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Apoyo vital primario

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Catalogación Editorial Ciencias Médicas
Jacas Torné, Manuel Facundo.
Apoyo vital primario al politraumatizado / Manuel Facundo
Jacas Torné. ―La Habana: Editorial Ciencias Médicas, 2019.
72 p. : il., tab.
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Atención de Apoyo Vital Avanzado en Trauma, Heridas y Lesiones
WO 700
Edición: Marta Trigo Marabotto
Diseño y realización: Yamilé Hernández Rodríguez
Emplane: Xiomara Segura Suárez
Fotografía: Luciano Ortelio Sánchez Núñez 
© Manuel Facundo Jacas Torné, 2019
© Sobre la presente edición:
 Editorial Ciencias Médicas, 2019
ISBN 978-959-313-450-7 (PDF)
ISBN 978-959-313-451-4 (Epub)
Editorial Ciencias Médicas
Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas
Calle 23 No. 654 entre D y E, El Vedado, La Habana
CP 10400, Cuba
Teléfono: 7 836 1893
E-mail: ecimed@infomed.sld.cu
www.ecimed.sld.cu
mailto:ecimed@infomed.sld.cu
Dedicatoria
A la memoria del profesor Juan Rodríguez-Loeches Fernández (1921-2008),
por lo mucho que aportó a la literatura médica cubana y a la formación 
de médicos y cirujanos. Fue un hombre de su tiempo que amó y defendió a 
la Revolución. De “Juanchín” guardo en mi cerebro sus sabios consejos 
profesionales y en mi corazón la amistad y el cariño que me prodigó. 
Prefacio
Este tema comenzó a interesarme hace poco menos de 50 años, cuando 
prestaba mi ayuda solidaria al Movimiento para la Liberación de Angola en un 
destacamento guerrillero, asentado en el poblado de Dolisi, Brazzaville, en la 
República del Congo. Desde ese poblado muy cercano a la frontera con Cabinda, 
salían los combatientes angolanos a hostigar a los colonialistas portugueses. 
Alguna que otra vez regresaban gravemente heridos por explosiones de mi-
nas que ellos mismos habían colocado y luego se olvidaban de su ubicación. 
Las lesiones producidas por las minas terrestres son graves, por lo que el que 
sobrevivía, lo hacía con un miembro amputado. 
En mi carrera de cirujano me atraía mucho el drama de una operación de 
emergencia para salvar una vida. Cuando fui escogido para formarme como 
cirujano cardiovascular, acepté de inmediato y me empleé a fondo en mi for-
mación y en los cuidados intensivos posoperatorios. Esto estimuló y amplió mi 
experiencia en la reanimación cardiopulmonar.
El objetivo de este texto es auxiliar al personal paramédico y médico no 
especializado, desde el punto de vista teórico, para que pueda reconocer 
cuándo una persona lesionada está a punto de fallecer y pueda aplicar las 
medidas elementales para salvarle la vida. Los conceptos científicos que en ella 
se abordan están lo suficientemente atemperados al público no profesional, lo 
cual la hacen comprensiva y asimilable por la población en general, si cuenta 
con la ayuda de un monitor.
El grado de instrucción de nuestro pueblo le permite asimilar los conoci-
mientos que faciliten la expresión práctica de la solidaridad en caso de acci-
dentes en que la vida de otras personas esté en riesgo; en este sentido este 
libro también podría ser útil. 
Esta obra no es el producto de una larga experiencia práctica, sino más bien 
de haber leído mucho y avanzar entre la profusa bibliografía sobre el tema.
La estructura de esta obra consiste en tres partes: 
La primera se refiere a las generalidades, con un breve recuento de la 
anatomofisiología humana, para terminar con la respuesta del cuerpo al trau-
matismo y la epidemiología del trauma. 
La segunda parte está dedicada a la atención prehospitalaria del politrauma-
tizado, en condiciones y medios limitados. Se diseñó para aplicar las nociones 
de la anatomofisiología explicadas en la primera parte.
Por último, se ofrece una tercera parte donde se resume cómo examinar 
a un paciente politraumatizado y se exponen algunos consejos prácticos para 
la atención de algunas enfermedades relacionadas con el trauma. Completan 
esta sección los anexos y la bibliografía consultada.
Con este libro espero contribuir modestamente a enriquecer las lecturas 
complementarias de nuestro Sistema Integral de Urgencias Médicas (SIUM), 
a cuyos profesores he consultado a través de sus publicaciones. A todos ellos 
mi agradecimiento.
También quiero agradecer especialmente al profesor Hans Husum y otros, 
del Hospital Universitario de Tromsoe, Noruega, la autorización para emplear 
algunos conceptos e ilustraciones de su libro Save Lives Save Limbs, que tan 
buena acogida ha tenido entre los profesionales de la salud en Cuba.
Para terminar, deseo expresar un viejo proverbio de la sabiduría oriental:
Si lo leo, lo olvido.
Si lo veo, lo recuerdo.
Si lo hago, lo conozco.
El Autor
Contenido
Generalidades/ 1
Cuerpo humano y su sistema vital/ 2
Breve recuento de la anatomofisiología humana/ 4
Fisiología cardiorrespiratoria elemental/ 13
Fisiopatología del trauma/ 14
Respuesta del cuerpo al traumatismo/ 15
Epidemiología del trauma/ 16
Atención prehospitalaria del politraumatizado/ 19
Paciente politraumatizado/ 19
Apoyo vital/ 20
Apoyo vital a la vía aérea y la respiración/ 23
Resumen de apoyo vital de las vías aéreas y respiración/ 27
Apoyo vital a la circulación sanguínea/ 30
Apoyo vital al trauma craneoencefálico/ 37
Apoyo vital al traumatismo maxilofacial severo/ 38
Apoyo vital al traumatismo de la columna vertebral/ 38
Apoyo vital a las lesiones torácicas/ 39
Apoyo vital a las lesiones abdominales/ 41
Apoyo vital a las lesiones de los miembros/ 42
Apoyo vital al síndrome por aplastamiento o por compresión/ 42
Reanimación cardiorrespiratoria/ 42
Protocolo de actuación/ 43
Importancia de la temperatura de la víctima/ 46
Síntomas de baja temperatura corporal/ 46
Posiciones de las víctimas en la escena del accidente/ 47
Medidas necesarias para el traslado de la víctima/ 49
Algunos consejos prácticos/ 50
Examen a un politraumatizado/ 50
Traumatismo grave/ 51
Reconocimiento primario/ 52
Reconocimiento secundario/ 52
Lesiones en masa/ 53
Quemaduras eléctricas/ 55
Politraumatismo en los niños/ 56
Trauma en mujeres embarazadas/ 59
Glosario/ 60
Bibliografía/ 63
Anexos/ 67
Tablas/ 67
Algoritmos/ 70
Algoritmo 1. Apoyo vital de la respiración/ 70
Algoritmo 2. Circulación sanguínea/ 70
Algoritmo 3. Líneas de defensa del cuerpo para el sangramiento/ 71
Algoritmo 4. Posición de la víctima/ 71
Generalidades
Introducción
En la antigüedad, el fallecimiento masivo de seres humanos era el resultado 
de epidemias desconocidas para las cuales no existía tratamiento. Enfermeda-
des como la viruela, tifus, lepra, tuberculosis y sífilis asolaban esporádicamente 
a Eurasia, y provocaban la muerte a miles de personas. Es incuestionable que 
la ignorancia en la civilización de entonces era la causante de esos brotes pe-
riódicos de enfermedades desconocidas en continentes como América y África, 
cuando los europeos llevaron la “civilización” a esas regiones, en su afán de 
conquista y explotación. 
En las guerras y los desastres naturales se pueden producir numerosas 
víctimas en un corto período, y no siempre existe, en los primeros instantes, 
un profesional con conocimiento al lado de la víctima en peligro inminente de 
perder la vida.
Vivimos en un país caribeño, vulnerable a los desastres climáticos, con 
una región en su porción más oriental susceptible a movimientos telúricos; 
industrias y transportación masiva expuestas a accidentes que provoquen 
gran número de lesionados y, además, es un país asediado y constantemente 
amenazado por la potencia militar y económica más grande que ha conocido 
la humanidad. Solo la preparación para la defensa del pueblo ha impedido, 
durante algo más de medio siglo, que hayamos engrosado la fila de las naciones 
2 
que en ese mismo período han sido objeto de agresiones, bajo el eufemismo 
de “guerra limitada o de baja intensidad”.
Cuando se trabaja en comunidades apartadas, alejadas de una atención 
médica calificada, con poco equipamiento adecuado, como las brigadas mé-
dicas internacionalistas, es muy importante que se conozca cómo ayudar a las 
víctimas a resistir y sobrevivir a las lesiones. 
Esta obra sobre apoyo vital primarioes una modesta contribución a la 
divulgación y preparación de toda la población para auxiliar a las víctimas de 
accidentes, catástrofes naturales o eventuales agresiones armadas.
El cuerpo humano está diseñado para resistir y sobrevivir a las lesiones. 
Trescientos millones de años de evolución lo han preparado para ello. De la 
gravedad de la lesión depende la capacidad del cuerpo para sobrevivir en los 
primeros momentos de ocurrir esta. La medicina moderna es solo una ayuda 
para que el sistema homeostático del cuerpo tenga tiempo de restablecer su 
salud después de una enfermedad o un trauma físico. El profesional de la salud 
es solo un ayudante del cuerpo para alcanzar su homeostasis. Para ser un buen 
ayudante es necesario saber cómo responde el cuerpo humano a una lesión. 
Cuerpo humano y su sistema vital
El cuerpo humano es, de las maravillas de la Naturaleza, su más perfecta 
y acabada obra. Desde ese laboratorio complicado que es el seno materno al 
milagro de la primera respiración después del nacimiento, hasta el continuo 
desarrollo y perfeccionamiento de las cualidades en potencia de que viene 
dotado todo ser humano al nacer, se está en presencia de un equilibrio que se 
ha perfeccionado durante millones de años, lo cual hace a cada ser humano 
semejante e irrepetible.
El sistema circulatorio es de los primeros en formarse en el embrión. A las 8 
semanas de gestación ya está listo para bombear la sangre oxigenada que recibe 
de la madre a través del cordón umbilical. Un ingenioso sistema de comunica-
ciones en el interior del corazón y un conducto (conducto arterioso) entre la 
arteria pulmonar y la aorta, asegura que la sangre no llegue a los pulmones y 
en su lugar se envíe a todas las partes del embrión, con lo que se garantiza la 
formación y el desarrollo de todos los órganos y tejidos (Fig. 1).
Al momento del nacimiento, con la interrupción del cordón umbilical, el 
embrión convertido en un feto a término cierra todas las comunicaciones 
transitorias del sistema circulatorio y se dispone a enfrentar, por sus propios 
medios, la oxigenación de su sangre.
3
 
Fig. 1. Circulación fetal.
Ese soplo vital que es la primera respiración, que se realiza después de 
abandonar el tibio seno materno donde recibió el oxígeno que necesitó para 
desarrollarse desde simple embrión hasta un feto a término, simboliza la razón 
primaria de la vida.
Un feto está a término cuando está listo para enfrentar el nacimiento y 
asumir todas sus funciones vitales. En el momento del nacimiento, cuando se 
interrumpe la circulación del cordón umbilical, se expansionan los pulmones 
de forma brusca y automática, y entra la primera bocanada de aire ambiental: 
es el primer llanto. El flujo de sangre en el recién nacido sufre cambios también 
dramáticos. Ahora toda la sangre debe fluir hacia los pulmones, las comuni-
caciones entre las cavidades cardíacas completan su cierre. La comunicación 
fisiológica entre la arteria pulmonar y la arteria aorta (el conducto arterioso), 
igual se cierra. Toda la sangre se deriva directamente a los pulmones donde 
recibe ahora el oxígeno, y regresa de inmediato al corazón a través de las venas 
pulmonares.
El oxígeno es la vida, y la carencia de oxígeno es la muerte. Con esa premisa 
está elaborado el desarrollo del ser humano y su equilibrio biológico.
Las primeras dos semanas son de adaptación a las nuevas condiciones, 
para esto el recién nacido viene al mundo bien equipado, no obstante, para 
4 
lograr una buena supervivencia es necesario una ayuda suplementaria. En el 
seno materno, el feto se ha mantenido a una temperatura de 36 a 37 °C, ideal 
para cumplir todas las funciones vitales; por esto, es necesario proporcionarle 
un ambiente adecuado, para que el recién nacido no agote sus reservas en 
mantener esa temperatura. 
Los mecanismos de coagulación de la sangre en el feto se condicionan para 
que la sangre se haga más fluida e incoagulable. Al nacer, hay que ayudar al 
recién nacido a normalizar su mecanismo de coagulación. 
El recién nacido comienza a vivir con cuatro de los cinco sentidos, bastante 
desarrollados, el olfato, el gusto, el auditivo y el táctil. Solo el sentido de la vista 
no madura hasta alrededor de las 2 semanas. Su sistema digestivo y nervioso 
requieren algún tiempo para completar su madurez. Algunos reflejos ya están 
presentes en la vida intrauterina, uno de estos es el de la succión. 
Breve recuento de la anatomofisiología 
humana 
Sistemas y aparatos del cuerpo humano 
Conceptos claves 
Sistema. Es un grupo de órganos asociados que concurren en una función 
general y están formados predominantemente por los mismos tipos de tejidos. 
Por ejemplo: sistema esquelético, sistema cardiovascular, sistema nervioso, etc.
Aparato. Es un grupo de sistemas que desempeñan una función común 
y más amplia. Por ejemplo: el aparato locomotor, integrado por los sistemas 
muscular, esquelético, articular y nervioso.
Entre los sistemas y aparatos se encuentran:
 – Sistema nervioso: recoge, transfiere y procesa la información, por el cere-
bro y los nervios. 
 – Sistema cardiovascular: distribuye la sangre por todo el cuerpo; está forma-
do por el corazón, las arterias, venas y capilares. 
 – Sistema endocrino: produce la comunicación interior del cuerpo mediante 
las hormonas. 
 – Sistema inmunitario: garantiza la defensa contra agentes causantes de en-
fermedades. 
 – Sistema tegumentario: protege los músculos, los órganos y los huesos; está 
formado por la piel, el pelo y las uñas. 
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file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_esquelético
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_cardiovascular
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_nervioso
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Aparato_locomotor
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_nervioso
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_cardiovascular
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file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_inmunitario
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_integumentario
5
 – Sistema muscular: produce el movimiento del cuerpo. 
 – Sistema óseo: constituye el apoyo estructural y la protección mediante los 
huesos. 
 – Sistema articular: formado por las articulaciones y los ligamentos asociados 
que unen el sistema esquelético y permite los movimientos corporales. 
 – Sistema linfático: formado por los capilares, vasos y ganglios linfáticos, 
bazo, timo y médula ósea. 
 – Aparato respiratorio: procesa la respiración en los pulmones. Dentro de 
ellos se encuentran los bronquiolos, cilius, etc. 
 – Aparato digestivo: procesa los alimentos; está formado por la boca, el esó-
fago, estómago, intestinos y glándulas anejas. 
 – Aparato excretor: elimina los residuos del cuerpo mediante la orina y las 
heces fecales.
 – Aparato reproductor: es el encargado de la reproducción; formado por los 
órganos sexuales (masculinos y femeninos).
 – Aparato locomotor: conjunto de los sistemas esquelético, articular y mus-
cular. Estos sistemas coordinados por el sistema nervioso permiten la loco-
moción. 
 – Aparato circulatorio: conjunto de los sistemas cardiovascular y linfático. 
Como sucede con el resto de los animales, el cuerpo humano está constitui-
do por células. La unión funcional y estructural de las células integra los tejidos 
y órganos, los cuales, a su vez, forman los sistemas especializados en funciones. 
A continuación se hará un breve recuento sobre los sistemas nervioso, res-
piratorio, circulatorio, digestivo, endocrino, genitourinario, osteomioarticular y 
la piel, los cuales están estrechamente relacionados con el apoyo vital.
Sistema nervioso 
Desde el punto de vista anatómico-estructural, el sistema nervioso se divide 
en central y periférico.El encéfalo, como parte del sistema nervioso central 
está constituido por tres elementos: los hemisferios cerebrales, el cerebelo y 
el tallo encefálico; estas tres estructuras son las que más sufren con la carencia 
de oxígeno y son las que intervienen en el concepto de muerte cerebral. Los 
hemisferios cerebrales son dos: derecho e izquierdo, y están compuestos de 
la sustancia gris (concentración de neuronas) y de la sustancia blanca (rami-
ficaciones). El cerebelo está por detrás del tallo (Fig. 2). En este se distinguen 
dos hemisferios y una parte central, que se denomina vermis; también está 
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_muscular_(anatomía_humana)
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_óseo
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_articular
file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Sistema_linfático
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file:///C:\Users\Marta\Users\Marta\AppData\Roaming\wiki\Aparato_circulatorio
6 
constituido por sustancia gris y blanca unidas al resto del encéfalo por medio de 
fibras nerviosas. La médula espinal, que ocupa el canal medular de la columna 
vertebral, sirve de trasmisor de los impulsos nerviosos que parten del encéfalo 
o van hacia este. El tallo encefálico se localiza entre los hemisferios cerebrales 
y la médula espinal con la cual se continúa hacia abajo; tiene por detrás el 
cerebelo, estructura importante en el diagnóstico de muerte encefálica. 
Todas las estructuras vitales del sistema nervioso están lubricadas, dentro 
de la armazón que lo protege (cráneo y raquis), por el líquido cefalorraquídeo. 
La función del encéfalo, la médula espinal y los nervios periféricos es la 
coordinación y el control de las funciones internas autónomas, la relación del 
cuerpo con el medio externo mediante los órganos de los sentidos y, sobre todo, 
la actividad psíquica superior, que constituye la diferencia con los animales. 
 
Fig. 2. Corte sagital del cráneo. Hemisferio izquierdo.
Sistema respiratorio 
Anatómicamente está constituido por:
 – La vía aérea superior: nariz, faringe y laringe.
 – La vía aérea inferior: tráquea, y los bronquios derecho e izquierdo.
Como en la faringe confluyen los alimentos que penetran por la boca, la 
laringe tiene un mecanismo de sellado de la tráquea, constituido por una len-
güeta de cartílago recubierta de mucosa, que no es más que la prolongación 
del paladar duro, la epiglotis, que evita que los alimentos se desvíen hacia los 
pulmones (Fig. 3).
7
Fig. 3. Estructura del sistema respiratorio.
En su trayecto, la vía aérea está revestida en su interior de una mucosa especia-
lizada, que filtra el aire de impurezas, lo calienta y humedece. El aire penetra por 
la vía aérea superior y es conducido por la vía aérea inferior hasta los pulmones.
Los pulmones, situados a cada lado de la cavidad torácica, actúan como una 
bomba de succión gracias al movimiento del diafragma y la pared torácica. Entre 
esta última y los pulmones hay un espacio virtual que contiene una pequeña 
cantidad de líquido, el cual lubrica el roce del pulmón con la parrilla costal. La 
pleura es una membrana serosa que recubre ambos pulmones y tapiza todo 
el mediastino y el interior de la pared torácica y el diafragma.
El diafragma es un músculo ancho y poderoso que separa el contenido 
del tórax de las vísceras abdominales, pero sobre todo actúa como bomba 
impulsora del aire para que penetre en los pulmones (inspiración) y salga 
(espiración) (Fig. 4).
El ser humano toma el oxígeno del aire que lo rodea y lo lleva a todas sus 
células mediante un complicado sistema fisiológico. El aire penetra en la vía 
aérea superior (nariz o boca), y a través de la tráquea y los bronquios llega a los 
pulmones donde cede el oxígeno a la sangre, a continuación toma de esta el 
anhídrido carbónico (CO2) para hacer el recorrido inverso y expulsarlo al exterior.
8 
Fig. 4. Dibujos representativos de los mecanismos de la respiración. Tomado de Hans Husum 
y otros, Save Lives Save Limbs, Hospital Universitario de Tromsoe, Noruega. 
A
B
9
Sistema circulatorio 
El sistema circulatorio está constituido por un órgano principal muy podero-
so cuya función es bombear la sangre a todas las partes del cuerpo: el corazón. 
Este se caracteriza por el automatismo y sincronismo gracias a un sistema 
nervioso especializado, y su ubicación topográfica es en la cavidad torácica en 
medio de los dos pulmones. Completan el sistema circulatorio las arterias, las 
venas y los capilares (Fig. 5).
El sistema linfático acompaña al sistema circulatorio, vinculado estrecha-
mente a la defensa del organismo. 
El sistema circulatorio es el encargado de transportar el oxígeno a todas 
las partes del cuerpo para que lo aproveche cada célula de cada tejido que 
forman los órganos o estructuras del cuerpo. A su vez recoge el dióxido de 
carbono para llevarlo a los pulmones, además de otras sustancias que son 
productos del metabolismo, las cuales son llevadas al hígado y los riñones 
para ser asimiladas o depuradas. Para cumplir esa función de transportador 
de oxígeno, el sistema circulatorio cuenta con las arterias, las venas, el corazón 
y, por supuesto, con la sangre.
 
Fig. 5. Sistema circulatorio. A. Circulación arterial. B. Circulación venosa. 
A B
10 
La sangre es un tejido compuesto por células en un medio líquido, llamado 
plasma, donde están disueltas, además de las células, proteínas y sales. Las 
células rojas son las encargadas de transportar el O2, aunque en determinadas 
circunstancias, el plasma puede contener una pequeña porción de O2. Las célu-
las blancas forman parte del sistema de defensa del organismo y las plaquetas 
tienen un importantísimo papel en la coagulación de la sangre, pues forman 
parte del coágulo que sella el sangramiento de los vasos sanguíneos. Las pla-
quetas solo cumplen su función adecuadamente a la temperatura normal del 
cuerpo. Las temperaturas por debajo de 34 °C las hace ineficientes (Fig. 6).
Fig. 6. Componentes de la sangre.
Sistema esquelético 
Los sistemas vitales como el nervioso, respiratorio y cardiovascular están 
convenientemente protegidos por el sistema esquelético, que actúa como un 
sostén ante las agresiones del medio externo. También forma parte del sistema 
osteomioarticular.
Sistema osteomioarticular 
El sistema osteomioarticular es la estructura que contiene en su interior 
los órganos vitales como el cerebro, el corazón y otros, situados en la cabeza, 
cavidad torácica y la abdominal, a los cuales protege. Da la forma anatómica a 
la especie y, sobre todo, proporciona el movimiento de locomoción y el resto 
de los movimientos del cuerpo. Está constituido por los huesos, los músculos 
y los tendones. La unión de los extremos de los huesos se efectúa a través de 
ligamentos, que en muchas partes del cuerpo permiten los movimientos, en 
cuyo caso esta unión se llama articulación.
El conjunto de los huesos forma el esqueleto, que en el ser humano son más 
de 200, unidos por tejido conjuntivo muy resistente que forman los ligamentos. 
11
El sistema muscular acompaña a los huesos, a los que se unen a través de los 
tendones. Los movimientos se originan casi siempre por la contracción de dos 
grupos musculares: agónicos que proporcionan el movimiento en un sentido; 
y antagónicos que se oponen al movimiento. Las contracciones musculares 
están controladas por el sistema nervioso. 
Sistema endocrino 
Además del sistema nervioso, el sistema endocrino controla varias funciones 
del organismo. Está constituido por un grupo de glándulas: la principal es lahipófisis, localizada en la base del cerebro, la cual realiza una función reguladora 
de las funciones de las demás glándulas a través de las hormonas que segrega:
 – Una hormona que estimula la glándula tiroides, la cual segrega la hormona 
tiroxina, reguladora de la actividad metabólica de los tejidos. 
 – Una hormona que controla la secreción de la glándula suprarrenal, la cual 
influye en el metabolismo de los hidratos de carbono, del sodio y el pota-
sio, y controla la proporción en que se intercambian las sustancias entre la 
sangre y los tejidos.
 – Sustancias (hormonas) que controlan la secreción de los ovarios en las mu-
jeres (estrógenos y progesterona) y testosterona en los hombres.
 – La hormona somatotrópica o del crecimiento, que controla la velocidad del 
desarrollo del esqueleto y de los grandes órganos, a través del metabolismo 
de las proteínas e hidratos de carbono.
 – Una hormona que estimula la secreción de leche de las mamas después del 
embarazo.
El lóbulo posterior de la hipófisis segrega la vasopresina que actúa sobre 
los riñones y controla el volumen de orina. Segrega también la oxitocina que 
controla las contracciones de las fibras musculares lisas del intestino, de las 
arterias pequeñas y provoca la contracción uterina durante el parto. Otras 
glándulas del sistema endocrino son el páncreas, las paratiroides y el timo.
Aparato digestivo 
La energía necesaria para el mantenimiento y funcionamiento adecuado 
del organismo la suministran los alimentos. La boca es la primera porción del 
aparato digestivo, en esta se encuentran las arcadas dentarias y la lengua. El 
techo o bóveda de la cavidad bucal lo constituye el paladar duro, llamado así 
por estar formado por hueso recubierto de periostio y mucosa. La mucosa del 
paladar duro sigue hacia atrás y forma el paladar blando o velo del paladar, el 
cual tiene una función muy importante para dirigir los alimentos hacia el esófa-
go, mientras protege la vía aérea de la entrada de estos o de cuerpos extraños.
12 
La digestión de los alimentos comienza en la boca, donde son triturados y 
mezclados con la saliva (enzimas); ese bolo alimenticio que se forma es con-
ducido por el esófago, segunda porción del tubo digestivo, que conexiona la 
boca con el estómago. El estómago es un ensanchamiento del tubo digestivo 
en forma de bolsa; en este, el bolo alimenticio se mezcla con los ácidos; luego 
pasa al intestino delgado donde los jugos digestivos procedentes de dos glán-
dulas anexas, el hígado y el páncreas, completan la digestión. El resultado de 
todo esto es la formación de una sustancia denominada quimo, que es en gran 
parte asimilada por el intestino delgado y otros pocos elementos en el intestino 
grueso, a través de una red de vasos linfáticos que incorporan el quimo a la 
circulación sanguínea. El resto de la digestión de los alimentos no asimilados 
es expulsado al exterior en las heces fecales.
Aparato genitourinario 
El aparato genitourinario está formado por los riñones, los uréteres, la vejiga 
y la uretra, esta última con diferencias en ambos sexos. La función del aparato 
urinario es la de excreción de las impurezas y sustancias tóxicas de la sangre, 
mediante la orina. También son expulsados los medicamentos y los productos 
del metabolismo de los medicamentos en exceso que no son asimilados. La 
cantidad de orina producida en 24 h es de 1 500 mL en el adulto, de estos 
son excretados aproximadamente 0,5 mL/kg/h de orina en un adulto, para 
mantener la homeostasis. 
Desde el punto de vista genital, la diferencia externa de este aparato entre 
ambos sexos es evidente y está adaptado a las funciones que cumple cada 
uno en la procreación de la especie. La fisiología de los riñones es compleja 
e importante. Su estructura histológica le permite, mediante la excreción y 
reabsorción de agua y regular las proporciones adecuadas de electrólitos y 
agua en los tejidos. 
Piel 
La piel es el revestimiento que cubre de manera continua la superficie del 
cuerpo. Es el órgano mayor del cuerpo que lo protege de la pérdida de líquido 
o deshidratación y le informa sobre el medio ambiente, sustancias dañinas o 
cambios de temperatura. Está constituida por tres capas: epidermis, dermis 
e hipodermis (Fig. 7). La capa media, dermis, contiene glándulas sudoríparas, 
vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas y la raíz del pelo y de las uñas. Las 
glándulas sudoríparas regulan la temperatura del cuerpo mediante la secreción 
de agua. Los vasos sanguíneos de la dermis también regulan la temperatura 
del cuerpo, se contraen para conservar el calor y se dilatan para disiparlo. Los 
receptores nerviosos trasmiten la presión, la temperatura y el dolor.
13
Fig. 7. Capas de la piel.
 
Fisiología cardiorrespiratoria elemental 
El aire penetra por las vías respiratorias hasta los alvéolos pulmonares donde 
se produce un intercambio de gases a través de su fina y permeable membrana. 
El oxígeno (O2) inspirado pasa a la sangre de los capilares pulmonares y estos 
ceden el anhídrido carbónico (CO2) a los alvéolos pulmonares. La sangre satu-
rada de O2 regresa al corazón “izquierdo” a través de las venas pulmonares, de 
donde es impulsada a todas las partes del cuerpo. En los tejidos a los cuales llega 
la sangre a través de los capilares, ocurre un nuevo intercambio gaseoso. Los 
capilares ceden el O2 a las células y estas ceden el CO2 a los capilares. La sangre 
hiposaturada de O2 y abundante en CO2, regresa al corazón “derecho” por el 
sistema venoso, de donde es impulsada a los pulmones donde el aire después 
de realizar el intercambio va de los alvéolos a las vías aéreas y es espirado para 
continuar el ciclo vital. Intervienen en este ciclo el mecanismo de la ventilación 
constituido por los músculos intercostales y el músculo diafragma, la función 
del corazón y el volumen, la temperatura y la composición de la sangre, que 
transporta los gases (Fig. 8). 
14 
Fig. 8. Función de bomba del diafragma. Tomado de Hans Husum y otros, Save Lives Save 
Limbs, Hospital Universitario de Tromsoe, Noruega. 
El diafragma forma el piso de la cavidad torácica y el techo de la cavidad 
abdominal. El diafragma actúa como una bomba; de modo que, cuando se 
mueve hacia arriba, presiona hacia afuera el aire de los pulmones y, cuando 
se mueve hacia abajo, succiona aire hacia los pulmones. El diafragma es el 
músculo más importante de la respiración. 
Todas las funciones vitales del cuerpo humano están regidas por el oxígeno. 
Nada es posible sin este. 
Fisiopatología del trauma
El cuerpo humano está preparado para resistir y sobrevivir a las lesiones. 
Millones de años de evolución lo han preparado para ello. De la gravedad de 
la lesión depende la capacidad del cuerpo para sobrevivir en los primeros 
momentos de recibir una lesión. La medicina moderna es solo una ayuda para 
que el cuerpo tenga tiempo de restablecer su salud después de una lesión.
Cuando una persona saludable corre, nada o hace un ejercicio físico ex-
traordinario, comienza a respirar rápido y profundo y los latidos de su corazón 
se hacen más rápidos y fuertes. Para aumentar su fuerza, su cuerpo necesita 
15
más oxígeno. Es exactamente lo mismo que sucede con las víctimas de lesiones 
graves. Las señales nerviosas que provienen de la lesión hacen que la víctima 
trate de obtener más oxígeno. Esta respuesta llega inmediatamente después 
de la lesión. Hay una gran necesidad de llevar oxígeno al cuerpo.
Respuesta del cuerpo al traumatismo 
La respuesta fisiológica del cuerpo al traumatismo está condicionada por 
el estado nutricional y de salud previa a la lesión. Los factores de riesgo de 
muerte por trauma dependen de la severidad de la lesión y la capacidad fisio-
lógica de respuesta. 
El tiempo transcurrido entre el momento de la lesión y el que se presta 
atención adecuada, es otro de los factores que influyende manera determi-
nante en el resultado final. La hipoperfusión de los tejidos de las víctimas con 
pérdidas sanguíneas con repercusión hemodinámica desencadenan una cascada 
de fenómenos que agravan la lesión original. 
La frecuencia respiratoria (FR) aumenta. El paciente hace más respiraciones 
por minuto. La FR de un adulto, en condiciones basales, es de alrededor de 
15 a 20 respiraciones/min. Si la víctima de una lesión grave ha perdido gran 
cantidad de sangre o tiene una lesión en el tórax, la FR puede aumentar de 
30 a 40 respiraciones/min.
Cada respiración es más profunda. Después de la lesión, el movimiento del 
diafragma aumenta. Avanza más profundamente en el abdomen para aspirar 
el aire (se puede ver cómo se expande el abdomen). El cuerpo necesita más 
oxígeno. El suministro de oxígeno depende de las vías aéreas, los pulmones, 
la respiración, la sangre y el corazón. 
¿Cuáles son los síntomas y signos de muy poco oxígeno en la sangre?
 – La víctima tiene “hambre de aire”. Está intranquilo.
 – La respiración es rápida, más de 30 respiraciones/min (adultos).
 – La víctima está pálida y suda.
¿Cuáles son los síntomas y signos circulatorios?
Lo primero que ocurre es que la frecuencia cardíaca aumenta (100-120 lati- 
dos/min), luego, la tensión arterial comienza a disminuir en dependencia del 
volumen de sangre perdido. La víctima siente sed, está pálida, y la piel está 
sudorosa y fría.
16 
Epidemiología del trauma 
El término médico de “epidemiología del trauma” es comúnmente empleado 
para describir una situación global, en la que al menos 16 000 personas mueren 
a diario de lesiones y el número continúa aumentando.
El término epidemia es aceptado a escala mundial como que no existe inten-
cionalidad, que está más allá del control humano. En ese sentido no se ajusta al 
término de “epidemiología del trauma”. La razón es que siendo global, 90 % ocurre 
en países subdesarrollados del Sur. La mayoría de las “guerras de baja intensidad” 
son llevadas a cabo en el cinturón ecuatorial. No por accidentes, sino como resultado 
de decisiones deliberadas, las comunidades de campesinos pobres son el blanco de 
las armas de guerra sofisticadas, pues destruyen de forma sistemática los caminos y 
sistemas de irrigación de los campos. Esas guerras locales emplean el sembrado de 
minas personales y antitanques, que no distinguen soldados de civiles, ni vehículos 
de guerra de ómnibus populares. Las comunidades víctimas de masacres, bombas 
y minas, lo son también de los desastres naturales.
Las principales causas de muertes en la actualidad son las enfermedades 
cardiovasculares, neoplasias y accidentes. Los accidentes pueden ser por 
causas naturales como terremotos, maremotos, fenómenos meteorológicos, 
desertificación, sequía, inundaciones, deslaves y volcanes. 
Al mirar más de cerca las llamadas “muertes por causas naturales” se pue-
de comprobar que esas muertes pueden aminorarse si se dedican recursos 
a mejorar las condiciones de vida: construyendo viviendas resistentes a los 
terremotos, previniendo oportunamente los fenómenos naturales, impidiendo 
la tala de bosques de forma indiscriminada y cuidando el medio ambiente.
Recientes estudios1 sobre las muertes causadas por accidentes de tránsito 
revelan que 80 % se producen en países de bajo o mediano desarrollo en el 
Sur. En el mismo estudio se evidencia que mientras en esos países la mortali-
dad es de 23 por 100 000 habitantes, en los países del Norte es solo de 16 por 
100 000 habitantes, a pesar de poseer menos cantidad de autos. Este resultado 
es producto de la pobreza y mal estado de las vías2. 
La mayoría de los epidemiólogos coinciden en categorizar la sequía, las 
inundaciones y los terremotos como eventos que causan “lesiones no intencio-
nadas”. Este concepto es erróneo por dos razones: primero, porque el hombre 
es el responsable del deterioro del medio ambiente, con los cambios climáticos 
que esto conlleva; y segundo, porque la fabricación de casas resistentes a los 
terremotos o traslado de comunidades a sitios más seguros puede prevenir las 
1 Drug E. (1999) Injury. A leading cause of the global burden of disease. World Health Organization, 
Geneva.
2 Nantulya VM, Reich MR (2002) The Neglected epidemic: road traffic injuries in developing countries. 
BMJ, 324,1139-41. 
17
muertes que estos ocasionan.
La lejanía de los centros hospitalarios del sitio del accidente o desastre 
contribuye a elevar el número de víctimas fatales, pues a veces demoran en-
tre 4 y 8 h en recibir una atención adecuada. En estos casos, las estadísticas 
demuestran que entre 40 y 50 % fallecen antes de llegar al hospital. 
Un estudio epidemiológico multicéntrico que se realizó en Seattle (Estados 
Unidos), Monterrey (México) y Kumasi (Ghana), demostró que la mortalidad 
en Ghana fue el doble que en Seattle; en una alta proporción antes de llegar 
al hospital. Otra muestra que confirma los resultados de esta investigación es 
que en la ciudad de Londres, de 1 350 llamadas de emergencia al día, solo dos 
o tres corresponden a un trauma mayor.
Un estudio de los informes mensuales de las llamadas a la Cruz Roja de 
México entre el primero de enero de 1995 y el 31 de diciembre de 1997 (3 
años), señala:
 – Del total de llamadas, solo fueron respondidas 62,42 %.
 – Del total de atendidos, se trasladaron al hospital 24,02 %.
 – Predominaron los eventos en la vía pública con 65,74 %.
 – Los accidentes en el hogar fueron 16,83 %.
Los accidentes constituyen un problema de salud pública de primera 
magnitud en los que los países industrializados emplean entre 2 y 2,5 % del 
Producto Interno Bruto (PIB).
Los politraumatismos constituyen la primera causa de muerte en los me-
nores de 30 años, la tercera causa de muerte en la población general y 55 % 
de la mortalidad infantil entre las edades de 5 y 14 años; así como 68 % de las 
lesiones raquimedulares.
En América Latina son lesionadas 4,4 millones de personas en accidentes 
de tránsito todos los años, de estos, 25 % son niños menores de 15 años 
(OMS, estadística 1999). Si se estima de forma conservadora, la tasa de 
mortalidad para estos accidentes es 5 %, lo que se traduce en que alre-
dedor de 200 000 personas mueren anualmente por accidentes de tránsito. 
Se sabe que por lo menos 1/4 de estas muertes son evitables (bloqueo de la 
vía aérea, anemia aguda). Así, 50 000 personas en América Latina fallecen de 
muertes evitables. 
A esa verdadera epidemia de muertes por accidentes de tránsito se añaden las 
catástrofes naturales que cada año azotan a esa región: inundaciones, deslave de 
lodo, terremotos, ciclones. Las víctimas de estas catástrofes son principalmente las 
comunidades campesinas pobres, lejos de las ciudades y hospitales. 
Por muertes evitables en las guerras y la violencia interpersonal, según 
estadísticas de la OMS, se lesionan anualmente en América Latina 3,9 millones 
18 
de personas. Se está hablando de una “guerra de baja intensidad” en Colombia 
y países del Caribe, así como violencia estructural por la policía/ejército en 
varios otros países. De nuevo, las víctimas son las personas de la clase obrera 
y los campesinos pobres. Estas cifras son escalofriantes, se señalan más de 
3 000 personas asesinadas por las minas y las matanzas del ejército en Colombia. 
Estimaciones conservadoras indican que al menos 70 000 personas al año, en 
América Latina, sufren muertes evitables debido a lesiones del tipo de guerra. 
En Cuba, el comportamiento de la mortalidad por accidentes es más o 
menos igual que en el resto de América Latina, fundamentalmente en relación 
con los accidentes del tránsito. Análisis realizados por especialistas del Instituto 
de Higiene y Epidemiología a partir de los datos estadísticos del Ministerio de 
Salud Pública demuestran que entre 1987 y 2002 la mortalidad por accidente 
se mantuvo entre las cinco primeras causas de muerte, con una tasa bruta de 
43,5 por 100 000 habitantes en 1987, e inferioren 2002, con una tasa de 
39,3 por 100 000 habitantes. En los niños de 1 a 19 años, la mortalidad por 
accidentes fue más significativa en el grupo de edades de 15 a 19 años. Sin 
embargo, en 2008, la mortalidad por accidentes del tránsito fue la más alta de 
los últimos 5 años con un saldo de 778 fallecidos y 7 707 lesionados.
La otra causa de muerte son las no naturales o provocadas por el hombre. 
Los conflictos armados regionales, provocados por la filosofía del despojo, en 
los cuales los países desarrollados del Norte imponen sus guerras de rapiña a los 
países subdesarrollados del Sur, son la causa de “epidemias” de bajas masivas, 
puesto que en estos ocurren 90 % de las víctimas. Los patriotas que enfrentan 
a los agresores se ven obligados a emplear para su defensa todos los medios a 
su alcance, entre ellos las minas terrestres personales y antitanques; muchas 
de las cuales quedan en los campos después de terminados los conflictos y 
provocan nuevas víctimas en períodos de aparente paz.
En Cuba, las urgencias médicas son enfrentadas por un sistema integrado por 
tres eslabones o niveles de atención que garantiza la continuidad del tratamiento 
desde el sitio de la enfermedad o el accidente hasta las unidades de terapia. El 
primer eslabón es la atención primaria de salud: lo constituyen los policlínicos de 
urgencia, los servicios de urgencia de los policlínicos y consultorios de urgencias, 
todos dotados de personal calificado y recursos necesarios. Estas unidades de 
salud garantizan la cobertura de los pacientes a nomás de 1 000 m de distancia. 
El segundo eslabón es el sistema móvil integrado de urgencias médicas (SIUM), 
que garantiza trasladar el personal y los medios al sitio donde se encuentra el 
paciente, para así iniciar el apoyo vital en el menor tiempo posible y luego el 
traslado de la víctima al tercer eslabón, establecido por el sistema hospitalario. 
Atención prehospitalaria 
del politraumatizado
Paciente politraumatizado 
Se define como politraumatismo la asociación de múltiples lesiones traumá-
ticas producidas por un mismo accidente, que afecta a varios órganos o sistemas 
y que suponen, aunque solo sea una de ellas, riesgo vital para el paciente. 
La correcta valoración y tratamiento inicial de estos pacientes la estandarizó 
el American Collage of Surgeon en su Curso de Soporte Vital Avanzado para 
Traumatismos, aceptado universalmente por su sencillez.
Causas de muerte traumática:
 – Instantánea o precoz (15 %). Sucede en minutos, se asocia con:
• Hemorragia masiva.
• Obstrucción de la vía aérea (causa más frecuente).
• Destrucción irreparable del cerebro.
• Traumatismo torácico.
 – Tardías (75 %). Al cabo de días, suelen ser consecuencia de:
• Sepsis.
• Fracaso multiorgánico. 
Hora dorada. Es la el tratamiento inicial (65 %). Según estudios necrópsicos:
 – Entre 25 y 35 % de muertes podían haber sido prevenidas con un tratamien-
to inicial más eficaz. 
20 
Los estudios realizados por muchos de los servicios de urgencia médica 
(SUM) demostraron, sin lugar a dudas, que la primera hora después de un 
trauma transcurre fuera del hospital. Se justifica, pues, que se nombre a ese 
período “la hora dorada” del apoyo vital (The Golden Hour).
Esos mismos trabajos señalan la importancia de disminuir ese tiempo ex-
trahospitalario como medio de mejorar la supervivencia de las víctimas. Dos 
enfoques se han ensayado en ese sentido: iniciar el apoyo vital en la escena del 
accidente, o trasladar parte de los medios hospitalarios mediante ambulancias 
al lugar de los hechos.
Tiempos de las fases del tratamiento prehospitalario:
 – El tiempo que la víctima está en la escena donde se produce el trauma, sin 
que llegue nadie a socorrerlo.
 – El tiempo en que se activan los avisos. 
 – El tiempo de respuesta del hospital.
 – Tiempo de traslado al vehículo.
 – Tiempo de transporte al hospital.
 – Tiempo de traslado de la víctima a la sala de emergencia. 
Como se puede apreciar, solo una pequeña parte de esa “hora dorada” se 
emplea en la atención en la sala de emergencia. 
Cuando se trabaja en comunidades pobres, apartadas, alejadas de aten-
ción médica calificada, con poco equipamiento médico para ayudarle, es muy 
importante que se conozca cómo ayudar a las víctimas a resistir y sobrevivir 
a las lesiones. 
Lo primero que se debe conocer de la víctima de una lesión es su natura-
leza, las circunstancias que rodean al trauma. Si es un accidente del tránsito, 
terremoto, explosiones o herida por armas de fuego, caída de altura, etc.
Apoyo vital 
Se llama apoyo vital a las acciones que paramédicos y médicos realizan para 
permitir al cuerpo humano sobrevivir a las enfermedades agudas o lesiones 
traumáticas que ponen en riesgo inmediato la vida de la víctima. 
El apoyo vital puede ser dividido en: 
 – Apoyo vital básico (AVB): es el que se puede realizar con las propias manos, 
desprovistos de todo equipamiento. 
 – Apoyo vital avanzado (AVA): es el que realiza un equipo de socorristas pro-
vistos del equipamiento necesario para un tratamiento avanzado. 
21
Los cuatro aspectos que se deben tener en cuenta al iniciar el apoyo vital 
por el socorrista son:
Medidas de seguridad: el socorrista debe evitar ponerse en peligro, en 
situaciones de riesgo, pues de sufrir algún accidente no podría auxiliar a la víc-
tima. En segundo lugar, debe colocar a la víctima en un lugar seguro, teniendo 
el cuidado de no agravar sus lesiones.
Garantizar la oxigenación: examinar rápidamente si la víctima tiene alguna 
lesión que le impida llevar oxígeno a su sangre, de ser así iniciar el apoyo vital 
a la vía aérea y la respiración (ver más adelante).
Controlar el sangramiento: examinar las heridas que sangren activamente. 
Comprobar si la pérdida de sangre compromete la presión arterial y la cantidad 
de oxígeno que pueda transportar.
Mantener la temperatura: despojar a la víctima de ropas mojadas y cubrirla 
con ropas secas y si es posible abrigarla con mantas para facilitar sus mecanis-
mos de autodefensa. 
Para facilitar el trabajo del socorrista cuando llega a la escena de un ac-
cidente, se aconseja emplear sistemáticamente una serie de acciones, por 
orden de prioridad, las cuales garantizan la atención adecuada a las víctimas. 
Esas acciones se conocen como el ABCDE del trauma, palabra clave empleada 
como recurso nemotécnico: 
A. La A significa vía aérea. Es fundamental precisar su permeabilidad, un pa-
ciente que no respira está a punto de fallecer; en la práctica, las víctimas 
se dividen en dos grupos fundamentales:
• Pacientes que se encuentran hablando o quejándose del accidente. El 
que es capaz de hablar sin dificultad tiene permeable sus vías aéreas y 
la circulación y respiración son aceptables para mantener una función 
neurológica normal.
• Pacientes inconscientes. En estos casos el proceso de evaluación de 
la vía aérea es el descrito a continuación: se moviliza al individuo en 
bloque y se coloca boca arriba, luego se permeabiliza la vía aérea con 
los procedimientos establecidos para el trauma. No debe olvidarse el 
control de la columna cervical en esas maniobras.
B. La B es la segunda letra del alfabeto, pero se emplea para recordar la V de 
ventilación, que significa la entrada de aire hasta los pulmones. En el examen 
de la respiración se pueden encontrar alteraciones tanto de la frecuencia 
como del ritmo, ambas pueden poner en riesgo la vida si no se toman las 
medidas inmediatas que se indican más adelante.
22 
C. La C se emplea para recordar la circulación. Es imprescindible mantener 
una circulación adecuada, ya que puede suceder que la sangre no cumpla 
su cometido de llevar el oxígeno, los nutrientes y los medicamentos a los 
tejidos. La circulación constituye la segunda prioridad y se evalúa su efica-
cia por la frecuencia cardíaca, el llenado capilar en las uñas, coloración y 
temperatura de la piel, así como la presencia de hemorragias. 
D. La D recuerda la deficiencia neurológica,que es la cuarta prioridad. La 
evaluación del sistema neurológico permite determinar el grado de lesión 
cerebral existente, su repercusión sobre el resto de las funciones vitales 
y la posibilidad de mejorar el pronóstico en términos de reducir el daño 
presente y futuro. 
E. La E recuerda la necesidad de exponer y explorar el resto del cuerpo bus-
cando lesiones en otras áreas, para esto es necesario descubrir el tórax, el 
abdomen y las extremidades con sumo cuidado para no agravar una lesión 
del raquis. Explorar el dorso de la víctima. 
Para explorar el nivel de conciencia de la víctima se emplea también un 
recurso nemotécnico, la palabra ARIP, que se puede aplicar fácil y rápidamente 
en la escena del accidente:
Alerta: consciente. La víctima reconoce lo que está pasando.
Responde: al llamado o al dolor. Habitualmente somnolientos, pero respon-
den a los estímulos verbales o a estímulos dolorosos, ya sea con movimientos 
de retirada al dolor u algún otro.
Inconsciente: no responde a ningún estímulo.
Pupilas: una pupila mayor que la otra (asimetría), ambas muy contraídas o 
muy dilatadas, con escasa modificación a la luz, indican gran lesión o presión 
dentro del cráneo, lo cual demanda un traslado inmediato a un centro hospi-
talario (Fig. 9).
La presencia de parálisis de un miembro o una mitad del cuerpo son tam-
bién indicativos de daño cerebral; la parálisis de ambas piernas (paraplejía) o 
ambas piernas y brazos (cuadriplejía) confirman una lesión de la columna y 
esta pudiera asociarse a hipotensión o choque espinal.
¿Cómo enfrentar algunas lesiones?
Al tratar a un paciente, víctima de un politraumatismo, portador de múltiples 
lesiones, en que al menos una de ellas pone en riesgo su vida, es necesario 
actuar con presteza, pero sin olvidar las lesiones menos graves que en su 
conjunto pueden empeorar su pronóstico vital. Por esto, hay que hacerlo si-
multáneamente en casi todas. El socorrista, además de dar órdenes y de avisar 
al centro de urgencias, ha de procurarse ayudantes entre las otras víctimas con 
lesiones leves o entre las personas presentes.
23
Fig. 9. Examen de las pupilas mientras se palpa el pulso carotídeo con la mano izquierda. 
Por razones didácticas y prácticas se abordarán individualmente un grupo 
de lesiones, siguiendo un orden de prioridad, acorde con los 4 aspectos que 
el socorrista y sus ayudantes deben tener en cuenta en la atención de un 
politraumatizado. 
Apoyo vital a la vía aérea y la respiración 
Vía aérea 
Los tres elementos que mantienen un buen suministro de oxígeno a 
la sangre son:
 – Vía aérea libre (ventilación).
 – Función pulmonar normal (respiración).
 – Buen estado del sistema circulatorio.
Si la vía aérea está bien y la frecuencia cardíaca también (menos de 
100 latidos/min), pero está empeorando, la víctima tiene problemas res-
piratorios.
Si la vía aérea está bien y la ventilación también, pero está empeorando, la 
víctima probablemente tiene una pérdida de sangre.
24 
Cuando el socorrista se enfrenta a la víctima, la pregunta que debe hacerse 
es: ¿es capaz de llevar suficiente oxígeno a la sangre por sí misma?, ¿cómo 
saberlo? 
Es importante comunicarse con la víctima. Hablarle. Si responde y sus 
palabras tienen sentido, su cerebro funciona bien; esto significa que en ese 
momento tiene suficiente oxígeno en la sangre y que su cerebro funciona 
correctamente. No obstante, es posible que este vaya disminuyendo, de modo 
que debe mantenerse hablándole mientras lo examina y durante todo el camino 
de su traslado al hospital.
A medida que el suministro de oxígeno es cada vez menor, el paciente se 
torna confuso, dice cosas sin sentido, empuja o forcejea. Entonces hay que tener 
cuidado, ya en esta etapa, la víctima está en peligro. El socorrista tiene que 
encontrar la forma de que lleve más oxígeno a la sangre. Ahora la pregunta es:
 – ¿Está la vía aérea libre? Si lo está, el socorrista debe continuar con el 
próximo paso. Pero si no lo está, debe buscar la forma de permeabilizar la 
vía aérea. 
 – Si la ventilación y la respiración son buenas, menos de 25 respiracio- 
nes/min y son profundas, debe observar el tórax: si se expande cuando 
aspira el aire, esto significa que los pulmones funcionan bien y la razón del 
poco oxígeno en la sangre es probablemente la pérdida de sangre. Para que 
una víctima tenga 30 respiraciones/min o más, jadeando, con respiraciones 
poco profundas, puede haber cuatro razones:
• El dolor hace que la respiración sea poco profunda, en ese caso debe 
aplicar un analgésico fuerte para el alivio del dolor, que no deprima la 
respiración, y observar si la respiración se vuelve más lenta y profunda.
• La bomba de los pulmones está dañada debido a una lesión en el tó-
rax. Los músculos de la pared del tórax se contraen, la caja del tórax se 
pone “rígida” y la respiración es poco profunda. Debe aplicar analgésico 
intravenoso (i.v.) para el alivio del dolor. Si la respiración no mejora, 
probablemente necesitará una sonda de drenaje torácico urgente.
• La bomba de los pulmones no funciona debido a que hay lesiones en el 
abdomen, los fluidos y los gases distienden el estómago y bloquean el 
diafragma. Debe dejar a la víctima sentada o semisentada, y si dispone 
de una sonda gástrica colocarla para drenar el estómago.
• Cuando el contenido de oxígeno en la sangre es muy bajo, el diafragma 
se relaja, se pone suave, no funciona. La víctima respira y solo levanta 
el tórax. En cada inspiración se puede ver el vientre que se mueve hacia 
adentro y en cada espiración el vientre se expandirá. Esto es lo opuesto 
25
a los movimientos normales de la respiración, lo que es una señal in-
equívoca de muy bajo nivel de oxígeno en sangre. La víctima está muy 
próxima a morir; debe comenzar la reanimación cardiopulmonar (RCP) 
(véase más adelante).
Ahora bien, si la respiración es normal entonces la causa de los síntomas de 
la víctima es la pérdida de sangre. El socorrista debe continuar con el próximo 
paso, debe detener el sangramiento y aplicar infusiones intravenosas.
Respiración 
Cuando la vía aérea esté libre, la próxima tarea será examinar la respiración. 
El socorrista debe asistir activamente la respiración en toda persona severa-
mente lesionada, no solamente las que tienen lesiones del tórax.
Las víctimas yacen flácidas sobre la espalda y respiran pobremente; hay que 
ponerlas en posición semisentada, para que ayude al diafragma a moverse y la 
respiración sea profunda y eficiente; el diafragma se debe mover 5 cm arriba y 
abajo. Si el traumatismo ocurre en la espalda, los órganos dentro de la cavidad 
abdominal presionan sobre el diafragma y reducen sus movimientos.
La posición semisentada desliza los órganos intrabdominales hacia abajo 
y el diafragma se puede mover libremente. Mientras se espera la evacuación y 
durante el traslado a un centro hospitalario, el socorrista debe sentarse detrás 
de la víctima y dejar que se apoye contra él. En esta posición, puede fácilmente 
seguir la respiración y examinar el pulso carotídeo, al mismo tiempo que calienta 
y consuela a la víctima.
A las víctimas con pérdida de sangre, en posición semisentada y despierta, 
se les debe inclinar solo 30° y elevar sus miembros, para que la sangre se desvíe 
hacia la parte central del cuerpo (Fig. 10). Eso suministra 1 L de sangre a los 
órganos importantes. 
Las víctimas inconscientes o que vomitan se colocan en posición de re-
cuperación. La posición de recuperación hace que la respiración sea menos 
eficiente, pero impide la entrada de sangre o vómito en la vía aérea. Lo más 
importante es proteger la vía aérea (Fig. 11). El alivio del dolor hace que los 
pacientes respiren mejor.
La respiración rápida y poco profunda indica que la víctima está necesitada 
de oxígeno. La frecuencia respiratoria normal de un adulto varía entre 10 y 
30 respiraciones/min. El dolor y el miedo o ambos, hacen la respiración rápida 
y superficial. Esta respiración es muy ineficiente y es un signo de alarmade que 
solo una pequeña cantidad de aire está entrando en los pulmones. El socorrista 
debe emplear un analgésico que no deprima la respiración.
26 
Fig. 10. Posición semisentado para facilitar la respiración.
Fig. 11. Posición de recuperación.
27
A los pacientes con miedo, debe tomarle su mano. Consuelo, ánimo y una 
mano cálida combaten la mayoría de los temores, especialmente en los niños, 
a quienes no se debe dejar a solas. 
En las lesiones abdominales, el socorrista debe colocar una sonda gástrica. 
Un estómago distendido comprime el diafragma. Los intestinos se paralizan 
después de una lesión abdominal. Los gases y los fluidos de los intestinos re-
troceden hacia el estómago y este se dilata como un globo. Este globo empuja 
el diafragma, de modo tal que este apenas puede moverse. Esta distensión del 
estómago aparece horas después de la lesión.
El socorrista debe colocar una sonda gástrica en todos los casos de lesiones 
abdominales que se encuentren a más de 3 h de distancia del hospital. La sonda 
gástrica vacía el estómago, libera el diafragma e impide el vómito. La técnica 
es sencilla siempre que se tenga entrenamiento para ello.
El socorrista debe tener en cuenta que:
 – Si la víctima tose cuando la sonda pasa por la faringe, indica que la sonda 
ha penetrado en la vía aérea. Debe sacar la sonda e intentarlo de nuevo.
 – El vómito durante la introducción indica que se ha sido muy rudo. Debe 
calmarse y tranquilizar a la víctima.
 – En las víctimas inconscientes el vómito es peligroso. Debe detener la intro-
ducción del tubo si la víctima vomita.
Resumen de apoyo vital de las vías aéreas y la respiración 
(véase en los Anexos el Algoritmo 1)
Vía aérea:
 – Si la víctima habla con voz normal y puede toser, su vía aérea está bien.
 – Si su voz es extraña, su respiración es ruidosa o no responde a palmadas 
en el rostro, puede haber bloqueo por la lengua, debe inclinarle la cabeza 
hacia atrás y tomarlo por la barbilla, en ese momento el socorrista debe 
colocar el oído cerca de la boca de la víctima. Si no puede oír o sentir el 
aliento de la víctima en su oído, este ha fallecido o está a punto de morir; 
se debe comenzar inmediatamente la reanimación cardiopulmonar (RCP). 
Si por el contrario, la respiración se hace más clara cuando el socorrista le 
inclina la cabeza, esto significa que la lengua le bloqueaba la garganta, y el 
bloqueo por la lengua se eliminó al inclinar la cabeza. Se debe mantener la 
cabeza inclinada.
 – Si la respiración es todavía ruidosa, los ruidos son húmedos y burbujeantes 
con la cabeza inclinada, debe haber algo dentro de la vía aérea. Se debe lim-
piar dentro de la boca con el dedo. Después, si se dispone de un aparato de 
succión, aspirar el moco, el vómito, la sangre y la suciedad de la vía aérea.
28 
 – El socorrista debe impedir el bloqueo de la vía aérea. Un buen síntoma es 
que el paciente tenga reflejo nauseoso o tosa cuando le succiona la vía aé-
rea. Si no ha sentido náuseas o no ha tosido, es que está inconsciente. Todas 
las víctimas inconscientes se deben colocar en la posición de recuperación.
Las lesiones en el rostro con bloqueo de la vía aérea requieren intubación 
inmediata.
Con la vía aérea completamente bloqueada, la víctima morirá en un lapso 
de 5 min. Es inútil dar tratamiento a otras lesiones antes de permear la vía 
aérea de la víctima. 
El socorrista debe mantenerse tranquilo y ajustarse a las reglas básicas del 
apoyo vital. 
La lengua puede matar. La sangre, el vómito y la mucosidad pueden matar 
también. Los reflejos fuertes que mantienen la vía aérea libre de alimentos y 
vómito (reflejo de tos, reflejo de deglución y reflejo nauseoso) no funcionan 
en los pacientes débiles e inconscientes; como resultado, sus vías aéreas se 
obstruyen, lo que provoca rápidamente la muerte. 
Para resolver ese problema: 
El socorrista debe inclinarle la cabeza a la víctima y alzarle la barbilla: sin 
moverlo, poner de inmediato su mano en su frente y, suavemente, inclinarle la 
cabeza hacia atrás. Al mismo tiempo, alzarle la barbilla con dos dedos puestos 
bajo el maxilar. Al alzarse la barbilla, la lengua se moverá hacia delante y no 
obstruirá la vía aérea. 
El socorrista debe sacar con los dedos los cuerpos extraños en la boca: 
cuando haya inclinado la cabeza hacia atrás y alzado la barbilla, debe abrir la 
boca de la víctima y observar. Retirar los fragmentos de dientes y pedazos de 
hueso con sus dedos. Limpiar la boca con un pedazo de tela.
Si la víctima no está despierta, debe ponerla en posición de recuperación: 
una víctima que no puede toser ni hablar se debe colocar en posición de 
recuperación. Esto impedirá que la lengua se vaya hacia atrás y obstruya la 
vía aérea, lo que disminuirá también el riesgo de que el vómito, la sangre o la 
mucosidad penetren en la vía aérea. 
Si la lesión es en el rostro, debe ponerla boca abajo, con los miembros infe-
riores ligeramente por encima del nivel de la cabeza: la sangre de las lesiones en 
el rostro, la boca o el cuello, pueden bloquear la vía aérea. Esto puede suceder 
aun estando en la posición de recuperación; por esa razón, debe colocar a la 
víctima boca abajo con la cabeza inclinada hacia atrás. Debe hacer un agujero 
en la hamaca, camilla o el colchón y poner a la víctima con el rostro sobre el 
agujero para que drene la sangre. 
29
Si la lengua está lesionada, debe tirar de ella hacia fuera de la boca: cuando 
se hala la lengua herida hacia fuera, el sangramiento disminuye. También la 
lengua se inflama menos, con menor riesgo de bloquear la vía aérea durante la 
evacuación. La técnica es tomar una buena porción de lengua entre los dedos 
índice y pulgar usando un pedazo de tela y tirar de ella hacia fuera y hacia abajo. 
Se debe emplear un alfiler de seguridad, una pinza de campo o una sutura a 
través de la lengua para fijarla a la piel.
Si la víctima está inconsciente: cuando por alguna razón no puede estar 
en la posición de recuperación, sino que tiene que estar acostada sobre la es-
palda, el contenido del estómago puede fácilmente fluir a la boca y deslizarse 
a la vía aérea. Se corre el riesgo de que la víctima se ahogue con su propio 
vómito. Para impedir esto, el socorrista debe presionar el cartílago cricoides 
de manera firme hacia la espina dorsal para cerrar el esófago, pero la vía aé-
rea permanece abierta a causa de la estructura sólida del cartílago cricoides. 
Debe estar dispuesto a emplear la presión sobre el cartílago cricoides durante 
la intubación endotraqueal.
Si la víctima puede hablar o puede toser: la vía aérea está libre.
Si la víctima está inconsciente: la vía aérea probablemente estará bloqueada.
Siempre comenzar el apoyo vital liberando primero la vía aérea, más tarde 
podrá hacer el examen de las otras lesiones.
El socorrista debe emplear métodos sencillos: la inclinación de la cabeza y 
el alzamiento de la barbilla abren la vía aérea en la mayoría de las víctimas (Fig. 12). 
La posición de recuperación impide el bloqueo de la vía aérea.
El socorrista debe buscar el anillo cricoides: es el primer cartílago por debajo 
de la nuez de Adán. La presión sobre el cartílago cricoides protege la vía aérea 
de broncoaspiración.
El socorrista debe recordar:
 – Colocar en posición semisentada a todas las víctimas severamente lesiona-
das y despiertas.
 – Contar la frecuencia respiratoria: FR mayor de 30 respiraciones/min (adulto), 
administrar ketamina i.v. para alivio del dolor.
 – Tranquilizar a la víctima: hablarle, tocarlo. Trasmitirle que hay alguien a su lado.
 – Colocar una sonda gástrica a todas las víctimas con lesión abdominal si 
están lejos del hospital.
 – A diferencia de las heridas penetrantes por proyectil de arma de fuego o 
arma blanca, los politraumas comprometen otras áreas del cuerpo y la fi-
siología de otros órganos. Además, muchas lesiones no se hacen evidentes 
inmediatamente. Esa multiplicidad de lesiones en el politrauma y su laten-
cia, obliga a una vigilancia continua.30 
 
Fig. 12. Posición para abrir la vía aérea.
Apoyo vital a la circulación sanguínea 
Las víctimas de lesiones traumáticas siempre presentan sangramiento, 
aún en el caso de que no sean visibles las heridas externas, como es el caso de 
lesiones en las vísceras torácicas o abdominales. 
La estrategia general para el apoyo vital en un politrauma donde es eviden-
te que por el momento no hay dificultades en la ventilación y respiración, es 
detener el sangramiento externo y luego reponer la pérdida de sangre. 
El cuerpo tiene tres líneas de defensa contra la pérdida de sangre:
Primera línea de defensa: el cuerpo trata de detener el sangramiento. 
Inmediatamente después de la lesión, las señales nerviosas hacen que las 
arterias alrededor de la herida se contraigan. Esto reduce el flujo sanguíneo y 
la pérdida de sangre. Las plaquetas forman coágulos de sangre para taponar 
los desgarramientos de los vasos sanguíneos.
Segunda línea de defensa: el corazón trabaja más. Si la primera línea de 
defensa no es suficiente y la sangre continúa perdiéndose, el corazón responde 
31
latiendo más rápidamente para poder aumentar la velocidad del flujo sanguí-
neo. La pérdida de glóbulos rojos se compensa con una mayor velocidad de 
circulación de la sangre. 
Tercera línea de defensa: redistribución del flujo de sangre que va a los 
miembros y a la piel. Si se está perdiendo aún más sangre, las arterias de la 
piel y de los miembros se contraen; estos se ponen fríos, una parte del sumi-
nistro de sangre que reciben normalmente se envía a los órganos vitales. Esta 
es una medida de emergencia del cuerpo, este “sacrifica” los miembros para 
salvar la vida.
Si todas las líneas de defensa se rompen, la presión arterial comienza a 
descender, lo que es una señal peligrosa. Alrededor de una tercera parte del 
total del volumen de sangre se ha perdido, lo cual equivale a más de 1,5 L, 
en un adulto. A pesar de que el corazón trabaja al máximo, le es difícil llevar 
suficiente suministro de oxígeno al cerebro y otros órganos vitales.
El sangramiento externo permite localizar el lugar de las heridas, pero la 
víctima puede estar sangrando internamente. El socorrista debe hablar con 
la víctima, palpar la temperatura de sus miembros con el dorso de la mano y 
compararla con la de su propia piel, contar la frecuencia cardíaca y tomar su 
presión arterial sistólica.
La presión arterial baja es una señal tardía de pérdida de sangre.
Si el socorrista cuenta con los medios necesarios, debe canalizar una vena 
gruesa y administrar infusiones i.v. tibias, entre 37 y 40 °C. El paciente está frío 
por la pérdida de sangre, hay que evitar empeorar las cosas administrando 
infusiones a la temperatura ambiente (inferior a 34 °C). Entonces, debe aplicar 
un vendaje ajustado, si es posible con venda elástica, al miembro lesionado. La 
presión del vendaje mantiene el flujo de sangre lento en el miembro e impide 
que se destruyan los coágulos de sangre.
¿Cómo saber la cantidad de sangre perdida?
 – Todo parece normal. No obstante, un adulto saludable puede perder 1 L de 
sangre y la única reacción será un ligero aumento de la frecuencia cardíaca. 
El socorrista debe examinar la víctima en busca de alguna lesión oculta, y 
pasada media hora tomar de nuevo la presión y el pulso. Si las señales aún 
son normales, el sangramiento no es mucho.
 – Si el paciente está confundido, los miembros están fríos, la frecuencia car-
díaca es de más de 100 latidos/min. La presión arterial todavía puede ser 
normal, pero ha perdido mucha sangre. Su cerebro carece de oxígeno. Si 
continúa sangrando, se romperán las defensas y la presión descenderá; el 
socorrista debe reajustar el vendaje si observa que no se detiene el san-
gramiento y poner al paciente con las piernas flexionadas para ayudar a 
32 
redistribuir la sangre. Si dispone de medios, debe canalizar una vena gruesa 
y administrar 2 L de solución de Ringer tibia a presión y si es necesario por 
dos cánulas i.v. Observar cómo responde.
 – Si está muy confundido o inconsciente, la frecuencia cardíaca es mayor 
de 100 latidos/min y la presión arterial es inferior a 90 mmHg, la pérdi-
da de sangre es crítica. Tiene muy poca sangre para proveer a los órganos 
principales del oxígeno que necesitan. Hay un riesgo inmediato de falla car-
díaca, daño cerebral y muerte. El socorrista debe administrar 2 L de solu-
ción de Ringer tibia rápidamente por dos cánulas i.v. y observar con cuidado 
cómo responde, pues puede tratarse de un sangramiento interno. 
Los traumatólogos conocen por experiencia que las fracturas cerradas, en 
las que no se puede apreciar un evidente sangramiento, son causas de sangra-
miento interno importante a partir de la médula ósea y los vasos sanguíneos 
desgarrados que están cerca del foco de fractura. Puede haber mucha sangre 
acumulada en un miembro fracturado e inflamado.
Estimado de sangre acumulada en un miembro fracturado: 
 – Fractura del brazo: 1 L.
 – Fractura del antebrazo: 0,5 L.
 – Fractura del muslo: 2 L.
 – Fractura de la parte inferior de la pierna: 1 L.
La señal más peligrosa de sangramiento interno es que no responda a 
las infusiones intravenosas. Si se ha detenido el sangramiento de las heridas 
visibles, y la víctima ha recibido 2 L de infusión tibia, ahora el socorrista debe 
observar cómo reacciona.
Si la presión arterial aumenta a 90 mmHg o más, y la frecuencia cardíaca 
está por debajo de 100 latidos/min y se mantienen así, no hay mucho sangra-
miento interno.
Si la presión arterial y la frecuencia cardíaca no responden o mejoran 
solamente por corto tiempo, hay un gran sangramiento interno. El socorrista 
debe hacer todo lo posible por llevar a esa víctima a un centro quirúrgico 
rápidamente.
¿Por qué detener primero el sangramiento? ¿Por qué no comenzar con las 
infusiones intravenosas?
Si se incrementan el flujo sanguíneo y la presión arterial antes que el san-
gramiento se detenga de modo seguro, los coágulos de sangre se destruirán y 
la herida comenzará a sangrar de nuevo.
33
¿Cómo detener el sangramiento de un miembro?
Las maniobras que se pueden emprender para detener el sangramiento de 
un miembro son las siguientes:
 – Comprimir la arteria principal con la mano, firmemente contra el hueso 
subyacente (Fig. 13), en la axila o en la ingle. Esto reduce el flujo de sangre 
hacia los miembros. No se debe retirar la compresión mientras no se haya 
colocado el vendaje compresivo.
 – Alzar el miembro del herido hasta la altura del corazón. Esto también ayuda 
a reducir el flujo sanguíneo y facilita el vendaje.
 – Taponar la herida con firmeza utilizando gasa o tela de algodón, no importa 
si se usa tela que no está limpia; se puede usar la propia ropa del paciente si 
fuera necesario. Usar su dedo para empujar la tela con cuidado en todos los 
espacios y bolsones dentro de la herida. Taponar la herida completamente.
 – Aplicar vendaje compresivo de venda elástica en todo el miembro, desde 
los dedos de los pies o de las manos hasta la ingle o la axila. Estos vendajes 
reducen el sangramiento, mantienen el taponamiento en su lugar y previe-
nen la inflamación del miembro.
 – Observar por espacio de 20 o 30 min. Si no sangra a través del vendaje, se 
puede retirar lentamente la compresión de la arteria, pero manteniendo el 
miembro elevado todo el tiempo. Si el sangramiento continúa, presionar 
otra vez la arteria principal y colocar otro vendaje compresivo encima del 
anterior. 
 – Si todavía sangra, el taponamiento no fue suficientemente bueno. Debe 
quitarlo, volver a taponar y aplicar un vendaje a presión apropiado.
Fig. 13. Posición para detener el sangramiento de un miembro. 
34 
Al taponar la herida, se ayuda a las plaquetas desde afuera. Las plaquetas 
trabajan desde adentro. Estas tratan de taponar las heridas de los vasos san-
guíneos con coágulos de sangre.
Síntomas de pérdida de sangre 
Primeros síntomas: FC mayor que 100 latidos/min. Palidez, piel fría y viscosa. 
Sed yno emisión de orina.
Síntomas de grandes pérdidas de sangre: FR mayor que 30 respiraciones/min. 
Confusión o inconsciencia. Presión arterial inferior a 90 mmHg.
Empleo del torniquete para la detención del sangramiento 
de los miembros 
Tradicionalmente se ha dicho que el empleo de torniquete en las lesiones 
de los miembros con abundante sangramiento, que pone en riesgo la vida de 
la víctima, es una indicación urgente y salvadora. Hoy se sabe que no es así. 
Si se tiene en cuenta la estructura anatómica de los miembros: músculos, 
huesos y recorrido de venas y arterias, se sería más cauteloso en emplear o 
indicar el empleo de torniquetes. 
Las tres principales arterias por debajo de la rodilla están ocultas entre los 
huesos (la tibia y el peroné). Ni el más apretado torniquete puede bloquearlas. 
Por debajo del codo las tres principales arterias están también ocultas entre los 
huesos (el radio y el cúbito), de modo que el torniquete tampoco funciona en 
este caso. Por esto, en todas las lesiones en piernas y aún en lesiones del pie, 
el torniquete se debe colocar en el muslo. En las lesiones del brazo se debe 
colocar por encima del codo.
Los adultos fuertes tienen muchos músculos en sus muslos y brazos y las 
principales arterias yacen profundamente dentro de ellos. Un torniquete hecho 
con una soga no se puede apretar lo suficiente para comprimir esas arterias 
profundas. Por otra parte, las venas tienen paredes delgadas y el torniquete las 
bloqueará, de modo que las arterias que están aun parcialmente abiertas bom-
bearán sangre hacia dentro del miembro lesionado, pero las venas bloqueadas 
no podrán drenar la sangre y el sangramiento se incrementará.
Cuando la presión arterial ha disminuido por debajo de 90 mmHg, el cuer-
po, de manera natural, desvía la sangre de los miembros. Es entonces que el 
torniquete puede reducir el sangramiento, pero es demasiado tarde. ¿Y qué 
sucede cuando se administra infusiones intravenosas y la presión arterial sube 
y se acerca a la normal? El miembro comienza a sangrar nuevamente a pesar 
del torniquete.
35
El músculo atrapado en el muñón de amputación traumática por una 
explosión es una causa común de infección de las heridas y de tener que 
recortar demasiado un miembro. Si se trata de una lesión por una explosión, 
el atrapamiento es provocado por la inflamación del músculo dañado por la 
onda expansiva de la explosión. El atrapamiento es común en los músculos de 
la parte inferior de la pierna y el antebrazo. Los torniquetes, que bloquean el 
drenaje venoso del muñón promueven la inflamación y aceleran el atrapamiento 
del músculo. El empleo de torniquetes en estos casos es añadir problemas a 
los ya existentes. 
Otras consecuencias del empleo de torniquetes 
Si se supone que se ha empleado un torniquete adecuado, es decir, una 
banda a la cual se le pueda aplicar la presión necesaria para colapsar las arte-
rias del miembro afectado y ha estado apretado por más de 2 h y se retira, se 
provoca un desastre en el miembro. Las pequeñas arterias y venas se bloquean 
debido a una reacción del cuerpo llamada reperfusión, daño que es bien cono-
cido por la mayoría de los cirujanos. Mientras más tiempo está la víctima con el 
torniquete apretado, mayor cantidad de venas dañadas cuando este se retire.
Resumen. El empleo del torniquete solo se justifica en las amputaciones 
traumáticas y en las lesiones que se producen en un medio urbano, esté 
bien aplicado y se garantice que el paciente pueda ser atendido en un centro 
quirúrgico en menos de 30 min; de lo contrario, prohíba el torniquete. Los 
torniquetes aumentan el sangramiento y solo funcionan cuando el cuerpo ha 
perdido mucha sangre. Entonces ya es demasiado tarde.
Todo sangramiento de los miembros se puede detener si se eleva el miem-
bro, se presiona, se tapona y se pone un vendaje compresivo.
Tratamiento de volumen 
La actuación en un politraumatizado que necesita reponer su volumen de 
sangre corresponde a un socorrista con entrenamiento y medios para enfrentar 
esta situación.
El tratamiento de volumen de la pérdida de sangre consiste en administrar 
cantidades de líquidos o fluidos a la víctima con el objetivo de restablecer el 
volumen de sangre que logre una presión adecuada para perfundir los tejidos 
vitales como el nervioso y los riñones. 
La víctima puede sangrar interiormente, pero no se verá sangre alguna. 
Tampoco se puede decir cuánto ha sangrado un amputado tomando en 
36 
consideración las manchas de sangre de su ropa. Para saber cuándo se debe 
reponer el volumen perdido, lo mejor es olvidarse del cálculo de las pérdidas 
en mililitros. El socorrista tiene que concentrarse en los síntomas de pérdida 
de sangre y en cómo estos síntomas cambian con el tratamiento de volumen.
Se debe empezar el tratamiento de volumen si la FC es mayor de 
100 latidos/min.
El tratamiento de volumen intravenoso es urgente si la presión arterial es 
menor de 90 mmHg.
¿Cómo hacer el tratamiento de volumen?
Los electrólitos son la base del tratamiento de volumen intravenoso. Las solu-
ciones electrolíticas contienen la misma concentración de sales que la de la sangre 
humana. Las dos soluciones electrolíticas más comunes son el lactato de Ringer 
y el cloruro de sodio (NaCl 0,9 % “salina normal”). Una no es mejor que la otra.
No use infusiones de coloide. Los coloides son infusiones similares al plasma 
de la sangre. Es por ello que las llaman “plasma”. Recientes informes señalan 
que los coloides son dañinos; se debe evitar usarlos en el tratamiento de las 
pérdidas de sangre, fuera del hospital. 
¿Qué cantidad de infusión intravenosa debe administrarse y cómo?
 – Administrar a presión 2 000 mL de solución de Ringer tibia a través de 
dos gruesas cánulas intravenosas en 10 min. Un ayudante debe presionar 
la bolsa para aumentar el flujo.
 – Revalorar a la víctima después de pasar los dos primeros litros, examinar la 
temperatura de la piel, la FC y la presión arterial. Si la víctima no mejora, 
pasar solución de Ringer lentamente hasta que la víctima no esté sedienta 
y pueda orinar a través de una sonda vesical.
 – Examinar estos signos cada 10 min, mientras procura el traslado al centro 
de urgencias.
 – No hay mejoría: otros 2 000 mL en 10 min.
 – Revalorar a la víctima cuando ya se hayan administrado 4 L.
 – No hay mejoría a pesar de 4 000 mL de solución de Ringer en 20 min: la 
víctima está sangrando en alguna parte. 
 – Ver si las heridas del miembro sangran a través del vendaje. Ver si ha pasa-
do por alto alguna herida sangrante. Retirar toda la ropa. Si no ve sangra-
miento alguno, la víctima sangra internamente. 
37
El objetivo del tratamiento de volumen en los adultos es estabilizar una 
presión arterial igual a 90 mmHg y una FC menor de 100 latidos/min durante 
20 min.
Tratamiento de volumen por vía oral 
En determinadas ocasiones es posible administrar volúmenes de líquidos 
por vía oral. Si la pérdida de la sangre no es severa y la víctima no tiene señal 
alguna de lesión abdominal, y está consciente, se le puede dar fluidos a través 
de la boca, alguna infusión caliente, por ejemplo. Se puede combinar el tra-
tamiento de volumen por vía oral, con tratamiento por vía intravenosa para 
acelerar la reposición de volumen.
Los líquidos toman largo tiempo en pasar del intestino a la corriente san-
guínea por esta razón el tratamiento de volumen por vía oral solo está indicado 
en condiciones extremas de aislamiento, sin posibilidades de reposición por 
vía intravenosa.
Apoyo vital al trauma craneoencefálico 
Los traumas craneoencefálicos (TCE) son muy frecuentes en los accidentes 
en la vía. Su frecuencia y gravedad han obligado a los gobiernos a tomar medidas 
de obligatorio cumplimiento como son el empleo de cinturones de seguridad 
en los vehículos y los cascos de protección en los ciclistas. 
En estos casos corresponde igual valoración primaria o revisión vital (ABC-
DE). El socorrista debe precisar si hubo consumo de drogas o alcohol

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