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Juegos para trabajar los componentes del lenguaje (Suarez)

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… Y TIRO PORQUE ME TOCA
Juegos para trabajar los componentes del lenguaje
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Colección TALLERES
1. ¡A jugar con los poemas! Carmen Gil.
2. Taller de cuentacuentos. Alicia Casado.
3. Danzas y dramatizaciones. Marisa Fernández.
4. Leer, contar y jugar. Carmen Gil.
5. Maquillaje. Ma Ángeles Martínez.
6. Diviértete reciclando. Maripi Gadet / Andrés Prieto.
7. Decorados y vestuario. Marisa Fernández.
8. Manos libres. Ana I. González / Francisco J. Iglesias.
9. Taller de interpretación teatral. Miguel Ángel Ontanaya.
10. Taller de equipo técnico teatral. Miguel Ángel Ontanaya.
11. Compartir los sabores. Teresa Gail.
12. El viaje de las palabras. Mar Cantero.
13. Taller de danzas de animación. Mariano Fuertes.
14. Talleres de buen humor. Antonio González.
15. Juan Ramón Jiménez en la escuela. María Domínguez.
16. Cómo escribir cuentos. Germán Díez.
17. Las palabras viajeras. Mar Cantero.
18. Taller de creación de pasatiempos. Rosa Mac-Mahón.
19. Cómo escribir relato y novela. Arancha Apellániz.
20. Manual de Literatura Infantil y Juvenil. Chema Gómez de Lora.
21. Los secretos del cuentacuentos. Beatriz Montero.
22. Talleres sociales. Miguel Ángel Caballero.
23. … Y tiro porque me toca. Ángel Suárez / Ma José Godoy / Ma Guadalupe Lucas.
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Ángel Suárez Muñoz / Ma José Godoy Merino
Ma Guadalupe Lucas Milán
… Y TIRO
PORQUE ME TOCA
Juegos para trabajar los componentes del lenguaje
EDITORIAL CCS
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Página web de EDITORIAL CCS: www.editorialccs.com
© Ángel Suárez / Ma José Godoy / Ma Guadalupe Lucas
© 2011. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o
transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus
titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de
Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún
fragmento de esta obra.
Diagramación editorial: Alberto Díez
Portada: Olga R. Gambarte
ISBN (pdf): 978-84-9023-563-8
Fotocomposición: AHF, Becerril de la Sierra (Madrid)
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http://www.editorialccs.com
http://www.cedro.org
Sumario
Introducción
PRIMERA PARTE
MARCO TEÓRICO
1. Los juegos afectivo-emocionales: su trascendencia en el desarrollo infantil
2. Jugar no conoce fronteras: educar en interculturalidad a través de los juegos
3. El desarrollo del lenguaje a través de los juegos
SEGUNDA PARTE
MARCO PRÁCTICO
55 juegos para ejercitar el lenguaje y la comunicación
Bibliografía
6
Introducción
El lenguaje como instrumento de comunicación tiene una importancia capital para las
personas, tanto en lo que afecta a su desarrollo y proceso de aprendizaje, como en lo
relativo a su interrelación social. No decimos nada nuevo con ello, pero para introducir
un libro que habla de juegos y del desarrollo de los componentes del lenguaje, no se
puede empezar de otra manera.
Y si el lenguaje es importante para las personas en general, es básico para los niños
y las niñas en fase de aprendizaje, sobre todo en las etapas de Infantil, Primaria y
Secundaria (primer ciclo), donde, además de ser un área de conocimiento o materia
instrumental clave, es también una herramienta para acceder al resto de los aprendizajes,
para entrar en contacto con los contenidos de otras materias que, en desigual medida,
pero con parecidos efectos, van consolidando la formación académica de los sujetos.
No todos los componentes del lenguaje (fonológico, morfosintáctico, semántico y
pragmático) suscitan el mismo interés y motivación entre el alumnado. Tampoco el
profesorado, encargado de su impartición como contenidos de aprendizaje, es ajeno a
preferencias y afinidades, más o menos declaradas. Sin embargo, todos esos
componentes o niveles son importantes para consolidar el instrumento del que
hablábamos más arriba de cara a conseguir su dominio y su utilización eficaz.
El material que se incluye en este libro pretende contribuir al desarrollo y la
consolidación de esta herramienta, llamada lenguaje. Fruto de las diversas actividades
que el grupo de investigación giAL de la Universidad de Extremadura viene
desarrollando desde hace algunos años, sobre todo como resultado de los talleres
prácticos organizados para completar la formación de los universitarios, futuros maestros
y profesores en las etapas educativas mencionadas, se ha elaborado un conjunto de
juegos que puede ser muy útil para el profesional de la educación en formación o en
ejercicio y, en general, para educadores y personas que desarrollan actividades con niños
y niñas.
Es un material de fácil elaboración (de hecho en muchos centros es frecuente
encontrar a profesores que utilizan actividades muy parecidas, por no decir iguales), muy
adaptado a las posibilidades reales de las escuelas y de los profesionales que ejercen su
trabajo en ellas y que constantemente reclaman recursos, «recetas» y herramientas para
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facilitar los procesos de enseñanza-aprendizaje entre sus alumnos.
El material es fruto también del trabajo que el grupo de investigación giAL viene
desarrollando en estrecha colaboración con profesores dedicados a la atención de
alumnos con necesidades especiales de apoyo educativo, para quienes desde siempre ha
sido más difícil encontrar materiales que se adaptaran a las peculiaridades y demandas de
sus alumnos y que, al mismo tiempo, facilitaran los procesos educativos.
Tras unos capítulos que ponderan el valor de los juegos para facilitar el desarrollo
emocional, para hacer más eficaz el proceso de integración y socialización entre los
alumnos de igual o diferente cultura, una realidad que cada día es más frecuente
encontrar en las escuelas, y para recordar lo que prácticamente ya sabemos, que el
lenguaje y su desarrollo puede verse estimulado mediante juegos que parecen eliminar la
seriedad y el academicismo inherente a esos contenidos, se despliegan las fichas de una
serie de juegos para diversas etapas educativas y niveles del lenguaje.
En dichas fichas, de la manera más esquemática posible, se describe cómo se juega,
los materiales que se precisan y, también, los objetivos de enseñanzaaprendizaje que se
pueden conseguir con su utilización, aunque somos conscientes de que la explotación
didáctica es mucho más amplia de la que aquí se señala.
Se incluye también una fotografía de los «tableros de juego» para mostrarlos
gráficamente y favorecer su elaboración en caso de optar por su utilización.
Finalmente, se incluyen diversos índices para clasificar los juegos por orden
alfabético, por etapas o ciclos educativos y por niveles del lenguaje que en cada caso se
contribuyen a desarrollar.
Hemos querido, en definitiva, ofrecer un recurso más para facilitar la enseñanza y el
aprendizaje de esa herramienta imprescindible y tan necesaria como es el lenguaje. Al
mismo tiempo, nuestra intención ha sido poner a disposición de los profesionales de la
educación un recurso que les ayude a desarrollar su labor en las mejores condiciones
posibles.
Los autores
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Primera Parte
MARCO TEÓRICO
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1
LOS JUEGOS AFECTIVO-
EMOCIONALES: SU TRASCENDENCIA
EN EL DESARROLLO INFANTIL
Son muchas las investigaciones y experiencias que avalan la importancia y trascendencia
del juego infantil en el desarrollo emotivo y social del niño.
En la línea de Cadena (2003), consideramos que el juego es la primera actividad que
desarrolla el ser humano. De bebé ya se inicia este proceso mediante el nexo que se crea
entre la realidad que comprende el mundo exterior y las creencias, ilusiones,
pretensiones y necesidades que va adquiriendo.
Estamos de acuerdo con la citada autora, con el hecho de que cuando un niño elige
un mero objeto e imita un coche, está creando un espacio y momento emocionalmente
incomparable, porque ese feliz instante es única y exclusivamente suyo. El juego de un
niño no distingue de reglas o normas que haya que cumplir rigurosamente, solo está
cautivado por la magia que envuelve a un niño cuando juega en su burbujita. El juego se
podría decir que es: ilusión, felicidad, fantasía, «seriedad» (Garaigordobil,2000),
compartir, soñar, imaginar, crear… o lo que es lo mismo: todo para un niño.
Estamos de acuerdo con el artículo «¡A jugar! La importancia del juego infantil»
(Cuidado infantil.net), en que juegos e infancia son indisolubles. El niño que no juega
está mermando su «capacidad innata»1 de desarrollar miles de habilidades y
conocimientos con el vehículo más enérgico de su vida, que es el juego. Para el niño,
jugar es una necesidad básica que le ayuda a crecer de una manera feliz y sana, siendo un
importante liberador de emociones que va a motivar su enganche al juego.
Es importante señalar, en base al citado artículo, que a pesar de que los niños juegan
continuamente de forma espontánea, los padres y educadores tienen la obligación de
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incitarles y de mediar para que sepan jugar y jueguen bien.
A través de las líneas de nuestro capítulo, pretendemos mostrar la substancial
función que desempeña el juego en el desarrollo integral y emocional del niño.
1. Las primeras emociones en los infantes
Si tratamos de definir qué son las emociones, encontramos una amplia variedad de
acepciones, sin embargo, para nosotros la más clarificadora es la siguiente: «Alteración
del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta
conmoción somática» (Real Academia Española, 2001).
Según Ana Muñoz, directora de la web Cepvi.com, las emociones forman un pilar
muy importante de la personalidad del individuo. A pesar de que todos los seres
humanos poseemos las mismas emociones, la cantidad, la calidad, la frecuencia y la
forma de actuar de cada uno ante un determinado estímulo es distinta. Es decir, el mismo
suceso se vive e interioriza por cada sujeto de una manera peculiar y exclusiva. Por
ejemplo: un niño que sufre la separación de sus padres, la vivirá y sentirá de una forma
única con respecto al resto de niños en la misma situación.
Un claro ejemplo de manifestación de emociones en la infancia son los bebés. Según
la citada autora, durante sus primeros meses de vida experimentan un amplio abanico de
emociones que nos transmiten generalmente en forma de expresiones faciales y que se
asemejan a las que manifiestan los adultos.
Otra de las ideas que indica es que tras el nacimiento, los bebés muestran
sentimientos como la desolación, la angustia o el interés, que paulatinamente se
convertirán en alegría, enfado, asombro, pena, retraimiento y miedo. Emociones que más
tarde evolucionarán hacia otras más complejas como la empatía, el recelo, la timidez, la
confusión, la culpa o el engreimiento.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, los bebés son grandes manipuladores de
emociones y las usan con gran maestría, pese a su corta edad, para comunicarse. Si
tienen alguna necesidad que quieren cubrir: lloran; si quieren estar con sus padres o
alguna otra persona en concreto: sonríen. Ellos son conscientes del poder que transmiten
con sus emociones y las usan.
Según las aportaciones de Ana Muñoz, consideramos que las emociones en los
bebés son espontáneas e inicialmente aparecen en ellos con diferentes significados: el
llanto, que inicialmente indica malestar, va progresando hacia un sentimiento de
desconsuelo psicológico; la risa que indicaba felicidad, evoluciona hacia una sensación
placentera.
11
http://Cepvi.com
Tanto estas primeras emociones aprendidas como las que irán desarrollándose
posterior y progresivamente en un futuro, constituirán unos asentamientos emocionales
que formarán los cimientos de su personalidad y carácter, aspectos que se verán
reflejados en las situaciones cotidianas de la guardería o el colegio, espacios donde los
niños desarrollarán sus primeros contactos sociales y por tanto, sus primeros juegos.
2. Los primeros juegos infantiles: el juego emotivo-social
madre-hijo
Siguiendo las ideas de Hodapp (1987), consideramos que numerosos autores han
comentado cómo a través del juego los niños practican roles adultos, calman tensiones y
se colocan ante situaciones «emocionalmente conflictivas», siempre que se den en un
contexto de felicidad y armonía. Otro de los beneficios del juego, es la función
socializadora que ejerce en el niño, introduciéndole en una cultura adulta y facilitándoles
sus primeros acercamientos creativos.
Según el citado autor, en los últimos tiempos se ha asistido al surgimiento de
muchos estudios empíricos que valoraban el juego en los niños pequeños y que
estudiaban sobre todo el juego simbólico en esta etapa. Por ejemplo, Hodapp (1987)
considera que Nicholich (1979):
Ha mostrado que el juego simbólico se desarrolla a través de una secuencia fija e
invariable de etapas durante este período de la vida. Al principio, los niños
empiezan a utilizar los objetos de una manera adecuada (por ejemplo, tocarse el
cabello con un peine) y, más adelante, de manera gradual, manifiestan una
utilización planificada de objetos en un «escenario» simbólico (p. 1).
Un ejemplo sería cuando un niño simula que le está poniendo una inyección a
alguien, imitando a un sanitario.
Según Bruner y sus colegas (1976, 1978; Wood, Bruner y Ross, 1976; Bruner y
Sherwood, 1976), citados por Hodapp (1987), los investigadores también han abordado
otro tipo de juego: el que estudia las interacciones entre las mujeres y sus hijos y la
importancia de este tipo de juego para el aprendizaje de aptitudes y subaptitudes
necesarias para desarrollos posteriores. Bruner (1976), según Hodapp (1987), incluso
habla de la «gramática de la acción» existente en los juegos madre-hijo, que se asemeja a
la gramática encontrada en otros lenguajes formales.
Además, Hodapp añade que otras funciones importantes del juego madreniño,
pueden ser:
— Fomento de aptitudes en los ámbitos cognitivos, comunicativos y atencionales
12
en bebés de ocho meses de edad (Power y Parke, 1982).
— Potenciación de conceptos sobre el yo y de relación adecuada madre e hijo
(Kleeman, 1967 y 1973).
— Diversidad de funciones del juego social en mujeres e hijos en los inicios del
desarrollo (Hodapp, 1987).
En esta línea, prosigue, se han trabajado las funciones emocionales que desempeñan
los juegos entre madre e hijo, sobre todo con el juego del cucú en el que se observa la
evolución en el juego:
1. El «cucú pasivo» (Hodapp, 1987). Se desarrolla cuando el bebé tiene
aproximadamente unos 6 meses de edad y en el juego la madre se cubre y se
destapa ella misma.
2. En la etapa de 6 a 13 meses: el bebé avanza en el juego hacia el llanto infantil
cuando la madre abandona el entorno del niño. Esto se debía, según los
expertos, al hecho de que ya se ha desarrollado el «apego» del niño hacia la
madre (véase Bowlby, 1969; Bretherton y Waters, 1985, citado por Hodapp
[1987]).
3. Para Hodapp, la función del juego del cucú es el descubrimiento del yo.
Es curioso, tomando como base al citado autor, el efecto que este juego desarrolla a
su vez en la madre: la ejecución de esta actividad junto a su hijo potencia en ella un
mayor acercamiento hacia el bebé y por tanto, una relación maternofilial más estrecha.
A través de este apartado hemos pretendido proporcionar una amplia visión de la
trascendencia de las relaciones y las funciones cognitivas y emocionales en los primeros
juegos madre e hijo. Además de abordar las funciones emocionales: «Ayudan a los niños
a hacer frente a la “pérdida” de la madre y a desarrollar los conceptos del yo, dominio y
humor» (Hodapp, 1987).
3. ¿Qué supone a nivel emocional el juego infantil?
Según Garaigordobil (2000), «lo primero que define el juego es el placer». El juego
suele despertar sentimientos positivos en el niño: alegría, felicidad, entusiasmo… y
siempre suele ser valorado de manera positiva por las personas que lo ejecutan.
Todas las personas somos conscientes en nuestra madurez de lo importante que es
jugar y lo que hemos disfrutado de pequeños siendo felices jugando, por esto, es fácil
que escuchemos de adultos frases como: «Ojalá volviese atrás…», «Con lo bien que nos
lo pasábamos jugando a la comba, a coger, al escondite, al balón…», «Con una simple
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goma de saltar lo felicesque éramos, y ahora hipotecados y con miles de
responsabilidades». Estos comentarios nos reavivan involuntariamente esas bellas
emociones que ha despertado el juego en nosotros de pequeños y todos los aprendizajes
que gracias a él hemos adquirido en nuestras vidas.
Siguiendo las ideas de la citada autora, algunas de las características que podríamos
destacar del juego son:
1. Le permite al niño viajar a cualquier mundo insospechado, salir del presente o
de una determinada situación, adquirir roles, personajes y situaciones distintas
(Alliprandi y Alliprandi, 1984, citado por Garaigordobil, 2000) y, sobre todo,
ser libre por momentos.
2. El juego también tiene sus efectos negativos o trampas en cuanto a sus
limitaciones se refiere: adoptar roles con un determinado carisma, reglas, etc.
3. Debe ser un proceso infinito, es decir, si se juega con unas metas establecidas,
pierde todo su atractivo y eficacia emocional.
4. Es una tarea muy activa que excita emocionalmente y que favorece la
colaboración.
5. El juego es una tarea «seria» (Garaigordobil, 2000). Cuando un niño está
jugando, su rostro es serio y está totalmente concentrado en la actividad que
desarrolla. A través de esta tarea, el niño se afirma como persona, reafirma su
personalidad y potencia su autoestima.
6. Según algunos expertos, y la autora citada, el juego es un ejercicio que requiere
esfuerzo, ya que, en numerosos casos, la meta está llena de obstáculos que
deben ir siendo superados por el niño.
7. La magia de lo irreal o ficticio2 es un aspecto primordial del juego y sin ella el
encanto y la satisfacción emocional a la que nos conduce el juego, pierde toda
su eficiencia.
Siguiendo al director del Proyecto Better Kid Care Program, James E. Van Horn,
destacamos que existen creencias que señalan que el modo y el tipo de juego al que
juegan los niños depende en gran medida de las numerosas horas que pasan frente al
televisor y al tipo de programas que ven. Es innegable la evidencia de que los niños son
grandes imitadores por naturaleza de todo aquello que aparece en los programas de
televisión que ven asiduamente o en los videojuegos a los que suelen jugar.
Sin embargo, prosigue, existen estudios que demuestran que a pesar de que los niños
no tuvieran las influencias de la televisión o de los videojuegos, jugarían por impulsos
innatos a «juegos de poder y control». El porqué no se sabe a ciencia cierta, pero sí se
conoce que hay variedad de razones por las que los niños juegan así. El mejor modo de
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comprender las emociones de los infantes es a través de su seguimiento conforme van
creciendo y evolucionando hacia la madurez.
Según el director del Proyecto Better Kid Care Program, un ejemplo del tipo de
juego al que le gusta jugar a los niños es a jugar con pistolas. ¿Por qué se produce este
fenómeno que a pocos padres gusta? Porque este juego supone un gran aliciente a los
niños porque con él se sienten muy poderosos y dominantes y les resulta más fácil imitar
al superhéroe al que adoran.
Estamos de acuerdo con el citado autor en que, durante nuestros primeros años de
vida, es usual que nos sintamos insignificantes y diminutos en este mundo tan grande y
atroz, lleno de buenos y de malos. Nuestro entorno y el mundo en general pueden ser tan
grandioso y terrorífico como la imaginación de un niño. Para luchar en esta batalla es
más fácil que los niños se crean los héroes que van a salvar el mundo de los malos y de
las injusticias. Así, sintiéndose poderosos es como superan sus miedos en el duro día a
día.
4. Jugando a conquistar su propia personalidad
Según Garon et al. (2000), todos los expertos están de acuerdo en que el juego es un acto
insustituible e imprescindible para el desarrollo integral de la persona. No siendo
únicamente una actividad que le permite al niño expresarse, sino que además le facilita
autoencontrarse y conocerse mientras indaga y experimenta diversidad de emociones,
relaciones, etc. Es en resumen, un acto que ayuda enormemente al niño a que crezca y
evolucione como persona y reafirme su personalidad.
Añaden, que algunos beneficios del juego en el desarrollo integral de la
personalidad son:
1. El juego como potenciador de la evolución del cuerpo y los sentidos.
Permitiendo descubrir y aumentar emociones, coordinar los movimientos
corporales, adquirir experiencias dominantes que elevan la autoconfianza, etc.
2. El juego como fomentador del desarrollo afectivo-emocional. Promoviendo el
equilibrio y la salud mental a través de la satisfacción que produce el placer,
facilitando el control de la ansiedad, posibilitando el simbolismo de la
agresividad y sexualidad infantil, potenciando la progresiva identificación
psicosexual y elaborando situaciones de conflicto a nivel emocional.
3. El juego como motivador de estructuras mentales y creativas.
4. El juego como socializador. Promoviendo la comunicación y la socialización
en la infancia a través de tres ejes primordiales: el juego simbólico o ficticio,
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los juegos de reglas y los juegos cooperativos.
Estamos de acuerdo con los citados autores, en los enormes beneficios que el juego
presenta para el desarrollo evolutivo del niño en relación a los elementos psicomotrices,
cognitivos y socioafectivos. Como ya se ha comentado en líneas anteriores, el juego es
una actividad además de placentera, necesaria para el desarrollo intelectual y emocional
del niño.
Con en estas líneas creemos que ha quedado plasmada la trascendencia que presenta
el juego para la adecuada configuración de su personalidad.
5. Importancia del juego en la infancia. Jugando a
desarrollar emociones
Siguiendo al artículo, «¡A jugar! La importancia del juego infantil» (Cuidado
infantil.net), consideramos que el juego es uno de los principales motores evolutivos de
los niños. Desde su más tierna infancia, van supeditando la fantasía a la realidad para
poder ir descubriendo paulatinamente su entorno más próximo. Además, el juego es un
tremendo aliado para la educación psicomotriz del niño y permite asentar los cimientos
de su posterior etapa de aprendizaje.
Según la cita anterior, jugando, el niño se ve envuelto en variedad de situaciones que
potencian su «desarrollo cognitivo» y su «creatividad», su desarrollo social y emocional,
la elaboración de su «pensamiento infantil», el desarrollo de su personalidad y una gran
variedad de beneficiosos etcéteras que le serán de gran utilidad en su madurez.
El juego es una actividad muy motivadora para el niño porque en él «todo se puede»
(Burgos, 2008). Siguiendo al Ministerio de Educación y Cultura español, consideramos
que las innumerables posibilidades hacen que se entrelace lo ficticio (lo creativo e
imaginativo) y lo real (las normas y reglas sociales), y posibilita al niño aprender lo que
debe hacer en cada momento, pero de una manera que le permite dar rienda suelta a sus
impulsos. El juego es, por estos y otros muchos motivos, un acto fundamental en la vida
del niño que favorece la evolución de aspectos del desarrollo como el intelecto, la
emotividad, la creatividad, la sociabilidad, las habilidades sociales y comunicativas, etc.
En el pleno desarrollo del juego hay que tener en cuenta que este no debe ser
interrumpido bajo ningún concepto porque este hecho supondría un despojo al niño de
sus argumentos y significados internos (Ministerio de Educación y Cultura español).
Los juegos son importantes vías para aprender creciendo por el gran poder
estimulador que presentan. A través del juego didáctico, se producen grandes progresos,
presumiblemente conocidos por los educadores; entre estos avances, encontramos: los
16
lingüísticos, los motrices, los perceptivos, los socializadores, etc. Por todos es bien
sabido que un juego no es beneficioso para abarcar un único ámbito, si no que,
generalmente, potencia varias áreas a la vez de forma simultánea, por ejemplo: mientras
se estimula la emotividad se puede potenciar la comunicación.
A nivel intelectual y emocional, el juego permite potenciar habilidades en los niños
como: la agilidadmental, la creatividad, la agudeza, la picardía, la astucia, etc.,
fortaleciendo e incrementando la capacidad de aprendizaje y optimizando su rapidez
psíquica.
Educativamente hablando, desde aquí nos gustaría hacer un llamamiento a la
obligatoriedad de promulgar la necesidad de que se fomenten los juegos (tradicionales,
simbólicos, role-playing, videojuegos…) desde la práctica cotidiana del aula, para
promover un adecuado desarrollo integral del alumnado.
Como se ha ido comentando, los juegos suscitan diversidad de emociones en los
niños, tanto positivas como negativas. Algunos ejemplos de emociones positivas pueden
ser: la felicidad de ganar en cualquier juego al equipo contrario, ganar al parchís, saltar
bien a la comba, ser el primero en una carrera, que jugando a coger nunca sea quien se la
queda, la sensación de dominio y poder al usar una pistola de plástico (citada por Van)…
Con respecto a los sentimientos negativos, encontramos: la pena del perdedor o la
impotencia del que siempre se la queda.
A pesar de que existe una gran amplitud y variedad de emociones en el ser humano,
en la etapa infantil solo se reduce a la existencia de dos: ganar (donde se ubicaría la
sensación de poder o dominio [a la que se refiere Van]) o perder, que es la forma que
tienen los infantes de reafirmarse ante los demás. Por esto, es fundamental que se
trabajen las emociones desde el aula para facilitar su reconocimiento.
Los juegos tienen unas increíbles aportaciones didácticas que se deben descubrir
ante el docente. El uso de los juegos en el ámbito educativo debería ser una opción
mucho más usada por el profesorado dada su importante capacidad de permitir trabajar
infinidad de contenidos de multitud de materias instrumentales en otros espacios que no
sean el aula. Por ejemplo, en el área de Lengua: podemos desarrollar habilidades como la
vocalización y memorización mientras los niños juegan a la comba en el patio; en el área
de matemáticas: con la role, se trabajan los números.
Creemos en la eficacia educativa-emocional del juego. ¿Por qué? Porque es un
punto de inflexión que posibilita al profesorado innovar y trabajar en otros espacios más
motivadores y menos rutinarios y tradicionales como el aula. Si salimos a trabajar con
nuestros alumnos al patio, estamos a la vez potenciando emociones como: el
nerviosismo de algo nuevo (que es el acto de cambiar territorialmente), la felicidad de
jugar en horas de clase, la diversión del juego, la atracción de la novedad… o lo que es
lo mismo, estamos ganándonos una garantía de enganche del alumnado (que es muy
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importante en la educación).
De este modo fomentamos la movilidad y el dinamismo de los niños típicos de la
actual sociedad sedentaria.
6. Investigando para motivar el aprendizaje: las
emociones que despiertan los videojuegos
Teniendo en cuenta las ideas de González y Blanco (2008), consideramos que las
emociones son una luz que puede fluctuar o permanecer inmóvil en cualquier momento
de nuestra vida, afectando a nuestra propia motivación y al aprendizaje. Es muy
importante que en el ámbito educativo el alumno esté motivado porque así presenta
cierta predisposición natural a la enseñanza. La motivación es una pieza clave para
lograr que el alumnado sea autónomo en su proceso de enseñanza-aprendizaje. Tratando
de ejemplificar todo lo dicho anteriormente a lo largo y ancho de nuestro capítulo, nos
atrevemos a presentar las partes más importantes de la investigación llevada a cabo por
González y Blanco (2008) con la finalidad de conocer cómo las emociones que transmite
un prototipo de videojuego, integrado en una aula virtual de alumnado universitario,
influye positiva o negativamente en la motivación.
El estudio que pretendía fomentar el aprendizaje colaborativo se apoyó en
ordenadores y videojuegos (elementos considerados por muchos motivadores por sí
mismos). Se evaluaba, según los autores, por qué se producían las emociones y por qué
consideraban que incrementaba o no la motivación hacia la asignatura a través de la
utilización de los citados recursos tecnológicos.
Los resultados extraídos indicaron que no solo la motivación potenciaba el
aprendizaje, sino que la frustración que ocasionaba el videojuego se podría enfocar hacia
la consecución de una mayor perseverancia en los logros de los objetivos de aprendizaje.
Asimismo, se observaron en la investigación algunas dificultades en la percepción de los
alumnos universitarios hacia lo lúdico.
Del estudio, se extrajeron las siguientes conclusiones:
— La idea preconcebida de que los recursos tecnológicos son motivadores por
naturaleza, se echó por tierra, ya que, según los resultados obtenidos, puede
afectar tanto positiva como negativamente en la adquisición de los
conocimientos, por lo que los autores aconsejan que se debería investigar
cómo interactúan los usuarios con estos recursos y entre ellos mismos y qué
variables están implicadas en este proceso para poder llegar a la comprensión
del mismo.
18
— Según los autores: las emociones pueden influir positiva o negativamente en el
aprendizaje y sobre todo en la motivación para el mismo. Lograr que un
alumno se sienta o no motivado a aprender «algo» es una de las claves del
aprendizaje autónomo. Entendemos que no solo la motivación producida por
los videojuegos puede ser beneficiosa en una actividad educativa con
videojuegos. La ligera frustración que típicamente producen los videojuegos
unidos a los factores intrínsecamente satisfactorios que incluyen estos, puede
ayudar a que los alumnos-jugadores sean más persistentes a la hora de
ejecutar las tareas de aprendizaje y que se centren más en ellas. La sorpresa o
intriga generada por una trama bien construida o la hostilidad por un villano
también pueden hacer que los estudiantes perseveren en las actividades de
aprendizaje planteadas (p. 89).
— La característica lúdica de una actividad es percibida como si no fuera un acto
de aprendizaje, creencia quizá basada en el dominio y arraigo de las clases
magistrales como modelo único y exclusivo en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Los resultados de este estudio muestran que en el ámbito de la investigación no
existe la evidencia porque en numerosas ocasiones sucede que las premisas o ideas
previas que se dan como conocimientos válidos y como casi prerresultados no tienen por
qué darnos la razón.
7. Síntesis final
Los especialistas en el mundo infantil convergen en que el juego produce grandes
beneficios en la evolución de los ámbitos psicomotrices, cognitivos, afectivos y sociales.
Importantes autores confirman que los actuales legisladores están de acuerdo con la
evidencia de las inmensas ventajas que el juego desempeña en la vida de los infantes.
El juego le supone al niño además de diversión, un proceso cognitivo serio en el que
se concentra, porque cree en lo que está haciendo en ese momento y le permite ser una
vía de reafirmación de su personalidad. Otro de los aspectos importantes que fomenta el
juego es la capacidad de liberar y de hacer viajar al niño.
Los adultos que rodean al infante: padres, educadores… desempeñan un importante
rol en el juego, ya que les «invitan» a jugar, a descubrir sus necesidades de juego, les
facilitan los medios necesarios para jugar, les ayudan a potenciar su libertad, a indagar, a
manipular, etc. y deben ser conscientes de la tremenda importancia de su papel mediador
para la adecuación de la actividad del niño.
Es fundamental realzar la repercusión de la decisión por parte de los adultos de
19
escoger los juguetes y juegos adecuados para cada etapa del desarrollo, porque las
capacidades funcionales que el niño va adquiriendo en cada período es distinto y hay que
reforzar cada fase a su tiempo.
Jugar es esencial para el ser humano, pues el juego nos permite adquirir unas
experiencias emocionales únicas que a su vez ayudan al ser humano a: descubrirse como
persona, como ser vivo que siente y a desarrollar infinitas capacidades en su ejecución.
1-Concepto basado en el «Factor Innato» del autor EugenioGonzález en su artículo «Educar en la
Afectividad».
2-«Ficción»: Característica manifestada por Freud y «compartida por todos los autores» según Garaigordobil
(2000).
20
2
JUGAR NO CONOCE FRONTERAS:
EDUCAR EN INTERCULTURALIDAD A
TRAVÉS DE LOS JUEGOS
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, publicados el 1 de enero de 2009,
en España viven actualmente alrededor de 5.598.691 personas empadronadas de
nacionalidades distintas a la española y eso lleva a España a ser uno de los países de la
UE que más ha contribuido al aumento de la población inmigrante en el continente
europeo.
La situación actual es que España ha pasado de ser un país de emigrantes, a ser un
país receptor de un gran flujo de inmigrantes, acentuándose día tras día. Este fenómeno,
además de tener claras consecuencias políticas, económicas y sociales, trae consigo
determinados problemas que afectan a la organización de muchos centros escolares.
Por todo esto, es más que frecuente encontrar en nuestras aulas a un gran grupo de
escolares inmigrantes que acuden regularmente a nuestras escuelas con la necesidad de
aprender un segundo lenguaje que les ayude a alcanzar los objetivos propuestos en el
currículo educativo, añadiendo un poco más de complejidad a la ya de por sí difícil vida
de las aulas.
Esta nueva escuela intercultural introduce nuevos elementos de atención a la
diversidad en relación con las funciones que los profesionales de la enseñanza
desempeñan en los ambientes educativos. Y el reto ahora no es otro que el diseño y la
puesta en práctica de programas de intervención que faciliten a los niños inmigrantes su
camino hacia el dominio de un segundo lenguaje, frenando a su vez el alto fracaso
escolar de este colectivo. Sin embargo, la puesta en práctica de dichos programas no
deberá estar asociada solo a actuaciones próximas al modelo clínico de trabajo, que
implique la separación de estos niños del resto de sus compañeros, así como de las
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rutinas y actividades diarias que acontecen en el aula, con el pretexto de recibir un
entrenamiento intensivo; muy al contrario, se trataría de ofrecer un apoyo
contextualizado tanto en el aula como en el hogar, que ayude a los niños en el
aprendizaje del segundo lenguaje en situaciones de interacción naturales, además de
conseguir una óptima comprensión del input lingüístico.
Todos los niños y las niñas, independientemente de su país y su cultura, tienen en
común el gusto por los juegos, siendo este un potente transmisor de valores y
características propias de la cultura en la que viven.
Desde este mismo enfoque, proponemos la utilización de juegos en el aula, siendo
conscientes de los problemas con los que se encuentra el alumno inmigrantes a su
llegada a nuestro país y valorando las aportaciones que los mismos depositan en nuestras
aulas, siendo considerado el juego un elemento clave para ello.
1. La educación intercultural en el aula
El término educación intercultural puede ofrecernos una serie soluciones a lo planteado
anteriormente. Algo que hay que tener claro es que la educación intercultural tiene
sentido en todas las aulas y no únicamente en las que tenemos minorías étnicas; si esto
fuera así, estaríamos negando al resto de alumnos el derecho a conocer las diversidades
culturales existentes en nuestro país, la existencia de los «otros» miembros en nuestra
comunidad escolar y, con ello, el ejercicio de la tolerancia, el respeto por las otras
culturas y la promoción de actitudes antirracistas.
El sistema educativo tiene que formar al alumnado en el aprendizaje de nuevas
culturas, habilidades de comunicación y actitudes positivas con respecto a la diversidad
cultural, siendo este su objetivo general. Tener claro este planteamiento desde el
principio puede llevarnos a conseguir todo lo que pretendemos.
Si algo se debe tener claro en los centros escolares es que la diversidad cultural nos
enriquece a todos, inmigrantes y autóctonos, y esto debe de ser uno de los valores más
importantes a transmitir desde la escuela; si no hacemos consciente a nuestro alumnado
de ello, algo no va bien en nuestras explicaciones.
El cuerpo docente es imprescindible en este entramado educativo, pues sin él no
conseguiríamos llevar a buen puerto la diversidad cultural que nuestras aulas albergan;
los miembros del cuerpo docente deben de estar concienciados de la situación en la que
nos hemos visto inmersos y deben implicarse en el tema de la educación intercultural,
proponiendo en el aula, entre muchas otras tareas, la utilización de juegos como
herramienta de transmisión y conocimiento de las diferentes culturas, estén o no
presentes en el aula, con el objetivo, entre muchos otros, de fomentar la tolerancia entre
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los alumnos, conociendo y valorando sus tradiciones y respetando cada una de ellas, para
favorecer la integración y el desarrollo de este colectivo y comprobar que no somos tan
diferentes como en muchas ocasiones se piensa.
En la actualidad cada vez es más frecuente encontrarnos con términos como
interculturalidad, multiculturalidad, educación intercultural y educación multicultural, ya
que estos conceptos cada vez se utilizan más en nuestra sociedad, debido al flujo
migratorio que baña Europa.
Por eso, nos parece interesante clarificar dichos conceptos:
— Multiculturalidad según Agudo (1991) hace referencia al hecho de que grupos
o individuos que pertenecen a diferentes culturas vivan juntos en la misma
sociedad, mientras que interculturalidad añade a lo anterior el hecho de que
los individuos o grupos diversos, interrelacionen, se enriquezcan mutuamente
y sean conscientes de su interdependencia.
— Al hablar de educación multicultural, Juliano (1993) comenta que hablamos de
presencias diversas y de culturas con contenidos específicos, sin más. A través
de este concepto imaginamos una sociedad construida en forma de mosaico,
por el aporte de culturas diferentes y a su vez estáticas.
— Educación intercultural, según la misma autora, es la que pone el énfasis en
los puntos de contacto y, por consiguiente, en el necesario diálogo entre
culturas, por lo que, si queremos hablar de interrelación dinámica entre
culturas diferentes y los ajustes que ello conlleva, es más adecuado utilizar el
término de educación intercultural, siendo este más usado en Europa, mientras
que el término de educación multicultural es mayoritariamente utilizado en
América. Cuando hablamos de educación intercultural, nos referimos a una
educación que apuesta por el encuentro y la diversidad entre culturas, por el
mestizaje, por la igualdad, por una sociedad antirracista donde se vea
favorecida la comunicación y la competencia intercultural, respetando la
identidad de cada cultura y buscando siempre un enriquecimiento mutuo. Los
juegos pueden ser una apuesta importante para su consecución.
2. Los juegos: una cuestión importante en un ambiente
intercultural
Para fomentar y propiciar el desarrollo de la identidad cultural, tenemos que asumir
política, jurídica y educativamente que el país es plurilingüe y pluricultural; que tenemos
que profundizar en la defensa del patrimonio histórico-cultural, ampliando su
conocimiento, disfrute y usos económicos, sociales y educativos; que tenemos que
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desarrollar la cultura viva, es decir, las prácticas cotidianas del pueblo, las culturas
étnicas, regionales y populares para que sean heredadas en el futuro; que tenemos que
promover la autogestión cultural: el desarrollo de las capacidades propias con
autonomías culturales, étnicas y regionales; y, por último, y entre muchas otras no
citadas, que tenemos que vincular la cultura propia con los contenidos de la educación,
vehículo principal para desarrollar las identidades.
Los juegos son una herramienta efectiva en el ámbito de la interculturalidad, que
ayudan a que todos los escolares conozcan la diversidad cultural existente en nuestro
país, beneficiándose de las aportaciones de las distintas culturas, enriqueciéndose
mutuamente y adquiriendo valores tan importantes como la tolerancia y elrespeto por
los demás miembros de la comunidad, facilitando su integración y las relaciones
sociales.
El concepto de juego ha sido definido por muchos y visto desde diversos puntos de
vista, por lo que existen varias concepciones y autores que lo definen.
La Real Academia Española (2011) define el juego como: «Ejercicio recreativo
sometido a reglas y en el cual se gana o se pierde».
Viéndolo desde una perspectiva psicológica, comentó Expósito (2006) que Guy
Jacquin definió el juego como: «Una actividad espontánea que exige una regla
libremente escogida que cumplir o un obstáculo deliberadamente puesto que vencer. El
juego tiene como función esencial procurar al niño el placer moral del triunfo que, al
aumentar su personalidad, la sitúa ante sus propios ojos y ante los de los demás».
Desde una perspectiva sociológica, también Expósito (2006) ha comentado que
Blanchard y Chesca lo definieron diciendo que «el juego es un tipo inclusivo de
actividad deleitable y voluntaria marcada por límites temporales y que ofrece cierto
contenido de ficción».
Según Ríos (1999), por lo general podemos considerar como juego cualquier
actividad con la finalidad de divertirse y pasarlo bien, pudiendo añadir a esta definición
el objetivo de aprender y divertirse desde el respeto.
Algunas de las características generales del juego, definidas por Expósito (2006) tras
analizar distintas opiniones de diversos autores y extrayendo de los mismos los datos
más significativos, describen el juego como:
• Placentero.
• Mundo aparte.
• Liberador.
• Expresivo.
• Socializador.
• Incierto.
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• Gratuito.
• Ficticio.
• Convencional.
En definitiva, comenta el mismo autor que, con el juego, el niño aprende a conocer
su propio cuerpo y sus posibilidades de acción, desarrollando su personalidad y
encontrando su lugar en la comunidad.
Son muchos los autores que han clasificado los juegos en función de los
planteamientos de cada autor, habiendo clasificaciones de muy diversa índole, como las
sociales, las psicológicas o las motrices.
Dentro de las llamadas clasificaciones psicológicas encontramos, entre otras, la
clasificación establecida por J. Piaget, el cual establece tres tipos de juegos diferentes:
• Juegos simples de ejercicio: acciones simples y variadas de la conducta que
producen placer.
• Juegos reglados: incluye la presencia de relaciones sociales o interindividuales
donde existen reglas impuestas por el grupo.
• Juegos simbólicos: implican la representación de objetos imaginarios.
Otras clasificaciones diferencian entre juegos populares (practicados por una gran
cantidad de gente), tradicionales (aquellos que tiene un gran arraigo social) y deportivos.
El juego a su vez posee una amplia variedad de funciones, pudiendo destacar, entre
muchas otras, la expresiva, social, perceptiva, cognitiva, motórica, hedonista, catártica…
Los juegos pueden considerarse en los primeros años de vida del niño como
mecanismos de aprendizaje que forman parte de la socialización del individuo, siendo
este una actividad natural, innata y sin previo aprendizaje, que nos ayuda a
desarrollarnos física y emocionalmente.
Tenemos juegos de palabras, de mesa, de expresión, de suelo, de corro, de
orientación, de fuerza, de comba, de canicas; juegos para fiestas, juegos de exterior, de
interior y un sinfín de clasificaciones más. Por ello, planteamos a continuación un
pequeño listado de juegos utilizados en España por nuestros niños y nuetras niñas y que
a su vez forman parte del divertimiento de niños magrebíes, mexicanos, bolivianos,
argentinos, etc., en sus respectivos países.
Algunos de los juegos seleccionados pueden ser:
EL BOTE
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1) En primer lugar, debe elegirse al jugador que «para». A continuación se marca el suelo con un círculo
y en su interior se coloca el bote, que es una lata o algún otro objeto pequeño que pueda ser chutado
por los jugadores.
2) El que para se pone al lado del bote de espaldas al resto de los jugadores. Uno de ellos chuta el bote
con todas sus fuerzas y, mientras quien para va a buscarlo, todos corren a esconderse.
3) El que para recoge el bote y, caminado de espaldas, vuelve al círculo y lo coloca dentro. Acto seguido
grita «bote» y comienza la búsqueda de los escondidos, intentando no alejarse mucho del bote.
4) Cuando ve a alguno de los jugadores que están escondidos, grita su nombre diciendo, por ejemplo:
«¡Bote Nieves!». El jugador mencionado queda eliminado y espera de pie cerca del bote.
5) Todos los jugadores que no han sido nombrados están muy atentos para intentar, en un despiste del
que busca, correr para chutar de nuevo el bote. Si lo consiguen, todos los atrapados quedan libres y
vuelven a comenzar el juego.
Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
LAS CANICAS
1) Se dibuja un círculo de unos treinta centímetros de diámetro y cada jugador coloca las dos canicas en
el número que se haya decidido para jugar. Todas las canicas se agrupan en el centro.
2) Por turno, cada jugador coge la canica que le queda y, desde una distancia fijada, la lanza apuntando al
grupo de canicas que se encuentra dentro del círculo.
3) El sistema clásico de lanzamiento consiste en aguantar la canica plegando el índice sobre ella e
impulsándola con la uña del pulgar.
4) Cuando un jugador consigue sacar una o más canicas del círculo con su tirada, gana esas canicas, que
pasan a ser de su propiedad.
5) Cada vez que un jugador tira de forma que gana una o más canicas, vuelve a tirar. En caso de que falle
y no consiga sacar ninguna canica del círculo, cede el turno al siguiente participante para que este
haga su lanzamiento y siga el juego.
Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
EL ESCONDITE
1) Se elige a suertes a un jugador para «parar». A continuación se fija un lugar que será la «casa» y que
puede ser una columna, un árbol o un trozo de pared. El jugador elegido deberá ponerse a contar en la
casa, sin mirar, hasta un número acordado previamente entre los jugadores.
2) Mientras quien para cuenta, el resto de jugadores corre a esconderse. La cuenta se hace en voz baja
excepto las (10, 20, 30…) que se dicen en voz alta, y los últimos cinco números, que también se
gritan para indicar que está a punto de comenzar la búsqueda.
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3) Una vez acabada la cuenta, el que para puede ir a buscar a sus compañeros escondidos. Cuando ve a
alguno, corre hacia la casa para decir su nombre y cuando la toca dice, por ejemplo: «¡1, 2, 3,
Estrella!». El jugador descubierto queda eliminado.
4) Mientras tanto, los jugadores todavía no descalificados hacen todo lo posible por llegar a la casa antes
que el que para, y el que lo consigue tiene entonces que tocarla y decir en voz alta: «1, 2, 3, salvado».
5) Si quien para, cuando ve a un jugador y se dispone a eliminarlo, no lo reconoce y se equivoca al decir
su nombre, se anuncia que «ha roto la olla». Todos salen de sus escondites y se repite el juego desde
el principio.
Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
LA PÍDOLA O BURRO
1) Un jugador dobla la cintura y esconde la cabeza entre las manos para servir de potro al resto.
2) El resto de jugadores hacen una fila para saltar por encima del potro por turno.
3) El salto se hace apoyándose en la espalda del compañero y separando las piernas para pasar por
encima de él sin tocarlo con ellas.
4) Cuando alguien llega al final de la fila de potros, se pone para ser saltado.
5) Cuando todos los jugadores han saltado a alguien, este deja de hacer de potro para saltar él a todos los
demás.
Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
EL CIELO Y LA TIERRA O DESCANSO
1) Se dibuja en el suelo el recorrido. El espacio exterior frente a la casilla número 1 es la tierra y el
semicírculo superior, el cielo.
2) El primer jugador lanza una piedra desde la tierra intentandoacertar en la primera casilla. Si la piedra
toca raya o sale fuera, juega el siguiente. Si acierta, el jugador hará el recorrido para cogerla.
3) Para recoger la piedra, el jugador debe saltar a la pata coja de casilla en casilla excepto sobre la que
está marcada por la piedra. En las casillas 4-5 y 7-8 debe pisar con un pie cada una simultáneamente.
4) Al llegar al cielo se puede descansar y girar para volver a la tierra. Desde la casilla anterior a la de la
piedra, el jugador la recoge a la pata coja y acaba el circuito. Si consigue realizar todo el recorrido,
vuelve a tirar a la casilla siguiente. Si falla, pasa el turno y la próxima ronda seguirá desde esa casilla.
5) Cada vez que se realiza todo el recorrido del 1 al 8, el jugador tira la piedra, de espaldas, por encima
del hombro. Si acierta en una casilla, pasa a ser suya y la marca con su nombre. Podrá descansar en
ella con los 2 pies, y los demás no podrán pisarla. El juego finaliza cuando todas las casillas tienen
propietario o es imposible realizar el recorrido.
Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
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BOLICHE
1) Se hace un pequeño agujero en el centro del fondo de un vaso.
2) A continuación, se pasa el cordel al que se le ha hecho un nudo en la punta para que no se salga del
vaso.
3) En el extremo libre del cordel, se pone una bola de plastilina de unos tres centímetros de diámetro. Ya
tenemos el boliche acabado.
4) El juego consiste en, dejando colgar la bola, hacer un rápido movimiento con la muñeca de forma que
vaya a encanastarse en el vaso. Si se juega con los amigos hay que conseguir el máximo número de
encestes consecutivos.
Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
PIEDRA, PAPEL, TIJERAS
1) Los dos jugadores se ponen frente a frente con una mano a la espalda y dicen: «Un, dos, tres, piedra,
papel, tijera».
2) En cuanto acaban la frase, sacan la mano de la espalda formando una de las tres figuras: la piedra, con
el puño cerrado; el papel, con la mano extendida; las tijeras, con el dedo índice y el corazón
extendidos y el resto doblados.
3) Se considera que el papel vence a la piedra porque la envuelve; la piedra, a la tijera porque las dobla de
un golpe en la punta; las tijeras ganan al papel porque lo cortan. Los jugadores deben realizar la
acción correspondiente con sus manos. Si se obtienen dos figuras iguales, nadie gana y se repite el
juego.
4) Gana quien consigue acumular primero tres victorias y pasa a encabezar el siguiente juego.
Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
EL TELÉFONO
1) Se sientan todos los participantes formando un círculo.
2) El primer jugador hace una pregunta al oído del jugador de su derecha y este le responde también al
oído.
3) A continuación, el segundo jugador hace una pregunta al siguiente y memoriza la respuesta como si
correspondiera a la pregunta que le hizo el primer jugador.
4) Se van cruzando preguntas y respuestas hasta que se completa el círculo.
5) Cada jugador dice en voz alta la pregunta que le hicieron y la respuesta que recibió diciendo: «Por este
lado me han preguntado (…) y por aquí me han respondido (…)». La incongruencia hará siempre reír
al grupo.
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Fuente: Canal, Ma F., Fragua, R. y Allué, J. M. (1998). El gran libro de los juegos. Barcelona: Parramón.
LA GALLINITA CIEGA
En un cuarto grande, se elige a una persona al azar y se le tapan los ojos con un pañuelo, de forma que no
pueda ver nada. Los otros le hacen girar al mismo tiempo que dicen:
—«Gallinita ciega, ¿qué has perdido?».
—«Una aguja y un dedal».
Los otros participantes añaden:
—«Da tres vueltas y lo encontrarás».
Seguidamente se esconden en cualquier lugar o escondrijo de la habitación. La gallinita los busca hasta que
encuentra a uno. ¿Quién soy?, y si la gallinita lo acierta, este se convertirá en la siguiente gallinita ciega.
Fuente: García, C. (1999). Juegos de nuestra tierra. Recopilación de juegos tradicionales de la provincia de
Guadalajara. Sigüenza: Rayuela.
ADIVINANZAS
Un ejemplo, entre los tantos existentes de adivinanzas comunes usadas en diferentes países, puede ser:
Chiquitito
como ratón
guarda la casa
como león.
(Candado)
COMBA
Según García (1999), los juegos de corro y comba son los más evocadores de una infancia feliz, alegre y,
quizá lejana, y muchos a su vez, los cánticos, que las niñas y los niños entonaban por igual o de manera muy
parecida en multitud de partes del mundo. Algunos ejemplos pueden ser:
LA REINA DE LOS MARES
Soy la reina de los mares
Y tú no lo puedes ser
Tiro mi pañuelo al suelo
Y lo vuelvo a recoger
Pañuelito, pañuelito
Quién te pudiera tener
Guardadito en el bolsillo
Como un pliego de papel.
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CABALLITO BLANCO
Caballito blanco
llévame de aquí,
llévame a mi pueblo
donde yo nací.
Tengo, tengo, tengo,
tú no tienes nada,
tengo tres ovejas
en una cabaña.
Una me da leche,
otra me da lana,
y otra mantequilla
para la semana.
Algunos ejemplos más, entre muchos otros juegos utilizados en varios lugares del
mundo, pueden ser:
— Las chapas.
— El fútbol.
— La oca.
— La peonza.
— Hacer y volar cometas.
— Patinar.
— El patinete.
— Etc.
3. Síntesis final
El juego es un elemento motivador, tanto dentro como fuera del aula, pudiendo resultar
muy útil para la adquisición de valores como la tolerancia, el respeto, la igualdad, la
solidaridad…, favoreciendo las relaciones sociales en una sociedad llena de prejuicios,
donde la diversidad de razas, religiones, culturas… es patente y perceptible.
Tenemos que buscar e inculcar en el alumnado una sociedad intercultural que
apueste por el encuentro y la diversidad entre culturas, por el mestizaje, por la igualdad,
por una sociedad antirracista, que busque el enriquecimiento mutuo, a través de la
comunicación de sus miembros y del respeto entre los mismos.
Los juegos son una de las herramientas efectivas para la consecución de dicho
planteamiento, ayudando a los escolares a conocer este panorama intercultural a través
de la interacción con miembros de distintas nacionalidades.
Como conclusiones, resaltar la importancia del juego para el desarrollo humano,
destacando y proponiendo una mayor utilización de los mismos en las áreas
30
instrumentales, resaltando sus beneficios y reflexionando sobre la gran variedad de
juegos existentes, adaptables a la adquisición de objetivos propios del currículo.
31
3
EL DESARROLLO DEL LENGUAJE A
TRAVÉS DE LOS JUEGOS
La escuela siempre exige al niño unos repertorios lingüísticos básicos para poder
alcanzar unos niveles de aprendizaje adecuados, lo que la sitúa en un lugar privilegiado,
en un área fundamental para el desarrollo global infantil.
Los niños al entrar en la escuela tienen bagajes muy diferentes; los procesos de
desarrollo y aprendizaje son distintos para cada alumno, sus intereses y motivaciones son
diversos y se manifiestan diferencias lingüísticas notables. En consecuencia, parece
importante ofrecer una respuesta educativa diferenciada que atienda a la diversidad del
alumnado. Para ello se han de buscar estrategias didácticas diversas, programando
distintos tipos de actividades, buscando materiales variados, practicando agrupamientos
flexibles. Además, se ha de tener en cuenta que no es posible partir de un modelo único
de lengua, de ahí que sea más coherente adoptar una actitud de aprecio hacia las
diferencias lingüísticas presentes en el aula, eliminándose todo tipo de actitud de rechazo
o infravaloración hacia cualquier variedad lingüística.
La adquisición del lenguaje se lleva a cabo a través de la interacción con otros y se
realiza en un contexto social. Parece importante crear un clima positivo y acogedor para
que los niños puedan expresarse respetuosamente. El profesorado ha de promover el
diálogo con sus alumnos y deben contemplarse distintas actividades en las que los niños
se beneficien de la interacción con los compañeros: trabajoscooperativos, debates,
actividades en las que se establecen relaciones de tipo tutorial en las que un alumno
cumple la función de profesor con otro compañero, etc. Teniendo presente el enfoque
comunicativo propuesto para el área de Lengua Castellana y Literatura, el alumno se
configura como el verdadero protagonista en el proceso de aprendizaje. La escuela debe
procurar la implicación de los alumnos en su proceso de aprendizaje, fomentando una
actitud favorable, estimulando su curiosidad y promoviendo la búsqueda de medios para
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resolver los problemas planteados.
La capacidad comunicativa del niño, es decir, el lenguaje, la adquiere a través de
una serie de etapas o fases de un proceso comunicacional que tiene su inicio ya en el
primer día de vida y que se va formando en la relación del niño con las personas que le
rodean.
El aprendizaje del lenguaje no termina nunca, siempre estamos aprendiendo
palabras nuevas, ampliando el significado de otras conocidas, nuevas formas expresivas,
etc. No obstante, hay unas etapas donde el desarrollo del lenguaje tiene una importancia
básica para la futura competencia lingüística del individuo. Según los expertos, existe un
período óptimo o período sensible para el aprendizaje del lenguaje: si en los primeros
años el niño no ha adquirido los rudimentos primarios del lenguaje, no podrá después
compensar fácilmente su retraso.
Es evidente que las adquisiciones lingüísticas realizadas por el niño en los seis
primeros años de su vida son impresionantes y decisivas para su futura formación
lingüística. El niño de 6 años, criado en un ambiente normal de estimulación y sin
déficits de orden psicofísico, dispone de un lenguaje muy aproximado al del adulto,
estando preparado, generalmente, para adquirir un segundo sistema de símbolos: el
lenguaje escrito.
El desarrollo del lenguaje depende de la participación del niño, desde su nacimiento
en un amplio abanico de interacciones diádicas o intercambios interpersonales. Las
interacciones deben ser necesariamente lingüísticas y el papel del adulto en ese tipo de
interacciones es fundamental para el progresivo desarrollo del lenguaje.
El lenguaje es un instrumento fundamental para la socialización del niño, actuando
como mediador por excelencia de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es una
herramienta imprescindible para la consecución de los diferentes objetivos académicos
del niño. Facilita la participación del alumno en las rutinas diarias de la vida escolar,
tanto para interactuar con los compañeros como para acceder a los aprendizajes
escolares; permite la interacción con compañeros y adultos en tareas de conversación,
descripción, explicación, resolución de problemas interpersonales; facilita la
comprensión de los diferentes estilos de discurso y las demandas en el aula. El dominio
de los aspectos semánticos y morfosintácticos, el aprendizaje de la lectura y la escritura
y el desarrollo cognitivo de estrategias ayudan a la consecución de los diferentes
dominios del pensamiento (Bashir, Conte y Heerde, 1998).
Para todos es clara la importancia de adquirir el lenguaje de forma adecuada, ya que
es la herramienta que nos permite comunicarnos, desarrollar el pensamiento y la cultura
y consolidar nuestra personalidad. Nos definimos y definimos el mundo a través del
lenguaje. Pero, además, nuestra capacidad de narrar, conversar y comprender influye
directamente en otras áreas de aprendizaje, como son la lengua, las ciencias e incluso las
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matemáticas.
De ahí la importancia de la estimulación del desarrollo del lenguaje infantil durante
la etapa de Educación Infantil, ampliando el vocabulario básico del niño, favoreciendo el
uso correcto de la fonología y la sintaxis y potenciando el uso adecuado del lenguaje del
niño en los diferentes contextos interactivos (iniciar, mantener y terminar
conversaciones, respetar el turno de palabra, pedir información, describir objetos y
situaciones, expresar deseos y emociones, reconocer necesidades en los interlocutores,
inventar historias, etc.).
El lenguaje permite organizar las experiencias vividas ya sean individuales o
sociales, transmitir la información precisa, aportar elementos espaciales y temporales a
lo que queremos expresar, recuperar información y transmitir afecto o emociones,
relacionarnos con los demás. Utiliza y potencia funciones cognitivas como la atención, la
memoria, la discriminación, etc.
Cuando existen dificultades en la consecución de estos objetivos por parte del niño y
los problemas en el lenguaje persisten, todo el proceso de escolaridad puede verse
afectado, ya que constituyen una barrera para el acceso a los aprendizajes escolares, en
especial de la lectura y la escritura, así como para el desarrollo social del niño.
1. El proceso de adquisición del lenguaje
La adquisición del lenguaje supone un complejo proceso de aprendizaje, donde se
mezcla la imitación y la creación personal. A medida que el niño descubre las cosas
siente la necesidad de comunicarse y esa necesidad le obliga a inventar, pero llega un
momento en que aparece el valor social del lenguaje.
Después del llanto de neonato, el niño emite desde muy pronto sonidos que no
tienen significación lingüística, pero que son importantes para la adquisición del
lenguaje. Este período comienza alrededor de los dos o tres meses y durará hasta el final
del primer año: es la fase «pre-lálica» o preverbal, en la que entran el llanto, los gritos,
los gemidos y, especialmente, los balbuceos y «gorgeos» que ayudan a reforzar las
cuerdas vocales.
A los nueve meses el niño es capaz de mantener monólogos incompresibles,
esporádicos. A partir de los 12 meses, las palabras comienzan a tener significado: es el
momento de la palabra-frase; palabras que antes no tenían significado ahora van
acompañadas de gestos y mímica. Estas palabras suelen tener carácter imperativo,
desiderativo o interrogativo.
A partir del segundo año las palabras ya sirven para nombrar las cosas, no siempre
de forma correcta, debido a la propia dificultad de las mismas. Esta etapa coincide con la
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«primera edad de las preguntas» (18-20 meses). Aparece la prefrase con dos o tres
palabras, colocadas en orden afectivo que, según Piaget, designa más acciones que
objetos. Hacia los 3 años se sitúa la segunda edad preguntadora en la que el niño se
interesa más por la razón de ser de las cosas que por las cosas en sí; es la época del ¿por
qué?, que para Piaget no tiene una orientación causal, sino finalista.
Sigue aumentando el vocabulario y perfeccionando la dicción, pudiendo afirmarse
que a los 4 años el sujeto domina básicamente todo el lenguaje, encaminando sus
esfuerzos a la configuración de la frase, que consigue gracias a constantes preguntas
sobre relaciones causales.
Desde los 5 años el niño emplea correctamente los adverbios de tiempo, síntoma
claro de que ha alcanzado la idea de sucesión temporal y a la vez alcanza el dominio de
la totalidad de las oraciones subordinadas.
Ciertamente la evolución del lenguaje es uno de los temas más estudiados por la
psicología moderna, especialmente el proceso mediante el cual, tras la adquisición de la
palabra, se pasa al concepto, a través de la experiencia personal (Vigotsky).
Aunque el desarrollo del lenguaje no se produce de igual manera ni al mismo ritmo
en todos los niños, sí se pueden señalar una serie de etapas o períodos. Las diferencias
entre los distintos sujetos en el ritmo de evolución del lenguaje están condicionadas por
factores biológicos y medioambientales. En el aspecto biológico hay que señalar que
existen zonas del cerebro específicas que controlan la producción y comprensión del
lenguaje. Hasta que el cerebro no se ha desarrollado adecuadamente, los niños no pueden
desarrollar el lenguaje. Por su parte, los factores medioambientales funcionan mediante
la retroalimentación que reciben los niños cuando producen sonidos del lenguaje y oyen
tipos de lenguajes. Si un niño es recompensado por construir frases, palabras, etc.,
continuará haciéndolo.
El papel dela familia y la escuela en el desarrollo del lenguaje infantil es
enormemente importante. Sin embargo, conviene recordar algunos defectos en los que se
suele incurrir.
En primer lugar, algunos adultos se divierten con el lenguaje de los niños e intentan
imitarlo, pensando que no les entenderán si no adoptan un lenguaje deformado,
simplificado, «infantil». Con este proceder se retrasa el progreso de los niños y se
dificulta la comprensión de su lenguaje. Tampoco hay que recurrir a un lenguaje
excesivamente elaborado; basta con utilizar el mismo lenguaje que conoce el niño.
En segundo lugar, existe otro hábito negativo y que no es otro que la manía de
corregir. Si el niño aprende imitando, se corregirá de la misma manera. La calidad,
variedad y cantidad del lenguaje oído y utilizado en el medio familiar tiene una
influencia decisiva en el desarrollo del lenguaje infantil.
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Cuando el hijo es algo mayor no necesita tanto que se le hable como que se le
escuche. Por ello, no debemos quitarle la palabra de la boca, pues ello retrasaría su
capacidad expresiva.
No podemos olvidar que el lenguaje constituye una actividad humana compleja que
asegura dos funciones básicas: la de comunicación y la de representación, mediante las
cuales, a su vez, cabe regular la conducta propia y ajena. Son funciones que no se
excluyen entre sí, sino que aparecen de forma interrelacionada en la actividad lingüística.
2. El lenguaje, rasgo específicamente humano
Las representaciones, lingüísticas o de otra naturaleza, constituyen el principal contenido
de la comunicación; y la comunicación, a su vez, contribuye a la construcción de la
representación de la realidad física y social.
Los seres humanos se comunican entre sí a través de diferentes medios y sistemas:
los gestos, la música, las representaciones plásticas, los símbolos numéricos y gráficos,
etc. El lenguaje verbal, medio más universal de comunicación, permite recibir y
transmitir informaciones de diversa índole e influir sobre las otras personas con las que
interactuamos, regulando y orientando su actividad, al mismo tiempo que ellas influyen
sobre nosotros y pueden regular y orientar nuestra propia actividad. La comunicación es,
por tanto, una función esencial del lenguaje en el intercambio social.
Pero el lenguaje no es solo un instrumento de comunicación entre personas. Es
además un medio de representación del mundo. Aunque contiene elementos no
lingüísticos, de imágenes sensoriales estrechamente vinculadas a la percepción y a la
motricidad, en la persona adulta y también en el niño, desde el momento en que se ha
adquirido dominio sobre el lenguaje, la mayor parte de su representación es de carácter
lingüístico. El lenguaje aparece así estrechamente vinculado al pensamiento y, en
particular, al conocimiento. Mediante operaciones cognitivas, que en gran medida
constituyen el lenguaje interior, nos comunicamos con nosotros mismos, analizamos los
problemas, etc.; en suma, regulamos y orientamos nuestra propia actividad. Así el
lenguaje cumple una función de representación y de autorregulación del pensamiento y
de la acción.
Las personas utilizan la comunicación y el lenguaje para aprender, intercambiar
información, controlar el comportamiento, expresar enfado, resolver problemas,
fantasear, recordar, razonar, persuadir, etc.
El lenguaje es una característica específicamente humana que desempeña
importantes funciones cognitivas, sociales y de comunicación. Algunos autores lo
consideran como una facultad innata y otros asignan al ambiente un papel fundamental.
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En otras ocasiones se le atribuye una estrecha relación con el desarrollo cognitivo o con
los factores sociales del desarrollo. En otros casos se considera como una facultad
humana independiente, mientras que otros autores conciben el lenguaje como el
resultado de una compleja interacción de variables físicas, cognitivas, lingüísticas y
sociales.
La comunicación es un intercambio de información y el lenguaje un sistema de
símbolos y códigos usados en la comunicación o una forma de conducta social; de esta
manera, el lenguaje se usa para aspectos sociales, culturales, artísticos, científicos,
creativos, en poesía, etc. También es muy extendida la opinión de quienes afirman que la
comunicación es el acto de expresar sentimientos, deseos, experiencias, etc.
Puyuelo (1994) resalta la importancia de la interacción entre variables personales y
ambientales y los aspectos evolutivos ligados a ellas: «Se considera al lenguaje como
una conducta comunicativa y su evaluación comprende el estudio de una serie de
conductas o habilidades comunicativas que se producen dentro de un marco interactivo y
cambiante».
Bloom y Lahey (1978) describen el lenguaje como la interacción de forma,
contenido y uso (morfología, sintaxis, semántica y pragmática). Otras teorías basadas en
la psicología cognitiva y en las neurociencias se refieren a la noción de modularidad. La
idea general es que el funcionamiento de la mente se produce según un principio de
especialización funcional basada en distintos módulos que se corresponden con
diferentes funciones, como la percepción visual, el lenguaje, la motricidad, etc., y según
principios de coordinación o administración central, como los mecanismos cognitivos
generales ligados a atención, memoria, adquisición de conocimientos, etc.
Chomsky (1981) diferencia los aspectos computacionales y los aspectos
conceptuales del lenguaje. Los aspectos computacionales engloban la fonología y la
gramática y los conceptuales comprenden la semántica, el léxico y las regulaciones
pragmáticas.
Otro autor que se sitúa en esta línea de pensamiento es Rondal (1986), para quien,
respecto a la distinción entre lo conceptual y lo computacional, es un hecho básico la
estipulación de que los componentes conceptuales del sistema del lenguaje mantienen
relaciones estrechas con los demás sistemas conceptuales de la mente (funcionamiento
cognitivo) y con los conocimientos generales. Según el autor, si bien los aspectos
conceptuales están relacionados con categorías cognitivas y se construyen a partir de
ellas, no ocurre lo mismo con los aspectos computacionales. Para Rondal, uno de los
aspectos que debería estudiarse sería la modularidad computacional interactiva.
La complejidad del lenguaje y el hecho de que esté íntimamente relacionado con
aspectos evolutivos y sociales del individuo hacen que su estudio y evaluación vaya
ligado a diferentes especialidades (otorrinolaringología, neuropsicología, lingüística,
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sociología, etc.), pero especialmente a la psicología y a los métodos de estudio y
evaluación utilizados en ciencias humanas.
Dentro de los enfoques cognitivistas se estudia el lenguaje ligado al procesamiento
de la información. Desde esta perspectiva, el lenguaje es un instrumento que nos permite
categorizar, asociar y sintetizar la información, mientras que las interacciones entre
cognición y lenguaje permiten generar, asimilar, retener, recordar, organizar, controlar,
responder y aprender en nuestro entorno.
Siguán (1983) sitúa el estudio del lenguaje dentro del siguiente contexto:
1. El lenguaje como forma de comunicación con los demás.
2. El lenguaje unido a la capacidad cognitiva del niño.
3. El lenguaje como medio de comunicación y conocimiento.
4. El lenguaje como hecho evolutivo y de explicación genética.
La American Speech-Language Hearing Association (ASHA) define el lenguaje
como un sistema complejo y dinámico de símbolos convencionales que se usa de
distintas maneras para la comunicación y el pensamiento.
Además de estos aspectos ligados al desarrollo general del individuo, el estudio y la
valoración del lenguaje requiere tener en cuenta múltiples aspectos referidos al concepto
de lenguaje y comunicación, a los interlocutores, a la situación, al tema y al contenido de
la comunicación.
«La adquisición del lenguaje está concebida como el desarrollo de la capacidad de
comunicarse verbal y lingüísticamente por medio de la conversación en una situación
determinada y respectoa un determinado contexto espacio-temporal. Por tanto, al hacer
balance de una serie de producciones es esencial hacer intervenir el contexto lingüístico
y extralingüístico del intercambio verbal, el tema de conversación, las actitudes y
motivaciones de los participantes, al igual que las informaciones sobre la organización
formal de los enunciados y las palabras que los componen» (Rondal, 1978).
Se suelen describir diferentes aspectos básicos para realizar un análisis del lenguaje:
1. El lenguaje se produce en un determinado contexto histórico, social y cultural.
2. Los parámetros del lenguaje son: fonología, morfología, sintaxis, semántica y
pragmática.
3. El aprendizaje del lenguaje se produce por interacción de aspectos biológicos,
cognitivos, psicosociales y del entorno.
4. El uso efectivo del lenguaje para la comunicación requiere en primer lugar
entender la interacción humana, que incluye factores asociados no verbales,
motivacionales y socioculturales.
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De acuerdo con la mayoría de enfoques, en el estudio del lenguaje se diferencian los
siguientes aspectos:
— Fonética y fonología.
— Morfología.
— Sintaxis.
— Semántica.
— Pragmática.
— Análisis del discurso.
— Aspectos metalingüísticos.
De todo ello se desprende que al tratar el lenguaje debe especificarse qué
componente se evalúa y estudia, o si, por el contrario, se pretende una aproximación
global. De hecho, la práctica cotidiana en relación con los instrumentos de evaluación
muestra que hay pruebas sobre vocabulario, sintaxis, morfología, semántica, análisis del
discurso y aspectos pragmáticos. Por otro lado, la edad del individuo y los objetivos de
la evaluación inciden en la metodología y en la técnica de las pruebas administradas.
3. El juego como facilitador del lenguaje
Cuando se inicia el segundo ciclo de Educación Infantil (con apenas 3 años de vida), la
mayoría de los niños y las niñas tiene ya un conocimiento básico de cómo funciona la
comunicación, de cómo se utiliza ese instrumento que la naturaleza nos ha dado, que es
la facultad del lenguaje. Gracias a esa herramienta puede hacer peticiones, mostrar
afectos y rechazos, manifestar acuerdos y desacuerdos, negar y afirmar, responder a
preguntas y formularlas, llamar a las personas, etc.
Presenta, asimismo, un domino de estructuras lingüísticas básicas que, junto a un
cada vez más abundante vocabulario y una cada vez mejor articulación de los sonidos, le
coloca con un nivel de desarrollo de la comunicación más que aceptable, suficiente como
para establecer relaciones con su entorno más inmediato.
La llegada a la escuela y su incorporación a los procesos reglados de enseñanza y
aprendizaje va a suponer un nuevo impulso a sus potencialidades, a la vez que va a
exigirle un mayor esfuerzo, tanto en los aspectos cognitivos como sociales, lo que
supondrá un uso del lenguaje más elaborado.
Aparecen ahora los grupos de iguales que, como interlocutores, van a tener un papel
muy importante. Aunque también son aprendices, propician el aprendizaje de las
convenciones que regulan los turnos de conversación, la capacidad de darse cuenta
cuando no se nos entiende, lo pertinente y ajustado a un tema sobre el que se está
hablando… En suma, todos aquellos aspectos que tienen que ver con los usos del
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lenguaje.
Cada vez el lenguaje se apoyará menos en el contexto, avanzando a pasos
agigantados hacia el dominio del lenguaje con un nivel muy similar al que poseen los
adultos. De esta manera podrá expresar no solo lo más inmediato vivido o
experimentado, sino inventar o comprender historias, argumentar o justificar las cosas.
Es el momento de relacionar las ganas de expresarse y de utilizar el lenguaje con las
posibilidades educativas que tienen los contextos lúdicos; es la hora de aprovechar y
sacar rentabilidad a la relación que pueda establecerse entre desarrollo del lenguaje y
práctica del juego.
Lo que ha venido siendo una práctica educativa habitual entre los profesionales
dedicados al trabajo con alumnado que presentaba necesidades específicas de apoyo
educativo, en un intento de aprovechar al máximo las capacidades que este alumnado
pudiera presentar, se ha convertido ya en una metodología que puede y debe ser seguida
por el resto de educadores y maestros, porque se ha demostrado que también ayuda y
refuerza el aprendizaje del resto del alumnado, incluso aquel al que se supone poseedor
de competencias suficientes como para no necesitar apoyos específicos o
complementarios.
Parece evidente que de entre todos los componentes o niveles del lenguaje
susceptibles de análisis, desarrollo o refuerzo, el fonético-fonológico y el
léxicosemántico representan los pilares fundamentales sobre los que se asienta el
proceso de comunicación. Si se adquiere el dominio de la articulación fonética y se
adquiere un nivel de léxico y de vocabulario importantes, como consecuencia de la
interrelación con los demás, dispondremos de las mejores condiciones para construir el
resto del edificio que es nuestra lengua, estando en una posición privilegiada para
desarrollar la comunicación y, como consecuencia de ello, favorecer nuestro aprendizaje
y nuestra maduración personal.
Los otros niveles o componentes del lenguaje claro que tienen también su
importancia, actúan como «relleno» necesario para perfeccionar nuestro dominio de la
lengua y, obviamente, para mejorar nuestras prácticas comunicativas. Los aspectos
morfosintácticos de la lengua propician el dominio de la norma lingüística y el
aprendizaje y la automatización de las estructuras que la constituyen, para hacer que los
usos comunicativos sean admitidos como correctos y podamos practicarlos en mejores
condiciones.
Estos usos comunicativos entran de lleno en el nivel pragmático del lenguaje, nivel
en el que cobra relevancia práctica nuestra capacidad de comunicarnos. De nada servirá
conocer y dominar un sistema de comunicación, como es la lengua, si no sabemos o no
somos capaces de presentarnos en público, mantener situaciones de comunicación
fluidas o utilizar el lenguaje para obtener información o resolver situaciones cotidianas
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en los ámbitos social, familiar o profesional.
En definitiva, disponer de una herramienta de comunicación útil y práctica, como
puede y debe ser el lenguaje, requiere el conocimiento y dominio de los niveles que lo
constituyen. Y para ello nada mejor que aprovechar los procesos de aprendizaje y las
etapas educativas en las que existe una mayor plasticidad en las estructuras cerebrales de
nuestros alumnos.
Las etapas de Educación Infantil y Educación Primaria se erigen así en las etapas
educativas claves para favorecer el mayor desarrollo posible del lenguaje, en todos sus
niveles y manifestaciones.
Cuando es necesario trabajar con nuestros alumnos aspectos como los que incluimos
en el cuadro siguiente, parece que una estrategia motivadora y eficaz, sin duda, es la que
posibilita el uso de juegos:
ALGUNOS CONTENIDOS TRABAJADOS EN EL ÁREA DE LENGUA
Morfología Formas verbales regulares: futuro
Formas verbales regulares: imperfecto
Formas verbales irregulares: presente
Formas verbales irregulares: pasado
Formas verbales irregulares: futuro
Comparativos y superlativos
Sustantivos derivados
Pronombres personales sujeto
Pronombres personales en función de objeto
Reflexivos
Posesivos
Sintaxis Oraciones simples: sujeto-verbo-CCL
Oraciones simples: sujeto-verbo-OD-OI
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Voz pasiva
Sujetos coordinados: objetos coordinados
Verbos coordinados: adjetivos coordinados
Oraciones comparativas
Oraciones subordinadas: causa y condición
Subordinadas temporales: después/antes
Subordinadas temporales: cuando/hasta que
Subordinadas adversativas
Semántica Uso del CD (dativo)
Uso de conceptos espaciales (locativo): (encima) (dentro de/en), en medio
de/entre), (junto a/al lado de), (dentro)
Uso del adjetivo (modificadores)
Uso de conceptos de cantidad (cuantificadores): (muchos/bastantes),
(todo), (poco), (nada), (algunas, bastantes, muchas, todas)
Uso de conceptos temporales (modificadores

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