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Lic. enTurismo •••••••••• Introducción a las Ciencias Sociales Unidad 1, 2 y 3 ~I). FACULTAD DE C I ENClA POLÍTICA • Y RELACJONES INTERNACIONALES UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO p R o e E D M E N T O para la Atención e Intervención en casos de Violencia de Género, Acoso Sexual y Discriminación basada en el Género, Orientación Sexual, Identidad o Expresión de Género en el ámbito de la Facultad de Ciencia Política y RR. 11. Consultas: atencionviolenciagenero@fcpol it. un r. ed u .ar Miércoles de 16 a 18 Jueves de 10 a 12 Aula Victor Jara 1 Piso Ala Este UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RRII LICENCIATURA EN TURISMO INTRODUCCIÓN A LAS CIENCIAS SOCIALES UNIDAD 1 AÑO.2018 · ... ._ :~.· : Capítulo 2. La Primera Revolución Industrial en Historia Universal Contemporánea l. De las Revoluciones Liberales a la Primera Guerra Mundial, Barcelona, Ariel Historia, 2008. Autor: Javier Paredes. Eloy Arias Castañón (Profesor Asociado de Historia Contemporánea, Universidad de Sevilla) 1. Génesis de la revolución industrial "Revolución Industrial es -según Phyllis Deane- un término gene- ralmente aplicado al conjunto ·de cambios económicos implica- dos en la transformación de una economía preindustrial, de corte tradicional, caracterizada por una productividad baja y por tasas de crecimiento generalmente estancadas, en una fase moderna e industrializada del desarrollo económico, donde el producto per cápita y el nivel de vida son relativamente altos, y el crecimiento económico es normalmente sostenido:' Ese conjunto de cambi.os se realizaron mediante la combinación de los siguientes elementos: En la organización económica, con el triunfo del capitalis- mo. En la estructura económica, con el d.esplazamiento de re- cursos del sector primario al secundario y al terciario, de los artículos suntuarios a la producción en gran escala, de , los bienes de consumo a los de producción, y del campo a la ciudad. En la tecnología,· con la introducción de innovaciones en 8 los procesos de producción y distribución. Así entendida, la revolución industrial arranca de la segunda mitad del siglo XVIII para el caso in- glés, con unas fechas iniciales que se han fijado entre 1760 y 1780; y en el segundo tercio del siglo XIX para Estados Unidos, .. Francia, Bélgica, Alemania .... La búsqueda de las raíces del fenómeno lle- va a resaltar, sin embargo, la importancia de los siglos anteriores, encontrándose prece- dentes de los cambios apuntados en plena Edad Media y en la Edad Moderna. En una línea similar, se ha revitalizado la idea de protoindustrialización o industrialización antes de la revolución industrial, con el pro- tagonismo de una industria artesanal rural que proporcionó un aprendizaje crucial para el progreso económico al fomentar la movilización de capital, de trabajo y de tie- rra, la ampliación del mercado, y el desarro- llo de conocimientos técnicos e iniciativas • empresariales. Es cierto que, en ningún caso, estos cam-. bies tuvieron una.perspectiva tan generali- zada e integrada arites del siglo XVIII, como para poder denominarla revolución; pero su gestación paulatina a lo largo de varios siglos hasta su confluencia final y genera- lización en ia revolución industrial tiene su impo~tancia. El Antiguo Régimen europeo tiene una orientación estática si se compa- ra con el dinamismo que impuso la revolu- ción, pero no lo es tanto si se compara con. otras sociedades. Varios autores (J. A. Hall, E. L. Janes ... ) han explicado el despegue europeo en comparación con otras civiliza- ciones centrándose .ér:i la evolución de los siglos previos a la revolución industrial, y, como dice Peter Mathias, "es la sin igual ex- periencia europea de los siglos anteriores a 1800 en que tuvo lugar el período de gesta- ción de la ind.ustrialización lo que la distin- gue de cualquier otra éultura''. 2. Hacia una nueva organización económica: la transición del feudalismo al capitalismo Se ha apuntado que la modernización, como tránsito de un sistema económico autosuficiente a otro de mercado, implica- ba un resquebrajamiento de las relaciones agrarias feudales provocado por la expan- sión urbana con sus actividades comerciales y la paulatina importancia de la economía monetaria. Sería sin embargo un error con- siderar estos factores como agentes exter- . nos. Más bien se podría hablar, en términos generales, de un feudalismo europeo que llevaba en su propio seno las semillas del cambio. En un medio físico favorable y con una tradición jurídica y comercial heredada del mundo romano, se organizó un sistema descentralizado que permitía cierta compe- tencia entre sus integrantes (nobleza, clero, ciudades, vasallos). Además, pervivió en él una monarquía que acabaría ejerciendo, ante todo, un papel mediador, y que logra- ría reducir lentamente los enfrentamientos bélicos internos encauzando las disputas en el orden legal del Estado, a la vez que se lanzaba una competencia entre diferentes Estados. Se planteaba de esta forma una competencia social, política y económica, en la que un cierto orden permitió e incluso obligó el cambio de una cultura de la auto- suficiencia, la coerción y el saqueo a la cul- tura del mercado primero y, paulatinamen- te, también de la producción. La economía feudal era básica pero no ín- tegramente autosuficiente. Existía un mer- - cado en el, que monarcas, nobles y ecle- siásticos obtenían los productos (de lujo, _exóticos, algunos básicos) que no podían conseguir mediante la coerción y el saqueo, dedicando el excedente procedente de esas vias a tal objetivo. Esta presencia de un mer- cado y su expansión posterior implicó todo un florecimiento urbanoy el desarrollo de una burguesía comercial que, al amparo del orden señorial y monárquico-estatal que hacía posible las transacciones comerciales, pudo especializarse en su actividad, guián- dose por criterios puram,ente económicos, y siguiendo los principios de una organi- zación capitalista (propiedad privada, libre iniciativar economía monetaria, desarrollo de mecanismos de cambio y crédito). Estas conexiones de los señores con el mer- cado tuvieron también sus consecuencias. Si el mercado daba más· posibilidades, los señores debían obtener más ingresos mo- ue.tarios para poder competir con otros se- ñores y con las fortunas crecientes de los comerciantes. L9s pretensiones señoriales de exigir más rentas a sus vasallos tenía, sin embargo, sus límites; por una parte, en las propias deficien~ias del sistema productivo feudal, incapaz pe generar grandes exce- . dentes; y por otra, en la progresión de un orden monárquico-estatal, que al defen- . der el equilibrioiestamental garantizabii: la comp~tencia entre sus integrantes a la vez · que minaba las !;>ases trac;licionales. Buenas muestras de est9 paradoja se evidencian en las pretensioneside las nuevas monarquías de controlar los ¡enfrentamientos bélicos y saqueos de los s,eñores y las sublevaciones campesinas, en l~s exigencias de impuestos a sus súbditos, en la integración paulatina de los poderes jl¡risdiccionales de los seño- res en la estructura estatal y en la utilización del desarrollo de, la burguesía comercial. Al- gunos señores e(lcontraron una salida en el aprovechamientp privado de la estructura estatal, pero est~ vía no solucionaba el pro- blema: muchos quedaban excluidos y lleva- ba además al endeudamiento del Estado. i La adaptación a !as exigencias del mercado y de las nuevas r~alidades sociopolíticas de la Edad Modern9. obligó a los señores feu- . dales a ir dejando.dé lado su condición de guerreros que g¡:irantizan el orden, gobier- nan y cobran rentas, para desarrollar mucho más su condició~ de propietarios como úni- ca vía capaz de /permitir el incremento de sus ingresos. Cobraron así importancia los cambios en la organización económica con un replanteamiento de las relaciones entre señoresy vasallqs, que redefinía el derecho de propiedad (dé una propiedad-vinculada, CURSILLO DE INGRESO 2012 Facultad de Ciencia Política y RRII corporativa y relativa a una propiedad privada, libre y absoluta) y convertía al campesino en arrendatario o en asalariado; y con la preocupación por la mejora del sistema productivo y una profun- dización de las relaciones en el mercado. Se sentaban de esta for- ma las bases de una organización económica capitalista. El protagonismo del mercado y de las novedades sociopolíticas apuntadas terminaron afectando también a los vasallos. La exi- gencia estatal y señorial del pago de impuestos y rentas en me- tálico integró a los vasallos en el mercado de una forma mucho más profunda que el,trueque esporádico anterior. Esta realidad y los nuevos criterios de organización económica provocaron que algunos campesinos pudiesen mejorar la explotación de su pro- . piedad o que desarrollasen la industria artesanal doméstica, pero otros muchos Ruedaron convertidos en asalariados. El trabajo se convirtió en una mercancía comprable y vendible según la lógica del mercado. De esta forma se fue liberando a la tierra y al trabajo de sus ataduras · tradicionales, y se fue convirtiendo al individuo con su iniciativa en protagonista fundamental a la vez que se difundía una economía orientada hacia el mercado y se favorecía la circulación de capital. Se había descubierto la máquina de inventar, es decir,.la potencia- lidad creadora de la iniciativa individual. Sólo hacía falta un orden en el que los individuos pudiesen utilizar su libertad, y ése llegaría plenamente con el Estado liberal. Esta transformación estructural tomó un ritmo diferente en Ingla- terra y en el continente europeo. En ambos espacios se pueden remontar los primeros indicios del cambio a la Baja Edad Media, al menos en Europa occidental, pero las modificaciones significativas fueron bastante más tardías y con un desfase cronológico. Mien- tras que Inglaterra tuvo su revolución liberal en el siglo XVII y • realizó un cambio evolutivo de las relaciones agrarias feudales a la generalización de las fuerzas del mer- cado y de la propiedad privada que culminó en el siglo XVIII, en el conjunto del continente fue la oleada revolucionaria de 1789-1848 la que, recogiendo una evolución anterior muy desigual en el tiempo, en el espacio y en las formas, gener~llzó las nuevas relaciones económicas. 3. La diferenciación de la economía tradicional y la especialización económica La transformación de la organización económica fue acompañada con una progresiva especialización de tipo sectorial y territorial. Plantearse, en el contexto del Antiguo Régimen, si fueron antes las transformaciones agrarias o las industriales, no tiene fácil solución. Primero, porque en la economía rural predominante no existía una clara diferenciación sectorial; y segundo, porque ambos fenóme- nos estabán tan interrelacionados que resulta difícil establecer relaciones de causa-efecto. Algo similar se podría decir respecto al papel del capital comercial, Esta confusión fue, sin embargo, po- sitiva para las transformaciones, al facilitar el intercambio en una economía tradicional muy localizada. 3.1 LA DIFERENCIACIÓN SECTORIAL Aunque sigue siendo discutido, bastantes autores encuentran transformaciones agrarias en el siglo XVII y comienzos del XVIII, es decir, a_ntes de la revolución industrial, por lo menos eñ algunas regiones del noroeste eumpeo (Gran Bretaña, Países Bajos, países nórdicos}. Los cambios técnicos y organizativos propiciaron que la agricultura jugase un papel dinamizador de la economía al incre- mentar la producción la productividad, permitir un aumento de- mográfico, generar un capital que relanzaba la oferta Y demanda industrial, y reducir la dedicación agrari~ para dar paso a empresa- rios y trabajadores industriales. • Estas transformaciones fueron acompañadas de otras en la producción manufacturera. Al margen de la organización gremial urbana, fue surgiendo en la economía rural un sistema artesanal doméstico ligado a la actividad agrícolay protagonizado por pequeños y media- . nos propietarios, arrendatarios, asalariados, que realizaban a la vez tareas agrícolas y artesanales. En un principio, la actividad artesanal era básicamente complementa- ria, pero las mejoras· agrícolas, el aumento demográfico y las posibilidades artesana- les, crearon un juego de interrelaciones que potenciaron los cambios y llevaron a la es- peciaiización agrícola y artesanal. Esta evolución se presentó como un trans- vase del sector primario al sector secun- dario una vez lanzada la revolución eco- nómica, en-la que el cambio intersectorial era clave del proceso de modernización por el incremento de la producción y de la productividad que conllevaba; pero en sus comienzos podría verse ante todo como un proceso de especialización, con el paso de una indiferenciación a una diferenciación sectorial, perspectiva ésta que haría el trán- sito mucho más evolutivo y fácil. Sea de una u otra forma, ese transvase/ especialización no sólo permitió el surgi- · miento de unos empresários y asalariados artesano-industriales, sino también de un capital. No tanto porque los grand.es pro- pietarios financiasen el desarrollo industrial -aunque sí tuvieron un cierto papel de las explotaciones mineras, metalúrgicas y me- joras del transporte-, cuanto por la auto-fi- nanciación de los campesinos-artesanos. Una autofina.nciación lograda gracias a las necesidades limitadas de capital que re- quería la modernizadón de las primeras industrias de consumo, a la explotación del trabajo (autoexplotación en muchos ca- sos}, y a una dedicación agrícola-artesanal que proporcionaba· beneficios y permitía satisfacer necesidades básicas, y por tanto realizar un mayor ahorro-inversión de los ingresos procedentes de la actividad arte- sanal. El factor clave que potenció todos esos cambios fue el desarrollo del mercado. Al igual que ocurrió con la actividad agrícola, la existencia y extensión de una demanda y de un mercado estimularon el desarrollo · artesano. Los comerciantes comenzaron distribuyendo y convirtiendo en dinero la producción artesana, como sucedía con la agrícola, para terminar facilitando materias primas y herramientas. Era una relación pu- ramente comercial, que no controlaba di- rectamente el sistema productivo, y esa re- lación se mantuvo en muchos casos, conso-:- lidándose los campesinos-artesanos co!Tlo empresarios industriales. En otros casos, el propio comerciante pasó a controlar el pro- ceso productivo concentrando la produc- ción, habilitando locales, incorporando he- rramientas y máquinas, y utilizando mano de obra asalariada. No parece de todos mo- dos que deba exagerarse el protagonismo del comerciante convertido en emp~~sario, y menos facilitando crédito industrial, pers- pectivas que, aunque se encuentran en el pequeño y mediano comercio; son poco relevantes en el gran comercio. El papel realmente importante del capital comercial radica en que además de facilitar el inter- cambio, creó los cauces institucionales que hicieron posible el mercado y procuró la mejora de los sistemas de transporte. La génesis de estas transformaciones se si- tuaron, además, en un marco regional, y en un contexto nacional y mundial mediatiza- do por el papel del Estado. 3.2. fa FACTOR TERRITORIAL (MARCO REGIONAL, MERCA- DO NACIONAL Y COMERCIO MUNDIAL) Con un desarrollo técnico limitado, la exis- tencia de recursos naturales y las posibili- dades naturales de transporte decidieron la localización del marco de las transforma- ciones. Algunas regiones bien dotadas de · materias primas y de recursos en·ergéticos · (agua,· madera, carbón) pudieron tomar ventajas sobre otras. Su situación geográfi-: ca influyó, además, sobre las posibilidades de transporte. Las dificultades del trans- porte terrestre potenciaban una realidad local/comarcal/regional en elámbito de los recursos, trabajo y demanda, y ello permi- tió el comienzo de la espe.cialización eco- nómica; pero serían las innovaciones del transporte, ligadas -antes de la aparición del ferrocarril- a un medio físico que fayo- recía la utilización de canales, ríos y mares como vías de comunicación, las que permi-. tieron un intercambio más fácil y eficaz, po- tenciando de esta forma las relaciones eco- nómjcas intrarregionales e interregionales que consolidaron la diferenciación sectorial y la especialización regional. Esta combinación de factores -cambios en la organización económica, mercados, modificación en los sectores productivos, desarrollo técnico, medio· físico favorable · y vías de comunicación naturales-, tuvo su manifestación en un marco regional, tan- to en Gran Bretaña como en el continente europeo, -pero con una diferencia de inten- sidad y de extensión. Mientras que en el continente afectó apocas regiones, en Gran Bretaña fue mucho más generalizado, pu- diéndose hablar del"potencial acumulativo i delcrecimiento fegional británico"(Berrick), que llevó a la gestación de un auténtico mercado nacional, es decir, a la organiza- ción económicalarticulada, tanto producti- va como comercialmente, en el espacio del· Estado-nación. Así fue posible la revolución industrial. No puede decirs:e, sin embargo, que I¡;¡ acu-: mulación del crecimiento regional llevase a: . uQ desarrollo nacional autosuficiente. Bajo: la forma nacional se escondía el hecho de· su profunda y Cfieciente implicación con el mercado mundial. El comercio exterior (eu- ropeo y colonial) contribuyó a precipitar la revolución indus~rial al menos de las formas siguientes: ! Facilitó materias primas para la in- dustria y: productos básicos para la poblacióh, a la vez que incrementó la demarda de productos indus- . triales. · Aceleró ~I desarrollo urbano y re- gional, con amplias consecuencias respecto¡ a la diversificación secta- · rial y la e?pecialización regional. Generó Jn capital, unas institucio- nes com'erciales-financieras y una· evolucióh del trasporte que esti- mularon I el desarrollo económico en gener~I, y el agrícola e industrial en partic~lar. 3;3 EL PAPEL DEL ESTADO CURSILLO DE INGRESO _2012 Facultad de Ciencia Política y RRII En estas transformaciones regionales, con su articulación en un mercado nacional y su proyección mundial, el Estado desempeñó varias funciones. La política económica anterior a la revolución es- tuvo regida, en general, por el mercantilismo, orientación entendi- da de forma bien distinta según etapas y países, pero que en todos los casos conllevaba cierta intervención estatal. De hecho, en la idea de la época moderna está implícita cierta correlación entre Es- tado y medios económicos. Por otra parte, no debe considerarse al Estado como un elemento totalmente independiente del proceso socioeconómico, sino más bien como un instrumento institucional que refleja y a la vez da forma a las fuerzas sociales y económicas. El Estado alcanzó un protagonismo diferente en Gran Bretaña y en el continente europeo. En Gran Bretaña, las transformaciones económicas fueron consecuencia básicamente del triunfo del indi- vidualismo y del mercado más que del gobierno; de un ambiente socioeconómico dinámico que potenciaba el papel de la propie- dad privada, de la libre empresa, del mercado, de la inversión pro- ductiva y el desarrollo técnico, y de· una organización política que permitía el libre movimiento de hombre y recursos. Considerando, . además, que Inglaterra se encontraba en una situación de prepon- derancia internacional y de notable progreso económico, la inter- vención del Estado para estimular esa evolución no podía justificar- se con argumentos nacionalistas, ni de un supuesto atraso social y económico. Sin embargo, muchas de esas características -como · afirma Barry Supple- dependían en gran parte de su actuación. El Estado realizó una función indirecta muy importante a través c;Je la influencia en la ley y en las instituciones sociales y políticas, que implicaban, por ejemplo, estabilidad politica, armonía social, unifi- cación política y administrativa del país, sistema fiscal y iran- celario, moneda estable, sólida estructura de Derecho e, comercial; y en la libertad con que los hombres podían utilizar sus esfuerzos y recursos. Es decir, el Estado británico contribuyó a crear un ámbito dentro del cual· la iniciativa privada fue capaz de lanzar la revolución industrial. En el orden mundial, se podría destacar, igualmente, el importante papel desempeñado por el Estado en la creación y defensa del Imperio, en la extensión de una red comercial internacional de la que Gran Bretaña era el centro, y en la regularización de las relaciones comerciales e imperiales de forma que beneficiaran a la economía doméstica y a los hombres de negocios británicos. En los países del continente, con unas estructuras socioeconómicas y unos Estados mediatizados por características y fuerzas tradicio- nales, la modernización se presentó mucho más complicada y fue necesario un Estado bastante más intervensionista; no sólo de tipo • indirecto, creando el ambiente adecuarlo y los prerrequisitos nece- sarios para el desarrollo, sino incluso con intervenciones directas en el propio sistema productivo. Una intervención que encontraba .. _ .justificación, además. en el nacionalismo, en la superación del atra- s·o~ecónómlco y en la debilidad de la iniciativa privada. 4. Las innovaciones técnicas y el cambio cie mentalidad 4.1 INNOVACIONES Tl:CNICAS Y CAMBIOS ECONÓMICOS Las transformaciones económicas estuvieron muy relacionadas con la evolución técnica. Desde la Edad Media se desarrollaron y se generalizaron toda una serie de innovaciones (fuerza hidráulica, molinos de viento ... ) que permitieron multiplicar la energía•uti!iza- .. da en los procesos productivos a la vez que se convertían simples herramientas en auténticas máquinas. Por otra parte, mejoras en la navegación (timón de codaste, nuevos tipos de navío, brújula,·· canales con esclusas ... ) y nuevas técnicas comerciales y financieras (sistema monetario homogéneo, letras,, cheques, sociedades co- merciales ... ) agilizaron las prácticas comerciales. se sitúan entre los factores más importan- tes que provocaron el derrumbamiento de la economía tradicional y dieron origen al capitalismo. Además, entre la disolución del Antiguo Régimen y los primeros pasos de la revolución industrial existieron más · elementos de continuidad que de ruptura: La técnica que caracterizó al siglo XVIII fue en conjunto la prolongación, perfecciona- da en algunos casos, }' sobre todo la gene- ralización de los adelantos desarrollados en Europa desde la Edad Media·; véase sí no la· · importancia de la energía hidráulica en la primera fase de la revolución industrial. Esta continuidad fue, con todo, relativa, y · si se puede afirmar que las innovaciones tecnológicas del siglo XVIII fueron más un efecto que una causa, se debe sobre todo a que fue el movimiento general de la eco- nomía, y no las novedades técnicas corno tales, el que marcó el ritmo del cambió. De hecho, la mayor parte de las innovaciones fueron promovidas o realizadas por la tra- dición empirista, pericia artesanal e ingenio individual de hombres prácticos (herreros, · carpinteros, tejedores o hiladores ... ), a la. vez empresarios y obreros, que necesita- ban resolver los problemas técnicos que les ·· planteaba su actividad productiva. Por ello lo importante no era el invento en sí mis- mo, sino su aplicación efectiva, la innova- ción, que sólo pudo plantearse cuando las condii:iones econó.11icas hicieron viable su utilización. Además, inicialmente el núme- ro de sectores donde el cambio dio grandes resultados y se difundió rápidamente fue más bien escaso. Antes de 1820 se reducía en Gran Bretaña prácticamente a la indus- tria algodonera, siderurgia y minería. En estas relaciones,ni siquiera la existen- cia de una demanda era un factor exclusi-· vo. Fue un factor necesario, que actuó sin duda como un acicate para la innovación técnica, pero lo realmente decisivo fue una organización económica capitalista que te~ nía la búsqueda de beneficio como criterio fundamental. En esta lógica económica, la técnica desempeñó un papel primordial por cuanto no sólo permitía atender la de- mand~, al aumentar la producción y facili~ tar el intercambio, sino también provocaba el incremento de la productividad, modifi- cando por tanto la oferta. No sólo era po- sible incrementar los beneficios vendiendo más, sino también vendiendo lo mismo con mayor rentabilidad. Ahora bien, si los cambios técnicos del siglo XVIII surgieron en un principio ante todo como consecuencia del empuje económi- co de su tiempo, terminaron produciendo tales efectos sociales y económicos (incre- mento de la producción y de la producti- · viciad, especialización económica ... ) que sobrepasaron ampliamente los impulsos que los habían originado. En el caso inglés, ninguna industria experimentó el súbito desarrollo de la algodonera y ello tuvo sus conseéuencia!Cpero la transformación de una economía basada en la madera y el . agua a otra basada en el carbón, el hierro y la máquina de vapor, en una evolución lar- ga, lenta y vacilante, provocó cambios que . a largo plazo serían quizá más significati- vos. La adopción de una tecnología basada en el uso del metal y en fuentes de energía descentralizadas no sólo potenció las in- Cuadro 2.1. /nnovaciones fundamenta/es del s¡gto XVIII Hilandería y tejido Jonh Wyatt y Lewis Paul: confección de hilos por medio de husos, 1738. John Kay: la lanzadera volante (1773), sobre ruedas e impulsada por martillos (1760). / ,James Hargeaves: la • _ spinning-jenny hila 80 · · hilos a la vez, 1765-1780. Tomas Highs: el wáter- frame hila un hilo sólido de cadena ( 1767), · perfeccionado, utilizado por Arkright y John Kay (1769). Samuel Crompton combina water-frame y jenny obtiene la mule- -------'=---,.-1-....1·..,]!riY .!intf.e 17! 4 y 1779. Edmond Cartwright:telar. mecánico (1784). Metalurgia e industria química Abraham Darby: la "primera fundición de . coque" de calidad, 1709- 1730. 'Fabricación del ácido sulfúrico con recipientes de vidrio: Ward (1740). Con recipientes de plomo: Roebruck (1746). . Benjamín"Huntsman: acero fundido en crisol (1730). Scheele y Berthollet · descrubren el cloro (1772). John Wilkinson: calibradora para la perforación de cañones (1774). Simultáneamente, Peter. Union-y-Hen'ry Cort: pudelación al coque, l.amin.aci6.n.i1 ZB3-1784l. Procedimiento Leblanc para la preparación de la _soda (carbonto de sodio) (1791). Máquina de vapor:Y sus aplicaciones/ 1 Fines siglo XVII: 11Jác¡¡uina de vapor de Papin y "máquina de fuego'f de . Savery. 1 Principios siglo XVIII: máquina de Newcotnen. _ 1 1776: entra en uso la máquina de vapor, de· Watt. , 1769: carruaje a vapor, de Cugnot.· _ 1 1783: el vapor Pyro~caphe en el río Saona. · 1785. introducción la industria del algodón de la máquina de vapo'r. 1 SigloXIX. 1 . Máquina de vapor de alta presión, de Trevithi~k (G. B., 1800) y Evans (EB-.UU. '1804). i 1804: locomotora d~ Trevithick. 1807: barco de vapdr Clermont en el río Hudson. 1814: Blucher, de Stephenson. Otros 1700: sembradora de Tu-11. . 1752: pararrayos; de Franklin. 1783: primera subida en globo (Francia)._ . 1784: trilladora de Meikle. 1790-91: ley de patentes en EE.UU. y Francia. 1798: Senefclder inventa la litografía; y máquina de hacer papel de Robert. Sig/oXIX 1800: prensa de imprimir de hierro, de Stanhope. 1800: pila voltaica 1806: comienza la - iluminación con gas de las hilanderas de algodón. 1814: prensa de cilindro de vapor para la impresión de The Times. Fuentes: W.AA., Nueva historia económica mundial, Barcelona, Vicens Vives, 1984, p. 65, y T. K. Derry y R. l. Williams, Historia de la tecnología, Madrid, Siglo XXI, 1 ~80, vol. 3, pp. 1.070-79. _ CURSILLO DE INGRESO 2012 Facultad de Ciencia Política y RRII ·dustrias de bienes de producción, sino que exigió una creciente capitalización, un proceso continuo de industrialización y de cam-. bio técnico en todos los sectores. Esta generalización en extensión y en intensidad aseguró un crecimiento económico sostenido, y el cambio fue tal que puede hablarse de ruptura, e interpretar el pa- pel de las nuevas técnicas como causa del desarrollo. Como dice Samuel Lilley: "aunque la creencia de que los inventos fueron la causa de la revolución industrial no sea históricamente cierta pue'.'" de casi justificarse por este desenlace''. Desde entonces el cambio tecnológico fue creciendo sn límites. Durante el siglo XIX, el equilibrio entre innovaciones técnicas e incentivos económicos se vio radicalmente alterado; Los inven- tos tomaron valor por sí mismos al mostrarse capaces de crear sus . propios mercados;·y en esta tecnología que asumía plenamente el papel de iniciadora del cambio económico jugó un papel cada vez más importante la ciencia. Se fue pasando así, de unos prime- ros momentos en que el invento técnico era consecuencia de la práctica artesanal, aunque ya con la ciencia jugando un papel en el surgimiento de la máquina de vapor y de la industria química, a una asociación íntima entre ciencia y técnica. 4.2. EL CAMBIO DE MENTALIDAD Y EL PENSAMIENTO ECONÓMICO -- Si la ciencia no desempeñó inicialmente un papel fundamental en la génesis de las innovaciones técnicas, sí contribuyó, en cambio, de una forma decisiva a la gestación de un cambio de menta- lidad que acompañó las transformaciones políticas, so- 8 ciales y económicas que hicieron posible la revolución industrial. Frente a una concepción del mundo basada en presupuestos derivados de lo sobrenatural, la revelación, el dogma, la salvación futura y la tradición se fue desarrollando, en un proceso que arrancando de la Baja Edad _ ··. ·¡a culmina en la Ilustración, una cosmovisión que replantea- ·f1as formas de entender y las relaciones existentes entre Dios, el ,·mbre y la naturaleza, de formas muy diferentes (espiritualismo, deísmo, agnosticismo ... ). El resultado fue una autonomía del hom- ,'.: bre y de la naturaleza respecto a lo sobrenatural. Cobró así protago- :;/' nismo el hombre, la felicidad presente y la confianza en el progreso ~1:?' •·. (humanismo); la naturaleza, como orden material armónico some- tido a unas leyes naturales (naturalismo); y se desarrolló un pensa- miento científico plasmado en el papel de la crítica, la percepción sensorial y el empirismo, y el análisis racional, que permitió a los hombres comprender, controlar y alterar la naturaleza. Estas orien- taciones alcanzaron difusión en las ideas básicas del pensamiento ilustrado (individuo como elemento social simple y fundamental dotado de percepción/razón y guiado por la felicidad/prosperidad como meta, y un orden natural equilibrado, regido por sus propias leyes) que resquebrajaron las estructuras del Antiguo Régimen y sentaron las bases del liberalismo. Su aplicación práctica influyó en la organización política (liberalismo político) y socioeconómica (li- beralismo económico o capitalismo). La aplicación de las directrices señaladas y la búsqueda de las leyes · generales que regían la actividad económica, llevó a la aparición, en el siglo XVIII, de una teoría económica liberada por primera vez de toda adherencia teológica o moral. El liberalismo descubrió la_ existencia de un- orden económico natural regido -como resume miguel Artola- por losprincipios fundamentales siguientes: • El interés individual que hace a cada hombre el mejor juez de su propio bien y es la fuerza decisiva qUe opera en los fenómenos económicos, constituyéndose.la iniciativa indi- vidual, la propiedad privada, la libertad y la igualdad jurídi- cas, en derechossagrados e inviolables. La armonía universal, que hace que cada , individuo, al tiempo que persigue su propio inte- · rés, colabore en el bien común. · . . . · •. · - El mercado libre, segLÍn el cual siempre que prevalezcan condiciones _ . _ de competencia· perfecta (orden natural) ·'·".·;·:- con el libre juego de la oferta y la demanda, se hace compatible el máximo individual de riqueza con un equilibrio económico ente los in- tereses de las partes implicadas y la_ máxima satisfacción de la sociedad limitaciones de la intervención del Estado, cuya función queda reduci- da a garantizar el orden económico_ ·natural. · Los primeros autores que elaboraron una teoría económica científica y coherente se engloban bajo el nombre de escuela fisió- crata. Frani;ois Quesnay, con su famosa obra Tableau économique (1758), y sus discípulos, · afirmaron la existencia de unas leyes natu- rales y de un orden económico natural que· no debía ser obstaculizado, ni medi?tizado por intervenciones humanas. La razón era que el principio de la libertad económica individual permitía satisfacer el interés per- sonal, y conllevaba una armonía natural y un equilibrio de intereses que garantizaban el bienestar social y el mantenimiento del sistema. Estas directrices _quedaron resumi- das en el lema: "Laissez faire, laissez passer, le• monde va de lui-méme" ("Dejad hacer, dejad pasar, el mundo marcha solo"). Restringían, sin embargo, los efectos de estos principios al ·dar primacía al sector primario, defendiendo una teoría de la pro- ducción natural (fisiocracia) que considera- ba a·1a tierra como la única fuente de rique- za. Argumentaban que sólo ella podía su- ministrar bienes nuevos y proporcionar un excedente sobre los costes habidos (renta o producto neto), mientras que la industria y el comercio sólo transformaban o distri- buían los productos. El desarrollo de los principios del libera- lismo y su extensión a todos los sectores económicos lo comenzó la escuela clásica. o liberal-capitalista con Adam Smith y su obra Ensayo sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (1776), en primer lu- gar. Sus aportaciones pueden resumirse así: Superaba la teoría de.la producción natural centrada en el factor tierra, para plantear una dinámica econó- mica natural en la que la riqueza era inicialmente el producto del trabajo humano, incrementándose en una economía desarrollada con la división del trabajo y las relacio- . nes de éste con la tierra y el capital, para terminar considerando la acu- mulación de capital como un factor imprescindible del desarrollo. La libertad económica individual se constifuye en el auténtico motor de la evolución económica, conde- nando el dirigismo del Antigüo Ré- gimen y limitando las funciones del Estado a garantizar la iniciativa pri- vada y la libre competencia, y crear las condiciones favorables para el desarrollo (defensa contra la agre- sión extranjera, administración de justicia y sostenimiento de obras e instituciones públicas que no aco- meta la iniciativa privada). Plena confianza en el mercado li- bre (orden natural) que conduce a un máximo de armonía, por cuanto una "mano invisible" hace que el in- dividuo, al perseguir su interés per- sonal, promueva involuntariamente el colectivo. Además, el mecanismo de los precios hace que se adapte la oferta a la demanda, y el precio del ·. mercado al precio natural (el que retribuye los gastos reproductivos· de los elementos que participan en la producción de bienes), produ- ciéndose así un ajuste automático de toda la actividad económica. ... ,.:.-,· ·· S. La revolución demográfica 5.1. EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO Y SUS CAUSAS Desde el siglo XVIII se produjo en Europa un crecimiento demográfico contin\,Jo, pasan- do de tener 11 o millones de habitantes en 1700 a 423 millones en 1900; y en el caso concreto de Gran Bretaña, de 10,9 millones :· éri 1800 a 20,9 r:n 1850. Era la consetuenl'.;ia . . de la llamada revolución demográfica, del tránsito de un ciclo demográfico c;1ntiguo caracterizado_ por altas tasas de natalidad (35-40%) y de mortalidad (30-40%), crisis demográficas provocadas por hambres, guerras y epidemias, y un· crecimiento de- mográfico muy lento e irregular, a otro mo- derno. La nueva situación se definía por el mantenimiento de altas tasas de natalidad, descenso de la de mortalidad, pérdida de importancia de las crisis demográficas y · crecimiento demográfico rápido y conti- nuo. Sólo años más tarde, cuando el desa- rrollo económico se fue consolidando, se produce un descenso de las altas tasas de natalidad, una escasa influencia de las crisis demográficas, y la llegada de las tasas de mortalidad a urh límite mínimo, provocán- dose un crecimi,ento demográfico más len- to y un envejecimiento de la población. . Las explicacion~s de esta revolución de- mográfica se han centrado, por una parte, en determinar 1.as causas del descenso de las tasas de mortalidad. Y entre ellas se ci- . tan las mejoras! sanitarias e higiénicas, los avances de la medicina y, sobre todo, los progresos del nivel de vida. Unos progre- sos derivados, bien de cambios naturales y climáticos (que !hicieron del siglo XVIII una época poco af~ctada por grandes epide- mias y sí, en ca1biorde amQlias coyunturas . de buenas cose(has), o bien de la actividad . humana, con las transformaciones agrarias y las mejoras dfl sistema de comercializa- ción que permit¡eron un abastecimiento de la población y un aumento de la resistencia ante las enfermidades infecciosas. . , ..... Desqe otra perspectiva, y ante las deficien- cias de las estadísticas exis-tentes para esta época, muchos autores han dudado de que se produjese u~ descenso acelerado de la mortalidad en Virtud de las causas anota- das. Se orienta~oh, por el contrario, a ex~ .. plicar los primeros pasos del aumento de- mográfico con ~I incremento de natalidad derivado del potencial natalista típico del . 1 antiguo régimen, demográfico, que se apro- vecha al máxim6 después de una crisis de- mográfica y resJondía de forma inmediata a las posibilidad~s económicas. La oferta de trabajo que conilevaban las transformacio- nes agrarias e in~ustriales estimularía el in- CURSILLO DE INGRESO 2012 Facultad de Ciencia Política y RRII cremento de la nupcialidad y de la fertilidad al adelantar la edad de los matrimonios, y por tanto de la natalidad. Sólo en un momento posterior, cuando en un ciclo demográfico antiguo podía llegar la crisis demográfica, el desarrollo económico y sanitario redujo los efectos de las crisis de subsistencias y de las epidemias, disminu- yendo las tasas de mortalidad. 5.2. El CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN URBANA Y LAS MIGRACIONES· Otro aspecto importante de las transformaciones demográficas· de esta etapa fue la movilidad de la población derivada del propio empuje demográfico, de las mejoras del sistema de transportes, de los cambios de la estructura económica con cambios sectoriales y territoriales, y de la búsqueda de mejores niveles de vida. Estas orientaciones determinaron: a) El crecimiento de la población urbana. Mientras que en el Antiguo Régimen la población era predominantemente rural, desde el siglo XVIII se fue incrementando la pobla- ción urbana, debido al propio crecimiento demográfico y a la emigración rural. Su evolución fue desfgual. Así como algunas ciudades alcanzaron un crecimiento rápido (en 1800 existían en Europa 23 ciudades con más de 100.000 habitantes, en 1900 ascendían a 135), en conjunto el cre- cimiento fue lento: Europa tenía un 10% de población ur- bana en i 800, un 16, 7% en 1850 y llegaba al 29% en 1890. Las diferencias espaciales también fueron importantes. Mientras que Inglaterra tenía ya en el segundo cuarto del siglo XIX más población urbana (20,3% en 1800, 40,8% en 1850, 61,9% en 1890) que rural, en el resto de Europa • hay que esperar al siglo XX para que eso se pro- duzca . Desde la perspectivaeconómica, el fe- nómeno del crecimiento urbano estuvo muy conectado con el desarrollo del mercado, la especialización económica y la concentración empresarial. b) Las migra~iones regionales e internacionales. Si bien las grandes migraciones europeas son características de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX, el fenómeno aparece localizado, en la etapa de 1750 a 1850, entre los países afectados por la revolución demográfica y las crisis económicas, y los países americanos, en especial Norteamérica. Estas migraciones contribuyeron a aliviar una presión demográfica que, con sus consecuencias de miseria, hubiera podido resultar nefasta para las posibilidades del desarrollo. de los países avanzados. Estimularon, además, la expansión económica y colonial europea. Cuadro 2.2 Población de las mayores ciudades europeas, 7800-1970 (en miles) 7800 1850 1880 1910 1800 1850 1880 1910 . Ámsterdam 201 224 317 567 Londres 1.117 2.685 4.770 7.256 Barcelona 115 175 346 560 Lyon 110 177 376 472 Berlín · 172 419 1.122 2.071 Madrid 160 · 281 398 572 Birmingham 71 233 401 526 Manchester 75 303 341 714 Breslau 60 114 273 512 Marsella 111 195 360 551 Bruselas 251 421 720 Milán 170 242 322 599 · Budapest 54 178 371 880 Moscú 25b 365 612 1.481 Colonia 50 97. 145 516 Munich 40 110 230 595 Constantinopla 600 - - 1.200 Nápoles 350 449 494 723 Copenhague 101 127 235 462 Palermo 140 180 245 342 Dresde ~ 60 97 221 547 París 547 1.053 2.269 2.888 Edimburgo 83 194 295 401 Praga 75 118 162. 225 Géneva 100 120 180 272 Roma 153 175 300 539 Glasgow 77 345 587 784 S. Petersburgo 220 485 877 1.097 Hamburgo 130 .. 132 290 932 Estocolmo 76 93· 169 342 Leipzig 30 63 149 588 Turín 78 135 254 428 Lisboa 180 240 187 436 Viena 247 444 726 2.030 Livereool 82 376 553 746 Varsovia 100 100 252 856 • Fuente: C. M. Cipolla (ed.), Historia económica de Europa. El nacimiento de las sociedades indw,tria/es, Barcelona, Ariel, 1982, vol. 4-2, p. 399. 5.3 RELACIONES ENTRE LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y EL DESARROLLO ECONÓMICO En principio, podría decirse que el incremen- to de la población tuvo unas consecuencias positivas sobre el crecimiento económico y el desarrollo industrial en cuanto que in-. corporó más productores y consumidores, es decir, permitió incrementar la oferta de· trabajo y la demanda de productos. Sin em- bargo, está relación general debe matizar- se. Lo realmente decisivo en el incremento· demográfico es su ritmo de crecimiento y su inserción en el mercado, tanto en la can- tidad y preparación de la oferta de trabajo, como en la capacidad adquisitiva que sos- tiene la demanda. Un aumento desproporcionado de la po- bla-ción respecto a las necesidades del mercado genera una mano de obra barata de escaso poder adquisitivo que, por una parte, estimula la creación de empresas y · · el crecimiento de'la producción, pero no las innovaciones técnicas y la productividad; · y, por otra, limita el aumento de la produc- ción, pero estimula las innovaciones técni- cas y la productividad. Un ritmo de crecimiento bajo·, cuando no paraliza el desarrollo, genera una mano de obra cara, de alto poder adquisitivo que, por una parte, no estimula la creación de empresas y el aumento de la producción, pero puede incentivar las innovaciones téc- nicas y el incremento de la productividad; y, por otra, ofrece un mercado mínimo para incrementar la producción, pero puede que no suficiente. En ambos casos, el mer_cado internacional facilitó unos mecanismos correctores im- · portantes: el exceso de población encontró en la emigración una válvula de seguridad (Gran Bretaña); y la escasez, en la inmigra- ción un complemento importante (Estados Unidos). Las posibilidades limitadas del mercado interior encontró un complemen- to básico en la exportación de mercancías y capitales. El incremento demográfico resulta sí un factor complejo y contradictorio, que lo mismo puede operar en un sentido que en· el contrario. Cabe afirmar que es impres- cindible para llegar a la industrialización, pero puede generar una trampa demográ- fica que impide su pleno desenvolvimien- to. No debe olvidarse, además, como se ha visto anteriormente, la relación inversa: la influencia del desarrollo económico poten- ciando o disminuyendo el incremento de- mográfico. · En todo caso, nunca es un factor único que actúa en solitario. El desarrollo occidental europeo de los siglos XVIII-XIX contó con un incremento demográfico de un ritmo relati- vamente moderado (comparado con otras áreas y épocas); que pudo utilizar los me- .. canismos compensadores de la emigración y el mercado internacional, y que dispuso en el Estado liberal de una organización so- cio política estable y modernizada, y en el capitalismo una organización socioeconó- . mica que no sólo facilitaba mercado, tierra y trabajo, sino también capital y técnica. · No ocurre lo mismo en los países actuales , del Tercer Mundo. Estos cuentan con un in- c~emento demográfico desproporcionado respecto a sus realidades económicas, con 1 . escasas posibilidades de emigración y de mercado iritern~cional; y además, con unas organizaciones ~ociopolíticas tan rudimen- tarias que no logran imponer un orden li- beral, y una org~nización socioeconómica dual, entre la fuerte permanencia tradicio- nal y unas novedades capitalistas depen- dientes del capital y la técnica de los países . 1 ' desarróllados. · 6. La revolució1 agrícola 6.1. CAMBIOS BÁSICOS La revolución agrícola, consolidada en el siglo XVIII en Inglaterra y extendida des- pués al occidente europeo, Estados Unios y algunas region~s centroeuropeas, supuso en gran parte la difusión de prácticas y téc- nicas desarrolladas anteriormente. Básica- mente se caract~riza por: a) La disolución del régimen señorial y de la agricultura comunal autosu- ficiente, y el desarrollo de unas acti- tudes ertj~esariales que conducen al triunfq :oe la agriculwra capita.:. lista. Esp1dalización profesional, mano de! obra asalariada, labrado- res-empr~sarios y orientación hacia el mercado, entre otros aspectos, acompañ1arían tal triunfo . b) Nuevas técnicas de producción, que se traducen en la gradual elimina- ción del barbecho y su sustitución por nuev,os sistemas de rotación, introducción de nuevos cultivos CURSILLO DE INGRESO 2012 Facultad de Ciencia Políticá y RRII (maíz, patatas, plantas forrajeras ... ), selección de semillas y expansión de la ganadería, perfeccionamiento de las herra- mientas de uso·tradicional, introducción de otras nuevas y comienzo de la mecanización (segadoras, trilladoras ... ). c) Organización racional de la explotación agraria con el be- neficio como criterio fundamental. Desde esta perspectiva, se tiene en cuenta el coste de los factores de producción procurando su abaratamiento con inversiones de capital, nuevas técnicas, mano de obra barata y concentración de la propiedad. Asimismo, se analizan las posibilidades del mercado, orientándose hacia la especialización en aque- llos productos que ofrecen mayor rentabilidad y mejor sa- lida comercial. Estos cambios produjeron tales incrementos de la producción y de la productividad, que justifican el que se hable de revolución agrí- cola. 6.2 INFLUENCIA DHA REVOLUCIÓN AGRICOLA EN EL DESARROLLO ECONÓMICO La tesis de la revolución agrícola como requisito previo, motor y causa de la revolución industrial, fue resumida por Paul Bairoch así: "La agricultura no sólo aportó los recursos alimenticios y los traba- jadores imprescindibles para la gran aventura que fue la revolución industrial, no sólo hizo posible y aun impulsó la revolución demo- gráfica y generó el nacimiento de las modernas industrias textiles y de hierro, sino que también suministró, en las primeras etapas, una gran parte del capital y los empresarios que animaron a los sectores claves de tal revolución:' Desde otras perspectivas no se pone en duda la impor- tancia de tal revolución agrícolaen el desarrollo de la industrialización; de hecho, no hay ningún país que haya traspasado el umbral de la revolución industrial sin realizar profundas transforma- ciones en sus estructuras agrarias. Incluso se podría aceptar que las transformacio- nes de la economía tradicional, bási- • -· camente agraria y rural, posibilitaron la génesis de la revolución económica. Pero como fen9menos revolucionarios, la revolución agrícola y la industrial serían fenómenos concomitantes, partes de un mismo y único proceso, con un desarrollo interrelacionado en el que resulta muy difícil determinar causas y consecuencias. Visto así, se pueden resumir las aportaciones de la revolución agrícola a la efectividad de la primera revolución industrial de la forma si- guiente: • a) Impulsó la revolución demográfica, alimentando el creci- miento de la población y facilitando las concentr~cion.es industriales y urbanas. b) Posibilitó el incremento de la demanda de productos in- dustriales al incorporar nuevos útiles y técnicas al sistema productivo agrario, al elevar el poder adquisitivo de los em- presarios agrarios y al facilitar una alimentación más barata que permitía incrementar la demanda industrial popular, a la vez que frenaba el alza salarial y, por tanto, estimulaba las inversiones industriales. c) Provocó la emigración rural y el transvase de mano de obra agraria hacia los sectores industriales en un proceso lento Y complejo. Frente a la tesis tradicional que concedía a esta cuestión un valor fundamental en la génesis de la revolu- ción industrial, se ha apuntado que en los primeros mo- mentos de la revolución inglesa se mantuvo la población rural porque el cercamiento de las fincas y las demás inno- vaciones agrarias contribuyeron a la difusión de la industria doméstica rural, evitando el desplazamiento de trabajado- res a las ciudades. Inicialmente la mano de obra industrial urbana procedería sobre todo del aumento demográfico, y sólo más adelante, entrado el siglo XIX, cuando el creci- miento demográfico había sido importante, se ha- . bía generalizado la revolución agrícola y se había impuesto la concentración empresarial, adquiri- ría verdadera importancia el transvase de sectores rurales, agrarios y protoindus- triales a sectores industriales urbanos. !ii!:J'-,._-.- . ..-.····::.~-""."-:'•:-\•.·--'---._.,_ ... ;,_'-·•· .•.· .. - .-- # •• ·-··.-_.,.,, •••• • •• ·- d) Suministró capital y empresarios. No tanto a través de grandes pro- pietarios, que con su capital tu- vieron un cierto papel en algunos sectores (más en la minería y en la siderurgia que en el textil), como a través de pequeños y medianos propietarios y sectores artesanales rurales que, con sus inversiones modestas y autofinanciación, mon- taron industrias textiles. Con todo, ·el capital agrario tendría mayor importancia indirecta, a través de su participación en la creación de la infraestructura comunicacional (caminos, canales, ferrocarriles) y, más tarde, a través del sistema ban- cario. e) Debe precisarse, además, que no siempre existe una relación regio- nal entre dinamismo agrario y revo- lución industrial. En determinadas zonas fue precisamente el escaso potencial agrícola lo que forzó a los. campesinos a emigrar o a iniciar la industria ;doméstica primero y la industrialización después. En estos caos, contaban con alguna ventaja comparativa: recursos naturales, nao de obra barata, iniciativas em- presariales, regiones agrarias ricas próximJs y comunicaciones fáci- les ... , permitieron una especializa- ción económica regional en la que se importaba productos alimenti- cios y se exportaban productos in- dustriales. 7. La revolución en Inglaterra 7.1. LA EXPANSIÓN DE LAS INDUSTRIAS DE. BIENES DE CONSUMO: LA INDUSTRIA TEXTIL ALGODONERA En el último tercio del siglo XVIII y primero del siglo XIX, el crecimiento económico in- glés fue debido en gran parte al desarrollo de las industrias de bienes de consumo y, dentro de éstas, al sector textil algodone- ro. Como puede verse en el cuadro 2.3, se produjo un incremento de la producción en. sectores tales como la construcción, curti- dos, utensilios domésticos, alimentación y bebidas, textiles de lana, lino y seda. La mayor parte de estos incrementos se basaba, sin embargo, en técnicas tradi- cionales. Entre las industrias de bienes de consumo, sólo la texti[ algodonera cobró formas auténticamente revolucionarias al incorporar avances tecnológicos .a la pro- ducción. Con ello, obtuvo los mayores índi- ces de crecimiento en la producción y en la · productividad, dinamizando al conjuntq de la economía entre 1780 y 1840. Si en 171 O el consumo de algodón en bruto era del or- den de 430 toneladas, en 1840 se acercaba a las 200.000 toneladas. Las manufacturas de algodón· repr~sentaban entré el 40 y el 50% del valor de todas las exportaciones in- glesas entre 1816 y 1848. Entre 1782 y 1820, la industria algodonera contribuyó en un 13% aproximadamente al crecimiento de la . renta nacional. Estas cifras cobran aún más relevancia si se tiene en cuenta que a prin- cipios del siglo XVIII la industria textil del algodón ocupaba una situación realmente modesta en el conjunto de la economía in- glesa y estaba a gran distancia de la indus- tria artesanal más importante, que era la textil lanera. Si a comienzos del siglo XVIII el consumo de algodón representaba el 2% del de la lana, en 1850 la industria inglesa consumía ya el doble de algodón que de lana. Este éxito de la industria textil algodonera fue el resultado de la interacción de varios factores: a) El papel del mercado interior y las conexiones coloniales. La industria textil del algodón encontró en In- glaterra su mercado interior en la competencia entre la tradicional_ · industria lanera y los caros artículos de algodón importados de la India (indianas). Primero sustituyó éstas por telas de algodón indias estam- padas en Inglaterra; y después por · productos de algodón elaboradós totalmente en lnglaterra1 capaces - además de competir con los texti- les de lana. Se creó, así, un mercado modesto peró beneficioso; que se . fue ampliando paulatinamente. La consolidación de esta industria_ estaría, sin embargo, ligada al do- minio del mercado mundial por una· Inglaterra que, en la combinación de un Estado agresivo y una econo- mía competitiva, logró sustituir la reexportación de productos indios por productos ingleses y crear nue- vos mercados. b) Las ventajas del algodón. El algodón como materia prima tenía una ofer- ta más fiiexible que la lana. Mientras que los intereses establecidos y las transforinaciones agrarias dificulta- · ron el intremento de la producción de lana,\la producción de algodón estaba ligada a un sistema colonial- esclavisia que facilitaba abundan- tes y baratos suministros. Además, el algodón era más fácilmente ma- . nipülabl~ con las nuevas técnicas y se adaptaba mejpr a cualquier uso l . 1 ; ye 1ma. • c) Los campios organizativos. La pro- pia nov~dad de tal industria, y por tanto el ¡,,enor peso de la tradición y de los intereses creados, hicieron más fáciles los cambios organizati- vos y tédnicos. De todas formas, las transformaciones del sistema de producción en este campo fueron, en algurlos aspectos, bastante gra- duales. Inicialmente tuvo mucha importatcia la expansión del siste- ma doméstico con su carácter arte- sanal, far,iliar, disperso y rural. En torno a él surgieron unos empresa- rios (cafllpesinos, artesanos, comer- ciantes . ..) que, autofinanciándose, fueron c6ncentrando la actividad, incorporando paulatinamente una renovación tecnológica y genera- lizando él uso de la mano de obra asalariadb, a la vez que podían utili- zar tejedbres manuales domésticos. Así, hastii llegar a un sistema fabril, con la actividad concentrada en ta- ' lleres me'canizados y mano de obra asalariada. i 11, CURSILLO DE INGRESO 2012 Facultad de Ciencia Política y RRIIElemento clave en este desarrollo fue, como se ha indicado, la auto-financiación; es decir, la reinversión de los beneficios procedentes de la propia actividad artesanal, rentable por el uso de una mano de obra barata y por sus conexiones con las actividades agrarias y comerciales, y facilitada por las necesidades limitadas de capital que requería el lanza- miento de esta industria. d) Los cambios tecnológicos. No menor importancia tuvo la incorporación paulatina de una técnicas no demasiado sofisticas, que surgían del propio proceso productivo a través de la experimentación práctica, y que no requerían mucho capital. El difícil equilibrio existente a principios del siglo XVIII entre las dos fases fundamentales de la produc- ción textil (la fabricación de hilo y su transformación en tejido) utilizando las técnicas tradicionales del torno y el telar manual, sufrió alteraciones muy importantes. Con la incorporación de la lanzadera volante (John Kay, 1733) se incrementó la productividad en la fase de tejido y se ele- vó la demanda de hilo. La respuesta no se hizo esperar. La jenny (James Hargreaves, 1764), la water-frame o máquina hiladora continua movida con energía hidráulica (Richard Arkwright, 1768) y la mule-jenny, una síntesis entre dos an- teriores (Samuel Crompton, 1779), permitieron mecanizar la fase de hilado. Estas innovaciones exigieron cambios en la fase de tejido y la solución se encontró en el telar me- cánico (Edmund Cartwright, 1784), perfeccionado en la primera mitad del siglo XIX; La difusión de estas máquinas de hilar y de tejer, y la utilización de energía hidráulica pri- mero y de la máquina de vapor después permitieron no sólo incrementar la producción y la productividad, sino también consolidar los cambios organizativos an- 8 tes apuntados. ·cuadro 2.3. Valor añadido en la industria británica (millones de libras corrientes) 1770 %del total 1801 % del total 1831 % del total Algodón 0,6 2,6 9,2 17 25,3 22,4 Lana - 7 30,7 10,1 18,7 15,9 14, 1 Lino 1,9 8,3 2,6 4,8 5 4,4 Seda 1 4,4 2 3,7 - 5,8 .5,1 Construcción 2,zl- 10,5 9,3 17,2 26,5 23,5 Hierro 1,5 6,6 4 7,4 7,6 6,7 Cobre 0,2 0,9 0,9 1,7 . 0,8 0,7 Cerveza 1,3 5,7 2,5 4,6 5,2 4,6 Curtidos 5,1 22,2 8,4 15,5 9,8 8,7 Jabón 0,3 1,3 0,8 1,5 1,2 . 1,1 Cera 0,5 2,2 1 1,8 1,2 1,1 Carbón 0,9 3,9 2,7 5 7,9 7 Papel 0,1 0,4 . 0,6 1,1 0,8 0,1 22,8 54, 1 113 Fuente: R. Aracil, Historia económica contemporánea, Barcelona, Teide, 1988, p. 14. 7 .2 NUEVAS FUENTES DE ENERGIA: El CARBÓN MINERAL Y LA MAQUINA DI VAPOR Junto a la difusión del uso de las energías tradicionales, especialmente la hidráulica, el siglo XVIII supuso la incor- poración de nuevas fuentes de energía. En Inglaterra, ante al relativa escasez de madera, cobró un papel destacado el carbón. La extracción de carbón mineral pasó de 2, 5 millones de toneladas en 1700, a _1 O en 1800 y 16 en 1850. Inicialmente tuvo una gran importancia su uso doméstico ligado al crecimiento demográfico y urbano. Después, la máquina de vapor y la industria siderúrgica serían sus dos grandes demandantes. La minería del carbón contaba además con una organización muy próxima a la capitalista y con un interés por la renovación técnica desde fechas muy tempranas. Fue precisamente la búsqueda de soluciones a algunos pro- 8 blemas de la extracción minera, como el drenaje de agua en las minas, lo que dio lugar a las primeras experimentaciones que llevaron a la utilización del vapor como fuente de energía (Den is Papin, Thomas Savery ... ) a fines del siglo XVII. · La primera plasmación importante en este sentido fue la máquina d Thomas Newcomen a princi- pios del siglo XVIII, que alcanzó un cierto éxito, generalízándose su uso en la minería inglesa. Sería, sin embargo, la máquina creada porJames Watt en 1755, que incrementaba su po- -_ tencia y eficacia y se adaptaba para suministrar fuerza motriz a la máquina industrial, la que, unida a la posterior aplicación al transporte terrestre, haría posible la continuidad irre- versible de la revolución industrial. No sólo por la potencia energética que incorpora- ba (se calcula que la potencia global de las máquinas de vapor en Inglaterra llegaba a 620.000 CV en 1840 y a 1.290.000 en 1850), sino también porque obligó a modificar la propia estructura económica al favorecer el sistema fabril y las nuevas formas de orga- nización financiera. 7.3. LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA La producción de hierro y acero desempe- ñó igualmente un protagonismo destaca- do en el surgimiento y consolidación de la revolución industrial. A principios del siglo XVlll se elaboraba un producto de cierta ca- lidad pero escaso y caro, incapaz tanto de satisfacer como de fomentar la demanda. Desde entonces, la industria siderúrgica fue adquiriendo un papel relativamente importante en el conjunto de la economía, aunque poco relevante si se la compara con la industria algodonera, hasta que tomó, en el segundo tercio del siglo XIX, el relevo y se convirtió en uno de los motores de la revolución industrial. Las transformaciones · · ocurridas en este sector no fueron tanto consecuencia del cambio en la estructura · y organización empresarial (ya contaba con algunas características del sistema fabril y capitalista -inversiones importantes, con- centración, mano de obra asalariada- que se fueron perfeccionando), como de la re- novación tecnológica y el incremento radi- cal de la demanda. La evolución de la industria siderúrgica de- pendió, por una parte, de las posibilidades de la demanda; y, por otra, de su capacidad de satisfacer la demanda existente y de fo- mentar la sustitución de la madera por el hierro y la generalización de éste. En este sentido, el cambio tecnológico, que per- mitiría reducir los costes de producción a la vez que mejoraba la calidad, fue un ele- · mento crucial. El problema .fundamental con el que se enfrentó inicialmente esta in-' dustria fue la escasez de madera y sus limi- taciones como fuente de energía con que alimentar los hornos -de fundición. El reto fue· la sustitución del carbón vegetal por el mineral, más abundante y con mayor poder calorífico, aunque con el inconveniente de que algunos de sus componentes (carbo- . no, fósforo y azufre) se transferían en el pro- ceso de fundición al hierro, dando lugar a un producto de baja calidad. El primer salto tecnológico fue realizado en 1709 por Abraham Darby, quien consiguió fundir hierro con carbón mineral de bajo contenido de azufre sometido a un proce- so de calcificación para que se eliminasen las impurezas. El perfeccionamiento del proceso de Darby para transformar la hulla en coque metalúrgico, y el incremento de la capacidad de los altos. hornos, permitió su difusión en la segunda mitad del siglo XVIII (en 1750 sólo el 5% del hierro colado · procedía de hornos de coque; en 1755 ya· ascendía al 55%). Pero seguía sin resolverse un problema de utilidad. El hierro colado inglés resultante no se~vía para obtener el hierro forjado, utilizado en la mayor parte de utensilios y herramientas, pero el ele- · vado contenidoide carbono y azufre hacía dicho producto/ muy quebradizo. Por ello debía importar* hierro colado de Suecia, de mayor calidad. La solución la en'contró Henry Corten 1784, mediante un pr~cedimiento de pudelado y laminación que permitía eliminar el car- .-.- bono y el azufre; para ello era necesario recalentar el hierro colado en un horno de· reverbero, para itransformado después en barras haciéndolo pasar por un sistema de _ rodillo de laminación. El· método de Cort revolucionó totalmente la producción de hierro forjado al 'permitir elaborar un hierro de calidad simila'r al importado y reducir los costes de producción. Las innovaciones se completaron con la in- corporación, por esos mismos años, de la máquina de vapor a los procesos siderúrgi- cos para impuls~r los sistemas de inyección de aire en los altos hornos -lo que dio efica- cia a la fundición/con coque,para mover los martillos pilones en las forjas y hacer girar los rodillos de larlninación del sistema Cort. Estos avances te!cnológicos tuvieron unas - repercusiones inmediatas. Consolidaron una estructura fabril y capitalista, y per- · mitieron un creciimíento importante de la 1 producción: ent~e 1750 y 1790 se triplicó la producción d~ hierro colado; entre 1788 y 1806 se cuadriplicó. De esta forma la si- derurgia británica se aproximó al abasteci- miento de la demanda interna e inició sus exportaciones; rrlientras que en 1750 Gran Bretaña importaba el doble de su produc- ción, en 1814 sus exportaciones quintupli- caban sus importaciones. CURSILLO DE INGRESO 2012 Facultad de Ciencia Política y RRII El desarrollo de la industria siderúrgica inglesa dependió, además, de la evolución de la demanda. El aumento de ésta estuvo ligada al propio proceso de la revolución (demográfica, agrícola, industrial), que estimulaba la paulatina sustitución de la madera por el hierro y su generalización en los utensilios domésticos, herramientas y maquinarias. Con todo, el ritmo de crecimiento de esta demanda fue inicialmente modesto. La coyuntura bélica de finales del siglo XVIII y principios del XX estimuló excepcionalmente la producción siderúrgica para satisfacer las necesidades militares; pero acabadas . las guerras, se produjo una contracción del mercado, y el sector si- derúrgico entró en crisis. Habría que esperar el advenimiento de la era del ferrocarril y la generalización de la mecanización a partir de 1830, para que el enorme aumento de la demanda, que esos pro- cesos trajeron consigo, sacara a la industria siderúrgica del estado de subproducción a que se veía sometida. A partir de ·entonces esta industria incrementó drásticamente su producción, incorporó nuevas innovaciones técnicas, ya en la segunda mitad del siglo XIX, y sustituyó a la industria textil en el papel de impulsora de la revolución industrial. Este nuevo prota- gonismo quedó reflejado en unos efectos de arrastre hacia atrás, al incrementar la demanda de carbón, mineral de hierro, trabajo, capital y maquinaria especiaiizada, y exigir mayores facilidades de transporte; y hacia delante, al suministrar un material barato y sóli- do (absolutamente necesario para una economía industrializada), fomentar el desarrollo de la industria mecánica y sentar el proto- tipo d_e la industria moderna. Triunfaban las grandes dimensiones empresariales, una fuerte capitalización y la plena mecanización. 8. La revolución delos transportes: el papel del ferrocarril· Los primeros pasos de la revolución en este campo estu- vieron ligados a la generalización y perfeccionamiento de los medios tradicionaies: carreteras, navegación . de altura y de cabotaje; y en especial, el impulso dado a la navegación interior, combinando vías fluviales y canales. En la Gran Breta- ña de la segunda mitad del siglo XVIII, las mejoras de las vías fluviales y, sobre todo, • ,. la construcción de canales, se convirtió en una verdadera "manía nacional': y la tarea se continuó en la primera mitad del siglo XIX hasta llegar en 1858 a tener 6.720 km. El principal motivo impulsor · de esta fiebre fue el crecimiento de las ciudades y la insaciable de- manda de carbón para las necesidades domésticas y los pequeños talleres de la época preindustrial. Posteriormente, las perspectivas y necesidades de la gran industria hicieron el resto. Sus conexiones modernizadoras se evidenciaron, además, en su estructura finánciera. En la mayoría de los casos, las nuevas vías de navegación eran producto de unas empresas colectivas, iniciadas por los hombres de negocios y los terratenientes locales, y apoya- das por accionistas de muy diferentes procedencias, actividades y fortunas. El protagonismo de la iniciativa privada y la utilización de un sistema de compañías por acciones, que permitía a un gran grupo de individuos asociados impersonalmente reunir capitales suficientes para acometer proyectos de gran escala, no sólo evi- · denciaban una orientación capitalista, sino que contribuía a difun- · dir unas formas de organización perfectamente adecuadas a las grandes necesidades de inversión requeridas para el desarrollo de la revolución industrial. A pesar de toda la importancia que tuvieron esos medios tradicio- nales, la auténtica revolución en este sector no llegó hasta la utili- zación de la máquina de vapor y la difusión del ferrocarril a partir de 1830, y de la navegación a vapor, ya en la segunda mitad del siglo XIX. La invención del ferrocarril estuvo íntimamente ligada al progreso de las explotaciones carboníferas, al desarrollo de la industria siderúrgica y alperfeccionamier.to de la máquina de va-. por. Fue la combinación del carbón, el hierro y el vapor la que hizo posible esta innovación revolucionaria, y en torno a ellos se reali- zaron las primeras experimentaciones. En la minería, y también • · en la siderurgia, se estaban utilizando raíles y vagonetas , arrastradas por caballerías; y en estos sectores se ges- • ' • ~ • .!. ·': :, •• -;:_:.•'.:::-:.~:. taron y se desarrollaron las primeras máquinas de . vapor. Ambas industrias, con productos volumi- nosos y pesados, requerían unos medios de transporte eficaces, ya que no siempre era posible utilizar vías navegables, y el trans- porte terrestre resultaba demasiado caro :·. ·. : .. :-: ,_,._::;~7:.·~,d.iiv..lli~k:;~· .:~-~:~~~ :!: . ·y lento. Estas condiciones estimularon el progreso técnico. Desde 1760 se empezó a estudiar la posibilidad de aplicar la máquina de vapor al transporte terrestre, aunque con poco éxito. El primer salto tecnológico se produjo a principios del siglo XIX con Ri- · chard Trevithick, quien logró crear en 1804 una primera locomotora a vapor que circu- laba sobre carriles, y con George Stephen- son, quien desde 1814 fue perfeccionando modelos y desarrollando líneas locales has- ta llegar, en 1830, al ferrocarril que unía el centro algodonero de Manchester con el puerto de Liverpool. · A partir de entonces, el ferrocarril se convir- tió en el símbolo de la primera revoludón industrial. Junto a la demanda de trans- porte eficaz y el progreso técnico, el nuevo invento exigió grandes cantidades de capi- tal. Sus conexiones iniciales con la minería_ y la siderurgia, y la tradición financiera de los medios de transporte, facilitaron su fi- nanciación inicial, pero su difusión exigió grandes inversiones. El hecho fundamental -según E.J. Hobsb~wm-fue la acumulación de capital generada en las dos primeras ge- neraciones de la revolución industrial; y el frataso de los empréstitos exteriores lo que posibilitó el que los capitales afluyeran de · forma masiva hacia inversiones ferroviarias. · El resultado fue espectacular: en Gran Bre- . taña, de 157 km. existentes en 1830 se pasó a 2.390 km. en 1840 y a 9.797 km. en 1850; y en todo el mundo, de 4.500 km. en 1840, a 23.500 en 1850. Las consecuencias de este boom del ferro- carril fueron realmente revolucionarias: . Facilitó los intercambios comercia- les y la movilidad de la población, consolidando el crecimiento urba- no, la especialización económica y la organización del mercado nacio- nal. Estimuló el crecimiento económico al incrementar la demanda de pro- ductos siderúrgicos (la producción de hierro se triplicó entre 1830 y 1850, pasando de 680.000 tone- ladas a 2.250.000 toneladas), de carbón (su producción también se triplicó al pasar de 15 a 49 millones de toneladas), de mano de obra (250.000 hombres en 1847), y debe sumarse la exportación de capital, - hierro, máquinas y técnicos britá- nicos. Relanzó la revolución industrial al acelerar las innovaciones técnicas de la siderurgia, el desarrollo del sector clave de la maquinaria espe- cializada y de precisión, así como otras industrias auxiliares. Contribuyó a configurar y difundir el gran capitalismo financiero y em- presarial, pues las enormes masas de capitales que necesitabapara su construcción exigió la aparición de nuevas instituciones financieras, mucho más dinámicas y capaces. Destaquemos entre ellas: las socie- dades anónimas por acciones, que _Y:. canalizaban el ahorro privado hacia las inversiones industriales y ferro- viarias, el protagonismo de la Bolsa y el desarrollo de nuevos tipos de bancos. 9. Evolución del sistema económico liberal-capitalista Con la revolución industrial se consolidó la evolución de una economía reglamentada, mercantilista y organizada en torno a una propiedad corporativa, vinculada y relativa, típica del Antiguo Régimen, a una econo- mía liberal caracterizada por una propiedad privada, libre y absoluta, libre empresa y un mercado libre regulado por la búsqueda de beneficios y una ley de la oferta y la deman- da aplicada al intercambio comercial ya a los factores de producción (tierra, trabajo y capital). Estas directrices plantearon la di- visión entre los propietarios de los medios de producción y de cambio (capitalistas) y propietarios del trabajo (trabajadores), y sentaron las bases de un sistema económi- co capitalistas que fue cobrando matices diferentes. . · Inicialmente primó una perspectiva neta- mente individual, el capitalismo clásico, con una propiedad privada individual, un mercado entendido como la libre compe- tencia entre individuos, tanto empresarios capitalistas como trabajadores; y el orden del Estado liberal, que. debía garantizar esas orientaciones, eliminando privilegios y reglamentaciones del Antiguo Régimen, y limitando las posibjlidades de la concer- tación empresarial y obrera (legislación que dificulta o prohíbe la creación de socieda- des capitalistasl y asociaciones obreras). Todo ello, en el seno de un mercado nacio- nal, pero con urla proyección internacional -en la interpretación inglesa- librecambis- ta. i · Estas directrice{ quedaron justificadas en. buena parte en el pensamiento económico •·· de la escuela clásica, con Adam Smith pri~ mero y despuésllos franceses Jean Baptista Say y Fréde.ric Bqstiat, en una interpretación optimista que ~otenciaba la armonía del orden natural. ~rente a esta imagen opti- mista, otros miembros de la escuela clásica adoptaron una !actitud más pesimista, ya que admitiendo: la existencia de un orden económico nadral, afirmaban sin embargo . que, en lugar de conducir a un máximo de armonía, desen-lbocaba en situaciones de conflicto. ThomJs Robert Malthus llamó la atención sobre él desequilibrio que se pro- ducía con un cr~cimiento de la población más rápido qul el de las subsistencias, y sobre el peligro!de la sobreproducción in-· dustrial. En esta !línea planteó la necesidad de establecer u~ cpntrol de la natalidad y · · ... de estimular la demanda industrial. El aná- lisis de David Riciardo le llevó a constatar la · conflictividad q~e se producía entre terra- tenientes, capitalistas industriales y traba- jadores, y la amenaza del estan~aniiento económico. Res~ltó así la importancia de . · la teoría de las ventajas comparativas, que debía llevar al lihre-cambismo y a la divi- sión internacionkl del trabajo. Fueron éstas unas perspectivas que serían recogidas por Richard Cobden y el movimiento manches- teriano contra la,s leyes de cereales británi- · cas. CURSILLO DE INGRESO 2012 Facultad de Ciencia Política y RRII La síntesis final del liberalismo clásico llegó con John Stuart Mili y su obra Principios de economía política (1848), al defender los postulados básicos de la iniciativa individual, el papel de la acu- mulación del capital y el mercado libre y competitivo, a la vez que abría nuevos caminos al señalar la tendencia al estancamiento y la inestabilidad del sistema, que podrían ser resueltos a través de la intervención estatal (política educativa, fiscal, laboral, fomento de la iniciativa privada, etc.). · Otros autores, como Alexander Hamilton en Estados Unidos o Frie- drich List (Sistema nacional de economía política, 1841) en Alema- nia, partiendo de los postulados del liberalismo clásico destacaron los desequilibrios económicos internacionales y defendieron una política proteccionista, un nacionalismo económico incluso, y die- ron un protagonismo al Estado dentro de la economía a través de la política aduanera. El desarrollo de la primera revolución industrial bajo las formas dominantes que hemos denominado capitalismo clásico, y de sus crisis, junto con sus justificaciones teóricas y la búsqueda de solu- ciones que aportaban los pensadores liberales, llevaron a la segun- da revolución industrial y a la modificación de la organización eco- nómica a partir de mediados del siglo XIX. El nuevo orden, gestado en la etapa anterior, siguió siendo básicamente liberal y capitalista (propiedad privada, libre mercado, confluencia entre capital y tra- bajo), pero cobró nuevas perspectivas, conocidas como capitalis- . mo oligopolístico, financiero e imperialista. En el campo del capital se impuso una propiedad privada colectiva que implicaba nuevas fórmulas de organización empresarial y financiera (desarrollo de las sociedades anónimas, protagonismo de la Bolsa de los nue- vos tipos de bancos) y que llegaría en sus fórmulas más sofis- ti ticadas al cártel (reparto de mercados), al holding y al trust (centralización y concentración empresarial), y a una agudización de la competencia internacio- nal. En el campo del trabajo cobró importancia el asociacionismo obrero profesional, na- cional e internacional. Y en estas nuevas relaciones de fuerzas se potenció el pro- j ., ¡,; . tagonismo del Estado. De un Estado que tuvo que reconocer esas nuevas formas de organización empresariales y obreras, que debía realizar una intervención mayor para corregir los desequilibrios económicos y sociales, garantizar la libre iniciativa y la economía del mercado, y defender lá economía nacional en el orden interna- . cional (proteccionismo e imperialismo) .. Bibliografía BALDO !.ACOMBA, ivl., La revolución industrial, Madrid, Síntesis, 1993. Breve, claro y a la vez profundo análisis de la génesis, problemas y debates fundamentales sobre la revolución industrial y el capi- talismo. BERG, M., La era de /as manufacturas 1700-1820. Una nueva historia de la revolución industrial británica, Barcelona, Crítica, 1985. Revisión sobre los orígenes de la revolución en la qué se resalta el protago- nismo de la industria doméstica y de los talleres artesanales sobre la máquina de vapor y el sistema fabril, y que conlleva un replan- teamiento general de todo el proceso. CANNADINE, D., "El presente y el pasado en la revolución industrial inglesa 1880-1980''. Debats, 13, septiembre 1985, pp. 73-94. Una muestra de cómo cada generación reinterpretó la revolución in- dustrial de acuerdo con los intereses de su presente. CiPOLLA, C. (ed.), Historia económica de Europa. t. 3: La revolución in- •. · dustrial, t. 4: El nacimiento de las sociedades industria/es, Barcelona, Ariel, 1979. Estos dos tomos podrían servir como un auténtico ma- nual sobre la revolución industrial, con una síntesis sobre sus elementos fundamentales y las peculiaridades en los países más importantes. DEANE, Ph., La primera revolución industrial, Barce- ·Jona, Península, 1968. Síntesis magnífica sobre el proceso industrial británico, ecléctica, dis- cutida en muchos aspectos, pero todo un clásico. JoNES, E. L., El milagro europeo, Madrid, Alian- za, 1990. Analiza los orígenes modernos del desarr(?llo occidental en comparación con las civilizaciones asiáticas, conjugando fac- tores ambientales, sociales, ideológicos y políticos con los económicos. LANDES, D. S. et al., La revolución industrial, Barcelona, ~rítica, 1986. Reflexiones polé- micas e interpretaciones sobre la revolu- ción industrial en general y su desarrollo en varios pa_íses. LEON, P. (dir.), Historia económica y social del mundo. t. 3: Inercias y revoluciones 1730- .1840, Madrid, Encuentro, 1978. Síntesis general sobre el proceso
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