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1. Psicóloga. Facultad de Psicología. Universidad de San Buenaventura Medellín 2. Psicóloga. Facultad de Psicología. Universidad de San Buenaventura Medellín 3. Psicóloga. Facultad de Psicología. Universidad de San Buenaventura Medellín 4. Psicólogo (asesor). Facultad de Psicología. Universidad de San Buenaventura Medellín INCIDENCIA DEL VÍNCULO DE APEGO EN EL DESARROLLO DE HABILIDADES SOCIALES EN PERSONAS CON SÍNDROME DE DOWN Ortiz, K.J.1 ; Madrid, N2 ; Moná, A.M.3 ; Arbeláez, E.L.4 ABSTRACT La presente investigación, tiene como objetivo general describir la relevancia del vínculo de apego en el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con Síndrome de Down. Para determinar los resultados se utilizaron dos pruebas adaptadas para evaluar: Habilidades Sociales y Apego, dirigidas tanto al docente, como al acudiente de cada sujeto. La metodología empleada fue el método descriptivo, transversal, correlacional, con el fin de establecer la posible relación causal de las variables intervinientes, y los factores relacionados con el apego como variable dependiente. La muestra se estableció mediante un muestreo no probabilístico, a conveniencia, para lo cual se contó con personas entre los 17 y 32 años de edad con Síndrome de Down inscritos en el programa Futuro de Comfama de Bello, del departamento de Antioquia, sin discriminación de sexo. En la hipótesis inicial de la investigación se proponía que a mayor apego seguro, mayores habilidades sociales; pero los resultados obtenidos muestran que no se encuentra una relación directa en el desarrollo de habilidades sociales en personas con Síndrome de Down y el vínculo de apego. Sin desconocer los resultados, se debe tener en cuenta que el desarrollo de las habilidades sociales en personas con Síndrome de Down es influenciado por diversos factores, como 2 por ejemplo, tener el apoyo de una familia sólida, que brinde amor, pertenencia y la posibilidad de crecer como seres humanos autónomos. 1. OBJETIVOS: 1.1. Objetivo general: Describir la relevancia del vínculo de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. 1.2. Objetivos específicos: Reconocer las características que se presentan en la relación de apego y habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Identificar como se manifiestan y desarrollan las habilidades sociales en sujetos con Síndrome de Down en el aula de clase. Analizar las experiencias del desarrollo del vínculo de apego existente, entre la figura de apego y sujetos con Síndrome de Down. Establecer la relación directa entre el desarrollo del vínculo de apego de los sujetos con síndrome de Down y sus habilidades sociales. 3 2. JUSTIFICACIÓN En la cotidianidad se escucha con frecuencia que las personas con síndrome de Down no tienen sus potencialidades plenamente desarrolladas, más aun si se refiere al aspecto de habilidades sociales. La presente investigación surge de la inquietud de saber cómo el vínculo de apego tiene incidencia en el desarrollo de las habilidades sociales en personas mayores de 17 años con síndrome de Down. A lo largo de este escrito no se trata de especificar o dictaminar cual es el tipo de apego ideal para obtener un óptimo desarrollo de las habilidades sociales, lo que se pretende es dar una hermenéutica diferente; en donde son los mismos protagonistas de las vivencias, quienes expresan como ha sido el proceso y manejo de habilidades sociales, sus ventajas y dificultades. Para acceder y conocer sus vivencias se realizaron entrevistas dirigidas a docentes y padres de familia, siendo estas las figuras más representativas en el día a día de los sujetos con Síndrome de Down. Al realizar el sondeo bibliográfico con referencia a Síndrome de Down, habilidades sociales y vinculo de apego, se encontró que hasta el momento no se ha escrito nada respecto al vínculo de apego y la relación de este con las habilidades sociales en personas con Síndrome de Down, lo cual se convirtió en un motivo más para la realización del estudio. De igual manera se considera que la presente producción será enriquecedora para diferentes poblaciones, para los niños, ya 4 que si se presta la suficiente atención e importancia al vínculo de apego se optimiza el desempeño de sus habilidades sociales; para los padres, en la medida en que se pueda desarrollar en ellos un estilo de educación especial para con estas personas, que facilite el desarrollo de un vínculo adecuado y de igual forma fortalezca el desarrollo de las habilidades sociales; para los docentes, ya que estos también pueden aprender estrategias para generar un vínculo con esta población, que vendría a reparar o suplir carencias que les impiden el pleno desarrollo de sus habilidades sociales; y en un aspecto más personal, el desarrollo de este trabajo permite ahondar en conocimiento con respecto a la nueva perspectiva cognitiva postracionalista; la cual sostiene que el vínculo afectivo influye en el desarrollo del sí mismo, de las estrategias de afrontamiento y las habilidades sociales. Finalmente significa que este estudio es un aporte a la ciencia y concretamente a la psicoterapia e intervención en personas con síndrome de Down. 5 3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Según Caballo (1983), las habilidades sociales son un ´´…conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas"; esta definición es una clara muestra de las demandas comportamentales que exige el medio en las personas y de la influencia que tiene el manejo de las habilidades sociales para desempeñarse adecuadamente en el mismo. Estas habilidades sociales son conductas que están en mantenimiento a lo largo de la vida, algunas son complejas y elaboradas, otras son más sencillas; y su uso adecuado depende de varios factores, entre ellos, el aprendizaje de las mismas. Es aquí donde surge la pregunta de cómo sería el desarrollo de las habilidades sociales en personas con discapacidad, que tienen otro ritmo de aprendizaje y donde existen ideas que señalan que los padres o cuidadores de estas personas con discapacidad, específicamente con Síndrome de Down, proveen un ambiente sobreprotector por el miedo a que sus hijos sean rechazados en la sociedad. 6 Teniendo en cuenta lo anterior, se encontraron una serie de elementos indispensables para establecer la dinámica entre el vínculo de apego y las habilidades sociales. Se han destacado ideas relevantes tales como que, el neonato establece interacciones con el medio, y en primera instancia con su madre (o figura de apego), donde éstas son las que potencializan o inhiben el desarrollo adecuado de las futuras interacciones, dando pie a una estructuración en las habilidades sociales. Así mismo, se promueve hacia el neonato un sentido de seguridad el cual le permite explorar el ambiente, e ir descubriendo los agentes potencializadores del proceso de socialización, como lo son los adultos, los pares y los iguales. De esta manera, los padres cumplen un rol importante como propiciadores de las primeras interacciones sociales, siendo agentes para la estructuración de las habilidades sociales del niño, necesarias para enfrentarse al medio. Debido a que se tiene la idea de que la mayoría de las madres de personas con síndrome de Down se caracterizan por ser sobreprotectoras y por sentir temor de que su hijo sea rechazado por la sociedad que es exigente y en la cual no existe un lugarpara las personas con discapacidad; estas madres son, a su vez, madres con un estilo parental muy característico donde propician una relación de apego inseguro con el hijo, siendo usualmente, padres que se presentan como poco cooperadores, autoritarios y emocionalmente insensibles. Es por ello, que este estilo parental de apego inseguro, es un factor que contribuye al bajo desempeño del niño a nivel social, incrementando su baja autoestima, la falta de aceptación y popularidad por parte de los iguales, y poniendo en riesgo su sociabilidad. Esta posición sobreprotectora de los padres hacia los hijos con síndrome de Down 7 puede ser aceptada socialmente, pero se podría decir que estos padres desconocen que esta posición puede afectar el desarrollo de las habilidades sociales de sus hijos, siendo esta, una de las hipótesis que se confirmará en la investigación. De acuerdo con lo anterior, Shaffer (2007) menciona que ´´los cuidadores cariñosos, sensibles, y autoritativos que se apoyan en el razonamiento en vez de en el poder, a la hora de guiar y controlar la conducta de sus hijos suelen criar a niños que tienen un apego seguro y que caen bien tanto a los adultos como a los iguales. En cambio, los padres y las madres muy autoritarios y/o emocionalmente insensibles que se apoyen mucho en la aserción de poder como táctica de control tienen a menudo niños con un apego inseguro que son poco cooperativos, agresivos o destructivos, y que caen claramente mal a sus iguales´´. A este punto surge la pregunta de si realmente los padres o cuidadores de personas con síndrome de Down proveen las herramientas necesarias para propiciar la socialización entre los iguales, pues pese a su temor de que sus hijos sean rechazados, estos padres optan por llevar a sus hijos a centros donde potencializan, además de lo cognitivo, otras áreas específicas del desarrollo, y este contexto ayuda a que las personas con discapacidad incrementen sus habilidades sociales y desarrollen pautas competentes y adaptativas de conducta social, como plantea Shaffer (2007) ´´un objetivo principal de muchas escuelas…es prepararlos para un ambiente académico formal al introducirlos a un curriculum social que fomente el desarrollo de las habilidades comunicativas e interactivas y la valoración de las reglas sociales´´. 8 De esta manera, se puede resaltar que la interacción con los iguales, contribuye a que las personas con síndrome de Down descubran que tienen un lugar en la sociedad, les posibilita que aprendan de sus experiencias con sus semejantes y que puedan llegar a entender y valorar las perspectivas de las otras personas. Los otros, influencian a sus compañeros de muchas maneras positivas, son agentes de socialización importantes porque facilitan la disposición a interactuar con otros y buscar su atención o su aprobación. A largo plazo, esta interacción posibilita la adquisición de la identidad grupal, donde las habilidades sociales propician el desarrollo del trabajo en equipo, el compromiso y la lealtad a los objetivos planteados por el grupo, el sentido de pertenencia, entre otros. Cuando se establecen relaciones entre las personas con síndrome de Down y los iguales, se da una forma especial de conducta social que promueve el desarrollo de pautas adaptativas. También, vale la pena destacar la importancia de un contexto mixto (edad, sexo, estatus…) ya que allí, se encuentran otras necesidades, experiencias y otras perspectivas de socialización; en donde hay un aprendizaje reciproco como lo plantea Shaffer (2007), según investigaciones transculturales ´´la presencia de iguales más pequeños pueden fomentar el desarrollo de la compasión, el cuidado e inclinaciones prosociales. Y los niños pequeños se benefician al adquirir nuevas habilidades, aprender a buscar ayuda y ceder elegantemente´´. Por todo lo anterior, el tema planteado en esta investigación es, cómo influye el vínculo de apego en el desarrollo de las habilidades sociales en personas con 9 Síndrome de Down, y por tal razón serán mencionados tres temas ejes: habilidades sociales, vínculo de apego y síndrome de Down. 4. PREGUNTA PROBLEMATIZADORA ¿Cual es la incidencia del vínculo de apego en el desarrollo de las habilidades sociales en personas con síndrome de down? 10 5. MARCO TEÓRICO 5.1. ¿Que son y cómo se aprenden las habilidades sociales? 5.1.1. Antecedentes: Las habilidades sociales se han convertido en una de las áreas de constante investigación en la psicología contemporánea. Según Valles y Valles (1996) el inicio del estudio sobre el tema se debe a Salter en el año 1949, en su obra Terapia de reflejos condicionados, que cuenta con fuertes influencias de las teorías de Pavlov. Más adelante, en 1959, Wolpe empleó por primera vez el término conducta asertiva para referirse a la expresión de los sentidos distintos a la ansiedad. En 1966 Wolpe, Lazarus y Kelly utilizaron el término entrenamiento asertivo. 11 Otros autores, como Zigler y Phillips en 1961, emplearon la denominación competencia social; y en sus investigaciones pusieron de relieve que el nivel inicial de competencia social era un elemento diferenciador en el tratamiento psiquiátrico de sujetos con trastornos psicológicos. En la década de los sesenta, con Festinger el tema pasó a tener un carácter más cognitivo. En 1971 Lazarus propuso la denominación libertad emocional, y Liberman la de competencia personal. Pero, finalmente se impuso la expresión habilidades sociales, aunque todas las expresiones empleadas apuntaban a los mismos elementos de tratamiento y a las mismas categorías conductuales que eran objeto de entrenamiento. En la década de los años sesenta varios autores abordaron el tema desde una perspectiva clínica y terapéutica. Posteriormente, otros autores prosiguieron las investigaciones en el área con una perspectiva preventiva, dirigida al aprendizaje de las habilidades sociales. No obstante, en los inicios, el ámbito de intervención se centraba únicamente en el entrenamiento de personas adultas del entorno que son significativas para el sujeto, como es el caso de los padres y los profesores. Luego, en los años setenta Goldstein empleó la expresión aprendizaje estructurado. Actualmente la investigación ha estado dirigida al entrenamiento directo del sujeto, empleando diferentes denominaciones, como habilidades sociales, competencia social, asertividad y entrenamiento asertivo. 5.1.2. Importancia de las habilidades sociales: 12 Existen varias razones por las que el tema de las habilidades sociales está adquiriendo importancia en distintos contextos. Las razones se pueden clasificar en: a- Relaciones entre la habilidad social y los trastornos comportamentales. b- Los programas de entrenamiento en la población infantil y juvenil. c- Ampliación de las áreas de aplicación. d- Funcionalidad de las habilidades sociales. Con la finalidad de este trabajo, la razón que más relación tiene con el tema, es la funcionalidad de las habilidades sociales, la cual será expuesta a continuación: 5.1.3. Funcionalidad de las habilidades sociales: Según Kelly (1987, citado por Valles y Valles, 1996), las habilidades sociales tienen una clara funcionalidad para el individuo puesto que obtiene relaciones con los demás de carácter reforzante. Este autor considera que el nivel de importancia o grado de funcionalidad para el sujeto depende de la frecuencia con que esa persona se encuentre en situaciones en las que es necesaria dicha habilidad, así como de la importancia del objetivo a alcanzar. Independientemente de la frecuencia de las relaciones sociales, que puede diferir significativamente de unos sujetos a otros, es bien ciertoque, por lo general, solemos pasar mucho tiempo interactuando con los demás, lo cual proporciona aumento de la autoestima y bienestar personal cuando dichas relaciones son satisfactorias. En nuestra sociedad, el éxito personal y social, está relacionado 13 con la sociabilidad del individuo y sus habilidades interpersonales y en el caso de los niños, sus habilidades para interactuar con los iguales y con los adultos significativos (padres, familiares, profesores, conocidos, etc.) forman parte del desarrollo infantil deseable. Estas relaciones entre iguales constituyen oportunidades únicas para que se desarrollen sus habilidades sociales. Mediante la práctica de las destrezas sociales necesarias para la interacción, el individuo adquiere un mayor conocimiento de sí mismo y de los demás. Por lo que respecto a sí mismo, se forma paulatinamente el autoconcepto y se mejora la autoestima en la medida en que se produce un autoconocimiento de cuál es su competencia para interactuar y obtener beneficios psicológicos y, a su vez, se aprende de los demás mediante imitación (Bandura, 1968), constituyendo los iguales y los adultos modelos de copia de cómo interactuar eficazmente. Monjas (1993) señala varias funciones que cumplen las habilidades sociales: 1- Aprendizaje de la reciprocidad: En las relaciones con los iguales se aprecia la importancia de la reciprocidad entre lo que se da y lo que se recibe. 2- Adopción de roles: Se aprende a asumir el rol que corresponde en la interacción, la empatía, la toma de perspectivas, el ponerse en el lugar del otro, etc. 3- Control de situaciones: Se aprende a asumir distintas situaciones en el grupo como pueden ser la posición de dirección o el seguimiento de instrucciones. 4- Comportamientos de cooperación: La interacción con el grupo permite el aprendizaje de destrezas de colaboración, compartir tareas, trabajar en equipo, establecimiento de acuerdos, expresión de diferencias, etc. 14 5- Autocontrol y regulación de la conducta: En función del feedback recibido de los demás. 6- Apoyo emocional de los iguales: La expresión de sentimientos tales como: afecto, alianza, ayuda, apoyo, compañía, aumento del valor, etc. 7- Aprendizaje del rol sexual: Se desarrollan los criterios morales y el sistema de valores. En opinión de Michelson (1987), el comportamiento interpersonal del niño juega un papel vital en la adquisición de reforzamientos sociales, culturales y económicos; así que, los niños que carecen de los apropiados comportamientos sociales experimentan aislamiento social, rechazo y son menos felices. 5.1.4. Delimitación de términos y conceptos: Existe una amplia literatura sobre el tema de las habilidades sociales que trata de conceptualizar, definir y describir los términos, y las diversas acepciones que se han venido empleando para referirse a ello. Se puede decir que todavía no existe un acuerdo en cuanto a una definición de la expresión habilidades sociales, y tampoco por lo que respecta a emplear una u otra denominación. Son muchas las expresiones empleadas para hacer referencia al tema de las habilidades sociales. Algunas de ellas son: competencia social, asertividad, habilidades sociales, comportamiento adaptativo, habilidades interpersonales, entre otras. Sin embargo son tres las expresiones que rivalizan con mayor frecuencia en lo referido a sus definiciones y aplicación, es el caso de la competencia social, las habilidades sociales y la asertividad. A continuación se 15 presentan algunas de las definiciones dadas por diversos autores citados por Valles y Valles. 1996. a. La competencia social: Fernández (1994) define el término competencia social como un constructor que abarca múltiples facetas relativas a la calidad de los logros de un individuo en el desempeño de sus distintos roles sociales. Monjas (1995) considera que un individuo puede tener en su repertorio unas determinadas habilidades sociales, pero, para que su actuación sea competente, ha de ponerlas en juego en la situación específica. No es más hábil el que más conductas tenga, sino el que es más capaz de percibir y discriminar las señales del contexto y elegir la combinación adecuada de conductas para esa situación determinada. (p 426) b. La habilidad social: El termino habilidad proviene del modelo psicológico de la Modificación de Conducta y se emplea para expresar que la “competencia social” no es un rasgo de personalidad, sino más bien un conjunto de comportamientos aprendidos y adquiridos (Michelson, 1987; p. 18). Monjas (1993) considera que las habilidades sociales son capacidades específicas requeridas para ejecutar competentemente una tarea. Son conductas necesarias para interactuar y relacionarse con los iguales y con los adultos de forma efectiva y mutuamente satisfactoria. c. Asertividad: 16 Algunos autores han considerado a la asertividad como sinónimo de las habilidades sociales y de la competencia social; sin embargo, otros autores como Bellack (1979) y Carrasco (1987) consideran que los dos términos son diferentes. A juicio de este ultimo autor, la asertividad es una más de las habilidades sociales que el individuo debería poseer en su repertorio conductual para relacionarse satisfactoriamente con las personas de su entorno, por lo que el termino habilidad social es un concepto más amplio que el de asertividad (Del Río y Pérez, 1993; p. 212). La tendencia actual considera a la asertividad como un comportamiento de expresión directa de los propios sentimientos y de defensa de los derechos personales y respeto por los demás. Es un concepto restringido o conjunto de conductas que se integran dentro de las habilidades sociales (Monjas, 1995). 5.1.5. Principales características de las habilidades sociales Después de exponer las anteriores definiciones, es preciso establecer algunos rasgos más relevantes que caracterizan a las habilidades sociales. 5.1.5.1. Características de las conductas. De acuerdo con Valles y Valles, (1996) las habilidades sociales son conductas manifiestas, observables en las distintas situaciones interactivas en las que se ponen de relieve y se adquieren principalmente a través del aprendizaje reforzado socialmente. 17 Los componentes que presentan las habilidades sociales se encuadran de manera integrada en los tres sistemas de respuesta, es decir: motor o conductual, cognitivo y fisiológico. a) Conductual: Son aquellas conductas referidas a acciones concretas tales como hablar, moverse, hacer. Incluye los elementos verbales, paralingüísticos y no verbales. b) Cognitivo: Constituidas por la percepción, autolenguaje, pensamientos, atribución o interpretación del significado de las distintas situaciones de interacción social. c) Fisiológico: Se encuadrarían en este sistema los elementos afectivos y emotivos, tales como las emociones, sentimientos y los consiguientes correlatos psicofisiológicos: ansiedad, ritmo cardiaco, respuesta psicogalvanica, etc. La exhibición de una habilidad social determinada exige la acertada y adecuada combinación de todos estos componentes. 5.1.5.2. Obtención de reforzamiento social. Las habilidades sociales están específicamente dirigidas a la consecución de reforzamiento social. El tipo de reforzamiento obtenido puede ser: a) Reforzamiento ambiental: El cual incluye la consecución de objetivos de carácter material como conseguir algún objeto, algún favor, etc. Y de 18 carácter social como obtener reconocimiento público, aumentar el número de amigos, etc. b) Autorrefuerzo: Ser socialmente competente proporciona gratificaciones personales al sentirse capaz de desarrollar determinadas habilidades de manera eficaz en las situaciones de interacción. Autorreforzarse genera pensamientos y autoverbalizacionespositivos que aumentan la autoestima. 5.1.5.3. El carácter cultural. Las habilidades sociales son entendidas como sujetas a las normas sociales y legales que regulan la convivencia humana (Gil, 1993, citado por Valles y Valles, 1996) y supeditadas, asimismo, a las exigencias y criterios morales propios del contexto sociocultural en el que se ponen de manifiesto. 5.1.5.4. Especificidad situacional. Las habilidades sociales son respuestas específicas a situaciones específicas. Su efectividad depende del contexto concreto de la interacción y de los parámetros que pueden concurrir en ella. Se pueden señalar los siguientes determinantes situacionales: a) Las áreas o contextos sociales en los que habitualmente se desenvuelve el sujeto: familiar, laboral (adultos), escolar (niños), amistades y servicios. 19 b) Las personas con las que se relaciona el sujeto y sus características influyen en la conducta social (sexo, edad, grado de conocimiento, nivel de autoridad, número de personas). 5.1.5.5. Orientadas a objetivos. Las habilidades sociales están orientadas a la consecución de determinados objetivos, es decir, el fruto ultimo de las consecuencias. Así por ejemplo, mediante la conducta socialmente competente se pretende conseguir, entre otros, los siguientes objetivos: que nos valoren, disfrutar de las relaciones con los demás, dar a conocer nuestros deseos y sentimientos, conseguir algo determinado, rechazar o solucionar un problema, dar una imagen de nosotros mismos, manifestar que somos líderes o que no lo somos, convencer a los demás, pasar desapercibido o hacer notoria nuestra presencia. 5.1.6. Bases teóricas experimentales de las habilidades sociales. Todos los modelos (el modelo conductual con sus enfoques operante, clásico, del aprendizaje social y cognitivo-conductual; y la psicología social, entre otros) manifiestan que las habilidades sociales se consideran conductas aprendidas que se adquieren a través de la experiencia y se diferencian claramente de los rasgos de personalidad. 20 5.1.7. Como se aprenden las habilidades sociales La infancia es un periodo crítico para el aprendizaje de las habilidades sociales y desde la teoría del aprendizaje social, las habilidades sociales se entienden como conductas aprendidas. Los modelos de adquisición de las habilidades sociales que explican su aprendizaje son, pues, los siguientes: a) El reforzamiento directo: El individuo con su experiencia directa incorpora a su repertorio conductual aquellas destrezas sociales que han sido reforzadas. b) Aprendizaje por observación (modelado): El individuo mediante la observación de modelos reales y/o simbólicos (padres, amigos, compañeros) aprende a ser socialmente competente. c) Retroalimentación interpersonal: La retroalimentación ofrecida por los demás en las interacciones sociales contribuye decididamente a adquirir destrezas sociales. d) Las expectativas cognitivas: Las expectativas cognitivas del sujeto permiten que se afronten las situaciones sociales de una u otra manera en función de los éxitos o fracasos experimentados en ocasiones anteriores. 5.2. Síndrome de Down De acuerdo al recorrido histórico que se realizó para conocer brevemente el inicio de lo que hoy se denomina Síndrome de Down, se sabe que antes del siglo XIX no se publicaron informes sobre personas con síndrome de Down por tres 21 razones: primero, solo algunos médicos estaban interesados en los niños con problemas del desarrollo; segundo, prevalecían otras enfermedades que ensombrecían la existencia del síndrome de Down; y por último a mediados del siglo XIX solo sobrevivían la mitad de las madres que habían alcanzado los 35 años. En 1886 Dunca describe textualmente a “una niña de cabeza pequeña, redondeada, con ojos achinados, que dejaba colgar la lengua y apenas pronunciaba unas pocas palabras”. (p. 1) Pero ese mismo año, un médico inglés, Langdon (1838, p. 1) quien trabajaba como director del asilo para Retrasados Mentales de Earlswood, en Surrey, realizó un estudio con estos pacientes y es así como publicó en el London Hospital Reports un artículo titulado “Observaciones en un grupo étnico de retrasados mentales”, en este, el autor muestra ciertas características físicas de un grupo de pacientes que presentaban muchas similitudes además de su capacidad de imitación y su sentido del humor. En este mismo año, el autor Down (1909), indicó ciertas características de estos niños: “el pelo no es negro como el de los mongoles verdaderos, sino de un color oscuro, lacio y escaso; el rostro es aplastado y ancho y carente de prominencias; los ojos estas colocados de forma oblicua y la nariz es pequeña” (p. 1) A Down (1909) se le atribuye el hecho de haber realizado la descripción detallada, además de diferenciar a los niños con síndrome de Down de los que presentaban otras formas de retraso mental. Down se inspiró en el libro de Darwin “el origen de las especies”; de acuerdo con esta teoría Down supuso que lo que llamamos hoy síndrome de Down constituía un retroceso hacia un tipo racial primitivo. (p. 1) 22 En las descripciones iniciales del síndrome, se le atribuía su origen a diversas enfermedades de los progenitores, estableciendo su patogenia en base a una involución o retroceso a un estado filogenético más “primitivo”. (Langdon, 1886, p. 1). También se le atribuía este síndrome a una teoría muy curiosa que indicaba la potencialidad de la tuberculosis de romper la barrera de especie, “de modo que padres occidentales podían tener hijos “orientales” o “mongólicos”, en (expresión del propio Dr. Down, 1909, p. 1), por las similitudes faciales de estos individuos con las razas nómadas del centro de Mongolia. Luego de diversas comunicaciones científicas, en 1909 Shuttleworth, habla por primera vez de un factor de riesgo el cual es, la edad materna avanzada, como una de la posible génesis del síndrome. (p. 1) De camino a la denominación actual el síndrome fue rebautizado como “idiocia calmuca” o “niños inconclusos”. (Shuttleworth, 1909). Con relación a la etiología del Síndrome, en el año 1932, es la primera vez que se hace referencia a un reparto anormal de material cromosómico; en 1956 Tjio y Levan (1932, p. 1) demuestran la existencia de 46 cromosomas en el ser humano, pero poco después, en el año 1959 Lejeune, Gautrier y Turpin, demuestran que las personas con Síndrome de Down portan 47 cromosomas, para luego dar a conocer en que par de cromosomas se encontraba el exceso de material genético, siendo este la trisomía 21. 23 5.2.1. Investigaciones de habilidades sociales y síndrome de Down Según el rastreo bibliográfico realizado, se encontraron diversas investigaciones que sustentan teóricamente el desarrollo del presente trabajo. Una de las investigaciones halladas fue la de Ruiz (2004), Psicólogo de la fundación síndrome de Down de Cantabria, la cual es titulada “Importancia de las habilidades sociales e intervención sobre la conducta de las personas con síndrome de Down”, dicho artículo propone la comunicación interpersonal como parte esencial de la actividad humana; además de la concepción del hombre como un animal social y este hecho como un discurrir de nuestras vidas e incluso como factor influyente del bienestar de la relación, esta situación se presenta por el rango y capacidad de nuestras habilidades para interactuar en sociedad. Por supuesto, las personas con síndrome de Down no son una excepción a esta máxima. La normalización de las personas con Síndrome de Down se basa en gran medida en el logro de unos niveles mínimos de independencia y autonomía personal, que les permitan en un futuro más o menos próximo, la consecución de una integración social e incluso laboral, adecuada. En general, al participarcada vez más en entornos sociales normalizados, la actitud del resto de la población respecto a las personas con síndrome de Down suele ser positiva, de acogida. En el proceso de educación, se ha de tener en cuenta que determinados aspectos fundamentales para la adaptación social, son enseñados de forma natural en el entorno familiar y los hijos sin discapacidad los adquieren habitualmente de forma 24 espontánea, sin darse cuenta. Sin embargo, las personas con Síndrome de Down no lo harán o lo harán de forma inadecuada si no se utilizan con ellos programas adaptados a sus peculiaridades. La atención a los niños con síndrome de Down se produce prácticamente desde que nacen puesto que en cuanto hay una leve sospecha de que esté presente el síndrome, se realiza un cariotipo que lo confirme y se empieza a trabajar educativamente, por medio de programas de intervención temprana. Esta “visibilidad” inmediata del síndrome de Down, hace que en distintas situaciones sociales, otras personas estén pendientes del comportamiento de los niños y jóvenes con esta discapacidad, lo que obliga a que la educación en este aspecto deba de ser especialmente exquisita, pues puede ocurrir que se relacione con el síndrome de Down lo que sencillamente se debe a una falta de entrenamiento social. Las habilidades de autonomía personal e integración social preparan a la persona con Síndrome de Down para la plena integración en la sociedad cuando alcance la etapa de adulto, la más larga e importante en la vida de cualquier ser humano. Así, no puede dejarse al azar o presuponer que se va a producir de forma natural la adquisición de un aspecto tan importante de su educación; se les ha de exigir un comportamiento semejante al de cualquier ciudadano en situaciones sociales, e incluso en algún caso, algo más exquisito que a los demás, debido a que se les va a observar con mayor detenimiento cuando se incorporen de forma habitual a entornos ordinarios. 25 El artículo también plantea la adquisición de habilidades de autonomía, las cuales se proponen no como algo innato, sino aprendido; no nacemos sabiendo ponernos una chaqueta, ni llamar por teléfono o llevar una conversación, todas estas conductas se realizan inconscientemente, están compuestas por multitud de pequeños pasos y cada uno de ellos requiere de unas capacidades específicas. Es necesario enseñarle a los niños con Síndrome de Down a hacer todo esto y siendo conscientes de que necesitarán más tiempo que otros para adquirirlo. No obstante, pueden llegar a alcanzar un nivel cercano al de los niños de su edad en al ámbito de las habilidades sociales, aunque necesiten más tiempo o un entrenamiento más sistemático. Tanto en el caso de las habilidades sociales como en las de autonomía personal, es necesario partir de la hipótesis de que lo deben de adquirir todo, aunque estrictamente no sea cierto, pues sus limitaciones biológicas les impiden alcanzar, en ocasiones, habilidades que otros niños adquieren espontáneamente. Se les debe enseñar cada habilidad, dejando que el niño o la niña con síndrome de Down la practique y no darla por aprendida hasta que demuestre que es capaz de hacerlo y que lo hace habitualmente en distintos entornos sociales. De otro lado, también se encontró un trabajo realizado en Madrid, por Izuzquiza (2003) el cual es titulado: “Un estudio sobre los perfiles de socialización en una muestra de niños y jóvenes con síndrome de Down”, donde la muestra para la investigación fue un total de 368 sujetos divididos en, un grupo de 198 sujetos con síndrome de Down entre los 5 y 20 años y un grupo de 170 sujetos con ausencia de discapacidad intelectual entre los 6 y 18 años. Allí se expone la relevancia de la enseñanza planificada de las habilidades sociales como un 26 elemento imprescindible para optimizar la integración en la sociedad y mejorar la calidad de vida de las personas con síndrome de Down. (p. 109-120) Sin embargo, señalan que hasta el momento, no se han realizado estudios descriptivos de los perfiles específicos de socialización que permitan determinar si presentan o no un patrón anómalo en función de su especificidad sindrómica. Es así como la investigación afirma que los niveles de socialización de las personas de la muestra estudiada son normales, lo que pretende ser un punto de referencia para otros estudios de las mismas características. Además propone que el currículo escolar debe facilitar el diseño de programas individualizados que aumenten las habilidades sociales en los niños y jóvenes con síndrome de Down, siendo el reforzamiento directo, el aprendizaje por observación, la retroalimentación interpersonal y las expectativas cognitivas sus elementos principales. En la discusión de los resultados la autora encontró que es relevante tener en cuenta que los niveles de socialización de las personas con discapacidad intelectual de la muestra estudiada son normales, sin embargo aunque los niveles son normales la autora expresa que encontró diferencias significativas a favor del grupo control, por lo que los sujetos con discapacidad de la muestra, en contraste con los que no manifiestan discapacidad discrepan en las siguientes variables: iniciativa, jovialidad, espíritu de servicio, indisciplina, agresión, distracción, y nerviosismo entre otras. 5.3. Apego 27 Los estudios realizados sobre apego datan desde 1958, cuando Harlow realiza su estudio en monos rheusos. Dicho trabajo consistió en separar rheusos recién nacidos de su madre durante periodos entre 6 meses y 1 año. Harlow comprobó que al poner los bebes en otras jaulas junto con otros monos aparecían conductas extrañas como arrinconarse y enrollarse y una serie de movimientos repetitivos. Harlow concluyó con su trabajo que la privación de la madre afectaba perdurablemente su acción social además carecían de interés por las hembras. A lo largo de la historia el apego ha sido abordado y explicado desde diferentes teorías psicológicas. Por parte del psicoanálisis y más específicamente por Freud quien en su escrito El esquema del psicoanálisis en 1938 describe el apego como la formación del primer amor, dado por la asociación entre la satisfacción del niño y la persona que le proporciona el alimento, de tal manera se va formando un vínculo que trasciende la satisfacción de necesidades. Watson 1928, en representación del conductismo toma el apego como una respuesta condicionada, es decir, la madre es quien satisface las diferentes necesidades del niño proporcionándole confort. A su vez el niño va asociando dicho confort con el rostro de la madre, generando satisfacción ante la sola presencia de esta. Bowlby quien ha sido uno de los autores más destacados en el tema, propone una teoría etológica del apego, definiéndolo como una necesidad primaria ya que el mantenerse próximo a un adulto, le permite al niño preservarse de diversos peligros lo que garantiza la supervivencia y le facilita la adaptación (Bowlby, 1958) Bowlby en su clásica obra “apego y perdida” (1958) desarrolla su Teoría de Apego, la cual propone que el vínculo desarrollado entre el infante en su primer 28 año de vida y el cuidador actúa como esquema y patrón para el desarrollo del resto de esquemas. En cuanto a lo emocional, el apego será la base fundamental para el desarrollo del amor y el miedo (Bowlby, 1958). Según Bowlby lo más importante en el apego es la relación con los cuidadores, ya que a partir de esta, el niño construye un modelo del mundo y de él mismo, a partir del cual actúa, comprende la realidad, anticipa el futuro y construye sus planes (Delval, 2004). Según lo anterior Bowlby ha sido la pauta y la piedra angular a la hora de hablar de la relación entre las figuras de apego y las habilidades sociales. Una de sus colaboradoras,Ainsworth (1978) afirma que la característica inconfundible del apego es procurar, obtener y mantener un cierto grado de proximidad al objeto de apego, lo cual pasa de un mero contacto físico a la interacción y comunicación a una determinada distancia. De acuerdo con las teorías actuales, el apego se ha dejado de ver como un mero sistema de conductas que el niño tiene, para mantener proximidad con sus padres (Guidano, 2001), más bien se ha llegado a definir como un proceso más complejo en el que la cercanía y la separación se ven como un continuo intercambio entre figura criterio y niño. Desde esta propuesta se incluye la separación como parte del apego, ya que fortalece vínculos más sólidos al punto de que el pequeño no siente angustia al estar lejos de sus padres, ya que se encuentra vinculado psicológicamente a ellos y el apego no queda limitado a la cercanía física (Guidano, 2001). A modo de clarificación Guidano en su texto el modelo cognitivo postracionalista, define el apego como “el proceso básico de regulación emocional humana en un espacio intersubjetivo, donde se da un proceso continuo de 29 individuarse-diferenciarse, y se va formando el sentido de sí mismo como un proceso dialéctico”. P. 57 La perspectiva postracionalista propone el vínculo afectivo, como la base que permite entender la formación del conocimiento, el proceso de autoorganización, la autorreferencialidad, la identidad, el autoconocimiento, la diferenciación y la formación del “sí mismo” (Arbeláez, 2010), sin olvidar, claro está, la importancia de la intersubjetividad, las emociones, la experienciacion y la explicación de la conformación del vinculo. En este sentido el sí mismo se organiza en torno a las emociones más frecuentes provenientes directamente de los patrones de apego, es entonces en donde la relación con el cuidador entra a estabilizar el sentido de permanencia del sí mismo, una calidad de autopercepción estable y reconocible del “yo como objeto”. Tal y como lo propone Guidano (2001) “una organización central de apego es el resultado de un proceso de selección y estabilización del flujo de estado internos recurrentes, y de los ritmos psicofisiológicos de los patrones de autopercepción, y los vuelve accesibles a la evaluación y reconocimiento por parte del sujeto que lo experimenta”. En palabras del propio Guidano (1994): “Una organización central de apego es el resultado de un proceso de selección y estabilización del flujo de estados internos recurrentes, y de los ritmos psicofisiológicos de los patrones de autopercepción, y los vuelve accesibles a la evaluación y reconocimiento por parte del sujeto que lo experimenta”. Con base en lo anterior el post racionalismo afirma que alrededor de los 2 años y medio los infantes ya han logrado llegar a las organizaciones centrales de apego en las que se diferencian 3 categorías: Apego evitante, ambivalente y seguro. 30 En este orden de ideas en el apego evitante se diferencian varios tipos, en primer lugar se encuentran los evitantes inhibidos; son niños que se caracterizan por permanecer aislados, hablar poco y nunca están presentes, reducen al máximo el contacto emocional con sus padres poniéndose rígidos en cuanto estos se les acercan, a su vez evitan expresar su angustia, ansiedad, malestar o desesperación, es decir, invierten sus habilidades cognitivas en controlar y disimular sus estados internos y opiniones. (Guidano, 2001) En segundo plano están los cuidadores compulsivos. En este caso los niños se caracterizan por adoptar una responsabilidad de agradar a sus padres, de captar su atención con cuidados físicos y atenciones, ya que dan por hecho que en sí mismos no pueden captar la atención de sus padres. Estos niños aparentan ser muy brillantes y alegres, aunque de fondo se encuentra la angustia y soledad que sienten. (Guidano 2001) Los padres y/o cuidadores de los niños de ambas categorías tienden a ser padres rechazantes ante los problemas y necesidades de sus hijos, indiferentes y poco atentos; mientras que ante situaciones regulares o sin problemas se trasforman en aceptantes. (Guidano, 2001) En tercer lugar se mencionan los compulsivos complacientes, quienes en todo momento responden a las expectativas de sus padres, siempre están de acuerdo con ellos e incluso intentan anticiparse a las instrucciones de estos, es decir, su sí mismo solo es estable en la medida en que sus padres los acepten. Los cuidadores en este parecen ser rechazantes pero lo que quieren realmente es que el niño sea un modelo de perfección y actué como si fuera mayor. En las dos primeras sub categorías (evitantes inhibidos y compulsivos 31 complacientes) se encuentra una organización de significado personal depresiva, mientras que la tercera (cuidadores compulsivos) alude a una organización dápica en cualquiera de sus variantes. (Guidano 2001) Continuando con el apego ambivalente o de resistencia, este es característico en niños en “búsqueda de proximidad y de contacto combinada con la resistencia a la figura de apego y por la incapacidad de ser consolado y tranquilizado por su cuidador” (Cantón y otros 2000). Es decir, el niño llora y experimenta una angustia muy intensa al momento de separarse de su figura de apego, sin embargo no se esmera en buscarlo y al momento del contacto o reencuentro se muestra resistente e incluso puede tornarse agresivo, siendo igualmente difícil lograr que se tranquilice y se reincorpore a sus niveles de juego. Dentro de este tipo de apego se mencionan los niños coercitivos, quienes van desde lo más activo hasta lo más pasivo. Los “activos” por su parte hacen todo lo posible por obtener la atención de sus padres; son bastante activos y magnifican sus sentimientos, sus relaciones con los padres van acompañadas de explicaciones y engaños, además tienden a ser manipuladores (Arbeláez, 2010). Finalizando con el apego seguro, es aquel que está presente en aquellos individuos que han logrado equilibrar la aproximación y la separación con sus figuras criterio (Arbeláez, 2010). En este tipo de apego se encuentran características conductuales como la cooperación, la facilidad para socializar con los demás y la autonomía en su desempeño, facilidad para expresar emociones además de ser empático con las emociones de los demás. Respecto a su relación con los cuidadores; en general el individuo confía en que estos (cuidadores) estarán presentes en situaciones adversas o atemorizantes, además de ser 32 accesibles, sensibles y colaboradores. Ainsworth (1978) aporta al respecto, que los padres que tiene la sensibilidad necesaria para suministrar a sus hijos un trato adecuado, promueven lazos afectivos confiados y sus hijos acaban desarrollando un apego seguro. Se trata de aquellos padres que les muestran cariño a sus hijos, los aceptan, comprenden y atienden sus necesidades de un modo consistente, aquellos que respetan la individualidad de su hijo, y procuran lograr un equilibrio entre control y autonomía y de una manera prudente pero satisfactoria los estimulan. 33 6. METODOLOGÍA 6.1 Diseño Metodológico Se aplicó el método descriptivo, transversal, correlacional que estableció la posible relación causal de las variables, mediante un análisis bivariado, buscando explicar a través de las variables intervinientes, los factores relacionados con el apego como variable independiente. 6.1.1. Población y muestra La población de este proyecto son personas entre los 17 y 32 años de edad con síndrome de Down, inscritos en el programa Futuro de COMFAMA de Bello, del departamento de Antioquia, sin discriminación de sexo. La muestra se estableció mediante un muestreo no probabilístico, a conveniencia, ya que se seleccionaron a los investigados porque se encontrabanen el lugar adecuado en el momento oportuno. La base de datos está constituida por 7 personas mayores de 17 años con síndrome de Down pertenecientes a la institución mencionada. 6.1.2. Variables 34 Las variables de estudio se dividen en tres grandes grupos: sociodemográficas, dependiente y las variables independientes. 6.1.2.1. Variables sociodemográficas. Edad, sexo, estrato social, nivel educativo, tipo de colegio, número de miembros de la familia, variables del entorno social (tipo de familia, convivencia de padres, entre otras). 6.1.2.2. Variable independiente. Apego. 6.1.2.3. Variable dependiente. Habilidades sociales. 6.1.2.4. Variables de confusión: con relación a estas variables, varias de las incluidas como variables independientes, pueden comportarse como tales, permitiendo su control desde la aplicación del instrumento. 6.2. Operacionalización de las Variables Las variables de esta investigación se operacionalizan en la tabla 1. 35 Tabla 1. Operacionalización de las Variables Nombre de la variable Códigos Códigos excepción Objetivos que cubre Cruce de variables VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS Edad Rango de edad: personas mayores de 17 años __ Determinar la relevancia de la figura de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Cruce con la variable dependiente Sexo 1.Hombres 2. Mujeres __ Determinar la relevancia de la figura de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Cruce con la variable dependiente Tipo de institucionalización 1. Escolarización 2. Programa educativo desescolarizado __ Determinar la relevancia de la figura de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Cruce con la variable dependiente VARIABLE DEPENDIENTE Habilidades Sociales __ Determinar la relevancia de la figura de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Cruce con las variables independientes VARIABLES INDEPENDIENTES Apego seguro Busca la proximidad y el contacto con la figura de apego. Manifiesta una clara preferencia por su figura de apego sobre la figura extraña. Determinar la relevancia de la figura de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Cruce con la variable dependiente Apego Evitativo Se guarda cierta distancia de los padres y trata de reducir al máximo el contacto emocional cuando ellos se le acercan, poniéndose rígidos Determinar la relevancia de la figura de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Cruce con la variable dependiente 36 Apego Ambivalente Con base a sus recursos afectivos los niños mantienen una proximidad con sus padres, moviéndose desde lo más pasivo a lo más activo. Determinar la relevancia de la figura de apego para el desarrollo de habilidades sociales en sujetos con síndrome de Down. Cruce con la variable dependiente 6.3. Descripción del Instrumento de Habilidades Sociales Con la evaluación de las habilidades sociales se pretende determinar la ausencia o los déficits en la habilidad, así como las que el sujeto si posee y las condiciones contextuales de las situaciones que motivan un determinado funcionamiento social. Las técnicas y los procedimientos empleados en la evaluación de las habilidades sociales son: la entrevista conductual, los cuestionarios, la observación natural, el role play, los sociogramas, la videografía o videoanálisis, el autoinforme, la autoobservación y el autorregistro. Las fuentes de evaluación son determinantes para lograr una evaluación más rigurosa y fiable de las habilidades sociales. Los padres, los iguales y los profesores proporcionan una utilísima información, aun a pesar de los sesgos, entre otros, de deseabilidad. Teniendo en cuenta los factores anteriormente señalados, El grupo de trabajo realizó un análisis de los principales programas y materiales para la enseñanza/aprendizaje de las habilidades sociales que están publicados en español, dirigidos fundamentalmente a la población infantil y juvenil, con el fin de obtener una panorámica general de las características fundamentales de los 37 referidos programas, obtener una información referente, y seleccionar el que se pudiera utilizar como base, de acuerdo a la muestra escogida. Para la elección, algunos de los programas que se tuvieron como marco referencial fueron: A) El aprendizaje estructurado de Goldstein, Aprafkin, Gershaw y Klein, B) El programa de habilidades sociales de Caballo, C) El programa de “Refuerzo de las habilidades sociales” de Vallés y D) Los programas conductuales alternativos de Verdugo (Vallés y Vallés, 1996). Después de analizar de forma general las características de algunos programas y materiales para la enseñanza/aprendizaje de las habilidades sociales, su estructura didáctica y los contenidos o habilidades sociales que desarrolla cada uno de ellos, aunque fue difícil decidir cuál programa podría servir como una base debido a las dificultades de conceptualización que afectan el área de las habilidades sociales que fue descrito en el marco teórico; se decidió utilizar “El programa de interacción social (PEHIS)” de Monjas, porque fue del interés del grupo de trabajo el contenido de las áreas de las habilidades sociales que este programa contiene. Vale la pena mencionar que “El programa de interacción social (PEHIS)” de Monjas, se tomó como una base para crear un instrumento con el mismo contenido del programa mencionado, pero con preguntas que las integrantes del grupo de trabajo formularon. Todo esto, debido a que era necesario tener en cuenta que el programa de Monjas no señalaba que hubiera sido diseñado o utilizado para evaluar personas con Síndrome de Down, y de acuerdo al rastreo bibliográfico, ninguno de los programas analizados tenía dicha característica. 38 Así que, se tomaron las habilidades evaluadas por “El programa de interacción social (PEHIS)” de Monjas, y se formularon preguntas teniendo en cuenta los ítems que contenía cada habilidad, así, por ejemplo, para las “Habilidades básicas de interacción social”, se crearon 2 – 3 preguntas sobre la “Cortesía y amabilidad” el cual es un ítem que hace parte del contenido de la mencionada habilidad. Después de la creación del instrumento basado en el contenido del “Programa de interacción social (PEHIS)” de Monjas, fue necesario llevarlo a revisión por parte de jurados pertenecientes a la Universidad de San Buenaventura expertos en el tema, quienes aprobaron su uso. La técnica que se decidió utilizar para la evaluación de las habilidades sociales fue el cuestionario, ya que “Los cuestionarios suelen tener índices de validez y fiabilidad aceptables...” (Vallés y Vallés, 1996). Las ventajas que se han señalado con respecto al uso de estos instrumentos son: a) Se administran con cierta facilidad y su cumplimentación resulta sencilla y con tiempos reducidos de aplicación. b) Se emplean para la evaluación de componentes cognitivos de las habilidades sociales. Por el contrario señala García (1990), los cuestionarios presentan algunas limitaciones como: a) Ambigüedad en algunos ítems. b) El efecto de la deseabilidad social o cumplimentación de respuestas tendentes a dar una “buena imagen”. 39 c) Excesiva lejanía temporal entre la ocurrencia de la conducta y su aplicación. d) Tendencia al asentimiento en las respuestas dicotómicas (tendencias a contestar afirmativamente) e) En los cuestionarios con respuestas escalares existe cierta tendencia a focalizar las respuestas en los valores centrales de la escala. f) En muchas ocasioneslos ítems no se refieren a conductas específicas. En el instrumento adaptado de habilidades sociales, la escala de respuesta empleada fue tipo Likert, y para obtener la información requerida en el cuestionario, las fuentes de evaluación que se utilizaron fueron, el cuidador y la docente del programa “Futuro”. Se eligió el cuidador como fuente de información del desarrollo del sujeto evaluado, es decir, como la persona que podría informar sobre el pasado y el uso de las habilidades sociales en el hogar; y la docente, debido a que ella podía proporcionar información útil sobre el uso de las habilidades sociales en el ámbito social y escolar en el presente. A continuación se presenta la definición y el contenido de las habilidades sociales del programa empleado para crear el instrumento empleado en la investigación: El programa de interacción social (PEHIS) El programa de Monjas (1993, citado por Valles y valles, 1996) se elaboró con el objetivo de disponer de modelos de enseñanza de las habilidades sociales en ámbitos educativos y familiares. Está dirigido a los niños y niñas que presentan dificultades de interacción social, aunque, también con carácter preventivo para 40 todos los alumnos, en respuesta a las demandas de la escuela en lo referido a las estrategias de entrenamiento sistemático de las habilidades de interacción para la solución de dificultades de la relación interpersonal. El programa es definido por la autora como una intervención psicopedagógica global para enseñar directa y sistemáticamente habilidades sociales a los niños y niñas en edad escolar en dos contextos, colegio y casa, a través de personas significativas de su entorno social, es decir, iguales, profesorado y padres. Este valioso material ofrece al profesorado y profesional de la psicopedagogía útiles instrumentos de evaluación tales como el Cuestionario de Habilidades de Interacción Social (CHIS), el Código de Observación de la Interacción Social (COIS) y varios registros individuales y de grupo. Asimismo incluye protocolos de registro para coordinar la acción educativa del colegio con la familia (coordinación colegio – casa y casa – colegio). Son de gran interés los módulos de formación dirigidos al profesorado y a los padres antes de la aplicación formal del programa. Los contenidos que presenta son: 1. Habilidades básicas de interacción social: sonreír y reír, saludar, presentaciones, favores, cortesía y amabilidad. 2. Habilidades para hacer amigos y amigas: reforzar a los otros, iniciaciones sociales, unirse al juego con otros, ayuda, cooperar y compartir. 3. Habilidades conversacionales: iniciar conversaciones, mantener conversaciones, terminar conversaciones, unirse a la conversación de otros, conversaciones de grupo. 41 4. Habilidades relacionadas con los sentimientos, emociones y opiniones: autoafirmaciones positivas, expresar emociones, recibir emociones, defender los propios derechos, defender las propias opiniones. 5. Habilidades de solución de problemas: identificar problemas interpersonales, buscar soluciones, anticipar consecuencias, elegir una solución, probar la solución. 6. Habilidades para relacionarse con los adultos: cortesía con el adulto, refuerzo al adulto, conversar con el adulto, peticiones al adulto, solucionar problemas con adultos. 6.4. Descripción del Instrumento para apego Este instrumento fue construido en su totalidad por el quipo investigativo, para ello se tomaron como soporte y referente teórico principalmente las teorías de Bolwlby y los postulados del modelo post-racionalista en cuanto a categorías de apego se refiere. Según la descripción de ambas posturas y apoyadas en Hazan y Shaver (1987) quienes desarrollaron una medida de auto-informe de respuesta forzada para evaluar el estilo de apego en jóvenes y adultos. En esta medida se cuenta con tres breves párrafos, cada uno de los cuales corresponde a un estilo de apego, extrayéndose el contenido de los ítems a partir de la bibliografía del apego infantil. En dicho caso a los investigados se les pide escoger el párrafo que mejor describa las vivencias en las relaciones cercanas. En el caso propio se formuló un cuestionario compuesto por 21 preguntas cerradas, enfocadas a los tres estilos de apego: seguro, ambivalente y evitativo, esto con el fin de identificar características 42 que pudieron tener las personas con síndrome de Down pertenecientes a la investigación en su infancia. Dicho cuestionario fue aplicado a los padres o cuidadores de la población, siendo ellos los más idóneos por el hecho de estar presentes en todo su proceso evolutivo. Se les pedía entonces, ubicarse en la infancia de su familiar con Síndrome de Down y partir de allí responder los ítems, pese a ser preguntas “cerradas” se permitía a los cuidadores compartir anécdotas o ilustrar la pregunta con alguna situación con el fin de clarificar y obtener una respuesta lo más completa posible. Previo a la aplicación, el instrumento fue validado por dos jurados expertos en el tema de Apego. Los Psicólogos Antonio Villa y Marcela Arana fueron los encargados de establecer la validez y confiabilidad del instrumento para la presente investigación. Ambos conocían los objetivos, el planteamiento y desarrollo de este trabajo, por tanto y de acuerdo a las sugerencias hechas por ellos se realizaron ciertos ajustes al instrumento con el fin de mejorarlo y obtener los resultados esperados. Dichas sugerencias estaban enfocadas a la redacción del título con respecto al objetivo de la investigación, se reestructuró para que de esta manera tuviera total coherencia, además de tener en cuenta las personas que realizarían dicha prueba; otra sugerencia fue la forma como se iba a realizar la pregunta para que esta apuntara al estilo de apego el cual se pretendía evaluar. Solo se tuvieron estos ajustes, puesto que la valoración en general de la prueba fue aprobada para realizar su respectiva aplicación. 43 6.5. Análisis Estadístico Se realizó una revisión de la base de datos, para garantizar la calidad del dato, es decir; los valores perdidos y la inexistencia de la información. El análisis estadístico pertinente al proyecto se realizó en el SPSS versión 19 (Universidad San Buenaventura, Medellín 2010). En un primer momento se realizó una distribución de frecuencias de acuerdo a las variables sociodemográficas con el fin de caracterizar la población estudiada; indicando promedios en las variables cuantitativas y porcentajes y frecuencias en variables cualitativas. En un segundo momento, se llevó a cabo el análisis bivariado con la estimación de los intervalos de confianza y ajustados al 95% de confianza teniendo en cuenta las variables de sexo y grupo de edad, para evaluar el comportamiento de las variables consideradas como independientes con relación a la variable dependiente, que son las habilidades sociales. Resultados Media Desviación típica Mediana Mínimo Máximo Habilidad Social A 168 51 182 76 231 Habilidad Social P 127 34 136 73 160 Apego Evitativo 19 4 20 12 23 Apego Ambivalente 25 2 25 20 27 Apego seguro 12 4 12 7 17 Edad 24 9 23 11 36 44 Frente al estudio con una muestra de 7 individuos, la variable edad tiene un valor medio de 24 años, con una desviación de 9 años, y el rango de edad para la muestra está entre los 11 y 36 años. Se observó que para la variable de Habilidades Sociales el valor medio en A se encuentra en 168 siendo a su vez una puntuación asimétrica. Para la variable de Habilidades Sociales P, el valor medio es de 127, donde el 50% de la muestra se encuentra en con una puntuación de 182 o inferior. Se encontró el valor medio del apego Evitativo, en una puntuación de 19 con una desviación de 4 puntos, si bien el 50% de la población estápor debajo de 20 puntos, se observó un comportamiento asimétrico de esta, lo mismo ocurre para el apego Ambivalente y el apego seguro. Habilidades Sociales A Frecuencia % Si el joven nunca usa bien la habilidad 1 14,3 Si el joven rara vez usa bien la habilidad 1 14,3 Si el joven usa bien la habilidad 3 42,9 Si el joven usa casi siempre bien la habilidad 2 28,6 Total 7 100,0 45 Se observó que para el grupo de Habilidades Sociales A, se presenta un 42.9% que manifiesta utilizar bien la habilidad, el 28.6% manifiesta utilizar casi siempre bien la habilidad. Habilidades Sociales P Frecuencia % Si el joven nunca usa bien la habilidad 2 28,6 Si el joven rara vez usa bien la habilidad 3 42,9 Si el joven usa bien la habilidad 2 28,6 Total 7 100,0 En cuanto a las habilidades Sociales P, se observó que el 42.9% de las personas encuestadas manifiestan que rara vez usan bien la habilidad. 46 Apego Ambivalente Frecuencia Porcentaje válido Porcentaje acumulado 20 1 14,3 14,3 24 1 14,3 28,6 25 3 42,9 71,4 26 1 14,3 85,7 27 1 14,3 100,0 Total 7 100,0 Se observó una puntuación alta en cuanto al apego ambivalente, si se tiene en cuenta que la media se encuentra en 25 puntos, la población de estudio presenta un comportamiento asimétrico positivo. 47 Apego Seguro Frecuencia Porcentaje válido Porcentaje acumulado 7 1 14,3 14,3 8 1 14,3 28,6 10 1 14,3 42,9 12 1 14,3 57,1 13 1 14,3 71,4 14 1 14,3 85,7 17 1 14,3 100,0 Total 7 100,0 Se observó una puntuación alta en cuanto al apego seguro, si se tiene en cuenta que la media se encuentra en 12 puntos, la población de estudio presenta un comportamiento asimétrico negativo. 48 Apego Evitativo Frecuencia Porcentaje válido Porcentaje acumulado 12 1 14,3 14,3 14 1 14,3 28,6 19 1 14,3 42,9 20 1 14,3 57,1 21 2 28,6 85,7 23 1 14,3 100,0 Total 7 100,0 49 Se observó una puntuación alta en cuanto al apego ambivalente, si se tiene en cuenta que la media se encuentra en 19 puntos, la población de estudio presenta un comportamiento asimétrico positivo. Relación directa entre el desarrollo del vínculo de apego de los sujetos con síndrome de Down y sus habilidades sociales. Coeficiente de correlación Rho de Spearman Habilidad Social A Habilidad Social P Apego Evitativo Apego Ambivalent e Apego seguro Habilidad Social A 1,000 ,324 ,775* ,296 -,893** Habilidad Social P 1,000 ,173 -,056 -,018 Apego Evitativo 1,000 ,337 -,595 Apego Ambivalente 1,000 -,408 50 Para los datos anteriores, con un nivel de significancia del 99% se observaron correlaciones tanto positivas como negativas, siendo una relación directa o inversamente proporcional al evento. Las habilidades Sociales (A) se relacionan en forma directa con la variable de Apego Evitativo, en (0,775) y con la variable Apego Seguro en (-0,893) siendo esta una relación inversa. Con relación a la variable de Apego Evitativo, se observó una relación negativa con la variable de Apego seguro en (-0,595). 6.6. Plan del trabajo de grado La realización del presente trabajo de grado surgió inicialmente, por una investigación que se realizó con anterioridad, en una de las líneas de investigación de la Universidad de San Buenaventura, en la cual se tuvo un acercamiento con la población, personas con discapacidad cognitiva en dos centros diferentes: Los Álamos y una Institución ubicada en San Cristóbal, en las cuales se aplicó una batería compuesta por tres pruebas: K-BIT, TOMAL Y VINELAD, dichas pruebas median coeficiente intelectual, memoria, atención y lenguaje y algunos aspectos sobre adaptabilidad social; siendo K-BIT Y TOMAL Apego seguro 1,000 51 aplicada a las personas con discapacidad cognitiva y el VINELAD aplicada a los Docentes. De este modo surgió el cuestionamiento sobre el vínculo de las personas con discapacidad con su madre o figura significativa y la manera como esta relación e interacción interfería en el desarrollo de las habilidades sociales; el tema fue interesante y llamativo para las integrantes del grupo, pero cuando se le presentó la propuesta al asesor de la investigación, este realizó una advertencia acerca de la población a investigar, ya que al hablar de personas con discapacidad cognitiva en general, sería necesario trabajar con una población extensa y esto llevaría consigo un trabajo exhaustivo a la hora de acceder a la población y de realizar el rastreo bibliográfico para construir el marco teórico. De esta manera, se revisaron los adelantos de la investigación anterior y se depuro la información que se enfocaba más a lo que se buscaba realmente, para luego escoger la población especifica que se pretendía estudiar. De esta manera se encontró que las personas de más interés para el grupo, por conocimiento, y por facilidad para acceder a la muestra, eran las personas con Síndrome de Down; se realizó entonces una reunión, primero a nivel de grupo, para discutir sobre las ventajas y desventajas de la población en mención, de esta manera al poner todo los pro y contra en una balanza, se encontró que Síndrome de Down era el tema de interés del grupo, tanto a nivel personal, como académico; así, el siguiente paso fue reunirse con el asesor de la investigación, el cual se mostró motivado, y aprobó la propuesta que se tenía, al ser un tema del cual no se ha escrito, ni investigado. Teniendo planteada la pregunta problematizadora: cuál es la incidencia del vínculo de apego en el desarrollo de las habilidades sociales en personas con 52 síndrome de Down, se inició la búsqueda de la población en varias instituciones, en donde se atendían personas con Síndrome de Down. Los centros más opcionados tanto por su plan de trabajo, como disponibilidad para nuestra investigación fueron: INTEGRAR y COMFAMA, en ambos lugares se expusieron las intenciones y propuestas. Por parte de ambos centros se obtuvo retroalimentación desde la perspectiva de cada persona encargada, y luego de realizar una observación directa a la dinámica de cada centro y específicamente a las personas con Síndrome de Down, se llegó a la conclusión que COMFAMA y su población se acomodaban más a las necesidades del grupo, desde la propuesta de investigación. Al tener definida la pregunta problematizadora, los ejes temáticos de las investigación y la población, se comenzó el rastreo bibliográfico en los siguientes tópicos: Síndrome de Down, Habilidades sociales y Apego; de esta manera se fue construyendo el marco teórico, los adelantos de este se le presentaban al asesor y él teniendo en cuenta la opinión y percepción de las integrantes del grupo definía que información era relevante para la investigación que se llevaba a cabo. De esta manera se realizó un trabajo en equipo y de la mano del asesor del trabajo de grado. Luego de la construcción del marco teórico, siendo este congruente con el objetivo de la investigación, se tuvo en cuenta la opción de utilizar instrumentos ya establecidos por autores reconocidos en los temas: apego y habilidades sociales; pero al revisar varios instrumentos de cada tema, el equipo de trabajo y el asesor, llegaron a la conclusión de que sería más viable construir nuevos instrumentos de evaluación, los cuales tendrían en cuenta las variables del apego y las habilidades 53 sociales que se pretendían evaluar; por lo tanto, se adaptaron dos test de otros instrumentos existentes, uno para evaluar el apego y otro para evaluar las habilidades sociales en las personas con Síndrome de Down. Para que fuera posible utilizar los instrumentos que se adaptaron, estos debían ser revisados por jurados expertosen los temas que se estaban trabajando. Entonces, fue necesario enviárselos a dos personas conocedoras del tema, y esperar la validación o corrección de los mismos. Al mismo tiempo, otro de los requisitos para poder continuar con el desarrollo de la investigación, era presentar ante el comité de Bioética de la Universidad de San Buenaventura el consentimiento informado que se iba a utilizar con los participantes, junto con un resumen de lo que sería la investigación. En este mismo proceso, también fue necesario presentar, ante dicho comité, las “consideraciones éticas” que se estaban teniendo en cuenta para realizar la investigación. En el documento presentado ante el comité, se mencionó que la investigación que se estaba realizando se consideraba de “riesgo mínimo”, ya que no involucraba ningún tipo de interacción biológica con las personas que hacían parte de ella. También, se señaló que se estaban teniendo en cuenta los aspectos éticos de la investigación en seres humanos, es decir, que todos los sujetos involucrados en esta investigación recibirían el respeto a su dignidad y la protección de sus derechos y su bienestar; además, se agregó que la investigación se desarrollaría teniendo en cuenta los siguientes aspectos: 1) La investigación se realizará con seres humanos, teniendo en cuenta que son el único medio para obtener el conocimiento que se pretende adquirir, 2) En la investigación, prevalecerá la seguridad y el derecho al anonimato de los 54 participantes, 3) Se contará con el consentimiento informado por escrito de las personas que participarán en la investigación, 4) Se le informará a los participantes, que su participación será voluntaria y no obligatoria, 5) Los participantes podrán conocer los resultados de la investigación si lo desean, 6) Durante el proceso de desarrollo de la investigación se recibirá asesoría de profesionales, como, el Psicólogo Enrique León Arbeláez, para garantizar el bienestar del sujeto participante. Después de la aprobación del consentimiento informado y las consideraciones éticas por parte del comité de Bioética de la Universidad de San Buenaventura, se pudo continuar con el desarrollo de la investigación. Así que, se prosiguió con la aplicación de los instrumentos elaborados a siete padres de personas con Síndrome de Down pertenecientes del programa Futuro de Comfama, y a la docente de dicho programa. La aplicación de las pruebas se realizó en varias visitas a la institución en mención, debido a que fue difícil convocar a todos los padres en una sola sesión. Luego de la aplicación de las pruebas, se tabuló la información obtenida en una base de datos, y una persona experta se encargó de procesar los datos estadísticamente, con el fin de obtener unos resultados más precisos y válidos. Del análisis estadístico se concluyó que no existe una relación directa en el desarrollo de habilidades sociales en personas con síndrome de Down y el vínculo de apego, los resultados niegan la hipótesis inicial de que a mayor apego seguro mayores habilidades sociales. Por el contrario, en los resultados obtenidos de la apreciación de los padres hacia sus hijos, se observó una correlación negativa, esto quiere decir que: a mayor Apego Seguro menores Habilidades 55 Sociales. Igual, en esta misma apreciación, el Apego Evitativo correlacionó positivamente con las Habilidades Sociales; no obstante, en la apreciación de la docente no aparece correlación alguna, positiva o negativa, para el Apego Evitativo, el Apego Ambivalente o el Apego Seguro, con las Habilidades Sociales. Seguido a esto, se hizo una relación entre el análisis estadístico de los datos obtenidos por medio de los instrumentos y la información recogida en el marco teórico, creando así la discusión de los resultados. En la cual se describe con bases teóricas las probables razones por las cuales no se pudo comprobar la hipótesis inicial del trabajo. 7. DISCUSIÓN DE RESULTADOS Según los resultados obtenidos a lo largo de estudio y los datos estadísticos finales, no se encuentra una relación directa en el desarrollo de habilidades sociales en personas con síndrome de Down y la relación de apego. Dichos resultados niegan la hipótesis inicial de que a mayor apego seguro mayores habilidades sociales, esto obedece a diversas razones, como las sociales, académicas, familiares y condiciones del estudio cómo tal. Debido a que Bowlby ha sido la pauta a la hora de hablar de la relación entre las 56 figuras de apego y las habilidades sociales, es necesario mencionar que para el autor, lo más relevante es la relación con los cuidadores, ya que a partir de dicha relación, el niño construye un modelo del mundo y de él mismo, y desde el cual actúa, comprende la realidad, anticipa el futuro y construye sus planes (Delval, 2004). Sin embargo en esta ocasión –y en la mayor parte- el tipo de relación con el cuidador no es el único factor decisivo sobre el desarrollo de las habilidades sociales en esta población, ya que tanto los factores predisponentes, la institucionalización, relaciones sociales y vínculo afectivo aportan significativamente al desarrollo de habilidades sociales. De otro lado, se hace necesario retomar las organizaciones centrales de apego para entrar a justificar los resultados obtenidos, es de esta manera como se parte desde las tres categorías de apego propuestas por el paradigma Post- racionalista: Apego evitante, ambivalente y seguro, y a su vez articularlas con los resultados del análisis estadístico de la investigación. Según Guidano “el Apego seguro se manifiesta en personas con buena relación con los padres y que han logrado equilibrar la aproximación y la separación fundamentados en una base segura, representan uno de los extremos del continuo entre organizado y desorganizado”. El presente estudio, en relación con la evaluación de los padres arrojó lo contrario, a mayor apego seguro no se evidencian mayores habilidades sociales; esto se podría explicar teniendo en cuenta la labor que realizan los padres y/o cuidadores en el desarrollo evolutivo de las personas con Síndrome de Down, y el rol que juegan las pautas de crianza 57 en dicho proceso. Es necesario mencionar que “La socialización de la infancia se produce mediante las prácticas de crianza, entendidas como la manera en que los padres (y en general la estructura familiar) orientan el desarrollo del niño/a y le transmiten un conjunto de valores y normas que facilitan su incorporación al grupo social. De manera simple, las prácticas de crianza y desarrollo socioafectivo en la infancia, son acciones llevadas a cabo por los padres y personas responsables del cuidado del niño/a para dar respuesta cotidianamente a sus necesidades” (Myers, 1994). Las pautas de crianza son de gran influencia en la adquisición de las habilidades sociales, puesto que estas generan ya sea un sentimiento de inutilidad o de autonomía propiciando de esta manera que las persona con Síndrome de Down, generen un soporte emocional por parte de sus padres y/o cuidadores. Es por medio de la primera relación con los cuidadores, -en la medida que se brinda autonomía y responsabilidad- donde se genera una seguridad y autonomía, permitiéndole al niño diferenciarse de su madre y/o y acercarse a la interacción con la sociedad. Dichas pautas de crianza son claves para dar soporte a los resultados obtenidos, ya que los padres con el fin de cuidar y brindarle seguridad a su hijo, se convierten en cuidadores sobreprotectores, es por ello que en los resultados del test de habilidades sociales aplicado a los cuidadores, se evidencia cómo un comportamiento o una acción simple de su hijo para ellos se convierte en un logro y es justamente por esto que la evaluación pierde objetividad, diferente a los
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