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Cuadernillo Int a las C Soc - Unidad 1-2-3-FRANJA MORADA

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Lic. enTurismo 
•••••••••• 
Introducción a las Ciencias Sociales 
Unidad 1, 2 y 3 
~I). FACULTAD DE C I ENClA POLÍTICA • Y RELACJONES INTERNACIONALES UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO 
p R o e E D M E N T O 
para la Atención e Intervención en casos de Violencia de Género, 
Acoso Sexual y Discriminación basada en el Género, Orientación 
Sexual, Identidad o Expresión de Género en el ámbito de la Facultad 
de Ciencia Política y RR. 11. 
Consultas: atencionviolenciagenero@fcpol it. un r. ed u .ar 
Miércoles de 16 a 18 
Jueves de 10 a 12 
Aula Victor Jara 1 Piso Ala Este 
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO 
FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RRII 
LICENCIATURA EN TURISMO 
INTRODUCCIÓN A LAS CIENCIAS SOCIALES 
UNIDAD 1 
AÑO.2018 
· ... ._ 
:~.· : 
Capítulo 2. La Primera Revolución Industrial 
en Historia Universal Contemporánea l. De las Revoluciones Liberales a la Primera Guerra 
Mundial, Barcelona, Ariel Historia, 2008. Autor: Javier Paredes. 
Eloy Arias Castañón 
(Profesor Asociado de Historia Contemporánea, Universidad de Sevilla) 
1. Génesis de la revolución industrial 
"Revolución Industrial es -según Phyllis Deane- un término gene-
ralmente aplicado al conjunto ·de cambios económicos implica-
dos en la transformación de una economía preindustrial, de corte 
tradicional, caracterizada por una productividad baja y por tasas 
de crecimiento generalmente estancadas, en una fase moderna e 
industrializada del desarrollo económico, donde el producto per 
cápita y el nivel de vida son relativamente altos, y el crecimiento 
económico es normalmente sostenido:' 
Ese conjunto de cambi.os se realizaron mediante la combinación 
de los siguientes elementos: 
En la organización económica, con el triunfo del capitalis-
mo. 
En la estructura económica, con el d.esplazamiento de re-
cursos del sector primario al secundario y al terciario, de 
los artículos suntuarios a la producción en gran escala, de 
, los bienes de consumo a los de producción, y del campo a 
la ciudad. 
En la tecnología,· con la introducción de innovaciones en 
8 los procesos de producción y distribución. 
Así entendida, la revolución industrial arranca de 
la segunda mitad del siglo XVIII para el caso in-
glés, con unas fechas iniciales que se han 
fijado entre 1760 y 1780; y en el segundo 
tercio del siglo XIX para Estados Unidos, 
.. 
Francia, Bélgica, Alemania .... 
La búsqueda de las raíces del fenómeno lle-
va a resaltar, sin embargo, la importancia de 
los siglos anteriores, encontrándose prece-
dentes de los cambios apuntados en plena 
Edad Media y en la Edad Moderna. En una 
línea similar, se ha revitalizado la idea de 
protoindustrialización o industrialización 
antes de la revolución industrial, con el pro-
tagonismo de una industria artesanal rural 
que proporcionó un aprendizaje crucial 
para el progreso económico al fomentar la 
movilización de capital, de trabajo y de tie-
rra, la ampliación del mercado, y el desarro-
llo de conocimientos técnicos e iniciativas 
• empresariales. 
Es cierto que, en ningún caso, estos cam-. 
bies tuvieron una.perspectiva tan generali-
zada e integrada arites del siglo XVIII, como 
para poder denominarla revolución; pero 
su gestación paulatina a lo largo de varios 
siglos hasta su confluencia final y genera-
lización en ia revolución industrial tiene su 
impo~tancia. El Antiguo Régimen europeo 
tiene una orientación estática si se compa-
ra con el dinamismo que impuso la revolu-
ción, pero no lo es tanto si se compara con. 
otras sociedades. Varios autores (J. A. Hall, 
E. L. Janes ... ) han explicado el despegue 
europeo en comparación con otras civiliza-
ciones centrándose .ér:i la evolución de los 
siglos previos a la revolución industrial, y, 
como dice Peter Mathias, "es la sin igual ex-
periencia europea de los siglos anteriores a 
1800 en que tuvo lugar el período de gesta-
ción de la ind.ustrialización lo que la distin-
gue de cualquier otra éultura''. 
2. Hacia una nueva organización 
económica: la transición del feudalismo 
al capitalismo 
Se ha apuntado que la modernización, 
como tránsito de un sistema económico 
autosuficiente a otro de mercado, implica-
ba un resquebrajamiento de las relaciones 
agrarias feudales provocado por la expan-
sión urbana con sus actividades comerciales 
y la paulatina importancia de la economía 
monetaria. Sería sin embargo un error con-
siderar estos factores como agentes exter- . 
nos. Más bien se podría hablar, en términos 
generales, de un feudalismo europeo que 
llevaba en su propio seno las semillas del 
cambio. En un medio físico favorable y con 
una tradición jurídica y comercial heredada 
del mundo romano, se organizó un sistema 
descentralizado que permitía cierta compe-
tencia entre sus integrantes (nobleza, clero, 
ciudades, vasallos). Además, pervivió en él 
una monarquía que acabaría ejerciendo, 
ante todo, un papel mediador, y que logra-
ría reducir lentamente los enfrentamientos 
bélicos internos encauzando las disputas 
en el orden legal del Estado, a la vez que se 
lanzaba una competencia entre diferentes 
Estados. Se planteaba de esta forma una 
competencia social, política y económica, 
en la que un cierto orden permitió e incluso 
obligó el cambio de una cultura de la auto-
suficiencia, la coerción y el saqueo a la cul-
tura del mercado primero y, paulatinamen-
te, también de la producción. 
La economía feudal era básica pero no ín-
tegramente autosuficiente. Existía un mer- -
cado en el, que monarcas, nobles y ecle-
siásticos obtenían los productos (de lujo, 
_exóticos, algunos básicos) que no podían 
conseguir mediante la coerción y el saqueo, 
dedicando el excedente procedente de esas 
vias a tal objetivo. Esta presencia de un mer-
cado y su expansión posterior implicó todo 
un florecimiento urbanoy el desarrollo de 
una burguesía comercial que, al amparo del 
orden señorial y monárquico-estatal que 
hacía posible las transacciones comerciales, 
pudo especializarse en su actividad, guián-
dose por criterios puram,ente económicos, 
y siguiendo los principios de una organi-
zación capitalista (propiedad privada, libre 
iniciativar economía monetaria, desarrollo 
de mecanismos de cambio y crédito). 
Estas conexiones de los señores con el mer-
cado tuvieron también sus consecuencias. 
Si el mercado daba más· posibilidades, los 
señores debían obtener más ingresos mo-
ue.tarios para poder competir con otros se-
ñores y con las fortunas crecientes de los 
comerciantes. L9s pretensiones señoriales 
de exigir más rentas a sus vasallos tenía, sin 
embargo, sus límites; por una parte, en las 
propias deficien~ias del sistema productivo 
feudal, incapaz pe generar grandes exce-
. dentes; y por otra, en la progresión de un 
orden monárquico-estatal, que al defen-
. der el equilibrioiestamental garantizabii: la 
comp~tencia entre sus integrantes a la vez · 
que minaba las !;>ases trac;licionales. Buenas 
muestras de est9 paradoja se evidencian en 
las pretensioneside las nuevas monarquías 
de controlar los ¡enfrentamientos bélicos y 
saqueos de los s,eñores y las sublevaciones 
campesinas, en l~s exigencias de impuestos 
a sus súbditos, en la integración paulatina 
de los poderes jl¡risdiccionales de los seño-
res en la estructura estatal y en la utilización 
del desarrollo de, la burguesía comercial. Al-
gunos señores e(lcontraron una salida en el 
aprovechamientp privado de la estructura 
estatal, pero est~ vía no solucionaba el pro-
blema: muchos quedaban excluidos y lleva-
ba además al endeudamiento del Estado. 
i 
La adaptación a !as exigencias del mercado 
y de las nuevas r~alidades sociopolíticas de 
la Edad Modern9. obligó a los señores feu-
. dales a ir dejando.dé lado su condición de 
guerreros que g¡:irantizan el orden, gobier-
nan y cobran rentas, para desarrollar mucho 
más su condició~ de propietarios como úni-
ca vía capaz de /permitir el incremento de 
sus ingresos. Cobraron así importancia los 
cambios en la organización económica con 
un replanteamiento de las relaciones entre 
señoresy vasallqs, que redefinía el derecho 
de propiedad (dé una propiedad-vinculada, 
CURSILLO DE INGRESO 2012 
Facultad de Ciencia Política y RRII 
corporativa y relativa a una propiedad privada, libre y absoluta) y 
convertía al campesino en arrendatario o en asalariado; y con la 
preocupación por la mejora del sistema productivo y una profun-
dización de las relaciones en el mercado. Se sentaban de esta for-
ma las bases de una organización económica capitalista. 
El protagonismo del mercado y de las novedades sociopolíticas 
apuntadas terminaron afectando también a los vasallos. La exi-
gencia estatal y señorial del pago de impuestos y rentas en me-
tálico integró a los vasallos en el mercado de una forma mucho 
más profunda que el,trueque esporádico anterior. Esta realidad y 
los nuevos criterios de organización económica provocaron que 
algunos campesinos pudiesen mejorar la explotación de su pro-
. piedad o que desarrollasen la industria artesanal doméstica, pero 
otros muchos Ruedaron convertidos en asalariados. El trabajo se 
convirtió en una mercancía comprable y vendible según la lógica 
del mercado. 
De esta forma se fue liberando a la tierra y al trabajo de sus ataduras · 
tradicionales, y se fue convirtiendo al individuo con su iniciativa en 
protagonista fundamental a la vez que se difundía una economía 
orientada hacia el mercado y se favorecía la circulación de capital. 
Se había descubierto la máquina de inventar, es decir,.la potencia-
lidad creadora de la iniciativa individual. Sólo hacía falta un orden 
en el que los individuos pudiesen utilizar su libertad, y ése llegaría 
plenamente con el Estado liberal. 
Esta transformación estructural tomó un ritmo diferente en Ingla-
terra y en el continente europeo. En ambos espacios se pueden 
remontar los primeros indicios del cambio a la Baja Edad Media, al 
menos en Europa occidental, pero las modificaciones significativas 
fueron bastante más tardías y con un desfase cronológico. Mien-
tras que Inglaterra tuvo su revolución liberal en el siglo XVII y • 
realizó un cambio evolutivo de las relaciones agrarias 
feudales a la generalización de las fuerzas del mer-
cado y de la propiedad privada que culminó en 
el siglo XVIII, en el conjunto del continente fue la 
oleada revolucionaria de 1789-1848 la que, 
recogiendo una evolución anterior muy 
desigual en el tiempo, en el espacio y en 
las formas, gener~llzó las nuevas relaciones económicas. 
3. La diferenciación de la economía tradicional y la 
especialización económica 
La transformación de la organización económica fue acompañada 
con una progresiva especialización de tipo sectorial y territorial. 
Plantearse, en el contexto del Antiguo Régimen, si fueron antes las 
transformaciones agrarias o las industriales, no tiene fácil solución. 
Primero, porque en la economía rural predominante no existía una 
clara diferenciación sectorial; y segundo, porque ambos fenóme-
nos estabán tan interrelacionados que resulta difícil establecer 
relaciones de causa-efecto. Algo similar se podría decir respecto 
al papel del capital comercial, Esta confusión fue, sin embargo, po-
sitiva para las transformaciones, al facilitar el intercambio en una 
economía tradicional muy localizada. 
3.1 LA DIFERENCIACIÓN SECTORIAL 
Aunque sigue siendo discutido, bastantes autores encuentran 
transformaciones agrarias en el siglo XVII y comienzos del XVIII, es 
decir, a_ntes de la revolución industrial, por lo menos eñ algunas 
regiones del noroeste eumpeo (Gran Bretaña, Países Bajos, países 
nórdicos}. Los cambios técnicos y organizativos propiciaron que la 
agricultura jugase un papel dinamizador de la economía al incre-
mentar la producción la productividad, permitir un aumento de-
mográfico, generar un capital que relanzaba la oferta Y demanda 
industrial, y reducir la dedicación agrari~ para dar paso a empresa-
rios y trabajadores industriales. 
• Estas transformaciones fueron acompañadas de otras en la producción manufacturera. Al margen de la organización gremial urbana, fue surgiendo en la economía rural un 
sistema artesanal doméstico ligado a la actividad 
agrícolay protagonizado por pequeños y media-
. nos propietarios, arrendatarios, asalariados, 
que realizaban a la vez tareas agrícolas y 
artesanales. En un principio, la actividad 
artesanal era básicamente complementa-
ria, pero las mejoras· agrícolas, el aumento 
demográfico y las posibilidades artesana-
les, crearon un juego de interrelaciones que 
potenciaron los cambios y llevaron a la es-
peciaiización agrícola y artesanal. 
Esta evolución se presentó como un trans-
vase del sector primario al sector secun-
dario una vez lanzada la revolución eco-
nómica, en-la que el cambio intersectorial 
era clave del proceso de modernización 
por el incremento de la producción y de la 
productividad que conllevaba; pero en sus 
comienzos podría verse ante todo como un 
proceso de especialización, con el paso de 
una indiferenciación a una diferenciación 
sectorial, perspectiva ésta que haría el trán-
sito mucho más evolutivo y fácil. 
Sea de una u otra forma, ese transvase/ 
especialización no sólo permitió el surgi- · 
miento de unos empresários y asalariados 
artesano-industriales, sino también de un 
capital. No tanto porque los grand.es pro-
pietarios financiasen el desarrollo industrial 
-aunque sí tuvieron un cierto papel de las 
explotaciones mineras, metalúrgicas y me-
joras del transporte-, cuanto por la auto-fi-
nanciación de los campesinos-artesanos. 
Una autofina.nciación lograda gracias a las 
necesidades limitadas de capital que re-
quería la modernizadón de las primeras 
industrias de consumo, a la explotación del 
trabajo (autoexplotación en muchos ca-
sos}, y a una dedicación agrícola-artesanal 
que proporcionaba· beneficios y permitía 
satisfacer necesidades básicas, y por tanto 
realizar un mayor ahorro-inversión de los 
ingresos procedentes de la actividad arte-
sanal. 
El factor clave que potenció todos esos 
cambios fue el desarrollo del mercado. Al 
igual que ocurrió con la actividad agrícola, 
la existencia y extensión de una demanda 
y de un mercado estimularon el desarrollo · 
artesano. Los comerciantes comenzaron 
distribuyendo y convirtiendo en dinero la 
producción artesana, como sucedía con la 
agrícola, para terminar facilitando materias 
primas y herramientas. Era una relación pu-
ramente comercial, que no controlaba di-
rectamente el sistema productivo, y esa re-
lación se mantuvo en muchos casos, conso-:-
lidándose los campesinos-artesanos co!Tlo 
empresarios industriales. En otros casos, el 
propio comerciante pasó a controlar el pro-
ceso productivo concentrando la produc-
ción, habilitando locales, incorporando he-
rramientas y máquinas, y utilizando mano 
de obra asalariada. No parece de todos mo-
dos que deba exagerarse el protagonismo 
del comerciante convertido en emp~~sario, 
y menos facilitando crédito industrial, pers-
pectivas que, aunque se encuentran en el 
pequeño y mediano comercio; son poco 
relevantes en el gran comercio. El papel 
realmente importante del capital comercial 
radica en que además de facilitar el inter-
cambio, creó los cauces institucionales que 
hicieron posible el mercado y procuró la 
mejora de los sistemas de transporte. 
La génesis de estas transformaciones se si-
tuaron, además, en un marco regional, y en 
un contexto nacional y mundial mediatiza-
do por el papel del Estado. 
3.2. fa FACTOR TERRITORIAL (MARCO REGIONAL, MERCA-
DO NACIONAL Y COMERCIO MUNDIAL) 
Con un desarrollo técnico limitado, la exis-
tencia de recursos naturales y las posibili-
dades naturales de transporte decidieron 
la localización del marco de las transforma-
ciones. Algunas regiones bien dotadas de 
· materias primas y de recursos en·ergéticos 
· (agua,· madera, carbón) pudieron tomar 
ventajas sobre otras. Su situación geográfi-: 
ca influyó, además, sobre las posibilidades 
de transporte. Las dificultades del trans-
porte terrestre potenciaban una realidad 
local/comarcal/regional en elámbito de los 
recursos, trabajo y demanda, y ello permi-
tió el comienzo de la espe.cialización eco-
nómica; pero serían las innovaciones del 
transporte, ligadas -antes de la aparición 
del ferrocarril- a un medio físico que fayo-
recía la utilización de canales, ríos y mares 
como vías de comunicación, las que permi-. 
tieron un intercambio más fácil y eficaz, po-
tenciando de esta forma las relaciones eco-
nómjcas intrarregionales e interregionales 
que consolidaron la diferenciación sectorial 
y la especialización regional. 
Esta combinación de factores -cambios 
en la organización económica, mercados, 
modificación en los sectores productivos, 
desarrollo técnico, medio· físico favorable · 
y vías de comunicación naturales-, tuvo su 
manifestación en un marco regional, tan-
to en Gran Bretaña como en el continente 
europeo, -pero con una diferencia de inten-
sidad y de extensión. Mientras que en el 
continente afectó apocas regiones, en Gran 
Bretaña fue mucho más generalizado, pu-
diéndose hablar del"potencial acumulativo 
i 
delcrecimiento fegional británico"(Berrick), 
que llevó a la gestación de un auténtico 
mercado nacional, es decir, a la organiza-
ción económicalarticulada, tanto producti-
va como comercialmente, en el espacio del· 
Estado-nación. Así fue posible la revolución 
industrial. 
No puede decirs:e, sin embargo, que I¡;¡ acu-: 
mulación del crecimiento regional llevase a: . 
uQ desarrollo nacional autosuficiente. Bajo: 
la forma nacional se escondía el hecho de· 
su profunda y Cfieciente implicación con el 
mercado mundial. El comercio exterior (eu-
ropeo y colonial) contribuyó a precipitar la 
revolución indus~rial al menos de las formas 
siguientes: ! 
Facilitó materias primas para la in-
dustria y: productos básicos para la 
poblacióh, a la vez que incrementó 
la demarda de productos indus-
. triales. · 
Aceleró ~I desarrollo urbano y re-
gional, con amplias consecuencias 
respecto¡ a la diversificación secta- · 
rial y la e?pecialización regional. 
Generó Jn capital, unas institucio-
nes com'erciales-financieras y una· 
evolucióh del trasporte que esti-
mularon I el desarrollo económico 
en gener~I, y el agrícola e industrial 
en partic~lar. 
3;3 EL PAPEL DEL ESTADO 
CURSILLO DE INGRESO _2012 
Facultad de Ciencia Política y RRII 
En estas transformaciones regionales, con su articulación en un 
mercado nacional y su proyección mundial, el Estado desempeñó 
varias funciones. La política económica anterior a la revolución es-
tuvo regida, en general, por el mercantilismo, orientación entendi-
da de forma bien distinta según etapas y países, pero que en todos 
los casos conllevaba cierta intervención estatal. De hecho, en la 
idea de la época moderna está implícita cierta correlación entre Es-
tado y medios económicos. Por otra parte, no debe considerarse al 
Estado como un elemento totalmente independiente del proceso 
socioeconómico, sino más bien como un instrumento institucional 
que refleja y a la vez da forma a las fuerzas sociales y económicas. 
El Estado alcanzó un protagonismo diferente en Gran Bretaña y 
en el continente europeo. En Gran Bretaña, las transformaciones 
económicas fueron consecuencia básicamente del triunfo del indi-
vidualismo y del mercado más que del gobierno; de un ambiente 
socioeconómico dinámico que potenciaba el papel de la propie-
dad privada, de la libre empresa, del mercado, de la inversión pro-
ductiva y el desarrollo técnico, y de· una organización política que 
permitía el libre movimiento de hombre y recursos. Considerando, 
. además, que Inglaterra se encontraba en una situación de prepon-
derancia internacional y de notable progreso económico, la inter-
vención del Estado para estimular esa evolución no podía justificar-
se con argumentos nacionalistas, ni de un supuesto atraso social y 
económico. Sin embargo, muchas de esas características -como 
· afirma Barry Supple- dependían en gran parte de su actuación. El 
Estado realizó una función indirecta muy importante a través c;Je 
la influencia en la ley y en las instituciones sociales y políticas, que 
implicaban, por ejemplo, estabilidad politica, armonía social, unifi-
cación política y administrativa del país, sistema fiscal y iran-
celario, moneda estable, sólida estructura de Derecho e, 
comercial; y en la libertad con que los hombres podían 
utilizar sus esfuerzos y recursos. Es decir, el Estado 
británico contribuyó a crear un ámbito dentro 
del cual· la iniciativa privada fue capaz de 
lanzar la revolución industrial. En el orden 
mundial, se podría destacar, igualmente, 
el importante papel desempeñado por el 
Estado en la creación y defensa del Imperio, en la extensión de una 
red comercial internacional de la que Gran Bretaña era el centro, y 
en la regularización de las relaciones comerciales e imperiales de 
forma que beneficiaran a la economía doméstica y a los hombres 
de negocios británicos. 
En los países del continente, con unas estructuras socioeconómicas 
y unos Estados mediatizados por características y fuerzas tradicio-
nales, la modernización se presentó mucho más complicada y fue 
necesario un Estado bastante más intervensionista; no sólo de tipo • 
indirecto, creando el ambiente adecuarlo y los prerrequisitos nece-
sarios para el desarrollo, sino incluso con intervenciones directas 
en el propio sistema productivo. Una intervención que encontraba 
.. _ .justificación, además. en el nacionalismo, en la superación del atra-
s·o~ecónómlco y en la debilidad de la iniciativa privada. 
4. Las innovaciones técnicas y el cambio cie mentalidad 
4.1 INNOVACIONES Tl:CNICAS Y CAMBIOS ECONÓMICOS 
Las transformaciones económicas estuvieron muy relacionadas 
con la evolución técnica. Desde la Edad Media se desarrollaron y 
se generalizaron toda una serie de innovaciones (fuerza hidráulica, 
molinos de viento ... ) que permitieron multiplicar la energía•uti!iza-
.. da en los procesos productivos a la vez que se convertían simples 
herramientas en auténticas máquinas. Por otra parte, mejoras en 
la navegación (timón de codaste, nuevos tipos de navío, brújula,·· 
canales con esclusas ... ) y nuevas técnicas comerciales y financieras 
(sistema monetario homogéneo, letras,, cheques, sociedades co-
merciales ... ) agilizaron las prácticas comerciales. 
se sitúan entre los factores más importan-
tes que provocaron el derrumbamiento de 
la economía tradicional y dieron origen al 
capitalismo. Además, entre la disolución 
del Antiguo Régimen y los primeros pasos 
de la revolución industrial existieron más · 
elementos de continuidad que de ruptura: 
La técnica que caracterizó al siglo XVIII fue 
en conjunto la prolongación, perfecciona-
da en algunos casos, }' sobre todo la gene-
ralización de los adelantos desarrollados en 
Europa desde la Edad Media·; véase sí no la· · 
importancia de la energía hidráulica en la 
primera fase de la revolución industrial. 
Esta continuidad fue, con todo, relativa, y · 
si se puede afirmar que las innovaciones 
tecnológicas del siglo XVIII fueron más un 
efecto que una causa, se debe sobre todo 
a que fue el movimiento general de la eco-
nomía, y no las novedades técnicas corno 
tales, el que marcó el ritmo del cambió. De 
hecho, la mayor parte de las innovaciones 
fueron promovidas o realizadas por la tra-
dición empirista, pericia artesanal e ingenio 
individual de hombres prácticos (herreros, · 
carpinteros, tejedores o hiladores ... ), a la. 
vez empresarios y obreros, que necesita-
ban resolver los problemas técnicos que les 
·· planteaba su actividad productiva. Por ello 
lo importante no era el invento en sí mis-
mo, sino su aplicación efectiva, la innova-
ción, que sólo pudo plantearse cuando las 
condii:iones econó.11icas hicieron viable su 
utilización. Además, inicialmente el núme-
ro de sectores donde el cambio dio grandes 
resultados y se difundió rápidamente fue 
más bien escaso. Antes de 1820 se reducía 
en Gran Bretaña prácticamente a la indus-
tria algodonera, siderurgia y minería. 
En estas relaciones,ni siquiera la existen-
cia de una demanda era un factor exclusi-· 
vo. Fue un factor necesario, que actuó sin 
duda como un acicate para la innovación 
técnica, pero lo realmente decisivo fue una 
organización económica capitalista que te~ 
nía la búsqueda de beneficio como criterio 
fundamental. En esta lógica económica, la 
técnica desempeñó un papel primordial 
por cuanto no sólo permitía atender la de-
mand~, al aumentar la producción y facili~ 
tar el intercambio, sino también provocaba 
el incremento de la productividad, modifi-
cando por tanto la oferta. No sólo era po-
sible incrementar los beneficios vendiendo 
más, sino también vendiendo lo mismo con 
mayor rentabilidad. 
Ahora bien, si los cambios técnicos del siglo 
XVIII surgieron en un principio ante todo 
como consecuencia del empuje económi-
co de su tiempo, terminaron produciendo 
tales efectos sociales y económicos (incre-
mento de la producción y de la producti- · 
viciad, especialización económica ... ) que 
sobrepasaron ampliamente los impulsos 
que los habían originado. En el caso inglés, 
ninguna industria experimentó el súbito 
desarrollo de la algodonera y ello tuvo sus 
conseéuencia!Cpero la transformación de 
una economía basada en la madera y el . 
agua a otra basada en el carbón, el hierro y 
la máquina de vapor, en una evolución lar-
ga, lenta y vacilante, provocó cambios que 
. a largo plazo serían quizá más significati-
vos. La adopción de una tecnología basada 
en el uso del metal y en fuentes de energía 
descentralizadas no sólo potenció las in-
Cuadro 2.1. /nnovaciones fundamenta/es del s¡gto XVIII 
Hilandería y tejido 
Jonh Wyatt y Lewis Paul: 
confección de hilos por 
medio de husos, 1738. 
John Kay: la lanzadera 
volante (1773), sobre 
ruedas e impulsada por 
martillos (1760). / 
,James Hargeaves: la • _ 
spinning-jenny hila 80 · · 
hilos a la vez, 1765-1780. 
Tomas Highs: el wáter-
frame hila un hilo sólido 
de cadena ( 1767), 
· perfeccionado, utilizado 
por Arkright y John Kay 
(1769). 
Samuel Crompton 
combina water-frame y 
jenny obtiene la mule-
-------'=---,.-1-....1·..,]!riY .!intf.e 17! 4 y 1779. 
Edmond Cartwright:telar. 
mecánico (1784). 
Metalurgia e industria 
química 
Abraham Darby: la 
"primera fundición de 
. coque" de calidad, 1709-
1730. 
'Fabricación del ácido 
sulfúrico con recipientes 
de vidrio: Ward (1740). 
Con recipientes de 
plomo: Roebruck (1746). 
. Benjamín"Huntsman: 
acero fundido en crisol 
(1730). 
Scheele y Berthollet 
· descrubren el cloro 
(1772). 
John Wilkinson: 
calibradora para la 
perforación de cañones 
(1774). 
Simultáneamente, Peter. 
Union-y-Hen'ry Cort: 
pudelación al coque, 
l.amin.aci6.n.i1 ZB3-1784l. 
Procedimiento Leblanc 
para la preparación de la 
_soda (carbonto de sodio) 
(1791). 
Máquina de vapor:Y sus 
aplicaciones/ 
1 
Fines siglo XVII: 11Jác¡¡uina 
de vapor de Papin y 
"máquina de fuego'f de . 
Savery. 
1 
Principios siglo XVIII: 
máquina de Newcotnen. _ 
1 
1776: entra en uso la 
máquina de vapor, de· 
Watt. , 
1769: carruaje a vapor, de 
Cugnot.· _ 1 
1783: el vapor Pyro~caphe 
en el río Saona. · 
1785. introducción la 
industria del algodón de 
la máquina de vapo'r. 
1 
SigloXIX. 
1
. 
Máquina de vapor de alta 
presión, de Trevithi~k (G. 
B., 1800) y Evans (EB-.UU. 
'1804). i 
1804: locomotora d~ 
Trevithick. 
1807: barco de vapdr 
Clermont en el río 
Hudson. 
1814: Blucher, de 
Stephenson. 
Otros 
1700: sembradora de Tu-11. 
. 1752: pararrayos; de 
Franklin. 
1783: primera subida en 
globo (Francia)._ 
. 1784: trilladora de Meikle. 
1790-91: ley de patentes 
en EE.UU. y Francia. 
1798: Senefclder inventa 
la litografía; y máquina de 
hacer papel de Robert. 
Sig/oXIX 
1800: prensa de imprimir 
de hierro, de Stanhope. 
1800: pila voltaica 
1806: comienza la -
iluminación con gas 
de las hilanderas de 
algodón. 
1814: prensa de cilindro 
de vapor para la 
impresión de The Times. 
Fuentes: W.AA., Nueva historia económica mundial, Barcelona, Vicens Vives, 1984, p. 65, y T. K. 
Derry y R. l. Williams, Historia de la tecnología, Madrid, Siglo XXI, 1 ~80, vol. 3, pp. 1.070-79. _ 
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·dustrias de bienes de producción, sino que exigió una creciente 
capitalización, un proceso continuo de industrialización y de cam-. 
bio técnico en todos los sectores. Esta generalización en extensión 
y en intensidad aseguró un crecimiento económico sostenido, y el 
cambio fue tal que puede hablarse de ruptura, e interpretar el pa-
pel de las nuevas técnicas como causa del desarrollo. Como dice 
Samuel Lilley: "aunque la creencia de que los inventos fueron la 
causa de la revolución industrial no sea históricamente cierta pue'.'" 
de casi justificarse por este desenlace''. 
Desde entonces el cambio tecnológico fue creciendo sn límites. 
Durante el siglo XIX, el equilibrio entre innovaciones técnicas e 
incentivos económicos se vio radicalmente alterado; Los inven-
tos tomaron valor por sí mismos al mostrarse capaces de crear sus 
. propios mercados;·y en esta tecnología que asumía plenamente 
el papel de iniciadora del cambio económico jugó un papel cada 
vez más importante la ciencia. Se fue pasando así, de unos prime-
ros momentos en que el invento técnico era consecuencia de la 
práctica artesanal, aunque ya con la ciencia jugando un papel en 
el surgimiento de la máquina de vapor y de la industria química, a 
una asociación íntima entre ciencia y técnica. 
4.2. EL CAMBIO DE MENTALIDAD Y EL PENSAMIENTO ECONÓMICO 
--
Si la ciencia no desempeñó inicialmente un papel fundamental en 
la génesis de las innovaciones técnicas, sí contribuyó, en cambio, 
de una forma decisiva a la gestación de un cambio de menta-
lidad que acompañó las transformaciones políticas, so- 8 
ciales y económicas que hicieron posible la revolución 
industrial. 
Frente a una concepción del mundo basada en 
presupuestos derivados de lo sobrenatural, 
la revelación, el dogma, la salvación futura 
y la tradición se fue desarrollando, en un 
proceso que arrancando de la Baja Edad 
_ ··. ·¡a culmina en la Ilustración, una cosmovisión que replantea-
·f1as formas de entender y las relaciones existentes entre Dios, el 
,·mbre y la naturaleza, de formas muy diferentes (espiritualismo, 
deísmo, agnosticismo ... ). El resultado fue una autonomía del hom-
,'.: bre y de la naturaleza respecto a lo sobrenatural. Cobró así protago-
:;/' nismo el hombre, la felicidad presente y la confianza en el progreso 
~1:?' •·. (humanismo); la naturaleza, como orden material armónico some-
tido a unas leyes naturales (naturalismo); y se desarrolló un pensa-
miento científico plasmado en el papel de la crítica, la percepción 
sensorial y el empirismo, y el análisis racional, que permitió a los 
hombres comprender, controlar y alterar la naturaleza. Estas orien-
taciones alcanzaron difusión en las ideas básicas del pensamiento 
ilustrado (individuo como elemento social simple y fundamental 
dotado de percepción/razón y guiado por la felicidad/prosperidad 
como meta, y un orden natural equilibrado, regido por sus propias 
leyes) que resquebrajaron las estructuras del Antiguo Régimen y 
sentaron las bases del liberalismo. Su aplicación práctica influyó en 
la organización política (liberalismo político) y socioeconómica (li-
beralismo económico o capitalismo). 
La aplicación de las directrices señaladas y la búsqueda de las leyes · 
generales que regían la actividad económica, llevó a la aparición, 
en el siglo XVIII, de una teoría económica liberada por primera vez 
de toda adherencia teológica o moral. El liberalismo descubrió la_ 
existencia de un- orden económico natural regido -como resume 
miguel Artola- por losprincipios fundamentales siguientes: 
• 
El interés individual que hace a cada hombre el mejor juez 
de su propio bien y es la fuerza decisiva qUe opera en los 
fenómenos económicos, constituyéndose.la iniciativa indi-
vidual, la propiedad privada, la libertad y la igualdad jurídi-
cas, en derechossagrados e inviolables. 
La armonía universal, que hace que cada 
, 
individuo, al tiempo que persigue su propio inte- · 
rés, colabore en el bien común. · 
. . . 
· •. · - El mercado libre, segLÍn el cual 
siempre que prevalezcan condiciones 
_ . _ de competencia· perfecta (orden natural) 
·'·".·;·:-
con el libre juego de la oferta y la 
demanda, se hace compatible el 
máximo individual de riqueza con 
un equilibrio económico ente los in-
tereses de las partes implicadas y la_ 
máxima satisfacción de la sociedad 
limitaciones de la intervención del 
Estado, cuya función queda reduci-
da a garantizar el orden económico_ 
·natural. · 
Los primeros autores que elaboraron una 
teoría económica científica y coherente se 
engloban bajo el nombre de escuela fisió-
crata. Frani;ois Quesnay, con su famosa obra 
Tableau économique (1758), y sus discípulos, · 
afirmaron la existencia de unas leyes natu-
rales y de un orden económico natural que· 
no debía ser obstaculizado, ni medi?tizado 
por intervenciones humanas. La razón era 
que el principio de la libertad económica 
individual permitía satisfacer el interés per-
sonal, y conllevaba una armonía natural y 
un equilibrio de intereses que garantizaban 
el bienestar social y el mantenimiento del 
sistema. Estas directrices _quedaron resumi-
das en el lema: "Laissez faire, laissez passer, le• 
monde va de lui-méme" ("Dejad hacer, dejad 
pasar, el mundo marcha solo"). 
Restringían, sin embargo, los efectos de 
estos principios al ·dar primacía al sector 
primario, defendiendo una teoría de la pro-
ducción natural (fisiocracia) que considera-
ba a·1a tierra como la única fuente de rique-
za. Argumentaban que sólo ella podía su-
ministrar bienes nuevos y proporcionar un 
excedente sobre los costes habidos (renta 
o producto neto), mientras que la industria 
y el comercio sólo transformaban o distri-
buían los productos. 
El desarrollo de los principios del libera-
lismo y su extensión a todos los sectores 
económicos lo comenzó la escuela clásica. 
o liberal-capitalista con Adam Smith y su 
obra Ensayo sobre la naturaleza y causa de la 
riqueza de las naciones (1776), en primer lu-
gar. Sus aportaciones pueden resumirse así: 
Superaba la teoría de.la producción 
natural centrada en el factor tierra, 
para plantear una dinámica econó-
mica natural en la que la riqueza 
era inicialmente el producto del 
trabajo humano, incrementándose 
en una economía desarrollada con 
la división del trabajo y las relacio-
. nes de éste con la tierra y el capital, 
para terminar considerando la acu-
mulación de capital como un factor 
imprescindible del desarrollo. 
La libertad económica individual 
se constifuye en el auténtico motor 
de la evolución económica, conde-
nando el dirigismo del Antigüo Ré-
gimen y limitando las funciones del 
Estado a garantizar la iniciativa pri-
vada y la libre competencia, y crear 
las condiciones favorables para el 
desarrollo (defensa contra la agre-
sión extranjera, administración de 
justicia y sostenimiento de obras e 
instituciones públicas que no aco-
meta la iniciativa privada). 
Plena confianza en el mercado li-
bre (orden natural) que conduce a 
un máximo de armonía, por cuanto 
una "mano invisible" hace que el in-
dividuo, al perseguir su interés per-
sonal, promueva involuntariamente 
el colectivo. Además, el mecanismo 
de los precios hace que se adapte la 
oferta a la demanda, y el precio del 
·. mercado al precio natural (el que 
retribuye los gastos reproductivos· 
de los elementos que participan en 
la producción de bienes), produ-
ciéndose así un ajuste automático 
de toda la actividad económica. 
... ,.:.-,· 
·· S. La revolución demográfica 
5.1. EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO Y SUS CAUSAS 
Desde el siglo XVIII se produjo en Europa un 
crecimiento demográfico contin\,Jo, pasan-
do de tener 11 o millones de habitantes en 
1700 a 423 millones en 1900; y en el caso 
concreto de Gran Bretaña, de 10,9 millones 
:· éri 1800 a 20,9 r:n 1850. Era la consetuenl'.;ia . 
. de la llamada revolución demográfica, del 
tránsito de un ciclo demográfico c;1ntiguo 
caracterizado_ por altas tasas de natalidad 
(35-40%) y de mortalidad (30-40%), crisis 
demográficas provocadas por hambres, 
guerras y epidemias, y un· crecimiento de-
mográfico muy lento e irregular, a otro mo-
derno. La nueva situación se definía por el 
mantenimiento de altas tasas de natalidad, 
descenso de la de mortalidad, pérdida de 
importancia de las crisis demográficas y · 
crecimiento demográfico rápido y conti-
nuo. Sólo años más tarde, cuando el desa-
rrollo económico se fue consolidando, se 
produce un descenso de las altas tasas de 
natalidad, una escasa influencia de las crisis 
demográficas, y la llegada de las tasas de 
mortalidad a urh límite mínimo, provocán-
dose un crecimi,ento demográfico más len-
to y un envejecimiento de la población. 
. Las explicacion~s de esta revolución de-
mográfica se han centrado, por una parte, 
en determinar 1.as causas del descenso de 
las tasas de mortalidad. Y entre ellas se ci- . 
tan las mejoras! sanitarias e higiénicas, los 
avances de la medicina y, sobre todo, los 
progresos del nivel de vida. Unos progre-
sos derivados, bien de cambios naturales y 
climáticos (que !hicieron del siglo XVIII una 
época poco af~ctada por grandes epide-
mias y sí, en ca1biorde amQlias coyunturas 
. de buenas cose(has), o bien de la actividad . 
humana, con las transformaciones agrarias 
y las mejoras dfl sistema de comercializa-
ción que permit¡eron un abastecimiento de 
la población y un aumento de la resistencia 
ante las enfermidades infecciosas. . 
, ..... Desqe otra perspectiva, y ante las deficien-
cias de las estadísticas exis-tentes para esta 
época, muchos autores han dudado de que 
se produjese u~ descenso acelerado de la 
mortalidad en Virtud de las causas anota-
das. Se orienta~oh, por el contrario, a ex~ .. 
plicar los primeros pasos del aumento de-
mográfico con ~I incremento de natalidad 
derivado del potencial natalista típico del 
. 1 
antiguo régimen, demográfico, que se apro-
vecha al máxim6 después de una crisis de-
mográfica y resJondía de forma inmediata 
a las posibilidad~s económicas. La oferta de 
trabajo que conilevaban las transformacio-
nes agrarias e in~ustriales estimularía el in-
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cremento de la nupcialidad y de la fertilidad al adelantar la edad de 
los matrimonios, y por tanto de la natalidad. Sólo en un momento 
posterior, cuando en un ciclo demográfico antiguo podía llegar la 
crisis demográfica, el desarrollo económico y sanitario redujo los 
efectos de las crisis de subsistencias y de las epidemias, disminu-
yendo las tasas de mortalidad. 
5.2. El CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN URBANA Y LAS MIGRACIONES· 
Otro aspecto importante de las transformaciones demográficas· 
de esta etapa fue la movilidad de la población derivada del propio 
empuje demográfico, de las mejoras del sistema de transportes, de 
los cambios de la estructura económica con cambios sectoriales 
y territoriales, y de la búsqueda de mejores niveles de vida. Estas 
orientaciones determinaron: 
a) El crecimiento de la población urbana. Mientras que en el 
Antiguo Régimen la población era predominantemente 
rural, desde el siglo XVIII se fue incrementando la pobla-
ción urbana, debido al propio crecimiento demográfico y 
a la emigración rural. Su evolución fue desfgual. Así como 
algunas ciudades alcanzaron un crecimiento rápido (en 
1800 existían en Europa 23 ciudades con más de 100.000 
habitantes, en 1900 ascendían a 135), en conjunto el cre-
cimiento fue lento: Europa tenía un 10% de población ur-
bana en i 800, un 16, 7% en 1850 y llegaba al 29% en 1890. 
Las diferencias espaciales también fueron importantes. 
Mientras que Inglaterra tenía ya en el segundo cuarto del 
siglo XIX más población urbana (20,3% en 1800, 40,8% en 
1850, 61,9% en 1890) que rural, en el resto de Europa • 
hay que esperar al siglo XX para que eso se pro-
duzca . 
Desde la perspectivaeconómica, el fe-
nómeno del crecimiento urbano estuvo 
muy conectado con el desarrollo 
del mercado, la especialización 
económica y la concentración 
empresarial. 
b) Las migra~iones regionales e internacionales. Si bien las grandes migraciones europeas son características 
de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX, el fenómeno aparece localizado, en la etapa 
de 1750 a 1850, entre los países afectados por la revolución demográfica y las crisis económicas, y los países 
americanos, en especial Norteamérica. Estas migraciones contribuyeron a aliviar una presión demográfica 
que, con sus consecuencias de miseria, hubiera podido resultar nefasta para las posibilidades del desarrollo. 
de los países avanzados. Estimularon, además, la expansión económica y colonial europea. 
Cuadro 2.2 Población de las mayores ciudades europeas, 7800-1970 (en miles) 
7800 1850 1880 1910 1800 1850 1880 1910 . 
Ámsterdam 201 224 317 567 Londres 1.117 2.685 4.770 7.256 
Barcelona 115 175 346 560 Lyon 110 177 376 472 
Berlín · 172 419 1.122 2.071 Madrid 160 · 281 398 572 
Birmingham 71 233 401 526 Manchester 75 303 341 714 
Breslau 60 114 273 512 Marsella 111 195 360 551 
Bruselas 251 421 720 Milán 170 242 322 599 
· Budapest 54 178 371 880 Moscú 25b 365 612 1.481 
Colonia 50 97. 145 516 Munich 40 110 230 595 
Constantinopla 600 - - 1.200 Nápoles 350 449 494 723 
Copenhague 101 127 235 462 Palermo 140 180 245 342 
Dresde ~ 60 97 221 547 París 547 1.053 2.269 2.888 
Edimburgo 83 194 295 401 Praga 75 118 162. 225 
Géneva 100 120 180 272 Roma 153 175 300 539 
Glasgow 77 345 587 784 S. Petersburgo 220 485 877 1.097 
Hamburgo 130 
.. 
132 290 932 Estocolmo 76 93· 169 342 
Leipzig 30 63 149 588 Turín 78 135 254 428 
Lisboa 180 240 187 436 Viena 247 444 726 2.030 
Livereool 82 376 553 746 Varsovia 100 100 252 856 
• Fuente: C. M. Cipolla (ed.), Historia económica de Europa. El nacimiento de las sociedades indw,tria/es, Barcelona, Ariel, 1982, vol. 4-2, p. 399. 
5.3 RELACIONES ENTRE LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y 
EL DESARROLLO ECONÓMICO 
En principio, podría decirse que el incremen-
to de la población tuvo unas consecuencias 
positivas sobre el crecimiento económico 
y el desarrollo industrial en cuanto que in-. 
corporó más productores y consumidores, 
es decir, permitió incrementar la oferta de· 
trabajo y la demanda de productos. Sin em-
bargo, está relación general debe matizar-
se. Lo realmente decisivo en el incremento· 
demográfico es su ritmo de crecimiento y 
su inserción en el mercado, tanto en la can-
tidad y preparación de la oferta de trabajo, 
como en la capacidad adquisitiva que sos-
tiene la demanda. 
Un aumento desproporcionado de la po-
bla-ción respecto a las necesidades del 
mercado genera una mano de obra barata 
de escaso poder adquisitivo que, por una 
parte, estimula la creación de empresas y · · 
el crecimiento de'la producción, pero no las 
innovaciones técnicas y la productividad; · 
y, por otra, limita el aumento de la produc-
ción, pero estimula las innovaciones técni-
cas y la productividad. 
Un ritmo de crecimiento bajo·, cuando no 
paraliza el desarrollo, genera una mano de 
obra cara, de alto poder adquisitivo que, 
por una parte, no estimula la creación de 
empresas y el aumento de la producción, 
pero puede incentivar las innovaciones téc-
nicas y el incremento de la productividad; 
y, por otra, ofrece un mercado mínimo para 
incrementar la producción, pero puede que 
no suficiente. 
En ambos casos, el mer_cado internacional 
facilitó unos mecanismos correctores im- · 
portantes: el exceso de población encontró 
en la emigración una válvula de seguridad 
(Gran Bretaña); y la escasez, en la inmigra-
ción un complemento importante (Estados 
Unidos). Las posibilidades limitadas del 
mercado interior encontró un complemen-
to básico en la exportación de mercancías 
y capitales. 
El incremento demográfico resulta sí un 
factor complejo y contradictorio, que lo 
mismo puede operar en un sentido que en· 
el contrario. Cabe afirmar que es impres-
cindible para llegar a la industrialización, 
pero puede generar una trampa demográ-
fica que impide su pleno desenvolvimien-
to. No debe olvidarse, además, como se ha 
visto anteriormente, la relación inversa: la 
influencia del desarrollo económico poten-
ciando o disminuyendo el incremento de-
mográfico. · 
En todo caso, nunca es un factor único que 
actúa en solitario. El desarrollo occidental 
europeo de los siglos XVIII-XIX contó con un 
incremento demográfico de un ritmo relati-
vamente moderado (comparado con otras 
áreas y épocas); que pudo utilizar los me- .. 
canismos compensadores de la emigración 
y el mercado internacional, y que dispuso 
en el Estado liberal de una organización so-
cio política estable y modernizada, y en el 
capitalismo una organización socioeconó-
. mica que no sólo facilitaba mercado, tierra 
y trabajo, sino también capital y técnica. 
· No ocurre lo mismo en los países actuales 
, del Tercer Mundo. Estos cuentan con un in-
c~emento demográfico desproporcionado 
respecto a sus realidades económicas, con 
1 
. escasas posibilidades de emigración y de 
mercado iritern~cional; y además, con unas 
organizaciones ~ociopolíticas tan rudimen-
tarias que no logran imponer un orden li-
beral, y una org~nización socioeconómica 
dual, entre la fuerte permanencia tradicio-
nal y unas novedades capitalistas depen-
dientes del capital y la técnica de los países 
. 1 
' desarróllados. · 
6. La revolució1 agrícola 
6.1. CAMBIOS BÁSICOS 
La revolución agrícola, consolidada en el 
siglo XVIII en Inglaterra y extendida des-
pués al occidente europeo, Estados Unios 
y algunas region~s centroeuropeas, supuso 
en gran parte la difusión de prácticas y téc-
nicas desarrolladas anteriormente. Básica-
mente se caract~riza por: 
a) La disolución del régimen señorial 
y de la agricultura comunal autosu-
ficiente, y el desarrollo de unas acti-
tudes ertj~esariales que conducen 
al triunfq :oe la agriculwra capita.:. 
lista. Esp1dalización profesional, 
mano de! obra asalariada, labrado-
res-empr~sarios y orientación hacia 
el mercado, entre otros aspectos, 
acompañ1arían tal triunfo . 
b) Nuevas técnicas de producción, que 
se traducen en la gradual elimina-
ción del barbecho y su sustitución 
por nuev,os sistemas de rotación, 
introducción de nuevos cultivos 
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(maíz, patatas, plantas forrajeras ... ), selección de semillas y 
expansión de la ganadería, perfeccionamiento de las herra-
mientas de uso·tradicional, introducción de otras nuevas y 
comienzo de la mecanización (segadoras, trilladoras ... ). 
c) Organización racional de la explotación agraria con el be-
neficio como criterio fundamental. Desde esta perspectiva, 
se tiene en cuenta el coste de los factores de producción 
procurando su abaratamiento con inversiones de capital, 
nuevas técnicas, mano de obra barata y concentración de 
la propiedad. Asimismo, se analizan las posibilidades del 
mercado, orientándose hacia la especialización en aque-
llos productos que ofrecen mayor rentabilidad y mejor sa-
lida comercial. 
Estos cambios produjeron tales incrementos de la producción y de 
la productividad, que justifican el que se hable de revolución agrí-
cola. 
6.2 INFLUENCIA DHA REVOLUCIÓN AGRICOLA EN EL DESARROLLO ECONÓMICO 
La tesis de la revolución agrícola como requisito previo, motor y 
causa de la revolución industrial, fue resumida por Paul Bairoch así: 
"La agricultura no sólo aportó los recursos alimenticios y los traba-
jadores imprescindibles para la gran aventura que fue la revolución 
industrial, no sólo hizo posible y aun impulsó la revolución demo-
gráfica y generó el nacimiento de las modernas industrias textiles 
y de hierro, sino que también suministró, en las primeras etapas, 
una gran parte del capital y los empresarios que animaron a los 
sectores claves de tal revolución:' 
Desde otras perspectivas no se pone en duda la impor-
tancia de tal revolución agrícolaen el desarrollo de la 
industrialización; de hecho, no hay ningún país 
que haya traspasado el umbral de la revolución 
industrial sin realizar profundas transforma-
ciones en sus estructuras agrarias. Incluso 
se podría aceptar que las transformacio-
nes de la economía tradicional, bási-
• 
-· 
camente agraria y rural, posibilitaron la génesis de la revolución 
económica. Pero como fen9menos revolucionarios, la revolución 
agrícola y la industrial serían fenómenos concomitantes, partes de 
un mismo y único proceso, con un desarrollo interrelacionado en 
el que resulta muy difícil determinar causas y consecuencias. Visto 
así, se pueden resumir las aportaciones de la revolución agrícola 
a la efectividad de la primera revolución industrial de la forma si-
guiente: 
• 
a) Impulsó la revolución demográfica, alimentando el creci-
miento de la población y facilitando las concentr~cion.es 
industriales y urbanas. 
b) Posibilitó el incremento de la demanda de productos in-
dustriales al incorporar nuevos útiles y técnicas al sistema 
productivo agrario, al elevar el poder adquisitivo de los em-
presarios agrarios y al facilitar una alimentación más barata 
que permitía incrementar la demanda industrial popular, a 
la vez que frenaba el alza salarial y, por tanto, estimulaba 
las inversiones industriales. 
c) Provocó la emigración rural y el transvase de mano de obra 
agraria hacia los sectores industriales en un proceso lento 
Y complejo. Frente a la tesis tradicional que concedía a esta 
cuestión un valor fundamental en la génesis de la revolu-
ción industrial, se ha apuntado que en los primeros mo-
mentos de la revolución inglesa se mantuvo la población 
rural porque el cercamiento de las fincas y las demás inno-
vaciones agrarias contribuyeron a la difusión de la industria 
doméstica rural, evitando el desplazamiento de trabajado-
res a las ciudades. Inicialmente la mano de obra industrial 
urbana procedería sobre todo del aumento demográfico, y 
sólo más adelante, entrado el siglo XIX, cuando el creci-
miento demográfico había sido importante, se ha-
. bía generalizado la revolución agrícola y se había 
impuesto la concentración empresarial, adquiri-
ría verdadera importancia el transvase de 
sectores rurales, agrarios y protoindus-
triales a sectores industriales urbanos. 
!ii!:J'-,._-.- . ..-.····::.~-""."-:'•:-\•.·--'---._.,_ ... ;,_'-·•· .•.· .. - .-- # •• ·-··.-_.,.,, •••• • •• ·-
d) Suministró capital y empresarios. 
No tanto a través de grandes pro-
pietarios, que con su capital tu-
vieron un cierto papel en algunos 
sectores (más en la minería y en la 
siderurgia que en el textil), como 
a través de pequeños y medianos 
propietarios y sectores artesanales 
rurales que, con sus inversiones 
modestas y autofinanciación, mon-
taron industrias textiles. Con todo, 
·el capital agrario tendría mayor 
importancia indirecta, a través de 
su participación en la creación de 
la infraestructura comunicacional 
(caminos, canales, ferrocarriles) y, 
más tarde, a través del sistema ban-
cario. 
e) Debe precisarse, además, que no 
siempre existe una relación regio-
nal entre dinamismo agrario y revo-
lución industrial. En determinadas 
zonas fue precisamente el escaso 
potencial agrícola lo que forzó a los. 
campesinos a emigrar o a iniciar la 
industria ;doméstica primero y la 
industrialización después. En estos 
caos, contaban con alguna ventaja 
comparativa: recursos naturales, 
nao de obra barata, iniciativas em-
presariales, regiones agrarias ricas 
próximJs y comunicaciones fáci-
les ... , permitieron una especializa-
ción económica regional en la que 
se importaba productos alimenti-
cios y se exportaban productos in-
dustriales. 
7. La revolución en Inglaterra 
7.1. LA EXPANSIÓN DE LAS INDUSTRIAS DE. BIENES DE 
CONSUMO: LA INDUSTRIA TEXTIL ALGODONERA 
En el último tercio del siglo XVIII y primero 
del siglo XIX, el crecimiento económico in-
glés fue debido en gran parte al desarrollo 
de las industrias de bienes de consumo y, 
dentro de éstas, al sector textil algodone-
ro. Como puede verse en el cuadro 2.3, se 
produjo un incremento de la producción en. 
sectores tales como la construcción, curti-
dos, utensilios domésticos, alimentación y 
bebidas, textiles de lana, lino y seda. 
La mayor parte de estos incrementos se 
basaba, sin embargo, en técnicas tradi-
cionales. Entre las industrias de bienes de 
consumo, sólo la texti[ algodonera cobró 
formas auténticamente revolucionarias al 
incorporar avances tecnológicos .a la pro-
ducción. Con ello, obtuvo los mayores índi-
ces de crecimiento en la producción y en la · 
productividad, dinamizando al conjuntq de 
la economía entre 1780 y 1840. Si en 171 O 
el consumo de algodón en bruto era del or-
den de 430 toneladas, en 1840 se acercaba 
a las 200.000 toneladas. Las manufacturas 
de algodón· repr~sentaban entré el 40 y el 
50% del valor de todas las exportaciones in-
glesas entre 1816 y 1848. Entre 1782 y 1820, 
la industria algodonera contribuyó en un 
13% aproximadamente al crecimiento de la . 
renta nacional. Estas cifras cobran aún más 
relevancia si se tiene en cuenta que a prin-
cipios del siglo XVIII la industria textil del 
algodón ocupaba una situación realmente 
modesta en el conjunto de la economía in-
glesa y estaba a gran distancia de la indus-
tria artesanal más importante, que era la 
textil lanera. Si a comienzos del siglo XVIII 
el consumo de algodón representaba el 2% 
del de la lana, en 1850 la industria inglesa 
consumía ya el doble de algodón que de 
lana. 
Este éxito de la industria textil algodonera 
fue el resultado de la interacción de varios 
factores: 
a) El papel del mercado interior y las 
conexiones coloniales. La industria 
textil del algodón encontró en In-
glaterra su mercado interior en la 
competencia entre la tradicional_ · 
industria lanera y los caros artículos 
de algodón importados de la India 
(indianas). Primero sustituyó éstas 
por telas de algodón indias estam-
padas en Inglaterra; y después por · 
productos de algodón elaboradós 
totalmente en lnglaterra1 capaces 
- además de competir con los texti-
les de lana. Se creó, así, un mercado 
modesto peró beneficioso; que se 
. fue ampliando paulatinamente. 
La consolidación de esta industria_ 
estaría, sin embargo, ligada al do-
minio del mercado mundial por una· 
Inglaterra que, en la combinación 
de un Estado agresivo y una econo-
mía competitiva, logró sustituir la 
reexportación de productos indios 
por productos ingleses y crear nue-
vos mercados. 
b) Las ventajas del algodón. El algodón 
como materia prima tenía una ofer-
ta más fiiexible que la lana. Mientras 
que los intereses establecidos y las 
transforinaciones agrarias dificulta- · 
ron el intremento de la producción 
de lana,\la producción de algodón 
estaba ligada a un sistema colonial-
esclavisia que facilitaba abundan-
tes y baratos suministros. Además, 
el algodón era más fácilmente ma-
. nipülabl~ con las nuevas técnicas y 
se adaptaba mejpr a cualquier uso 
l
. 1 ; 
ye 1ma. • 
c) Los campios organizativos. La pro-
pia nov~dad de tal industria, y por 
tanto el ¡,,enor peso de la tradición 
y de los intereses creados, hicieron 
más fáciles los cambios organizati-
vos y tédnicos. De todas formas, las 
transformaciones del sistema de 
producción en este campo fueron, 
en algurlos aspectos, bastante gra-
duales. Inicialmente tuvo mucha 
importatcia la expansión del siste-
ma doméstico con su carácter arte-
sanal, far,iliar, disperso y rural. En 
torno a él surgieron unos empresa-
rios (cafllpesinos, artesanos, comer-
ciantes . ..) que, autofinanciándose, 
fueron c6ncentrando la actividad, 
incorporando paulatinamente una 
renovación tecnológica y genera-
lizando él uso de la mano de obra 
asalariadb, a la vez que podían utili-
zar tejedbres manuales domésticos. 
Así, hastii llegar a un sistema fabril, 
con la actividad concentrada en ta-
' lleres me'canizados y mano de obra 
asalariada. 
i 
11, 
CURSILLO DE INGRESO 2012 
Facultad de Ciencia Política y RRIIElemento clave en este desarrollo fue, como se ha indicado, 
la auto-financiación; es decir, la reinversión de los beneficios 
procedentes de la propia actividad artesanal, rentable por 
el uso de una mano de obra barata y por sus conexiones 
con las actividades agrarias y comerciales, y facilitada por 
las necesidades limitadas de capital que requería el lanza-
miento de esta industria. 
d) Los cambios tecnológicos. No menor importancia tuvo la 
incorporación paulatina de una técnicas no demasiado 
sofisticas, que surgían del propio proceso productivo a 
través de la experimentación práctica, y que no requerían 
mucho capital. El difícil equilibrio existente a principios del 
siglo XVIII entre las dos fases fundamentales de la produc-
ción textil (la fabricación de hilo y su transformación en 
tejido) utilizando las técnicas tradicionales del torno y el 
telar manual, sufrió alteraciones muy importantes. Con la 
incorporación de la lanzadera volante (John Kay, 1733) se 
incrementó la productividad en la fase de tejido y se ele-
vó la demanda de hilo. La respuesta no se hizo esperar. La 
jenny (James Hargreaves, 1764), la water-frame o máquina 
hiladora continua movida con energía hidráulica (Richard 
Arkwright, 1768) y la mule-jenny, una síntesis entre dos an-
teriores (Samuel Crompton, 1779), permitieron mecanizar 
la fase de hilado. Estas innovaciones exigieron cambios en 
la fase de tejido y la solución se encontró en el telar me-
cánico (Edmund Cartwright, 1784), perfeccionado en la 
primera mitad del siglo XIX; La difusión de estas máquinas 
de hilar y de tejer, y la utilización de energía hidráulica pri-
mero y de la máquina de vapor después permitieron no 
sólo incrementar la producción y la productividad, sino 
también consolidar los cambios organizativos an- 8 
tes apuntados. 
·cuadro 2.3. Valor añadido en la industria británica (millones de libras corrientes) 
1770 %del total 1801 % del total 1831 % del total 
Algodón 0,6 2,6 9,2 17 25,3 22,4 
Lana - 7 30,7 10,1 18,7 15,9 14, 1 
Lino 1,9 8,3 2,6 4,8 5 4,4 
Seda 1 4,4 2 3,7 - 5,8 .5,1 
Construcción 2,zl- 10,5 9,3 17,2 26,5 23,5 
Hierro 1,5 6,6 4 7,4 7,6 6,7 
Cobre 0,2 0,9 0,9 1,7 . 0,8 0,7 
Cerveza 1,3 5,7 2,5 4,6 5,2 4,6 
Curtidos 5,1 22,2 8,4 15,5 9,8 8,7 
Jabón 0,3 1,3 0,8 1,5 1,2 . 1,1 
Cera 0,5 2,2 1 1,8 1,2 1,1 
Carbón 0,9 3,9 2,7 5 7,9 7 
Papel 0,1 0,4 . 0,6 1,1 0,8 0,1 
22,8 54, 1 113 
Fuente: R. Aracil, Historia económica contemporánea, Barcelona, Teide, 1988, p. 14. 
7 .2 NUEVAS FUENTES DE ENERGIA: El CARBÓN MINERAL Y LA MAQUINA DI VAPOR 
Junto a la difusión del uso de las energías tradicionales, especialmente la hidráulica, el siglo XVIII supuso la incor-
poración de nuevas fuentes de energía. En Inglaterra, ante al relativa escasez de madera, cobró un papel destacado 
el carbón. La extracción de carbón mineral pasó de 2, 5 millones de toneladas en 1700, a _1 O en 1800 y 16 en 1850. 
Inicialmente tuvo una gran importancia su uso doméstico ligado al crecimiento demográfico y urbano. Después, la 
máquina de vapor y la industria siderúrgica serían sus dos grandes demandantes. 
La minería del carbón contaba además con una organización muy próxima a la capitalista y con un interés por la 
renovación técnica desde fechas muy tempranas. Fue precisamente la búsqueda de soluciones a algunos pro-
8 blemas de la extracción minera, como el drenaje de agua en las minas, lo que dio lugar a las primeras 
experimentaciones que llevaron a la utilización del vapor como fuente de energía (Den is Papin, Thomas 
Savery ... ) a fines del siglo XVII. · 
La primera plasmación importante en este sentido fue la máquina d Thomas Newcomen a princi-
pios del siglo XVIII, que alcanzó un cierto éxito, generalízándose su uso en la minería inglesa. 
Sería, sin embargo, la máquina creada porJames Watt en 1755, que incrementaba su po-
-_ tencia y eficacia y se adaptaba para suministrar fuerza motriz a la máquina industrial, la que, 
unida a la posterior aplicación al transporte 
terrestre, haría posible la continuidad irre-
versible de la revolución industrial. No sólo 
por la potencia energética que incorpora-
ba (se calcula que la potencia global de las 
máquinas de vapor en Inglaterra llegaba a 
620.000 CV en 1840 y a 1.290.000 en 1850), 
sino también porque obligó a modificar la 
propia estructura económica al favorecer el 
sistema fabril y las nuevas formas de orga-
nización financiera. 
7.3. LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA 
La producción de hierro y acero desempe-
ñó igualmente un protagonismo destaca-
do en el surgimiento y consolidación de la 
revolución industrial. A principios del siglo 
XVlll se elaboraba un producto de cierta ca-
lidad pero escaso y caro, incapaz tanto de 
satisfacer como de fomentar la demanda. 
Desde entonces, la industria siderúrgica 
fue adquiriendo un papel relativamente 
importante en el conjunto de la economía, 
aunque poco relevante si se la compara con 
la industria algodonera, hasta que tomó, en 
el segundo tercio del siglo XIX, el relevo y 
se convirtió en uno de los motores de la 
revolución industrial. Las transformaciones · · 
ocurridas en este sector no fueron tanto 
consecuencia del cambio en la estructura · 
y organización empresarial (ya contaba con 
algunas características del sistema fabril y 
capitalista -inversiones importantes, con-
centración, mano de obra asalariada- que 
se fueron perfeccionando), como de la re-
novación tecnológica y el incremento radi-
cal de la demanda. 
La evolución de la industria siderúrgica de-
pendió, por una parte, de las posibilidades 
de la demanda; y, por otra, de su capacidad 
de satisfacer la demanda existente y de fo-
mentar la sustitución de la madera por el 
hierro y la generalización de éste. En este 
sentido, el cambio tecnológico, que per-
mitiría reducir los costes de producción a 
la vez que mejoraba la calidad, fue un ele- · 
mento crucial. El problema .fundamental 
con el que se enfrentó inicialmente esta in-' 
dustria fue la escasez de madera y sus limi-
taciones como fuente de energía con que 
alimentar los hornos -de fundición. El reto 
fue· la sustitución del carbón vegetal por el 
mineral, más abundante y con mayor poder 
calorífico, aunque con el inconveniente de 
que algunos de sus componentes (carbo-
. no, fósforo y azufre) se transferían en el pro-
ceso de fundición al hierro, dando lugar a 
un producto de baja calidad. 
El primer salto tecnológico fue realizado en 
1709 por Abraham Darby, quien consiguió 
fundir hierro con carbón mineral de bajo 
contenido de azufre sometido a un proce-
so de calcificación para que se eliminasen 
las impurezas. El perfeccionamiento del 
proceso de Darby para transformar la hulla 
en coque metalúrgico, y el incremento de 
la capacidad de los altos. hornos, permitió 
su difusión en la segunda mitad del siglo 
XVIII (en 1750 sólo el 5% del hierro colado 
· procedía de hornos de coque; en 1755 ya· 
ascendía al 55%). Pero seguía sin resolverse 
un problema de utilidad. El hierro colado 
inglés resultante no se~vía para obtener el 
hierro forjado, utilizado en la mayor parte 
de utensilios y herramientas, pero el ele- · 
vado contenidoide carbono y azufre hacía 
dicho producto/ muy quebradizo. Por ello 
debía importar* hierro colado de Suecia, 
de mayor calidad. 
La solución la en'contró Henry Corten 1784, 
mediante un pr~cedimiento de pudelado 
y laminación que permitía eliminar el car- .-.-
bono y el azufre; para ello era necesario 
recalentar el hierro colado en un horno de· 
reverbero, para itransformado después en 
barras haciéndolo pasar por un sistema de _ 
rodillo de laminación. El· método de Cort 
revolucionó totalmente la producción de 
hierro forjado al 'permitir elaborar un hierro 
de calidad simila'r al importado y reducir los 
costes de producción. 
Las innovaciones se completaron con la in-
corporación, por esos mismos años, de la 
máquina de vapor a los procesos siderúrgi-
cos para impuls~r los sistemas de inyección 
de aire en los altos hornos -lo que dio efica-
cia a la fundición/con coque,para mover los 
martillos pilones en las forjas y hacer girar 
los rodillos de larlninación del sistema Cort. 
Estos avances te!cnológicos tuvieron unas -
repercusiones inmediatas. Consolidaron 
una estructura fabril y capitalista, y per- · 
mitieron un creciimíento importante de la 
1 
producción: ent~e 1750 y 1790 se triplicó 
la producción d~ hierro colado; entre 1788 
y 1806 se cuadriplicó. De esta forma la si-
derurgia británica se aproximó al abasteci-
miento de la demanda interna e inició sus 
exportaciones; rrlientras que en 1750 Gran 
Bretaña importaba el doble de su produc-
ción, en 1814 sus exportaciones quintupli-
caban sus importaciones. 
CURSILLO DE INGRESO 2012 
Facultad de Ciencia Política y RRII 
El desarrollo de la industria siderúrgica inglesa dependió, además, 
de la evolución de la demanda. El aumento de ésta estuvo ligada al 
propio proceso de la revolución (demográfica, agrícola, industrial), 
que estimulaba la paulatina sustitución de la madera por el hierro 
y su generalización en los utensilios domésticos, herramientas y 
maquinarias. Con todo, el ritmo de crecimiento de esta demanda 
fue inicialmente modesto. La coyuntura bélica de finales del siglo 
XVIII y principios del XX estimuló excepcionalmente la producción 
siderúrgica para satisfacer las necesidades militares; pero acabadas 
. las guerras, se produjo una contracción del mercado, y el sector si-
derúrgico entró en crisis. Habría que esperar el advenimiento de la 
era del ferrocarril y la generalización de la mecanización a partir de 
1830, para que el enorme aumento de la demanda, que esos pro-
cesos trajeron consigo, sacara a la industria siderúrgica del estado 
de subproducción a que se veía sometida. 
A partir de ·entonces esta industria incrementó drásticamente 
su producción, incorporó nuevas innovaciones técnicas, ya en la 
segunda mitad del siglo XIX, y sustituyó a la industria textil en el 
papel de impulsora de la revolución industrial. Este nuevo prota-
gonismo quedó reflejado en unos efectos de arrastre hacia atrás, 
al incrementar la demanda de carbón, mineral de hierro, trabajo, 
capital y maquinaria especiaiizada, y exigir mayores facilidades de 
transporte; y hacia delante, al suministrar un material barato y sóli-
do (absolutamente necesario para una economía industrializada), 
fomentar el desarrollo de la industria mecánica y sentar el proto-
tipo d_e la industria moderna. Triunfaban las grandes dimensiones 
empresariales, una fuerte capitalización y la plena mecanización. 
8. La revolución delos transportes: el papel del ferrocarril· 
Los primeros pasos de la revolución en este campo estu-
vieron ligados a la generalización y perfeccionamiento 
de los medios tradicionaies: carreteras, navegación . 
de altura y de cabotaje; y en especial, el impulso 
dado a la navegación interior, combinando 
vías fluviales y canales. En la Gran Breta-
ña de la segunda mitad del siglo XVIII, las 
mejoras de las vías fluviales y, sobre todo, 
• 
,. 
la construcción de canales, se convirtió en una verdadera "manía 
nacional': y la tarea se continuó en la primera mitad del siglo XIX 
hasta llegar en 1858 a tener 6.720 km. El principal motivo impulsor · 
de esta fiebre fue el crecimiento de las ciudades y la insaciable de-
manda de carbón para las necesidades domésticas y los pequeños 
talleres de la época preindustrial. Posteriormente, las perspectivas 
y necesidades de la gran industria hicieron el resto. 
Sus conexiones modernizadoras se evidenciaron, además, en su 
estructura finánciera. En la mayoría de los casos, las nuevas vías de 
navegación eran producto de unas empresas colectivas, iniciadas 
por los hombres de negocios y los terratenientes locales, y apoya-
das por accionistas de muy diferentes procedencias, actividades y 
fortunas. El protagonismo de la iniciativa privada y la utilización 
de un sistema de compañías por acciones, que permitía a un gran 
grupo de individuos asociados impersonalmente reunir capitales 
suficientes para acometer proyectos de gran escala, no sólo evi- · 
denciaban una orientación capitalista, sino que contribuía a difun- · 
dir unas formas de organización perfectamente adecuadas a las 
grandes necesidades de inversión requeridas para el desarrollo de 
la revolución industrial. 
A pesar de toda la importancia que tuvieron esos medios tradicio-
nales, la auténtica revolución en este sector no llegó hasta la utili-
zación de la máquina de vapor y la difusión del ferrocarril a partir 
de 1830, y de la navegación a vapor, ya en la segunda mitad del 
siglo XIX. La invención del ferrocarril estuvo íntimamente ligada 
al progreso de las explotaciones carboníferas, al desarrollo de la 
industria siderúrgica y alperfeccionamier.to de la máquina de va-. 
por. Fue la combinación del carbón, el hierro y el vapor la que hizo 
posible esta innovación revolucionaria, y en torno a ellos se reali-
zaron las primeras experimentaciones. En la minería, y también 
• · en la siderurgia, se estaban utilizando raíles y vagonetas 
, arrastradas por caballerías; y en estos sectores se ges-
• ' • ~ • .!. ·': :, •• -;:_:.•'.:::-:.~:. 
taron y se desarrollaron las primeras máquinas de 
. vapor. Ambas industrias, con productos volumi-
nosos y pesados, requerían unos medios de 
transporte eficaces, ya que no siempre era 
posible utilizar vías navegables, y el trans-
porte terrestre resultaba demasiado caro 
:·. ·. : .. :-: ,_,._::;~7:.·~,d.iiv..lli~k:;~· .:~-~:~~~ :!: . 
·y lento. 
Estas condiciones estimularon el progreso 
técnico. Desde 1760 se empezó a estudiar 
la posibilidad de aplicar la máquina de 
vapor al transporte terrestre, aunque con 
poco éxito. El primer salto tecnológico se 
produjo a principios del siglo XIX con Ri- · 
chard Trevithick, quien logró crear en 1804 
una primera locomotora a vapor que circu-
laba sobre carriles, y con George Stephen-
son, quien desde 1814 fue perfeccionando 
modelos y desarrollando líneas locales has-
ta llegar, en 1830, al ferrocarril que unía el 
centro algodonero de Manchester con el 
puerto de Liverpool. · 
A partir de entonces, el ferrocarril se convir-
tió en el símbolo de la primera revoludón 
industrial. Junto a la demanda de trans-
porte eficaz y el progreso técnico, el nuevo 
invento exigió grandes cantidades de capi-
tal. Sus conexiones iniciales con la minería_ 
y la siderurgia, y la tradición financiera de 
los medios de transporte, facilitaron su fi-
nanciación inicial, pero su difusión exigió 
grandes inversiones. El hecho fundamental 
-según E.J. Hobsb~wm-fue la acumulación 
de capital generada en las dos primeras ge-
neraciones de la revolución industrial; y el 
frataso de los empréstitos exteriores lo que 
posibilitó el que los capitales afluyeran de · 
forma masiva hacia inversiones ferroviarias. · 
El resultado fue espectacular: en Gran Bre-
. taña, de 157 km. existentes en 1830 se pasó 
a 2.390 km. en 1840 y a 9.797 km. en 1850; 
y en todo el mundo, de 4.500 km. en 1840, 
a 23.500 en 1850. 
Las consecuencias de este boom del ferro-
carril fueron realmente revolucionarias: 
. Facilitó los intercambios comercia-
les y la movilidad de la población, 
consolidando el crecimiento urba-
no, la especialización económica y 
la organización del mercado nacio-
nal. 
Estimuló el crecimiento económico 
al incrementar la demanda de pro-
ductos siderúrgicos (la producción 
de hierro se triplicó entre 1830 y 
1850, pasando de 680.000 tone-
ladas a 2.250.000 toneladas), de 
carbón (su producción también se 
triplicó al pasar de 15 a 49 millones 
de toneladas), de mano de obra 
(250.000 hombres en 1847), y debe 
sumarse la exportación de capital, 
- hierro, máquinas y técnicos britá-
nicos. 
Relanzó la revolución industrial al 
acelerar las innovaciones técnicas 
de la siderurgia, el desarrollo del 
sector clave de la maquinaria espe-
cializada y de precisión, así como 
otras industrias auxiliares. 
Contribuyó a configurar y difundir 
el gran capitalismo financiero y em-
presarial, pues las enormes masas 
de capitales que necesitabapara 
su construcción exigió la aparición 
de nuevas instituciones financieras, 
mucho más dinámicas y capaces. 
Destaquemos entre ellas: las socie-
dades anónimas por acciones, que 
_Y:. 
canalizaban el ahorro privado hacia 
las inversiones industriales y ferro-
viarias, el protagonismo de la Bolsa 
y el desarrollo de nuevos tipos de 
bancos. 
9. Evolución del sistema económico 
liberal-capitalista 
Con la revolución industrial se consolidó la 
evolución de una economía reglamentada, 
mercantilista y organizada en torno a una 
propiedad corporativa, vinculada y relativa, 
típica del Antiguo Régimen, a una econo-
mía liberal caracterizada por una propiedad 
privada, libre y absoluta, libre empresa y un 
mercado libre regulado por la búsqueda de 
beneficios y una ley de la oferta y la deman-
da aplicada al intercambio comercial ya a 
los factores de producción (tierra, trabajo 
y capital). Estas directrices plantearon la di-
visión entre los propietarios de los medios 
de producción y de cambio (capitalistas) 
y propietarios del trabajo (trabajadores), y 
sentaron las bases de un sistema económi-
co capitalistas que fue cobrando matices 
diferentes. . · 
Inicialmente primó una perspectiva neta-
mente individual, el capitalismo clásico, 
con una propiedad privada individual, un 
mercado entendido como la libre compe-
tencia entre individuos, tanto empresarios 
capitalistas como trabajadores; y el orden 
del Estado liberal, que. debía garantizar 
esas orientaciones, eliminando privilegios 
y reglamentaciones del Antiguo Régimen, 
y limitando las posibjlidades de la concer-
tación empresarial y obrera (legislación que 
dificulta o prohíbe la creación de socieda-
des capitalistasl y asociaciones obreras). 
Todo ello, en el seno de un mercado nacio-
nal, pero con urla proyección internacional 
-en la interpretación inglesa- librecambis-
ta. i · 
Estas directrice{ quedaron justificadas en. 
buena parte en el pensamiento económico •·· 
de la escuela clásica, con Adam Smith pri~ 
mero y despuésllos franceses Jean Baptista 
Say y Fréde.ric Bqstiat, en una interpretación 
optimista que ~otenciaba la armonía del 
orden natural. ~rente a esta imagen opti-
mista, otros miembros de la escuela clásica 
adoptaron una !actitud más pesimista, ya 
que admitiendo: la existencia de un orden 
económico nadral, afirmaban sin embargo 
. que, en lugar de conducir a un máximo de 
armonía, desen-lbocaba en situaciones de 
conflicto. ThomJs Robert Malthus llamó la 
atención sobre él desequilibrio que se pro-
ducía con un cr~cimiento de la población 
más rápido qul el de las subsistencias, y 
sobre el peligro!de la sobreproducción in-· 
dustrial. En esta !línea planteó la necesidad 
de establecer u~ cpntrol de la natalidad y · 
· ... de estimular la demanda industrial. El aná-
lisis de David Riciardo le llevó a constatar la · 
conflictividad q~e se producía entre terra-
tenientes, capitalistas industriales y traba-
jadores, y la amenaza del estan~aniiento 
económico. Res~ltó así la importancia de . · 
la teoría de las ventajas comparativas, que 
debía llevar al lihre-cambismo y a la divi-
sión internacionkl del trabajo. Fueron éstas 
unas perspectivas que serían recogidas por 
Richard Cobden y el movimiento manches-
teriano contra la,s leyes de cereales británi- · 
cas. 
CURSILLO DE INGRESO 2012 
Facultad de Ciencia Política y RRII 
La síntesis final del liberalismo clásico llegó con John Stuart Mili 
y su obra Principios de economía política (1848), al defender los 
postulados básicos de la iniciativa individual, el papel de la acu-
mulación del capital y el mercado libre y competitivo, a la vez que 
abría nuevos caminos al señalar la tendencia al estancamiento y la 
inestabilidad del sistema, que podrían ser resueltos a través de la 
intervención estatal (política educativa, fiscal, laboral, fomento de 
la iniciativa privada, etc.). · 
Otros autores, como Alexander Hamilton en Estados Unidos o Frie-
drich List (Sistema nacional de economía política, 1841) en Alema-
nia, partiendo de los postulados del liberalismo clásico destacaron 
los desequilibrios económicos internacionales y defendieron una 
política proteccionista, un nacionalismo económico incluso, y die-
ron un protagonismo al Estado dentro de la economía a través de 
la política aduanera. 
El desarrollo de la primera revolución industrial bajo las formas 
dominantes que hemos denominado capitalismo clásico, y de sus 
crisis, junto con sus justificaciones teóricas y la búsqueda de solu-
ciones que aportaban los pensadores liberales, llevaron a la segun-
da revolución industrial y a la modificación de la organización eco-
nómica a partir de mediados del siglo XIX. El nuevo orden, gestado 
en la etapa anterior, siguió siendo básicamente liberal y capitalista 
(propiedad privada, libre mercado, confluencia entre capital y tra-
bajo), pero cobró nuevas perspectivas, conocidas como capitalis-
. mo oligopolístico, financiero e imperialista. En el campo del capital 
se impuso una propiedad privada colectiva que implicaba nuevas 
fórmulas de organización empresarial y financiera (desarrollo de 
las sociedades anónimas, protagonismo de la Bolsa de los nue-
vos tipos de bancos) y que llegaría en sus fórmulas más sofis- ti 
ticadas al cártel (reparto de mercados), al holding y al 
trust (centralización y concentración empresarial), y 
a una agudización de la competencia internacio-
nal. En el campo del trabajo cobró importancia 
el asociacionismo obrero profesional, na-
cional e internacional. Y en estas nuevas 
relaciones de fuerzas se potenció el pro-
j 
., ¡,; . 
tagonismo del Estado. De un Estado que tuvo que reconocer esas 
nuevas formas de organización empresariales y obreras, que debía 
realizar una intervención mayor para corregir los desequilibrios 
económicos y sociales, garantizar la libre iniciativa y la economía 
del mercado, y defender lá economía nacional en el orden interna-
. cional (proteccionismo e imperialismo) .. 
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cutida en muchos aspectos, pero todo un 
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JoNES, E. L., El milagro europeo, Madrid, Alian-
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desarr(?llo occidental en comparación con 
las civilizaciones asiáticas, conjugando fac-
tores ambientales, sociales, ideológicos y 
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general sobre el proceso

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