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Taller - Mujeres en Condición de Vulnerabilidad Violencia Sexual en el Conflicto Armado

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1. ¿Cuáles son los principales derechos que se han violado a este grupo en 
condición de vulnerabilidad en razón al conflicto armado? 
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15. Stefania Velandia 
Lache 
16. Valentina Lizarazo 
Barbosa 
 
 
 
¿Sabías que?: El 19 de junio se celebra el Día Internacional para la Eliminación de Violencia 
Sexual en Conflictos Armados: La violencia sexual es un fenómeno de violencia contra las 
mujeres y niñas en el mundo que todavía permanece invisibilizado. No contamos a nivel 
mundial con registros públicos del número de casos atendidos y/o denunciados. 
A propósito del tema que nos convoca en el presente trabajo en referencia a la situación 
de vulnerabilidad de las mujeres por abuso sexual en el marco del conflicto armado. Traemos 
hoy un tabú que por muchos años fue participe de que esta búsqueda incansable de justicia 
se viera truncada por el silencio, por la vergüenza o por el miedo que perpetuaba el hablar 
de estos temas en un sistema de justicia como el colombiano que no protege con fervor 
los diferentes derechos que como mujeres deberíamos tener. En vista de esto sabemos 
hoy que el abuso sexual en los diferentes grupos al margen de la ley no son un secreto 
para nadie, por más que se empeñen en negarlo o incluso minimizar las secuelas de estas 
mujeres que hoy luchan por recuperar su vida que, sin embargo, jamás será la misma. Según 
el documental realizado por el tiempo titulado “Mariposas Violetas” sabemos que el 98% 
de las denuncias realizadas por diferentes mujeres víctimas de estos actos atroces y 
depravados, no son escuchadas nunca por la ley. 
Según una gráfica que dejaremos en el anexo N° 1 del presente análisis la OMC ha registrado cerca de quince mil casos de 
violencia sexual en el marco del conflicto armado desde el año 1951 al 2021. Entre los que se incluyen diferentes tipos de 
abuso, como el aborto forzado, abuso sexual, acoso sexual, embarazos forzados, abuso sexual infantil, desnudez forzada e 
incluso la esterilización forzada entre otros actos crueles e inhumanos. Actualmente se desconoce el paradero de 90% de 
estas mujeres. 
Los delitos contra la libertad y la integridad sexual ocasionados a las mujeres en el marco del conflicto armado se han 
denominado delitos de lesa humanidad y violación a los derechos humanos, dado que se convierten en el flagelo más grave 
que puede sufrir una mujer. También son delitos reconocidos por los organismos internaciones como un arma de guerra que 
se utiliza por parte de los actores armados ilegales, que ocasiona graves daños en las mujeres a nivel físico, emocional, 
psicológico y afectivo, y cuyos efectos se reflejan en las relaciones e interacciones poco adecuadas en los ámbitos familiar y 
comunitario, así como en el fraccionamiento de la dignidad humana y la sensación de disminución en todas sus habilidades y 
amor propio. Con base, a los testimonios del documental realizado por el tiempo titulado “Mariposas Violetas”, junto al Informe 
La Guerra Inscrita en el cuerpo se han identificado alrededor de dos tipos de delitos de lesa humanidad. 
La primera tortura, de acuerdo a la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes 
en su art. 1 indica que: “se entenderá por el término "tortura" todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona 
dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una 
confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa 
persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación”. Es precisamente el caso de una de las 
declaraciones de las víctimas, la de Ludirlena Perez, quien expreso que cuando fue violada sexualmente, después del 
acontecimiento fue empalada y a causa de eso mismo ha tenido que pasar por 136 cirugías; está es la voz y la verdad de 
muchas otras mujeres que pasaron por este padecimiento y que es aún desconocido. El segundo crimen de lesa humanidad 
identificado es la desaparición forzada, bajo lo explicado en el art. 2 de la Convención Interamericana sobre Desaparición 
Forzada de Personas, se entiende por este concepto: “…la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere 
su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o 
la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de 
informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales 
pertinentes”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fue el caso de Esther, una mujer de 45 años, de un municipio del departamento del Magdalena, narró haber sido desplazada 
en cinco ocasiones por parte de paramilitares que le arrebataron una pequeña finca en el año 1999, hecho que estuvo asociado 
al secuestro de familiares, a la desaparición forzada de uno de sus tíos, ella misma y al asesinato de uno de sus hermanos, 
acusado de ser guerrillero. La desaparición forzada y el asesinato son los cierres de los actos de deshumanización, los cuerpos 
son borrados. Adicionalmente, la violencia sexual cometida en relación con conflictos armados es un crimen de guerra prohibido 
por el cuarto Convenio de Ginebra de 1949, los dos Protocolos adicionales de 1977 y el Estatuto de la Corte Penal Internacional, 
que enumeró no solo la violación sino también la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado y la 
esterilización forzada como crímenes de lesa humanidad y de guerra. De forma general, algunos de los derechos que se han 
vulnerado son los siguientes: 
 
1. Derecho a la honra y la dignidad. 
2. El derecho a la vida y a la integridad personal. 
3. Derechos a las medidas especiales de protección para los niños y niñas. 
4. Derecho a la circulación y residencia. 
5. Derecho a la Paz. 
6. El derecho a una vida libre de violencia. 
7. El derecho a la libertad, seguridad e integridad personales. 
8. El derecho a la libertad sexual. 
9. El derecho a la salud sexual. 
10. El derecho a la igualdad y no discriminación. 
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15. Stefania Velandia 
Lache 
16. Valentina Lizarazo 
Barbosa 
 
 
 
Teniendo en cuenta, que el marco del conflicto armado en sus inicios tenía 
como finalidad el luchar por un cambio socio-político, es curioso que todas estas 
violaciones que les han hecho a estos miles de mujeres sean actos totalmente 
contrarios a esto. Según la Constitución Política de Colombia de 1991, los 
derechos que se han visto vulnerados son: el derecho a la vida presente en el 
artículo 11, ya que varias de ellas no lograron sobrevivir para contar su historia, 
también en este mismo artículo está el derecho a la dignidad que les fue 
arrebatada pero que aún persisteen las almas de estas mujeres las mismas 
victimas estipulan en el documental Mariposas violetas que: “Los victimarios 
pisaron nuestra dignidad, pero no nos la quitaron. Ella camina con nosotras. 
Nuestra 
 
 
Nuestra dignidad es esa mariposa que un día decidió salir de su crisálida y extender sus alas. Ahora vuela”. De la misma forma, 
encontramos que con base a el artículo 12 de la carta política establece que “Nadie será sometido a desaparición forzada, a 
torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.” aspecto que se cumple en toda regla en estos casos de 
violencia y abuso sexual. Luego, tenemos el artículo 16, que nos dice que todas las personas tienen derecho al libre desarrollo 
de su personalidad, cosa que para estas mujeres se vio truncada por los ideales impuestos en dichas organizaciones, y el 
artículo 17 que nos menciona que no habrá, esclavitud, servidumbre o trata de personas cosa que si sufrieron dichas mujeres. 
Por último, tenemos el artículo 22 derecho a la paz y el artículo 23 que indica que “Toda persona tiene derecho a presentar 
peticiones respetuosas a las autoridades por motivos de interés general o particular y a obtener pronta resolución.” 
Finalmente vale la pena rescatar que como sociedad y en especial como Estado debemos garantizar el derecho de las mujeres 
a una vida libre de violencias, opresión, subordinación y a espacios que les permitan manifestarse de manera equitativa a los 
hombres. Debemos trabajar para cada día hacer nuestra sociedad algo más cercano a lo establecido en la Declaración Universal 
de Derechos Humanos (1948), que establece en su art. 2, lo relacionado a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres 
sin distinción alguna de raza, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición 
económica, nacimiento o cualquier otra condición, para de esta forma construir una sociedad mejor para hombres y en especial 
para mujeres y niños. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Lache 
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Barbosa 
 
 
 
En el caso de las mujeres en condición de vulnerabilidad por violencia sexual en el conflicto 
armado, los daños que se han generado son verdaderamente dolorosos, lamentables e 
intransferibles pues solo quienes lo viven pueden entender el desconsuelo y el tormento 
que de por vida la violencia sexual deja imborrablemente no solo en el cuerpo físico, sino 
en la psiquis, en el alma y en la totalidad del ser. Lo que lleva a un cambio radical de su 
vida, de sus creencias, proyectos de vida y hasta de su propia percepción, su valía. 
Para ello, es importante comprender, que, en el marco del conflicto armado en Colombia, 
se registraron de manera oficial al menos 15.711 víctimas de violencia sexual. Esto, entre 1959 
y 2017 según una de las bases de datos del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro 
Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Nueve de cada diez personas violentadas 
sexualmente durante la guerra fueron mujeres y se desconoce en casi un 90% su situación 
actual, si están vivas, muertas o desaparecidas. La violencia sexual repercute en la vida de 
las víctimas en el corto, mediano y largo plazos. Estas formas de violencia implicaron un 
propósito deshumanizante que queda como impronta y desencadena rupturas, pérdidas, 
enfermedades, cambios y malestares en la vida cotidiana. Tales secuelas tienen una 
dimensión contextual, es decir, no se inscriben solo sobre la víctima directa sino también 
sobre su entorno y se agudizan o no de acuerdo con la respuesta de esos entornos familiar, 
social e institucional. 
La violencia sexual, practicadas por los actores armados entre las que se cuentan: la violación (acceso carnal violento con sevicia), 
la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo, el aborto forzado, además de las agresiones físicas y verbales, así como 
la agresión simultánea de varios hombres contra una misma mujer; causan graves y notorios daños en las diferentes dimensiones 
de la vida de estas mujeres entre las cuales se pueden destacar: 
1. FISICA: 
• Desgarramientos vaginales y anales, hemorragias, embarazos no deseados y enfermedades venéreas contraídas posteriormente. 
(Los cuerpos de las niñas y las mujeres sometidos a golpes y penetraciones violentas generan daños graves y secuelas 
permanentes, tal es el caso de mujeres a quienes por empalamiento se le unieron los tractos anal y vaginal) 
2. EMOCIONAL: 
• Baja autoestima por destrucción de la noción de la propia dignidad y de su valor como seres humanos. 
• Inseguridad y desconfianza, incidiendo en la trasformación de sus conductas, valores, roles y proyectos de vida. 
• Miedo y vergüenza, especialmente por parte de quienes intentaron romper el silencio y compartir algunas de sus historias. 
• Asco, repugnancia, culpa ya que los dolores y las marcas sobre el cuerpo impactan la construcción de la identidad de género. 
Por lo que consideraban hubieran podido hacer o dejar de hacer para evitar lo que ocurrió. 
• Pérdida de la capacidad para controlar sus vidas, lo que genera situaciones de alta dependencia de los demás. 
3. AFECTIVA Y DE PAREJA: 
• Transformación abrupta de sus roles, situaciones y posibilidades, y de sus potencialidades y capacidades de goce erótico y 
sexual. 
• El sentido y los valores atribuidos a las relaciones con los hombres se trastocan fuertemente, y generan dificultades para 
establecer vínculos afectivos y placenteros para ellas. 
• El temor a que la experiencia se repita lleva a que estas mujeres consideren a los hombres como potenciales agresores y, por 
ende, que las relaciones se basen en el temor, la prevención y la desconfianza. 
• Abandono por parte de la pareja (compañero sentimental), por vergüenza al no lograr sobreponerse a la humillación que recae 
en ellos por no haber sido capaces de proteger a su mujer o en otros casos por un sentimiento de rechazo por la reputación 
que genera la violación de su compañera. 
• Sentimientos ambivalentes en la relación de las madres con los hijos y las hijas, por lo que la maternidad forzada provocó en 
2. ¿Qué impactos o daños se han generado sobre este grupo en condición 
de vulnerabilidad en razón al conflicto armado? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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• Sentimientos ambivalentes en la relación de las madres con los hijos y las hijas, por lo que la maternidad forzada provocó en 
ellas, dado que los hijos e hijas fruto de un acceso carnal violento invocan simultáneamente sentimientos de amor y rabia, de 
aceptación y rechazo, incrementando su sufrimiento y la percepción de ser malas madres. Algunas logran, quizás apoyadas en 
sus creencias religiosas, aceptar sin aparente rabia laexistencia de sus hijos o hijas, y reconocen en ellos un designio sagrado. 
Para otras, por el contrario, ellos implican el recuerdo involuntario de los actos que padecieron. 
4. FAMILIAR: 
• Desestructuración de sus familias y el destierro de lugares donde sustentaban su existencia, realizaban sus labores y 
proyectaban su futuro. 
• Desplazamiento a entornos de gran pobreza, donde deben empezar a reconstruir sus vidas con el agobio de las difíciles 
condiciones económicas. 
• Fuertes impactos emocionales a los hijos e hijas de las mujeres violadas, o a sus hermanos y hermanas, a sus padres, abuelos, 
sobrinos o tíos. quienes se vieron obligados a presenciar o escuchar el abuso sexual. 
• Afectación de la familia por la depresión posterior que sufren las víctimas directas. Ya que, muchas mujeres optan por no 
contar lo sucedido —por vergüenza, temor a ser abandonadas, miedo a ser estigmatizadas y señaladas— y se refugian en un 
silencio triste que afectan las relaciones familiares. 
5. SOCIAL: 
•Desarraigo de sus relaciones sociales por la ausencia de redes comunitarias y familiares que puedan proveer las relaciones 
afectivas y la solidaridad necesarias para afrontar la adversidad. 
• Señalamientos de las comunidades y los comentarios de personas que expresan abiertamente que por alguna razón las víctimas 
tenían la culpa de lo que les había ocurrido. 
• Uso de la violencia sexual contra las mujeres como estrategia de guerra, especialmente dirigidas a figuras emblemáticas 
(líderes sociales, de la vida pública), buscando “dejar mensajes aleccionadores”, sembrar el terror y forzar el cumplimiento de 
cierto tipo de roles y pautas de comportamiento impuestos por los actores armados. 
En definitiva, la violencia sexual en las mujeres no solo dentro del conflicto armado, sino en cualquier contexto, constituye una 
experiencia traumática dadas las cargas de brutalidad, violencia y terror en condición de indefensión. Lo anterior, junto a la falta 
de atención y acompañamiento posterior generan daños e impactos severos, irreparables e imposibles de olvidar. 
Tras las cantidades de violaciones contra las mujeres y después de ser utilizadas como uno de los mecanismos o estrategias 
de guerra en el marco del Conflicto Armado, el Estado colombiano proporcionó algunas medidas para mitigar la condición de 
vulnerabilidad de las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado a través de: 
o La Ley 1448 de 2011 
 Especialmente en el artículo 25, en el cual se busca brindarle ayuda y dictar medidas de atención, asistencia y reparación 
integral a las víctimas de abuso, también se realizan distintos talleres entre víctimas donde se trata de buscar terapia y 
apoyo para poder afrontar la situación y sanar. Además de la restitución de tierras se les ofrezca a las personas vulneradas 
un apoyo, seguimiento psicológico y económico. 
o Acto Legislativo 01 de 2017 y el Decreto 588 de 2017 
Por medio de este se creó la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, como un 
mecanismo de carácter temporal y extrajudicial del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición - 
SIVJRNR, para conocer la verdad de lo ocurrido en el marco del conflicto armado y contribuir al esclarecimiento de las 
violaciones e infracciones cometidas durante el mismo y ofrecer una explicación amplia de su complejidad a toda la sociedad. 
La Comisión, de conformidad con lo establecido en el Decreto 588 de 2017, artículo 2º, deberá cumplir con los siguientes 
objetivos: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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1. Contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido, de tal forma que se promueva un entendimiento compartido en la sociedad, en 
especial de los aspectos menos conocidos del conflicto. 
2. Promover el reconocimiento de las víctimas como ciudadanos que vieron sus derechos vulnerados y como sujetos políticos 
de importancia para la transformación del país; en el cual hacen parte las mujeres víctimas de violencia sexual. 
Siendo este en sí una de las medidas que tomó el estado para mitigar, reparar y hacer que las mujeres en condición de 
vulnerabilidad por causa de violencia sexual del conflicto armado puedan contar lo que les paso y a si estas víctimas puedan 
sanar, volviendo a una vida en sociedad en la cual no se sientan débiles u opacadas; por el contrario, en la cual puedan brillar 
y si bien no se pueden olvidar dichos actos despreciables, puedan convivir con ello y avanzar. 
o LA UARIV (Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas): 
Creada en el enero del 2012 a partir de Ley de Víctimas y Restitución de Tierras ha diseñado diversas estrategias de reparación 
simbólica para las mujeres víctimas de violencia sexual, mediante 3 encuentro colectivos los cuales trabajan dese un enfoque 
psicosocial en aras de construir espacios de reparación que las mismas mujeres crean: 
• El primer encuentro tiene como objetivo el acercamiento con las mujeres y dar a conocer las medidas de indemnización y 
generar con estas una experiencia simbólica de reparación. 
 
 
• El segundo se trabaja en sentido de la implementación de las medidas 
reparadoras y el reconocimiento de los derechos de las mujeres 
• El tercero se realiza un intercambio de saberes y el acto simbólico que se ha 
preparado en conjunto. 
Se ha llevado esta estrategia de los 3 encuentros colectivos en varios lugares del 
país, dando impactos realmente positivos en relación a la construcción de lazos 
y redes de apoyo entre las mujeres y a la concertación con las mujeres de las 
medidas de reparación simbólica, a pesar de los buenos resultados los recursos 
con los que cuenta esta unidad son limitados dando como resultado que no se 
pueda hacer una cobertura parcial si tenemos en cuenta las dimensiones y lugares 
donde se da esta grave y triste situación. 
 
3. ¿Qué medidas ha tomado el Estado para mitigar la condición de 
vulnerabilidad de estos grupos? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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o Procedimiento EREG (Estrategia de Recuperación Emocional a Nivel Grupal) 
La EREG cumple con los propósitos para los cuales fue diseñada: la reparación con un enfoque transformador, la mitigación del 
dolor y el descubrimiento de nuevos significados de la experiencia de sufrimiento vivida y expresada por las víctimas de violencia 
sexual en sus narrativas, y percibida en su bienestar psicosocial. La naturaleza del hecho victimizaste de violencia sexual genera 
en las victimas sentimientos de vergüenza y culpa, así como aislamiento y ocultamiento, por temor a juicios y estigmas sociales; 
además, dificulta la declaración del delito yla identificación de las víctimas. Esta situación cambia mediante el acceso a la 
estrategia, la participación y el hecho de compartir con mujeres que han pasado por experiencias similares, la aceptación que no 
fueron las culpables de lo sucedido, el empoderamiento de sus derechos y la adquisición de habilidades para desarrollar un papel 
protagónico de valentía y resistencia en diferentes espacios políticos, sociales y comunitarios. 
o Estrategias en casa 
El Estado Colombiano ha planteado algunas estrategias para que se pongan en práctica desde casa, y de este modo se pueda 
mitigar la condición de vulnerabilidad de este grupo: 
1) Escuchar: Si una familiar o conocida quiere comunicarse contigo sobre sus experiencias de violencia sexual ¡escúchalas! Ellas 
están tomando la iniciativa de no quedarse calladas, así que escúchala y hazle entender que ella no tiene la culpa, ni la ropa que 
tenía, su edad o estar en el momento que sufrió el ataque. 
2) Educa a tu comunidad y familiares: En la actualidad no muchas personas son conscientes de las imposiciones machistas de 
nuestra sociedad, no son conscientes de que las mujeres viven día a día el acoso en todas partes. Así que cuando puedas crea un 
espacio en tu hogar para hablar de la vulnerabilidad de este grupo, ¡Hazlo! 
3) Exigir respuestas y servicios adecuados para las víctimas: Es nuestro deber como ciudadanos exigir que se garantícela atención 
igualitaria a todas las sobrevivientes de violencia que lo necesiten 
4) Reconoce las señales de violencia y Crea tu propio plan de intervención: Reconocer las situaciones como violencia, reconocer 
los tipos de violencia y hacerle saber a las autoridades. Además, desarrollar tu propio plan de intervención y reaccionar de forma 
inmediata ante posibles casos de violencia o mensajes de auxilio de una víctima, tener a la mano números telefónicos de 
instituciones que puedan atender y mantener a salvo a al apersona afectada 
 
Sin embargo, las víctimas se encuentran con muchas lagunas o barreras para adquirir estas ayudas e indemnizaciones económicas, 
lo anterior es principalmente por la corrupción que se presenta en el diario vivir en el país por parte de funcionarios públicos y 
organizaciones que se aprovechan de su estado de vulnerabilidad y la ausencia de información. Helena, mujer víctima de violencia 
sexual, evidencia esta situación: 
 “Allá hay como casi 100 millones de pesos que se llegaron pa’ las víctimas y ninguno de las víctimas recibieron…ni siquiera 1.000 
pesos. Entonces todo eso le estamos reclamando. Y el alcalde ya le mandamos el oficio y todo, y no nos lo ha contestado entonces 
ya lo mandé como una tutela y ya” (CNMH, Helena, mujer adulta víctima de violencia sexual, Tolima, 2015). (Histórica, 2017) 
Por otra parte, este incentivo económico que no sobrepasa los tres mil quinientos dólares no es suficiente, ni siquiera se acerca 
la verdadera reparación. Pues para las sobrevivientes una verdadera reparación seria que alguien escuchara sus historias y les 
enseñara a procesar ese profundo dolor, por ejemplo, el testimonio de una mujer víctima de violencia sexual; 
Es por lo que el Estado fue y es incapaz de hacer justicia, de familias y comunidades tolerantes a las violencias de género y de 
un manto de señalamiento, vergüenza y culpa que impide que se reconozca la verdad sobre lo sucedido. Principalmente porque 
fueron los mismos agentes del Estado quienes han sido responsables de por lo menos 206 casos registrados y los GAPD son 
responsables de 950 casos y los casos imputados a agentes del Estado ascienden a 68 registros. Es así como el Estado colombiano 
le falló a las mujeres víctimas de violencia sexual, pues cuando el Estado no sanciona a los perpetradores y las comunidades y las 
familias no repudian la violencia sexual, se fortalece la idea de que frente a esta no es necesario emprender alguna acción y que 
es tarea de las víctimas continuar sin dar trascendencia a lo vivido. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A modo de conclusión tenemos que, la violencia sexual es un aspecto inevitable de los 
conflictos armados. La responsabilidad de prevenir la violencia sexual corresponde 
principalmente a los Estados. Las violaciones y otros abusos sexuales se cometen en forma 
generalizada cuando impera un clima de impunidad. Los potenciales autores de actos de 
esa índole lo pensarían dos veces si supieran que sus actos de indecible crueldad no 
quedarán impunes. Lamentablemente, en muchos casos saben que “no pasará nada”. Por 
ende, las violaciones sexuales y su deficiente reparación integral, son gracias a problemas 
estructurales, como las limitaciones y desigualdades para acceder a los servicios del Estado, 
la persistencia de factores de pobreza como el limitado acceso a la educación, la 
precariedad de la atención en salud, el desplazamiento forzado y el difícil acceso a servicios 
básicos. Además, que las mujeres víctimas de las múltiples violaciones sexuales que se 
presentaron en el conflicto armado en Colombia, no consideran que las medidas de 
reparación que se implementaron no eran lo principalmente necesitaban, pues el dinero no 
iba a solventar sus dolores, lo que realmente necesitan es ser escuchadas, redignificadas y 
solucionar los tantos problemas estructurales que se presentan, y de este modo poder 
prevenir estos actos atroces. 
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13. Santiago Lagos 
Sánchez 
14. Sofía Sánchez 
Saucedo 
15. Stefania Velandia 
Lache 
16. Valentina Lizarazo 
Barbosa 
 
 
 
Durante 50 años de conflicto armado en Colombia, la violencia sexual ha sido una práctica generalizada pero también 
silenciada, que ha disfrutado de los más altos niveles de impunidad, lo que llevo en su momento a que la Corte Constitucional 
expidiera el Auto 092 de 2008 que contribuyó un proceso gradual de visibilizarían de la violencia sexual contra la mujer en 
el que se explicitó que la violencia sexual cometida contra la mujer, incluyendo el abuso y la explotación sexual “es una práctica 
habitual, extendida, sistemática e invisible en el contexto del conflicto armado colombiano”. Sin embargo, es ese concepto de 
invisibilidad que ha conducido al mismo desconocimiento de la sociedad respecto a estos patrones de violencia sexual que 
han padecido millones de mujeres, niñas y personas transgénero. Desde nuestra perspectiva la dificultad más grande de toda 
sociedad y en especial la colombiana es la ignorancia y la futilidad que le hemos designado a las mujeres y a todo aquello 
que les acontece a sus alrededores o a ellas misma ¿por qué decimos esto? Porque la sociedad es una construcción que por 
mucho tiempo fue comanda por el hombre y que priorizo su rol en la sociedad menospreciando el papel femenino en lo 
político, social y estatal. Por consiguiente, se convirtió en un deber de todos los individuos visibilizar la cruel, amarga y 
fragmentada realidad, y dilucidar que es la mujer un agente de cambio necesario. 
Según un estudio a cabo por Oxfam, entre el 2001 y el 2009, menos del 18% de las mujeres denuncian casos de violencia 
sexual. De aquellos casos que sí son denunciados, solo dos de cien probablemente lleguen a obtener una sentencia, dejando 
un nivel de impunidad de más del 98%. Asimismo, otro aspecto revelador es que, en el proceso de Justicia y Paz, en el cual 
los paramilitares desmovilizados optaban a penas alternativas a cambio de la confesión de todos sus crímenes, de los 39.546 
actos confesados sólo 96 se referirían a violenciasexual. Esto demuestra que los autores de estas violaciones no reconocen 
o consideran que los actos de violencia sexual sean crímenes serios. Aun así, a pesar del esfuerzo progresivo existen muy 
pocas denuncias por parte de las víctimas, lo que nos encamina a pensar que en realidad hay un gran y paradójico problema, 
las victimas sobreviviente a violencia sexual en el marco del conflicto armado no confía en el sistema judicial colombiano por 
una razón en especial y es que el decir que las mujeres tienen “acceso a la justicia” es una verdad a medias, es decir una 
mentira. Entonces, si esto es así ¿Quiénes las ayudan y les ofrecen iniciativas para superar su condición de vulnerabilidad? En 
palabras escuetas son ellas mismas, las que han generado procesos de reparación, de verdad, de perdón y de reconstrucción. 
 Pese a la violencia cometida contra las mujeres y el sufrimiento que conlleva, estas 
colombianas han demostrado que no solo son víctimas, sino también agentes de cambio y 
activistas que luchan por la justicia y por una reforma profunda. ¿y por qué son tan 
importantes? Porque simple y llanamente así como lo indica Ana Cristina Portilla, experta 
en justicia de género de la oficina en Bogotá del ICTJ quien afirma que: “Dado a que las 
mujeres representan casi la mitad del total de las víctimas del conflicto armado, y que los 
patrones de violencia que han vivido pueden ser diferentes a los de los hombres, su 
participación se hace imprescindible para que se conozcan sus experiencias, sus sugerencias 
y puedan influir en la implementación de la política pública que les concierne”, pero para 
 
4. ¿Qué iniciativas han tomado estos grupos para superar su condición de 
vulnerabilidad? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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ello uno de los primeros factores estos grupos en condición de vulnerabilidad han atacado para salir de esa misma condición 
ha sido el empoderamiento de las mujeres como un proceso deseable, y sin duda necesario, que contribuye claramente al 
bienestar individual y familiar, a la salud y al desarrollo social (World Bank, 2000; sen y Batliwala, 1997; United Nations, 1995). El 
empoderamiento se refiere al proceso por el cual aquellos a quienes se les ha negado la posibilidad de tomar decisiones de 
vida estratégicas adquieren tal capacidad, en ese sentido, cuando hablamos de empoderamiento femenino, nos referimos tanto 
al proceso, como al resultado del proceso a través del cual las mujeres ganan un mayor control sobre los recursos intelectuales 
y materiales, y desafían la ideología del patriarcado y la discriminación por género. Es un proceso, nada fácil en una comunidad 
que tiene las riendas del patriarcado, pero no imposible, un proceso que se experimenta de manera diferenciada y de alguna 
manera única por cada individuo. 
En consonancia con lo anterior, la Organización de Naciones Unidas señaló siete (7) principios sobre el empoderamiento de las 
mujeres, dentro de los que se pueden destacar cuatro, que son considerados transversales en este proceso. Estos son: 1) 
promoción de igualdad y equidad de género, 2) No discriminación, 3) salud y educación para las mujeres y 4) difusión de 
procesos realizados a favor de la igualdad de género (OnuMujeres, 2011) Debemos reconocer, que es pertinente que las mujeres 
se empoderen de múltiples formas para profundizar en la comprensión de los factores culturales, sociales, políticos y económicos 
que promueven las lógicas desiguales y se avance en la construcción de otras maneras de relacionamiento social, basadas en la 
igualdad y la equidad. Para esto es necesario que ellas tengan voz, sean escuchadas por las sociedades y Estados, que en 
reiteradas oportunidades tienden a silenciarlas, desconocerlas e invalidarlas, sobre todo cuando pretenden subvertir el ‘orden 
natural’ que privilegia lo masculino e invadir campos que históricamente le fueron asignado a lo masculino. En esa perspectiva, 
el empoderamiento tiene como fin último generar transformaciones de las estructuras de subordinación, así como cambios 
radicales en las leyes, derechos de propiedad y las instituciones que refuercen y perpetúen la dominación masculina en la vida 
de las mujeres. 
Luego de esa etapa de empoderamiento, en ese mismo proceso se pasa a la etapa de visibilización 
de la mujer y la misma ponderación e importancia a lo que les sucede tanto a ellas como en sus 
alrededores. Esta parte se desarrolla en su mayoría con el apoyo de a nivel nacional de 
organizaciones de víctimas de violencia sexual y del conflicto armado, con su acompañamiento 
jurídico y psicosocial que han permitido visibilizar las dificultades y obstáculos de las víctimas en 
su ruta de acceso a la justicia, así como ha contribuido al proceso de resistencia de las mujeres y 
ha dado las bases de la creación de la jurisprudencia. Además de ello, organizaciones locales con 
el mismo fin, pero con un enfoque de mayor predominancia a proceso de memoria, liberación, 
sanación y amor; entre ellas según el informe La Guerra Inscrita en el cuerpo son Meta con Mirada 
de Mujer, Narrar para Vivir, Mujeres del Plantón, ASUNIDOS, Corporación Mujer Diversa, Red 
Tejiendo Vida, No es hora de callar, entre otras. 
Se hace renombre de los procesos de memoria, debido a que han tenido un enorme potencial para lograr que la violencia sexual 
sea un tema de la agenda política nacional. El acto mismo de recordar y de hablar de las experiencias de vida promueven las 
memorias de las víctimas como las posibilidades para reclamar los derechos de las mujeres, para promover espacios de pedagogía 
social sobre el conflicto armado y la no repetición de los hechos y para ayudar a sanar las heridas de las sobrevivientes por 
medio del poder reparador de la palabra: “Como una forma de enfrentar las experiencias traumáticas, las personas pueden tratar 
de hablar de lo que pasó, buscar consuelo en los otros y validar su experiencia (…) hablar de lo sucedido puede tener para los 
sobrevivientes una importante función de memoria colectiva” (REMHI, 1998, página 187 y 189). 
Han sido las mismas víctimas de violencia sexual las que primero se han movilizado para hacer públicos los hechos, para exigir 
justicia, verdad y reparación. Llamar la atención sobre lo sucedido, alzar la voz por otras víctimas y demostrar que la violencia 
sexual sí ha sido una práctica sistemática e intencionada dentro del conflicto armado, ha permitido que, entre otras cosas, se 
hable de un crimen silenciado como este. La participación política a las mujeres les ha permitido recuperar parte del sentido 
de su dignidad como víctimas y en su mayoría esto se debe a ese empoderamiento, incluso recordar a las mujeres víctimas de 
violencia sexual no sobrevivientes se convirtió para ellas en un acto simbólico de resistencia, en tanto estas experiencias las 
animaron a contar sus propias vivencias. Las experiencias de apoyo entre mujeres y la emergencia de liderazgos han sido tan 
potentes que algunas de ellas se han convertido en lideresas con voces reconocidas a nivel local y nacional. Tal es el caso de 
la periodista Jineth Bedoya Lima, quien lidera la Campaña “No es hora de callar”, por medio de la cual invita a las mujeres 
víctimas de violencia sexual a denunciar y hablar de sus casos para evitar la impunidad y el ocultamiento de este crimen de 
lesa humanidad.Esta iniciativa surge como acto de memoria y de resistencia política de Jineth, tras haber reconocido 
públicamente, nueve años después de los hechos, que fue víctima de violencia sexual por parte de paramilitares el 25 de mayo 
de 2000, cuando se disponía a ingresar a la cárcel Modelo de Bogotá para entrevistar a un paramilitar en prisión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Hacer memorias e involucrarse en espacios organizativos o colectivos les ha permitido a las mujeres construir nuevas alternativas 
de participación social, formando un vínculo y un compromiso social hacia otras mujeres y sus comunidades. Esto es lo que el 
Informe Nacional de Violencia Sexual en el Conflicto Armado indica que la antropóloga Miriam Jimeno (2015) ha denominado las 
comunidades emocionales, como espacios en los que es posible expresar públicamente el dolor y construir a través del lenguaje 
emocional una “narrativa intersubjetiva frente a los hechos de violencia en la cual se avanza en la construcción de una ética 
colectiva de reconocimiento del sufrimiento del otro, que va a tener efectos directos en los procesos de justicia y reparación, así 
como en la recuperación emocional de las víctimas” (CNMH, 2015b, página 407) Aunque pareciese una cosa mínima narrar cobra 
un significado tan importante detrás de cada testimonio, significa nombrar lo innombrable, visibilizar lo oculto, contar lo silenciado, 
narrar es una estrategia de afrontamiento que emprenden las víctimas para levantarse, seguir adelante y construir conexiones 
afectivas: “Estoy tranquila porque pude hablar, o sea sacarme esa espina que tenía, o sea es bueno hablar, desahogarse un poco, 
o sea me siento más tranquila de hablar con la persona indicada que pude hablar todo eso” (CNMH, Leidy, mujer adolescente 
afrocolombiana, Nariño, 2015). 
Otra de las iniciativas detrás del proceso de visibilización además del de memoria, es las posibilidades del arte como mediador 
de las memorias, los actos de sanación y las resistencias políticas. Las prácticas artísticas como el teatro, la danza, la música, la 
pintura y la escritura se han convertido para algunas mujeres en sus salvavidas para “desarrollar formas de pensamiento activo y 
crecimiento personal en condiciones de gran adversidad, que una vez más redundan en procesos organizativos o actitudes 
personales de compromiso con la comunidad” (REMHI, 1998, página 197). En muchos de los testimonios recogidos para el Informe 
nombrado con anterioridad, algunas mujeres demostraron que hallaron en la escritura posibilidades reales para expresar sus 
sentimientos y promover en otras víctimas la participación política en aras de reivindicar sus derechos. Desde la metáfora y el 
lenguaje simbólico ella logra señalarlos y reclamarles por su dolor y el de otras víctimas, como en el siguiente fragmento de un 
poema de una de las sobrevivientes: 
“…La violencia nos ha usado, Como a un trapo roto nos ha dejado Ha jugado con nuestro cuerpo, alma y corazón Hemos 
sido títeres, marionetas, bailarinas de canciones mudas Guitarras sin cuerdas y pianos que al tocar se desafinan Solo los 
que desfilábamos por este cruel escenario Gritamos para dentro, mordemos de coraje. Somos hijos de la guerra, Somos 
huérfanos de ella…” Lulú, Medellín. 
Todas estas vivencias se han logrado gracias a acompañamiento psicosocial a mujeres víctimas de violencia sexual en la Unidad 
de Atención a Víctimas en el que las mujeres han podido elaborar sus duelos a través de la escritura creativa. La vida misma les 
enseño que debían salir de su estado de víctimas y renacer de la barbarie. 
Con respecto a esto, miles de mujeres en todo el territorio nacional tomaron como iniciativa huir de los lugares en los cuales 
estaban siendo vulneradas por parte de miembros de grupos paramilitares. La violación se convirtió en la mejor forma de silenciar 
pueblos enteros, de aterrorizar a los habitantes y de decirles a las mujeres que tenían dueño, sin embargo, la investigación de 
varias organizaciones de mujeres, da cuenta de un subregistro de por lo menos dos millones de mujeres abusadas sexualmente 
en tan solo dos de las cinco décadas de guerra. Aun así, algunas de estas víctimas tuvieron mucha valentía para dejar todo atrás, 
sin importar nada, porque lo único que interesaba en esos momentos de angustia, era salvaguardar su vida. Los procesos de 
memoria, perdón y verdad histórica sobre la guerra, constituyen un esfuerzo por construir interpretaciones de lo que ha sucedido 
en el marco del conflicto armado en el país, que avancen en su comprensión, dando un lugar especial a la voz de las víctimas y 
a las herramientas de las ciencias sociales. Estos esfuerzos persiguen un único objetivo de reconstruir el pasado, además de 
pensar en el horizonte presente en tanto es simbólicamente reparador y un horizonte de construcción de futuro, enmarcado en 
la dignificación de las víctimas y en la promoción de reflexiones sociales e interpelaciones que impidan o eviten la repetición de 
las atrocidades e injusticias sufridas por las víctimas de violencia sexual y busquen la transformación de los engranajes sociales, 
culturales y económicos que han permitido que la violencia hacia las mujeres se perpetúe y exacerbe. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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En conclusión, la violencia sexual se ha usado de manera diferencial por cada actor armado, a partir de dos ejes centrales: los 
escenarios del conflicto armado y los mensajes que estas violencias imprimen en los cuerpos de las víctimas. Se presentaron las 
características de cada uno de los escenarios. La violencia sexual perpetrada en el marco del conflicto afecta a las mujeres de 
forma particular; estos hechos desde el primer momento en el que ocurren establecen una serie de cambios frente a como 
conciben sus cuerpos, sus vidas, sus relaciones de pareja, su relación con la institucionalidad, el Estado y la sociedad civil. Los 
procesos de empoderamiento, visibilización, memoria, comunicación y reconstrucción de las mujeres víctimas de violencia sexual 
son el resultado del reconocimiento por parte de ellas de los distintos niveles de opresión a los que se han visto expuestas y que 
impiden que sean reconocidas como sujetas de derecho tanto por parte del Estado como por la sociedad civil. Buscando generar 
transformaciones a través de su participación activa en distintos escenarios, visibilizando la importancia de la transversalización del 
enfoque género en todas las decisiones en materia sociopolítica. Más que iniciativas son decisiones y estos grupos tomaron la 
decisión de contar su historia, de relatar, de escuchar y ser escuchadas, de hacer campañas contrala prevención, de generar 
documentales para que los miles de voces que en algún momento estuvieron ahogadas ahora salgan a la luz, salgan sin miedo para 
contar su historia y se enteren que no están solas. 
Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, (2015), Aniquilar la diferencia. Lesbianas, gays, bisexuales y 
transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano, Bogotá, CNMH-UARIVUSAID-OIM. 
Centro Nacional de Memoria Histórica (2018), Memoria histórica con víctimas de violencia sexual: aproximación 
conceptual y metodológica, CNMH, Bogotá. 
Documental Mariposas Violeta - Violencia sexual en el conflicto armado en Colombia. (2020, febrero 28). 
YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Y8WnST8RdfA 
Documental Violencia Sexual en el Conflicto Armado: el cuerpo como botín de guerra - (2020). YouTube 
“Comisión de la Verdad” https://www.youtube.com/watch?v=Y8WnST8RdfA 
https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/22334/CONTENIDO.pdf 
https://colombia.unfpa.org/sites/default/files/pub-
pdf/Mujeres%20V%C3%ADctimas%20de%20Violencia%20Sexual%20Col.pdf 
https://www.icrc.org/es/doc/resources/documents/interview/2011/women-interview-2011-03-02.htm 
https://www.ohchr.org/documents/publications/hr_in_armed_conflict_sp.pdf 
https://www.corteidh.or.cr/tablas/r34451.pdf 
https://www.cepal.org/sites/default/files/events/files/bermudezv.pdf 
https://www.semana.com/educacion/articulo/impacto-del-conflicto-armado-en-ninos-de-colombia/501110/ 
https://www.infomed.hlg.sld.cu/dia-de-los-derechos-humanos-2020-reconstruir-para-mejorar/ 
https://www.un.org/es/observances/end-sexual-violence-in-conflict-day 
https://centrodememoriahistorica.gov.co/el-observatorio-de-memoria-del-cnmh-actualiza-las-cifras-del-
conflicto-armado-en-colombia/ 
 
Referencias 
https://www.un.org/es/observances/end-sexual-violence-in-conflict-day
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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N° 1: Observatorio de memoria y conflicto 
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