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camino de servidumbres

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Es preferible, probablemente, denominar colectivismo a los métodos que pueden usarse para una gran variedad de fines, y considerar al socialismo como una especie de este género
La planificación económica que es el principal instrumento de la reforma socialista
Es una discusión sobre los medios y no sobre los fines
Muchas personas que valoran los fines últimos del socialismo se niegan a apoyar al socialismo a causa de los peligros que ven para otros valores en los metodos propugnados por los socialistas
Los socialistas creen en dos cosas que son absolutamente diferentes y hasta quizá contradictorias: libertad y organización.
Camino de servidumbre
INDIVIDUALISMO Y COLECTIVISMO
Socialismo significa abolición de la empresa y propiedad privada de los medios de producción y creación, reemplaza al empresario (beneficio) por un organismo central de planificación.
Los ideales de justicia social, mayor igualdad y seguridad, que son los fines últimos del socialismo
	
Es lamentable, aunque no difícil de explicar, que se haya prestado en el pasado mucha menos atención a las exigencias positivas para una actuación eficaz del sistema de la competencia que a estos puntos negativos.
No niega, antes bien, afirma que, si la competencia ha de actuar con ventaja, requiere una estructura legal cuidadosamente pensada,y que ni las reglas jurídicas del pasado ni las actuales están libres de graves defectos.
El uso eficaz de la competencia social excluye ciertos tipos de interferencia coercitiva en la vida económica, pero admite otros que ayudan a su operación
Se basa en la convicción de que allí donde pueda crearse una competencia efectiva, ésta es la mejor guía para conducir los esfuerzos individuales.
La argumentación liberal defiende el mejor uso posible de las fuerzas de la competencia como medio para coordinar los esfuerzos humanos, pero no es una argumentación en favor de dejar las cosas tal como están.
El economista, cuya tarea consiste en estudiar como proyectar sus asuntos los hombres y como podrían hacerlo, es la ultima persona que puede oponerse a la planificación
Lo que nuestros planificadores demandan es la dirección centralizada de toda la actividad económica según un plan único que determine la «dirección explícita» de los recursos de la sociedad para servir a particulares fines por una vía determinada.
Adam Smith, ponía a los gobiernos en tal posición que, para sostenerse, se veían obligados a ser opresores y tiránicos
	
sin embargo, aunque esta situación existe ya desde hace algún tiempo en extensos sectores, y aunque mucha de la turbia agitación (y casi toda la movida por intereses) en favor de la planificación tiene esta misma finalidad, no es una situación que pueda probablemente persistir o justificarse racionalmente.
Mas aunque todos los cambios que observamos llevan hacía una vasta dirección central de la actividad económica, el combate universal contra la competencia promete producir en primer lugar algo incluso peor en muchos aspectos, una situación que no puede satisfacer ni a los planificadores ni a los liberales.
Aunque los términos capitalismo y socialismo todavía se usan generalmente para describir las formas pasada y futura de la sociedad, encubren más que ilustran la naturaleza de la transición que estamos viviendo.
Lo que en realidad une a los socialistas de la izquierda y la derecha es esta común hostilidad a la competencia y su común deseo de reemplazarla por una economía dirigida.
Es importante dejar bien sentado esto: el moderno movimiento en favor de la planificación es un movimiento contra la competencia como tal, una nueva bandera bajo la cual se han alistado todos los viejos enemigos de la competencia.
Por último, ámbitos donde, evidentemente, las disposiciones legales no pueden crear la principal condición en que descansa la utilidad del sistema de la competencia y de la propiedad privada: que consiste en que el propietario se beneficie de todos los servicios útiles rendidos por su propiedad y sufra todos los perjuicios que de su uso resulten a otros.
	
La planificación y la competencia sólo pueden combinarse para planificar la competencia, pero no para planificar contra la competencia.
Competencia y dirección centralizada resultan instrumentos pobres e ineficientes si son incompletos; son principios alternativos para la resolución del mismo problema
Principalmente porque la mayoría aún cree posible encontrar una «vía intermedia» entre la competencia «atomística» y la dirección centralizada.
La idea de una centralización completa de la dirección de la actividad económica espanta todavía a mucha gente, no sólo por la tremenda dificultad de la tarea, sino aún más por el horror que inspira el pensamiento de que todo sea dirigido desde un centro único.

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