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Guerrero Alcaraz Edgar Elizardo. Periodoncia III. Técnicas de preservación de alveolo y de aumento del reborde alveolar: Revisión de la literatura La pérdida dentaria produce una serie de cambios dimensionales que afectan tanto a los tejidos duros como a los tejidos blandos ocasionando frecuentemente defectos en el reborde alveolar. La prevención y el tratamiento de dichos defectos, tiene como objetivo la preservación o el aumento de los tejidos duros y/o blandos para mejorar las condiciones del reborde para una futura restauración protésica. Existen diversas técnicas quirúrgicas encaminadas a prevenir o minimizar los cambios dimensionales en alveolos postextracción (técnicas de preservación de alveolo) y otras destinadas a la reconstrucción de dichas alteraciones anatómicas. En general, en defectos pequeños o moderados una técnica de aumento de tejidos blandos puede ser suficiente. Sin embargo, en defectos más severos o en aquellas localizaciones en las que se planifique la posterior colocación de implantes, un enfoque combinado (aumento de tejido duros y blandos) y/o en distintas fases puede ser necesario. La apófisis alveolar es la parte del maxilar y la mandíbula que forma y sostiene los alvéolos dentarios. Las características morfológicas de la apófisis alveolar están relacionadas con: 1. El tamaño y forma de los dientes. 2. Con eventos que ocurren durante la erupción dental. 3. Con la inclinación de los dientes erupcionados. Las alteraciones en la cresta alveolar tras una extracción dental han sido ampliamente investigadas. Los estudios experimentales en perros realizados por Araujo & Lindhe y Araujo y cols. han demostrado que existen marcados cambios dimensionales en la cresta alveolar en los primeros dos o tres meses, siendo más pronunciados en la cortical vestibular. Por este motivo, el centro del reborde alveolar se desplaza en sentido lingual/palatino. La reabsorción de la cortical vestibular en sentido horizontal se ha establecido que puede llegar a ser de un 56%, mientras que la cortical lingual puede llegar a reabsorberse un 30%. En global, la reabsorción horizontal de la cresta se ha demostrado que puede llegar a ser de un 50%. Inmediatamente tras la extracción dental, no existe tejido blando cubriendo la entrada del alveolo residual. Éste va a cicatrizar por segunda intención. En las semanas posteriores, se produce un incremento del volumen de tejidos blandos gracias a la proliferación celular, sellando la entrada al alveolo. Los cambios en el contorno de los tejidos blandos se corresponden con los cambios que afectan al perfil de tejidos duros subyacente, que rodea el área de la extracción dental. Un reborde alveolar parcialmente edéntulo puede conservar en parte la morfología del reborde alveolar. Sin embargo, las eminencias radiculares y las papilas interdentales ya no existen lo que plantea dudas en cuanto si verdaderamente puede considerarse un reborde alveolar “normal”. Causas del colapso de tejidos duros y blandos: Extracciones y/o pérdidas dentarias como consecuencia de periodontitis crónica avanzada, periodontitis agresiva, traumatismos o caries. Clasificación de los defectos del reborde Seibert, en 1983, clasifica los defectos del reborde alveolar en 3 clases atendiendo al componente horizontal y vertical del defecto: — Clase I: Pérdida de la dimensión vestibulolingual, conservando una altura (dimensión apicocoronal) normal de la cresta. — Clase II: Pérdida de la dimensión apicocoronaria, conservando una anchura (dimensión vestibulolingual) normal de la cresta. — Clase III: Pérdida tanto de la dimensión vestibulolingual como apicocoronaria. Pérdida de la altura y anchura normal de la cresta. Por su parte, Allen, en 1985, introduce el concepto de severidad, considerando el defecto: — Leve: Menor a 3 mm. — Moderado: De 3 a 6 mm. — Severo: Mayor de 6 mm. El pronóstico es peor cuando se trata de defectos en altura (dimensión apicocoronaria) o combinados (altura y anchura); cuanto mayor sea la pérdida de inserción de los dientes adyacentes y/o cuanto mayor sea el número de dientes ausentes. ¿Cómo podemos minimizar el colapso que se produce tras una exodoncia? A. Colocación de pónticos ovoides tras la extracción. Con ello se busca proporcionar soporte a los tejidos blandos. B. Elevación de un colgajo mucoperióstico al realizar la extracción. Esta técnica permite preservar la cortical vestibular en caso de fractura radicular subgingival. C. Técnicas de preservación de alveolo/ técnicas de preservación de la cresta. El objetivo de estas técnicas es preservar el volumen de la cresta que existe en el momento de la extracción. D. Colocación de implantes inmediatos. Técnicas de aumento de la cresta alveolar El objetivo de estas técnicas es aumentar el volumen de la cresta más allá de la estructura ósea existente en el momento de la extracción. Estará justificada en las siguientes situa- ciones: 1. Mantenimiento del “sobre-envelope” de tejidos duro y blando remanente. 2. Mantenimiento de un volumen estable de la cresta alveolar con el objetivo de optimizar los resultados estéticos y funcionales. 3. Simplificación de los procedimientos posteriores a las técnicas de preservación de la cresta, a través de la generación de un volumen adecuado de tejidos duros y blandos que simplifique los procedimientos futuros de colocación de implantes. Indicaciones: 1. Cuando la colocación de implantes se va a diferir en el tiempo. 2. Contorneado de la cresta para tratamiento protésico convencional. 3. Siempre y cuando el ratio coste/ beneficio sea positivo. 4. Reducción de la necesidad de realizar una técnica de elevación de seno para la colocación de implantes en el sector posterior. La técnica más sencilla para realizar una preservación de reborde alveolar es a través de la exodoncia atraumática y lograr el cierre primario del mismo que permita una cicatrización biológica del alveolo. Otros métodos comúnmente utilizados son: 1. Injerto colocado en el alveolo cubierto con membrana y colgajo desplazado para lograr cierre primario parcial o completo de la herida. 2. Cubrimiento del injerto mediante un colgajo rotacional o desplazado coronalmente pero sin membrana. 3. Membranas solas sobre el alveolo, con cubrimiento parcial o total utilizando tejidos blandos. Recomendaciones para la técnica quirúrgica: — Elevación de un colgajo y relleno del defecto con biomateriales. — Cierre primario de la herida. — Empleo de materiales con una tasa baja de reemplazo. — Elevación de colgajos y la colocación de dispositivos para contornear el perfil de la cresta. El objetivo de la realización de estas técnicas es conseguir un volumen suficiente de tejido duro y/o blando que permita mejorar las condiciones del reborde para una futura restauración protésica. Técnicas de aumento de tejido blando. 1. Procedimientos de injerto pediculado: — Técnica de colgajo enrollado (Roll Technique). — Técnica de colgajo de tejido conectivo pediculado del paladar. 2. Procedimientos con injerto libre: — Procedimiento del injerto insaculado. — Procedimiento del injerto interpuesto (tipo “inlay”). — Procedimiento del injerto superpuesto (tipo “onlay”). — Procedimientos combinados (tipo «inlay” & tipo “onlay”). Técnicas de aumento de tejido duro. 1. Regeneración ósea guiada (ROG) Las técnicas de ROG previa a la colocación del implante son de elección en aquellas situaciones en las que existan defectos óseos que impidan la estabilidad primaria del implante o en las que no sea posible colocar un implante en el sitio ideal, guiado por la restauración protésica. Las técnicas de regeneración ósea guiada, se basan en los principios de regeneración tisular guiada. Se trata de un método que utiliza una membrana barrera para excluir de la herida el epitelio y el tejido conectivo y crear un espacio, donde las células de los tejidos adyacentes van a crecer para formar el tejido desde el que migraron. 2. Injertos óseos: autoinjertos, aloinjertos, xenoinjertos o sustitutos óseos sintéticos. Diversos materiales (autoinjertos, aloinjertos, xenoinjertoso sustitutos de hueso sintéticos) se han empleado con el objetivo de reconstruir la cresta alveolar residual. Entre las diferentes opciones de injertos óseos disponibles se encuentran: — Injertos autólogos o autógenos (cortical, esponjoso o corticoesponjoso). Posee nula capacidad antigénica por obtenerse del mismo individuo. Se pueden obtener de diferentes zonas donantes intraorales (mentón, tuberosidad maxilar, rama mandibular, rebordes edéntulos o torus) o extraorales (cresta ilíaca, tibia, calota). Las últimas se utilizan en forma de injertos en bloque en casos de pérdidas óseas avanzadas, pero su inconveniente es que requieren de anestesia general para su obtención. — Injertos alogénicos o aloinjertos (corticales, esponjosos o corticoesponjosos). Son procedentes de otro individuo de la misma especie. Hay dos principales: mineralizados congelados-secados (FDBA) y desmineralizados congelados-secados (DFDBA). — Injertos heterólogos o xenoinjertos (corticales o esponjosos). Su fuente de procedencia es un animal de otra especie diferente a los humanos. — Injertos aloplásticos o sintéticos. Son materiales biocompatibles, sintéticos e inorgánicos que funcionan como material de relleno y no de regeneración para futura colocación de implantes. 3. Extrusión ortodóncica En este caso se busca modificar el entorno tisular antes de la extracción del diente creando un escenario más favorable para la posterior colocación de implantes. La tracción ortodóncica estira las fibras residuales del ligamento periodontal e induce nueva aposición ósea. A través de esta técnica se ha demostrado aumento de tejidos en sentido vertical en algunos casos. 4. Técnicas de expansión de la cresta 5. Técnicas de distracción osteogénica La distracción osteogénica utiliza el fenómeno biológico de larga permanencia en que el nuevo hueso rellena el espacio del defecto creado cuando dos partes de hueso se separan lentamente bajo tensión. Esta técnica puede utilizarse para aumentar verticalmente las crestas alveolares deficientes en determinados casos. Tiene una alta tasa de complicaciones, que incluyen: el cambio del vector de distracción, distracción incompleta, fractura del dispositivo de distracción y la pérdida parcial de la ganancia ósea inicial. TÉCNICAS COMBINADAS La morfología de los tejidos blandos en el sitio donde es necesario la realización de una técnica de aumento de tejido duro es fundamental, no solo porque es necesario que exista suficiente tejido para poder garantizar un cierre primario de la herida, sino porque va a determinar si el resultado es estéticamente aceptable o no. Por ello, en muchas situaciones es necesario combinar técnicas de aumento de tejidos duros y blandos. Éstas podrán realizarse de forma simultánea en la misma intervención o, en las situaciones más comprometidas se realizarán dos intervenciones quirúrgicas: la primera, para ganar tejido blando y, la segunda, para aumentar la cantidad de tejido óseo disponible. Artículo 2. Preservación del reborde alveolar con un aloinjerto de hueso liofilizado expuesto al medio bucal. Informe de un caso Una paciente acudió a la consulta privada por dolor en la pieza 3.5, en la que se evidenciaba una fractura radicular. Con indicación de extracción y colocación de implante, se realizó una tomografía de haz cónico en la que se observó la ausencia parcial de la tabla vestibular. Se decidió realizar una TPRA y la colocación diferida del implante. Se efectuó la extracción atraumática y se colocó un aloinjerto de hueso liofilizado dentro del alvéolo hasta el nivel gingival. Se suturó con un punto colchonero cruzado, dejando el injerto expuesto. La cicatrización no mostró complicaciones. Tras 6 meses, se realizó una nueva tomografía, y luego de determinar el volumen óseo disponible, se colocó un implante. Para minimizar la reabsorción ósea post extracción, se sugirió la instalación inmediata de un implante en el alvéolo. Ha sido demostrado que esta técnica no previene el cambio dimensional del reborde alveolar. Con el fin de mantener el volumen original del reborde, se propusieron las llamadas técnicas de preservación del reborde alveolar (TPRA). Este procedimiento se realiza en el mismo acto quirúrgico de la exodoncia, y consiste en la colocación, dentro del alvéolo, de un autoinjerto, aloinjerto, xenoinjerto óseo o injerto aloplástico, con el fin de minimizar la reabsorción horizontal y vertical del reborde y maximizar la formación de hueso dentro de este. En una TPRA, el uso de un aloinjerto expuesto al medio bucal aún no ha sido evaluado. El objetivo de este artículo es presentar un caso clínico en el cual se utiliza un aloinjerto como relleno en una TPRA, dejándolo expuesto al medio bucal. Discusión En los últimos años se han propuesto diversas TPRA enfocadas en el recubrimiento del injerto óseo, sin la elevación de un colgajo mucoperióstico para minimizar la reabsorción ósea. En estudios controlados se han observado resultados favorables al cubrir el sustituto óseo con matriz colágena, membrana colágena, esponja colágena o injerto gingival libre del paladar (punch). Estudios recientes han comparado alguna de estas técnicas con la colocación de un injerto porcino, bovino o fosfato tricálcico expuesto al medio bucal. En estos trabajos, todos los sitios injertados no cubiertos cicatrizaron correctamente y no se observaron signos de inflamación ni complicaciones postoperatorias. En cuanto al cambio dimensional horizontal, si bien hubo diferencias estadísticamente significativas a favor de la cobertura del injerto, en dos de estos estudios la arquitectura ósea del reborde permitió, sin el empleo de técnicas complementarias de regeneración ósea, la instalación de implantes. En este caso clínico, a diferencia de los estudios mencionados, se utilizó un aloinjerto que quedó expuesto al medio bucal, lo cual aún no ha sido estudiado como alternativa terapéutica. A los 6 meses se evidenció suficiente tejido óseo alveolar para la colocación de un implante en la ubicación tridimensional correcta, subsanando la dificultad inicial de presentar una marcada dehiscencia ósea vestibular, y sin que fuera preciso, posteriormente, realizar la regeneración ósea. Conclusión La TPRA empleada en este caso se muestra favorable para preservar el reborde en situaciones en las que no es posible la colocación del implante inmediato postextracción, por la falta parcial de la tabla ósea vestibular. Es una técnica predecible que ofrece varias ventajas: sencilla realización, bajo costo (ya que se utiliza solo un injerto óseo sin otro material de recubrimiento) y menor morbilidad para el paciente, pues no requiere otro sitio quirúrgico donante. En este caso, la cicatrización de los tejidos blandos también fue favorable. Será necesario realizar estudios clínicos controlados y aleatorizados que comparen esta técnica con aquellas que cubren el injerto, a fin de obtener evidencia científica sólida sobre esta TPRA. Bibliografía: ● García Gargallo M, Yassin García S, Bascones Martínez A. Técnicas de preservación de alveolo y de aumento del reborde alveolar: Revisión de la literatura. Av Periodon Implantol. 2016; 28, 2: 71-81. ● Aguilar Porta M, Aguilar JE.Preservación del reborde alveolar con un aloinjerto de hueso liofilizado expuesto al medio bucal. Informe de un caso. Rev Asoc Odontol Argent 2018;106:63-69.
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