidos de diferentes tejidos.
En el timo también se seleccionan las células T regulatorias naturales, aquellas que egresan del timo expresando CD4, CD25 y FOXP3. Reciben señales de intensidad alta a través de su TCR, pero no la suficiente para que se de selección negativa.
No todos los linfocitos T autorreactivos son eliminados en el timo, dado que no todas las proteínas propias pueden ser expuestas por las células del microambiente tímico responsables de la selección negativa. Los linfocitos T vírgenes autorreactivos no encuentran en la periferia las condiciones necesarias para activarse, ya sea por anergia clonal, donde hay ausencia de la señal coestimulatoria, y se induce la apoptosis, o ignorancia clonal, donde hay una densidad inadecuada de complejos péptido propio-MHC. Para activarse las células requieren un umbral de péptidos antigénicos presentados por las moléculas de MHC, y si no lo consiguen quedan sin ser activadas, pero no se induce la anergia ni la apoptosis.
Los linfocitos vírgenes autorreactivos pueden activarse en la periferia, pero son inhibidos, por receptores inhibitorios (CTLA-4 y PD-1/PD-1L) y por células T regulatorias. También pueden inducir su apoptosis a través del sistema Fas-FasL.
Tolerancia central y periférica B
	En la ontogenia B los clones sufren un proceso de selección negativa en la médula ósea y en el bazo. Los linfocitos B autorreactivos en la periferia son silenciados mediante anergia clonal (ausencia de segunda señal de activación, la colaboración T-B), o ignorancia clonal (insuficiente entrecruzamiento de receptores).
	También hay receptores inhibitorios para los linfocitos B. El receptor Fc𝛾RIIb (CD32b) reconoce a anticuerpos de tipo IgG que estén opsonizando al antígeno, y producen una señal inhibitoria que evita su activación.
	También hay sitios inmunológicamente privilegiados, como el cerebro, ojos, testículos, ovario y la interfase materno fetal. Estos sitios inducen la tolerancia para antígenos locales, y pueden asociarse a la presencia de una “barrera física” que restringe el acceso de células inmunes. Suelen presentar un ambiente antiinflamatorio e inmunosupresor, y tienen antígenos propios secuestrados, con bajo o nulo drenaje linfático.
	El compromiso en sitios inmunológicamente privilegiados, ya sea por trauma o por infección/inflamación, puede llevar a una reacción de autoinmunidad. Los linfocitos T autorreactivos acceden a estos sitios, y se diferencian a linfocitos T efectores, produciendo daño tisular.
Enfermedades autoinmunes
Pueden ser órgano-específicas, sistémicas, o asociadas a defectos en un único gen. Mutaciones en el gen AIR produce síndrome autoinmune poliendocrino (APS-1). La baja o nula expresión de proteínas de tejidos en el epitelio tímico conduce a una selección negativa defectuosa de las células T autorreactivas.
Mutaciones en el gen CTLA-4 y de PD-1 producen diferentes manifestaciones de autoinmunidad, por falla en el control de la activación de clones T autorreactivos.
Mutaciones en el gen FOXP3 produce IPEX, poliendocrinopatía y enteropatía ligada al X, por falla en la producción de células T regulatorias. Mutaciones en el sistema Fas/FasL produce ALPS, Síndrome LinfoProliferativo Autoinmune, por falla en el control de la expansión clonal.
La mayoría de las enfermedades autoinmunes son de naturaleza multifactorial (conjunto de genes y factores ambientales). Hay alelos del CMH de clase II asociados a enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoidea, diabetes tipo I, enfermedad celíaca y esclerosis múltiple. Los factores ambientales pueden ser por ejemplo el mimetismo molecular: Clones T reconocen antígenos específicos de un patógeno (como estreptococo beta hemolítico), pero los antígenos son similares a antígenos del miocardio, y reaccionan con las células del huésped, produciendo fiebre reumática.
Otro factor ambiental es el spreading de epítopes. El daño tisular lleva a la exposición de antígenos propios, y se puede generar una respuesta contra estos antígenos. Por último, la generación de neo-antígenos también puede llevar a una enfermedad autoinmune. Hay drogas cuyos metabolitos pueden actuar como haptenos, uniéndose a la membrana plaquetaria, e induciendo una respuesta de autoanticuerpos de tipo IgG. 
El PF4 (factor plaquetario 4) puede unirse a la heparina, y se exponen epítopes antigénicos nuevos que inducen la producción de anticuerpos, y por lo tanto, la fagocitosis de las plaquetas por macrófagos esplénicos (trombocitopenia). También la IgG puede reconocer a la heparina junto al PF4, unirse, y causar la activación plaquetaria, agregación y liberación de sustancias procoagulantes (trombosis).
Las infecciones pueden promover procesos autoinmunes al generar gradientes de quimiocinas que atraigan clones autorreactivos al sitio de infección, aumentar la densidad de moléculas coestimuladoras en las CPA, que activan los clones autorreactivos, o aumentar la presencia de citoquinas proinflamatorias en el sitio de infección, que potencian la actividad de clones autorreactivos.
En la esclerosis múltiple, las células T activadas pueden atravesar la barrera hematoencefálica, y allí pueden atacar las bandas de mielina y las fibras nerviosas, obstruyendo las señales nerviosas.
La psoriasis es una enfermedad autoinmune que afecta en primer lugar a la piel. Hay una presencia de placas de piel engrosadas, enrojecidas, escamosas y delimitadas, con hiperplasia de la piel y presencia de infiltrado inflamatorio. Determinados autoantígenos, junto con determinados estímulos, llevan a la activación de las células dendríticas locales. Se liberan factores proinflamatorios, e IL-23, que causa la expansión de las células TH17 y células de memoria TH17. Estas células producen IL-17, IL-21 e IL-22 que contribuyen con la remodelación de la piel. Además, migran a los ganglios linfáticos, donde inducen un patrón TH17.

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